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La alegría de Jesús estaba en los milagros internos y espirituales que las almas vivían al salir de la miseria y pasar a estar en la gloria.
La alegría de Jesús también estaba en los más pequeños, en los humildes y en todos los que, en absoluta y plena confianza, acogían el llamado del Reino de Dios.
Su alegría imprimía en Sus semejantes el ánimo verdadero para poder vivir el Reino de Dios y formar parte de él.
Jesús reflejaba Su alegría y también Su gratitud por la Instrucción que hacía surgir y manifestar el sagrado conocimiento a través de las parábolas, las que, a lo largo de Su prédica, formaron lo que conocemos como el Evangelio.
Jesús era el mismo Evangelio hecho persona y espíritu. Su Presencia concedía a las almas que pudieran salir de la ignorancia y pudieran vivir los primeros pasos del despertar.
Toda la obra de alegría de Jesús se fundamentaba en el Amor a Dios y a Su Divina Voluntad.
Ese Amor inmaterial que Jesús expresaba por Su Padre Eterno era visible a través del ímpetu y de la fuerza de cada palabra pronunciada en el Evangelio. Así, como también, por intermedio de los hechos sucedidos en la cura de los enfermos, de los leprosos, de los ciegos y de los paralíticos, al igual que en la conversión y en la redención de los corazones más endurecidos.
Es evidente que los eventos físicos, de los cuales Jesús fue el instrumento intermediario para que las almas se libraran de sus propios males, no tenían la intención de generar fanatismo ni sensacionalismo.
Los llamados milagros sucedían para intentar despertar a la humanidad de su profunda y mezquina ignorancia. Ellos tenían la intención de elevar a las consciencias, para llevarlas de un estado tan terrestre hacia un estado más espiritual.
En este sentido, los milagros enseñaban la actuación verídica de Leyes inmateriales que intercedían, a través de Jesús, en situaciones graves y complejas.
El mensaje fundamental que el Mesías quería dejar es que toda vida material está regida por una vida espiritual, y que nuestros fundamentos, acciones y hechos cometidos primero parten de lo que es absolutamente invisible y que en todo nos conduce la Fuente de la Creación.
Jesús utilizó todos los medios espirituales para que, por intermedio de Su alegría, calidez y Amor, las consciencias más simples y las menos preparadas aprendieran a encontrar el sentido verdadero de estar en la vida encarnada y, así, descubrieran su misión personal.
La alegría de Jesús, Su sonrisa y cariño impersonal por cada ser podía curar el rincón más profundo de cualquier consciencia, allí en donde existiera la herida más oculta.
Con tan solo mirar a los ojos del miserable o del soberbio, Jesús cambiaba su destino y corregía su evolución para siempre.
¡Les agradezco por imitar la alegría de Jesús!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Jesús se sumergía todo el tiempo en la gratitud del corazón.
Para Jesús la gratitud era la regla primera que le permitía reflejar los destellos de un Amor vivo y verdadero.
Sin la gratitud que Jesús sintió todo el tiempo por Su Padre, Él no hubiera podido llevar adelante Su Divina Voluntad.
Porque la gratitud, en Jesús, le permitía, como hombre y como Mesías, confiar plenamente en los Misterios del Padre, aunque el mismo Jesús supiera parte de esos Misterios.
La Gratitud de Jesús traía para la humanidad la revelación declarada de Su ardiente Fe, una Fe que imprimía determinación y soberana autoridad al momento de proclamar el Evangelio.
El sentimiento permanente e inmutable de la Gratitud de Jesús, lo llevaba a conocer ampliamente los sentimientos más profundos y ocultos de Sus hermanos, si estos eran puros o impuros.
Este don del conocimiento profundo del ser humano que vivió Jesús, no era con el fin de juzgar, sino con el propósito de corregir las costumbres humanas, las que en tiempos pasados llevaron a la condenación espiritual de toda la humanidad.
La vivencia de la gratitud en Jesús lo llevaba, todo el tiempo, al camino del servicio por los demás y a la donación constante de Su Divino Ser, incluso por aquellos que lo repudiaban y lo negaban.
Jesús quiso demostrar que una de las principales bases del amor es la gratitud, hermanada con la unidad. Y que estos dos atributos, en la práctica sincera de la vida de los seres humanos, llevarán, sí o sí, a encontrar un sentido más elevado y superior sobre la misión personal del individuo y de los grupos de almas.
Jesús dejó la enseñanza de la gratitud como un mensaje constante para la transformación de la condición humana.
Tener gratitud significa comprender, más allá de uno mismo, que el propósito que Dios deposita en nuestras manos tiene un sentido mayor que aquello que podemos comprender y experimentar.
La gratitud nos lleva por el camino de la donación abnegada y espontánea; nos ayuda, como seres humanos, a vivir y a entender la vida desde otra óptica y desde otra escala.
La gratitud nos revela la bondad y la misericordia en todo, nos hace menos mezquinos y nos vuelve más considerados, atentos y disponibles con el semejante.
La gratitud le cierra la puerta a la soberbia, al reconocimiento de los espacios o de las tareas que creemos tener bajo nuestro poder.
La gratitud desmiente nuestras apariencias y nos conduce, dulcemente, por la senda de la Verdad.
Por esa razón, la gratitud que vivía y emanaba de Jesús era muy grande, al punto de que eran pocas las consciencias que podían alcanzar la verdadera y divina Persona de Jesús.
La gratitud lleva al rompimiento de las cadenas y de los atavismos; ella es el portal hacia nuestra verdadera libertad.
La gratitud nos recuerda la humildad.
¡Les agradezco por imitar la Gratitud de Jesús!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
La Revelación de Dios a los hombres
La Revelación de Dios a los hombres, hijos Míos, es eterna y comienza cuando el corazón humano va madurando y despertando, más que a la sabiduría, a la humildad.
La Revelación de Dios a los hombres sucede cuando el corazón es simple y reconoce la propia pequeñez, sin limitar la sabiduría y la existencia divina a su comprensión y a todo lo que ya fue revelado.
La Revelación de Dios a los hombres no se detiene, sino que, desde los Patriarcas hasta los días actuales, se profundiza y culmina solamente en la unidad plena del ser con Dios, en su retorno al origen.
El hombre en sí es la Revelación de Dios.
El verdadero autoconocimiento, que no es una ciencia humana, sino una ciencia espiritual y divina, es el que los conduce a la revelación del propio Dios.
Los seres humanos son, al mismo tiempo, las criaturas más próximas y más distantes de Dios.
La Presencia Divina en su interior y la unidad que guardan como potencial silencioso en su esencia, los hacen próximos a Dios.
Sin embargo, hijos Míos, la ignorancia y la indiferencia alejan a los hombres de sí mismos, de lo que verdaderamente son y, en consecuencia, los alejan de Dios y de la Verdad.
La Revelación de Dios a los hombres sucede con el despertar de la sed por la vida superior, con el descontento del espíritu con todo lo que la vida en la materia le ofrece, con el descontento del espíritu con su propia expresión de vida.
Cuando el espíritu se ve descontento consigo mismo y con el mundo, se mueve dentro de los seres para que ese descontento espiritual impulse a la consciencia a buscar la vida superior, a profundizar el despertar y el autoconocimiento que, en verdad, es el conocimiento de Dios en sí.
La Revelación de Dios a los hombres se profundiza a medida que la consciencia humana evoluciona y aquello que para los Patriarcas era un sentir inexplicable e incomprensible de Dios, solo una experiencia de Dios sin explicaciones, en este tiempo puede tornarse una revelación profunda y científica de la existencia humana y de la existencia de Dios.
El Padre Creador es simple y en Su Simplicidad guarda Sus misterios. Pero la mente humana coloca barrera tras barrera para conocer a Dios y pocos son los que profundizan en Su Presencia.
Este, hijos Míos, es el tiempo de la Revelación de Dios a los hombres porque está llegando un nuevo ciclo culminante para la consciencia humana.
Ha llegado el tiempo de renovar la historia.
Ha llegado el tiempo de los nuevos profetas, de los nuevos apóstoles, de la renovación de la santidad y de la fe en el corazón humano.
Porque, así como Dios despertó y levantó a los profetas y pueblos en la pura fe en el pasado para preparar el Nacimiento y la llegada de Su Hijo al mundo, también hoy, hijos Míos, levantará pueblos y naciones, corazones y espíritus para que preparen nuevamente la llegada de Cristo al mundo.
El retorno de su Señor será definitivo y marcará el fin de un tiempo, porque las últimas palabras de las Escrituras se cumplirán y el Evangelio que Él dejó en el mundo se renovará por las nuevas revelaciones que el Hijo del Hombre traerá a la Tierra.
Su Palabra será Vida y le revelará al mundo la verdad superior frente a la cual muchos estuvieron ciegos, a pesar de que ella siempre estuvo aquí.
Antes de la llegada de Cristo, así como en el pasado, la Revelación de Dios comenzará para los profetas del nuevo tiempo y el Evangelio Universal de Cristo se comenzará a escribir con la verdad que ya está emergiendo en el corazón de los hombres.
El Nuevo Testamento se está cumpliendo al mismo tiempo que la Revelación de Dios a los hombres se está profundizando, para que puedan escribir las Nuevas Escrituras, las Leyes que dictarán la nueva vida.
Abran sus corazones a la Revelación de Dios porque todo está siendo dicho para despertar y preparar a los corazones y a los espíritus de los hombres para este nuevo y definitivo ciclo.
Yo los amo y los bendigo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
En el día de San Pedro y de San Pablo, festividad de los primeros misioneros de Cristo, he venido a Ginebra en nombre de la paz y de la unidad para confirmar la alianza ecuménica entre todos los cristianos.
Esa es la razón por la cual la siempre Virgen María y Madre de la Iglesia ha pedido en este día, 29 de junio, un encuentro especial en Ginebra, sede de muchos órganos estatales, para poder unir en los planos internos a todos los creyentes de Cristo, por medio del ecumenismo hermanado entre Sus servidores.
La misión de cada cristiano es amar el Propósito de Dios y llevarlo adelante mediante la igualdad de condiciones y bajo el espíritu sagrado de la comprensión de las diferentes manifestaciones cristianas de la fe.
En este siglo XXI, en el que el mundo enfrenta desafíos grandes y también desigualdades sociales y globales, que la Llama del Amor de Cristo sea el punto de unión entre todos los cristianos, basados en el principio de la fe y en el Sagrado Evangelio de Cristo.
Como Madre de la Iglesia y de la humanidad, Mi Hijo Me envía para conceder la Gracia profunda del entendimiento, del conocimiento y de la sabiduría para que todos los que abran su corazón al llamado del ecumenismo puedan, juntos y en unidad, solventar y responder a las urgentes necesidades de la humanidad, de todo el Pueblo de Dios.
Este ecumenismo interreligioso permitirá que todos los cristianos, bajo un mismo fin y amparados por la Gracia Divina, puedan alcanzar la visión total de las diferentes carencias y necesidades de la humanidad, sabiendo que es urgente e inmediato disolver juntos la maldad, las guerras y los conflictos que abrazan a muchos pueblos en el mundo y rescatar de esos durísimos abismos a los que más sufren: a los inocentes.
Mediante la unidad ecuménica y cristiana, Cristo obrará más ampliamente, porque en todo lugar Sus discípulos de estos tiempos deberán ser testigos del Evangelio, para poder sembrar las semillas de la fe, del amor y de la unidad en los suelos más áridos de este mundo.
Y Cristo, el Agua Viva, será el que regará y cultivará lo que Sus allegados realizarán en el mundo.
La unión ecuménica y cristiana generará el espíritu del respeto y, sobre todo, una verdadera solidaridad entre los cristianos que acompañan, con su sentimiento y a través de su fe y de su confianza en las enseñanzas del Evangelio, al mismo Dios, Único y Omnipresente.
En el día de los Apóstoles Pedro y Pablo, que vuelva a surgir en todas las Iglesias cristianas el espíritu misionero, el que impulsará la revelación de la vida del apostolado en Cristo, tan necesario para aliviar el sufrimiento y llevar la cura y el amor a los corazones marginados.
Cristo es para todos.
Él vino por todos y para todos.
El esfuerzo de los testigos de Cristo será, mediante la unión ecuménica, llevar adelante la preparación de Su gloriosa segunda venida, preparando en las almas las bases de su unión con Dios y con todos los atributos que despierta la fe.
Al fin despuntará el ardiente deseo del Señor de que Sus seguidores y compañeros de camino misionero y apostólico se unan para atender la actual crisis mundial.
Por eso vengo a Ginebra para darles la bendición a todos y para estimularlos a llevar adelante la anunciación de la Palabra y del Amor de Cristo, por medio de las obras y de la unidad ecuménica.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Virgen de La Salette
Frutos de la Cristificación – Parte 2
Los Nuevos Cristos, habiendo congregado a multitudes un tiempo antes del Retorno de Cristo, darán a conocer al mundo el importantísimo valor que tiene la vida esencial de los seres y su profunda relación con el universo. Ellos incentivarán el despertar de la consciencia en relación al Conocimiento Divino que la propia Fuente de la Creación emanará.
Por medio de esos impulsos, los Nuevos Cristos harán que las almas descubran la libertad interior y cuánto cada una de ellas puede unirse a Dios de una forma verdadera y, al mismo tiempo, simple.
Los Nuevos Cristos recuperarán el sentido del Nuevo Testamento y, a pedido de Cristo, revelarán el sentido oculto de cada parte del Evangelio, sobre todo, las enseñanzas internas y universales que el propio Maestro Jesús le concedió a la humanidad.
Es así que el Nuevo Testamento será renovado y complementado; a partir de las enseñanzas que Cristo le está transmitiendo a la humanidad en este tiempo; sabiendo que toda instrucción que emana de la Palabra de Cristo es Sabiduría, Gracia y Misericordia que se propaga rápidamente en el mundo.
Por eso, los Nuevos Cristos llegarán para renovar la actual Iglesia y sacarla de su decadencia sacerdotal y religiosa.
Los Nuevos Cristos serán enviados ante importantes consejos mundiales, no para predicar ni con la intención de convertir, sino para revelar la esencia del verdadero Propósito a los diferentes pueblos, así como a las diferentes naciones.
Será un momento importante, porque las naciones del mundo tendrán la última oportunidad de alinearse con lo Divino y de corregir sus superfluas acciones.
Los Nuevos Cristos traerán dentro de sí la Presencia Crística, un Fuego espiritual y divino muy semejante al Espíritu Santo y con un poder de transformación desconocido por todos.
Será este Fuego Crístico del Maestro del Amor que removerá todos los hechos sucedidos y dejará en evidencia lo que permaneció oculto durante décadas.
En ese momento, la fe deberá estar fortalecida en los corazones, para no involucrarse ni envolverse con los desencuentros de las naciones, de los pueblos y hasta de la propia Iglesia.
Los Nuevos Cristos serán la base interior y silenciosa para que el último representante del apóstol Pedro, que estará presente en los días finales, defina el curso de la última parte de la Iglesia y así, se definan todos los que en ella habitan.
En los próximos tiempos, los Nuevos Cristos irán apareciendo y habrá algo inquebrantable que los unirá y que nadie podrá destruir, que es la hermandad, una hermandad que no es de este planeta y que impulsará los cambios de la vida y de la Tierra, en todos los sentidos.
A través de los Nuevos Cristos actuarán Leyes espirituales y divinas que, por intermedio del Cosmos, descenderán como una potente Luz sobre el mundo y su humanidad para iluminar lo que está oscuro.
Por eso, todo se purificará. Sus vidas deberán estar purificadas por la Gracia Divina para que ustedes, junto a los Nuevos Cristos, aprendan a vivir la Ley y a no salir más de ella, haciéndola parte de la vida y del camino espiritual.
Todo eso ayudará muchísimo a la actual humanidad para que, finalmente, abandone el camino de la perdición e ingrese en el camino del Amor y de la Luz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que el mundo entero aprenda a beber de la Fuente de la Palabra de Dios, no solo de la Sagrada Palabra del Evangelio, sino también de la Sagrada Palabra que los Divinos Mensajeros están pronunciando en este tiempo para la humanidad.
En la Fuente de la Palabra de Dios encontrarán conducción y guía, tendrán referencia del camino para su espiritualidad y podrán estar en regocijo con el Padre, porque la Palabra de Dios que es sagrada e inmaculada, reconstruirá en los hombres el sentido del Propósito que en estos tiempos se deberá cumplir.
Que la Palabra de Dios surgida de la Fuente del Amor los motive a seguir cumpliendo Sus designios.
Que la Sagrada Palabra de Dios atraiga hacia el planeta la consciencia del despertar para que las almas se purifiquen de todo.
Que en la Divina Palabra de Dios ustedes encuentren el portal que los conducirá a la unión predilecta con Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijo:
A pesar de todo, alegra tu corazón.
Llegaron el momento y la hora que tanto esperabas y para los cuales te preparaste por tanto tiempo.
Alegra tu corazón a pesar de todo lo que sucede en el mundo, porque llegaron el momento y la hora de abrirte hacia un Amor superior, de transformar tu condición humana, de vivir conforme al Evangelio que te guía y, así, renovar con vida las Palabras de Aquel que dio la vida por ti y te liberó de la muerte eterna, del padecimiento y del estancamiento espiritual.
A pesar de todo, alegra tu corazón.
Sé que el mundo agoniza y que muchos sufren, pero tú no puedes perder jamás la alegría que curará las heridas de tus hermanos alrededor del mundo y los ayudará a ver con claridad los tiempos en los que transitan como humanidad.
La alegría en tu corazón no representa indiferencia ante el sufrimiento del prójimo; la alegría en tu corazón representa el bálsamo que Dios hace fluir a través de él hacia todo el planeta cuando tu consciencia se coloca en el lugar correcto y, a pesar de las circunstancias, tú te abres para ser un instrumento de Dios, un espejo Suyo en el mundo, que refleja no aquello que es lógico, sino lo que es necesario.
A pesar de todo, entonces, no pierdas la alegría de tu corazón y no bajes los brazos.
Colócate en el Corazón de Dios para comprender las dificultades de la vida como tu oportunidad para superarte y, quien sabe, un día hacer cosas mayores que Aquel que te enseñó a obrar y a vivir.
Sé, entonces, una profecía viva: sé el misterio vivo de las Palabras de Cristo. Y si te parece que este tiempo presenta grandes desafíos y dificultades, supéralos a todos con el rostro limpio y renovado del cansancio; supéralos con la mirada pacífica y el corazón en Dios; supéralos como un servicio que les refleja esperanza a los que pensaban que todo estaba perdido.
Hoy solo te digo, hijo, que, a pesar de todo, a pesar de cualquier cosa, jamás pierdas la alegría de tu corazón.
Sé tú la sal de la Tierra; sé tú la luz del mundo, con Aquel que es y está en todas las cosas.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que la luz que Santiago Apóstol dejó grabada en estos caminos, le sirva a las almas que buscan hace tiempo el Camino del Señor.
Hacer el Camino de Santiago es aceptar el camino de la redención y del apostolado que Mi Hijo ofreció a todos Sus seguidores.
Vivir el Camino de Santiago es ofrecerse, como apóstol del Señor, para encontrar los caminos de la purificación, de la redención y de la rehabilitación.
Santiago Apóstol hizo este camino para llevar a las almas la palabra de la Buena Nueva y hacer de ese instante una oportunidad para que las almas se encontraran, en algún momento, con el Amor del Señor.
Seguir este camino es aceptar vivir la propia cruz y aprender, a través de las experiencias, a cargarla con valentía y determinación.
El Camino de Santiago abrió las puertas para la evangelización de Occidente y para la redención de esta parte del planeta.
Santiago Apóstol fue, espiritualmente, acompañado por la Madre de los Apóstoles, para que él pudiera cumplir con la misión que Mi Hijo le había encomendado a cada uno de los Suyos.
El Camino marcado por Santiago fue más tarde recorrido por los pies de la simple Madre, la Madre de Jesús, llevando entre Sus manos el gran símbolo del Grial, despertando así la vida del apostolado en todos.
El Camino de Santiago fue posteriormente el camino de María Santísima.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice, ahora y siempre en el amor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
He aquí que estoy con Mi sierva e hija Teresa de Jesús para que, junto Conmigo y con cada uno de ustedes, ella pueda clamar por la humanidad, porque su camino de santidad no terminó en este mundo.
Estoy aquí con aquella que un día, inspirada por Dios, deseó vivir el Evangelio con todo su corazón y que, después de su muerte, descubrió un evangelio vivo, un evangelio universal que nunca estuvo escrito en los libros de este mundo, un evangelio que no se limita a las religiones, a las culturas o a las fronteras que existen entre las naciones. Un evangelio que fue escrito por el Corazón de Dios, con palabras de Luz en el firmamento del universo, un evangelio que en verdad es la esencia de la existencia humana.
Hoy Santa Teresa viene Conmigo para ayudarme a redimir a un pueblo del cual un día formó parte. Que con su ejemplo de evolución las almas puedan trascender sus límites, curar los dolores del pasado y retomar su unión con Dios, más allá de las formas.
Estoy aquí no solo como un siervo, compañero e hijo de Dios; estoy aquí a pedido del Señor que creó todas las cosas para darles un ejemplo de unidad con el Único.
En la esencia del Evangelio de este mundo, que fue escrito por la memoria de los hombres, de lo que vieron sobre Jesús, se encuentra un Principio Divino que los une al Evangelio universal.
El Evangelio, que está escrito en los Libros Sagrados de esta Tierra, es una base para que encuentren la Vida Divina, la Vida Universal, y ya no estén presos de este mundo.
Pero para esto, hijos, para que encuentren este conocimiento, que trasciende la mente y el corazón humano, deben estar más allá de las religiones, más allá de una doctrina; deben estar en la esencia de lo que les enseñó Cristo; y es allí, en ese Amor único, que aún se esconde en Sus Palabras, donde aprenderán a superar y curar los dolores, el pasado, y aquello que aún hiere el Corazón de Dios, porque sus consecuencias se espejan hoy en la actitud humana.
Los Mensajeros Divinos llegan, en este tiempo, para fortalecer la fe de los corazones, para fortalecerlos en el amor. No importa sus orígenes, sus religiones, sus culturas, porque todo aquel que vive en el amor encontrará a Dios, aun sin saberlo.
Vinimos hasta aquí para renovar su fe, para curar el pasado y elevar, de las entrañas de este lugar, como de este país, un dolor milenario que no permite que los corazones se abran para encontrar a Dios.
Ha llegado la hora de vencer las resistencias, de encontrar en el propio corazón una realdad oculta, un microcosmos que los hace semejantes a Dios.
Ha llegado la hora de poder mirar a los Ojos del Creador sin vergüenza de lo que son; de arrepentirse por tanta ignorancia, por tanta guerra entre hermanos, entre culturas, entre religiones; por tanta necesidad de poseer algo que no les pertenece; porque vinieron a este mundo, hijos míos, para aprender a ser nada.
No vinimos hasta aquí para crear una nueva religión y traer un nuevo conflicto a la mente y al corazón humano. Estamos aquí para llevarlos a la esencia de la verdad, aquella que inspiró a los corazones cuando formaron las primeras religiones en la Tierra, como una forma de que la mente humana pudiera encontrar un camino para vivir las Leyes que se viven en el universo, aquellas que los aproximan al Corazón del Padre.
Por eso, hijos, encuentren hoy dentro de ustedes la esencia de la Creación, algo puro, simple, que los une a Dios tan simplemente como el acto de orar, de ser fraternos, de ser humildes ante el prójimo.
Estamos aquí para que Europa tenga una nueva oportunidad de aprender a amar, de amar al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza y, a través de ellos, de amar a Dios.
Hoy les traigo el Reino de Dios como una Luz sublime que los retira de la ceguera y de la oscuridad en la que viven, del materialismo y de la gran importancia que dan a las cosas de este mundo, a los placeres y a las comodidades, olvidando que nada de esto tiene sentido si no aprenden a amar.
Porque muchas vidas pasaron, muchos pies pisaron la Tierra, caminaron y evolucionaron como pudieron, y cuántos, hijos, no aprendieron a amar y cometieron los mismos errores, una y otra vez, por miedo de ser amados, de perderse a sí mismos y de descubrir que, en verdad, cuando se rinden y abandonan lo poco que son, pueden encontrar al Todo que es el Creador de todas las cosas.
Quisiera que las Palabras de los Mensajeros Divinos resuenen más allá de las religiones, de las fronteras de las naciones, para que todas las almas que creen en el amor, que creen en la posibilidad de vivir una Nueva Humanidad en este mundo, aunque aparentemente les sea imposible, puedan recibir un impulso, fortalecer la propia fe, sin importar cuál sea, si ella los lleva a la verdad y al encuentro con Dios.
Vinimos, en este último tiempo, a decirles a los hombres que se arrepientan, que ya no ignoren a los Ojos del Creador que están puestos sobre ellos, que ya no se engañen a sí mismos, intentando esconderse de una verdad que se precipita sobre el mundo.
Porque la Justicia llegará a todas las razas, a todas las religiones y a los lugares más escondidos de este mundo. Hasta aquel corazón que se siente solo, perdido, también sentirá la verdad, porque ella emergerá del cielo, en donde no existen fronteras, en donde podrán verla de norte a sur.
Esta verdad circundará la Tierra y demostrará a los hombres que no existe norte o sur, oriente u occidente; existe un Propósito Divino que debe ser cumplido desde el principio y que se resume, simplemente, en vivir la fraternidad y el amor, perdonar el pasado y recomenzar todos los días, intentando transformar el viejo hombre que habita dentro de ustedes.
¡Vénzanse! Ríndanse ante Dios, aquel Dios que conocen, no importa en qué religión estén. Ríndanse al Dios del Amor, al Dios de la Verdad que une todos los caminos en Su Corazón, que une a todas las almas en una única alma, que une a todos los espíritus en un único espíritu, que es el Espíritu de Dios que divinizó la materia y, como un Soplo Divino, creó toda la vida. Hacia Él, esa vida debe retornar.
Hoy, con Mis brazos abiertos, les entrego la Gracia de Dios y les pido que no la desperdicien. Los elevo a un propósito superior para que sus vidas recobren el sentido en la Voluntad de Dios y no en la propia.
Los coloco delante de un gran Plan que se revela de una forma simple, no por ser pequeño, sino por demostrar la humildad de Dios y la arrogancia del corazón humano, así como él se expresa hoy.
Porque los corazones humanos que emanaron de la Fuente, que fueron entregados por las Manos de la Divina Señora para que vivieran en esta humanidad, no son estos que conocen, porque ustedes, hijos Míos, se desconocen.
Mis Palabras son como impulsos que ingresan en sus consciencias como algo que no deben comprender, sino solo sentir y dejar que los transformen y los conduzcan a una realidad interna que los hará saber todas las cosas, aunque no las entiendan.
Con el espejo vivo que es Teresa de Jesús, encendemos los espejos de sus corazones una vez más, para que ellos reflejen en su interior la pureza que deben alcanzar. Y a través de esta luz, que Santa Teresa recibe de un Espejo Mayor, que se cure el pasado y se diseñe para el futuro una nueva esperanza, en la cual emergerá, a pesar de todas las purificaciones y pruebas, de la nada que se tornarán, una nueva humanidad.
Confíen en lo que les digo y trabajen todos los días, no solo para tener una vida mejor, sino para ser mejores ante de Dios.
Hoy los coloco delante de una verdad que es el espejo del corazón humano. Este pedacito de pan y este jugo de uva parecen fruto del trabajo y de las manos humanas, así como lo que ustedes son, como humanidad y como personas, parecen fruto del desarrollo humano, del propio esfuerzo, del propio trabajo.
Pero en verdad, hijos, este pedacito de pan guarda un don único, un amor único en toda la Creación. La memoria de una entrega que se perpetúa, a lo largo de los siglos, en este planeta y más allá de él.
De la misma forma, cada uno de ustedes guarda en sí un milagro único, un amor latente que es tan desconocido para ustedes como para toda la vida. Comulguen con este misterio, despertando no solo el Cristo vivo, que convierte estos elementos y los consagra, sino también el Cristo vivo dentro de ustedes que despierta al sentir el pan, convertido en cuerpo y el jugo convertido en sangre, para curar el pasado, liberarlos y colocarlos en el camino de la verdadera redención.
Hoy quiero que sientan que todo lo que son aún lo deben descubrir. Y esto, hijos, no es y no será obra de su propio trabajo, pero así como este pan se deja transformar y transubstanciar en el Cuerpo Místico de Cristo, de la misma forma, cuando ustedes se dejan transformar pueden ver despertar en el propio interior este mismo Cristo, esta misma memoria viva de Amor que un día murió en la Cruz, para que cada uno de ustedes aprendiera a morir a sí mismo.
Por la potestad que Dios Me concedió, por el sacrificio y la humildad que un día viví como ejemplo para todo corazón humano, como Sacerdote consagrado por Cristo desde Su nacimiento, pido a los ángeles que transubstancien estos elementos y los conviertan a imagen y semejanza interior y espiritual, del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, para que todas las almas que hoy Me escuchan, por la Gracia Divina, alcancen la redención.
Oración: Padre Nuestro.
Este es Tu Cuerpo, Señor, y Tu Sangre. Felices los que comulguen de Él, libres de sí, para que vivan el mismo milagro de transformación que hoy, delante de Tu altar, vivieron estos elementos.
Yo los libero, los consagro y los animo a seguir adelante, retirando cada día, del propio interior, el viejo morador, el viejo hombre, para que el Hombre Nuevo encuentre dentro de ustedes el mismo pesebre humilde que encontró en Belén.
Les agradezco y, con la bendición de Santa Teresa, les dejo Mi Paz y la Paz de Aquel que Me envío.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy vengo con el Cetro de Dios en Mis manos, para aplacar nuevamente las injusticias del mundo, revelando la verdad a los corazones de los hombres, renovando su fe y lavando sus almas para que puedan restablecer su vínculo con el Padre.
He aquí, hijos Míos, a la Señora Vestida de Sol, que nuevamente posa Sus pies sobre el mundo, apartando de él, el mal y la falsedad, que ciegan los ojos de aquellos que vinieron para vivir el Amor.
El Universo entero se detiene para contemplar la Presencia de Su Divina Señora en la Tierra, la que, en humildad, viene a advertirles a Sus hijos que ya no es tiempo de intentar engañar a Dios ni a sí mismos, proclamando una falsa fe, que engrandece a los hombres y no al Creador de todas las cosas.
Vengo a ayudar a erguir a los justos y a los simples con Mis santas manos, para devolverles la paz que perdieron por no encontrar en la Tierra un ejemplo que fortalezca su fe.
Vengo, hijos, para colocar sus ojos nuevamente ante el ejemplo de Cristo y a buscar en Él, que hoy está más allá de las estrellas y los contempla desde el Infinito, el único Camino, Verdad y Vida.
Vengo a renovar el Evangelio de Mi Hijo, con las Palabras que Dios le entrega a Sus criaturas a través de Sus Mensajeros, porque es hora de que sean guiados por Dios y no más por los hombres.
Es tiempo de renovar la fe, retirar las barreras que los estancaron en el tiempo, aprisionados en la limitación de la mente humana. Yo vengo, amados hijos, para retirarlos de los muros de la ignorancia, y que ya no encierren las palabras y designios divinos en una comprensión humana.
No limiten a Dios a una doctrina, no encierren su propia fe en las palabras humanas. Busquen la renovación constante que proviene de la unidad con el Todo, de la unidad de los unos con los otros y con toda la Vida, con el Universo que los aguarda más allá de este mundo.
Hoy vengo con el Cetro de Dios en Mis manos, porque el Creador Me pidió que sea Su Intercesora en este tiempo y en este lugar. Me concedió Su Poder de Renovación para que la humanidad despierte y vea en el horizonte el verdadero sentido de su existencia.
Hijos, el Evangelio de Cristo no terminó en la Cruz y en la Resurrección. Él sigue escribiendo en el Universo la vivencia de las Nuevas Leyes. Él sigue construyendo, más allá de las dimensiones, un Reino que existe no solo para transformar a la Tierra y a la vida humana, sino a toda la Creación.
Nuestro Señor vino al mundo por un Propósito mucho mayor, y les habló en símbolos y parábolas, que muy pocos pudieron comprender, y mucho de lo que Él dijo no se encuentra en los Libros Sagrados, sino solo en la memoria, en la consciencia y en el corazón humano.
El Evangelio universal se está escribiendo, y Dios invita a los hombres a leer, en el Cielo, las Nuevas Leyes de la vida, que en verdad son la vivencia pura de lo que Cristo les enseñó en la Tierra.
Si vivieran lo que Él les enseñó, lo poco que saben de lo que Él dejó en el mundo, podrán encontrar la puerta que se abre hacia el Cosmos. Porque, aquel que verdaderamente vive la Enseñanza de Cristo, no puede permanecer encerrado en la comprensión y en la limitación humana; su consciencia se expande y su corazón tiene sed de una verdad que desconoce.
Vengo para revelarles, en este tiempo, esta verdad, para todos aquellos que, en los cuatro puntos del mundo, están sedientos y confusos, están buscando una respuesta y no encuentran en este mundo nada que los sacie, nada que les responda.
Aquí estoy, hijos Míos, con el Cetro de Dios en Mis manos, que es el Cetro de la unidad y no de la separatividad. Es el Cetro que les revela la verdad sobre el corazón humano y los invita a ingresar en este misterio universal; es el Cetro que une las religiones, las culturas y las naciones en un único propósito, que es la vivencia del Amor y el retorno al Origen.
Déjense tocar hoy por el Cetro de Dios, que desvanece la mentira y la vanidad, y los torna cristalinos delante del Padre. Este Cetro los purifica y los eleva de los abismos, de los abismos del mundo, para que encuentren en Dios el sentido de su existencia.
Con el Cetro de Dios en Mis manos, Yo los bendigo y los renuevo, para que caminen Conmigo rumbo a un nuevo despertar, que no busca otra cosa, si no devolverles la paz y la verdad.
Los amo hoy y siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En donde aparenta no suceder nada, acontecen muchas cosas en aquel que está unido a Mi Espíritu.
Es así que hoy vengo a unir los pueblos y las creencias bajo una misma espiritualidad, aquella que Yo enseñé en el pasado a Mis apóstoles y a Mis seguidores a través del Evangelio, la regla del Amor. Esta es la espiritualidad para estos tiempos.
Muchos podrán proclamar Mi Nombre, pero en verdad, no estaré en ellos.
Muchos realizarán obras a través de Mi Nombre, pero, en verdad, no estaré en ellos.
Es la esencia de Mi Amor que permite todas las cosas en este tiempo.
Por eso hoy les aproximo la Gracia de que ustedes estén en Mí, y Yo en ustedes. Es en esta simplicidad que siempre Yo los quiero ver, y no en la opulencia, ni en el poder.
Yo destierro con Mis Manos a los que dicen gobernar a través de Mi Nombre.
Yo vine a enseñar en el pasado para que aprendieran a amar, a perdonar y a comprender al semejante.
Yo vine a estar con todos, sin excepción. Me senté a la mesa con los ricos, Me senté en el suelo con los pobres, conversé con prostitutas, convertí a los ateos y rescaté a aquellos que habían hecho adulterio, porque Yo vengo a ver en ustedes la esencia de sus almas, que es lo que no se puede perder y es lo que muchos están perdiendo en este tiempo.
Vengo a reconectarlos con el compromiso que hicieron Conmigo hace mucho tiempo atrás, del cual hoy no son conscientes, solo a través de Mi Gracia que los despierta hacia esa realidad. Por eso no teman, Yo estoy presente en aquellos que Me viven, en aquellos que Me predican de verdad, sin nada a cambio.
Yo vengo aquí, compañeros, para que ustedes recuperen la filiación con Mi Padre y no pierdan tiempo en las cosas falsas que promete el mundo. Mi verdadero Reino se encuentra en sus corazones y Yo podré estar en sus corazones cuando Me abran la puerta de sus almas; así, Yo podré purificar sus vidas y consciencias, y serán uno con Dios, y uno Conmigo para siempre.
Yo vengo a traer para ustedes la tabla de la salvación que muchos hoy no quieren vivir, porque no aceptan el arrepentimiento.
Muchas cosas sucederán en el mundo, aunque ustedes no lo puedan creer. Por eso los vengo a preparar en este ciclo como Mis nuevos apóstoles, para que puedan vivirme, para que puedan dar testimonio de Mí en cada rincón de este mundo.
Vengo así a renovar los Sacramentos, y a dar los sacramentos a aquellos que nunca los recibieron en sus vidas. El Sacramento es una oportunidad de purificación y de renovación, de santidad y de consagración de todos sus espíritus ante el Padre Celestial.
Están delante de un gran misterio a través de los Sacramentos; pero por más que no los comprendan, Yo les enseño a vivirlos en la simplicidad, porque cuando abran sus corazones podrán acontecer muchas cosas, y milagros inexplicables sucederán en cada una de sus vidas.
Después de tantos encuentros Conmigo, compañeros, están listos para poder soportar el fin de los tiempos, y aunque el cansancio sea grande, la victoria de Mi Corazón será más grande; cuando trabaja en las naciones del mundo, él viene a disipar las tinieblas de los corazones y de los pueblos, viene a abrir una puerta de luz donde no existe, una oportunidad única e inexplicable para todos. Por eso, Yo Soy el Sagrado y Bendito Corazón.
Es la esencia de Mi Corazón vivo la que permite todas estas cosas. Así, Yo les traigo la paz y la posibilidad de renovar la esperanza y de confirmar en cada una de sus vidas la vivencia de Mi Corazón en sus seres, porque será ese gran tesoro de Mi Corazón lo que los librará de todo mal y de toda tentación.
A través de Mis Palabras, que hoy les entrego con Amor, voy liberando las amarras de sus consciencias, desato los nudos de sus espíritus para que las puertas de la redención se puedan abrir sobre ustedes; es a través de esta causa que envío a Mis ángeles del Universo Celestial, para que no solamente sus vidas, sino también sus naciones puedan recibir la expiación de Mi Corazón y no pierdan esta oportunidad de poder volver a encontrarme en este tiempo de tribulación.
Quiero de Costa Rica almas en oración por esta nación y por las naciones hermanas de Centroamérica, para que el equilibrio del Ecuador se mantenga dentro de este planeta en el lugar que le corresponde, y no en otro.
Así les vengo a hablar de física y de ciencia verdadera, porque en la verdadera ciencia de Dios siempre está lo espiritual y lo inmaterial.
Si oran con devoción a Mi Corazón Sagrado, Costa Rica, a pesar de que vive de forma superficial, no tendrá las puertas cerradas a Mi Gracia y muchos más serán tocados por el impulso de su oración y de su sagrada invocación a Mi Nombre Glorioso.
Es así que los invito, amigos Míos, amigos Míos del pasado, a tener consciencia dentro de la consciencia para disipar la distracción y abrir los ojos hacia la verdad que vive el mundo, la verdad de su sufrimiento y de su dolor.
Quiero que sean almas conscientes, disponibles para Mi Servicio, para que Yo pueda obrar a través de sus vidas y corazones, y que hoy no solamente venga por ustedes, sino por todas las almas de Costa Rica que tanto necesitan de Mi Divina e Insondable Misericordia.
Les vengo a decir, amigos Míos, si en verdad no viven el amor, que Yo Soy esa Fuente de Amor para sus vidas que los puede aproximar a Dios por diferentes caminos; es por eso, amigos Míos, que estoy uniendo las creencias y los pueblos bajo una misma espiritualidad; esta es la esencia de Mi Mensaje para este día.
Quiero de Centroamérica que no pierda su hermoso Edén. Mi Padre lo ha creado para que ustedes lo pudieran cuidar a través de sus generaciones y de todos sus pueblos. No dejen que esto se destruya, porque no tendrán dónde poder refugiarse cuando el planeta se mueva, así como está previsto, físicamente.
No les vengo a traer presión ni miedo, sino consciencia y verdad.
Yo Soy la Verdad viva para ustedes. Sus vidas pueden ser verdaderas cuando tan solamente Me busquen y estén en Mí.
He podido cumplir parte de Mi Obra en este lugar, con todas las oraciones de sus hermanos que Me acompañaron bajo el espíritu de la Divina Misericordia.
No saben qué alivio siente Mi Corazón por todos los orantes del mundo que oraron esta Maratón de una forma sincera y no mecánica, sintiendo la necesidad de la redención y de la intervención de Mi Fuente de la Misericordia, porque como les dije, la Justicia de Mi Padre llegará.
Solo quiero que todos se salven, así como Yo los salvé en la Cruz, donando cada parte de Mi Cuerpo y de Mi Espíritu, asumiendo los pecados del mundo hasta Mi última expiración. ¿Saben lo que eso significa, compañeros?
Recuérdenme en la Cruz no como un muerto, sino como el Hijo de Dios vivo, Aquel que hizo victoria a través de las vidas del mundo, cerrando las tinieblas y todos los infiernos.
Pero ahora el mundo se encuentra en una gran ignorancia e indiferencia. Muchísimas, pero muchísimas almas se preguntan por qué sufren en este tiempo y si será un castigo de Dios.
El que los ha creado a Su Imagen y Semejanza nunca podría castigarlos, porque no sería el Dios del Amor.
Él solo puede darles Su Justicia, no la justicia que hay en esta Tierra, sino la Justicia que hay en el Reino Celestial, y dentro de esa Justicia compañeros, está Mi Divina Misericordia.
¿Pueden comprender ahora la expansión de Mi Amor que es infinito, sublime e inmaterial? Es eso lo que no pueden perder.
Por eso los llamo a estar Conmigo en este ciclo, porque no podré estar mucho tiempo más con ustedes. Mi ciclo está finalizando y la humanidad deberá escuchar Mi Palabra. Deben ser difusores de este, Mi Mensaje y de todo lo que he dicho, a través de estos años, para ustedes.
Deseo que cada una de Mis Palabras estén escritas en un libro, pues la humanidad debe recuperar su origen y leer como lee Dios y no con modernidades que afectan la evolución de los espíritus. ¿Ahora comprenden el hipnotismo global?
Vengo a dar para todos Mi Gracia. Por eso, si leen Mis Palabras en los libros, recuperarán su intimidad con Dios, sentirán la vibración de Mis Palabras escritas en el papel, y no en las pantallas.
Por eso uso estos medios de comunicación, cumpliendo la profecía que le di a un gran espíritu, a un gran servidor de Oriente.
Cumpliendo la profecía de ese sabio servidor, estoy cerrando un ciclo antes de que el mundo y la humanidad vivan su Juicio y la última trompeta de los ángeles de Dios resuene en el mundo.
No vengo para ser apocalíptico, sino verdadero en el Amor, y en la esencia del Espíritu.
Dichosos de los que comprenden más allá de lo que digo, porque las palabras habrán entrado en sus corazones y no en sus mentes, y no habré desperdiciado ni un gramo de energía, así como la desperdicia la humanidad todo el tiempo, creando confusión, error y guerras, por su verborragia.
Vivan en el silencio del Universo, miren a las estrellas durante la noche y pregúntenle al Padre: Adonai, ¿quién soy yo? Y así sentirán la paz, saldrán del caos y podrán estar unidos a Mí en oración y en vigilia.
Es así que los necesito para que Yo pueda terminar de realizar Mis Obras en América y más allá de ella.
Vengo a dejar para ustedes Mis más preciados tesoros espirituales, perlas preciosas de la vida inmaterial, de la vida espiritual y del Reino de Dios; aquellas mismas perlas que entregué en el pasado como Jesús de Nazaret.
Por eso, quiero que recuerden en este día de bendiciones un mensaje que se ha vuelto una canción para Mí, de parte de Mis hijas predilectas, que en el mundo hacen resonar Mi Mensaje a través de su voz y de la unión Conmigo.
Es a través de este canto que los bendeciré en este día, y todos estos elementos serán espíritus de Gracia para las almas y para los corazones más necesitados; porque cuando ustedes viven un Sacramento, recuerden que lo estarán haciendo por toda la humanidad que sufre las causas de sus propios males y de su desconexión con Dios.
Es esa Gracia de Dios la que Me permite estar aquí entre ustedes.
Y ahora, bendeciré mientras cantan el relato de Mi Vida.
Los amo y siempre los amaré.
Aunque algún día Me fallen, Mi Amor por ustedes es más grande que todo eso. Yo Amo al planeta, el Proyecto de Dios es esta humanidad que debe ser la nueva Jerusalén que brilla en este Universo, para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Así como hace más de dos mil años, las profecías se volverán a cumplir. Los libros sagrados dejarán de ser solo sagrados, para volverse vivos nuevamente, frente a los ojos de los hombres.
Hijos Míos, cuando Jesús llegó al mundo y manifestó por medio de una expresión humana las palabras de Dios y de los profetas, aquellos que en apariencia lo esperaban no quisieron verlo, porque Él llegaba para apartar de las manos de los hombres el falso poder sobre las almas y sobre los templos, los que deberían volver a ser sagrados, para que los puros de corazón y los que en verdad buscaban a Dios pudiesen encontrarlo.
Los doctores de la ley no quisieron reconocerlo; prefirieron continuar con su falso poder y humillar al Hijo de Dios que rendirse a Él y al nuevo Evangelio que Él traía. No quisieron renovar su fe con la escritura viva, porque era más fácil someter a las almas a la espera de un Mesías que nunca llegaba.
La humanidad de aquel tiempo, Mis amados, temió renovar la propia fe y completar las escrituras con lo que Jesús escribió en Su llegada al mundo. A pesar de todo, Mi Hijo derribó el poder de los hipócritas y de los arrogantes con Su humildad; porque cuando menor se hacía ante los hombres, más se colmaba de Dios y de Su Amor.
Hijos, les digo esto, porque a pesar de tantas guerras, tantas persecuciones y tanta negación, Mi Hijo reescribió la historia y dejó al mundo un nuevo Evangelio que renovó las escrituras y aproximó a las almas aún más a Dios. Ahora, de nuevo llegó la hora de cumplir Sus profecías, de volver a renovar el Evangelio de Cristo a través de la vida. Llegó el momento de ver Su retorno; porque aquellos que hace dos mil años pensaron haber aceptado Su presencia entre los hombres, están vestidos otra vez con el falso poder y han tomado para sí mismos el control sobre la fe de las almas y de los corazones. Ellos saben que Mi Hijo llegará, pero no Lo proclamarán y negarán Su Espíritu como negaron Su Cuerpo y Su Sangre hace tantos siglos.
Pero esto no impedirá que Cristo retorne al mundo y demuestre una unión y semejanza con Dios aún más profunda. Él vendrá Resplandeciente y cegará los ojos de los que pensaban que veían la luz pero que estaban en tinieblas.
Así como el profeta Juan advirtió a la humanidad para que se arrepintiera porque el Reino de Dios estaba próximo, ahora, hijos Míos, Yo les digo a través de Mis videntes, que nuevamente se arrepientan, pidan perdón y renuncien ante el Cristo crucificado, a todo falso poder que piensan que tienen entre sus manos.
¡Que todas las almas preparen sus moradas! Que las iglesias reparen sus faltas y renuncien a las acumulaciones materiales y espirituales que con tanto esmero aseguran en sus casas.
El Redentor llegará y exigirá a los que dicen ser Sus apóstoles, la vivencia de Su Evangelio. No fue Él, hijos, quien colocó sobre los Suyos, vestiduras semejantes a las de un rey. Cristo vino entre los pobres y despojó a Sus discípulos y apóstoles de todo y sobre todo de sí mismos. Sin embargo, el hombre volvió a adornarse y a llenarse de oros y de piedras, en nombre de Cristo, sin comprender por qué el Mesías vino al mundo en un pesebre y no en un palacio.
Mis amados, no les digo estas cosas para herir sus corazones, sino para que revean sus vidas. Que todos renueven sus votos ante Cristo, porque solo los simples de corazón lo reconocerán.
¿Estarán preparados, hijos Míos, para despojarse de todo en nombre del Cristo Resplandeciente y verlo reescribir los libros sagrados con enseñanzas que trascienden la existencia humana? ¿O apretarán con fuerza el oro y el falso poder en sus manos y preferirán esperar a que se destruya el templo de este mundo, para poder comprender que el Hijo de Dios retornó a la Tierra?
Santifiquen verdaderamente sus vidas. Aquel que es puro y trasparente ante Dios, no necesita temer nada; por eso, hijos, no digan que vengo a amenazarlos o a causarles temor. Yo vengo para advertir a los que están sordos y ciegos en sus vanidades y creen servir a Cristo.
Retomen la pureza de sus corazones. Oren Conmigo para que Yo les muestre la verdad y el camino. Deje que lave sus ojos y les muestre la luz, preparándolos para estar una vez más ante Mi Hijo, pero ahora en entrega y con sincera disposición para seguirlo.
Los amo y les digo todo eso para que no se pierdan. Quisiera que hasta la última alma viviente reconociese la llegada de Mi Hijo; Su Espíritu ya está entre ustedes, pero muchos lo niegan.
Les dejo Mi Paz, para que con ella reflexionen y renueven sus compromisos con Dios.
Les agradezco.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Arcángel Gabriel:
Yo Soy el Arcángel Gabriel, el Mensajero de Dios.
Vengo antes de Cristo para anunciar una profecía.
Recemos al Hijo Primogénito.
Gracias por escuchar.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
En nombre del Cristo de la Luz...
Vamos a volver a cantar "Cristo, Tú el Amor" para esperar al Maestro.
Cristo Jesús:
Abracen su cruz y síganme.
Yo vengo del Cielo como un Mensajero de la Paz a traer esperanza a los corazones perdidos, a pacificar a los que Me juzgan, a traer cura a los que más la necesitan.
Yo Soy ese Gran Corazón del Universo que se anuncia a todas las almas, trayéndoles la renovación, la trascendencia y la transfiguración de sus consciencias.
Este es Mi Mensaje para el fin de los tiempos: Que todos Me puedan vivificar, no importando a qué creencia pertenezcan, porque si en ustedes está el Amor de Dios, estará el Amor del Hijo de Dios y Él los colmará, Él los guiará, ese amor los fortalecerá y sabrán cuál camino seguir en estos tiempos.
Yo estoy llamando a todas las almas que siguen diferentes caminos de luz, y más aún, llamo a aquellas almas que están perdidas en los caminos oscuros.
Incluso dentro de Mi Iglesia, Yo vengo a desterrar lo que ya está viejo.
Mi Gobierno es Divino y no es terrestre.
Mi Iglesia es Celestial y Universal y no está hecha de piedra, como está en las mentes de algunos corazones.
Yo vengo a traer para todos el Gran Espíritu de Mi Ascensión, aquel que pulsa en el corazón del Universo y que ha redimido a todos los mundos existentes. Así Yo les traigo también Mi Divina Misericordia para que en lo profundo de sus corazones puedan conocer Mi Paz.
No vengo a crear conflictos entre las naciones, ni tampoco entre las religiones. Mi única religión, queridos compañeros, es el Amor, y sé que desde el principio en que Yo estuve entre ustedes, los primeros no comprendieron Mi Mensaje. Y ese mensaje equivocado ha llegado hasta los tiempos de hoy, por eso la estructura de Mi Iglesia es muy rígida.
De tiempo en tiempo, a través de Mis Divinas Faces, Yo vengo a traer la renovación para poder romper con todas las estructuras que han cristalizado a muchos corazones de la Tierra.
Vivan en Mi Misericordia y profesen Mi Divina Misericordia verdaderamente.
Mi Cetro no está en los impíos, ni tampoco en los que creen gobernar a través de Mí.
Mi Cetro de Luz está en los humildes, porque no es nada material. Mi Gobierno es espiritual e incalculable.
Yo traigo para todos la Divina Misericordia del Universo, algo que atraje a la Tierra cuando morí en la Cruz.
Por eso, sientan estas cosas de verdad, transformen sus corazones a tiempo y no quedarán como sus semejantes, perdidos en sus propias ideas y proyectos.
Que todos puedan escuchar nuevamente, así como escucharon en el Monte de las Bienaventuranzas: Yo Soy el Hijo del hombre, Soy ese puro Corazón de Amor que se representa a través de la Misericordia para que todas las almas puedan alcanzar la redención.
En este ciclo final del planeta, nuestro mensaje no es traer terror a los corazones, sino consciencia y despertar.
Cuando el impulso de nuestros mensajes llegue a todo el mundo, verán cómo se mueven los castillos de arena de aquellos que construyen sus propias estructuras y dicen hacerlo todo en Mi Nombre. Pero esas cosas no son así, compañeros.
Yo los invito a vivir la renuncia de sí, el vacío de sí, para que Mi Iglesia que es celestial y no terrenal pueda despertar en todos los corazones que lo necesitan.
Por eso envío a Mis ángeles y arcángeles, para que den testimonio al mundo de que muchos de Mis apóstoles están equivocados.
Yo vine a traerles el Evangelio y la buena nueva a través de las cosas simples, de la oración, de la caridad y de la pobreza.
En Mi Iglesia Celestial no existe ningún bien, sino que solo se guardan los tesoros del Corazón de Dios que no son visibles para todos.
Abran los ojos, apóstoles Míos del mundo entero, sacerdotes que predican Mi Palabra.
Mi verdadera Iglesia aún está descendiendo al mundo, y esta es espiritual y sublime.
Dichosos de aquellos que Me adoran en el Santísimo, porque podrán comprender todos los misterios que hoy traigo.
Ya no molesten a sus hermanos, vivan su propia transformación antes que la puerta de la Misericordia se cierre. No habrá lugar o espacio donde podrán llorar.
Arrepiéntanse y hagan penitencia, sacerdotes, antes de que todo sea tarde.
Ya fue dicho y fue escrito: El Hijo de Dios junto a sus ángeles y arcángeles separarán la paja del trigo y vendrá con Su Justicia Divina para corregir a la humanidad y también a toda la iglesia de la Tierra.
Nadie se escapará de Mi Justicia Universal, pero si se arrepienten de corazón y no de apariencia, podrán encontrar Mi Reino Celestial.
Nuevamente, no depositaré Mis perlas preciosas en los cerdos.
Ayuden a las almas a que se puedan rescatar y cumplan la misión que vinieron a cumplir.
No difamen las cosas de Mi Obra y únanse en la caridad y en el ecumenismo, porque será el Amor de Dios que triunfará en todos los corazones de la Tierra.
Será ese Amor infinito e inexplicable lo que unirá a las religiones y a los credos, porque cuando Yo retorne al mundo físicamente, demostraré al mundo y especialmente a todos Mis seguidores, cuánto se han equivocado. Así abrirán sus ojos y podrán reconocer todo lo que hice a través de los tiempos, a través de todas las consciencias que Yo he autoconvocado.
No tienten al mal, porque en verdad no lo conocen. Únanse a MI Corazón y encontrarán la paz.
No sean incrédulos, no desmientan Mi Mensaje.
Mi Corazón viene a los que no han llegado a Mi Iglesia, a todos aquellos que ustedes no consiguieron atraer.
Vivan en el amor y estarán en Mi Divina Misericordia, y no serán tocados por la vara de Mi Justicia.
No desmientan Mi Mensaje.
Yo no vengo por el mundo, vengo por las esencias, por los corazones que necesitan reencontrar el amor y vivir Mi última y Divina Misericordia, porque Yo elevaré hacia el Reino de Mi Padre a los que están caídos y no serán Mis sacerdotes los que entrarán primero al Reino de Dios.
¿Se han preguntado alguna vez, si pudieran ir al purgatorio?
Todo está permitido en estos tiempos.
Vivan el amor, porque la humanidad lo necesita; así atraerán la paz, y así terminará el conflicto en todo el planeta.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cristo se fue.
Vamos a entrar un momento en adoración y a pedir perdón, por nosotros y por nuestros hermanos, por el cumplimiento de la Obra del Padre.
Cada uno hará su oferta para Cristo, en gratitud y amor.
El Arcángel Gabriel nos ha pedido el Santísimo. ¿Pueden traerlo aquí?
Vamos a mantener la conexión con los ángeles.
Vamos a mantenernos en oración silenciosa agradeciendo la presencia del Arcángel Gabriel, y lo que esto significa.
Vamos a mantener ese contacto con esa realidad, ese Reino Angélico y Arcangélico que viene a auxiliarnos y a traernos la paz. Y así vamos a prepararnos para adorar al Santísimo por algunos minutos, trayendo la paz para nosotros, para el planeta y para nuestros semejantes, para aquellos de quien Cristo habló.
El Arcángel Gabriel dice que penetremos el Universo del Santísimo con los ojos de nuestro corazón.
Que a través de este símbolo sagrado podamos encontrar el Reino de Dios y todos los ángeles adoradores que traen la Paz y la Misericordia de Dios para todos los Universos.
Vamos a adorar, dice Gabriel Arcángel, por todos aquellos que fueron ultrajados y sacados del camino de la luz.
Vamos a ofrecer esta adoración por esas almas, confiando en la plenitud de la Misericordia de Dios por cada una de ellas.
Unamos nuestras almas al Santísimo del Altar y confiemos en el Señor en este mismo presente, en el Eterno Presente del Creador.
Adoremos por los que son injustos y por los que lastiman el Plan de Dios, porque en su esencia, en verdad no conocen el amor, sino solo el dolor.
Tengamos misericordia, y seamos misericordiosos.
Reverenciemos.
Mi Dios, yo creo en ti...
Vamos a agradecer a Cristo por este momento y a llevar Sus Palabras en el corazón, a mantener esa comunión que hicimos con Él, internamente.
Vamos a cerrar el programa de hoy de esta forma, en silencio, para que podamos mantener lo que el Arcángel Gabriel y Cristo construyeron en nuestro interior.
¡Gracias Señor por cuánto nos das!
Hijo:
Si quieres ver en el mundo la fraternidad como la premisa paralas relaciones humanas, entonces, elige ser fraterno en todas tu necesidades. Ya sabes cómo hacerlo y cómo serlo, pero aún no te dispusiste a salir de tu comodidad para ello.
Sé que para muchos es lindo admirar en el otro el espíritu de servicio y de caridad y mucho más fácil pensar que para uno mismo eso sucederá de otra forma, que serán fraternos y caritativos desde otros puntos de vista, pero no como Dios los llama a vivir.
Tu consciencia ya tiene una voz lo suficientemente retumbante en tu interior para indicarte el camino y mostrarte el momento y las situaciones que necesitan de ti. Sé maduro para decir sí de inmediato y para asumir como lo más importante un acto de caridad, por más simple que sea.
Aprende a estar en el presente sin inmadurez, a asumir, sí, tus responsabilidades y a velar por la tarea que te hayan encomendado, pero nunca dejando de ayudar al prójimo, cuando se presente cualquier situación.
Recuerda que, antes de emprendedor de Cristo, eres Su siervo. Por eso, antes de pensar en la concreción de tus propias empresas, aunque sean para el Señor, sé tú humilde y siervo del Cristo, que habita en el interior de tus hermanos y que se esconde en el lado oculto de todas las cosas. Si así procedes, ya verás cuán grandiosa empresa logrará el Señor por intermedio tuyo, que no solo tienes la apariencia, sino también el espíritu en Cristo.
No estés observando a tus hermanos; sé tú único, diferente, auténtico y verdadero en todas las cosas, tratando de vivir lo que ya sabes, sin esperar que los otros lo hagan. Porque también sabes que todo necesita un motor que impulse la transformación; sé tú ese motor vivo, animado por el Espíritu de Cristo.
Entrega tu cansancio en los brazos de la caridad y elige para ti el descanso eterno y no el pasajero. Ya no será el reposo el que nutrirá tus cuerpos en estos tiempos; serán solo la plenitud en el Espíritu de Dios y la vivencia del Evangelio de Cristo los que te mantendrán en pie. Por eso, sé conforme a lo que has estudiado.
No dejes que ninguna indicación de tu mundo interior pase desapercibida para ti; atiende en todo a la voz del corazón; así, ella hablará cada día más alto dentro de ti.
Tu padre y compañero, tu amigo,
San José Castísimo
La fortaleza de los que mantendrán a los otros de pie en los tiempos que vendrán será la oración profunda, que lleva al corazón a estar en la Presencia de Dios y a permanecer en ella. Será como estar en el mundo sin dejarse envolver por todo lo que sucede alrededor, viendo solo la verdad y la finalidad real de todas las cosas.
Aquellos que construyen dentro de sí la unión con Dios Padre y permiten que sea Él quien piense y sienta dentro de sus seres, así como el apóstol Juan, serán capaces de acompañar la transición, como Juan acompañó la Pasión de Cristo.
Juan aprendió a contemplar la verdad y, por la confianza absoluta que alcanzó en Jesús, veía en cada uno de Sus Pasos con la Cruz la manifestación de Sus Palabras y de Sus Enseñanzas. Así como Juan veía cumplirse lo que Jesús les había dicho en la última cena, él también recordaba que Jesús resurgiría. Se acordaba incluso de las instrucciones ocultas que Jesús les había entregado a los Suyos y que revelaban el verdadero sentido del sacrificio realizado por amor. Juan sabía que vería abrirse delante de sus ojos los portales de la Divina Misericordia.
Hoy quiero llamarlos a construir con Dios y con Cristo la misma unión de Juan con Jesús y que, así, puedan ver en los acontecimientos venideros el cumplimiento de las instrucciones entregadas en estos últimos años.
Sepan contemplar no el sufrimiento ni el dolor, sino la finalidad de todo lo que vivirán. Participen de este parto planetario con atención, no en las contracciones ni en los dolores del planeta, sino en el Hombre Nuevo que surgirá dentro de cada ser que acepte la redención, para renovar el Proyecto de Dios en la Tierra.
Queridos compañeros, los pasajes de la vida de Jesús perduraron a lo largo de los siglos porque ellos se repiten en las vidas de todos aquellos que siguen a Dios. Estudien el Evangelio de Cristo y encuentren ahí las llaves para atravesar los tiempos que viven y llegar a la manifestación del resurgimiento del Hombre,el renacimiento de Cristo dentro de cada ser.
Yo los amo y les dejo Mi paz.
San José Castísimo
Hijos Míos:
Desde el Cielo contemplo las necesidades de redención del mundo y las causas que impiden a la humanidad alcanzar esa redención.
Por eso, queridos hijos, día y noche rezo por todos ustedes, para que los que más transgreden la Ley de Dios, al menos reciban su redención en el día definitivo.
A través del apostolado, que es el verdadero testimonio del amor a Cristo, la humanidad nuevamente recibe un llamado para que recuerde la Misericordia y el Amor del Creador; así las puertas de la conversión y de la reconciliación se abrirán para guiar a las almas por los caminos de la Santa Paz.
Ahora hijos, día a día los fundamentos del Evangelio de Mi Hijo y de Su Santa Palabra son el camino urgente para reencontrar la unión con el Padre Celestial, antes de que el mundo desencadene el tiempo de su purificación más aguda, en el que toda la Tierra se liberará de las deudas que durante siglos la oprimieron.
En este tiempo, en el cual Mi adversario despierta en las almas pecadoras ambiciones de conquista, aniquilación y muerte, Yo los llamo a buscar la serenidad, la oración y la paz. De esa forma hijos, permitirán que la Divina Justicia pueda actuar como el Universo lo prevé.
Hijos, recen Conmigo, quedándose todo el tiempo a Mi lado, así reconstruiremos esta vieja humanidad en una raza de esperanza y de perdón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado a la perpetua oración!
Los une al Amor Universal,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Aférrate a Mi Cruz y no te canses por sostenerla, Mi Espíritu Puro te dará la fuerza que necesitas para poder seguir Mi Camino.
Prometo para Mis valientes soldados el eterno sacrificio y la donación por los otros; estas son las llaves seguras para vivir vuestra santificación. Mi Pleno Amor Redentor, hoy los consagra, a pesar de las caídas y de los errores; el Señor los reúne en torno a Mi Sacratísimo Corazón, para que puedan sentir en vuestras vidas la hora de Mi Regreso.
Prometo para Mis seguidores pruebas profundas, desafíos inalcansables y metas distantes, pero Mi Divina Misericordia, que es perpetua y gloriosa, será el motor de vida que los impulsará para caminar a Mi lado a pesar de todo.
Para este ciclo vengo en búsqueda de todos los que me dijeron que sí a pesar de lo que sucediera, vengo en búsqueda de los que me han dado el sagrado permiso para desterrar de la vida, el orgullo que ciega y la vanidad que condena, porque por detrás de las imperfecciones de los seres, se encuentra el Templo Infinito de Dios.
Yo vengo para reconstruir lo que en esta vida han demolido por vuestras acciones humanas; vengo para buscar las esencias que se han propuesto formar parte de Mi Sagrado Rebaño.
En esta hora de transición mundial para la humanidad y para todos los corazones, vengo para convertirlos definitivamente a Mi Camino.
Por eso, sacien vuestra sed espiritual en Mi Evangelio y que a través de Mis Palabras puedan reencontrar el camino. Los tiempos no serán fáciles para nadie, pero Yo siempre, cuando los vea caer o ya estén caídos en el suelo, los erguiré y los llevaré de Mi Mano a la Casa de Mi Padre.
Replanteen para vuestras vidas, la vivencia de Mi Vida en vuestras vidas. La hora está indicando el cumplimiento del llamado y de la oferta que muchos hicieron a Mi Corazón. No teman sufrir, no teman a la soledad, Yo estoy en el silencio y en vuestros corazones cuando tan solo me abren la puerta de verdad.
Mi Misericordia se dirige como un poderoso rayo sobre la Comunidad Nueva Tierra y por haber honrado y glorificado el Inmaculado Corazón de María, el Padre Eterno Me ha enviado, para ayudarlos y socorrerlos a través de Mi Confiado Amor.
Queridos Amigos Míos y pequeños Míos de la Nueva Tierra:¡Sigan adelante!, sigan gestando en vuestros corazones el símbolo poderoso del Niño Rey; vuestras obras y caridades continuas alegran el Corazón de Dios y ellas reparan todos los ultrajes que gran parte del mundo comete día a día.
La Fuente Insondable de Mi Divina Misericordia siempre será vuestro escudo contra todo mal, pues hoy, en alegría y en honra por vuestra oferta a Dios, Jesucristo, el Rey de reyes, consagra también esta comunidad de almas preciosas al Sagrado Corazón de Cristo, diciendo:
Todo por Ti, Señor
Padre, por Mi Pasión, las almas han resucitado
a Tu Divino Espíritu.
Padre, por Mi Vida, los corazones enfermos
han sido curados.
Padre, por Mi Resurrección, la humanidad fue salva.
Padre, por Mi Buena Nueva
las esencias no se han quedado solas.
Padre, por Mi Palabra, muchos reencontraron
el camino que habían perdido.
Padre, por Mi Sagrado Nacimiento,
los niños del mundo regresaron a Tu Corazón.
Padre, por Mi Sacrificio
y por haber bebido de Tu Precioso Cáliz,
las llagas del mundo fueron curadas,
el mal fue vencido por el Divino Poder de Mi Amor
y el vacío de muchos,
fue llenado por la Fe de Mi Sagrado Corazón.
Soy Tu Pastor, Señor
y cuido de Tus Rebaños.
Soy Tu máxima expresión del Amor
y protejo a Tus Soldados.
Padre Eterno,
hoy consagro a todos Tus Hijos
ante la Presencia y la Gloria de los Altares Celestiales,
para que Tu Infinita Compasión
se derrame como una Fuente de Paz sobre todos.
Amén
Bajo la Sagrada Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sean bienaventurados.
¡Gracias Nueva Tierra por nacer en los corazones simples!
Cristo Jesús de la Misericordia.
Cuando los Cielos se abren hacia la Tierra, se abre para el mundo una posibilidad de Redención.
Cuando Mis pies tocan este suelo, una vez más traigo a la humanidad todos los códigos que existen en el Reino de los Cielos.
Cuando abro Mis brazos y permito que de Mi Corazón fluya el Amor que recibo de Dios, derramo sobre las criaturas el verdadero Mensaje del Creador, que es Su Amor puro y Su Eterna Gracia.
Cuando las pequeñas criaturas responden al Universo, orando y vigilando en devoción, una luz se enciende en la Tierra y el Creador contempla entonces el fervor de Sus criaturas y comprende este llamado como pedidos de auxilio de toda la humanidad.
Mis amados, para Nuestro Señor y Dios, nada está separado, el paso de uno de Sus hijos es el paso de todos. De la misma manera, un paso que no se da es una oportunidad perdida por todos los hombres.
Aquellos que oran con amor y Me dicen sí, renovándose día a día, permiten que mes a mes Mi Corazón retorne al mundo e interceda por toda la humanidad.
Cuando les digo que contemplo el surgimiento de una nueva raza, es porque veo en vuestros corazones crecer la semilla que Dios plantó en el origen de la creación y que ahora, Sus Jardineros hacen crecer y florecer.
Como ya les he dicho, Mis amados, cada uno tome como suyas Mis palabras y siga el camino de Redención. Cada uno responda, por sí y por toda la humanidad, a este pedido de Paz y, si buscan la Paz en el mundo, cada uno sea pacificador de su propia vida.
Las grandes conquistas del mundo se alcanzan a través de las acciones más simples, no obstante, verdaderas; acciones que realizan con el corazón y con la intención de que sean irradiadas a toda la consciencia humana.
Mis amados hijos, cada uno de ustedes forma parte de un único Proyecto Divino. Proyecto que se torna posible a través de la vida de Mi Hijo Jesús. Ahora es el momento de imitar Sus pasos y de vivir en los tiempos modernos esta conversión.
Cada uno de ustedes debe contemplar en el corazón el propio camino de imitación de Cristo, permitiendo que Dios les muestre cuál es Su voluntad para este tiempo y cómo encontrarán el camino crístico en los tiempos actuales.
Hijos Míos, ya no sostendrán más una cruz de madera, sino una cruz de vicios y de modernidades, una cruz invisible de energías capitales.
Ya no caminarán más para convertir a los pecadores y curar a los ciegos del cuerpo, sino que se convertirán a sí mismos, y por medio del ejemplo curarán a los ciegos de espíritu y a los desamparados de corazón.
Podrán no tener apóstoles a través de la palabra ni tampoco serán perseguidos por los fariseos, pero encontrarán a aquellos que despertarán gracias con sus oraciones y que seguirán el camino crístico construido por lo invisible de sus intenciones y por el silencio de sus corazones; aunque, sí, serán perseguidos por todas las ilusiones y placeres que el mundo les ofrece, por toda la tecnología y por las modernidades que pretenderán distraer sus almas y apartarlas del camino de Dios, con la excusa de que este es un camino ya superado.
Mis hijos, encuentren en sus vidas el apostolado del nuevo tiempo y, con el estudio del Evangelio, procuren vivirlo hoy, encontrando los pasos de Cristo en sus vidas.
Escuchen la voz del Maestro que sigue resonando en el mundo, sigue tocando los espíritus y despertando las esencias que deben recordar el compromiso que asumieron con Cristo y la promesa que hicieron a Dios de estar en el final de los tiempos implantando, en medio del caos, una raza de Cristos, que caminará contra la corriente de la humanidad adormecida y florecerá en el desierto del amor, como un milagro de conversión.
Así deben ser sus vidas -el verdadero milagro que Dios alcanzó en el Universo- una raza que surge del dolor y del sufrimiento y enciende la antorcha de la Redención, venciendo la oscuridad que pretende derrotarlos y, entre todo el odio y toda la guerra que alimenta el enemigo en el corazón de los hombres, vence el Amor depositado por Dios en Sus criaturas.
El Amor es imbatible y la Misericordia todo lo alcanza en los corazones que dicen sí.
Les agradezco por aceptar seguir este camino de conversión y de vida.
Yo los bendigo,
María, Madre y Reina de todos los pueblos y del mundo entero
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Una vez más, el Cielo responde al llamado de Sus hijos, y esto es por vivir la paz en el corazón.
Queridos hijos, con alegría, hoy les traigo Mis bendiciones maternales y con predilección guardo sus intenciones en Mi Corazón para que puedan saber que Yo las escucho atentamente.
Hoy, les agradezco también a Mis hijos por haber traído estas imágenes que, al final, Yo bendeciré para que puedan llevar a sus hogares Mi Gracia Maternal.
El mundo vive un tiempo de paz, hijos Míos, que también es un tiempo de Gracia para todos, un tiempo de esfuerzos y aprendizajes, en el que las almas deberán madurar desde el corazón.
Deben unirse, en este tiempo, a Mi Corazón Inmaculado para que puedan seguir los pasos directamente hacia Mi Hijo.
En profunda alegría, hoy Mi Corazón se alegra por escuchar a Mis hijos en la oración del corazón.
Si hoy, Yo vuelvo aquí, a Belo Horizonte, queridos hijos, es porque los Planes de Dios son perfectos para este tiempo final.
Dios quiere reconstruir sus moradas internas para que cuando regrese Mi Hijo, junto con Su Amada Madre, ustedes lo puedan recibir en paz y en el bien.
Dios quiere construir también sus hogares y sus familias, para que la Presencia de Su Corazón Altísimo pueda estar entre sus familiares, como lo estuvo desde el principio con la Sagrada Familia.
Hoy, la Reina de la Paz irradia Su Paz al mundo y escucha también la súplica de Sus hijos, principalmente de aquellos que están lejos de este lugar.
Les agradezco, queridos hijos, por contribuir en este tiempo final con la oración por los hermanos de Filipinas, también África necesita de sus oraciones y en consecuencia el mundo entero.
Los océanos también necesitan de sus oraciones. Todo lo que fue vida creada por Dios necesita de su sincera oración. Hoy, les hago este simple pedido, queridos hijos, porque es necesario que el mundo cambie a tiempo.
Mi Corazón Inmaculado viene a auxiliar a todas las almas. Él espera que Mis hijos puedan retornar al Corazón de Mi Hijo, porque muchas almas se pierden día a día. Muchos de Mis niños siguen caminos que son incorrectos, Yo solo los vigilo en el silencio de la oración.
Yo los necesito, queridos hijos, fuertemente en este tiempo. Dios espera que puedan despertar a este nuevo llamado que Mi Corazón está proclamando en toda América.
También, queridos hijos, las necesidades se encuentran en muchos de Mis niños, los más pequeños, que necesitan de la educación perfecta de sus padres para que, en este tiempo definitivo en el que la modernidad influencia a las almas, ellos puedan crecer en el Espíritu de Dios, en la vida de la oración en familia.
Así, podrán estar protegidos en este tiempo y sus caminos de fe se abrirán para encontrar cosas buenas y preciosas entre los seres más queridos, que también en esta era precisan curar y redimir su corazón.
Ahora, necesito en este tiempo, queridos hijos, que sus brazos estén bien abiertos para que el corazón pueda sentir las Palabras que el Cielo les envía en esta era. Como en Fátima, Lourdes y ahora en Medjugorje, vengo a anunciar un tiempo más de paz en la Tierra.
Queridos hijos, es muy urgente la oración para que el mundo pueda ser ayudado. Si muchos de Mis hijos no rezan la oración del corazón, ¿quién podrá ayudar a la humanidad?
Dios envía a Sus Mensajeros Divinos para que las almas puedan dar pasos seguros en la Luz.
Ustedes cuentan con la ayuda de Mi Inmaculado Corazón y de los Sagrados Corazones de Jesús y de San José, quienes aguardan ardientemente por la ayuda de sus oraciones, para que puedan difundir la paz en otras regiones del mundo, principalmente en donde hay miseria y falta de amor.
Queridos hijos, el mundo está poblado de muchas cosas, cosas buenas y cosas no tan buenas.
Yo los invito a seguir el camino del Evangelio para que, en este tiempo de pruebas, sus corazones puedan percibir la verdad y la mentira, y decidirse por el camino del Espíritu Santo, que es el Espíritu que les dará la fortaleza en este tiempo de transición.
Siempre, los aguardaré en Mi Corazón Materno.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mis amados, Mi Presencia en el mundo tiene la finalidad espiritual de establecer un tiempo mayor de redención.
Por eso, quiero que sepan que cuando sus almas están ante Mi Presencia, contemplan delante del corazón dos puertas a ser elegidas: una de ellas las conduce al Paraíso, a una vida de paz y de misericordia, y la otra puerta, hijos Míos, confunde a sus corazones, sumergiéndolos en las ilusiones del mundo.
Hoy, les digo que a todas sus consciencias les está siendo ofrecida una oportunidad de despertar.
Mi Corazón llega en este tiempo a muchos lugares del mundo y Me hago visible a muchos corazones, inclusive de esta nación, Brasil, para que la mayor cantidad de almas posible pueda ingresar a Mi Reino. Solo es necesario, hijos Míos, que descubran Mi Corazón y que dejen madurar, en cada una de sus esencias, el Propósito Divino que les traigo a través de las diferentes manifestaciones al mundo.
Hoy, les digo que las ilusiones del mundo confunden a sus corazones, porque las modernidades y todos los placeres que les ofrece la materia atraen a las personalidades de sus seres, hijos Míos. Mas es necesario, en este tiempo, que puedan escuchar el clamor de sus almas y permitirle que sea más fuerte y más intenso que las voluntades materiales.
Hoy, Mis queridos, le envío a cada uno de sus corazones un rayo de Mi Misericordia para que todas las faltas que cometieron a lo largo de los tiempos puedan ser perdonadas y, como miembros de la humanidad, reciban la oportunidad de vivir una nueva vida, una vida de redención.
Si aceptan, Mis queridos, tener sus esencias limpias ante Dios, podrán abrir los ojos a nuevos universos, nuevos conceptos de la verdad, que hoy son desconocidos para la mayoría de los seres.
Solo les pido que sean verdaderamente valientes, para que el poder de sus almas se manifieste en la materia y conduzca a cada uno de sus seres por este camino de redención.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Aguardaré siempre que permanezcan en Mi Corazón Inmaculado. Y tengo la aspiración, queridos hijos, que todas sus familias puedan reconsagrarse a la Sagrada Familia de Nazaret, para que el Espíritu de los Tres Sagrados Corazones pueda permanecer entre ustedes, en sus moradas y en sus corazones.
Mientras Mi Espíritu se alegra, los bendice y los cura profundamente; Él borra de sus corazones todas las deudas, todo sufrimiento, todo dolor; porque, como Madre de todos los corazones y Reina de la Paz, quiero que Mis hijos puedan ser felices, ser partícipes de esa felicidad celestial que se encuentra en el Reino de Dios y, como ustedes saben, Mis pequeños, este Reino ya fue anunciado por Mi Hijo y volverá a ser anunciado en su esperado Regreso a la Tierra.
Ahora, Yo los invito, queridos hijos, a construir esa morada a través de la oración.
Dios espera poder ser consolado a través del sacrificio, del ayuno, de la oración y, principalmente, a través de la Comunión perfecta con Mi Hijo. La primera Comunión verdadera, queridos hijos, se encuentra en la unión de sus corazones con el Sagrado Corazón de Jesús.
Esta alianza, que ustedes pueden construir mediante la oración y la confianza en Cristo, es invencible; nadie la podrá derrotar, porque la victoria de Cristo es permanecer eternamente en sus esencias.
Muchos de Mis hijos, en este tiempo del mundo, deberán reconocer la pureza, la humildad y todos los atributos que fueron gestados en los Sagrados Corazones desde el principio, cuando Nosotros estuvimos entre ustedes ayudando a Nuestra humanidad.
Porque Nosotros, queridos hijos, a pesar de estar ahora en el Cielo y de que Mi Espíritu venga a hablar con ustedes, regresaremos en un tiempo cercano para restablecer sobre la Tierra los Mil Años de Paz.
Queridos hijos, hoy Me despido con alegría y en devoción, y agradezco a Mis hijos de Belo Horizonte por abrirme nuevamente las puertas de sus corazones; porque solo a través del corazón y de la unión perfecta con Dios nadie temerá, sino que se levantará para seguir caminando a pesar de las caídas.
Por eso, Mi Hijo estuvo entre ustedes, llevó sus cruces para liberarlos y entregarles Su Misericordia, para que pudieran vivir en paz. Busquen la Infinita Misericordia de Mi Hijo, el manantial está abierto para los que tienen sed.
Y ahora, bendeciré estas imágenes, queridos hijos, y como estamos en la era del Espíritu Santo, que el Ave Luminosa pueda sobrevolar sobre sus espíritus; la que, en Pentecostés, trajo la Paz al mundo y la evangelización de las Sagradas Palabras de Cristo en toda la Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Que la Luz y la Cura de Dios permanezcan en sus corazones. Sigan adelante, el Padre los aguarda.
Canción: “Ave Luminosa”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora nos está pidiendo rezar por la paz en las naciones, este es Su último pedido en esta noche. Rezaremos un Ave María en cada idioma, para que todas las naciones estén en el Corazón de nuestra Madre.
Oración: “Gloria”.
Canción: “Ave, Ave, Ave María”.
Canción: “María, Madre Divina”.
Escucha en tu corazón la historia que Te voy a contar. Deja que Mis palabras fluyan como agua pura en el río de tu mente y que los misterios de Mi vida corran dentro de esta agua con la misma armonía. Confía en el compromiso que tu corazón tiene Conmigo, porque muy poco es lo que el mundo sabe sobre esta historia y muy poco seguirá sabiendo, hasta que ingrese en el Reino de los Cielos.
Nací de una gestación de infinita pureza, preparada por los ángeles, como si crearan una flor, pero era Mi alma que crecía en el vientre materno de Mi santa madre. Le digo santa porque sobre ella descendió el Espíritu Santo y, a través de sueños, fue preparada por los ángeles para comprender la maternidad que viviría, de un niño poco común para su época.
Mi madre me cantaba al corazón, oraba y preparaba su gestación con profundo amor; amor que Dios le infundía para inspirar a su creación, que sería la semilla de lo que vendría a ser José, el llamado hijo de David.
Nací y crecí acompañado por los ángeles; Mi santa madre, adornada por el Espíritu Santo, fue quien desde los inicios me enseñó a realizar las primeras obras de caridad. Me enseñó que, para el prójimo, se ofrecería siempre lo mejor y, quien así procediese, dando al prójimo lo que mejor tenía, recibiría de Dios lo mejor que Él tenía del Reino de los Cielos.
De esta forma fui comprendiendo las Leyes de Dios, que eran muy diferentes a las leyes de la Tierra y, cuanto más Mi consciencia infantil se sumergía en ese Reino, más me veía fuera de todas las leyes del mundo; sobretodo las leyes de la materia, estas que prenden al hombre y lo hacen rehén de las energías capitales.
Dotado de profunda unión con Dios, el Señor jamás permitió que las leyes de la Tierra actuasen sobre Mi consciencia juvenil.
Aprendí del trabajo y de la soledad, del silencio, de la oración y del ayuno y, crecí en estos hábitos diarios. De familia simple y pobre, así fue reflejándose la vida en Mi alma, crecí simple y pobre de las cosas del mundo.
La soledad me enseñó la humildad, pues en soledad profundizaba en los misterios de la Fe y en la ciencia del Reino de Dios, lo que me hacía comprender día a día, cuán pequeño era delante de la Grandeza de Dios Altísimo.
Es verdad que hice voto de castidad a los 12 años; en verdad, la castidad y la pureza Me fueron infundidas por Voluntad Divina y eran virtudes naturales de Mi pequeño ser. Cuando a los 12 años comprendí parte de la Voluntad de Dios para Mi pequeña consciencia, Me confirmé en esa Voluntad y ofrecí el voto de castidad perpetua.
No solo hice este voto delante de Dios, sino también le prometí ser eternamente servicial en todas las cosas; mientras viviese e incluso en la Eternidad sería Su fiel siervo y obrero, sirviendo eternamente a Su Santidad y a todos Sus hijos, a aquellos que más necesitan.
Cuando me casé con María, encontré en Ella también la perfecta caridad, de lo cual fuimos ejemplo como familia y como personas.
Todo trabajo realizado por Mis manos era ofertado a los pobres, a los más pobres que nosotros y, como había aprendido de Dios, cuando daba a los que necesitaban, por Obra y Gracia del Espíritu Santo, recibíamos en nuestra mesa todo cuanto necesitábamos para subsistir.
María era también ejemplo de caridad espiritual; formaba en el Amor a Dios a todas las que lo necesitaban, desde las ancianas a las más jóvenes, estaba siempre rodeada de mujeres de Nazaret y de Jerusalén.
En Mi trabajo de carpintero ejercía el oficio siempre unido a la Voluntad del Señor, y esto permitía que los instrumentos confeccionados fuesen dotados del Espíritu Santo. Muchos milagros acontecieron, dentro y fuera de Mi conocimiento; milagros por los cuales pedía perpetuo silencio a los que los recibían y atribución total a la Gracia Divina y a Su Santa Voluntad y Obra.
En Mi carpintería formaba a los jóvenes y niños de Nazaret; entre ellos estaba el Niño Jesús, que más me enseñaba que lo que aprendía. Con Su presencia, los milagros realizados a través de los objetos que confeccionábamos comenzaron a crecer.
Como nuestras confecciones estaban hechas para gente muy pobre pero de mucha Fe, no les costaba creer en las Obras del Espíritu Santo y, aunque profundamente agradecidos a aquella familia tan misteriosa de Nazaret, viendo tan profunda humildad y pureza, no dudaban en atribuir estas santas obras a Dios.
La vida de José fue por sobretodo una vida de silencio, de trabajo y de oración. Dice el Señor que este es el arquetipo de la vida consagrada; una vida que existió hace tantos años y que para muchos puede ser considerada como superada, vino para demostrar al mundo el arquetipo de las familias sobre la Tierra.
José y María se completaban en las virtudes y en la devoción, en el Amor a Dios y en los cuidados a Jesús. Jesús aprendió en Su infancia todas las virtudes de Sus padres y sobresalió en todas, creciendo en ellas y enseñando a sus humildísimos padres a vivir bajo la Ley de Dios.
La Sagrada Familia era el complemento de la perfecta santidad, Obra purísima del Creador, vista desde los mínimos detalles y preparada no solo en José y María, sino en todas las últimas catorce generaciones de ambos padres de Jesús.
Estas generaciones fueron creciendo en pureza y santidad para ofrecer a los dos santos la santidad más pura que pudiese existir sobre la Tierra y, de esta unión perfecta, pudiera nacer protegido del mundo y amparado por el Espíritu Santo, el Hijo dilecto de Dios, Su primogénito, Jesús Cristo.
Lo que aparece escrito en la “Mística Ciudad de Dios” se complementa con lo que está en el Evangelio.
Todo debe ser leído y estudiado con el corazón para que a través de él sea transmitido.
Que esta devoción nazca primero en vuestros corazones para que después recorra el mundo.
Vuestro amado Hermano e Instructor, San José Castísimo.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más