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Queridos hijos:
En este 2023 volverá a darse la trilogía de impulsos espirituales, a través de Mi Hijo, Cristo Jesús, del Castísimo Corazón de San José y de su Madre Celeste.
Es así que, en este año 2023, las almas devotas y orantes podrán servirse de tres corrientes espirituales y divinas que podrán colocar a las consciencias en el camino más rápido de la redención y de la conversión.
Por esta causa especial, Mis hijos, Yo los invito a que estén receptivos, pendientes y atentos a las instrucciones preciosas que el Casto Corazón de San José les traerá como Agua de Vida a todos Sus compañeros.
Para esto, queridos hijos, los Tres Sagrados Corazones ampliarán, a través de Sus Palabras, el camino para la transformación de la consciencia de la vida humana. En este sentido, cada Jerarquía Divina, unida como una sola Consciencia en Dios, podrá auxiliar para que, en estos tiempos críticos, las almas abiertas puedan recibir más impulsos desde Nuestro Eterno Legado.
Los Tres Sagrados Corazones, de Cristo Jesús, de San José y de su Madre Santísima, contemplaremos en este ciclo las diferentes necesidades internas, para que las almas orantes, devotas y perseverantes de la Obra de los Mensajeros Divinos se sientan atendidas y acompañadas.
Por eso, en este año, San José trabajará todas las semanas a través de Sus Mensajes semanales, así como también a través de Sus Apariciones mensuales. Así, San José estará abordando diferentes reflexiones espirituales que les permitirán a las almas verse y observarse en el camino de la trascendencia y de la ascensión.
Una vez más, los Tres Sagrados Corazones estarán con Sus Manos extendidas y en ofrecimiento, para que todos los que sientan puedan ser acompañados, así como fueron acompañados desde el comienzo de las Apariciones, en el año 2007.
Queridos hijos, ábranse verdaderamente en este ciclo, en el que los Mensajeros Divinos estarán más cerca, para que sientan Nuestra sustentación, Misericordia y Amor.
Celebremos la Gracia de volver a tener a San José durante este año.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Muchos de Mis apóstoles están llegando a un momento que Yo ya viví por ustedes, hace mucho tiempo.
Para que Me puedan comprender, para que Me puedan sentir, para que puedan interiorizar cada una de Mis Palabras, les contaré una parte de Mi historia, una historia que no fue escrita en la Biblia, en ningún libro sagrado.
Esa historia es semejante a lo que ustedes están viviendo en este momento, no solo por la transición planetaria, no solo por lo que está atravesando la humanidad, sino también por lo que cada uno de ustedes debe entregarme, porque este es el tiempo de la madurez de Mis apóstoles.
Cuando Yo cumplí 21 años, 13 años antes de la gran entrega de su Maestro y Señor, realicé un viaje muy importante al Lejano Oriente.
Esos acontecimientos fueron registrados en algunos de los Evangelios, que fueron retirados para que la humanidad no los conociera.
Pero hoy, Yo vengo a contarles qué fue lo que su Maestro y Señor vivió a Sus 21 años, cuando siendo aún muy joven comenzó a prepararse para beber del Cáliz que, tiempo después, un día el Padre Eterno le ofreció en el Huerto Getsemaní.
En ese viaje, tuve que aprender como hombre, pero también como Consciencia, a asumir la superación de la condición humana, una condición que arrastraba a la raza humana hacia la perdición. Les hablo de hace mucho, pero mucho tiempo.
Ese viaje, tan importante, fue una retribución que Mi Corazón realizó a los llamados “Reyes del Desierto”, que llegaron de tierras muy lejanas para reconocer en la ciudad de Belén, el Nacimiento del Mesías.
Así, comprenderán cómo la trayectoria de sus vidas está trazada por la Voluntad de Dios y cuando las almas no viven la Voluntad de Mi Padre solo sufren y sufren.
En aquel tiempo, a Mis 21 años, bajo la compañía espiritual de Mi Madre Celestial y la ayuda interna de los primeros esenios que Me acompañaron en los planos internos para esa Misión, su Maestro y Señor primero llegó a los países árabes y, ante los grandes imanes de la época, el Hijo de Dios no fue reconocido externamente, Él fue reconocido internamente, solo al haber pasado por ese lugar.
En esa ocasión, visitando los pueblos árabes, Mi Padre Me dio a conocer la importantísima tarea que Él mismo realizó a través de los tiempos, en los orígenes de esos pueblos y de esas religiones; no solo revelando Sus Nombres Sagrados que eran pronunciados e invocados, sino también Él Me dio a conocer la Sagrada Geometría de Su Proyecto Divino para los primeros pueblos que habitaron este planeta.
Allí pude conocer el misterio de la Sabiduría de Dios, que Él sembró y colocó en los pueblos más antiguos del planeta.
Habiendo recibido esa instrucción, que era preparatoria para el momento de Mi gran entrega, su Maestro y Señor, a los 21 años de vida, siguió viaje hacia la India; y en esa ocasión fue para recordar y para recoger los frutos de esa experiencia que el Padre una vez realizó en Mi Consciencia, con otra faz y con otros trajes.
Fue en ese momento, en el que su Maestro y Señor recibió la revelación del misterio de la Compasión de Dios y, ante los reyes antiguos de la India, pude comprender, a los 21 años de vida, por qué en este mundo, y hasta los días de hoy, existe el sufrimiento, y cómo la esencia de la Divina Compasión es capaz de no solo liberar a las almas del sufrimiento, sino que también es capaz de absorberlas, transformando todas las condiciones y limitaciones humanas por el simple hecho de amar.
Si en la India no hubiera tenido esa experiencia, creo que no hubiera tenido la fuerza para beber del Cáliz en el Huerto Getsemaní.
Esa experiencia y esa misión concluyó en Egipto, en las tierras del gran patriarca Moisés, uno de los sucesores del Arca de la Santa Alianza. Allí se completó Mi experiencia preparatoria para que, retornando a Tierra Santa en los años siguientes, ya Mi Corazón estuviera pronto para vivir lo que vine a vivir por ustedes.
En las tierras de Moisés, en la región del Monte Sinaí, el Padre Me dio a conocer aún más la inmensidad de Su Misericordia, la infinitud de Su Piedad por este proyecto del planeta, por la redención humana, por todas las generaciones que llegarían después de Mí hasta los tiempos de hoy.
En ese sagrado lugar del Monte Sinaí, su Maestro y Señor pudo conocer la vida eremítica, porque en el absoluto desierto es donde encontramos solo a Dios para que nos quite la sed, para que nos consuele, para que nos fortalezca y para que nos renueve.
En ese sagrado lugar del Monte Sinaí pude presenciar, con Mi visión interna, los sagrados tesoros de las Jerarquías Espirituales del universo y todo lo que sucedería en los tiempos venideros con las generaciones futuras que tendrían la Gracia de despertar a la Conciencia Cósmica y de saber que la vida, en este planeta, es más amplia e infinita de lo que parece, que las generaciones futuras podrían saber que la vida no termina aquí y que la verdadera vida se encuentra en las estrellas, en los soles y en las constelaciones.
Cuando regresé a Tierra Santa, después de tres meses de viaje, Mi Madre Me esperaba en Nazaret. Allí, Ella también había vivido la misma experiencia, en Su estado de contemplación y devoción, acompañando cada paso del Hijo de Dios, porque sabía que esa misión que viví a los 21 años no era solo una iniciación, sino también una preparación para lo que vendría después.
¿Por qué creen que hoy les cuento todo esto?
Mi finalidad no es que tengan más conocimiento, sino que crezcan en el amor, en el amor maduro que se entrega, el amor que los renueva, que los lleva a arriesgarse cada día más, a vivir mayores experiencias de amor por Mí, sin importar lo que signifique o lo que represente.
Muchos de ustedes, desde el punto de vista espiritual, se encuentran en los 21 años de su evolución; y aquí, compañeros, no tiene nada que ver la edad evolutiva ni tampoco la edad material.
Muchos se encuentran viviendo los 21 años de su evolución y están ante el umbral, ante la oportunidad de dar un gran paso, un paso más firme y más seguro, un paso hacia la madurez y hacia la responsabilidad.
Esa madurez y esa responsabilidad les permitirá comprender, en este tiempo crítico, que ustedes ya no pueden estar primero en todo, sino que todo lo demás, que es más necesario y urgente que ustedes mismos, debe estar primero en sus vidas para que asuman la madurez espiritual y material, para que el Padre Celestial les entregue mayores responsabilidades y mayores tareas.
Muchos de ustedes podrían creer que no están prontos para esto. Pero recuerden lo que hace poco tiempo les dije, que el eje del planeta es sostenido por un finísimo hilo de Luz, ese hilo de Luz se debe fortalecer para que nunca se rompa, para que no se desarrollen más acontecimientos en la humanidad y en el planeta.
En este momento, la humanidad no tiene justificación ante Dios. Es el amor y la responsabilidad de mis apóstoles, es la madurez y la consciencia de Mis compañeros, lo que generará una verdadera justificación ante Dios, para que la Misericordia descienda y la Justicia Divina se detenga.
Sé que, a través de estas Palabras y de este Mensaje, coloco a sus mundos internos en una presión ardiente. Pero sepan que Mi deber es decirles la verdad y abrirles sus ojos, los ojos de la consciencia, pero también abrirles sus corazones para que no se cristalicen, para que no se endurezcan, para que nunca pierdan la sensibilidad ante la realidad de estos tiempos.
Como hace 2 000 años atrás, nuevamente esta historia se vuelve a repetir en el presente, con pocos haré todo lo que debo hacer. Pero este es el tiempo de Mis apóstoles, de los apóstoles maduros y disponibles, capaces de ir más allá de sí mismos, capaces de renunciar más allá de sí mismos, capaces de entregarse aún más por Mí.
En este último mes del año, y antes de que ingresen en un nuevo año, deben pensar y reflexionar sobre estas cosas, porque están en el momento de no solo poder recordar quiénes fueron, sino también están en el momento de saber para qué vinieron aquí y qué es lo que aún deben cumplir bajo la guía de la Voluntad de Mi Padre.
No vengo a pedirles que sean perfectos, les vengo a pedir que alcancen la perfección a través de la entrega y del servicio; porque quien confía en Mí no tiene por qué preocuparse, ni siquiera de sus propias miserias.
Porque a quien verdaderamente está Conmigo, Yo lo liberaré de sus cadenas y opresiones. Yo lo sanaré con Mi Mano Curadora y se liberará para siempre de sí mismo; y su alma no vivirá más en una prisión espiritual, sino que como un águila de luz volará hasta las altas cumbres de la Casa del Padre, para ser parte de Sus Divinas Moradas.
Este es el Mensaje que quiero dejarles a todos los que son fieles a la oración del corazón y en especial a los Encuentros de la Maratón de la Divina Misericordia.
A partir del próximo ciclo, serán ustedes, Mis compañeros y Mis amigos, los que deberán sostener a través de la oración misericordiosa todo lo que sucederá en el planeta; porque a los 21 años de su evolución, están en el momento cierto de dar el gran paso, sin que Yo esté presente. Pero tengan fe, porque desde lejos, desde Mi Gobierno Espiritual, estaré rezando por ustedes para que, algún día, sean Cristos.
Y ahora, en este silencio, que los invito a vivir internamente Conmigo, comulguen de Mis Palabras para que sus corazones estén prontos para lo que llegará.
Recuerden que Mi Madre es su Madre, y si el Hijo de la Madre de Dios entregó lo más valioso que tenía a los pies de la Cruz, entregó a Su Madre para cada uno de ustedes, ¿son capaces de creer que lo conseguirán?, ¿que conseguirán entregarse como Yo Me entregué?
Eso es todo lo que hoy quiero decirles, y les agradezco por tener la valentía de animarse a sentir cada una de Mis Palabras.
Recemos, frase a frase.
Oración: Cristo de la Luz.
Que esta Maratón sea el gran paso de los apóstoles para los tiempos que llegarán.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy oro para que el Inmaculado Corazón de María ampare en Su interior a las almas perdidas, las que no encuentran el sentido de la propia vida, las que están confusas y no saben el motivo de existir, a las que no conocen el Amor y la Gracia de Dios.
Hoy oro para que el Inmaculado Corazón de María acoja en Su interior a las almas frágiles, a las que luchan por ser fieles, pero que sucumben a las tentaciones del mundo, a las que se pierden en los vicios, a las que ceden al caos y al mal.
Oro para que las almas que claman por auxilio vean los brazos de la siempre Virgen Madre de Dios extendidos al mundo. Que tomen esas manos, firmes y delicadas, que cruzan los universos y los Cielos, ante la Ley de la Justicia, y derraman Misericordia sobre el mundo.
Oro para que el Inmaculado Corazón de María sea conocido, para que las almas sepan reverenciar el Amor de una Madre que detiene las Leyes y la Ira de Dios y clama por Sus hijos más perdidos.
En tiempos de transición y de definiciones, hijos, oro para que las almas comprendan que el Amor de la Virgen María va más allá de toda comprensión humana. Ella toma de las manos hasta a las almas más perdidas y las conduce al Hijo, que las conduce a Dios.
Sepan orar con María Santísima, no solo por la paz, sino también por el perdón, por la esperanza, por la salvación de las almas más pecadoras, porque Ella es, hijos, la que clama al Primogénito para que Él coloque Su atención sobre el agua que debe ser transformada en vino. Ella es quien sustenta la cruz de Sus hijos, quien persevera más allá del dolor, quien se mantiene de pie. Ella es quien les enseña a servir en silencio, a manifestar y a perpetuar el Plan de Dios, aun cuando Dios parezca estar ausente. Ella les enseña a estar en el Padre, en todas las circunstancias, haciendo de la propia vida la puerta hacia el Reino de Dios.
Por eso, oro para que hoy no solo sea honrada, sino, sobre todo, sea vivida la unión con el Inmaculado Corazón de María.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Dulcísima Madre de la humanidad
He aquí la Madre de todos los pueblos, de todas las naciones y de todas las culturas.
He aquí la Madre de los simples y Madre de los pobres. Madre que escucha las oraciones de los mansos y que siente el corazón de los pacificadores de Cristo.
He aquí la Madre que cura y Madre que sana las heridas más profundas en los corazones.
He aquí la incansable Madre que guía por el buen camino a las almas.
He aquí la Madre de la Iglesia y Madre de los Apóstoles, Madre de los
Misioneros, Madre de los Servidores de la Luz.
He aquí la Madre de la Gracia y de la Misericordia. Madre que consuela, Madre redentora.
He aquí la Madre de la Paz, Madre de la Esperanza, Madre que concibe la Verdad en los que la buscan.
He aquí la Madre de la Pureza que purifica a Sus hijos, para consagrarlos al Corazón de Dios.
He aquí la Madre que libera del cautiverio a los que están presos de sí mismos.
He aquí la Madre que construye en los corazones y en las almas los puentes hacia Dios.
He aquí la Madre de los humildes y Madre de los que son simples, Madre de los que aman, Madre de los que se entregan y de los que se consagran a Dios.
He aquí la Madre de la Bondad y Madre de la Justicia, Madre que intercede incondicionalmente por todos Sus hijos.
Madre del Carmelo, Madre de todos los que aspiran al camino del espíritu.
He aquí la Madre de la Luz y Madre de los desamparados, Madre de los que están presos, Madre de los sufrientes.
He aquí la Madre de la Sabiduría y Madre del discernimiento, la Madre de la Ley y Madre mediadora ante el Padre Celestial.
He aquí la Madre de los despojados, Madre de los entregados, Madre de todos los consagrados.
He aquí la Madre de la Redención, Madre de la Liberación, Madre de las Espadas de la Luz.
He aquí la Madre de la Defensa y Madre de la Intercesión.
He aquí la Madre de los más pobres, Madre de los olvidados en el mundo.
He aquí la Madre de los verdaderos, Madre de los honestos, Madre de todos los que abren su corazón a Dios.
He aquí la Madre de los Peregrinos, Madre de los Caminantes, Madre de todos los incansables.
He aquí la Madre de la Honestidad, Madre de la Transparencia, Madre de la Esencia Original.
He aquí la Madre del Sol, Madre de las Estrellas, Madre de la Primavera, Madre de la Naturaleza.
He aquí la Madre de todos los sublimes Espejos, Madre del Conocimiento, Madre del despertar espiritual.
He aquí la Madre de todos los que buscan a Cristo, Madre de los que comulgan del Cuerpo Eucarístico de Cristo.
He aquí y ahora la Señora de la Paz, la que llega a este encuentro de hoy para estar con Sus hijos más simples, para escuchar la voz de sus oraciones, para bendecirlos a todos en nombre del amor.
He aquí, hijos, la Madre que siempre los escucha, Madre que viene a su auxilio para retirarlos de cualquier sufrimiento y dolor.
He aquí la siempre Virgen María, la que desciende del Cielo para estar en júbilo junto a Sus hijos, para entregar a cada alma lo que necesita.
He aquí la Madre del Santo Rosario, la que les extiende Sus brazos para que se tomen fuerte y eleven sus consciencias a Dios.
He aquí la Madre que eternamente los ama, la Madre que los espera todos los días en oración.
He aquí la Madre que los conduce y los guía por el camino del perdón y de la reconciliación.
Que este día sea de fiesta celestial, que los Portales de la Luz y de la Cura se abran sobre esta ciudad y que ningún alma pierda la Gracia de liberarse de sí para siempre.
Que todos juntos construyamos sobre este pueblo de Carmo da Cachoeira, el Arco de la Paz y de la Misericordia de Dios.
Que los ángeles de la Luz desciendan para colmar a los corazones con todas las Gracias posibles.
Que se establezca la alianza entre las almas y Cristo.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi Gobierno Celestial
He aquí Mi gobierno celestial, el que siempre ha descendido al mundo cuando su Madre desciende para abrir los portales de los Cielos.
He aquí Mi gobierno celestial, formado e integrado por los ángeles de diferentes jerarquías, los que en obediencia y de forma incondicional sirven a su Humilde Madre Celestial.
He aquí, hijos, Mi gobierno celestial, que tiene su base fundamental en las enseñanzas de Mi Amado Hijo y en Su Divina Obra de Misericordia.
He aquí, queridos hijos, Mi gobierno celestial, guiado por el Divino Pensamiento del Padre y manifestado por obra de Su Eterna Gracia.
He aquí, Mis pequeños, Mi gobierno celestial, que tiene su sede universal en la Divina Iglesia de Cristo, existente y presente en el sagrado Universo Espiritual.
He aquí, Mis hijos, Mi gobierno celestial, extendido interiormente en este mundo por medio de los que proclaman su fe y su amor por Cristo.
He aquí Mi gobierno celestial, renovándose y expresándose en los corazones devotos y en los espíritus que se entregan por amor al servicio.
He aquí y ahora Mi gobierno celestial, anunciado por Gabriel Arcángel en los primeros momentos de la Anunciación.
He aquí Mi gobierno celestial, proclamado por la humilde palabra de Mi prima Santa Isabel y, a partir de allí, por todas las generaciones.
He aquí y ahora Mi gobierno celestial, extendido en el Universo, después de Mi Asunción a los Cielos, a través de la obra y del servicio inmediato de los ángeles.
He aquí y ahora Mi gobierno celestial, entregado por el Divino Padre y por el Amoroso Hijo durante Mi coronación como Reina y Madre del Universo y de la Tierra.
He aquí, hijos, Mi gobierno celestial, concretado por medio del propósito que el Todopoderoso Me encomendó para este Universo y para este amado planeta azul.
He aquí y ahora Mi gobierno celestial, impulsado como obra a través del estado de Mi eterna Gracia y llevado adelante con el amor maternal de Mi Inmaculado Corazón.
He aquí la Esclava Eterna del Señor, que guarda en Su Reino invisible a todos Sus amados hijos, que protege los pasos de los caminantes de la fe, que guía y conduce a los amantes de Cristo.
He aquí y ahora el gobierno universal de su Madre Santísima, vivo y resplandeciente a través de los Espejos, los que sutilmente irradian los Principios eternos para el surgimiento de la nueva consciencia de la humanidad.
He aquí y ahora el gobierno celestial de la Madre de Dios, el que se lleva adelante a lo largo de los tiempos con la adhesión y la entrega de Sus pequeños hijos.
He aquí y ahora Mi gobierno celestial, manifestado durante estos años de trabajo Conmigo a través de esta obra en la superficie, la que es movida interiormente por los impulsos constantes que envía el Espíritu Santo.
He aquí y en este tiempo, la obra de María Santísima presente en los corazones que forman parte de ella.
He aquí la Obra mariana de Dios a través de todo este grupo de almas que ha dado su sí a María, así como María dio Su sí al Arcángel Gabriel.
He aquí y ahora la obra de la Corredentora Madre de Cristo, obra que se ha expandido y difundido en los cinco continentes, obra que llega a las almas de diversas lenguas del mundo.
He aquí la Obra del Amor y de la Misericordia de Dios por medio de María Santísima, actuando y obrando lentamente a través del amor de Sus hijos y de la fe de Sus soldados.
He aquí la obra que surgió, en el comienzo, en un naranjal de Aurora y que luego despuntó como un gran sol para todo el planeta, llegando hoy a servir y a rescatar a las almas más perdidas.
He aquí la obra de la esperanza, obra de María y obra nuestra, guiada por Su Corazón noble y conducida por Su humilde mano.
He aquí y ahora, la obra de la paz, presente en el mundo por Voluntad del Padre, después de diez años.
He aquí la obra que ha regenerado a muchas vidas, que ha hecho verdaderos milagros en los corazones necesitados, que ha devuelto el amor y la vida a los que los habían perdido.
He aquí y ahora la obra formada por tantos hijos de María que tejen, junto a su Madre, el manto de la paz en el mundo, el manto en donde Cristo posará Sus Pies cuando Él retorne.
He aquí el gozo espiritual de su Madre al ver en los ojos de Sus hijos el brillo de Su Gracia y la esperanza expresada en los rostros de los que la habían perdido.
Demos gracias a Dios por haber permitido que su humilde Señora de la Paz y Madre de la Divina Concepción de la Trinidad haya venido a su encuentro para poder hacer de sus vidas receptáculos de la Gracia, instrumentos del amor y columnas de Su eterna y divina misericordia.
Por estos diez años compartidos, hoy Yo les agradezco.
Los bendice bajo la luz del Inmaculado Corazón,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que la luz que Santiago Apóstol dejó grabada en estos caminos, le sirva a las almas que buscan hace tiempo el Camino del Señor.
Hacer el Camino de Santiago es aceptar el camino de la redención y del apostolado que Mi Hijo ofreció a todos Sus seguidores.
Vivir el Camino de Santiago es ofrecerse, como apóstol del Señor, para encontrar los caminos de la purificación, de la redención y de la rehabilitación.
Santiago Apóstol hizo este camino para llevar a las almas la palabra de la Buena Nueva y hacer de ese instante una oportunidad para que las almas se encontraran, en algún momento, con el Amor del Señor.
Seguir este camino es aceptar vivir la propia cruz y aprender, a través de las experiencias, a cargarla con valentía y determinación.
El Camino de Santiago abrió las puertas para la evangelización de Occidente y para la redención de esta parte del planeta.
Santiago Apóstol fue, espiritualmente, acompañado por la Madre de los Apóstoles, para que él pudiera cumplir con la misión que Mi Hijo le había encomendado a cada uno de los Suyos.
El Camino marcado por Santiago fue más tarde recorrido por los pies de la simple Madre, la Madre de Jesús, llevando entre Sus manos el gran símbolo del Grial, despertando así la vida del apostolado en todos.
El Camino de Santiago fue posteriormente el camino de María Santísima.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice, ahora y siempre en el amor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Vengo al mundo por la salvación de los infieles.
Vengo al mundo por los que sufren.
Vengo al mundo por los que se pierden en la vida material.
Vengo al mundo por los que no tienen a Dios.
Vengo al mundo por los que hacen las guerras.
Vengo al mundo por los que crean la perversión y la idolatría.
Vengo al mundo por los que son falsos.
Vengo al mundo por todos los que endurecieron su corazón ante Dios.
Vengo al mundo por los que dicen no.
Vengo al mundo por los que duermen.
Vengo al mundo con el deseo ardiente de convertir y redimir a las almas, para que ingresen en el camino del verdadero amor.
Vengo al mundo para dar paz a todos los que la perdieron.
Vengo al mundo por los que se engañan a sí mismos.
Vengo a abrir los ojos de los que no quieren ver la realidad de estos tiempos.
Vengo a que Me acompañen en este calvario planetario.
Vengo para que todos Mis hijos recuerden a Dios, Su Omnipotencia, Su Gracia y Su Misericordia.
Vengo a traerles la paz y la alegría de poder conocer el Reino de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
He aquí la Esclava del Señor, hágase en Mí según Tu Palabra.
He aquí Tu Sierva del Amor y de la Maternidad, bendita entre todas las mujeres y honrada por todas las generaciones.
He aquí Tu Amada Hija, simple en el sentir y profunda en el amar.
He aquí Tu Servidora incansable, que arde de Amor y Misericordia por las almas que buscan Tu Reino.
He aquí Tu culcísima Madre, que vigila Tus rebaños, que los guía y los acompaña hasta el establo de Tu Corazón misericordioso.
He aquí Tu Estrella, que ilumina los caminos de las criaturas que se abren para conocer lo infinito que es Tu Amor en esencia, poderoso e invencible.
He aquí la Señora Vestida de Sol, que enciende la llama de la oración simple en Sus hijos, que llama a todos a la conversión y al perdón de los pecados.
He aquí la Divina Señora, abogada e intercesora de las causas imposibles, intermediaria entre las almas y Dios.
He aquí la siempre Virgen Madre, que ruega y suplica por la paz, que pide y solicita la unión entre los pueblos y las naciones.
He aquí la Señora del Santísimo Rosario, hoy coronada en Fátima y en el mundo, reconocida como la Madre de la bondad y de la Misericordia.
He aquí la Madre Celestial de Dios, que se une a cada peregrino y a cada corazón que busca, en estos días, una Gracia especial, la Gracia de poder amar, de poder perdonar y de ser perdonado por el Padre Eterno.
He aquí la Reina de los ángeles y de los arcángeles, descendiendo en Gloria sobre la Cova da Iría, despertando nuevamente la paz que concede Fátima, como terafín del mundo.
He aquí la dulcísima Madre, venerada y querida, amada y aceptada por todos Sus hijos, Madre de la reconciliación y guardiana de la vida, escudo contra todo mal y Templo de la Sabiduría.
He aquí la Santa Mujer más buscada, la que alivia el pesar y el dolor, la que comprende y ayuda a los más perdidos.
He aquí la Madre del Sol, la Señora de la Luz, la que acoge en Su seno el sufrimiento del mundo y lo hace Suyo para que el mundo sea aliviado del pecado y del error.
He aquí la Reina de Lys, la Comandante de los espíritus misioneros, el Espejo del Amor Divino que se refracta en la esencia de quien la invoca.
He aquí la Madre de la Esperanza y la guardiana de la fe, la gestora de los nuevos principios que repoblarán la Tierra y la Nueva Humanidad.
He aquí la Señora de Fátima, la Madre de los corazones orantes, la Servidora de la Fuente de la renovación.
He aquí la Madre de la Nueva Alianza, la que acompaña la consagración de Sus hijos y los lleva de la mano hacia Jesús.
He aquí y ahora la Señora del Santísimo Rosario, al lado de cada alma que en las próximas horas se prepara, en oración, para el gran acontecimiento esperado.
He aquí la Madre de Jesús, el Redentor, con el Cetro de Dios en Su mano, apuntando al continente europeo para que se convierta, se redima y viva la paz, con el fin de cumplir el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.
He aquí y ahora a la Reina de la Paz, rodeada de Luz y más brillante que el sol; Madre que desciende del Cielo para estar cerca de Sus hijos para abrazarlos, besarlos y darles el Amor del Corazón.
He aquí y ahora la Madre que dijo sí por toda esta humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Señora del Santísimo Rosario
Después de que Jesús curó la ceguera de una pobre y simple mujer, acordó con las doce santas mujeres que acompañaban a Mi Divina Consciencia, que se encontrarían el domingo de noche en la casa de una de ellas, para terminar de preparar la gran tarea que Él realizaría por la humanidad: Su Divina Pasión.
Las doce santas mujeres, después de haberse desposado con Jesús en Betania, salieron en peregrinación por otro camino que las conducía hasta Jerusalén. Con oraciones, ayunos y sacrificios, las santas mujeres, junto con María y durante el camino a Jerusalén, comenzaron a vivir éxtasis inexplicables, lo que las hacía más conscientes de la Pasión que viviría su Santo Esposo Espiritual.
Mi Divina Consciencia fue relatando a lo largo de la peregrinación, las visiones que el Padre Eterno, a través del Arcángel Gabriel, Me enviaba sobre el duro momento y sobre la agonía que viviría Cristo.
Sin saberlo, las doce santas mujeres, que caminaban rezando y ayunando hacia Jerusalén, comenzaron a vivir de una forma anticipada la Pasión de Jesús.
El día domingo por la noche, ellas recibieron del propio Jesús, y a través del legado que dejaría Mi Divina Consciencia, todos los detalles sobre la preparación de la Última Cena. Percibieron las indicaciones para esa ceremonia por intermedio de sueños y por directa orientación de sus ángeles de la guarda.
Eso permitió que estuvieran en comunión perpetua con el Sagrado Corazón de Jesús, hecho que, en el final de los tiempos, repercutiría en todo el género femenino.
Antes de llegar a Jerusalén, las santas mujeres le declararon a María la unión interna con Su Corazón de Madre y le confirmaron que compartirían, con Ella y por Ella, todos los martirios y dolores que la Santa Madre viviría con el fin de aliviar a Su Amadísimo Hijo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los unifica,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Declaración de un Ángel de la Guarda ante la Consciencia Santísima de María
Madre de Dios,
por Tu Misericordia lo salvaste y por Tu Gracia lo rescataste;
por Tu bondad plenísima lo acogiste
y en Tus brazos maternales lo colocaste.
Sálvalo, Madre, de toda adversidad y protégelo,
resguárdalo y ampáralo bajo Tu Manto de Luz,
para que lo hagas invisible ante toda maldad, tentación y engaño.
Por Tu caridad, le diste de comer del Cuerpo Santo de Tu Hijo
y por Tu piedad, le limpiaste las miserias más profundas.
Señora del Universo y de la Tierra,
Madre de todos los ángeles y hombres,
hoy Te entrego, en Tus brazos, su alma,
porque en Tu santo resguardo, sabemos que dará los pasos
hacia Tu amado Hijo, el Cristo.
Cuídalo y enséñame a cuidarlo, Divina Reina,
ampáralo y ampárame de todas las fuerzas del caos,
porque el mayor regalo para el Altísimo
será tenerlo en el regazo de Tu Divina Misericordia.
Elévalo, en alma y en espíritu, hacia el Reino Celestial,
vierte sobre su espíritu el agua que todo cura,
el Agua que proviene de Tu Santo Hijo,
purifícalo según Tu Voluntad, en la Voluntad Suprema del Padre,
para que limpio de toda mancha despierte a su pureza original.
Hoy, Madre de la fe y de la paciencia,
Te traigo hasta Tu Reino esta pequeña alma,
chispa del soplo del Espíritu Divino,
para que comience desde ahora,
la caminata eterna a la santidad y al bien.
Sagrada Madre,
con Tus purísimos gestos de Gracia,
enséñale a amar toda imperfección y error,
hazlo semejante a la santidad de Tu Hijo Jesús
y que siempre pueda sentir, Madre amable,
el cariño de Tu Inmaculado Corazón.
Así, por Tu Presencia infinita, nada ni nadie se perderá,
sino que ganará el amor y el triunfo honorable de Tu Reino,
que es el Reino de la Santísima Trinidad,
porque unidos a Ti, en obediencia y en silencio,
nosotros, los ángeles de Dios, lucharemos día y noche
por el triunfo del Proyecto Divino de Tu Hijo.
En Mis oraciones, decreto la paz interior,
en Mi servicio incondicional, entrego al mundo los Dones de Dios
enseñados por el Divino Hijo.
¡Oh, Santa Madre Universal!,
guía a cada alma, así como Tú nos guías en el Reino de los Cielos,
ese será el motivo perfecto
para que Tus hijos aprendan a amar y a servir.
Que, en Tu eternidad y servicio al universo,
las almas vean la realización de los Planes de Dios.
Hoy, Te entrego a cada alma de la Tierra
y con Mis alas protejo la esencia de cada ser,
en el nombre de todos los ángeles y arcángeles,
Padres de toda la Creación.
Gracias por atenderme, Reina adorable.
Gracias por Tu bondad celestial.
Declaración de un santo Ángel de la Guarda, rogándole a la Virgen Santa por Sus hijos de la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los restaura,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Entre Mis brazos, como la Madre de la Misericordia sostengo a los que se perdieron del camino de Cristo, y así como una vez tuve a Jesús entre Mis brazos que murió por ustedes, hoy suplico al Padre Celestial por Su Divina Piedad.
El Padre nuevamente Me concede la Gracia de liberar y de perdonar a los que cayeron en el error, en la soberbia y en la profunda ingratitud.
Como la Madre de la Misericordia intercedo por esas almas porque ellas son Mis hijas, las que Yo quiero llevar hacia la verdadera paz, hacia la redención de la vida y del corazón.
Como la Madre de la Misericordia recojo del calvario de cada ser las miserias que cayeron al caminar con la propia cruz, y con Mi Luz maternal transformo la oscuridad en luz, la incomprensión en sabiduría y la tristeza en plena alegría.
Como la Madre de la Misericordia convierto lo que es imposible para el mundo y curo las heridas que nadie consigue curar espiritualmente, porque el Padre Me ha dado la Gracia de que, como la Madre de la Bondad, ayude a Mis hijos, a todos los que abren su corazón para encontrar Mi Amor.
Queridos hijos, la derrota de la soberbia en un corazón es el mayor presente que un alma puede recibir en este tiempo en donde la mezquindad, la ceguera y la corrupción hipnotizan el camino de las almas.
Cuando esa soberbia es quebrada por el báculo de Dios, se establece la Justicia Divina y el alma no recibe lo que en verdad merecería, porque al quebrarse la máscara de la soberbia nace la pureza del corazón.
Tengan corazones puros y amen, amen mucho porque en el amor Mi adversario no tiene su reinado, sino solo en los corazones y en las mentes endurecidas.
Den permiso para que el amor del corazón brote como una llama a través de la oración y dejen que las viejas estructuras caigan al suelo para que así pueda abrirse la flor del corazón.
Reciten todos los días la gratitud infinita al Creador y estarán en el camino correcto. Como la Madre de la Misericordia estoy aquí para ayudarlos y conducirlos al Padre Celestial.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Por la misericordia de todo el planeta,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Sagrada Letanía a la Madre de Dios y Madre del Universo
Para implorar Su intercesión durante los momentos de prueba y de purificación.
Virgen Santísima,
Virgen Poderosa,
Virgen Castísima,
Virgen Abogada nuestra,
Virgen Prodigiosa,
ten misericordia de nosotros,
ayúdanos.
Madre de la Esperanza,
Madre de la Misericordia,
Madre Bienaventurada,
Madre Corredentora,
Madre de la Divina Fe,
Madre Protectora,
Madre de la Santa Justicia,
Madre Mediadora,
Madre del Perpetuo Socorro,
Madre Salvadora,
Madre de la Victoria,
Madre Purísima,
Madre Plenísima,
Madre Milagrosa,
ten misericordia de nosotros,
socórrenos.
Reina de la Paz,
Reina Universal,
Reina de las Estrellas,
Reina del Amor,
Reina de todos los Ángeles,
Reina Celestial,
Reina Libertadora,
Reina Amadísima,
Reina Dulcísima,
Reina Venerable,
Reina Adorable,
Reina de las Puertas del Cielo,
ten misericordia de nosotros,
intercede ahora y siempre.
Señora del Rosario,
Señora de la humanidad,
Señora de los pobres,
Señora de los inocentes,
Señora de la Santa Cruz,
Señora de los enfermos,
Señora de los puros de corazón,
Señora de la Piedad,
Señora de la Hermandad,
Señora de la Confraternidad,
Señora de la Luz,
Señora de la Majestad,
ten misericordia de nosotros,
rescátanos.
Espejo de todos los Universos,
Espejo de la Cura,
Espejo de la Sabiduría,
Espejo del Discernimiento,
Espejo de la Alegría,
Espejo del Cosmos,
Espejo de la Liberación,
Espejo de la Asunción,
Espejo de la Misericordia,
Espejo de la Redención,
Espejo de la Unión,
Espejo de la Salvación,
Espejo de la Rehabilitación,
ten misericordia de nosotros,
cúranos ahora y siempre.
Que en Tus sagradas faces yo encuentre el camino de salida.
Que en Tu caminar yo vea los pasos dados.
Que en Tu mirar mi alma se fortalezca.
Santa Madre de Dios,
destierra de mi ser toda soberbia,
propiedad, orgullo e indiferencia,
porque toda mi vida a Ti pertenece
para que Tu Amado Hijo
realice Su Obra de Redención y de Fraternidad.
Me entrego en Tus brazos,
humillado y despojado,
porque Tu Gracia plena
me ha concedido la redención.
Amén.
Ríndanse a Mí, pues este ya es Mi último tiempo.
Las horas pasan para este mundo y las almas se pierden. Dichosos de ustedes por recibirme y por ser dignos en el Señor, aunque no lo merezcan. Pues si no se rinden, ¿cómo Yo podré estar en ustedes y ustedes en Mí?
Mi Sagrado Corazón derrama Su Sangre sobre los horrores del mundo, sobre todos los pecados. ¿Quién será digno de recoger Mi Sangre así como lo hicieron Mi Madre y María Magdalena? ¿Quién será como Juan y estará hasta la última hora en la Cruz sin temor alguno?
Lo que Yo les he dado en su vida es lo mejor que les pude dar; no hay otra cosa mejor que les pueda entregar. Cada uno tiene lo que es justo y lo que merece ante la Ley de Mi Padre. Pero, ¿por qué no se rinden? ¿Qué mal Yo les puedo hacer si, aun en medio de la tribulación, vengo a ustedes en esta noche bendita para derramar los códigos de Mi Sangre y renovarlos en el Espíritu de Dios?
Hay muchos que dicen estar Conmigo, pero no lo están. Necesito de apóstoles verdaderos, no apóstoles de barro que se puedan romper con un solo golpe. Así como les dije a Mis apóstoles en el pasado, ustedes no conocen Mi Justicia. No vengo a castigarlos, vengo a traerles la verdad, aquella verdad que puede estar en ustedes si ustedes están en Mí y no Me rechazan en sus hermanos.
Si no viven las pruebas, ¿cómo aprenderán? Sin las pruebas, ¿creen que van a alcanzar el Cielo y la Divinidad? No estoy hablando de cosas imposibles compañeros, pues hoy vengo a dedicar este mensaje a ustedes, aunque la necesidad del mundo es más grande que la de ustedes mismos.
Hoy les muestro Mi dolor, que es el dolor del mundo, e invito a que cada uno de ustedes lo conozca, lo acepte y lo viva en la oración. Pero sé que algunos de ustedes no aceptan ese dolor porque temen conocerlo. Entregué ese dolor a todos los santos y a las personas simples de corazón a través de los tiempos. El dolor es más grande que Mi Misericordia, y eso Yo no lo puedo ocultar. ¿Quién cargará con esta pesada Cruz y no solo vivirá de Mis Prodigios? Los que son llamados por el Pastor deben vivir todas las cosas que Yo les entrego de tiempo en tiempo.
Pero aún Mi Sagrado Corazón espera de cada uno de ustedes que, en esta ofrenda misericordiosa de oración, ya no sean los mismos porque ya no hay tiempo que perder. El mundo se oscurece poco a poco y el fervor no puede apagarse en los corazones. ¿Cómo podrán ser depositarios de Mis Gracias si a veces sus corazones se cierran ante Mí y ante sus hermanos?
Yo no vengo a prometerles una vida magnífica en este mundo, pero sí vengo a prometerles la vida eterna en el próximo mundo. Si se separan entre ustedes, ustedes se separan de Mí y Mi Mano no puede acercarse a ustedes porque ustedes se alejan. Se alejan de Mi Luz, de Mi Amor insondable, de Mi Paz, de Mi Esperanza.
Hoy no quiero dejarles un mensaje de dolor, sino una realidad. Todas las almas están en su Juicio y esto recién ha comenzado. El Juicio de ustedes podrá ser leve si su amor es más grande. El amor por lo que aún no sienten, el amor por lo que no aceptan, el amor por lo que rechazan, el amor por lo que niegan delante de todo lo que han recibido a Mi derecha y a Mi izquierda.
Hoy no puedo abrir Mis Brazos y extender Mis Manos hacia ustedes porque no veo el amor del mundo. Son muy pocas las llamas que se encienden para glorificarme, pero aún están a tiempo, compañeros, de dar un paso más en la confianza a Mi Sagrado Corazón.
Deseo verlos en plenitud y no con amargura. Mi Corazón derrama Su Sangre para renovarlos, para vivificarlos en el Espíritu de Mi Padre que está en los Cielos y que los contempla día y noche. Si ustedes no aceptan lo que Yo les doy no podrán vivificar a Mi Padre Eterno; pues Mi Padre está lleno de Dones para todas las almas, pero las almas no permiten que se derramen los Dones en sus corazones.
Desearía hablarles de lo que en verdad necesita el mundo pero primero debo cuidar de los que Yo he escogido con Mi Mano a través de los tiempos y he señalado con Mi Luz en este último ciclo.
Los apóstoles estuvieron separados para predicar, pero nunca dejaron de unirse, así como Yo les enseñé en la oración, en la Adoración a Dios. Ustedes creen adorar Mi Corazón pero no saben. Es una conquista para sus espíritus adorar a Mi Corazón cuando tengan confianza en Mí por todo lo que viven. Nada es casualidad. Ustedes viven lo que han sembrado y están cosechando lo que han plantado. No hay ningún error en todo esto. El Cielo sabe que las almas se equivocan, pero deben comenzar de nuevo todos los días, en la absoluta certeza de que servirán al Pastor a pesar de las consecuencias.
¿Qué más quieren de Mí? Esto es todo lo que Yo les puedo dar y ya es una Gracia máxima que lo puedan vivir en estos tiempos difíciles. Eleven al Padre sus errores porque son los errores del mundo, la indiferencia de los corazones que sufren por no poder reconocer el Propósito que ha pasado muchas veces frente a ellos de diferentes formas y con distintas señales.
Acojan Mi dolor por la indiferencia humana y transfórmenlo en amor y en compasión; acojan la indiferencia de sus hermanos, que sufren por rechazarme inconscientemente; acojan el dolor ajeno y así Me ayudarán a cumplir el Plan. Que esta Maratón sea asumir el dolor del mundo, que la mayoría no quiere vivir. Pues si el dolor no se asume, el mundo sufrirá por no haber escuchado el Mensaje.
Hoy Mis ángeles custodios adoran sus esencias que es lo verdadero y sublime ante los Ojos de Dios. Ellos no ven sus defectos y sus imperfecciones, ellos ven lo que en verdad son y no se cansan de hacerlo. Es algo que ustedes deben aprender en sí mismos y en sus hermanos; así se liberarán de las influencias de Mi adversario que tritura las mentes, así como el trigo se hace polvo.
Sean misericordiosos aunque no lo sean. Renueven sus votos ante Mi Corazón todos los días y no teman vivir su cruz, porque si Yo llevé la Cruz por ustedes y por el mundo, ¿por qué ustedes no compartirán la Cruz que hoy cargo por esta humanidad? Aunque sea un ser ascendido, que Mi humildad los humille, que Mi verdad los purifique, que Mi Corazón los limpie de toda mancha, de toda adversidad.
Si ustedes creen que Yo Soy la Luz entre las tinieblas, ¿por qué no Me siguen en lo que Yo he colocado en sus caminos?
Mi Rostro se dibuja en los corazones que son verdaderos y en los que son honestos en su transformación, a pesar de las caídas. Yo no dejo de ayudar a los que claman por Mí, pero no puedo ayudar a los que se enorgullecen por sus propias virtudes. Destierren aquello que ya no sirve más para Mi Padre, así Yo podré entrar en ustedes como Yo entré en el Padre Pío dejando la señal visible de Mi Presencia por cincuenta años. Tengo algo especial para cada uno, pero aún no lo he podido entregar. En el sacrificio se encuentra la confianza en Dios, en la humildad y en la humillación se encuentran el despojamiento de sí y se trascienden todas las barreras de la materia.
Quiero que en esta Maratón sean verdaderos Conmigo y que no solo lo sean en las palabras. Que sus verbos pronuncien lo que verdaderamente sienten ante Mi Corazón Misericordioso, porque mientras gran parte del mundo sufre la persecución y la guerra y no pueden recibirme, ustedes, ¿qué harán con todo lo que Yo les he dado con tanto Amor y Misericordia? Sean honestos ante los Cielos y renuncien no con soberbia, sino con humildad, con paz, con esfuerzo y sacrificio. Renuncien verdaderamente a lo que creen que es mejor o a lo que podrían mejorar. Mis apóstoles pasaron por esa prueba hasta el final de sus días.
No dejen dormir sus consciencias cuando Yo estoy hablando. Yo Soy su Rey y su salvación.
Necesito que crezcan en consciencia y no en vanidad. Mis perlas preciosas no pueden perderse en este mundo. Adoren a Mi Corazón para que nada malo suceda, pues el tiempo de Mi Justicia se aproxima para toda la humanidad.
Salgan de sí mismos y vean a los que mueren, a los que la televisión muestra como si fueran una victoria. ¡Oh compañeros Míos! aún no saben lo que siente Dios cuando un corazón es indiferente a lo que se le ha dado por Misericordia.
A todos los estoy llevando a una evaluación interior, porque cuando Yo retorne no podré ver en sus túnicas ninguna mancha, y si hubiera algunas manchas no podré reconocerlos porque hasta ahora Yo les enseñé a lavar sus vestiduras con el agua de Mi Misericordia y de Mi Gloria.
Intenten amar un poco más, aunque no puedan. Mi Corazón se ofrece para eso y sus hermanos también se ofrecen para ser amados de verdad. Recemos a Dios por los que no pueden amar a Mi Padre ni a Mí. Recemos con fervor y con Misericordia, así como Yo les enseñé en el principio.
Oración: Padre Nuestro.
No quisiera verlos con caras largas en esta Maratón, porque el mundo precisa alegría, verdadera alegría para poder trascender todos los males y las indiferencias que las almas cometen diariamente ante el Reino Celestial.
Hoy podré bendecir, por compasión, estos elementos que han puesto ante Mi altar, que está en el Cielo y está en la Tierra, para que sus corazones sean lavados por Mi Sangre y sus espíritus sean purificados por Mi Cuerpo, dos señales visibles de la redención y de la entrega a Mi Corazón que siempre los espera.
Hace dos mil años Yo les dejé un tesoro universal, una insignia perpetua para sus corazones y almas. Les dejé el tesoro vivo del universo, el Terafín de Dios manifestado en cuerpo y sangre para toda la humanidad. ¿Cuántas veces ya comulgaron Conmigo?, ¿lo hicieron de verdad o solo con apuros? ¿Cuántas veces Me ofrecí a la mesa de todas las almas para que Me vivieran en la Pasión y en la Cruz?
Mi Corazón Sagrado hoy derrama Su Sangre por las almas indiferentes, por los que no se animan a confesarse Conmigo, ante Mi divina Humildad y ante Mi Paz.
Hoy preparo con esta comunión a toda esta parte de la Tierra que debe consagrarse a Mi Divinidad antes de que Yo vuelva al mundo por segunda vez. Para llegar a Mi Divinidad deberán limpiarse y purificarse todos los días. Por eso les pido que se rindan a Mí para que sus corazones superen todas las pruebas, en el nombre de Dios y de Su infinito Proyecto.
Ante los Ángeles Custodios del universo, ante los Arcángeles que glorifican a Mi Padre perpetuamente, ante el santísimo Espíritu de Dios, ante Su Hijo amado, ante el Padre Celestial que unifica todo lo creado y que vivifica a los espíritus que le responden con sinceridad y ante la majestad de la Madre del Mundo, Yo los absuelvo y los perdono en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Cuando cometan una indiferencia laven sus pies, así como Yo se los lavé a los apóstoles para que reconocieran que Dios se hace tan pequeño ante las almas más orgullosas. No ofendan más a Dios, el mundo lo ha ofendido mucho.
Vivan Mis Tesoros celestiales y alcanzarán la vida eterna. Amén.
Cristo Jesús Glorificado
En las entrañas más profundas de Dios, en donde habitaba la pureza de Su Divina Consciencia, reposaba un principio de vida, una molécula viva de la Consciencia Divina, proveniente de Adonai. Como el Amor de Dios no podría permanecer en Él mismo, el Creador le dio vida a ese principio purísimo: creó una Consciencia Divina y Universal, que abarca más que un pequeño cuerpo o una consciencia material.
María es el Vientre Divino, es la Vida, es lo que hace nacer a las criaturas de todos los Reinos y las ampara durante toda su evolución.
María no vino de los hombres y ascendió a los Cielos; María descendió de los Cielos y, por Su Amor infinito, se hizo carne entre los hombres para acompañar al Hijo de Dios.
María no es parte de la humanidad, la humanidad es parte de María.
Cuando el Creador pensó en el proyecto humano, un proyectoque viviría en sí un potente grado de Amor, necesitaba de una Fuente Creadora Pura, una Consciencia que emanara el Amor que los seres humanos necesitaban para desarrollarse. Y fue así como los Ángeles y Arcángeles del Padre Celestial recurrieron a Aquel Principio Puro de Dios, que era la propia energía de la maternidad, de la pureza y del amor, para crear, desde esa Fuente perfecta, los códigos que los seres humanos contendrían en sí.
Así como es en el Cielo, es en la Tierra. Para hacer nacer el Amor en la consciencia planetaria, como había nacido en el universo, el Creador manifestó en mente, cuerpo, alma y espíritu Su Divina Pureza. De ahí proviene la Madre de Dios, la Madre de Jesús.
María es la Gracia de Dios; es la Bondad manifestada en una Consciencia sublime. María es el don maternal que, aun después de haber ascendido a los Cielos, no deja de proyectarse entre los hombres, de representar en el universo, así como en la Tierra, un ejemplo para las criaturas materiales.
Lo que tuvieron delante de ustedes durante todos estos años es la Perfección de Dios manifestada en el Amor y en la Bondad materna de María.
Queridos, les digo esto para que aprendan a estar delante de una Consciencia que, a pesar de Su Grandeza y Divinidad, a pesar de no caber dentro de una forma humana, sigue manifestándose entre los hombres, sigue expresando Su semejanza con las criaturas de la Tierra, sigue mostrándoles a todos el Camino.
Su Amor es inalterable, Su Perfección es incorruptible, Su Paz es eterna, porque Ella espera que, algún día, ustedes acepten con alegría revivir en Su plena Paz.
Permítanse retornar a los brazos de Aquella que los creó como parte de Dios. Permítanse ser guiados por Aquella que proviene del Santo Espíritu del Creador y que manifiesta Sus Dones entodas las criaturas. Mientras aún hay tiempo, hijos, ríndanse en los brazos de su Madre Celeste y, así como la Sagrada Familia, permítanse ser amados y conducidos por María. Su Amor les revelará muchos misterios y Su Pureza les abrirá las puertas del Cielo.
Aquel que los ama y los entrega todos los días, en oración, al Inmaculado Corazón de María,
San José Castísimo
¡Oh! Memorable día en que el Cielo desciende a la Tierra para glorificar la Misericordia de Dios expresada en el Corazón de Su Santa Sierva, la Virgen María.
¡Oh! Día de Gracias, de júbilo y de alabanza celestial, día en que los corazones reciben de la Fuente Divina la piedad para convertir sus vidas y para encontrar la salvación y la plenitud en Dios.
Día de misericordia será este, en que el Señor sintetizará las Gracias derramadas por el vientre de la Creación, para que las almas reciban repetidas veces los códigos que perdieron en el camino.
¡Oh! Día de salvación y de regocijo en el Espíritu Santo, porque Aquella que concibe la Trinidad en Su vientre purísimo volverá Sus dulces ojos hacia el mundo, para que ese Santo Espíritu ahora fecunde los corazones y las consciencias de los puros de intención.
Hoy es el día de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, día escogido por Dios para que, antes de cerrar un ciclo e iniciar otro en la vida planetaria, las criaturas puedan renovarse en Cristo y recibir de los Sagrados Corazones las Gracias que necesitan para perseverar.
Dichosos serán aquellos que reconocerán la grandeza de este día y que la difundirán en el mundo, anunciando que la esperanza aún vive en el corazón humano.
Dichosos los que creerán en las Palabras de Dios y que recibirán de Sus Manos Divina los tesoros celestiales para el cumplimiento de Sus Planes.
Dichosos los que consagrarán sus vidas y que renunciarán a las mezquindades y a las futilidades del mundo para vivir algo puro y verdaderamente espiritual.
Dichosos aquellos que tomarán los impulsos entregados en estos días de Gracia especial y que los vivirán en cada instante de sus vidas, porque ellos serán llamados multiplicadores de la Gracia Divina.
Alégrense, regocíjense y únanse a Dios en reparación por los pecados y por la perdición de las almas que se lanzan voluntariamente a los abismos del mundo.
Que esta Tierra sea liberada y, al fin, encuentre la paz y se funda al Espíritu de Dios, que la humanidad conciba los Dones del Altísimo, porque hoy es el día de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad.
San José Castísimo, siervo y esposo fiel de la Santa Virgen María
Queridos hijos:
Hoy, cuando el Universo de Dios toca la Tierra y derrama Su Misericordia sobre todo el planeta, vuestra Madre del Santísimo Rosario, desde América unida al corazón del Reino de Fátima, proclamará la palabra de vida, la que Su Amado Hijo Jesús le pidió que pronunciara en este día sacro.
Por esta razón vuestra Madre Celestial hoy estará unida a todas las esencias del mundo, las que en este 13 de mayo declaren a Dios y a Jesucristo que el mundo acepta y reconoce a la Madre de Dios como la Madre de todos y como la Reina de la Paz.
De esa forma el Universo Angelical estará irradiando desde Fátima, corazón de la pureza esencial, un mar de Gracias, principalmente sobre los corazones y almas que han quedado presos de la ilusión y de las garras del adversario.
Hoy desde el corazón del Reino de Fátima será declarada la Paz para el mundo y esta llegará especialmente a los corazones que comulguen en este día y recen al menos un misterio del Santo Rosario.
Así, queridos hijos, la Iglesia de Cristo, aquella que mora en eternidad dentro de los corazones simples, volverá a despertar. Y el Santo Padre recibirá una ayuda interior con la que será capaz de mantener al mundo espiritual en equilibrio un tiempo más.
Por eso hijos, la Reina del Santo Rosario hoy descenderá en América del Sur, en espíritu de paz y de renovación, para que todas las almas del mundo recojan los últimos frutos que la Madre del Cielo entregará en las manos de los simples y verdaderos.
Hoy desde Fátima, los sacerdotes del mundo entero y todos los predilectos hijos de Nuestra Señora, los consagrados a la vida sacerdotal, entregarán al pueblo de Dios una llave que abrirá la puerta para la liberación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María. Desde esa puerta las almas más pecadoras podrán dirigirse hacia el camino de la rehabilitación interior y espiritual.
Doce ángeles celestiales en el Universo estarán celebrando junto a Nuestra Señora esta comunión de reparación y de expiación del mundo entero, evento que sucederá al mismo tiempo en todos los sagrarios de la Tierra.
Pero si existiera un mayor espíritu de fe y de devoción a Nuestra Señora del Santísimo Rosario, la Madre de Dios, San Miguel Arcángel y San Gabriel Arcángel prometerán a las almas buenas socorro durante la hora de la muerte y, principalmente, la conversión espiritual de la familia. Esto será así si hoy rezan el Rosario de corazón, sin pedir nada a cambio, solo que el Plan de Dios se cumpla en las almas ingratas.
Desde el Reino de Fátima, las esferas angelicales brillarán y encomendarán a todos los ángeles de la guarda del mundo que celebren junto a Nuestra Señora la comunión universal por la Paz. Por eso hoy, vuestra Madre Celeste viene para pedir a todos Sus hijos que comulguen del Cuerpo y la Sangre de Cristo; esta expiación que será concedida por la Virgen María durará hasta el 14 de mayo de 2015, momento en el que se cerrará la última puerta de la conversión.
Queridos hijos, hoy los invito a adorar a Jesús y a que todos se sientan unidos al Santuario de Fátima, Portugal, para que esta sagrada tarea de vuestra Madre se cumpla como está previsto.
¡Agradezco a los grupos de oración de América, de Estados Unidos y de Europa por ya estar respondiendo a Mi llamado!
La Obra se cumplirá, pues estas ya son las últimas misiones de la Virgen Santísima antes del retorno de Cristo.
Les agradece y los bendice siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Visiones sobre la Pasión de Nuestro Señor
Entonces, vi a Nuestro Señor sobre el Monte Calvario, viviendo la Crucifixión en la Cruz.
Esto sucedió durante la oración del Devocionario a la Cinco Sagradas Llagas de Jesús y después de la Coronilla a la Divina Misericordia a las tres de la tarde.
En ese momento, vi que le estiraban el Brazo derecho, de tal forma que generaron una luxación en Jesús.
Durante todo ese dolor que se expandió sobre el Monte Calvario, clavaron en Su Muñeca un gran clavo de hierro, que hirió el Brazo de lado a lado y lo hizo sangrar.
En ese momento apareció otro hombre que, colocándose cerca de Su Cabeza, mientras Jesús estaba siendo clavado en la Cruz a través de la Mano derecha, comenzó a presionar la Cabeza de Nuestro Señor sobre el madero de la Cruz, de tal forma que la Corona de Espinas se incrustaba en el cuero cabelludo y lo hacía sangrar mucho más.
Después recibió golpes en Su Cabeza, que eran dados con un garrote.
En una parte del Monte vi a la Virgen postrada en el suelo y colocándose las manos en Su cabeza en señal de imploración.
Más tarde, comencé a hacer la Señal de la Cruz por todo lo que veía y una nueva visión apareció.
Cuando orábamos la segunda Sagrada Llaga, vi que, en la Mano izquierda de Nuestro Señor, comenzaron a golpear Sus Dedos, al punto de hacer sangrar cada uno de ellos y, con una herramienta que tenían, arrancaban una a una Sus Uñas, dejando Sus Dedos en carne viva.
Esa sensación indescriptible fue irradiada por Nuestro Señor y, a pesar de todo ese padecimiento y dolor, en un momento vi que la Consciencia Mental de Jesús se colocó por encima de toda esa situación y, mientras el Maestro recibía esos martirios, Él suplicaba al Padre de la siguiente forma: “¡Eli, Eli, perdónalos!, ¡perdónalos!”.
En seguida, el Maestro me dijo: “Hijo, te muestro toda Mi Pasión para que escribas el libro de la Pasión de Jesús”.
Después el Señor nos transmitió:
Aún no te He dado a conocer los tiempos difíciles que llegarán, que serán desconocidos para todos. Por eso, te pido que defiendas Mi Congregación de ti mismo, de la misma forma que Yo esperaré que cada consagrado defienda Mi Obra de sí mismo, para así desviar nuevamente la tentación de Mi enemigo de crear instrumentos propios que flagelen Mi Corazón.
Que nadie se aparte de la prueba que Yo le He enviado para vivir. Los corderos deben escapar de las manos feroces de los lobos. Pero a muchos les hace falta aprender a reverenciar todo lo que recibieron por el poder de Mi Gloria.
Que nadie se olvide de lo que ha firmado Conmigo, aunque sé que aún muchos desistirán de seguir algo que no satisface al sentimiento humano.
Cuando algunos Me presentaron la carta de renuncia, solo recordé a Judas besándome la mejilla y entregándome en la noche oscura del Huerto Getsemaní. Las propias dificultades de las almas nacen como consecuencia de la resistencia y el control.
Lo que Yo tengo para cada discípulo, aún no lo He revelado ni entregado.
Hoy, Me presento para anunciar Mi última partida en este juego infinito de la salvación de las almas y de la redención de los males, ante los horrores que hacen llorar constantemente a Mis Ojos.
El corazón que no ama sus defectos e imperfecciones es un corazón que se cierra a la verdad; de la misma forma cuando el sol es ocultado por las nubes, todo se vuelve penumbras, por el simple hecho de no dejar de controlarse a sí mismo.
Yo les He dado las mayores perlas de Mi collar de Luz, pero pocos Me han agradado y menos han hecho lucir la Misericordia que Yo les derramé. Salir al mundo significa condenarse, dividirse al igual que dos ríos, los que terminarán en la garganta del gran abismo. Estoy siendo fiel ante los que Me respondieron.
Si en verdad amaran Mi Sacrificio y Mi Pasión, no Me quitarían el tiempo de abocarme a las grandes Obras planetarias. Para trabajar su vacío de sí y su humillación ante Mi Sagrado Corazón, les pido humildemente que vuelvan a repasar Mi Pasión durante esta noche y que todas las almas oigan Mis últimas Palabras que son para la humanidad.
Pues, Yo retornaré de una forma que muy pocos han percibido. Les di primero Mi Corazón para que lo vivieran y lo amaran, después les entregué la Voz de la Fuente Misericordiosa a través de Mis Palabras y por último los llamé a la consagración interior; y ahora algunos Me quieren abandonar y dejarme clavado en esta cruz de la maldad y de la indiferencia del mundo.
A los que persisten, que sigan adelante por aquellos que Me dan las espaldas y dejan de vivir en Mi Corazón Misericordioso.
A los que están dementes, que no se desesperen, mas que confíen en el Espíritu de Mi Infinita Compasión, y a los que se sienten cansados, que recuerden el momento de la Última Cena y el sacrificio mayor que Yo tuve que realizar para que el mundo y su sagrado proyecto no se perdiera.
Sé que Mis Palabras no serán suficientes, pero en verdad, les digo que tengan la suficiente memoria y un corazón más grande para no perder, por sus necedades, el manantial de Mis Gracias. Esta Orden deberá cumplir Mi Propósito, aunque lleguen a la cima del Monte de la Cruz solamente tres.
Miren con ojos de misericordia Mi humilde declaración. Ya no pueden ser ingenuos y egoístas, el Plan de Mi Padre los necesita para que, entre las tribulaciones, aprendan a retirar las raíces del mal durante la noche de mayor oscuridad.
Será en ese momento que Yo mismo veré con Mis propios Ojos Misericordiosos a aquellos que, habiendo pasado por la renuncia, la humillación y el sacrificio, glorificarán Mi Nombre Santo y lo harán carne en su propia carne. En ese instante, Yo seré Su Intercesor y los libraré a través del poder de Mi Gloria.
Alivien el peso que llevan Mis Manos, la cruz está cada vez más pesada y el mundo también.
¿Quién se arriesgará a defender Mi Voluntad y no la suya?
¿Quién será digno de alabar Mi Nombre y de cumplir Mis Promesas entregando su vida por los demás?
¿Quién esperará pacientemente el Retorno de su Maestro, aun cuando todo esté a punto de acabar?
Dichosos los que Me buscan a pesar de sus propias adversidades, porque les prometo a ellos que no seré el verdugo ni el juez, sino que seré la Puerta que los llevará después de esta vida al Reino Celestial.
Bajo la Piedad del Creador, sean consecuentes con Mis Preceptos.
Vuestro Rey, Cristo Jesús, el Dolorido Corazón
Fray Elías del Sagrado Corazón: Ante la presencia de la Virgen María, sorprendentemente, descendió en Gloria desde los Cielos Nuestro Señor Jesucristo para transmitir Su mensaje diario, al mismo tiempo que Nuestra Señora transmitió el mensaje para la Vigilia de Oración.
La Bienaventurada Virgen María nos dice:
Queridos hijos, ahora Mi Bienaventurado y Amado Hijo Jesús proseguirá comunicándoles las Palabras Celestiales.
Cristo Jesús comienza a transmitir Su mensaje:
Amados Míos:
En este día de Gracias Maternales, como ya lo ha dicho Mi Madre, el Señor les envía, como resultado de todos los bienes espirituales que recibieron durante el Encuentro de Oración, un impulso de concreción de Su Voluntad para sus vidas.
Por eso, compañeros Míos, será necesario que, por la oración diaria del corazón, ustedes reconozcan el clamor del Cielo ante la necesidad absoluta de fieles servidores marianos y crísticos para este ciclo planetario.
Por lo que sucede en el mundo, el Cielo les ha dado todo lo que él guarda, esperando de ustedes una respuesta inmediata para que decidan vivir una constante vida de oración.
Para tal fin, el Universo Celestial preparó desde hace ya seis años este espacio sagrado del Centro Mariano de Aurora para que las almas del mundo, especialmente todos los corazones de América, tengan una referencia para transitar el camino espiritual.
Como ha sido en la historia de la humanidad, el Cielo escoge a las consciencias inmaduras y simples, y también escoge los lugares olvidados y distantes para que el Padre pueda derramar, por intermedio de los Mensajeros Celestiales, todos Sus Dones de amor, de cura y de reparación.
Para aquellos orantes que siguen Mis mensajes diarios, Yo les digo que están siendo partícipes de un momento único para sus almas, algo que quedará guardado en el espíritu superior de cada ser, para después seguir los pasos hacia el Cielo.
Por eso les pido que, en oración, estén atentos al momento que viven como almas y como hermanos en los diversos grupos de oración; si ustedes están atentos, sabrán dar los pasos correctos y evitarán errores.
En estos tiempos el Cielo está abriendo sus puertas sobre la Tierra para redimir a los que se han distanciado de Dios. Por eso, el Cielo escoge lugares en donde el ecumenismo se pueda expresar y el poder humano no interfiera en el Propósito Divino. De este modo todas las almas son libres de participar y de sentir si este llamado es para ellas.
Ahora, la lectura interna es única para cada ser y el Cielo les envía un mensaje mundial, un mensaje para todos, porque llegó el momento de la unidad definitiva y de la integración fraterna con las Leyes Superiores del Reino de los Cielos.
Solo quiero decirles a los Míos que un último camino de regreso a la Vida Mayor se está evidenciando en su senda.
Dios, en Su Gloria, les ha dado el arte de decidir y de escoger.
Los aguardamos a todos: orantes y peregrinos.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por escuchar con atención Mi mensaje.
Cristo Jesús
Queridos Míos:
Hoy los invito a recordar la unión perfecta que existió en el pasado entre los miembros de la Sagrada Familia, para que a través de ese ejemplo sus seres internos puedan alcanzar lo sagrado.
Para mejor entendimiento de ustedes, Yo les diré cuáles fueron los frutos que la Sagrada Familia alcanzó a través de la convivencia y de la vida diaria en Nazaret.
En cada uno de nosotros despertaron Dones del Espíritu de Dios, los que estuvieron al servicio constante de la humanidad, aun cuando vivíamos sobre la faz de la Tierra.
El Espíritu de Dios despertó en la Virgen María el don de la oración para realizar los Planes de Dios, el don de la maternidad para acoger a todos los hijos de Dios, el don de la humildad para reafirmar Su purísima entrega a Dios y el don de la virginidad para irradiar el Amor Puro de Dios.
En Mi Padre San José se despertó el don de la castidad para conservar los Designios de Dios, el don del buen obrero para manifestar la Voluntad del Padre, el don del silencio para construir lo nuevo en los planos internos y el don de la alegría para curar a los enfermos.
Esos y otros dones también se hicieron evidentes en el espíritu del pequeño Niño Jesús como el don de la palabra para transmitir el Amor de Dios, el don de la redención para convertir a los que estaban distantes de Dios, el don del retiro para interiorizar los Planes de Dios, el don del corazón para irradiar el Espíritu de Dios y el don de la meditación para llevar adelante las Ideas del Padre Universal.
Los dones en la Sagrada Familia siempre fueron un misterio para muchos y ellos generaron, por medio de los tres Sagrados Corazones de la Santa Familia, un cambio profundo en la consciencia de la humanidad, llevándola así a la conversión y a la redención.
Por eso, en este día oren y mediten sobre los poderes de los Dones que emanan desde el Corazón de Dios, así ayudarán a consagrar de nuevo a la necesitada humanidad.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por vivir en los Dones de Dios.
Cristo Jesús
¡Siempre sea alabado Jesucristo en ustedes y en todo el mundo!
Después de la venida del Hijo de Dios, viene hoy a vuestro encuentro interno Mi Casto y Humilde Corazón para anunciar Mi fraterna y amorosa compañía espiritual a todos los misioneros, que a causa de las leyes terrestres no han podido embarcar en la misión importantísima que la Virgen María les encomendó.
Por eso, hoy más que nunca, pequeños hermanos Míos, Yo les pido a todos los grupos orantes que oren para que los planes celestiales de paz y redención que imparten los Tres Sagrados Corazones de Jesús, María y San José puedan sembrarse en todos los necesitados corazones del mundo.
Hoy me anuncio a ustedes para instruirlos al respecto de que, si dicha misión a India demorara más allá de lo previsto, es decir, más allá del próximo mes de agosto, les anuncio que existirán también otras misiones que estaban esperando madurar en vuestras consciencias, misiones hacia naciones como Tailandia, Sri Lanka, Nueva Zelanda y los países asiáticos, que en este tiempo son los que más necesitan de piedad, de amor, de servicio abnegado y de Misericordia.
Sepan, Mis misioneros, que cuando una puerta del mundo se cierra, otra puerta divina se abre para el mundo entero trayendo Gracias y bendiciones para todos.
Desde el Cielo, en lo profundo de Mi Casto Corazón, Yo los bendigo, animándolos a vivir en la fe y en la esperanza de que los planes de Dios son perfectos y precisos para estos tiempos. Sigan Mis pasos humildes en silencio y en oración.
Les agradece por vuestra oferta y dedicación,
Vuestro Padre Misionero,
San José Castísimo
Al término del mensaje, San José nos envió el siguiente impulso orante, especialmente para todos Sus hijos misioneros:
Oración de protección y luz para los misioneros de Dios
Dios Padre,
que por medio de San José Castísimo
tocaste nuestro simple corazón,
y nosotros en humildad y fe
respondimos a Tu misión celestial.
Te pedimos, en reverencia y amor,
amado San José, misionero fiel,
cúbrenos con Tu manto violeta de protección,
para que nuestros pasos sean invisibles.
Entréganos Tu santo Cetro,
para que podamos corresponder a la misión de amor y de paz.
Entréganos Tus poderosos siete lirios del Cielo,
para que bajo esta Gracia,
que proviene de Tu santo Corazón
nosotros podamos vivir ahora y siempre:
la pureza de alma,
el amor a la donación,
el servicio sin demora y sin tiempo,
la humildad como fuente de fe absoluta,
la entrega total a la Voluntad del Padre,
el rescate de los más necesitados,
la unión perfecta con todos los Reinos Creados.
¡Oh Humilde y Casto Corazón!,
que bajo Tu poder de amor y humildad,
se cumpla la gran misión de paz
en toda la humanidad.
Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más