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Ave María en francés
Je vous salue, Marie,
pleine de Grâce,
le Seigneur est avec vous.
Vous êtes bénie entre toutes les femmes
et Jésus, le fruit de vos entrailles,
est béni.
Sainte Marie, Mère de Dieu,
priez pour nous, pauvres pécheurs,
maintenant, et à l’heure de notre mort.
Amen.
(tres veces)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Gracia no se derrama con abundancia en este mundo porque una parte de Mis hijos no la acepta. Por eso, vengo a implorarles a todos por la paz, para que el mundo no entre en un camino sin retorno.
Por eso, después de Mi Hijo, hoy vengo aquí, a los Alpes, como Mediadora de la Paz, como la Abogada entre el Cielo y la Tierra, como Intercesora entre la Justicia y la Misericordia, para que Mis hijos no pierdan la oportunidad de poder llegar a Dios, de poder estar en Su Corazón, de poder recibir Sus Gracias abundantes e infinitas.
Pero no puedo esconderles Mi dolor, el dolor de una Madre por todos Sus hijos, el dolor de la Madre de las naciones que se enfrentan con las armas, que provocan la muerte, que destruyen las familias sin piedad y sin compasión.
Por eso, las religiones en este tiempo son usadas como arma de guerra; y esto es una falta grave ante Dios, porque Dios manifestó las religiones para que todos Sus Hijos tuvieran el camino para poder encontrarlo y vivirlo, y esto va más allá de los dogmas o de las filosofías.
Las religiones del mundo deben ser un puente para llegar a Dios y, a través de las religiones, todos deben ser buenos hijos en la superficie de esta Tierra herida.
Por eso, una vez más, vengo a abrir el manantial de la Gracia de Dios, para poder llevar a los Cielos a los que han muerto en estos días a través de la guerra, sobre todo a las almas inocentes que no tienen nada que ver con toda esta situación.
¿Cómo la Madre de los Cielos consolará a las madres de la Tierra que han perdido a sus hijos?
¿Recuerdan lo que Mi Hijo les dijo en las Estaciones de la Cruz, durante Su Dolorosa Pasión?
Él les dijo que no lloraran por Él, porque llorarían por sus hijos e hijas de la Tierra. Pero la humanidad no escuchó, y la humanidad aún no quiere escuchar, porque todo lo que hacen en esta superficie es como si ya no tuviera valor ni dignidad. Pero, hay almas en este mundo que sí la tienen.
Hay almas que trabajan en servicio por esa dignidad humana, que no es nada religioso ni tampoco espiritual, es solo que el mundo aprenda a ser digno, y que esta humanidad sea humanamente digna ante Dios, para no perder el camino y el sentido del Propósito de estar aquí.
Por eso, con Mis Manos tomo el santo rosario para que en este mes de octubre, mes del Santísimo Rosario, recuerden que las puertas de los Cielos estarán abiertas para recibir las súplicas y las oraciones de todos los Hijos de Dios. Porque no Me cansaré de decirles esto, queridos hijos: oren, oren y oren.
Que la oración no sea algo automático, monótono y sin vida.
Que el fervor de la oración brote de sus corazones y esencias, porque muchas son las necesidades y las emergencias. Estas solo aumentarán y es necesario de mucha oración para poder sostenerlas, para poder atenderlas, para que todo pueda encontrar una rápida e inmediata solución.
Por eso, estoy aquí, queridos hijos, como la Madre del Consuelo y la Madre de la Misericordia, como la Madre de Ucrania y la Madre de Medio Oriente, como la Madre del Mundo, para que Mis hijos Me puedan escuchar y salir de este sueño hipnotizante del final de los tiempos, para que puedan despertar en el amanecer de cada día, teniendo claro en la consciencia qué es lo que tienen que hacer y qué es lo que tienen que atender.
Aquí, Yo no les hablo de grandes cosas, les hablo de lo más pequeño y tal vez de lo que muchos no pueden ver, de lo que verdaderamente ustedes pueden ser en este mundo, al ser parte de la Dignidad Espiritual de Dios, al ser Sus Hijos amados.
Yo también vengo aquí con un Mensaje de Paz, para que la paz se establezca en la humanidad. Mientras esto no suceda, como les he dicho la última vez, la sangre inocente seguirá corriendo sobre la superficie de este mundo.
¿Quién enmendará estos errores a través de la entrega orante de su vida?
¿Quién será un mediador, en este tiempo de tribulación, para concederle al mundo no solo la paz, sino también la justicia y el bien que muchos necesitan?
¿Quién forjará, dentro de sí, al verdadero guerrero que defenderá el Divino Propósito, primero de sí mismo y luego de los demás, que tendrá claro lo que vino a cumplir y a hacer en este mundo?
¿Quién dará más de lo que ya dio?
¿Quién ofrecerá su vida incansablemente?
Yo estoy aquí, queridos hijos, para enseñarles esto, porque lo viví y lo vivo. No se olviden de que Soy parte de ustedes, Soy parte de esta humanidad, por más que haya subido a los Cielos.
De los Cielos, siempre vendré a llamar a Mis hijos a la oración perpetua del corazón, al servicio incansable y abnegado, para que se cumpla el tiempo de la paz, dentro y fuera de los seres, en cada corazón humano.
Que la luz de la oración abunde en este mundo, para que más almas estén protegidas de los grandes errores de unos pocos, para que las almas estén protegidas de la guerra y de la persecución.
Ya no debería haber esclavitud en la superficie de este mundo. Esto sigue aconteciendo, queridos hijos, así como la explotación de todo lo que hay en esta superficie.
¿Quién enmendará la Ley de la Creación?
¿Quién abrirá la puerta de su corazón para recibir el gran y último llamado, para hacerlo carne de su propia carne, para hacerlo espíritu de su propio espíritu, para manifestarlo y concretarlo en esta superficie?
Estos son los tiempos de saber luchar a través de la oración del corazón, porque no son los tiempos de levantar las armas; es el tiempo de elevar los corazones a Dios, es el tiempo de recibir todas Mis Gracias antes de que sea demasiado tarde.
Que esta Luz que hoy baña las montañas, Luz de Dios donada por el Sol de este Sistema Solar día a día, momento tras momento, incansablemente, los bañe a través del Espíritu Santo para que le conceda al mundo la sabiduría y la paz.
Escucha, Señor, la Voz de Tu Sierva,
que viene a implorarte por Tus Hijos,
por este Sagrado Proyecto de la humanidad.
Escucha, Señor, la Voz de Tu Esclava,
que viene a ofrecerte Su Santo e Inmaculado Corazón,
en este mes del Santo Rosario,
para que las almas reciban la cura y la redención.
Escucha, Señor, la Voz de Tu Abogada,
la Reina de los ángeles y de los santos,
la Madre de todos los servidores,
la Señora de la consagración,
para que el espíritu de la inocencia
emerja en este mundo,
para que la maldad se disuelva de los corazones,
a fin de que ya nada quede impune,
sino que todos alcancen la redención
tan esperada por Mi Amado Hijo.
Que la Luz de Dios bañe al planeta,
que la Luz de Dios bañe a las naciones,
ilumine los rincones más oscuros de la Tierra,
para que puedan renacer el amor, la verdad y la justicia;
por todos los que sufren,
por todos los que son esclavos,
en este tiempo de desafíos y de tribulación.
Que la Luz de Mi Corazón,
al igual que la Luz de las montañas,
penetre en lo más profundo de la consciencia humana,
para que los desvíos sean corregidos,
para que se establezca la comunión con la Ley
que vibra en el espacio cósmico,
que se emana como una corriente
de Misericordia y de Paz para todo el universo.
Me retiro de este lugar, esperando que Mis hijos escuchen Mi llamado. No lo tomen como algo normal, abracen este llamado como una emergencia, como el grito más profundo de Mi Corazón para que se detengan las armas, la maldad y las guerras; para que todos puedan vivir en paz, porque todos tienen un lugar en este mundo para vivir en paz. Esto es posible, pero sobre todo es posible tener un lugar en el Corazón de Dios.
Los bendigo y les agradezco.
Recuerden Mi llamado, Mi llamado por la paz, dentro y fuera de los seres.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Después del tiempo del Apocalipsis llegará un tiempo inconmensurable de paz, momento en el que Yo ya Me encontraré en el planeta, después de haber vencido al ángel caído por la fuerza poderosa del Amor de Dios en la expresión de la Santísima Trinidad.
Cuando ese tiempo llegue, llamaré una vez más a los Elohim para que reconstruyan los éteres del planeta, para que los planos etérico, astral y mental sean definitivamente sellados y todas las puertas inciertas, que se originaron desde Adán y Eva hasta el presente, se cierren.
En esa hora ya habrá pasado el Juicio Universal. Y en lo alto de un gran monte resplandeciente, semejante al monte al que Moisés subió a recibir las Tablas de la Ley, su Maestro y Señor posará Sus Pies.
En los cuatro puntos del planeta, las almas serán llamadas a Mi encuentro. Y los Resplandecientes serán testigos de ese momento, cuando la Santísima Virgen María, Madre de Dios y de los universos, les entregue a los Resplandecientes las reliquias del sacrificio y de la renuncia de los Míos.
Por un corto tiempo, el gran umbral del universo se abrirá en el planeta y todos podrán ser testigos de la historia de los escogidos, de los que han dado testimonio de Cristo a través de sus vidas.
Ese momento será coronado por los ángeles del Cielo. En esa hora, la Sangre de Cristo, Su valor espiritual, atómico y celular será reconocido.
Y el antiguo Proyecto Genético será reconfigurado. Los átomos de los autoconvocados girarán rápidamente, moléculas y células se iluminarán, y la red interminable del sufrimiento será transmutada.
En esa hora, pediré al Todopoderoso Su Intercesión; y, a través del Arcángel Gabriel, aquel que anunció a Mi Madre la venida del Mesías, en lo alto del monte resplandeciente, al lado de su Maestro y Señor, abrirá el último sello guardado en el Arca de la Santa Alianza.
En esa hora, también resplandecerán los Retiros y Centros Internos del planeta, y todos conocerán la oculta faz del Plan de la Hermandad.
Así como fue en el principio, llegarán los visitantes del universo para vivir este gran momento planetario y universal, en el que el Real Tiempo del universo se establecerá y lo que para la mayoría era un misterio desconocido y abstracto ya no lo será; porque prometo, en este día y en esta hora, que aquel que esté Conmigo hasta el fin, hasta el fin de los días, en ese momento en lo alto del monte resplandeciente, sentirá en su corazón un gozo desconocido, concedido por la obra magnífica del Espíritu Santo.
Todos los Linajes y todas las virtudes serán entregadas al Maestro, para que también el Universo Espiritual sea cambiado.
Y en esa hora, en la que se establecerán los Mil Años de Paz, que en verdad son mil ciclos de reconfiguraciones de la consciencia profunda del planeta y de la humanidad, su Maestro y Señor dará una nueva orden para que las cadenas y los grilletes de la perdición se disuelvan para siempre.
El Arcángel Gabriel tomará con Sus manos el Santo Grial, aquel Grial que fue testigo de la entrega de la Sangre de Cristo durante la Última Cena.
En esa hora, con el umbral del universo aún abierto en el planeta y en la humanidad, se volverá a establecer la unión de los tiempos, y todos los momentos evolutivos y espirituales que vivió esta raza serán expuestos.
La sangre de los mártires, en esa hora, justificará todas las guerras sucedidas en este mundo.
La vida sacerdotal restablecerá la conexión entre el Cielo y la Tierra.
El servicio abnegado de los consecuentes restablecerá la fe espiritual en todas las almas. Y aquellos que una vez perdieron el camino, por una última vez, serán contemplados por Mí para poder ser salvados y rescatados.
Por eso, en esa hora, las últimas santas mujeres estarán rezando, implorándole a Dios, junto con la Santísima Virgen María que ya estará presente en la Tierra, como Madre y Gobernanta, reuniendo a todos Sus queridos hijos en un único oratorio de Luz.
Así como fue en Pentecostés, la Santísima Madre del Cielo y de la Tierra volverá a pedirle al Espíritu Santo que descienda; y todos los méritos y dolores padecidos por la Santísima Madre, desde la Última Cena hasta lo alto del Monte Calvario, serán contemplados y Ella intercederá por última vez por el mundo.
Derramará Sus Gracias sobre aquellos que no las merecen, Su Amor enmendará sus errores, los errores de todos los que le fallaron a Cristo; y Su Santísima Mano, la Mano Maternal de la Virgen Santísima, señalará con una cruz de Luz a todos los rescatados.
En esa hora, esas almas serán contempladas por el Arca de la Santa Alianza y tendrán la Gracia y la oportunidad de comenzar de nuevo.
Y aún, Yo estaré sobre lo alto de ese monte resplandeciente. Y así como fue en Galilea, les volveré a hablar, pero esta vez no en parábolas, sino en verdaderos ejemplos de transformación y de redención que su Maestro y Señor ha visto a través de los tiempos en todas las almas.
Esto abrirá un nuevo tiempo y un nuevo ciclo, y entonces, se volverá a escribir la historia de los últimos días del planeta.
Los ángeles de la guarda se elevarán a Dios para dar testimonio de ese momento; porque todos aquellos que alguna vez hayan sido sacramentados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, también serán considerados por su Redentor y todos, delante del Santo Grial, verán la transfiguración de la Sangre de Cristo.
El Pastor los llamará a la mesa de la redención, porque Él volverá a partir el pan para compartir Su Cuerpo y Su Sangre en Presencia del Señor; e ingresará, en los mundos internos, un nuevo Propósito, aquel que las estrellas de origen tanto esperan.
Los nombres originales se iluminarán en el firmamento del universo, porque estos nombres emanarán del Sagrado Corazón de Jesús.
En esa hora, el plano material será transustanciado por la Presencia de Cristo, por las oraciones de las últimas santas mujeres y por las bondadosas madres del espíritu reunidas con la Santísima Madre de Dios.
Ya no existirá el juicio, la condenación ni la muerte. Las almas renacerán en el Espíritu Santo, su fe llegará más lejos de lo que esperaban.
Y este gran acontecimiento lo cerrará Dios, cuando Adonai descienda de las alturas con la Fuerza y el Poder de Su Reino, con la Omnipotencia de Su Amor, con la Gracia Eterna de Su Presencia. Así, por tan solo un momento, estarán ante el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en una Única Persona.
En ese momento, comprenderán el misterio de la Grandiosa Voluntad del Altísimo y Su empeño, permanente y constante, de que este Proyecto de la superficie de la Tierra exprese la presencia de los Nuevos Cristos.
Y todos aquellos que hayan sufrido injustamente las adversidades del mal serán recompensados. Los últimos serán los primeros y aquellos que creyeron ser los primeros, serán los últimos.
Benditos sean los humildes de corazón, los que padecen las miserias de estos tiempos, como el ejemplo de Mis hijos de África, porque serán los primeros en ver al Señor. Y, en esa hora, de esos pequeños corazones surgirá la fuerza de la renovación y de la fe.
Mis hijos africanos no serán más castigados con la impunidad, con la persecución o con la muerte. Yo mismo vendré a liberarlos de la esclavitud, porque ellos tendrán parte Conmigo en Mi Reino y, en esa hora, el mundo entero sabrá quienes son los corazones de África.
Yo los coronaré con Mis Gracias y Mis Misericordias; porque en lo alto del monte resplandeciente, ellos firmarán Conmigo la nueva alianza y lo harán por toda la humanidad. Así, triunfará Mi Amor, dentro y fuera de los hombres, dentro y fuera de las almas, en todo el universo.
Les dejo el sentimiento más profundo de Mi Corazón, para que se cumpla en esta humanidad y en este planeta.
Agradezco la respuesta de los consecuentes y orantes, de todos los que han respondido en estos días a Mi Llamado, sagrada experiencia que será guardada en el Arca de la Santa Alianza para que se funda espiritualmente con las Reliquias de Cristo.
Que así los corazones sean preparados para el fin de estos tiempos.
Para que esta aspiración se cumpla, la aspiración ardiente del Corazón de Jesús, celebraré con ustedes la Santa Eucaristía, así como la celebré con Mis compañeros en el Santo Cenáculo.
Les pido también a Mis sacerdotes, aquellos que en este momento están en Figueira, que acompañen este ejercicio espiritual.
Celebraremos este Sacramento, así como fue celebrado en el Cenáculo, de una forma simple, profunda y verdadera, así como es su Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Pueden traerme aquí agua para lavar las manos.
Que los sacerdotes se aproximen.
Mientras nos preparamos para este ejercicio que hará el Señor por nosotros, oramos internamente para que, al igual que los apóstoles, podamos ingresar en el Santo Cenáculo.
En aquel tiempo, les pedí a los Míos que Me acercaran el pan y el vino para la consagración, porque si no hubiera hecho este ejercicio espiritual, el mundo no habría comprendido el sacrificio del Señor.
Así, los reuní a todos alrededor del Maestro. De una forma simple y austera, le ofrecí lo más grandioso de Dios a la humanidad.
Por eso, en esa hora del Santo Cenáculo, el Señor tomó el pan, lo elevó a Dios en acción de gracias y en sacrificio, pidiéndoles a los ángeles del universo que lo transustanciaran en Mi Glorioso Cuerpo.
Para eso, lo partí y se lo ofrecí a cada uno de Mis compañeros, diciéndoles: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Enseguida, tomé el Cáliz con Mis Manos y lo elevé a Dios en acción de gracias y en sacrificio. Y para que esto se cumpliera, se lo pasé a Mis compañeros, diciéndoles: "Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la nueva y eterna alianza entre las almas y Dios, la Sangre del Cordero que será derramada por la remisión de todas las faltas. Hagan esto en Mi memoria, así como lo hacen por Mí en este momento, hasta que Yo retorne al mundo".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Oración: “Padre Nuestro”.
Que Mi Paz descienda al mundo, así como Mi Sangre descendió sobre la Tierra.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
En comunión con Cristo y en Su Presencia Misericordiosa, nos damos reverentemente el saludo de la paz, saludando a cada Cristo interno.
Y anunciamos, en Presencia del Sagrado Corazón de Jesús, la Comunión Espiritual de todas las almas con Cristo.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido;
y, por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Y así, Mi Forma de Luz y Mi Sangre ingresaron en los apóstoles y en las santas mujeres, y los preparé para que recibieran al Gran Consolador y tuvieran la fuerza interior para sobrellevar la Pasión de Cristo, así como hoy Yo los preparo a ustedes para sobrellevar el calvario planetario.
En esta comunión y alianza Conmigo, en la presencia sagrada del Cenáculo de Cristo, que fortalece a Su Gran Cuerpo Místico, a Su Iglesia Espiritual formada por todas las almas, elevamos esta oferta a Dios, en gratitud, reverencia y devoción.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco.
Pueden ir en paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das.
En este encuentro, Te honramos, Señor.
Gracias a todos.
Queridos hijos:
Hoy, su Madre Celeste coloca Su mirada sobre la herida África para que su pueblo encuentre, a través del consuelo de la Madre de Dios, la fuerza interior que necesita para seguir adelante.
África es Mi pueblo amado, un pueblo muchas veces olvidado y lastimado por la esclavitud sofisticada de estos tiempos.
Como Señora del Verbo Divino, vengo a pedirles a Mis hijos que no se olviden de las necesidades de Mi amada África; porque, mientras esas necesidades urgentes no sean atendidas por toda la humanidad, no llegará el tiempo de paz que el mundo tanto busca.
A través de ciertos acontecimientos, la voz y el grito de Mis queridos hijos de África son silenciados para que su sufrimiento no sea conocido.
Por eso, así como en este último mes Yo los invité a orar por las familias, hoy los llamo a que no se olviden de orar por Mi herida África; porque necesito que sus corazones, que ya lo tienen todo, se sientan sensibles por aquellos que más sufren.
No puede pasar ni un día en el que ustedes no piensen en Mis hijos de África. Quisiera que sepan y que comprendan, algún día, la importancia de que haya más misioneros en África.
Oro, día y noche, por los que son descartados.
Oro, día y noche, por los que son desatendidos.
Oro, día y noche, por los que son olvidados.
Oro, día y noche, por los que no escuchan con sensibilidad el grito y el llamado de África.
Mi Corazón de Madre está con África.
Mi Gracia sostiene la fe de todos los africanos. Mi Amor los abriga y los consuela en las horas difíciles.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de toda África
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Recemos todos juntos:
Ave María
(transliteración del ruso)
(tres veces)
Raduisja, Maria
Blagadatnaja!
Gaspogy s Taboju.
Blagaslavjenna Ty sregyi zsencsin
i Blagaslavjen plot
csrjeva tvajevo
Jisus.
Svjataja Maria,
Matyerj Bozsia.
Malisj za nas grjeshnych,
Nynye i f csas smjertyi nashei.
Aminy
Hoy, vengo hacia Mis hijos para que vuelvan a escuchar la Voz de la Madre de Dios.
Hoy, Soy la Señora de Czestochowa, la Madre de Polonia, la Madre de toda la cultura de Europa Oriental.
Vean a la Madre de Dios con Su rostro lastimado por la impiedad de los hombres, por los conflictos y por las guerras, por la ostentación que tienen algunas naciones de colocar en juego a toda la humanidad por medio de las armas y de la opresión.
Polonia, como el resto de Europa, hace pocas décadas atrás, ya vivió la guerra dos veces.
Casi al final de la Primera Guerra Mundial, Yo vine a Fátima no solo como la Mensajera de la Paz, sino para rescatar a Mis hijos a través de la conversión y del Llamado de Dios, el Llamado que Él les enviaba a través de Mi Corazón Inmaculado.
Pero hoy, vengo como la Señora de Czestochowa, que es la Madre de todo el pueblo de Europa Oriental, porque Su Presencia y la devoción a su Santa Imagen han trascendido todos los tiempos y todas las generaciones.
Quiero que hoy vean Mi rostro lastimado, el rostro herido de la Señora de Czestochowa, el rostro lastimado por el miedo de todos Mis hijos, por la liberación que pierden muchas almas en el mundo, por la esclavitud y la opresión del sistema mundial de este momento.
Yo vengo a pedirles que recen mucho más y, especialmente que, en esta hora tan culminante para todos, coloquen un poco más su atención en la “Oración por la Paz en Europa Oriental”. Así, ayudarán a la Señora de Czestochowa a impedir una invasión inesperada de una gran nación sobre una pequeña nación. Y, aquí, no solo está en juego el pueblo, la cultura, las tradiciones, sino que se compromete a las almas y a la vida de las personas porque no pueden vivir la paz.
¡Ya basta de transgredir las leyes!
¡Ya basta de hacer más corrupto a este mundo!
Mi Hijo derramó Su Sangre por ustedes para salvarlos y ni siquiera eso hace cambiar a los que se dicen poderosos en esta humanidad, porque desconocen el poder de la Sangre de Jesús, no solo una Sangre que redime, sino también que libera.
Hoy, quisiera traerles un Mensaje de esperanza, como tantas veces lo deseo y lo siento. Pero ahora es tiempo, Mis amados hijos, de que a través de Nuestros Sagrados Corazones todos ustedes, día a día, conozcan la verdad en Nuestras Palabras y las advertencias que les traemos a todos, no para generar miedo, sino para generar consciencia, discernimiento y sabiduría, atributos que la humanidad perdió completamente.
Pero Mi Amor abre una puerta muy grande para que los Espejos de la Misericordia se puedan refractar sobre este planeta, no solo a través de las almas orantes y fieles, no solo a través de los servidores y consecuentes, de los adoradores, de los devotos y de todos los creyentes, sino también a través de los Sagrados Espejos de la Creación, que la Madre de Dios trae al mundo cada vez que desciende para estar muy cerca de Sus hijos, para que entren en el Universo de Mi Paz.
La Paz, en este mundo, ha sido interferida. Muchas almas ya no saben lo que es la Paz, porque han perdido la paz del corazón. Pero con el esfuerzo de los que ayunan, de los que oran todos los días, de los que se consagran, de los que sirven sin nada a cambio, Mi Paz, que es la Paz de Dios, en cada nuevo encuentro Conmigo puede descender al mundo, como un suave Rayo de Luz ante tanta oscuridad, para liberar a las almas de la esclavitud y de la opresión espiritual.
Hoy, la Señora de Czestochowa viene a revelar, a través de esta Faz, lo que nunca más puede suceder en este mundo; porque todos son hermanos a pesar de las lenguas, de las naciones, de los pueblos o aun de las culturas. Aunque sean diferentes, en esencia todos son hijos de Dios, todos son contemplados por igual, están bajo la misma Gracia y bajo la misma Luz que viene a ustedes para redimirlos.
Por eso, a pedido de Mi Hijo, vuelvo a encender la Luz en el mundo para que la Luz interior, en cada corazón, no desaparezca. Porque si la Luz de Mi Hijo desaparece del corazón de los hombres o aun de la consciencia de las naciones, ¿cómo terminará todo esto?
Yo vengo a traerles este Mensaje porque es una emergencia. No puedo decirles más que esto, hijos Míos. Pero a través de Mis Palabras y, sobre todo, a través del sentimiento de Mi Amor por ustedes, hoy pueden comprender que algo serio está por suceder.
Pero aún la puerta del Cielo está abierta a través de Mi Presencia entre ustedes. Y, a través de esa puerta, sus oraciones y súplicas pueden llegar a Dios, porque los Ángeles de la Guarda pueden llevar esa oferta hacia el Corazón del Padre.
Si al menos, en este mundo, existiera más de un alma verdaderamente sincera y comprometida con la oración del corazón, ¡cuántas cosas se podrían evitar en este momento!
No es suficiente orar, es necesario que crean en la oración y en el poder del verbo que expresa cada oración recitada.
Sigan fortaleciendo en este tiempo la red de oración planetaria, formada por todos Mis hijos en el mundo, y unan esa red de oración a todas las almas que oran al Corazón de Mi Hijo; porque así, los Espejos de la Misericordia de Dios trabajarán en este mundo y podrán transformarlo todo, y todo será aliviado.
También coloco Mi Corazón y Mi mirada en todas las necesidades y situaciones del mundo, en Mis hijos que atraviesan el cambio climático, el exilio de sus propias naciones o aun aquellos que atraviesan la enfermedad.
Pero la violencia en este mundo se ha cristalizado y eso hace del mundo un planeta en caos, en adversidad y en peligro, en un peligro inminente, porque las personas ya no se respetan y menos se reverencian unas a otras, porque solo viven la agresión y se lastiman entre hermanos.
Esto hace a la sociedad de todos los pueblos de este planeta, una sociedad vulnerable, hostil y frágil. Pero todo esto puede ser resuelto a través de la oración.
No esperen grandes resultados; porque recuerden, Mis amados hijos, que están atravesando el Armagedón y esto aún no comenzó. Por eso, es importante que se fortalezcan y que fortalezcan la unidad en sus familias, aunque estén juntos o separados. La unidad de la familia también ha sido destruida en esta última década pasada, al punto de que entre familiares no se reconocen ni se respetan.
Entréguenme todas sus dificultades y pruebas, y Yo cuidaré de sus familias. Sean pacificadores, sean instrumentos en las Manos de Mi Hijo, para que la célula principal del Proyecto de Dios cumpla con la Voluntad que vino a realizar.
Hoy, todo es urgente. Por eso, la Señora de Czestochowa se presenta para abrir los ojos de Sus hijos, ya que el cambio no está sucediendo. Por eso, debemos rezar y entrar en vigilia ante el Santísimo Sacramento del Altar, para que los Códigos del Cristo Redentor desciendan al planeta.
Hoy, vengo con una humilde petición para ustedes: que adoren Conmigo a Mi Hijo, para que acompañen el sentimiento de la Madre de Dios de que todos Sus hijos puedan salir de la oscuridad en la cual se encuentran.
Por eso, Mi Hijo necesita de víctimas de Su Amor, capaces de vivir algo, capaces de ofrecer algo que tal vez creerían que no podrían hacer, al igual que muchos santos y muchos sabios que, a través de los tiempos, se ofrecieron como víctimas del Amor de Cristo.
Este es el único remedio que tengo para poder intervenir con Mi Gracia en este planeta, que haya postulantes a ser víctimas del Amor de Dios, porque es una actitud interior que los lleva al discernimiento y a la madurez ante lo que significa el Plan de Dios para este momento.
Y antes de que pasemos, amados hijos, a la Adoración del Santísimo Sacramento del Altar, por la paz en Europa Oriental, sepan que ese será el momento en el que sus corazones y almas, en el silencio de la Adoración, podrán ofrecer a Dios cada una de sus intenciones y súplicas, no solo por ustedes, sino también por el mundo entero, por todo lo que sucede, a fin de que una mayor estabilidad se establezca y un mayor equilibrio se exprese en los corazones distanciados de Dios, en los corazones que viven la injusticia de este mundo.
Antes de eso, quiero decirles algo importante: que Nuestros Sagrados Corazones, el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, en el próximo año, tendrán la Gracia de trabajar espiritualmente en los países nórdicos para llevar un Mensaje de paz y de alivio.
En ese momento, el hemisferio norte de este planeta tendrá la oportunidad de fortalecerse en los planos internos. Quisiera que oren por esa causa, ya que será una tarea importante que Mis hijos aquí, en Portugal, realizarán por todos ustedes y por la humanidad.
Por primera vez, podré ingresar en Rusia. Hace años que espero ese momento, para que Mi Corazón Inmaculado sea sembrado en el suelo de esa nación. Por eso, les pido que oren mucho por esto, para que Mis ángeles lleven adelante, junto a Mis hijos, esta sagrada misión.
Adoremos al Señor por la paz en el mundo y el fin de la guerra, de los conflictos y de todas las tensiones entre los pueblos y las naciones.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Adoramos el Santísimo Cuerpo Eucarístico de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos juntos:
Padre Celestial que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el Camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
(tres veces)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!
En este encuentro, Te honramos Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuelvo a un mundo en donde aún se vive la violencia, la esclavitud y la aniquilación.
Hoy transmito este mensaje desde un lugar en donde el pensamiento puede ser elevado a través de la devoción, de la más profunda y verdadera oración.
Hoy transmito este Mensaje desde los Pirineos franceses, en donde su Señor ahora se encuentra intentando ayudar a Francia en su proceso de purificación y de caos.
Así también, internamente, ayudo a las demás naciones europeas que, recién en estos tiempos, están viviendo y padeciendo lo que una vez hicieron en otros tiempos. Esto no es un castigo. La violencia, la esclavitud y la aniquilación es un acto del propio ser humano.
Dios pensó para el hombre de la superficie de la Tierra muy buenas obras, solo que pocos consiguieron seguirlas y cumplirlas.
La aspiración de los Cielos es que vivan en paz, es que practiquen el bien, es que difundan la Misericordia y la fraternidad.
Estamos en un tiempo en donde cosas inimaginables están sucediendo en el mundo y, a medida que la pandemia avanza, la humanidad es colocada, día a día, ante el portal de la definición, no solo de una definición interior, sino también de una definición externa, de estar o no adherida al Plan de Dios y, sobre todo, al momento del Retorno de su Maestro y Señor, porque ese momento se está aproximando.
A medida que el fin de los tiempos se desencadena, también se aproxima la Consciencia de Su Maestro y Señor, Su Consciencia Solar.
Muchos abrirán los ojos cuando todo ya esté concluido. Muchos se darán cuenta de la esencia de este Mensaje y de los demás Mensajes cuando todo ya esté concluido. Y de la noche a la mañana verán venir al Hijo de Dios con Su verdadera Faz, con Su Faz Glorificada, Divina y Cósmica.
Por eso, todo lo que viven en estos tiempos no es solo una definición, sino también un fortalecimiento de su fe y de su confianza en el Padre Eterno.
Porque ahora les puedo decir, compañeros, que no existe otro lugar hacia donde puedan mirar. Solo pueden mirar hacia Dios y suplicarle. Suplicarle por esta humanidad, suplicarle por este planeta, suplicarle por los que se están perdiendo, por los que no creen, por los que sufren, por los que viven la violencia, la esclavitud y la aniquilación en el mundo entero.
El mes pasado Yo les hablé sobre los refugiados, es algo que no pueden olvidar.
La humanidad debe ser consciente de que tiene que ayudarse mutuamente, porque mientras eso no suceda, no exista movimiento interior de parte de cada uno de ustedes por servir al otro, al semejante, muchas situaciones no podrán ser evitadas, porque la balanza de la humanidad está muy descompensada. Su desequilibrio cada vez es mayor, porque mayores son los errores, las faltas y las omisiones, y menores son las Gracias y las Misericordias que pueden recibir en este momento.
Mi Corazón es el Portal para que ustedes puedan llegar a la Fuente de Dios.
Francia debe resignarse y pedir perdón por todo lo que hizo en otros tiempos, así como las demás naciones europeas. Porque aún, después de 500 años, se siguen viviendo las mismas consecuencias, pero con otros rostros, con otros movimientos que no son justos ni evolutivos.
Para que la sangre ya no corra por las ciudades del mundo deben redimirse, deben buscar el arrepentimiento verdadero para poder encontrar la paz y el restablecimiento del equilibrio de la humanidad.
Cada nación del mundo sabe lo que debe mejorar y, nuevamente, son los pueblos los que pagan las consecuencias de los que deciden su futuro. Eso no es gobierno espiritual ni tampoco gobierno material. No hablamos de Justicia ni tampoco de Misericordia.
Pero ustedes, compañeros, no pueden entrar en esa dimensión de conflicto, de ira ni tampoco de insatisfacción. Porque el destino de la humanidad está marcando muchos más acontecimientos. La humanidad quiere forzar el ser normal, vivir una vida común sin responsabilidades ni compromisos.
La espiritualidad nunca estará lejos de la verdad, porque la verdad es espiritualidad. Y cuando los seres humanos comprendan que deben volverse hacia la vida del espíritu, ayudarán a su vida superior y entrarán en el gran circuito de la vida cósmica, en donde las Leyes, los Atributos y las corrientes del universo esperan para poder auxiliarlos.
Pero, si esa resignación de corazón y de alma no existe, ¿cómo llegará la ayuda?, ¿cómo se dejará de derramar sangre, de esclavizar personas, de traficar niños, de vivir la injusticia social entre los pueblos y entre las naciones?
Sus corazones solo deben estar unidos al Mío, en este momento, para sobrevivir. No pueden quedar angustiados, perturbados ni desesperados por lo que sucederá. Es momento, compañeros, de que Mis Palabras se hagan carne en ustedes y las puedan vivir, porque es allí, es en Mi Palabra en donde encontrarán la fuerza para la superación de estos tiempos críticos.
Aunque el panorama de la humanidad sea hostil, las puertas de transmutación del universo están abiertas para ayudarlos.
Las almas temen en este momento transitar por sus desiertos, vivir el vacío de sí, y más temen no ser nada.
Pero lo que Yo les prometí, hace más de 2 000 años, es Mi Amor, y para estar en Mi Amor y vivir en Mi Amor tienen que estar vacíos.
Tienen que alcanzar no ser nada ni querer nada, porque será la única forma, compañeros, que los Arcángeles, en los mayores tiempos de tribulación, los reconocerán como instrumentos y no como voluntades propias.
Y si son instrumentos vacíos, serán depositarios de la Fuente Suprema, y Yo como su Comandante y Señor podré servirme de sus consciencias, para llevar el alivio al mundo, para propagar la paz, aunque se purifiquen y se transformen.
No tienen que temer cruzar los desiertos que Yo les ofrezco, ciertos grupos de almas están destinados a vivir y a transitar ese camino por toda la humanidad.
Es la única forma, compañeros, que Yo encuentro de justificar los errores y las omisiones que muchos compañeros de ustedes Me han hecho en estos últimos meses, dándole las espaldas a Mi Plan sin siquiera conocerlo en profundidad.
Soy el gran Intercesor entre las almas y Dios, pero también aún soy un ser en evolución y ustedes deben superarme, deben representarme, deben ser definitivamente una parte de Mí, de Mi Consciencia Mística.
Seguir Mis Pasos significa, en estos tiempos, determinación, disciplina, transparencia, obediencia y solidaridad. Será la única forma que encontraré, a través de los instrumentos de Dios, de Mis compañeros, de poder ayudar al mundo en este momento crucial. Porque Mi Sangre derramada no puede perder el precio que ella tiene, al haber sido depositada sobre el suelo de este planeta.
La sangre de los inocentes y de los mártires no puede seguir siendo derramada, porque la humanidad ingresará cada día más en lo que es incierto y hostil, la diversidad de puertas inciertas que abre la humanidad en este tiempo son muchísimas. Si por un momento piensan en cuántos seres humanos viven en este mundo, podrán percibir cuántas puertas se abren en cuestión de segundos, día a día.
¿Quién transmuta esa situación? ¿Se lo preguntaron?
El planeta debe ser su verdadera casa sagrada, no solo su casa común, sino su casa sagrada.
El ser humano pierde la sensibilidad por los Reinos de la Naturaleza, por el amanecer, hasta por el ruido del mar, porque es hipnotizado por las tecnologías, por lo artificial.
La robótica científica de estos tiempos está llevando al hombre de superficie a ser manejado por las máquinas, y no él manejar a las máquinas.
Tienen que saber discernir, tienen que saber pensar, para poder tener sabiduría en estos tiempos y no ser confundidos ni engañados.
Deben ser propagadores de la paz, de la Misericordia y sobre todo de la simplicidad, porque en la simplicidad no perderán a Dios ni tampoco la conexión con la Fuente Divina, que es lo que pierde la humanidad, día a día, por sumergirse en la conquista tecnológica y en una conquista del universo que es irreal.
¿Y aún quieren llegar a otros planetas? ¿Para hacer qué? ¿Lo mismo que hicieron con este mundo y esta Creación que Dios les dio?
Pero el verdadero tiempo ya está descendiendo, el Tiempo Real se está uniendo a su tiempo cronológico y, a medida que pasen los próximos meses, los próximos años, los que aún no han creído nada, verán. ¿Y qué harán cuando vean y sientan?
El Amor es lo que les dará la fuerza para comprender todo lo que verán que vendrá del universo e ingresará al planeta. Las puertas del misterio se abrirán para que todos puedan reconocer el conocimiento y lo que, a pesar de todo, estará llegando como dádiva en estos tiempos críticos para toda la humanidad.
Estoy en oración, en los Pirineos franceses, para ayudar a la consciencia de esa nación que aún no ha comprendido su camino de redención y de penitencia.
Yo les vengo a dar fuerza interior para que puedan sostener estos tiempos, para que Mis discípulos, apóstoles y servidores puedan sostener estos tiempos.
No impediré la partida de quien no quiera estar a Mi lado. El Amor Crístico no retiene ni controla. El Amor Crístico trasciende, eleva, transmuta y libera a los que son justos y verdaderos ante Mi Corazón.
Por eso, no tomen decisiones precipitadas. No dejen que sus impulsos humanos los engañen. Sean inteligentes y no se dejen arrastrar por los que no Me quieren seguir y juzgan Mis Obras, porque Yo también volveré por ellos para separar la paja del trigo. Y eso no será simbólico, será en el momento en el que grandes Consciencias del universo aparecerán para reconstruir a la humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Cuadragesimoprimer poema
Reina del Cielo y de la Tierra,
ilumina nuestros caminos con las estrellas de Tu Corona,
para que en la senda de la vida nos encontremos con Dios.
Haznos simples de corazón y ardientes en la oración,
porque esperamos estar cumpliendo
con una parte del Plan del Creador.
Reina del Cielo y de la Tierra,
concédenos la Gracia de ser liberados
de las cadenas de la opresión
y de la esclavitud que podría estar viviendo nuestra alma.
Reina del Cielo y de la Tierra,
ayúdanos a que, finalmente,
seamos discípulos y servidores de Cristo.
Que nuestra vida y nuestra existencia
estén en las Sagradas Manos de Tu Hijo,
para que Él las pueda moldear como nuevos instrumentos
a Su servicio de Amor y de Paz.
Reina del Cielo y de la Tierra,
aspiramos a no querer ya nada para nosotros,
sino que nuestras vidas sean el ejemplo
de las promesas de Cristo
para la redención de la humanidad.
Reina del Cielo y de la Tierra,
Te pedimos que nos guíes y nos acompañes
hasta que podamos caminar solos
para que, con madurez,
respondamos amorosamente a los pedidos de Dios.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Trigésimo poema
Madre de la Esperanza,
Rocío de Luz de la mañana,
Sostén inmutable de los que Te llaman,
retira de nuestros ojos las vendas de la ilusión
para que, en nuestras vidas,
reine el Universo Espiritual.
Que nos animemos a imitar a los santos del pasado.
Que, en el ejemplo de los apóstoles de Cristo,
veamos realizado el camino de la transformación.
Madre Santísima,
para que todo sea posible,
danos un corazón humilde y verdadero,
capaz de abrazar al planeta.
Enséñanos a caminar, perseverando en la fe,
a fin de que se disuelvan
las barreras de nuestra consciencia.
Madre,
libéranos de la esclavitud de la condición humana,
para que estemos disponibles y abiertos
para responder a Tu llamado.
Llévanos todo el tiempo hacia Tu Hijo.
Aspiramos a vivir en comunión perpetua
con Su Corazón Misericordioso.
Concédenos esa Gracia, Madre Santísima,
para que, con reverencia y amor,
ingresemos al Templo de la pureza interior,
lugar en donde nuestro Padre Dios
nos llevará a comprender
la razón de estar aquí, en este mundo.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
El Niño Rey está regresando a Su Centro Mariano para que, espiritualmente, en las almas más pequeñas e inocentes del mundo, la pureza esencial no siga siendo ultrajada.
Por eso, desde este Centro Mariano y a través de la Madre Celeste, estaré trabajando a fin de que los más pequeños, que son esclavizados y traficados en el mundo, puedan ser aliviados de esa terrible opresión.
Contaré, desde ahora, con la oración del corazón de cada uno de Mis discípulos, para que los más sufridos y comercializados puedan alcanzar definitivamente la libertad, y el dolor ocasionado pueda ser curado.
Este es el tiempo en el que Su Maestro comenzará a realizar intervenciones necesarias para ayudar a las almas a liberarse de la esclavitud en la cual fueron colocadas.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
A través de Mis Llagas ilumino los oscuros abismos de la Tierra y cada vez que desciendo hacia aquí libero a los prisioneros caídos, llevando a gran parte de las almas perdidas a los océanos profundos de Mi Misericordia.
A través de Mis Llagas exorcizo la esfera psíquica de la Tierra y los Elohim purifican la corteza del planeta, a fin de desintoxicarla de las perversas corrientes de Mi adversario. Una vez más, San Miguel Arcángel entierra su poderosa Espada de Luz inmaterial y todos los grilletes de la perdición y de la maldición son disueltos al ingresar el potentísimo fuego cósmico transmutador.
A través de Mis Llagas los inocentes son protegidos, siempre que alguien clame por ellos y suplique por Misericordia. Así, todos los que son explotados en algún momento se liberarán de su esclavitud y nuevamente triunfará la Misericordia.
A través de Mis Llagas establezco el principio del Reino de los Cielos y las almas se liberan de los espíritus que vagan por el mundo para condenar a las consciencias. Lo más impuro sobre la Tierra es expulsado y los espíritus en constante pena se consumen en el fuego y en el azufre para que desaparezca cualquier vestigio de maldad.
Vuelve a triunfar la luz del poder de Mis Llagas y la Gloria del Arcángel Miguel para que se establezca la paz.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
La oración de los corazones verdaderos y sinceros siempre vencerá, porque la oración hecha con el corazón tiene más efecto que la oración mental.
La oración de los corazones verdaderos y sinceros siempre vencerá, porque esa oración toca el Corazón de Dios y Él hace descender las Gracias necesarias sobre el mundo y sobre las naciones, transformando el caos en un paraíso.
La oración de los corazones verdaderos y sinceros siempre vencerá, porque es una oración colmada del Amor de Dios que impulsa a los cambios y eleva de plano a las consciencias.
La oración de los corazones verdaderos y sinceros siempre vencerá, porque es una oración capaz de modificar los acontecimientos y de abrir la puerta de la redención para la humanidad.
La oración verdadera y sincera cumple las promesas de Cristo, restaura el plano psíquico del planeta, exorciza regiones comprometidas con el mal, libera de la esclavitud espiritual a cuantos están inmersos en esas realidades y no lo perciben; concibe la paz, la unidad y fortalece la fe en los que creen en Dios y en la segunda venida de Cristo.
La oración de los corazones verdaderos y sinceros siempre vencerá, porque es una oración que está unida al Corazón del Gran Maestro y establece la comunión con la Divinidad del Salvador.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy Mi Corazón se enciende de alegría por los más simples y por los más pobres; por el amor que brota de sus corazones al llamar a su Madre Celestial para que Ella, como una dulce Señora, venga al encuentro de Sus hijos.
Hoy vengo aquí por los que Me han llamado.
Nuevamente, queridos hijos, los vuelvo a congregar en el sagrado oratorio de Mi Inmaculado Corazón, en donde se puede vivir la experiencia divina, el encuentro con Dios y la manifestación de Su divino Propósito para cada una de sus consciencias.
Hoy vengo vestida de blanco, coronada por Mis hijos y con la luna a Mis pies, para anunciar al mundo que aún hay tiempo de poder arrepentirse.
Dios está sediento del amor de todas Sus criaturas, de la sinceridad de los corazones, de la verdad de todos los servidores, que pueden expresarla en estos tiempos.
Dios está con Sus Brazos abiertos, mostrando Su Corazón resplandeciente, indicando para todos que aún hay tiempo de poder ingresar en el Océano de Su Misericordia, para que sus deudas sean purificadas, para que sus almas sean curadas y solo puedan sentir, queridos hijos, algo que Yo siento todo el tiempo, que es estar en el regocijo de Dios; en unión con Su divina e insondable Fuente, en perpetua y perfecta comunión.
Para que todo esto sea posible y primero surja en sus vidas, deben seguir orando el Rosario todos los días, porque aún el anuncio que Yo hice en Fátima está latente.
Después de cien años, el mundo está en la mayor gravedad, en un gran caos que sumerge a muchas almas al infierno.
Yo les pido, queridos hijos, que con la misma sinceridad de sus corazones y el mismo calor de sus oraciones, hoy ofrecidas al Santo Creador, sigan formando grupos de oración, para que en esta ciudad y más allá de ella, existan columnas de luz, que serán depositadas por el Cielo y bajo el orden de Mi Inmaculado Corazón, a través de la obra de los santos ángeles.
Vengo a pedirles, queridos hijos, que sigan orando por el equilibrio del planeta y de su humanidad, que sus corazones no se cansen de proclamar la fe en Dios, ni tampoco de buscar la Iglesia, para que a través de la Eucaristía, todos los días de sus vidas estén en comunión con Mi amado Hijo.
Necesito, queridos hijos, que puedan tornar esta ciudad un Espejo de Mi Reino Celestial. Y eso comenzará primero en ustedes, viviendo buenas actitudes, reflejando buenos ejemplos, transformando sus vidas por el potentísimo caudal de la oración del corazón.
Yo les pido, queridos hijos, que sigan Mis pasos, los pasos que hoy les estoy indicando, para que Dios Me pueda permitir retornar aquí cuantas veces sea necesario y bajo el principio de Su divina Voluntad.
Necesito que sus corazones se sigan abriendo, para que Mis ángeles, los ángeles que hoy Me acompañan y que rodean a su Madre Celestial, puedan curar sus heridas más profundas y después de cada encuentro Conmigo, salgan de aquí renovados, con una esperanza fortalecida, con una fe inextinguible, con un amor desconocido, que finalmente los hará libres de este cautiverio del fin de los tiempos.
Hoy vengo a recoger especialmente sus oraciones para que más Gracias sean derramadas en el mundo, especialmente en aquellos rincones del mundo en donde, la humanidad entera aún no sabe lo que sucede. ¡Cuánto las almas sufren en silencio, por medio de la esclavitud y de la persecución!
Vengo a utilizar sus oraciones de este día, para poder cerrar más infiernos en este planeta; para que más almas, más semejantes a las de ustedes, puedan despertar y salir de esta ilusión que ciega al mundo.
Vengo a abrir los portales del Universo, para que no solo ustedes, sino más almas en el mundo entero, puedan sentir y escuchar la llamada de Dios para consagrar sus vidas al Infinito y hacer de este planeta un pueblo sagrado, así como fue el pueblo en el desierto, en compañía de Moisés.
Yo vengo a contemplar, por medio de Mis ojos maternales, la dulzura que brota hoy de sus corazones, la cálida oración que ennoblece sus espíritus y que vivifica sus almas ante la presencia de la Madre de Dios.
Hoy como nunca, Dios tiene Sus Oídos muy abiertos para escuchar las súplicas de Sus hijos. Algunos pronto alcanzarán las gracias que necesitan, pero otros deberán seguir orando todos los días, para poder alcanzar la Gracia Mayor de Dios. Porque la verdadera oración, que puede ser pronunciada por sus corazones, los liberará, los redimirá y podrán alcanzar la paz dando fin a la deuda humana, a todo pecado que hace de los corazones, corazones sufridores.
Yo vengo, queridos hijos, a instituir Mi Portal de Paz en el mundo y vengo a hacer de ustedes almas en constante renovación, corazones en adoración a Dios.
Quiero hacer Mi milagro en los más simples, para que den testimonio al mundo de la potencia del Amor de Dios cuando los corazones se abren y dejan que el Creador los transforme, no solo a través de Su Santa Sierva, sino también, hijos Míos, por medio de la oración y de la devoción de sus corazones.
Quiero construir aquí lo imposible, en un mundo de caos y de tantas guerras. Mis ojos contemplan situaciones que ustedes desconocen, que el mundo entero desconoce, y que aspiro a compartir con Mis hijos, aquellos que se abran para sentir Conmigo el dolor de este mundo.
Quiero hacer de este lugar, así como de sus casas y de sus corazones, cenáculos de reparación, para reparar el Corazón de Dios, tan ofendido y tan herido por las acciones de los hombres.
Hijos Míos, en esta noche comparto no sólo la alegría de Mi Santo Espíritu con sus pequeños corazones, sino que también les entrego una espina de Mi Corazón para que las reparen con sus constantes oraciones. Pues, en esta noche les digo que no se necesita mucho para reparar el Corazón de Dios. Cuando son simples, pero verdaderos, pueden abrir las puertas del Cielo y contemplar en su interior el Corazón del Padre, que se muestra a Sus hijos, cuando ellos se abren para verlo.
Vengo, en esta noche, a revelarles un misterio celestial: el misterio de la reparación, para que aprendan, hijos Míos, que al transformar sus vidas, no sólo están transformando sus familias y trayendo un poco más de paz para sus hogares, para sus amigos. De esta forma, hijos, cuando transforman sus espíritus y sus corazones, cuando oran todos los días junto Conmigo, están reparando el Corazón de Dios por faltas que desconocen, están generando méritos para que muchas almas perdidas encuentren la salida de la oscuridad en la cual viven, estando en este mundo y más allá de él.
Hijos míos, quiero construir el triunfo de Dios en sus corazones para que, a partir de ustedes, este triunfo se extienda al mundo. Sólo necesito que me digan “sí” y que oren verdaderamente, transformando las prioridades de sus vidas, teniendo consciencia, hijos, de aquellas acciones que no construyen el Plan de Dios en este mundo, sino que, al contrario, destruyen la gracia de sus espíritus, la gracia que Yo les entrego, una y otra vez, cuando vengo del Cielo a su encuentro.
No pierdan, hijos Míos, todo lo que Yo les entregué y todo lo que aún les entregaré, viniendo a este mundo. Sino que construyan, día y noche, con sus oraciones, con sus acciones, con la transformación de sus vidas, una Gracia Mayor para todo este planeta. El planeta está en guerra, está en una agonía permanente, que muchos no perciben porque solo ven sus pequeños sufrimientos y solo buscan su felicidad vana.
Hoy, hijos Míos, quiero que conozcan una felicidad mayor, que transciende todo lo que los colma con las cosas de este mundo. Vengo a entregarles la alegría celestial, que está más allá de todo sufrimiento humano y que inclusive se encuentra a través del sacrificio y del esfuerzo constante.
Quiero que conozcan, hijos, la alegría de estar en Mi Inmaculado Corazón y de compartir Conmigo todas las bendiciones del Cielo, para que las lleven a sus hermanos, a los que están a su lado y a aquellos que están en el mundo, en lugares remotos y desconocidos.
Vengan Conmigo, hijos Míos, trascendiendo las fronteras entre las naciones, por medio de la oración de sus corazones, para que el mundo encuentre un mayor tiempo de paz, a través de sus vidas.
¿Será mucho lo que Yo les pido, que oren todos los días un Misterio del Rosario, uniendo los espejos de sus corazones a Mi Inmaculado Corazón? Oren Conmigo, hijos, y vean sus vidas ser transformadas por la Gracia de Mi Espíritu, por la presencia de Mi Inmaculado Corazón.
Ustedes forman parte de la historia de Mi vida, la que Yo escribo día a día, por medio de la conversión de su corazón y del despertar perpetuo a una oración renovadora, una oración que trae la fe y la esperanza que tanto necesita el mundo.
Y les vuelvo a decir, queridos hijos, que debo llegar nuevamente a los Estados Unidos; aún Mi tarea con esa nación no está finalizada y será posible, por su colaboración y su unión Conmigo que Yo volveré a triunfar en los corazones más despiertos y, sobre todo, en los corazones que se apartaron de Dios por obra de Mi enemigo.
Vengo a construir en ustedes la importancia de unirse a todas las razas y culturas, para que juntos, queridos hijos, atendamos a esta emergencia planetaria, que es responsabilidad de cada uno de ustedes.
Yo Soy su Mediadora, la Pacificadora, la Madre que consuela a las almas y a los corazones.
Hoy vengo con una bendición especial para los que se consagrarán como nuevos Hijos de María. Que ahora se aproximen a Mi altar para que Yo pueda bendecirlos a todos.
Rezaré al Padre Eterno por ustedes:
“Señor de las Alturas, Omnipotencia máxima,
que te espejas y estás vivo en todos los universos,
como en todas las estrellas,
participa con nosotros de este momento.
Escucha la voz de Tu Sierva fiel:
Haz descender Tu Reino Celestial,
transmuta y purifica a las almas
y vivifícalas con el Fuego de Tu divino Espíritu,
a fin de que se establezca, Padre Eterno,
Tu Proyecto original en la humanidad,
en todos los que hoy se redimen
a los pies de Tu Sierva Celestial.
Amén”.
Yo los consagro, queridos hijos, y les pido que a partir de hoy formen parte de Mi ejército de Luz, de Mis soldados de la oración, de Mis guerreros de la Misericordia, para que lleven al mundo, el alivio que él necesita y la esperanza que han perdido muchas almas en estos tiempos críticos.
Hoy vuelvo a ser coronada como Madre y Señora de esta ciudad. El próximo paso será, queridos hijos, que desde la plaza de esta ciudad hasta este lugar, realicemos una procesión en honor al Inmaculado Corazón de María en el próximo encuentro, a fin de que Yo pueda, queridos hijos, llevar muchas más almas, millones de almas, hacia Mi Corazón y desde Mi Corazón, al Reino Celestial.
Que así sea.
Yo los bendigo y maternalmente les agradezco, por una vez más haber respondido a Mi llamado.
He podido hacer muchas cosas en el mundo y concretar aquí, en la Tierra, por medio de este encuentro, la Sagrada Voluntad de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Sean Mi Paz en el mundo para que más corazones se enciendan en la Misericordia del Creador.
Hasta luego, queridos hijos.
Yo soy esa mujer de Nazaret que, hace mucho tiempo atrás, fui llamada por San Gabriel Arcángel para ser portadora de la Luz de Dios por intermedio de la venida de Cristo.
Hoy, soy esa simple mujer de Nazaret, llamada María, la Madre de Todos los Pueblos, la que anuncia en este tiempo al mundo la segunda venida de Cristo.
Soy esa mujer que todos conocen, que es constante y paciente, que camina al lado de cada hijo que se abre para reconocer que puedo estar en su corazón todo el tiempo.
Soy esa mujer que hace un tiempo atrás, aquí, en esta ciudad de Carmo, se anunciaba en lo alto de la colina del Redentor, y les decía a todos que un gran cambio se avecinaba para la humanidad.
Soy la Madre de Dios y Madre del Altísimo, soy la Madre de la Figueira, y soy la Señora del Carmelo.
Vengo para pedirles que oren y que se animen a hacerlo, así como, en los tiempos pasados, ustedes oraban para que los negros se liberaran de la esclavitud.
Vengo como Madre para reabrir las puertas del Cielo sobre esta sufrida ciudad.
Vengo para decirles que Yo estoy aquí, muy cerca de ustedes. Que estoy presente en lo alto de una colina, en una estancia cercana a su pueblo, y deseo que con su humildad Me visiten y oren Conmigo para que Yo los pueda ayudar todos los días.
Hoy les enseño en humildad, hijos Míos, el camino de la verdad y de la paz.
Hoy he venido hasta la puerta de sus casas para golpear en las puertas de sus corazones y para pedirles que Me acepten, así como Me aceptan y Me viven en la santa iglesia.
Pero en este tiempo he decidido, a pedido de Dios y de Mi Amado Hijo, venir fuera de Mi iglesia, para que Me pudieran encontrar presente en las puertas de sus casas, en las calles de esta ciudad, en los barrios de este pueblo, en lo alto de la sagrada colina y en cada corazón que se abra para sentirme en lo más íntimo de su ser.
Soy la Señora del Carmelo, Madre de los pobres y guía de los misioneros.
Vengo para pedirles, hijos amados, que con sus corazones abiertos, se arrepientan y que pidan humildemente perdón por todo lo que viven, por todo lo que sufren, por todo lo que sucede en esta ciudad.
Es así, que la Madre de Jesús, del Salvador, se acerca a Su querido pueblo y a toda Su familia para que algunos valores se recuperen en su vida diaria y en sus consciencias.
He venido para tenderles Mi humilde mano, para que la tomen fuerte, y así, los guíe hacia el camino de la paz y del amor.
Vengo para pedirles que peregrinen en fe y devoción hacia Mi Centro Mariano para que, estando en él, comulguen de Cristo espiritualmente, y todas sus heridas se disuelvan por el bálsamo del amor que Yo les ofrezco.
Después de tanto tiempo, la Madre del Salvador, la Señora de los Pobres, retorna a su ciudad para guiarlos y conducirlos por el camino del bien y de la caridad, por el camino sagrado de la oración del corazón.
Quisiera, hijos, que tuvieran presente en sus corazones esta casa que Yo he consagrado, para que cada hijo Mío ingrese por el gran portal de la redención de la humanidad.
En simples palabras, los invito a que, diariamente, visiten la Casa de los Hijos de María, de la Señora de los Pobres, para que se sientan motivados a reencontrar en sus familias cálidos momentos de oración y de paz, tan necesarios en estos tiempos de caos.
Vengo para retirar a esta ciudad de un lugar incierto de la consciencia.
Vengo para cerrar, junto a Mis Ángeles, todas las puertas inciertas que se hayan abierto por diferentes motivos.
Por eso, Yo he escogido este punto de la ciudad para que, en una calle simple como esta, Me puedan encontrar, sí o sí.
Es por esto, hijos, que retorno a la ciudad de Carmo da Cachoeira, para que despierten de la inercia y hagan de sus corazones, en esta próxima Pascua, corazones en pacificación, mansedumbre y consuelo.
Vengo para entregarles la cura que tanto necesitan, y así, todos Mis hijos se sentirán un poco más amados y amparados por Mí.
Quiero, en cada barrio de esta ciudad, un grupo de oración ecuménico, capaz de atraer hacia su pueblo las Leyes Divinas.
Estoy feliz de poder retornar y de que, día a día, pueda acompañarlos.
Por eso, dejo esta Casa de la Señora de los Pobres para que, cada alma y cada corazón, encuentren el refugio que tanto necesitan.
Ofrezcan a Dios toda su gratitud y que, en este día, se reabra la puerta hacia la Gracia y la Misericordia de Dios.
Les agradezco por haberme recibido humildemente.
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo soy la Aparecida del Brasil...
En este día santo, queridos hijos, en donde su Madre Celeste es honrada en los altares del Santuario de Aparecida, quisiera dirigir Mis palabras y Mi materno mensaje a todos los peregrinos y devotos del Brasil.
Es por esta causa y por esta santa celebración que su Madre Aparecida es patrona y guía espiritual de la nación brasileña, la que tanto ha sufrido las consecuencias de la colonización y de la esclavitud.
Por eso Yo soy la Virgen Negra, soy la Madre y Reina de los antiguos esclavos. Soy la que está en el Brasil para protegerlo de la dominación y del caos de estos tiempos.
Yo estoy en Mi amado Brasil para proteger su riqueza natural y espiritual, estoy en el Brasil para enseñarles a las almas a vivir su redención y su momento de perdón.
Aquí, en estas tierras, Yo he aparecido para dar testimonio sobre la libertad y amparar a toda la raza negra, raza original de esta humanidad y que fue diezmada por la raza blanca.
Vine al Brasil como la Virgen Negra para poder unir a los pueblos y a las naciones a través de la cultura, de la lengua y de la divina espiritualidad.
La Virgen Aparecida viene a curar el pasado y a cerrar las puertas a la esclavitud que tuvo lugar entre África y América.
Hoy vengo a salvar a los que son marginados y explotados en este tiempo; por eso, soy la Virgen Negra del Brasil.
He aparecido en estas tierras para presentarles a Mis hijos el espíritu de la igualdad y de la justicia. Vengo a cortar las cadenas de los errores que se viven en este pueblo y a conducir a las consciencias hacia la Gracia y la Misericordia de Dios.
Yo soy la Virgen Negra del Brasil, porque quiero enseñarles a todos Mis hijos a que puedan ver la belleza humana sin desprecio por su tipo de raza, sino a través de la semejanza que Dios instituyó entre Él y el ser humano.
Yo soy la Madre de todos los negros y de los esclavos.
Soy la Consoladora del sufrimiento humano.
Soy la Jueza Universal de todos los pueblos.
Soy la Abogada del Brasil.
Con Mi Espíritu Maternal y Mariano, vengo para pedirles a todos los brasileños que cuiden y protejan su nación de la destrucción de la naturaleza en la Amazonia y de toda la vida nativa que aquí florece.
Soy la Guardiana de la belleza natural del Brasil; por eso, imploro a todos Mis hijos que protejan el precioso edén que es el Brasil.
Les pido que no persigan más a los inocentes, les pido que protejan la paz en el edén del Brasil.
En este día en donde todas las súplicas son dirigidas hacia Mi Inmaculado Corazón, quisiera ver en todos Mis hijos del Brasil rostros de alegría para que, junto a su Señora Aparecida, hagamos triunfar el Plan de Dios en esta querida nación.
Agradezco la devoción sincera de este pueblo, por eso retorno en este día para que, durante la Vigilia de Oración por la Paz, este impulso de alegría y de devoción bañe al mundo entero.
Brasil es el corazón verde y devoto de América, aquí el Padre depositó un Propósito, y hoy Yo les enseño a vivirlo con amor, caridad y consciencia.
Abran aún más sus corazones y, a los pies del altar de su Señora Aparecida digan: “Madrecita, Señora del Brasil, aquí estoy para servirte en honra a Tu Amado Hijo”.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Brasil
El retorno de la Guadalupana a Centroamérica y México
A los pies del Tepeyac, su Madre Celeste prepara Su tarea con todas las almas y corazones que recibirán de Ella la esencia del amor y de la redención.
Es el retorno de la Guadalupana...
Su Madre del Cielo, con la ayuda y la colaboración de todos, descenderá hacia las tierras mexicanas y Centroamérica, en donde quedó grabada la historia de Mi presencia como también de la liberación de los pueblos originarios y de todos los esclavos.
Es el retorno de la Guadalupana...
En este momento, queridos hijos, acompañen a su Santa Madre en esta peregrinación para que, por segunda vez en la historia de la humanidad, Yo pueda estampar Mi Santa Faz Libertadora y Redentora de Guadalupe, en las almas preciosas de Mis hijos de Centroamérica y México.
Es el retorno de la Guadalupana...
Por eso ustedes, Mis hijos de Centroamérica y del mundo, con júbilo y alegría Me abrirán las puertas de sus corazones y de sus naciones para que su Madre de Guadalupe pueda entrar y llevar adelante la sagrada misión de preparar a las consciencias para el retorno de Mi Amado Hijo.
Es el retorno de la Guadalupana...
Con la voz y el canto de los santos ángeles, la Gobernanta de América, la Santa Madre de Dios, se regocija porque Ella podrá encontrarse nuevamente con Sus hijos de Centroamérica para derramarles Sus Gracias y para entregarles el bendito Espíritu de Su Paz.
Es el retorno de la Guadalupana...
Iré a Centroamérica para curar viejas heridas, historias de dolor y de sufrimiento; al fin podré hacer renacer a Mis queridos hijos, podré retirarlos de la ilusión del mundo y les abriré los ojos del alma y de la consciencia para que todos Me puedan ver y sentir.
Es el retorno de la Guadalupana...
Abriendo sus corazones para recibirme, escuchen la voz de la Madre de América; una voz que los llama a la consagración de sus pueblos y de sus naciones, para que pueda reinar la paz y así se acabe el error y los ultrajes a los pequeños corazones.
Es el retorno de la Guadalupana...
Durante el mes de octubre colocaré Mi corona de doce estrellas sobre Centroamérica y México y derramaré Mis doce atributos universales, con el fin de que las almas reciban los códigos de la rehabilitación y de la conversión.
Será durante el mes de octubre que su Madre Celeste cesará la guerra espiritual y material y, junto a la Faz de la Señora del Santísimo Rosario de Fátima, entrarán en oración para que los perdidos y los encarcelados alcancen la liberación.
Es el retorno de la Guadalupana...
Verán flamear las banderas de todas las naciones de América. Ellas serán colocadas a los pies de su Madre Celeste, como el símbolo de la rendición de los pueblos ante Su Inmaculado Corazón y de la unión entre las culturas a través del Amor de Dios.
Es el retorno de la Guadalupana...
Dichosos aquellos que Me reconozcan como la Santa Mujer de Nazaret, así brindaré a todas las consciencias la importancia del triunfo del Plan en estos tiempos y del despertar de los corazones a Mi último llamado.
Verán que Mi obra se realizará cueste lo que cueste, porque Mi Espíritu Inmaculado dará fuerza interior para que los servidores cumplan con Mis pedidos.
Es el retorno de la Guadalupana...
Cada cultura le pedirá perdón a la otra, cada nación se reconciliará con la otra si los corazones se abren a tiempo para vislumbrar el Amor de Dios que estará colmándolos; en Centroamérica se cerrará la puerta del mal y las almas ya no se perderán porque tendrán consciencia para convertirse.
Es el retorno de la Guadalupana...
Que en este día todos abracen la misión de su Madre Celeste y que los corazones no se olviden de cooperar, de colaborar y de donar amorosamente para que el Plan se cumpla, así Yo le enseño a la Iglesia a usar sus bienes en nombre del Plan Mayor y no del propio, porque las almas esperan ayuda espiritual.
Que todo sea equilibrado. Que todo sea justo, por el bien y por el futuro de la Nueva Humanidad.
Es el retorno de la Guadalupana...
¡Les agradezco por acompañarme y por apoyarme en la misión a Centroamérica!
Los bendice desde el corazón del Tepeyac, su Guadalupana,
María, Rosa de la Paz
Hijos predilectos, es tiempo de la gran transformación.
Es hora de cambiar los estados de la consciencia.
Es tiempo de renunciar.
Es hora de trascenderse para poder amar.
Hijos Míos, eso pronto los hará libres de la prisión que representa la vida en la materia. En poco tiempo conocerán la nueva consciencia, la cual estará libre de los errores humanos y purificada por el fuego de Mi Compasión.
Hijos predilectos, Dios espera realizar una parte de Su proyecto por medio de ustedes, por eso permitan transformarse dentro de esta escuela, a la cual Yo llamo purificación.
Vuestra Madre ve la urgencia de cura y de consuelo en el mundo, pero para que vuestra Madre Santísima se digne a derramar Sus últimas Gracias, alguien de esta humanidad deberá cambiar. El tiempo de las teorías y de las filosofías ya terminó, vuestro cambio y transformación debe ser aún más evidente para el Plan.
Así, Mis queridos hijos, las emergencias planetarias, las que están distantes de la capacidad de vuestro entender, serán atendidas y aliviadas por las columnas de luz que Mi Hijo ha formado en ustedes.
Busquen todo el tiempo esa sagrada unión con el Plan Divino y les aseguro que pronto vuestras vidas reflejarán el verdadero espejo que ellas son desde el principio. Pero la búsqueda de la elevación es la meta de muy pocos, y el reclamo y los conflictos es la característica de muchos.
La Santísima Trinidad, que es el Don más importante de todos para la evolución de las almas, desciende en auxilio y en misericordia a través de vuestra Santa Madre María, para rescatar a los últimos rebaños que se encaminarán para formar parte de la Nueva Tierra.
Para que eso suceda, el tiempo de vuestra purificación estará acompañado por la definición de vuestros caminos y principalmente por la entrega absoluta a la Voluntad de Dios.
Es por esta sagrada razón que vuestra Madre Celeste los prepara en este tiempo de purificación, para que finalmente vuestras vidas estén consumadas en Cristo. Será así, que los cambios sucederán en la vida de las almas y nadie perderá el espacio y el tiempo para que el propósito se cumpla.
Es en estos tiempos que la Divinidad del Hijo y la del Espíritu Santo obrarán de manera determinada sobre aquellos corazones que se acoplen a la finalidad de la tarea. Será de esa forma, hijos predilectos, que el mundo se sustentará por un ciclo más, mediante los cambios que muchos de ustedes ya deberían estar viviendo.
Los obstáculos principales para las almas son la resistencia, el poder, la arrogancia y el orgullo, puertas infernales de condenación y de dominio; puertas que Mi adversario abre y utiliza para condicionar la evolución espiritual por medio de los aspectos no resueltos en las almas.
Por eso, vuestra Madre Celeste trabaja incansablemente para retirar estos velos del inconsciente y así abrir una pequeña ventana en vuestro mundo interior para que la Luz Divina transfigure vuestras vidas y puedan abandonar ese cautiverio interminable.
El solo hecho de querer cambiar y de dejarse guiar construye en la consciencia, por encima de todos estos aspectos, la posibilidad de equilibrar las deudas y de comenzar a reconocer los atributos de la humildad, de la mansedumbre y especialmente el atributo que todo lo supera: el atributo del amor.
Aceptando ser humilde, viviendo la mansedumbre y construyendo dentro de sí la capacidad de amar cada día más, más allá de lo que uno puede dar, posicionará el Plan en otra escala y las aspiraciones de Adonai podrán cumplirse tal cual fueron pensadas y meditadas por la Mente Única.
La receptividad de estos estados de consciencia, de estos atributos, articula nuevas experiencias, y es de esa forma que las almas se liberan de volver a empezar de nuevo en la misma experiencia aún no finalizada.
Vuestra Madre Celeste les revela estos aspectos profundos de vuestras consciencias para que, algún día, la humanidad entera perciba que ella está muy distante de comprender y de vivir la Divina Voluntad.
Ahora, vuestra Madre les indica uno de los últimos caminos para que, abiertos, despiertos y unidos a la nueva humanidad, estos atributos comiencen a surgir en lo profundo de cada ser.
Para que eso suceda, muchos cambios deberán producirse. Por esa justa causa, vuestra Madre Celeste desde ahora los ayuda a caminar en la fe, para después vivir la confianza y la consagración definitiva a esa Omnipotente Voluntad.
Mediten en lo que hoy les digo, así vuestros espíritus aprovecharán el sagrado conocimiento divino.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los unifica en la Voluntad Máxima de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Colombia, como nación andina e indígena, guarda uno de los más importantes legados originales de los pueblos primitivos y sabios.
Los Andes, como un todo, representa para la Creación la elevación espiritual de la consciencia de la humanidad.
Todos los pueblos originarios, que allí se desarrollaron, consiguieron mantener espiritualmente la unión con la Divinidad del Padre Eterno.
Cuando los pueblos fueron diezmados y esclavizados por el hombre blanco, una gran herida espiritual e interna quedó guardada en los últimos descendientes.
Esta herida imborrable que se expandió por todas las Américas, desde los pueblos de Norteamérica, pasando por los aztecas, mayas e incas, dejó una deuda pendiente por resolver.
Esta es una de las tantas causas de lo que se puede ver en este tiempo, consecuencia de lo que sucedió en otros tiempos.
Es esta herida que su Madre de la Gracia desea curar y disolver a través del poder del amor restaurador.
Por eso, Colombia es la cuna para poder volver a despertar la reverencia y la devoción por los principios de la vida sagrada y divina.
Su Madre Celeste, en Bogotá, intentará abrir una puerta celestial de Misericordia y esto será posible, especialmente, por la ayuda de todos los grupos de oración allí presentes, durante los días de los encuentros con su Madre Divina.
Por eso, hijos, una de las justas causas; por la que todos los grupos de oración de América, especialmente de América Central y del Caribe, oren por esta finalidad mariana; es para que desde ahora se pueda establecer la Ley de la Divina Misericordia sobre esta deuda que Europa provocó.
Por eso, vuestra Madre de Guadalupe será la patrona de la misión en Colombia y en los Estados Unidos. Yo volveré, como en el Tepeyac, para llamar a la humanidad a la reconciliación profunda, porque de esa forma a través del perdón y de la comunión con Mi Hijo Jesús, los Andes y Europa cerrarán un ciclo de sufrimiento y de crueldad generado en las civilizaciones indígenas primitivas.
Queridos hijos Míos, por eso desde ahora Yo los preparo en consciencia, revelándoles la verdadera historia de su humanidad, pues Dios espera que no se vuelvan a repetir los mismos errores.
Para eso, vuestra Señora de Guadalupe retornará a lo más alto de las montañas de América, para que el Ave del Sol emita la voz de la redención y del perdón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los une a Cristo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Los misioneros de la paz ya se encuentran a las puertas del Congo para iniciar el último tramo de un misión que fue enriquecida por el amor y el servicio y, principalmente, por la vivencia fraterna de la Paz.
Mientras Mi Hijo extiende Sus manos sobre África para dar la última bendición antes de Su esperado retorno, vuestra Señora de Kibeho se encuentra ingresando en el mundo desconocido del Congo para que por medio de una acción de piedad y de misericordia todas las deudas puedan ser equilibradas.
Hijos, serán vuestras sagradas oraciones del corazón las que permitirán que vuestra Madre Celeste aleje de las almas la perturbación constante de Su adversario. Por eso, hijos, bajo el espíritu de vuestra oferta a la vida de oración, la paz podrá volver a aproximarse a los corazones de todos Mis hijos del Congo y así, una nueva historia de luz se escribirá.
La falta de paz en el Congo y la esclavitud son una deuda impagable, porque ya hace más de quinientos años que la misma injusticia se repite. Pero, hijos Míos del Congo y misioneros Míos, la fuerza del amor de vuestra Madre Santísima y Suprema desterrará el reinado rastrero de la serpiente, y los Ángeles de Dios colmarán las almas con la Misericordia de Mi Hijo.
Por eso, queridos hijos, vuestra tarea en el Congo será principalmente hacer retornar el Santo Espíritu de la Paz para que, al menos los más perjudicados por el trabajo pesado y penoso encuentren la esperanza que tanto buscan.
África es la cuenta pendiente de toda la humanidad, por eso los Sagrados Corazones llegan nuevamente a Kibeho para establecer la inocencia y la pureza interior perdidas.
Mientras ustedes, hijos, acompañan las realidades de Mi amada África por medio de Mis instrucciones diarias, Yo podría contarles lo que sucede con vuestros hermanos de Asia, de Oceanía y de Europa, realidades diferentes que nacen de un mismo mal.
Pero la Misericordia de Dios y Su Justicia vencerán. Por eso, en tiempos de preparación para el Apocalipsis Yo invito, a Mis hijos a la perseverancia, a la fe y al amor del corazón, porque solamente esas tres cosas aliviarán al mundo entero cuando sean vividas de verdad.
Queridos hijos de Goiania, en la esperanza de volver a recibirme hoy les digo: retornaré a vuestro pueblo y a vuestra ciudad. Sigan orando y recen para que Mis Planes en el Brasil y en el mundo puedan cumplirse por intermedio de los instrumentos que Mi Hijo escogió, así todo será posible a pesar de los tiempos difíciles que vive el mundo. Hijos, Yo escuché vuestra oferta, no se decepcionen, no los he abandonado, están en Mi regazo de luz. Vuestra oración permitió que Mi Obra se cumpliera en el Brasil a pesar de hoy estar en otra ciudad. Agradezco vuestra fidelidad y amor fraterno.
Les agradezco por concretar Mis Planes de Paz.
Los bendice en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más