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Como Madre de las Naciones, queridos hijos, hoy los invito, como hace ya tanto tiempo, a orar por la paz, a obrar por la paz. Invoquen, mediante cada oración del corazón, la Divina Misericordia para que descienda sobre todos Mis hijos.
Pequeños Míos, en este día de especial importancia para el Señor, el Corazón de Mi Hijo está presente entre ustedes para recordarles que ya es el tiempo de que cada uno observe con compasión la necesidad del prójimo y vea la urgencia del semejante.
Por eso, hijos Míos, será de importancia que sus corazones se concentren en la esencia de la caridad y de la donación para que la Luz de Cristo pueda brotar desde lo profundo de vuestros corazones.
Aún la humanidad debe aprender a vivir la esencia de la humildad. Todos ustedes, Mis queridos hijos, pueden convertir sus corazones en preciosos instrumentos para el Creador.
Hoy, Mi Inmaculado Corazón también está sobre todos Mis amados hijos de Centro América, hijos que contemplo con mucha compasión para que el Rayo Redentor de Mi Hijo emane desde sus corazones.
Abran vuestros brazos para recibir el Amor de la Madre Universal de las Gracias, para que así, cada uno de sus pequeños corazones se consagre a los designios de Dios. Este es el motivo de Mi Inmaculada venida hacia ustedes.
Con Mi inmenso Corazón Maternal les pido: ¡oren!, ¡oren!, y ¡oren! para que todos puedan estar cada día más cerca de la Voluntad de Dios.
Mi voz viene hacia ustedes para anunciarles el momento de la Misericordia, como si el Ave del Espíritu Santo estuviera impregnándolos con Sus Dones y Sus Gracias. Ustedes pueden ayudar con la oración para que ese Magnífico y Omnipotente Espíritu de Dios esté más presente.
Quiero enseñarles a abrir el cofre del Corazón de Dios para que descubran el inmenso y poderoso Amor que Él tiene por la existencia de cada criatura sobre la Tierra.
De la misma forma que Mi Corazón de Madre peregrinó junto a José una vez hacia Egipto, hoy los invito a caminar hacia la consagración de vuestros corazones.
Recuerden que Yo los aguardo para orar el rosario todos los días; eso los acercará cada vez más a Dios.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
En verdad les digo, queridísimos hijos, que quien permanezca bajo la Luz de Mi Inmaculado Corazón siempre podrá ser guiado mientras recuerde que debe ser amoroso, servicial y compasivo con sus semejantes para que Mis Planes de Paz se cumplan en todas las naciones de la Tierra.
Por eso, hijos Míos, hoy los invito a ser parte activa del poder de la oración para que vuestras vidas sean un principio de Creación en las Manos de Dios y el sonido de amor que nace desde Su Voz.
Es importante, queridos hijos, ser lo que Dios quiere que ustedes sean en este tiempo. Como instrumentos del Padre, lleven hoy Mi Paz, porque aún son muchos los que no la tienen y la necesitan. Ustedes serán posibles rosas de Mi jardín solo cuando se unan a Mí en la oración del corazón. Así, irradiarán al mundo la Luz que él necesita en estos tiempos de mudanzas.
Queridos hijos, correspondan a lo que Dios hoy les pide: ser verdaderos hijos de Dios en la oración del corazón y en la paz, porque de esa manera estarán ayudando a la armonía interior que muchos de Mis hijos necesitan.
El Reino de Mi Paz quiere hacer morada en la vida de todos, pero aún encuentro lugares que no están plenos de Mi Amor Maternal. Por eso, hoy los invito a estar vacíos, vacíos como lo estuvo Mi Hijo Jesús en el momento de cargar la cruz y llegar hasta el Calvario.
Imiten a Jesús en los simples ejemplos para que sus vidas encuentren el camino de la humildad que toda la humanidad debería recorrer frente al trono de Dios.
La Fuente del Amor está brotando en nombre del Padre, a través de Mi Materno Inmaculado Corazón para que ustedes reconozcan que los amo y que los acompaño como la Señora de las Gracias Eternas.
¡Les agradezco por corresponder a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy los llamo a preparar de nuevo y con alegría Mi llegada misericordiosa a la ciudad de San Pablo. Ustedes, hijos Míos, pueden ayudarme en esta misión de paz a través del sincero acto de la oración.
Quiero de ustedes la mayor apertura para que, como instrumentos de Mi Luz Maternal, Mi Corazón Inmaculado alcance espacios de esta ciudad que necesitan de mucha compasión y amor. Aún, queridísimos hijos, son pocos los servidores de Cristo que, mirando alrededor, pueden ver con claridad cuánta oración es necesaria para sus semejantes pobres y enfermos.
Por eso, queridos hijos, como almas orantes que recibirán una vez más la Gracia de Mi visita, les pido que preparen sus corazones en la oración y que en ese ejercicio alcen sus manos para rogar a Dios por la Gracia de la Conversión de muchos de Mis hijos en el Brasil.
Amo con predilección a esta nación que Me acogió como la única Madre para todos, pero aún es necesario un poco más de esfuerzo, amor y dedicación por los más necesitados y los más alejados de Dios.
Saben que existen formas infinitas de ser siervo de Cristo; hoy Yo los invito a que ustedes sean guardianes constantes de la oración para que ella nunca falte en sus hogares. Los tiempos que vendrán y que fueron descriptos a Mi hija Lucía, de Fátima, están cerca. Pero todo dependerá de la actitud de las almas delante de la simple vida de oración que Yo les pido que vivan como algo primordial.
Vuestros corazones ya están envueltos en Mi Alegría Maternal por visitarlos una vez más en esta necesitada ciudad de San Pablo. Que esta visita sea para ustedes un nuevo motivo para encontrarse con el Único Rey de la Vida, de la Verdad y de los Nuevos Caminos: Mi Hijo Jesús, el Sumo Sacerdote.
¡Les agradezco por la respuesta de todos!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis soldados de la oración y Mis soldados de la paz:
Hoy los invito a entrar en Mi Manto de Amor y de Protección para que sus almas en oración preparen el corazón para lo bueno y lo nuevo.
Queridos hijos, hoy los llamo a estar bajo la Misericordia de Mi Hijo para que sus corazones reconozcan por entero el Amor que Él les tiene. También hoy, mediten en la compasión que cada uno de ustedes debe irradiar al prójimo. Esta compasión será una fuente de amor del corazón y debe traspasarlos hasta arrebatarlos como el Amor de Mi Hijo.
Así, serán pequeños corazones que caminarán en la fe y en la esperanza por un nuevo mundo lleno de paz. Para que las almas cambien y se consagren a Cristo, ellas deben convertir sus sentimientos en algo puro y cristalino. Si cada corazón emanara en verdad un sentimiento de Amor Puro, eso, simplemente, ayudaría en la liberación y en el rescate de muchas almas necesitadas de Dios.
Mi Inmaculado Corazón, mes a mes los va puliendo para que cada nuevo día sus corazones iluminen un poco más al mundo, porque la mayoría de los corazones viven sin el Amor de Dios. Como Yo quiero llegar a todos Mis hijos en el mundo, ustedes deben ser instrumentos vivos en la oración para que las Gracias Prometidas puedan de nuevo dar vida a muchas almas que están perdidas.
Por eso, queridos hijos, es muy válida la transformación de la vida y del corazón de cada uno de ustedes; así estarán ofrendándose como flores para Dios, y el Señor, en Su inmenso Amor, podrá intervenir con Su Paz sobre todo el mundo. Cada cambio en la vida debe acontecer a través del Amor de Mi Divino Padre y bajo el resguardo de Sus Santas Manos; así estarán recorriendo un camino lleno de paz para que acontezcan los cambios simples.
La necesidad verdadera de cada corazón es redimirse y comenzar a amar de forma pura y amplia para que todas las consciencias puedan ser permeadas por el Amor Divino y Mayor. Para que el mundo pueda renacer, todos los corazones, como humanidad, deben hacer del ejercicio de la oración un acto de reparación y de Misericordia para la vida de cada alma.
Vivan en la esperanza de la Divina Misericordia; si así lo viven en el corazón, se transformarán, y el mundo nuevamente será libre y estará aliviado de las cargas que soporta. La Luz generada por cada oración construye el puente entre los hombres y la fraternidad.
Yo estoy entre ustedes para que aprendan a vivir del Amor de Dios. Así las vidas se renovarán porque estarán dentro del Amor Universal de Dios Padre.
¡Ánimo y esperanza hasta la eternidad!
Los guía,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
La paz llega cuando se la llama a través de la oración diaria. La paz se construye como un Templo Interior y tiene sus bases en el amor y en la armonía. El Amor Divino y la armonía es lo que le falta al mundo; por eso en la oración se encuentran las llaves que permitirán a todos vivir en la verdadera paz.
Queridos hijos, la Paz es como la gran estrella guía que el mundo hoy necesita para que los acontecimientos en la humanidad puedan cambiar. La paz les irradia esperanza y la esperanza les traerá el perdón junto a la Misericordia. Por eso, el camino de la oración deben construirlo como un hermoso jardín de rosas para que, juntos en fraternidad, todos sientan y vean en sus corazones los diferentes talentos que despierta el alma en oración.
Hoy, queridos hijos, les entrego los siete talentos de la oración:
- El talento del Amor a través de la donación absoluta del corazón;
- El talento de la Paz a través de la esperanza que pueda emanar de la vida;
- El talento de la Alegría a través de la armonía;
- El talento de la Compasión a través de la humildad en el corazón;
- El talento de la Fe a través de la perseverancia en la oración;
- El talento de la Luz a través de la comunión con Cristo;
- El talento de la Misericordia a través del perdón diario que emana de la vida del alma.
La oración despierta talentos en los corazones que siguen el camino de comunión interna con Mi Hijo Glorificado.
Queridos hijos, el camino de la oración es profundo y hermoso para sus corazones. Por eso, Yo los invito a caminar en confianza dentro del océano de la oración para que sus almas encuentren a cada momento el Amor y la Faz de Mi Hijo.
Pequeños hijos, en la oración se abren los caminos para que la devoción a Mi Inmaculado Corazón llegue como un afluente de la Gracia para todos Mis hijos. Cada nuevo día esperen la Paz de Dios en sus corazones.
Gracias por responder a Mi llamado.
Que la Divina Esperanza brote en cada alma.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
El alivio de todo sufrimiento se alcanza con la oración cuando cada uno de ustedes confía en la Luz que les llegará a través de ella. Así, pequeños niños, podrán reconocer la Voluntad de Dios, una Voluntad que irradia la verdad y la compasión a cada uno de sus corazones.
Queridos hijos, en este tiempo, abracen el poder del amor que tiene la oración cuando se hace con el corazón. Estarán así colaborando en simplicidad en el alivio del dolor de muchas almas que el Señor Me ha pedido ayudar. Todas ellas son almas hermanas que ustedes podrán amar y sentir en la oración. De esta forma estaremos amando a quien desconocemos y a quien tenemos lejos; en todas estas almas comenzará así a gestarse la verdadera fraternidad.
Queridos hijos, prosigamos afirmando la importancia de la oración que eleva en estado y en sentimiento a los corazones. Ya estamos en el tiempo de manifestar el espíritu de la fraternidad. El Señor Misericordioso ha pedido que muchos corazones, todos los posibles, comiencen a vivir con humildad en este espíritu de fraternidad. Si en el mundo fueran más amorosos y fraternos los unos con los otros, los Planes de Dios ya podrían ser diferentes.
Por eso, queridos Míos, Yo llego a sus corazones para entregarles Mi Paz para que todos puedan caminar hacia el espíritu de la fraternidad. El mundo está doliente, pero lo podremos curar cuando cada uno de ustedes, orando, de todo de sí. El Señor contempla la honestidad de sus almas y el amor que irradian al orar.
Vivan en paz para poder vivir en el Amor de Mi Bendito Hijo Jesús.
En el Amor de Dios,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
¡Que la Paz sea en los corazones!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más