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Hijo:
Cuando el alma agoniza y se remueve por dentro buscando algo que no encuentra, da gracias a Dios y solo deja que Su renovación llegue a tu espíritu.
No resistas, no desistas y no te entristezcas por algo que, en verdad, debe traerte paz, porque significa que tu interior se está disponiendo a la transformación.
Cuando el alma grita en el corazón de aquel que intenta seguir la Voluntad de Dios y que a ella entregó su vida, es señal de que un cambio y una renovación son necesarias. Y ese cambio proviene de la propia Voluntad Divina; a ti te cabrá no resistir, no desistir y no entristecerte por algo que, en verdad, debe traerte paz.
En realidad, lo que sientes como una agonía interior es tu alma alzando la voz más allá de los aspectos de tu cuerpo, de tu mente y de tus sentimientos.
Escucha, entonces, esa voz que quiere hacerse oír y deja que ella se exprese antes de que tu alma se canse de gritar en tu mundo interior por un nuevo paso, un nuevo ciclo, un nuevo ser.
Escucha la voz que se alza desde tu alma y deja que ella se exprese como sienta; que sea un canto, una oración o incluso un llanto que expresa la libertad del alma de manifestarse, y que todo eso, tu canto, tu oración y tu llanto sean los impulsos de un nuevo ciclo y de una nueva etapa en tu vida.
Que no grite tu alma sin ser escuchada; que no le cierre tu mente la ventana al alma, ocultando nuevamente lo que se remueve en tu mundo interior.
Así como grita el alma del planeta para ser escuchada por los corazones de los hombres, también gritan y se agitan dentro de los hombres sus propias almas.
La vida es un espejo de sí misma en diferentes proporciones; por eso hoy te digo: escucha la voz de tu alma para que un día sepas escuchar el alma de este planeta, y que ninguna voz interior se alce en vano.
Dios habla a través de las almas y de los espíritus de los seres, y es Él quien los llama a un nuevo ciclo, que no necesita ser grande, sino que necesita ser nuevo; trayendo consigo aquello que ya sabes que debes ser y que aún no eres, no porque sea imposible, sino porque te vuelves sordo ante la voz que grita en tu interior.
Sin miedo, escucha lo que te lleva hacia ese nuevo tiempo; así podrás ser uno, en la multitud de este mundo, capaz de oír el alma del planeta y guiar a tus hermanos según aquello que Dios habla a través de la voz del corazón de la Tierra.
No sientas que lo que te digo es un misterio, porque ya no lo es. Solo escucha esta voz en tu interior y síguela.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Compañero,
San José Castísimo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que la Bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo esté sobre ustedes.
Les hablo desde donde el tiempo no existe, donde solo hay unidad entre las criaturas y Dios.
Y a esa dimensión de la cual Yo provengo es adonde los quiero llevar, para que puedan percibir la evolución en la Tierra de una forma diferente, para que puedan percibir la Vida como ella es.
Por un instante dejen que su corazón se una al Mío, que sus ojos se unan a Mis ojos para que contemplen Conmigo este mundo, así como Yo lo veo.
Yo miro al mundo y veo almas buscando el despertar. Veo corazones tan distantes de Dios y de la verdad, que hacen padecer a la propia consciencia por su ignorancia, sin saber que la cura y el camino se encuentran dentro de sí mismos y que con un simple cambio de actitud pueden tornarse otros.
Yo miro al mundo y veo a los compañeros de Dios tantas veces confundidos por la vida en la Tierra, por su apariencia, por su ilusión.
Muchos se preguntan: “¿y quién estará en este mundo sin sumergirse en esta ilusión?, ¿cómo permanecer en la Verdad?”.
Para conocer la Verdad, hijos, necesitan amarla, amarla con todo su corazón, desear estar en ella y estar cansados de tantas ilusiones, de tantos equívocos, de tantos tropiezos.
Esta vida tiene algo único para enseñarle a toda la humanidad; porque todos los que hoy viven en la Tierra fueron convocados para vivir este ciclo. Algunos, como su última oportunidad de redención, y otros, como el último paso necesario para cruzar los portales de un nuevo ciclo evolutivo, en el que ya no necesitarán estar tan enredados en las cosas de la Tierra, porque servirán a la Creación de otra forma.
Yo miro al mundo y también encuentro corazones sinceros que luchan sinceramente con su condición humana, pero su amor por la vida superior aún no es suficiente; porque si no esa batalla no necesitaría ser tan grande.
Todavía aman mucho a las cosas de la Tierra y nutren aquellos aspectos de la consciencia que desearían disfrutar de esa vida de una forma tan humana.
Y cuando les digo humana, les hablo de la humanidad que se creó en este mundo, distante de Dios, y no de lo que el ser humano en verdad es y debería expresar, como fue pensado por el Padre en el principio.
Todos ya saben, hijos, que lo que le falta a este mundo es amor, un amor dirigido hacia la Verdad, un amor dirigido hacia el lugar correcto.
No les puedo decir que no saben amar, porque para eso fueron creados. Sería como decir que una tijera no sabe cortar, que un cucharón no logra retener el agua; así sería decir que el corazón humano no sabe amar, porque sabe, pero su voluntad se desvió y su corazón ama a todas las cosas menos a aquella que sería la más importante, que es la Voluntad de Dios, Su Propósito y Su Plan.
Lo que ustedes aman aún es la voluntad propia y todo aquello que corresponde a esa voluntad.
Aman a aquellos que les son queridos, porque actúan como ustedes quieren. Aman aquellas cosas que les gustan, las Instrucciones que resuenan en sus corazones. Aman la Verdad cuando ella corresponde a la propia voluntad; y cuando Dios les envía algo diferente, para corregir sus caminos y redirigir su amor hacia el lugar correcto, ya no saben amar y creen que no pueden hacerlo, que no pueden sentir amor por aquello que no creen, que no les gusta, que no les conviene.
Pero, hoy, Yo les digo que el corazón humano puede amar todas las cosas, todas.
Puede amar la vida y también puede amar a aquellos que la destruyen, para darle una oportunidad al prójimo de perdón y de redención.
Pueden amar encontrar a Dios en lo alto de los montes; amar la plenitud que es estar con el Padre. Pero también pueden amar a Dios a los pies de la Cruz, derrumbados en el suelo con el peso del madero en sus espaldas; ese es el corazón humano.
El corazón humano puede amar cuando el Padre les habla a través de Sus Mensajeros sobre los misterios celestiales, los Espejos del Cosmos, la unión con la naturaleza, la unidad y la paz. Pero también puede amar cuando Dios les pide ser otros, hacer los esfuerzos que no quieren, ser de una forma que piensan que no saben ser.
Yo miro desde Cielo hacia el mundo y veo cómo el Amor más puro de Dios se pierde dentro de los hombres, cómo el mayor tesoro divino que se expresó en la belleza de la naturaleza, se expresó en cada detalle de la creación de este planeta, en la perfección de cada parte que compone al ser humano, desde su menor partícula hasta su espíritu.
El ser humano es un pequeño creador, tan semejante a su Padre y Señor; pero no se conoce a sí mismo.
Si quieren conocer, hijos, deben comenzar por reconocer la propia ignorancia y, sabiéndose ignorantes, despierten la humildad para que el Padre les pueda enseñar lo que ustedes verdaderamente son, para qué fueron creados y porqué están viviendo todo lo que viven en esta Tierra, cuál es la razón de estos ciclos, cuál es la razón de la existencia humana.
Todo eso tiene una respuesta, una respuesta que el Soplo Divino espera ardientemente poder entregarles, porque no hay nada tan esperado por Dios, como el retorno de Sus hijos a Su Corazón.
¿Y saben lo que es ese retorno?
No es que las criaturas dejarán de existir y se tornarán una partícula luminosa que retornará a la Consciencia Divina. Las criaturas seguirán existiendo, pero se reconocerán parte de Dios y se expresarán como Él, pensarán en Él, vivirán en Él, serán Él. Y Su Corazón, que parecía estar tan distante de toda criatura, despertará en cada ser y manifestará Su Infinito.
Él, que está en todas las cosas, será visible a través de Sus hijos. Ya no habrá individuos sino partes vivas de Dios, que renuevan Su Creación todos los días a través del amor que se supera a sí mismo en un ciclo eterno, incesante.
¿Les parece imposible lo que Yo les digo?
Pero hoy, hijos, eso es lo que Yo vengo a decirles, porque llegó la hora de dejar un poco de lado las mezquindades de esta vida para buscar un poco de esa Verdad; llegó la hora de dejar que Dios los haga de nuevo, por dentro y por fuera, que el corazón humano retorne al Padre y el Padre retorne al corazón humano.
Yo miro al mundo y veo a Dios queriendo expresarse en Sus criaturas.
Yo miro al mundo y veo al Padre esperando la respuesta de Sus hijos, esperando que lo más importante no sea un empleo, el dinero, la comodidad, los fines de semana; porque el Padre está donde el tiempo no existe y, poco a poco, el tiempo dejará de existir aquí, porque Él vendrá para habitar en los hombres.
Sé que muchos escucharán Mis palabras y no sabrán qué hacer con eso. Si tan solo aspiran a vivirlas, a saber la verdad sobre ustedes mismos, en la profundidad de una ciencia espiritual totalmente desconocida para los hombres. Si apenas reflexionaran que lo más importante en este tiempo es que las almas puedan despertar y que, si ustedes no pueden responder al llamado de Dios, le den la oportunidad a aquellos que sí pueden hacerlo, lo hagan.
Porque el Padre primero habitará en los que dicen “sí” y a través de esos despertará a todos los hombres, disolverá la ilusión y atraerá Su Verdad a este mundo.
Pero para eso, hijos, es necesario anunciar, difundir y dar a conocer la Presencia Divina. Es necesario amar, colocar el corazón disponible al amor, a pesar de sus dificultades y limitaciones.
Antes de conocer lo que es ilimitado deben rendirse a Dios.
Porque si no se rinden a Aquello que es Infinito, siempre se golpearán con el techo de sus limitaciones cuando se intenten elevar, porque quieren hacerlo por ustedes mismos.
Ríndanse. Ríndanse todos los días. Díganle “no” a la condición humana. Díganle “no” a aquello que los hace desistir, retroceder, permanecer en el punto en el que están.
Y clamen, clámenle al Padre para que se exprese dentro de ustedes. Clamen para que Su Verdad sea viva y que la ilusión desaparezca de sus células.
Clamen para que sus átomos expresen el infinito que ellos son, que desde ellos se expanda la semejanza con el Padre, que desde ellos renazcan en vida.
Clamen, esfuércense por ser diferentes. Y Dios, que está ávido por responder a Sus hijos, los escuchará.
Así como Mis ojos, los Ojos del Padre están puestos sobre la Tierra, esperando el mínimo movimiento de Sus criaturas para establecer Su Paz, Su Reino y Su Presencia en este mundo.
Crean en lo que les digo y tengan fe en una nueva vida.
A pesar de toda la purificación humana, planetaria, universal, tengan fe en una nueva vida.
No dejen que el sufrimiento y el miedo de sus huesos les hagan creer que apenas son esa condición humana. Tengan fe en una nueva vida.
Comulguen del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, consagrados por Su Presencia espiritual en el altar y tengan fe en que Él es la Nueva Vida.
Dejen que la Eucaristía sea como un bálsamo que ingresa en sus células y despierta el Dios que habita dentro de ustedes. Porque, de una forma muy misteriosa, Él ingresa en sus cuerpos e impregna sus consciencias, pero solo manifiesta Su Verdad cuando ustedes tiene fe en que Él es la Verdad.
De esta forma los bendigo, consagrando estos elementos en el altar, por la potestad que Dios Me concedió a través de la Paternidad de Su Hijo, con el auxilio de los ángeles y de los Arcángeles que traen el Rayo y el Don de la Transubstanciación hacia este lugar, estos elementos se transforman.
Comulguen de ellos y tengan fe en la nueva vida, en el Nuevo Hombre, en la nueva consciencia que, hoy les digo, es Aquella que se manifestó en el principio de todo, y de la cual, un día, ustedes se perdieron.
Aquello que les es nuevo, en realidad es la única verdad que deberían manifestar y vivir.
Crean y tengan fe en que esa verdad los aguarda, aguarda que la busquen, que la amen, no solo con el pensamiento, que la amen con el corazón, que la amen con consciencia; consciencia que se manifiesta en sus acciones, en sus formas de vivir, de tratar a sus hermanos, de estar en el mundo; así se expresa el amor.
Eso era lo que Yo les quería decir hoy.
Y que Mis palabras se tornen vida. Tengan fe y crean que este Verbo proviene de Dios, a pesar de que se manifiesta a través de una boca humana.
El Señor tiene muchos misterios y por diferentes caminos llega a Sus hijos, hasta que todas las criaturas le abran la puerta y dejen que Él se manifieste en sus seres.
Con esto los bendigo, bendigo sus vidas, sus familias y este altar, para que se torne digno de la Presencia de Cristo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco.
San José Castísimo
Hijo:
A pesar de todo, alegra tu corazón.
Llegaron el momento y la hora que tanto esperabas y para los cuales te preparaste por tanto tiempo.
Alegra tu corazón a pesar de todo lo que sucede en el mundo, porque llegaron el momento y la hora de abrirte hacia un Amor superior, de transformar tu condición humana, de vivir conforme al Evangelio que te guía y, así, renovar con vida las Palabras de Aquel que dio la vida por ti y te liberó de la muerte eterna, del padecimiento y del estancamiento espiritual.
A pesar de todo, alegra tu corazón.
Sé que el mundo agoniza y que muchos sufren, pero tú no puedes perder jamás la alegría que curará las heridas de tus hermanos alrededor del mundo y los ayudará a ver con claridad los tiempos en los que transitan como humanidad.
La alegría en tu corazón no representa indiferencia ante el sufrimiento del prójimo; la alegría en tu corazón representa el bálsamo que Dios hace fluir a través de él hacia todo el planeta cuando tu consciencia se coloca en el lugar correcto y, a pesar de las circunstancias, tú te abres para ser un instrumento de Dios, un espejo Suyo en el mundo, que refleja no aquello que es lógico, sino lo que es necesario.
A pesar de todo, entonces, no pierdas la alegría de tu corazón y no bajes los brazos.
Colócate en el Corazón de Dios para comprender las dificultades de la vida como tu oportunidad para superarte y, quien sabe, un día hacer cosas mayores que Aquel que te enseñó a obrar y a vivir.
Sé, entonces, una profecía viva: sé el misterio vivo de las Palabras de Cristo. Y si te parece que este tiempo presenta grandes desafíos y dificultades, supéralos a todos con el rostro limpio y renovado del cansancio; supéralos con la mirada pacífica y el corazón en Dios; supéralos como un servicio que les refleja esperanza a los que pensaban que todo estaba perdido.
Hoy solo te digo, hijo, que, a pesar de todo, a pesar de cualquier cosa, jamás pierdas la alegría de tu corazón.
Sé tú la sal de la Tierra; sé tú la luz del mundo, con Aquel que es y está en todas las cosas.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Busca la Verdad y ella te será revelada.
Busca en lo profundo de tu interior, así como en el firmamento de la Tierra que oculta la profundidad del Cosmos, la respuesta a tus inquietudes más internas, la calma de tus angustias y el sentido de tu vida.
Busca la Verdad y ella te será revelada, porque este es el tiempo de la revelación de los misterios. La Ley dicta que nada más esté oculto, ni a los ojos ni al corazón del hombre. Y, poco a poco, esa revelación se manifestará en la superficie de la Tierra.
Desde los pueblos del principio de la historia de la humanidad hasta los días de hoy, muchos misterios nacieron y florecieron. Son llamados "misterios" porque la consciencia humana los ignora. Pero ya no será un misterio aquello que es parte viva de la historia de cada ser.
Los misterios de la vida humana son aquellos hechos que guardan en sí el verdadero potencial de la humanidad y también la realidad de que su existencia no comenzó en la Tierra, sino en lo profundo del Pensamiento Divino, antes que todo fuese creado.
Aquello que consideran un "misterio" debe ser revelado, porque este es el ciclo de la Verdad, y la Verdad primera es que cada ser se conozca a sí mismo, comprenda su historia, sus raíces, sus errores y dificultades, y también que reconozca sus virtudes y los Dones que recibió de Dios a lo largo de su evolución.
Para saber la Verdad, entonces, debes buscarla, llamar a la puerta del misterio interior y, humildemente, dejar que él se revele.
Pídele a Dios la Gracia para estar en paz delante de tus miserias más profundas, cuyas raíces transcienden la vida en la Tierra. Y también la Gracia de la humildad, para reconocer que este proyecto humano es único y que tú eres parte de un Tesoro Divino a punto de manifestarse.
El oro de tu espíritu puede tornarse un precioso presente celestial que, iluminado por la Luz de Dios, hace brillar la esperanza en los abismos. Pero también puedes dejar que ese oro se transforme en polvo, que la ignorancia y la indiferencia hagan de ti un eterno y permanente misterio para ti mismo; y, aunque todo sea revelado, tus ojos nada verán.
Deja, hijo, que tu corazón se abra a los nuevos ciclos; que tus conceptos de vida, conocimiento, existencia y espiritualidad se renueven. Porque estás ante un ciclo en el cual la Verdad emergerá y, si bien está guardada en tu interior, tu jamás estuviste absolutamente unido a ella.
Todo será nuevo. Todo se renovará y se mostrará al mundo como algo único, sin embargo obvio desde el principio, porque no hay ser sobre la Tierra que no sienta en lo íntimo que su ignorancia oculta una realidad superior.
Esa realidad emergerá. Esa Verdad se mostrará. Los misterios dejarán de ser misterios, y tu finalmente te conocerás a ti mismo y te reconocerás en Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijo:
Para tener parte en los misterios de Cristo, tendrás que descubrir también los misterios de Su Cruz.
El Señor sella el compromiso con Sus compañeros ofreciéndoles beber del mismo Cáliz de Su Sangre derramada: Cáliz de la Voluntad Celestial que trasciende todo, la carne, la condición y la vida humana.
Para tener parte en la Gloria de Cristo, habrás de tener parte en Su Cruz, aceptando de Dios las renuncias y los sacrificios que Él te invita a vivir en este tiempo; no para hacerte sufrir, sino para que descubras la Gracia que se esconde en la renuncia hecha con amor y en el sacrificio vivido en paz por la reparación de los pecados del mundo.
Cristo vino a este mundo como parte viva de la Consciencia Divina y, siendo Él el mismo Dios, experimentó y vivió profundamente la condición humana. Fue tentado por todo el mal que rodeaba la Tierra; fue probado en el miedo que habitaba en Sus huesos de hombre, en Su íntima fragilidad humana. Padeció lo que el ser humano más teme, el sufrimiento, y convirtió el mayor pesar de Sus criaturas en un acto de Amor que transformó la historia de este Universo, así como el de toda su creación.
Después de haber vivido todo eso, dejó abierto para mundo el camino del calvario espiritual, de la entrega absoluta, del Amor superior. Y al haber vivido todo lo que ninguna criatura podría soportar, ahora solo te llama a cumplir con tu parte.
Tu cruz no pesa tanto como la Cruz de Dios; tu calvario no es tan largo como aquel por el cual pasaron los Pies del Señor; no tienes una corona de espinas clavadas en tu rostro; no te insultan ni te humillan los hombres, tus hermanos. Tienes al Padre que te tiende las Manos; tienes al Hijo que viene a tu encuentro y tienes al Espíritu Santo de Dios esperando en la puerta de tu casa interior para hacerte renacer como consciencia, como corazón.
Él quiere darte un corazón nuevo, digno de ser habitado por Aquel que te creó; y todo lo que tienes que hacer es seguir la Ley primera, el mandamiento sobre los mandamientos, en la cual se reúnen todos los designios del Padre: amar al prójimo como a ti mismo y a Dios por encima de todas las cosas.
En el camino hacia el Amor se encuentra tu calvario. No tienes más obstáculos que aquellos que tú mismo colocas en tu camino.
Decídete a darle más a Dios, porque Él, teniendo todas las cosas, lo dejó todo para ti.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que la agonía del mundo encuentre la Paz del Corazón de Dios.
En la fidelidad a Su Camino y a Su Voluntad se encuentra la fortaleza para superar los asedios de Getsemaní. Y podrán rugir las fieras y los truenos, podrá temblar el suelo bajo los pies de los elegidos, pero estos no titubearán. Su fortaleza se encuentra en la memoria de la superación vivida por el mismo Dios, por intermedio de Su Hijo.
Ha llegado la hora de la confirmación, así como llegó para Cristo en el Getsemaní y para todos aquellos que se comprometieron con Él a lo largo de la historia de la humanidad.
Dios les ofrece beber del Cáliz del sacrificio y de la entrega, del esfuerzo y de la superación, de la comprensión, del perdón y del amor sin límites. Pero en ese Cáliz, hijos, también se encuentran la fe, la fidelidad y la fortaleza. Se encuentran la paz y la llama de la compasión, que inflama los espíritus y los ayuda a perseverar.
El Cáliz de Dios no está colmado solamente de pruebas, sino también de Dones. Sus instrumentos tienen todo lo que necesitan para cumplir con Su Plan; basta con que cada uno se disponga a hacer su parte y descubrir en sí mismo el potencial de amor y de entrega que aún está oculto en la condición humana.
Ese es el Getsemaní de estos tiempos, en donde las almas se confirman, aceptan el Cáliz que desciende desde los Cielos en las Manos de Dios, y beben de Su ofrenda. Inflamados por el Amor que proviene del propio Creador, toman su cruz y lo siguen.
Siéntanse parte de la Consciencia de Dios, que se renueva. Permitan que emerja de ustedes el potencial que desconocen. Dejen que la monotonía de sus vidas dé lugar a un Misterio Universal y permítanse ser llamados por Dios como Sus elegidos, Sus apóstoles y, verdaderamente, Sus hijos.
Que cada principio vivido por el Unigénito se manifieste y se renueve en sus vidas.
Tienen las puertas abiertas para eso.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Si quieren ser probados, transformados en aquello que Dios espera de ustedes; Él los probará, pero les entregará todo para que cada prueba tenga Su Gracia, Sus méritos y Su razón de existir.
Yo no fui solo probado por Dios; recibí de Él el mayor tesoro de Su Creación, que fue Su Hijo y Su Sierva que Me enseñaron a ser incansable, así como hoy le enseño a cada uno de ustedes. Ella también Me enseñó el amor, así como les enseña a ustedes; abrió Mi Corazón a una verdad que Yo desconocía, a pesar de que sabía que Dios Me preparaba para alguna cosa desde el inicio de Mi vida en este mundo.
Dios los probará, purificará sus consciencias y hará emerger en ustedes ese tan esperado y nuevo hombre, por el cual claman todos los días en sus oraciones. Yo también clamé por un hombre nuevo, porque no Me sentía digno de ser parte de esa Familia tan Sagrada, Divina, en esta Tierra.
Pero Yo aprendí, hijos, que la dignidad humana no proviene de su condición, no proviene de lo que el hombre construyó en esta Tierra. Eso no es ser un ser humano.
El ser humano es aquel profetizado en las Escrituras, barro que parte de Dios, profundamente semejante a Su Corazón, a Su Fuente Divina. Y eso es lo que, poco a poco, Yo vengo a darles a conocer.
Hoy humildemente les revelo Mi Faz para que también Me puedan ver, así como Yo quiero expresarme al mundo en estos tiempos. Yo no vengo para ser adorado. Esta imagen existe para que unan sus corazones al Mío, para que reconozcan ese momento en el que Mi imperfección quedó a un lado para dar lugar a la perfección de Dios. Esta imagen existe para que comprendan la esencia de la existencia humana y el camino que deben seguir en este final de los tiempos.
Yo no soy el Camino, la Verdad y la Vida. Yo estoy en el Camino, en la Verdad y en la Vida. Me siento parte del Corazón de Mi Hijo porque Su Misericordia Me abrió las puertas para que Yo ingresara en Su Corazón. Esa misma Misericordia se presenta en sus vidas, ese mismo Camino, esa misma Verdad, esa misma Vida que trasciende la vida en este mundo está también aquí, disponible para sus corazones, para sus espíritus, para su condición humana.
Esta imagen representa lo que es imposible; el momento en el que este báculo, seco y muerto, floreció. Así también es la humanidad; parece estar muerta, seca, pero en verdad, hijos, semillas únicas de flores, que aún se desconocen en el universo, se guardan dentro de ustedes para que florezcan en una verdad que ya no les debe ser desconocida. Que esta imagen sea el agua derramada sobre las semillas de sus corazones, para que delante de ella florezca la verdad y cada uno de ustedes conozca su verdadero ser.
Que este Relicario, así, pequeño y simple delante de la grandeza de la Creación, sea el símbolo, hijos, del tesoro que se guarda dentro de cada uno de ustedes.
Hoy les traigo los patrones de una nueva vida que, en verdad, es aquella que Dios pensó desde el principio. Hoy el Creador los observa con regocijo, con profunda alegría, porque podrá despertar Sus Dones en el interior de aquellos que le dicen sí.
Su Corazón se extiende al mundo a través del Relicario humilde de Mi Casto Corazón. Esta madera que se dejó transformar, a pesar de sus imperfecciones, dio la vida para algo perfecto, para una vida nueva que resucitará a aquellos que murieron aunque caminen sobre la Tierra, porque sus espíritus están vacíos y sus vidas no tienen sentido.
Del mundo entero vendrán a contemplar este Relicario, porque sus Gracias hablarán a través del testimonio de la transformación de los seres y aquello que parecía imposible se manifestará.
El Creador Me concedió la Gracia de colocar parte de Mi Corazón en este pequeño Relicario, porque todo lo que Yo recibí le pertenece a Dios y hoy Él quiere entregarlo a los hombres, a Sus hijos, para crear un puente con Su Divino Corazón.
El Creador Me entregó parte del Corazón de María y parte del Corazón de Jesús para que Yo trascendiera Mi condición humana, creciera en espíritu, manifestara Su Voluntad, multiplicara Sus Gracias y hoy pudiera estar aquí, uniendo estas tres partes en un Corazón único que, en verdad, es Su Corazón que hoy se guarda como un tesoro en este pequeño Relicario.
Crean en esto. Crean que este Corazón es un puente hacia el Corazón de Dios y oren delante de Él por el mundo, por la paz, por el fin de las guerras, por la unión de las religiones, por la comprensión entre las culturas, por el respeto entre los seres, por el amor. Oren para que los niños de todo este planeta cumplan su misión en este tiempo y no pierdan su pureza. Recojan de este sagrado Relicario la pureza de Mi Corazón para que ella llegue hasta aquellos que la perdieron por algún motivo.
Dejen que el servicio se multiplique a través de la oración sincera, el Padre se los agradecerá.
Yo les pediré ahora que, por un instante, vuelvan a cantar esta pequeña canción que, con mucha alegría, Me prepararon para honrar el Relicario de Mi Corazón. Si cantan con amor, demostrarán al mundo y a Dios que comprendieron la grandeza de la Gracia que Él les concede a través de la intercesión de Mi Casto Corazón.
Así como las pruebas de este mundo serán desconocidas, las Gracias también lo serán. Así como no creerán en las atrocidades que verán en esta Tierra, también será ilimitada la grandeza de Dios que se expresa entre los hombres.
Por eso, no piensen que es mucho si el Padre desea colocar Su Corazón en un pequeño Relicario, en esta Tierra, a través de la intercesión de Mi Casto Corazón. Dejen que Dios exprese Su grandeza, porque Él puede todas las cosas, así como pudo entregar a Su Hijo en una Cruz, en el calvario de este mundo.
Canten y dejen que los portales se abran hacia el Corazón de Dios, de María y de Cristo, porque Yo soy una pequeña parte de cada uno de Ellos, y es con esos rayos que provienen de los Sagrados Corazones que completo esta Gracia, que hoy le entrego al mundo.
Escucho muchas mentes que a veces piensan en cómo es posible que la grandeza de Dios se coloque en cosas materiales como imágenes, como este Relicario. ¿Acaso dudan de que Dios están en todas las cosas?
Yo, a veces los ayudo en cosas tan simples, diarias, no por esas cosas en sí, sino porque aprendí con el Niño Jesús a transformar esta vida material y a despertar la fe con pequeños servicios, con pequeñas cosas. Él abría Mi Corazón cuando me ayudaba en la carpintería. Él, que era un niño, Me enseñaba a ser carpintero, mientras parecía que Yo era el que estaba enseñándole a Él.
De esa misma forma, Yo vengo al mundo a traerles esas Gracias y, enseñándoles cosas materiales, estando en su día a día, voy transformando sus vidas como Cristo y María Santísima transformaron la Mía.
Quien sabe si un día, hijos, en la Nueva Humanidad, ustedes estarán ayudando a otros, estarán aprendiendo sobre la vida, sobre la renovación de la Consciencia Divina y recordarán este momento, cuando eran pequeños niños en la evolución humana y Yo tenía que venir al mundo para enseñarles estas cosas.
En la simplicidad de Mi Corazón se guarda una grandeza que es la misma grandeza que se esconde dentro de ustedes.
Déjense guiar por Mis Palabras simples. Déjense guiar por Mi silencio, así como Yo lo hacía con María Santísima.
Hoy les traigo la memoria de Mi vida como San José Castísimo para colocarla tanto en este Relicario como en esta imagen y en la multiplicación de ella en todos los hogares de este mundo. La misma Gracia que les concedo, la multiplicaré cada vez que multipliquen esta imagen. Crean en esto.
Hoy les hice comprender, con el sol y con la lluvia, que necesito que amplíen Mi casa. Espero que hayan entendido Mi Mensaje. Quiero que en Ella entren muchos más de los que están hoy, porque ellos llegarán hasta aquí como peregrinos y necesitarán ser acogidos. Ellos transformarán sus vidas, tanto como que Yo las transformé. Algún día, entre ellos, Yo también llegaré. Espero que Me acojan como Yo los acogí.
Den gracias a Dios por enviar al mundo a Sus Mensajeros. No sean como la humanidad de Mi tiempo, cuya mayoría no comprendía la Gracia que estaba recibiendo. La indiferencia humana fue tan grande que hoy el mundo está como está, adormecido.
Déjense tornar nuevos apóstoles, renovados en su fe; en una fe que se construyó en el silencio, en lo invisible; una fe profundamente espiritual cuyo único milagro es la transformación de la consciencia.
Les agradezco por expresar la devoción a Mi Corazón. Que esa devoción se transforme en una fuente de redención y de salvación para las almas que hoy son retiradas de los abismos de este mundo, aunque nadie lo vea.
Guarden en sus corazones un pequeño Relicario de Mi Casto Corazón, una Gracia que nace de la gratitud que Yo siento por ustedes, por estar aquí y por escucharme en los cuatro puntos de este mundo. Reciban esta Gracia con fe, porque la gratitud de Mi Espíritu Me une a Dios, y esta Gracia que les entrego, Yo la recibí de Su Corazón.
Guarden en su interior Mis Palabras, como también todos los impulsos que hoy Yo les traje. Y como si no fuera suficiente, les concedo algo mayor: la Comunión y la unión con Cristo por la intercesión sacerdotal de mi Espíritu.
Vamos a orar juntos el Padre Nuestro en arameo, ofreciendo al Padre no solo estos elementos, sino también cada una de las Gracias que Él hoy les entregó por la intercesión sacerdotal de Mi Casto Corazón. Que los Ángeles de la Presencia vengan hasta aquí para convertir estos elementos, frutos de la Tierra y del trabajo del hombre, la verdadera perfección del corazón humano en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.
Padre Nuestro en arameo
(transliterado al español)
Abbun debashmaia
Netkadesh eshmoj
Teite malkutaj
Nejuei sevianaj aikana
Debashmaia af ba-arja
Jav-lan lajma teesunkanan iagmana
Washpocklan jaubein wajtagein
Aikana daf jenan shoaken oljaiaben
Wela tajlan letnesiuna
Ela patsan men bisha
Metul delaje malkuta
Wajela wateshpurjta
Laj-lam almin
Aamein.
Que a través de sus espíritus, la paz llegue a este mundo. Con esto les agradezco por estar aquí, por escuchar Mi Voz, por volver viva Mi Presencia.
Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Multipliquen estas Gracias en el mundo y canten para que Yo Me eleve a los Cielos.
Que el Relicario de Mi Corazón se expanda tanto que no quepa en la Tierra y llegue a los cuatro puntos de este universo.
Les agradezco.
La Imagen del Casto Corazón de San José
La Imagen de Mi Casto Corazón debe ser contemplada por aquellos que buscan la humildad, la simplicidad, la madurez de espíritu y el despertar del espíritu de servicio y de caridad.
Esta Imagen representa el momento en que Mi Casto Corazón pronunció Su "sí" a Dios y aceptó, a pesar de Sus imperfecciones, cumplir con la Misión que Dios le había encomendado.
Esta Imagen es el símbolo de que, para servir a Dios, hijos, no es necesario ser perfecto, porque la Perfección, que proviene del Padre, se va manifestando en el alma y en el corazón en la medida en que el ser se decide a caminar.
Delante de esta Imagen deben pedirle al Padre la Gracia de saber decir "sí" a pesar de la aparente osadía de Sus Planes. Porque hoy les digo: no es Dios el que les pide grandes cosas, son ustedes los que no conocen el propio potencial, no saben de sí mismos y piensan que no pueden dar lo que Dios les pide.
Delante de esta Imagen oren la "Novena para comenzar los Nuevos Ciclos Espirituales" y dejen que Mi Corazón los inspire para que puedan decir "sí" y conocer de ustedes mismos lo que hasta hoy está oculto y les es desconocido.
El Relicario de Mi Corazón representa el Plan de Dios consumado en la imperfección humana. En él colocaré todas las Gracias que el Padre Me concedió para cumplir con Su Voluntad y delante de él, hijos, orarán no sólo por sí mismos, sino por toda la humanidad para que esos Dones de la Entrega y de la Rendición, que hicieron que este Corazón se tornara un triunfo Divino, puedan llegar a cada uno de sus hermanos en todos los rincones del mundo.
Por medio de la Imagen de Mi Casto Corazón y del Relicario de Mi Corazón, el Creador les concede dos nuevas y únicas Gracias para que sepan que todo lo que necesitan para tornarse una victoria celestial está al alcance de ustedes.
Les pido, hoy, una pequeña réplica del Relicario de Mi Casto Corazón para que él peregrine por el mundo y esté en todos los altares de Mis Apariciones. Porque en ese Relicario colocaré los Dones que la humanidad necesita para renovarse, patrones de conducta de una nueva vida que se irradiarán a las naciones y a los continentes como un terafín de la Nueva Humanidad, para que aquellos que lo contemplen y oren delante de él, alcancen la Gracia de saber y de vivir lo que realmente son.
Yo los amo, los bendigo y les agradezco por manifestar esta Obra de Milagros y de Gracias en este mundo.
Su padre y compañero,
San José Castísimo
Hijo Mío:
Encuentra en tu corazón la esencia de estos tiempos y tu fortaleza.
Comprende las pruebas del planeta no con pesar, sino con paz. Finalmente se cumple en la Tierra, así como fue profetizado desde el principio.
Que tu fe esté en los Planes de Dios y en nada más. Que Su Victoria sea una certeza profunda en tu corazón, a pesar de las aparentes derrotas que están por venir.
La Victoria Divina no se manifiesta como la victoria humana y, para saber comprender los Planes de Dios y dejarse conducir por Él, es necesario amarlo por sobre todas las cosas.
Recuerda lo que hoy te digo, para que no te lamentes ante la cruz. Así como el Hijo del Hombre conoció todo lo que padecería antes de que esos hechos se manifestasen en Su Vida, del mismo modo Dios te da a conocer las pruebas de este planeta por medio de las palabras de Sus Mensajeros Divinos.
Coloca estas palabras en tu corazón y deja que ellas forjen en ti aquella fortaleza que necesitarás, no solo para soportar los tiempos que vendrán, sino para que puedas hacer de cada prueba el motivo para multiplicar el amor dentro de tu corazón.
De nada vale solo soportar la cruz, porque muchos fueron los que murieron en la cruz a lo largo de la evolución humana. El sentido de tu entrega debe ser siempre el amor. Allí también radica la razón de tu existencia y el misterio de la Creación humana.
Ama, a pesar de todas las cosas, y en todo ve la oportunidad de servir y de entregarte por amor a Dios. No pierdas ni un solo segundo de la escuela de este mundo. Que todo sea para hacer valer la pena la Gracia que el Creador te concedió de estar sobre la Tierra.
Aunque la vida sea para ti un misterio a ser develado, abraza con gratitud las circunstancias de tu vida y todo se cumplirá.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijo, deja que en tu corazón se muestre el Corazón de Dios, para que sepas que no eres solo esa pequeñez humana en la cual te enredas todos los días sin saber cómo salir.
Deja que se muestre en tu corazón el Corazón Vivo de Dios, no solo para que vivas una experiencia espiritual, sino por una necesidad de emergencia que necesitas suplir para lograr estar sobre la Tierra.
¿Qué temes purificar, si para eso fuiste llamado a este mundo? ¿Por qué temes reconocer la verdad sobre ti mismo, si para este momento viviste toda tu evolución sobre la Tierra?
Viniste al mundo para curar tu espíritu, crecer y ser un milagro de conversión, no solo según los conceptos de la Tierra, sino para todo el Universo.
Ya sabes que el Infinito te aguarda. Ya sabes que debes tornarte algo nuevo y desconocido. ¿Por qué, entonces, no te rindes a lo que Dios tiene para ti?
Pequeño hijo Mío, alma en redención, deja que se cumpla en ti lo que Dios pensó. Ya sea en la humillación o en el engrandecimiento, ya sea en la soledad o entre las multitudes, abraza lo que Él diseñó para tu vida, porque todo es para que Su Voluntad se cumpla.
Ya sea entre los hombres o solo, contigo mismo, deja que emerja de tu corazón el Corazón de Dios que habita en ti. Haz el ejercicio y vive la Gracia de sentir la Presencia de Dios en tu interior, porque Él es quien te dará la fuerza para estar entre las multitudes o en la prueba del Getsemaní. Él es quien te dará la humildad para cuando seas aclamado y honrado, y para cargar la cruz con el mismo amor y el mismo vacío interior.
Es Dios, hijo, en tu corazón, quien vivirá cada prueba, así como cada triunfo. Él es quien se renovará a sí mismo por medio de tu corazón. Pero si tú no crees y no vives eso, estarás solo en este mundo con tu condición humana, sin saber a dónde ir, aunque el camino se revele en tu propio interior.
No quieras estar solo contigo, sino con Dios. No quieras ser tú mismo, sino una expresión del Padre.
Cristo, hijo, alcanzó todo lo que alcanzó porque Él era Uno con el Padre y lo sabía, lo vivía y lo proclamaba. Él experimentó ser parte viva de Dios y te dijo que ese era el Camino, la Verdad y la Vida. No hay Camino, Verdad y Vida fuera de Dios.
Tú no estés muerto, caminando por este mundo sin saber hacia dónde ir. Nace para la Vida; deja que Dios, que es la propia Vida, se exprese en ti. Entrégale al Padre el lugar que le corresponde en tu corazón. Sé un simple siervo, instrumento Suyo en este mundo.
Yo te bendigo y te invito a rendir el corazón a Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Clama, alma pequeña, por tus almas hermanas que duermen en la ilusión de este mundo.
Clama para que la noche sea profunda, pero no eterna. Que ella forje en el interior de los seres la fortaleza que los hará superar pruebas mayores que la oscuridad de la Tierra, pero que no sea esta noche tan intensa, al punto de oscurecer los corazones de los hombres.
Clama para que la Misericordia descienda sobre la Tierra en tiempos de Justicia.
Clama para que ningún castigo sea eterno y para que las almas condenadas por su propia ignorancia puedan salir de los abismos de la ilusión y del desamor.
Clama, alma de Dios, para que tu Padre, que es Eterno y pleno de Amor y de Gracia, no se canse de verter sobre el mundo estos Dones de Su Corazón, para que sean un puente eterno entre Sus criaturas y la Fuente de la Vida.
Clama, alma de Dios, para que tu Padre, que está en los Cielos, pero que también está en todo, escuche tus oraciones y que siendo sinceras ellas sean atendidas.
Clama por los que duermen el sueño de este mundo y clama por los que se creen despiertos, pero que están perdidos en caminos confusos que no llevan a Dios.
Clama para que la Verdad Única se revele y para que la Unidad emerja como una necesidad en los corazones de los hombres.
Clama, alma pequeña, para que los soldados de Cristo, en los cuatro puntos del mundo, perseveren. Que proclamen el Amor más que una doctrina, que proclamen el Amor más que una religión y que se reconozcan en el Amor que disuelve las diferencias y revela a las almas como hermanas en un mismo propósito.
Clama para que este Plan se cumpla. Siéntete parte viva de la consciencia humana y, siendo parte del corazón que pulsa en la Tierra, eleva tu voz a los Cielos y clama al Padre por el establecimiento de Su Voluntad, por el renacimiento de Su Amor, por la consolidación de Su Verbo, por la institución de Sus Leyes, por el cumplimiento de Sus Promesas y, al final de todo, para que Su Imagen y Semejanza se reflejen en los rostros, en los corazones y en las consciencias de todos Sus hijos. Que tu clamor sea eterno y verdadero.
Aquel que te bendice y clama contigo por este mundo y por la Creación,
San José Castísimo
Así como en una gran ciudad, llena de un aparente caos, habita un desierto, así también, hijos, dentro de ustedes habita un gran y silencioso desierto. Y así como cruzan el caos de la ciudad, así como esperan pacientemente lograr llegar a los desiertos de este mundo, con paciencia, transiten por los desiertos del propio interior.
Sientan el caos que hay dentro de ustedes y cómo él es parte de la transformación humana. No hay tanto misterio cuando el corazón es capaz de mirar hacia sí mismo y autoconocerse.
Con el mismo coraje con el que sus pies caminan por este mundo, caminen con pasos internos por las sendas del propio interior, cruzando grandes ciudades en caos, en purificación, en transición, y lleguen a los desiertos, que no siempre son aquellos que esperaban ver.
Lleguen al desierto, en donde la paz se revela al corazón que es capaz de encontrar la Verdad sin temerle.
El desierto, hijos, solo le revela el vacío a los corazones que quieren estar vacíos. Por eso, hoy Yo los invito a ingresar en el desierto de su corazón, independientemente de donde estén, independientemente de la situación del planeta, del caos que se presente.
Ingresen en el desierto del propio interior y encuentren la paz. La paz de saber la verdad sobre sí mismos, la paz de saber la verdad sobre este planeta, sobre esta humanidad. Dejen de ser un misterio para su consciencia, porque no deben ser eternamente un misterio para sí mismos
La humanidad, hijos, no será desconocida eternamente. Todos pueden sentir que lo que saben sobre sí mismos no es lo suficiente, que no solo hay un origen por ser revelado, sino que también hay una Verdad presente, que tampoco conocen. Y esta es la hora de la Verdad, este es el momento en el que sus corazones están preparados para autoconocerse como criaturas de Dios, no solo como seres humanos.
¿Por qué les digo esto?
Porque el tiempo del despertar no es eterno. Existe un momento, un ciclo de la consciencia humana, en el que pueden conocer el caos y la Verdad al mismo tiempo.
Las situaciones planetarias y su gravedad despiertan a su consciencia, y el corazón aún tiene fuerzas para caminar hacia la Vida Superior, para mirar a Dios, tanto en el Universo, en el Cielo infinito, como en el propio corazón, reconocer las ilusiones de la vida y reconocer la Verdad.
Y, de esa forma, fortalecerse para un próximo ciclo, en el cual la purificación se apoderará de la consciencia humana, y ya no será posible despertar y tener fuerzas para caminar al mismo tiempo.
El despertar será brusco, y las almas se arrepentirán, pero no sabrán cómo proseguir, cómo reparar los propios errores, cómo encontrar esta Verdad a la cual están despertando, cómo unirse a ella.
Por eso, Yo hoy les advierto: este es el tiempo del despertar, este es el tiempo de conocer la Verdad, no hay otro.
Ustedes tienen la Gracia de poder vivir el Apocalipsis y de construir el triunfo del Armagedón al mismo tiempo, sabiendo que no solo el caos es una realidad en el planeta, sino también el triunfo de la Luz Crística y la consolidación de esa certeza debe comenzar a construirse ahora, tanto en sus corazones como en sus consciencias.
Este es el momento de consolidar la propia fe sin ningún temor. Este es el momento de quemar en el fuego del pasado sus dudas, las inquietudes del espíritu, que aún los hacen querer colocar sus pies en otras barcas, caminar por otros caminos, ceder a las ilusiones.
Si la fe se consolida ahora, cuando las Leyes universales están en la Tierra y lo permiten, pasarán vientos, lluvias, fuego, temblará la tierra y temblará el mundo interior de los seres, pero esa fe no se perderá.
Para consolidar la propia fe, es necesario querer hacerlo. ¿De qué les sirve tener la atención, en este momento, en las cosas del mundo, en vanas ilusiones, y no cuidar de lo que es real, de lo que construirá verdaderamente el triunfo de Cristo en esta Tierra, si para eso vinieron al mundo?
El mundo los consume. Siempre una parte de su consciencia está en las cosas del mundo. Pero ahora, hijos, deben darle un poco más de importancia al verdadero ciclo en el que están ingresando.
Porque deben profundizar en la propia vida espiritual para que ella sea verdadera, deben ingresar en el desierto, no solo con los pies, sino con toda la consciencia. Deben ingresar en el desierto de su corazón con voluntad, con la voluntad de ser otros, con la voluntad de despertar; porque el despertar se da en etapas y muchos piensan que están despiertos, pero aún duermen en el sueño de este mundo.
Yo vine hasta aquí no solo para llevarlos al desierto físico. Yo vine hasta aquí para llevarlos al desierto del propio interior y más que eso, para traer nuevas Leyes, las que regirán el nuevo ciclo de esta Tierra que comienza en estos tiempos.
El Apocalipsis ya comenzó, y si bien su ápice aún no se diseñó ante los ojos humanos, él ya está aquí. Los Sellos ya se están abriendo. La Justicia y la Misericordia se miran cara a cara, esperando que las Leyes les dicten su actuación.
No hay que temer, solo deberán despertar. Ya saben que emergerán verdades, realidades sublimes. Ya saben que están preparando el camino para que el Rey del Universo llegue a este mundo. Ya saben que el fin de esta historia es un gran triunfo, pero aún deberán perseverar mucho para que esos acontecimientos se plasmen delante de sus ojos, y ya no derramen lágrimas de tristeza, sino de alegría.
Llorarán por la Tierra, por sus hijos, por sus Reinos, pero no pierdan la fe ni la esperanza, porque la esperanza es el alimento de la fe y ella también proviene del Corazón de Dios.
Después del desierto, el Creador les presenta una gran misión en la que su espíritu de sacrificio será puesto a prueba, en el que la cruz verdaderamente estará sobre sus hombros, y ya no cargarán con los pecados del mundo, sino con los propios compromisos y con los compromisos de aquellos que no despertaron.
El Creador les pedirá todo, por amor, no solo a Él, sino también a Su Plan. Y cuando parezcan haberse desanimado, cuando parezcan estar derrotados, pero con la certeza profunda de haber hecho todo lo posible, y muchas veces lo imposible, allí ese triunfo se diseñará; porque de la derrota es que surge la humildad, la entrega, y de la entrega surge el verdadero amor.
Recuerden Mis palabras cuando estén sintiéndose una “llamita” que se apaga en la oscuridad de este mundo y hagan un esfuerzo más. Denle el aceite de sus lámparas a los que se apagaron y, como un milagro, él se multiplicará.
Hoy vengo a prepararlos para un ciclo que están comenzando a vivir, pero Mis palabras, en verdad, fortalecen sus espíritus para el futuro. Guárdenlas en lo profundo de sus corazones y recuerden el camino para llegar hasta ellas, porque les serán necesarias en algún tiempo.
Con eso, los bendigo y les agradezco por estar aquí, por dejarse transformar, mover, purificar, quebrar, por dejarse reconstruir y por no perder la alegría.
Que sus corazones pulsen como uno solo, como una sola Obra, porque con cada uno de sus espíritus se está construyendo el diseño de este Plan, de este triunfo del Corazón de Dios.
Todas las almas son necesarias, no importa si están en sus hogares, con el rosario en sus manos, clamando a María. O si están en África, sirviendo como pueden, para curar las heridas de este mundo. No importa si son peregrinos llevando la paz a las naciones o si están en el Agua de la Fuente, en los Centros Marianos, en sus grupos de oración, tornando inextinguible esta Fuente que se derrama sobre el mundo. Deben sentirse un solo cuerpo, un solo espíritu, un solo ejército, un solo corazón, así se diseña la unidad que Dios pensó para Sus criaturas.
Una vez más les agradezco y les dejo Mi Bendición, no para que no vivan las pruebas que deben vivir, sino para que las vivan con valor, con entrega, con todo lo que son y lo que no saben que son.
Que la unidad con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sea una realidad en sus vidas.
Les agradezco.
Entonces, contempla en tus oraciones a este mundo y ven en dirección a los Altares Celestiales para clamar por un mundo herido y sin amor.
Jamás te olvides, hijo, que más que clamar por ti mismo, por tu evolución, estás llamado a clamar por el mundo. Aún más, te diré: deja tus necesidades a los Pies de Dios y sigue elevándote hacia el Corazón del Padre, para colocar allí a aquellos de tus hermanos que más lo necesitan.
Percibe que el tiempo pasa y las pruebas de la humanidad no cesan, sino que crecen cada día, porque así lo dictan las Leyes del Apocalipsis y de la definición humana.
Eres llamado a estar en paz y a ser, con paz en tu corazón, un puente entre el mundo perdido y el Corazón de Dios, para que la humanidad no pierda jamás su conexión con la Fuente.
Más que de tus tareas, incluso cuando obras para el Plan de Dios, más que de tu transformación, incluso cuando ella transforma la consciencia humana, recuerda, hijo, clamar por el mundo y cantar y orar dos veces, por ti y por los que no oran y no conocen a Dios.
Así como el Padre envió a Su Hijo para cargar la Cruz por ti cuando estabas adormecido, así te despertó el Amor de Dios para que hoy seas intercesor por las almas que están perdidas y para que no solo cargues tu cruz, sino la de toda la humanidad. Esa cruz se carga en el silencio del espíritu que vive el sacrificio con gratitud y que, ante el cansancio, le ofrece a Dios un poco más, clamando por misericordia para este mundo.
Tu mayor misión está en lo desconocido, así como la mayor Obra del Hijo de Dios estuvo oculta, porque lo que Él le trajo al mundo hasta hoy es incomprensible para la humanidad.
Si Cristo, parte del Dios Vivo en la Tierra, no fue comprendido por los hombres, no busques tú este camino sin antes imitarlo, y haz triunfar el amor por la intercesión de Su Verbo, que se eleva en el secreto y, en el poder de una oración oculta, trae la misericordia para este mundo.
Yo oraré contigo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Contempla la esencia solar entregada a las criaturas a través de los tesoros espirituales que Dios oculta en lo profundo de los seres.
Contempla la esencia solar entregada a las criaturas a través del "sí" que unos pocos emiten al Universo, olvidándose de sí mismos y entregando al Padre sus propias vidas en pro de la evolución humana y, más que eso, en pro de la evolución de todos los Universos y de la renovación que vive el mismo Dios, cuando Sus hijos dicen "sí".
Entra en el desierto de tu interior y acompaña las ceremonias sublimes que se llevan adelante en el silencio, mientras la humanidad, distraída, busca una salida a los enredos y al caos de sus propias vidas.
Contempla la esencia solar que Dios le entrega a Sus hijos, tan invisible pero tan palpable como el viento.
Esta Luz, que no proviene de este mundo, no solo es como el Sol que ilumina sus días; ella no se revela a los que no la quieren ver. Por eso, ingresa, hijo, en el desierto de tu corazón y recibe allí lo que Dios viene a entregarte.
Como los Patriarcas que se abrían a un nuevo ciclo y despertaban la fe en un Dios Único que les hablaba al corazón y despertaba la consciencia; entra, tú también, en el desierto de tu espíritu, abierto a un nuevo ciclo, dispuesto a una nueva Ley.
Sé que, para ti, muchos misterios no son palpables y mucho menos alcanzables delante de tu imperfección; pero hoy, Yo te llevo al desierto y te muestro un lugar en donde el vacío es real, en donde te tornas un vaso nuevo, dispuesto a un nuevo ciclo y a un nuevo aprendizaje interior.
Solo toma Mis Manos e ingresa Conmigo en este desierto y, como los pueblos de otrora, déjate renovar por Dios.
Yo te guiaré y te bendeciré en este camino.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Todo aquel que llega al Centro Mariano de Figueira debe ser recibido en la Casa del Peregrino, en donde cruzará el primer Portal hacia su redención que es el encuentro con la humildad. A partir de ese momento, reconocerá su pequeñez y la grandeza de Dios que lo condujo hasta este lugar sagrado, en donde los misterios que se ocultaban de la mente, del alma y del corazón humano pueden revelarse.
La Casa del Peregrino debe ser la Puerta de la Redención para las almas, en donde no hay restricciones para la llegada de los corazones; allí todos podrán ser amparados por Mí, en lo profundo de sus espíritus.
En la Casa del Peregrino lavarán sus pies para una nueva vida, un nuevo caminar, en esta senda eterna de la evolución humana.
La Casa del Peregrino es en donde Mi Corazón espera a los corazones del mundo para recibir sus imperfecciones y dificultades, y allí transformarlas.
En la Casa del Peregrino, Yo les concederé una expiación espiritual y una Gracia para recomenzar sus vidas desde un punto que, por sí mismos, jamás podrían alcanzar.
Quiero que la Casa del Peregrino sea grande, lo suficiente, como para acoger a las almas, sus miserias y sus pecados, y también que sea grande, lo suficiente, como para acoger a Dios, a Su Misericordia y a su Expiación.
No imaginan que en este humilde lugar el Creador curará y despertará muchos corazones, convertirá pecadores en instrumentos Suyos y hará tan grandiosos milagros espirituales en las conciencias como lo hizo Conmigo, cuando transformó un humilde y pobre carpintero en Padre y Guardián de su Amado y Eterno Hijo, el Redentor del mundo.
Como portador de este milagro infinito de conversión, Yo permanezco en el mundo para multiplicar este milagro en las almas, porque así Dios Me lo pidió. Y es en la Casa del Peregrino, así como en Mi pequeña Casa en el Centro Mariano del Espíritu Santo y en Mis futuras Casas, en el Centro Mariano de Aurora y en el Centro Mariano del Niño Rey, en donde estos milagros sucederán.
La Casa del Peregrino será la Fuente Madre de todas las Casas que serán levantadas en Mi Nombre en los Centros Marianos que el mundo conocerá, como frutos de esta Obra. Es desde aquí, desde la Casa del Peregrino, desde lo profundo del Relicario de Mi Corazón, que emergerán estas Gracias que cruzarán fronteras, e incluso continentes, y tocarán a las almas.
Por eso, hijos, ahora que levantaron las bases, amplíenlas física y espiritualmente, y todo lo que Yo les digo se cumplirá.
Les dejo Mi Bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Al final de la transmisión del Mensaje Semanal, San José nos dio una indicación para el programa Aniversario de Sus Apariciones que será transmitido el 19 de marzo de 2018. Él dijo:
"Quiero que monjes, residentes consagrados de las Comunidades-Luz, Hijos de María y peregrinos que tuvieron o que tienen una experiencia de unión a Mi Casto Corazón para compartir con el mundo, puedan hacerlo y que, de una manera simple, les cuenten a todos como Mi Instrucción y Mis Bendiciones llegaron a sus vidas. De esa forma podrán percibir que el propósito de este programa se está cumpliendo".
Después pidió que hiciéramos un pequeño video para difundir esta invitación y que preparáramos ese programa especial Aniversario*.
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* Para ver ese video y todas las informaciones necesarias sobre ese pedido de San José, haga click aquí.
Respira, ¡oh alma!, los aires de una nueva vida, de un nuevo mundo, de un nuevo ser. No detengas tus pies en los escalones de las dificultades humanas; no detengas tu corazón en las cosas del mundo.
Respira, ¡oh alma!, los aires de una nueva vida. De vez en cuando, contempla el Infinito y no te olvides de donde verdaderamente proviene tu corazón. No dejes que el Padre, tu Creador, observe al mundo sin encontrar una sola mirada que corresponda a la Suya. Mira hacia el Cielo, mira en los Ojos de Dios y deja que Su Silencio disuelva la pequeñez de tus conflictos y de tus dificultades.
Fuiste llamada para una misión mayor, por menor que seas, alma amada. Eres una parte pequeña de un Corazón Infinito y ese Corazón necesita del tuyo para estar completo y pleno nuevamente.
Respira, alma pequeña, los aires de la nueva vida. No dejes enredada a tu pobre mente apenas en las cosas de la Tierra, sino que ella también encuentre las Verdades del Cielo.
No necesitas mucho para encontrar a Dios. Cierra tus ojos y contémplalo dentro de ti, en lo profundo de esa esencia que te hace semejante a tu Dios y Señor, al Creador de todas las cosas. Busca, más que a las cosas del mundo, el misterio de tu propia esencia y encuentra, allí, la Mirada de Dios.
El mundo ya está distraído lo suficiente. No seas un alma más en las distracciones de la Tierra. Sé, alma amada, un puente hacia Dios, con el simple hecho de tener fe en que Él está en tu interior y que con solo mirar hacia adentro encontrarás la Mirada Divina y Celestial de tu Padre Santísimo.
No quieras recorrer largos e interminables caminos. No imagines aventuras ficticias, llenas de vanas diversiones y de curiosidades humanas. El mayor misterio de toda la Existencia se guarda dentro de ti y basta estar sola, mirar hacia adentro y decir: "Aquí estoy, Señor".
Conversa, entonces, sinceramente con tu Padre y Dios, o solo deja que tu mirada encuentre a Sus Divinos Ojos y quédate allí compartiendo el Silencio Divino por un instante; porque Yo te digo, alma Mía: forjarán espadas, escudos y grandes armaduras, desarrollarán armas y bombas, emprenderán batallas y guerras, incentivarán el miedo y amenazarán la Vida; pero Ella, que habita en tu esencia, jamás se extinguirá.
Únete al Padre en tu interior y nada te derribará, pues aunque tu cuerpo caiga por tierra, tu corazón será eterno como Aquel que te creó, y se elevará a lo más alto de los Cielos anunciándole a la Creación la eternidad y el triunfo del Amor que nació en ti, tan solo por ser verdadera y por unirte al Padre en tu corazón, alma pequeña.
Te dejo Mi bendición y Mi paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
De donde Yo vine el amor es escaso y el sufrimiento de las almas no les permite recibir la Gracia y la Misericordia de Dios.
Como Siervo del Creador de todas las cosas, ingresé en los profundos abismos de este planeta, para dar a conocer a los corazones una realidad diferente, que sus ojos no podían ver, que no podían sentir ni comprender que existía.
Una parte de este sufrimiento Yo lo traje hasta aquí y se podrán preguntar porqué. Es para que vean que en verdad ustedes tienen todo; solo les resta dar todo de sí mismos por aquellos que verdaderamente necesitan.
A pesar de que Yo traigo este sufrimiento para que sea liberado, no es solo eso lo que coloco delante de sus corazones; les traigo también la Esperanza y la Gracia de la Liberación, para que crean que todo se puede transformar; aún las heridas más antiguas, los sufrimientos más profundos, los peores errores cometidos; todo se puede transformar.
Este abismo que hoy les muestro proviene del corazón de una nación herida. Herida por la ignorancia de los hombres, por la distancia que hay entre el corazón humano y el corazón de Dios, cuando no quieren verlo. Pero, de la misma forma, hijos, del propio corazón de esta nación, más profunda que todos los abismos, más poderosa que la ignorancia, que la indiferencia, que el dolor, Yo les traigo una nueva esperanza.
Desde lo profundo del corazón de esta nación herida, hago emerger una esencia que no proviene de este mundo, pero sí del Corazón de Dios. Esa esencia, hoy, es incomprensible para ustedes porque la desconocen, pero es tan brillante como mil soles y tan palpable como ustedes lo son para el mundo.
Esta esencia que estaba oculta comienza a pulsar, porque recibió una nueva oportunidad. Esta esencia cruzó los abismos que la ocultaban y, silenciosamente, también cruzó fronteras y se fue retirando de esta nación herida, encontró reposo en otro lugar.
Yo les hablo del corazón de Roraima. Esto no significa, hijos, que sus queridos hermanos de la Venezuela no tendrán más una esperanza; al contrario, esta esencia que ahora emerge y se prepara para poder expandirse viene en auxilio de todas las almas, viene en auxilio de sus hijos, aquellos que se comprometieron con ella desde el principio de esta creación; que se comprometieron, inclusive, a purificar sus vidas y perseverar, confiantes en este plano de amor.
¿Por qué Yo les hablo de estas cosas, estando aquí tan distante, aparentemente, del corazón de Roraima? Porque esta es Mi casa. Aquí Yo protejo Mis palabras y las pronuncio al mundo con la potestad que el Creador Me concedió, para instruir y despertat a las almas. Aquí Yo revelo códigos de luz y de amor que los transforman y los elevan, para que lleguen hasta aquel lugar donde el Creador los espera, donde deberían estar desde el principio.
Es por eso que desde aquí, desde Mi casa, impulso el corazón de Roraima y lo protejo para que su esencia sea resguardada y no esté más en los cautiverios de este mundo, como están tantas almas en este tiempo. La esencia de Roraima se libera, para que las almas también sean liberadas y, a pesar del dolor y de las pruebas que seguirán viviendo, que la fortaleza interior de los hijos de Roraima no sea destruída y el amor que alcanzaron, la alegría y la esperanza, no desaparezcan de sus corazones.
Aparentemente, el enemigo comemora un triunfo, pero Dios, hijos, comemora la victoria de sus criaturas a través del amor que supera todo el sufrimiento, así como el de Su Hijo lo superó estando en la cruz.
La esencia de Roraima será, para sus hijos, como los ancángeles y los ejércitos celestiales, que sustentaron la Cruz de Cristo hasta el fin. Ella se libera para que su luz los sustente, a pesar del calvario de este mundo y los cure, aunque parezca que el cuerpo se muere. Si todas las células desaparecieran y la consciencia conociera lo que llaman de muerte, la esencia de Roraima les mostraría la verdadera vida, que la humanidad aún desconoce, por estar tan presa de las ilusiones de este mundo.
Hoy es día de un nuevo comienzo, un día para levantar sus rostros a Dios y clamar por la renovación.
La esencia de Roraima tendrá mucho para reconstruir y, a pesar de mantenerse silenciosa, su silencio habla más alto que todos los gritos de dolor de este mundo.
Con eso les digo, hijos, que el mundo conocerá en este ciclo su purificación, pero también una esperanza que desconoce, así como Aurora despertó en estos últimos días a través de la Voz de la Madre del Mundo, que resonó en los Universos y volvió a abrir las fuentes de cura para la Tierra.
Esta cura, como un manantial que proviene del Reino de Aurora, está llegando, también, silenciosamente, a aquellas esencias que estaban calladas y ocultas en lo profundo del planeta, como si no existieran, como si nadie las conociera, porque por Ley de Dios, debían estar silenciosas, para que luego llegase el tiempo en que sus voces volvieran a resonar; y que el sonido de esas esencias divinas, guardadas en lo profundo de la Tierra, pudiese ser escuchado en el corazón de los hombres y que todos los misterios escondidos en la Tierra, pudieran emerger en este tiempo y despertar a las criaturas revelándose en los corazones de los hombres.
Los que eran tenidos como locos serán los únicos que tendrán razón y sabrán estar de pie cuando esos misterios se revelen. Que todas las enseñanzas que les trajimos hasta aquí sean la base de esta nueva escalera, que deberán comenzar a subir a partir de este nuevo ciclo. No se aferren solamente a lo que ya conocen. Dejen que se renueve la sabiduría y el conocimiento dentro de ustedes, para que sean instrumentos para la renovación de esta humanidad, para que lo que les parece nuevo sea lo obvio, aquello que Dios pensó desde el principio, pero que la humanidad nunca vivió.
Que todo lo que aprendieron les de fuerzas para que puedan volver a aprender. Sean como los niños que no conocen nada y se abren para todas las cosas; que se lanzan a la verdad con intensidad, que no dejan que las dudas se apropien de sus mentes y, con alegría y sin temor, siguen este camino que Dios les señala con Sus Manos invisibles.
La esencia de Roraima ya tocó el corazón de Brasil, para que sus hijos la amparen. Ahora, hijos, compañeros y servidores tendrán mucho que hacer, que construir, que manifestar, que despertar, que transformar y que vivir, para dar una oportunidad a otros.
Sus hermanos de Boa Vista ahora necesitan de su ayuda. Porque las dificultades ya trascienden sus capacidades humanas y sus corazones están un poco cansados. Sean esa mano que se extiende y ese corazón que llega para renovar, con sangre nueva en las venas de sus hermanos, que hasta hoy perseveraron en el servicio y en esa misión que va mucho más allá de sus tareas, de su día a día y de aquello que sus ojos pueden ver.
Esta misión está haciendo que ellos crezcan, pero Dios no puede permitir que sus hijos pierdan las fuerzas y hagan cosas que no están preparados para hacer; por eso, ellos necesitan de más manos, corazones y, sobre todo, consciencias dispuestas al servicio.
Aún deben saber mucho, no solo sobre la esencia de Roraima, sino sobre tantas esencias que están ocultas en este mundo. Así como los niños aprenden a leer y van deletreando las primeras letras, Yo les enseño los Misterios de Dios.
Cuando crezcan, descubrirán que no solo una frase estaba oculta en Mis palabras, sino una historia entera, la historia de la Creación de esta humanidad, el presente y el triunfo de Dios en la derrota de la ignorancia, de la soberbia y del egoísmo humano.
Con eso, hijos, Yo los bendigo y les agradezco por estar aquí.
Hoy, quiero dejarles una Gracia especial, como símbolo de este sufrimiento que Yo vine a curar, de esta fortaleza que Yo vine a despertar, para que los corazones trasciendan el dolor, la tristeza o la enfermedad y reconozcan que, independientemente de sus pruebas, Dios los llama a una superación mayor, a una experiencia de amor; así como a Su Hijo, que trascendió cualquier sufrimiento corporal, interior o espiritual, porque es de esta forma que el amor se vuelver verdadero y cruza las dimensiones.
Ofrezcan esta Gracia a los que desconocen la Gracia de Dios, que no la ven y se sumergen cada día más en su sufrimiento y en su dolor.
A los que buscan, siempre les será dado. Si no fuese así, las Palabras del Hijo de Dios no serían verdaderas. Confíen en Sus Promesas y vívanlas en este tiempo.
Vamos a cantar para que la humanidad reciba esta Gracia.
Con esto los bendigo y bendigo a toda la humanidad, por la postestad que Dios Me entregó, para interceder por las almas y elevarlas a Su Corazón.
Ahora vayan, hijos, y con este impulso en sus consciencias multiplíquenlo, para ofrecer a los pies del altar de su Maestro y Señor cuando Sus Pies, en esta noche, tocarán la Tierra.
Yo les agradezco y nuevamente los bendigo, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Sigan en Paz y lleven esta paz al mundo.
Cuando los Ojos de Dios contemplen la Tierra y Su Silencio dé lugar a la emanación de Su Verbo diciéndole al mundo: "¡Renace!", ¡que renazcan la vida, las esencias, las almas y los espíritus de los seres!
Que renazcan los Reinos de la Naturaleza, ultrajados. Que renazcan los corazones perdidos. Que renazcan los tesoros, ocultos por la ignorancia de la humanidad.
Este es el tiempo de preparar el corazón para el renacimiento. No pienses solo en la muerte, en el caos y en las guerras, en las purificaciones y en los conflictos. Eleva los ojos al Cielo y únete al Silencio de Dios, en la espera de que Su Verbo se pronuncie al mundo y dé vida nueva a todos los seres.
Sí, déjate purificar, transformar y morir al viejo hombre, ¡pero que tu corazón no esté solo allí! Que tu corazón esté, hijo, en la esperanza de renacer; porque hoy lo que estaba oculto ya comienza a emerger. Así como la Aurora, que renació a la vida en la Tierra por emanación de la Voluntad Divina, también parte del Sol de Dios en el Corazón de Brasil volverá a brillar.
Déjate renacer por medio de los Misterios Divinos. Déjate renovar, aunque no comprendas lo que te digo. Mi Verbo trae misterios, así como la Voluntad de Dios; pero si sigues lo que digo y colocas tu mirada en lo Alto, acompañando los pasos del Creador, tú te renovarás como la vida y renacerás, una y otra vez, aun cuando a tu alrededor el mundo experimente el caos, la muerte y la ausencia de sentido para la vida.
Sé un instrumento de la vida. Renace con la Voluntad Divina y renuévate todos los días, para que Dios pueda renovar el mundo a través de tu corazón.
Ve, hijo, como la cura vuelve a emerger sobre la Tierra. El Corazón de la Nueva Aurora atrajo hacia el mundo la cura para que otros Soles, que se apagaron por la indiferencia humana, pudieran volver a encenderse y, en medio de las tinieblas del final de los tiempos, la luz vuelva a brillar.
Sé parte de esta luz. Sé parte de este misterio de amor.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que tu referencia sea Dios
Que tu referencia sea Dios. Ese que siendo Todo y estando en todas las cosas se esconde, en silencio, en los corazones de los hombres.
Que tu referencia sea Dios. Ese, cuyo Poder guarda el verdadero significado y definición de esa palabra. No hay poder que no provenga del Creador y, sin embargo, Él jamás se impone a Sus criaturas, sino que espera su “sí” y su disposición para dar pasos en el camino de retorno al Origen Celestial.
Que tu referencia sea Dios. Ese que, teniendo todas las cosas, solo vive de la renuncia, constantemente, para revelarle a las criaturas la esencia del vacío, de la pobreza de sí y de la humildad.
Que tu referencia sea Dios. Ese que Ama incondicionalmente, que no busca perfección, pero sí verdad y pureza de intención.
Que tu referencia sea Dios. El Dios que silencia, que se humilla, que se entrega, que se abandona a Sí mismo para multiplicarse en Sus hijos, que da oportunidades de crecimiento para todos. Dios que redime y perdona cuando las almas se arrepienten de sus errores. Dios siempre dispuesto a recomenzar, silencioso delante de la indiferencia, humilde delante de la negación, compasivo delante de la ignorancia, fraterno en las alegrías, compartiendo el Júbilo en el camino de Sus hijos.
Que tu referencia sea siempre Dios y nadie más. Observa al Padre y no a los hombres. No justifiques tus errores con los errores ajenos, sino busca, hijo, renovar siempre tu única referencia de Amor y de Evolución en Dios. Ama como Él ama y camina por Sus Caminos. Allí encontrarás el sentido de tu existencia y la fuerza para tu evolución.
Tu Padre y amigo,
San José Castísimo
Hijo, a las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, clama por misericordia y discernimiento para que tus pasos sean los correctos y el camino por ti escogido te lleve siempre al Corazón de Dios.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, déjate inundar por la Humildad que proviene del Corazón de Dios.
Tu Señor ya comienza a dar los primeros pasos en dirección a la Tierra y no será el oro del mundo el que te hará brillar delante de los Ojos de Dios para que Él te encuentre. La perla revelada en tu corazón, cuando limpies y purifiques el lodo de tus miserias, será para Dios la señal y el sello, para que Él encuentre a los redimidos sobre la Tierra.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, no dejes que la vergüenza y el miedo de verte humillado sean mayores que la Gracia de alcanzar la humildad. Déjate desnudar de las cosas del mundo y que solo a él le pertenezcan sus vanidades.
Llegará el día en que Dios buscará recibir de ti, la multiplicación de los tesoros que te fueron entregados, pero, si no los hubieras conocido, ¿cómo podrás multiplicarlos?
Dios no te entregó las riquezas de la Tierra sino virtudes ocultas en el corazón, a veces encubiertas, incluso, por destrezas y buenas apariencias pero que, en verdad, no son lo que tu Creador espera de ti.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, busca en tu corazón la virtud mayor de la rendición, el tesoro de la fe, la riqueza de la caridad, la alegría de la entrega. Cielo y Tierra pasarán, pero lo que Dios colocó en tu interior se multiplicará.
Ríndete, como Dios se rindió, siendo niño en los brazos de María Santísima.
Ríndete, como el Creador, escapando de la muerte hacia Egipto, en profunda entrega en las manos de Sus Santos Hijos, convertidos allí en Sus Padres.
Ríndete, en el silencio de Dios, siendo negado en la tierra que eligió para santificar, caminando hacia pueblos distantes que supieran escucharlo.
Ríndete, como el Dios que sabe perdonar, que arroja al suelo la piedra de los pecados de los hombres y no les lanza a ellos sino Perdón y Misericordia.
Ríndete, como Cristo, que siendo perfecto se sentó a la mesa de los pecadores e invitándolos, así como eran, los perdonó y redimió sus pecados.
Ríndete y transforma la soledad, el sacrificio y el dolor de la cruz en un real y perfecto amor, que cruza y transforma los universos.
Ríndete, como el Dios rendido a la muerte, pero también rendido al misterio de la fe, que devuelve la vida y resucita con Aquel que murió por ti, que hoy vive para enseñarte a volver a la vida.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, hijo, ríndete y ya no juzgues, no critiques, no difames, no finjas y no peques más.
Tu Padre y Amigo
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más