APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Por las almas que padecen en los abismos de este mundo,
¡ten Misericordia, Señor!

Por las almas inmersas en la ignorancia,
¡ten Misericordia, Señor!

Por las almas sumergidas en la indiferencia,
¡ten Misericordia, Señor!

Por las almas que están ciegas ante la infinita Luz,
¡ten Misericordia, Señor!

Por las almas inmersas en el rencor y en la ira,
¡ten Misericordia, Señor!

Por las almas que perdieron la esperanza,
¡ten Misericordia, Señor!

Por las almas que se olvidaron de lo que es amar,
¡ten Misericordia, Señor!

Señor, Yo Te pido:
permite que Tu Luz ingrese en los abismos
y les conceda una nueva oportunidad
a aquellos que se  autocondenaron.

Señor, Yo Te pido:
permite que Tu Luz ingrese en los abismos
y rescate a las almas perdidas,
para que ellas sientan nuevamente el poder de Tu Amor.

Señor, Yo Te pido:
permite que Tu Luz ingrese en los abismos,
para que las esencias creadas por Ti
no se olviden de su filiación divina,
mas que puedan un día expresar la semejanza perfecta Contigo.

Que Tu Propósito se cumpla en cada una de Tus preciosas almas.

Que el despertar se realice en cada pequeño corazón de esta Tierra
y que no exista un ser que no sea conocedor
de Tu Poder y de Tu Infinita Misericordia.

Amén.


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy, vengo a orar por las almas, para que la Luz Divina pueda penetrar los abismos más profundos de este planeta. Vengo a orar por las almas, para que despierten al don de la vida, que muchas veces, hijos, en nada se asemeja a la vida que llevan en la superficie de la Tierra.

Hoy, vengo a traer una parte del Universo Celestial para que toque al planeta y, así, los corazones perciban que su esperanza no está en este mundo, en la condición humana, en las promesas humanas, sino en las Promesas Divinas.

Allí es donde debe estar su atención, allí es donde debe estar su oración y su unión perfecta con Dios, y no en los hombres, no en las promesas de la Tierra, no en los méritos terrenos, en aquello que pueden recibir estando en este mundo. El misterio se encuentra, hijos, en aquello que pueden dar estando en la Tierra, en aquello que emerge de sus corazones cuando son capaces de salir de ustedes mismos para servir y amar, para sumergirse en el Universo Superior de una vida que trasciende la existencia humana y, aunque la trascienda, le trae sentido.

Muchos aún se preguntan cuál es el sentido de la vida sobre la Tierra, dónde está el Propósito Divino, hacia dónde el Creador está conduciendo a la humanidad. Esas preguntas encuentran respuesta en lo profundo de la esencia humana, no afuera. Estas preguntas encuentran respuesta cuando miran hacia la Cruz y, más allá del sufrimiento de Cristo, son capaces de penetrar con la mirada Su profundo Amor.

Ustedes no encontrarán respuesta en las acciones humanas. No encontrarán respuesta en lo que verán en este mundo. Cada día, las acciones humanas serán el reflejo de su profunda ignorancia, de la profunda distancia que existe entre los hombres y Dios.

Pero, aunque no lo perciban, esa distancia comenzará a disminuir. Poco a poco, el Tiempo del Universo ingresa en el tiempo de la Tierra; poco a poco, la ignorancia humana va siendo desenmascarada, los velos van siendo rasgados, la verdad empieza a emerger. Pero, para estar ante la verdad, ustedes precisan tener corazones fortalecidos, corazones que no se cegarán ante la Luz, sino que la soportarán y la reconocerán.

Cada día, hijos, la vibración de la Tierra se densificará y, al mismo tiempo, el Universo Celestial ingresará en el mundo. Esta es la verdadera batalla del final de los tiempos, una batalla que se llevará adelante en la consciencia humana y que se reflejará en el planeta, a través de sus acciones, que serán reflejo del desequilibrio que habita en la consciencia de los seres.

Las raíces de esas batallas no están fuera de los corazones, sino dentro de ellos. Por eso, les pido que oren; por eso, les pido que transformen sus consciencias y que permitan que principios evolutivos emerjan de sus seres para que puedan equilibrar la consciencia humana, de adentro hacia afuera.

No les hablo de algo solamente espiritual, sino científico-espiritual, de una ciencia que no viene de este mundo, sino que se manifiesta en él a través de los seres humanos, a través del misterio interior que aún se oculta en la consciencia humana.

Deben estar con el corazón fortalecido para no perder la esperanza ante el caos, la esperanza en los seres humanos, en la manifestación del Propósito Divino dentro de los seres.

La oración los hará capaces de sentir compasión, aun cuando parezca imposible.

La oración los hará capaces de ser misericordiosos, aun delante de las mayores atrocidades, porque el plan del enemigo de Dios, hijos, es borrar de la consciencia humana la capacidad de amar.

Por eso, verán cosas que jamás pensarían que merecen amor o misericordia y, aun así, deberán buscar dentro de ustedes la capacidad de amar. Para que esto sea posible, necesitan estar unidos a Dios, y despertar cada vez más esta unión con el Creador.

Por eso, deben orar. Por eso, deben adorar al Santísimo, el Cuerpo Eucarístico de Cristo.

Por eso, deben aprender a silenciarse para encontrar la paz y el equilibrio en sus mentes y en sus emociones. El silencio, hijos, será una de las grandes llaves que fortalecerá a sus corazones, como a cada uno de sus cuerpos, para que puedan aguantar lo que vendrá, soportando tanto las corrientes del universo como el caos del mundo.

No permitan que sus seres ingresen en discusiones superficiales; no permitan que sus seres ingresen en conflictos innecesarios; sino, a través del silencio, vivan la Sabiduría Divina y permitan que los Rayos que provienen del Corazón de Dios transformen las situaciones caóticas del mundo.

Lo que les digo les puede parecer ser muy simple, y verdaderamente lo es, pero es en esa simplicidad, hijos, que transformarán la consciencia humana y verán triunfar el Propósito Divino.

El enemigo de Dios, Su adversario, aspira a colocar en la consciencia de los seres que alcanzar la vida espiritual es algo difícil, imposible y que es inalcanzable. Él los hará creer que no es posible amar, perdonar o ser compasivos. Él los hará sentir que la vida no tiene sentido y que sería mejor perderla que estar en este mundo pleno de caos y de conflictos.

Pero Yo les digo, hijos, que a pesar de lo que acontezca en el mundo, todo siempre tendrá un propósito; así como la Cruz tuvo un propósito; así como cada Llaga abierta en el Cuerpo de Cristo tiene un propósito; así también, hijos, las llagas del planeta tienen un propósito, pero para encontrarlo necesitan mirar hacia adentro, y no hacia afuera.

Los corazones caminan hacia una definición, las naciones caminan hacia una definición, y cada uno de ustedes deberá decidir dónde estará. Y no les hablo de un lugar físico, sino les hablo de un espacio en la consciencia.

¿Adónde su consciencia estará colocada? ¿En el caos y en la desesperanza? ¿En el sufrimiento, en la angustia, en los rencores? ¿O en la Misericordia?

Esto es algo que deben preguntarse todos los días y algo que deberán elegir todos los días. La definición no ocurre solo una vez, ella ocurre a cada instante.

Observen sus vidas y percibirán como son llevados a realizar elecciones en cada momento. Y esas elecciones definen su próximo paso, pero no solo su próximo paso, sino el paso de toda la humanidad, y eso es lo que quiero que perciban esta noche; que su consciencia se amplíe a una responsabilidad mayor, que su definición no sea propia, sino que esté diseñando, día a día, la manifestación del Propósito Divino o la ausencia de ese Propósito en la consciencia humana.

Muchos esperan que hoy les hable sobre política, que les hable sobre las naciones, pero no les vengo a hablar sobre eso. Les vengo a hablar sobre cada uno de ustedes; sobre cómo transformar la consciencia humana, independientemente de lo que suceda en la Tierra; sobre cómo elevar la consciencia más allá del caos y de los conflictos, más allá de las guerras, más allá del mal. Es de esa forma cómo se libera al planeta y cómo se liberan a sí mismos de las prisiones espirituales en las cuales aún se encuentran.

Oración y silencio, adoración y contemplación, suplica y servicio: esto debe ser su prioridad en estos tiempos.

Cada vez que dan un paso en dirección al Universo, en dirección al Corazón de Dios, a través de la consagración de la vida, permiten que la humanidad también dé ese paso y que una Gracia especial los impregne y los abrace.

Cada vez que se consagran como Hijos y Amigos de Mi Casto Corazón, permiten que Yo acompañe sus vidas, que interceda por ustedes ante Dios, que camine a su lado, así como lo hice con la Sagrada Familia, para que juntos podamos aprender cómo es vivir el Propósito Divino en el fin del fin de los tiempos.

Por eso, Mi Corazón encuentra aliento en las almas que se consagran, así como el Corazón de Dios encuentra aliento en las almas que se ofrecen para transformarse un poco más. Por eso, vengan hasta aquí los que aspiran a consagrarse como Hijos y Amigos de San José.

Yo les enseñaré una oración para los tiempos de caos, una oración que Yo hice cuando ya no conseguía sentir esperanza, cuando percibí a la humanidad en guerras y un dolor profundo tocaba Mi Corazón. Yo miraba hacia el Cielo y le decía a Dios:


Señor,
cuando no encuentre esperanza,
muéstrame que mi esperanza está en Ti.

Señor,
cuando no encuentre amor,
muéstrame que el Amor proviene de Ti.

Señor,
cuando no encuentre el sentido de estar en la Tierra,
muéstrame que el Propósito habita en Ti.

Señor,
cuando mi alma parezca solo ser miserias y defectos,
muéstrame que Tu Misericordia habita en mí.

Señor,
cuando me sienta distante de Ti,
muéstrame que yo soy parte de Ti,
que Tú Esencia habita en mí,
 y que nunca me dejaste,
desde el principio de la Creación
hasta mi último suspiro,
y que, más allá de él, siempre estarás conmigo y yo en Ti.

Señor,
vive en mí y a través de mí.

Amén.

Que puedan tener esta oración siempre con ustedes y que la oren sintiendo la paz que hoy les traigo. Que puedan mirar hacia el cielo un instante y dejar de lado lo que sucede en la superficie del planeta para que puedan sentir el Reino dentro de ustedes y, aunque sea por un instante, que ese Reino toque al planeta.

Hoy, hijos, sientan Mi abrazo. Sientan cómo Mi Corazón los acoge, acoge sus súplicas, sus necesidades más sinceras y las causas imposibles que angustian a sus corazones.

Recuerden siempre encender una vela y orar Conmigo, y que en sus oraciones siempre estén la consciencia humana y los Reinos de la Naturaleza, no solo ustedes mismos. Así, hijos, todo en sus vidas será servicio, aunque sea anónimo, y sus vidas encontrarán sentido en la unión con Dios.

Hoy, en este cenáculo de oración, en este espíritu de consagración y de entrega, los llamo a interceder por el mundo, por las naciones en conflicto, por las naciones en definición; los llamo a invocar la Gracia Divina y la Misericordia para que iluminen los caminos de los seres, para que desciendan como discernimiento y sabiduría a las almas, para que desciendan como alivio y esperanza a los corazones.

Que, en este momento de intercesión, puedan sentir que sus corazones no están separados de los corazones de todos los hombres y mujeres de este mundo.

Sientan, dentro de ustedes, a los que padecen en las guerras y a aquellos que causan las guerras; sientan, dentro de ustedes, a los que están separados de Dios; sientan, dentro de ustedes, a los Reinos de la Naturaleza y a toda la vida que habita en el planeta, y de esa forma clamen por Misericordia, y que esa Misericordia que hoy les traigo y que proviene de la Fuente Divina, impregne sus vidas, sus almas, sus corazones, cada espacio de la consciencia y, a través de ustedes, todo lo que vive y respira sea tocado por la Divina Misericordia.

Para recibir la bendición de esta consagración, cantemos juntos “Misericordia, San José”.

Podemos traer incienso y agua bendita.


Canción: "Misericordia, San José".


A pesar de las diferencias, a pesar de los aspectos humanos, entre hermanos siempre encontraran fortaleza, entre hermanos siempre encontrarán esperanza. Por eso, estén unidos, fortalézcanse unos a otros, perdónense y sopórtense; así, hijos, transformarán la consciencia humana y alcanzarán la paz

Yo los bendigo, los consagro y les agradezco por estar hoy aquí.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Hermana Lucía de Jesús:

Y vamos a prepararnos para la Comunión con el cántico “Padre de las Almas”.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

El don de la vida es un misterio aún incomprendido por los seres. Vivir, hijos, es un dádiva concedida por Dios a Sus Criaturas con la única finalidad de que el Amor Divino se multiplique y se expanda en las dimensiones, conduciendo a las consciencias a la evolución a través de la sabiduría más que a través del conocimiento.

La sabiduría es la experiencia del conocimiento y se manifiesta a través del amor, porque es necesario amar para transformar las experiencias de la vida en una vivencia de sabiduría.

Sin amor, el conocimiento se transforma en información y la experiencia de la vida muchas veces se torna un gran sufrimiento o es algo vivenciado con indiferencia y en un profundo vacío de sentido y de propósito.

Por eso, hijos, el servicio más importante a ser vivido hoy es la experiencia del Amor, del Amor Divino y Crístico que proviene del Corazón de Dios, se expande en el Corazón de Cristo y transforma la condición humana de todo aquel que se rinde a experimentarlo.

El mayor servicio de estos tiempos es la vivencia del Amor Crístico, y en sus vidas todo debe tener como base ese Amor, manifestado como el resultado de la unión sincera y verdadera  con Cristo.
Sus palabras e intenciones, sus acciones y pensamientos, finalmente, su vida debe ser vivida a través del Amor Crístico; y es solo así que podrán vivenciar el conocimiento transformado en sabiduría y no en informaciones.

Es así como darán sentido a los días y serán capaces de encontrar la dádiva de Dios en el don de la vida, y no el sufrimiento y la angustia que el mundo les ofrece constantemente a los que están vacíos de ese Amor.

Amar no es dejar de sufrir, sino vivir las dificultades con los ojos fijos en el propósito de transformar las experiencias de la vida en una vivencia del Amor de Dios y así ser sabios.

Ábranse a este misterio.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Es urgente, hijos, que oren por la paz y por el fin de las guerras.

Es urgente que oren por las almas perdidas y ultrajadas, por las almas de los mártires y por las almas prisioneras.

Es urgente que oren por las almas de los que son engañados por el odio y por el rencor, por los que buscan venganza creyendo que les traerá paz.

Es urgente que oren por los que están en la oscuridad y caminan hacia abismos cada vez más profundos.

Es urgente que intercedan, con sus propias vidas, para que la humanidad conozca la transformación y el Propósito Divino.

Es urgente que no le den tanta importancia a lo que es superficial y mediocre, para que finalmente comprendan el sentido de servir en este mundo.

Es urgente que ya no sufran por las pequeñas cosas de la vida, sino que amplíen los horizontes de la visión del corazón, para que sus consciencias sean capaces de abarcar lo que verdaderamente importa en este tiempo, que es el rescate de las almas preciosas de Dios.

Este es el tiempo de la última oportunidad para muchos seres que están viendo cerrarse las puertas delante de sus ojos, así como se cierran sus corazones por el sufrimiento inexplicable que viven.

Por eso oren, hijos.

Oren por las almas perdidas, oren por los Reinos ultrajados, oren por los inocentes y por los que están viendo que sus esencias se apagan sin tener fuerzas para hacer algo por sí mismos, oren por los que perdieron la esperanza.

Permitan que el dolor del Corazón de Dios toque sus corazones por un instante, para que comprendan lo que el Creador siente al perder un alma amada, parte de Su Divino Corazón. Y así, hijos, darán sentido y amplitud a sus oraciones.

No hay otra cosa que les pueda pedir, sino oración, transformación, servicio y una mayor consciencia de los tiempos que viven y de la verdadera necesidad de ser instrumentos de Dios.

Este es Mi clamor en este día, para que despierten aún más, para que profundicen en los grados de amor, para que sus corazones estén constantemente unidos a la Red Suplicante del Universo y estas súplicas le concedan a la humanidad una nueva oportunidad.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La Flecha de la Justicia está apuntada hacia el mundo; dichosos los que miran hacia su propio interior y se definen a vivir la transformación, la redención y la rendición ante Dios.

La Flecha de la Justicia está apuntada hacia el mundo; dichosos los que ya no batallan por el establecimiento de sus voluntades y prestigios, de sus méritos y pareceres, sino que se rinden en humildad ante la Misericordia y la Rehabilitación Divina.

La Flecha de la Justicia está apuntada hacia el mundo; dichosos los que no se esconden detrás de sus responsabilidades y tareas, de aquello que los hace sentirse indispensables, sino que se humillan ante Dios, ofreciendo su servicio por la transformación de la consciencia humana.

La Flecha de la Justicia está apuntada hacia el mundo; dichosos los que no temen perderse a sí mismos o a lo que alcanzaron, sino que se abren para transformar y corregir lo que son, aunque se quiebren por entero.

La Flecha de la Justicia está apuntada hacia el mundo; dichosos los que no le temen a ese Rayo Divino; sino que, aun así, claman en cada instante de sus vidas para que las almas y el mundo entero sean merecedores de Misericordia.

La Flecha de la Justicia está apuntada hacia el mundo y ya no falta mucho, hijos, para que sea lanzada sobre la faz de la Tierra. Pero Yo les advierto y los llamo a vivir el Don de la Misericordia, para que sean ustedes mismos la puerta y el puente a la Divina Misericordia; para que, aun en tiempos de caos, de purificación y de justicia, sus corazones sinceros, humildes y transparentes sean dignos de recibir y de transmitir Misericordia al mundo.

La Flecha de la Justicia está apuntada hacia el mundo. Por eso hoy, prisioneros de lo que ya no tiene sentido, les digo que se rindan y ya no se resistan, ábranse a la Verdad y reciban Misericordia.

La paz se establecerá en los corazones de los que aprenden a amar y a ser misericordiosos.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,     

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

¿Por qué en tiempos de guerra, de caos, de injusticias y venganzas, su Madre Celestial viene a hablarles de los Reinos de la Naturaleza?

Esta pregunta resuena en los corazones de todos los que aún deben aprender sobre la unidad que existe entre todo lo que fue creado.

Esta pregunta, hijos, resuena en los corazones de todos los que aún no experimentaron verdaderamente la unión con los Reinos de la Naturaleza, para que sean capaces de comprender que la evolución solo acontece con plenitud cuando cada ser, de cada Reino, cumple su parte.

Esta pregunta resuena en los corazones de los hombres y mujeres del mundo porque aún no percibieron que el desequilibrio comienza en la incapacidad de estar en comunión con la naturaleza y que el caos habita en los espíritus de los seres porque no encontraron verdaderamente la paz a través de la unidad con los Reinos.

Las guerras son la expresión de un desequilibrio mucho más profundo, son los frutos de un árbol que tiene sus raíces en la desconexión con Dios; y esa desconexión se expresa en la imposibilidad de servir a los Reinos, de contemplarlos, de comulgar de su pureza, de aprender con su conexión con lo Divino. Así como los seres humanos tienen una capacidad única de conexión con Dios, los Reinos de la Naturaleza son parte de esa conexión, de la ciencia espiritual que les permite a las criaturas tener un contacto directo con su Creador.

Los Reinos son para los seres humanos como un puente para la elevación de la consciencia y, de la misma forma, la humanidad es para los Reinos como un trampolín en su evolución.

Mientras las consciencias sean indiferentes ante el sufrimiento de los Reinos, el desequilibrio de la naturaleza, el ultraje de las especies y de los elementos, las matanzas desmedidas, el usufructo desequilibrado; siempre, hijos, siempre habrá guerras dentro y fuera de los seres, siempre habrá odio, rencor y deseo de venganza en los corazones.

Por eso, cuando su Madre Divina viene a su encuentro y, en tiempos de guerras y caos, les habla sobre los Reinos de la Naturaleza, Ella los está conduciendo a las raíces de todos los males y a la cura de sus consciencias, para que sean capaces de reencontrar la pureza y la conexión con Dios, y así encontrar la paz a través del contacto y del servicio a los Reinos.

Trabajen incansablemente, hijos, para que este equilibrio ocurra. Únanse a los Reinos, sírvanlos, inspiren a la naturaleza a través del despertar del Amor y este será un gran servicio que harán por el fin de las guerras, dentro de los hombres y entre las naciones.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Relato del Mensaje:

Cuando San José llegó aquí, al Centro Mariano, apareció detrás de la imagen que está aquí, en el altar, y atrás de Él aparecieron siete abismos, como siete infiernos, y dentro de esos infiernos había diferentes grupos de almas agonizando, con las manos hacia arriba como si se estuvieran desintegrando, quemando. Y entonces, Él comenzó a orar:


Adonai,
Misericordia, Misericordia, Misericordia.
Redención, Redención, Redención,
para este planeta.


Y nosotros fuimos orando junto con Él hasta que paró de orar y comenzó a mostrarnos que entre esas almas algunas eran seres que estaban encarnados y otras eran seres que no estaban encarnados, que ya habían desencarnado, pero que las almas estaban dentro de esos infiernos.

Él nos mostraba cómo ellas gritaban todo el tiempo pidiendo ayuda, pero su grito se disolvía. Entonces, nos mostraba a todos nosotros, seres viviendo en las ciudades e incluso en las Comunidades, y que ese grito pasaba y nadie lo oía, nadie escuchaba ese pedido de auxilio que resonaba así.

Entonces, Él comenzó a hablar:  


Escuchen, hijos, el clamor de las almas que agonizan. No dejen que ese clamor se disipe en el viento, ante la indiferencia humana.

Escuchen el pedido de auxilio de los que sufren y permitan que sus consciencias dejen de lado por un instante las propias necesidades, deseos y aspiraciones, los propios dolores y angustias, dudas e indagaciones internas para que, aunque sea por un momento, su verbo sea dirigido sinceramente por las almas que agonizan.

Clamen por Misericordia, adéntrense con el corazón en los abismos profundos, donde las almas están en la oscuridad y en el vacío de no sentirse amparadas por nadie.

Dejen que su oración se dirija a Dios, en nombre de los que sufren y están olvidados, en nombre de los que padecen y están solitarios con su dolor, en nombre de los que están heridos en el cuerpo, en la mente, en el alma y en el espíritu, y su dolor trasciende todos los límites que jamás pensarían soportar.

Escuchen, hijos, hay un clamor resonando en el mundo, pero el ruido de los hombres y mujeres de la Tierra no les permite escuchar. Por eso, silencien sus corazones ante Dios y, a los Pies de su Creador, oren de corazón.


Hermana Lucía de Jesús:

San José hizo la siguiente oración:


Señor, vengo a Tu encuentro,
rendido a Tus Pies,
a clamar por las almas:
almas que agonizan en los abismos del mundo;
almas que agonizan en sus abismos internos;
almas que gritan y no son escuchadas
ni siquiera por sus propios seres.

Señor, vengo a Tu encuentro,
de rodillas a Tus Pies,
a clamar por las almas:
almas que, solitarias, padecen dolores
que trascienden todos los límites del cuerpo,
de la mente y del corazón;
almas que se apagaron
por no conseguir encontrar la luz,
la esperanza o el auxilio.

Señor, vengo a Tu encuentro
y, postrado a Tus Pies,
clamo por las almas:
almas que viven en las guerras;
almas que viven guerras consigo mismas;
almas que están ciegas por el sufrimiento
y que caminan por el mundo sin saber a dónde irán a llegar.

Señor, vengo a Tu encuentro
a clamar por las almas:
almas que un día emergieron de Tu Corazón,
de Tu Fuente, de Tu Amor,
para renovar y multiplicar ese Amor entre las dimensiones.

Haz que las almas retornen a Tu Corazón.

Toca su interior con Tu Misericordia,
lávalas con el Agua que brota del Corazón de Tu Hijo,
con la Fuente de la Compasión y del Perdón
que Tú manifestaste en el mundo
a través de Cristo Jesús.

Señor, oro por las almas:
almas que guardan en sí la perfección de sus esencias,
el misterio de su propósito,
la Gracia de vivir el don de la Vida.

Te pido que las almas del mundo
descubran y se plenifiquen en el don de vivir,
para que la vida no sea para ellas motivo de dolor,
sino de Amor, de Amor Divino, de Amor Espiritual.

Señor, vengo a Tu encuentro
y clamo por las almas.

Pon Tus Ojos sobre Tus Hijos
y devuélveles la paz.

Amén.


Así, oren Conmigo, hijos, por las almas que están perdidas, porque aún hay tiempo para reencontrar a Dios.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo


Hermana Lucía de Jesús:

Cuando terminó el Mensaje, San José pidió que trajéramos la Comunión y fue consagrándola con nosotros.

Aún continuaba mostrándonos esos abismos abiertos atrás de Él y, a medida que iba consagrando la Eucaristía, por encima de esos abismos iban apareciendo las imágenes de las Santa Cena y, superpuestas a las imágenes de la Santa Cena, aparecían imágenes de la Pasión de Cristo.

Mientras Cristo repartía el Pan, aparecían imágenes de la Cruz, y mientras Él ofrecía el Vino, aparecían imágenes de Su Sangre siendo derramada hasta la última gota, de la lanza traspasando Su Cuerpo y saliendo Sangre y Agua.

Todas esas imágenes se derramaban como códigos de Luz sobre esas almas que estaban dentro de esos abismos y, por eso, San José nos pedía que ofreciéramos esa Comunión por las almas; porque, cuando los códigos de la Eucaristía tocaban las almas, ellas comenzaban a respirar y algunas de ellas comenzaban a salir de los abismos, y recibían esa posibilidad de salir por la oración y por la oferta de la Comunión.

San José nos pidió que siguiéramos orando por las almas, que cada uno de nosotros le dedique un momento, a pesar de lo que vive, de las crisis, de las pruebas, de las dudas; que nosotros nos acordemos de orar por las almas, nos acordemos de esas almas que están en agonía y que, en algún momento de nuestro día, nos acordemos de hacer esa oferta por las almas.

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 19

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La vida solo encuentra sentido, hijos, cuando aprenden a servir.

La vida solo encuentra sentido cuando, en el servicio, aprenden a amar.

La vida solo encuentra sentido cuando, en el amor, descubren quiénes verdaderamente son.

La vida solo encuentra sentido cuando aprenden a perdonar y, a través del perdón, comienzan a recorrer el camino de la redención.

La vida encuentra sentido cuando ya no quieren controlarla, pero dejan que el control esté en las Manos de Dios.

La vida encuentra sentido cuando ya no aspiran a sobresalir ante los demás, cuando renuncian al falso poder y abrazan la escuela de la humildad, cuando abrazan la escuela de la renuncia, del vacío, de la ausencia de protagonismos y de miedos. Entonces, hijos, cuando todo parece perdido, encuentran la verdadera libertad.

Y les puede parecer un camino doloroso. Muchas almas le temen a la Gracia de la renuncia, muchas almas le temen a la Gracia del vacío; pero es solo entonces, con el corazón vacío, cuando finalmente permiten que el Creador los colme.

Y, cuando Él los colma y se tornan conocedores de la magnitud de Su Voluntad, entonces comprenden la pequeñez de la voluntad humana, cómo estaban encerrados en pequeñas aspiraciones, en pequeños deseos, en pequeños pensamientos; y que lo que Dios espera de esta humanidad, como de cada uno de ustedes, es mucho mayor. Pero no es mayor en las medidas de la grandeza del mundo. Su perspectiva de vida cambia cuando comienzan a conocer a Dios, a Su Propósito y a Su Gracia.

Y hoy, vengo hasta aquí, para llamarlos a esto. Vengo hasta este lugar pequeño, simple, un lugar donde la Humildad de Dios poco a poco comenzó a encontrar Su espacio, cuando las almas aprendieron a renunciar, cuando parecían estar olvidadas, perdidas, cuando el orgullo fue vencido.

Fue entonces, hijos, que el Propósito de Dios triunfó; y, finalmente, la Gracia que Él tenía para este espacio sagrado comenzó a emerger de la profundidad del corazón de la Tierra, como de los Universos Espirituales, y poco a poco encontró su lugar en el corazón de las criaturas.

El planeta guarda muchos misterios, así como el corazón humano guarda muchos misterios. La humanidad no conoce la consciencia de la Tierra ni tampoco se conoce a sí misma.

¿Qué hacer para ser conocedor de este misterio celestial?

¿Qué hacer para sumergirse en la Gracia Divina y dejar que ella los colme?

El camino, hijos, es recorrido de adentro hacia afuera. No verán la Voluntad y el Propósito Divino manifestados en la Tierra antes de que se manifiesten en el interior de los seres. No verán la Voluntad de Dios plasmada en sus vidas antes de que sus corazones se abran para vivir esa Voluntad.

Mientras luchan por sobresalir ante los demás; mientras luchan por un lugar de prestigio, de reconocimiento ante los ojos de los hombres, no encontrarán su lugar, aquel que solo los Ojos de Dios son capaces de ver.

Estamos en un tiempo de caos, de conflictos, de abismos, en el que los infiernos se abren dentro y fuera de los seres, en la consciencia de las naciones, en lo profundo de las almas.
Y, aun así, vengo hasta aquí para despertar en su interior el don del Propósito Divino, el don de cumplir la Voluntad de Dios, el don de servir y amar y, a través del servicio y del amor, encontrar la expresión de esa Voluntad Superior; porque es de esa forma, hijos, cuando las almas despiertan, que el planeta comienza a encontrar la cura.

Solo dejen, en este momento, que Mis Palabras resuenen en su interior; porque mientras les hablo los despierto del sueño de este mundo.

Un nuevo ciclo se aproxima al planeta, un ciclo que para algunos será de Gracia y Misericordia, y para otros será de caos y justicia. La forma como viven los ciclos de la vida no es dictada por lo que sucede en el mundo, sino por lo que sucede dentro de ustedes.

Cuando la consciencia está despierta, está en el lugar correcto, cumple su parte y la paz reina en su interior, a pesar de lo que sucede en el mundo; la consciencia encuentra oportunidades de servir, de amar, de auxiliar al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza, de ser un puente entre el Corazón de Dios y las dimensiones materiales.

Sin embargo, cuando las almas se niegan a aprender sobre el Amor, ingresan en la Ley de la Justicia para aprender con el sufrimiento. Pero el Amor de Dios, hijos, nunca deja de existir; Su Amor es inagotable, Su Misericordia es infinita.

Dentro de las almas está la posibilidad de abrir o de cerrar las puertas a esta Gracia. Dentro de las almas está la condición de vivir los ciclos con la Misericordia o con la Justicia; porque ambos Rayos parten del Corazón de Dios para corregir al mundo, para corregir este Proyecto que debe reencontrar su Propósito.

Hoy, los llamo a despertar, a cumplir con su misión, a dejar atrás lo que pasó, a través del perdón, para comenzar a recorrer un camino de adentro hacia afuera, un camino de redención.

Hoy, los llamo a construir algo nuevo. Así como este Centro Mariano comienza a ser nuevo, esta misma Gracia está disponible para todas las almas que lleguen aquí: la Gracia de recomenzar.

Este es el principal don que Dios les concede a las almas que vienen hasta aquí: ser perdonadas para recomenzar. Por eso, permitan que en este día se inicie un nuevo ciclo.

Que la Gracia que desciende del Corazón del Padre y cruza Mi Casto Corazón toque sus vidas.

Que el don de la consagración los impregne para que aprendan a servir a todos los Reinos de la Naturaleza, para que aprendan de la elevación de los árboles, para que aprendan de la armonía de las flores, para que aprendan del silencio de los océanos, para que aprendan de la humildad de los animales, para que aprendan de la obediencia de los elementos, del viento que sopla bajo la condición del Espíritu Divino, para que aprendan de la fortaleza de las montañas, para que aprendan unos con otros a amar y a perdonar, para que sean capaces de vivir en paz.

Hoy, reconsagro este lugar bendito y sagrado, esta tierra llamada Nueva Tierra para que sea verdaderamente nueva cada día y aquí las almas encuentren renovación.

Hoy, reconsagro este Centro Mariano del Niño Rey para que aquí las almas aprendan que el reinado y la plenitud se encuentran en la pequeñez, para que intercedan por los niños del mundo, para que intercedan por las familias y por las almas perdidas, para que intercedan por los jóvenes y por la naturaleza ultrajada; para que, en la Presencia Espiritual de la Sagrada Familia, despierten los principios de la vida universal.

Que vengan hasta aquí los que aspiran a consagrarse como Hijos y Amigos de San José, que se coloquen más cerca.

Reciban de Mi Corazón Paternal la Gracia de la consagración.

Reciban de Mi Espíritu de Amor la intercesión.

Escucho sus oraciones más sinceras, conozco la profundidad de sus corazones. Por eso, les digo, hijos, que no teman encontrarse a sí mismos, que no le teman a la Voluntad de Dios, que no le teman a Su Propósito; porque, aunque el temor sea humano, el Propósito Divino es la verdadera expresión de lo que es ser un ser humano; y ya es el tiempo y la hora de encontrar ese Propósito.

Hoy, los bendigo, los renuevo, los libero y los consagro como Hijos y Amigos de Mi Casto Corazón, para que caminen a Mi lado, y Yo los guiaré, para que conversen Conmigo, y Yo los aconsejaré, para que en el silencio Me escuchen, y Yo les hablaré al corazón, para que en oración intercedan Conmigo por este mundo en dolor, para que en el servicio abran Conmigo las puertas de la nueva oportunidad, para que en la simplicidad estén conmigo y sean reconocidos como Mis amigos.

Hijos, Yo los amo, así como el Inmaculado Corazón de María y el Sagrado Corazón de Jesús. Que este Amor los colme, los transforme y les conceda la paz.

Traigan hasta aquí agua para bendecir e incienso.

A través de esta agua los purifico, lavo sus corazones, los renuevo y les doy la paz.

A través de este incienso los libero, los consagro y los bendigo, para que sean merecedores de la Gracia Divina y de la Insondable Misericordia.

Deposito en sus corazones los pequeños lirios que hoy brotan de Mi Casto Corazón, para que aprendan Conmigo a recorrer este camino de transformación de la consciencia humana.

Y les agradezco, hijos, por estar hoy aquí.

Que Mi Paz impregne sus vidas. Que Mi Gracia colme sus espíritus. Que el don de la consagración sea una realidad para sus almas.

Por la potestad que Dios Me concedió, Yo los consagro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y, una vez más, les agradezco. Sigan en paz y transmitan la paz al mundo.


Hermana Lucía de Jesús:

Vamos a cantar el himno de nuestra consagración, "Padre de las almas", y así nos preparamos para la Comunión Espiritual.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hoy, les traigo en Mis manos un pergamino con las Siete Voluntades Primordiales del Corazón de Dios para este lugar, Siete Dones Divinos que el Creador aspira a depositar en sus almas y, a través de sus almas, en este planeta.

Esta Comunidad fue llamada Nueva Tierra, no para que se apresuren y vivan el nuevo hombre, porque eso aún no es posible, hijos. Por eso, no tengan prisa, pero no detengan sus pasos.

La nueva Tierra y la nueva vida son una transformación constante. Aun durante y después del Retorno de Cristo, la humanidad seguirá transformándose. Su Presencia moverá el interior de los seres, las células, los átomos, la consciencia, el espíritu, para que poco a poco se transformen en este verdadero arquetipo del Pensamiento Divino, no solo para la Tierra, sino también para toda la vida.

Esta Comunidad es llamada Nueva Tierra para que aquí aspiren a este camino de transformación, para que aquí seres imperfectos de diferentes partes del universo, con historias, con memorias que deben ser purificadas, puedan encontrar la redención. Esta es la esencia de la nueva Tierra y de la nueva vida. Este es el Primer Principio Divino que les traigo: la experiencia de la redención.

El Segundo Principio es la convivencia fraterna entre todos los Reinos, la transformación que sucede en la consciencia humana a través de la relación con la naturaleza. Esto también formará parte de la nueva vida. Por eso, este es un Principio de esta Comunidad Nueva Tierra

La relación con la naturaleza transforma a la consciencia humana. Cada especie aporta su parte para que acontezca esa transformación. Por eso, aquí deben vivir esa experiencia con consciencia y ofrecérsela a todos los que pasen por este lugar, para que en contacto con los animales, los vegetales, los minerales, los seres humanos, los devas de las montañas y de las sierras, los elementales, las consciencias tengan la experiencia de esa oportunidad de transformación.

El Tercer Principio es el servicio, servicio que debe comenzar de adentro hacia afuera. El primer servicio que deben aprender es a través de la transformación de la condición humana dentro de cada uno de ustedes, el contacto con Dios, a través de la oración, para que esta conexión con el Divino los ayude a servir a la humanidad. La humanidad, hijos, necesita urgentemente unirse a Dios. Por eso, la unión y la conexión de cada uno de ustedes con el Creador es el primer servicio que deben prestar a este mundo.

El segundo servicio será al prójimo, aquel que está a su lado todos los días. A través del don de la fraternidad, que Yo les entrego, aprendan a amarse unos a otros a través del servicio. Y aunque no amen y no sean perfectos en el amor, el servicio poco a poco los transformará y les mostrará el camino hacia la esencia del hermano, hacia lo que se oculta en su interior.

Después, el servicio debe expandirse a las familias locales a través de la oración, del acompañamiento, de la simple presencia. También deben experimentar las misiones humanitarias para que tengan experiencia y para que la vivencia de las misiones madure sus consciencias en aquello que, solos o en la vida comunitaria, no consiguieron madurar. El servicio los ayudará a crecer.

El Cuarto Principio, que hoy les traigo, es la intercesión, para que puedan interceder por los niños del mundo a través de la oración. La intercesión, hijos, es algo que deberán aprender y, poco a poco, al descubrir el don de la oración, descubrirán también la Gracia de la intercesión divina.

Por eso, mucho más allá de que los niños crezcan, formen sus familias, tomen sus decisiones; este lugar siempre será un espacio de intercesión por los niños, porque la principal tarea es espiritual y es con la consciencia del planeta. Cada niño, que aquí pasa, representa a la humanidad y, aunque su vida no sea perfecta, lleva consigo una semilla en el corazón que, en los tiempos agudos y en los momentos de necesidad, le hablará a su alma sobre la verdad, el camino y la vida; porque esa es una semilla crística.

El Quinto Principio que les traigo es el perdón; porque aún deberán a aprender a perdonar y aquí tendrán esta Gracia de perdonar las heridas del pasado, de perdonar los errores, de perdonar los desvíos, dentro y fuera de ustedes. Y la conexión interna les mostrará cómo hacer esto de una forma madura, justa y misericordiosa, siempre que sea necesario.

El Sexto Principio es la transformación de la vida, la transformación de la vida humana, de los vicios, de los arquetipos degenerados del viejo hombre. Para eso, deberán caminar hacia la autosustentabilidad, para trabajar con energías renovables y así disipar de la consciencia todo lo que agrede a la naturaleza. El mismo trabajo lo deben hacer dentro de ustedes, tornando sustentable el amor para transformar todo lo que en unos agrede a los otros y a sí mismos.

Y con esto, les entrego el Séptimo Principio, que es el don de la paz; paz que las consciencias encontrarán en este lugar sagrado; paz que las consciencias volverán a sentir aún en tiempos de caos cuando tan solo lleguen aquí, laven sus rostros en la fuente, se sienten y contemplen el portal de la paz y, a través de él, a la naturaleza. Aquí habitará el espíritu de la paz para todos los que la perdieron.

Y así, les entrego una nueva misión: la misión del perdón, de la redención, de la transformación y de la paz.

Así también, hoy vengo de forma especial para consagrarlos, para acogerlos bajo Mi Manto, tal como son. El Creador no espera de ustedes seres perfectos, solo espera que abran sus corazones para que una semilla de la nueva vida empiece a despuntar y que vivan esto en nombre de toda la humanidad, para que aspiren a ser una Nueva Tierra, en nombre de toda la Tierra.

Hoy, hijos, reciban este Propósito Divino para este lugar como para sus almas, reciban Mi bendición paternal y el espíritu de la consagración.

Hoy, comiencen juntos la Novena de los Nuevos Ciclos (1) y, cada día, comprenderán lo que les hablo y cómo cada prueba que les será presentada tiene el sentido de hacerlos crecer. Así como Yo la viví, hoy los invito a vivir la transformación humana en la unidad divina.

Para eso, los bendigo, los guío, los abrazo y los consagro, así como consagro este lugar. Mucho más allá de que puedan oír o no Mi Voz, siempre estoy con ustedes; Yo los acompaño.

Sientan la gratitud de Mi Espíritu por cada paso dado hasta aquí, por cada salto en el vacío, por cada prueba superada, por cada resistencia vencida.

Por eso, hijos, Yo les agradezco, porque así, a pesar de sus dificultades, caminan hacia Dios, y Él construye a través de ustedes la Nueva Tierra.

Traigan aquí agua para bendecir, incienso y óleo de unción.

Así como esta agua es pura, que sean puros sus espíritus. Así como ella es transparente, que ustedes también sean transparentes, verdaderos unos con otros, para que la humanidad aprenda a ingresar en el espíritu de la verdad.

Así como este incienso quema y se transforma, que el Espíritu de Dios también queme y transforme la condición humana para que reciban la Gracia, las virtudes y los dones que provienen de Su Corazón.

Y con este óleo los ungiré, para consagrarlos así a este camino y que por donde vayan, dondequiera que estén, sean reconocidos como Hijos y Amigos de San José, como Mis compañeros, aquellos a cuyo lado caminaré, aquellos a los que escucho, a los que amo, con los que estoy, porque ellos están Conmigo.

Y así, hijos, les doy la Gracia, la bendición y la paz para abrir este nuevo ciclo.

Por la potestad que Dios Me concedió, Yo los consagro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sigan en paz y transmitan la paz al mundo.


(1) San José se refiere a la Novena de San José para comenzar Nuevos Ciclos Espirituales.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Recibe, hijo, en tu corazón, la Paz que proviene del Reino de Dios, para que tu espíritu se fortalezca y tu corazón se expanda, para que tu consciencia madure y tu ser exprese el Propósito Divino para tu pequeña vida.

Permite que los impulsos de Misericordia, que descienden del Cielo, traspasen tus células, tus átomos, tus cuerpos, para que la transfiguración sea una realidad en tu consciencia.

Permite que un Amor Superior despierte en ti el verdadero sentido de amar, para que ya no midas los acontecimientos según tu pequeña comprensión, sino según la Gracia de la Misericordia Divina. Solo así, serás capaz de vivir el perdón, el amor incondicional y la caridad crística ante las almas más perdidas y los corazones más sumergidos en la oscuridad.

Permite que la oración misericordiosa sea para ti un puente con el Corazón de Dios y que así, con tu consciencia sumergida en el Creador, puedas no solo sentir Su Amor, sino saberlo; saber de dónde proviene la Sabiduría Divina, de qué principio surge el Discernimiento de Dios, qué lo mueve, cómo funciona Su Naturaleza Espiritual.

Para saber a Dios y a Su Divina Naturaleza, hijo, para sumergirse en Su Ciencia y vivir conforme a la actuación de Sus Rayos, el primer paso es abrir el corazón y el segundo orar de corazón abierto, entrar en diálogo profundo con el Creador, dejando que verbo y silencio estén presente para que sepas hablar, pero también sepas oír.

Esta es la ciencia de la contemplación: cuando el ser cruza el puente que lo une a Dios a través de la oración y sumerge su espíritu en el Creador para que, traspasando los grados de diálogo, penetre en los misterios de la unidad y sepa a Dios.

Este, hijo, es el camino a través del cual los Sagrados Corazones están guiando a la humanidad. Y vivirlo no es sinónimo de perfección o de ausencia de miserias y de conflictos; saber a Dios es permitir que, más allá de las miserias, imperfecciones o conflictos propios de la vida material, la consciencia tenga su prioridad en la Vida Superior, en la unidad con el Creador, en el esfuerzo permanente por vivir según Su Naturaleza Divina, según lo que Él es.

Es así que, paso a paso, lentamente, los corazones cruzan los umbrales e ingresan en nuevas leyes, en las que la unidad con lo Divino puede ser una realidad más palpable y profunda, la condición humana se transforma y revela la condición divina, la semejanza con Dios emerge y viene a la luz la verdadera vida, manifestación del Pensamiento Divino.

Es solo entonces, hijo, que comprenderás el Propósito de Dios, Su Pensamiento encontrará sentido en tu pequeño pensamiento y Su Amor encontrará expansión en tu pequeño amor.

Camina hacia este propósito, confiando en la guía de los Sagrados Corazones, orando con el corazón abierto y escuchando con amor cada una de Nuestras Palabras.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo, 

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE BATATAIS, SAN PABLO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que la paz habite y colme sus corazones.

Escucho, hijos, sus plegarias más sinceras. Acojo en Mi Corazón sus ofertas para que, en estos tiempos de caos y de tanta confusión interior, los discípulos de Cristo puedan encontrar la paz y sembrar la paz en el mundo.

Vengo hasta este lugar por un simple propósito: ampliar el servicio de las almas y concederles a los seres la oportunidad de reencontrar a Dios.

Vengo a establecer aquí un Punto de Luz, de Gracia y de Misericordia; para que los corazones más perdidos, aquellos que parecen no tener solución para la oscuridad de su interior, reencuentren la paz.

Vengo a establecer aquí un Canal de Cura para las almas, que debe ser acompañado por Mis hijas de la Orden Gracia Misericordia; para que, junto a los servidores, mucho más allá de las enfermedades del cuerpo, sean puentes para que las almas reciban la cura, la cura espiritual que  solo habla, hijos, sobre el reencuentro de las almas con Dios, cuando los seres pueden estar ante corazones sinceros, abnegados; cuando tienen una oportunidad de estar consigo mismos, sin las interferencias del mundo, sin los sufrimientos de esta vida; para que, aunque sea por un instante, las almas puedan sentir la Paz y el Amor que provienen de la Consciencia Divina. Essa es la misión de esta casa.

Y esto acontecerá de muchas formas, pero lo más importante es que sus corazones estén disponibles para aprender a amar y que, a través del amor, se produzca la alquimia de la transformación de la consciencia humana.

Que, así como Santa Clara, sus almas sean un espejo del Amor de la Madre de Dios. Que la devoción sea la estrella-guía de sus corazones.

Por eso, aquí no puede faltar la oración y la unión con Dios antes de cada momento de servicio; porque lo que entregarán a las almas no es caridad, sino caridad crística, la que une a la consciencia con la Luz de Cristo, y este es un gran misterio que hoy los invito a meditar.

Que los servidores profundicen en su camino interno, en el desarrollo de sus Linajes y de su misión, para que el servicio sea fruto de esa profundización interior.

Que esta casa, así como la Inmaculada Casa del Alivio del Sufrimiento, sea un preámbulo de la Gracia que Dios verterá sobre la Tierra a través de la Casa de San Lázaro.

Comprendan así, hijos, que esta Obra es una sola y que todo es parte de una construcción, como una escalera de Luz en ascensión hacia los Cielos, para que las almas puedan subir y retornar al Corazón de Dios.

A lo largo del tiempo, vivirán grandes pruebas que fortalecerán sus espíritus en el aprendizaje del Amor. Muchas veces, pensarán en desistir, y en ese momento, les pido que vuelvan a escuchar Mis Palabras; porque Yo les advertí para fortalecerlos y para pedirles que cuando esté difícil solo oren, y cuando no puedan orar solo estén en silencio ante Dios, para que escuchen Su Voz y Su Sabiduría los conduzca.

Que estén unidos.

Delante de cualquier conflicto, escojan la paz.

No quieran que sus ideas sobresalgan sobre las ideas de los demás.

Escojan siempre la paz y la humildad, y así estarán protegidos.

Allí donde existe unidad, el enemigo no puede reinar y sus interferencias se disuelven como polvo, en la mente y en la consciencia humana.

Cuando estén ante un conflicto, oren juntos el Devocionario de la Unidad(1) que Yo les entregué. Esta es una llave para todos los grupos, como para todas las familias y como para todos los servidores; para que perciban lo que los desune y puedan volver al principio de la unidad.

Que aquí se vuelvan a establecer las terapias de cura, como Mi hijo fray Ameino les enseñó. Esas terapias, hijos, van más allá del cuerpo y su simplicidad toca a las almas y a los corazones para que las células se abran a la Gracia Divina.

Que los servidores se vuelvan a formar, a aprender nuevamente con el corazón dispuesto; porque hoy vine a disolver el pasado, a liberar lo que estaba cristalizado y a establecer un nuevo ciclo en este lugar como en sus almas.

¿Están dispuestos a vivirlo? 

Oren, unos por otros, oren por el triunfo del Corazón de Dios en el prójimo, oren para que las virtudes celestiales se establezcan en las almas, y así siempre habrá alguien que orará por ustedes.

Hoy, les dejo Mi Gracia, una Gracia especial para que aprendan a servir y a entregar sus vidas; hoy, les concedo la Gracia de la Consagración, para que sus espíritus sean renovados por Mi Presencia.

Recuerden, hijos, que cuentan Conmigo, con Mi intercesión y con Mi Amor paternal.

Que el don de la consagración los renueve, que el espíritu de la consagración los impregne.

Que la gratitud abra las puertas del Cielo, que la Misericordia atraiga a las almas que necesitan una nueva oportunidad.

Que sus corazones sean testimonios de la Gracia Divina, que la paz se establezca en sus familias.

Que la cura toque primero sus corazones, que todo sea como tiene ser según la Voluntad Divina.


Hermana Lucía de Jesús:

Que los que hoy quieran consagrarse se coloquen de pie, con las palmas de las manos hacia arriba.

Los sacerdotes pueden traer agua bendita.


Yo los bendigo, Yo los consagro, despierto a sus espíritus y los renuevo. Yo los libero y les abro un nuevo ciclo a sus consciencias.

Que las Gracias recibidas hoy se multipliquen y sean vertidas sobre las almas que ustedes encuentren en el camino.

Que sean Mis Hijos y Amigos, embajadores de la caridad que proviene de Mi Casto Corazón, de la caridad crística.

Que Mi Lirio de Luz esté dentro de sus seres, recordándoles el don de la pureza y la alegría de servir.

Que el don de la sabiduría esté en ustedes, para que sepan entregar a las almas lo que necesitan, de forma justa y misericordiosa, cada cual en su momento.

Yo los bendigo y extiendo esta bendición sobre sus familias y sus seres queridos, sobre los Reinos de la Naturaleza y sobre el corazón humano.

Que sus almas sean renovadas en Mi Nombre, por la potestad que el Creador Me entregó.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 

(1) San José se refiere al Devocionario de San José para alcanzar el Espíritu Divino de la Unidad.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Busca, hijo, constantemente el espacio y el tiempo para entrar en diálogo con Dios y crear un puente entre tu corazón y el Corazón del Creador, a través del cual fluirá Su Sabiduría, Su Gracia y Sus Leyes sobre tu vida y, consecuentemente, sobre la Tierra.

Busca el espacio y el tiempo para silenciar el corazón y escuchar al Creador; para dejar que Sus Impulsos fluyan en tu consciencia, aunque también sean silencio y soledad en Dios.

La gran batalla de este tiempo se traba a través de los ruidos del mundo, por medio de los cuales el enemigo torna a las consciencias incapaces de estar en silencio, consigo mismas y con Dios, para que jamás perciban el punto en que se encuentran y no puedan despertar.

El silencio y la quietud son dos llaves primordiales para que las almas alcancen el equilibrio y entren en la frecuencia del contacto interior con Dios. Pero esta posibilidad de silenciarse es algo que el adversario busca robarle a las almas a través de los estímulos constantes para producir algo, para distraerse con algo, para tener la sensación de colmar el vacío interior con los estímulos del mundo.

Mas hoy te digo, hijo, que el silencio es capaz de colmar a una consciencia mucho más que todos los estímulos mundanos. El silencio es capaz de abrir más portales celestiales que la vibración de todos los sonidos. El silencio guarda en sí un misterio que es la unión con el Todo, con el Principio de la Vida, con el Dios Creador en Su Soledad, sintiendo en Su Interior, el surgimiento del Amor que lo movió a crear todas las cosas.

El silencio guarda en sí llaves que hasta hoy la humanidad no fue capaz de descubrir y la gran estrategia del adversario, día a día, es no permitir que las almas se aproximen a ese misterio, porque aun para él el silencio es desconocido.

Por eso, encuentra el espacio y el tiempo, para silenciarte y reencontrar el equilibrio, para fortalecer tu mundo interior a través del silencio que te une a Dios.

Deja que sea Dios Quien colme lo que está vacío en tu corazón, y así, hijo, siempre encontrarás la paz.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy, vengo con el Niño Jesús en Mis Brazos y, con Sus pequeñas Manos, Él irradia al mundo la pureza que proviene de Su Sagrado Corazón.

Hoy, el Niño Jesús contempla la Tierra para que, a través de Su Mirada de pureza, la humanidad pueda reencontrar la posibilidad de recibir Paz y Misericordia.

Cuando el Niño Jesús contempla el mundo y lo profundo de cada alma, Él va más allá de sus transgresiones y penetra con Su Mirada la esencia divina.

El Niño Jesús no es un recuerdo, sino un Aspecto Divino de la Consciencia del Hijo de Dios, un Aspecto de pureza e inocencia que le permite al Creador entregarle a la humanidad Gracias no merecidas.

Es a través de los Ojos del Niño Dios que el Creador contempla el mundo para que Su Corazón no sea herido por las transgresiones humanas, sino que Su pureza pueda ir más allá de la oscuridad y penetrar las células corruptas para encontrar, en el interior de los seres, el principio del Pensamiento Divino, esta genética perfecta y espiritual que se oculta en el interior de los seres.

A través del Niño Jesús, el Creador experimenta la fragilidad humana, y es con este Pequeño Corazón y a través de este Pequeño Corazón que Dios intercede por las causas imposibles; por aquellas situaciones, hijos, que ni aun la Divina Misericordia es capaz de tocar; porque, aunque lo desconozcan, existen transgresiones en este mundo como en el universo que van en contra de todas las Leyes, porque transgreden el Amor de Dios.

Pero el Creador es incansable en Su Amor y en Su Misericordia. Por eso, a través del Niño Jesús, Él experimenta la fragilidad humana y con un Pequeño Corazón y una Mirada de pureza penetra los abismos del mundo y los abismos en el interior de los seres para concederles una nueva oportunidad.

El mismo Propósito que se manifestó a través de Cristo en Belén, se sigue renovando a través del Niño Jesús, de tiempo en tiempo, porque una parte de la Consciencia de su Señor permaneció con este Aspecto pequeño y frágil, puro y verdadero, para que también la humanidad tuviera la oportunidad de encontrar su niño interior y no perdiera la pureza que le fue entregada desde el principio.

Cuando vengo al mundo con el Niño Jesús en Mis Brazos, no es para demostrar la grandeza de Mi Casto Corazón; al contrario, hijos, es para que comprendan el misterio de la humildad celestial de este Dios, Creador de todas las cosas, que se coloca en los brazos de una Consciencia simple, depositando Su confianza en un Corazón que Él mismo creó.

Los misterios celestiales son infinitos y para penetrarlos, necesitan ir más allá de la condición humana.

El Niño Jesús en Mis Brazos intercede por todos los niños del mundo. Sus Pequeñas Manos tocan los corazones de los niños, de los más ultrajados, de los que fueron sometidos a los mayores sufrimientos, para que esos corazones no pierdan la posibilidad de amar y de desenvolver el Amor de Dios.

El Niño Jesús en Mis Brazos intercede por cada consciencia humana. Hoy, Sus Pequeñas Manos tocan los corazones de todos los seres. Sientan Su toque y cómo Él despierta dentro de ustedes la pureza, sientan cómo Él despierta dentro de ustedes los misterios celestiales que se ocultan en sus consciencias.

Ir más allá de la condición humana para despertar ese misterio siempre será un gran desafío. Si embargo, con la Gracia del Niño Dios, serán capaces de ir más allá.

Por eso, les pido que manifiesten esta imagen que hoy Yo les muestro, en la que Mi Casto Corazón y el Pequeño Corazón de Jesús están delante de sus ojos con mantos blancos, túnicas blancas, unos cordones dorados y un bordado también dorado en Nuestros mantos, donde se manifiestan los lirios, el símbolo de la Gracia que Dios Me concedió de expresar la pureza de Su Hijo.

Con esta imagen, intercederé por los niños, junto con Cristo, para que las pequeñas almas que llegan al mundo conozcan la pureza y la Misericordia, y puedan ser protegidas de todas las transgresiones del fin de los tiempos.

Uno de los mayores planes del enemigo, hijos, es transgredir la pureza de los niños, para que las almas que llegan a la Tierra en estos tiempos y que deberán reconstruir el planeta, expresando nuevos arquetipos, expresando la pureza que Dios depositó en su interior, no puedan manifestar ese Plan y ni siquiera lo conozcan. Este es el plan del enemigo.

Por eso, él estimula en las almas la irreverencia, la falta de respeto, la sensación de independencia, la falsa libertad. Por eso, él hace crecer, dentro de la condición humana, la necesidad de autoafirmación y cada vez más aleja a los corazones de su verdadero Propósito.

Cada vez más, las almas desconocen lo que es el verdadero sentido de la humildad, de la pureza, de la compasión, del respeto mutuo; no solo como valores de la ética y de la moral humanas, sino el respeto, hijos, como una puerta para la reverencia, que les permite despertar, unos en otros, a la Presencia Divina. Este es el verdadero sentido de ser respetuoso con los demás, para que las almas salgan de la superficialidad y reencuentren el Propósito Divino.

¿Perciben cuán distraídos están los corazones?

¿Perciben la importancia de la oración en las familias?

Porque la oración, hijos, les permitirá descubrir este y muchos otros misterios; la oración les permitirá transmutar y transformar el karma familiar en misión familiar.

Esta es la verdadera tarea de un grupo de consciencias, las que deciden caminar juntas. Que, a través de la oración, del respeto, de la reverencia, de la posibilidad de saber escuchar, de comprender las limitaciones del prójimo, puedan así crecer en unidad y, poco a poco, a través de esta unidad, ir transmutando el karma familiar en misión familiar.

Sé que muchos se preguntan por qué, con tantas cosas que suceden en el mundo y con tantos misterios a ser revelados, vengo a la Tierra a hablar sobre la familia. Pregúntenle eso primero a sus propios corazones.

No vengo al mundo solo por las familias, sino también por las almas, por todas y por cada alma de esta Tierra.

Cada ser representa una Voluntad Perfecta de Dios y, a través de la vida grupal, sea en comunidad o sea en familia, la humanidad aprenda a transformar la condición humana y a ayudarse mutuamente a despertar el amor, siempre que haga de esta vida una vida evolutiva y cuando la oración sea el centro de esa experiencia, cuando el diálogo con Dios le permita comprender el diálogo de unos con otros, cuando el amor a Dios le permita despertar en los corazones el verdadero amor de unos por otros.

Y es de esta forma, hijos, comenzando con los pequeños grupos de consciencias, que lo podrán expandir a la consciencia humana para transformar aquello que hoy les parece imposible.

Por eso, si hoy son incapaces de reverenciar a la familia o a la vida sagrada en comunidad, les pido, hijos, que reflexionen sobre su evolución y la forma como son capaces de verse a sí mismos y a los demás, para que no dejen que la arrogancia humana los separe de la simplicidad divina; porque es en esa simplicidad que descubrirán los misterios celestiales, no en la complejidad de la mente, sino en la pureza del corazón.

Por eso, vengo con el Niño Jesús en Mis Brazos, por todos los que se olvidaron de la pureza, para que la recuerden y que ella despierte en su interior.

Que vengan aquí aquellos que aspiran a consagrarse como Hijos y Amigos de San José

Contemplen, en sus corazones, la Presencia de Mi Casto Corazón y del Pequeño Niño Dios. Permitan que Su pureza despierte lo más puro que hay en sus almas.

Que esta agua los lave y los purifique, los haga despertar y los consagre; para que reflejen, a través de sus vidas, la Pureza de Dios.

Que este incienso los purifique y los libere de todo lo que les impide encontrar y vivir la Voluntad Divina, para que sus pies ya no estén en dos caminos y sus almas no teman ingresar por la puerta estrecha, a través de la que encontrarán al Señor y Redentor de toda vida.


Hermana Lucía de Jesús:

A pedido de San José, vamos a realizar los Sacramentos en dos hermanos, en Luiz y en Yarima. Por favor, coloquen dos sillas aquí.

Aún estamos en Presencia de San José y del Niño Jesús.

Vamos a realizar todos los Sacramentos.

 
Con esta bendición que les concederé, intercederé por las almas más necesitadas.

A través de los Sacramentos, encontrarán la liberación y la redención. Y con sus almas limpias, hijos, solo sirvan a los que más necesitan, solo oren de corazón y vivan los dones que el Pequeño Niño Dios les trae hoy.

Que la pureza de Jesús despierte y habite dentro de todos ustedes. Que Su infinita Gracia los bendiga. Que Sus Pequeñas Manos los toquen para que reencuentren la paz.        
 
Tienen Mi bendición para esto.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Seguiré acompañando este momento para que las almas sean sacramentadas y reencuentren a Dios.

Les agradezco.


Hermana Lucía de Jesús:

Mientras nos preparamos, vamos a cantar: "Padre de las Almas".

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En oración, encuentra la paz, pero también el Propósito del Creador para tu pequeña vida.

En oración, encuentra la luz, pero también crea el puente que une la consciencia humana con el Corazón de Dios.

En oración, encuentra las respuestas que estás buscando, pero también intercede por las almas que son incapaces de escuchar a Dios.

En oración, reconoce tu camino, tu vocación y el don que Dios depositó en tu corazón; pero también clama para que las naciones, los pueblos y las religiones reencuentren su sentido de existir, los arquetipos de su manifestación, el principio de su existencia, en donde habita la Voluntad primera de Dios para la vida.

En oración, busca comprender la Palabra y deja que te toque y te transforme; pero también permite, hijo, que una nueva verdad te sea revelada. Deja que el Creador te muestre lo que está más allá de tu pequeña comprensión y abre tu corazón, tu mente y tu espíritu para que Dios manifieste delante de los ojos de tu alma la grandeza de Su Ciencia Espiritual, que es la perfección de la manifestación de Su Amor entre las dimensiones.

En oración, encuentra la fortaleza para servir e ir más allá de tus limitaciones; pero también pide al Padre la comprensión para estar ante los procesos de tus hermanos, para que tu servicio no hable solo sobre ti, sino también sobre la actuación de Dios en las relaciones humanas y espirituales.

Que tu vida de oración sea amplia, profunda e ilimitada.

Que tus plegarias no tengan fronteras e incluso no se limiten a un único propósito.

Ora, permitiendo que el diálogo con Dios te lleve más allá de lo que puedes percibir y deja, hijo, que el Creador actúe en toda la vida a través de tus oraciones. Así, descubrirás Sus Misterios y participarás en Su Sagrado Plan Divino.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura encuentren la paz.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura encuentren el perdón.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura alcancen la Misericordia.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura aprendan a amar.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura venzan las barreras que les impiden ingresar en el Universo Superior.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura venzan el miedo.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura reconozcan el silencio.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura retornen al origen, no solo al origen universal, sino también al origen interior; que retornen al origen del Pensamiento Divino, que un día puedan manifestar esa Voluntad Perfecta de Dios.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones y los lleve más allá de lo que pueden ver, sentir, tocar, expresar.

Que el Don de la Cura toque sus corazones y les revele la Vida Superior que habita dentro y fuera de cada uno de ustedes.

Que el Don de la Cura toque sus corazones y les enseñe a perdonar el pasado, no olvidando el pasado, sino transformando esa experiencia en la consciencia en un aprendizaje, que hoy les permitió estar aquí. Ya no se culpen por las imperfecciones; cada equivocación en el camino les permitió crecer y cada prueba que vendrá los aproximará más al Corazón de Dios.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones y les muestre el valor de la verdad y de la transparencia, de la simplicidad, de la humildad y del vacío.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones y los libere de todo falso poder, de toda ambición que les impide ser instrumentos de la Consciencia Divina.

El  mundo necesita cura, pero ella no acontece de afuera hacia adentro. Antes de que la cura acontezca de afuera hacia adentro, ella necesita ser vivida de adentro hacia afuera; y esto ustedes ya lo saben.

La cura, hijos, es fruto del Amor y del Perdón de Dios, y ya existía desde el origen. Eso significa que, antes de cualquier error, ya existía el perdón; antes de cualquier enfermedad, ya existía la cura; antes de cualquier desvío, ya existía la redención; antes de que se manifestara la vida, existió el amor, y es a través de este amor que deben comenzar a retornar, retornar a lo que es verdadero, puro, sagrado.

Misterio entre misterios es la creación humana, porque dentro de esta creación se guarda una Voluntad de Dios aún desconocida, un movimiento creador que solo Él conoce y que le permite permanecer inmutable ante todo lo que sucede en el planeta.

El Amor de Dios no cambia, solo se multiplica, se expande. Y, a través de este Amor, el Creador sigue conduciendo a cada corazón, el Creador sigue acompañando a cada alma. Sus Ojos de águila contemplan a Sus Hijos en una profunda vigilancia, en un profundo silencio y en un profundo amor.

Sin embargo, hijos, parte de este misterio de la Consciencia Divina se guarda también en la Ley de la Dualidad, en la trascendencia de esta Ley hacia una Ley Superior, que es un Amor desconocido.

No podrán comprender todo lo que me gustaría decirles hoy, pero no tengan prisa. Solo caminen con la transparencia del corazón y permitan que la cura ingrese primero dentro de cada uno de ustedes.

Permítanse transitar por los espacios oscuros de la consciencia para depositar allí la Luz.

Permítanse ser imperfectos, sin que esto sea un gran sufrimiento, porque es en el reconocimiento de esta imperfección que nacerá la posibilidad  de que la cura ingrese dentro de ustedes.

Mientras esconden sus errores de sí mismos, no permiten que la Gracia los colme. Por eso, no tengan miedo de ver, crean en el amor que será capaz de transformar todos los espacios, curar todas las heridas, transformar todas las miserias.

Crean en la Misericordia. Crean en el Perdón. Crean, hijos, que antes, mucho antes de cualquier error, el Perdón ya existía.

¿Será que Dios espera verlos perfectos?

¿Por qué el Creador manifestó el Perdón, la Cura, la Gracia?

Y cuando ellos ya no fueron suficientes para interceder por la humanidad, Él se manifestó a Sí mismo en el seno de la vida e hizo surgir la Misericordia; porque existe una Voluntad en el centro del Corazón de Dios que solo Él conoce, y existe un potencial en el centro del corazón humano que solo Dios conoce.

Y ese potencial no existe solo para ser conocido por los hombres, sino también para ser vivido; y en eso yace su misterio: en vivir aún sin saber, en ser en la simplicidad de la entrega, del servicio, de la donación de sí mismos.

Esas son las llaves para encontrar ese potencial y dejar que él crezca.

Por eso hoy, les traigo el Don de la Cura, para que aprendan a ser y no busquen saber, sino vivir.

No busquen vivir lo que otros viven, busquen vivir el potencial que habita dentro de ustedes y que se expande, crece, se expresa a través de la donación de sí, de la entrega y de la revelación del Amor de Dios.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo            

 

Al final del Mensaje semanal, San José realizó la consagración de la Eucaristía, transmitiendo las siguientes Palabras:

Y cuando el Creador se manifestó en la materia, en el seno de Su Creación, para renovar a cada uno de Sus Hijos, para transformar la condición humana y concederles una nueva oportunidad, Dios se hizo no solo carne, sino también pan y vino.

Y así como se manifestó como Hombre entre los hombres, se manifestó como pan dentro de los hombres, como Cuerpo en su cuerpo y Sangre en su sangre, porque Su Amor extremo lo llevaba no solo a habitar en la Tierra, sino también en Sus Criaturas.

Por eso, manifestando esta Voluntad, que no era solo Suya, sino también de Su Padre, Jesús tomó el pan, lo elevó y se unió profundamente a Dios como un solo Amor, una sola Voluntad, un solo Cuerpo, una sola Alma; y el Padre, a través de Cristo, transustanció el pan y lo transformó en una parte viva de Su Sagrado Cuerpo.

Así, Cristo lo partió, así como Dios se partió a Sí mismo en el inicio de la Creación. Y el Creador se ofrecía a Sí mismo en el pan que Cristo le daba a Sus compañeros, diciéndoles: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes".


Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.


Luego, Cristo tomó el Cáliz y lo elevó, y como símbolo de la vida que fluye entre las dimensiones, la vida que anima a la Conciencia Divina, el Creador, el Padre unido al Hijo en un solo Amor, una sola Voluntad, un solo Propósito, transustanció el vino en la Sangre de Cristo, y la vida que fluía por la Sangre del Hijo se unió a la vida que surgía del Corazón del Padre; transustanció el vino en la Sangre de Cristo para que las criaturas volvieran a vivir a través del Amor Divino y no perdieran la oportunidad de renovar ese Amor.

Allí nació la Fuente de la Divina Misericordia, en la Sangre de Cristo unida a la Sangre de Dios, que se derramaba y se repartía a todas las criaturas en aquel tiempo y en todos los tiempos, en todos los siglos hasta hoy.

Y así, el Señor ofreció el Cáliz a Sus discípulos, diciéndoles: "Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre, Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que será derramada por ustedes para el perdón de todas las faltas. Hagan esto en Mi memoria, hasta Mi Retorno al mundo".


Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.


He aquí el Cuerpo y la Sangre de Cristo, la primera manifestación de la cura, del perdón, de la redención, que tocaba no solo la consciencia humana, sino también el cuerpo, la sangre, las células y los átomos, la vida en todas sus dimensiones.

He aquí el Amor de Dios manifestado en todo lo que vive y respira. Esto, hijos, es el Cuerpo y la Sangre de Cristo.


Oración: Padre Nuestro.


Anunciamos la paz.


Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.


Les dejo Mi Paz.

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Antes de buscar que tu vida sea una expresión de santidad, busca primero, hijo, que tu corazón, tu mente y tus intenciones sean santas. Es allí donde se traban las mayores batallas, allí donde nadie ve, donde solo tu Creador contempla. Es allí donde debe consolidarse tu transformación.

Cuando la santidad habite en tu corazón, será él que, poco a poco, transformará tu mente y la hará rendirse ante un Amor Superior.

Cuando la santidad habite en tu mente, ella transformará tus intenciones y ya no habrá segundas intenciones en lo que haces o expresas, porque la transparencia de la mente se reflejará en las intenciones de tu consciencia.

Y cuando la santidad habite en tus intenciones, es entonces cuando tu vida será santa, cuando tus acciones serán santas, cuando tus expresiones serán santas. No busques el camino contrario, no quieras ser afuera lo que aún se está consolidando dentro de ti.

El camino hacia la santidad es eterno, y lo más importante en él no es su resultado o como se demuestra al mundo a través de aquellos que lo viven. Lo más importante del camino de la santidad es el proceso que realiza en la consciencia humana; lo más importante del camino de la santidad es la integridad con la que es vivido, de adentro hacia afuera.

Y, cuando esa transformación interior es real y verdadera, ahí entonces ella sucede no solo de forma individual, sino en todos los seres, reflejándose en toda la vida. En eso radica la grandeza y la potencia de la aspiración a ser santo; eso que es, en verdad, el cumplimiento del Propósito de Dios en todos los seres.

Ser santo es encontrar la unidad con Dios dentro de ustedes mismos y dejar que esa unidad se expanda a todos los espacios de la consciencia; pasando del corazón a la mente, de la mente a las intenciones, de las intenciones a todas las expresiones del ser. Así, comprenderás que Dios es Santo a través de Sus Criaturas y que ellas serán santas porque Él es Santo.

La unidad con el Creador es lo que transforma la consciencia. Por eso, siempre les pedimos que oren y que lo hagan con el corazón, porque es allí donde Dios comienza a reinar en el centro de sus seres.

No te canses, hijo, de recorrer este camino. No te canses de orar y de descubrir en la oración la fuente de la paz y de la transformación de la consciencia.    

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo, que tu corazón encuentre paz en el diálogo profundo y sincero con Dios, en la transparencia de tu alma al permitir que el Señor ingrese en los espacios más profundos de tu consciencia.

El acto de confesarte ante tu Creador es como abrir las puertas de tu consciencia y de tu corazón para que Él habite en ti.

El Señor ya conoce tus miserias y pecados, tus virtudes y destrezas, aquello que eres en esencia y que ni siquiera conoces, y aquello que piensas ser. Por eso, hijo, la confesión no existe para que Dios te conozca, sino para que tú le concedas el permiso de ingresar en tu vida y de mostrarte quién verdaderamente eres.

El acto de la confesión no existe para que Dios te conozca, sino para que tú conozcas a Dios, a Su Amor y a Su Misericordia.

Es en la confesión que comprendes que el Amor de Dios no se limita por tus miserias, no se condiciona por tus pecados ni se mide por tus virtudes. El Amor de Dios es, desde el principio de la vida, y no es Él que se aleja o se oculta de los seres, sino que son las criaturas las que se mantienen en una vida de ilusiones que les impide percibir, sentir y vivir el Amor de Dios.

Y la confesión es esa puerta que se abre en el corazón como en la consciencia, para que los seres vuelvan a percibir el Amor de Dios, desenmascarando a las ilusiones de su propia vida para permitir que lo que es real venga a su encuentro.

Por eso, el acto de confesarse es un Sacramento primordial, que hoy llamo a las almas a vivir. Por eso ve, hijo, y permite que Dios te recuerde quién eres y qué es lo que viniste a hacer en este mundo.

Permite que Dios te dé a conocer Quién es Él y Su gran Amor por ti.   
 
Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo    

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La devoción de las almas abre las puertas del Cielo y crea puentes entre el Universo Celestial y la Tierra. La devoción es un Rayo Universal, que surgió del Corazón de Dios en el principio de la vida para que Sus Hijos aprendieran a estar unidos a Él.

Cuando el Creador pensó en el Rayo de la Devoción, colocó en él Su más profundo Amor para que Sus Criaturas fueran capaces de sentirlo, pero no solo sentirlo, sino que pudieran actuar a través de esa devoción, por medio de la oración sincera, por medio de la alabanza verdadera, por medio del diálogo profundo con Dios.

Así es como el Rayo de la Devoción se expresa y da a conocer a las almas el Amor profundo de Dios, para que sean capaces de tocar ese Amor, aunque sea por un instante.

Así como el Rayo de la Devoción, otros Rayos surgieron del Corazón del Padre: el Rayo de la Voluntad y del Poder, que no habla sobre el poder humano, sino sobre el Poder de Dios, el verdadero Poder, que es celestial y que no somete a las criaturas, sino que las eleva para que cumplan una Voluntad Superior y manifiesten el Reino de Dios en la Tierra, mucho más allá del caos que existe en el mundo.

El Rayo de la Voluntad y del Poder fue manifestado por Dios para atravesar la dualidad humana e impregnar las tinieblas de este mundo con la Luz Divina. Este Rayo rompe barreras y quiebra las cadenas que prenden a las almas a estados de consciencia que ya no deben existir en el mundo.

Con este Rayo, hijos, son capaces de unir sus corazones al Corazón de Dios, y la Voluntad del Padre y su voluntad será una sola. Es así como manifestarán la nueva vida y reconstruirán esta Tierra a través del Rayo de la Voluntad y del Poder de Dios, que os llevará a superar cualquier obstáculo.

El Creador también manifestó el Rayo del Amor y de la Sabiduría, para que no solo supieran amar con un amor humano, sino que amaran con el Amor de Dios, ese Amor que es sabio y que no proviene de las emociones, sino del Corazón del Padre.

La Justicia, hijos, es fruto de ese Amor, que viene de la Sabiduría Divina, que entrega a cada una de Sus Criaturas aquello que necesita. Con ese Amor, vivirán los tiempos finales y sabrán dónde estar y qué hacer, sabrán cómo acoger a las almas que se aproximarán y cómo ser portadores de la Misericordia, como de la Justicia, para que los seres reciban exactamente lo que necesitan, ni más ni menos, para que no haya desequilibrios, para que las consciencias encuentren la paz.

El Creador manifestó también el Rayo de la Inteligencia, que no es la inteligencia de este mundo, sino la Inteligencia que surge y se expresa a través de la naturaleza. Y ustedes deben encontrar en la naturaleza el Espejo de la Inteligencia Divina, observando cómo la naturaleza actúa, la perfección de las flores y de las plantas, la perfección de la vida y de los organismos. Así se manifiesta la Inteligencia de Dios.

El Rayo de la Inteligencia solo se completa con la Unidad Divina. Cuando viven a través de la unidad, pueden actuar con Inteligencia, porque no serán inteligentes solos. La Inteligencia de Dios se completa a través de la unidad, cuando se unen unos a otros para cumplir su misión espiritual. Es así que harán descender a la Tierra la forma de cómo deben manifestar el Plan Divino: con Inteligencia Divina, así como vive la naturaleza.

Si quieren saber cómo ser inteligentes, divinamente inteligentes, contemplen la vida, los Reinos de la Naturaleza, los elementos y la vida inmaterial, lo que se llama antimateria, la vida que se manifiesta en el Pensamiento de Dios y que de allí comienza a descender hasta la Tierra para manifestar la perfección en la materia.

El Creador también manifestó el Rayo de la Armonía, para que aprendieran a través de la belleza y que, a través de la expresión de la belleza, fueran capaces de elevar la consciencia más allá del universo material.  A través del Rayo de la Armonía, unen las dimensiones y la Tierra ya no permanece en la tercera dimensión, en un tiempo separado del Tiempo del Universo, donde la realidad espiritual no puede tocar la consciencia humana. El Rayo de la Armonía une tiempos y espacios, une las realidades.

Es por eso, hijos, que cuando crean altares armoniosos, ambientes de paz, están uniendo el Cielo y la Tierra, aunque no lo perciban.

Cuando se expresan a través de las artes, aquello que llaman arte, cuando manifiestan el espíritu a través de una música, están uniendo las dimensiones por el Rayo de la Armonía.

Cuando manifiestan en una pintura aquello que surge de sus corazones, y la belleza se plasma en la materia, allí, hijos, los ojos que contemplan esa pintura encuentran paz, porque encuentran la verdad de las dimensiones que se unen, aunque no lo perciban.

El Creador también manifestó el Rayo de la Ciencia, que no es la ciencia del mundo, sino la Ciencia Espiritual, que se debe transformar en el Rayo Inmaterial de la Omnisciencia, para que puedan ser conocedores del Pensamiento perfecto de Dios, cómo, por qué y para qué Él pensó cada cosa.

Esta es la Ciencia Divina que se oculta en el Propósito evolutivo de la vida en la Tierra. Cuando contemplan este Propósito, meditando en su propio mundo interior, allí van a encontrar la Ciencia Divina y van a comprender para qué están en este mundo. Y un día, más que eso, comprenderán para qué fueron creados en los universos materiales.

¿Por qué la vida se manifestó en las dimensiones? ¿Para qué existe cada criatura en esta Tierra? Estas son respuestas que el Rayo de la Ciencia les trae.

El Señor también manifestó el Rayo del Orden y del Ceremonial que, desde los pueblos del desierto, el pueblo de Israel, comenzaron a aprender lentamente el sentido del ceremonial de la vida, que es mucho más que lo que les fue enseñado. No es solo una ceremonia que comienza y termina, sino es la ceremonia de la vida, de la consagración del espíritu, del alma, de la consciencia, de la materia, de todo lo que son.

El Señor les enseñó a consagrar el pan y el vino para que, a través de la entrega de Cristo, aprendieran a entregar la propia vida. Un día, hijos, la Ceremonia Eucarística de comunión con Cristo deberá expandirse a cada criatura de esta Tierra. Todos deberán aprender de la entrega, de la reverencia, de la ceremonia de la vida, y así se manifestará ese Sagrado Rayo que proviene de la Consciencia de Dios.

Cuando la vida se desarrolló en el universo material, el Creador manifestó Rayos Inmateriales para que las consciencias aprendieran a trascender la materia y comenzaran a recorrer el camino de retorno al Corazón de Dios.

Por eso, Dios les entregó el Rayo de la Liberación, para que aprendieran a liberarse de todos los atavismos humanos e inclusive de la Ley de la Dualidad, para que pudieran liberarse de sus mentes concretas para sumergirse en el Universo Divino, en aquello que siempre fue un misterio para las consciencias.

El Creador manifestó el Rayo de la Trascendencia para que salieran del tiempo del mundo e ingresaran en el Tiempo del Universo, donde habita la unidad. Y no hablo solo de ustedes, de los seres que habitan en esta Tierra, sino de toda la Creación, mucho más allá de este mundo; porque todo lo que fue creado por Dios deberá retornar a la Fuente con todos los aprendizajes que vivió al recibir el Don de la Vida. Y, al retornar a la Consciencia Divina, allí nuevamente, hijos, Dios comenzará a recrear la Creación, en una vuelta más profunda de los grados de Amor.

El Creador manifestó la Omnisciencia para que sean capaces de estar presentes en todo lo que es vida, y así experimenten cómo es retornar a la Consciencia Divina.

El Creador manifestó la Omnipresencia, que es la manifestación perfecta de la unidad. No es solo estar en varios espacios al mismo tiempo, sino estar unido a todas las criaturas y perfectamente unido a Dios, donde pueden comprender el interior de cada ser, así como pueden comprender la Consciencia de Dios.

Y, como esos Rayos, Dios manifestó muchos otros, que poco a poco comenzarán a conocer, siempre y cuando se interesen por la vida espiritual, cuando dejen, hijos, de colocar la consciencia solo en lo que es material, cuando sus vidas ya no giren alrededor de los problemas humanos y despierten a lo que existe en el Universo Superior.

Así, comprenderán que llegaron a la Tierra por un Propósito Mayor: aprender, amar y comenzar a retornar a la Consciencia Divina. Hoy, les digo esto porque la Tierra se purifica y agoniza, pero sus consciencias no debe estar solo allí; deben ser capaces de ir más allá para soportar los tiempos que vendrán.

Esta será la única forma, hijos, de saber que la vida no comienza ni termina en los sufrimientos de este mundo. Existe más de lo que sus ojos pueden ver, de lo que sus corazones pueden hoy sentir; y siempre y cuando comiencen a aspirar a esta realidad divina, comenzarán a atraer esa realidad hacia sus vidas.

Es así como las transformarán: saliendo de las dimensiones de caos y de conflicto, elevando la consciencia para que puedan ver el mar conturbado de la Tierra desde arriba, y así, hijos, puedan ayudar a otros.

Este es el Propósito de que estemos aquí; este es el Propósito de que vengamos a su encuentro, de que consagremos sus vida y consciencias, para que puedan ser diferentes en este mundo de ilusión, para que no estén presos de los atavismos de la Tierra y aprendan a ir más allá.

Que las Palabras que les entregamos no sean olvidadas. Que puedan comenzar a estudiar lentamente, paso a paso, para que puedan comprender hoy lo que les dijimos hace quince años, y mucho más que eso, porque ya hablábamos con la humanidad aun antes de que el mundo supiera.

Si comenzaran a estudiar lo que les dijimos a lo largo de los años, hoy serán capaces de comprender lo que en otros tiempos no comprendían, porque Nuestras Palabras fueron dichas para construir un camino: el camino de la elevación de la consciencia, el camino de la transformación del corazón humano.

Y este camino fue siendo construido dentro de ustedes, a través de cada oración, de cada canto, de cada palabra pronunciada, de cada momento de paz experimentado. Y hoy, hijos, llegó la hora de que puedan sumergirse aún más para que sean capaces de no solo escuchar lo que les decimos, sino de vivirlo.

El Creador les entregó todas las Gracias para que sean capaces de vivir Su Voluntad. Desde el principio de la creación de la vida, el Padre Celestial manifestó todo lo que necesitarían para vivir Su Propósito y retornar a Su Corazón. Sin embargo, hoy el Creador observa el mundo, percibiendo, hijos, que Sus Criaturas están ciegas para Sus Gracias, que la oportunidad de vivir Su Voluntad está delante de sus ojos, que los Dones Divinos para la transformación de la vida están delante de sus corazones, pero ellos están distraídos con el sufrimiento, con el caos, con la purificación interior, con las distracciones del mundo.

Eleven sus manos a lo alto y pidan al Padre la Gracia de salir de ese estado de consciencia, para que puedan ingresar verdaderamente en un nuevo ciclo, en el que las Gracias y los Dones Divinos ya no estarán delante de ustedes, sino en ustedes y actuando en el mundo a través de ustedes.

Oren con sinceridad para que este Propósito se manifieste. Es así, hijos, que transformarán sus vidas; es así que la actuación de la Ley de la Justicia no será motivo de sufrimiento o dolor para ustedes, sino que descubrirán en ella la expresión del Amor y la Sabiduría Divina.

Comprenderán que la Justicia forma parte del Amor de Dios tanto como la Misericordia, pero para que puedan vivirla de esta forma, para que puedan experimentar la actuación de las Leyes Universales como ellas son en verdad, deben cambiar la actitud de sus consciencias, deben orar de corazón y servir.

Y así, con la sinceridad de sus almas, comenzarán a atraer estos Rayos que provienen de la Consciencia Divina y reconocerán las oportunidades que el Creador les enviará para que actúen diferente, para que reparen sus vidas, para que reparen sus acciones.

Este es un momento de reparación. Reparación es lo que este mes de agosto les trae, es lo que el Universo les presenta, para que ya no miren los errores del pasado, no estén presos en lo que ya vivieron, en la oscuridad, en los traumas, en el dolor, sino vivan en el momento presente, reparando con lo que son hoy lo que vivieron antes.

Esto, hijos, se llama redención, y nadie puede vivir esto por ustedes, ni aun Aquel que los creó.

A partir del momento en que la vida se manifestó en la materia, recibió también la independencia para que pudieran aprender y experimentar, para que pudieran pasar por las pruebas que la dualidad les entregaría y, a través de esas pruebas, pudieran renovar sus vidas, y así también la Consciencia Divina.

Sin embargo, cuando se disponen a ser instrumentos de Dios y cuando le dan permiso para que actúe a través de ustedes, ahí sí, hijos, Dios vivirá a través de sus vidas, se manifestará a través de sus corazones y con Su Santo Espíritu, el Espíritu Consolador, les mostrará cómo vivir este ciclo de reparación.

Hoy, les traigo una Gracia. ¿Será que ella permanecerá delante de ustedes o ingresará en sus espíritus y se tornará vida dentro de cada uno?

Hoy, les traigo la Gracia de la Consagración, y solo les pido una cosa: que esta consagración no sea superficial, sino que puedan renovarla a lo largo de cada día, en cada momento de sus vidas; que esta consagración venga a recordarles que son Hijos de Dios, así como son hijos y amigos de Mi Casto Corazón.

¿Ustedes saben por qué los llamo hijos y amigos?

Porque un hijo es aquel que amamos con profundidad, es aquel con el que establecemos un vínculo eterno que no se disolverá a causa de sus acciones o de los caminos que decida recorrer. Un hijo siempre lleva en su interior una parte de sus padres.

¿Y saben por qué los llamo amigos? 

Porque un hijo, a veces, se va por este mundo, pero un amigo nunca pierde el contacto, siempre está allí, caminando junto, aprendiendo junto, un compañero de la transformación de la consciencia. Eso es lo que Yo espero que ustedes sean, hijos y amigos. Y Yo seré para ustedes un padre y un amigo.

Que se aproximen a este altar aquellos que se postularan a consagrarse como Hijos y Amigos de San José.
 

Hermana Lucía de Jesús:

Los residentes de la Comunidad Figueira pueden subir al escenario, aquellos que aún no se consagraron. Los residentes de las Comunidades-Luz.

 

Mi Corazón se alegra de que tantas almas se dispongan a vivir la consagración, a renovar su consagración y a profundizar en este camino.

Hoy, hijos, vengo a concederles una Gracia que el Creador Me concedió cuando Yo aún estaba en este mundo, en cuerpo y alma, y necesitaba aprender de la transformación de la consciencia. Esa Gracia Divina ingresó en Mi Espíritu cuando Yo dormía, para que Yo pudiera acoger a la Virgen María como Mi Esposa y a Jesús como Mi Hijo.

¿Comprenden la grandeza de esta Gracia que les traigo?

Era la primera puerta que se abría para que Yo pudiera comenzar a retornar al Corazón de Dios. Esta Gracia permaneció dentro de Mí, en Mi Casto Corazón, más allá de los siglos y de los tiempos, y aun en el Real Tiempo del Universo esta Gracia siguió expandiéndose en Mi Corazón, se multiplicó y creció para que, en un día como hoy, Yo pudiera concederla a la humanidad.

Y es eso lo que les entrego, como un lirio de Mi Corazón, para que sus seres florezcan, se transformen, aprendan y crezcan, no con el crecimiento del mundo, sino con el crecimiento divino, en el que Dios es el que crece dentro de ustedes. Reciban la Gracia que les traigo y deposítenla en sus corazones.

Atrayendo los Rayos que provienen del Corazón de Dios, a través del incienso y del agua, a través del ceremonial de la vida, que vengan hasta aquí los sacerdotes, estos hijos Míos que los bendecirán y los consagrarán en Mi Nombre, y permitirán que toquen Mi Gracia a través del agua que bendeciré y del incienso que esparciré sobre ustedes.

Que Mi Paz se manifieste en estos elementos.

Que los Rayos Divinos se manifiesten en esta agua, los Rayos Materiales e Inmateriales que unen la consciencia al Corazón del Padre, que les permiten retornar a Su Pensamiento Divino.

Que así sea.

Reciban Mis Gracias.

Que así ingresen en la escuela de los consecuentes y den testimonio de la Presencia Divina entre los seres, a través del amor de sus corazones.

Tienen Mi bendición para esto.  

 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.                                                    


Hermana Lucía de Jesús:

A pedido de San José, nos vamos a preparar para la Comunión cantando "Padre de las almas".


Canción: "Padre de las almas".

 

Hermana Lucía de Jesús:

Cuando San José nos pidió esa canción, yo no recordaba muy bien que canción era, y Él nos pidió que fuera el himno de los Hijos y Amigos de San José.  Y ahora, cuando la fuimos cantando, tenía sentido. Ahí están guardados todos los principios que aspiramos a vivir: el servicio con las familias, con los niños, con los refugiados, y ese caer y levantarse todos los días.

A esa persistencia estamos siendo llamados. Cuando algo esté difícil, canten este himno, pidan a San José que imprima a fuego en sus almas esos Dones de Dios. Aquellos que son valientes, pidan también: “¡Ve más allá de todo, ve más allá de mis resistencias, ve más allá de cualquier cosa e imprime a fuego ese don en mi alma!”.

Vamos a quedarnos con ese impulso en el corazón.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cruzar la puerta de la última oportunidad, hijos, es comenzar a recorrer un camino de reparación en el que ya no fijarán sus ojos en todos los errores del pasado o en todas las expectativas del futuro, sino que vivirán en el momento presente la oportunidad de reparar y de hacer diferente, no haciendo aquellas cosas que ya saben que no deben ser hechas.

Cruzar la puerta de la última oportunidad es un ciclo para cosechar todos los frutos que plantaron. De los frutos de los errores, cosecharán los aprendizajes, y de los frutos de los aciertos, cosecharán los méritos para despertar más profundamente la consciencia y aproximarse más a Dios.

Tener delante de sus ojos la puerta de la última oportunidad no debe significar para ustedes un castigo ni tampoco una advertencia, a pesar de ser una advertencia celestial. Esa puerta debe simbolizar para ustedes el Amor de Dios y Su Infinita Gracia; pues, en tiempos en los que la humanidad ya debería estar sumergida en las Leyes de la Corrección y de la Justicia Divina, aun así, reciben Gracia y Misericordia.

Esa puerta se abrió delante de todos los Hijos de Dios, y la decisión de cruzarla es de cada criatura, que decide dejar atrás sus errores más profundos para entonces experimentar un profundo amor, capaz de equilibrar las indiferencias, los equívocos y los desvíos recorridos por los seres para conducirlos nuevamente al Corazón del Padre.

Nada, hijos, les impedirá cruzar esa puerta, más allá de ustedes mismos; porque Dios los llama, pero no camina con sus pies cuando aún no se dispusieron a ser Sus instrumentos.

La Misericordia aún fluye sobre la Tierra, el caudal del Corazón de Cristo aún está abierto para las almas. ¿Quién hará de su corazón un cáliz para recibirlo?   

Tienen Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

El ciclo espiritual de los consecuentes

Este es el tiempo y la hora de los consecuentes, de aquellos que verán los frutos de su sacrificio y de su dedicación interior, frutos que se manifestarán en el servicio incondicional, en la fortaleza interior, en la presencia cada vez más próxima de la Jerarquía, en el silencio profundo de su corazón.

Los frutos de las acciones de los consecuentes no son reconocimientos ni descansos, son momentos de profundización espiritual verdadera, son experiencias de vida interior en las que los seres ya no viven solamente de estudiar el conocimiento y la instrucción, sino que pueden tocarlos, vivirlos y experimentarlos en sus vidas.

Los frutos de las vidas de los consecuentes se manifiestan en su interior, en la fortaleza que emerge de su corazón, en la multiplicación de los Dones que el Espíritu de Dios depositó en sus espíritus, en la entrega incondicional, en la humildad verdadera, en la transparencia de sus intenciones, en la sinceridad de sus actos.

Este es el tiempo y la hora de los consecuentes, de los que se mantuvieron firmes, año tras año, sustentando los impulsos de la Jerarquía, aunque muchas veces no los comprendieran; de aquellos que se sumergieron en la instrucción y la difundieron, aunque ella fuera un impulso para tiempos venideros, en los que las consciencias podrían finalmente vivir lo que recibieron.

Este no es solo el tiempo del despertar, sino también el tiempo de la entrega, el tiempo de sumergirse en la Gracia del Corazón de Dios y permitir que esa Gracia los transforme y los coloque en el punto exacto de su transformación.

Muchos serán llamados a despertar y a dar pasos que parecen mayores de lo que su consciencia es capaz de vivir y asimilar, pero esto sucede porque los compromisos de las almas ya no pueden esperar otro ciclo más para que se cumplan.

Y a aquellos que ya despertaron una nueva puerta les será abierta, la puerta de la última oportunidad, para que ya no vean los impulsos pasando delante de sí sin que sean capaces de tomarlos y de vivirlos con plenitud.

Es momento de ingresar por esta puerta y dejar atrás las miserias y las resistencias de siempre, las dificultades que siempre sujetaron sus pies en cada ciclo en el que deberían dar un paso y caminar.

Es momento de romper las viejas cadenas, hijos, porque la Gracia ya tocó sus corazones y los fortaleció, ya les dio las herramientas que necesitan para romper los vínculos con el viejo hombre y entrar por la puerta de la unión con Dios, de la oportunidad de curar lo incurable y de transformar lo que parece intransformable.

Este es el tiempo y la hora de ser consecuentes y no dejarlo para después, porque el Real Tiempo del universo toca al planeta y una realidad, que ha estado oculta a los ojos de hombres y mujeres del mundo, ahora vendrá a la luz.

Para estar en el lugar correcto y cumplir con su misión, deben permitir que sus almas se colmen de la Voluntad Divina y sean verdaderas hijas de la Gracia, consecuentes con lo que recibieron durante tanto tiempo.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo
 

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que la paz colme los corazones de los que buscan vivir en el Amor de Cristo y que encuentran en el sacrificio y en la soledad el puente para realizar una oferta mayor de la propia vida al Universo, y que así reparan el Corazón herido y ultrajado de Dios.

Las almas consagradas son un tesoro para el Padre Celestial, un tesoro que Él carga con Amor, que contempla en los momentos en que el mundo hiere Su Sagrado Corazón por la indiferencia y el desamor.

Mucho más allá de ser imperfectas, las almas consagradas reparan con su esfuerzo el Corazón del Padre; y es en ese esfuerzo, hijos, que se oculta un profundo amor que día a día despunta en el corazón humano.

Les digo esto para que aprendan a contemplar, como Dios, el valor de sus vidas; para que comprendan la esencia de esa vida y sepan que no se trata de perfección, sino de transparencia; no se trata de amar perfectamente, sino de intentarlo constantemente; no se trata de soportar todo con paciencia perfecta, sino de intentar vivir cada prueba con sabiduría y entrega, hasta aun cuando les falta amor y paciencia.

Que el sentido de sus vidas no se pierda, que el motivo por el que consagraron sus vidas siempre esté vivo, como una base que los sustenta a pesar de la condición humana. Sepan, todos los días, que son tesoros en las Manos del Padre Celestial; son como una planta delicada y preciosa que Él cultiva con Amor, riega con delicadeza y contempla siempre para encontrar alegría.

Y eso es así, hijos, porque el Creador ve lo que son en esencia y en verdad, ve sus intenciones más sinceras, ve lo que se guarda en lo oculto de su silencioso y solitario corazón, y que muchas veces ni ustedes mismos saben expresar.

Cuando sientan que la vida está perdiendo su sentido y su valor, recuerden lo que son para Dios, recuerden cuán amados son y recuerden siempre que en sus vidas Dios encuentra aliento. Aunque sus vidas sean imperfectas y sean una verdadera batalla silenciosa con la condición humana, aun así, hijos, algo mayor se gesta a través de sus vidas, y en eso deben fijar sus ojos.

Muchas veces, una semilla no sabe que se convertirá en un árbol frondoso y que  amparará a otros con su sombra; mas Aquel que la cultiva con Amor, que la riega y la cuida en su fragilidad, sí sabe la grandeza que se oculta en la pequeñez de Su semilla.

Por eso, caminen y solo confíen; sientan no solo los Ojos del Padre sobre ustedes, sino también la emanación profunda de Su Amor y, en confianza, vean cómo Su milagro se realiza paso a paso, lentamente, en el transcurso de sus vidas, en este mundo y más allá de él.

Por eso, persistan.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

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