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En el desierto, hijo, en donde no hay alimento, no hay agua, no hay fuentes, solo vacío, tu sustento será el Soplo del Espíritu de Dios.
Es la unión con el Espíritu Santo la que te revelará tu fortaleza en Cristo, a pesar de toda miseria, debilidad o pequeñez.
Es el Espíritu de Dios, que habita en lo más profundo de tu ser, el que hablará más alto que todas las palabras confusas de tu mente perdida y de las tentaciones del mundo. De adentro hacia afuera, el Espíritu Santo se revelará en tu interior, y en el desierto árido y oscuro, en tu propio corazón, encontrarás una luz.
Por eso busca al Espíritu Santo, aunque te sea incomprensible. Pide la Gracia de descubrirlo y conocerlo en ti y en todo.
Cuando fuiste pensado por Dios, en tu interior, en lo más profundo de tu condición humana, se escondió una partícula de Su Santo Espíritu. Ese Espíritu que anima a la materia, y que es el puente entre la ilusión y la Verdad, puede ocuparse de todo lo que eres, a través de la rendición de tu corazón, de la entrega y de la unión verdadera con Dios, aun en el vacío.
Clama por la revelación del misterioso y silencioso Espíritu de Dios.
Su Sol dorado se revelará en la noche de tu corazón, y tú ya no caminarás perdido en el desierto, sino que tendrás una dirección, que es la profundización del misterio de la entrega, que te mostrará un día lo que verdaderamente eres.
Tienes Mi bendición para eso.
San José Castísimo
Desde el principio de la vida, cuando la Creación aún era un sentir en lo profundo del Corazón de Dios, su Padre Celestial ya manifestaba los principios de la Cura y de la Redención, Dones que provienen de Su Amor por todo lo que en Su interior estaba siendo gestado.
El Creador sabía, hijos Míos, que enviando a Sus hijos para aprender, experimentar y crecer entre las dimensiones, precisaría crear también las formas con las que ellos pudieran retornar a Su Corazón.
Por eso, al manifestar la vida, las dimensiones y todas las formas para que los seres pudieran evolucionar, su Señor también diseñó en su camino el retorno hacia su Sagrado e Infinito Corazón. Por eso, colmó a los corazones de los hombres de dones ocultos, y colmó al planeta, en el cual habitan, de espacios sagrados, también ocultos, espacios que guardan en sí los Dones de Dios, los frutos de Su Amor que permiten a las criaturas retornar al Corazón del Padre Celestial.
Aurora, hijos amados, no es solo un lugar de paz. Aurora es una Consciencia de Cura y de Redención en la cual sus corazones pueden vivir para retornar a Dios. Aurora surgió del Corazón de su Creador, antes aun de que sus vidas fueran manifestadas.
Contemplando los desafíos del planeta y los velos que estarían cubriendo los ojos de Sus hijos, impidiendo que pudieran ver y saber quiénes verdaderamente son, el Creador manifestó la Consciencia de Aurora; Consciencia que los ampara en Sí, como el vientre de una madre ampara a sus hijos. Todo cuanto necesitan Aurora les da; dentro de Su Corazón los velos se rasgan para que puedan contemplar la verdad sobre sí mismos.
Aurora, hijos Míos, les revela su condición humana más impura, para que primero conozcan las heridas que deben curar, sepan dónde está lo que debe ser transformado. Pero entonces, del Corazón de Aurora surge el bálsamo que los auxilia, que cicatriza lo que estaba abierto, que cura hasta lo más profundo de sus seres, libera lo que estaba impuro y los prepara para que, a través de su entrega y servicio, la Consciencia de Aurora se expanda y llegue a los cuatro puntos de este mundo.
Contemplen, hijos amados, la Consciencia de Aurora en su interior, pero también siéntanse insertos en ella. En su corazón, toda la vida encuentra Cura y Redención, para descubrir la verdad sobre sí y, así, retornar a Dios.
Abran sus corazones, para que no solo este lugar exprese Aurora, sino que también sus vidas y este planeta sean frutos de los Dones que su Creador depositó en el interior de Aurora.
Así como este lugar es sagrado, todo el planeta es sagrado, queridos hijos, pero para reconocer los misterios de Dios en el planeta que los acoge, primero los deben vivir en sí mismos. Para que se rasguen los velos que cubren lo sagrado que hay en el mundo, primero deben rasgarse los velos que cubren sus propios ojos.
Dejen que las manos de Aurora se extiendan delante de sus rostros y retiren los velos que los tornaban ciegos, para que puedan ver, sentir, experimentar y vivir quiénes son y, más que eso, cuál es el propósito de esta vida.
Todo lo que les digo está impregnado de una verdad profunda e interior, verdad que pueden conocer a través de la entrega y de la rendición de sus vidas.
Para vivir Aurora, se deben rendir ante Dios y clamar por Sus Dones, por los Dones que Él les entregó por medio de los lugares sagrados que se ocultan en este mundo y en toda la Creación.
Ha llegado el Tiempo de Dios, hijos amados. Tiempo en el que no solo el caos se cumplirá como estaba previsto, sino que la redención también se cumplirá.
Con Mis palabras los llevo a vivir las Escrituras, los llevo a ser profecías vivas, porque es a través de ustedes que todo se cumplirá.
Yo los llevo en Mis brazos hacia el desierto, porque aún no saben quiénes son. Llegará el momento en que, habiendo cruzado ese desierto, les mostraré en el horizonte la Verdad de Dios, y descubrirán, hijos Míos, que pueden no solo estar en Mis brazos, sino que pueden caminar Conmigo, rumbo a la Tierra Prometida.
Después del desierto, les mostraré la Nueva y Eterna Jerusalén que está en el Cielo como en la Tierra y, como dos realidades que se unen en una sola, la Tierra Prometida emergerá y todo se cumplirá. Todos sabrán quiénes son, todo se tornará más claro y lo que antes pesaba en sus corazones, como dudas y temores, se disipará.
De Aurora surgirán luces, luces de una nueva vida, y del Cielo también descenderán a la Tierra los principios de la Nueva Humanidad. Este será el Reino de Dios, hijos amados; un Reino siempre presente, sin embargo solo revelado a los hijos del Supremo, los que se saben Sus compañeros y frutos de Su Amor.
Que Mis palabras resuenen en su interior, no solo como una promesa, sino como una verdad que los lleva a clamarle a Aurora para que la cura acontezca y la redención se realice, para que sus ojos sean dignos de ver y sus corazones sean dignos de sentir todo lo que hoy Yo les dijo.
Yo los bendigo con el poder de Aurora y la Gracia del Espíritu de Dios.
Yo los amo y les agradezco por venir a Mi encuentro con el corazón.
Su Madre María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Estar en Mi Corazón significa vivir grandes responsabilidades, asumir grandes pruebas y atravesar grandes desafíos.
Vivir en Mi Corazón representa un compromiso eterno y no pasajero, un compromiso responsable y maduro que los lleve a vivir Mi Plan y su manifestación en la superficie de la Tierra.
Estar en Mi Corazón representa algo más que un sentimiento, algo que los pueda conmover o emocionar.
Estar en Mi Corazón significa vivir una responsabilidad espiritual, pero también material. Es llevar adelante un propósito, una meta, una misión que el Padre les presenta, de tiempo en tiempo.
Por eso, vivir en Mi Corazón significa muchas cosas. Algo que ustedes deben descubrir, día a día, porque estar en Mi Corazón es estar ante Dios. Es escucharlo, es saber responderle y es saber proceder conforme Su Voluntad lo presente.
Estar en Mi Corazón es un momento de constante definición. Es aprender a superar los propios abismos. Es aprender a disolver las barreras de la consciencia y de la mente. Es aprender a amar cada día más.
Por eso, Yo les doy Mi Corazón como un testimonio de que es posible vivir a Dios y cumplir con Sus ardientes deseos de ver a Sus hijos dentro de Su Propósito infinito, porque vivir en Mi Corazón es también asumir un compromiso Conmigo en esta Obra de redención y de paz, en este tiempo en el que todo está en juego y se precipitan las cosas, las situaciones humanas, el proceso de las naciones y la experiencia de grandes conflictos que la humanidad deberá aprender a curar consigo misma, por medio de la profesión de su fe y de su confianza en el Padre.
Vivir en Mi Corazón es vivir un sacrificio para después vivir sacrificios mayores que los llevarán a experimentar grandes renuncias, momentos de enfrentar la trascendencia de cada ser para recibir del Cielo los grandes tesoros, las dádivas del Universo, la Sabiduría y el Conocimiento de Dios.
Vivir en Mi Corazón es morir para sí mismos, es colocar al otro primero para que también los demás sean colocados primero y así se viva la fraternidad, una base fundamental de la hermandad, de la cooperación y de la solidaridad entre las almas.
Vivir en Mi Corazón significa que algo mayor deberá cumplirse en este tiempo y que va más allá de los límites de su consciencia, de su percepción, de su interpretación o de su parecer.
Vivir en Mi Corazón es entregarse al vacío y a la nada. Es estar en confianza dentro de lo desconocido, de lo que es inmaterial, de lo que no es palpable, de lo que nadie puede controlar.
Vivir en Mi Corazón es entregarse al Poder de Dios para disolver el poder humano que es pequeño y frágil.
Vivir en Mi Corazón es aprender en nuevas escuelas y en nuevas academias. Es forjar y despertar en cada ser su verdadera misión, su propósito y el motivo de estar aquí, en este tiempo.
Vivir en Mi Corazón también es renovarse, es alegrarse, es reencontrar, día a día, el sentido y la razón de servir a Dios. Es saber que, más allá de todo o bajo cualquier circunstancia o dificultad, el amor deberá estar primero para que él pueda actuar y obrar en los corazones, para que él pueda sanar las profundas heridas de la consciencia y de la personalidad, para que el ego de cada ser humano aprenda a vencerse, aprenda a entregarse para que pueda ser transformado, para que pueda ser sublimado, para que sea disuelto en la Luz de Dios, que es la Luz del Amor y de la Consciencia Divina.
Vivir en Mi Corazón es asumir el fin de los tiempos, es saber dónde estar y qué hacer, es contribuir, colaborar, es servir, es donarse. Es abrazar con fervor y devoción el llamado y, en profunda reverencia, es cumplirlo para que aún más la Luz de Dios pueda ingresar al mundo y a la consciencia de la humanidad.
Vivir en Mi Corazón es dejar de ser lo que uno es, lo que uno cree, o lo que uno piensa.
Vivir en Mi Corazón es atravesar el umbral hacia el vacío, es perder los sentidos de la propiedad y del control humano, es rendirse, es humillarse, es entregarse por la existencia y la vivencia de un Amor Mayor que mueve a todo el Universo y a todo lo que fue creado.
Vivir en Mi Corazón es animarse a imitarme, a representarme, a ser Mi apóstol, a no vacilar ante las dificultades, a asumir con coraje y valentía cada una de las pruebas.
Vivir en Mi Corazón es aprender a superar las pruebas. Es confiar ciegamente que nadie perderá el camino, porque a quien está en Mi Corazón no le faltará la luz, no le faltará la paz ni tampoco el discernimiento.
Vivir en Mi Corazón es aprender a perdonarse a sí mismo y a perdonar a los demás, es saber que en este momento la cura espiritual y física es fundamental en la humanidad.
Vivir en Mi Corazón es cerrarle las puertas al mal, a la adversidad, a la oscuridad y a las tinieblas; es asumir vivir un cambio; es esforzarse todos los días por alcanzar el mayor estado y grado de amor por los que no aman, por los que sufren, por los que están perdidos.
Vivir en Mi Corazón es asumir junto Conmigo al planeta y a su humanidad. Es hacer algo por las naciones del mundo, por los pueblos, por las culturas y por las religiones.
Vivir en Mi Corazón es buscar la esencia del Amor Crístico de una forma incansable, sin detenimiento, sin dejar de caminar y de remar en esa barca que los lleva al puerto de Mi Corazón.
Vivir en Mi Corazón es solidarizarse, es comprenderse, es ir un poco más allá de la comprensión de la mente y de la consciencia, es abrazar al Universo como el Universo los abraza a ustedes. Es participar verdaderamente de una comunión interna con el Espíritu de Dios para poder traer la paz y la redención al mundo.
Vivir en Mi Corazón es animarse a morir por Mí bajo cualquier circunstancia, sea espiritual, mental o físicamente.
Vivir en Mi Corazón es dar testimonio por Mí. Es decir que Yo ya estoy retornando y que en este tiempo Me anuncio al mundo por medio de la Palabra de Dios para cada uno de sus corazones y de sus vidas, para que estén prontos, disponibles y atentos a ese gran acontecimiento del Retorno de Cristo.
Vivir en Mi Corazón, compañeros, es erradicar la indiferencia, la omisión y la falta de hermandad.
Vivir en Mi Corazón es disolver el desamor, la falta de esperanza y la perturbación humana.
Vivir en Mi Corazón es poder alcanzar la Luz y entregar esa Luz a sus hermanos a través del ejemplo, de la conversión y de la redención de sus vidas; a través del camino del servicio, de la cura y de la santidad.
Vivir en Mi Corazón es elevar sus consciencias, es poder abrazar la cruz que Yo le entrego a cada uno y es no temer cargarla a pesar de lo que suceda o de lo que cueste.
Vivir en Mi Corazón es dejarse impulsar por Mi Amor para superar los límites de la consciencia, para vivir así como vive todo el Universo y sus Jerarquías.
Vivir en Mi Corazón es no bajar los brazos, es decir “sí” y es intentarlo nuevamente todos los días hasta poder vivirlo y poder representarme.
Es simple vivir en Mi Corazón. Por eso, aún muchos no lo están, porque están en sus propios corazones y mientras estén en sus corazones, en su propio yo, Yo no podré estar en ustedes.
Lo que Yo les pido es que se rindan, es que confíen y que se entreguen. Porque vivir en Mi Corazón no los hará sufrir, sino que los hará expandir su consciencia, su servicio y, sobre todo, la expresión de su amor por el planeta y por la humanidad.
Que en esta Maratón de la Divina Misericordia todos puedan volver a Mi Corazón, y los que ya están en Mi Corazón puedan ayudar a ingresar a los que aún no lo están, por diferentes circunstancias o miedos.
Que en Mi Corazón puedan sentir el Amor de Dios, puedan sentirse acogidos por Su Templo y por Su Sabiduría. Porque es en este Amor de Mi Corazón que podrán vivir en el amor de hermanos, en el amor de las almas que sirven a Dios, en el amor que fortalece, que disipa la oscuridad, que transmuta la ignorancia, la indiferencia, la maldad humana.
Que vivir en Mi Corazón sea un triunfo para cada uno de ustedes, para que este triunfo sea en cada una de sus naciones a las cuales representan en este tiempo.
Que vivir en Mi Corazón para cada uno de ustedes sea la posibilidad de la cura y de la redención de la humanidad y de los Reinos de la Naturaleza.
Mi Corazón aún está abierto, en Misericordia y en Piedad. Antes de que venga el tiempo de la Justicia Divina llamen al mundo entero a vivir en Mi Corazón porque Mi Corazón sufre por aquellos que aún no están en Él.
Mi Corazón es un portal al Cosmos y a la Divina Consciencia.
Mi Corazón es el umbral que los llevará hacia la paz y hacia la vivencia del apostolado de estos tiempos, el apostolado del fin de los tiempos.
Vivan en Mi Corazón para que el mundo se pueda reconciliar y la humanidad pueda recapacitar.
Que sus oraciones construyan el puente, en estos días, para que ingresen a Mi Corazón y en Mi Sagrado Corazón conozcan y sepan la realidad, todo lo que siente su Maestro y Señor, todo lo que Él vive y experimenta de lo que ve y observa del mundo.
Y una vez que ingresen a Mi Corazón sean parte del fuego de Mi Amor, para que Yo pueda iluminar al mundo y a todas las consciencias que lo necesitan porque, compañeros, si en este tiempo no hay amor, nada será posible.
El Amor que viene del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo los salvará, los redimirá y los reconciliará con lo Alto, con el Universo. Y encontrarán la Verdad, encontrarán la salida y levantarán sus cabezas para contemplar en el horizonte Mi Retorno.
Que sus corazones se unan a Mi Corazón y que sus oraciones toquen el Corazón del Padre para que Él les permita entrar en Mi Corazón.
Que así estemos en hermandad y en fraternidad, para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración del alma sacrificada
Si mi vida, Señor, fuera servirte para siempre,
sin nada recibir a cambio,
que se cumpla Tu Voluntad, Jesús,
porque el mayor tesoro que tengo es poder encontrarte
en el servicio incondicional a mis queridos hermanos.
Señor, no permitas que quede ciego por mis propias miserias.
Ayúdame, Jesús, a salir de mí todos los días,
para que pueda descubrir y comprobar
que en el sacrificio y en la donación constante de mi vida
está el camino victorioso a la rendición.
Jesús, Tú eres el Sol de nuestras vidas.
Encandila el mundo con los rayos de Tu Misericordia
y así me daré cuenta de que todo lo que Tú hiciste por nosotros
es más grande e inmenso que todas las renuncias
que debo superar y atravesar, día a día;
porque en lo profundo de cada aprendizaje, mi Jesús,
está Tu silenciosa Voluntad,
que solo aspira a hacer de mi persona
una consciencia bondadosa, amorosa, servicial y buena.
Por eso, Te pido, mi Señor, que no me hagas perder
la riqueza espiritual de cada sacrificio y de cada prueba.
Que tenga la gracia de poder imitarte
en el amor compasivo y en la Misericordia,
porque Tú eres el Señor, sin hora, sin reglas ni condiciones.
Tú, mi Jesús, lo eres todo por nosotros
y aspiro, algún día, a poder ser lo mismo por los demás.
Que el camino de la fraternidad
me enseñe a desprenderme de mí mismo
y que, ante cada nuevo desafío, encuentre
el poder humilde que proviene de Ti para
romper las cadenas de la indiferencia y de la mediocridad.
Señor, te pido y te ruego:
solo vive en mí.
Amén.
¡Les agradezco por guardar esta oración en sus corazones!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Oración del alma entregada
A pesar de cómo me encuentre,
yo Te seguiré, Señor.
A pesar de lo que viva,
yo Te seguiré, Señor,
porque solo encontraré reposo y nuevas fuerzas
cuando esté ante Tu piadosa Presencia.
A pesar de lo que atraviese,
a pesar del durísimo y frío desierto espiritual,
yo Te seguiré Señor,
porque todo Te lo debemos absolutamente a Ti
y no hay nada que nos impida confirmarnos
para seguir Tu camino de Redención y de Amor.
A pesar de lo que sienta,
de lo que vea o de lo que crea,
yo Te seguiré Señor,
porque necesito aprender a rendirme
así como Tú Te entregaste
por cada uno de nosotros.
Señor,
no permitas que las ilusiones y los espejismos
de este mundo me confundan.
Que en cada momento pueda encontrar
la llama luminosa e inextinguible
de Tu maravilloso Amor para que,
sirviéndome de Tus más profundos y misteriosos Dones,
yo pueda representarte
como Tu apóstol y embajador de la paz.
No dejes, Señor,
que mis propias miserias
me arrastren hacia los abismos.
Hazme valiente y animado
para poderte encontrar siempre
en mi imperfecto camino.
Sostenme, Señor,
en los momentos en los que no comprendo
ni puedo trascender todo lo que me rodea.
Ayúdame, Jesús,
a ser inconmensurablemente misericordioso.
Retira de mi consciencia
cualquier indicio de mediocridad
y de falta de fraternidad,
porque al fin de esta larga caminata
en búsqueda de Tu Divina Presencia,
podré comprender, Señor,
que la vida es un regalo de Dios
y que ella está llena de oportunidades
para que, sinceramente, podamos amar
así como Tú nos amas siempre.
A pesar del cansancio, de las incomprensiones
y de los más íntimos secretos
que Tú conoces, Señor,
yo Te seguiré.
Porque el gran y único mérito de mi vida
será servirte y sufrir Contigo
lo que Tú ves del mundo para que
la ignorancia, la indiferencia y la impotencia
sean aliviadas en Tu Corazón,
por la entrega que hoy hago de mi vida a Ti.
No me abandones, Jesús.
Te necesito y Te espero
con el ardor de mi corazón humano.
Amén.
¡Les agradezco por guardar esta oración en sus corazones!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Cada vez que te cansas de algo que debe transformarse en ti y, finalmente, rindes tu ser, percibiendo que tus acciones son frutos de tu propio mundo interior y no las consecuencias de las actitudes del prójimo; ahí entonces, hijo, das un nuevo paso rumbo a la madurez espiritual.
Aunque parezca que siempre te arrepientes de las mismas cosas, nunca es igual. La transformación se va profundizando en tu consciencia.
Que no se angustie tu corazón por confesar las mismas cosas, sino que se alegre tu alma por percibir lo que hay que transformar, sin permanecer en la ignorancia, en la ilusión ni en la oscuridad.
No te aflijas al percibir las mismas miserias que necesitan ser liberadas, pero arranca con más fuerza las raíces de los atavismos humanos, que habitan en ti, hasta que eso pueda ser liberado de tu consciencia y, en consecuencia, de toda la consciencia humana.
No te digo que encontrarás alegría al percibir el lodo que hay en ti, pero aliviarás tu alma y tu corazón con la determinación de la transformación y con la victoria de la rendición a Dios.
Camina con amor hacia la meta que ves delante de tus ojos. Yo siempre te ayudaré a llegar.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ora por las almas que necesitan de liberación.
Ora por los corazones que necesitan de auxilio para desvincularse de la oscuridad y abrazar el camino de la luz, del bien y del Amor de Cristo.
Ora por los que purifican su pasado y que desconocen el lodo que emerge de su interior.
Ora para que tengan el valor de estar delante de sí mismos y aspirar incansablemente a la transformación.
Ora por los que necesitan rendirse ante Dios, y rinde también tu corazón.
Ora por el prójimo, siempre consciente de tus miserias, para que tu oración te conduzca a un espíritu humilde.
Ora por la paz y por la Gracia en los corazones de tus hermanos.
Ora para que alcancen la santidad y se superen en el amor cada día.
Sé un celador para que la Gracia se mantenga en el interior de tu prójimo. Ama ver el crecimiento y la evolución de los demás. Deja que tu oración por el prójimo se convierta en tu mayor servicio.
¿Quién sabe si no habrá otros orando por ti?
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Este mundo, en este tiempo, hijos, es un mar de estímulos retrógrados y es el escenario de una batalla espiritual entre el caos y el mal, entre la luz del despertar y la oscuridad de la inconsciencia.
Esta batalla tiene sus raíces en lo invisible, en un juego de fuerzas que estimulan y distraen a la humanidad de su verdadero propósito para que los seres jamás descubran quiénes son y lo que vinieron hacer en este mundo. Al mismo tiempo, el Creador les ofrece tesoros espirituales únicos que los impulsan a dar un salto en la evolución y en el despertar, si tan solo se esfuerzan por tornarlos vida.
Es una batalla entre la sabiduría y la ignorancia, entre el amor y la indiferencia, entre el Tiempo de Dios y el tiempo ilusorio del mundo. Y ustedes, en medio de todo esto, deben vivir su definición y dar pasos firmes en el camino que escogieron seguir.
Piensen en el Propósito de Dios y busquen amarlo. Amen el camino que ustedes son llamados a vivir y luchen contra sí mismos para permanecer en él, porque esta batalla, en sus niveles más ocultos, también se traba dentro de ustedes. Los estímulos degenerados de la vida sobre la Tierra también habitan en el interior de los seres.
A lo largo de la evolución humana, de sus experiencias, de sus errores, de sus descaminos, esas fuerzas ganaron su espacio en el interior de los seres y purificarlas es un trabajo arduo, paciente y perseverante.
Por encima de todo, hijos, fortalezcan la fe, porque aquel que tiene fe y confía en Dios eleva sus manos al Padre y recibe Su auxilio. Por encima de todo, busquen la humildad porque ella vence todos los estímulos mundanos y conduce a los seres a la rendición, que es la puerta para que el Creador pueda actuar en sus vidas.
No se cansen de luchar, de caminar, de proseguir.
Si ustedes buscan sinceramente un corazón humilde, no se cansarán tan fácilmente, porque la humildad vence las batallas a través de la rendición. Con el corazón manso, la humildad vence la batalla. Aquel que es humilde vence el orgullo con su simple presencia. Por eso, hijos, cultiven esta humildad en su interior.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Oh alma que te desposaste con el Señor, entrega a Él tu ser, cuerpo, alma, mente, espíritu y corazón para que así estés en tu Esposo y Él en ti.
Sé fiel a Aquel que te llamó por tu nombre y que, entre tantos seres de la Tierra, te hizo escuchar Su dulce voz, Su firme llamado.
Busca, alma del Señor, ser una eterna compañera de tu Esposo, fiel en las gracias como en la cruz, entregándole todas las virtudes y miserias, todo lo que alcanzaste y también aquello que ni siquiera intentaste hacer. Coloca todo en los brazos del Señor y rinde tu Corazón ante Su grandeza.
Ya no esperes más para vivir la alianza con tu Dios. Renueva tu unión con el Creador en cada instante de tu vida. Comprende la unión con Dios, no como los matrimonios de la Tierra, sino como un matrimonio espiritual, una alianza que se establece entre tu alma y Dios; representando que todo lo que eres y lo que has vivido hasta aquí está colocado en las manos del Altísimo, para que Él disponga de tu consciencia y de tu espíritu para cumplir con Su Voluntad.
Aprende a amar a Dios cada día más.
Aprende a ser fiel y dedicada.
Aprende a ofrecer siempre todo de ti, para que Su Voluntad se cumpla.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para encontrar a Dios, hijos, basta que sean sinceros de corazón, verdaderos y transparentes.
Cuando se confiesan con Dios y se rinden a Él, lavados por la Misericordia que desciende sobre sus almas, es cuando están preparados para cruzar las puertas del propio interior e ingresar en Su Reino.
No basta querer saber, conocer o adquirir el Conocimiento Divino para engrandecer sus personalidades humanas; porque así, hijos, estarán con sus mentes llenas de las medias verdades que los hombres pueden alcanzar, pero vacíos de la Sabiduría y del Don del Discernimiento y de la Ciencia Divina.
Querer saber es un paso, pero no es todo el camino recorrido. Querer ser es otro paso, que tampoco completa su destino. Rendirse a Dios en humildad es más que un paso, es una llave que les abre la puerta para el encuentro con el Redentor y con el Creador de todas las cosas.
Por eso, les enseño sobre la humildad antes de revelarles las Ciencias Divinas. Por eso, les hablo sobre la rendición antes de hablarles sobre el conocimiento, les hablo sobre el amor antes del entendimiento, les hablo sobre la fe, antes de la revelación de la Verdad.
Para pasar por la puerta estrecha de la unión con el Padre, primero deben retirar de ustedes muchas capas que no les permiten atravesarla. Y eso, hijos, se da a través del Sacramento de la Confesión, de la transparencia, de la humildad y de la rendición ante Dios.
Tienen mi bendición para recorrer ese camino.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Con lo poco que los corazones le ofrecen a Dios, el Creador repara a Su Creación y va trayendo de vuelta, a Su camino de amor, a las almas que se perdieron.
La única cosa que el Padre Celestial necesita, hijos, es que ustedes profundicen, cada día, en la propia entrega y santidad. No importa que no sean muchos, que no estén en medio de multitudes proclamando la paz. Lo que importa es que, en sus corazones, el reinado de Dios se haya establecido y que dentro de ustedes haya un espacio único, una morada interior para Él. Que Dios pueda llamarlos más que como Sus hijos, Sus compañeros, Sus instrumentos.
Cada día, busquen esta gracia de una entrega verdadera y profunda, una entrega que va abarcando, poco a poco, los espacios profundos de su consciencia, llegando a lo que llaman subconsciente. Y es allí, en su mundo interior, en el subconsciente más profundo en donde se guarda la historia de la humanidad, en el que la Luz de Dios comienza a trabajar con toda la consciencia humana. De esa forma, hijos, a través de ustedes el Padre puede curar a cada uno de Sus hijos de este mundo y más allá de él.
Todo es cuestión de abrazar con amor el camino del servicio que Él los llama a vivir, dejando que sus núcleos más desconocidos se rindan a Dios y se transformen. Y así, estarán permitiendo que toda la consciencia humana viva una transformación y retome el camino del Pensamiento y de la Voluntad Divina. Por eso, Yo los bendigo y les ofrezco Mi eterno auxilio.
Oren Conmigo y Yo los ayudaré. Busquen Mi presencia paternal y Yo estaré con ustedes porque para eso Dios Me envía al mundo para auxiliarlos, para ser un puente para sus almas y consciencias, para ayudarlos a retornar a Su Corazón Celestial.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Lleven el Relicario de Mi Corazón a donde vayan. Porque como peregrino, silenciosamente, derramaré las Gracias de Dios sobre las almas, irradiando la pureza y la humildad que los corazones necesitan para encontrar al Padre y el camino de retorno a Su Morada Celestial.
El Relicario peregrino de Mi Casto Corazón revelará a los seres su propia pureza y verdad para que, ante él, las almas reconozcan quiénes son y lo que vinieron a hacer a este mundo.
El Relicario peregrino de Mi Casto Corazón será como un espejo para las almas, las que verán reflejado en él su esencia más pura y, poco a poco, descubrirán cómo expresarla y cómo ser lo que están descubriendo de sí mismos.
El Relicario peregrino de Mi Casto Corazón existe con el simple propósito de traer la paz y de revelar a los hombres el camino de retorno hacia el Corazón de Dios.
Cuando fueran sinceros delante de Mi Corazón podrán recibir las mismas Gracias que Yo recibí para encontrar a Dios y unirme a Él.
Mi Corazón no es el Camino, la Verdad y la Vida; pero sí es aquel que supo rendirse a Dios para recorrer ese Camino, para conocer esa Verdad y tornarse plenos de la verdadera Vida, que es la Vida en Dios.
Que la paz, que de él proviene, les revele sus orígenes y los inspire para que sepan retornar en espíritu al Corazón de Dios, aun estando con los pies en la Tierra.
Que sus almas conozcan el camino hacia el Corazón del Padre.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que todos los días sean para ti el día de recordar la Pasión de tu Señor; día de recogerse en Sus Brazos y en Su Corazón; día de estar en la presencia de Su Sangre y de Su eterna entrega; día de aprender a amar como Él amó y ama para siempre.
Que todos los días sean para ti la subida al Calvario, donde debes ver los obstáculos como oportunidades para amar, las caídas como oportunidades para renovarse, las humillaciones como oportunidades de estar en el vacío y allí ser llenado por Dios.
Que todos los días sean para ti el día de superarte en el amor para aproximar tu consciencia, cada vez más, al Amor de Cristo.
Que todos los días sean para ti el día de tu entrega, de tu rendición, de tu oferta, porque la eternidad te será poca para seguir los pasos de Cristo, y tus pasos nunca deben detenerse.
Por eso, hijo, hoy recuerda y revive la Pasión de tu Señor, para que tu consciencia comprenda que todos los días son días de imitar los Pasos de Cristo. Todos los días son días de ver un nuevo Cristo nacer.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que haya paz en sus corazones, hijos Míos, amor y misericordia, hoy y siempre.
Con las bendiciones de su Madre Celestial, adéntrense en el nuevo ciclo, en el principio de un nuevo tiempo, en que la Tierra comienza a salir de la ilusión en la cual vivía y, poco a poco, reconoce la Verdad de Dios que se revela.
Ahora que ya están en el camino del aprendizaje del amor, podrán unirlo al camino del despertar de la consciencia a la vida superior y, de esa forma, hijos Míos, unir su mente y su corazón al Propósito Divino para que puedan recordar lo que vinieron a hacer a este mundo, cuál es su origen, cuál es el propósito de la vida y hacia dónde deben caminar para evolucionar como hijos de Dios.
Con sus corazones plenos en el amor y con sus consciencias permeadas por la Verdad Divina es que podrán cruzar este ciclo que se inicia. Llegó el tiempo de la madurez espiritual, hijos Míos, de tomar consciencia del momento que viven y de ya no estar buscando satisfacciones ni el cumplimiento de sus propias necesidades, sino de estar buscando el eterno servicio, de estar buscando la forma correcta de servir a Dios y de ser parte de Su Plan, dondequiera que estén.
Si sus corazones están unidos al Mío, Yo los ampararé día y noche dentro de Mi Consciencia Divina y aunque vivan pruebas fuertes todas ellas serán superadas con el espíritu de amor y de gratitud que, estando en Mí, ustedes siempre podrán vivir.
En este primer momento, dejen que se termine de purificar, de transformar y de definir aquello que vive dentro de ustedes y que aún está viviendo su purificación. Ríndanse de una vez a la Voluntad Divina, porque Dios los necesita preparados para auxiliar a este planeta.
A través de sus oraciones y de la madurez espiritual de sus consciencias, ustedes podrán auxiliar a los que están perdidos y que no consiguen comprender ni aceptar lo que viven en este mundo, porque están apegados y afirmados en el viejo hombre y en la vieja vida, cuyas bases desaparecerán porque algo nuevo vendrá en su lugar.
El Espíritu de Dios vendrá para inspirar a los corazones y a las consciencias de los hombres a la vivencia de un nuevo patrón de conducta y de vida; él les enseñará a todos, desde el corazón, cómo vivir la transición de los tiempos y adentrarse en el verdadero arquetipo de la consciencia humana, aquello que Dios pensó para los seres desde el principio, pero que, sin embargo, pocos fueron los que supieron vivirlo.
Para recibir y vivir las inspiraciones del Espíritu de Dios, ustedes deberán estar dispuestos, de corazón y en consciencia, a abrazar la Voluntad Divina y no la propia. Que la base de sus vidas sea la necesidad de expresar una nueva vida, y no de alimentar los viejos principios y tendencias humanas.
Coloquen en la consciencia el propósito evolutivo para que todo lo que busquen, aspiren o ansíen esté orientado hacia la vida espiritual y hacia la manifestación del Plan de Dios, y no hacia las necesidades humanas.
Es tiempo de elevar sus consciencias a lo que es real y verdadero para comenzar a atraer el Reino de Dios hacia este mundo y que, al mismo tiempo en que el planeta se purifica y vive su prueba final, los corazones de los que son conscientes y consecuentes estén siempre dirigidos hacia Dios, para atraer al mundo las nuevas leyes y la nueva vida.
Sustentando en oración y en paz a este planeta, ustedes darán el permiso, ante el Universo y ante Dios, para que el sufrimiento de los hombres no sea mayor que su posibilidad de soportarlo, para que las consciencias puedan vivir un aprendizaje de amor y para que los que despertarán tarde reciban una oportunidad de vivir la Misericordia.
La base de todo, hijos, se encuentra en la oración, pero ahora su oración debe partir del corazón hacia la consciencia y tornarse vida.
¡Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Aprendiendo a rendir el corazón
La humanidad, hijos, aún está aprendiendo a rendir el corazón a Dios. Algunos se rinden porque no tienen otro camino ni otras opciones; otros se rinden por todo lo que ya sufrieron; y unos pocos se rinden por amor, porque no fueron vencidos ni por su inercia ni por el sufrimiento de la vida, sino por el Amor de Dios. Esta rendición es la que el Señor los llama a vivir.
Cuando Cristo les dice: "Ríndanse a Mi", no se refiere a seguir Su camino por no tener otras opciones, por miedo o por inseguridad; no se refiere a escoger Su camino porque ya sufrieron lo suficiente como para no querer buscar otra cosa que no sea la paz. Cristo se refiere a comprender el verdadero sentido de la vida, a saber que están en la Tierra por un propósito superior que es la renovación del Amor de Dios.
Sabiendo y teniendo fe en ese Amor, que destituye de sus vidas todas las potestades humanas, es que ustedes comenzarán a rendirse verdadera y espiritualmente a Cristo.
La rendición es una decisión interior que nace del descubrimiento del Amor de Dios y del ansia de vivir en ese Amor y por ese Amor, para siempre.
Cuando un ser se rinde al Amor de Dios comprende todas las cosas como vehículos para llegar a él: las dificultades, las pruebas, las humillaciones, el vencer las resistencias, la constante profundización de la entrega; todo se torna un vehículo para renovar el Amor del Padre, porque todo es parte de Su Plan y llega a la vida de Sus hijos y servidores para conducirlos al Propósito Mayor, a la Voluntad Divina.
Por eso, hijos, en este tiempo, ríndanse a Dios de corazón y sin miedo, confiando en Su Gracia y en Su inconmensurable Amor. Dejen que el Padre les dé a conocer ese Amor, delante del cual todo se torna pequeño, todo pierde su valor y su sentido; y ríndanse a él. Descubrirán, así, que no hay nada más maravilloso, en la evolución de los seres que ser inundado y colmado por Dios, porque fueron creados para eso, fueron creados para amar.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Queridos hijos:
Llegará el tiempo en el que su fe y su confianza en Mi Hijo será probada.
Llegará el tiempo en el que sus vidas y sus consciencias deberán confirmar, verdaderamente, hasta dónde darían la vida por Cristo.
Llegará el tiempo de saber si, verdaderamente, le guardan fidelidad al Señor, más allá de ustedes mismos y de toda circunstancia.
Ese tiempo ya está llegando y ustedes deberán desenmascarar esos personajes del ego que ponen en juego su destino y su evolución.
Por esa razón, prepárense, oren y no intenten nunca más colocar la responsabilidad en algo externo.
Asuman su purificación con transparencia y ya no quieran esconder el poder que quieren ejercer sobre los demás; porque una vez más les diré que no quedará piedra sobre piedra, y eso comenzará primero en la humanidad.
Ya no adelantará que se justifiquen, que corran hacia otro lugar o que culpen con sus pensamientos o sus palabras a sus semejantes.
Asuman que tienen que cambiar algo, si en verdad dicen estar con Cristo.
Sean humildes, considerados y, sobre todo, tengan mucha gratitud por cada corrección y lección vivida. De lo contrario, si intentan cambiar su destino, verán en poco tiempo el resultado de sus elecciones.
Ya no es hora de tentar a Dios, porque la manipulación será la primera piedra que el propio Dios romperá.
Sean agradecidos y reciban con amor lo que sus ojos no pueden ver.
No se convenzan más a ustedes mismos de lo que creen ser.
Entregar la vida a Cristo significa rendición.
Les agradezco por obedecerme, porque no quiero que sufran más con ustedes mismos.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Entra en Mi Materno Corazón para que Yo te pueda calmar.
Entra en Mi Corazón para que sientas y descubras la maravilla del Amor de Dios.
Entra en Mi Corazón a fin de que emerja tu pureza original.
Entra en Mi Corazón y siente el alivio de una Madre.
Entra en Mi Corazón y renovarás la confianza en Dios.
Entra en Mi Corazón y hallarás el camino del servicio y de la fe.
Entra en Mi Corazón a fin de que tu pequeño ser se despoje completamente de sí mismo.
Entra en Mi Corazón y las estructuras del ego y de la mente se desmoronarán por sí mismas.
Entra en Mi Corazón y conocerás la dulzura de estar en la Madre de Dios.
Entra en Mi Corazón y tu rendición estará próxima.
Entra en Mi Corazón para que descubras el sentido de hoy estar aquí.
Entra en Mi Corazón y encontrarás la respuesta que tanto buscas.
Entra en Mi Corazón que se ofrece como refugio a los que están oprimidos y perturbados.
Entra en Mi Corazón y sanarás las heridas internas, una a una.
Entra en Mi Corazón y siempre Me dirás sí.
Entra en Mi Corazón y estarás totalmente entregado a la Voluntad de Dios.
Entra en Mi Corazón y todo cambiará.
Entra en Mi Corazón y alcanzarás la paz.
Entra en Mi Corazón y un nuevo tiempo llegará.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a las energías capitales, creyendo que el sentido de la vida se guarda en los placeres, en las falsas alegrías y en las comodidades, tú ríndete al Corazón de Cristo.
Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a la autosuficiencia, creyendo que la libertad está en la voluntad propia y en el cumplimiento desmedido de aquello que los impulsos humanos les dictan todo el tiempo, tú ríndete al Corazón de Cristo.
Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a las guerras y a los conflictos, creyendo que la plenitud se encuentra imponiendo a los demás sus propios pensamientos, sentimientos y creencias, tú ríndete al Corazón de Cristo.
Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden al miedo, a la depresión, a la tristeza, creyendo que la vida en la Tierra, así como la conocen, es lo único que Dios les ofrece para experimentar, sin encontrar la salida de la oscuridad en la cual se adentraron, tú ríndete al Corazón de Cristo.
Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a la condición humana, en una lucha constante por el poder y por la supervivencia, ignorando la Verdad y el Reino de Dios dentro de sí mismos, tú ríndete al Corazón de Cristo.
No veas lo que acontece a tu alrededor con ojos de crítica y de superioridad, porque, sin saberlo, estarás dejándote conducir por las mismas fuerzas e impulsos que motivan a los corazones de aquellos que se pierden en su propia oscuridad.
Que, para ti, todo sea un motivo para rendirte más al Corazón de Cristo, tornando cada vez más sincera tu entrega.
Deja que de tu corazón emane la compasión hacia el mundo y aprende a transformar la compasión en Amor verdadero, profundizando, cada día, en tu entrega, rindiendo tu corazón al Corazón de Cristo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Deja tu alma rendida en Mis Brazos para que Yo pueda depositar en tu esencia lo que tengo preparado desde hace mucho tiempo.
Necesito que Me des el permiso para que Yo pueda obrar y pulir con Mis Manos todo lo que, algún día, deberá brillar como el oro.
Tú eres el mayor tesoro que Yo puedo legarle al Universo y, principalmente, a la Creación.
Tu vida es como un cristal en bruto que deberá ser trabajado para que muestre su belleza y esplendor.
Deja que pueda retirar las vetas de las impurezas. Permíteme que pueda utilizar los instrumentos que he preparado para hacer de tí lo que Mi Voluntad ha determinado.
No retrocedas, avanza sin miedo y con coraje para que aquellos que están detrás de ti también puedan avanzar.
Ten consciencia de Mis Palabras y recuerda Mis Actos para que finalmente puedas realizar Mi Sagrada Voluntad.
Arriésgate a sentir el desprendimiento interior de todo poder, de toda autonomía y de todo prestigio.
Un verdadero siervo Mío siempre estará dispuesto a limpiar las sandalias de sus hermanos para que entren, con pulcritud, en la Casa Divina del Padre.
Sepárate rápido de las incertidumbres. Confía en las maravillas que hoy puede hacer Mi Corazón Manso en la vida de quien se entrega al Señor.
Te invito a que te decidas a ser parte de Mí.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Tercera Serie de Poemas
Décimo poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Amado Jesús,
hazme valiente a cada momento.
Que las pruebas sirvan
para purificar mi consciencia.
Que los desafíos que Tú me envías
ayuden en la trascendencia de mi ser.
Que cada transición de la vida
sea el pasaje hacia un nuevo
estado de consciencia.
Ayúdame, Señor,
a ser perseverante,
humilde y dedicado.
Que pueda sentir en mi corazón
el Rayo de Tu Misericordia
y la divina y suprema Gracia
actuando y obrando en todo mi ser,
porque así Tu Luz divina triunfará
ante la oscuridad interior
de estos tiempos.
Señor Jesús,
fortaléceme día a día
en la unión Contigo,
hazme pequeño y semejante a Ti
para que pueda imitarte perfectamente
en cada paso.
Vacíame, Señor, en todo momento.
Regocija mi alma
al estar en Tu gloriosa Presencia.
Y te pido, Señor,
que alivies el peso de mi cruz,
para que con Tu misericordiosa ayuda
me rinda completamente
a los Pies del Padre Celestial.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice y los renueva,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más