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Vean Mi Corazón, altamente ultrajado por las injurias del mundo, y reveréncienlo, Él es el Corazón, el manantial predilecto de todos. De Mi Corazón brotan los Rayos de la Piedad y las causas justas para todos los seres. Bienaventurados aquellos que beben de la Fuente de Mi Corazón, porque resucitarán.
Mientras hoy estoy aquí, también estoy en África con todos, acompañándolos, siguiendo vuestros pasos y guiándolos en el silencio de Mi Corazón misericordioso.
Porque a través de vuestras manos y del caminar de vuestros pies al encuentro del servicio y de la caridad, Yo puedo actuar en omnipresencia y llevar Conmigo a las almas, a las que más sufren desde hace mucho tiempo, a las cuales nadie recuerda en su oración.
El tiempo de la oportunidad ha llegado, antes de que descienda la Justicia de Dios, por eso prepárense con coraje y valentía. No tengan miedo de desterrar aquello que vive dentro de ustedes y que ya no pertenece más a los Planes del Creador.
Mientras viven vuestra purificación alegren vuestros corazones, compañeros, porque la hora de vuestra rendición está llegando y estarán, al igual que muchas almas, a las puertas de la redención para que crucen los umbrales hacia Mi Corazón y, definitivamente, se fundan en Mi Espíritu de Luz y, ahí, en ese momento, sean Mis apóstoles, los apóstoles del nuevo tiempo.
Hoy traigo entre Mis manos las oraciones de muchos hijos Míos para ofertarlas, a través de Mi intercesión, a vuestro Padre Creador Adonai, que está atento a las súplicas de todos cuando estas son verdaderas, simples y responden a la necesidad de la Voluntad Mayor.
De esa forma, compañeros, las Gracias son derramadas, primero en los corazones más necesitados y, después de todos, en ustedes, en la última fila de Mi ejército recibirán la parte que les cabe, aquella que Dios ha pensado desde el principio.
Ya algunos de Mis compañeros recibieron muchas Gracias de parte de Mi Corazón. De la misma forma, Yo espero que puedan responder a Mi Llamado Mayor y, delante de los tiempos de crisis y de caos, ustedes puedan estar dispuestos a servirme independientemente de lo que suceda dentro o fuera de ustedes, en donde se encuentren. En cualquier parte del mundo Yo estaré ahí presente, en omnipresencia, cuando Me invoquen a través de Mi Divina Misericordia.
Mientras Mis Palabras hoy se pronuncian al mundo, Mi Luz y Mi Amor van borrando de vuestros corazones todas las secuelas del mal y los vínculos que realizaron con él, para que puedan renacer en espíritu y, purificados por Mi Amor misericordioso, se coloquen en las filas de Mi ejército celestial, porque la hora de la congregación está llegando y todos los soldados se unirán durante la hora más difícil para poder servir al Creador, en este tiempo de transición.
Mientras algunos caminan hacia su purificación, no vean a vuestro alrededor la oscuridad que los está circundando.
Miren hacia los cielos, porque Mi Luz llegará a ustedes y los envolveré dentro de Mi Manto como un buen pastor lo hace con sus ovejas y prontamente, compañeros, estarán residiendo en el establo de Mi Corazón.
Ahora, reciban con gratitud Mi Mensaje mensual.
A continuación, Fray Elías del Sagrado Corazón recibe el Mensaje mensual de Cristo del 17 de abril de 2015.
En esta noche, consagraré lo más preciado que tengo para todos, que son Mi Cuerpo y Mi Sangre, motivos perfectos para vuestra redención. Dichosos aquellos que comulgan Conmigo y aceptan el camino de la rehabilitación.
En este momento, compañeros, bajo la autoridad que Dios Me concedió, como vuestro Maestro y Pastor, celebraremos la consagración cantándole a Dios.
Que los ángeles se congreguen, que los Ángeles de la Guarda participen de esta oportunidad de ofertorio que podrá ser realizada por cada uno de ustedes y, nuevamente, Mi Corazón sea reparado.
Oración:
Señor amado, oh Cristo amado,
acepta nuestra reparación
a través de nuestro amor, nuestra entrega y nuestra oración,
para que Tu Corazón flagelado, Señor,
sea aliviado por nuestra devoción a Ti.
Amén.
(tres veces)
Canción: “Adonai, Espíritu Santo”.
Recen Conmigo la oración del Ángel de la Paz:
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo
os adoro profundamente, y os ofrezco
el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presentes en todos los Sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido,
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Mientras Me despido de este Centro de Amor, elevando al Padre Eterno vuestras súplicas, derramando sobre las almas pecadoras Mi Misericordia, en honra al Dios del Amor, de la Unidad y de la Justicia, deseo en esta noche que se encienda, nuevamente, el carbón para dar con el incienso la bendición a estas almas presentes, a las que también con predilección Yo he bendecido.
Les agradezco por compartir Conmigo, en esta noche, el océano de Mi Misericordia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Queremos compartir con todos que hoy el Maestro vino como Jesús Glorificado, Aquel que conocimos en la Faz que nos reveló el 5 de enero de 2013, y que hoy llegó hasta aquí, al Reino de Aurora, mostrando Su Corazón lastimado. Pero, dentro de ese Corazón había un portal infinito, en donde se encontraba un gran océano, que Él nos decía que era el océano de Su Amor. Y después de eso, dirigió Sus Palabras a todos los presentes y nos trasmitió este Mensaje. Él dijo que es una revelación interior que hace para cada uno de nosotros.
Y a pedido de Nuestro Señor, vamos a escuchar una reflexión de Madre María Shimani sobre este Mensaje, ya que Nuestro Señor considera que es importante que entendamos bien lo que Él nos quiso decir.
Madre María Shimani:
Para todos nosotros debería ser bien clara la oportunidad que estamos recibiendo como representantes de la humanidad.
Nunca antes, en la historia de esta civilización, la Jerarquía Divina habló tan directamente con nosotros, guiándonos paso a paso para vivir esta transición final.
Nuestro Señor nos está explicando que, a través de nuestros encuentros con Él, de alma a Alma, de alma a Divinidad, hemos estado recibiendo directamente desde Su Consciencia códigos de muy alto valor que nos van a proteger de aquí hasta que finalice este proceso de transición en este mundo. Y que Él nos está dando una Gracia especial a través de los pedidos que nos realiza, que nos permiten, al obedecer con amor y con alegría, saldar las deudas que esta humanidad tiene y permitir que algunos acontecimientos que, serían muy difíciles para nuestra humanidad, se puedan evitar.
Porque si bien todos sabemos que este mundo merecería vivir algunos ajustes importantes a través de esos movimientos que el planeta podría vivir, muchos inocentes padecerían algo que no merecen, y la Divinidad con Su amor no solamente piensa y siente a esos inocentes, sino que también siente a todos aquellos que han pecado gravemente en contra de la humanidad, porque nunca nos tenemos que olvidar que, para Nuestro Señor, el más perdido de los pecadores es esa victoria que le quiere ofrecer a Su Padre. Para Su Corazón, Su Amor y Su Misericordia, nada está perdido.
Entonces nosotros, a través de esto que estamos viviendo y compartiendo juntos, estamos teniendo una gran oportunidad para todos y para toda la humanidad, algo que para nosotros sería inimaginable.
Cuando el ser humano aprende a hacer la Voluntad de Dios, cuando se despide de su propia voluntad y con alegría obedece a la Voluntad Suprema, pueden pasar cosas inimaginables, algo tan simple como haber ido a África, que catorce hermanos estén recorriendo África haciendo obras de caridad, en total obediencia y en total servicio, unidos a nuestra oración y que ese evento haya podido evitar muchas dificultades para este planeta.
Es importante que podamos comprender qué pasaría si, como decían hoy nuestros hermanos en el programa del Sagrado Llamado, todos nos reuniéramos a las tres de la tarde a orar por la Misericordia.
Si todos los seres humanos reverenciaran a Dios, este planeta sería un paraíso lleno de vida y de felicidad para todos. Porque eso fue lo que nuestro Padre pensó para esta civilización.
Con estas insignificantes cosas que nosotros hacemos, cuando en rendición amamos y servimos a Dios, pueden cambiar todos los acontecimientos que están previstos.
Por eso Nuestro Señor nos revela que, cuando nosotros estamos unidos en Dios, el Reino de los Cielos puede descender a la Tierra.
Por eso, nosotros intentamos siempre invitarlos a que se unan a orar por este mundo, a hacerlo de corazón como dijo Nuestro Señor, sin arrogancia, en la simpleza del corazón, y así cambiar definitivamente el destino de este mundo.
Emmanuel los escucha con Su profundo sentimiento de Amor y de Verdad.
La balanza de la Justicia está siendo equilibrada para algunas partes del mundo, en donde falta la paz y principalmente Mi Misericordia.
Como Ángel Solar les traigo lo que existe en el Reino de los Cielos, aquello que es más puro, entre todo lo que existe de puro en este Reino.
Y para cerrar este séptimo día, recemos, así como han venido haciéndolo en estos días.
Toda la Orden a los pies de Mi altar. Podrán quedar de pie aquellos que no puedan arrodillarse ante Mi Trono. La reverencia nace del espíritu y no de la materia. El espíritu es colmado por la Luz de Dios y así se vivifican en Su Amor.
Nuestro Señor pide a la Orden, rezar la oración que el ángel nos enseñó en Fátima, la oración de reparación, cuando Él lo indique.
Mientras tanto, compañeros, vean a Emmanuel aquí presente, en Su emanación más profunda, a través de Su Hijo amado que manifiesta Su Poder, Su Manantial y Su Amor para esta Tierra comprometida con las insignias del mal.
Reparación es lo que muchas almas necesitan para alcanzar la redención. Sin la reparación no habrá cura y la cura nace del Amor, y es el Amor el que repara todas las cosas profundas de las almas.
El fin se está aproximando. El Omega se está dibujando en el Universo Sideral. Esa es la señal visible de un gran cambio que llevará a la humanidad a un cambio en la consciencia, permanente y continuo, sin detenimientos, más allá de las horas y del tiempo.
Es la gran mudanza interior en los corazones abiertos, que viven en el Señor, que moran en Su Espíritu y que trascienden los tiempos sin que nada los lastime y los aleje de Dios. Pues es la comunión profunda que los llevará a la Paz.
Recemos, compañeros, la hora lo está marcando. Aquellos que no saben la oración, que se unan a través del corazón, a la gran vertiente que abriré en este séptimo día.
¡Oh! Señor amado,
¡oh! Cristo amado,
acepta nuestra reparación a través de nuestro amor,
de nuestra entrega y de nuestra oración,
para que Tu Corazón flagelado, Señor,
sea aliviado por nuestra devoción a Ti.
Amén.
(se repite siete veces)
Eleven a Dios vuestras plegarias e intercedan amorosamente por esta humanidad dormida, que precisa despertar al espíritu de la redención.
Liberados de las faltas y de los pecados, durante estos siete últimos días, sean dignos en el Señor para recibir nuevamente Su Gracia.
Y así preparados y dispuestos a enfrentar el fin de los tiempos, podrán ayudar a todos aquellos hermanos que necesitarán de vuestras manos y oraciones. Esto será un signo visible para todos y eso demostrará que el final llegó.
Emmanuel es la fuente de todas las causas justas para este Universo. De Su Corazón nace la Verdad y esa Verdad se proporciona para todos los cielos de este Universo, hasta que llega aquí, a vuestro plano en esta vida material y así muchas almas reconocen Su Voluntad.
Pero cuando la mayoría de esta humanidad está desconectada de esa Verdad de Emmanuel otros son los caminos que se recorren. No son los caminos del Señor, las almas se distancian del propósito y van perdiendo la fuerza de su luz interior.
Por esta razón, Mis compañeros, Mi Dios me envió al mundo; y Dios se manifestó ante ustedes en Cuerpo, Alma y Corazón. Lo flagelaron, lo martirizaron y lo humillaron, pero esto fue así para salvar a toda esta raza.
Muchos de los que hoy no están aquí y que serán testigos de que Yo he estado aquí, cuando conozcan Mi mensaje, agradecerán y se arrepentirán por haber perdido el tiempo y haberle dado las espaldas al Universo que los acoge y los llama a la redención.
Pero el Padre los necesita fuertes y purificados porque las señales vendrán una detrás de otra y, para ese momento, no habrá más tiempo que esperar.
De la fuente de esa Justicia nace el Omega y ese es el símbolo predestinado para el mundo, el que cerrará una etapa al final de la purificación para dar comienzo a otro ciclo, a una nueva Tierra liberada de todo mal.
Pero para que eso sea posible, compañeros, el esfuerzo será grande. La exigencia también lo será. Muchos darán todo para alcanzar esa meta, hasta sus propias vidas, como muchos lo hicieron en el pasado para mantener el equilibrio de la humanidad.
Pero no deberán pensar en esas cosas. Vuestro Señor es la verdadera existencia, debe ser la aspiración de vuestra confianza para que las bases sean construidas verdaderamente y ningún pilar quede torcido, para que el Templo de la Luz, en rectitud y armonía, se pueda elevar ante el Señor, vuestro Dios.
El suelo de vuestros pies deberá ser removido. La Tierra temblará porque dará el grito en el momento de su gran parto. Y allí los seres de la Luz se congregarán alrededor del Omega para dar inicio a la ceremonia final. Y verán brillar en algunos puntos de la Tierra luces protectoras que colmarán a las almas de un espíritu desconocido, de una fuerza desconocida que los fortalecerá y los llevará a la paz, delante de todas las cosas. Y eso servirá de apoyo para muchos corazones que no están destinados a servirse de esa Luz Mayor.
Ahora recuerden, compañeros, la Fuente de la Santa Justicia. Hoy, vuestro Señor, Cristo Jesús, revela a todos la esencia del tiempo final.
No piensen en vuestras familias y en vuestros hijos, pues si en verdad entregaron sus vidas a Mi Corazón, ¿qué deberán temer?, ¿acaso ya no son parte de Mi insondable Misericordia?
En los momentos difíciles deberán recordarme y allí más que nunca, compañeros, las virtudes y los dones que Yo les entregué en estos días, invisibles a vuestros ojos, deberán estar disponibles para el servicio al planeta. No será necesario gritar por las cosas que verán ni tampoco dividirse a través de vuestros fundamentos.
Recuerden buscar la esencia de la humildad que Yo les enseñé, esa es la verdadera casa invencible y fuerte, que no será destruida por el mal. Construyan en vuestras bases la esencia de la humildad, para que el templo sea erguido correctamente y ningún viento mayor a vuestra fortaleza los pueda derribar.
Así, Yo podré entrar a vuestros templos como muchas veces lo vengo haciendo para ayudar a las almas a la liberación.
Canten a Emmanuel, vuestro Padre Eterno. A través de Mi Corazón, Él escucha las ofertas de los simples, cuando la emanación interior nace de verdad desde el corazón de cada ser.
Canción: Emmanuel Padre-Madre Creador.
Cuando ustedes cantan, no solo las puertas del Universo se abren. Las almas son colmadas de un espíritu desconocido, al cual aman mucho desde el principio de su nacimiento. Ese espíritu es el del Amor, fortaleza invencible para los tiempos de caos.
En este séptimo día, compañeros, Mi última bendición será junto a los apóstoles, instituyendo en este pequeño espacio Mi Cenáculo Sagrado, en donde la imagen del Sagrado Corazón deberá ser erguida. Y así muchos recordarán que Yo estuve aquí entre ustedes, no solo caminando entre los naranjos, visitando vuestras almas, consolando vuestros sufrimientos y dando vida a lo que estaba muerto.
Si el Sagrado Corazón estuviera aquí presente como imagen y como luz, aquí encontrarán un lugar de alivio junto a la casa de Mi Madre y a la ermita de San Miguel.
El Universo les dona tres espacios espirituales y profundos, para que en esta vida material puedan encontrar la ayuda que tanto buscan. La cura siempre se dará en vuestro interior y así el cuerpo enfermo se curará.
Realicen ahora el camino correcto. Curen las cosas profundas. Libérense de vuestros seres y así hallarán la paz en este manantial que hoy dejo abierto para todos.
Sepan que en este lugar humilde, pequeño y simple, donde hoy se encuentra este altar estará Mi Presencia, el latir de Mi Corazón, no solo para este país que tanto le debe al Señor, sino para toda esta región de América.
Pero si vuestros espíritus se coligan con Mi Presencia aquí, a pesar de donde se encuentren, amigos Míos, Yo iré hacia vuestros hogares creando un puente de luz, desde aquí hacia vuestros hogares. Les derramaré Mis Gracias, siempre y cuando las necesiten.
Los tiempos de prueba llegarán, por eso les dono un pedacito del Cielo que se deposita en este lugar a través de Mi Corazón Sacratísimo. Este será el recinto del Rey, Aquel que no gobierna solamente en los corazones simples. Ese es el verdadero Rey.
A través de Mis Palabras e instrucciones, he consagrado todos los elementos. Y así como lo hicieron durante estos días de oración de Misericordia, invito a todos los fieles y congregados a que eleven sus rosarios para que lleven esta, Mi Luz, la Luz de Dios hacia donde vayan.
Recuerden que todo se distribuye con amor y caridad, sin manipulación ni poder porque así mi Luz no actuará. La sinceridad de vuestro corazón marcará el camino para llevar Mi Luz al mundo.
Agradezcan a Dios por este encuentro final y como el sol que brilla en esta galaxia, aquel que los alumbra hace muchos siglos y eras, hoy, derramo ese Sol que es la presencia de Mi Corazón, código perfecto para la salvación de las almas, cura profunda de las almas heridas, liberación de los espíritus perdidos y Misericordia para toda la humanidad.
Bajo el poder que Dios me concedió, en la base de la fe y la confianza de vuestras vidas, Yo los bendigo y los absuelvo de todo pecado para que no pequen más, se transformen y se conviertan en comunión perfecta con Mi Corazón.
Recuerden que siempre los perdonaré, pero el tiempo de la justicia está llegando y el manantial de Mi Misericordia se recoge. Beban de esa Fuente Mayor. Sumérjanse en ese Océano de Gracias pues la puerta se está cerrando.
Bajo los ángeles del Señor, Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora, hermanos, coloquen vuestros rosarios sobre las palmas de las manos.
¡Oh! Sangre de Cristo,
derramada sobre el mundo,
purifica nuestra alma,
alivia nuestro corazón.
Ten piedad de nosotros, Señor.
(se repite tres veces)
Que los autoconvocados se sienten en la mesa de luz, pues les ha llegado la hora, la hora de su rendición.
Ahora estoy aquí, entre los Míos, reconociendo la resurrección de todos los pecadores por la fuerza imperiosa de Mi Espíritu.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Por la gloriosa ascensión de Jesús
que salvó a toda la humanidad,
danos tu Espíritu Señor. Amén.
(se repite nueve veces)
Reciban Mis Gracias y dejen nuevamente que Mi Luz penetre en sus corazones.
Hoy vengo a tocar con Mis dones a aquellos que me reconocieron como el Pastor entre los pastores, como la Estrella Mayor entre las estrellas del Universo.
Que las madres consagradas se postren dentro de este sagrado cenáculo a los pies de este altar.
Vigilen Conmigo en unión y amor.
Que las madres se postren en este cenáculo a los pies de este altar y así les doy a beber de la Fuente sagrada.
Les di una grandiosa Madre para el fin de los tiempos, pero esta sagrada Madre Universal que los conoce profundamente, necesita de más brazos y manos para llevar adelante la obra preparatoria de Mi Retorno.
Limpien sus corazones, santifiquen sus consciencias, reciban de Mi Corazón todo el amor. Reconozcan a la Jerarquía espiritual ampliamente manifestada en la superficie de la Tierra, pues Dios teje Su precioso proyecto a través de las manos de todos sus instrumentos.
Es hora, compañeros, que reconozcan la gran tarea que Dios ha depositado en los más imperfectos para alcanzar las mejores cosas, las cuales ustedes desconocen; pero si se mantienen firmes en Mi Corazón sabrán lo que les digo. Mis Palabras no solo pasarán por aquí, permanecerán en sus consciencias, así como Yo lo deseo todo el tiempo.
Hoy les traigo la esencia de Mi Sangre, código precioso para las almas en redención, Luz divina para los espíritus que están muertos. Pues así como vengo a resucitarlos a la gran existencia del Universo, así Yo vengo a resucitar a todas las consciencias que se unieron en esta semana a Mi Corazón.
Que sean dichosos y bienaventurados, pues solo esto será una preparación para lo que vendrá.
El Señor está pidiendo que coloquemos aquí, a los pies del altar, los sacramentos que hoy serán ofrecidos.
El agua, el vino, el pan, el incienso, el aceite y principalmente, compañeros, sus corazones, son la mayor oferta de amor al Creador.
Pero si sus corazones están unidos a Mí y confían, mayor será el regalo para Dios y de Su Corazón flagelado se borrarán los dolores del mundo, de las almas ingratas; así verán cómo las mujeres preparan Mi mesa y Mi Espíritu da continuidad a los hechos a través de la omnipresencia, en donde todas las almas se sirven de Mi ministerio para recibir los dones que Yo tanto deseo derramar sobre todos, desde el principio hasta el fin, desde el alfa hasta el omega, en donde todo se cumplirá y la humanidad ingresará en un nuevo ciclo.
Póstrense en el suelo como niños. Reciban de Mi Corazón las bienaventuranzas, pero no se esfuercen demasiado. Mi Presencia los colma por entero y les da la vida, dentro de sus vidas. Es el código regenerador de Mi Luz Crística.
Mujeres de antaño, madres consagradas, levántense del suelo y quédense de rodillas para ofrecer a vuestro Señor los sacramentos de la reparación y de la cura para las almas, los cuales vengo a vivificar a través de la presencia de los corazones buenos y también de los corazones pecadores, que en esta tarde de Divina Misericordia están siendo liberados de las faltas, de las manchas del mal.
Tomen los sacramentos, madres, como frutos para el altar. Con armonía y detenimiento ofrezcan una intención a Mi Corazón, en el silencio de su oración perpetua.
La Madre Mayor, que los acompaña en este mundo, también deberá ofrecerme una intención, la cual conozco profundamente en la esencia del espíritu.
Recuerden lo que ayer Yo les entregué. No lo comprenderán con las palabras ni con los sentimientos, mas cuando sus memorias ingresen al corazón y vuelvan a vivir todos estos hechos, como lo fue en el año pasado, recordarán el legado que les entregué, al igual que a Mis apóstoles. Dichosos aquellos que creen en Mi presencia, pues en el fin de los tiempos resucitarán.
Nuestro Señor está dándonos un cántico de los coros celestiales para que sea repetido aquí, con la ayuda de la hermana Piedad.
Canción: Alabado sea Dios
Todos juntos, hijos Míos.
Y esta paz que Yo les doy sea ofrecida por los corazones pecadores, martirizados y mutilados; y por toda existencia de esta creación que sufre las consecuencias de la humanidad.
Madres, elevando su oferta a los Tronos de Dios, llegó el momento para que todos, , junto a sus ángeles de la Guarda, eleven este ofertorio a los templos del Creador en las esferas celestiales, a través de Mi Corazón Misericordioso.
Canten nuevamente.
Caminantes sin fronteras sirvan a Dios en plenitud y bebiendo de la Fuente de Mi confianza, den testimonio sobre Mi Retorno, pues el mundo precisa escuchar que Yo estuve aquí entre ustedes, anunciando Mi nueva Buena Nueva para todos los redimidos y para aquellos que se liberarán del cautiverio.
Lleven el Mensaje de Dios en sus corazones, y que este amor que fue derramado sobre todos, pueda llegar a todas las personas que se aproximen en estos días a sus hogares, a sus trabajos y en sus caminos. Por donde vayan o anden, allí siempre encontrarán un alma que necesita del aliento, del alivio y de la esperanza para poder encontrarme.
Madres, guarden los sacramentos así como los tomaron, pues ellos hoy fueron santificados especialmente para las almas pecadoras, muchas de las que hoy no están aquí.
Compañeros, no solo les dejo la adoración planetaria. Dejo aquí un espacio consagrado para todos, dentro del Inmaculado Corazón de Mi Madre. Dejo un cenáculo para todos en este espacio, para que todos puedan recordar que siempre podrán encontrarme aquí, en la omnipresencia de Mi Silencio.
Hoy los coros celestiales observan sus actos. Bienaventurados de aquellos que ofrecen actos de reparación y de amor, pues las espinas son retiradas de los inocentes y las almas llegan al Reino de Dios por su sagrado ofertorio.
Los nombres de Dios son llaves de trascendencia y puertas que los llevan al espíritu mayor. Son nombres sagrados y benditos, escalas de vibración, de sonido y de energía. Códigos sublimes que descienden a los universos a través de la emanación de los Padres Creadores, aquellos que son precursores del amor y de la unidad de Dios en todos los universos de los cuales muchos forman parte.
Cantemos a Dios y demos gracias por este encuentro.
Los nombres de Dios sean entonados con reverencia, pero también con mucho regocijo para que ese amor, que está en sus corazones, llegue al mundo.
Les agradezco.
Póstrense ante Mi Corazón y beban de Mi Misericordia.
Los tiempos de oscuridad llegarán para el mundo, pero pocos los aceptarán. Feliz y verdadero será aquel que vive en Mi Corazón porque no perecerá.
Hoy les traigo la Luz de Mi Santísimo Corazón Eucarístico. Por eso, delante de los Tronos de Dios, ustedes también, pecadores, deben honrar al Hijo de Dios porque lavó vuestras impurezas, colmó vuestros corazones y alivió toda desesperación.
Beban de la Fuente de Mi Corazón espiritual que se derrama en esta hora sobre el mundo, Luz que camina por encima de vuestros seres y se extiende como un Manto de Luz por el planeta.
Vean a Mi derecha el infinito y a Mi izquierda el fin. Vean sobre Mí a la Trinidad y debajo de Mis pies, al mundo. Vean Mi mano que señala el Corazón.
No pierdan este momento que los absuelve. Sientan y no busquen comprender. Las puertas del mal se están cerrando para muchos y Mi victoria se establece una vez más sobre la Tierra.
Postraos en el suelo como los apóstoles del pasado. Reverencien al Hijo de Dios, Quien ha venido a ayudarlos en Misericordia y esplendor.
Contemplen Mi Corazón Eucarístico. Él aún está presente ante vuestros pequeños espíritus.
Reverencien a los ángeles que adoran a Mi Corazón y participen de esta Comunión celestial que hoy estoy ofreciendo para todos. El Cielo está ante vuestros ojos. Aunque no lo vean, él reside en vuestros espíritus.
No busquen comprender con la mente. Esta Comunión que hoy les ofrezco, va más allá de este Universo material. Aquí están frente a otro Reino que nunca han visto ni conocido. El Reino de la humildad y de la pobreza de Dios.
Si están cansados, descansen en Mis Brazos, pues Yo los espero en la invisible presencia de Mi Corazón.
Jesús nos está mostrando un Cáliz que lleva entre Sus Manos y Él está rodeado por diferentes Jerarquías angelicales, de diferentes formas y aspectos. Él está transfigurado en luz y por detrás de Él existen otros universos que llevan hacia el infinito, hacia un principio. Esta luz no solamente se expande aquí. El Maestro la está llevando hacia los cinco continentes. Él está levantando a muertos de espíritu en los cinco continentes.
Mientras está aquí, Jesús dice:
Permito que digan todas esas cosas, para que perciban que no estoy aquí por acaso o solo para visitarlos. Mi Espíritu prepara a los Nuevos Cristos; Cristos que nacerán de los más imperfectos, de los más impuros, de los negados y perdidos en la vida espiritual.
Por eso Yo los congrego como un solo rebaño y hoy solamente podrán estar delante de Mí postrados en el suelo, pues Dios es lo que permite para que Yo esté aquí celebrando, con ustedes y con muchas almas redimidas, la Comunión espiritual con Mi Divinidad que es lo que hoy se revela a todos en el mundo que creen en Mí.
Lloren y liberen vuestras angustias. Vuestra hora está llegando. La hora de la paz.
Los ángeles están depositando un líquido dentro del Cáliz del Señor. El Cáliz se enciende como un corazón y palpita en luz, en luz dorada.
Quédense quietos. No están solamente delante de Mí sino de Emmanuel.
Aquel que no resista postrado en el suelo que se siente con cuidado, para no desactivar lo que Dios está construyendo y, como si no pisaran el suelo, sientan la levitación de Mi Luz que los deja sublimes y más puros, libres de manchas y de deudas.
Anímense a tocar con vuestras manos Mi Espíritu invisible, pues estoy llegando al centro del corazón de aquellos que hoy se abren, humillados, a recibirme. No pierdan ni un momento Conmigo, pues estos son los últimos antes del gran Armagedón.
Sientan Mi Luz en vuestros corazones, la Luz que alivia y que cura, que libera y que perdona vuestras acciones pasadas. Y así, esto repercute en la consciencia de vuestro mundo.
Los ángeles depositan cristales a los Pies del Señor, de diferentes colores y formas, y el Señor dice:
Yo les traigo a través de este ejemplo, la presencia de vuestro origen, el origen del Proyecto Original, que está escrito para esta humanidad.
El Arcángel Metatrón acaba de aparecer a la derecha del nuestro Señor, tiene en su frente una luz fuerte y de su pecho emana fuego, el cual recoge con sus manos.
Otras Jerarquías angelicales recogen este fuego y lo llevan para los cuatro puntos de la Tierra, en una velocidad incalculable. Es como si estuvieran aquí y en otras partes del mundo al mismo tiempo. Ellos están entrando en ciudades, en pueblos y en continentes. El Señor muestra que allí existen conflictos y ese fuego todo lo disuelve, en la luz y en la armonía.
Levántense. Ya vuestros cuerpos están cansados, pero la tarea continúa. Permitan que Mi Luz resida en ustedes y salgan de aquí transformados, sin haber perdido el tiempo durante estos días.
Mientras estoy aquí, con ustedes, estoy con todos. Esta Comunión no ha terminado y les enseño, Mis compañeros, que cuando no puedan comulgar Conmigo, lo hagan a través del espíritu, porque así también será verdadero y tendrán memoria, en este día y en los días que vendrán, de lo que hoy he vivido con ustedes, todo lo que Yo les he traído en nombre de la Gracia y de la redención. Recuerden este ejercicio de Comunión Eucarística con Mi Corazón.
Y ahora cantarán al Cristo del Amor que reside en ustedes. Pero cantarán suavemente, como una madre hace dormir a su niño.
Coloquen sus manos en señal de donación, pues la Comunión con Mi Espíritu aún continúa. Mientras cantan, recojan hacia vuestros corazones la Comunión con Mi Espíritu, código perfecto para la redención. Una vez más.
Pueden recoger vuestras manos hacia el corazón y reconfirmar el voto que han hecho Conmigo para esta vida, cada uno en su grado de entrega y de confianza, a Mi Corazón misericordioso. De la misma forma, que lo hagan todos aquellos que Me escuchan, en los cuatro puntos del planeta, pues la Comunión se está extendiendo hacia la esfera planetaria, al espíritu del planeta que ha sido muy flagelado por todos ustedes, antes de Mi venida al mundo y después de Mi Resurrección hasta los días de hoy.
Vean cuán grande es el pecado de la humanidad y qué insondable la Justicia de Dios, pues Mi Misericordia está sustentando muchas cosas; pero el día del Juicio final llegará y, para ese momento, los preparados y los más inconscientes deberán estar prontos. Allí Yo solo separaré la paja del trigo, lo verdadero de lo falso.
Y ahora en unión con el universo de este planeta, que es colmado por las esferas de Adonai, reciban en gloria y en honra para este día de resurrección, en este Universo material, la Presencia de Mi Cuerpo Eucarístico, el cual después que Me haya ido hoy de aquí, contemplarán, adorarán, se compenetrarán de Mi Corazón y de Mi Espíritu, por cinco minutos. Hoy instituyo la Adoración planetaria.
Cubran vuestras cabezas con las capuchas y lienzos, todos aquellos que tengan, en acto de amor y de devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Repitamos en honra al Dios de las Alturas, para que a través de esta oración, concebida por Mi Espíritu universal y omnipresente, las almas reciban la esencia de Mi Misericordia. Y hoy en este lugar, como en los Centros Marianos, la Santa Custodia de Mi Corazón estará abierta para aquellos que quieran beber de Mi manantial de Gracias, a través de la sagrada Adoración.
Con fe y esperanza ante los Tronos de los ángeles y arcángeles y del Reino de la humildad y de la pobreza de Dios, repitan de corazón:
Sagrada Custodia de Luz,
símbolo del Dios Universal,
irradia Tus principios sobre el mundo,
disipa todas las crueldades del mal,
construye con Tus rayos solares
la nueva esencia de la humanidad.
¡Oh Sagrada Custodia de Luz!
Presencia insondable del Hijo de Dios,
redime todo los creado,
restaura todo lo dañado,
restablece, ahora y siempre,
el Código Crístico del Rey Universal.
Amén.
Catorce campanadas.
Felices de aquellos que comulgan con Mi Corazón, porque así se preparan en este día de resurrección para la fiesta de la Misericordia. Recuerden ese sagrado pedido.
En comunión con lo Alto, los despido compañeros, en esta Sagrada Semana de redención y de paz para las almas consecuentes y para todos los espíritus del mundo que buscan perpetuamente la esencia de Mi Amor.
Yo los bendigo bajo el poder que Dios Me ha concedido, como Su Hijo glorificado y amado, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que toquen las campanas para anunciar el día de Mi Resurrección. Y ahora canten a Dios el Aleluya.
Canción: Aleluya.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
El Señor quiere escuchar de vuestros labios, que proclamen: ¡Gracias Redentor por cuánto nos das!, por siete veces.
Vuestro día de gloria ha llegado, a pesar de las consecuencias que viva el mundo no abandonen Mi camino, porque Yo vendré a buscarlos en la hora definitiva.
Les agradezco. Paz para el mundo.
Hoy estoy aquí junto a Moisés y Elías, Mis antecesores, aquellos que anunciaron Mi advenimiento a los pueblos. Y ahora Yo les anuncio, compañeros, Mi Retorno al mundo.
Así como los patriarcas formaron a los pueblos para que la Palabra de Dios fuera vida en sus corazones, así Yo formo a los sacerdotes de corazón, para que vivan en la esencia de Mi Espíritu. Que a través de la simplicidad puedan profesar Mi Presencia en el corazón de todas las almas, principalmente en aquellas que están en la oscuridad, a las cuales Yo vengo a redimir en estos tiempos.
Una historia fue escrita en esta humanidad y hoy estuvieron frente a un pequeño hecho de Mi Pasión, pues Mi Consciencia es más amplia de lo que parece y cada parte de Mi Ser sufrió esa Pasión por cada uno de ustedes, de sus familiares y amigos, que hoy no están aquí presentes, pero sí están en este mundo, que ingresa arduamente en el primer ciclo de su transición. Mas por eso no deberán temer.
Así como los profetas del pasado anunciaron la venida del Mesías, el propio Verbo Divino de Dios, expresado a través de Mis Palabras, viene a anunciarles el Retorno del Salvador. Primero, en los corazones puros, que busquen la cristificación mediante la purificación de sus seres. Así podrán ver al Hijo de Dios resplandeciente y lo reconocerán de una forma humilde y simple, porque Él los llamará nuevamente a participar de la Cena de la Misericordia.
Mientras muchos espíritus no se animan a dar el gran paso hacia Mi Corazón, en los pocos Yo forjo lo mejor, para que las obras se puedan cumplir en la excelencia de la Voluntad del Padre. Pero cuando los ejércitos se forman a través de la oración, del servicio y de la confianza absoluta en Mi Corazón Misericordioso, las puertas de la rehabilitación se abren para aquellos que buscan una nueva vida, llena del Amor de Dios, colmada por Su Espíritu Divino, dentro de las Leyes del Universo a las cuales todos ustedes son convocados a practicar.
Esto es lo que ha llevado a la humanidad a la perdición. La falta de obediencia a las Leyes desarmoniza los planos de consciencia y las fuerzas del mal actúan para someter a los corazones fieles, principalmente a aquellos que han dado el voto de "sí" a Mi Corazón.
En la presencia de los profetas recuerden los Mandamientos. Aunque sean leyes primitivas, ellas siguen actuando en este planeta. Y son esas simples leyes, la que cuesta cumplir en los corazones de los simples, principalmente en la humanidad entera, que es sometida por la vida material y alejada del verdadero conocimiento de Dios, pues se ha implantado sobre esta consciencia planetaria una ciencia que no es verdadera, que ha llevado a la modernidad y a la desconexión del espíritu de cada ser de la verdadera esencia que los rige, que es el propósito de Dios por encima de este universo.
Moisés representa al Patriarcado y la sucesión de Abraham. Elías es el Profeta que escribió en sus libros las claras visiones de Dios sobre la Gran Advocación del Espíritu Santo, en los seres de la humanidad y en aquellos que despiertan a la unión con el Espíritu del Creador. Elías es el mensajero del Espíritu, Moisés es aquel que vivió la elección principal. Aquella que Dios le entregó a su corazón de alcanzar el propósito de una humanidad elevada, guiada por el Corazón del Padre Celestial, para que así pudiera encontrar la Tierra Prometida, que es el tabernáculo del corazón de cada ser, donde mora Dios, la esencia de vuestro amor y de vuestra unidad.
Pero esa Promesa está por cumplirse. Por eso el Hijo de Dios fue enviado a la Tierra, para que todos ustedes en estos tiempos tuvieran la sagrada oportunidad de alcanzar esa tierra prometida, la esencia de ese espíritu primordial que debe despertar en los tiempos de caos para auxiliar a las almas; a las que les tocará vivir la cruel transición, debido a las causas injustas de todos los hombres, debido a las acciones contra la Creación y todo lo creado por vuestro Padre Superior.
Por eso, compañeros, retornen al origen. Recuerden las Leyes. Comiencen a practicarlas, porque ellas se desdoblarán de una forma desconocida para el mundo. Pero si ustedes están preparados ayudarán a los menos preparados para que vivan la enseñanza primordial de cumplir los Mandamientos y no salir de la Ley, para que ella no sobre caiga sobre los corazones ignorantes, principalmente sobre aquellos que no aceptaron Mi Resurrección.
Que vengan aquí los hijos consagrados del monasterio. Todos los hermanos consagrados, pues hoy ellos cantarán Mi Resurrección. Me refiero a Mis hijos predilectos varones. Y en presencia de Mis hijas peregrinas que hoy llegaron a Mi encuentro, también cantarán en Mi Nombre la glorificación de Mi Resurrección, pues hoy puedo decir que he despertado en los corazones simples, aquellos que se abrieron a encontrarme aquí, en este recinto de simplicidad y de amor por la Jerarquía de Dios.
Mientras estoy presente, compañeros, mediten en Mi Resurrección y en la oportunidad de liberación que recibieron sus vidas, al estar hoy aquí, presentes ante Mi Universo Celestial.
Ahora ingresen en Mi Corazón y mediten en lo que les digo, y escuchen con el corazón esta proclamación que he pedido que Me cantaran. Catorce campanadas.
Reciban hoy a Abraham, su primer Patriarca de la civilización crística. Hoy estoy uniendo el Antiguo y Nuevo Testamento. Y Mis Palabras de hoy tejen los nuevos Mandamientos, que serán vividos en las virtudes de los seres y en el amor que ellos puedan expresar a Dios, el Creador, antes de Mi Retorno.
Cantemos. A pedido de Nuestro Padre Eterno, cantarán Mis hijos consagrados en nombre de todos, junto a Mis dos hijas que hoy han llegado, para entrar en el regocijo de Mi Espíritu.
Mientras escuchan, sientan sus ángeles y unan su concentración al Universo total que hoy los acoge en este recinto sagrado.
Y ahora, compañeros, elevando el ofertorio del incienso, del agua y del aceite para los sacramentos que vendrán y que bendecirán a las almas que en estos tiempos buscan la unión perfecta con Mi Padre, ofrézcanlo a los Tronos que Dios Me ha concedido, para que junto a los ángeles, las huestes de la Luz y todos los bienaventurados, reciban su oferta como honor de redención y de paz para este mundo, para este tiempo actual, para esta nueva humanidad, que ya debe despuntar en el horizonte de sus corazones.
Ante Mi Presencia celestial, en este sábado de Aleluya, eleven sus ofertas para que Yo las reciba, en la esencia del espíritu, en la oferta y la donación de sus espíritus a Mi Consciencia Paternal.
Oración:
Padre Celestial,
Suprema Unidad,
Suprema Consciencia,
Supremo Amor,
compadécete de todos nosotros
y de toda la humanidad.
Amén.
(se repite 3 veces)
Hoy las llagas del pasado serán cerradas para aquellos que creen en todo lo que viven.
A pedido de Nuestro Señor Jesucristo, los hermanos que tienen las ofrendas para ofrecer al altar del Creador realizarán una intención a Nuestro Señor, por esta humanidad y por este planeta.
Los escucho.
Que escuchen todos.
Por todos los jóvenes de esta humanidad Señor.
Por todos los seres que hacen el mal.
Por la paz en África.
Por todos aquellos que duermen.
Por la vivencia del amor fraterno y la compasión.
Si ustedes siguieran rezando así como hoy lo hicieron, muchos de ellos se salvarán. Y no será por Mi intercesión, sino por su justa causa de rezar de corazón y de alma por aquellos que desconocen profundamente, principalmente por aquellos que están a su lado, que en algún momento los han negado por la incomprensión.
Vivan la esencia de la humildad. Eso ayudará al planeta a tornarlo salvo y digno de poder recibirme por segunda vez. Sus intenciones penetraron la dimensión de Mi Corazón. Sus lágrimas y lloros representan para Dios el alivio de todas la penas, de todos los pecados, injusticias y ultrajes que muchos inocentes viven.
El Cielo observa todas estas situaciones y todas las Jerarquías celestiales trabajan ampliamente por su redención. No nos iremos de este mundo, porque él nos pertenece. Dios nos hizo encarnar como Verbo y como Palabra, como Unidad y como Esencia entre ustedes, para que todos pudieran comprender que la Misericordia de Dios supera todas las pruebas, todas las dificultades y pecados.
Anímense a perdonar a aquellos que los lastiman, porque así, queridos compañeros, serán Mis apóstoles.
Recemos "Oración para vivir en la humildad".
Suprema existencia del Amor humilde
Suprema Consciencia de la Creación Universal
desciende en Tu Espíritu Inmaculado
y encarna ahora en este pequeño corazón
para que Tu propósito abnegado
se cumpla en la misión que me has encomendado.
Borra de mi corazón toda arrogancia,
limpia de mi alma toda mancha,
y disuelve con Tu Luz Divina
toda deuda en mi consciencia,
pues libre de mí mismo
podré ayudarte, Padre amado,
a cumplir Tu Voluntad infinita
en todo lo que fue manifestado.
Úneme al espíritu de la humildad.
Conságrame a la esencia de Tu Verdad.
Elévame a Tu Reino
para que este ser manifestado por Tu Origen
cumpla junto a Tus ángeles
con el propósito de la venida gloriosa de Cristo.
Amén
El Señor pide la Comunión.
Estoy aquí presente porque muchos de ustedes necesitan de Mi Presencia interior para fortalecerse.
Reverencien los sacramentos y vívanlos con gratitud. El Cuerpo y la Sangre nuevamente estarán vivos en ustedes. Dichosos de aquellos que comulgan en este primer sábado, en honra y honor al Inmaculado Corazón de María, como la comunión del primer sábado reparador.
Todas las causas injustas a la Santa Virgen serán borradas. Todos los ultrajes que hacen a Su Corazón Sacratísimo serán limpios por su unión con Mi Cuerpo y Mi Sangre.
Canción: Aleluya.
Canten con más fuerza.
¡Aleluya ! Cristo Redentor resucitó en los corazones redimidos.
Vayan en paz y comulguen en alegría. Esto solo bastará para agradar el Corazón de Dios.
Despídanme cantando nuevamente el Aleluya junto a sus ángeles, para que las esferas celestiales toquen los corazones del mundo, los corazones impuros. Toquen también las campanas.
Canción: Aleluya
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Después de haber seguido las huellas de Mi Pasión carguen vuestra cruz con valentía y sin demora, pues en el próximo tiempo Yo los espero para que formen parte de Mi Gloria, después de haberse transformado.
No teman por lo que vendrá, mas trabajen para que nada pueda suceder.
Estoy llamando a los últimos que formarán las últimas filas para que los que están adelante de ustedes puedan seguirme.
El Universo les muestra un misterio que es amado por pocos.
Ahora que saben todo, síganme, pues hay mucho por hacer. Y esto no son solo palabras, es el Verbo de Dios pronunciado a través de Mi boca, a través del Hijo de Dios que los convoca.
La Cruz es conocida por pocos, pero su misterio es inmenso; es un mar de Misericordia para aquellos que quieran sumergirse en él. Solo basta dar un primer paso y confiar en lo que Yo les entrego, pues vuestra purificación debe ser inmediata.
No hay más tiempo que esperar. El Universo los llama para la Gran Tarea, que no es solo en este mundo sino en todo este vasto Universo que espera silenciosamente por vuestra definición.
Cuando eso suceda compañeros, todo estará cumplido y las puertas se abrirán de un lado para el otro, de occidente a oriente, de norte a sur y todos así lo podrán ver cuando estén atentos y vigilantes Conmigo.
Mientras cantan para vivir los méritos de Mi Pasión recibiré en esta tarde de Misericordia vuestras intenciones y, principalmente, las de todas Mis hijas, Mis hijas consagradas a Mi Corazón eterno.
Cantemos "Vigilad unidos a Mí, siempre orando".
Mientras cantan a Mi Corazón, entréguenme aquello que ya le llegó la hora de vivir su propio destierro, para que nazca la Luz de Dios.
Canción: "Vigilad unidos a Mí, siempre orando".
Mientras el mundo arde en llamas por sus propias decisiones, la Gloria de Dios viene a vuestro auxilio para rescatarlos. Dichosos de aquellos que creen en Mi Buena Nueva, porque así no desistirán.
Hijas Mías, arrodíllense delante de vuestro Maestro y así como el primer día de vuestra consagración, Me honrarán.
Canción: "Devocionario a la Divina Misericordia".
Quien Me sigue no se arrepiente.
Quien Me sigue se dona por entero.
Quien Me sigue se alimenta de Mi Espíritu.
Quien Me sigue se transforma, así como el árbol, el que pierde sus hojas, da nuevos frutos y después revive todo el tiempo.
Quien Me sigue no se pierde, mas encuentra el camino que perdió.
Quien Me sigue, es Mi testigo y es quien Me espera para poder recibirme.
Quien Me sigue, no se detiene, anda rápido para alcanzar los Pies del Maestro.
Quien Me sigue todo lo recibe y no se pierde nada. Las Gracias son su suprema fortaleza.
Quien Me sigue escucha el Llamado y lo cumple como una premisa.
Quien Me sigue aguarda por el advenimiento de lo nuevo.
Quien Me sigue representa a un apóstol de los tiempos.
Quien Me sigue es porque confía y tiene absoluta seguridad de saber lo que está haciendo.
Quien Me sigue escucha en su interior las señales del Advenimiento.
Quien Me sigue está atento al cambio de los tiempos y socorre ante cualquier necesidad.
Quien Me sigue espera con paciencia el día de su redención, pero nunca se detiene pues vive la transformación infinita.
Quien Me sigue, es porque ya Me dijo que sí.
Cristo Jesús Glorificado.
Tráiganme el incienso para bendecirlo pues deben esperar hasta el día domingo, por la Resurrección del Rey en el corazón de los que estaban muertos.
Los aguardo.
Recemos. Esto es lo que es necesario para estos tiempos.
Agua, Sangre, Vida y Redención,
que brotaron del bendito Corazón herido de Jesús,
ten piedad, misericordia y compasión por todos nosotros.
Amén.
( se repite tres veces)
Vayan ahora, hacia el momento del nacimiento de Jesús y recuerden lo que allí sucedió. Recuerden lo que allí sucedió con los reyes de Persia, del Oriente y del más lejano Oriente, qué fue lo que ellos le ofertaron al Rey y qué es lo que hoy Yo les pido que Me oferten.
La representación de la vida de la naturaleza en el incienso es la oferta más sublime de la creación de la vida material.
Inciensen vuestros seres para que reciban la Gracia de la Misericordia y recuerden lo que él representa a través de los tiempos, que es la liberación de la impureza humana, aquello que corroe a las almas y las separa de Dios por absoluta ignorancia.
Hoy les ofrezco esta consagración para que vean en estas señales la presencia de Mi Espíritu que los exorciza.
Ante la potestad del Padre Celestial y en glorificación al Hijo de Dios, en esta hora en que Él vive Su muerte y derrama Su Misericordia sobre el mundo, elevemos hacia los altares celestiales, junto a los ángeles creadores, la oferta del incienso como redención y la puerta para vivir la rehabilitación.
Canción: “Pater Noster”.
Vivan Mi encuentro como algo único.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vayan en paz y en honra al Creador.
Mi silencio transmite muchas cosas. Dichosos de aquellos que comulgan Conmigo, pues nunca se arrepentirán. Serán los testigos para los tiempos que llegarán. Así Dios lo ha determinado.
Hoy les traigo a todos, Mi Consciencia agonizante del Getsemaní, pues Yo allí viví muchas cosas por todos y nunca Me arrepentí de vivir todo lo que el Padre Me entregó. Todo eso ha permitido, compañeros, que a través de la agonía en el Getsemaní, hoy todos ustedes estén aquí. Y muchas almas también que no están en este plano con ustedes, mas sí atentas a la voz de Mi llamado que las congrega y las une en este tiempo de redención.
Hoy estoy acompañado por Thiago y por Juan, guardianes de vuestra obra, que siguen silenciosamente vuestros pasos. Hoy se los entrego como guardianes de esta Obra magnífica que es construida por las propias manos del Creador, a través de la intercesión de los Sagrados Corazones.
Sientan al huerto Getsemaní como un momento de sacrificio. Allí el Hijo de Dios comenzó a superar la muerte. Y a través de la redención de todo lo impuro y pecaminoso, alcanzó el camino de la Resurrección.
En el huerto Getsemaní, Mi silencio dejó grabado el Propósito de Dios para el mundo. Ese fue el gran momento, compañeros, en el que la primera espada de la traición y de la negación del mundo traspasó el Espíritu de Mi Corazón. Allí Yo viví la primera señal por todos ustedes, por todas las generaciones que vendrían después de Mí.
Y así, a través de Mi sacrificio y de beber de ese Cáliz espiritual, muchos discípulos Míos despertaron a lo largo de los tiempos. Y hoy los vuelvo a unir en la esencia del Corazón, en el propósito del Amor y de la Verdad, que es construido por el esfuerzo de todos, de aquellos que Yo llamo perseverantes, que siguen Mis caminos liberando sus riendas, caminando firmemente por el lugar que Yo les indico, que es el monte de la cristificación.
Muchos tendrán memoria de que Yo haya estado en estos años aquí, pues a través de la palabra, de la evangelización interior, del ejemplo y de la vida es que son redimidos, y podrán profesar que Yo estuve aquí. Primero en Espíritu, para poder después entregarles Mi Esencia y así prepararlos para el fin de los tiempos.
¡Ay de aquellos que ya no están Conmigo! Mi Corazón silencioso los contempla y los ejércitos angelicales rezan por todos ellos, para que alguna vez resuciten en espíritu de la vida muerta que llevan.
Cuando estoy aquí, todo el Universo se congrega. Dichosos de aquellos que participan de las Leyes Mayores, aunque no las entiendan, a través de Mi Presencia y de vuestra absoluta creencia de que Yo estoy aquí, en Espíritu divino y glorificado, todo se puede cumplir en los espíritus que se abren para acoger Mi llamado, con reverencia y amor, con simplicidad y humildad; algo que Yo necesito que ustedes puedan aprender a vivir aunque no lo sepan. Vivan Mis palabras y así lo alcanzarán.
Hoy representan ante Mis Tronos la Cena Sagrada. ¿Qué significará esto para vuestras vidas y familias y, principalmente, para aquellos que niegan al Hijo de Dios? Aunque muchos se hacen los sordos y no escuchan al Mensajero Celestial.
Esta oferta que ustedes hoy Me hacen aquí, la cual han dedicado con amor, devoción y contemplación a Mi Corazón misericordioso, Mi Espíritu lo recibe con inmensa gratitud y verdad; porque a través de las cosas simples, pero verdaderas, se manifiesta la Luz del Creador, la que conjuga Su Voluntad.
Por un año más, pero como en otros tiempos, vengo a celebrar la Última Cena. Dichosos aquellos que se postran a Mis Pies para recibir Mi ministerio.
"Sagrado Padre...".
No es para repetir. Escuchen y sientan, pues es eso lo que necesito. Estoy pasando aquí por última vez en este tiempo final, antes de que todo se desate como mil caballos sin riendas.
"Sagrado Padre, que concibes la vida y el espíritu en todas las almas, recibe este sacrificio de Tus hijos que es instituido por el pan y el vino, precioso ministerio que Tú has legado a la humanidad, a través del Sagrado Corazón de Tu Hijo, recordando el precioso ministerio de la Última Cena, en donde muchas luces internas se encendieron y almas caídas se elevaron a los Tronos del Cielo para glorificarte y honrarte".
"Recibe Padre Amado, este ofertorio que es la emanación profunda de los corazones buenos. Así, establece Adonai, nuevamente Tu Espíritu Sagrado sobre la humanidad".
"Te imploro Padre Sagrado, que cierres las puertas del mal. Por eso en esta tarde Yo te dono, Mi Sangre, Mi Cuerpo y Mi Divinidad para que muchas almas más sean liberadas de la constante persecución y engaño en el cual viven".
"Así Yo podré instituir, por medio de Tu Espíritu Sagrado, el principio y el fin de Tu Reino Celestial, en donde los ángeles y arcángeles congregarán las buenas nuevas, los dones profundos de Tu Espíritu, que se manifestarán en la vida de todos los seres".
"Y así se concretará, Padre Amado, el Proyecto que Tú has escrito desde el principio".
"Escucha la Voz de Tu Siervo fiel, de la encarnación profunda de Tu Amor manifestado, de la Sabiduría Suprema en esta vida material".
"Recibe en Tu Reino la donación de todas las estrellas y vislumbra, Señor Amado, en los horizontes de todos los planetas, las esferas brillantes de la redención, que fueron colocadas por los ángeles del Cielo desde el momento de Mi glorificación".
"Padre Amado, recibe Tu Divinidad, que es la Divinidad de Tu Hijo. Recibe Tu Amor, que es el Amor de Tu Hijo manifestado. Recibe todos los dones y caridades, que son donados por las almas buenas".
"Recógete Adonai en los corazones simples, para que pueda volver a despertar Tu Sagrado Reino en toda la humanidad, mas en aquellos que necesitan el soplo de Tu Espíritu para volver a resucitar”.
Que así sea. Amén.
Celebramos en esta tarde la Misericordia de Dios. Y en este segundo día les entrego la segunda llave, la cual deposité en vuestras consciencias a través de Mis sagradas Palabras, colmadas del Amor del Creador y llenas profundamente de la humildad del Universo.
Recíbanla con gratitud, y agradezcan a Dios por este encuentro que quedará marcado en vuestras memorias.
Esto los ayudará a transitar vuestra purificación cuando ella llegue a golpear vuestras puertas. Pero no deberán temer. Aquel que confía en Mi Misericordia, prevalecerá, mas será más fuerte cuando se una a su hermano y en la unidad profunda del Espíritu comparta la transformación como un sacrificio y entrega a Dios.
Celebremos, amados compañeros, la institución para el mundo, de Mi sagrado Cuerpo y de Mi preciosa Sangre.
Renueven vuestros votos y confírmense delante de los Tronos de Luz, pues en esta tarde sagrada, los ángeles están escribiendo la nueva historia en algunas almas.
Clamemos por Adonai, pues Él está presente a través de Mi Espíritu.
Preparen los Sacramentos. Preparen el vino para la consagración.
De este fruto nacen los nuevos seres sobre la Tierra. Dichosos de aquellos que comulgan en reverencia y amor, porque siempre recibirán la mayor parte del Reino de Mi Padre.
Vamos a rezar, a pedido de nuestro Señor la oración del Ángel de Portugal:
Santísima Trinidad
Padre, Hijo y Espíritu Santo
os adoro profundamente y os ofrezco
el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad
de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la Tierra.
Y en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Escuchamos tres campanadas.
Este es el fruto del trabajo de muy pocos, para que la mayoría se pueda servir de él.
Benditos aquellos que beben de Mi Sangre, para que puedan ser transfigurados por la Luz de Mi Corazón.
Santísima Trinidad
Padre, Hijo y Espíritu Santo
os adoro profundamente y os ofrezco
el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad
de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la Tierra.
Y en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Y así, ustedes también consagrados por Mi Espíritu, deberán dar el ejemplo de lo que recibieron, porque muchos por detrás de ustedes esperan por esta sagrada oportunidad.
Vuestra confirmación y decisión permitirá que los que están por detrás de ustedes reciban esta Gracia.
Vayan en paz, Mis soldados, afirmando vuestros apóstoles internos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Tres campanadas.
Cantemos "Adonai, Espíritu Santo" para despedir a Cristo.
En esta tarde de Misericordia vengo con el deseo ardiente de volver a encontrarnos, porque aún hay muchas almas en el mundo que no Me quieren ver.
Por eso hoy y en esta semana, los invito a recordar Mi Sacrificio, para que también lo vivan por aquellas almas que niegan a Dios.
Aún existen muchas consciencias sumergidas en el materialismo. Pero aún Mi Misericordia llega al mundo para poder salvarlos.Y en Mi total confianza, seguiré adelante a través de ustedes, para que Mis planes de redención se puedan cumplir.
Desearía que sus corazones estén bien cerca del Mío, pues necesito escuchar el palpitar de sus esencias, porque esta semana no será igual a la anterior, a la que Yo viví con ustedes en el año anterior.
Los tiempos cambiaron mucho, Mis compañeros, y pocos perciben los cambios que han surgido en la humanidad. Por eso hoy les muestro Mi Corazón, el que derrama Sangre y Agua perpetuamente.
Mi Corazón está lleno de Misericordia para todos, pero muy pocos han venido a beber de esta Fuente de Gracias por temor al pecado, al error o a la equivocación. Queridos compañeros, Mi Misericordia no ve esas cosas sino el espíritu de su perseverancia.
En el principio de este encuentro, Yo les envié un mensaje de paz desde las esferas superiores de la consciencia, para que ustedes se pudieran unir a esos principios creadores.
Pero hoy también quiero decirles, Mis compañeros, que vuestro Padre, el arcángel Miguel, acompañándome en presencia y omnipresencia, espera descender sobre este suelo sagrado de Aurora, a través de la manifestación de la sagrada ermita. Ya pasó mucho tiempo del pedido que Yo les hice, Mis amigos. Muchas almas esperan en los mundos invisibles poder pasar por este portal. Y eso será posible a través de su colaboración.
Ustedes sabrán, Mis amigos, que el Cielo tiene muchas necesidades sobre esta humanidad. Y así como los Mensajeros Divinos pedimos muchas cosas, también la humanidad nos pide muchas cosas.
La Gracia es recíproca. Por eso, compañeros Míos, pongamos manos a la obra, pues el arcángel Miguel espera descender y traer Su Gloria a este lugar. Gloria que será irradiada para el mundo, principalmente para aquellos corazones que deben ser exorcizados.
Sigan orando por esta causa santa. El Padre Creador se los agradecerá. Sigan invocando Su Santo Nombre en sus corazones, porque así también estarán llamando por Mi Gracia Universal.
El arcángel Miguel y Yo somos uno solo. Él fue el gran Mensajero de Dios para aquellos tiempos pasados, en donde Él Me ayudó a cargar con la Cruz de esta humanidad.
Pero Él viene ahora en su auxilio, luminoso y alado, para traer Su liberación a la humanidad, lo que las almas esperan hace mucho tiempo.
En esta Sagrada Semana, compañeros, deseo que puedan revivir Mi Pasión, así como lo hicieron en el año anterior. Pero en este tiempo, en esta Sagrada Semana, sus corazones ya deberán estar maduros pues necesito, en este ciclo, recoger todos los talentos que Yo deposité en ustedes, pues la emergencia planetaria es muy grande y las almas piden por auxilio y por liberación y será a través de sus corazones, de sus instrumentos internos, que son las almas alabando a Dios, donde Yo podré realizar Mis obras y llegar a los lugares inhóspitos, en donde ni siquiera existe la luz ni el amor.
Repitan para Mi Corazón glorificado sus súplicas e intenciones internas, pues Mi Corazón está abierto para acoger sus pedidos. Porque durante esta Semana Sagrada, Yo iré trabajando con cada uno de ustedes. Intentaré mostrarles las señales que Yo necesito que vean, para que sus espíritus y consciencias puedan madurar.
Me alegra profundamente volver a encontrarlos, porque esta Semana Sagrada es especial para el mundo, principalmente para aquellos que no reciben nada. Por eso, Yo estoy convocando a todos los servidores, para que se arriesguen a venir hasta aquí y compartir Conmigo la emanación del Amor de Mi Corazón que es necesaria para el mundo y para grandes partes de esta humanidad que ya no aguantan más, que necesitan de Mi Misericordia a través de sus espíritus mediadores.
Yo les traigo la convocatoria final para que sean, ahora y siempre, Mis apóstoles. Vivan Mi mensaje en la práctica y en la vida, vivan Mis enseñanzas por encima de todo, pues ya están preparados, Mis compañeros, así como Yo preparo a muchos espíritus a lo largo y ancho del mundo, que siempre Me sienten en sus corazones y responden a Mis comandos celestiales, sirviendo a las almas más necesitadas y carentes, escuchando a los corazones más pobres y moribundos. Y principalmente llevando la Luz y Mi Amor.
Quédense quietos, pues Mi energía está trabajando en ustedes.
Esta es una de las últimas Gracias que Yo derramo sobre el mundo, antes de Mi Retorno a la Tierra. Por eso, guarden cada código de Luz que Yo deposito en ustedes.
Recuerden las palabras que Yo les dicté al principio de este encuentro.
Vivan Mi Mensaje, vivan Mi Mensaje y sean Mi Mensaje para todos.
Sientan Mi Corazón, que se aproxima a sus espíritus.
Sientan el regocijo de Mi Amor.
Entren en Mi Regazo de Luz, porque allí siempre todo estará bien.
Olviden lo que sucedió. Vivan el eterno presente Conmigo, así recibirán lo que el Cielo quiere derramar a través de Mi Corazón.
Solo los necesito cerca de Mí, para que puedan sentir Mi Esperanza y Mi Aliento.
Yo vengo aquí por todos, principalmente por aquellos que ya no están aquí, los cuales espero, en la paciencia infinita, que algún día retornen a Mis Brazos, a pesar de los caminos que escogieron para sus vidas.
Yo convoco a todas las ovejas a formar parte de este gran rebaño de luz universal, de estos núcleos de luz profundos que vive su consciencia interna, pues es hora de despertar. Su consciencia profunda los está llamando para que realmente vivan lo que han venido a vivir en nombre del Señor. El mundo lo necesita y muchas almas también lo esperan.
El Plan se cumplirá también a través de todos los servidores. Todo está unido a un mismo hilo de luz, desde la Tierra hacia el Universo, más allá de este Universo material.
Convoquen siempre a vuestro Padre Eterno. Él será la fuerza que los moverá, que los transformará y los purificará.
Mi Corazón será su refugio. Por eso, llegó la hora de estar preparados y de no perder el tiempo en las cosas superficiales.
Reafirmen su voto de compromiso Conmigo, pues Yo espero todos los días, dentro del gran silencio universal en el cual Yo vivo, que cada alma de esta Tierra pueda escuchar Mi último llamado, pues estoy cumpliendo la promesa de retornar, primero desde el espíritu, para después manifestarme en Gloria para toda la humanidad.
Pero Yo necesito de testigos fieles, que puedan dar el ejemplo de lo que han vivido y que también Me puedan esperar cuando se aproxime la gran hora hacia la humanidad. Ese será el momento, compañeros, de que todo estará cumplido, así como fue escrito en el principio.
Ustedes son parte de una historia universal que está siendo escrita en los libros del Creador. Ustedes deben ser las plumas en la manos de Dios, para que Él pueda escribir Su Voluntad a través de sus vidas.
Los invito, compañeros, a la consagración de los elementos sagrados, que serán para ustedes el Cuerpo y la Sangre de su amado Redentor.
De la tierra surge el trigo, producto del trabajo de los hombres. De este trigo nace la harina para que surja el pan de vida para la humanidad. A través de este ejemplo, compañeros, los invito a recordar sus orígenes, pues deberán volver al principio de todo. Así como surgieron del Todo pronto volverán al Todo, porque allí se fundirán con la Esencia de Dios.
En aquel tiempo, cuando Yo estuve con ustedes, presente, celebrando Mi última cena, este mismo pan que está frente a Mí, estuvo sobre la mesa, siendo ofrecido al Creador como el Cuerpo glorificado de Cristo, aquél que sería mutilado, martirizado, flagelado y herido para la liberación de los pecados de las almas.
Que este Cuerpo santificado represente para sus memorias y principalmente para sus células, la búsqueda constante de la unión con Mi Espíritu, con Mi Divinidad y con Mi Glorificación.
Reciban en esta hora los Rayos de Mi Luz.
La uva también es producto de la tierra y del trabajo de los hombres. Pero a través de este ejemplo, Yo les doy a beber de la renovación, de la transfiguración, de la transustanciación de las partículas impuras que forman parte de esta consciencia planetaria.
En aquel tiempo, cuando Yo Me encontraba sentado a la mesa con los Míos y con muchos de ustedes, como almas en gloria y en alabanza, Yo les dí de beber a todos del código perfecto de Mi Sangre, donde no existe ninguna impureza, sino la máxima expresión del Amor que fue derramada por Mí durante la flagelación, el calvario y la cruz.
Reciban en esta tarde, los Rayos de Mi infinita Misericordia y recuerden beber de esta Sangre, con reverencia y amor, pues ella siempre los renovará, los transmutará y los liberará, siempre y cuando recuerden que Yo estoy presente en todo los creado.
Recemos como en el Monte de la Bienaventuranzas.
Oración: Padrenuestro en arameo.
Y a través del agua que lavará sus pies, se encuentra el símbolo de la purificación, en donde las heridas, los pecados y los errores son lavados por la castidad que representa el agua misma.
Cuando reciban esa bendición, recuerden que estarán siendo liberados de las amarras. Porque el agua guarda el código de la pureza original, de lo que existió en el principio en el Génesis, lo que santifica a las almas, las purifica y también las renueva, bajo el Espíritu Santo de Dios.
Tráiganme aquí el agua.
Oración:
¡Oh! Sangre de Cristo derramada sobre el mundo
purifica nuestra alma, alivia nuestro corazón
Ten piedad de nosotros, Señor
(se repite tres veces)
Amén
Las mujeres de Betania, prepararon los pozos de luz para que los códigos de Dios fueran derramados y los enfermos pudieran ser curados por el bautismo que Yo impartí después de Juan, Mi amado hermano.
Recuerden los pozos de Betania y de Samaria. Allí, cuando Yo pasé, dejé un principio fundamental para el mundo: la renovación del Sacramento del Bautismo y de la Fe para todas las almas que tenían fe en el Hijo de Dios, a pesar de no conocerlo, ni saber en verdad quién era o de dónde venía. La fe cura a las almas y les trae la esperanza para poder proseguir adelante.
Por eso, en esta tarde de Misericordia, bendigo este sacramento, esta agua casta y pura, para que sirva de cura para las almas y de liberación de los pecados del mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A pedido de Nuestro Señor escucharemos el Padrenuestro en latín.
Para aquellos que puedan, arrodillarse, para recibir la bendición de Nuestro Señor en este primer día.
Canción: Paternoster
Bajo la bendición de las esferas celestiales, recuerden que en este día y por los días que vendrán, los estaré congregando en el Espíritu de Mi Amor, para que sean motivados a seguir adelante. Y a pesar de las consecuencias, vean la Luz de Mi Presencia en el horizonte, la cual siempre estará presente en sus internos.
Envío Mi abrazo de luz a Madre María Shimani y a la Hermana Lucía, pues en esta Sagrada Semana estarán presentes en Mi Corazón.
¡Les agradezco por estar hoy Conmigo!
Creen puentes de luz durante estos días, así Yo podré ayudarlos y entregarles la esencia de Mi Amor.
Vayan en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Recuerda, hijo Mío, recuerda alma Mía que en esta vida tú Me perteneces y que todos los días, hasta el fin de los tiempos, Yo vendré para arrebatar tu pequeñísimo corazón.
Así tú, pequeña criatura de Dios, Me permitirás realizar los prodigios y las voluntades que Adonai Me ha planteado.
Por eso, pequeña alma Mía, abraza Mi misterio, abraza Mi gran misterio y sumérgete en el océano de Mi Misericordia para que los obedientes ángeles de Dios ayuden a tu espíritu a alcanzar el invisible y esperado propósito que tiene que cumplir tu bellísima vida.
Deja que tu alma provoque grandes estados de amor para Mi Corazón. Así por siempre, estarás glorificando al Padre Celestial a través de Su amado Hijo.
Hazte la promesa todos los días, todos los días que vendrán, que Me serás fiel y que ante la gran prueba que transformará tu vida terrena, Me seguirás hasta el fin de los tiempos.
Sé digno de vivir en Mi Sagrado Corazón, construye tus metas con base en las virtudes de la caridad, del servicio y del bien por la humanidad.
Para cada alma tengo algo preciado y desconocido. Así, Mi Sagrada Voluntad, que es la Voluntad del Creador de todo lo que existe, se manifestará de infinitas formas.
Las almas pueden ver las Faces de Mi Glorificado Corazón de diferentes formas y así, Yo elevo a todas las criaturas hacia los Tronos de Dios.
Hoy te abro una última puerta, pues Mi oferta amorosa se extiende a todos los corazones que, habiéndome reconocido por segunda vez, son llamados por el Hijo de Dios para reiniciar el camino que no fue terminado.
Mi Espíritu les hace amar la Ley, aunque muchos no la conozcan. Mi amor los hace recapacitar y Mi poderoso Corazón los impulsa a alcanzar nuevos escalones.
En este tiempo de tribulación, bendito sea el que Me llama porque le responderé, tal vez no como lo espera pues Mis Virtudes actúan de una forma desconocida para las almas de la Tierra.
Sean, en este tiempo, aquello que Mi Padre Santo espera. Proclamen el día de vuestra redención y de vuestra liberación para que, cuando Yo llegue en gloria desde el Universo Celestial, todos puedan conocer y escuchar a sus Ángeles de la Guarda, los que en servicio y amor absoluto los guiarán hasta el lugar espiritual y divino en donde Yo Me encontraré para cenar nuevamente con ustedes.
Después del tiempo de la purificación ya no existirán distancias entre ustedes y Yo. Me podrán sentir, ver y conocer como verdaderamente Yo Soy. Desde el principio Me podrán conocer, más allá de Mi Transfiguración conocerán Mi Faz Glorificada.
Pero ahora, ya están en el tiempo de seguir remando en Mi barca, de estar vigilantes y despiertos para que ningún viento contrario del noreste les pueda hacer sumergir la barca y las aguas se agiten demasiado.
Por eso, la constancia será la llave. Les dará el impulso de poder orar y vigilar para que, ante cualquier falso engaño, ustedes sepan reconocer la verdad en la ilusión.
Sigan adelante, algunos llegarán hasta la cima del propósito, pero otros deberán convertirse en puentes de luz para que los autoconvocados pasen y alcancen la meta que Yo dejé escrita en vuestros corazones.
Mientras el mundo busca otras cosas, Yo los invito a concentrar la mirada en Mi Sagrado Corazón, así evitarán que los tropiezos los desvíen del camino y que cualquier mentira les haga creer falsas verdades a vuestros corazones.
Procuren Mi Corazón que está pleno y abierto para todos, allí nadie perecerá.
Bajo la Paz del Señor, sean bienaventurados y dignos.
Gracias por glorificar Mi Corazón.
Cristo Jesús Glorificado, el del ayer, el del presente y el del futuro
Así como escucho sus voces, escucho sus corazones y a pesar de que muchas almas circulan en el tiempo de las tinieblas, Mi Luz misericordiosa viene a vuestro encuentro para salvarlos, pues en el silencio del Corazón siempre los espero.
En cada nueva oración que Me profesan, siempre que Me busquen en vuestro interior, podrán encontrarme, porque allí reside Mi Amor misericordioso, Mi Amor por toda la humanidad y por el planeta. Recuerden que Yo Soy parte de esta humanidad y que, a pesar de que provengo de la Fuente Mayor de Dios, Yo estuve entre ustedes durante mucho tiempo y a lo largo de los siglos retorno, preparando a Mis rebaños para Mi Retorno, el gran encuentro esperado por todos, cuando Dios pronuncie Mi segunda venida.
Por eso, para ese tiempo deberán estar preparados y así, como fue dicho aquí, vuestros corazones serán renovados en la esperanza del Creador, porque es algo que siempre los sustentará y los llevará directamente al manantial de Mi Misericordia.
Sé que en esta noche muchos esperaron este encuentro, y agradezco este reflejo de amor que Me han entregado, pues Mi Corazón bondadoso y misericordioso lo recibió.
Y así, queridos compañeros, los vengo acompañando durante todos estos últimos días, observando vuestras necesidades internas y espirituales, para que al fin se pueda concretar el Plan de Dios en ustedes.
Salgan de este mundo, distánciense de los problemas y de las dudas. Mi Luz siempre prevalecerá por encima de todo. Recuerden siempre Mi sacrificio en la Cruz, eso les dará fuerza para seguir adelante y ningún alma podrá perecer.
Por eso, queridos compañeros, en esta noche de Misericordia y de Piedad Yo los necesito más unidos que nunca, porque a través de esa unidad el enemigo no entrará y las almas alcanzarán la meta que han venido a cumplir en este mundo.
Renuévense a través de Mi Corazón de Luz, sientan Mi mansedumbre y Mi paz que los colma.
Vengo a renovarlos una vez más, vengo a renovar sus votos y su compromiso con el Creador, pues es necesario, queridos compañeros, que a Mis Pies, a Mi derecha y a Mi izquierda existan almas postradas delante del Creador que oferten todo lo que nadie oferta por aquellos que necesitan de luz y padecen el sufrimiento y el martirio.
En esta noche de piedad, de buena nueva para todos, vengo a traerles la esperanza que existe en el Reino de los Cielos.
Por eso, los invito a recordar el Sermón de la Montaña, el momento en el que muchos de ustedes estuvieron Conmigo e hicieron voto interior de acompañarme en el fin de los tiempos.
Vuestras almas caminan a Mi lado hace mucho tiempo, por eso los necesito bien cerca de Mí en esta hora. De esa forma Mis Rayos se derramarán sobre sus seres y no perderán ningún momento. Me encontrarán cerca en esta humanidad, bien cerca de vuestros corazones porque es donde Yo siempre quiero estar.
Queridos compañeros, así como Me han cantado glorificando Mi Corazón de Paz, quiero que extiendan esta Paz hacia el mundo entero, pues Mi Corazón está lleno de Gracia y de Misericordia, Él espera derramar Su Luz y Su Paz sobre todos ustedes y, principalmente, sobre aquellos que más lo necesitan.
En el amor y en la fe los invito a acercarse a Mí para recibir Mi Presencia en vuestro interior, los aguardo.
Los que están arriba no necesitarán descender, recuerden que Yo Soy omnipresente.
Canción: "Cristo, Tú el Amor".
Vuestra oferta fue escuchada. Ahora esperen recibir aquello que han pedido, pues Yo se los enviaré a través de Mis Rayos de Luz y de Paz.
Sigan adelante, caminando a Mi lado, pues Mi Corazón siempre los colmará.
En unión al Padre Celestial, elevemos la oferta de los Sacramentos para que, en esta noche nuevamente, el pan y el vino que han dejado en esta mesa se conviertan en Mi Cuerpo y en Mi Sangre, símbolos de Luz y de Paz para todos.
En Mi Presencia, los Cielos están abiertos. Guarden esta Presencia Divina en vuestros seres, pues los ángeles esperan ayudarlos a concretar la misión que Dios les encomendó. En unión al Padre Celestial, cantemos para la consagración.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
El Señor nos ha pedido que escojamos algunos hermanos presentes para que eleven esta oferta que se convertirá en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Él nos pide que, en este momento, recordemos Su agonía en el Getsemaní.
Canción: "Los Nombres de Dios".
Hermanos e hijos de Mi Padre, ahora Mi Corazón recibe vuestras promesas, aquellas que una vez Me pronunciaron cuando estuvieron a Mi lado. Oferten estas promesas por las almas que no le cumplen nada a Mi Corazón, pues el mundo lo necesita y la humanidad entera también lo necesita. Para poder recibir las Gracias de Dios que las almas cumplan con lo que Me piden, con lo que Me prometen, con aquello que profesan de corazón y de alma a Mi Espíritu Sacerdotal.
Ahora eleven en silencio vuestra petición, porque aún estoy presente escuchándolos.
Recemos como Yo se los enseñé.
Padre Nuestro (en arameo).
Yo los bendigo a ustedes y a estos elementos sagrados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias por responder a Mi Sagrado Llamado. Serán bienvenidos todos aquellos que quieran compartir Conmigo la Sagrada Semana, pues derramaré nuevos códigos sobre el mundo, en esta última hora de oportunidad.
Vayan en paz y alegren vuestras vidas.
Para finalizar el Encuentro del Sagrado Llamado, Fray Elías del Sagrado Corazón comparte las Palabras que Cristo Jesús Glorificado le transmitió como mensaje mensual.
En nombre de los ingratos, canten al Padre Celestial, así alegrarán Mi Corazón: Adonai Espíritu Santo.
Mientras hoy estoy aquí con ustedes, nuevamente, el mundo circula por una gran transición.
Las acciones que comete la humanidad cada vez son más graves. ¿Quién se ofertará a transmutar estos estados como muchos seres lo hicieron en el pasado, en el total silencio del corazón y de la voz?
El tiempo que fue escrito, ya comenzó. Pero muchos no consiguen ver estas cosas.
A través de la Gracia que Dios Me concedió, vengo en esta tarde de Misericordia a abrir sus ojos internos. Porque en cada nuevo día espero que estén renovados por Mi Luz y que no sean las mismas personas ni las mismas consciencias, sino que sean transfigurados por Mi Amor Redentor a través de los Sacramentos Sagrados que Yo les entrego.
El tiempo seguirá pasando y las cosas se complicarán cada día más, pues muchos deberán sufrir por lo que han hecho. Muchos no conocen Mi insondable Misericordia.
Por eso, Yo los llamo, amados Míos, para que sean testigos de Mi Corazón Misericordioso, al menos algunas almas de este mundo, principalmente aquellas que se aproximan a sus caminos, encontrarán el aliento que tanto buscan y la fuerza interior que perdieron, por solo conocer Mi Misericordia.
Yo les marcaré la señal de Mi Retorno. Será muy evidente para los corazones abiertos, principalmente para aquellos que oren a Mi Misericordia.
Mi Voz hoy se pronuncia a todos y espero que ella haga frutos en sus seres, pues deseo profundamente, queridos Míos, que los apóstoles del nuevo tiempo puedan nacer.
Esto es algo verdadero, ya no es solamente espiritual. Necesito de testimonios vivos y de obradores de Mi Misericordia, que profesen la paz y el bien, a pesar del mal que circunda el mundo.
Yo nunca dejaré solos a Mis rebaños, pues en el silencio del corazón sigo sus pasos, hasta el cumplimiento de la misión final, para aquellos que se arriesguen transformarse y vivir plenamente Mi Divina Voluntad.
Como hoy consagraré estos Sacramentos, también consagraré sus espíritus, impregnando sus seres de una Luz Mayor para que, de una vez por todas, sean gratos y cumplan amorosamente con lo que Yo les pido.
Porque si aún hoy estoy aquí, entre ustedes, es por algo mayor, por una Voluntad Mayor. Espero que puedan percibir algún día lo que eso significa para estos tiempos.
Muchos mueren sin ver la Luz del Creador. E insisto con estas cosas porque siguen sucediendo como si nada pasara. Pero el tiempo de la liberación y de la Justicia Divina ya está llegando al mundo y esto no tiene reversión.
Así como lloran los niños, lloran nuestros corazones. Así podrán entender, Mis compañeros, la falta de consuelo que tiene Mi Corazón.
Ustedes son Mi fuerza reparadora, el motivo principal de Mi venida al mundo, como tantos otros servidores que solo buscan Mi Espíritu entre las tribulaciones de la humanidad.
Consagremos ahora con el corazón y la consciencia.
Repitamos:
Padre Glorioso y Eterno
te ofrezco con todo mi corazón y consciencia,
la unión perfecta y predilecta
que he establecido con Tu amado Hijo.
Y por los Poderes Celestiales
que brotan de Su Corazón Misericordioso,
ten piedad, Padre Mío, por esta humanidad,
por todo este planeta, por los siglos que vendrán.
Que así sea.
Amén.
Hoy, de nuevo, les entrego Mi Sangre.
Hoy les entrego amorosamente Mi Cuerpo lleno de ultrajes y espinas de los corazones infieles e impuros.
Reparen las ofensas de sus semejantes y proclamen a Dios el momento de su redención.
Beban de Mi Sangre y coman de Mi Cuerpo pensando, todo el tiempo, en la energía sublime de la restauración. Eso es lo que el mundo necesita para este tiempo, la restauración de Dios, así nacerá la Misericordia.
Les agradezco por haber compartido Mis Gracias con esta necesitada región, que debe despertar al Principio de la Redención.
Cierren sus ojos y llévenme a su interior, en comunión perfecta con Mi Espíritu, donde el mal no yace, sino el Amor absoluto del Creador.
Multipliquen sus oraciones y hagan feliz a Dios, por todo los que Él les dio, y por sus hermanos ingratos. Así glorificarán a Mi Corazón y estarán en eterna comunión Conmigo.
Nunca olviden de que Yo he pasado por aquí, pues esta es Mi última vez.
Paz para todos. Misericordia para los más necesitados. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Llegó la hora de que se rompan las cadenas de la inercia y de la constante maldad.
Que se rasguen los velos de la ceguera y de la impunidad.
Que se cierren las puertas al mal y que se disipen los abismos de las consciencias.
Que se liberen las amarras y que las almas caminen hacia su esperado despertar.
Que se transfiguren los impíos y que se rediman todos los que transgredieron la Ley de Adonai.
Que se congreguen los inocentes y se reúnan los mansos.
Que los pacificadores se entreguen a Dios y que los amedrentados sonrían porque Mi Luz poderosa llegó para su salvación.
Que los impuros sean vencidos por la acción de Mi Misericordia y que se purifiquen todos los verdugos.
Voy a repetir:
Que se venzan los impuros por la acción de Mi Misericordia y que se purifiquen todos los verdugos.
Que los condenados sean libres de sus propias prisiones para que surja, ahora y siempre, el eterno Amor del Creador.
Que se restauren los corazones y se glorifiquen por siempre los Reinos de toda la Creación.
Que los ángeles del universo participen del gran Juicio Final.
Con Mis Manos Yo separaré la paja del trigo y haré nacer del nuevo barro, el nuevo diseño divino para cada ser.
Que se arrepientan los que no lo hicieron, y que todos escuchen el clamor de los mutilados.
Que se terminen las guerras.
Que ya no se martirice ni un cuerpo más, porque la Ley manifestada está descendiendo sobre este Reino llamado mundo.
Que los injustos se conviertan y que los pecadores se entreguen a la Misericordia infinita de Mi Corazón.
Que las causas del pasado se transformen en prodigios para el futuro.
Que la verdad salga a la luz y que los ciegos y sordos de corazón escuchen el Llamado del Rey Universal.
Todo mal es retirado de los espacios del mundo para que rebrote por siempre la Fuente de la Purificación.
Que nadie tema al fin del tiempo.
Que los misericordiosos donen Misericordia y que los buenos orantes recen mucho, recen mucho por la paz.
Ya el Rey se prepara para entregar su principado a los que fueron fieles.
El Hijo de Dios viene para terminar con toda perturbación y para restablecer los mil años de paz. Pero mucho aún deberá pasar para que todo esto suceda.
Abran los ojos del corazón y destierren de vuestras células las imperfectas insignias del mal.
Yo Soy vuestro Amor, Yo Soy vuestra Luz, Yo Soy el que Soy en cada alma y corazón que sepa, humildemente, reconocer Mi única Verdad.
Misericordia para los que Me niegan.
Piedad para los injustos.
Paz para toda la humanidad.
Bajo el Decreto Universal del Creador Supremo, sean testigos vivos de Mi Mensaje final.
Los bendice,
Cristo Jesús Glorificado, el Redentor
Sagrado Corazón de Jesús,
Fuente de Amor y de Verdad,
reconcilia a la humanidad con el Padre Eterno.
(tres veces)
Hoy les traigo Mi Sagrado Corazón como prueba de Mi Amor y de Mi Verdad por todos ustedes.
Mi Corazón se alegra por ver los corazones buenos y perseverantes, aquellos que responden a Mi Llamado de forma inmediata y que, a pesar de las consecuencias, siempre Me dicen sí.
Vivan en el Sagrado Corazón de Jesús.
Nuevamente, Me ofrezco al mundo como la gran ofrenda de amor por todas las almas y por todo este planeta herido.
Busquen la Fuente de Mi Sagrado Corazón y no se cansen de saciar vuestra sed, porque aún tendrán sed, amados Míos, hasta los últimos días de vuestras vidas.
Vivan en Mi Sagrado Corazón. Actúen a través de Mi Corazón misericordioso y nada deberán temer, porque Yo estaré en vuestros caminos, alumbrando vuestros destinos y cumpliendo vuestros proyectos, los Proyectos de Dios.
Por eso, vivan en Mi Sagrado Corazón.
Así como Yo lo pedí en Ruanda, busquen Mi Corazón de Luz, porque los tiempos ya son difíciles, las almas son muy frágiles y muy pocos están preparados para enfrentar lo que vendrá.
Acudan a Mi Corazón de Luz. Refúgiense en Mi Corazón amoroso.
Reposen vuestras almas en Mi Espíritu y sean como los niños que buscan siempre el abrazo del Padre Celestial.
Sean pequeños todo el tiempo; por medio de vuestras obras simples y humildes, agraden al Corazón de Dios que sigue siendo ultrajado al igual que el Mío.
Alegren el Corazón del Padre Celestial y renuévense todos los días por medio de la Comunión.
Yo vengo a ofrecer lo único que tengo: la Fuente de Mi Amor y de Mi Verdad, que es Mi Sagrado Corazón.
No pierdan tiempo, Mis compañeros, aléjense de las tribulaciones.
Ingresen en el camino de Luz que Yo les estoy ofertando y no hagan llorar a Mi Corazón cuando sus pruebas sean difíciles. Más, con el coraje que Yo les he dado a lo largo de los tiempos, ustedes tienen la fuerza interior para poder trascenderlo todo.
Yo les doy todo lo que tengo, pero aún hay muchas almas que no reciben nada.
¿Quién dará el primer testimonio de Mi Llegada al mundo? ¿Quién se arriesgará a vivir en Mi Nombre y profesar Mi Sagrada Palabra a la humanidad?
De esa forma, amados Míos, Yo los invito al apostolado del sacrificio. Porque solo a través del sacrificio y de la entrega, del sudor de vuestros cuerpos y el llanto de vuestros rostros, la humanidad podrá convertirse.
Pero no vivan el sacrificio como un padecimiento.
Dios Me hizo encarnar en esta humanidad como parte de Su Amor absoluto para que los corazones no volvieran a vivir el martirio ni tampoco el sufrimiento que ahoga completamente a todas las almas.
Pero la humanidad de hoy no ha entendido y muchos no escucharon Mi Llamado en Ruanda.
Me vuelvo a pronunciar en este lugar santísimo, en donde Mi Corazón se complace de ver almas redimidas, resucitadas por el amor de una madre, de una bondadosa madre, entregada a Mi Plan de Amor.
Los invito, Mis compañeros, a que se decidan a ser Mis apóstoles. Mis Mensajes no solo pueden pasar por aquí, deben penetrar en vuestros corazones, fortalecer vuestra fe y convicción de vivir en Mí.
Mis Palabras ya no son teorías. Necesito en este plano de vivos testimonios que representen aquello que nadie quiere hacer.
Amados hijos de Dios, ya no existirá tiempo ni momento de que la humanidad vuelva a decir que no fue avisada. Este es Mi último Llamado.
Mi Dios Me ha permitido que Me acercara a vuestros corazones y almas para encontrar en ustedes el consuelo que Me falta por la constante flagelación interior y espiritual que Yo recibo de los corazones ingratos.
Pero sé que muchos no creen que Yo estoy aquí. Dichosos de los corazones que creen sin haberme visto, porque serán como los apóstoles del pasado, en el que muchos no Me conocieron, pero supieron vivirme profundamente, viviendo Mi Palabra y Mi Evangelio.
Yo les abro las puertas de Mi Corazón de Luz, como la única alternativa para el fin de los tiempos.
No pierdan tiempo en las cosas superficiales. El tiempo está corriendo rápido y las almas cada vez más se pierden, engañadas por las cosas de este mundo y las ofertas de la vida material que hace desviar los caminos de Mis pobres corazones. Pero Mi bendita Madre del Cielo reza junto Conmigo a los Pies del Creador.
Los invito, queridos amigos, a que imiten este ejemplo espiritual. Arrodíllense delante del Creador y recen con todo el corazón y con toda el alma.
No sabré decirles, Mis compañeros, qué será de aquí a los próximos meses, pues el mundo deberá arrepentirse profundamente, reconocer el daño que ha causado a los demás corazones y pedir profundamente por Mi insondable Misericordia.
Sepan, Mis compañeros, que Yo no vengo a traerles el miedo, sino la verdadera consciencia de lo que es cometido por toda la humanidad, las consecuencias difíciles que arrastran a muchas almas hacia los abismos sin luz.
Pero Yo Soy el Sol resplandeciente del universo, la Molécula viva del Corazón de Dios que despierta muchas moléculas más, en los corazones que se ofertan a Mi Corazón a renunciar a todo, a transformarse completamente y a vivir absolutamente Mi Divina Voluntad.
No vengo a pedirles cosas imposibles, vengo a pedirles una colaboración mayor. Aún estoy esperando, hijos amados, que los misioneros de la paz, del Inmaculado Corazón de María, lleguen hacia las tierras africanas para aliviar el sufrimiento que allí existe y que muy pocos conocen.
Las agujas del reloj siguen pasando y la necesidad crece cada día más.
Necesito almas misericordiosas, verdaderas almas misericordiosas, que ejemplifiquen en estos tiempos la presencia de Mi Corazón vivo en este mundo, a través de los Sagrados Sacramentos que Yo los invito a vivir nuevamente para que renueven vuestros espíritus, revivan vuestras almas y sean liberados de toda culpa. Por eso, alégrense en esta tarde misericordiosa.
Que todas las almas escuchen la plenitud de Mi Voz y que todos los ángeles eleven al Cielo la verdadera promesa de esta civilización, que será cumplir la redención, cueste lo que cueste, con quién sea; pues Mi Corazón cuenta con todos, pero son muy pocos los que responden a la verdadera necesidad que Yo les planteo.
Hoy extiendo Mis Manos sobre ustedes y derramo la Luz del Corazón para que se alcance la paz.
Divina Luz de Jesús,
transforma mis átomos, moléculas, células y todo mi ser,
para la Gloria de Dios.
Hoy recibo la oferta de esta Comunión que irradio también con todo Mi Amor misericordioso para las comunidades y todos los monasterios que, en esta hora tan definitiva, de transición y de cambios, todas las almas del mundo deben responder al Llamado del Creador a través de los Mensajeros Divinos.
Elevaremos al Cielo, amados Míos, este sagrado ofertorio para que se convierta Mi Cuerpo y Mi Sangre, Vida en vuestras vidas, Cura para vuestros espíritus, Redención para vuestras moléculas.
En este momento, en el silencio del corazón y del alma, eleven a Mi Corazón misericordioso una petición espiritual.
Los escucho.
En los cuatro puntos de la Tierra, consagro todos los elementos que son la manifestación viva de la unión de las almas con el eterno Padre Creador. De esa forma, compañeros, consagremos en unión a Dios y a Su principio de Amor y de Unidad.
Mis Rayos se irradian a ustedes en esta tarde; y que este Cuerpo consagrado y esta Sangre preciosa, sirvan de reparación, principalmente para los que no me escuchan.
Padre Nuestro en arameo.
Y así como sucedió en la Cruz, hoy derramo Mi Sangre y Mi Agua sobre ustedes, para que nunca se olviden del Principio de la constante renovación, que es la Fuente del Amor.
Cántico de los Nombres de Dios.
“Señor, perdona a toda la humanidad por su ignorante destrucción interior y moral.
Perdónalos porque no conocen Tu Amor ni tampoco el Mío que solo viene y nace de Ti.
Perdónalos, Señor, por tantas negaciones y ultrajes, por quitarle la vida a los inocentes y por no dejar nacer a los que deberían nacer en esta divina vida.
¡Oh, Señor Mío! Padre Supremo y Glorioso deja que Tu amado Hijo, Aquel que cargó la Cruz hasta los pies del Monte Calvario y se arrastró como el más despreciado entre todos, pueda hoy ofrecerte la reparación total de todas las faltas que la humanidad sigue cometiendo.
Señor Dios Todopoderoso escucha las oraciones de los consecuentes y buenos, sumérgete, Dios Mío, en las almas que solo desean buscarte a través del sacrificio y de la renuncia.
Ya no mires, ¡oh Dios, Adonai!, la fragilidad de Tus criaturas, sino permite, amado Padre, que todas las buenas esencias, que te agradan y te complacen, restauren la decadencia de esta sumergida y perdida humanidad.
Abba, Fuente de toda creación y origen, recuerda, Padre amado, a todas Tus criaturas desde el origen, y deja que Tu Amor las impregne por completo hasta que sientan la plenitud divina de solo vivir en Ti y por Ti.
Emmanuel, Presencia Celestial de Poder y de Verdad, sigue sin cansancio derramando Tus Gracias sobre los inocentes, para que el espíritu demolido de los puros resucite en la esencia de Tu purísimo Amor.
Yo Te prometo que por Tu Misericordia todo será posible, y que el último de los autoconvocados alcanzará Tu eternidad y a pesar de que el mundo haga padecer a Tu infinito Corazón, hoy te vuelvo a ofrecer, Señor, la Cruz que cargué, las Llagas que en Mi Cuerpo llevé marcadas y, sobre todo, Padre, las preciosas consagraciones de los que no te dan la espalda.
Hoy te ofrezco a todos Mis rebaños, para que el mundo entero no viva la Justicia, sino la constante reparación que ofrezco a Adonai, la gratitud de los humildes y la simplicidad de los puros; pues llegó la hora, Padre, de que le muestres al mundo el universo de Tu Amor".
Por eso, hoy vengo hasta aquí para derramar las últimas gotas de Mi Agua y de Mi Sangre sobre los que escuchan Mis Palabras y las viven en realidad.
Lleven en vuestros corazones Mi bendición al Padre Celestial y comprendan que no existe otro camino que el Mío, el que les dará la vida espiritual y la paz.
¡Ay de aquellos que se alejan de Mí! ¿Cómo podrán ser dignos de Mi Misericordia? ¿Y cuándo dejarán de ser espinas de Mi Corona?
Yo les ofrezco Mi única Verdad. Yo les entrego Mis verdaderas Palabras para que las encarnen en vuestras esencias.
Que esta nueva Maratón sea dedicada a la absoluta y urgente reparación de los corazones que padecieron el martirio y que hoy, en Mi Reino, son glorificados por haber sido fieles hasta la muerte.
Reciban Mis últimas Gracias antes del tiempo final. Las agujas del reloj marcan el tiempo de la entrega y del vacío de sí. De esa manera, el mundo podrá recuperar la inocencia que perdió.
Sean misericordiosos todo el tiempo, así harán feliz a Mi Corazón.
Solo les pido que no se olviden de Mí.
Bajo la Gloria del Padre, sean bienaventurados.
¡Gracias por buscar la Misericordia de Mi Corazón!
Cristo Jesús Glorificado
Vengo para repetirles el Mensaje que no fue escuchado en Ruanda.
¡Arrepiéntanse!, están a tiempo y en la hora de hacerlo, antes de que sea demasiado tarde. Ofrezcan al Eterno la oportunidad y el momento de vuestro sincero arrepentimiento.
Día y noche, desde lo alto de las montañas y sierras de África, escucho el pedido de auxilio y de alivio de los que les ha tocado ser mutilados. Ofrezcan al Eterno y Supremo vuestro arrepentimiento por todos aquellos que no buscan Mi insondable Misericordia y que en esta hora sangrienta solo buscan generar temor y dolor en el mundo.
Desde el último día en el que Yo estuve con ustedes, les prometí retornar en el momento de mayor tribulación. Hoy les digo, como le dije a toda Ruanda, ¡arrepiéntanse y no solo pidan perdón!, eso ya no bastará para la Ley de Dios, busquen comprender y saber en qué está fallando toda la humanidad.
Pero hoy no vengo para ser vuestro juez, sino vuestro amado intercesor que llora y ve la sangre correr como el agua entre las calles de este mundo. Solo existirá una solución para todo lo que sucede, que clamen todo el tiempo por Mi infinita Misericordia. Así, amigos Míos, serán merecedores, al igual que muchos, de recibir en este tiempo la última tabla de salvación y de piedad.
Mientras Mi Sagrado Corazón recoge el llanto de los inocentes y de todos los fieles cristianos, les pido que aparten de vuestras vidas toda normalidad y que, a partir de hoy, comiencen a penetrar cada vez más en el misterio de Mi Corazón flagelado por el mundo.
Los animo a caminar entre las tinieblas y a no tener miedo, miedo alguno a lo que vendrá, pues si Yo Soy vuestro Maestro, que camina delante de vuestras vidas, ¿por qué dejarán de confiar en Mí?
Acepten Mi última convocatoria. El universo ya está generando el resultado por todas las graves faltas que se cometen y que nuevamente ofenden grandiosamente a vuestro Dios.
Por eso, sean dichosos de escuchar Mi Llamado, él precisa ser eco en lo profundo de vuestros pequeños corazones.
Y les repito: ¡arrepiéntanse!
Es urgente e imprescindible que todos abran las puertas y los caminos para esa importante misión humanitaria y espiritual por la paz en esa región sufrida del mundo.
Hoy les dejo lo único que Yo les puedo legar y entregar, que es Mi Amor misericordioso, aquel que no está siendo bien aprovechado por Mis almas buenas.
Curen Mi Corazón, así Yo siempre podré consolarlos hasta los últimos días de vuestras vidas.
Bajo la suprema Misericordia de Dios, que los inocentes sean elevados al Cielo.
¡Gracias por volver a escuchar Mi Sagrado Llamado!
Cristo Jesús, el flagelado Corazón del Amor
Mi Corazón está llagado por esta humanidad.
¿Quién tendrá el coraje de curarme internamente en este día?
Ofrezcan a Dios vuestra reparación para que el Gran Consolador venga a vuestro auxilio.
Fray Elías toma el cuaderno y comienza a escribir el primer Mensaje mensual.
Al terminar, Cristo Jesús continúa transmitiendo sus palabras:
En esta noche, Yo traigo la oportunidad de vivir en Mi Misericordia.
En esta noche sagrada, invitaré a algunos hermanos a que eleven hacia Mi sagrado Altar la oferta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, en honor de todos aquellos que mueren y de todos los inocentes para que Mi infinita Misericordia pueda seguir derramándose sobre el mundo.
Mi Corazón está en ustedes cuando tan solo lo permiten. Hoy Mi Corazón necesita estar más adentro de ustedes. ¿Me lo permitirán? Vivan en Mi Misericordia.
Estoy aquí con ustedes, pero también con el mundo. Observo lo que sucede en vuestro alrededor y también en toda la humanidad.
Mientras me elevan la oferta de consagración de estos Bienes Celestiales, canten a Mi flagelado Corazón para poder aliviarlo.
“Un hombre llamado Jesús” será el cántico.
Después de consagrar, queridos compañeros, Me despediré de ustedes.
Cántico: Un hombre llamado Jesús.
Suben al palco los hermanos convocados para hacer la oferta de los elementos para la consagración.
Cada corazón sostiene, entre sus manos, la oferta para Mi Sagrado Corazón.
Quiero que sepan que, en este momento, Dios los escucha en nombre de esta humanidad. Que cada uno de ustedes, en Mi Nombre, realice una oferta al Creador por una causa necesaria de este planeta, para que la Divina Misericordia permee todos los espacios y a todas las consciencias. Silenciosamente, los escucho.
Recojo en Mi Corazón vuestras súplicas y recibo de vuestros corazones todo el amor que Me pueden expresar. Con todo el amor de este mundo, aquel que proviene de las almas buenas, Yo reconstruyo esta humanidad, transfigurando ese amor en la esencia de Mi amor misericordioso, y lo vuelvo a derramar sobre la humanidad, así como es en este momento.
Recemos.
Padre Nuestro (en arameo).
Recordando, en vuestros internos, el pasaje de Mi Última Cena, traigan a vuestras memorias el momento de la importante consagración que Yo realicé por esta humanidad, en honor al Padre Supremo y a todos los Padres Creadores que se unieron a ese principio de transubstanciar el pan en Mi Cuerpo sagrado, el vino en Mi Sangre preciosa.
Reverencien en este momento los Rayos que brotan de Mi Corazón.
Oración (se repite tres veces):
Agua, Sangre, Vida y Redención
que brotaron del bendito Corazón herido de Jesús,
ten Piedad, Misericordia y Compasión por todos nosotros.
Amén.
Y así, en conmemoración de Mi Presencia eterna en el mundo, como fue en aquel tiempo, entre todos Mis apóstoles del pasado, del presente y del futuro, Yo bendigo estos Sacramentos bajo la imposición poderosa, luminosa, redentora y misericordiosa del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Celebren con amor Mi Eucaristía.
Vayan en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cántico:
Un hombre llamado Jesús.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
En verdad, ¡gracias, Señor!
Y a pesar de que el Mensaje de Cristo hoy fue muy fuerte, Él nos reveló Su Corazón flagelado nuevamente. Él no dejó de decirnos que nos amaba profundamente, así como cada uno de nosotros es. Él necesita de cada uno de nosotros, porque Él nos decía que cada uno de nosotros escuchamos Su Llamado, y Él necesita ese amor que cada uno de nosotros puede expresar por Cristo, porque será la única forma que Él tiene de poder derramar ese Amor nuevamente sobre la humanidad.
Él nos llamó, también en este día, a renovar nuestra confianza en Jesús. A no bajar los brazos a pesar de las cosas que están aconteciendo en el planeta. A fomentar nuestra esperanza y nuestra fe. Por eso, al final Él derramó Sus Rayos sobre nosotros y llamó a cada uno de esos hermanos que sustentaron esas bandejas, dentro del público, porque Él también reconoce en todos a Sus discípulos, no solamente en los que estamos consagrados, porque Él ve nuestra consagración internamente.
Él intentó, a través de esta consagración del Cuerpo y de la Sangre, que entre todos nos pudiéramos unificar en Cristo.
Él necesita que cada Sacramento, que cada oración que realicemos sea ofrecida a Él en reparación de las cosas que suceden en el mundo.
Él dice que es lo único que puede hacer en este momento, así evitará la Justicia del Padre, porque hoy Él nos mostró que el Padre tiene Su Corazón de Luz muy dolorido.
Pero si entre todos nos unimos y multiplicamos esa oferta de amor a Cristo, realizando cada cosa que hacemos en nuestro día por Cristo, Él prometió elevar a los inocentes al Cielo.
Para finalizar, se compartió el primer Mensaje mensual.
Visiones sobre la Pasión de Nuestro Señor
Entonces, vi a Nuestro Señor sobre el Monte Calvario, viviendo la Crucifixión en la Cruz.
Esto sucedió durante la oración del Devocionario a la Cinco Sagradas Llagas de Jesús y después de la Coronilla a la Divina Misericordia a las tres de la tarde.
En ese momento, vi que le estiraban el Brazo derecho, de tal forma que generaron una luxación en Jesús.
Durante todo ese dolor que se expandió sobre el Monte Calvario, clavaron en Su Muñeca un gran clavo de hierro, que hirió el Brazo de lado a lado y lo hizo sangrar.
En ese momento apareció otro hombre que, colocándose cerca de Su Cabeza, mientras Jesús estaba siendo clavado en la Cruz a través de la Mano derecha, comenzó a presionar la Cabeza de Nuestro Señor sobre el madero de la Cruz, de tal forma que la Corona de Espinas se incrustaba en el cuero cabelludo y lo hacía sangrar mucho más.
Después recibió golpes en Su Cabeza, que eran dados con un garrote.
En una parte del Monte vi a la Virgen postrada en el suelo y colocándose las manos en Su cabeza en señal de imploración.
Más tarde, comencé a hacer la Señal de la Cruz por todo lo que veía y una nueva visión apareció.
Cuando orábamos la segunda Sagrada Llaga, vi que, en la Mano izquierda de Nuestro Señor, comenzaron a golpear Sus Dedos, al punto de hacer sangrar cada uno de ellos y, con una herramienta que tenían, arrancaban una a una Sus Uñas, dejando Sus Dedos en carne viva.
Esa sensación indescriptible fue irradiada por Nuestro Señor y, a pesar de todo ese padecimiento y dolor, en un momento vi que la Consciencia Mental de Jesús se colocó por encima de toda esa situación y, mientras el Maestro recibía esos martirios, Él suplicaba al Padre de la siguiente forma: “¡Eli, Eli, perdónalos!, ¡perdónalos!”.
En seguida, el Maestro me dijo: “Hijo, te muestro toda Mi Pasión para que escribas el libro de la Pasión de Jesús”.
Después el Señor nos transmitió:
Aún no te He dado a conocer los tiempos difíciles que llegarán, que serán desconocidos para todos. Por eso, te pido que defiendas Mi Congregación de ti mismo, de la misma forma que Yo esperaré que cada consagrado defienda Mi Obra de sí mismo, para así desviar nuevamente la tentación de Mi enemigo de crear instrumentos propios que flagelen Mi Corazón.
Que nadie se aparte de la prueba que Yo le He enviado para vivir. Los corderos deben escapar de las manos feroces de los lobos. Pero a muchos les hace falta aprender a reverenciar todo lo que recibieron por el poder de Mi Gloria.
Que nadie se olvide de lo que ha firmado Conmigo, aunque sé que aún muchos desistirán de seguir algo que no satisface al sentimiento humano.
Cuando algunos Me presentaron la carta de renuncia, solo recordé a Judas besándome la mejilla y entregándome en la noche oscura del Huerto Getsemaní. Las propias dificultades de las almas nacen como consecuencia de la resistencia y el control.
Lo que Yo tengo para cada discípulo, aún no lo He revelado ni entregado.
Hoy, Me presento para anunciar Mi última partida en este juego infinito de la salvación de las almas y de la redención de los males, ante los horrores que hacen llorar constantemente a Mis Ojos.
El corazón que no ama sus defectos e imperfecciones es un corazón que se cierra a la verdad; de la misma forma cuando el sol es ocultado por las nubes, todo se vuelve penumbras, por el simple hecho de no dejar de controlarse a sí mismo.
Yo les He dado las mayores perlas de Mi collar de Luz, pero pocos Me han agradado y menos han hecho lucir la Misericordia que Yo les derramé. Salir al mundo significa condenarse, dividirse al igual que dos ríos, los que terminarán en la garganta del gran abismo. Estoy siendo fiel ante los que Me respondieron.
Si en verdad amaran Mi Sacrificio y Mi Pasión, no Me quitarían el tiempo de abocarme a las grandes Obras planetarias. Para trabajar su vacío de sí y su humillación ante Mi Sagrado Corazón, les pido humildemente que vuelvan a repasar Mi Pasión durante esta noche y que todas las almas oigan Mis últimas Palabras que son para la humanidad.
Pues, Yo retornaré de una forma que muy pocos han percibido. Les di primero Mi Corazón para que lo vivieran y lo amaran, después les entregué la Voz de la Fuente Misericordiosa a través de Mis Palabras y por último los llamé a la consagración interior; y ahora algunos Me quieren abandonar y dejarme clavado en esta cruz de la maldad y de la indiferencia del mundo.
A los que persisten, que sigan adelante por aquellos que Me dan las espaldas y dejan de vivir en Mi Corazón Misericordioso.
A los que están dementes, que no se desesperen, mas que confíen en el Espíritu de Mi Infinita Compasión, y a los que se sienten cansados, que recuerden el momento de la Última Cena y el sacrificio mayor que Yo tuve que realizar para que el mundo y su sagrado proyecto no se perdiera.
Sé que Mis Palabras no serán suficientes, pero en verdad, les digo que tengan la suficiente memoria y un corazón más grande para no perder, por sus necedades, el manantial de Mis Gracias. Esta Orden deberá cumplir Mi Propósito, aunque lleguen a la cima del Monte de la Cruz solamente tres.
Miren con ojos de misericordia Mi humilde declaración. Ya no pueden ser ingenuos y egoístas, el Plan de Mi Padre los necesita para que, entre las tribulaciones, aprendan a retirar las raíces del mal durante la noche de mayor oscuridad.
Será en ese momento que Yo mismo veré con Mis propios Ojos Misericordiosos a aquellos que, habiendo pasado por la renuncia, la humillación y el sacrificio, glorificarán Mi Nombre Santo y lo harán carne en su propia carne. En ese instante, Yo seré Su Intercesor y los libraré a través del poder de Mi Gloria.
Alivien el peso que llevan Mis Manos, la cruz está cada vez más pesada y el mundo también.
¿Quién se arriesgará a defender Mi Voluntad y no la suya?
¿Quién será digno de alabar Mi Nombre y de cumplir Mis Promesas entregando su vida por los demás?
¿Quién esperará pacientemente el Retorno de su Maestro, aun cuando todo esté a punto de acabar?
Dichosos los que Me buscan a pesar de sus propias adversidades, porque les prometo a ellos que no seré el verdugo ni el juez, sino que seré la Puerta que los llevará después de esta vida al Reino Celestial.
Bajo la Piedad del Creador, sean consecuentes con Mis Preceptos.
Vuestro Rey, Cristo Jesús, el Dolorido Corazón
Mi primo Juan los bautizó con agua, pero Yo los bautizo con el Espíritu de Dios.
Dichosos aquellos que se congregan para recordar Mi pasaje por la Tierra.
Hoy vengo en la santa compañía de Isabel, de Juan y de vuestra Madre María, congregados por el Amor de Dios, participantes de este encuentro infinito entre las almas y el Cielo, entre los corazones y Dios.
Dichosos aquellos que se animaron a ser bautizados, como aquellos que pidieron lavar sus pies para borrar el pasado y el dolor de sus vidas.
De esa forma, Mis compañeros, no vengo a instituir una nueva Iglesia, sino a renovar los Sacramentos de una forma simple y pura, así como Yo les enseñé a los apóstoles en el pasado.
Los Sacramentos servirán de salvación para las almas, pero también la oración servirá para vuestra conversión.
Ante Mi Corazón Eucarístico, contemplen Mi Faz gloriosa, misericordiosa y redentora, la cual traigo desde el universo para todos.
Isabel los acompaña en el espíritu del Amor. Juan los acompaña en la consagración de vuestros corazones. Mi Madre los congrega para que se unan a Mí, porque en este lugar, Mi Madre Santísima instituyó la Adoración, un compromiso que es parte de todos para que esta humanidad y esta ciudad puedan ser liberadas por Mi Misericordia y no por Mi Justicia.
Mientras ustedes hoy son conscientes, gran parte de la humanidad duerme en la ilusión porque muchos pierden la fe por no encontrarme en los antiguos sacerdotes. Pero Yo estoy presente en los Sacramentos, que son la Fuente de Vida y de renovación para todos.
En cada Sacramento encuentran una llave para acceder a Mi Corazón, porque Mis Rayos permean cada uno de los Sacramentos. Yo les proporciono la renovación y la cura, la trasmutación y la liberación de vuestras vidas.
Por eso, cada vez que pidan un nuevo Sacramento, mediten por un solo instante en lo que recibirán, porque es algo sagrado y bendito que Yo les ofrezco a los Míos.
Por eso, celebren y alégrense cuando cada nuevo hermano sea bautizado y bendecido por los Sacramentos de Dios, porque él lo estará recibiendo en nombre de toda la humanidad.
Vuestros corazones y esencias son únicas ante los Ojos de Dios.
Mis compañeros, en el Cielo y en el universo no existe la separación entre las almas. Yo los vengo a unir en este tiempo. Vengo a unirlos a través del Amor y de la Verdad, porque el enemigo se ha encargado, en estos momentos, de apartar de Mis caminos a los buenos corazones que deben alcanzar la redención.
Hoy piensen en Santa Isabel y en San Juan, el Bautista, dos grandes Misioneros del Universo Celestial, guardianes de los santos Sacramentos de Dios desde el momento de Mi Ascensión a los Cielos.
Por eso, compañeros Míos, que vuestra sed por buscarme nunca se acabe. No solamente estoy presente en los Sacramentos, sino también en los corazones que buscan la unidad con Dios todo el tiempo. También estoy entre los pequeños, entre aquellos que claman por la redención y por la paz.
Este mundo debe liberarse, amigos Míos, y a través de vuestra consagración sincera eso sucederá.
También estoy presente en estos tiempos, en las pruebas que cada hijo Mío vive, porque a través del sufrimiento y de las pruebas Yo los vengo a fortalecer en el amor al sacrificio, a la entrega, a la liberación.
Les dejo en esta tarde de Misericordia Mis Gracias, en la Presencia Santísima de María, de Juan y de Santa Isabel, que han sido congregados en este universo, en este espacio y en este lugar, para que vuestros corazones resplandezcan en la fusión perfecta con el Espíritu de Dios.
Sigan orando todos los días. No se cansen de pedir por Misericordia. Recuerden que lo estarán haciendo por aquellos que no oran ni aman a Dios. Por eso, Yo los necesito en este tiempo, firmes y dispuestos.
Vendré a vuestro encuentro cuando ustedes Me lo permitan, porque vivo en cada uno de vuestros corazones. Debo tener un lugar en vuestras esencias para que el mal que los perturba se pueda liberar y así pueda reinar la Gracia de Dios en muchos corazones que la necesitan.
Hoy expongo ante vuestros corazones y espíritus Mi Santísimo Corazón Eucarístico, que es el verdadero Sol del Universo Celestial, el verdadero motivo de vuestras vidas y caminos.
Por eso, hoy los reúno bajo el espíritu de la renovación y de la fe, para que prevalezca en vuestras consciencias la esperanza de proseguir y no se pierda, en ustedes, Mi Misericordia.
He dejado una semilla en este lugar que deberá sembrarse cuidadosamente, porque de ella nacerán nuevos frutos y nuevos corazones se aproximarán, en búsqueda constante de la redención y de la liberación.
Agradezco por vuestro esfuerzo de adorarme todos los días. Este es el mayor sacrificio que Yo adoro, cuando las almas Me contemplan con sinceridad y penetran en la Esencia de Mi Corazón luminoso, a través del Santísimo que expongo al mundo y a la humanidad en todos los sagrarios de la Tierra. Recuerden Mi Presencia en los sagrarios. Recuerden Mi Presencia en vuestros sagrarios internos. Allí, Yo siempre estoy presente, cuando Me llamen, les responderé.
Abro Mis Brazos y extiendo Mis Manos sobre ustedes.
Coloquen vuestras palmas de las manos hacia arriba para que Yo los pueda bendecir y, en este magnetismo divino y espiritual, sus esencias se puedan unir a Mi Corazón.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Él dice que está orando por nosotros, que solo escuchemos.
Poderoso Señor del Universo
que congregas a todas las almas,
que das la vida y la eternidad,
Te pido, Padre amado,
que cuides estos discípulos Míos,
para que siendo caminantes y servidores,
siempre encuentren el camino de retorno,
retorno a Tu Casa Celestial,
a Tu infinita Morada de Vida,
principio de Amor y de Unidad.
Contemplen a Jesús Glorificado, Él está presente en los corazones simples. Pues aún espero que todos los seres conozcan Mi nueva Faz, para que todos Me tengan presente en sus hogares y siempre recuerden que soy el Pastor de las almas.
Desearía estar más tiempo con ustedes, pero debo ayudar al mundo entero y a la humanidad que está caída en los abismos infernales de este mundo.
Pero a través de vuestra oración misericordiosa en estos días, vuestro esmero y vuestro amor por Mí, muchas almas han sido elevadas al Cielo y muchas penetraron en el océano de Mi infinita Misericordia.
Graben en vuestras consciencias y corazones Mi Sacratísimo Corazón Eucarístico, el Sol de vuestra salvación.
Silenciosamente, realicen una petición a Mi Corazón, un pedido o una súplica que Yo elevaré al Cielo hasta los Pies del Padre Celestial.
Les agradezco por compartir Conmigo este tiempo de Adoración.
Mientras Me elevo, escucharé vuestros cantos. Cuando ellos son verdaderos y amorosos, alivian el Corazón de Dios y las faltas graves se disuelven, la Misericordia se instala y los corazones pobres resucitan.
Queridos compañeros, después de haber sido bendecidos por el Agua de Vida, reciban en reparación y perdón a Mi Cuerpo Glorificado, a través de la Comunión con Mi Sangre y con Mi Cuerpo.
Recuerden que Yo siempre los esperaré. Mi océano de Misericordia está disponible para todos. Solo busquen a Dios y a Su Amor. Así alegrarán a Mi Corazón.
Vayan en paz y agradezcan al Padre Eterno.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras observo al mundo enfermo y herido, Mi Corazón se complace en encontrar almas que responden a Mi Llamado. Esa es la fuerza que Me dan todas las almas para que Yo, cada día que pasa, pueda retornar a este mundo con más fuerza y poder, con la esperanza de que él alcance la liberación final.
Hoy los reúno a todos dentro de Mi Corazón Sagrado y a través del Mensaje, que Yo he transmitido a todos, comprenderán Mi gran petición para este momento, la cual los invito a responder nuevamente, así como lo han hecho a lo largo de los tiempos.
Por eso, hoy dejo para ustedes la Comunión consagrada, para que en todos los días de sus vidas recuerden que Yo estoy presente en vuestros corazones, que Yo Soy la gran Luz del Universo que ilumina el camino de todas las almas.
A través de este Mensaje que hoy les relataré, Me aliviarán el Corazón. Cuando escuchen, Mis compañeros, todo lo entenderán.
Hoy les agradezco por estar Conmigo y por ser renovados en la fe y en el amor.
Hoy Me recojo en vuestras oraciones y escucho en silencio vuestras peticiones.
Mañana, Mis compañeros, que aumente la fuerza de vuestra oración, porque muchas almas del mundo son ayudadas, principalmente aquellas que niegan a Dios y a Su Plan de Amor.
Les agradezco a todos ustedes por liberarme de las amarras de este mundo y de las flagelaciones que las almas injustas Me cometen.
Vivan en Mi Corazón y por Mi Corazón. Yo siempre así les agradeceré.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Y a pedido de Nuestro Señor, vamos a leer el Mensaje.
Este es un rosario que Él nos transmitió hoy, el cual, a pedido de Nuestro Señor, vamos a rezar juntos, en este momento, el Rosario de las Lágrimas derramadas por Jesús.
Las promesas, que Él nos hizo, son las siguientes:
A quien rece en devoción y gratitud bajo el espíritu de la santa fe, Yo le prometo:
Por eso, para aliviar Mi Corazón dolorido e impedir que más lágrimas sigan derramándose sobre Mi Rostro, les entrego este Rosario de las Lágrimas, las que son derramadas por Mí al ver las causas y las acciones injustas de las almas. A través de vuestra devoción secarán Mis lágrimas y alegrarán Mi ultrajado Corazón.
Misericordioso será aquel que Me busque y Me contemple a través del Rosario de las Lágrimas de Jesús, le prometo ayudarlo a cumplir lo posible en todo lo imposible y a liberarlo de todo mal y de toda persecución.
Vamos a comenzar con el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Para honrar a Mi Sagrado Corazón, ustedes rezarán:
Cuenta de unión
Por todas las lágrimas derramadas en la Crucifixión de Jesús,
Shekinah, haznos dignos de servir a Tu Hijo.
Amén.
Primera decena
Por las lágrimas que hoy derrama Jesús por la ingratitud,
Shekinah, libera al mundo entero.
Segunda decena
Por las lágrimas que derrama Jesús por la persecución y la muerte,
Shekinah, restablece Tu Misericordia en el mundo.
Tercera decena
Por las lágrimas que derrama Jesús por los no nacidos,
El-Shaddai, alivia la gran deuda de este mundo.
Cuarta decena
Por las lágrimas que derrama Jesús por la perdición,
El-Shaddai, unifica ahora y siempre todos los corazones.
Quinta decena
Por las lágrimas que derrama Jesús por la negación,
Iod He Vaud He, cura profundamente todas las almas.
En la décima cuenta de cada decena, repetirán: Amén.
Rosario de las Lágrimas derramadas por Jesús
Quien rece en devoción y gratitud bajo el espíritu de la Santa Fe, Yo le prometo:
- La liberación del alma
- La sanación espiritual
- La concreción del acto redentor, lo que significa la liberación de las faltas graves
- El perdón en cada etapa de la vida
- La unificación de la familia
- La reconciliación con Adonai
- La restauración de las almas perdidas y de las almas presas en el fuego terrestre de este mundo
- La fusión espiritual y superior con el Espíritu Santo
- El reconocimiento de la misión espiritual para cada ser
- La libertad interior
- El fortalecimiento de la Fe interior
- El camino de la ascensión por medio de la oración del corazón
- La Gracia de amar cada día más la Creación y el Universo
- La oportunidad de exorcizar la vida material, para que ingrese la Ley Espiritual
- La oportunidad de vivir en Mi Divina Misericordia durante el tiempo de la Justicia Divina.
Por eso para aliviar Mi Corazón Doloroso e impedir que más lágrimas sigan derramándose sobre Mi rostro, les entrego este rosario de las lágrimas, las que son derramadas por Mí al ver las causas y las acciones injustas de las almas. A través de vuestra devoción secarán Mis lágrimas y alegrarán Mi ultrajado Corazón Misericordioso. Aquel que Me busque y Me contemple a través del Rosario de las Lágrimas de Jesús, le prometo ayudarlo a cumplir lo posible en lo imposible y a liberarlo de todo mal y de toda persecución.
Para honrar Mi Sagrado Corazón, ustedes rezarán en la cuenta de unión:
Por todas las lágrimas derramadas en la Crucifixión de Jesús,
Shekinah, haznos dignos de servir a Tu Hijo.
Amén
Primera decena:
Por las lágrimas que hoy derrama Jesús por la ingratitud,
Shekinah, libera al mundo entero.
Segunda decena:
Por las lágrimas que derrama Jesús por la persecución y la muerte,
Shekinah, restablece Tu Misericordia en el mundo.
Tercera decena:
Por las lágrimas que derrama Jesús por los no nacidos,
El-Shaddai, alivia la gran deuda de este mundo.
Cuarta decena:
Por las lágrimas que derrama Jesús por la perdición,
El-Shaddai, unifica ahora y siempre todos los corazones.
Quinta decena:
Por las lágrimas que derrama Jesús por la negación,
Iod He Vaud He, cura profundamente todas las almas.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más