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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Señor del Vacío, Quien no retiene nada para Sí, sino que entrega todo lo que tiene y que proviene del Padre Eterno.
Esta es la etapa en la que todos deberán entrar, en el vacío de sí mismos, para que el Todo los pueda colmar a través de Su Sabiduría, Amor y Compasión.
Sin vacío interior no es posible recorrer Mi Camino, esta fue la primera regla que Yo les entregué a Mis apóstoles para que aprendieran a conocer en profundidad el misterio de Dios y, sobre todo, Sus más íntimos Designios.
Cruzando la puerta del vacío interior, solo se encontrarán con la Ley, que es noble y justa, que es liberadora y trasciende en la materia. En el vacío de sí mismos, podrán comprender la Ley, así como es, y podrán vibrar, junto a ella, así como vibra todo el universo y la Creación.
En estos tiempos críticos que enfrenta el planeta y la humanidad, el vacío de sí mismos será la primera clave para Mis apóstoles. Será esa clave espiritual e interna que les permitirá comprender ampliamente la realidad de estos tiempos y, sobre todo, la experiencia de las almas.
No quiero que tomen esto como algo inalcanzable o como algo que está muy lejano de ustedes; porque, a través de estos últimos años que he compartido con cada uno, Yo los he venido preparando para ingresar en la escuela del vacío de sí mismos.
Porque es en ese lugar bendito y sagrado en donde Mi Padre los quiere tener; para que, cuando llegue el tiempo del Retorno del Señor, sus almas y espíritus sean depositarios, una vez más, de los impulsos que Cristo traerá al mundo para poder restablecer la Ley Sagrada del universo en todas las dimensiones del planeta y principalmente en la Nueva Humanidad.
Pero esa puerta del vacío de sí mismos, que deberán cruzar en este ciclo, no podrá ser cruzada de forma forzada, porque si no sufrirán; debe ser cruzada de forma gradual y espontánea porque en el vacío, en el que también vive Dios, Nuestro Padre Eterno, se encuentra la Llama Sagrada de Su Amor.
La Ley es el Amor Vivo de Dios, la Ley no es imposición ni justicia, la Ley es el Amor Vivo que restablece en los corazones la comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo.
Por eso, no tomen este impulso, que hoy les traigo, como algo lejano. Muchas veces lo coloqué ante ustedes, principalmente ante sus almas y espíritus, sobre todo en cada momento en que los llamé a la humillación y a la resignación.
Pero esto, en este tiempo, no puede ser algo árido, porque árido está el mundo por las guerras, los conflictos y, principalmente, por la batalla espiritual en los corazones.
Yo quiero que sientan en esta noche el bálsamo de Mi Amor Redentor, que es la Ley misma que se expresa para todos los mundos presentes y no presentes, para los que están en sintonía y en comunión con Mi Sagrado Corazón.
Pero, para preparar Mi Retorno al mundo, será necesario que ustedes puedan seguir dando sus pasos en la medida en que puedan mantener su estabilidad interior y espiritual, mental, física y emocional.
Ustedes saben, compañeros, que Yo nunca los colocaré ante una gran prueba que no puedan atravesar o transitar. Sí, los colocaré ante desafíos en sus vidas, en la experiencia inconfundible de los grados de amor que solo los hará crecer en servicio y en entrega.
Sientan esta expresión del vacío de ustedes mismos como el gran tiempo esperado para su liberación interior, como la gran puerta hacia el despojamiento y hacia la entrega total y absoluta de sus vidas y corazones al Gran Corazón del Señor.
Hoy, Conmigo están dos ángeles del Arcángel Metatrón que sostienen entre sus manos el rayo de la Ley de Dios y que infunden, en el mundo, el impulso para que las almas ingresen al vacío de sí mismas, de una forma pacífica y sagrada.
Porque el vacío interior no lo alcanzarán mañana, sino cuando ustedes mismos, al final de sus días y de esta vida en la Tierra, vivan la síntesis y la meditación en sus consciencias de todo lo que han podido aprender en este mundo y principalmente con sus semejantes.
Será entonces, en esa hora y en ese momento, cuando los propios ángeles del Arcángel Metatrón, junto con sus ángeles de la guarda, registrarán ese importante momento para sus vidas y, sobre todo, para sus esencias que tendrán la dicha de poder retornar al Origen, al lugar en donde una vez todo comenzó para ustedes, como pequeñas chispas de Luz de Dios, como pequeñas moléculas de Su Amor Creador en las dimensiones, planos y universos.
Por eso, a veces parece que la materia no quiere transformarse o aun a veces parece resistirse por sus impredecibles miedos, pero Yo les digo que no teman, su propio Maestro lo vivió en carne propia en el Huerto Getsemaní. Recuerden que Mi consciencia humana sudó sangre por lo que Mis propias células irían a enfrentar hasta la muerte en la Cruz.
Y eso es parte de una experiencia crística también para ustedes. No sudarán sangre, pero tal vez se enfriarán sus almas, sentirán que los abraza la noche oscura y que, después de tanto esfuerzo, tal vez nada tendría sentido ni motivo.
Pero es en esa hora, compañeros, esa hora aguda y grave del planeta, en la que Yo vengo a colocarme disponible para cada uno de ustedes. Es inevitable que haya una parte que ustedes deben vivir y experimentar.
¿Cómo creen que podrán ser los Nuevos Cristos del Nuevo Tiempo si no viven su propio Getsemaní?
¿Cómo creen que serán los Cristos del Nuevo Tiempo si no cargan con su propia cruz, sobre todo en aquella estación en donde parece que pierden todas las fuerzas, en donde ya están exhaustos y sus mentes piensan que no conseguirán seguir adelante por Mí?
Es en esa hora en la que el Sagrado Cáliz del Señor está expuesto ante sus espíritus y almas para extraer de cada corazón humano la experiencia del amor y del perdón.
Es en esa hora en la que la Creación se puede renovar y, a través del mérito invisible de Mis compañeros y discípulos, los graves pecados y ultrajes del final de los tiempos pueden ser perdonados, los conflictos que aún suceden en el mundo se pueden detener.
No quiero que se ilusionen, quiero que tengan consciencia y que despierten. Algunos fueron llamados a vivir este sacrificio Conmigo para que otros tuvieran la Gracia y la oportunidad de la redención y de la paz.
La humanidad le debe mucho a Dios por todo lo que Dios le ha entregado a lo largo de los tiempos; por eso, deben existir Nuevos Cristos, Cristos del corazón.
Que, en esta hora, cada uno pueda ser valiente, pueda tener el coraje de poder superarse y de fijar su mirada en el Propósito, aquel Propósito que aún está siendo escrito a través de la experiencia de sus vidas y almas.
Este fin de tiempo ya estaba previsto, la noche oscura del planeta ya estaba prevista, así como también la noche oscura del alma. Pero recuerden que, en esta noche, Yo vengo como la Luz del mundo para una vez más disipar las tinieblas y llevarlos al centro de Mi Paz, al Gobierno Espiritual de Cristo en todo este universo.
La última Sagrada Semana se aproxima; 2025 es un año de grandes cambios y definiciones como nunca antes lo han visto o reconocido.
Es en esta hora en la que Mis Designios y sobre todo Mis Instrucciones deben estar en práctica, en la experiencia de su día a día, en el ejemplo imborrable de aprender a amar la condición más humana y densa, que la mayoría no quiere amar ni perdonar.
El Amor Crístico de Mi Corazón no tiene condiciones ni formas; es un Amor sin dimensiones ni planos, porque es un Amor Infinito y Eterno que impulsa a las almas a la elevación para que se animen a imitarme en cada paso, con la convicción absoluta que no los abandonaré, que no les soltaré la mano si ustedes no se sueltan de Mi Mano.
Aun en la noche más oscura y más confusa del planeta, Yo estaré, para que todos Mis discípulos y servidores Me representen como parte de los 144 000 que fueron revelados y escritos en la Biblia.
Este es el tiempo del apostolado, no lo olviden; del apóstol que no se queda inmóvil; del apóstol que es activo y que está predispuesto, junto al Sagrado Corazón del Señor, a que se cumpla Su Divino Plan.
Cada uno está siendo llamado para esto, aunque crean que ya fueron llamados o aunque hoy ya estén aquí, como tantas veces lo estuvieron.
Hoy, Mi Llamado es diferente, porque es un llamado interno y definitivo; es Mi último Llamado antes de Mi recogimiento, después de la Semana Santa.
Será entonces cuando la historia se comenzará a escribir, la que ustedes mismos representarán, la que ustedes mismos reflejarán con sus ejemplos, con sus transformaciones y con su entrega a Mi Corazón Misericordioso.
Quiero que sepan que, a pesar de un mundo sufrido, hoy siento la alegría de estar aquí con ustedes, por cada oración que Me han ofrecido, por cada canción que Me han cantado, por cada llanto que Me han entregado, por cada incomprensión que han dejado a Mis Pies y, sobre todo, por el amor que Me han ofrecido verdaderamente.
Esto es lo único que Yo vengo a buscar aquí y que vengo a buscar en el resto del mundo, en cada alma y en cada corazón que reconoce a su Maestro como el Maestro entre los Maestros, entre todos los Maestros Ascendidos.
Mi Fuente Espiritual una vez más se abre para que vengan a lavarse y a purificarse, así como su Maestro y Señor purificó a Sus apóstoles en la Última Cena, lavando sus manos y sus pies de todo lo que ellos mismos pretendían.
¿Ahora comprenden que este es el ciclo del vacío interior?
No les digo que no van a sentir resistencias, porque no sería correcto.
En cada día, un nuevo paso, una oportunidad de volver a comenzar, de no bajar los brazos, de ir más allá de uno mismo para que Yo pueda ir más allá de ustedes mismos, sabiendo que todo tiene su momento y su tiempo, así como lo prevé Nuestro Creador.
Esta Comunión Espiritual que hoy celebrarán es importante para Mí, precede a Mi última tarea durante la Sagrada Semana. Porque desde ahora, aun dentro de la Cuaresma, las almas se preparan para Mi gran y último momento, el momento de escribir esa historia que Dios tanto espera, a través de los discípulos y discípulas confirmados al Sagrado e Insondable Corazón de Jesús.
Si Yo Soy su Rey, como lo cantaron en esta noche, ustedes son Mi todo y Mi motivo. No existe otra razón espiritual o interna de estar aquí, sino de que sus vidas, a través de Mi Amor Redentor, sean vida en abundancia.
Así, Yo los santifico y los bendigo, preparándolos a ustedes y a sus hermanos, que acompañan este momento, para ingresar en la Dolorosa Pasión de Jesús, el triunfo de Su entrega y de Su Amor al mundo, a través de la Sagrada Semana.
Les agradezco por estar aquí, en fidelidad Conmigo, en este momento y a lo largo de todos los tiempos que pasaron. Recuerden que eso es imborrable para Dios, más allá de cualquier situación o acontecimiento.
Dios no mide sus acciones a través de las formas, sino a través de su amor. Recuerden esto y tengan fe, Mi Reino está cerca.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Última vez, junto con el Sagrado Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y después de que el Gobierno del Templo de la Esfera alcance la expresión de su misión y tarea en este mundo, en la reconstrucción de la humanidad, llegarán otros acontecimientos al planeta.
Y para esto también deberán estar preparados, porque serán las señales siguientes a Mi Retorno al mundo. En esa hora, nada más quedará oculto, todo será visible y reconocible para las almas y los corazones encarnados en la humanidad.
La Ley, que es sagrada y bendita, reordenará los principios en la humanidad y en su Proyecto, la razón por la que fue creada en el principio de esta civilización, en el Génesis.
Así ustedes y sus hermanos en el mundo, principalmente los que ya están despiertos, formarán parte de ese momento, encarnados o no encarnados, porque será el aporte de sus espíritus, de la experiencia vivida en este planeta, que renovará los principios de las Leyes en esta Creación para el fin por el cual fue creado este mundo.
Así, las Jerarquías Mayores, que acompañan a su Maestro y Señor en este tiempo, reingresarán al planeta de una forma diferente a la que se han presentado a lo largo de los tiempos. Pero no será algo que no puedan comprender, porque la presencia de la Sagrada Jerarquía todo lo revelará y les dará entendimiento.
Por eso, es importante que sus pasos estén firmes, para que cuando llegue ese momento lo puedan reconocer interiormente. Así, las puertas del cosmos se abrirán y todo acontecerá de la forma que fue preestablecida por el Padre Eterno a través de Su Amado Hijo.
Las señales que se presentarán serán reveladas gradualmente, para que todos tengan la Gracia y la oportunidad de poder comprenderlas, aun las señales que vendrán desde el firmamento del universo, aun las señales que sean abstractas o incomprensibles.
Si sus corazones y vidas estuvieran correctamente unidos y alineados al Propósito Mayor, no habrá situación o acontecimiento que no puedan comprender. Al contrario, será la intuición interna de cada corazón humano que les dará el entendimiento y la sabiduría ante cada acontecimiento.
La reintegración a la superficie del Gobierno del Templo de la Esfera traerá nuevos acontecimientos y estos signos, que serán vistos por la humanidad, son parte de ese movimiento y también de ese momento esperado.
Recuerden que para muchos de ustedes esta encarnación es la más significativa, diría la más importante, porque de ella dependerá lo que deberán vivir después en las esferas del cosmos, en todas las moradas que los esperan después de esta vida material.
Todos los espíritus y almas que hayan caminado en el Amor Crístico tendrán la oportunidad de experimentar otras escuelas y otros aprendizajes en los planos internos, en los que verdaderamente se expresa la vida interior y la riqueza espiritual que el Padre Eterno proporciona a través de Su Fuente Primordial.
No solo el Gobierno del Templo de la Esfera traerá nuevos impulsos que serán revelados por la propia Fuente Primordial, sino también otros espacios del planeta se preparan para ese momento.
Desde Mi encarnación en el mundo, esto ya estaba previsto y contemplado. Así, podrán ver y podrán comprender que también este momento presente, de ustedes Conmigo, también estaba previsto.
La Voluntad de Dios se escribe a través de la expresión del universo y de las consciencias que se animan a vivir la cristificación y la redención en estos tiempos. Es esto lo que, en el Amor Mayor e Infinito, disuelve todo mal y no habrá infierno ni oscuridad que pueda soportarlo.
Este Centro de Amor, una vez más, los llama a la unidad entre las consciencias, a esa unidad interna que manifiesta la Hermandad en la superficie. Cuando esto esté bien construido en sus consciencias y sobre todo en sus relacionamientos, la Jerarquía contará con ese vórtice y ese punto de Luz que cada uno representa en estos tiempos y así podrá seguir llevando adelante el Plan de Rescate en la humanidad.
Cuanto más esa unidad interna sea posible y menos disociada, más la Jerarquía podrá continuar interviniendo en todo lo que sea necesario, hasta en lo más pequeño e invisible, hasta en lo más anónimo y silencioso de cada corazón. Porque la Jerarquía Espiritual siempre está aquí para escuchar a sus discípulos, a los que tienen fe en algo que es inmaterial y desconocido, que no está bajo el control de nadie ni bajo ninguna forma material.
Es esta fe de los discípulos en el amor a lo desconocido que abre las puertas, una y otra vez, para que la Jerarquía prepare el Retorno de Cristo a la humanidad y, principalmente, a cada corazón.
Cada uno de ustedes, en lo más íntimo, profundo y silencioso del universo interior, guarda una llave que abrirá la puerta del universo, no solo por la experiencia de sus orígenes y de su trayectoria espiritual e interna, sino también por todo lo que ustedes se puedan transformar y redimir.
De esta forma, muchas, pero muchas consciencias, que hoy aquí no están presentes, son liberadas de las amarras y de las ataduras del mal; porque cuando un discípulo da un paso seguro y firme, muchos más se benefician y reciben la Gracia.
Esta es la escuela de los grados de la cristificación de la consciencia, pero también de los actos de comunión interna con los pensamientos y sentimientos superiores que, como siempre se dijo en Oriente, iluminan a la consciencia cuando alcanza la trascendencia de sí, aunque siga viviendo sus aprendizajes.
Hoy, estoy aquí entregándoles Mis últimas Instrucciones y les estoy pudiendo hablar desde un nivel y dimensión que nunca antes había conseguido con ustedes. Y esto es posible porque en este grupo de almas significativo de Argentina existe apertura de corazón y de espíritu, porque cada uno sabe dentro de sí que el único camino es hacia el Infinito.
De esta forma, también Mis Signos Internos pueden ser establecidos en ustedes. Sus espíritus se ven colmados por este impulso que los fortalecerá en el final de estos tiempos para que, primero en ustedes mismos, sepan atravesar la noche oscura del planeta, sin perder de vista que siempre el amor triunfará.
Si esto lo contemplan todos los días y en el esfuerzo, no hay nada que los pueda derrotar o perturbar, porque quien está Conmigo no perecerá y ustedes ya lo saben.
No alejen Mi Mano de sus cabezas, para que Yo pueda seguir bendiciéndolos y consagrándolos en espíritu y en esencia.
Es por esto que Mi Padre se maravilla, se alegra y se regocija, cuando Mis discípulos acompañan Mi Mensaje y, sobre todo, abrazan Mi Presencia en su corazón.
Mi promesa es encontrarlos algún día del otro lado del portal, así como lo he hecho con muchas almas que han pasado por esta experiencia.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestro Señor ha llamado, en este momento en los planos internos, a nuestra hermana Sara Inés.
Vean aquí, compañeros, una consciencia que se ha iluminado.
¿No era humana como ustedes? ¿Qué es lo que ha permitido este milagro?
El amor que habitaba en su corazón humano, así como el amor que habita en sus corazones.
Ahora está Conmigo, finalmente, sirviéndome en los planos internos por las almas que sufren en el África.
Yo reúno en los planos internos a los grupos de almas para que expresen su misión y propósito, para que sean espejos de Mi Corazón en la Tierra.
Que se alegren los que persisten y no bajan los brazos, sino que elevan sus brazos para que Yo los pueda agarrar con firmeza y llevarlos a Mi Reino, así como fue con Nuestra venerable hermana Sara Inés y tantos otros que pasaron por esta Obra de la Gracia de la Jerarquía.
Sé que morir para sí mismos no es fácil. Si bien para su Señor morir para sí mismo en el Huerto Getsemaní no fue fácil, el Amor de Dios todo lo puede y concede la fuerza de la determinación y de la paz, de la superación de las barreras de la ilusión y del conflicto, para que reine Su Unidad Trina en los corazones y en las almas.
Hoy, quiero agradecer a Mis discípulos de Argentina por su presencia y fidelidad, aun en tiempos de tanta disociación. Sé que enfrentan situaciones desconocidas, pero no se desanimen; así como hoy Yo estoy aquí, así siempre estaré en quien Me llame, en quien Me busque y en quien Me invoque.
Porque estoy aquí como un humilde Siervo para servir a los Míos, para lavar sus pies del pasado, para bautizar sus cabezas a través del Espíritu Santo, que todo lo renueva y todo lo cura para liberar el dolor humano.
Hoy, este Centro de Amor los ha hecho renacer en espíritu. Lleven este tesoro con ustedes a donde vayan, para que sus vidas sean un punto de Luz en la Tierra, en donde Mi Amor se puede espejar en un mundo en sufrimiento, dolor y venganza.
Que sus vidas sean un espejo de paz. No lo olviden. Trabajen por esto y esfuércense, y lo conseguirán. Esta es Mi promesa.
He aquí el Supremo Señor de Argentina.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Oremos, oremos con Cristo, junto a Él, en gratitud y fe:
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio y
que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
(dos veces)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y después de que el mundo se haya redimido, regresará Conmigo el Gobierno del Templo de la Esfera, preparado desde hace mucho tiempo, desde Mi Ascensión a los Cielos.
Así, la Sagrada Jerarquía, que es la Estrella-Guía de este universo y de este planeta, ha construido con Sus propias manos y con Su propia experiencia la expresión de ese Gobierno Espiritual de Cristo; porque fue el primer pedido que Yo mismo le hice al Padre Eterno después de haber ascendido a los Cielos, al corazón del universo, en donde ahora Me encuentro, para poder después retornar como lo prometí antes de Mi Ascensión.
Quiero que sepan que ese Gobierno del Templo de la Esfera traerá todo lo nuevo y renovador que precisa el planeta y la humanidad; porque cuando haya terminado la dualidad, vendrá, como les dije, la libertad interior, la libertad interior que muchos de ustedes buscan en este tiempo y que han buscado a lo largo de esta vida.
Ese Gobierno del Templo de la Esfera reestablecerá, a Mi pedido, las Leyes en el planeta y el cumplimiento de estas Leyes en la humanidad; para que pueda seguir despertando, después de todo el sufrimiento que ha vivido, a lo largo de los tiempos y hasta el presente; porque no querré nunca más escuchar agonías, llantos, ni tampoco sentir el dolor de Mis hermanos y hermanas en el mundo.
¡Cuántos inocentes, en esta humanidad, esperan esa libertad interior que Yo mismo les he prometido, no solo a Mis apóstoles en aquel tiempo, sino también a todo el mundo!
A medida que los acontecimientos se presentan, se acerca ese momento y no Me cansaré de decirles que no está muy lejos.
Pero primero, Yo debo tener un lugar en el corazón de cada uno de los Míos, un lugar en donde Yo también los pueda inspirar, guiar, a través de Mi Sabiduría y Amor; porque les aseguro que, en el final de estos tiempos y ante la presencia de estos últimos acontecimientos, cada uno estará en el lugar que ya está previsto en su destino por la propia Mano de Dios que lo está indicando.
Por eso, que su transformación siga aconteciendo para que cuando llegue el tiempo del Gobierno del Templo de la Esfera, ustedes no solo lo perciban, sino también lo vivan como la alegría del gran día de su liberación de este cautiverio humano.
Mientras tanto, sigan trabajando en el fortalecimiento de su fe y en la confianza absoluta de que la Divina Jerarquía y la Jerarquía del universo acompañan sus pasos; pero ábranse a vivir lo que nunca vivieron, ábranse a escuchar lo que nunca escucharon y, principalmente, ábranse a acoger lo que hasta ahora nunca acogieron, por prejuicios.
Yo los necesito en Mi Camino, pero en Mi Camino de libertad, de la libertad que Yo les otorgué con Mi Muerte en la Cruz y con Mi Dolorosa Pasión.
Ya les he abierto el camino a través de Mi entrega, para que vivan lo que está previsto, y no para que tal vez vivan lo que piensan o creen; porque Mis apóstoles, los doce, también tuvieron que vivir la transformación de sus propias creencias y de sus propios pensamientos.
Por eso, Yo no los juzgué, no los condené, sino los liberé para que sus propios espíritus crecieran en abundancia, así como estaba previsto en Mi Plan y así como Mi Plan está previsto para ustedes y sus hermanos.
Hoy, el mundo y la humanidad, como alma, están delante de la conclusión de Mi ciclo, un ciclo que fue preparatorio hasta ahora y en el que, a partir del nuevo tiempo, ustedes, a través de sus propias vidas y de sus propias decisiones, escribirán la historia y el destino a seguir. Pero no dejen de contemplar las Gracias que recibieron hasta ahora, abundantes, infinitas y profundas, Gracias Divinas que no tienen precio, sino un valor espiritual incalculable, porque es lo que les permite hoy estar aquí, ante Mi Presencia.
Yo vengo a buscar a los mismos que una vez llamé en el pasado, nada ha cambiado para Mí, solo que ahora tienen otros rostros y otros cuerpos; pero en alma y en espíritu son los mismos que Yo una vez llamé por su nombre, por el nombre espiritual que cada uno tiene guardado y grabado en su interior, en lo más profundo de la esencia y del alma, el nombre por el que en el final de los tiempos serán llamados para estar en las filas de Mis últimos soldados de la Luz.
Así, el Gobierno del Templo de la Esfera se prepara para ingresar a la superficie del planeta con la síntesis espiritual de todas las Consciencias y Jerarquías que participaron en la construcción, desde hace décadas, de este último y gran momento.
¡Cuántos hermanos de otrora Me han ayudado a cumplir este Propósito, que es el Propósito de Mi Padre, y que, a partir de ahora, deberá ser el Propósito de cada uno de ustedes y de sus hermanos! Porque hoy no comprenderán con la mente lo que esto significa, sino que solo deberán guardarlo con fe en sus corazones, así como Mi Santa Madre guardaba los misterios de Dios en Su Inmaculado Corazón.
De esta forma, participen de esta dimensión espiritual que hoy les presento, que es la corriente universal que hoy le traigo al mundo a través de este Centro de Amor, que se ha abierto, como muchas veces se abrió, para recibirme; así como ustedes hoy Me reciben con fe.
Tengan muy claro, compañeros, que sé lo que cada uno necesita en este momento; pero den espacio al Tiempo de Dios y al cumplimiento de Su Voluntad Universal en sus vidas.
Todo tiene su hora y su momento, todo tiene su punto final y su comienzo.
Reciban así las sublimes vibraciones del Gobierno del Templo de la Esfera, que hoy se hace presente a través de la humildad de Mi Corazón y de Mi Vida, Mi Vida Crística que debe ser la vida de cada uno y sobre todo en su interior.
Así y en simplicidad comulguen de las Leyes que se presentan en este momento, y que colocan a Argentina y a su pueblo en el último ciclo de su redención, porque no dejarán de suceder situaciones increíbles, recuerden que este es el tiempo del Armagedón, el tiempo que se está cumpliendo como estaba previsto.
Concentren sus vidas en la esperanza y en la fe de poder ver venir el porvenir, aquel porvenir que es anunciado por Mí como la Buena Nueva, la Buena Nueva del Retorno de Cristo a la humanidad.
Que los signos de Mi Presencia se guarden en sus corazones, en sus almas y espíritus, para que cuando Yo ya no esté aquí, cerca de ustedes, sepan cómo actuar y proceder en el fin de estos tiempos con todo el conocimiento espiritual e interno que por amor les hemos otorgado para la sustentación de todos los Centros de Amor en el mundo y para la unión de sus consciencias con las Jerarquías del cosmos, con cada una de las emanaciones superiores que se guardan en las estrellas, en todo el firmamento sideral.
Que, ante el Sagrado Templo de la Esfera, sus vidas se renueven en este momento y en los tiempos que vendrán, sabiendo que a partir de ahora nada será como en el pasado, sino será como Dios lo determina en la Ciencia Sagrada de Su futuro y de Su porvenir.
Que la alegría por estos últimos impulsos sea vivida por ustedes, así como los apóstoles, las santas mujeres y Mi propia Madre la vivieron en Mi Resurrección y en Mi Reaparecimiento, porque vengo aquí a anunciar el Reaparecimiento de Cristo.
Que las Sagradas Geometrías, que rigen a este universo y a toda la Creación, los irradien y los bendigan como muchas veces bendijeron al Hijo de Dios.
Que se cumpla el tiempo del último despertar. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando la noche más oscura llegue al mundo, será la señal del Retorno de la Luz, porque Yo Soy la Luz del mundo, nací para esto y para esto vivo, infinita y eternamente.
Cuando las penumbras más oscuras dejen en sombra al planeta y parezca que nada tenga sentido, dentro o fuera de los seres, será la señal del Retorno de Mi Luz, será la hora de que Me puedan reconocer y una vez más seguir en todo lo que haré en ese momento.
Mientras tanto, que su fe no se debilite, que su confianza no se perturbe, que su convicción en Mí no se desvanezca; porque Yo los colocaré, si Me lo permiten, en el aprendizaje que necesiten para poder crecer interiormente; para que, a través de ese crecimiento, puedan madurar y ser Mis sólidos y firmes servidores en el final de estos tiempos.
Porque en verdad les digo que no hay otro camino a recorrer, sino el que Yo les ofrezco día a día.
Y aun en esta noche oscura del planeta, en la que millones de almas no saben qué hacer y a dónde ir, en la que no tienen respuesta, en Mí, en Mi Corazón encontrarán esa respuesta; encontrarán esa Paz que es inmutable, que no los hará vacilar ante cualquier situación o experiencia, que no los derrotará, que no les permitirá que se amedrenten y que desconfíen de lo que están viviendo. Porque todo lo que llega a sus caminos es por alguna razón, así como todo lo que llega a la humanidad es por alguna razón, aun sin respuestas ni explicaciones.
Pero, sean valientes ante esta noche oscura que deberán que atravesar, primero en ustedes mismos. No teman descubrir o saber lo que aún deberá ser trascendido y curado, perdonado y reconciliado, porque las almas llegan al mundo sin perfección; porque vienen aquí, a este mundo, a encontrar esa perfección dentro de sí mismas cuando comulgan verdaderamente de la Vida Superior, cuando se dejan guiar y orientar por la Jerarquía.
No hay nada más importante que esto: que el discípulo tenga a su Maestro y que el Maestro tenga a Su discípulo, porque es un constante esfuerzo en el camino de la ascensión y de la transformación.
Pero, sépanlo bien, no se puede vivir un camino de redención con sufrimiento, porque Yo no los quiero ver así, a ustedes ni a sus hermanos. A veces las almas se pierden en esto, se lastiman a sí mismas por no poder ver que en cada momento hay un aprendizaje, pero también hay una síntesis, un momento de reconocer e incluso de perdonar.
Es así que crecerán internamente en los grados de amor y no de autoestima o de poder ilusorio, porque la libertad de cada uno está en vivir la Voluntad de Dios, aun sin comprenderla o entenderla.
Yo vengo aquí, en esta noche, a dar testimonio de que esa Voluntad Superior existe y tiene que cumplirse, aunque la humanidad demore un poco más para poder alcanzarla o comprenderla, para poder aceptarla y vivirla.
Mientras tanto, Mi Corazón paciente está aquí, como lo ha estado siempre, en este camino que cada uno aprende a vivir y a recorrer, en esta senda de desafíos y de aprendizajes diarios.
Pero lo más importante, compañeros, es que puedan recoger los frutos de cada aprendizaje, de cada paso que puedan dar; no hay otra razón de estar aquí sino de que puedan avanzar en la convicción y en la fe que les da el Propósito Divino, en la llama del Amor de Mi Corazón que ilumina sus caminos.
No es tiempo de detenerse ni de cristalizarse, es tiempo de alcanzar esa libertad interior que no es personal, sino que la otorga Dios a las almas que lo sirven y que lo viven plenamente.
Hoy, desde el Valle Sagrado de este Centro de Amor, Yo les hablo y les vuelvo a compartir Mi Fe; aun viendo y contemplando un mundo destruido, no solo en su forma espiritual, sino también humana, en el grado en el que hoy se vive la violencia y la maldad.
Es ahora que los Cristos del Nuevo Tiempo deberán actuar en Mi Nombre para que haya en este tiempo amor en abundancia y no condenación, para que haya misericordia y perdón que les otorgue entendimiento y sabiduría ante el sufrimiento del semejante y del hermano que padece su propia prueba.
Quiero que contemplen este tiempo con ojos de compasión y no de justicia, con un corazón cercano al que sufre y padece, aun a quien no entiende ni comprende a la Jerarquía y también a quien no puede vivir este nuevo ciclo; porque Dios lanza la Luz de Sus semillas en los corazones que las acepten y las quieran hacer fértiles en sí mismos a través de los dones que Él entrega, de las virtudes que Él distribuye, del Amor Eterno que Él comparte como Padre Celestial.
Así lo hizo y lo hace Conmigo todo el tiempo, así como Yo lo hice con Mis apóstoles y lo hago hoy con ustedes, compartiendo el Amor Divino y Cósmico que cura, que sana, que repara y reconcilia el mundo interior, aun en un tiempo difícil y tal vez inexplicable.
Aunque las sombras oscurezcan el planeta, no se desanimen y no pierdan la fe; porque en lo más anónimo y silencioso es donde Yo estoy presente, pero también estoy presente en quien Me busca, en quien Me llama, en quien Me invoca, en quien responde a Mi Llamado.
En este mes de marzo, llegamos al final de un ciclo de la Obra de la Jerarquía Crística, pero no piensen que Me iré y dejaré de acompañarlos, porque Yo estoy aquí preparándolos y preparando a sus hermanos del mundo para Mi Retorno. Es en esto en lo que debemos concentrarnos.
Así como los apóstoles, a pesar del miedo que vivieron durante Mi Pasión Dolorosa y Mi Crucifixión, prepararon la Resurrección de Cristo; hoy, ustedes y sus hermanos deberán preparar el Retorno del Señor, primero en ustedes mismos a través de los votos, de los principios para sus vidas.
Hoy, vengo como una Consciencia que nunca han visto ni experimentaron. Pero el Amor que Yo les imparto sí es el mismo, solo que están conociendo Mis otras Faces, la tarea universal del Redentor.
Acojan en sus corazones este último impulso de conclusión, preparándose así para la próxima Sagrada Semana, porque por más que estén lejos o estén cerca, lo más importante para Mí es que estén Conmigo, más allá de la distancia o de las situaciones.
Recuerden que aún deben rendir sus vidas a Mi Corazón, así como Yo entregué Mi Vida por ustedes en la Cruz.
Que su única aspiración sea cumplir lo que Dios necesita en este tiempo, para que aprendan a renunciar a sus propias aspiraciones; porque si sus propias aspiraciones deben cumplirse algún día, se cumplirán, tengan certeza de esto. Pero Dios siempre nos llama a vivir lo que no aspiramos, a aceptar lo que no queremos, a amar lo que rechazamos. Esto es un Cristo.
Que se cumpla, en esta próxima Maratón de Oración, la aspiración de Dios en sus vidas y que sea una realidad, sin condiciones ni obstáculos, que sea una alegre realidad el cumplir el Plan, el Plan del Señor.
Lo último que les pido es que sean un espejo de esperanza, deben atraer la esperanza al mundo para que pueda llegar la paz en donde más hace falta.
Estoy unido a los valientes y a los portadores de la paz, más allá del tiempo de la purificación.
Que la libertad espiritual les otorgue el entendimiento y la razón de existir en este mundo y en esta encarnación para servir al Único, Nuestro Creador.
Mi bendición a todos, en este ciclo de conclusión y de madurez de Mis discípulos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Sol de Dios que fue creado en el cosmos para iluminar a todas las consciencias y a todas las criaturas. Este es el Sol infinito y cósmico que nunca se apaga, que siempre viene en auxilio de los que lo necesitan y de los que claman por Su presencia interior.
Pero hoy aquí, no estoy solo, sino acompañado por cientos de Soles más, que conocen la trayectoria infinita de este universo y de la Creación. Son las sagradas consciencias de otrora, consciencias que han venido caminando a lo largo de los tiempos, de los acontecimientos del universo y del planeta.
Por eso, hoy los Soles infinitos que responden al Creador están presentes aquí para irradiar sus códigos de Luz, no solo a sus consciencias, sino también a toda la humanidad que como saben atraviesa su noche oscura.
He aquí el Sol del Relicario de Dios, que espiritualmente se presenta para que las almas lo veneren y lo reconozcan dentro de sí mismas.
Esta es la eterna comunión que ustedes y sus hermanos deben alcanzar en este tiempo para poder sobrellevar los últimos acontecimientos, para que sus consciencias se transformen por dentro y por fuera, para que sus vidas sean otras, así como lo espera Dios en Su silencio y en la infinitud de Su Amor.
Reciban hoy la presencia de los Soles Jerárquicos de Dios, aquellas consciencias que responden a Su Proyecto Original, a Su Voluntad y a Su Designio, aquellas consciencias que conocen el origen de cada ser y que acompañan la trayectoria de cada alma y de cada espíritu en el planeta, aun de los que están en los errores y en la perdición.
Pero, a través del Sol de Nuestros Corazones, iluminamos los espacios oscuros de la consciencia y del ser para que se redima, traemos la paz que muchos buscan en este tiempo y que no la encuentran; pero tan solo colocando sus consciencias ante esos Soles del universo, que conocen sus orígenes y sus trayectorias, entrarán en comunión con lo Alto y con la Vida Divina; porque Yo, como su Maestro, y todas las Jerarquías hemos aprendido de la humanidad, de sus errores y de sus aciertos, de sus triunfos, pero también de sus fracasos.
Pero hoy, que sus espíritus se eleven a través de este Centro de Amor, tan silencioso y oculto, tan misterioso y desconocido, que solo se revelará a los puros de corazón, a los puros de intención, a los que no quieran nada más para sí mismos, a los que aspiren a vivir el vacío y la entrega a Dios, Nuestro Creador.
Es allí en donde los Soles de las Jerarquías depositarán sus tesoros en confianza y fe. Es allí, en el corazón de cada ser que se entrega a Dios y a Su Plan, en donde podrá espejarse y reflejarse Su Obra en la Tierra en estos tiempos críticos.
¡Cuán infinita es la riqueza de la vida interior de este universo! ¡Cuán amplios son sus dimensiones y planos, y toda su existencia!
Por eso, hoy vean a sus seres como un espíritu y no tan solo como un ser humano. Es ese espíritu en cada ser, creado por las Consciencias Solares, que les dará la fuerza de la perfección y de la transformación, de la paz y de la convicción de servir a Dios a pesar de todo, en todos los momentos de la vida y en todos los tiempos; porque, de esta forma, una parte de la humanidad está siendo preparada por Nuestras Consciencias Solares para que despierte el nuevo código de Dios, aquel que fue pensado por el Padre Eterno en su origen, antes de que todo existiera, antes de que todo fuera vida en la materia y en el universo.
Ahora, pueden ver y contemplar, compañeros, que la vida no termina aquí.
¿Cuál es la dimensión de su universo interior?
¿Cuánto puede ofrecer su universo interior al Padre Eterno en este tiempo?
No es en lo grande en donde alcanzarán la perfección, sino en lo pequeño, en lo más simple, en todo lo que es hecho por amor. Es esto que hace evolucionar y despertar a la consciencia, sin ambiciones, sin ostentaciones, sin expectativas.
Imaginen que si el Hijo de Dios hubiera querido todo el poder para Sí, no podría haber sido el Cristo. Por eso, desde el primer momento, el poderoso Espíritu de Dios, a través de la encarnación de Su Hijo en la Tierra, nació en un humilde pesebre, predicó, curó y acercó a Su Corazón a todos los que lo necesitaban. Fue uno más entre tantos, aunque Yo supiera que Dios Me había enviado por una misión.
Es así que Dios los envía a la Tierra, después de muchas experiencias, a vivir una misión y a cumplir una Voluntad irrefutable, una Voluntad que no se puede borrar ni desaparecer de la consciencia, aunque lo parezca.
Sus vidas, en este tiempo, deben ser un lápiz en las Manos de Dios. ¿Dejarán que Él escriba? ¿Dejarán que Él decida el destino y el camino?
Muchos son los tesoros que aún se guardan en el universo y en la vida interior. Este Centro de Amor, que hoy los reúne y los congrega, les ofrece esa oportunidad sagrada y bendita, sacrificada y silenciosa.
La vida del espíritu es el bálsamo de la simplicidad, la vida del espíritu es el bálsamo de la humildad, la vida del espíritu es el bálsamo del despojamiento interior; porque quien quiera ser libre de sí mismo para siempre, que renuncie, y Dios allí, con Su Sabiduría, podrá escribir a través de sus vidas el futuro y el porvenir.
Después del último año que estuve aquí con ustedes, recién ahora puedo decirles que estoy cumpliendo con lo que tenía previsto, antes no lo pude hacer por otras circunstancias.
Me alegra y Me regocija el esfuerzo de los valientes, de los que persisten en la fe y de los que no retroceden, a pesar de todo. Porque Dios muestra Su Fortaleza en aquellos que le responden y que le dicen sí en cada momento y en cada etapa de la vida. Dios bendice con Su Luz a los que persisten y a los que se esmeran de verdad, sin nada a cambio, sin condiciones ni formas.
Hoy, en este día, renace una Luz Espiritual a través de este Centro de Amor que los congrega y que los une. Hoy no lo comprenderán, pero sí lo sabrán con el tiempo. Es esta Luz Sagrada que los irradiará a partir de este ciclo, para preparar la Nueva Humanidad y el Nuevo Tiempo, antes de Mi Retorno físico al mundo.
No se olviden de esto y ténganlo presente, porque en el momento más difícil de la humanidad lo necesitarán como una fuerza de fe y de empeño en sus vidas, como apóstoles Míos, como servidores del Plan, como colaboradores de esta Obra de Amor que solo le pertenece a Cristo y, a través de Cristo, a todas las almas.
Hoy, el Sol de Mi Corazón se expande y se ilumina para animarlos a seguir adelante, para alcanzar y concretar los proyectos de la Jerarquía en este lugar y en otros. Porque Yo contaré con los que estén Conmigo de verdad, más allá de la imperfección y del momento de la vida.
Reciban así Mi Unción Espiritual para que, iniciados por Mi Espíritu, comiencen esta nueva etapa con alegría y júbilo, con la certeza absoluta de estar respondiendo a Mi Corazón Misericordioso.
Que el Espíritu, que une a la Santísima Trinidad, los bendiga y los renueve, por dentro y por fuera.
Los pasos de los discípulos ya están marcados y designados, solo basta darlos para poder vivirlos y cumplirlos como Mi Padre Eterno lo determina.
Que se encienda en ustedes el sol del corazón, para que el amor y la paz se irradien al mundo, a sus familias y a sus hermanos, para que ya no haya conflicto ni división, sino unidad y hermandad, espíritu de cooperación y de colaboración entre sus semejantes.
Así como Yo se los he enseñado a Mis primeros apóstoles, en aquel tiempo, lo mismo hoy les enseño a ustedes; porque el Amor es la primera regla, y ella nunca se modificará. Felices serán los que vivan del Amor que Yo le imparto al mundo y en especial a las almas, y hoy a este lugar que tanto anhelo.
Que Argentina pueda cumplir su misión espiritual, para que su pueblo prepare Mi Retorno en el corazón de los simples y de los que son libres de sí mismos.
Así como Pedro y Mis apóstoles vieron venir al Señor, caminando entre las aguas en el mar de Galilea, así espero que ustedes Me puedan reconocer en Mi Retorno; porque no vendré como un Rey, sino como un humilde obrero y servidor del Padre, así como lo fui cuando estuve en este mundo, predicando y curando a las almas.
Que se cumpla el advenimiento del Nuevo Tiempo, ahora y siempre. Amén.
Les agradezco por estar hoy aquí a Mi lado, en la simplicidad del corazón y de la vida. Es así como Yo los siento en cada momento.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y llegará el tiempo del porvenir, en el que las almas no conocerán lo que es el dolor ni la angustia. Llegará el tiempo en el que los Míos conocerán el Reino de los Cielos en la Tierra, porque Yo lo traeré en Mi Retorno.
Así los pies ya no estarán cansados de buscar el camino para encontrar el Propósito; porque los despojados de sí mismos encontrarán el Propósito, ya que habrán cumplido con la Voluntad de Mi Padre, que es también Mi Voluntad y que debe ser también su Voluntad.
Mientras tanto, en este árido escenario planetario, Yo los llamo a la convicción y a la fe, a esa fe tan grande e inamovible que su propio Maestro y Señor vivió durante Su Agonía en el Huerto Getsemaní, en la que, ante todos los errores y horrores del mundo, su Maestro no retrocedió, sino avanzó, aun sintiendo en Su propia Carne el peso de los pecados y de las faltas cometidos desde Adán y Eva hasta el final de los tiempos.
Y hoy estoy aquí, compañeros, para testimoniarles que es posible, porque en el aparente vacío o en el árido desierto está Dios a través de Su solemne silencio para impulsarlos a la constante transformación de la consciencia, de los hábitos y hasta de los placeres; porque en el Reino de los Cielos no entrará nada que no sea de Dios y de Su Voluntad, y para algunos parece estrecharse el camino o aun no encontrar la salida.
He aquí el Corazón del Maestro que hoy se expone ante ustedes, aquel Corazón que fue traspasado en la Cruz para consumar la liberación de los pecados del mundo, para disipar toda oscuridad.
Así, su corazón humano también puede vivirlo y compartirlo Conmigo, porque Mi vara no los castigará ni los condenará. Mi Ley, que es la Ley de Dios, viene a señalarles el camino que gran parte de la humanidad está perdiendo por suplantar a Dios.
Yo deseo que sean libres, así como Mis apóstoles fueron libres, aun en el momento más culminante de sus miedos, cuando no pudieron acompañar al Señor en el Calvario y hasta la muerte en la Cruz.
Así como a Mis apóstoles, Yo vengo a hacerlos pescadores de almas y de corazones, servidores de la paz y del bien, que todos los días buscan comenzar de nuevo, cueste lo que cueste, porque la victoria de su caminata o el triunfo de su transformación no está en la Tierra, sino en el Cielo, cuando les llegue la hora de partir de este mundo hacia las esferas sublimes, con la certeza de haber vivido una experiencia de amor, perdón y redención más allá de su propia condición humana.
Sean libres de ustedes mismos para que el mundo se libere de la opresión y del mal, para que los que claman reciban Gracia y Misericordia, Piedad y Redención.
¡Cuántos, pero cuántos, esperan por esto día y noche! Porque Mi promesa no es solo para ustedes, sino para el mundo entero, para todas las religiones y los pueblos, para todas las naciones.
Cuando el momento más culminante se aproxime, sepan que será la hora de Mi llegada y de Mi Retorno. Algunos Me reconocerán y otros no. Estén vigilantes y en adoración para poder escuchar los pasos del Retorno del Señor a la humanidad.
Yo ya les he enseñado a ustedes el camino, así como lo hice con Mis apóstoles en el pasado. No vengo a darles o a entregarles algo nuevo. Vengo a enseñarles la Verdad que pueden vivir y practicar en la solemnidad del corazón, de la vida y del espíritu, porque la Verdad los hará libres de ustedes mismos y liberará al mundo de tantos errores y maleficios.
En este tercer día, he venido a orar con ustedes por los que viven la pena de muerte y la decapitación. ¡Cuánta angustia vive Mi Corazón por todo esto!
Por eso, la vida que ustedes Me puedan dar y el ofrecimiento que Me puedan hacer es lo que Me impulsa a retornar al mundo y hoy estar aquí, pisando con Mis Pies este suelo sagrado de Aurora, que es testigo desde siempre del toque de la Mano de Dios sobre ustedes, sus hermanos de toda esta Obra y todos los que escuchan con fe a los Sagrados Corazones.
Es hora de trabajar en el final de estos tiempos, es hora de que cada uno definitivamente ofrezca su don y su virtud a Dios; porque vengo a cumplir con lo que he prometido, vengo a buscar los talentos que no se pueden desperdiciar ni perder.
¿Cuál talento Me ofrecerán? ¿Qué virtud Me entregarán? ¿Qué don ejercerán en sus vidas, de verdad?
Es esto que creará las condiciones para el Retorno de su Maestro y Señor al mundo. Ante las puertas de los Cielos, espero y aguardo la respuesta de cada uno, pero principalmente la respuesta interna.
Quiero que Mi silencio los lleve a la reflexión y al entendimiento para que, ante la superficialidad de este mundo, aprendan a tomar buenas decisiones para sus vidas y para el camino del espíritu, camino que es el primero que debe manifestarse en este tiempo.
¿Ustedes saben cómo es su espíritu, qué dimensión abarca o aun de qué parte de Dios es ese espíritu? Porque, así como Su Hijo es parte del Espíritu del Padre, el Padre es parte del Espíritu de Su Divino Hijo.
Es en el espíritu en donde deben aprender a obrar, para que este mundo realmente sea ayudado y aliviado por los portadores de la paz, por los que dicen ejercitar el bien todos los días.
El espíritu es lo más maravilloso que Dios nos concedió en esta Creación. Dejen que sus espíritus se presenten y obren en este tiempo. Abran espacio para esto, ábranle la puerta a sus almas para que el temperamento humano ya no los gobierne ni los dirija, como a muchos les sucede, porque el espíritu en cada ser solo debe aspirar a elevarse a Dios y estar en comunión con las Leyes Superiores para que, a través de sus espíritus, sean espejos del Padre Creador en la Tierra, así como los santos ángeles son espejos de Dios en este universo y en otros universos.
Abandonen la prisión de sus cuerpos. Hoy, Yo les entrego una llave para que la puerta de esa prisión sea abierta y se liberen, pero es necesario de voluntad y de determinación, de fe y de coraje, para que las amarras sean disueltas, para que se rompan las cadenas de sus pies.
El mundo resucitará espiritualmente con almas y corazones decididos y no tibios, con los que aprendan a soportar Mi Fuego, Mi Fuego de Amor transformador y redentor, aquel Fuego que los mismos apóstoles sintieron en el pasado, en cada momento que compartieron Conmigo; así como ustedes estuvieron muchísimas veces delante de Mi Fuego, ¿lo percibieron?, ¿lo reconocieron?, ¿lo adoptaron?
Allí está el poder para transformarlo todo y para elevarlo todo; aunque parezca imposible no desistan, ni ustedes ni sus hermanos, porque la meta está muy cerca, más de lo que imaginan.
Pero deben enmendar los errores del mundo y todos los ultrajes que la humanidad comete en los tiempos de hoy, para que el poder de Mi Divina Misericordia pueda obrar más que la Justicia.
Mi Mano ya separa la paja del trigo, la hierba buena de la hierba mala. Esto es parte de la Ley y es parte de este tiempo, del tiempo final.
Siembren cosas buenas, semillas de amor y de caridad, acciones de bien y de paz.
Así, Yo vengo a hacer una síntesis final en ustedes en este tercer día.
¿Cuál es la enseñanza que retirarán después de estos tres días compartidos Conmigo?
¿Qué fue lo que les intenté decir en cada momento?
Estén despiertos, en Mis Palabras y en cada encuentro está el impulso para el próximo paso. Aprovéchenlo y sírvanse de él, no pierdan la oportunidad. Abracen con amor Mi Mensaje y, sobre todo, Mi Corazón que es suyo y así espero que sus corazones sean Míos. Eso es lo que espero, pacientemente.
Que se cumpla el advenimiento de los embajadores de la paz.
El mundo está en una emergencia. Los soldados son llamados a las filas de Cristo y con los que quieran estar Conmigo, estaré; así como hoy estoy con ustedes en este amado lugar de su Padre Eterno.
Les agradezco por acompañarme y por estar aquí, así como son, sin esconderse, porque de los pobres de corazón haré el Reino de los Cielos. Y quiero de sus corazones hacer el Reino de los Cielos, no lo olviden.
Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo los bendiga. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y a través de Mi Luz, vengo a tocar lo más profundo de tu ser para que las miserias más desconocidas sean purificadas y para que el centro de tu ser, que es invencible a los ojos del mundo por ser anónimo y silencioso, forme parte de Mi Proyecto en la Tierra.
A cuántos, a través de los tiempos, he tocado con Mi Divina Luz y, cuando les he hecho sentir su momento de liberación y de purificación, han dudado; pero la Luz que Yo les traigo proviene del Amor, de un Amor aún desconocido e infinito. Esto es lo más Sagrado que Yo tengo para ofrecerles a ustedes y a sus hermanos.
Ante un escenario planetario cruel, injusto e impune, quiero que el centro de sus seres, como una llama viva, esté al servicio de Mi Proyecto; y quiero que todos los que una vez fueron tocados por Mi Divina Luz no lo olviden, porque todo lo que Yo les entrego no es en vano, sino por un fin, por un propósito inmaterial. Abran así espacio dentro de sus consciencias para lo que aún deberá liberarse, trascenderse y transmutarse.
Pero hoy no los invito a mirar la imperfección, sino la perfección interna que, a través de sus esencias y almas, Dios les ha colocado desde el origen. Sin esta vida interna presente en el planeta y en este tiempo, grandes serán las dificultades de su Maestro y Señor para intervenir en la humanidad y en el planeta.
Mis pilares y Mis bases sólidas, en la superficie de la Tierra, solo serán a través de las almas de los que Me corresponden y Me viven. Yo no vengo a pedirles lo que es imposible, Yo vengo a pedirles lo que es verdadero y que yace y vive eternamente en su interior.
Es esta Vida Divina la que, en este tiempo de transición planetaria, deberá descender a través de ustedes por medio de su vida espiritual, pero también de sus obras de caridad, de bien y de paz.
Yo necesito construir en este tiempo los puentes entre el Cielo y la Tierra, entre las almas y Dios; y eso se dará únicamente a través de los que Me siguen y viven Mi Mensaje. Porque fueron muchísimas las Gracias entregadas a través de los años y de todos los tiempos, Gracias que aún muchos de ustedes y de sus hermanos no pueden medir con la mente, sino que solo pueden contemplarlas con el corazón, corazón que es capaz de sentir el Amor de Cristo y de Su omnipotente Misericordia.
Arduo será atravesar este desierto, pero Yo vengo como la Fuente que sacia toda sed y que resuelve cualquier situación cuando las almas confían en Mí y en Mi Palabra, porque Mi Palabra se cumple en aquel que cree en Mí y que Me escucha.
Dios ha sido tan generoso a lo largo de los tiempos que, con Su propia Mano y Su propia Luz, la Luz de Su Amor y de Su Gracia, manifestó y les concedió esta Obra, la Obra de la Jerarquía.
Vean cuán grande es la caridad de los Centros de Amor en la Tierra, que reciben y acogen a las almas, pero que también las despiden sin condiciones ni juicios. Esta es la obra silenciosa del Amor de los Centros de Amor de la Jerarquía, que no condiciona, sino que redime, que les abre las puertas a la verdad para que todos puedan ser portadores de la paz.
He aquí los Centros de Amor de Cristo en la Tierra que, en su soledad y anonimato, a través del Corazón de la Jerarquía contemplan los acontecimientos en el final de estos tiempos y sobre todo los acontecimientos de los que una vez fueron tocados por Mi Luz.
Cada gesto Mío como cada Palabra, cada Gracia impartida como cada Misericordia entregada, están escritos en los Cielos, así como están escritos en sus almas. Deben corresponder a esta Gracia, compañeros, porque Dios los observa en Su silencio sideral, en Su cósmico recogimiento y en Su omnipresente Poder.
Valientes son los que han llegado hasta aquí y los que persistirán porque, así como con doce apóstoles transmuté al mundo y lo redimí; así, con tan pocos en este tiempo, haré persistir Mi Propósito en las almas.
La puerta de la cristificación aún sigue abierta y no se ha cerrado. ¿Quiénes tendrán el coraje de atravesarla para ya no ser nada y para que el Todo sea en ustedes como el Todo es en el Divino Hijo, el Primogénito?
Mientras tanto, en este ciclo de reconstrucción de las bases espirituales de esta Obra, las Leyes vuelven a restablecerse y esto deja a las almas ante su propia realidad, pero también ante su propio compromiso, que no se pueden olvidar de que fue firmado en los Cielos.
Den valor a todo esto antes de que Mi Presencia se recoja, porque cuando llegue ese momento, que no está muy lejos, ustedes y sus hermanos deberán dar testimonio de lo que durante muchos años creyeron y recibieron a través de Mí en confianza, fidelidad y voluntad, porque fue por una Voluntad Mayor desconocida e incomprensible para esta raza.
Así Mi Obra se perpetuará en corazones consolidados y firmes, en almas disponibles y decididas que sepan ser instrumentos en la superficie de la Tierra para reflejar, en simplicidad y humildad, los valores crísticos, todo lo que Yo les he compartido a lo largo de los tiempos, así como lo que he compartido en el pasado con Mis apóstoles.
Por eso, no olviden amarse los unos a los otros como Yo los amo. Así, tendrán ciencia y conocimiento de todo, comprenderán y aceptarán la vida de sus semejantes y de sus hermanos, tendrán el corazón abierto para acoger al que sufre e incluso al que se purifica; pues ante Dios todos son iguales, porque son Sus hijos en la Tierra, en el Edén que Él les ha confiado desde el principio.
Y así, Él Me envía para que, a través de la Luz del Amor que hoy los vuelve a tocar y a contemplar, Aurora ofrezca su brillo y su Luz inconmensurable y anónima, como siempre lo ha hecho. Así, sabrán que están delante de un misterio que sentirán en el corazón por su vibración y Gracia, por esa Gracia que los reúne una y otra vez, y que les recuerda la Hermandad.
En este segundo día, vacíen el corazón y la consciencia para que Yo pueda llegar a lo más profundo, hasta donde ustedes no pueden llegar; porque, en este tiempo de purificación y de desafíos, es Mi Espíritu que los reúne y los ayuda, como siempre lo ha hecho desde el principio, desde el primer día que Me dijeron sí.
No le teman a lo que no consiguen soportar, no sufran con lo que no pueden transformar. Porque si en su imperfección Pedro caminó sobre las aguas y casi se ahogó por dudar de su fe, Yo llegaré como en aquel tiempo en la tempestad de la noche, en la que todo parecerá muy difícil, a traer la Luz al mundo, aquella Luz infinita e invencible que generó y creó al Hijo de Dios y que lo hizo nacer en el Pesebre de Belén.
Es esta Luz la que llegará en la hora correcta y en el momento oportuno para salvarlos y salvar a muchos más que sufren en el mundo el horror de la guerra, la maldad del hambre, el sufrimiento de la enfermedad, la soledad y el abandono.
Dejen venir a Mí a los niños, a los más pequeños de todo el mundo, porque de ellos siempre será el Reino de los Cielos, porque a través de ellos recordarán su propia pureza y esencia original.
Que el estigma del odio, de la venganza y de la maldad sea transmutado por el poder interno que reside en Aurora, para que muchos más tengan la Gracia y la oportunidad de la redención.
Que se cumpla el tiempo de la esperanza.
Que se vea reflejado el tiempo de la renovación en Mis apóstoles, en los que están decididos a reconstruir Mi Obra en la superficie; porque el Señor ve hasta lo más pequeño y silencioso, porque Yo estoy allí en lo más pequeño y en lo más silencioso. Allí siempre Me encontrarán cuando ya no hable más con ustedes públicamente, porque en Mi Palabra está el Agua de Vida que sacia toda sed, que disipa toda oscuridad, que reenciende el corazón que está muerto en vida; porque, así como resucité a Lázaro de la muerte condenatoria, así tengo el poder de resucitar sus espíritus si Me lo permiten.
Que las ovejas se reúnan en Mi redil, el Señor las llama a pastar en el Nuevo Tiempo, a dar los nuevos pasos en su servicio al Plan.
Que la esperanza los ayude a soportar estos tiempos, que sostenga a la humanidad herida y ultrajada.
Que las familias puedan ser el recinto del amor y de la paz en los oratorios del corazón.
Que se cumpla el tiempo esperado, ahora y siempre. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aquel que Me vive, nada temerá. Aquel que Me siente, no perecerá; porque la Gracia que Yo les transmito y comparto con los Míos es incalculable, es la Gracia eterna de Dios que siempre desciende y los toca para que en cada paso aprendan a cumplir con Su Voluntad.
En esta noche, las estrellas de Aurora Me reciben, así como sus corazones, abiertos a la Presencia insondable del Señor, que inmutable y recogido está aquí para anunciar la Palabra de los Cielos, para verter sobre las almas entendimiento y sabiduría, compasión y paz.
Es así que, en este primer día, vuelvo a abrir las puertas de Aurora para que ustedes y sus hermanos del mundo estén ante el portal de la Cura Interior, que tanto necesita la humanidad y el planeta en este tiempo de adversidad interior y de conflictos.
Pero hoy, Yo los invito, una vez más, a colocar sus consciencias en lo Alto, en los sentimientos y pensamientos superiores que emanan eternamente de la Fuente y nutren a las almas de luz, fe y esperanza.
Es allí en donde Yo los necesito en este momento y no en otro lugar, para que junto Conmigo reconstruyamos el plano espiritual de esta humanidad y de este planeta que se corroe a sí mismo en su oscuridad y lucha.
Pero Yo vengo aquí como ese Sol de Aurora que nunca se apaga, que nunca se oculta y que está latente ante el corazón que se abre como una flor para recibir los rayos del Amor y del Perdón del Corazón de su Maestro.
¡Oh, noche oscura de este planeta!,
que confundes y perturbas a las almas,
¡apártate de ellas!,
porque el Sol del Universo, el Príncipe de la Paz,
ilumina con Sus Rayos a toda la Creación
y en especial a este mundo,
para que los mundos internos siempre reconozcan
la Gracia que han recibido directamente de Mí,
en el nombre de Adonai, Nuestro Dios.
¡Oh, noche oscura de las almas!,
no le temas al desierto, a la aridez o a la soledad;
he aquí la Fuente inagotable
que se abre una vez más
para que sacien la sed espiritual e interior.
¡Oh, sed tan grande que siente su Maestro!,
por aquellos que son olvidados y descartados,
por los que son últimos y despreciados,
por los más pequeños entre los más pequeños;
allí Yo estoy para que Me sirvan,
para que Me encuentren y para que Me vivan,
y así alivien el sufrimiento del Corazón del Redentor.
Noche oscura del mundo,
no tienes la última palabra,
porque la poderosa y creadora Palabra de Dios
siempre se cumplirá,
así como es la Ley y es la vida,
así como son los Mandamientos que guían
al pueblo de Dios y a las almas
por el camino de la rectitud y del bien.
He aquí el Sol que ilumina la noche de las tinieblas del mundo.
He aquí el Sol de la esperanza que está latente y vivo en el corazón que lo adora y lo reconoce en su interior.
Ahora que ya crecieron, es tiempo de caminar en el apostolado y en el servicio.
Me afirmo en aquellos que Me viven. Me complazco en aquellos que Me buscan. Me alivio en aquellos que están Conmigo y no dudan, porque es Dios que escribe con Su propia Mano el destino y el final.
Felices serán los que persistan. Agraciados serán los que se abran a este momento y a este ciclo. Porque si en este ciclo suceden muchas cosas, aun siendo dolorosas e incomprensibles, ¿será que Dios lo ha permitido? ¡Sí!
En los Míos debe forjarse el espíritu de la verdad y también el espíritu de la fe que inamovible sostiene el estandarte de Cristo en la Tierra para poder iluminar con Mi Código Crístico al mundo y a los que claman por ayuda.
Mis Palabras se escriben en los corazones que las aceptan, Mi Luz se infunde en los corazones que se abren, porque aquí hay un Plan por cumplirse y realizarse. Y eso así será, porque es Voluntad de Mi Padre.
Que, en la noche oscura, las almas se concentren en la Luz que proviene de Dios y de Su Fuente, para aprender a sostenerse en Mí y por Mí hasta el final.
Hoy, Aurora brilla a través de sus nuevos pasos, que son internos y profundos. Quisiera que pudieran abrirse a esto, porque es una Gracia especial que Yo coloco en los que Me dicen sí.
Aurora es un Espejo que no puede dejar de irradiar y de compartir su Gracia. Este fue y siempre será el lugar escogido por el Padre Eterno, porque Aurora en su misterio se revela a los puros de corazón y a los verdaderos de espíritu.
Aurora es para la humanidad y el planeta, es para los que aprenden a soportar su Fuego, su Fuego de Amor. Si tienen esto presente, conocerán aún más de Aurora, mucho más de lo que creen saber hasta ahora, porque en verdad la esencia de Aurora aún no fue revelada por el Arcángel Rafael.
Pero llegará el tiempo de que esto suceda, y así el Sol de Aurora disipará la noche oscura del planeta, para que los autoconvocados vean venir en el horizonte el Retorno de Cristo.
Los que hoy están y los que hoy no están fueron señalados por Mi Mano. Esto es imborrable, más allá de cualquier consecuencia o situación. Recuerden que es Mi Corazón que lo ha aceptado a cada uno y no solo Mis Palabras; porque en Mi Corazón solo vive el Amor y no la Justicia, el Amor que los lleva a la luz de la Verdad y a la esencia de la Paz.
Muchos de ustedes y de sus hermanos, una y otra vez, fueron bautizados por Mi Espíritu y fueron ungidos por Mi Luz. Den valor y honren a todo esto en el final de los tiempos, porque nada es en vano para su Señor. Y aquellos que permanezcan, que no pierdan la esperanza ni aplaquen tampoco su fe.
Ya estaba anunciado que el mundo viviría esto y también la humanidad. Estaba todo escrito en el Libro Sagrado de Dios para que, en este tiempo, ustedes que fueron llamados a vivirlo y a experimentarlo, sean fuertes en el amor y en la hermandad, en el bien y en la caridad. Así, siempre vivirán Mi simplicidad y Mi silencio.
Que, en esta noche, el Sol del Señor, que a todo ilumina y hace resplandecer, pueda hacerles sentir el brillo espiritual de Aurora, como Centro de una Voluntad desconocida.
Que esta Maratón represente un paso a la madurez y a la confianza absoluta en el Creador para que más almas en el mundo sean rescatadas y ayudadas por Mí.
Que en esta Maratón sus oraciones se eleven, no en palabras repetidas, sino que el fuego de sus oraciones se eleve, como el incienso en el Altar, para ofrecerse a Nuestro Creador en expiación por los pecados del mundo y por los conflictos de la guerra, para que los desprotegidos sean amparados, para que los niños y niñas sean protegidos, para que las naciones no pierdan la paz y los ángeles de las naciones puedan obrar, así como está escrito en el Corazón del Padre.
Permitan que, en esta Maratón de oración, sus ángeles de la guarda trabajen como nunca antes. Únanse a ellos en oración, para que la paz los ayude a ustedes y a sus hermanos a enfrentar la desconocida noche oscura que precede al Retorno de Cristo, su Maestro y Señor.
Que se cumpla, Adonai, Tu Voluntad.
Que las almas no teman vivir su propio Getsemaní.
Que las almas aprendan a vivir sus grandes decisiones,
así como lo hizo Tu Hijo en los cuarenta días del desierto,
para que todos, todos los corazones posibles
puedan ser instrumentos de Tu Paz.
Amén.
Bajo la Luz que proviene del Amor eterno de Aurora, que redime, libera y transmuta toda condición humana, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Voz hace eco en el silencio más profundo del universo, en el que los mundos internos Me pueden escuchar y reconocer. Es en ese profundo silencio del universo en el que el Padre busca la respuesta a través de la sabiduría, de la ciencia y del entendimiento.
El silencio permea las capas más profundas de la consciencia, de la vida y de toda vibración, porque en ese silencio más profundo del universo se encuentra la respuesta de Dios, la que muchas veces intentan encontrar o aun poder escuchar.
Para que la sabiduría permee la vida, el silencio es el preámbulo. Esto aparta la consciencia de posibles errores, porque la Sabiduría de Dios es la certeza y la convicción de Su Espíritu, que lo sabe todo, que lo conoce todo y que todo lo impulsa, en esta y en otras dimensiones. Sin esa Sabiduría Divina e Interna, la vida interior no tendría sentido.
¿Qué fue lo primero que el Padre manifestó en esta Creación? Fue la ciencia de Su Vida Interior, que impulsó la Creación y todo lo creado posteriormente. Allí se encuentra esa matriz. Allí se revela ese Propósito para todo lo que existe, para todo lo que vive y vibra en este universo.
Cada elemento como cada partícula, cada átomo como cada célula, dentro de esta ciencia cósmica cumple un propósito y un deber, porque existe para poder reflejar la Voluntad del Padre, así como los santos ángeles lo hacen en el Cielo y en la Tierra.
En este macrouniverso de vida, en este espacio de existencia, de evolución, cada elemento, partícula o vida cumple su Propósito en la manifestación del espíritu, de la mente y de la materia.
Es en esta comunión perfecta, es en este alineamiento con lo superior e interior, en donde la propia consciencia debe estar conectada, unida y hasta fundida con la Creación, para que así el Principio de Dios, que es inmutable, manifieste, revele y construya Su Voluntad en todo lo que fue creado por Él mismo en el principio.
Dentro de esta infinita Creación deben contemplar el Propósito y el Origen para poder trascender los acontecimientos, los hechos o aun las heridas.
Si sus consciencias no viajan en el espacio-tiempo, en donde vibra y existe la Vida Divina, el Gran Propósito que creó a esta existencia, a todos los universos, dimensiones y planos, ¿cómo podrán superar el final de los tiempos?
Es hora de mirar hacia lo que es esencial dentro de sí mismos, porque allí está la respuesta, allí está el próximo paso, apartado de las ideas y de los pensamientos, de todo lo que podrían creer que es mejor.
Dios no se encuentra allí. Él se manifiesta y se presenta a las almas a través de Su Soberano Silencio y de Su infinita Vida Divina e Interna, para ir construyendo a través de ellas Su Voluntad. Hoy es el tiempo de que vivan esto, no solamente que lo reciban o lo escuchen.
Recuerden que Mis Palabras graban un código, registran un impulso en el éter del planeta, para que esta humanidad malherida pueda resucitar espiritualmente y comenzar de nuevo con esperanza, con la llegada del porvenir, el advenimiento de Cristo.
Ustedes deben pensar como los ángeles, ustedes deben sentir como los ángeles, así se darán cuenta cuánto aún es necesario sublimar y trascender.
Pero en el origen de esa existencia, en la que está presente el Todo, y vibra y está presente la vida interior, es en donde se espeja con poder el Amor del Padre, que en este universo coloca todo en su lugar, pero no con Justicia sino con Misericordia, a través de una Sublime Sabiduría para que todo lo creado aprenda a evolucionar y a crecer.
Deben imitar a la naturaleza que Dios les manifestó, sus ciclos de recogimiento, así como sus ciclos de expresión y de expansión; porque, así como brota la semilla para que algún día nazca el fruto, así la vida pierde sus propias hojas y una vez más vuelve a brotar y a resurgir tan fuertemente, a través de la Luz que recibe del Cielo, que fortalece el espíritu y expresa la entrega en los que viven en fidelidad al Señor, Nuestro Dios.
Hoy, quiero dejarlos en ese nivel de consciencia; porque, cuando Yo ya no esté entre ustedes, deberán buscar dentro de ustedes mismos, de forma impersonal y madura, la fuerza del amor y de la fe, ese mismo estado interno que hoy les presento a todos, a pesar de las diferentes escuelas que están viviendo.
Pero no se olviden de lo que Yo les enseñé a Mis apóstoles y al pueblo de Israel: que a los Ojos de Dios todos somos iguales; para Dios no existen mejores ni peores, buenos o malos, despiertos o dormidos. Dios sabe quién es cada ser en su existencia interior.
¿Será que ustedes consiguen valorar esta dádiva, así como Dios la valora con Su amplitud y amor?
Así, aprenderán a ver al otro con los ojos del alma y no de la mente. Así, podrán reconocer entre las miserias al Cristo Interno, esa pequeña chispa de Luz que Dios colocó en cada hijo Suyo para que, en esta vida y en este universo, cada uno pueda dar vida en abundancia.
Creo que ya estamos ante la posibilidad de dar ese paso que hoy les pido, para poder salir de la conflictiva tercera dimensión e ingresar en el tiempo de la Hermandad, en el que todos son considerados, en el que todos son contemplados, en el que todos son escuchados sin ser juzgados; porque si Dios hubiera colocado Su vara sobre ustedes, no estarían aquí.
¿Ahora, comprenden que Su Amor Infinito no se mide por los prejuicios; y que Él, el Todopoderoso, como Padre de Brazos abiertos y de Corazón expandido, quiere tenerlos cerca para que cumplan Su Voluntad?
¡Cuántas, pero cuántas almas necesitan esto y no lo tienen!
Estén atentos para reconocer con gratitud esta Gracia; para que, en ustedes, algún día que no sea muy lejano ni distante, pueda nacer el sabio Cristo Interno, aquel que no mide con una vara, sino que ama a través de sus acciones; el Cristo Interno que acoge a través de su corazón y que es capaz de sentir al miserable como parte de su propia miseria, porque esto fue lo que Yo viví por ustedes.
Abracen con fervor Mi Llamado y recíbanlo también como una bendición, como la oportunidad de abrir una nueva puerta, que con esperanza mire al futuro y con determinación cierre la puerta del pasado para que no se pierdan en las cosas superficiales.
Porque en verdad les digo que sin amor nada es posible. ¿Cómo están los grados de su amor? ¿Dónde el amor actúa en ustedes? No lo olviden.
Que la Sabiduría de Dios los fortalezca. Que el Amor de Dios los levante para que caminen decididos hacia el Propósito, aquel Propósito que está escrito en el Corazón de Dios, porque es a Él al que le debemos honor y gloria.
Les agradezco a los que se empeñan y se esfuerzan en transformarse, a los que todos los días son capaces de mirar la Luz del Rostro de Jesús para ser bendecidos.
Que la paz promueva la paz y que la paz les conceda la unidad y la fortaleza a quienes le dicen sí a Cristo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como la lluvia que cae sobre Mi amada Figueira, así sus corazones han sido lavados y purificados a través del Sacramento de la Confesión.
Así, les doy Mi bendición, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Recuerden que siempre podrán ver sus corazones purificados y limpios. No deben temer expresar lo que sienten o lo que padecen.
A través de Mi Sagrada Palabra y de Mi Insondable Presencia, Yo vengo a buscar en ustedes corazones sinceros, aunque imperfectos, corazones que son capaces de decirle sí al camino de la transformación y de la consagración.
Por eso, a través de Mi Gracia, hoy derramo sobre el mundo la Luz más profunda de Mi Corazón, para que esta indulgencia abarque a todo el planeta y a todas las almas posibles, especialmente a Mis más pequeños hermanos de los Reinos de la Naturaleza.
Todo, absolutamente todo, es tocado por esta Gracia de Dios que los vuelve a unir y a reunir en Mi Presencia. Porque, así como les he dicho en estos días, no existe otra razón ni otro motivo en este momento para que su Señor y Maestro se presente aquí, que no sea una causa de Amor y de Paz.
Trabajen a través de este Amor y obren a través del Amor que Yo les entrego.
Ahora que sus caminos se han purificado, no se permitan retroceder, no se permitan volver al pasado; sino decidan, ahora y siempre, cruzar la puerta de la esperanza que es abierta por intermedio de Mi Corazón, para que todos puedan entrar al Reino de los Cielos.
Sé que no saben lo que esto significa.
¿Cuántas veces estuvieron ante el Reino de los Cielos? ¿Cuántas veces sus ángeles de la guarda les permitieron esa oportunidad?
Y esto no significa que no sigan viviendo las aflicciones del mundo. Porque un verdadero Cristo en la Tierra, un discípulo del Maestro, se transforma y se redime a través de sus aflicciones, no para quedar preso en ellas, sino para saber liberarse a sí mismo todos los días. Esto es tan simple, pero a muchos les parece difícil.
Por eso, no se deben olvidar de la Gracia que los congrega y los une, esta Gracia especial que Yo he compartido y he extendido a todos, durante estos días de confesión y de reconciliación.
Ahora es el tiempo de que sus vidas se afirmen a través de Mi Corazón, presente en la Eucaristía, como símbolo y Sacramento que renueva la vida y la consciencia en cada momento y en cada oportunidad que tienen de comulgar.
Con esta actitud de reverencia a lo sagrado, que debe reflejarse en este tiempo en sus vidas, ante la Santa Comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, estarán comulgando del mismo código y de la misma esencia que los santos apóstoles vivieron en aquel tiempo; código que los transformó en embajadores de la paz, en anunciadores del Evangelio del Amor, en santos en la Tierra.
Por eso, deben preguntarse, en este tiempo y en esta hora, si verdaderamente están dispuestos a seguir este camino, como muchos en otros tiempos lo siguieron y lo acompañaron, a través del Llamado y de la Voz del Maestro.
Por eso, recuerden cuando Mi Vida y Mi Presencia tocaron sus corazones. Es lo que Mi Corazón quiere sentir de ustedes en este tiempo de tribulación y de oscuridad.
Que su amor transformador, que su vida consagrada, que su reverencia a las Jerarquías pueda tocar una y otra vez Mi Corazón, no solo a través de la vida de los Sacramentos, en el importante momento de la Comunión de ustedes Conmigo, sino también a través de las obras de paz y de caridad.
En esta la hora, esto es lo que Yo espero de cada uno: ver ardiendo sus corazones, sintiendo y viviendo delante de ustedes la llama flameante del Divino Propósito que Yo les traigo y que los renueva.
Porque, ¿cuántas veces he tenido que romper sus propias cadenas?, ¿cuántas veces he tenido que disolver sus propias amarras y también desatar los nudos de la consciencia?
Pero, ¿cuántas veces ustedes y sus hermanos estuvieron delante de lo Mayor, lo Infinito e Inmaterial?
Ese es el camino que deben decidirse a seguir en este tiempo: que su vida material se vuelva una vida inmaterial, en correcta comunión con la Ley y el Propósito. Porque en este tiempo, compañeros, muchas cosas les serán ofrecidas a todos, pero serán cosas huecas y vacías porque no tendrán la esencia del Amor Crístico que Yo les imparto y les entrego.
Por eso, los necesito como embajadores de la paz y no del conflicto. ¿No ven ya bastante conflicto en el mundo para que haya más?
Quiero que sus vidas sean vidas de reconciliación y de paz, de reverencia ante la Sagrada Instrucción recibida, desde los primeros tiempos cuando la pequeña Figueira comenzó a crecer, a madurar y a dar sus primeros frutos.
Yo quiero verlos junto Conmigo ante ese origen de Figueira, ante la solemne energía de la Instrucción y de la Jerarquía. Es tiempo de que cada uno de los setenta y dos atributos(1), que aquí fueron recibidos, sean vividos para que sus vidas vivan ardientemente la consagración de espíritu, mente y corazón.
Así sus consciencias, de una forma simple, pero verdadera, serán merecedoras de los frutos de este Reino de Figueira y permitirán que este legado reverbere y palpite en los corazones, sobre todo en los que son llamados a despertar.
Pero ustedes están despiertos, ustedes están conscientes, ustedes son responsables de este legado espiritual que se ofreció abnegadamente para poder expandirse y ampliarse en el mundo a través de pequeñas Islas de Salvación.
Siempre es bueno, compañeros, volver a la esencia del origen, una y otra vez; porque grandes son las amenazas que hay sobre el mundo y la humanidad, grande es la confusión espiritual, mental y moral.
Dios les ha entregado un instructor, que encarnó en este mundo, al que siempre le deberán agradecer y reconocer como su maestro. Él fue y será siempre un discípulo y amigo especial.
¿Han visto en sus ojos al Reino de Mirna Jad, reflejándose una y otra vez en su faz, en cada palabra e instrucción pronunciada, como también en su corazón que siempre irradiaba paz y solemnidad?
Si Mi amigo José pudo vivirlo y hacerlo, y se ofreció por ustedes para que también lo vivieran, ¿creen verdaderamente que Él les abrió la puerta hacia el mundo de la reverencia y de la paz, hacia el Sagrado Reino de la Jerarquía Mayor? Yo les puedo decir que sí.
Por eso, estoy aquí una vez más para confirmarlo y pronunciarlo; porque mientras hoy los campanarios internos de Mirna Jad resuenan en las almas, puede volver a palpitar, en todos, la llama flameante de lo sagrado y de la reverencia al Divino Propósito.
Reconozcan ahora las Gracias que recibieron desde el principio y la bendición de las insondables e infinitas Jerarquías que hoy están aquí, junto con su Maestro y Señor, para testimoniar y registrar este momento en sus Libros Sagrados.
¿Será que vieron en esos Sagrados Libros sus nombres originales? Esto era lo que hoy Yo estaba contemplando antes de llegar aquí a su encuentro.
Así, como para Nosotros, sus nombres pueden brillar en estos Libros como estrellas en el firmamento, ¿será que ustedes, por Mi Amor, podrán brillar como estrellas en la Tierra y decidirse a vivir las virtudes que Dios les concedió desde el origen?
Todo les fue entregado, todo les fue confiado. Es tiempo de honrar a este legado único, silencioso, anónimo e imperceptible para la mayoría de la humanidad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cristo está diciendo si pueden pedirles a los padres de los niños que los lleven a jugar al bosque, donde los ángeles los entretendrán.
Los más pequeños ya están en Mi Reino. ¿Será que ustedes llegarán a ser pequeños como estos niños para ingresar, en inocencia y pureza, al Reino de Dios?
Hoy, vengo a marcarlos y a señalarlos con la Unción de Mi Espíritu. Como consumación de esta indulgencia espiritual, quiero que Me respondan: ¿aceptan consumar esta Gracia espiritual y desconocida a través del Sacramento de la Unción en este día?
Los presentes dicen ¡sí!
Ahora, reciban primero la Unción de Mi Luz, antes de recibir este Sacramento. Coloquen sus manos en señal de recepción.
Adonai,
Tú que conoces a Tus hijos en el Cielo y en la Tierra,
Tú que habitas en los mundos internos y en cada corazón,
haz revivir y renacer los principios
que fueron sembrados por amor y servicio,
a través del Sagrado Árbol de Figueira,
nutrido con la experiencia, la entrega y la donación
de los pioneros de este lugar.
Que los tesoros de este Reino Sagrado,
hoy puedan emerger para todas las consciencias,
a fin de que la cura y la paz
lleguen a cada corazón que las necesite.
Señor, que, a través de Tu Gracia,
Tus hijos puedan ser ungidos con Mi Luz,
que es la Luz de Tu Reino,
que es la Luz de Tu Gracia y de Tu Misericordia,
que puede regenerar cada célula y cada átomo,
para concederles la paz.
Señor del Universo,
por haber escuchado la Voz de Tu Hijo en la Cruz,
por los méritos alcanzados
con el sacrificio de Tu Amado Hijo,
concede esta Unción Espiritual a quien lo necesite
y que esta Gracia se multiplique
en todos los que la esperan,
para que así se cumpla Tu Voluntad
en cada alma y en cada corazón.
Por los méritos alcanzados por Mi hermano José, reciban el bálsamo de su espíritu en este momento en el que, como un padre e instructor, los anima a seguir adelante para que se cumpla Mi Plan.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
En la Presencia de Cristo, Nuestro Señor, mientras nos preparamos para el Sacramento de la Comunión, vamos a entonar "Sopro do Espírito", colocándonos ante el Reino de Figueira, ante todo ese legado, todo ese tesoro espiritual que nació y brotó como fuente de instrucción para los corazones.
Y a pedido de Cristo, vamos a cantar este cántico, irradiando una profunda gratitud y reverencia a José.
(1) Cristo Jesús se refiere a los principales setenta y dos atributos, de un total de ochenta y cuatro que fueron recibidos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Bienaventurados los que creen sin haber visto, porque verán el Reino de los Cielos.
Bienaventurados serán los que escuchen la Voz del Maestro, porque verán el fin del cautiverio.
Bienaventurados serán los que encarnan en sí mismos el Verbo de Dios, porque se transformarán.
Bienaventurados serán los que se rindan a Mis Pies sin demora, porque conocerán la paz.
Bienaventurados los que confían sin saberlo, porque siempre verán a Dios.
Bienaventurados serán los que cumplan Mis Mandamientos, porque vivirán la Ley Primera que es el Amor.
Bienaventurados los que sean humillados y ofendidos, porque no habrá nada que los derrotará.
Bienaventurados los verdaderos y simples de corazón, porque todo lo entenderán, más allá de toda ciencia y entendimiento.
Si Yo estoy aquí es para que vivan esto, porque será lo único que podrá reverberar y permanecer, aquí o en cualquier otro lugar, cuando su Maestro y Señor se retire.
Será en ese tiempo y en esa hora, en los que se conocerán los corazones verdaderos y los corazones falsos. Porque en esa hora, sabrán quiénes han comprendido verdaderamente la razón de recibir Mi Presencia y Mi Gracia, aun sin tener consciencia de lo que esto significa.
Por eso, les digo a los que verdaderamente Me sirven y Me acompañan, a los que son celadores de Mi Palabra y de Mi Mensaje, a los que creen sin haber visto, que siempre los sostendré en Mí, así como sostuve en Mí la Cruz.
Porque cielo y tierra pasarán, pero la Palabra de Cristo, su Señor, permanecerá en el corazón que haya creído en Mí hasta el final y no se haya dejado arrebatar por la duda o por la falta de fe en Mí. Porque este tiempo ya estaba escrito y previsto; y así es y así será, lo acepten o no lo acepten.
Yo vendré por los que han sido consecuentes Conmigo, no solo aquí, sino principalmente en el mundo entero. ¡Cuántos corazones sirven al Señor y ustedes no lo saben!
En lo más pequeño es en donde Yo Me escondo y en lo más simple es en donde Yo vivo. No estoy en ningún otro lugar sino en esos, en lo simple y en lo pequeño, en lo verdadero, en lo que puede vivir verdaderamente en ustedes.
No tendría sentido estar aquí si no fuera por esto. Pero Mi Padre decidió que Yo estuviera aquí y, a lo largo de los últimos tiempos, más allá de las circunstancias o de las situaciones, nadie puede impedir que el Señor trabaje y obre.
Porque quien está Conmigo, está de verdad. ¿Y es a la verdad que ustedes le temen?
Benditos son los oídos que escuchan abiertamente y que no cuestionan al Señor ni a todo lo que Yo mismo les he confiado y entregado hasta el presente. Porque lo que aquí sucede está siendo escrito, no lo olviden. Así como ustedes son testigos, los ángeles son testigos de Dios y son los que registran este momento y esta coyuntura.
Antes de retirarme de Mi tarea pública, momento que ya no está lejos, quisiera venir un día para poder ver y reconocer que comprendieron y que están viviendo Mis Palabras. Porque el Mensaje de Dios, el Mensaje de Cristo, es lo que debe permanecer en ustedes y nada más.
Aspiro y espero poder colocar Mis Pies en este lugar, como en otros lugares del mundo que esperan el Retorno victorioso del Señor.
Pero, antes de todo esto, quisiera poder permanecer perpetuamente en sus corazones, sin que Me retiren de sus vidas, aunque no lo perciban, porque el Señor reina donde está el amor, la verdad y la justicia. Esto es lo que hace madurar el corazón de Mis apóstoles, para que sean representantes de Cristo en la Tierra.
Si Yo estoy aquí es para reconstruirlos, para volver a elevar sus corazones a Dios, para que se den cuenta de que el Amor de Mi Padre es infinito, inconmensurable y hasta incomprensible.
Si el amor no estuviera aquí en primer lugar, para que se cumpla la Voluntad de Dios, no habría existido motivo ni razón de que los Mensajeros Divinos se hayan dignado a venir a su encuentro, aun a pesar de las circunstancias.
¿Será que esto puede ser valorado por ustedes y por sus hermanos?
Dios escoge a quien necesita servirlo. Él señala con Su Mano a quien necesita transformarse, humillarse y rendirse para crecer en el amor y la verdad, en Su santa y sabia Justicia.
Pero antes de que todo esto termine entre ustedes y su Señor, como les he dicho, vendré a buscar el resultado de lo que les he entregado por Amor, Misericordia y Gracia; y eso no podrá ser en vano.
Cada uno en su interior es responsable de lo que ha recibido en santa confianza y fidelidad, porque llegará la hora de venir a pedirles los talentos, pero antes deben saber cuál es su talento.
¿Qué más le ofrecerán al Señor en esta hora, en la que la mayoría de las almas del planeta se sumerge en la oscuridad por falta de Luz Divina y de Amor?
¿Será que podré hacer de ustedes instrumentos, recipientes vacíos y donados, para que el Señor pueda obrar y hacerlos partícipes de Mis Designios?
Pero, Me podrían decir: “Señor, yo Te lo he dado todo”.
¿Es firme esa respuesta?
Si el Señor se los pide, es por alguna razón. No vengo a buscar lo imposible, sino lo verdadero, aunque sea imperfecto.
Cuando se decidan definitivamente a sumergirse en Mi Consciencia, sabrán la verdad que tanto buscan. Pero, quiero decirles algo: todo lo que aquí ha sucedido a través del anuncio del Mensaje de la Jerarquía ha sido por una única causa, por la causa del Amor y de la Verdad.
Solo lo entenderá quien este despojado ante Mí, porque no es algo de esta realidad material, es algo de los Cielos, de la Voluntad del Padre, de Su más elevado Pensamiento.
Espero que Me entreguen agradecimientos y no reacciones. Espero que adoren al Señor en reverencia por hablarle a todas estas almas una y otra vez, por una causa justa, para que se cumpla la Voluntad de Mi Padre que está escrita en el universo y en todas las dimensiones.
Les vuelvo a decir que piensen en lo que les digo. Yo estoy aquí para ayudarlos, para hacerlos caminar a Mi lado a través de la senda del corazón, para que vean que Mi Gracia y Mi Amor no terminan aquí y que son inconmensurables.
Hoy, Me dignaré a consagrar nuevos adoradores, confiando que todos los adoradores están cumpliendo los votos de su consagración. Y eso espero, en fidelidad, amor, gratitud y reverencia, cuando tengan que estar solos y el Maestro ya no se encuentre aquí para recordárselos; porque las Gracias que les entregamos son para que den frutos a través de los votos que hacen las almas.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Los postulantes a adoradores pueden acercarse y colocarse alrededor del Altar, por favor.
Los hermanos pueden hacer su oferta interna ante el Corazón del Maestro, que los escucha y los acompaña en este momento en el que sus almas se elevan junto al Señor para hacer esta oferta honesta, sincera y verdadera, a fin de que se cumpla Su Voluntad en la vida de Sus discípulos.
En el nombre del Padre, de Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Para seguir Mi camino existe una única senda que es la senda del corazón, una senda segura y protegida de toda interpretación e interferencia.
Si el discípulo no camina a través del corazón, estará perdido, porque su propia persona humana lo confundirá.
¿El discípulo se ha dado cuenta cuando ha caminado por la senda del corazón, pero también cuando no lo ha hecho?
Esa es la tónica de este tiempo, seguir la senda del Corazón del Maestro para que, en este tiempo de tribulación, los guíe el Espíritu Santo a través de Mí, por intermedio de Sus Dones y Gracias.
La senda del corazón es un camino siempre abierto, y diría imborrable, porque la senda del corazón es guiada por el espíritu de cada ser, cuando la persona humana permite que su espíritu actúe y obre.
Imaginen que, si su Maestro y Señor no hubiera dado Su vida a través de la senda del corazón, aun en el Calvario, ¿cómo habría podido consumar Su entrega durante Su Muerte en la Cruz?
El camino y la senda del corazón, tarde o temprano, lleva al discípulo a morir para sí mismo; para que Yo, como Maestro y Señor, pueda renacer en él.
Pero esa senda del corazón debe mostrarse a cada uno, deben buscarla incesantemente a través de sus buenas obras y oraciones; porque la senda del corazón es el camino de los que se humillan ante Cristo, de los que ya no quieren nada más para sí, sino el bien común de la humanidad.
Les parecerá simple lo que hoy les digo a Mis discípulos, pero sé quién vive la senda del corazón y quién no.
Pacientemente, espero que muchos más se animen a caminar por la senda del corazón para poder descubrir su verdadero ser y su verdadera esencia; porque no será en las explicaciones que encontrarán la senda del corazón, sino en la convicción absoluta de aspirar a vivir en Dios, de aspirar a encontrar a Mi Corazón, de que sean uno en Mí, así como Yo Soy Uno en todos para que Mi Padre, que está en los Cielos, pueda ser en ustedes.
Los grandes santos y discípulos de Oriente, los buscadores de la verdad, los que realmente buscan la verdad y no la condicionan, vivieron la senda del corazón. En algún momento de sus caminatas encontraron ese camino.
Y muchos de esos santos y discípulos de Oriente tuvieron que renunciar a sus propias realizaciones o también a sus propias aspiraciones. Porque para llegar al final de ese camino, que es Mi propio Corazón, existe una única condición para que sus vidas y la vida de sus hermanos puedan vivir definitivamente en Mi Corazón: la condición del despojamiento.
Parece una simple palabra, pero no lo es, porque la santidad se alcanza a través de la senda del corazón y nunca se alcanzará a través de la senda de la ilusión.
¿Cuáles son las ilusiones que aún rodean a sus consciencias?
¿Cuáles son los sueños que cohabitan en ustedes y que no son sueños de Dios?
Ante todo esto, ¿cuál es la regla de sus vidas?, ¿cuál es el código de su evolución?
¿Cuál es la causa de hoy estar aquí delante de Mí, respondiendo a Mi Llamado?
Lo mismo, ustedes podrían preguntarme:
¿Cuál es el motivo de que aún estés aquí, Señor?
¿Qué es lo que Te mueve para llegar del Cielo a la Tierra, para vivir este gran encuentro con las almas?
¿Qué es lo que Te hace incansable, Señor, paciente, humilde y amoroso?
¿Qué es lo que Te impulsa a llegar aquí; aunque encuentres a Tu alrededor, Señor, casi todo en ruinas?
¿Cuál es la respuesta?
El Amor, que es lo que Me permitió llegar hasta la Cruz para ser crucificado, muerto y sepultado; porque el propio Dios, en Su persona humana, se dejó morir para que ustedes pudieran resucitar. Y sé que esto todavía es parte de un misterio divino, hoy incomprensible.
Pero es un acto de Amor que su Maestro haya muerto en la Cruz; que hoy esté aquí, esperando que muchos más se decidan, de una vez y para siempre, a seguir el camino, la senda del corazón, para que comprendan la razón de Mi Voluntad y de Mi deseo ardiente por las almas.
Como les dije hace algunos meses, ahora es el tiempo y ahora es el momento de que cada uno camine con sus propios pies, pero sin arrastrarse en sus lamentaciones o en sus incomprensiones, que camine decidido y firme en el amor, en la Sagrada Enseñanza que Yo les he entregado durante tanto tiempo.
Porque ha llegado el tiempo de actuar a través de lo que les fue enseñado e impartido por Mi Corazón. Mientras tanto, el mundo que sufre, las almas que padecen, los corazones que agonizan sin ver el amor, la luz y la verdad, esperan por discípulos y servidores decididos.
Yo los quiero Conmigo enteros, porque una Voluntad tan amplia y desconocida no se puede concretar y realizar en corazones tibios, porque sería insostenible.
Siempre estoy aquí para mostrarles el camino y la salida. Las señales ya fueron claras. Los impulsos ya fueron entregados. La Misericordia fue distribuida y compartida entre todos, así como Mi Gracia, a través de la bendición de los Santos Sacramentos.
Que esta amnistía, que les ha otorgado Mi Madre Celestial en estos días de positiva coyuntura espiritual, sea bien aprovechada y respondida por las almas, porque existe una única razón para todo esto, es que, a través de las almas rendidas a Mis Pies, se pueda cumplir Mi Voluntad.
Por eso, vengo aquí, de tiempo en tiempo, a golpear la puerta de sus corazones, aunque ya Me hayan escuchado. ¿Pero, verdaderamente Me escucharon? ¿Se sumergieron verdaderamente en Mi Mensaje? ¿Dónde están los talentos que vengo a buscar?
No puede quedar solamente en los libros, Mi Palabra es un acto de comunión para que viva ardientemente en los corazones. Mi Palabra es agua viva que retira toda sed, porque no habrá santidad en esta vida sin atravesar el desierto.
Si su Maestro y Señor la vivió, ¿por qué ustedes no podrían vivir la noche oscura? Si Yo Soy para ustedes la Luz del mundo, ¿a qué oscuridad le temen?
Así, Yo vengo a disipar las tinieblas, principalmente en los corazones. Mi Palabra se sembrará una y otra vez en los corazones que confían en Mí.
He aquí la senda del corazón para todos. ¿La atravesarán?
Piensen en lo que les digo. Mediten en lo que les entrego. Abracen lo que les otorgo. Porque Yo ya Me estoy yendo para prepararme para el gran momento.
Y en los momentos más culminantes del mundo y de la humanidad, cuando Yo ya no pueda venir aquí, deberán recordar y revivir estos momentos, las innumerables Gracias que fueron impartidas y derramadas, como tantas estrellas en el universo.
Que esto pueda ser honrado y valorado por la consecuencia de sus actitudes y, sobre todo, de su entrega a Mi Corazón.
Vengo a hablarles a los discípulos que ya caminaron mucho tiempo. Vengo a hablarles a personas adultas, conscientes y despiertas.
Esto es lo que hará que Mi Obra sea posible en la Tierra, sobre todo en estos tiempos, en donde el amor y la paz deberán ser la premisa, la regla primera de la vida, para que todos se consigan sostener, porque eso es hermandad.
En este primer día, antes de celebrar la Santa Comunión, dejen sus corazones vacíos para que Mis Palabras puedan entrar y trabajar en ustedes, como pequeños destellos de Luz que provienen de la fuente de Mi Amor, de Mi insondable Misericordia.
Que Mi Paz permee cada esfera de la Tierra.
Que Mi Paz permee y se profundice en cada corazón.
Que cada célula y átomo reciba Mi Paz, para que se alcance la cura y el perdón.
Por esta Paz que hoy reina y nos colma en el Reino de los Cielos, Yo los bendigo y les agradezco por estar aquí, por buscar a su Señor en la verdad del corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y, después de la noche oscura, retornará la Luz, la Luz interior que fue creada en la Fuente Suprema por el mismísimo Padre Eterno, antes de que todo existiera. Esa Luz interior surgirá de una forma sorprendente en los momentos previos a Mi Retorno al mundo.
Por eso, deben sostenerse en Mí, a pesar de las tribulaciones y del momento actual, porque no hay un corazón como el Mío que los conozca profundamente a cada uno y que los pueda consolar, colmar y sostener en el Amor.
Sé que hoy no comprenden muchas situaciones y lo entiendo. Imaginen cómo Mi Corazón puede comprender todo lo que sucede en el mundo, en este tiempo.
¡Cuánto sufrimiento es causado en muchas naciones, pueblos y familias!
¡Cómo el propio Dios, entregándose en la Cruz a través de Su Hijo, padeciendo y sufriendo por todos ustedes, recibe en primera persona la respuesta que le da el mundo con más indiferencia y dolor!
Pero Yo vengo aquí, compañeros, una vez más, no solo para decirles que están Conmigo, sino también que lo deben estar aún más en este ciclo, porque si Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, ¿quién irá al Padre sino a través de Mí?
Esa es la promesa que le hice a Dios en el momento culminante de la Cruz, cuando después de haber sido martirizado y crucificado, le dije al Padre: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
El valor de Mi Sangre, de la Preciosa Sangre de Jesús, aún es desconocido; pero quien se une a ella en oración y adoración, lo conocerá, porque Yo vine a poner fin a un estado precario de la consciencia humana.
Pero sé que Me podrán preguntar: “Maestro, ¿por qué la precariedad humana continúa aún?, ¿por qué, habiendo entregado todo Tu Ser en el Calvario y en la Cruz, aún la humanidad se sigue perdiendo y distanciando de Dios?”.
Este es el tiempo, compañeros, que fue escrito, el tiempo de la tribulación. Y ustedes mismos, con sus propios seres, podrán atravesarlo de dos formas: de una forma evolutiva y neutra o de una forma apegada y desequilibrada.
No estoy diciendo con esto que lo que se puede ver en este mundo y en esta realidad de superficie no duela, porque el mismo Hijo de Dios sintió en Sus propias entrañas todo el dolor del mundo, los pecados y las indiferencias. Pero, recuerden que el Amor triunfó y que es el Amor que los renueva y que les da vida y esperanza.
Ayer, Mi Madre les habló de los cálices que están sobre el altar servidos para las almas. ¿Quién lo tomará y quién lo beberá?, sabiendo que en este tiempo las grandes víctimas de Mi Amor se encuentran en los que sufren las guerras, el hambre, la prisión, la pena de muerte, el aborto y la enfermedad.
Yo vendré a poner fin a todo esto, porque Soy el mismo de siempre; Aquel que les enseñó en lo alto del Monte de las Bienaventuranzas; Aquel que los llamó a las orillas del Mar de Galilea, así como hoy los llamo a todos por su nombre espiritual e interior, aquel nombre que es conocido en el universo y que vibra en las estrellas, aunque no lo sepan.
Vendré para estar cerca de los que confíen en Mí hasta el final, sabiendo que después de una tempestad vuelve a brillar el sol y que es el Sol de Mi Corazón el que ustedes siempre deberán buscar en este tiempo, para que las penumbras de la Tierra no los confundan ni los perturben; porque la Luna se vestirá de sangre, el sol se opacará, los astros se moverán, los acontecimientos se presentarán y todos ya lo están viviendo.
Este es el preámbulo y es el tiempo que anuncia Mi llegada al mundo, y Argentina tendrá una tarea importantísima para su Señor en el final de los tiempos.
Muchas profecías fueron escritas sobre Argentina y muchas de ellas se cumplirán, principalmente las que fueron reveladas por el propio Dios del Universo. Así, prepárense, no se pierdan en las cosas superficiales y mezquinas.
¿Cuándo decidirán sumergirse en Mi Corazón para que conozcan el gran abismo de Mi Misericordia?
Mi Corazón no se cansa de amarlos y de amar al mundo, a pesar de los errores y del pecado. Pero aquí, en esta Obra y principalmente en ustedes, siempre, siempre deberá cumplirse la Ley para que estén protegidos de las tempestades de estos tiempos, de las interpretaciones y de las confusiones del mundo; porque esa Luz que Dios depositó, gestó y creó en cada uno, en lo más profundo del ser, es la Luz que deberá brillar para que en este tiempo existan Cristos, Cristos del Nuevo Tiempo, así como muchas veces nosotros, por amor, lo hemos anunciado.
Que su Cristo Interior sea el motivo de estar aquí y de responder a la Voluntad de Dios, más allá de lo que cada uno de los Míos deberá vivir en estos tiempos.
Hoy, Mis Manos y, sobre todo, Mi Corazón colocan paz en donde hay dolor y angustia. Mi Mirada se posa donde hay oscuridad y confusión para disiparlas.
Mi abrazo sostiene a los que confían en Mí, más allá de sí mismos, porque el tiempo indica que esta es la hora del apostolado, del apostolado del corazón abnegado y servicial por los que sufren, cerca y lejos de ustedes.
Hoy, Mi Corazón es el Sol que alumbra y brilla en Argentina. Mi Manto Sagrado se extiende sobre esta nación, que fue golpeada por la injusticia y la falta de transparencia.
Pero quien ama de verdad, más allá de todo, no perecerá, nunca perecerá, porque no será un amor propio ni un amor pasajero, será un amor maduro que se forjará en ustedes mismos en cada paso y sobre todo en cada prueba, en cada nuevo desafío.
Que sus corazones hoy se eleven con confianza, fe y esperanza renovadora, así como Mi Corazón se eleva en Argentina. Porque hoy Mi Manto Sagrado es la bandera de esta nación; el blanco, el celeste y el dorado, las expresiones del Universo Celestial y del Manto de la Divina Madre, Patrona de esta nación y Guardiana de la fe.
Quiero que Me sigan con pies descalzos y con manos limpias, purificados de sus propias intenciones, de sus propios pensamientos y de sus propios sentimientos.
Quiero que Me sigan con un corazón vacío, capaz de soportar y de recibir todo lo que llega, pensando en cada paso en la Pasión de Cristo, su Señor; porque el triunfo de su Maestro y Señor no fue en el debate de Su Palabra, cuando fue injustamente condenado, sino que fue en el silencio, el solemne silencio que eleva a la consciencia y la protege con sabiduría.
Que sus corazones sean receptivos a este momento. ¡Hay tanto por hacer en este mundo! Y ustedes lo saben.
Argentina no se puede detener. Argentina debe avanzar y esta nación avanzará a través de los que siguen a Cristo con confianza y fe.
En presencia de los coros celestiales, el Señor los bendice, los congrega y los une en el Amor impersonal y maduro, en el Amor de la Cruz, sin vacilaciones ni desencuentros, en el Amor que le permitió atravesar la Agonía en el Huerto Getsemaní, en el Amor que permitió que su Maestro diera cada paso en el Calvario sin retroceder, para poder avanzar hacia la meta inexplicable que el Padre le había colocado en Su camino.
Que la Poderosa Sangre que brota de Mi Corazón, como rayos de Misericordia, los pueda sanar, curar y renovar.
Ustedes son caminantes del tiempo, caminantes que fueron llamados a cumplir una Voluntad que no se puede borrar ni desaparecer.
Hoy, estoy aquí para impulsarlos, renovarlos y entregarles una vez más Mi Amor para que los ayude a madurar y a crecer interiormente.
En estos dos días, muchos de ustedes han recibido la Gracia de los Sacramentos. ¿Consiguen valorarla y saber que allí, en cada Sacramento, está la expresión viva del Amor de Dios?
Siéntanse agraciados, pero también sientan gratitud por los que no la tienen, por los que la niegan, por los que son indiferentes. En esa gratitud, que los llevará a la reverencia y a la simplicidad de la vida, deben trabajar todos los días; así, mantendrán la puerta abierta para que Yo retorne en confianza, fe y amor.
Por eso, los bendigo, para poder bendecir de norte a sur, de este a oeste, a toda Argentina, recinto sagrado de muchas reliquias internas que, en este tiempo, deben estar al servicio de las almas y de los que buscan la verdadera Luz en sus caminos.
Gracias por sus esfuerzos. Gracias por su adhesión y por su presencia.
A Mi Corazón le agrada poder volver aquí para estar con Mis hermanos y con Mis discípulos de los últimos tiempos; así como muchas veces lo estuve con Mis apóstoles, Pedro, Juan y tantos otros, que Me encontraron en sus caminos.
Recuerden que en Mi Corazón está el camino, la salida y la respuesta que buscan en su interior. Mi Corazón arde en Amor y Luz por los que Me aman, Me adoran y Me esperan, como en este día.
Gracias por las flores que Me han ofrecido, porque no son para Mí, sino para gloria de Mi Padre, que es su Padre que está en los Cielos; porque Su Universo desciende a través de la Divinidad y del Espíritu de Su Amado Hijo, Cristo Jesús.
Mi Corazón lleva el compromiso de sus oraciones diarias. El mundo necesita ser sostenido y esto es urgente. Ustedes ya lo saben.
Que la Luz de la oración guíe sus pasos.
Que el servicio abra las puertas de la Misericordia y de la Piedad.
Que la reverencia y la gratitud mantengan abiertas las puertas de los Cielos para los que buscan paz, consuelo y amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, en este día solemne, vengo a erguir las bases verdaderas que se pueden consolidar en Mí; para que, a través del ofrecimiento de los corazones honestos, la obra preparatoria de Mi Retorno sea cada día una realidad que primero se pueda espejar en el corazón humano, en el corazón consecuente, en el corazón donado totalmente a Mí; porque quien así lo hace, nada debe temer y nada tendrá que perder, porque su vida está en Mis Manos y sobre todo en Mi Corazón.
Vengo aquí para dar fuerza a lo que se puede sostener espiritualmente, que no es visto por todos los ojos ni es reconocido por todos los corazones; porque ustedes saben cuán grande es la ceguera de estos tiempos en la humanidad y en el planeta, y cuántas almas se siguen perdiendo en este mundo sin poder ver la Luz, esa Luz del Retorno de Cristo que se aproxima, Luz que vendrá a desterrar el mal de este mundo y a rescatar a los que están en los abismos de la ilusión humana y del sufrimiento.
Sin embargo, aún les puedo seguir diciendo que el valor de Mi Preciosísima Sangre derramada no es comprendido por la humanidad, solo es visto como un evento histórico y como un momento importante en la evolución de esta raza de superficie.
Pero los que abrazan con amor y devoción el Poder de Mi Sangre, sí podrán reconocer el valor de este acontecimiento vivido por Mí en aquel tiempo, en el que muchos de ustedes estuvieron presentes para ser testigos de las enseñanzas del Reino de los Cielos que, tanto en las montañas como en los mares y también en los pueblos pobres y humildes, Yo prediqué para todos, sané, curé y resucité a los que lo necesitaban para dar testimonio del Amor de Dios en el mundo. Mas ahora, Yo se los vuelvo a decir para que no lo olviden y lo tengan presente.
El propio milagro deberá ser en sus vidas. Sus vidas deben ser un milagro para Dios, el milagro de ser consecuentes y perseverantes ante el final de estos tiempos. Porque no hay nada más importante en este momento que estar en el lugar correcto y, si fuera posible, en el lugar donde está la Jerarquía; porque sin Nuestro Fuego de Amor no podrán conocer el Propósito en este mundo. Y es este Fuego de Amor que silenciosamente, como parte del Propósito Divino, se estableció en las almas que una vez fundaron este Núcleo en el principio y en todos los que llegaron después.
Existe algo muy oculto que aún no podrán comprender en esta vida y que se guarda en el Corazón de Dios, no como un misterio inalcanzable, sino como algo que se revelará a su debido tiempo y momento, cuando puedan acompañar la obra del Amor a través del cuidado de los que sufren, en Mi amada Casa de San Lázaro.
No podría existir otro nombre para esa casa de servicio. Lázaro, Mi mejor amigo en aquel tiempo, les recuerda que es posible superar la condición humana y toda adversidad; porque Lázaro, cuando murió, murió sintiendo fe en el Señor, creyendo en Su Palabra de que algún día él resucitaría de entre los muertos.
¿Cuántos viven en este tiempo la muerte espiritual sin percibirlo?
Mi Santa Madre, a través de la Casa de San Lázaro, viene a abrir una fuente de Amor y de Cura interior para que, todos los que pasen al próximo tiempo y a la próxima experiencia, sepan que ya no existirá el sufrimiento ni la agonía.
Pero mientras estén en este mundo, así como lo dije en Mis Enseñanzas, conocerán las aflicciones, así como el Señor, su Maestro, las conoció en el Huerto Getsemaní y en cada paso que Él dio en Tierra Santa.
Por eso, hoy vengo a abrir esta Fuente del Supremo Curador y también abriré una tercera Fuente del Supremo Curador en el Núcleo-Luz de San Pablo, algún día; para que las células principales de esta Obra, que son los Núcleos-Luz, sigan siendo esa usina espiritual que atrae a las almas al servicio y a la caridad por los que sufren, y también por los Reinos de la Naturaleza.
Cada Núcleo siempre deberá ser un espejo que refleje la Voluntad de Dios en la Tierra y Su Propósito, porque aún hay almas que esperan poder llegar a Mi Corazón a través de la Obra en los Núcleos-Luz.
Quiero agradecer el espíritu consecuente de los que sostienen este momento, esta transición, y sobre todo esta obra de manifestación de la Casa de San Lázaro.
Mi Santa Madre será la primera que cruzará la puerta de esa casa para bendecirla, junto con Sus ángeles; para que, en cada espacio, en cada lugar, y sobre todo en los que servirán, las almas necesitadas reencuentren el amor que las preparará para una nueva experiencia de espíritu.
La muerte no es una condena, compañeros, sino la síntesis de toda la experiencia vivida y aprendida a través de la encarnación. Es el momento tan importante en el que el alma se prepara para alcanzar el Reino de los Cielos y para estar al servicio en los planos de consciencia en donde también hay sufrimiento en este mundo, en los llamados infiernos de la Tierra.
La muerte es la liberación de la escuela de la Tierra y es el renacimiento a un nuevo futuro, que está escrito en las estrellas y en el firmamento, para que las almas sigan aprendiendo a través de los grados de amor y de servicio, en este y en otros universos.
Hay almas que formaron parte de esta Obra, que ya no están aquí encarnadas, y que sirven en otros universos. ¿Lo sabían?
Porque es el Soplo del Espíritu que los conduce y los guía hasta vivir el encuentro con el Infinito que habita en cada ser, en cada esencia, en cada espíritu.
Celebremos este momento, compañeros, en el que una fuente de Gracia más se abre en este lugar y en el mundo, sumergido en la oscuridad, en la guerra y en el sufrimiento; y para que, a través de estas almas servidoras que aquí se encuentran, esas Gracias se multipliquen y puedan ser recibidas por todos los que las necesiten, en esta hora difícil del planeta y de la humanidad.
Por eso, iremos ahora hasta la Fuente del Supremo Curador, en solemne procesión y canto, para que sea bendecida en compañía del silencio de Mi Madre Celeste, Madre del Alivio del Sufrimiento.
Vayamos al encuentro de la Gracia que nos purifica, de la Gracia que nos renueva y de la Gracia que nos consagra en esta vida y en la próxima.
Cristo Restaurador,
Jesús de los enfermos,
habita en cada célula de esta humanidad.
Amén.
(3 veces en portugués)
Por la Gracia que brota del Corazón de Dios, en solemnidad y en reverencia, su Maestro y Señor, Rey del Universo y de toda la vida, viene a bendecir esta fuente para que las almas se laven, se purifiquen, se renueven y se curen a través del bálsamo de Mi Amor Redentor y Consolador; para que las almas beban de esta fuente y se nutran de Mi Espíritu de Vida, de Restauración y de Misericordia.
Laven sus rostros, confiando en el poder de la renovación. Bauticen sus seres, confiando en el Espíritu Consolador; porque todo es contemplado por el Padre Eterno, Su Mirada está en todo y en todos. Por eso, Él envía Su propia Gracia a través de la Presencia de Su Hijo y del Amor de la Santísima Madre, la Madre Universal.
Que el agua, que toque sus cuerpos, los libere.
Que el agua de Mi Fuente de Gracia les expanda la consciencia para amar el poder del servicio y de la donación de sí, para que a través de las almas consagradas y servidoras en este tiempo esté presente el Reino de Dios en la Tierra y en todos los lugares posibles en donde la Obra del Amor y de la Paz se cumpla a través de los corazones que dicen sí.
Bajo la autoridad divina que el Padre Me concedió y en el nombre de las huestes del Cielo y de los ángeles de las naciones, en el nombre de los consecuentes servidores y colaboradores de Cristo, en el nombre de los consagrados y de los sacerdotes, y también en el nombre de los más pobres entre los pobres y de los que sufren, para que alcancen liberación y redención, bendigo esta fuente porque, así como es en el Cielo, así hoy es en la Tierra y en cada corazón que participa de este momento.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
La Voz de la Virgen María:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hijos:
Yo Soy la Luz que anuncia el bello horizonte de Dios. Quien contempla esa Luz no se perderá, porque es una Luz divina e inextinguible.
Es esta Luz del bello horizonte de Dios la que anuncia, en este tiempo final, la llegada de Cristo para poner fin a la crueldad del mundo y al sufrimiento interminable de las almas.
Por esta razón, queridos hijos, en nombre del Señor, hoy Yo estoy aquí para cumplir la promesa que Mi Hijo les hizo de poder bendecir esta Sagrada Fuente del Supremo Curador, para que las almas recuerden que el Corazón de Cristo está abierto a todos, sin importar el pecado o el error.
Yo vengo como su Madre Celestial a volver a conducirlos y guiarlos hacia el Corazón de Cristo, para que puedan encontrar Su infinita e inagotable fuente de Amor que brota como agua, como afluente espiritual en todas las almas.
Por eso, esta fuente, que hoy bendeciremos y consagraremos, adquirirá su poder y ampliación espiritual, interno o material, dependiendo de la fe de cada corazón y de cada alma; porque recuerden, queridos hijos, lo que Mi Hijo le dijo al centurión romano: “Tu fe en el Señor salvó a tu siervo”.
Hoy, vengo a renovar en este lugar, y sobre todo en los corazones, el don de la fe. Un don que está siendo transgredido y violado por las situaciones del mundo, por todo lo que está siendo sustituido y cambiado.
Por eso, los vuelvo a acercar a la fuente del Señor, para que no solo purifiquen sus rostros y sus manos, sino también para que alcancen el camino de la conversión del corazón; lo que significa, queridos hijos, que sus vidas a partir de hoy tienen la puerta abierta para que cambien completamente por dentro y por fuera, para que sean otras personas con nuevos valores y nuevos atributos en la vida, imprescindibles en este tiempo de transición y de caos; porque serán esos mismos valores, que pueden cultivar dentro de ustedes, que les permitirán que sean libres de ustedes mismos y del mundo.
Hoy, la humanidad está ante un escenario complejo. Está delante de dos caminos y deberá escoger uno solo: el camino de la Luz o el camino de la perdición.
Mi Hijo viene a interceder por todos ustedes y el mundo en este día, a través del Inmaculado Corazón de María, para que las almas se acerquen a las Gracias de Cristo, Gracias santificantes y renovadoras para las almas, para que cada corazón reciba internamente lo que tanto necesita.
Hijos amados, dependerá en este tiempo, de cada uno de ustedes, que sus vidas se conviertan en la propia Gracia de Dios manifestada y concretada. Ese debería ser el milagro en cada uno de ustedes.
Ustedes mismos deben escoger qué vida quieren llevar en este tiempo, ante un escenario desafiador para la propia humanidad y el planeta. Por eso, les vuelvo a recordar los valores de la vida, los llamados Atributos de Dios, que les son concedidos a todas las almas a través de los Sacramentos y, sobre todo, a los corazones que oran fielmente a Dios todos los días, porque la humanidad en este tiempo necesita de mucha guía espiritual.
Ustedes saben, hijos Míos, que esto es urgente para el mundo, ante tantas cosas que suceden en la humanidad, porque serán estos mismos valores que cultiven en ustedes los que ayudarán a sus familias y a sus seres queridos.
Y así, el núcleo de la familia humana estará protegido y amparado por Dios de las graves interferencias que el mundo manifiesta e irradia a las almas, porque se quiere sustituir al verdadero y único Dios del Cielo y de la Tierra por un dios artificial.
No se dejen confundir ni engañar, hijos amados. Antes de esto, vuelvan a la oración del corazón, a la adoración al Santísimo, al sagrado momento de la Eucaristía, de la confesión y de la oración fervorosa y suplicante; porque todo sucederá en este tiempo, pero depende de ustedes, hijos amados, cuál será el resultado de sus caminos, de sus propias elecciones, de lo que ustedes puedan escoger, el Dios Vivo o el dios muerto, el dios muerto de los hombres que aparenta tener vida e inteligencia propia.
Por eso, en estos momentos simples y sagrados, a través de la fuente que hoy brota del Corazón de Jesús, por medio de esta agua de la fuente que será santificada y consagrada para cada uno de ustedes y de sus hermanos; así como fue en Massabielle, en Lourdes, Nuestros Sagrados Corazones, en donación y en ofrenda, vuelven a otorgar a las almas las Gracias que necesitan, principalmente la Gracia de la conversión del corazón, del cambio de los hábitos y modos de vida, para que sean merecedores de las Gracias y de los milagros que necesitan.
Porque la Gracia de Dios no se desperdicia en este universo. Es una corriente sagrada y sublime que cuando actúa a través del Espíritu Santo, así como en este momento, transforma a las almas en lo que Dios tanto espera desde el principio.
No quiero solamente que hoy coloquen, a los Pies de Mi Hijo, sus miserias, sino también quiero que coloquen a los Pies del Supremo Curador la ofrenda honesta y sincera de cada corazón, de lo más íntimo de su mundo interior, donde Dios habita, vive y expresa Su Reino en las almas.
Así serán escuchados por el Supremo y Sublime Curador, por el Humilde Pastor de las almas, el Sagrado e Insondable Corazón de Jesús que, desde Sus entrañas más profundas, hace verter las Gracias sobre las almas y revela el ardor de Su Amor por los corazones.
Dios escucha a los corazones que claman, pero sobre todo Dios escucha a los corazones que sufren situaciones desconocidas que nunca vivieron sobre la faz de la Tierra. Por eso, Él abre la fuente de Sus Gracias para santificar a las almas, para poder consagrarlas.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora dice si alguien puede aproximar un vaso con agua para quien está tosiendo, por favor. Puede traer el vaso con agua aquí, porque lo va a bendecir para quien está tosiendo.
Hay que soltar lo que nos oprime para que nos podamos renovar en la presencia del Amor de Dios.
La purificación en el mundo no es un castigo, es una necesidad para que los corazones se puedan liberar y así se puedan curar de sus más profundas heridas, principalmente de las heridas espirituales.
Jesús siempre nos enseñó, a las santas mujeres y a los apóstoles, que el buen samaritano es aquel que piensa primero en el otro y que es capaz de donarse de corazón por la salvación de su semejante. Y es así como se multiplica la unidad y la fraternidad, a través del servicio y de la caridad entre los corazones.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Y ahora, junto con nuestra Madre, todos vamos a acercarnos a la fuente para su bendición y consagración. Vamos a ir cantando todos juntos, con los hermanos del coral del Núcleo, el cántico de apertura que hoy entonaron.
Vamos en procesión, en solemnidad, en reverencia y silencio, a colocarnos a los Pies del Supremo Curador para que nos lave y nos purifique con Su agua, aquella agua que brotó de Su Costado en la Cruz.
Así vamos a bendecir, junto con Nuestra Señora, esta fuente que se ofrecerá como un instrumento de Cura y de Gracia para las almas.
Y luego vamos a retornar aquí para oficiar la Santa Eucaristía, administrar el Cuerpo y la Sangre de Cristo a todos los presentes, y enseguida finalizar con el Sacramento del Bautismo.
Podemos comenzar a cantar con el coral.
Canción: “Por la Fuente de Gracia”.
Oración: “Ave María” (tres veces en portugués).
Vengo aquí junto con Mi amado Hijo, así como íbamos a los pozos de Betsaida, para que Nuestro Señor curara y sanara a los leprosos y enfermos, recuperara la vista de los que estaban ciegos y, sobre todo, abriera el corazón de los que lo tenían cerrado a Dios.
Hoy, Mi Hijo viene a bendecirlos a través de Su fuente de Gracia y de Misericordia, de Piedad y de Amor.
La Voz de Cristo:
Por la autoridad que Mi Padre Me concedió, en unión al Cielo y la Tierra, a los ángeles, santos y bienaventurados, vengo a bendecir esta fuente de Gracia para que las almas se purifiquen, se renueven y se consagren al Eterno Corazón de Dios, y se entreguen al Supremo Curador.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Así como una vez lo revelé en una de Mis Parábolas, cuenta la historia que el gran agricultor le entregó a cada uno de sus obreros una cierta cantidad de monedas para que, posteriormente a través del trabajo y del esfuerzo, multiplicaran todo lo que recibieron; pero que, principalmente, lo supieran guardar en un lugar seguro para que, después de pasado el tiempo, cuando el gran agricultor regresara, junto a sus obreros, le rindieran cuenta y, por bien, le entregaran el fruto de todo lo que trabajaron durante la zafra.
Pero, cuenta la historia que el gran agricultor llamó a su primer obrero para pedirle que le entregara lo que le había confiado con tanto celo. El primer obrero se lo entregó conforme a lo que estaba previsto y guardó el tesoro en el lugar correcto.
Luego, el gran agricultor llamó sucesivamente a los demás para que también le rindieran cuenta de todo lo que les había sido confiado con tanto amor. Solo que, a dos de los doce obreros, el padre les entregó lo que merecían porque no fueron atentos, ya que uno gastó de manera desmedida lo que se le confió, el otro llegó a la quiebra y ambos en vez de guardar con celo lo que el padre agricultor les entregó, sin gratitud desvalorizaron la bondad del padre.
Entonces, cada uno llevó consigo lo que había sembrado con el esfuerzo o con la desatención de los tesoros que fueron amorosamente entregados.
El primer obrador fue bendecido porque fue recto en sus principios y códigos.
El segundo obrador fue agraciado, al igual que el tercero, el cuarto y el quinto obrador, porque recibió lo que por su esfuerzo trabajó.
Pero el sexto y el séptimo obrador salieron con sus manos vacías, porque creyeron que la bondad del padre podría ser subestimada y desagradecida.
Los demás obradores, hasta el decimosegundo, también recibieron lo que dieron durante la zafra.
La esencia de esta historia es la siguiente:
El gran agricultor es el Padre que está en los Cielos, que viene lleno de Gracias y de Virtudes para poder depositarlas en cada uno de Sus hijos.
Los obradores son los aspectos inmaduros del ser humano, desde el aspecto más rendido y resignado hasta el aspecto soberbio, mezquino e ingrato que cree saber más que el universo o aun que la Ley.
Lo que cada uno recibió es la prueba de confianza que el Padre le otorga a cada hijo, sabiendo que tal vez no todos podrán corresponderle como está escrito en Su Corazón. Pero el Padre le confía a cada hijo lo mismo, más allá de la inexperiencia o del entrenamiento de cada uno.
El Padre, en todo lo que entrega, no hace diferencias ni halaga a nadie, porque sabe que Sus hijos, los obreros, necesitan saber donarse, así como el mismísimo Padre Celestial se donó a través de Su Amado Hijo, dejándose morir en la Cruz para liberar al mundo del pecado.
En esta historia se cuenta lo que hoy se ve y se contempla en la Obra de Cristo en la Tierra.
El Padre está delante de cada hijo Suyo, esperando recibir el resultado auténtico y verdadero de lo que Él mismo donó, otorgó, confió, entregó y expresó a través de la Obra fundada por Cristo, por intermedio de Sus servidores, colaboradores y consagrados.
Esta es la hora en la que el Padre observa, sin juicio ni condenación, lo que cada hijo y cada hija hicieron con todo lo que recibieron por amor y en qué convirtieron los tesoros que les fueron confiados para poder erguir y elevar la Obra que es de la Jerarquía.
Por eso, este ciclo, en el que las flores más sensibles se abren para expresar el resultado interior, espiritual y moral de los hijos de Dios, es el espacio y el lugar en donde la Ley, que es límpida, neutra y pura, define con base en el resultado de cada uno cómo será el próximo ciclo.
Por eso, recuerden el símbolo revelado en el mes de agosto, cuando su Maestro y Señor trazó una línea en el suelo con Su donada Mano para poder separar la paja del trigo, desde el último 8 de agosto.
Sé que algunos hoy cuestionan y venden con sus palabras lo que sucede en el presente momento de urgente reconstrucción de todos los planos de consciencia y, principalmente, de las Leyes en la vida de los que siempre dijeron estar Conmigo.
Hoy, por ese motivo, Yo les traigo a ustedes la historia del gran agricultor y sus obreros, sus hijos, que dicen vivir el camino espiritual y el servicio abnegado.
Ante un mundo perturbado, egoísta e indiferente, Yo los llamo a meditar y agradecer este momento para que, de la noche a la mañana, nada los sorprenda, ya que estamos en las últimas y más delicadas instancias en las que la humanidad tendrá la última chance de volverse a conectar con Dios.
¿Se olvidaron de lo que les dije sobre la desconexión de la humanidad?
¿Pensaron en algo? ¿Su actitud es la misma después de eso?
Ustedes saben que la realidad es así. Por eso, no desaprovechen estas últimas instancias, porque ya está llegando el momento final en el que cada uno, sí o sí, deberá caminar con sus propios pies, pero con los pies purificados y despojados de sí mismos, porque solo los despojados de sí mismos entrarán al Reino de los Cielos.
Yo siempre estaré para apoyar incondicionalmente a los que sean incondicionales de verdad y sin apariencias, y principalmente sean incondicionales con sus hermanos.
Les agradezco por meditar y por guardar Mis Palabras en el corazón.
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Hoy, vuelve a mirar Mi Corazón traspasado y herido por los sufrimientos de todas las almas del mundo.
Este es el Corazón paciente y bondadoso de Dios a través de Su Hijo, que en perpetua entrega se ofrece incansablemente por la reparación de los graves pecados del mundo.
Mi Corazón es un bálsamo de esperanza y de sostén para las almas, es el espacio sagrado en donde los hijos de Mi Padre se pueden ver y sentir reflejados, porque Mi Corazón es el receptáculo que amorosamente acoge los ofrecimientos honestos de los que Me dicen sí.
Este es el Corazón que se ofreció por todo el género humano a través de la Eucaristía, que fue instituida y celebrada con Mis apóstoles durante la Última Cena.
Este es el Corazón que por su redención soportó las más terribles ofensas y sufrió los más dolorosos e indescriptibles martirios, para que la humanidad de hoy pudiera estar aquí y el planeta no desapareciera.
¿Pero, quién es capaz de meditar sobre esto a través de la sagrada enseñanza de la Vía Dolorosa de su Maestro y Señor? Porque en cada estación dolorosa encontrarán la enseñanza e instrucción que necesitan en cada etapa de la vida.
Fueron muchas las enseñanzas que Yo les dejé a Mis compañeros. Así como, en este tiempo, Yo les dejo estas enseñanzas principalmente a los que se decidieron a seguirme en fidelidad y consagración, más allá de las circunstancias de la vida.
Porque lo más importante para el Padre es que Sus amados hijos de la Tierra aprendan a crecer en el amor y a retirar de sí mismos toda arrogancia y soberbia, para que la luz de sus corazones no quede opacada por la discordia y los conflictos que tanto vive el mundo y que ya no los soporta.
Imiten a Mi Corazón paciente. Reciban de Mi Espíritu la llama incandescente que los retirará de la noche oscura del alma para que, pudiendo ver Mi Luz en lo más profundo del abismo de la consciencia, ustedes sepan y aprendan a reconocer Mi Santa Faz en el momento del Retorno de Cristo.
Que, en esta hora de apremios e incertidumbres para la mayoría, Mi Corazón sea el esperado refugio del espíritu y del alma que acoge Mis Palabras en el nombre de Adonai.
Que sus pies sigan recorriendo la senda hacia el despojamiento total de ustedes mismos y hacia el desprendimiento del pasado. Así, su mirada podrá estar fija en el horizonte para reconocer las señales del Cielo que anuncian el esperado tiempo del Retorno de Cristo.
Que sus oídos internos, los oídos del corazón, estén siempre abiertos a Mí y al semejante, porque podría estar dándoles una simple instrucción.
Reciban Mi Palabra, que es la Palabra del Padre Celestial, porque el Verbo se hizo carne y una vez habitó entre ustedes para que, por Gracia, conocieran la existencia del Reino de los Cielos.
Les agradezco por guardar y por vivir cada una de Mis Palabras.
Le agradezco a España por su cálida acogida y rezo por los que padecieron la catástrofe total en este país, bendecido por una de las más resignadas y emblemáticas santas de todos los tiempos, Santa Teresa de Jesús.
Bendice a España,
Vuestro Maestro,
Cristo Jesús
Las almas no conocen en profundidad el misterio insondable de Mi Amor, porque esto solo es revelado y conocido cuando el alma se rinde en totalidad y en entrega.
Cuando el alma conoce el misterio insondable de Mi Amor, nunca más puede ser la misma, porque su consciencia, aunque pequeña e imperfecta, comienza a formar parte de Mis más predilectos ayudantes espirituales que colaboran y auxilian a través de la oración, en la trayectoria y el destino que las demás almas deberán recorrer. Las almas ayudantes de Mi Corazón también tienen claro que su servicio es interno y anónimo.
En este tiempo, en el que la atención de muchas almas se coloca lejos de Mi Corazón, Yo las preparo, después de casi doce años de Mensajes e Instrucciones, para que estas almas que son escogidas por Mí se decidan finalmente a no solo ser víctimas de Mi Amor, sino también a ser simples instrumentos en las Manos benditas de Cristo.
Por eso, estén atentos al momento que todos están viviendo, interna y externamente en este ciclo, para que la transparencia de corazón y la pureza de intención sean la estrella-guía que indique los próximos caminos a recorrer y a aprender.
Su Maestro y Señor, en Su silencio, prepara este momento para que todas las almas posibles abandonen la zona de riesgo espiritual imperceptible e ingresen en el estado perpetuo de la Gracia y de la Misericordia, sin perder el sentido de la sabiduría.
Pero, para poder llegar a esto, las almas que se postulen deberán purificar sus más íntimas intenciones; deberán ser honestas consigo mismas; deberán practicar con el ejemplo la verdad, porque no existe absolutamente nada que le pueda ser ocultado a Dios, porque Su Ciencia y Entendimiento conocen a cada uno hasta en lo más profundo y desconocido.
Por eso, para que de verdad sean merecedores de la Gracia, deberían identificar cuántas veces la Ley de la Gracia abrazó sus vidas y consciencias, e inclusive todo lo que está a su alrededor.
Pero el mundo insiste en aprender a través del sufrimiento y de la culpa. Esto paraliza la consciencia y la deja inmóvil sin saber cuál será el próximo paso.
Pero, así como Yo lo hice con Lázaro, uno de Mis mejores amigos, Yo los invito y los llamo a la resurrección para que sus vidas, como también sus pies, estén purificados y limpios del polvo del pasado. Así, aprenderán a renacer por ustedes mismos, en sintonía y unión con las esferas celestiales.
Lo más grandioso que existe para un alma despierta, abnegada y donada, es poder encontrar el camino hacia el Infinito; esa sagrada senda que fue pensada desde el principio por el Padre Eterno para que todos tuvieran, a través de Mí, Vida en abundancia.
Pero es necesario que las almas, en esta vida material, aprendan a amar y a crecer a través de la bondad que el universo les puede enseñar e instruir.
Sepan que en esta vida no existen dos realizaciones, sino solamente una, que para ustedes debería ser poder estar en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Así, estarán bajo la Gracia y la Voluntad que aún espera poder cumplirse en la mayoría.
Sean valientes y despójense de ustedes mismos. Busquen no ser nada para que, en el final de estos tiempos difíciles, sean guiados hacia la sagrada meta de sus vidas.
Yo estoy aquí, abriendo el Tabernáculo de Mi Corazón para quienes, decididos y sin demora, acepten soportar Conmigo el peso de la cruz del planeta, que es transformado por el Amor Redentor.
Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón.
Los bendice y bendice a toda España,
Vuestro Maestro,
Cristo Jesús
Hijo Mío:
Mira cómo el mundo soberbio y mezquino sigue hiriendo a Mi pobre y humilde Corazón.
Esto Me recuerda el momento de la coronación de espinas, después de haber sido severamente flagelado Me llevaron a un recinto y Me siguieron golpeando sin piedad ni compasión.
Cada una de estas espinas, que hoy te presento, simboliza los profundos e inexplicables dolores que las almas ingratas Me causan.
Quiero que no se olviden, ni por un momento, de lo que Yo viví por cada uno de ustedes.
Por eso, ríndanse para siempre al gran océano de Mi Misericordia, para que Yo los pueda transformar y redimir. No se guarden nada para sí mismos, no teman mostrarse como realmente son.
Yo, con esmero y amor, les he enseñado lo maravilloso que es vivir en el Reino de Dios, Reino que, en este día, toca la tierra de España para bendecirla y consagrarla a Mi Sagrado y Eterno Corazón.
Compañeros, en esta hora en la que todo parece precipitarse de adentro hacia afuera de las almas, Yo los llamo a la sobriedad y a la rectitud de sus vidas para que nada, absolutamente nada, los sorprenda.
Por eso, siempre pidan Luz antes de tomar sus decisiones. Mi enemigo, como un feroz dragón, arrastra con su cola a todos los tibios e inseguros de corazón, a los que aún no se decidieron a entregarme sus vidas por entero.
¿Qué esperan?
La noche oscura de las almas está llegando a su momento culminante. No desistan, no se olviden de Mis Palabras, no aparten de ustedes Mi santo y humilde Amor, así como lo hace el mundo entero.
Porque después de esa noche cruda y difícil, después de que el mundo esté sumergido en su más profundo abismo espiritual y humano, será la hora y el momento indicado, para que Yo retorne en Gloria y reaparezca como la Luz del mundo, así como fue con Mis apóstoles.
Antes de esto, con sabiduría y disciplina, sumérjanse en la oración poderosa del corazón. Que sean sus corazones los que oren Conmigo para que, aun en el último tiempo de Mi Misericordia y antes del tiempo de la Justicia, más almas puedan ser rescatadas y contempladas por Mi ardiente y soberano Corazón Misericordioso.
Los animo a que sean valientes en este tiempo de cruz y de calvario planetario para que, por Mí y a través de sus buenas obras, lleven todo el Amor que Yo les enseñé desde el principio.
Todos los Cálices del Señor están sobre la última Mesa Eucarística, prontos para que los que se decidan puedan beber del ofrecimiento final que Yo les hago en este momento.
¿Quién beberá la Sangre del Cordero?
El pequeño Huerto Getsemaní se muestra en sus corazones. Es la hora de vivir lo que está escrito desde el origen en el Corazón de Dios.
Yo estoy aquí para guiarlos por la senda de la realización de la Voluntad de Mi Padre, ¿quién lo aceptará? ¿Quién no retrocederá? ¿Quién será capaz de no abandonar al Señor cuando todo suceda?
Hoy, medito sobre todos los hechos vividos por su Maestro y Señor en cada momento de Su Agonía.
A pesar de tantas espinas que rodean Mi Cabeza, quisiera ver la pequeña flor, el jazmín del ofrecimiento de las almas confirmadas y decididas.
Hoy, Mi Mano servicial y amorosa, se extiende en especial a todos Mis hijos de España, a los que sufrieron trágicamente el final de estos tiempos. Oremos para que los que ya no están puedan llegar al Cielo.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice y bendice a España,
Vuestro Maestro y Señor,
Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo vengo como la Luz que disipa las tinieblas.
Hoy, vengo a través del símbolo de la Dolorosa Agonía en el Huerto Getsemaní. He aquí este hecho ante sus ojos y en sus corazones.
Del abismo de Luz más profundo de Mi Consciencia emerge la vida interior, camino que Yo construyo en las almas que Me siguen y que Me buscan. Sin esa vida interna, nada es posible.
He aquí lo más profundo de Mi Ser y de Mi Consciencia. Este es el recinto que tengo para todos los que se animen a ingresar en Mí a través de la puerta estrecha de la humildad, para que se separe de ustedes lo que es superficial, lo que es arrogante, lo que se cree superior y que no existe; para que ingrese a Mí su sensata resignación, su verdadera humillación, su esencia de paz.
Sin esta construcción interna, que Yo les ofrezco, no es posible materializar el Plan y el Propósito de Dios en la Tierra. Por eso, en este día, vengo a intentar retirar las vendas de los ojos de los que están ciegos, de los que perdieron el camino del espíritu y también de los que nunca lo encontraron.
Vean ante ustedes cómo está el mundo. ¿No es la señal suficiente de que se ha perdido la vida interior e inclusive en las grandes religiones, en las que es más importante la comunicación de estos tiempos que la comunicación interior entre las almas y todos los espíritus que viven en Dios?
Quiero que recuerden que Yo los llamo a Mi Camino para reconstruir la comunión con la vida interior, sagrado emblema del espíritu que vibra y comulga en las dimensiones superiores, y que en el ejemplo de su vida refleja la Simplicidad de Dios, sin soberbia ni arrogancia. Por eso, este es un tiempo decisivo, es un tiempo crucial y significativo.
Vengo, a través de este impulso de Mi Dolorosa Agonía en el Huerto Getsemaní, para que recuerden que, así como su Maestro y Señor tuvo que cruzar la puerta estrecha de la humildad, de la entrega y de la aceptación de todos los pecados del mundo, así también ustedes son llamados, si lo aceptan, a cargar Conmigo la Cruz de la humanidad, la dolorosa Cruz de esta humanidad. Pero sé que no comprenderán en totalidad este significado, porque es algo espiritual.
En el silencio, los contemplo y contemplo a la humanidad que camina hacia su definitivo estado de desconexión espiritual.
Por eso, Dios envía a Sus Mensajeros y Jerarquías para recordarles, a todos, el camino del espíritu y de la vida interior. Mientras más almas busquen el camino de la vida interior, más comprenderán lo que es desconocido y todo lo que es inmaterial, porque allí está la verdadera vida que debe reflejarse, en armonía y en sintonía con esta superficie, para estar en comunión perfecta con lo Alto.
Hoy, les traigo una parte muy abstracta de Mi Ser que nunca le revelé al mundo, y que sé que no la comprenderán con la mente, sino que solo la podrán sentir con el corazón que se abra para captar Mis impulsos cósmicos y espirituales.
Mi Vida Interior, que es la Vida de Dios, es una Ley. En ella se refleja el Amor absoluto y la ciencia perfecta entre las Leyes del universo y del espíritu.
Entonces, Yo les digo: ¿cuántas veces al día contemplan su mundo interior? ¿Cuántas veces permiten que su propia intuición los guíe y no sus preferencias?
¿Comprenden la diferencia entre estar en comunión con la vida interna y estar relacionados con la vida superficial?
No necesito darles ejemplos de lo que sucede en el mundo, porque ustedes ya los ven con sus propios ojos.
La vida interna necesita restablecerse en muchas más consciencias y corazones para que sus propias encarnaciones no se desperdicien ni se pierdan.
Qué dolor incomprensible siente Mi Padre, que está en los Cielos, cuando las esencias creadas a imagen y semejanza de Dios se pierden en los abismos del mundo o cuando muchas esencias encarnadas son llevadas a los abismos del mundo sin merecerlos.
Este es el tiempo del esfuerzo y del ejercicio de comunión con la vida interior para que inclusive las formas materiales sean impregnadas por las sagradas energías cósmicas que, como corrientes de Luz, Amor y Sabiduría, impregnan todo lo que tocan y por donde circulan, y retiran los excesos de la vida superficial y materialista de la humanidad, incluso de los que dicen ser espirituales.
Porque esta escuela de la Tierra, de este planeta en este universo y dentro de esta Creación, se vive hasta el último momento, hasta la última expiración, así como Yo la viví en la Cruz por todos ustedes, siendo un Hombre que aprendió a amar y a perdonar, a pesar del peso de la Cruz de los errores del mundo y de sus injusticias.
Cuando Yo les hablo de los Nuevos Cristos, no les hablo de algo teórico ni tampoco romántico; ese no es Mi vocabulario. Yo les hablo de una vida crística que exterioriza la Verdad y la aplica en toda su consciencia, en comunión con todas las Leyes del universo, sin saltearse las reglas de los Mandamientos.
Por eso, la humanidad llegó a esta situación y podría ser peor si no se recuperara la comunión con la vida interior que es urgente para su Maestro.
Quiero que sepan y recuerden que esta Obra, de la cual ustedes forman parte por un estado de Gracia inexplicable y un merecimiento desconocido, ha sido agraciada por el espíritu soberano de la Instrucción y del Conocimiento de la Jerarquía. Esto fue lo que, de forma silenciosa, anónima y simple, reabrió las puertas para que las almas recuperaran y recuperen el camino de comunión con la vida interior.
¿Ahora, entienden dónde están y para qué están aquí?
Pregúntense esto sin miedo, pero con honestidad y hasta diría con coraje, para que ya no existan los espejismos de la vida superficial, sino los profundos contactos con el mundo interior, que no debe enriquecer el ego personal ni espiritual, sino que debe permitir que sus almas gobiernen y cumplan esta encarnación que para muchos es la encarnación más significativa, para pasar de un estado a otro internamente, anónimamente.
Por eso, despójense, despójense todos los días, aunque crean que ya lo han hecho; porque la vida interior, que es única e inextinguible para Dios, es sabia, misericordiosa pero justa, solemne, sagrada e inmaculada para quien se abre a comprenderla, a vivirla y a experimentarla; y nutre, a través de su propio corazón, la llama del Propósito Divino que guía a las almas en esta escuela de redención y de perdón.
¡Cuántos más están buscando este camino y aún no encuentran la puerta para poder entrar!
La Jerarquía les confía la reconstrucción de este camino que es puramente espiritual, para reflejarse posteriormente en lo material. Y aquella Ley que una vez se cumplió en el origen de esta Obra, a través del venerable hermano José, se pueda cumplir y aplicar en todas las almas posibles que, independientemente de su escuela o aun de sus errores, reciban una oportunidad de volver a comulgar con su propia vida interior, que en esencia es comulgar con la Vida de Dios.
Hoy, les puedo compartir lo más profundo que tengo y también lo más sagrado que expreso no como algo propio ni personal, sino como algo que es parte de Dios, del Dios Vivo, Resplandeciente y Misericordioso que, en Su llanto silencioso, espera que Sus hijos e hijas, todas Sus criaturas, se vuelvan a levantar de los abismos y a encontrar dentro de sí el camino hacia el origen de la vida interior.
Si la vida interior reinara en el mundo y en muchas más almas, no existirían los conflictos.
Si la vida interior reinara en las almas y en el mundo, ya no existirían divisiones ni incomprensiones; porque el lenguaje de la vida interior es único y proviene del Espíritu Santo que, con Sus Dones y Gracias, transforma a las almas que se abren a reencontrar el sentido de encarnar aquí, en este mundo y en este tiempo final.
No Me alcanzaría un solo Mensaje ni tampoco Mis Palabras para expresar la grandeza de la vida interior que es humilde, austera y pura.
Pero las bases para el reencuentro con la vida interior ya fueron dadas y otorgadas incondicionalmente por la Jerarquía Espiritual desde este Huerto Getsemaní, que fue testigo de los dolores más desconocidos de Cristo por las almas del mundo.
Que, ante las penumbras más oscuras de la humanidad y de muchos corazones, vuelva a brillar la Luz de la vida interior en los abismos de la Tierra para que las estrellas caídas se eleven a los Cielos, en redención y amor; y formen parte, como tantas consciencias del universo, de la gran existencia de la vida interior que Dios nutre con Su Fuego Cósmico y Divino, que lleva a las almas como sagradas flores que buscan los rayos del Sol del Corazón de Dios.
Señor, Dios del Universo,
que se vuelva a cumplir en Tus hijos
la presencia de la vida interior,
para que todo sea renovado en Tu Nombre, Adonai.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más