Jueves, 5 de febrero de 2015

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN LA CIUDAD DE SAN PABLO,  BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN, DURANTE LA 19.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Mientras observo al mundo enfermo y herido, Mi Corazón se complace en encontrar almas que responden a Mi Llamado. Esa es la fuerza que Me dan todas las almas para que Yo, cada día que pasa, pueda retornar a este mundo con más fuerza y poder, con la esperanza de que él alcance la liberación final.

Hoy los reúno a todos dentro de Mi Corazón Sagrado y a través del Mensaje, que Yo he transmitido a todos, comprenderán Mi gran petición para este momento, la cual los invito a responder nuevamente, así como lo han hecho a lo largo de los tiempos.

Por eso, hoy dejo para ustedes la Comunión consagrada, para que en todos los días de sus vidas recuerden que Yo estoy presente en vuestros corazones, que Yo Soy la gran Luz del Universo que ilumina el camino de todas las almas.

A través de este Mensaje que hoy les relataré, Me aliviarán el Corazón. Cuando escuchen, Mis compañeros, todo lo entenderán.

Hoy les agradezco por estar Conmigo y por ser renovados en la fe y en el amor.

Hoy Me recojo en vuestras oraciones y escucho en silencio vuestras peticiones.

Mañana, Mis compañeros, que aumente la fuerza de vuestra oración, porque muchas almas del mundo son ayudadas, principalmente aquellas que niegan a Dios y a Su Plan de Amor.

Les agradezco a todos ustedes por liberarme de las amarras de este mundo y de las flagelaciones que las almas injustas Me cometen.

Vivan en Mi Corazón y por Mi Corazón. Yo siempre así les agradeceré.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Y a pedido de Nuestro Señor, vamos a leer el Mensaje.

Este es un rosario que Él nos transmitió hoy, el cual, a pedido de Nuestro Señor, vamos a rezar juntos, en este momento, el Rosario de las Lágrimas derramadas por Jesús.

Las promesas, que Él nos hizo, son las siguientes:

 

A quien rece en devoción y gratitud bajo el espíritu de la santa fe, Yo le prometo:

  • La liberación del alma.
  • La sanación espiritual.
  • La concreción del acto redentor, lo que significa la liberación de las faltas graves.
  • El perdón en cada etapa de la vida.
  • La unificación de la familia.
  • La reconciliación con Adonai.
  • La restauración de las almas perdidas y de las almas presas en el fuego terrestre de este mundo.
  • La fusión espiritual y superior con el Espíritu Santo.
  • El reconocimiento de la misión espiritual de cada ser.
  • La libertad interior.
  • El fortalecimiento de la fe interior.
  • El camino de la ascensión por medio de la oración del corazón.
  • La Gracia de amar, cada día más, a la Creación y al universo.
  • La oportunidad de exorcizar la vida material, para que ingrese la Ley Espiritual.
  • La oportunidad de vivir en Mi Divina Misericordia durante el tiempo de la Justicia Divina.

Por eso, para aliviar Mi Corazón dolorido e impedir que más lágrimas sigan derramándose sobre Mi Rostro, les entrego este Rosario de las Lágrimas, las que son derramadas por Mí al ver las causas y las acciones injustas de las almas. A través de vuestra devoción secarán Mis lágrimas y alegrarán Mi ultrajado Corazón.

Misericordioso será aquel que Me busque y Me contemple a través del Rosario de las Lágrimas de Jesús, le prometo ayudarlo a cumplir lo posible en todo lo imposible y a liberarlo de todo mal y de toda persecución.

Vamos a comenzar con el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Para honrar a Mi Sagrado Corazón, ustedes rezarán:

 

Cuenta de unión

Por todas las lágrimas derramadas en la Crucifixión de Jesús,
Shekinah, haznos dignos de servir a Tu Hijo.
Amén.

Primera decena

Por las lágrimas que hoy derrama Jesús por la ingratitud, 
Shekinah, libera al mundo entero.

Segunda decena

Por las lágrimas que derrama Jesús por la persecución y la muerte, 
Shekinah, restablece Tu Misericordia en el mundo.

Tercera decena

Por las lágrimas que derrama Jesús por los no nacidos, 
El-Shaddai, alivia la gran deuda de este mundo.

Cuarta decena

Por las lágrimas que derrama Jesús por la perdición, 
El-Shaddai, unifica ahora y siempre todos los corazones.

Quinta decena

Por las lágrimas que derrama Jesús por la negación, 
Iod He Vaud He, cura profundamente todas las almas. 

 

En la décima cuenta de cada decena, repetirán: Amén.