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Deja que Mi Sangre circule dentro de tu corazón, los poderes que Yo manifiesto y te presento son desconocidos para ti.
Deja que Mi Sangre circule por tus venas, para que tus códigos del pasado sean renovados por Mis códigos de luz y redención. Deja que Mi Sangre remueva de lugar todas tus células.
Deja que Mi Sangre purifique tus sentimientos y que transmute tus heridas, pues Yo tengo el poder para revertir todos los males. Si aún Mi Sangre no vive dentro de ti, busca el porqué no Me tienes dentro de ti.
Deja que Mi Sangre libere cada parte de tu ser; y que tu cuerpo, aún siendo impuro, alcance la pureza y la consagración a través de Mí, porque lo que Yo te ofrezco no es parte de tu voluntad ni de tu deseo.
Yo provengo de una célula de Vida Mayor que ilumina hasta las pequeñas partículas de aquellos que buscan la cristificación a través de la donación. Por eso, deja que Mi Agua brote dentro de ti, para que cada rincón de tu ser sea bañado por Mi Agua de Vida y de Liberación.
Deja que Mi Espíritu habite dentro de ti y Él haga morir lo que ya está viejo. Tengo la potestad de renovarte y al mismo tiempo de abrazarte con Mi calor y Mi paz durante las duras noches de frío que llegarán.
Déjame que pueda actuar a través de ti y en poco tiempo no te reconocerás, porque Yo haré maravillas en tu vida.
Deja, sobre las palmas de Mis Manos, tus miserias y lágrimas para que Yo, en nombre de Mi Padre, pueda convertir tus maldades en bendiciones, tus pesares en liberaciones, tus tristezas en alegrías, tus dudas en afirmación y verdad.
Por eso, Yo deseo que Mi Espíritu tenga morada en las almas imperfectas, Yo las busco y ellas se esconden de Mí por temor o desconfianza. Si hoy eso sucede contigo es porque no conoces la fuerza de Mi Amor curador.
Déjame ser en ti, día y noche, tanto en tus errores como en tus virtudes. Yo contemplo al mundo y lo guardo todos los días en Mi Corazón, a pesar de las heridas que muchos me ocasionan.
Déjame ser unidad y vida, Misericordia y consagración; si solo me lo permites, en un tiempo breve serás Mi apóstol.
Déjame ser, déjame actuar, déjame vivir en ti, solo deja que Yo sea en ti para siempre, porque en Mí se encuentra la única salida.
Bajo el Amor de Dios, sean bienaventurados y unidos.
¡Gracias por solo dejarme ser!
Cristo Jesús Glorificado
| Listado
Si en verdad todos los días tú me colocaras en primer lugar delante de todas las cosas, tu alma conocería en profundidad los misterios y los secretos sobre Mi Sagrada Pasión.
Para que tú veas cuán importante fue Mi Oferta ante el Padre Celestial, Yo te revelaré el Rosario de las Siete Agonías de Jesús, los siete estados vividos por Mi Corazón y Alma durante el transcurso doloroso de la Pasión.
Si lo rezaras con amor y honra al igual que al Devocionario de las Cinco Sagradas Llagas y al Devocionario a la Poderosa Sangre, en esta trilogía espiritual de oración, devoción y contemplación, encontrarás la ayuda rápida para tus dificultades y problemas.
Si al menos cada quince días Me rezaras el Rosario de las Siete Agonías junto a las Cinco Sagradas Llagas y a la Poderosa Sangre, te aseguro que tu vida cambiará y esto repercutirá en tu familia y hermanos.
Las Siete Agonías vividas por Mí, representaron el antes y el después en la purificación del pecado de la humanidad y de su perdición. Las Siete Agonías fueron una de las más de cien ofrendas y sacrificios que padeció Mi Corazón durante la Pasión.
En Mis Siete Agonías se transmutaron varios estados de muerte espiritual, de perdición y de faltas graves. A través de Mi Sangre derramada, las Siete Agonías fueron reconocidas y aceptadas por el Padre Celestial, como sacrificio y reparación de los ultrajes de este mundo.
En cada agonía que fue experimentada y vivida por Mí, se guardó un sentimiento purísimo de transmutación y de transverberación a través del Espíritu Santo en Cristo. Eso significa que las Siete Agonías fueron colmadas y aliviadas por los dones del Espíritu Santo durante la Pasión; si esto no hubiera sido así, Yo no hubiera podido llegar a la Cruz, a la Muerte y a la Resurrección.
Así sabrán que en Mis Siete Agonías se guardan los códigos del sacrificio y de la cura para las almas de esta humanidad. En las Siete Agonías encontrarán el camino para poder ofrecer vuestras miserias, condiciones y pruebas, y todo será reparado a través de la devoción que alcanzarán por medio de la veneración a Mis Siete Agonías.
Las agonías representan un cambio molecular de un estado corrupto a un estado sublime; esa fue Mi principal tarea a través del padecimiento en la Pasión y en la Cruz.
A quien contemple y ore el Rosario a Mis Siete Agonías a las tres de la tarde, después de la Coronilla a Mi Divina Misericordia, le prometo que por los méritos que Yo he alcanzado no lo juzgaré sino que lo libraré de cualquier perturbación o desorden interior. Para que eso suceda, vuestra fe deberá ser más fuerte que vuestras flaquezas y, en esa hora de Misericordia, Yo prometo ser Vuestro Salvador e Intercesor para los momentos difíciles.En profunda devoción, entrega y fe rezarán el Rosario a las Siete Agonías de Jesús:
Cuenta de unión
Por los martirios soportados,
por los dolores transmutados,
por la victoriosa misericordia alcanzada,
Cristo Redentor, libéranos de las amarras.
Amén.
Primera Agonía
Por la Agonía de Jesús,
en el Huerto Gethsemaní,
Adonai, fortalece nuestra fe.
Amén.
Segunda Agonía
Por la condenación de Jesús
y el silencio profundo del Señor,
Adonai, que Tu Victoria se cumpla en nuestro ser.
Amén.
Tercera Agonía
Por la severa flagelación de Jesús
y por la Paz irradiada desde Su Corazón,
Emmanuel, que nuestras vidas sean pacíficas.
Amén.
Cuarta Agonía
Por la coronación dolorosa de Jesús
y por el Amor reflejado desde Su Interior,
Emmanuel, haznos mansos y humildes
para cumplir con la misión.
Amén.
Quinta Agonía
Por el peso de la Cruz
que Cristo cargó en Sus espaldas,
Emmanuel, alívianos de cualquier perturbación.
Amén.
Sexta Agonía
Por las tres caídas de Jesús
y por la Redención que emanó Su Corazón,
Abba, que aprendamos a amar el sacrificio.
Amén.
Séptima Agonía
Por la Sagrada Muerte de Jesús
y Su profunda Misericordia que nos salvó,
Abba, haznos fuertes e invencibles
para el tiempo de transición.
Amén.
Verán que son siete decenas; este es el primer rosario más extenso y profundo que Mi Corazón les entrega para la meditación y la reflexión sobre los misterios de Mi Pasión.
Que la Luz de Dios los acompañe siempre.
Vuestro Señor del Amor,
Cristo Jesús Glorificado
Mientras parte del mundo se encuentra en una interminable guerra que desata la ira y el mal de los hombres, Mi Divina Misericordia se aproxima todos los días a las tres de la tarde para restaurar y curar los vicios de la humanidad.
Mi Divina Misericordia se derrama, principalmente, en los corazones que todos los días reviven Mi Sagrada Pasión. Así, a través de ellos, todos los dones y méritos alcanzados por Mi Corazón Sagrado son depositados como células de luz en los corazones simples y puros.
Para alcanzar Mi perdón solo bastará reconocerse como digno hijo de Dios y, a pesar de que el pecado sea grande e irreparable, Yo tengo la autoridad celestial de absolverlos de toda falta. De esa forma vuestras vidas se volverán cristalinas y límpidas cuando procuren vivir Mi Misericordia, más allá de profesarla y de confirmarla en vuestras vidas.
El Cielo se une en armonía y oración, todos los días, a las tres de la tarde con el fin de ayudar a equilibrar el desorden espiritual y material de este mundo. Por eso, solo a través de Mi Insondable Misericordia, las almas más empedernidas y pecadoras podrán hallar su tabla de salvación, lo mismo será para aquellos que Me sirven pero que enfrentan el juego de las tentaciones de este mundo.
Si en verdad se deciden buscar el manantial de Mi Divina e Insondable Misericordia, podrán disminuir sobre el mundo el peso de su propia ley, y muchas almas dejarán de ser condenadas al fuego del infierno, para ser reconocidas como almas rescatadas.
En esta última hora de la transición de la Tierra, busquen el camino directo hacia Mi Divina Misericordia porque, en estos tiempos de mayor confusión, solo les quedará aferrarse a Mi Camino de redención y de salvación.
Yo les entrego todo lo que tengo, Yo les doy la posibilidad de redimensionar vuestras vidas a través del fuego transmutador y purificador de Mi Divina Misericordia.
El tiempo indica una rápida y determinante decisión. Llegó el momento de colocarse a los pies de la Fuente Mayor para poder ser lavado, liberado de las manchas y reconducido hacia el Reino eterno de Dios.
Hoy oro especialmente por los que contraerán una unión espiritual Conmigo en los nuevos tiempos. Eso determinará la posibilidad de cumplir con Mi Proyecto redentor antes de Mi regreso al mundo.
Recen por los que perseveran en el camino de la transformación, pero también recen por los que con coraje me abandonaron, olvidándose de Mí. A todos los coloco en Mi Sagrado Corazón y esperaré verlos, algún día, en Mi Gloria Celestial.
Yo los determino, en esta era, a seguir un solo camino.
Bajo la Gracia suprema de Dios, sean consagrados a Mi Corazón.
Cristo Jesús Glorificado
Madre María Shimani de Montserrat:
Buenas tardes a todos y gracias por acompañarnos. Estamos en la recta final de esta Maratón de la Divina Misericordia y en el día de ayer Nuestro Señor nos dijo que había podido realizar parte de la tarea que nos había encomendado, de llevar las esencias de los no nacidos al Reino de Dios.
Y hoy con esa tarea tan intensa que hubo aquí, que se escuchaba desde todos los espacios de este lugar, seguramente Nuestro Señor hizo la otra parte de la tarea. Así, ahora nos vamos a colocar para orar y cantar preparando Su llegada, y ver lo que Él tiene para nosotros en esta tarde.
Queremos recordarles que Él nos pidió que oráramos con todo nuestro corazón, porque si lo hacemos así vamos a estar unidos a Su Corazón. Él ayer nos dijo que de Su Corazón debería derramarse la piedad para este mundo.
Así, si estamos conectados con Él, seguramente vamos a recibir una gran bendición en la tarde de hoy. Entonces coloquemos toda nuestra energía, todo nuestro amor en esta recta final.
¡Buen trabajo para todos!
Hoy Mi Corazón emite Su voz de Paz para el mundo. Traigo la esperanza y la alegría para aquellos que la han perdido. Vengo a traer el gran silencio a este mundo tan ruidoso, para que los corazones ingresen en Mi armonía universal.
Yo les traigo la fe y la confirmación de Mi Presencia. Por eso, Yo les traigo la Luz del universo para que vuestros ojos se puedan abrir a lo desconocido y a lo nuevo.
Hoy les oferto Mi Corazón como un agradecimiento predilecto por el esfuerzo que han hecho de orar Conmigo en estos días.
Hoy el Cielo se abre ante vuestras almas y él derrama Sus Gracias y tesoros en los corazones simples; semillas que brotarán en el futuro para que los dones estén disponibles en este Proyecto final que debe cumplirse a través de ustedes y de la humanidad.
Sientan el latir de Mi Corazón y permanezcan Conmigo, en esta hora tan difícil, pues el mundo necesita de mucho alivio y de mucha cura y, en consecuencia, de mucha oración.
Agradezco a todos los compañeros Míos que comulgan Conmigo. Los premios serán entregados en el universo y serán honrados en el Reino de Mi Padre. Las puertas se abren en este lugar para poder bendecir a todos, principalmente a aquellos que han cerrado su corazón a Mi Corazón. Mi Luz penetra en lo más profundo y oscuro, disipa las tinieblas y trae la luz de la cura para esta humanidad.
Yo los reúno en el nombre del Amor y de la Verdad. Les traigo el consuelo que tanto necesitan para que en el fin de este tiempo sean renovados por el Espíritu de Dios y se preparen como Mis guerreros para el momento del gran Retorno de Cristo.
Muchos de ustedes Me verán, mas algunos no Me reconocerán. Sean consecuentes Conmigo todos los días de vuestra vida, así Yo Me serviré de vuestras virtudes y destrezas para cumplir con Mi Obra Redentora en el fin de este ciclo.
Entréguenme aquello que aún no Me han entregado. Yo necesito la calidez de vuestros corazones para que puedan percibir el pensamiento y el sentimiento puro, la llama misericordiosa que los trasforma y los redime.
Yo Soy el Glorificado Corazón de Jesús. Bienaventurados serán aquellos que Me honren en este ciclo. Glorificados serán aquellos que Me sirvan plenamente, porque estarán haciendo obras de servicio y de caridad, de entrega y de sacrificio por aquellos que aún no lo hacen.
Como Yo lo hice en Ruanda, vengo a evitar la Ley de Dios sobre este mundo, pues este mundo Me pertenece desde el principio.
Yo Soy la emanación del Gran Espíritu del Creador. Mis Leyes sublimes los pueden permear y curar, borrar de vuestras células cualquier dolor para que vivan, en este tiempo tan difícil, en Mi Misericordia.
Todos los días, a las tres de la tarde, Mi manantial se abre para toda la humanidad. Mi Corazón se dona profundamente a aquellos que lo quieran recibir y trasforma lo que es intransformable, redime lo que es irredimible, cura lo que es incurable. Por eso, confíen en Mi hora de Misericordia.
Yo vengo, en este tiempo a este mundo, no solo por ustedes para poder despertarlos, sino por aquellos que aún siguen durmiendo en su propia ilusión.
¡Ay de aquellos que nieguen al Hijo de Dios! ¿Cómo podré derramar Mis Gracias sobre ellos?
Para eso, necesito de todos vuestros instrumentos, de vuestros corazones y de vuestras vidas, para que Mis vertientes de redención y de cura puedan ser derramadas sobre toda la humanidad.
Este momento que hoy comparten Conmigo es único y no se volverá a repetir en este lugar. La necesidad en el mundo es muy grande, la emergencia de las almas también es mayor. Existen muchas carencias, muchas necesidades que resolver en esta era.
Para que todo eso sea cubierto y todos reciban lo necesario, necesito de misioneros de Mi Misericordia, de misioneros de la oración y del servicio que puedan transmitir Mi Ley Mayor, la Ley del Padre, que es la Ley del Amor. Ley que los llevará a la unidad y a la redención.
No teman purificarse en este tiempo. Permitan que Mis ángeles desaten vuestros nudos. Este momento es único para todos y muchos no reciben estas Gracias, pues Mi Espíritu que es inmaculado y puro, que proviene de la Fuente Mayor de Dios, viene desde lo más alto hacia vuestro encuentro para que puedan despertar y entender lo que está sucediendo en ustedes y Conmigo.
¿Alguna vez se lo han preguntado, Mis compañeros?
Muchos de ustedes ya entienden todas estas cosas. Por mucho tiempo caminaron Conmigo en los grandes desiertos y valles, escucharon Mis predicaciones y Mi Palabra de Vida. Ustedes son remanentes de pueblos antiguos, los grandes pueblos del desierto que escucharon a Dios, desde Moisés hasta Abraham, siempre han estado Conmigo en espíritu y en vida.
Pero llegó el momento, Mis queridos compañeros, de que asuman en este tiempo la tarea final. Cada uno sabe lo que Me puede dar. Yo no vengo a buscar cosas perfectas ni predilectas. Necesito de vuestras miserias para poder transformarlas.
Así, Yo reconstruiré todas vuestras esencias y las de vuestros hermanos para que puedan resucitar en espíritu y, renovados por Mi Luz y Mi Paz, puedan volver a reencontrar el camino que han perdido.
En verdad les digo, Mis amigos, todos los que han pasado por las Maratones de la Misericordia, ya retornaron a Mi Corazón misericordioso. Agradezco a aquellos que han persistido en acompañarme durante los dos días; que renunciaron a cosas tan vanas, tan materiales y tan mundanas para encontrarse con la fuerza de Mi Corazón.
Amados Míos, ustedes han sido transformados por Mi Luz Celestial y esto trae consecuencias de transformación en toda la humanidad. Los pesares de este mundo están siendo aliviados y muchos corazones que sufren están encontrando consuelo.
Yo les quiero hacer reconocer el Reino de Dios, aquel que se aproxima a través de Mi Presencia cósmica.
Este es Mi último Llamado, antes del gran regreso esperado. No piensen en cómo Yo vendré, solo busquen estar en Mí todos los días. Eso bastará para que Me puedan reconocer en el gran momento esperado. Nada los hará temer. Nada los perturbará. Nada les quitará la fe y la fuerza interior porque habrá sido una gran consecuencia de vuestra perfecta transformación a través de Mi Corazón.
Hoy los bendeciré con el Agua de Vida, con el pan y el vino que representan Mi Cuerpo y Mi Sangre, códigos preciosos que los transforman, día a día.
Mis Manos lavarán vuestros pies y también derramaré bendiciones sobre vuestras cabezas, dándoles el Bautismo de Mi Corazón para que sean bañados por Mi Espíritu Santo.
Compañeros Míos, renovados a través de este encuentro Conmigo, ingresen al Reino de Mi Padre, porque Él siempre los aguarda en silencio. Él siempre está allí para ayudarlos, para escucharlos, consolarlos y amarlos.
Crean en lo que Yo les digo, porque el tiempo del gran cambio está llegando y en ese momento vuestros corazones y almas ya deberán estar fortalecidos, porque a través de Mí, a través de Mi infinita Misericordia, serán inamovibles y cumplirán de esa forma con la parte del Proyecto que hoy Yo les entrego. Proyecto que es desconocido para vuestras mentes, pero profundamente conocido por vuestras almas.
A través de este Cielo infinito que comulga con ustedes, Yo los bendigo y los perdono, los renuevo y los redimo. Les entrego Mi santo Cuerpo y Mi preciosa Sangre como códigos de transfiguración para vuestras vidas.
Yo los bendigo y los amo por el Poder que Dios Me dio para este mundo. Vayan en paz y en confianza Conmigo.
Sostengan con vuestras manos la antorcha de la rehabilitación. La liberación está próxima para muchos. Dichosos de aquellos que confían antes de vivirla, porque nada les faltará.
Ahora los observo en silencio para elevar vuestras miserias. Mi Amor es fuerte y transformador, Amor que comprende y entiende vuestras vidas, no importa el grado de equivocación, lo que importa es vuestra confianza en Mí. Así no estarán separados de Mí y siempre serán bendecidos.
Abran vuestro corazón al perdón. Liberen de vuestras esencias las manchas que las oscurecen. Yo les traigo la fuente renovadora, la fuerza palpitante del Universo Mayor, la Unidad Celestial y Divina que quita la sed de todos los corazones. Yo les traigo el poder de la reconciliación y de la vida infinita para los que creen, en verdad, en el Redentor.
Les agradezco por elevar a los no nacidos hacia los Reinos Mayores, en donde podrán nacer nuevamente, en espíritu, en las moradas del Padre.
La fuerza de la Misericordia nunca los separará de Mí, siempre y cuando confíen en lo que hacen. Cuando oren de corazón y de alma, la Misericordia siempre los ayudará y todo se resolverá en este tiempo definitivo.
Les agradezco por intentar ser misericordiosos en estos tiempos.
Sigan adelante y con fe, Mi Corazón los acompaña.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de Nuestro Señor vamos a cantar con mucha devoción “Cristos del nuevo tiempo” para despedirnos de Su Consciencia Mayor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Madre María Shimani de Montserrat:
Los esperamos a todos en el Corazón de los Mensajeros Divinos. Recuerden orar siempre, todos los días, para que Sus Planes se puedan concretar.
¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!
Queridos hermanos:
El camino de la cristificación es largo, demorado y duro, pues en él se encuentran las piedras y las espinas que se deben trascender para que no lastimen el interno.
En todo este camino, Mi Presencia es contundente y silenciosa. Yo no dejo de observar vuestros pasos lentos y rápidos, seguros o débiles. Lo importante de este camino es la transformación que muchos dejaron atrás porque surgió el miedo o el temor de encontrar en sus vidas, el poder transfigurador de Mi Corazón y de Mi Consciencia.
Yo los animo en estos tiempos a la santa paciencia, a vivir un estado de paz inalterable, que ni siquiera los mueva del lugar que han construido junto Conmigo en la unión predilecta con Mi Corazón Misericordioso.
Para que todo esto sea posible, Yo los invito a recordar el poder de la renuncia y de la entrega, llaves que les permitirán encontrar las puertas para la humildad y al amor verdadero.
Si han sentido alguna vez que todo ha sido demasiado duro y hasta difícil, es porque Yo busco, a través de vuestras dificultades, la oportunidad de redención y conversión. Yo nunca dejaré de levantarlos del suelo a pesar de las caídas y de los desencuentros. Mi Espíritu tiene el poder de reconstruir las piezas que están separadas de Mi Gran Proyecto Redentor.
En el camino de la transformación se encuentran las grandes pruebas para superar, las que deben ser vencidas por la fuerza del espíritu interior y pacificador.
Solo a través de los dones que Yo les ofrezco mediante los sacramentos, como la comunión y la confesión, ustedes podrán día a día renovarse y renunciar, porque los rayos que Yo les derramo son fuertes y desconocidos para todos.
Nunca dejaré de contemplarlos en el silencio de Mi Paz y de Mi Amor. Las amarras que los atan al pasado, hoy fueron cortadas por Mis Espadas de luz, para que ahora, libres de todo, libres en vuestros caminos, puedan recapacitar en la oferta que Yo les entrego para este fin de tiempo.
Mis Ángeles custodios sustentan lo insostenible de este mundo y principalmente, ellos Me sirven para ayudar, en los momentos de grandes crisis, a las almas que se han ofrecido a servirme.
Sepan Mis Compañeros, el mundo está al revés del sentido verdadero del proyecto, y todo lo que en esta era está fuera de lugar y de espacio, deberá ser ordenado nuevamente por la acción de Mi Luz Redentora, que llega para ayudarlos y auxiliarlos.
No permitan que Mis Palabras se desvanezcan de vuestras esencias.
Yo les doy la fuerza de la resurrección espiritual, tanto en la alegría como en las caídas.
Todo está donde debe estar, es hora de seguir las nuevas huellas que Yo les estoy indicando. Es tiempo de revertir las acciones injustas que el mal comete en muchos corazones heridos y solitarios.
Recuerden que a través de ustedes yo podré cumplir Mi Obra final.
Bajo el Amor de Dios, que los acoge y los restaura siempre, sean bienaventurados.
Gracias por meditar bajo la luz de Mi Corazón Sagrado.
Cristo Jesús vuestro Intercesor
Después de la transmisión del Mensaje, Cristo Jesús ofreció el Sacramento de la Comunión y dijo:
Yo les consagro esta Santa Comunión como un signo de reparación y de paz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Gracias por responderme!
Queridos compañeros:
Para el inicio de esta importante Maratón número 14, numéricamente también importante, Yo les pido que sean en estos días transmisores y mediadores de Mi Divina Misericordia a todos los no nacidos en el mundo entero.
Es una falta gravísima provocar la pérdida de la vida, la oportunidad de vivir de muchas almas que debían llegar a este mundo para aliviarlo de su propio sufrimiento; aliviarlo a través del amor y de la luz que todas esas esencias debían traer desde el universo celestial.
Recen de corazón, recen por intermedio de la esencia del Amor Crístico, aquel que brota inagotablemente de Mi Piadoso Corazón. De esa forma, ustedes permitirán que Yo rescate a todos los que alguna vez no llegaron a nacer ni a estar en los brazos de sus madres.
Recen para que la Justicia de Dios sea leve en la vida de todos los que falsamente proclaman la ausencia de vida en Mis hijos, los que deben llegar a este mundo para traer la paz del Universo Mayor. Deseo que Mi Poderosa sangre se derrame sobre los hombres que cometen, por ignorancia, estos graves ultrajes que hieren el Corazón Creador del Padre.
Por eso, Yo he escogido a la ciudad de Belo Horizonte para que, por medio de las almas orantes, sea la receptora en este tiempo de la Fuente de Mi Divina Misericordia para todo el Brasil.
Quiero modificar los errores que muchos cometen quitando la vida a los no nacidos. Es tiempo y momento para remediar las causas del mal y sus consecuencias, mediante la oferta de encontrar y vivir la Divina Misericordia.
Esta especial Maratón está dedicada a todos los no nacidos, que hoy día lloran en el limbo del dolor y del calvario que, por una acción equivocada y por falta de amor, les ha tocado pasar.
Si las raíces de estas acciones no son cortadas como deben ser, arrancadas desde el suelo, consecuencias mayores pesarán en la mente y en el corazón de todos los que realizan este ultraje a la vida que Dios ha dado a las criaturas.
La Fuente de Mi Misericordia tiene el poder de remediar y curar todas estas ofensas. Que esta Maratón sea un momento para tomar verdadera consciencia del tiempo que viven como humanidad y civilización.
Espero que todos Mis buenos orantes penetren en lo profundo de Mi Corazón pidiendo por Misericordia y Perdón, para que Yo tenga la autoridad de interceder y revertir los males que muchos hombres cometen hacia aquellos que hoy no nacen.
De esa forma, a través de vuestras oraciones Yo podré elevar a las almas que hoy deberían estar entre ustedes derramando el Amor de Dios sobre el mundo; pero como esto no es posible, Yo vengo para darles una gran oportunidad de realizar un cambio en la consciencia y principalmente en el corazón.
La falta de la vida es la ausencia del verdadero Amor de Dios y aquellos que participan de estas acciones, hacia los no nacidos, tendrán la oportunidad de recibir la última tabla de la salvación.
Mientras el mundo, sin percibirlo, se sumerge en el infierno por la gravedad de las decisiones inconscientes que toma a favor de quitar la vida a los pequeños Míos, Yo les pido en tiempos de emergencia, que recen con la fuerza interior del corazón más que con vuestras bocas; les pido que recen para que el sagrado verbo de la oración se eleve hasta el Universo y Dios Padre escuche, por medio de Mi Oferta, vuestro pedido de ayuda y de redención.
Si la humanidad continuara quitando unos la vida de otros, tanto por los que no nacen, como por los que mueren injustamente o son condenados a muerte, una gran ola de justicia podría alterar la buena vida ilusoria y moderna que muchos viven sin buscar a Dios, sin buscar el amor, sin buscar la paz. Y de la noche a la mañana muchos despertarían entre los escombros del sufrimiento y de la propia caída por la injusticia humana. Para evitar la Ley Mayor sobre ustedes, Yo vengo a pedir la consagración del mundo entero a Mi Sacratísimo Corazón.
Vengo también para pedir la creación de una cuarta Rama en la Orden Gracia Misericordia, Orden que en el Cielo Me pertenece. Esta cuarta Rama de la cual Yo les hablo, es la Rama de los Adoradores del Cuerpo Místico y Eucarístico de Cristo. Si muchos adoraran al Santísimo Sacramento muchas causas, que tendrían consecuencias inmediatas, se evitarían en el mundo y en la humanidad.
Por la autoridad que Dios Me ha concedido como Hijo Primogénito, deseo que exista esta cuarta Rama Civil de Adoradores del Santísimo Sacramento y de la Divina Misericordia. Ellos serán los que difundirán los dones que Yo alcancé a través de la Pasión y de la Resurrección, pues ellos tendrán votos de servicio, oración, y adoración, en honor al Sagrado Corazón de Jesús y en nombre de la Redención y Misericordia por la humanidad.
Esta rama de adoradores nacerá especialmente en los Hijos de María, y tendrán como templo de adoración a los Centros Marianos y a los Núcleos de Servicio, como también las iglesias y capillas; recuerden que Yo estoy presente en todos los Sagrarios de la Tierra. No importa dónde sea, Mi Corazón es luminoso para todos y en todo lugar.
Si esta rama de adoradores diera en Mi Nombre los frutos de la adoración, de la unidad y la fraternidad, hoy podría decirles que el mundo, en gran parte, estaría a salvo de sus propios pesares y acciones.
Después de catorce Maratones de la Misericordia llegó el momento de confirmarse como Mis Soldados y Apóstoles, los que darán testimonio de conversión y de renovación para todos los que se pierden.
Agradeceré a todos por esta verdadera respuesta.
Gracias al Núcleo Sagrado Cielo por acogerme con tanto amor y dedicación, como muchos lo hicieron en las humildes casas de Mi Antigua Jerusalén.
Paz y Bien para todos.
Vuestro Maestro del Amor.
Cristo Jesús Glorificado
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más