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Poemas al Inmaculado Corazón de María
Trigesimotercer poema
Estrella de la Mañana,
que traes la Luz del Amor y de la Verdad,
condúcenos por el sendero de la redención.
Que nuestros ojos estén fijos en Cristo,
para que podamos renacer
y curarnos internamente de todo lo que sea necesario.
Señora y Madre del Consuelo,
abrázanos y colócanos bajo Tu Manto protector.
Que Tu maternidad despierte en nosotros
la unidad con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Madre Celestial,
aspiramos a ser las estrellas redimidas
de Tu Corona de Luz.
Ayúdanos a vivir los atributos de Tu Corazón.
Enséñanos a ejercitar, en el día a día,
las Instrucciones de Tu Hijo,
porque así seremos los apóstoles del Señor,
servidores y colaboradores
de Su Obra redentora.
Madre,
danos fuerza y coraje
en los momentos en que más los necesitemos,
para que vivamos la perseverancia y la fe
en cada instante.
Haznos cristianos verdaderos,
discípulos del Amor de Tu Hijo,
porque esperamos servirlo y encontrarlo
en cada paso de la vida,
para que en Cristo podamos cumplir
la Voluntad de Dios.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
El Retorno de la Madre de Dios
Silenciosa como la brisa y más brillante que el Sol, también retornará la Madre del Sol, la Estrella de la Mañana.
Primero, hijos, será Mi silencio el que preparará a sus corazones y el que permitirá que maduren y que vivan aquellas experiencias que confirmarán a sus espíritus en la adhesión al Plan de Dios.
Antes de que todo suceda y que el Triunfo de Dios se manifieste, verán dentro de sí mismos, los frutos de los últimos años de Gracias y de enseñanzas. Y será la propia expresión de sus vidas el testimonio de esta Obra y de la Presencia Divina que los guió, los condujo y los instruyó por tantos años.
Llegará el día en el que Nuestros Sagrados Corazones se silenciarán para que se manifiesten los profetas, los apóstoles, los santos y los Cristos de los últimos días y del Nuevo Tiempo.
Nuestros Corazones se silenciarán porque es parte del Plan de Dios que ustedes puedan crecer por sí mismos y hacer fructificar las semillas crecidas de la Gracia y del Amor.
Así como Dios se silenció en el Corazón de Cristo para que Él manifestara el Amor y la Cristificación en Su Corazón humano, así también Dios se silenciará en el corazón de los hombres que hoy escuchan y responden a Su llamado.
Pero esto no es para castigarlos, hijos Míos; eso es para que nazca de su interior un amor único, que surge del potencial humano cuando este se ve ante una gran necesidad de amar.
Antes de que Nuestros Corazones se silencien, ya le habremos entregado todo a la humanidad, y nada les faltará para cumplir el Plan de Dios.
El Silencio de Dios tendrá un tiempo y durante ese tiempo parecerá eterno y doloroso. Buscarán al Padre dentro y fuera de sí mismos y parecerá que no lo encuentran, a pesar de que Él siempre estará allí.
Su Silencio es el símbolo de la noche oscura que todo el planeta vivirá, porque es necesario.
Es necesario que exista la noche para que el sol vuelva a nacer.
Es necesario que exista la oscuridad para que la luz tenga sentido, para que el día pueda existir.
Entonces, hijos, no teman, pero tengan fe en las nuevas promesas de Cristo y en las revelaciones de su Madre Celeste.
Cuando llegue la noche sobre el mundo, y el silencio y la soledad se apoderen de los corazones de los hombres, recuerden lo que ahora les diré: más brillante que el Sol, nacerá en el firmamento una Estrella que será el anuncio del retorno del día, del día físico y espiritual que volverá a iluminar dentro y fuera de los seres.
Esa Estrella traerá consigo un sentimiento profundo de paz, de amparo y de esperanza; traerá el alivio que los corazones necesitan para cruzar los últimos momentos, y los más intensos, de esta noche oscura.
Permanecerá silenciosa en el Cielo, hasta que el Sol pueda volver a nacer, hasta que el Hijo del Hombre tenga el permiso de Su Padre para retornar al mundo y, como el Gran Agricultor, buscar los frutos que nacieron en los corazones de los seres, y multiplicarlos.
La Estrella de la Mañana, que anuncia la llegada del Sol para este momento, permanecerá silenciosa. Pero, después de que todo se cumpla, Mis Pies también tocarán la Tierra y, con Mi Hijo, vendré para concretar el Plan de Dios y revelarles Mi verdadera Faz.
El misterio de Mi Retorno, hijos Míos, es para terminar de unir pueblos, razas y religiones y para traer hacia Mi Inmaculado Corazón a aquellos que por ignorancia negaron Mi Maternidad universal.
Yo retornaré para recibir de Mi Hijo las almas más perdidas; las lavaré en las Fuentes de la Gracia y las encaminaré para que tengan un nuevo destino y reciban una nueva oportunidad.
El Retorno de la Madre del Mundo ocurrirá para sellar la unión entre el Cielo y la Tierra, entre las diferentes Faces de Dios y Sus criaturas.
Y allí, hijos Míos, se les revelarán todas las verdades que hoy están ocultas, porque haré reflejar en los espejos de sus corazones la verdadera historia de la Creación y, solo allí, cuando todo se haya cumplido, es que comprenderán el verdadero sentido de esta experiencia en la Tierra.
A partir de ese momento, el Cetro de Dios será colocado en la Tierra y se establecerán un nuevo mundo y un nuevo ser.
Sientan la Gracia de Mis Palabras y despierten la fe en las nuevas y eternas Profecías de Dios, pues, se cumplirán, como se cumplió desde el principio todo lo que el Creador habló a través de los profetas.
Yo los bendigo y les agradezco por escuchar Mis Palabras y por responder a Mi llamado.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Yo soy la Estrella de la Mañana, la que ahora brilla en el firmamento de Aurora para dar la señal del comienzo de este encuentro entre corazones y almas.
Bienaventurados sean todos los que se congregan a través de la Presencia de Cristo, porque a partir de hoy estarán glorificando Su Nombre santo y bendito, así como fue glorificado el día de Su santo nacimiento.
Hijos Míos, reciban entonces de vuestra Madre Celeste la guía para los tiempos que llegarán, confiados en vuestro camino de redención, siguiendo los pasos de vuestra Madre Peregrina que los reúne en este sagrado cenáculo de amor para que encuentren para siempre la Luz Redentora de Mi Hijo.
Hoy la Aurora de Mi Corazón resplandece en su Gloria interior y convoca a los corazones para que reciban del Reino de Dios, la Gracia de sentirse dignos en el Señor.
Queridos hijos, abran vuestros corazones para que ingrese el Espíritu de Cristo y así se sientan unidos a Su Amor Universal. Dejo para todos un camino de esperanza y de verdad a través de la escuela de oración que son invitados a vivir en estos tiempos.
Hijos, hoy los bendigo y les doy la Paz, la Paz de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los unifica en la Divina Unidad,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Yo vengo de los Cielos a anunciarles que la paz es posible en el fin de los tiempos.
Yo los reúno, en torno a esta Fuente de amor y de redención, para que sus almas y espíritus se puedan bautizar y, siendo liberados de todo pecado y falta, retomen el camino de la rehabilitación que han perdido.
Como Reina del Espíritu Santo de Dios, hoy derramo los siete Dones sobre este lugar, porque la Argentina tiene como misión espiritual manifestar los Dones de Dios en la Nueva Humanidad; y eso, primero comenzará en sus corazones, Mis amados.
Por eso, hoy Dios ha permitido que Mi Voz reverbere en sus esencias, para que ella haga eco en el interior de todos los que no Me escuchan; porque Mi verdadera misión entre ustedes, Mis pequeños, es que alcancen la cura espiritual en estos tiempos.
Muchos de ustedes ya dieron el gran paso hacia Mi Corazón. Por eso, en este día tan especial, tan sagrado y bendecido por Dios Padre, los Ángeles de Cielo y sus ejércitos de Luz congregan a todos sus Ángeles de la Guarda para que los ayuden a retomar el camino que han perdido en este ciclo.
Estoy construyendo un sendero de Luz entre las tinieblas y la oscuridad. Yo Soy el gran Sol para este mundo, la gran Estrella de la Mañana que se anuncia todos los días, emitiendo un Mensaje de Paz y un llamado a la profunda redención del corazón.
Yo los necesito, queridos hijos, lavados y purificados por el Agua de Cristo. Eso los ayudará a retomar lo que nunca han hecho, que es cumplir su verdadera misión ante el Padre Altísimo, que siempre los aguarda y los espera para acogerlos en Su Reino de Amor y de Paz.
Dios Me ha dado la última oportunidad en estos tiempos, de anunciarme aquí, en América, a ustedes, como también en Medjugorje hace treinta y tres años consecutivos. ¿Acaso, queridos hijos Míos, han comprendido lo que Yo estoy haciendo entre ustedes? Tengo seguridad de que sus corazones entienden y de que sus almas pueden sentir Mi llamado.
Dios les ruega a todos sus ángeles que puedan cumplir la misión entre ustedes, la verdadera misión espiritual, de encaminarlos por los senderos de la paz y del bien.
En esta noche de Gracias y de bendiciones para Mis hijos del mundo, Mi Corazón Inmaculado se une a todos los orantes, a todos los que están coligados con Mi Espíritu mariano. A todos ellos, quiero también decirles que esperen con alegría la llegada de los Dones de Dios; porque después de que den el paso en su purificación, encontrarán los Dones de Dios en sus vidas y serán columnas de luz para Mi Corazón, portadores de la paz, mensajeros de Mi Palabra mariana para todas las almas que se apagan en el mundo.
A través de los tiempos y de las Apariciones, Mi verdadera promesa para la humanidad es consagrarla como una única familia, tan igual y tan semejante a la Familia de Nazaret.
Ustedes guardan en sus corazones el potencial para poder amar y perdonar. No pierdan tiempo, Mis queridos hijos, perdónense, ámense, reconcíliense con sus hermanos. Disipen los castigos y las iras de sus corazones, así podrán ser merecedores de Mi Gracia maternal y, a través de este punto de Luz en el cual Yo los congrego a todos, los elevo hacia el Reino de Dios, llevando en Mi Corazón sus súplicas e intenciones que siempre son consideradas por Mi Corazón Inmaculado.
Este es el Centro del Espíritu Santo para América, aquí las almas deben reencontrar el camino hacia Dios. Como Yo le he dicho a la Hermana Lucía de Jesús, aquí se pueden abrir los Séptimos Cielos, y estos no serán un misterio para ustedes, sino un verdadero sentimiento de amor y de unidad con los Mensajeros Divinos.
Mientras Mis Palabras son proclamadas a todos, reciban, en sus corazones y esencias, los códigos de Mi Divinidad, de Mi Presencia femenina, de Mi Energía maternal curadora. Guarden esos códigos en lo profundo de sus seres. El enemigo no descansará y trabajará con su astucia para retirar los códigos de su interior.
Por eso, queridos hijos, con coraje y alegría abracen la cruz y el sacrificio que Mi Hijo les entregó. Recuerden que no estarán caminando solos. Mis pasos silenciosos de Madre los acompañan. Mi Corazón se enciende en sus corazones cuando abren el portal de la oración en sus vidas. Recuerden que cuando carguen la cruz, tan pesada, lo estarán haciendo por muchos más.
Ustedes pertenecen a una única humanidad, a un principio creador infinito que debe ser invencible en sus corazones, que no puede ser derrotado por nadie porque el proyecto de Cristo se debe cumplir en sus vidas.
Entonces, Mis queridos hijos, ¿cuál es el camino que escogerán en este ciclo? Yo necesito que escojan el camino de la oración del corazón. La verdadera espiritualidad se encuentra en el servicio y en la caridad. Así, ustedes se purificarán con mucha levedad y no perderán tiempo en poder transformarse en esta era.
Caminen confiados hacia Mi Corazón y reciban esta Gracia como una última oportunidad para esta humanidad doliente y enferma.
Queridos hijos, ustedes tienen en sus manos la llave maestra del universo, el verdadero símbolo de la paz, que quiere flamear en sus corazones para que la victoria de Cristo se cumpla antes de Su Retorno.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy, vengo a liberar sus vidas para que ya no carguen con los equipajes del pasado.
Quiero que hoy sea el motivo de la apertura de un nuevo ciclo para cada uno de sus seres. Hoy, abro las puertas para la redención de sus almas, aquellas que hace tanto tiempo aguardan esta oportunidad y por eso vinieron a Mi encuentro en este día.
Hijos Míos, para que esta liberación se dé en sus vidas y no sea un acto pasajero, es necesario que se reconcilien no solo con Dios, sino con todos los seres que están a su alrededor. Que ya no haya más egoísmo en sus vidas, separatividad e indiferencia; porque necesito que sus corazones sean un solo corazón que pulsa en este planeta.
Independientemente de la historia de cada uno de sus seres, hoy, quiero unir a sus esencias para que en este lugar se forme un ejército de paz, un ejército de oración que irradie fraternidad a todos aquellos que no la pueden vivir.
Para eso, hijos Míos, necesito que estudien Mis palabras, que contemplen cada una de ellas, atrayendo a sus vidas los códigos que allí deposité.
Cada vez que llego al mundo, traigo en Mis brazos Gracias Celestiales que son derramadas sobre las almas. Esas Gracias, Mis queridos, jamás perecerán, pero podrán estar latentes en las esencias de aquellos que no se abrieron a responder a Mi llamado.
Hace un año, dejé un impulso en este lugar, que dio frutos en el corazón de algunos seres; pero, que en otros, este impulso quedó latente, aguardando un nuevo ciclo para manifestarse.
Hijos Míos, en esta noche les pido que ya no esperen que pase otro año, sino que dejen que los impulsos, las Gracias y los Dones que hoy deposito en sus vidas y que son únicos en este universo, puedan tornarse vida en cada una de sus esencias, puedan purificar sus células, sus átomos, sus consciencias para que en este tiempo que llegará puedan tornarse instrumentos de Dios en este mundo.
No importa el pasado de sus vidas, lo que vivieron en este mundo o en otros. Les traigo de los Cielos la oportunidad de un recomienzo cuando solo le dicen sí a Mi Corazón.
Hijos Míos, puedo tornar el libro de sus vidas en un libro en blanco, pronto para escribir nuevas palabras, la historia de esta humanidad, la historia de redención de cada uno de sus seres. Y para eso, necesito que no solo confíen en Mi Presencia, sino que aspiren a vivir Mis Palabras y que se decidan, a través del Rayo de la Voluntad que deposito en sus almas, a que estos códigos crezcan cada día y se tornen acciones, pensamientos y sentimientos puros y cristalinos, que sean motivo de conversión para otras almas que se aproximen a ustedes.
Hijos Míos, les pido en este día que ya no confundan la vida del espíritu con todas las falsas enseñanzas que existen en este mundo, sino que descubran, a través de sus corazones, la verdadera enseñanza celestial que los Mensajeros Divinos traen al mundo; y podrán descubrir esta verdad a través de la experiencia de sus corazones.
Vivan las Palabras Divinas que descienden al mundo en este tiempo. Descubran la simplicidad de estas Palabras, los tesoros celestiales que Dios le envía al mundo, porque en esta simplicidad, hijos Míos, están guardados misterios infinitos que la humanidad jamás descubrió, pero que ya llegó el tiempo de que los velos de la ignorancia sean retirados de sus ojos.
No se confundan con todo lo que la humanidad cree saber. Busquen la Verdad que deposité en sus esencias en este día.
Clamen al Espíritu de Dios para que estos Dones, que hoy llegaron a sus vidas, se puedan manifestar; y para eso trabajen, caminen, oren con el corazón y encuentren en la vida de oración las puertas para la redención y la rehabilitación de sus espíritus.
No permitan que este Centro Mariano sea una fuente de la cual no vienen a beber. Quiero que sus almas sacien su sed en este lugar, que no lo dejen vacío, porque las Gracias Divinas aquí encuentran morada y necesitan de la presencia de sus corazones para ser vertidas al mundo.
Vengan y encuentren aquí el Agua de Vida y, a través de sus corazones que son testimonios vivos de sus esencias, lleven el Agua de Vida a todos los lugares de este mundo en los cuales las almas padecen la sed del espíritu y del corazón.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mis aromas sublimes envuelven sus almas en el espíritu del perdón y de la paz.
Reciban de Mis manos las Gracias de Dios y aguarden con esperanza la Llegada de Cristo a este mundo tan necesitado de perdón.
Hoy, Mi Alma se regocijará por su canto, que es un canto eterno, un don e instrumento de Dios que abre las puertas de los corazones que están cerrados y que encuentran, a través del canto de Dios, la paz.
Hoy, estoy con ustedes para consagrarlos, porque todos son consagrados por Mi Corazón. Imiten el ejemplo de aquellos que dan los pasos con confianza. Así, conseguirán dar el gran paso que Dios aguarda hacia el camino espiritual, hacia la vida crística, hacia la vida eterna.
Con este fin, consagraré a Mis hijos con los Dones del Santo Espíritu de Dios y aguardaré que cada uno represente una chispa de Dios, una luz que encandila al mundo y que atrae a otras almas hacia el camino de la conversión y de la redención.
La armonía también existe en este mundo. Por esta finalidad, queridos hijos, a todos los que serán consagrados, en esta noche bendita en la que el universo se une con la Tierra y sus Jerarquías Celestiales congregan a sus seres para cumplir la gran misión, los bendeciré con esta Agua de Cristo, con esta simple y casta Agua, a través de la Señal de la Cruz, glorioso símbolo de Cristo, exorcista y liberador para los tiempos finales.
Se acercarán a este lugar para recibir la Señal de la Cruz, en una sola fila, como un único ejército que escucha en el corazón la Voz de Dios.
Mientras serán bendecidos, Yo estaré aquí; porque no solo consagraré a sus seres, sino también imantaré con Mi Luz a todos los Reinos de la Naturaleza que también aguardan de ustedes un gesto de amor y de servicio tan simple como poner la atención en ellos para percibir su necesidad y, así, todos podrán entrar en un perfecto equilibrio con toda la Creación, como Dios lo espera de parte de todos ustedes.
¡Alégrense, cúrense, alaben a Dios por siempre!
Yo les agradezco por responder a Mi llamado y acompañaré este encuentro con todos Mis hijos en el silencio del Corazón; así, Dios Me lo ha permitido y todos aquellos que quieran renovar sus votos con los Planes de Dios que lo hagan en este momento; pues Mi oferta amorosa y maternal será elevada a los Altares de Dios después de que Yo ya no esté aquí, en esta noche sagrada.
¡Los amo y les agradezco!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Estoy aquí. No Me he ido. Confíen.
Oración: Ave María y Gloria.
Mientras son bendecidos, queridos hijos, Yo desde aquí, sobre este árbol sagrado oraré por ustedes, por el mundo.
Canción: “Mirarte a Ti”.
Queridos hijos Míos, el Cielo siempre los aguardará para que caminen en búsqueda del infinito. Cuando algún día alcancen ese paso, podré decirle al mundo que Mi Inmaculado Corazón ha triunfado sobre las tinieblas.
Les agradezco por responder a Mi llamado. Bendigo a todos los presentes bajo la Señal luminosa de la Cruz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Bienaventurados los que viven y proclaman Mi Fe, porque serán llamados Hijos Convertidos de Dios.
Hijos:
Vengo en esta mañana para anunciar que la Estrella de la Mañana, la Madre del Universo, proclama la venida gloriosa de Su Hijo Predilecto.
Después del resplandor de la gran Estrella de la Señora, vendrá en Gloria el Hijo, resplandeciente como el Sol, para verter la luz sobre las consciencias en redención.
En ese momento, sus corazones deberán estar abiertos al Nuevo Tiempo que la Estrella de la Mañana anunciará. Regocíjense en Mi Corazón Glorificado para que Mi Corazón Santo pueda ser un signo visible ante la humanidad.
Hoy les dejo Mi Compasión Misericordiosa, porque como humanidad necesitarán reconciliarse con el Señor Altísimo. El Padre ama a todas Sus criaturas, pero aún muchos de Sus hijos no aman al Dios Único.
Estoy presente entre ustedes para ser el puente que los lleve a través de Mi Sagrado Corazón hacia Dios Padre, hacia Su Reino de Amor y de Unidad.
Queridos siervos, nunca pierdan la aspiración de imitar Mi Camino y de animarse a consagrar sus consciencias a Mi Divino y Sagrado Corazón; si así lo hicieran, aliviarían las llagas que las acciones del mundo Me abren día a día. Como Redentor, les doy Mi Amorosa Absolución y Mi Paz a todos.
Bajo la Gracia Infinita de Dios, sean bienaventurados.
Gracias hijos por recibirme amorosamente durante esta mañana.
Cristo Jesús, el Salvador
Queridos hijos:
Por la conmemoración de Mis apariciones mensuales en los días 25 en Medjugorje, hoy los invito y los reúno en nombre de Jesús para que vuestros corazones contemplen la existencia del Centro Mariano de Figueira.
Al cabo de veinticinco años de instrucción, necesaria para vuestras vidas y amorosa para vuestras almas, hoy les anuncio que la Bienaventurada Madre Universal, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, caminó silenciosamente junto a ustedes por esta senda de enseñanzas y aprendizajes.
Queridísimos hijos, quiero que hoy comprendan en vuestros corazones que Dios Padre se manifiesta no solo a través de Mi Inmaculada Voz, sino también a través de todos los que de corazón se donan para concretar el Plan Divino en la Tierra.
Por eso, hijos Míos, Dios Padre es el Gran Árbol de la Sabiduría, sus raíces y sus ramas son la expresión del Infinito Universo y sus hojas son la emanación de las almas sobre este amado planeta.
Queridos hijos, para que eso exista en toda la vida creadora, existe en vuestras vidas la presencia de la Madre Universal, de la Reina de la Paz, de la Estrella de la Mañana que anuncia el nuevo tiempo antes de la llegada de Su Hijo.
Queridos hijos, por eso, vuestras vidas y vuestras esencias siempre están unidas a la esencia del Corazón de Dios. Como Madre del Mundo, como Señora de los Cielos vengo a vuestro encuentro para revelarles el verdadero misterio de vuestra fe y de vuestras vidas; ese misterio se llama Amor al Todo, Amor al Único, Amor a la Voluntad de Dios.
Por eso hoy, con el Rosario de la Paz entre Mis benditas manos, de nuevo los invito a la oración porque, día a día, muchas almas se pierden y no encuentran el camino hacia la Luz.
A ustedes, Mis queridos hijos, que están despiertos a la vida del espíritu, solo les bastará en este tiempo servir: servir al donarse, servir al amar, servir para reparar el Corazón de Mi Hijo.
Mediante vuestra madurez interior y con la oración como ejercicio primordial, ustedes estarán dando pasos seguros hacia la consagración de vuestros pequeños corazones.
Hijos Míos, en este 25 de octubre, y después de muchos acontecimientos ya sucedidos por la presencia de Mi Inmaculado Corazón, los llamo al despertar de vuestra consciencia para que, bajo la Voluntad de Dios, surjan nuevos y donados servidores marianos de la paz. Estos soldados de la paz tienen el espíritu de amar la oración, de estar en servicio interno por las almas y de encontrar, en la Voluntad de Dios, la aspiración de alcanzar la Eternidad.
Hijos Míos, despierten al llamado y escuchen en vuestros corazones la Voz del Único y Gran Señor.
¡Les agradezco!
Gracias por contestar a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Soy la Señora vestida y rodeada por la Luz del Gran Sol.
Soy el Espíritu Inmaculado guiado por la sabiduría del Espíritu Santo.
Soy la Madre del Universo, soy la Reina de la Paz.
Soy la emanación del Amor, de la Unidad y de la Fe para todos Mis hijos.
Soy el refugio para los que están solos, soy el mañana que despierta en cada una de las vidas.
Soy la Estrella de la Mañana, soy la Aurora que reúne a los rebaños de Cristo.
Soy la Inmaculada Concepción que trae el Consuelo para el desesperado, el Amor para el desposeído, la Fe para el solitario y la Redención para quien se haya negado.
Soy el puente hacia lo Alto, soy la Madre de la Perpetua Oración de Dios.
Soy parte del Verbo Divino, soy el testimonio del Creador.
Soy Su Sierva, soy Su Servidora, soy parte de Su Luz para el mundo.
Queridos hijos, Yo soy la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, Yo soy para ustedes la Nueva Flor, soy el Aroma Sutil de la Fuente de Dios.
Yo soy la Madre del Redentor, soy la Servidora de Cristo.
Soy, para Mis hijos, el manantial que sana las heridas, Yo soy el Bienaventurado e Inmaculado Corazón.
Yo soy la Rosa Mística, soy el Espíritu de la Paz.
Pero Yo seré aún más, sobre este mundo y en el universo, a través de vuestro amor, de vuestra compasión y de vuestra humildad.
Hijos Míos, hoy los invito a ser parte del Gran Espíritu de Dios.
Yo los invito a vivir en el Corazón del Altísimo para que la humildad, la sagrada devoción y la reverencia puedan nacer desde vuestras pequeñísimas almas.
Yo seré en ustedes la Madre de las Gracias. Unidos a Mi Maternidad estarán unidos al Eterno Padre que conduce a cada alma, a cada uno de Mis pequeños hijos.
Queridos hijos, que desde vuestras esencias brote la sabiduría para comprender con el corazón a quien, por Amor y Gracia, los visita mes a mes.
Así como Yo quiero estar con ustedes, Mi Hijo quiere ser parte de vuestros seres.
¿Qué Amor más grande existe sino aquel que nace perpetuamente de Dios?
Queridos hijos, hoy los estoy llamando a contemplar la inmensidad y la magnitud, la grandeza y la expansión universal del Amor de Dios sobre todos los universos.
Queridos hijos, hoy les digo y les recuerdo que cada uno de ustedes es parte de la divina expresión del Amor de Dios porque mediante la oración permitirán, en este tiempo definitorio, que nazca y despierte en ustedes el Amor del Creador.
Hoy solo sean Amor, Amor Divino y Amor Inmaculado.
Hoy, solo sean paz, almas en la Paz de Dios y sirvan a Dios con alegría.
Bienaventurados los humildes y los perseverantes en Mi Hijo, porque ellos encontrarán el Reino de Dios en el corazón.
Yo soy la Madre del Santísimo Corazón del Creador; como parte del Amor Yo los amo y los bendigo en la unidad del Espíritu Santo.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más