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Hijos:
Siempre lleven Mi mensaje de paz al mundo y a todas las almas que desconocen el poder de Mi maternidad y de Mi Amor.
En vuestros caminos encontrarán corazones necesitados de la Misericordia de Dios, y será esa Misericordia Divina la que abrirá la puerta a la redención y a la liberación de los pecados.
Por eso, hijos, sean apóstoles de Cristo en el amor y en la verdad; el adversario teme a estas dos grandes virtudes, pues allí él no puede establecer su reinado de oscuridad. El amor y la verdad los llevará a comprender y aceptar la actual decadencia de una humanidad indiferente y materialista. En esta humanidad aún existen soles orantes que brillan y traen esperanza a un mundo desenfrenado e inquieto, sin paz ni unidad.
Queridos hijos, los tiempos se complicarán porque la humanidad y principalmente algunos corazones sin Dios promoverán eventos inusitados para el mundo. Por eso vengo para pedirles que todos los días ofrezcan la oración del corazón, ella será vuestro escudo contra Mi adversario.
Quien no ora, ¿cómo se salvará? Esta es la ciencia del final de los tiempos: la oración del corazón, la oración del amor, la oración de la verdad, de la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice en la calma y en la paz,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que Mis ojos sean el sol vivo que ilumina vuestros caminos. A través de Mi presencia en vuestras vidas, jamás existirá oscuridad que los confunda o falta de fe que los separe de Dios.
Mis amados, que los rayos que provienen del sol del mundo sean los mismos que provienen del Corazón de Dios, por intermedio de Su Sierva.
Sientan esos rayos del sol de este mundo, que representan Mi Fuego y el Fuego del Corazón de Mi Hijo, que llegan al mundo para liberarlo de todo mal.
Vengo entre las nubes, revestida de Luz Celestial, para anunciar un nuevo tiempo de grandes cambios, tiempo en el cual deben ingresar conscientemente.
Llego a esta ciudad, para mostrarles que ni la mayor belleza construida por las manos de los hombres se compara a la grandeza celestial.
Todo lo que pueden ver a vuestro alrededor, construido por las manos humanas, son ilusiones que aprisionan el corazón a la materia y a los deseos materiales; mientras todo lo que proviene de la Creación Divina libera al alma y la hace salir de sí misma para que se funda con la Fuente de la Creación.
Mis amados, Mi presencia llega a esta ciudad, como una última esperanza, para que esta nación pueda despertar definitivamente a su misión.
Sé que muchos piensan que existen ilusiones mayores en el mundo, mayores riquezas, mayores perdiciones. Mas Yo les digo, Mis queridos, que esta nación representa para Dios uno de los pilares de Su proyecto redentor y debe cumplir con su misión primordial en este tiempo. Por eso, aquí, en esta nación, instauro una de Mis principales casas en el mundo, para que pueda irradiar la conversión y el despertar de todos.
Espero encontrar aquí un grupo fuerte de oración, capaz de equilibrar, a través de la fe, toda falta de unión que existe con Dios. Pero para eso, hijos queridos, necesito almas que se comprometan verdaderamente con el Propósito Divino y que no duden en abandonar todas las ilusiones y deseos mundanos, para dedicar su vida al cumplimiento del Plan de Dios.
Hoy quiero dejarles un impulso para la consagración total de vuestras vidas a Dios; así podrán equilibrar las faltas de este mundo.
En este tiempo que llegará, solo una consagración verdadera y plena podrá equilibrar los males del mundo. Será necesario que, además de la oración, exista la consagración de las almas que se entregan completamente a Dios y renuncian a todo lo que este mundo les puede ofrece, para vivir una vida que contraría todas las corrientes humanas, que las purifica y renueva así, poco a poco, esta humanidad deberá tornarse sagrada.
Mis amados, Mi voz resuena en este mundo con suavidad y pureza, con amor y con perdón, pero llegará el tiempo de la Justicia, y aquellos que no se reconciliaron con Dios deberán vivir las consecuencias de su unión con el mal.
Yo los advierto en este tiempo, para que no haya dudas en vuestros corazones. Como Su Madre, Me cabe decirles la verdad. Por eso agradezcan a Dios por Mis palabras y sean consecuentes con lo que dictan vuestros corazones.
Yo los amo y los guiaré siempre que quieran seguir Mis pasos.
Que esta nación se consagre y esta ciudad se redima, por la oración y la consagración de los corazones que son fieles a su Creador.
Los bendigo hoy y para siempre.
María, Madre y Reina Universal
Quiero que de un árbol antiguo salgan nuevas ramas.
Quiero que las almas antiguas peregrinen Conmigo por nuevos caminos.
Quiero hacer nacer dentro del corazón, un corazón nuevo. Que no pierda el nuevo corazón su sabiduría, y que demuestre tenerla latiendo al ritmo de la Voluntad Mayor, acompañando atento los movimientos del Universo.
Quiero fortalecer a aquellos que escogí para ser las columnas de Mi templo y que durante tanto tiempo fueron preparados para vivir lo que hoy ocurre en el mundo.
Quiero ser la luz en el camino de Mis hijos, para que reconozcan, en el andar de Mis pasos, las enseñanzas de otros tiempos.
Quise venir al encuentro de los que aun temiendo, vinieron y Me siguieron, aun pensando que no sabían cómo encontrarme.
Ahora, hijos Míos, llegó la hora de ver por detrás de Mis pasos, y percibir que en esta senda por la cual Yo los guié, se encuentran todas las enseñanzas que en otras etapas Yo les entregué.
Si fueron capaces de seguirme con confianza, tanteando en la oscuridad por donde caminar, ahora permitan que Mi luz encienda el interior de vuestros seres; así les mostraré la forma de vivir lo que aprendieron ayer pero con el corazón de hoy.
Hijos Míos, los invito al servicio porque, con esa simple acción, podrán ver y sentir lo que los Mensajeros Divinos construyeron en vuestros seres. Cuando vuelvan a servir, estén atentos a lo que hay en sus corazones y que antes no existía. Descubran que bienaventurado es el corazón que piensa que no se transformó, porque cultivará siempre la simplicidad, la humildad y lo que es más importante, jamás parará de caminar porque sabe que no llegó a su meta.
Mis amados, Me digno venir a vuestro encuentro y contemplar cada perla preciosa que surgió en vuestros corazones y encontrarlos aquí a Mi lado, incluso después de tantas incomprensiones.
Quiero responder la pregunta de una hija Mía, que piensa que no vive lo que hace tanto tiempo les fue enseñado. Hoy les digo que sí lo vivieron cuando vencieron sus expectativas sobre la instrucción que recibían; cuando se vencieron a sí mismos, en todo lo que pudieron sentir en sus corazones y, cruzando este umbral, que muchos aún cruzan, Me encontraron en sus vidas.
Mis amados, Yo soy la misma en el Cielo y en la Tierra, en el Reino de Mi Paz como en el Infinito y en el Universo. Mis palabras penetran y transforman a aquellos que Me dicen sí, aunque sin saber porque lo hacen.
Hoy llego a vuestras vidas, para renovar sus compromisos Conmigo, para decirles que Yo estoy al lado de cada uno, así como estuvieron a Mi lado. Siempre los acompañaré, en esta vida y en la otra, porque generaron los méritos para estar más cerca de Mi Corazón.
En humildad, acojan Mi llamado y sigan confiando en este camino. En breve llegará mayor consuelo para vuestras vidas, cuando descubran por sí mismos que las teorías se volvieron vida en vuestros seres y que las enseñanzas laten en sus corazones y se reflejan en sus acciones y sentimientos porque están siendo capaces de confiar en Dios, más que en ustedes mismos.
Los abrazo con amor y los llevo a todos en Mi Corazón.
María, Madre y Reina de la Paz
De pequeñísima semilla nació un gran árbol que recibió agua, sol y fue creciendo y fortaleciéndose en los Dones que Dios Padre le infundía con Su profundo amor y predilección. Ese árbol vivió días de lluvia y de pleno sol, días de invierno y de tiempo seco, días de mucho pesar, días de alegría y de perfecta comunión. Algunas ramas se secaron, otras volvieron a brotar, algunas se renovaron, otras de dejaron caer; mas como Dios es tan perfecto, todas las ramas, hojas y frutos que provenían de ese árbol retornaron a él, a su interior. Aun secos, se transformaron y se volvieron fuente de alimento para las raíces. Los frutos que no se cosecharon, las hojas que se secaron y las ramas que se desprendieron son las fuentes de fortalecimiento de este árbol.
Hijos Míos, de tan bello árbol proviene cada una de vuestras almas. Hoy vuestros corazones vuelven a nacer, porque ya son frutos maduros, renovados por las semillas de vida que trajeron en su interior.
Un árbol creado por Dios, con tanto esmero y amor, jamás perecerá. Sí, el Señor permite que viva días de invierno y días de verano, días de seca y de abundante agua, para que sepa ser fuerte; ese árbol solo puede preparar sus ramas y fortalecer su tronco, cuando vive fuertes vientos que lo hace crecer.
Hijos Míos, sepan reconocerse como parte de ese árbol que les presento, y sepan reconocer que el ciclo natural de vida permite que sus hojas se sequen, sus ramas se renueven y que cada una de esas partes cuando tocan otra vez sus raíces, se transformen en alimento y fuente de vida y renovación.
Así deben ser vuestros corazones. Aquellos que un día se secaron, que no teman transformarse, para formar parte otra vez de la contextura de ese árbol. Sepan que jamás podría estar vivo, si no se renovase. Las hojas de ayer pueden transformarse en las ramas de hoy, aquellas que sostuvieron muchas hojas y que un día podrán secarse para formar entonces parte del tronco de ese árbol amado. Tronco que está formado por muchas ramas, hojas y frutos que se permitieron secar, caer, descomponerse y volver a nacer como célula viva de esta amada Figueira.
Hijos queridos, alaben y amen los ciclos de vida que son tan misteriosos y perfectos. Amen vivir conforme a la Voluntad de Dios y permítanse fluir en esa Voluntad, como agua pura y cristalina, que se deja amoldar de acuerdo con la Voluntad de su Dios.
Mis amados, estos son los tiempos que tanto esperaron, tiempos de vivir el amor, la caridad y la fortaleza para la cual tanto prepararon sus almas y sus vidas. Por eso alegren vuestros corazones y, del caos en que se encuentra el mundo dentro y fuera de ustedes, sepan reconocer la Voluntad de Dios que está disponiendo de cadauno como corresponde y probando cada alma, para luego fortalecerla otra vez.
Para que un árbol sea firme, Dios le envía todos los vientos que intentan derribarlo. Para que sea fuerte y consiga vivir bajo cualquier circunstancia de este mundo, Dios le quita agua para que aprenda a vivir en tiempos de sequía. Después, vuelve a entregarle la fuente de vida, para que también aprenda que su Señor lo observa y sabe hasta dónde puede soportar. Jamás lo dejará desamparado.
Hijos queridos, como buen Padre, el Señor suelta a Sus hijos para que aprendan a caminar. Él los dejará caer, pero jamás permitirá que queden en el suelo; siempre les tenderá la mano para que vuelvan a levantarse y, otra vez, sigan este camino de eterno aprendizaje.
Mis amados, sus corazones forman parte de un proyecto predilecto de Dios, el que Él tiene en Sus manos todo el tiempo. Solo les pido hoy que no desistan nunca, que aprendan de los acontecimientos de la vida y se fortalezcan a través de ellos. Que los fuertes vientos sean la excusa, el motivo para llevar más a fondo vuestras raíces. Que hagan de los tiempos de sequía el motivo para esperar aún más en Dios el momento en que, por Gracia, les envíe nuevas aguas. Cuando estas llegaren, beban de esa agua de vida, de la cual cada gota es un precioso tesoro y fuente eterna de renovación y perseverancia.
Hoy les digo que los vientos que pasan por sus vidas, aun no son aquellos que vienen para intentar derribar todo lo que fue levantado por Dios. Ese viento vendrá en el momento en que estuvieren preparados y fortalecidos para vivirlo. Es necesario, hijos queridos, que como humanidad aprendan a vivir el amor bajo cualquier circunstancia y amen a Dios en todas las situaciones de la vida, sabiendo reconocer Su luz, incluso en medio de la oscuridad, descubriendo lo que Él les quiere enseñar a través de cada aprendizaje que envía a este mundo.
Mis amados, perseveren siempre, solo es esto que vengo a decirles. Perseveren siempre en el amor de Dios y elijan vivirlo, elijan siempre el amor.
Les agradezco y acojo vuestras vidas en Mis brazos.
Los ama siempre, María, su Madre y Señora de Figueira
Hoy verán Mi Gloria cruzar los cielos de este planeta y de esta nación, para de esta manera oír y sentir, a través de vuestros corazones, la voluntad de Dios, que traigo en Mi verbo Divino.
Yo soy la Madre del Mundo, Soy la Madre Universal. Mi mirada contempla cada partícula de la vida que existe en este universo. Mi Corazón ama y ampara todas las creaturas de Dios, todas las consciencias de todos los reinos de la naturaleza que, con profundo amor, fueron gestados en el vientre materno de la Creación, en la Fuente femenina de Vida, en Mi cósmico Corazón.
Vengo a revelarles la verdadera faz que hoy vive Mi Consciencia Universal, no solo a través de las palabras, sino también de los profundos sentimientos que emergen en vuestras almas. Hoy, quiero darles a conocer que la vida no comienza ni termina en este mundo, que la vida continúa más allá de este universo; y después de este mundo descubrirán otros tantos que los conducirán a nuevos aprendizajes y que los llevarán a continuar en el camino de evolución que están recorriendo desde su origen en el Corazón de Dios.
Hoy, quiero que lleven Mis palabras solo al corazón y permitan que los códigos que deposito en Mi verbo puedan imprimirse en sus vidas.
Ya llegará el tiempo en que podrán confirmar en vuestras mentes lo que hoy viven en sus pequeñas vidas. Ya llegará el tiempo que verán desde el Cielo y podrán contemplar con compasión todo lo que vivieron en este mundo. Verán que, en un planeta que estaba enfermo y que vivía en una profunda oscuridad, una nueva Luz llegó e iluminó los abismos. Rescató a los que estaban perdidos. Liberó a los que estaban presos del sufrimiento y de la ignorancia. Elevó a los que estaban caídos e hizo nacer del viejo hombre una raza redimida.
Como Madre y Señora de este mundo, vengo con la Misión de conducir todas las almas al Reino Celestial y también de transformar el corazón de aquellos que perseveren con valentía. Ellos verán descender el Reino de Dios a esta Tierra, tornándola semejante a todos los Reinos Divinos que existen en el universo.
Mis amados, reconozcan con amor que no saben nada sobre la vida universal, que miran perdidos aunque llenos de esperanza hacia un Cielo que hoy se abre ante vuestros ojos y vuestros corazones. Reconozcan, humildemente, cuán poco saben y viven de la Vida Divina y así, como niños, déjense guiar por Aquella que, enviada por Dios, desciende a este mundo para retirar los velos que cubre vuestros ojos, para apartarlos de toda ignorancia que viven como humanidad y en la cual se sumergen cada día un poco más, sin darse cuenta de lo que están viviendo.
No tengan miedo de reconocerme como Su Madre y Señora, porque Mi amor por cada ser de este mundo es más grande que lo que vuestros corazones pueden concebir. Tanto es así, Mis amados, que vengo a lo largo de los siglos para conducir a la humanidad y, cada vez que Mi presencia llega al mundo, llevo a la humanidad a un paso más en su consciencia. Ahora, vengo a vuestro encuentro, mostrando todas las manifestaciones a través de las cuales me pueden comprender. Al final de todo, uniré todas Mis manifestaciones en el mundo y les mostraré la Faz que une todas las manifestaciones: Mi Suprema Consciencia Universal.
Solo aguardo y los espero cada día, para que puedan recibirme verdaderamente.
Yo los amo y agradezco a esta nación, porque Me llamó en espíritu, confió en Mi sagrado auxilio y hoy ve, en su vida, la respuesta de Mi Corazón.
María, Madre y Señora del Mundo
Hijos Míos:
Que hoy vuestros corazones puedan comprender y venerar la Gracia Especial que vuestras vidas están recibiendo mediante el ejercicio de la oración y en nombre del Amor de Mi Hijo.
Queridos hijos, por eso los invito a orar más con el corazón para que Dios Padre los escuche y Mi Corazón Materno pueda seguir viniendo al encuentro de vuestras vidas. La misión que Dios les confía es orar por la salvación de todas las almas porque, en este tiempo, queridos hijos, todos tendrán una última Gracia: vivir la Conversión.
Antes de que el Divino Juicio Universal se aproxime al mundo, ustedes, Mis pequeños, deberán estar en profunda y verdadera oración para que nazca en ustedes la voluntad de orar todos los días.
Por eso, queridos hijos, es muy importante la renovación de los grupos de oración por medio de encuentros mensuales, para fortalecer, entre los grupos, el ánimo de servir a Dios y de ser menos invadidos por las realidades del mundo.
Cada grupo de oración debe ser la Luz de Cristo en el mundo y para que esa Luz ilumine en la oscuridad, las llamas de Cristo, que son cada una de las almas, deberán estar unidas en la misión y ser humildes desde el corazón, porque de esa manera, el Espíritu Santo podrá guiar y bendecir la existencia de cada grupo orante.
Hijos Míos, hoy les comunico esta importante misión de final de tiempo para todos estos grupos orantes. Sepan, Mis queridos hijos, que Mi Maternal Corazón estará entre ustedes, acompañándolos, en el momento de iniciar vuestro ejercicio de oración.
Queridos hijos, ya es tiempo de que nazca la fraternidad desde los corazones, para que la tarea de orar en grupo entre almas hermanas pueda tener repercusiones universales. Pero para que eso suceda, es necesaria mucha humildad y estar vacío de sí porque, de esa manera, vuestros encuentros de oración serán victoriosos y estarán unidos a Mi Propósito Maternal de salvación.
Hoy, queridos hijos, le agradezco a cada uno de los orantes y devotos por estar contestando a Mi urgente llamado por la oración y la paz.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis queridos hijos:
Conmemorando con alegría junto a ustedes, las Apariciones en Medjugorje, hoy los invito a estar y a permanecer en Dios Creador a través del Sagrado Corazón de Mi Hijo.
Queridos hijos, por este motivo especial, Mi presencia en el mundo desde hace tantos años, también quiero hoy llamarlos a reflexionar sobre un pedido que Yo hago a todos Mis hijos que, fervorosamente en la devoción, contestan a Mi llamado.
Hoy quiero invitarlos a colaborar conscientemente con Mi Obra Mariana que Mi Inmaculado Corazón está realizando en el mundo y en especial en Brasil, en Uruguay y en Argentina desde hace algún tiempo. Con esto, quiero pedirles que coloquen en sus corazones Mis palabras, porque hoy hijitos Míos, los invito a ser parte de la Providencia Divina.
Sepan bien, Mis pequeños, que Dios Creador cumple con Su Plan para con todas las criaturas y una de Sus grandes y amorosas providencias ha sido enviar a Su Sierva Fiel para dialogar con todos ustedes, mes a mes.
Por eso, queridos hijos, para que Mi Llamado y Mi Voz Maternal puedan encender más corazones que están a oscuras, necesito de cada uno de ustedes una sincera y humilde colaboración para que Mis Planes continúen en las diferentes naciones.
Dios Padre esta vez, está dando el permiso para que cada uno de Mis hijos despierte la consciencia hacia la fraternidad y hacia la donación espontánea unidas a la obra infinita de Mi Corazón.
Mientras ustedes estén sobre este mundo necesitarán de providencias, de auxilio. Hoy, Mis hijos, los que de manera abnegada dedican sus vidas a Mis pedidos, también necesitan de la asistencia amorosa de todos ustedes. En la Tierra como en los Cielos existen obreros esforzados que trabajan para que otros puedan recibir la Gracia Mayor.
Como Señora de las Gracias, les doy Mi Paz y les agradezco por la apertura de sus corazones, por responder así a este importante pedido maternal. De esta manera, Mi mensaje podrá llegar a más almas.
Los invito a imitar a José, el carpintero, para que, con buenos instrumentos, juntos podamos construir el nuevo Reino del Amor en la Tierra.
¡Eternamente les agradeceré!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy nuevamente los llamo a permanecer dentro de Mi Corazón Maternal porque así ustedes estarán en el Corazón Divino de Mi Hijo.
Como fue bien escrito en el Libro Sagrado, Jesús, El que ya resucitó está en el universo, entre vuestros corazones y con cada una de las almas. Él vendrá para anunciar el nuevo mundo de la paz, de la misma manera que ha venido hacia ustedes Su Divina e Insondable Misericordia.
La humanidad deberá realizar un nuevo recorrido que comenzará mediante la oración hecha con la fuerza del amor del corazón. Todos los misioneros marianos orantes podrán ser guiados cuando, en oración, caminen hacia la Puerta de la Paz.
Hijos Míos, Yo les anuncio el Reino que Mi Hijo ya tanto anunció y, como Madre de la Misericordia y de la Gracia, los guío para que en la Paz de Mi Corazón, ustedes y toda la humanidad, encuentren en el corazón al Cristo Vivo, al Redentor de todas las faltas.
Por eso, queridos hijos, que hoy vuestros corazones se alegren y que, encendidos por el Fuego Amoroso del Espíritu Santo, puedan redimir lo que aún no se ha redimido en toda esta humanidad.
Recuerden la unión diaria con el Santísimo Corazón de Cristo porque es en esa alianza misericordiosa que todas las almas verán, delante de la vida, la única fuente que les quitará la sed: Jesús.
Así, en oración, vuestros corazones podrán ir reparando el Corazón de Mi Hijo, que es profundamente ofendido por las discordias y las separaciones que, día a día, aumentan entre las almas de este mundo.
Para que todos renazcan a la vida eterna, los misioneros orantes a Mi Inmaculado Corazón deberán ser como la Llama del Divino Espíritu Santo en la oscuridad, llama que ilumine a todos los corazones que necesitan de paz.
Vivan del Amor de Mi Hijo para que vuestros corazones formen el gran escudo de Dios para los nuevos tiempos.
¡Les agradezco!
Luz interna para sus corazones. ¡Paz!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más