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La persistencia espiritual es una prolongación del amor. Cuando un ser ama algo de forma verdadera, sincera y evolutiva es capaz de persistir para alcanzar su propósito. El amor lo renueva ante las dificultades y lo hace fuerte ante las pruebas que el camino le trae, por diferentes motivos.
Cuando viven algo con amor, son capaces de persistir, de vencer la propia inercia, las propias resistencias y, de la misma forma, vencer las resistencias y los asedios que el mundo les impone.
Para cumplir con el Propósito de Dios y cargar la cruz que Él les ofrece, es necesario desarrollar la persistencia espiritual, la que es fruto del amor al Propósito Divino.
La oración, la Adoración al Cuerpo Eucarístico de Cristo y el silencio en contemplación al Dios vivo en su propia esencia son llaves que los conducen al verdadero amor, que es el Amor de Dios y, de esa forma, ustedes se renuevan todos los días en su camino.
Estas tres cosas disolverán el caos y los conflictos que, naturalmente, nacerán en sus mundos internos, una y otra vez, porque esa es la prueba de este momento planetario.
Estas tres llaves serán siempre el sustento y el principio que los conducirá a la realización de todas las cosas, porque a través de ellas encontrarán no solo amor y persistencia, sino también sabiduría y valor para comprender al prójimo y auxiliarlo, ya que uno de los mayores asedios de este tiempo será destruir las relaciones de amor y fraternidad entre los seres humanos, porque la unidad, hijos, es lo que los hará manifestar el Plan de Dios en la Tierra.
Por eso, hoy, solo les digo que, cuando les falte persistencia, fuerza, amor, fraternidad y capacidad de superar los desafíos para unirse a sus hermanos, deténganse por un instante y oren, contemplen al Corazón Eucarístico del Señor o silénciense delante del Universo, delante de la propia esencia para recibir la paz y la sabiduría de su Padre y, de esta forma, podrán superar el fin de los tiempos.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Da gracias a Dios por cada instante de tu vida, por cada palabra recibida de Su Sagrado Corazón.
Da gracias a Dios por cada bendición y cada prueba, por cada experiencia vivida sobre la Tierra, que te hace crecer y dar nuevos pasos en el camino de la evolución y de retorno al Corazón del Padre.
Da gracias a Dios por los ciclos vividos y por el momento presente, y construye siempre con Él los pasos del futuro; no solo de tu futuro, sino del futuro de toda la humanidad, del futuro de este planeta con sus Reinos y su vida.
Agradece, en cada instante, porque la gratitud te abrirá la puerta correcta al camino evolutivo.
La gratitud convertirá las adversidades en crecimiento en el amor, y hasta aun los asedios que vinieran sobre ti, bajo el espíritu de la gratitud serán transmutados.
Que tu pensamiento y tu corazón estén constantemente en Dios, en un movimiento eterno de agradecimiento a Él. De esta forma, hijo, encontrarás el camino de regreso al Corazón del Padre.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ama y reverencia el Plan de Dios para este mundo y para cada corazón. Profundiza en tu interior el verdadero sentido de tu vida y deja que esa profundización espiritual sea la base de tu crecimiento, sea lo que te impulse todos los días a seguir adelante, a pesar de todo lo que sucede en el mundo.
Medita en tu esencia y busca conocer más sobre ti mismo, medita en lo que te hace semejante a Dios, en el principio que originó tu creación. Y, a partir de allí, permite que tu consciencia profundice en realidades superiores, espirituales y divinas, que te darán el sustento interno para permanecer en este mundo, en este tiempo.
Hijo, te digo todas estas cosas porque será solo afirmándote en los niveles espirituales que podrás superar estos tiempos. De otra forma, los asedios y las influencias del mundo confundirán a tu mente y a tu corazón, y ya no sabrás distinguir lo que es verdad de lo que es ilusión.
Solo los corazones perseverantes permanecerán en el mundo como semillas de una nueva vida. En ellos se cumplirá la Voluntad Divina, y su entrega generará méritos para que otros seres de esta vasta Creación Celestial reciban una oportunidad de seguir evolucionando, creciendo y aproximándose a Dios, retornando a su Origen.
Por eso, en este tiempo, antes de todo, profundiza en tu mundo interior, afírmate en el conocimiento de ti mismo, no como personalidad humana, sino como criatura divina. Para que así toda tu consciencia sepa dónde termina la ilusión y dónde comienza la verdad, sepa cuál es el límite de los engaños de esta vida, para así conseguir superar tu propia condición humana y tornarte un triunfo divino.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ora por las almas que están dormidas y que, en su trayectoria por la Tierra, olvidaron el verdadero propósito de la vida.
Ora por los espíritus que deben aprender a dejarse amar por Dios para que, así, curen sus más profundas heridas.
Ora por los corazones que se deben renovar delante del Padre para que puedan estar abiertos a Sus Leyes, a Su Tiempo y a Su Verdad, cuando estos comiencen a mostrarse en la Tierra.
Ora por todos los seres que hoy viven en el mundo para que despierten a su misión mientras hay tiempo.
Ora por lo que ya despertaron pero que, ante los asedios y las ilusiones del mundo, necesitan protección y amparo espiritual para no perderse.
Ora, hijo, por todas las almas creadas por el Padre Celestial porque para cada una de ellas hay una Voluntad perfecta. En el interior de todos los seres habita el Propósito Divino que debe manifestarse a su tiempo.
Que todos los seres reciban una oportunidad de amar, de conocer el verdadero Amor y de renovarlo en su interior.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Durante la noche oscura, cúbrete con el Manto Sagrado del Señor para que tu consciencia sea invisible ante los asedios que vendrán para probar la fe de la humanidad.
Durante la noche de tinieblas, cúbrete con el Manto Sagrado del Señor para que las corrientes contrarias no golpeen tu espíritu ni tampoco lo derroten, sino que seas invencible, así como Yo lo fui en la Cruz.
Durante los tiempos de grandes batallas, cúbrete con el Manto Sagrado del Señor para que nada contrario a la luz te reconozca ni tampoco te pueda encontrar.
Durante el tiempo del Armagedón, cúbrete con el Manto Sagrado del Señor para que todo lo que se mostrará, y será espantoso, no llegue a tu corazón, sino que puedas refugiarte dentro de Mi Espíritu para orar por los que serán sometidos.
Durante las horas cruciales de la humanidad, cúbrete con el Manto Sagrado del Señor para que en ti repose la Paz de Dios y aprendas a protegerte de todo lo que sucederá, a fin de ayudar al prójimo para que él también se cubra con el Manto del Pastor.
Durante la hora definitiva, cúbrete con el Manto Sagrado del Señor para que tus ojos no vean lo que sucederá en el mundo, especialmente en los que nunca Me reconocieron como el Hijo de Dios y Guardián de las Almas.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Que la agonía del mundo encuentre la Paz del Corazón de Dios.
En la fidelidad a Su Camino y a Su Voluntad se encuentra la fortaleza para superar los asedios de Getsemaní. Y podrán rugir las fieras y los truenos, podrá temblar el suelo bajo los pies de los elegidos, pero estos no titubearán. Su fortaleza se encuentra en la memoria de la superación vivida por el mismo Dios, por intermedio de Su Hijo.
Ha llegado la hora de la confirmación, así como llegó para Cristo en el Getsemaní y para todos aquellos que se comprometieron con Él a lo largo de la historia de la humanidad.
Dios les ofrece beber del Cáliz del sacrificio y de la entrega, del esfuerzo y de la superación, de la comprensión, del perdón y del amor sin límites. Pero en ese Cáliz, hijos, también se encuentran la fe, la fidelidad y la fortaleza. Se encuentran la paz y la llama de la compasión, que inflama los espíritus y los ayuda a perseverar.
El Cáliz de Dios no está colmado solamente de pruebas, sino también de Dones. Sus instrumentos tienen todo lo que necesitan para cumplir con Su Plan; basta con que cada uno se disponga a hacer su parte y descubrir en sí mismo el potencial de amor y de entrega que aún está oculto en la condición humana.
Ese es el Getsemaní de estos tiempos, en donde las almas se confirman, aceptan el Cáliz que desciende desde los Cielos en las Manos de Dios, y beben de Su ofrenda. Inflamados por el Amor que proviene del propio Creador, toman su cruz y lo siguen.
Siéntanse parte de la Consciencia de Dios, que se renueva. Permitan que emerja de ustedes el potencial que desconocen. Dejen que la monotonía de sus vidas dé lugar a un Misterio Universal y permítanse ser llamados por Dios como Sus elegidos, Sus apóstoles y, verdaderamente, Sus hijos.
Que cada principio vivido por el Unigénito se manifieste y se renueve en sus vidas.
Tienen las puertas abiertas para eso.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Queridos hijos:
Con toda la alegría y la maternidad de Mi Corazón Inmaculado hoy los vuelvo a encontrar en este hospital de almas enfermas para que, bajo la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, todas esas consciencias, así como las consciencias enfermas de este mundo reciban la Gracia de la liberación.
Quise volver a este lugar de enfermos mentales para enseñarles, queridos hijos, que la humanidad sufre a lo largo de los tiempos esa dolencia a causa de que esas almas no reciben amor, compasión ni cariño de alma a alma.
Hoy día la mayor parte de la humanidad atraviesa graves problemas mentales debido a varios factores espirituales y humanos.
El primer factor que influye mucho en la sanidad mental de las almas es la falta de amor y de oración diaria.
El segundo factor que afecta a la humanidad de este planeta es la destrucción de los Reinos Vegetal y Animal principalmente; esto abre grandes puertas inciertas sobre la consciencia humana, la que día a día y sin detenimiento aniquila a millones de animales en el mundo, generando en esas pequeñas consciencias no solo sufrimiento, sino también un horror indescriptible.
El tercer factor que afecta a la mentalidad humana es la falta de consciencia o de atención en las actitudes diarias, en generar odio, enemistad, en el fracaso material y económico; estos factores abren más puertas, las que hacen de la humanidad una civilización primitiva, capaz de autodestruirse a través de sus acciones.
La cura para todo esto, hijos Míos, es la comunión con la Creación y en especial con la naturaleza.
Su Madre Celeste llega al mundo para ayudarlo en la gran enfermedad espiritual y mental que atraviesa.
Es así, que Mi Corazón de Madre tiene mucha compasión por los que sufren estas dificultades. Esas almas se ofrecieron por muchas más para equilibrar las faltas de la humanidad, pero también las dificultades mentales son producto de la ceguera espiritual humana, de la falta de paz interior y de un profundo desconsuelo.
Como la Madre de todos los enfermos deseo, queridos hijos, que sus consciencias despierten a la realidad y todos los días cambien un poco más, para hacer de sus caminos, caminos victoriosos hacia Cristo y hacia el Padre Dios.
Que todos acepten la equivocación humana y que en sabia penitencia, el mayor número de almas de este planeta pueda reparar, al menos con sus oraciones, lo que la mayoría de las consciencias cometen con acciones sobre los Reinos Menores y con la propia humanidad.
¡En el nombre de la Luz de Dios necesito, queridos hijos, que den ese paso por Mí!
Como soy la Madre Celeste, sé que no toda la humanidad cambiará, y todo lo que hoy vive el planeta y lo que vivirá es por descuido, negligencia y terror.
Les pido, Mis amados peregrinos, que sus grupos de oración se conviertan en células de Mi Consciencia Divina, que realicen sus oraciones diarias y semanales por todo el planeta, para que la mayoría de las almas adquiera la Gracia del despertar y de una consciencia mayor.
Hoy, a pesar de como Yo veo al mundo, Me voy de aquí más tranquila, porque veo una respuesta sincera y ardiente de Mis hijos de San José de Río Preto, algo que todos son invitados a vivir.
Los amo, los amo mucho y con todo el Amor Infinito de Dios, les doy las Gracias de Mi Corazón.
Tengan fe y perseveren, únanse por encima de ustedes mismos, sean portadores de Mi Paz Celestial.
Siempre estaré con ustedes hasta el fin de los días.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los unifica en el Señor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los enfermos
El Poder Divino de la Unidad
Ni la bestia aparentemente más fuerte podrá atacar a Mis hijos al punto de destruir en ellos lo que Yo construí con Mis santas manos. Una fortaleza erguida por Dios es eterna y no existe viento ni oscuridad que pueda derribarla. La base de esa fortaleza es la vivencia de lo que les enseñé. Cada una de Mis palabras consolida en ustedes el principio de la unidad de los unos con los otros y con Dios.
La unidad, hijos, cuando se la vive en plenitud, es el mayor escudo de este y de todos los tiempos. Aunque el suelo tiemble bajos sus pies y las fuerzas del cuerpo parezcan desvanecerse, si hay unidad, no habrá temor y no habrá derrota.
Si están unidos de corazón, mantendrán los ojos abiertos y no se dejarán engañar, cuando el adversario ciegue los ojos de muchos con el miedo y la ilusión. Aquellos que viven en unidad conocerán la Verdad y sabrán qué falso es el poder de los que se elevan sobre la oscuridad; estos caerán y desaparecerán como polvo, en el momento que la Luz crística surja.
Si viven la unidad, sustentarán no solo el propio espíritu, sino que serán las columnas de un gran templo que en el momento de la tempestad amparará, dentro de él, a los que estaban perdidos, pero que aún tenían en su interior la esperanza de algún día encontrarse a sí mismos.
La fortaleza de la unidad los mantendrá neutros y en equilibrio, cuando los acontecimientos que vendrán desequilibren a los incrédulos y a los hombres de poca fe, por no creer que después de la noche brillará el sol y que el amparo de Dios siempre estará sobre aquellos que se reconocen como Sus hijos.
La unidad los hará comprender cuáles acontecimientos les llegan como asedio, cuáles como pruebas y cuáles son aprendizajes necesarios para su evolución. En el espíritu de unidad de los unos con los otros, podrán superar todas las instancias de forma correcta y con madurez.
Por eso, hijos, el gran aprendizaje de la unidad debe ser vivido en este tiempo. Este es el momento de vencer las resistencias del propio interior, que les impide vivir en fraternidad, amor y unidad con el prójimo.
Sepan que aquellos que tanto juzgan o que no consiguen amar ni aceptar en sus caminos podrán ser el pilar que faltará en su templo interior, para sustentarlos firmes en los tiempos que vendrán.
No son más tiempos de soledad ni de individualidad, en el pasado, ese fue un aprendizaje de interiorización de la humanidad, que los preparó para vivir hoy la unidad con todos los que los rodean.
Aquellos que son convocados para Mi ejército de Luz y de Paz deben estar siempre unidos. No dejen que Mi adversario derribe, a través del veneno corrosivo de la crítica, del juicio y de la separatividad, los pilares de la fortaleza que Yo estoy construyendo con su constante permiso.
Hijos, cuando dejan que el enemigo hable a través de sus bocas y los separen de sus hermanos y compañeros de camino, no es solo Mi Obra que están destruyendo, sino, sobre todo, su propia posibilidad de evolucionar y mantenerse de pie en los momentos de mayor tribulación.
Por eso, cuando sientan que sus lenguas se mueven por la astucia del adversario, callen y pidan Mi auxilio; corten la cadena del mal e invoquen al Divino Poder de la Unidad.
Donde exista verdadera unidad no habrá oscuridad, y todas las batallas serán marcadas por el triunfo de la Luz. Donde exista unidad habrá Verdad y allí estará la Consciencia de Dios expresándose a través de Sus hijos.
Les digo todo esto para que reconozcan que el triunfo del Padre Eterno no depende de la fuerza propia de nadie, sino del Divino Poder de la Unidad, que juntos, Mis soldados pueden atraer y manifestar.
Luchen, hijos, día a día, para hacer triunfar Mi Corazón y para que la fortaleza de la unidad crezca y ampare en sí muchas almas que están buscando un refugio en este mundo de tan poca fraternidad y amor.
Donde exista unidad, una luz se encenderá, indicando el camino para los que aún deben despertar en estos tiempos.
La semilla de la unidad ya está germinando y creciendo en muchos de Mis hijos, y ella debe expandirse en todos los que Me escuchan; por eso, hoy les hago oír estas palabras.
Los bendigo y los conduzco al Divino Poder de la Unidad
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
No querer la voluntad propia y amar la Voluntad Divina
Esta raza en el principio fue diseñada por Dios para obedecer y seguir un único Propósito. Pero desde que Mi adversario, en la antigüedad, despertó la tentación y el libre albedrío en el hombre de superficie, el Proyecto original se desvirtuó, saliéndose del camino de la Voluntad Divina.
Fue allí que ingresó en la consciencia primitiva de la humanidad la dualidad, la libre elección y la desobediencia a todas las Leyes superiores que regirían tiempo después a la humanidad, hasta que ella fuera una humanidad sagrada.
Desde el momento en que Adán y Eva fueron tentados en el Edén a decidir sobre su propia vida y así apartarse de la Mano del Creador, ingresó en la esencia del ser humano lo que llamamos voluntad propia.
Esa voluntad, carente de principios espirituales e impregnada de códigos de corruptibilidad, fue la acción que desvió del camino a la nueva humanidad; en el principio de todo, la primera raza era el sabio Proyecto de una nueva humanidad para la superficie.
Desde el momento en que el primer Adán decidió sobrevivir en el planeta transgrediendo las Leyes naturales, por otro lado Eva despertó los primeros indicios de los pecados capitales.
Mi adversario consiguió lo que tanto aspiraba: hacer de esta humanidad una humanidad inerte y sin consciencia de sí.
Después de tantas eras pasadas, llegó el momento culminante en donde en una primera etapa se daría fin a la decadencia de la humanidad, y sería a través de la aparición de Cristo en el mundo, como el Hijo Primogénito de Dios, encarnado para rescatar la esencia de este pensado proyecto humano.
Más tarde, cuando Cristo estaba presente, toda la raza, que ya se encontraba en el abismo de su perdición, fue desviada de su propio infierno a través de la Pasión de Jesús.
La venida del Mesías de Israel fue delicadamente preparada por los Padres Creadores, por los Santos Arcángeles. Cada uno aportó y gestó en el vientre purísimo de la Virgen Madre las células lumínicas de la transustanciación y de la redención, Leyes superiores que posteriormente permitirían liberar a la humanidad del mal.
A partir de que Adán y Eva activaron en sí la voluntad propia, espontáneamente la genética espiritual humana quedó afectada hasta los días de hoy por esa energía de poder terrestre, de apropiación y de dominio de todas las cosas.
Solo aquellas consciencias que a través de los tiempos consiguieron abrirse para descubrir el Cristo dentro de sí, se vieron enfrentadas a renunciar y desterrar ese viejo código humano que desvía del Propósito a millones de almas hasta los días de hoy.
La voluntad propia es la consecuencia de no aceptar de forma verdadera el Amor de Dios, al estar la consciencia impregnada por sus propias ideas y conceptos, los que son opuestos al Divino Pensamiento.
Aunque Cristo dio la vida y murió por todos también con el propósito de desactivar el viejo código corrupto de la voluntad propia, después de todos los acontecimientos y hechos que el Maestro Jesús gestó en la consciencia de quienes lo escucharon, mientras tanto la otra parte de la humanidad fortaleció el vínculo precario con la voluntad propia; fue como una bestia de diez cuernos recreada por todas las acciones involutivas de la raza humana.
La voluntad humana siempre fue honrada y apreciada por la mayoría, esa es una de las razones por la que en estos tiempos definitivos, consciencias comprometidas con el Plan no pueden dar sus pasos al estar afirmando su voluntad propia: una cadena que las ata a un infierno sin fin.
Aquellas santas consciencias que consiguieron vencer su voluntad propia, lo hicieron a través de tres factores: primero, trabajando todos los días con la renuncia a sí mismo, segundo, buscando el vacío de sí y tercero, sirviendo incondicionalmente, teniendo en cuenta que aun viviendo todas esas experiencias, existe voluntad propia basada en la arrogancia y en la soberbia.
Cuando el discípulo de Cristo se dispone a trascender los estados que corrompen el amor en la humanidad, él debe tener presente que enfrentará dentro de sí a sus propias bestias, las que intentarán hacerlo desistir de todos los esfuerzos.
Algunas consciencias sobre la superficie del planeta, como es el caso de los que optaron por la vida consagrada, tienen la misión espiritual de hacer desvanecer de sus consciencias todas esas energías, las que condenan la vida evolutiva de un alma, y también tienen la misión de hacerlo por la humanidad, imitando a Cristo.
En estos tiempos, la humanidad deberá definirse por cuál camino seguirá, eso será antes del esperado Juicio que sucederá en este amado planeta.
Cristo fue y es un extraordinario ejemplo de vida y de verdad para todos los que acepten retornar al momento del Plan anterior a que Adán cometiera el llamado pecado original; pecado a partir del cual todas las criaturas nacen con el código de la voluntad propia y del libre albedrío.
Para poder cambiar esa frecuencia, la determinación y el esfuerzo que son estimulados por la oración, permitirán ir desarmando los impulsos contrarios que trae la voluntad propia.
Vivir en la Voluntad Divina significa no querer nada para sí y todo para los otros. Vivir en la Voluntad Divina significa seguir paso a paso lo que se pide evitando así fallar muchas veces.
Pero sabemos que la humanidad de hoy no quiere seguir en obediencia y adhesión lo que los Universos superiores están emitiendo; eso lleva a aumentar la perdición espiritual de las consciencias, lleva a sumergirse en todos los engaños posibles, lleva a perder el camino que uno vino a recorrer.
Por eso Dios envía nuevamente a Su Mensajera para advertirles a todos y al mundo entero que aún está viviendo su voluntad propia y eso no detendrá el sufrimiento planetario, sino que lo aumenta gradualmente.
Los invito, hijos, a hacer el ejercicio de cortar la cadena de la propia voluntad, así ustedes tendrán fuerza interior para poder cristificar sus vidas y preparar la gloriosa venida de Cristo al mundo.
Sean inteligentes y no permitan que la voluntad propia los aparte para siempre del camino de su redención.
Los tiempos anuncian grandes cambios para todos.
¡Les agradezco por perder su propia voluntad y por nacer a la Voluntad Eterna de Dios!
Los impulsa a la purificación interior,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La bestia de los últimos tiempos y la Mujer de todos los tiempos
Una señal inminente se precipitará sobre el mundo y revelará claramente a todos que los últimos tiempos han llegado.
Esa señal, que llegará al mundo, abrirá el último y gran abismo; y la bestia furiosa, que estaba presa en sus infiernos, saldrá a la superficie. El mundo no verá una bestia material, pues ella con su astucia ya está conquistando a muchos e inocentes corazones.
Esa señal, que llegará al mundo desde el universo, le revelará a los orantes cuánto la bestia ha reinado en las consciencias principales de este planeta. Su gran ostentación es llevar a los corazones al constante pecado; por eso, la bestia, que está aún en su abismo, se fortalece con los deseos que viven todos los hombres en esta vida material.
A la bestia no le apetecen las almas que son más conscientes, sino que ella siembra con su astucia la indiferencia y la omisión.
Ella no desiste de buscar a los más valientes; sus garras están sobre los grandes gobiernos del mundo, los que en consecuencia someten la dignidad de las almas y su evolución.
Cuando la bestia salga de su abismo, todos los pecados capitales estarán en una gran y decadente exacerbación; como muchos están pensando, todo estará permitido, aun el libertinaje y la superstición.
La bestia se alimenta del fracaso de sus semejantes; pero no sabe que la oración vuelve invisible a las almas y las aparta de sus garras. La bestia desenvuelve su furia a través de los conflictos y todos los que viven en conflicto atraen hacia sí la furia de la propia bestia.
En cambio, el alma que ora construye y se eleva, sabe sustentarse a sí misma y al planeta, y está más libre de la decadencia. Pero la bestia ya sabe que deberá ir en búsqueda de los hijos del Sol.
Por eso en esta hora, la Mujer Vestida de Sol está corriendo al desierto y les está señalando a Sus amados hijos que es hora de trabajar inteligentemente.
La bestia no solo intentará que no nazca ningún Cristo, sino que con su falso poder intentará destruir todo lo que una consciencia de la Luz haya construido internamente. Para estar protegidos de esos embates de la bestia, deberán estar atentos y vigilantes a todos los estímulos externos que les harán perder los verdaderos códigos crísticos.
La bestia, desde su reinado, manipula a las naciones y al mismo tiempo a sus gobernantes. Quien en verdad no está en Dios, no conseguirá escapar de esas filosas garras, porque la bestia se crea y se recrea en los pecados capitales que, en verdad, son las raíces de la maldad y de la perdición de millones de almas en el mundo.
Cada vez que una consciencia abre la puerta de su ser a esas tentaciones, aunque sea esporádicamente, la bestia se satisface con esas energías y dicha consciencia ingresa conscientemente en el reino de la bestia.
La bestia que somete al mundo es generada, de tiempo en tiempo, por los hombres; y los propios hombres reciben de la bestia todo el castigo. Pero una Luz esperanzadora desciende del universo y la Madre de Dios, la Mujer de todos los tiempos, batalla con la bestia de otra forma, para poder disiparla cada vez más de la consciencia del planeta.
La bestia sabe que le queda poco tiempo; pero en ese tiempo que le resta, querrá llevarse a su abismo a la mayor cantidad de estrellas caídas y no caídas. Por eso, los hijos de la bendita Mujer no podrán dormirse, porque ante cualquier movimiento astuto de la bestia, la batalla podría perderse.
Que la inteligencia de los soldados esté en la vigilancia de sus deseos y expectativas, la bestia se revuelca como un cerdo en las cosas superficiales y mediocres.
Para debilitar a la bestia, que la propia humanidad ha creado y que ahora es incontrolable, será necesario amar el Plan de Dios y vivirlo como si fuera lo primero en sus vidas, porque la bestia no conoce el amor interior de las criaturas, no conoce el amor que enseña Cristo; ese amor que la hace débil y la enferma al punto de dejarla inmóvil muchas veces.
Si ese amor siempre fuera lo suficientemente grande y verdadero, la bestia ya no tendría su reinado en Medio Oriente.
Que la escuela del Amor de Cristo motive a las consciencias para que abandonen la ilusión; porque mientras sus consciencias estén en dos caminos, estarán abriendo la puerta para que la bestia entre. Sean inteligentes y que, por su oración, la bestia sea desactivada.
La Mujer de todos los tiempos les vuelve a indicar y a marcar el camino, para que la mayoría de las almas no se desvíe del camino de la Luz.
Pero para vencer a la bestia, la Mujer deberá contar con soldados consagrados física y espiritualmente para que, a nivel universal, ese acto de consagración testimonie y confirme que la bestia será expulsada del planeta.
La propia humanidad deberá generar las condiciones para que todo pueda revertirse. Mientras el deseo desenfrenado y los pecados capitales sigan alimentando a la bestia, el planeta no tendrá paz.
Por eso, con más consciencia e inteligencia que la propia bestia, ayúdenme a vencerla a través del amor y de la unidad que aún no vive la humanidad.
Todos los días, refúgiense en el desierto de la Santa Mujer para estar protegidos, porque la bestia no conoce el vacío de sí, no sabe de qué se trata.
Por eso, sin motivaciones externas, que son las cosas que atraen a la bestia hacia la superficie de este planeta, trabajen en este tiempo para crear condiciones evolutivas opuestas a las condiciones que desde siempre han vivido en esta humanidad.
Que en esta hora, Mis hijos perciban que ya estamos en otro tiempo y que es urgente cambiar de actitud verdaderamente, porque así la máscara de la ilusión y de la ceguera caerá de muchos rostros que aún están dormidos y no consiguen ver la Luz de la Divina Misericordia.
Quisiera ver a Mis soldados bien despiertos y no inertes, porque la bestia se alimenta y se estaciona también en la comodidad y en el mínimo esfuerzo; ella es repelida por el sacrificio.
La bestia le teme a los Nuevos Cristos.
¡Les agradezco por acompañar en consciencia los últimos y esperados tiempos!
Los guía siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijo:
El hombre, por sí solo, es débil y no puede soportar los asedios ni las pruebas de este mundo. Sin embargo, el hombre que se une a Dios es invencible, porque comparte con Él Su Gloria y Grandeza.
Cuando el corazón humano de Cristo dijo: “Padre, aparta de Mí este cáliz”, fue el miedo de Sus células que lo llevó a pronunciar estas palabras. Pero de inmediato, unido a Dios, Él dijo: “Que se cumpla Tu Voluntad y no la Mía”. Y fue en la perfecta unión con el Creador que Jesús soportó los insultos, las humillaciones, las traiciones, la flagelación y la muerte en la Cruz.
Únete a Dios, hijo, para que Su Voluntad se cumpla. No quieras vivir en este tiempo con tus propias fuerzas, porque tu corazón humano es material y débil y puede morir incluso de susto.
Aférrate al espíritu y sé Uno con el Espíritu Divino. No pienses que el Creador te encomienda una grandiosa misión y te deja solo. Todo lo que el Señor te pide es que cumplas con Él, por Él y en Él.
El Creador nunca abandona a Sus criaturas, pero es necesario vencer el miedo y aceptar Su Voluntad, teniendo siempre fe en que Él te acompañará.
Reconoce tu debilidad, así como el Señor, quien representa para ti el Camino, reconoció la Suya cuando se confesó al Padre y dijo: “Aparta de Mí este cáliz”.
Pero, reconoce enseguida, hijo, que esta misión no es solo tuya, sino sobre todo de Dios, pues este proyecto humano le pertenece y, unido a Él, afirma: “Que se cumpla Tu Voluntad y no la mía”.
Hijo, ni siquiera Dios te condenará por tu debilidad, como no lo hizo con Su Primogénito. El Señor te colocará en Sus Brazos, unirá Su Santo Espíritu al tuyo y te hará invencible frente a los desafíos de esta vida. Él es quien te abrirá los portales que unen las dimensiones y elevará tu ser a la vivencia del verdadero amor. Pero, ante todo, vence tu débil humanidad y reconócete como hijo de un Creador majestuoso que, de forma misteriosa y desconocida para ti, te hace semejante a Él en lo profundo de tu ser.
Descubre tu semejanza con Dios, aceptando Su Voluntad y comprende el camino por el cual el Señor te conduce a medida que das los pasos en él. No siempre el Creador te llevará por un camino de flores, pues aun a Su Hijo amado Él lo condujo por el camino de la Cruz, de la renuncia, del sacrificio, de la humillación, del martirio y, finalmente, del Amor absoluto y de la Misericordia, que se perpetuó en la Tierra y que hasta los días de hoy intercede por las almas.
Es por la obra de esa Misericordia alcanzada por el Hijo del Altísimo que tú estás hoy escuchando Mis palabras.
¿Serás tú, hijo, capaz de abrir otro manantial, semejante a este, para que otras almas que vendrán detrás de ti tengan una oportunidad de redención?
El Creador te llama y aguarda que des un paso para trascender el miedo y que, unido a Él, digas: “Que se cumpla Tu Voluntad y no la mía”.
Tu padre y compañero,
San José Castísimo
Yo Soy la Fuente de la Luz para el mundo, después de Mi Bendito Hijo.
Yo Soy la Estrella incandescente de Belén, que enciende de paz el corazón y de luz y amor a cada alma.
Yo Soy el Escudo Celestial que protege de todos los acechos, a los benditos hijos de Dios.
Yo Soy el Sol del Universo que derrama rayos de conversión y redención.
Yo Soy el Espíritu de la Paz que recorre los continentes para reencender en los corazones el Amor de Dios.
Yo Soy la Sagrada Madre de la Confianza, porque en Mi Corazón Inmaculado tu vida puede reposar y en Mi plenitud santísima hallarás el consuelo que tanto buscas; encontrarás en Mi silencio la cura para tu corazón y la luz que necesitas para disolver tus problemas en paz.
Hoy Me aproximo a tu corazón y a tu vida, para que Me abras la puerta de tu interior y nuevamente, ante el Padre Celestial, confíes tu vida y tu existencia al Sagrado Universo.
Vengo amorosamente a tu encuentro para esta especial Aparición Mensual, porque dos veces Mi Consciencia Maternal descenderá desde los Portales del Cielo, para resolver dificultades mundiales, para elevar al Reino de Cristo a muchas almas que están presas y principalmente, Yo descenderé para transmitir Mi Amor Materno a todos los que Me dijeron sí.
Por eso, Yo Soy la Señora de la Luz, Soy la Mujer revestida por la Luz del Sol Universal, Soy la que anuncia, a través de Sus doce estrellas de oro, un tiempo venidero de paz y de conversión.
Pero antes, como Yo lo he prometido ante Mi Salvador, el Dios Todopoderoso, la Madre y Reina de la Paz recorrerá la mayor cantidad de naciones posibles para despertar a tiempo, a los que duermen en la ilusión y a los que han quedado ciegos de espíritu por las modernidades.
La Luz de Mi Sagrada Espada del Amor cortará las raíces del mal y de la impunidad, el divino poder de Mi Fe iluminará en Luz Suprema el camino de todos los que Me llamen.
Yo Soy la Señora de la Luz Eterna, Soy la Madre de Jesucristo, el Salvador y Redentor. Soy la Estrella que vigilia día y noche los pasos de los autoconvocados. Mi Corazón Poderoso siempre será el alivio para los pecadores. La Gracia de Mi Espíritu será el agua de la Fuente que lavará vuestras manchas.
Les pido, Mis queridos y amados: ¡Ríndanse!, ¡ríndanse!, ¡ríndanse al Amor de Mi Corazón!, no quiero hacerles mal, solo espero que Me acepten como Vuestra Madre; ahora y siempre cumplo con el compromiso eterno de llevarlos al Cielo.
Y a pesar de que la confusión y el caos abracen la vida de muchos, afirmen vuestra fe y no crean en lo que viven; deben creer en la vida del Espíritu Mayor que los acompaña y los protege.
Mis pies pisarán la cabeza de la astuta serpiente y Mi mirada celestial guiará los pasos de los servidores. Un nuevo tiempo brillará en el interior de Mis hijos y el Perdón Supremo será la cura para todos los males.
Cuando llegue el tiempo de Paz, los soldados alzarán las banderas de la Misericordia y en el amor el Todopoderoso escuchará vuestro llamado y rendición.
Estoy entre los más simples y mansos, Mi Santa Luz Universal viene al auxilio de todos.
Confíen en lo que les digo, Yo los amo y los contemplo en sagrada devoción.
¡Gracias Venezuela por abrirme la puerta para la liberación!
¡Paz y Misericordia para todos!
María, Señora de la Luz
Mi Corazón Invencible prevalece ante el caos de la Tierra, y toda alma que esté unida a Mi Corazón Redentor, también prevalecerá a pesar de los embates del enemigo.
Pocos son los que se ofrecen a Mi Consciencia Universal para ayudarme a liberar las almas y las consciencias que están presas de su propia condición. El Señor de las Alturas envía nuevamente a Su Hijo Primogénito para ayudar a curar el gran dolor de la humanidad.
Esta vez el Universo vuelve a reunir a los apóstoles para que juntos y como uno solo, lleven en sus corazones la espada de Mi Liberación, la que por amor terminará de cortar el mal del mundo.
Con el rosario en la mano, vivan la oración misericordiosa; que ella sea la luz en las tinieblas y el amparo ante las asechanzas. En cualquier condición y momento, que su verbo reverbere por siempre, para que la luz y el amor puedan vencer, y al fin reine la paz en la humanidad.
Hoy Mi Consciencia Sacerdotal, Universal y Planetaria intercedió por el espíritu frágil de la humanidad y, durante la Hora de Mi Misericordia, los portales de la liberación evacuaron almas en condiciones de ser redimidas y perdonadas. Mi Amor por ustedes, que es infinito, restauró todo lo que estaba dañado, y una vez más Mi Insondable Misericordia tuvo su victoria en la Tierra.
Este gran manantial protegerá y lavará las heridas que están abiertas en sus seres.
Gracias por llamarme a su encuentro orante.
Bajo la Luz del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por prevalecer en Mi Corazón Misericordioso.
Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más