- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He venido aquí para estar más cerca de los que Yo He escogido. Sus almas Me pertenecen, sus vidas Me pertenecen. Y hoy, quiero abrazarlos con Mi Gloria, así como una vez la humanidad Me abrazó y Me reconoció como el Señor de Israel, durante Mi entrada triunfante en Jerusalén.
Hoy, vengo a devolverles, a muchos de ustedes, lo que una vez hicieron Conmigo a las puertas de Jerusalén. A partir de ese hecho y de ese momento tan especiales, vividos por Mí y por cada una de sus almas, es que Yo vengo a recordarles el sagrado valor de cada una de sus vidas.
Entréguenme aquello que los apremia. Entréguenme aquello que los hace entristecer. Entréguenme todo aquello que les saca la atención de Mi Corazón.
Moviendo Mis vestimentas, expongo ahora Mi Sagrado e Insondable Corazón; Corazón que murió por ustedes y por el mundo y que, en esta hora de Misericordia, viene a bendecirlos a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Es así que, en este primer día de la Sagrada Semana, vengo a purificarlos, así como el pequeño Niño Jesús se purificó en el Templo. No le teman a esto, porque no les dolerá.
La purificación es importante para que se puedan liberar de todas las faltas o de alguna omisión que hayan cometido sin darse cuenta. La purificación, en este primer día de la Sagrada Semana, viene a abrirles la puerta de la elevación de la consciencia.
Por eso, estoy aquí, aceptando su ofrecimiento, el ofrecimiento de cada corazón que ha llegado aquí a Mi encuentro, para nutrirse de la Palabra de Dios y para que a través de Mi Palabra se renueven, se liberen de ustedes mismos y puedan volver a encontrar el camino de la paz, que tal vez hayan podido perder a través de algún acontecimiento de la vida.
Lo más importante ahora, compañeros, es que ingresen en el eterno presente, a través de Mi Corazón que se expone y que se abre como un Templo para cada una de sus intenciones en esta Semana Santa.
Pero, sobre todo, Mi Corazón se abre como un Templo a sus almas y consciencias, para que sepan que Yo sé lo que le sucede a cada uno, profundamente. No solo lo puedo ver en este momento, a través de la Mirada Tierna de Dios, a través del Cariño de Dios, sino también lo puedo ver todo el tiempo, porque los acompaño día a día.
Y no Me canso de hacerlo, porque ustedes son parte de Mi rebaño espiritual. El rebaño que ya prepara el Retorno de Cristo al mundo a través de cada corazón que confía en Mí, de cada corazón que vive en Mí, así como Yo puedo vivir en cada corazón, más allá de las angustias o de las pruebas.
Vengo a hacerlos renacer a través de Mi Espíritu, del Espíritu Consolador de Dios que, en este momento, a través de la Palabra de Cristo desciende a la Tierra y sobre todo desciende a este mundo, tan, pero tan necesitado de amor y de redención.
Así, después de esta purificación espiritual que les otorgo, vengo a abrirles la puerta, en este primer día de la Sagrada Semana, al camino de la consagración que cada uno de ustedes podrá vivir.
Pero no importa cómo sea, lo que Me importa es que sea verdadero, que den un paso cada vez, que no se atropellen a ustedes mismos, que no queden ansiosos por querer consagrarse; porque sus almas, hijos Míos, ya se consagraron y se comprometieron Conmigo, al recibir al Señor triunfante en Jerusalén.
¿Cuántos de ustedes extendieron sus mantos, en la sagrada Tierra Santa, para que Yo pasara?
¿Cuántos de ustedes tocaron Mi túnica, así como la mujer del flujo de sangre, para poder curarse y redimirse?
No es la primera vez que Me escuchan; porque deben recordar cuántas veces escucharon Mis Sagradas Instrucciones, no solo en lo alto del Monte de las Bienaventuranzas, cuando cada uno de ustedes y de sus familias aprendieron a orar el Padre Nuestro, sino también Me escucharon en varios lugares, en Mi amada Israel o más allá de ella.
¿Cuántos formaron parte de las primeras comunidades cristianas?
¿Cuántos sacrificaron sus vidas por Mí, a pesar del martirio vivido en aquellos tiempos?
Y hoy, sus almas están ante Mis Ojos, sus almas están delante de Mi Corazón Misericordioso para que Yo pueda estar en el mundo entero, ciego y perverso por las guerras, injusto e indiferente por las venganzas, severo por la violencia.
Yo vengo a reerguir a las almas que confían en Mí, en la sagrada venida del Reino de Dios, porque hoy ustedes y sus hermanos del mundo forman parte de Mi Cuerpo Místico y Espiritual.
Esta es la Nueva Jerusalén que Yo vendré a buscar a la Tierra, y la Luz de Dios se encenderá en ustedes y en sus hermanos, así como esa Luz se encendió en Pentecostés para consagrar a Mis compañeros al apostolado y al sacerdocio, para que todos en la Tierra conocieran Mi Palabra de Vida.
Por eso, que hoy sus almas, conscientemente, se eleven a Mí; así como recientemente Me han cantado uno de los pasajes bíblicos más especiales para Mí, que es la promesa irrefutable que Yo les hice a los Míos: que todos vengan a Mí y alivien sus corazones, así como el Señor, triunfante en Jerusalén, hoy viene a ustedes.
Eleven sus plegarias en el silencio del corazón. Eleven sus intenciones en el silencio de sus almas y únanse, como hermanos y hermanas en Cristo, bajo la unidad espiritual de Mi Espíritu.
Gracias por estar aquí, Mis amados. Sigan buscando el bien. No hagan el mal, porque mucho mal hay en el mundo; así, no les faltará la paz en estos tiempos difíciles.
He aquí la Paz de Dios, que viene a entregarles la Paz de los Cielos, que viene a confortar a sus corazones, así como el Señor confortó a Sus apóstoles en Su más absoluto y anónimo silencio en cada paso de la Cruz, cuando su Maestro fue abandonado y rechazado por todos. Mas, Yo ya lo sabía, así como ya sabía lo que cada una de sus vidas viviría en este tiempo.
Por eso, vengo aquí a animarlos, a fortalecerlos, para que se levanten de sus caídas, para que sus almas se eleven hacia Mí; ya que, entre ustedes y Yo, no existirá el mal porque Mi Amor es invencible, así como fue invencible en la aparente derrota de la Cruz, porque Yo vengo una vez más a renovar todas las cosas.
Libera tu corazón a través de tus lágrimas, porque el Consolador llegó y todo se renovará, por dentro y por fuera. La esperanza es posible, no pierdas la fe; Yo vengo a darte coraje, el mismo coraje que tuve que tener cuando asumí beber del Cáliz en el Huerto Getsemaní.
No le temas al sacrificio que te pido porque espero que Me puedas superar en el Amor. Recuérdalo, así el universo y la Creación también serán renovados.
Antes de pasar a un momento de consagración, por el que esperé dos años, quiero que Me canten, como una sola voz, así como sus voces cantan y se unen para abrir el Reino de los Cielos, los portales del Reino Celestial.
Yo quiero ungirlos con Mi Espíritu, en este momento. ¿Me lo permiten?
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Por favor, María de los Inocentes, vamos a cantar tu canción, a pedido del Señor.
Abrámonos a este momento con Cristo, para que libere a nuestro ser.
Nos vamos a concentrar en el Sagrado Corazón de Jesús. Ofrezcamos este momento por todas las almas del planeta, por todos los que aún no pueden llegar a Cristo; para que el Espíritu Consolador, así como hoy llega a nosotros, llegue a nuestros hermanos en el mundo entero, confiando en el poder de la Transfiguración de Jesús, que como Rayo Divino hoy se hace presente en nuestra vida, renovando todas las cosas.
Cantemos.
Canción: “Curador de mi alma”.
Hoy, Cristo está abriendo dentro nuestra congregación, la Orden Gracia Misericordia, la rama masculina de los Auxiliadores de la Divina Misericordia.
Ahora, vamos a acompañar, en el silencio de nuestro corazón, esta unión y esta consagración que cada uno de los hermanos vivirá con Cristo, a través del Corazón de Cristo y de la alianza.
Bendice, Señor, a aquellos que se animan a seguirme; y, a través de este humilde y simple símbolo de la alianza de madera, establece entre las almas y Mi Corazón la eterna alianza, para siempre, para que Me representen en la Tierra como pacificadores y por donde vayan sean espejo de Mi Misericordia.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a hacer una oración por la consagración de estos hermanos, para consumar este momento. Oremos el Padre Nuestro en arameo.
Que el Señor los bendiga y los proteja en esta misión y en este servicio a Su Sagrado Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pueden ir en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como la Luz de Dios que desciende a la Tierra, Me vuelvo a presentar ante ustedes y, a través de ustedes, a la humanidad para que escuche la Voz de Dios que resuena desde lo más profundo de Su Creación, para que las almas alcancen la Luz, para que las naciones vivan la Voluntad de Dios, que ya fue prevista en el principio.
Pero sé que esto no está aconteciendo. Así como Nosotros, ustedes lo ven en el día a día de esta humanidad y de este planeta, porque el gran tiempo del Apocalipsis se está cumpliendo y no habrá quien pueda escapar de esto, compañeros.
Por eso, los hemos llamado a través de los tiempos a vivir un estado de oración perpetua y verdadera, sin permitir que pase ni un día sin orar, porque el verbo de la oración siempre los guiará, aunque caminen entre las tinieblas y las tribulaciones.
Yo vengo aquí como el Gran Testigo de la Misericordia de Dios para el mundo.
Yo Soy Aquel que fue clavado en la Cruz y con Mis Brazos extendidos sobre el madero, en la mayor agonía que ningún ser humano pudo haber experimentado, Yo no los condené, pedí por ustedes. Por eso, Me entregué por ustedes para que tuvieran vida en abundancia, a través de los méritos alcanzados por su Maestro y Señor.
Pero, a pesar de tantas Apariciones y Mensajes a través de los siglos, anunciados por Nuestros Sagrados Corazones, aún son muy pocos los que han respondido al Llamado de Dios.
Por eso, durante el mes de abril de este mismo año, Yo los llamé para que Me acompañaran a Israel y pudieran vivir de cerca Mi Tierra Santa que, también hasta los días de hoy, se guarda en trincheras y en armas para defenderse de sus enemigos.
Pero, ¿dónde está el límite entre lo superficial y lo profundo, entre lo que el ser humano puede sentir y lo que puede expresar?
Dios Padre Ha dedicado Su Vida y Su Existencia, desde el principio de esta Creación, desde la primera humanidad en el planeta, para que todos pudieran conocer en profundidad la Vida Divina. Y aún más, Él se entregó y se donó por ustedes, para que aprendieran a reconocerlo, para que aprendieran a adorarlo, para que la fe de cada uno de ustedes fuera una fuente inagotable que nunca se acaba.
Por eso, les vuelvo a repetir que muy pocos han comprendido el Llamado de Dios. Y hoy, bajo la Luz Insondable de Su Misericordia, a través de Su gran canal de Misericordia en Polonia, una vez más Me vuelvo a presentar en el Nombre de Dios para intentar llevar a las almas hacia la esencia de la Vida Divina, en la que no se practica el mal ni la impunidad, en la que la felicidad prometida del Reino de los Cielos existe, en la que no hay angustia, dolor ni sufrimiento.
Después de lo que Yo viví en el Monte Calvario, después de lo que experimenté luego de Mi Muerte en la Cruz y en el Santo Sepulcro; puedo decirles, compañeros, que el ser humano, en esta superficie, ha vivido experiencias extremas como hoy muchos de Mis hijos las viven a través del exilio, del conflicto y de la guerra, a través de la persecución por su religión y por su fe.
Porque en verdad les digo que ustedes son un Proyecto en este planeta, originado en el principio para ser un único Proyecto y ser así una única familia espiritual. Si esto hubiera sido comprendido por el hombre de la superficie; muchas cosas que hoy suceden no sucederían.
Por eso, debemos descender de los Cielos, una y otra vez; porque la humanidad siempre está a punto de perderse, de caer en un abismo sin retorno y de llevar a millones de almas hacia el mismo estado, sin que imaginen lo que verdaderamente esto significa.
Por eso, hoy, estoy aquí una vez más por Ucrania y por aquellos pueblos que también viven la guerra y que no son noticia en el mundo, porque se oculta su sufrimiento y dolor.
¿Cómo es posible, compañeros, que después de haber derramado Sangre y Agua en la Cruz, y la superficie de este mundo haber sido transmutada y liberada por Mi propia Sangre y por Mi propia Agua; que la humanidad continúe viviendo así, de esta forma, bajo el maligno espíritu de la indiferencia y de la impunidad?
Por eso, llegará el momento del Juicio Universal, algo que la humanidad desconoce. Pero no vengo a hablarles aquí de lo que sucederá en el mundo, porque ya lo escucharon muchas veces de Mí. Hoy, vengo a hablarles de las entrañas de Mi Misericordia, que espiritualmente están abiertas para que las almas ingresen en el océano de la Misericordia de Dios, como hoy ustedes ingresan en el océano de Mi Amor.
Vengo aquí para ser testigo de que el Amor existe y que, a pesar de lo que la humanidad haga o de los errores que cometa, nunca ese Amor Superior podrá ser vencido, disuelto o extirpado del Corazón de esta Creación, que es el Corazón de Dios. Porque el mal es el reflejo de una gran desobediencia, de una ilusoria capacidad de vivir la voluntad propia y de decidir por sí mismos su destino. Tarde o temprano, compañeros, las almas sufren, porque se resisten a vivir la Voluntad de Dios.
Todos los seres de la superficie de la Tierra están aquí, en esta escuela, para aprender a amar y a perdonar. Yo les di el ejemplo de Mi Vida, sin condiciones y de una forma íntima y espiritual.
Los instruí a través de las parábolas, para que sus mentes pudieran comprender la esencia del Mensaje; para que, con ejemplos tan cotidianos y simples como los que existen en las parábolas del Evangelio, todos los seres sin excepción, más allá de sus escuelas y de sus experiencias, pudieran aprender a vivir en las Leyes Superiores y, aun así, muchos no lo viven.
Por eso, Me presento como el Misericordioso Dios para que se enmienden los errores y se transmuten los pecados, que son incitados por Mi adversario a través de las almas del mundo, especialmente aquellas que no viven ningún grado de consagración.
¿Quién estará Conmigo, en el día del Juicio Universal, para dar testimonio de salvación y de Misericordia por las almas más perdidas?
Yo les enseñé que no se lucha contra el enemigo, sino que se lo vence a través del Amor, del Amor que convierte al corazón endurecido por su propio sufrimiento y dolor. El Amor siempre será la Luz de la vida.
Por eso, la humanidad pierde en estos tiempos esa Luz, queriendo abortar las vidas que no nacieron y ultrajando las Leyes de la Creación. Y esto no es parte de un pensamiento religioso, sino es la ciencia de la ética de la vida, de tener la mínima capacidad de discernimiento, de que si una consciencia destruye una vida que no nació, destruye su propia vida y su propia esencia, apartándose del Amor y de la Verdad.
Por eso, le digo al mundo por última vez y en especial a las familias que cuiden a sus hijos, que sean buenos padres, padres vigilantes y guardianes de sus hijos. No permitan que las influencias del mal de estos tiempos hagan de sus hijos objetos que no son de Dios, expresiones que no son de Dios, corriendo el riesgo de que muera el alma de sus seres queridos.
Pero esto no será a través de la imposición, sino a través de la palabra viva del amor que, de forma incesante e ininterrumpida, se repite todas las veces que sea necesario por amor, para que las almas de sus hijos y seres queridos tengan la Gracia de estar ante la Verdad, que está impregnada del Amor de Dios, y no ante una justicia que se impone a los corazones para que cambien. Vean la ciencia del lenguaje y el misterio del Verbo Creador que, solo a través de una palabra, es capaz de transformar a un corazón perdido.
Y no se olviden de orar por los que sufren las guerras, porque este mundo quiere crear más guerras insensatas y, así, crear más sufrimiento y más dolor en la humanidad.
Aunque Mi tiempo con ustedes esté terminando, en este ciclo final de los tiempos, recojan todos los frutos que les entregué a través de Mis Palabras, beban de la fuente inagotable del Amor que brota de Mi Corazón Misericordioso para todas las almas.
Lleven a las almas hacia Mi Misericordia. No juzguen; no castiguen; no usen la autoridad, porque la Autoridad está en Dios, a través de Su Sabiduría y de Su Ciencia.
Sean Misericordiosos, no se olviden de esto porque el mundo se aparta cada día más de la Misericordia de Dios y se coloca en su propia justicia e impunidad, porque la Justicia de Dios es Amor y no castigo.
Díganle al mundo que eso no es Dios; para que los errores que cometieron muchos pensadores y escritores, aun de la vida religiosa, sean corregidos para que el mundo pueda conocer al Dios del Amor y de la Vida; porque Él sabe que ustedes caerán nuevamente, pero Dios no los juzgará. Un padre, un buen padre, sabe que sus hijos lo intentarán, y espera pacientemente que den el paso definitivo hacia la comunión perpetua con Su Corazón.
Hay tantos tesoros que esperan descender de los Cielos, que la humanidad, embebida en sus propios conflictos, ni siquiera percibe que el Cielo está por encima de su cabeza.
Busquen en la noche, en el gran firmamento estelar, su estrella de origen, y díganle a Dios:
Señor, aquí estoy.
Así soy.
Me entrego a Ti en confianza
para que, a través de esta imperfecta vida,
Tú reflejes Tu Amor.
Que una vez más, Ucrania y las naciones esclavas del mundo sean bendecidas. Extendiendo Mis Brazos, como el Redentor del mundo, ilumino a través de Mis Manos y de Mi Corazón a la humanidad, para que algún día alcance la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora, junto a Mí, compañeros, recemos al Ángel Celador del Cuerpo Eucarístico de Jesús para que, en estos Cálices, que hoy están a Mis Pies, una vez más sean depositadas sus ofrendas y sacrificios en reparación del Corazón de Jesús y de todos los Sagrarios de la Tierra.
Oremos juntos, como una sola voz y un gran corazón:
Santísimo Dios,
Fuente de Amor, de Luz y de Vida,
recibe nuestros más sinceros ofrecimientos,
en gloria a Ti, ¡oh Glorioso Creador!
Amén.
(6 veces)
Los dejaré ahora con una parte de Mi Vida, reflejada a través de la Santa Eucaristía, del mismo impulso y de la misma Luz que Yo instituí en el Santo Cenáculo, por toda la vida sacerdotal del planeta.
Oremos por los sacerdotes, para que estén firmes en su oficio y en su servicio por las almas, para que sean luz en el mundo, amor y caridad.
Que la Luz de Mi Sacerdocio Espiritual los acompañe.
Vayan en paz.
Sus corazones ya fueron purificados.
Paz para Ucrania y el mundo.
Mis queridos hijos:
Como Madre Naturaleza y Madre de la Vida, hoy desciendo con la Luz de Dios sobre esta sagrada sierra para volver a encontrarme con Mis hijos de esta humanidad.
Vengo en este día a auxiliar y a socorrer a todos los hijos Míos que en este tiempo sufren y padecen sus purificaciones y pruebas, enfrentando de la noche a la mañana situaciones inesperadas que cambian el destino de la vida de muchas personas.
Pero quisiera decirles, Mis hijos, que eso no significa que Dios esté lejos del sufrimiento o de la enfermedad. Él está más cerca de lo que parece y sufre junto con todos los enfermos y necesitados a través de Su Hijo, Jesucristo, que también sufre junto con los Hijos del Padre.
Este es el tiempo de tener que aceptar, pero también es el tiempo de tener que reconocer los aprendizajes de la vida, teniendo presente que cada momento es una sagrada oportunidad de crecimiento interior para todos.
Cada alma, en este ciclo final, vivirá lo que más necesita aprender, a fin de que en cada hijo Mío nazca y emerja el amor crístico, que le permitirá comprender la vida en su esencia profunda.
Como Sagrados Corazones, antes de Nuestro recogimiento, vemos cómo la humanidad no está preparada para el fin del tiempo. Por eso, la Jerarquía Espiritual dedica cada momento y cada encuentro para auxiliar en todas las situaciones posibles.
Que, en este momento tan turbulento y hostil del planeta, ustedes aprendan a perpetuar la luz de la oración y no pierdan la oportunidad de orar, de pedir Mis Gracias y de interceder por todas las causas, por todas las situaciones y por todos sus hermanos; porque en este tiempo solo bastará orar, pero orar de corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de todos los enfermos de cuerpo y de espíritu
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo vengo del Cielo, a este lugar, para reabrir las puertas de los corazones, de los corazones heridos, abandonados y olvidados.
Por esa razón, Yo estoy aquí, en esta noche, sobre este Centro Mariano y con cada uno de Mis hijos. Más allá de las distancias, Yo estoy con cada uno de ustedes y agradezco este momento en el que ustedes se reúnen Conmigo, uniendo Mi Corazón con sus corazones para que las Gracias del Padre, las promesas del Hijo y los impulsos del Espíritu Santo desciendan sobre la humanidad, sobre este planeta.
Les agradezco también, Mis amados hijos, en esta noche de Gracia y de Misericordia, cada oración que le han ofrecido a Mi Corazón y les prometo que cada una de sus intenciones, cada una de sus súplicas sinceras y honestas será colocada a los Pies del Creador, para que la Madre de Dios, y Madre de todos, pueda interceder por esta humanidad, como lo ha hecho en esta jornada, a través de este encuentro de oración, en los lugares más sufridos, en los espacios más oscuros, donde miles de almas no consiguen ver la Luz de Dios, donde miles de almas ya no creen en el Amor del Padre, porque les han quitado la fe, han borrado la esperanza en muchos corazones que viven los conflictos del mundo, las persecuciones de estos tiempos y las guerras.
Pero Mi esperanza por ustedes está firme, es una esperanza indisoluble, porque su Madre siempre vendrá a su encuentro a pesar de todo lo que suceda; porque cuando vengo a su encuentro, vengo a preparar sus corazones para el Retorno de Mi Hijo, un Retorno que está muy cerca, más cerca de lo que parece o de lo que piensan.
Por eso, por medio de sus oraciones, a través de su servicio, sigan propagando la fe y no solo fortaleciendo la fe en ustedes, sino también en sus hermanos, en aquellos que han dejado de creer en la Nueva Tierra, porque también la Nueva Tierra está muy cerca, está cerca de poder nacer en el corazón de los hombres y mujeres de la Tierra, en aquellos que siguen en simplicidad los Mandamientos de Dios y que no se olvidan de que a través de los Mandamientos podrán conocer las Leyes de Dios.
Les pido que hagan silencio, para que puedan escuchar la Palabra de Dios, una Palabra que no se desperdicia, un Mensaje que no se desvanece, un impulso que trae Mi Corazón para todas sus moradas, para todas sus esencias, con un propósito mayor de que ustedes sean conscientes y partícipes de la preparación del Retorno de Cristo, porque como Él les dijo, Él necesitará colocar sus Pies en los lugares que sean preparados para recibirlo; porque en esos lugares como este, Él volverá a traerles Su Palabra, no solo Su Palabra de Redención, sino también Su Palabra de Amor; porque cuando tan solo escuchen Su Voz y vean emerger las Palabras a través de Sus Labios, todo será transformado, todo será redimido.
No solo estoy aquí con la esperanza de que cada uno de ustedes Me acompañe en la reapertura de los Centros Marianos, sino también que Me acompañen en la tarea que Su Madre Celeste deberá realizar junto a Su Hijo en el hemisferio norte, incluyendo África.
Por eso, desde ahora, Mi Corazón llama a cada uno de ustedes a postularse para el servicio mayor. Sí, es eso lo que escuchan, postularse al servicio mayor es abrirse profundamente para caminar junto a la Jerarquía en los planes y en las metas que están propuestas para este ciclo.
Un plan que ya está pensado y está previsto, un plan preparatorio también para el Retorno de Mi Amado Hijo. Un plan que beneficiará a muchas consciencias, en especial a los más vulnerables y a los más descartados, no solo de África, sino también del mundo.
Por esa razón, Yo estoy aquí, para impulsarlos al apostolado. Mi Hijo Me lo ha pedido, Mi Hijo Me lo ha suplicado, porque en estos tiempos deben surgir los apóstoles del fin de los tiempos. Esto no es una filosofía ni tampoco es una teoría, debe ser una realidad para cada uno de ustedes: estar abiertos, disponibles e incondicionales para que, a pedido de la Madre de Dios, puedan estar donde sea necesario o donde sea más urgente.
Por esa razón los traje hasta lo alto de esta Colina; por esa razón, les pedí que hicieran un ofrecimiento en el Portal de la Paz, porque las flores que colocaron a Mis pies son Gracias que hoy derramaré sobre el mundo y, en especial, en aquellos lugares donde ya no existe la esperanza, la luz ni el amor.
Sé que no comprenderán todo lo que hoy les digo, pero no se preocupen, Mis hijos, que Mis Palabras resuenen en su mundo interior y que puedan acoger Mis Palabras con gratitud y con mucha alegría por todos aquellos que no pueden vivir la gratitud, por todos aquellos que no conocen la gratitud, por todos aquellos que no viven la alegría porque viven el sufrimiento y el caos.
Pero ustedes, en esta noche, en nombre de toda la humanidad y del planeta, están bajo Mi atmósfera de Gracia, dentro de Mi gran esfera de Luz, en donde existe el Propósito Creador de Dios; impulsos que Yo dejo en sus consciencias y en sus mundos internos con el fin de que se pueda dibujar, a través de sus vidas, la Voluntad del Padre, aquella Voluntad que ya tiene prevista para cada uno de ustedes y de sus hermanos.
Por eso, alégrense y sirvan sin condiciones ni reglas. Dónense al mundo para que el sufrimiento se pueda aliviar en muchos lugares.
Que sus pies sean pies peregrinos, que sus manos sean manos de servicio, de abnegación y de entrega incondicional, para que el Amor de Dios vuelva al mundo, en especial en aquellos espacios en donde se ha perdido el Amor.
Que ese Amor pueda llegar al principal Proyecto del Creador, que son las familias, porque muchas familias están divididas y separadas.
Todo este momento, es también por las familias del mundo, para que la alianza en las familias pueda existir en estos tiempos, y así se pueda gestar la Nueva Humanidad, que no estará sometida a estas condiciones actuales, sino que será una familia espiritual que podrá conocer la felicidad de Dios, aquella felicidad que Él les prometió desde el principio, desde Adán y Eva; una felicidad que fue sepultada por los pecados del mundo y por el mal.
Pero, ¡alégrense, hijos Míos!, porque la promesa de Mi Hijo está latente, la promesa del fin de su cautiverio, del cautiverio de esta humanidad.
Que, en esta noche, reciban la Gracia de estar en la Misericordia de Dios, para que puedan aprender y saber que la Misericordia de Dios es infinita e invencible, y que aquella alma o aquel corazón, que verdaderamente se arrepienta, conocerá la Misericordia de Dios en su corazón.
Esto era todo lo que hoy les quería decir. Sigan atentamente los pasos de los Sagrados Corazones. Nuestra promesa de volver a África está latente y aspiramos a que pueda suceder pronto, muy pronto; porque cuando eso suceda, Mis amados hijos, la puerta del amor y de la cura se abrirá para África.
Hoy, les agradezco por estar Conmigo y por haber hecho brillar a este Centro Mariano de Figueira. Una vez más, el Árbol Sagrado de Figueira les vuelve a otorgar los frutos de la Gracia de Dios, no solo a sus corazones, sino también a todos los corazones del mundo que, abiertos a Mi Amor, escuchan Mi llamado.
Les agradezco. Dios los bendice y los protege.
Bajo la autoridad que Él Me concedió, bajo la poderosa Luz de la Cruz de Emmanuel, a la cual, los invito a visitar después, para agradecerle a Dios Creador porque Su Misericordia es infinita y Su Amor es invencible.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Nuestra Señora, vamos a cantar, para despedirla: “Bienaventurados los misericordiosos”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Nunca puede faltar, en los hijos de Dios, el Don de la Luz, porque al faltar esta Luz en el mundo, reinan las tinieblas en muchas consciencias sumergidas por el caos y el mal.
Hoy, con todo el fervor de Mi Corazón, invoco para cada uno de ustedes el Don de la Luz, que hoy se enciende a través de esta Menorah como un símbolo de la trascendencia y de la transfiguración de las consciencias, así como hoy Me muestro a ustedes como el Cristo Transfigurado y Glorificado, como la propia victoria de la Cruz.
Les traigo a las almas estos Dones que se encuentran dentro del Don de la Luz, porque el Don de la Luz de Dios está basado en Su Amor Eterno y en Su Divina Unidad.
Estas dos poderosas corrientes del universo permiten que las almas despierten de la ilusión; así como la propia Luz de Dios, que encarnó a través de Su Hijo, hizo despertar, en aquel tiempo, a todos los que estaban dormidos, los despertó hacia el verdadero camino espiritual, el camino de la transformación, el camino de la cristificación.
Que esta Luz de Dios, que hoy necesita el mundo, impregne todos los espacios del planeta y de las consciencias; que extirpe de los seres humanos los códigos de los pecados capitales, que llevan a la perdición y a la distracción a las consciencias.
Hoy, a través de Andrómeda, les traigo este Don para que se animen a transfigurarse, a trascenderse y a elevarse, así como el propio Hijo de Dios se transfiguró y se elevó por un solo fin: por amor a todos.
Que esa sea la causa de sus vidas: estar dispuestos, abiertos y disponibles a vivir Mi Camino, el Camino de la Voluntad que intento trazar a través de sus consciencias. Un camino que no termina con la muerte, un camino que continúa a través de la vida eterna y de las experiencias y aprendizajes que ustedes podrán vivir en esa trayectoria evolutiva, entre las dimensiones y los planos de consciencia.
Sería muy limitado pensar que la vida termina aquí. Sus esencias recibieron estos cuerpos que ustedes tienen para poder desplazarse y aprender, para llevar en lo más profundo de sus células todos los códigos de perdón y de amor que puedan alcanzar en esta vida. Porque al fin de todo, la trayectoria de cada uno de los Míos será volcada en la Fuente Primordial para que, a través del triunfo del Amor y de la Redención que Cristo les proporciona en estos tiempos, ustedes, a través de sus experiencias y aprendizajes, puedan ser el resultado que Dios espera.
Sean las consciencias que se animen a recrear esta Creación, para que todo se pueda reparar y sanar.
Con esta puerta que les abro hacia lo desconocido, hoy los invito a subir, no al Monte Calvario, sino al Monte de la Victoria de Cristo, el Monte de los Bienaventurados, la Montaña de los Nuevos Cristos, desde donde podrán vislumbrar y contemplar la llegada de la Nueva Tierra, de la Nueva Raza, de una Nueva Humanidad que ya no estará vinculada con las puertas del mal, sino que estará redimida y también consagrada al Plan Divino; un Plan que no finaliza aquí, un Plan que no finaliza con la transición de la Tierra, porque es un Plan que continuará siendo escrito a través de la evolución de todas sus consciencias y de las consciencias de sus hermanos.
Ahora, podrán comprender ampliamente que la evolución no termina aquí, que los aprendizajes no terminan aquí, porque si su propio Maestro encarnó en el mundo, predicó en el mundo, murió en este mundo y ascendió a los Cielos, al Corazón del universo, la gran Constelación de Andrómeda, ¿acaso creen que no seguí aprendiendo?
Esto es lo más precioso de la evolución y de la Creación, que las consciencias no se acomoden en el camino espiritual o en el camino del servicio, porque la verdadera meta para cada uno de ustedes se encuentra en la Eternidad, en lo que llamamos Eterno Presente, en donde no existe el pasado ni existe el futuro, en donde existe lo que aquí, en el universo llamamos de cuarta dimensión.
¿Se animarán, interna y conscientemente, a expandir sus consciencias hacia el Universo Mayor, para ingresar en el Real Tiempo del universo, en donde está escrita su verdadera trayectoria del pasado y del futuro?
Ustedes son como piezas preciosas de este gran puzle de la Creación Universal, en el que el Padre Eterno aspira a tenerlos como joyas preciosas dentro de las moradas que Él tiene preparadas para cada uno.
Por eso, la vida no termina aquí. Es una constante elevación y esfuerzo por medio del ímpetu de vivir el Propósito, por medio del esfuerzo de vivir la Voluntad de Dios y por medio de la determinación de vivir la Verdad.
Por esa razón, Yo estoy aquí, porque sé que pueden seguir caminando, se pueden liberar del pasado, de aquellas cadenas y amarras que no los dejan caminar. Yo vengo a cortar con Mi propia Espada esas cadenas y vengo a liberarlos de los grilletes de la perdición para que, a través de la Consciencia del Arcángel Miguel, cada uno de sus espíritus se forme como un guerrero de la Paz, que sea capaz de contemplar y de celar por la Llama Sagrada del Divino Propósito que está viva y latente como un terafín en el corazón de Andrómeda.
Postúlense a ser discípulos de la Jerarquía Universal, vaciando sus corazones, purificando sus vidas, expandiendo sus consciencias hacia el Universo Sideral, porque allí está el verdadero sentido y la verdadera razón de todo lo que vivió su Maestro y Señor en la Pasión y en la Cruz.
Todos ustedes, en el fin de estos tiempos, y después de todo lo que han escuchado y aprendido a través de los años, ya tienen la capacidad y también tienen la razón para poder comprender la expansión de la Consciencia de Cristo después de Su Ascensión a los Cielos.
Porque si ustedes están en ese nivel de consciencia y con esa actitud, no solo permitirán que los Códigos de Mi Pasión se derramen sobre el mundo o que ustedes mismos se postulen como los Nuevos Cristos, sino que también Me permitirán, como el Gran Gobernante del Universo, como el Gran Espíritu de la Humildad de Dios, que despierte a las consciencias que necesitan despertar y recordar lo que verdaderamente fueron y no los errores que cometieron, porque Yo siempre les concederé el perdón y la reconciliación, siempre y cuando sean consecuentes con las Leyes y principalmente Conmigo.
Porque aquí, Yo no vengo como un juez. Yo vengo aquí como el Abogado de Dios, como el Intermediario y el Mediador de los corazones y de las consciencias que en estos tiempos deben reencontrar su origen, para que nada ni nadie los pueda derrotar ni vencer, ni siquiera Mi enemigo que también será vencido por Mí en algún momento. Pero no como muchos piensan o creen, porque será una entrega que Mi Corazón hará, semejante a lo que fue en la dolorosa Pasión.
Ahora, ¿pueden comprender el sentido oculto de Mi Venida a la Tierra?
Porque no solo fue anunciado y profetizado, o escrito en las Escrituras Sagradas. No solo reaparecí después de haber muerto en la Cruz, revelando el Poder de Mi Resurrección, sino que también traje un Mensaje más amplio a todas las consciencias que fueron fieles a Mí hasta el último momento. Una Gracia que Yo concedí, una promesa que Yo realicé hasta el último momento, a todos los que estuvieron a Mi lado sin comprender por qué Yo Me fui a los Cielos.
Si no hubiera ascendido al universo, ¿cómo podría haber concebido la unión de Mi Gobierno Espiritual con toda la Creación de Mi Padre?
Todo lo que estaba escrito, todo lo que estaba profetizado, hasta aun lo que era desconocido, ya estaba previsto y ha sucedido, se ha cumplido. Por eso, este momento y este tiempo que ahora ustedes viven Conmigo conscientemente, sin dar lugar a ninguna duda o a ningún cuestionamiento, ya estaba previsto.
¿Ahora comprenden que están dentro de Mi tiempo de revelación?, en donde los Sellos del Apocalipsis no solo se están abriendo, sino también el Relicario de Mi Corazón. El Templo de Mi Alma y Divinidad se muestra al mundo a través de estas Palabras y de estos impulsos que solo intentan hacerles recordar que su propia cruz puede convertirse en el triunfo que Yo tanto espero.
Por eso, les pido que ya no reclamen. Por eso, les pido que no escapen de su responsabilidad y de su compromiso, porque no habrá otro momento ni otro tiempo para que lo puedan vivir o cumplir. El tiempo y el momento es ahora.
Por eso, con valentía y coraje, amen su propia cruz. Con valentía y coraje, carguen su propia cruz, no con victimismo o pesimismo, sino con la madurez de un espíritu que comprende lo que es estar en Cristo, que no cede a fragilidades o a debilidades, que no se deja golpear tan fácilmente por cualquier viento contrario, sino que con su corazón abierto y sus brazos abiertos sostiene el estandarte de Mi Paz y de Mi Luz en el mundo, así como Yo sostengo sobre el centro de sus corazones, la poderosa Cruz de Emmanuel.
Yo siento que, en verdad, están abiertos para vivir el cambio de estos tiempos. No le den fuerza a aquello que no pueden hacer, denle fortaleza a aquello que sí pueden alcanzar, porque si hoy están encarnados y están aquí, a Mi lado, escuchándome una vez más después de dos mil años, ¿acaso el Padre se ha equivocado?
Comprendan que este es un tiempo de gran reconciliación y de perdón. Perdónense a ustedes mismos y aprenderán a perdonar a los demás. Ya no se juzguen a ustedes mismos y aprenderán a no juzgar a nadie más.
Por eso, les vuelvo a decir, como les dije a Mis apóstoles en la Última Cena, que es la Ley primera de todas las Leyes: Ámense los unos a los otros, así como Yo los amo en este momento.
Si sus consciencias se elevan a través de una amnistía inexplicable y extraordinaria, la consciencia arcaica de la humanidad también se eleva. Crean que eso es posible, Yo lo estoy diciendo.
Tengan fe y no perecerán.
Tengan fe y aprenderán a caminar correctamente hacia Mí.
Tengan fe y sabrán lo que es un guerrero de la Paz.
Tengan fe y sabrán qué es un guardián del Propósito Divino.
Porque llegará el tiempo en el que deberán unir sus espadas con la Mía para que ese Sagrado Propósito descienda, exorcizando y expulsando las corrientes del mal que, junto con las Huestes del Arcángel Miguel, liberaré y redimiré de este mundo para que los Cristos vuelvan a erguir sus cabezas y eleven su mirada hacia el universo. Y así, de una forma tan simple pero misteriosa, vean venir a Cristo en Su Retorno.
Las almas aún necesitan de los objetos sagrados para comprender Mis Misterios y eso no significa algo menor, sino que a través de los objetos sagrados las almas acceden a la develación de esos misterios espirituales e internos, que Mi Corazón le ofrece al mundo por medio de la Fuente de Gracia y de Misericordia que proporciona los méritos de la Pasión, vividos por su Maestro y Señor.
Por eso, como en todas las Sagradas Semanas y los Viernes Santos, vengo a bendecir estos objetos sagrados que hoy Me ofrecerán, para que puedan estar en contacto físico Conmigo a través del espíritu sagrado de la reverencia, de la devoción y de la paz.
Elévenlos.
“Señor y Padre del Universo,
que has concebido a Tus criaturas
a imagen y semejanza de Tu Corazón y Vida,
por los méritos de la dolorosa Pasión de Cristo,
por los méritos de Su Resurrección y Ascensión a los Cielos,
concede a través de estos objetos sagrados
la unión perfecta y predilecta de Tus hijos
con Tu Glorioso y Poderoso Corazón,
para que unidos a Tus Rayos de Amor y de Misericordia,
las almas alcancen la consagración y la cura de sus vidas,
a fin de que se establezca el tiempo de la redención y de la rehabilitación.
Que todos los que tengan fe en los objetos sagrados
se sientan en este momento protegidos
y también amparados bajo el Manto Poderoso de Cristo
que los hará invisibles ante las interferencias y asedios del mal.
Concédeles, Señor, las Gracias de Tu Reino
y que a través de estos objetos sagrados
las almas siempre vean el camino de la Luz,
por la victoria del Retorno de Cristo.
Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a pedir ahora, a los hermanos sacerdotes, que vengan aquí con el incienso y el agua para bendecir los objetos sagrados de todos los hermanos que están presentes. Y vamos a colocarnos de pie también para acompañar en este momento la bendición de los aceites que están siendo ofrecidos al Redentor para la unción de los enfermos y para el exorcismo de los cuerpos.
El Señor dice que le trajeron muchos aceites. Él está mirándolos.
Pueden venir aquí Madre María del Salvador, Madre María Fidelia, Madre María del Huerto y Madre María Shimani.
Vamos a participar juntos en este momento de la bendición de los aceites, de los santos óleos del Señor.
“Así como fui ungido por el amor de Mis esposas y Madres,
Santo Señor del Universo,
Padre de la Paz y de la Misericordia Divina,
Curador de toda la Creación,
Sanador de todas las heridas,
a través de la Fuente de Tu Amor Altísimo,
¡oh, Santo Padre del Universo!,
haz descender Tu Espíritu en este momento,
así como hiciste descender Tu Espíritu en el Huerto Getsemaní
para aliviar los tormentos de Tu Señor, de Tu Predilecto Hijo.
De la misma forma hoy Te pido, Padre Celestial,
que en nombre de estos objetos sagrados
puedas bendecir a la humanidad con Tu Presencia
y que como un Padre Amado,
Bondadoso y Prodigioso, Amoroso y Eterno,
tomes de la mano a Tus hijos
para guiarlos y conducirlos a Tu Reino Celestial,
a fin de que se cumpla Tu Voluntad
por los tiempos que vendrán.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Puede descender, Fray, a bendecir los objetos de los hermanos.
Y ahora, debo retornar al Cielo.
Hoy, vivimos juntos, en nombre de la humanidad, una comunión muy especial e íntima para Mí, que es la Comunión de Espíritu con el Espíritu de Dios.
Por esa razón, quisiera que Me despidieran cantando “¡Oh, Supremo Curador!” para que siempre recuerden que Dios les dará la Cura, les dará la Paz, les dará Su Amor. Siempre deben abrirse a esto y confiar.
¡Les agradezco, por hacer triunfar la Cruz del Redentor!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Llego a un mundo aún herido y perturbado. Por esa razón, hoy estoy aquí para estar cerca de Mis hijos, de todos Mis hijos de la humanidad.
Aun más que nunca, estoy en las naciones del mundo, en aquellos lugares en donde hermanos se enfrentan con hermanos por razones sin motivos, en donde el mal toma partida de todo esto.
Este es el tiempo que Yo había anunciado en Fátima, en el que Mis hijos, todos Mis hijos orantes, deberían estar en sus hogares rezando el Santo Rosario, encendiendo una vela a la Madre de Dios; y aun más, sin salir de sus casas, ante todo lo que sucedería en las calles de sus pueblos, en todas sus naciones.
Hoy no quiero confirmar estos acontecimientos por más que están sucediendo. Mi Corazón siente un dolor indescriptible por todo lo que viven Mis hijos en el mundo, especialmente por aquellos que son más inocentes y aún siguen siendo castigados por la indiferencia y por todo lo que sucede, no solo en sus familias, sino también en sus pueblos; heridas que aún no se han cicatrizado y que deberán ser contempladas por la luz de la oración.
Este es el momento, hijos Míos, en el que ustedes y sus hermanos deben ser un espejo de la verdadera oración, de una oración que transforma y que redime, de una oración que se ofrece constantemente a Dios, en reparación por todos los pecados del mundo y por todas las injusticias que viven Mis hijos en este tiempo de adversidad y de caos.
Por eso, así como fue en Pentecostés, Yo les traigo la Luz del Espíritu Santo para que la puedan recibir en su corazón, para que sus almas la puedan sentir y reconocer, para que sean bañados por sus Divinos Dones que, en este tiempo, necesitarán para dar sus pasos en estas filas que Mi Hijo está formando en Sus ejércitos del fin de los tiempos, en preparación de Su esperado Retorno.
Hoy, también les muestro Mi Corazón Inmaculado, un Corazón que sigue pulsando por Amor a la humanidad, un Corazón que se ofrece como refugio para sus vidas y almas, un Corazón que se entrega en sacrificio ante todo lo que sucede en el mundo, ante todo lo que cada corazón siente en este momento de transición planetaria.
Quiero que vean a Mi Corazón como un refugio seguro, como una puerta que los llevará a la Casa de Dios, a fin de que más y más almas orantes puedan enmendar todo lo que sucede en el mundo por medio de la vivencia de los Mandamientos que Mi Hijo les entregó, que hoy son la nuevas Bienaventuranzas.
Necesito, hijos Míos, que sean conscientes de este momento planetario, que cada acto y acción de sus vidas tenga un motivo de reparación y de cura para toda la humanidad, porque en lo más pequeño y en lo más simple es en donde se lleva adelante el Plan de Dios. Esto tiene resultados grandiosos para los planos espirituales de la humanidad.
Hoy también envío, ante Mi Presencia, a los Ángeles de Dios, para que puedan ayudar a las naciones de la humanidad, sobre todo a aquellos pueblos que en este momento viven el enfrentamiento y la guerra, la lucha por la sobrevivencia, por el alimento y lo esencial para poder seguir adelante.
Este es el tiempo de atraer hacia la Tierra la unidad fraterna, llamada fraternidad humana, para que todos Mis hijos aprendan a compartir lo que tienen, ya que, en este momento, no habrá otra salida si no se unen para que sean fuertes en Cristo, en Mi Hijo, el Salvador.
En esa unidad, no solo compartirán su vida, sino compartirán todo lo que tienen y todo lo que poseen, sin tener recelo de que nada les faltará; porque Dios les enviará aquello que necesitan verdaderamente y no aquello que desean.
Aún falta un tiempo para que la humanidad comprenda que es una única familia; que además de existir razas y pueblos diferentes, todos son regidos por el mismo Amor y la misma Fuente, y que en la Fuente Divina no existen diferencias ni tampoco reconocimientos.
Invoco hoy, para ustedes, el sagrado atributo de la humildad, para que más corazones se puedan resignar y entregar a Cristo; para que, como corazones vacíos, puedan ser colmados por sus Códigos de Luz; atributos, virtudes y dones que Mi Hijo les entregará para preparar Su Retorno al mundo, para despertar a los nuevos apóstoles, lo que Mi Hijo aún está esperando para continuar adelante con Su Plan.
Así verán, hijos amados, que a Mis pies no solo tengo al mundo entero, a la consciencia de un planeta que sufre y agoniza por las causas destructivas de Mis hijos que aún no viven a Dios, que están lejos de Dios, que viven la ambición y el poder descontrolado, y solo quieren más y más.
Quiero que, al igual que su Madre Celeste, coloquen en su corazón al planeta; que sus oraciones, cantos, sacramentos y servicios ayuden a curar a la consciencia del planeta; que todo pueda ser reparado para que la Luz de la Divina e insondable Misericordia de Mi Hijo rescate a las almas y se abran los caminos para todos los que lo tienen cerrado; para que, en este abismo planetario, brille la Luz de Dios.
Como su Señora del Santo Rosario, nuevamente los invito, hijos amados, a seguir orando Conmigo, no solo por la paz, sino por el fin de la pandemia; no solo esta pandemia que viven o que hoy conocen, sino por muchas pandemias espirituales que hacen sumergir a las almas en los infiernos de la Tierra y que son peores venenos que la actual pandemia que existe.
Deben tener consciencia, hijos Míos, que el poder de la oración se debe ampliar, no como un fanatismo o un fervor descontrolado, sino con la consciencia que la oración necesita tener dentro de ustedes, para que los portales de la Paz se abran y las almas sean sacadas del sufrimiento.
Hoy, como soldados Míos, soldados de la oración de María, los invito a unirse a Mí, de corazón a Corazón, a fin de que esta situación se revierta y las almas no pierdan el amor, la fe y la esperanza que las hará persistir y atravesar estos tiempos difíciles.
Por eso, en este momento, ante la Mirada compasiva de Dios, traigo el poder de la Luz de Mis Espejos, de las sagradas herramientas de Dios, para que ellas irradien al mundo y a todo lo que está dentro de él; para que la vida terrestre no solo sea curada, sino sublimada; para que las almas sean colmadas por el Amor de Dios y vuelva a despertar en ellas la confianza de vivir en Cristo y por Cristo, a fin de que se cumpla la Divina Voluntad.
En este mes de mayo, vengo a caminar a su lado como la Madre peregrina, como la Madre del Santo Rosario, que en este día coloca Sus pies sobre la Tierra para caminar junto a Sus hijos hacia la sagrada Tierra Prometida.
Esa Tierra, que debe emerger dentro de ustedes, se llama Reino de Dios, en donde todo será renovado y amorosamente compartido, hasta que pueda retornar Mi Hijo y hacer nuevas todas las cosas, no solo dentro de ustedes, sino también en todo el mundo.
Afirmen las promesas que Él les ha realizado, sean parte de Sus promesas para que Su Plan se pueda realizar.
También a Mis pies, recibo las intenciones de Mis hijos, y hoy Mi Manto se abre y se extiende sobre Sudamérica, y llamo a Mis hijos de este continente sagrado para que, desde lo alto de los Andes hasta los océanos, sostengan Conmigo, este crucial momento, en donde las almas necesitan urgentemente afirmarse en Dios para que sea evitada la perdición en masas.
Ayuden, hijos Míos, a que las garras del adversario sean cortadas por la espada del Arcángel Miguel y las naciones de Sudamérica se liberen para siempre de la desigualdad, de la injusticia y del sufrimiento, porque aún la sagrada semilla de Dios deberá germinar, para que algún día crezca y despierte la Nueva Humanidad. Por eso, trabajamos. Por eso, oramos. Por eso, transmutamos y para eso vivimos en el nombre de Cristo, porque sé que aún Mis hijos no comprenden lo que eso significa y la amplitud que eso tiene para la Consciencia del Padre Eterno.
Pero hoy les hago recordar este compromiso; porque si, algún día, aspiran a vivir la Voluntad de Dios deben saber que sus vidas se entregan para lo que Dios necesita llevar adelante en este tiempo final, sin nada a cambio, en un absoluto vacío y en una absoluta confianza.
Yo los invito a meditar en lo que les digo; porque los apóstoles de Cristo serán colocados en donde Él lo necesite, en lugares que nunca habrán pensado, para que el amor y la unidad no se pierdan en esos lugares, y las almas y los pueblos no sigan siendo arrastrados por el mal.
Así, en Cristo, Yo los renuevo en este compromiso divino y sideral.
En este día, Yo los bendigo para que sigan firmes en Cristo y no pierdan de vista Sus Huellas, porque Mi Hijo está pisando fuerte sobre el suelo de este mundo, porque Su Poder es invisible, Su Amor es inextinguible, Su triunfo es eterno.
Sean parte de este momento, por todos los que no lo podrán ser, para que todos tengan la Gracia de la redención.
Este día también es especial para Mí, por Mi hija, Madre María Shimani, ya que la Fuente Divina tiene la oportunidad de renovar, y de renovar, los orígenes de muchas consciencias que surgieron de los sagrados Lagos de la Creación para poder vivir, algún día, su compromiso con Cristo, con la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Por eso, hoy, juntas más que nunca, ofrecemos este momento al Padre Eterno para que Él lo reciba con amor y así sigamos cumpliendo Su Voluntad, una Voluntad que renueva las cosas de tiempo en tiempo.
Hoy, Mi bendición no es solo para ti, hija Mía y madre Mía, sino también es para aquellos que no pudieron seguir los pasos hacia Mi Hijo y no se rindieron a Su Corazón para ser invadidos por Su Amor transformador y redentor.
Hoy, los orígenes son enmendados por el Amor maternal, el Amor que les da la fuerza para que los hijos del Padre caminen firmes hasta Su Casa Celestial.
Hoy, esta rosa, así como está abierta en devoción a Dios, se abre en devoción y amor en los corazones que sufren y que necesitan de la Luz de Mi Hijo para continuar adelante. Esta es la flor de la maternidad que por toda la eternidad estará presente al servicio de los hijos del Padre, para que Sus hijos sean comprendidos, aceptados y acogidos por el Amor maternal.
Quiero enviar Mi Espíritu de protección y de amparo a Mis hijos de Colombia.
Que Mis hijos de Colombia sepan que la Madre de Dios, la Virgen de Chiquinquirá, estará con ellos, caminando silenciosamente hasta que ellos retornen a la paz.
Recen para que esa paz se establezca en Colombia y en todas las naciones del mundo, a fin de que la humanidad se conscientice y despierte a la verdad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hijo:
Guarda la Luz de Dios en tu corazón. Allí, ella reposará y trabajará silenciosamente hasta cumplir su propósito interior.
Guarda la Luz de Dios en tu corazón, para que ella alcance la meta dentro de ti. Esa Luz desciende para bendecirte y para renovarte.
La Luz de Dios es neutra pero muy compasiva. Su presencia regenera la vida y despierta el amor en el corazón humano.
Esa Luz, que proviene de Su Fuente, es una potentísima Gracia que llega para renovar la vida del alma orante.
La Luz de Dios llega para redimir tus células a través de la elevación interior de tu ser. Así, abrirás espacio para que esa poderosa Luz actúe y obre conforme con el propósito que ella tiene.
Deja que la Luz de Dios transforme tu ser y aquellos espacios dentro de ti a donde aún ninguna luz llegó.
Confía en el poder de la Luz de Dios y todo se convertirá.
Ella atrae las almas hacia la Fuente Divina.
Ella comulga con el corazón que vive el camino de la oración.
Es la Luz que ilumina el camino de los pies peregrinos.
Es la Luz que revela la verdad interior.
Es la Luz de Dios que despierta a la consciencia y la conduce al discernimiento.
La Luz de Dios interviene en momentos culminantes y en situaciones difíciles.
La Luz de Dios nunca se reduce o desaparece de este espacio-tiempo.
La Luz es omnipresente y su omnipresencia le permite ayudar a muchas almas que necesitan imperiosamente esa humilde Luz del Creador.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Así como la Luz de Dios extirpa el dolor y el sufrimiento del pasado de las naciones del mundo, así Mi Inmaculado Corazón evita que el desastre y el caos se instalen en la humanidad.
Por esa razón vengo al mundo y desciendo del Cielo como portavoz y Mensajera de Dios para llamar a Sus hijos al momento del despertar de la consciencia y a la importancia del momento de proteger y de cuidar al planeta.
Queridos hijos, hoy su Madre Celeste acompaña con amor y devoción la tarea de Su Hijo para que los frutos de la conversión y de la cura espiritual se establezcan, en aquellos espacios de la humanidad, en donde estuvo ausente la paz, el bien y la caridad.
Por medio de la insondable Misericordia Divina, Dios concede al mundo un tiempo de arrepentimiento y de penitencia a fin de que el cambio de la consciencia sea verdadero y no pasajero. Que este cambio remueva de su lugar a las naciones para que el bienestar, que ciertas naciones viven, sea compartido equitativamente con las naciones que son explotadas y sometidas por el sistema mundial creado por el hombre.
Por eso, hijos, su Madre Celeste llega a los lugares en donde ese despertar permitirá el cambio en toda la humanidad. Así la indiferencia será disuelta de la consciencia humana y todos podrán vivir la fraternidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Y ahora, Mi Preciosa Sangre, plena de Códigos de Luz, se derrama sobre las entrañas más profundas de la consciencia de Alemania y de su pueblo.
La Divina Sangre de su Redentor, plena de los Códigos de Luz de vida, ingresa en los aspectos de la consciencia inferior de los hombres y mujeres de Alemania a fin de que, en el próximo tiempo, se cumpla el propósito espiritual de esta nación.
Por eso, compañeros, la Divina Sangre de Aquel que fue como un cordero llevado al matadero, porta un valor espiritual incalculable para que las almas de Alemania, por medio de esa piadosa Gracia, reciban los méritos que necesitan para dar pasos en el despertar de la consciencia y en la evolución individual y colectiva.
En este sentido, Mi propósito de llegar a la ciudad de Berlín es porque, hasta los días de hoy, ninguna consciencia consiguió generar la condición necesaria para contribuir a la liberación de todas las faltas cometidas en el último siglo XX.
Por esa razón, su Redentor congregará a los devotos y a los peregrinos para que lleven adelante la concreción de la aspiración de su Maestro y Señor de ver redimidas a las consciencias que ocasionaron el gran dolor en la humanidad y que hasta ahora nunca fueron perdonadas ni amadas por ningún ser de la Tierra.
El triunfo de Mi Sagrado Corazón en este tiempo se dará por la redención y por la conversión de los grandes líderes de las naciones, que al igual que Paulo de Tarso, recibirán el impacto de Mi Luz Celestial que los derrotará y los convertirá para siempre.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Queridos hijos:
Mi Corazón de Madre retorna a Italia, como en tiempos anteriores, para traerle a todo su pueblo el Amor y la Luz de Dios. Amor y Luz infinita que ustedes necesitan como sociedad y religión para poder vivir una transparente y verdadera redención.
Por este motivo, hijos Míos, he pedido al grupo peregrino que llegara hasta Italia para traer este mensaje del Cielo. No solo porque su pueblo debe enmendar las faltas cometidas con cientos de inmigrantes, sino también porque ustedes, habiendo sido un pueblo inmigrante, deben trabajar conscientemente el perdón para que en esta nación no desaparezca la paz.
Yo Soy su Madre intercesora y mediadora. Soy la Luz que los quiere llevar hacia Mi Hijo para que, arrepentidos de corazón, profesen su amor a Cristo y alcancen la reconciliación.
Pero primero, hijos Míos, ese acto de verdadero arrepentimiento deberá comenzar en el interior de la Iglesia de Mi Hijo. Ella ya no puede seguir ocultando más sus actos y malos tratos porque de lo contrario perderá también la Paz y la Misericordia de Dios.
Ningún religioso tiene inmortalidad espiritual. Este es el tiempo de la enfermedad espiritual en masa, en el que Mi adversario se infiltra para destruir y tentar a muchos sacerdotes.
En Akita, La Salette y en Fátima Yo anuncié sobre la necesidad de que todos se volvieran hacia Dios lo antes posible, para que pudieran ver Su Faz de inmensa Misericordia y Perdón. Pero muchos no Me escucharon.
Regresé una vez más al mundo, a través de Medjugorje, para anunciarles que, por medio de la donación de Mi Corazón, alcanzarían la paz y menos de la cuarta parte de la humanidad puso en ejercicio lo que Yo había dicho.
Para no perder a Mis hijos, regresé una vez más al mundo, pero esta vez en una fecha clave, el 8 de agosto de 2007, día en el que Yo traje para la humanidad la revelación del Universo y de sus misterios y pedí, ardientemente, que Mi Voz, Alma y Corazón fueran llevados al mundo entero por medio de la Peregrinación por la Paz.
Muchos Me acogieron y lo siguen haciendo, y la consciencia de cientos de almas en el mundo sigue despertando. Pero la Iglesia Me sacrificó por completo, juzgando Mi presencia y cerrando las puertas a Mi mensaje universal de paz.
Esta era la prueba para dicha religión, la de reconocer a la siempre Virgen María, Madre del Altísimo, o negarla con difamaciones y mentiras.
Pero la Luz perpetua y materna de Mi Corazón impidió que Mi aspiración fuese interferida. Porque por detrás de los caóticos y graves escenarios en la Iglesia y en el mundo, Su Madre Celeste creó una poderosa red de oración planetaria formada por todos los seres orantes de la Tierra. Una red de oración que, hasta los días de hoy, sostiene y mantiene por medio del corazón de cada hijo Mío, la misión espiritual y divina de la Madre de Dios en la humanidad.
Este movimiento ecuménico de oración que Yo misma fundé en la superficie de la Tierra, a través de los grupos de oración, es el que permite el peregrinar por las naciones del mundo y que la Voz de los Mensajeros Celestiales sea difundida en todas las lenguas y pueblos, para que ningún hijo Mío se quede sin escuchar.
Por esa razón, hijos Míos, estoy regresando una vez más a Italia para concederle la Gracia de la reconciliación y del perdón inminente que necesita.
Todo lo que sucederá en el encuentro de oración de hoy, será el resultado de un amor inmenso por Dios y por su Divina Señora.
Aún hay tiempo para recapacitar y enmendarse. ¡Háganlo, hijos Míos!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Hijo:
Ve la luz en lo más profundo de ti, esa luz que existe desde el principio de tu existencia, Luz de Dios que te acompaña desde los orígenes y que guarda la historia de tu creación.
Es la luz de tu esencia, una luz desconocida y eterna, una luz que guía tus pasos a través del Cristo interior.
Fija tu atención en el poder de esa luz, la que no es física, sino inmaterial. Es la luz de la Verdad, la que muchas veces las tentaciones y los engaños de Mi adversario desean derrotar y oprimir.
Confía en la luz que hay en lo profundo de ti y todo lo que no proviene de la Luz de Dios se disipará.
Que esta luz interior e invisible a los ojos materiales sea el puente que te una a Dios para que siempre aprendas a vivir Su Voluntad.
Que esta luz interior te muestre la victoria de Cristo en tu vida, en cada paso de unión a Su Sagrado Corazón.
Que esta luz surja de lo más profundo y verdadero de tu consciencia para que nunca te sientas solo, tanto en las pruebas como en los triunfos.
Deja emerger de ti la Luz poderosa e invencible de Dios, la luz que proviene de tu esencia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La luz de Aurora es una luz actuante y oculta. Ella anuncia el nuevo tiempo porque la luz de Aurora todo renovará.
Es la Luz de Dios que se dona incansablemente y solo deja señales marcadas en el cielo de su eterna gratitud.
Esta luz predomina a través de los tiempos. No puede ser derrotada ni disipada porque es luz, y la luz de Aurora es flameante como una llama en el día y, sobre todo, en la noche.
La luz de Aurora actúa en la cura y les promete a los corazones la redención para que se abran las puertas a la rehabilitación.
Esta luz abraza gran parte del Universo porque su origen no es de la Tierra.
La luz de Aurora derrama sus dones y sostiene a quien la invoca.
Es una luz que borra el dolor, el sufrimiento y eleva a la consciencia, solamente, para que viva el encuentro con Dios.
La luz de Aurora reaparecerá y los corazones cantarán su victoria.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para poder derramar todos los rayos divinos del Universo Espiritual.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para elevar a las almas hacia la Casa del Padre Celestial.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para que Mis Rayos Divinos toquen a los corazones que necesitan de mucha redención.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para que las esencias de Dios reconozcan su filiación con el Universo.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios, como Madre, para darles a conocer a los corazones el potente Amor del Padre para con todo lo creado.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para despertar el sagrado compromiso de las criaturas con la Creación.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para estar con Mis hijos e impulsarlos al verdadero cambio de consciencia.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para traer la cura espiritual que muchas almas necesitan.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Medita en la esencia de la vida. Cierra los ojos y, con respiraciones profundas, ingresa en lo profundo de tu ser, en tu corazón. Imagina tu cuerpo físico, tus células y átomos, esos sistemas que, con perfección, te dan la vida.
Adéntrate en lo que tú eres, comenzando por la expresión de tu alma en la materia de tu cuerpo. Comienza a penetrar más profundamente en tu corazón y descubre que, más allá de la materia, hay vida.
Encuentra en ti la puerta hacia tu propia alma, hacia tu espíritu, hacia tu esencia. Contempla en lo más profundo de tu corazón una luz brillante y pura, una esencia divina, y permanece en silencio delante de ella. Siente su pureza y su luz cristalina que brilla independientemente de lo que haya a su alrededor.
Ingresa en esa luz dentro de ti y observa cómo ella está formada por muchas otras luces más pequeñas y semejantes, pero de una pureza desconocida. Su brillo no tiene un color que puedas distinguir, porque no existe en la naturaleza ni en la imaginación de los hombres algo que se asemeje a ella.
Ingresa más profundamente en esa luz, compuesta de pequeñas luces, y ve tu consciencia inmersa en ella, como si te sumergieras en una luz profunda que deslumbra tus ojos, pero que colma tu corazón.
Adéntrate en esa luz sin fin y percibe que las pequeñas luces que la formaban se van volviendo grandes cuando las comparas con tu consciencia. Ve que entre ellas se va abriendo un espacio de color azul profundo como el Cielo en la noche. Las pequeñas luces que formaban tu esencia comienzan a esparcirse en ese infinito. Contempla a los soles, las galaxias y los planetas que surgen delante de tu interior.
Observa, hijo, esto es lo que eres: un principio de una Creación infinita. En tu interior se guarda la puerta hacia el Cosmos. Tú habitas en Dios, así como Él habita en ti. Y, si encuentras esta verdad, no sentirás más ni vacío ni soledad, porque nada estará separado.
La vida es en tu interior y tú eres en la vida.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando llego al planeta, reflejo sobre el mundo Mi Consciencia-Espejo para que los ideales y las formas de la mente terrestre y humana sean modificados por la Luz potentísima del Corazón de Dios.
A través de Mi Consciencia-Espejo reflejo sobre la Tierra los principios de la regeneración y de la cura para la humanidad, a fin de que los seres del planeta despierten al tiempo de su redención.
A través de Mi Consciencia-Espejo retiro de la perdición a los más perdidos y ofrezco el refugio de Mi Corazón como templo y casa de salvación para las almas que desesperan.
A través de Mi Consciencia-Espejo purifico el sentimiento global y depresivo de la humanidad para que los ángeles exorcistas derroten toda idea maléfica y triunfe el bálsamo del Amor de Dios.
A través de Mi Consciencia-Espejo despierto el espejo del corazón de cada ser para que se cumpla la Divina Voluntad de ver la manifestación de la nueva colonia de Cristos.
A través de Mi Consciencia-Espejo reflejo sobre la humanidad la Fuente de la Misericordia de Dios para que los pecadores sean perdonados y los oprimidos sean liberados de su propia prisión espiritual.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Soy María del Calvario y acompaño, en este tiempo, la dolorosa pasión del planeta.
Soy María del Calvario y estoy al lado de Mis hijos para poder guiarlos por el camino de la absoluta redención.
Soy María del Calvario y llevo en Mi Corazón los dolores de los Reinos de la Naturaleza.
Soy María del Calvario y estoy presente en el corazón de los hijos de Dios que sufren.
Soy María del Calvario y con Mis oraciones alivio la pesada cruz de estos tiempos.
Soy María del Calvario y con Mis súplicas elevo a los pecadores hacia el estado del perdón.
Soy María del Calvario, la Madre que acompaña la purificación interior y exterior de cada hijo.
Soy María del Calvario y coloco sobre Mis brazos a los que están exhaustos de sí mismos, así como a los que tienen sed del Amor de Dios.
Soy María del Calvario y recojo con Mis manos a los que están perdidos, llevándolos al encuentro de la Luz de Dios.
Soy María del Calvario, Soy la Madre de los que repudian y ofenden a Dios, para que ellos tengan una oportunidad espiritual.
Soy María del Calvario, Soy la Madre que siempre está allí para que, bajo el servicio incondicional, la humanidad se pueda salvar.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que la Luz de Dios penetre la Tierra y toda oscuridad sea disipada.
Que la Luz de Dios reconstituya todo lo que se perdió esencialmente en las almas.
Que la Luz de Dios eleve a todas las consciencias, y que esa Luz transforme hasta lo más pequeño.
Que la Luz de Dios transfigure la vida planetaria, y cada átomo, partícula viva o célula reciba el impulso de la Luz de Dios.
Que la Luz de Dios participe de cada momento de la humanidad, para que las almas sepan que la poderosa Luz de Dios es la que renovará y liberará todos los tiempos.
Que la Luz de Dios sea reconocida por todas las criaturas vivientes, y que esa misma Luz encienda la sabiduría en las consciencias.
Que la Luz de Dios reine en todo espacio y lugar, porque la Luz de Dios trae amor y sabiduría para que las almas se sirvan de la Fuente Mayor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando escucho sus voces orando, en Mi Corazón resuena la melodía de la más simple devoción de Mis hijos.
Es ese amor interior que siento de Mis hijos del mundo, el que Me hace retornar a la Tierra, directamente desde el Cielo para volver a bendecirla.
Cuando escucho la voz de Mis hijos, Mi Corazón es inundado de un amor desconocido y elevado de parte de ellos, amor que en muchos casos se mantiene guardado en su interior.
Cuando escucho la voz de Mis hijos, es la señal más verdadera de que, una y otra vez, debo descender del Cielo para estar cerca de Mis niños y así derramarles la Luz de Dios.
Cada vez que Mis hijos rezan a Mi Materno Corazón, su Madre Celeste puede penetrar las capas más oscuras de la Tierra para derramar la luz del amor que muchos hijos necesitan y así liberarlos de la perdición.
Quiero seguir escuchando la voz de la oración de Mis hijos para que pueda volver al mundo cuantas veces sea necesario.
¡Les agradezco de verdad por responder a Mi llamado!
Y sean bien recibidos en Portugal, la tierra en donde una vez Mi Inmaculado Corazón tocó la esencia de la humanidad.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Y seré Yo quien te ayudará a cruzar la noche oscura del alma, a superar y a atravesar sus más fríos desiertos.
Y seré Yo quien te colmará por dentro y te dará la fuerza interior que necesitas para aprender, en Mi Nombre, a superar los obstáculos de la consciencia.
Y seré Yo quien te indicará el camino y no ninguna otra persona, porque la Luz que emerge de Mi Corazón es inextinguible.
Y seré Yo quien te quitará el vacío o la falta de amor, porque te colmaré siempre de cosas nuevas, de energías radiantes que solo provienen del Universo Espiritual.
Seré Yo quien te impulsará todos los días a ser nada y a ser todo para los demás, sabiendo que, en esta escuela de la Tierra, la primera lección es el amor del corazón.
Seré Yo quien te concederá la paz y el gozo de poder vivir en el Padre Eterno. Ya no habrá otro camino, sino solo el Camino del Maestro.
Seré Yo quien te secará las lágrimas y lavará tu rostro para que sigas adelante sonriéndole a la vida, a la plenitud del servicio; sabiendo que, en cada nuevo paso, así como en cada nueva entrega, estarás aprendiendo a morir interiormente por Mí, como Yo morí por ti en la Cruz.
Yo seré el nuevo cireneo que te ayudará a cargar con tu cruz, porque conozco tus miserias, pero también conozco tus destrezas. Lo único que quiero es que todo sea para Mí.
Seré Yo quien te concederá la Misericordia que necesitas.
Seré quien te abrirá la puerta para que algún día ingreses en el Reino Celestial.
Yo seré todo para ti, si Me lo permites.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Que la Luz del Corazón de Dios les conceda a los servidores toda Su Sabiduría, para que los designios del Altísimo se cumplan, a pesar de las dificultades.
Que la Luz del Corazón de Dios disipe las interferencias y rompa con Su Poder todos los obstáculos, a fin de que las almas aprendan a caminar libres de sí.
Que la Luz del Corazón de Dios penetre la consciencia planetaria, para que más almas sean arrebatadas por el Amor poderoso de Jesús y sean retiradas de los grandes abismos del hipnotismo y de la ilusión.
Que la Luz del Corazón de Dios les revele a las consciencias el compromiso establecido en el Universo, para que todas las fases del Plan de Amor se cumplan.
Que la Luz del Corazón de Dios atraiga hacia el mundo el estado divino de Paz y, así, todas las tinieblas de la Tierra sean disipadas.
Que la Luz del Corazón de Dios divinice la materia, el alma y toda la consciencia que en este tiempo se confirma como instrumento en las Manos del Creador.
Que la Luz del Corazón de Dios se refleje en la sufrida humanidad y, así, las heridas del espíritu sean curadas por el infinito bálsamo de Su Amor Redentor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más