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En este tiempo de definiciones, hijos, todos los seres, en diferentes grados, están siendo llevados a confrontar en el propio interior la voluntad humana y la Voluntad Divina, el viejo y el nuevo hombre.
Dentro de la voluntad humana se guardan todas las creencias sobre la vida, sobre sí mismos, sobre Dios y Su Plan, sobre la misión personal y cómo llevarla adelante, sobre el conocimiento, la sabiduría, la verdad y la ignorancia.
En la Voluntad Divina se guarda algo profundamente desconocido y silencioso que, con su simple aproximación, derriba muros y estructuras, transforma, modifica y renueva lo que estaba fuera de lugar dentro de los seres.
Pero asegurarse en lo que es desconocido no es cosa fácil de hacer. Dejar transformar sus convicciones más formadas y maduras en la consciencia para caminar hacia algo que no se sabe lo que es, donde la consciencia humana no tiene raíces, sino solo espíritu, es el gran desafío de estos tiempos.
¿Y cómo vivirlo?
No habrá otra forma de cruzar este momento, hijos, sino orando, rindiéndose cada día más profundamente y abriéndose hacia una relación más verdadera con Dios, para que así sepan reconocerlo, aun en lo invisible, aun en el silencio, para que sepan distinguir Su Voluntad, más allá de los gritos de las voluntades humanas.
En este tiempo del planeta, solo se sustentarán con una relación verdadera entre Dios y el hombre. Se trata de la experiencia de la Alianza ya realizada por Cristo y que ahora debe ser vivida por los seres. Pero en la relación con Dios no hay pasado, no hay condición humana, no prevalece la carne, sino solamente el espíritu.
Para pasar por la puerta del Encuentro habrán de vencer vergüenzas, creencias, convicciones, planes personales, voluntades, condiciones, miedos y deseos, metas y aspiraciones. Es en el vacío en donde encontrarán la respuesta y la vestimenta correcta para pasar por la puerta estrecha, donde caben solo el espíritu y el amor.
Oren para comprender lo que les digo. Silénciense para que, en comunión con el silencio, sepan escuchar la Voz de Aquel que, aun habiendo manifestado el Verbo, habla a través del silencio.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Quédate a los pies de la Cruz del Redentor, para que comprendas en dónde comenzó a ser sellada la Alianza entre tu corazón y el Corazón de Cristo.
Quédate a los pies de la Cruz del Redentor, para que allí recuerdes Su llamado y sepas porqué hoy Él te vuelve a llamar en lo profundo de tu corazón.
Quédate a los pies de la Cruz del Redentor, en donde no hay honra, sino aquella escondida en Su Sangre; en donde no hay gloria, sino aquella que se guarda en el misterio de Su Sacrificio.
Y es así, hijo Mío, que a los pies de la Cruz comenzarás a comprender la Voluntad de Dios para ti. Él te quiere allí, siempre en adoración a Su Corazón, siempre unido a Su Sacrificio e imitando Sus pasos.
Él te quiere allí, en donde tú desapareces y Él resplandece, en donde la gloria del mundo se desvanece y da espacio a la Gloria de Dios; en donde las ansias por la honra se disuelven en la única necesidad de justificar Su Sangre con la renovación del amor en tu propia vida.
Quédate a los pies de la Cruz del Redentor, y todas tus preguntas serán respondidas. Sabrás que el miedo de la cruz es en verdad el miedo de entregarte con locura, de perder este mundo para ganar el Infinito, de dejar de ser uno para ser Todo.
Quédate a los pies de la Cruz del Redentor, porque ya llegó el tiempo de retomar, con plenitud, lo que Él comenzó en el Calvario.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Hijos Míos:
En este día, en el que seguiremos reviviendo la Pasión del Señor, continúen abriéndose internamente para que Dios Padre pueda seguir obrando milagros en muchas almas del mundo, especialmente en las que escuchan el Llamado de Mi Hijo.
En adoración y con devoción, ofrezcan sus vidas como un testimonio de amor y de fe por Cristo, para que en el mundo se establezca la cura en toda la humanidad.
En ese ofrecimiento, queridos hijos, ustedes le demostrarán al Padre que es posible continuar con Su Proyecto Divino en la Tierra.
Por eso, hijos amados, sírvanse de los méritos de Cristo, los que en cada nueva Semana Santa se ofrecen por la conversión de los pecadores.
Su alianza espiritual con Cristo mantiene abierta la Fuente de la Gracia. Y si esa alianza interior se profundiza en este tiempo, más Gracia y Misericordia la humanidad necesitada recibirá, para que el arrepentimiento se viva en cada uno de Mis hijos.
Como Madre, los acompaño en estos días para que, luego de haber pasado la Semana Santa, estén más fortalecidos para aprender a atravesar los nuevos desafíos, los que los impulsarán a dar un nuevo paso, hasta que puedan llegar a estar en la Presencia misericordiosa de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Señor,
entra en mi corazón como en Jerusalén,
multiplica el pan de las virtudes
y sacia el hambre de mi alma.
Cura las heridas más profundas de mi lepra interior,
causada por las miserias y pecados
que me llevan a caer, una y otra vez, en el suelo.
Déjame tocar Tu túnica, oír Tu Voz
y encontrar Tu Mirada.
Déjame sentir Tu Reino,
vivirlo y descubrirlo
revelado en mi interior.
Refleja la Verdad Celestial
en el espejo de mi corazón
y llámame a seguir Tus pasos,
sobre los montes y hasta la Cruz.
Que el poder de Tu Presencia
perpetúe la alianza que hiciste con mi pequeño
y pobre espíritu.
Haz mi ser sagrado, Señor,
semejante a Ti, Hijo de Dios,
para que yo pueda servirte, amarte
y renovar Contigo la vida
en todos los Universos.
Amén.
Que Mi oración sea la perpetua oración de las almas que aspiran a seguir los pasos de Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ingresa en las esferas celestiales a través de la adoración al Cuerpo Eucarístico de Cristo. Deja que el Pan se revele como parte consagrada de tu Señor y encuentra en Él a los espejos y a los portales.
Ve tu esencia reflejada en Aquel que se da para ser adorado y, en el silencio de tu corazón, vive la revelación de la Alianza, siempre nueva y eterna, sellada por Cristo para que tu consciencia trascienda la condición humana y viva Su Propósito Divino.
Adorar al Cuerpo Eucarístico de Cristo, en profundidad, es vivir la revelación de la unidad entre Dios y los hombres, entre el infinito Cosmos y el microcosmos en tu interior. Allí es en donde la verdad se revela, en donde los velos rasgados se abren como los telones de un teatro que tuvo su fin, y los personajes dejan de existir para mostrar su verdadera faz.
No solo contempla y adora a la Eucaristía, hijo, sino, como un imán espiritual y divino, deja que ella venga a tu encuentro y ve tú también al encuentro de ese portal hacia el Corazón del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Entonces, al ingresar estarás en el Tiempo eterno de Dios y podrás reconocer quién eres.
Contempla, en la Sagrada Eucaristía, a la Iglesia Celestial de tu Señor. Que ella misma revele lo sagrado que hay en ti.
Comprende así que hay misterios infinitos, no solo en lo oculto y en el silencio de las dimensiones invisibles de la vida, sino también, hijo, en aquello que te fue entregado como Gracia y ceremonia y, más que eso, en tu propio ser, en tu propio cuerpo, alma, espíritu y corazón hay misterios que debes develar.
Contempla en la Sagrada Eucaristía la puerta que te conduce a esa revelación celestial para que ya no existan misterios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Yo les doy Mi Cuerpo para que se alimenten del Espíritu de Dios.
Yo les doy Mi Sangre para que justifiquen sus errores, los enmienden y reciban perdón y Misericordia.
En todo este misterio, Dios se entrega completamente a Sus hijos para que Sus hijos se entreguen a Él y lo reconozcan como el Padre de la Misericordia y de la Bondad.
A través del Cuerpo y de la Sangre de Cristo las almas alcanzan, todos los días, la expiación que necesitan para poder vivir conforme el Reino de Dios lo determina.
Por eso, esa unión perfecta con el Cuerpo y la Sangre de Cristo concederá no solo importantes procesos espirituales de redención y de cura, sino que también traerá al mundo lo que necesita para poder santificarse y, así, recibir los Atributos Divinos necesarios para poder cumplir con el Plan de Dios.
Este es el momento de descubrir, más allá de las formas, lo que significa esa alianza, espiritualmente profunda, con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, porque, por medio de ese descubrimiento de lo que es primordial y fundamental, el ser humano entrará en el verdadero camino de lo sagrado.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Así como acogí en Mi Corazón a cada apóstol y discípulo de Mi Hijo, a cada nueva alma que despertaba a la Alianza Eterna entre Dios y los hombres; así, hijos, los invito a recibir a los que despiertan en estos tiempos.
Mi Corazón de Madre y Protectora, no solo del mensaje y de la misión de Mi Hijo, sino también de todos aquellos que lo escuchaban y que, a través de él despertaron, viene a acoger, en estos tiempos, a todos los corazones que se rinden ante Dios.
Independientemente de su pasado en este mundo y más allá de él, Mi Corazón contempla su verdad, la esencia que son, parte del Dios Vivo, y el Origen al que deberán retornar.
En este tiempo, en el que las almas no encontrarán sentido ni aliento en las cosas del mundo, los invito a contemplar cada corazón como Yo contemplaba a los que despertaban a través de la Presencia viva de Cristo en la Tierra.
Todos, paganos y santos de espíritu, devotos y mundanos, fueron tocados y lavados por el Amor de Dios, a través de Cristo, para retornar a Su Corazón. El tiempo pasó, hijos Míos, y muchas de esas almas, que sellaron un compromiso con Cristo, se perdieron. Pero llegó el tiempo de que retornen a Su Corazón, llegó el tiempo de que tomen con sus manos la antorcha que ilumina al mundo y que anuncia el retorno del Redentor a la Tierra.
Por eso, al recibir a las almas que llegan y que, poco a poco, despiertan, no miren su pasado y sus pecados, sino sean ustedes mismos los ejemplos de amor que ellas necesitarán para consolidar su despertar y soportar la transformación de sus vidas.
Es tiempo de acoger y de unir lo que está separado. Es tiempo de que las células de Dios retornen a Su Corazón. Y esto se dará, hijos Míos, no solo en ustedes, sino en todas las almas que partieron de las Fuentes Divinas con la misión de renovar y recrear la Creación de Dios Altísimo.
Abracen, con amor, la parte que les cabe y aprendan a acoger al prójimo con el corazón. Esto también los hará crecer y los aproximará más a Dios, como debe ser.
Juntos retornarán al Origen de la vida.
Yo los bendigo y les agradezco por imitar Mi ejemplo de Madre y Guardiana de las almas.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Ahora que la misión prevista por su Maestro y Señor fue efectivamente realizada y cumplida con el apoyo de Mis seguidores y peregrinos, Alemania quedó espiritualmente preparada para comenzar a vivir su transición hacia la redención y hacia la experiencia de un camino de amor.
Por eso la misión espiritual en la ciudad de Berlín tuvo que cumplir con las dos etapas anteriores a través de los Encuentros de Oración realizados en Múnich y en Frankfurt. Así, la Jerarquía Espiritual reunida consiguió trabajar ampliamente en el proyecto y en el propósito de desactivar de la consciencia de Alemania las grandes raíces del mal que la condenaron como nación y como pueblo, evitando que la Luz Divina pudiera llegar.
De esa forma, una alianza interna se estableció entre los corazones de Alemania y los Mensajeros Divinos para que, en el próximo ciclo, puedan ser fundadas las bases ecuménicas de una Comunidad-Luz religiosa y civil.
Es así que ese impulso permitirá que, en Alemania, la Jerarquía cuente con una columna de luz que posibilite el descenso de más atributos sobre las consciencias para que, algún día, esas almas se animen a dar pasos por la redención de sus vidas.
Para eso, Mi Sagrado Corazón ya tiene contemplado el lugar en donde dichas bases comunitarias se establecerán.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Queridos hijos:
En este día, en el que Mi amado Hijo volverá a realizar una tarea planetaria, Yo los invito a acompañarlo, interna y presencialmente, en los Centros Marianos para que, en esa unión de almas, el Universo pueda actuar y obrar una vez más.
Los invito a seguir sinceramente los pasos de Mi Hijo para que también sus vidas, así como toda la humanidad, reciban los impulsos divinos que necesitan.
Es de esa forma que, a través de la unión interna, ustedes, hijos Míos, permitirán que se fortalezcan los lazos de unión y de amor entre los seres humanos.
Porque para este ciclo será importante mantener, no solo esa alianza espiritual con lo Alto, sino también la unidad interna entre las almas de este mundo a fin de que despierte un mayor interés por ayudar y colaborar misericordiosamente con el semejante.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Si en verdad Mi Presencia entre ustedes solo fueran visiones, nunca hubiera sido posible construir la Obra por los hombres del mundo.
Una obra es verdadera cuando es sostenida por la propia Presencia Divina, y esa Obra perdura porque la Presencia Divina así lo desea y así todo lo manifiesta.
A veces, ciertos religiosos y sacerdotes ofenden más con sus comentarios la Obra que Dios realiza en el mundo y menos lo agradan con sus acciones litúrgicas.
En verdad, cuando ciertos sacerdotes, religiosos o incluso obispos, ofenden la Obra que Dios realiza en las almas, lejos del control y de la potestad de la Iglesia, eso es más grave que todas las faltas cometidas por los pobres pecadores.
Se debe tener cuidado con todo lo que un representante de Cristo en la Tierra dice o le manifiesta al pueblo de Dios, poniendo en contra a los corazones, llenándolos de más y más dudas.
Eso es mucho más grave porque podría estar condenando con su palabra la salvación de todas esas almas que lo escuchan.
La única Verdad la tiene el Padre Celestial y ante todo lo que Él haga con Su Obra independientemente del poder de los hombres de la Iglesia, debemos inclinar nuestra cabeza y respetarlo; porque el ser humano nunca podrá comprender profundamente todo lo que Dios quiere hacer.
Por eso, le pido a todos los sacerdotes, religiosos y representantes de iglesias cristianas que guarden su lengua para no seguir ofendiendo la Obra de Dios, que es infinita y eterna, y para no manchar con sus comentarios irónicos a las almas que colocan su fe en Cristo.
Cada uno cumple con su parte en esta misión de evangelizar en la Presencia del Señor, por medio del ejemplo, del amor y de la verdad más que con las palabras.
No olviden la fraternidad y el ecumenismo que todavía no ha sido comprendido por ustedes, ya que la verdadera alianza que se deberá establecer entre las diferentes creencias se basa en el amor y en la transparencia.
Que los sacerdotes sean verdaderos intercesores de Cristo entre el Cielo y la Tierra, y no verdugos vestidos de santos que condenan a sus semejantes y no miran hacia su interior, olvidando la penitencia.
Quien piense que sobrevivirá solo, estará perdido. La unidad y el respeto entre los pueblos y las religiones es lo que vencerá a la bestia que saldrá del abismo.
La fe no se mide por los actos o por los juicios.
La fe es bálsamo de luz en los corazones simples.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos:
No hay mal que pueda reinar en los corazones valientes en Cristo, porque esa valentía interior solo proviene de la unión con Cristo y eso la hace verdadera y, al mismo tiempo, simple.
No hay nada que pueda destruir esa unión con Cristo, nada que la pueda disolver o hacer desaparecer. Cuando esa unión es sincera y honesta, nada puede interferirla.
No existe nada visible o invisible que pueda obstruir o corromper esa unión íntima con Cristo, porque la base de la fe la hace invencible y, al mismo tiempo, duradera.
No hay nada semejante o aparente que pueda oponerse a los valientes de Cristo, o invadir esa unión esencial con Mi Hijo. Si existe esa poderosa alianza con Cristo, todo será más fuerte y las experiencias de amor serán inolvidables.
No hay nada que pueda perturbar o romper esa unión espiritual con Cristo, porque existe esa comunión perfecta con Su Divina Persona y así se establece la unión con Su Altísima Divinidad.
Por eso, no hay nada que modifique o altere esa unión íntima con Cristo, porque existe la confianza en el Ministerio de Su Gracia y en la Obra de Su Misericordia.
Confíen, hijos, en esa unión y fortalézcanla todos los días, a fin de que siga triunfando el Amor insondable del Sagrado Corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Si vives dificultades dentro de Mi Plan, es señal de que él se está cumpliendo.
Ten siempre una mente madura y un corazón fuerte, para aprender a superarte a tí mismo todos los días, sabiendo que por detrás de cada prueba y de cada desafío, está Mi Corazón y se proyecta Mi Voluntad sobre tu vida: en todos tus sentidos, en cada respiración, así como también en cada nuevo sueño.
No pierdas tus expectativas. Eso también se lo dije a Mis apóstoles en el pasado. Mantén tu espíritu ardiente y el gozo de Dios siempre te colmará.
No existe amarra ni lazo que no pueda ser desatado. No existe obstáculo ni prueba que no pueda ser superada. Porque si confías en Mí plenamente, Mi Corazón te protegerá y Yo siempre renovaré tu vida a través de los aprendizajes, de las enseñanzas y de las pruebas, que en este próximo tiempo deberás vivir por Mí.
Pero no te desanimes. Si Yo Soy tu Señor y tu Dios, nada te faltará. Tengo grandes tesoros especiales para entregarte, cuando tus pasos se dirijan solo hacia Mí y puedas encontrar la libertad en Mi Camino.
No tengas miedo de saber lo que te espera a la vuelta del camino. No tengas miedo de sentir el poder y el rigor de Mi Voluntad, porque si Yo, que Soy tu Esposo y tu Compañero, estoy a tu lado, nada te pasará. Solo necesito que crezcas en los grados de amor, de la entrega y del servicio.
Muchas almas necesitan aprender por medio de tu ejemplo, sincero y verdadero, para Conmigo.
Cuando estés a punto de caer en el abismo o en una gran dificultad, te sorprenderás, porque Yo te tendré entre Mis Brazos, para consolarte y darte la fuerza del espíritu.
A Mis más preciados soldados, a los que Yo he convocado y he escogido para Mi tarea planetaria, les exigiré grandes cosas. Y sé que tal vez, podrán ser grandes para ellos, pero Yo siempre los socorreré, siempre los auxiliaré. Y a pesar de que Mi Consciencia esté en silencio, no perderé un momento, ni la oportunidad de poder acompañarlos en los pasos hacia la transformación y de la redención.
Apóstol Mío: vierte tus aspiraciones sobre Mí, porque Yo también deseo ser consolado por tu entrega, por tu dedicación y por tu gran perseverancia. Solo deseo el bien para ti, pues Yo, el que te habla, que Soy tu Dios, estoy aquí; confía en Mí y tómate de Mi Mano, para poder llegar hasta el fin, a lo que más deseo para ti, a lo que he pensado y he diseñado en la meditación de Mi Corazón y de Mi Espíritu.
Yo solo seré tu refugio y no existirá otro. El mundo es una ilusión y se sumerge en sí mismo, en la perdición. Por eso Yo ofrezco grandes sacrificios para los que he escogido con Mi propia Mano. Y aunque tú no comprendas completamente Mi Voluntad, Yo te ayudaré a sustentar la cruz que Mi Padre te ha entregado. Y seré el nuevo Cirineo, Aquel que viene a ayudarte para alcanzar la libertad y el perdón de todas tus penas.
¡Vacíate, vacíate, solo vacíate !
Anímate a hacerlo por Mí y Yo haré muchas cosas a través de ti, porque Mis designios son muy desconocidos; Mis Voluntades son inexplicables. Pero Mi Propósito para tu vida es muy claro y nunca lo cambiaré, porque lo que está escrito en el Corazón de Mi Padre se cumplirá.
Por eso, Yo te llamo. ¡Sígueme y no te canses de hacerlo!
No vengo a mirar tus pecados. No vengo a contemplar tus imperfecciones, tus dudas, ni tampoco tus fracasos. Solo necesito que confíes en Mí y que Me esperes todo el tiempo en la adoración, en la oración, en el silencio, en la comunión con la Naturaleza. Y de la nada, todo se disolverá, porque Mi enemigo no conoce el amor, ni el poder que él tiene.
Tú eres una chispa de Dios. Eres una célula inmaterial de Su Espíritu. Y Él una vez sopló y viajaste por el Universo para encarnar como espíritu, dentro de una gran experiencia que es el amor.
Sin amor nadie puede vivir, tampoco el mundo. Sin amor, las almas mueren. Sin amor, las almas enferman. Cuando no puedas estar en el amor, búscalo en Mí, que Yo te lo daré, te lo haré sentir como en el primer día en el que te decidiste a decirme sí. Y todo pasará. No existirá angustia ni temor que prevalezca, porque el Amor que Yo tengo por los que he escogido con Mi Mano es intransferible.
Reposa, en esta noche, tu espíritu sobre Mis Brazos y entrégate a Mi Amor renovador. Yo tengo la potestad de cambiar todas las cosas y todos los acontecimientos. Si por lo menos las almas del mundo miraran con sinceridad a Mi Corazón, ya no existiría el sufrimiento.
Por eso sufro por los que no se entregan. Sufro por los que Me abandonaron y no supieron confiar en Mi Amor; porque Mi Amor, hasta el fin de sus vidas, será desconocido y solamente lo conocerán en la Eternidad, en el Paraíso, en donde ya no existe ni vive el dolor, ni el sufrimiento.
Quisiera, apóstol Mío, que te rindieras a Mis Pies, que te postraras ante Mi Presencia cada vez que lo necesites; porque Yo te levantaré del suelo y te haré fuerte, tan fuerte como lo fueron los apóstoles y nadie perderá su camino, porque quien confía en Mí no perecerá. Podrá atravesar una gran prueba, pero en el mayor naufragio, en la mayor duda o en el mayor cautiverio, Yo estaré allí presente, esperando que Me busquen, que Me encuentren, que Me abracen y que sientan el Fuego Misericordioso de Mi Corazón.
Hoy entrego estas palabras a los que persisten y no se cansan; a los que se animan a amar todos los días más allá de sí mismos. Porque si en verdad amaran el misterio, él se conocería y las almas adquirirían sabiduría para realizar las Obras de Dios.
Hoy vengo a cicatrizar una herida espiritual imperceptible y a pasar Mi Mano sobre ella para poder curarla, sabiendo que la Voluntad de Mi Padre se cumplirá.
No desistas ni te canses. El soplo del Espíritu te auxiliará y se abrirán las puertas, se iluminarán los caminos y las tinieblas desaparecerán a tu alrededor. Solo necesito que te entregues a Mi Confianza, para poder dar el gran y último paso, el que te desposará Conmigo eternamente. Y viviremos una Alianza espiritual y amorosa, desconocida para tu alma. Porque quien se desposa Conmigo alcanza la libertad y es semejante a un ave en alto vuelo, libre para poder alabar a Dios por toda la eternidad y para estar algún día entre los santos y los bienaventurados, proclamando con los coros celestiales, el retorno de su humilde Maestro y Señor.
Padre, hoy Te imploro. Da fuerza a los que Te escuchan. Da ímpetu a los que Te siguen. Haz crecer la fe en los corazones que Te claman. Y Te aseguro, Adonai, que el mundo cambiará, porque la Tierra será repoblada de Nuevos Cristos, que serán como llamas semejantes al Espíritu Santo y que estarán entregadas a Ti, en adoración.
Padre, Amado Señor, fortalece la esperanza; obra en Tus criaturas por medio de la cura y de la redención, para que todos los autoconvocados y los que aún no se convocaron, estén a Mi lado, celebrando junto a Mí la ceremonia del Perdón y de la Reconciliación.
Da a conocer, Señor, Tu Infinita Voluntad. Da de beber a todos de la Fuente de Tu Amor, para que las heridas más profundas y desconocidas se cicatricen y se establezca, Señor, Tu Reino para siempre. Amén.
Deja tu corazón vacío para Mí, y Yo podré depositar Mis mayores tesoros, los que se revelarán con el tiempo por medio de tu servicio, de tu entrega y de tu caridad.
Que Mi Nombre resuene en los corazones del mundo, para que Mi Palabra se cumpla en todos los que he llamado en este tiempo, para servirme.
Quédate en Mis Brazos y siente Mi Paz.
Quédate en Mis Brazos y siente Mi Aliento.
Abrázame fuerte y escucha el latido de Mi Corazón, coloca tu cabeza sobre Mi Pecho, para que resuene en tu interior la flamante Llama de Mi eterno Amor.
Que tus faltas se disuelvan. Que tus pecados sean perdonados y que tu alma se consagre a Mí, para que en los últimos días de la vida, te unas en matrimonio espiritual Conmigo, para siempre.
Y así, los Jardines del Cielo florecerán. Y como una dulce esposa, caminarás entre las rosas hacia Mi encuentro, libre del pasado y de todo dolor. Y al final de los Jardines, Me encontrarás y colocaré en tus manos Mi Sagrada Alianza, para que seas Mi compañera de camino y así vivas, después de esta vida, Mi Voluntad en otros espacios del Infinito.
Y serás una estrella incandescente, que tendrá escrita en su interior la historia de la redención y del perdón. Y muchos seres del Universo conocerán esa historia, porque finalmente tu esencia será como un espejo que derramará de la Fuente, el Amor, que todo perdona, todo cura y todo redime.
Y reuniré a las estrellas del Universo para la ceremonia. Y todas las esencias que se han consagrado a Mí, se desposarán con su Rey y Señor. Y Yo, con el Cetro de la Luz de Dios, en compañía de María Santísima, bendeciré a todas las esencias, las consagraré y las desposaré con Dios, para siempre.
Y en esa hora ya no existirá el mal, porque todos los que hayan confiado en Mí, conocerán el verdadero Amor y la verdadera Sabiduría.
Pacifica tu corazón. Calma tu mente y entrégate a Mis Brazos, para que Yo pueda dejar en ti el Universo de Mi Amor y de Mi Misericordia.
Vean cuán grandioso es el Amor del Padre; Él, que es tan grande e infinito, se hizo pequeño entre Sus criaturas, y entregó lo más grande que tenía: a Su Hijo, para que Él, mediante el pan y el vino, diera de comer de Su Cuerpo y diera de beber de Su Sangre, a fin de establecer la Alianza entre las almas y el Creador.
Con especial gozo y alegría, hoy bendigo este pan. Y vuelvo a repetirles: tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que fue ultrajado por los hombres, para el perdón y la remisión de los pecados.
De la misma forma les digo: tomen y beban todos de él, porque este es Mi Cáliz, es Mi Sangre de la nueva y eterna Alianza entre los hombres y Dios, a fin de que se cumpla Su divino y magnífico Propósito.
Que los que hoy coman y beban de la Mesa del Señor se regocijen, porque sus pecados fueron perdonados, sus amarras fueron liberadas y el Amor del Glorificado y Sagrado Corazón de Jesús triunfó sobre los redimidos. Amén.
Y ahora, deja que Yo lave tus manos, tus pies y tu cabeza, con la Fuente Espiritual del Amor, para que todo sea renovado y no existan dudas de que este es el Camino que Yo te ofrezco para vivir todos los días, hasta que Yo pueda ver con Mis propios Ojos y sentir con Mi propio Corazón, que Me has superado en el Amor.
Y aunque no lo creas, eso es posible, porque quien de verdad ama, se dona; y quien se dona, se entrega a Dios incondicionalmente.
Establece entonces, para los días que vendrán, este matrimonio Conmigo y deja que te coloque el velo para desposarte Conmigo y te entregue Mi Alianza para que te unas a Mí. Porque Mi Corazón no solo guarda tesoros, sino también muchos misterios de amor, que en este tiempo deseo derramar sobre las almas que Me buscan y que deseo entregar a las almas que más Me necesitan.
¡Tengo tanto Amor para dar, pero muchos corazones lo rechazan y lo cambian por otras cosas, por otros deseos o por otras satisfacciones!
¡Necesito de Nuevos Cristos para poder seguir adelante con Mi Obra!
¡Sonríeme!, porque quiero ver tus ojos brillar y que tus lágrimas sean de gratitud y de esperanza por los que sufren, por los que lloran con desconsuelo y no tienen alivio. Y así, a través de ti, Yo podré llegar a cada una de ellas y te reafirmarás en tu camino, hasta que al final te encuentres Conmigo en el Cielo.
Quiero escuchar, en esta noche, una canción de una esposa Mía, canción que revela una historia de amor entre un alma y Mi Corazón. Y por la cual, todas las almas se podrán sentir unidas a Mí, por medio de ese canto tan simple.
Deseo que algún día, en su ardiente aspiración y compromiso Conmigo, nos veamos cara a cara. Porque por más que Mi trabajo y Mi deber sea muy grande para con el mundo, el Señor siempre tiene Su espacio para los que necesitan ser escuchados en la oración y en el silencio.
Yo los bendigo en nombre de todos los ángeles y arcángeles del Cielo, en nombre de la Fuente renovadora del Amor que cura y cicatriza las heridas.
Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estén entre ustedes, ahora y siempre. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Llevaré la súplica de esta canción, por todas las almas que no tienen la oportunidad de conocerme ni de escucharme. Eso habla de la importancia de difundir Mi Mensaje al mundo entero y en todas las lenguas posibles.
Les agradezco.
Que la Luz de la Misericordia de Cristo guíe el camino de las almas que se entregan, con confianza, a los Brazos del Redentor.
Que esa entrega incondicional pueda abrir la puerta para la cura de los corazones y de las vidas de las personas que confían plenamente en la Misericordia Divina de Jesús; que así se establezca una alianza espiritual entre los redimidos y nuestro Señor, y que esa unión de almas con Cristo fortalezca el desarrollo de la Obra de la Redención y de la Misericordia en la humanidad.
Dejando atrás el pasado, que las almas reencuentren el sentido del Propósito y que siempre lo puedan ver y sentir en su interior como la llama que todo lo guía y que todo lo resguarda.
Abriéndose las puertas a la Misericordia de Jesús, que los corazones se renueven, que pierdan el miedo al fracaso y que se establezca una alianza inquebrantable entre las almas y el Creador.
Que todo sea renovado, que la vida sea permeada por el espíritu de la paz y que, finalmente, todo sea curado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más