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Cuando colocas el pensamiento en Dios, puedes atraer Su Voluntad hacia tu vida.
Cuando colocas el corazón en Dios, puedes estar en la Presencia Divina y el Padre, tu Creador, puede vivir en ti.
Cuando colocas tu consciencia en Dios traes Su Reino hacia la Tierra y, a partir de ti, la vida comienza a pasar por una transformación hasta llegar al principio perfecto que el Creador pensó para ella.
Orar por un instante es colocar el pensamiento en Dios.
Orar y servir, haciendo viva la oración a tu alrededor, es colocar el corazón en Dios.
Orar, servir y ser como serías si tuvieras la certeza de que los Ojos del Padre siempre te están observando, es vivir con la consciencia en Dios, buscando agradar a Aquel que te observa, consolar Su Corazón de toda indiferencia y, más que eso, aspirar ardientemente a que todos los seres, donde quiera que estén, puedan participar de la Gracia de vivir en Dios.
Por eso ora, hijo, y ejercita estar con la consciencia en Dios, no para que te sientas perseguido, sino para que te sientas amado, acompañado y protegido y para que ese mismo Amor que recibes te lleve a amar más y mejor.
Vive con la consciencia en Dios para atraer hacia este mundo la Nueva Vida.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando el Universo te permite ver algo en tu interior que debes transformar, no justifiques tus faltas por tu condición humana, que te hace sentir incapaz de transformarte.
La vida te coloca delante de tus miserias porque tu corazón está pleno de la Gracia y de la Misericordia de Dios. A través de ti, hijo, el Creador no solo transforma y convierte las faltas de tu corazón, sino de todos aquellos que no se abren verdaderamente para transformarse.
Decídete a ser otro en tu corazón, según los designios y la Voluntad de Dios. Decídete a dejar que las bendiciones que el Creador te entregó, como los Dones de Cristo, se tornen fecundas, y que multiplicadas en tu interior se tornen un bálsamo para todas las almas que tienen sed.
Decídete a amar el Plan de Dios, amar y respetar Su Voluntad para tus hermanos, y ora para que esta Voluntad se cumpla.
Ora, clamando por ti.
Ora, rogando por el prójimo.
Ora, implorando por el mundo.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Permite que el Propósito de Dios descienda sobre ti como una corriente poderosa que te conduce al cumplimiento de las Leyes de una forma armoniosa y sin resistencias.
El Propósito de Dios es vivo e impregna la atmósfera de la vida, recorriendo y envolviendo constantemente a este mundo. Para encontrarlo, solo basta que tu corazón lo busque y se sintonice con él, aspirando a cumplir la Voluntad de Dios por encima de todas las cosas.
Cuando tienes esa aspiración viva y verdadera en tu interior, ella actúa como un imán que atrae el Propósito de Dios y lo hace descender sobre ti, atrayendo a tu mente las intuiciones e ideas necesarias para su cumplimiento y abriendo camino en tu vida para la expresión de las Leyes y su manifestación.
Amando y buscando la Voluntad Divina, crea en tu consciencia una condición propicia para que se manifieste el Propósito de Dios. Desarrolla, así, el poder de la fe y sabe que, por encima de todo, debes mantenerte firme en la Voluntad del Creador para tu vida y para toda la Creación.
Ama, hijo, al Pensamiento Divino, aunque no lo conozcas. Sabe y ten certeza, en tu mundo interior, de que Dios te creó por un motivo único, y ese es el Propósito del Padre para tu vida.
Más allá de la Voluntad de Dios para ti está el Plan de Dios, que es la unión de Sus Voluntades para todas Sus criaturas. Este Plan se forma a través de la expresión y de la manifestación perfecta del Pensamiento Divino para cada ser.
Todas las criaturas están incluidas, como partes únicas de un "rompecabezas" celestial, en el Plan de Dios. Por eso, en tu vida, cela para que todos tus hermanos tengan la oportunidad de convertirse en triunfos de Dios y ora para que se cumpla este Plan Mayor.
Con el ejemplo, el servicio, la gratitud y, sobre todo, con amor y respeto al prójimo, verás manifestarse en tu vida esta y todas las cosas que te digo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Oración por la Nueva Vida
Que el despertar se dé en los corazones
y en las consciencias
de los que se comprometieron
con la renovación del Amor de Dios.
Que la oración sea el Agua Viva
que mantiene a los corazones limpios,
a las mentes en paz y a los espíritus puros
para responder al Llamado Celestial.
Que el servicio sea la antorcha
llevada para encender a los corazones
que perdieron la esperanza,
y que él los renueve en el amor, en la fe
y en la alegría de estar con vida.
Que el conocimiento sea el motivo
de la constancia de los seres
en el Plan de Dios,
porque la Sabiduría los vivifica y los fortalece,
en bases verdaderas para llegar al Padre.
Que la vida fraterna sea el sustento y la fortaleza
de los que aspiran a participar del Nuevo Mundo,
pues saben que todo solo se construye
amando al prójimo, en unidad.
Que el amor a los Reinos de la Naturaleza sea una señal
de que la redención se cumplió
y de que los Mil Años de Paz
comienzan a manifestarse en la Tierra
que, digna de un nuevo nombre,
retorna al Corazón de Dios.
Que así sea.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que hoy reine la paz en todos los corazones y entre todos los pueblos.
Que, por sus oraciones, el amor y el respeto para con todas las naciones y culturas sean gestados en la consciencia humana.
Expresen con alegría la gratitud por la diversidad de este planeta, que lo hace único en el Universo por la amplia posibilidad que los seres tienen de aprender a amar.
Que, unidos a Nuestra Señora de Guadalupe, sus corazones aprendan a darle la debida importancia a todos los pueblos y que amen y celen por la expresión pura de cada uno de ellos.
Cada pueblo, como cada cultura, tiene un propósito superior para manifestar. Hoy, hijos, oren por este propósito para que las naciones recobren su pureza y encuentren el principio perfecto de la Voluntad Divina para sí mismas.
Oren para que cada nación exprese en este mundo lo mejor que tiene. Ya no juzguen las culturas y las religiones, en su lugar oren para que todas ellas encuentren la Voluntad de Dios y que esa Voluntad conduzca a los seres a expresar, a vivir y a ser el Amor de Dios, renovado constantemente en Sus criaturas.
Hoy es un día para agradecer la existencia de los pueblos, de las culturas y de las naciones.
Hoy es un día para clamar al Padre para que, en Su Corazón de Amor, una todos los caminos que llevan a Él.
Hoy es un día para colocar el corazón dentro del Corazón Sagrado de Nuestra Señora de Guadalupe y aprender con Ella a establecer la paz.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que su fortaleza siempre esté en Dios y que, con ojos de observadores, ustedes siempre perciban las propias debilidades como parte de una condición humana, esa que el Creador, con Su Soplo, puede transformar y convertir.
Siempre coloquen a los Pies de Dios sus debilidades y dejen que Él les muestre, en el silencio de sus corazones, aquello que ustedes no pudieron confesar porque no lo quisieron ver, para que, vacíos delante de Dios, reciban la gracia de recomenzar.
Dejen que la oración verdadera los eleve y que la comunión con el Cosmos los fortalezca.
En este tiempo, hijos, mirarán hacia sí mismos y no verán más que polvo y miserias. Pero si su mirada y su corazón se sustentaran en el poder de la oración, con la atención en el Universo, ustedes podrán comprender las cosas pasajeras de la vida sin perder la fe en la Verdad, que los aguarda a que despierten.
Dejen que la luz, más brillante que el Sol, encandile sus ojos y los aparte de la ceguera humana. Es tiempo de decirle "sí" a Dios, afirmándose en Su Presencia y en Su Gracia.
Aún están a tiempo de recibir la Misericordia y transformar sus destinos. No dejen que las oportunidades pasen delante de ustedes sin entrar, colmar y transformar sus corazones.
Oren, hijos, e internamente contemplen el Infinito. Que la esperanza de retornar a lo que es real nunca desaparezca de sus corazones.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
En todo lo que hagas, coloca el poder y la acción de la Divina Misericordia.
Por donde vayas, lleva en tu interior las gracias que recibiste para que todos los seres, a través de ti, conozcan la paz.
En tus palabras, manifiesta el poder y el Don de la Divina Misericordia y di a tus hermanos solo aquellas cosas que el Creador, pleno de Misericordia, diría a sus hijos.
Mira a tu prójimo con una mirada de Misericordia y siente por cada ser el amor que nace del Corazón de Dios al estar delante de Sus criaturas.
Aspira, hijo, todos los días, a ser un instrumento y un vehículo de la Misericordia. Así, harás valer tu existencia y el sacrificio que Dios vivió por ti, en la Cruz y en el Calvario de este mundo.
Deja que la Sangre vertida en la Cruz convierta tu más profunda condición humana y te transforme en un ser pleno de Misericordia.
En esta hora te bendigo y, vertiendo sobre ti las gracias que provienen de Dios, te pido que clames por Misericordia, pero, sobre todo, permite que tu corazón sea la propia Misericordia de Cristo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Perseverar espiritualmente no es luchar contra el mundo para establecer los propios sueños y aspiraciones. Perseverar espiritualmente es rendirse a Dios y mantenerse rendido, a pesar de todas las dificultades, deseos y tentaciones que emergen del corazón, del cuerpo y de la mente.
Perseverar espiritualmente es arrodillarse cuando se sienten seguros y postrarse cuando se sienten firmes, porque solo hay seguridad o firmeza en Dios. No hay lugar más seguro que el Corazón del Padre.
Perseverar espiritualmente es clamar por Misericordia aun cuando ustedes sientan el corazón limpio, con la certeza de que siempre hay algo desconocido para redimir, en la propia consciencia y en la consciencia humana.
Perseverar espiritualmente es saber de la vastedad del Universo y de la infinitud de la Creación Divina y, así, siempre profundizar en la unión y en el conocimiento de Dios porque el Padre siempre tiene algo nuevo para revelarles y para enseñarles a Sus hijos.
Perseverar espiritualmente es confiar en las promesas de Dios por medio de Cristo y tener certeza de que, sin importar lo que suceda en este mundo, Sus Palabras se cumplirán algún día y Sus promesas serán vida.
Perseverar espiritualmente es caminar, cada día más, para ser nada; descubriendo y amando la humildad, aprendiendo y dejándose transformar por la renuncia, descubriendo la comunicación con Dios en el misterio del silencio y de la soledad.
Perseveren espiritualmente, hijos, porque éste es el tiempo de sustentarse y ser firmes en Dios hasta el cumplimiento de Sus promesas.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
La Sabiduría es un don que proviene de lo más profundo del Corazón de Dios. Fue con la Sabiduría que el Creador expresó la manifestación de Su Espíritu, como una Fuente Creadora de la Vida.
La Sabiduría es un don que los une al Propósito Divino y los lleva a pensar dentro del Pensamiento de Dios y a sentir dentro de Su Corazón.
La Sabiduría hace que las almas lean en los libros sagrados del Plan Divino y así, aunque sus mentes no sean conscientes, sus corazones que son el puente entre el alma y la vida material, pueden sí, captar y sentir la Voluntad Divina para que, así, conduzcan sus vidas según esa Voluntad.
La Sabiduría llega al mundo a través de la Gracia y de la Misericordia y, clamando por esa Gracia, ustedes pueden alcanzarla. Sin embargo, hijos, ella les es concedida por un motivo. Para recibir el don de la Sabiduría es preciso estar puros de corazón y libres de intenciones y voluntades propias.
La Sabiduría desciende sobre aquellos que disponen de su vida para Dios y la ofrecen para el cumplimiento de Sus Planes.
En estos tiempos, la Sabiduría ya no es tan solo un don divino que el alma recibe para cumplir una tarea espiritual. Ella es una necesidad de la consciencia humana porque la unirá a Dios y permitirá que, en lo profundo de sus seres, el vínculo con el Creador jamás se pierda, independientemente de lo que suceda a su alrededor.
Por eso, hijos, clamen por la gracia de recibir en sus corazones el don de la Sabiduría. Ofrezcan sus vidas a Dios para que Él haga de ellas instrumentos para la expresión de Su Voluntad.
En un tiempo de profunda ignorancia, indiferencia y confusión interior sean instrumentos y vehículos de la Sabiduría Divina en la Tierra.
Los corazones necesitan de una guía para llegar a Dios y hasta que todo suceda, hasta que el retorno del Redentor sea una realidad, serán necesarios corazones sabios y disponibles para Dios, a fin de que sean la luz del mundo en tiempos de oscuridad.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ora, y une tu corazón al Corazón de Dios, porque ya no hay más que decirle al planeta, sino que profundice en su oración y en su unión con el Padre.
Las almas aún no percibieron los tiempos que viven y sus ojos aún no se abrieron para ver la agonía del mundo y, sobre todo, la agonía del Corazón del Padre delante de todo lo que se vive en la tierra.
Los seres siguen presos en sus problemas y necesidades, siguen aferrados a sus planes, como si el tiempo fluyera de acuerdo con su voluntad.
Hijo, sé que no escuchas, pero la Tierra grita y gime y su grito se manifiesta en los corazones que padecen en las guerras y en los conflictos y en las almas que están presas de sus ilusiones.
Sé que no percibes, pero, delante de todo eso, el Corazón de Dios se silencia y en Su Silencio ora para que los seres encuentren la paz de Su Corazón.
¡Cuán poco necesita el planeta para encontrar la paz! Si todos los seres descubrieran que en la oración verdadera se encuentra el principio de toda la transformación y de todo el bien, habría paz.
Si cada ser le orara a Dios, Único y Creador, presente en toda vida, aunque bajo la comprensión de cada religión y camino espiritual verdadero, podrían comprender y respetar las escuelas que viven los seres para encontrar la paz; sabrían que, al estar cada ser en un grado evolutivo diferente, se necesitan muchos caminos que conduzcan al Padre. Pero un día, hijo, todos esos caminos se encontrarán en el ápice de la evolución humana que es el Amor.
Cuando el corazón ora ingresa en la Sabiduría de Dios y comprende estas y muchas cosas más. Por la ignorancia humana hay guerras, falta de respeto y desamor.
Ora, y encontrarás sabiduría. Ora, y encontrarás la paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Deja que tu corazón se adentre en la Fuente de la Divina Misericordia todos los días. Sé conocedor de la Presencia de Dios en tu vida.
Busca saber, hijo, cómo actúa la Ciencia Divina y verás que muy simplemente, con muy poco, el Señor transforma todas las cosas y concede nuevas oportunidades de cura, de perdón y de redención a aquellos que no lo merecían.
Aproxímate a Dios en oración, todos los días, para que tu unión con el Padre no se mantenga en el mismo punto, sino que se profundice, se consolide y se torne cada vez más parte de ti.
Recorrer el camino de unión con el Corazón de Dios es el sentido de tu existencia y ese camino se vuelve más largo o más corto según la rendición de tu corazón, para que dejes de ser una parte y retornes al Todo.
Si amas a Dios conocerás Su Divina Misericordia y entonces, hijo, clamarás día y noche para que las almas reciban esa Misericordia y, junto contigo, recorran el camino de retorno, porque comprenderás que de nada vale que retornes solo al Padre. El Todo está formado por la Unidad entre todas las partes.
Por eso, ama a Dios y ama a tus hermanos. Ama la vida y siempre aspira a que, a través de la Divina Misericordia, todos los seres retornen al Corazón del Creador.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Encuentra el centro de tu ser meditando en la Verdad y en la presencia divina. No dejes que las fuerzas del caos confundan tu mente y conduzcan la purificación de tus cuerpos, según su condición de confusión y maldad. Busca el centro de tu ser en el silencio. Coloca tu consciencia en el Cosmos, en el Creador de todas las cosas.
Las corrientes poderosas que vienen para transformar la Tierra ya comenzaron a descender sobre el planeta y sobre los seres y todo, dentro y fuera de los hombres, se intensificará.
Deja que esta intensidad toque tu ser y te encuentre en paz para que, dentro de ti, su actuación sea transformadora, fortaleciendo lo mejor que hay en ti y dándote la fuerza interior suficiente para permitir purificar y expurgar lo que pertenece al viejo hombre.
Si tu fortaleza se encuentra consolidada en tus aspectos humanos, mucho sufrirás, hijo, porque las energías que descienden al mundo arrancarán de raíz tu condición humana y todo lo que se apoyaba en ella se desestabilizará.
Respira, entonces, profundamente, silénciate y busca la Consciencia de Dios. Visualiza en tu interior las estrellas y permite que la Verdad gane fuerza dentro de ti, para que sepas que ella está más allá de toda experiencia vivida sobre la Tierra y es allí, en la Verdad de Dios, en donde debe estar tu consciencia y tu corazón.
El mundo se agita y tu corazón se agita con el mundo. Detén por un instante el flujo de tus pensamientos y pacifica tu corazón para que el mundo se pacifique contigo.
Todo es cuestión de estar con la consciencia en el lugar correcto para cruzar por esta transición siendo un pacificador y no alguien necesitado de paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando la Voz del Creador se pronuncia en el mundo, a través de Sus Mensajeros, ella trae en sus enseñanzas Verdades sublimes que se ocultan en la Existencia, en el sentido de la vida, en las raíces de la Creación.
El Padre les habla sobre estas cosas, en este tiempo, porque es hora de que eleven sus consciencias, como seres y como humanidad, para que amparados por la Verdad atraviesen las últimas pruebas y los últimos momentos en los que están inmersos dentro de la ilusión de la Tierra.
Elévense, no para ser indiferentes delante de las atrocidades del mundo, sino para que puedan auxiliar al planeta desde otro punto de sus consciencias, en donde el auxilio que le brindan al mundo proviene de Dios y no de su pobre y humano corazón.
Para que la experiencia de amor en la Tierra sea real, ella debe ser vivida dentro de la Consciencia Divina. Sus corazones, hijos, deben estar en Dios y allí renovarse en el Amor, porque es el Amor del Padre en ustedes que se renueva y no solo el amor humano.
La Sabiduría y el Conocimiento Divino que el Creador hace descender al mundo en este tiempo, permiten que sus consciencias se expandan y comprendan la amplitud del Amor de Dios, que no se limita a los corazones de los hombres, sino que se mueve y se manifiesta en toda la vida, incluso más allá de este mundo, en toda la Creación.
Dejen que sus consciencias se expandan, adentrándose en la Ciencia Divina, para que así puedan ver la vida y todo lo que existe como expresiones del Amor de Dios. Así, hijos, podrán mirarse a sí mismos y a sus hermanos, y sentir la Gracia de Dios.
Y cuando sus ojos derramen lágrimas será por estar compartiendo el dolor del Padre por las almas, será para lavar con ellas el Corazón herido de Dios y, limpiando el Corazón de Dios con el agua que proviene de sus almas y se expresa en sus ojos, estarán generando méritos para la salvación y la redención de los que están perdidos, de los que causan y de los que padecen las injusticias, de los que están ciegos y ciegan a sus hermanos.
Encuentren, así, una nueva forma de ayudar al mundo y, aun en la soledad de sus corazones, que todo en sus vidas sea por amor a la Creación, a la Vida, a Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Los árboles y la vida - Parte III
A pesar de que el potencial de los árboles esté vivo y ellos expresen puramente el amor a Dios a través de su belleza, de su armonía y de su elevación, la tarea de los árboles en este planeta aún no se cumplió.
Como todos los seres, los árboles también llegaron al mundo para vivir un aprendizaje de amor, pero lo que diferencia el aprendizaje de los Reinos de la Naturaleza del aprendizaje de los seres humanos es que los Reinos necesitan de la expresión de amor de los hombres para evolucionar.
Los árboles cumplen su función de mantener la unión entre el Cielo y la Tierra y están siempre inspirando a los corazones a volverse hacia Dios y hacia el propio interior. Pero en la convivencia de los árboles entre sí, en los bosques, en las selvas, ellos muchas veces expresan características propias de la condición retrógrada de este mundo, como la competencia y la lucha por la vida, destruyendo así la vida de otros árboles.
Para que los Reinos expresen el amor absoluto, ellos necesitan recibir ese amor. Los árboles están constantemente intentando auxiliar a los hombres, para que un día ellos perciban que la evolución solo se completa cuando la ayuda es mutua.
Yo, les digo estas cosas, hijos, porque todo lo que Dios manifestó en la vida fue para conducirlos a grados mayores de amor. Y ahora que ya está en su consciencia el Mandamiento mayor de que ustedes deben amar al prójimo como a sí mismos y a Dios por encima de todas las cosas; Yo vengo, hoy, a completar este Mandamiento, porque la consciencia humana ya está preparada para comprender:
Amen al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza como a sí mismos y a Dios por encima de todas las cosas.
Así, ustedes comprenderán que el Padre está en todo, en el prójimo como en los Reinos, dentro de ustedes y en todo su alrededor.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Peregrino es aquel que, conociendo sus miserias e imperfecciones y, por encima de todo, siendo consciente de las necesidades del mundo, sabe que solo en Dios encontrará la cura para sus males y el alivio para este mundo.
Peregrino es aquel que, aun sin saber, escucha la voz de su alma y va al encuentro del Padre en los lugares sagrados que Él bendijo y consagró como Fuentes de Vida para todos los seres.
Peregrino es aquel que, siendo simple de corazón, sabe que su morada no está en este mundo, sino en el Corazón de Dios, en su origen celestial de donde surgió toda la vida.
Peregrino es aquel que llega rendido a la Casa del Padre y permite que su corazón no solo beba de las Fuentes de Paz que el Creador abrió para el mundo, sino que también se dispone a ser portador de esa paz para los que la necesitan.
Peregrino es aquel que camina en dirección a Dios y, a cada paso, vacía su corazón un poco más, para que, al estar delante de Dios, encuentre un espacio en su interior para que el Padre deposite allí los dones y las dádivas que el peregrino debe llevarle al mundo.
Sean peregrinos en este tiempo, portadores y sembradores de la nueva vida. Busquen en las Fuentes de los Centros Marianos las gracias que el mundo necesita y distribuyan esas gracias en su caminar.
Hoy bendigo la Casa del Peregrino y la consagro para que aquí aprendan a ser peregrinos.
Que los que lleguen a este lugar reciban de Dios Su Misericordia, Su Paz y Sus Gracias, y que, saliendo de aquí, sientan en sus corazones la aspiración y la necesidad de que muchas otras almas puedan recibir lo que ustedes recibieron.
Sean peregrinos, sembradores y multiplicadores de las Gracias de Dios. Dejen que las Gracias del Padre los transformen y, a través de ustedes, transformen el mundo.
Abro aquí, por Voluntad del Padre Creador, una Fuente inagotable de Su Paz y de Su Gracia que fluirá a través de este altar hacia todos los corazones que, con fe, lleguen aquí para beber de esta Fuente.
Recuerden siempre que peregrino es aquel que llega a los lugares sagrados no solo para buscar algo para sí, sino para llevarle al mundo lo que él verdaderamente necesita.
Las almas están muriendo en vida, pereciendo por la sed de Dios, porque no lo conocen y no lo buscan, no perciben Su Presencia. Por eso, hijos, sean peregrinos de Mi Casto Corazón y llévenle al mundo el despertar, las Gracias de Dios, Su Misericordia y Su Presencia. Eso se dará por medio de los ejemplos de sus corazones.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Los árboles y la vida - Parte II
Cuando el Señor creó el planeta y lo manifestó a través de Su Pensamiento más puro de Amor por la vida, colocó en cada detalle de la Creación una ciencia profundamente espiritual, en la que todo lo que vive y habita en la Tierra colabora en la renovación del Amor y en el retorno al Corazón de Dios.
La dualidad, el caos y el mal construidos por el hombre son fruto del desvío de la consciencia humana del Corazón de Dios. A través de sus elecciones, los seres escogen estar en Dios y descubrir, en comunión con la Creación, el camino de retorno a Su Corazón, o escogen permanecer en la ilusión y en los enredos de sus limitaciones humanas.
El Creador permite que ciertas cosas existan para conducir al hombre a la superación y al vencimiento de sí mismo y no hacia los abismos del mundo, en donde se adentran las almas todos los días.
La naturaleza aún es un misterio a ser develado por la consciencia humana, y eso no se dará a través de su limitada ciencia, sino que será por medio de su corazón, el que es capaz de adentrarse en la ciencia divina y comprenderla a través de la simple presencia del Espíritu de Dios.
Los árboles, hijos, son el hilo que mantiene la Tierra unida al Cielo y no permite que la consciencia humana se desvincule totalmente de Dios. A pesar de las acciones humanas, de las guerras y de la indiferencia, los árboles silenciosamente penetran con sus raíces físicas en lo profundo de la Tierra y, con sus raíces espirituales, llegan al centro del planeta, manteniendo la unión entre la vida en la superficie y la esencia de la Tierra.
Con sus copas, sus troncos, ramas, hojas y flores físicas los árboles mantienen el camino de elevación hacia el Corazón de Dios. Y con sus copas espirituales, llegan a los Cielos y se nutren en las Fuentes Sublimes para que, al transformar el aire que la vida respira en la Tierra, traigan también las gracias y el alimento espiritual que permite que las consciencias no pierdan la paz y la posibilidad de amar.
Los árboles nacieron para servir y ellos aman su servicio; por eso, hijos, a pesar de ser tantas veces ultrajados, no dejan de crecer, de florecer y de dar sus frutos en este mundo.
Contemplen la donación de los árboles y, enviándoles a ellos su eterna gratitud, dejen que sus consciencias sean conducidas a la esencia de la Tierra y al más alto de los Cielos, recordando, así, el verdadero motivo de su existencia.
Los árboles no se olvidan para qué fueron creados. A través de ellos ustedes también deben comenzar a recordar.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Los árboles y la vida - Parte I
El Reino Vegetal absorbe, del interior de la Tierra, la sabiduría y la historia de la evolución humana, guardando ese legado en su interior y se lo ofrece constantemente a Dios a través de su elevación, de su crecimiento físico y espiritual.
Los grandes bosques son grandes receptáculos de sabiduría, grandes espejos que le devuelven al Corazón de Dios todo lo que Él envía hacia la Tierra como rayos y vibraciones divinas que auxilian en la evolución de toda la vida. De esa forma, la vida en la Tierra siempre se renueva a través de la emanación de los grandes árboles. El Señor recibe las experiencias humanas en Sus Fuentes Creadoras y las renueva, enviando nuevos rayos e impulsos hacia la Tierra según aquello que la humanidad necesita para evolucionar y retornar a Dios.
Si los corazones tan solo contemplaran a los bosques con gratitud, podrían sentir y percibir estos y otros misterios de la ciencia de la vida.
Los árboles son comunicadores, espejos de Dios que reciben todo lo que Él envía hacia la Tierra y también le comunican al Padre sobre el desarrollo de la vida.
Contempla a los Reinos con reverencia y, en silencio, busca el misterio que en ellos se guarda. Así, hijo, tal vez un día te sea revelado el misterio sobre ti mismo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Santidad es estar delante de Dios y, en confesión, reconocer sin miedo las propias faltas, debilidades e imperfecciones, sin esconder, ni de sí mismo ni del prójimo, las pequeñas o grandes miserias que los prenden a este mundo y les impiden llegar al Cielo.
Santidad es ser consciente de la Presencia Divina y vivir bajo Su Mirada, avergonzándose, arrepintiéndose y confesando las debilidades y, al mismo tiempo, acogiendo, reverenciando y agradeciendo los Dones y las Gracias que provienen del Padre.
Santidad es atravesar, cada día un poco más, las capas de la ilusión material para fijar los ojos y el corazón en el Propósito y en la Verdad Divina. Poco a poco, las fuerzas, las tendencias y las condiciones humanas van perdiendo su lugar en el corazón de los seres y ese espacio es colmado por la libertad de amar y de servir a Dios.
Santidad es reconocer que el camino es largo, pues el desvío fue grande, pero, sobre todo, es confiar en el milagro y en la Misericordia de Cristo, sin condicionar o limitar las acciones del Señor en la propia vida; sino, al contrario, dejando siempre que Él tenga la posibilidad de transformar las piedras perdidas en el lodo en perlas cristalinas y puras, plenas de Su Verdad y Transparencia.
Santidad es saber que nunca se ha alcanzado el punto necesario y no detener los propios pasos ni la Gracia de Dios en sus vidas, con la certeza de que en algún momento de la evolución la Unidad llegará y, ese día, la Creación se recreará. Y el Padre, habiendo renovado Su Amor, reinventará la Vida en un nuevo grado de Amor.
Vean la santidad como un horizonte que los llama. Este es un camino y no una utopía.
Busquen el servicio, el amor y la transparencia y, sin percibirlo, vivirán la redención y, más aún, retornarán a Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Alma pequeña de Dios:
Abraza con amor los sacrificios y las renuncias que el Creador envía a tu vida. Ellas son equivalentes a la inmensa gracia que vives todos los días con la Presencia de Dios llamándote por el nombre para responder a Su Llamado.
Dispone tu corazón a la entrega todos los días y ya no pienses en las limitaciones de tu cuerpo, en las miserias de tu mente, o en las inquietudes de tu corazón. Piensa, hijo, en el sacrificio de Cristo, todos los días, de forma que cada día profundices un poco más en la entrega del Señor, en el precio que Él pagó por tu redención y, sepas así, que todo cuanto vives, entregas o renuncias no es comparable al sacrificio de Aquel que vivió y murió por ti.
Haz de las limitaciones de tu cuerpo la oferta de humildad por la arrogancia de los hombres.
Haz de las miserias de tu mente la oferta y el clamor para que la Misericordia descienda al mundo y colme los pensamientos destructivos de los hombres.
Haz de la inquietud de tu corazón la oferta para que la paz y la confianza en Dios colmen el interior de los seres y les devuelva la paz.
Fuiste llamado a ser parte del Corazón de Cristo en este mundo, de forma viva, consciente e incondicional.
El Señor colocó los ojos sobre ti, no porque eres perfecto, sino porque Él sabe que tu alma tiene sed de Su Presencia. Siendo Él una Fuente inagotable, vino no solo a saciarte, sino a hacer de ti una fuente nueva para que otras almas beban de la Misericordia que brota de Su Divino Corazón.
Entre tus miserias y la Misericordia de Cristo, deja que venza la Misericordia del Señor y concentra tu corazón en Su llamado, no en tus dificultades en cumplirlo.
Así como eres, Cristo te llamó. Él solo espera que le digas "sí" todos los días.
Mientras la humanidad duerme el sueño de los ignorantes, da gracias al Padre que curó tu ceguera y ábrete de corazón para ser un milagro vivo del Señor en este mundo y en todos los otros. Porque hoy te digo, hijo Mío, que tu redención en este mundo es solo un símbolo de una redención mayor, aunque sea desconocida para tu corazón.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Permanece con tu corazón ante la naturaleza y simplemente contempla la Presencia Divina en todo lo que es vida.
Deja que la Sabiduría que fue emanada y transmitida por Dios, comprendida por los pueblos originarios y que se guarda en los elementos de la naturaleza se pueda revelar también a tu corazón. Este es el tiempo para que el corazón humano conozca la Verdad de Dios expresada a través de todas las líneas de conocimiento verdadero, provenientes del Corazón del Padre.
La naturaleza es una fuente de la Verdad, guardiana de la Sabiduría de Dios y de las Leyes Sublimes que rigen la vida y la evolución de los seres.
Permanece en silencio delante de las expresiones de la naturaleza y deja que ellas le hablen a tu corazón y te enseñen una forma de comprender y de vivir los misterios del Universo y los secretos de la vida sobre la Tierra.
La naturaleza vive plenamente la unión con Dios y el amor al Creador; por eso, no solo es capaz expresar belleza, sino que además guarda en sí la Verdad de Dios, Sus Leyes y el registro de la historia de la vida que le revela a los seres el camino de retorno al Corazón del Padre.
Permanece, entonces, delante de la naturaleza, hijo, y permite que ella te enseñe a ser tú también un espejo de la Creación para que aprendas a estar en unión con Dios y a descubrir, en tu interior, la Presencia Divina.
Tu Padre y Amigo.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más