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Para reparar los males del mundo deben servir, orar y transformar el propio mundo interior, aproximándolo cada vez más al Corazón de Dios.
Para transformar el propio corazón, liberándolo de los males y de los asedios que lo rodean, deben servir, orar y crear la unidad con sus hermanos. Porque en estos tiempos, hijos, no será nada individual lo que los fortalecerá y los mantendrá en pie, será el amor entre hermanos, la fraternidad y la unidad lo que les dará la fuerza para seguir adelante.
Es por ese motivo que hoy vengo a derramar Mis gracias sobre este mundo y así ayudarlos a despertar en sus corazones los dones del amor, de la fraternidad y de la unidad; los que comenzarán a nacer en ustedes y, poco a poco, se expandirán por todo el planeta.
Vengo a ofrecer a todas las Comunidades-Luz, a los Núcleos-Luz y a los grupos de servicio la posibilidad de que quincenalmente, los días jueves, realicen Conmigo el "Trabajo Comunitario de San José", día que será dedicado a la reparación del amor, de la fraternidad y de la unidad en la consciencia humana y en el cual todas sus acciones tendrán esa finalidad consciente.
Por eso, en las Comunidades y Núcleos-Luz que se adhieran a Mi pedido, ustedes se reunirán por la mañana a orar y a ofrecer el día sinceramente a Dios. Después, compartirán el primer alimento del día y luego comenzarán juntos a realizar algún servicio; ya sea en el mantenimiento de los espacios físicos o con los Reinos de la Naturaleza, cubriendo las necesidades que se presenten y ofreciendo a Dios cada momento de servicio al prójimo por la reparación del amor, de la fraternidad y de la unidad en la consciencia humana.
Que este sea un día de reconciliación y de gracias, en el cual, por un instante, saldrán de ustedes mismos para unirse a sus hermanos y servir espiritualmente a este planeta.
Al mediodía orarán Conmigo. Yo los escucharé y llevaré sus oraciones a los Pies de Dios para interceder por las situaciones más necesarias de este mundo, sobre todo, aquellas que surgen por la falta de amor, de fraternidad y de unidad entre los seres.
Los grupos de servicio que quieran unirse a esta propuesta y que no puedan aproximarse a una Comunidad o Núcleo-Luz, se podrán reunir en sus ciudades para servir en algún lugar necesitado y juntos ofrecerán ese servicio a Mi Casto Corazón. Que ese momento sirva para fortalecer la unidad entre los miembros del grupo y para disolver cualquier desavenencia y falta de amor que esté perjudicando esa unidad entre los corazones. Al mediodía también orarán a Mi Casto Corazón, ofreciendo su servicio y agradeciendo a Dios por las bendiciones que Él derrama sobre el mundo.
En las Comunidades-Luz y en los Núcleos-Luz, ese será un día completo para estar unidos y para ofrecer a Dios la vida que escogieron llevar adelante, en la que son sustentados por la unidad grupal.
De esta forma, hijos, Mi gracia estará sobre ustedes y, más que eso, sobre el mundo entero.
Aquellos que ofrezcan el Rosario por la Salvación de los Reinos de la Naturaleza antes del Devocionario al Casto Corazón de San José, estarán extendiendo esa oferta de amor a toda la vida. De esta forma, la unidad será construida no solo entre los seres humanos, sino también entre todos los seres de todos los Reinos.
Tienen Mi bendición para eso.
Desde ya les agradezco y los bendigo por escoger servir a este mundo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Las Palabras de Dios son como impulsos que nacen de Su Corazón y se manifiestan en el verbo de Sus Mensajeros. Este impulso se transforma en verbo porque el lenguaje es sagrado, crea y manifiesta la vida y las formas. Pero el Verbo de Dios, manifestado a través de Sus Mensajeros, debe escucharse con el corazón y comprenderse con la consciencia.
De nada sirve que quieras alcanzar con la mente lo que viene de Dios porque jamás llegarás a la esencia de Su Verdad y permanecerás en las superficialidades de la vida.
Coloca en tu corazón las palabras de los Mensajeros Divinos, siempre como un diálogo de Dios contigo. Recibe lo que viene de los Cielos como si el Cielo se abriera delante de tus ojos y fueras tú mismo quien recibe y escucha Sus Palabras Divinas.
Hijo, Dios le habla a tu corazón no solo para que crezcas, sino para que despiertes una y otra vez y comprendas dónde estás y cuál es el propósito de la vida sobre la Tierra.
La humanidad está dormida para la realidad planetaria y aún más para la realidad universal, y tu consciencia también está incluida en ese adormecimiento, todos los seres lo están en diferentes grados y proporciones.
Una y otra vez volveré a decirte: profundiza en tu vida espiritual, en tu contacto individual con Dios. En el silencio de tu corazón entra en diálogo con el Padre y solo así podrás despertar del sueño en el que vives como parte de la humanidad.
Fuiste llamado a hacer un poco más por el Plan de Dios.
Fuiste llamado a entregar todo por amor y renovar el amor en el Corazón del Padre.
Tienes Mi bendición para ello.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Aprende hoy a calmar tu mente y tu corazón a través de la oración, del canto y del silencio que, unidos al ejercicio de respirar con consciencia, te conducen al estado de paz en el cual debes estar.
Aprende a estar manso delante de los tiempos que se presentan, para que, así, tu mente se una al corazón y juntos puedan atraer la sabiduría y el discernimiento divino.
Que, en calma y en paz, puedas estar delante de todas las pruebas, dentro y fuera de ti, y aun al escuchar con tus oídos internos las trompetas de la Justicia Divina, que tu corazón sepa percibir que una Gracia se aproxima y que el Nuevo Tiempo está más cerca de ser una realidad.
Coloca tu corazón siempre en la Gracia y en el Propósito de Dios para que siempre encuentres en todo la fe y la esperanza. No son tiempos fáciles los que se aproximan a la Tierra, pero no por eso en tu corazón debe haber desesperanza.
Colma tu mundo interior con la fe, consolida en tu corazón la fortaleza de saber que eres parte de una Voluntad Mayor. Y no temas. Deja que tu espíritu aprenda a buscar la paz y a enviar esta paz a tus cuerpos más humanos.
Para eso, hijo, necesitas crear un vínculo con tu ser superior, y eso se da con la intención y con la oración sincera, que te permite entrar en un estado de elevación.
Prepara, ahora, tu consciencia para lo que vendrá y esto no es solo externamente. Prepara tu mundo interior, tu corazón y tu mente, porque este momento es desconocido y despertará en ti reacciones, también desconocidas, que podrán desestabilizarte si no aprendes ahora a estar en paz.
Ora y fortalece tu corazón.
Ora y únete a tu espíritu.
Ora y encuentra el camino hacia el Corazón de Dios; así, estarás preparado para soportar todas las cosas.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
El tiempo de este mundo pasa, y en el Universo, el Tiempo de Dios se aproxima.
Los ciclos se van transformando, las leyes viven un intercambio entre sí para que los impulsos recibidos por la vida sean otros.
Dentro de los seres, sus espíritus gritan, y aquellos que realizaron fuertes compromisos con Dios, ya no podrán permanecer en su ignorancia y en un común vivir en sus días.
Los rayos que espiritualmente descienden de los Cielos mueven en las almas la necesidad de despertar, mueven en los que están despiertos la necesidad de madurar, y mueven en los que están maduros la necesidad de profundizar. Nada quedará como está.
El Tiempo de Dios traerá inquietudes hacia todos los seres porque sus células cambiarán de vibración, sus esencias se aproximarán a su origen, sus espíritus verán en el horizonte la posibilidad de retornar a Dios. Todo los impulsará a la vida evolutiva.
Escuchen la voz de sus corazones. Sepan responder a sus almas y, delante de un llamado divino, siempre digan sí.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Sean celadores de la paz en el mundo y oren por los que proclaman la paz.
Oren por los que luchan por un planeta de fraternidad y de esperanza porque, sin saberlo, están abriendo el camino hacia una Nueva Vida y un Nuevo Tiempo.
Oren por los que sinceramente aman la vida, a los Reinos de la Naturaleza y a los seres humanos y que, día y noche, buscan la forma de expandir el respeto y el amor por el mundo.
Oren por los que no oran y silénciense por aquellos que no respetan al prójimo y que, con su verbo, crean desunión y desamor.
Ofrezcan una reparación espiritual por este mundo. Crean que, a través de sus oraciones, nuevas leyes serán atraídas desde el Universo para transformar la vida material que está en desajuste y en desequilibrio.
Oren por la protección de sus hermanos que, en todos los rincones del mundo, llevan adelante tareas planetarias con la fe de que el Amor se establecerá en la Tierra.
Confíen en que todo esfuerzo es válido y que hasta el más pequeño de ellos puede transformar el destino de esta humanidad y de este planeta.
Que sus oraciones sean cada vez más sinceras y abracen a este mundo.
Hijos, oren por la paz y sean la paz en este planeta.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Contempla la vida a tu alrededor y agradece. Agradece porque tienes en todo una oportunidad de amar y, así, de cumplir con el Propósito de Dios para ti.
En la Tierra, hijo, el Propósito para los seres humanos es único: renovar el Amor de Dios y permitir que el Creador recree y renueve Su Creación a través de este Amor. No viniste a la Tierra solo para vivir las cosas del mundo; tu misión no es hacer esta o aquella cosa, tener este o aquel servicio, profundizar por este o aquel camino. Tu misión es amar, y todo llega a tu vida para darte esa posibilidad de vivir el amor.
Es el mismo amor que te mostrará el camino de retorno al Corazón de Dios. Es el mismo amor que te revelará todas las ciencias y sabidurías. Es el mismo amor que te conducirá a ser un digno hijo de Dios.
El amor es tu misión en este mundo, y en todo, tu puedes encontrar una posibilidad de amar. Por eso, cada nuevo día agradece a Dios por estar donde estás y por cumplir con Su Plan como te corresponde. Y solo ama, ama todos los desafíos, ama todas las imperfecciones, ama todas las dificultades, ama lo que no comprendes porque al ser amado eso te será revelado.
El secreto de esta vida es el esfuerzo constante por vivir el amor entre los seres, con los Reinos de la Naturaleza y, por encima de todo, con el Corazón de Dios.
Por eso, ve, hijo, y a través de la gratitud abre las puertas de tu pecho para que aprendas a amar cada día más.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ve y recorre el camino que Dios le marcó a tú corazón. Fortalece tu espíritu a través de la oración. Transmuta y transforma tu ser a través del servicio y del sacrificio. Vence a las comodidades que aprisionan a los hombres y busca el sentido de tu existencia en el Infinito.
No rindas tu corazón, tu cuerpo y tu espíritu a las superficialidades humanas. No permitas que tu pensamiento vague por los abismos como si nunca fueras a caer en sus profundidades. Deja que tu mente se eleve.
Ama vivir la transformación. Deja que tu corazón se consagre y se reconsagre todos los días.
Encuentra tu fortaleza en lo alto del Calvario como en lo profundo del Infinito. Allí se encuentra el Corazón de Dios.
Despierta, hijo, todos los días de una forma diferente, dispuesto a darle a tu condición humana una oportunidad de adentrar más en la Verdad y no de sumergirse en la ilusión.
Libérate de los miedos, en oración. Libérate de los vicios, rindiendo tu corazón a Dios. Libérate de los abismos, dejando que tu espíritu te conduzca por el camino evolutivo que Dios te llama a vivir.
Que el mundo grite el "sonido de la perdición" y que tu alma escuche solo las melodías celestiales.
Que no te estremezcan las tentaciones, pero si el temor de estar distante de Dios.
Ora y medita sobre lo que te digo para que tu corazón siempre vuelva a encontrar la paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que la oración sea tu primer pensamiento, antes de comenzar cada nuevo día. Piensa en Dios, en Su Plan, en Su Voluntad y, en un diálogo simple con el Creador, agradece al Padre por cada nueva oportunidad de aprender sobre el amor.
Entonces, hijo, ora por este mundo y por sus Reinos; ora por las almas y por toda la vida que en ellos habita.
Ora por la consciencia del planeta y por aquellos que silenciosamente sustentan este mundo, en niveles aún invisibles para tus ojos.
Ora por el propósito de cada ser, por el propósito de este planeta y de todo el Universo, aunque él te sea desconocido.
Ora por el Plan de Dios, no solo para tu vida, sino para toda la vida, mucho más allá de la Tierra.
Comprende que, así como este mundo, todos los otros fueron creados con un Propósito Divino y ora para que todos encuentren esta Voluntad Mayor.
Ora por el retorno de Cristo a la Tierra, para que todos los seres estén preparados para mirar a los Ojos del Señor y reconocerlo y que así se arrepientan de sus faltas y alcancen la redención.
Ora por aquellos que deben acompañar a Cristo en Su segunda venida a este mundo, para que todos estén despiertos y que sus compromisos con el Señor estén vivos.
Ora por la nueva vida y ora por el nuevo hombre, para que todos los seres sean capaces de dejarse vencer y rendirse delante de Dios, para que una nueva vida emerja de sí mismos.
Lo más importante de tu vida, hijo, es la oración.
Ora sinceramente y ora verdaderamente. Profundiza en tu vida espiritual. Así, no te debilitarán las dificultades ni te asombrarán las verdades, y dentro de ti todo te será revelado y tu mundo interior estará pronto para todos los ciclos, dispuesto a todo lo que llegará.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando el Cielo se abra delante de tus ojos, solo agradece y reverencia al Padre, que vino a llamarte por el nombre para responder a Su llamado.
La Voluntad de Dios es única e inmutable, pero a lo largo de la evolución de la humanidad va encontrando diferentes formas de expresarse y manifestarse.
La Voluntad de Dios es como el agua que fluye de una fuente pura, en la cima de una montaña, y la evolución es esa gran montaña, a través de la cual el agua de la Voluntad Divina fluye para llegar a los seres. A pesar de encontrar diferentes caminos y de fluir con diferentes intensidades, el agua es la misma y la fuente es eternamente pura.
Tú, hijo, debes recibir con alegría esa agua que llega a tu vida para que, bebiéndola, puedas estar fuerte para seguir el camino que lleva a la Fuente y caminar de regreso al seno de donde brota esa Voluntad Superior.
La Voluntad de Dios se amolda a los obstáculos de la vida y a las posibilidades de los seres humanos. Mientras menos piedras en el camino, más fluye y con mayor intensidad llega a los que tienen sed. A ti solo te cabe seguir esa Voluntad Divina, sin colocar más piedras en el río de la vida. Pero cuando las piedras pertenecen a la consciencia humana como un todo, a tu corazón le basta seguir bebiendo de ese agua e ir llevándola, gota a gota, a los que tienen sed. El río siempre fluirá y, en la próxima curva, encontrará un camino más amplio por donde expandir sus aguas.
Este es un tiempo de muchos obstáculos para el río de la Voluntad Divina, pero bastará persistir y estar siempre dispuesto a vivirla para generar méritos para que, en un momento de mayor fluidez de esa Voluntad, surja en toda la humanidad.
Medita en lo que te digo y, con esa imagen en tu corazón, sube esa montaña de retorno a la Fuente y no te canses de caminar.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ingresen en el tiempo del no tiempo, el llamado Tiempo Real, este que es la aproximación del Reino de Dios y de Su Eternidad.
Preparen sus corazones, orando como si fuera la última vez, sirviendo como si fuera la última vez, concediendo y pidiendo perdón como si fuera la última vez, viviendo la fraternidad y el amor como si fuera la última vez.
En el Tiempo de Dios, el presente es la única experiencia para ser vivida. En el presente se cura el pasado y se construye el futuro. Vivan dentro de este Tiempo, en el que ya no se espera otro momento para actuar mejor, orar mejor, servir mejor, vivir mejor.
Deben curar en la consciencia humana el vicio de perder los ciclos y de dejar para después las oportunidades que las coyunturas universales envían.
Ahora es el momento de hacer bien todas las cosas, con entereza de espíritu y de corazón, construyendo la nueva vida con actos presentes y aprendiendo a ingresar en el Tiempo Real, en la eternidad, a través de la vivencia del ahora.
Les digo esto porque este tiempo se aproxima y en él los ciclos y los impulsos pasarán rápidamente por sus vidas. Para recibirlos y vivirlos con plenitud, es necesario estar siempre viviendo con entereza de corazón y, para que comprendan de alguna forma, viviendo cada instante como si fuera el último.
Así, hijos, estarán despiertos para los ciclos que lleguen y para los impulsos que el Universo les envíe. De esa forma serán dignos de reconstruir la Tierra y de expresar una nueva vida en el Tiempo de Dios, el Tiempo Real.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Donde haya un corazón que ora, ahí estará Dios, escuchando sus súplicas y con ellas equilibrando el mal que circunda el mundo.
Donde haya un corazón que sirve, ahí estará Dios, trabajando a través de sus manos y construyendo fortalezas en el interior de los que perdieron la esperanza.
Donde haya un corazón que ama, ahí estará Dios, amando dentro de Sus hijos y renovando el amor, para que él se expanda y haga renacer todas las cosas.
Donde haya un corazón que persiste en el Propósito Divino, a pesar de las adversidades y de las dificultades para manifestarlo, ahí estará Dios, construyendo lentamente Su Plan, preparando silenciosamente una nueva vida, una nueva humanidad.
Donde haya un corazón que ama y sirve a los Reinos de la Naturaleza, ahí estará Dios, haciendo que Sus criaturas aprendan, unas con las otras, y así vivan en comunión.
Donde haya un corazón que crea en el nuevo tiempo, ahí estará Dios, preparando el retorno de Su Hijo, para que Él venga a transformar y a curar todas las cosas, instituyendo una nueva vida sobre la Tierra.
Sean esos corazones que oran, que sirven, que aman, que persisten, que creen, que tienen fe. Así, hijos, ahí estará Dios, a su lado y dentro de sus corazones, haciendo de sus vidas instrumentos triunfadores de Su Corazón.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Oro para que las almas alcancen la paz.
Oro para que las consciencias despierten a la realidad planetaria, a la verdad universal, y así transformen sus vidas según el Propósito Divino.
Oro para que los corazones aspiren a la unidad con el prójimo, con los Reinos de la Naturaleza, con la vida, con Dios.
Oro para que los buscadores reconozcan la verdad en todas las enseñanzas transmitidas por Dios a través de Sus Mensajeros, para que aquellos que buscan, sepan ver más allá de las palabras y encuentren en las entrelíneas la ciencia divina de la Creación.
Oro para que la vida sagrada ya no sea ocultada por las superficialidades humanas y, de la misma forma, para que la esencia de los seres no esté oculta por las creencias ilusorias que ellos tienen sobre sí mismos.
Oro por una nueva vida y una nueva raza, para que después que el aprendizaje humano se consolide, los seres tengan valor y esperanza para hacer emerger la nueva vida y dejar florecer en sí mismos el nuevo ser que, delante de Cristo, comenzará a despuntar.
Oro para que la humanidad no pierda el sentido de su existencia y la vida espiritual deje de ser una costumbre y una práctica, para ser una realidad y una experiencia de vida.
Oro, en fin, para que las Gracias de Dios no permanezcan en el Cielo, sino que sean vertidas sobre la Tierra.
Hoy Yo los llamo a que oren Conmigo y así intercedan por este mundo mientras hay tiempo. Oren Conmigo por la Paz.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
El amor al Plan de Dios es el arte de saber profundizar en la vida espiritual, para ir dejando de lado los planes humanos e ir comprendiendo y amando el Plan del Creador.
El amor al Plan de Dios camina junto con el amor al universo y a este planeta, con el amor a todas las criaturas, a toda la vida; porque cuando una consciencia despierta ese grado de amor por la vida, comienza a amar aquel Pensamiento perfecto que Dios tuvo para la evolución y el bien de todas Sus criaturas.
Después de amar a Dios, los seres comienzan a amar la vida y a todo lo que es parte de ese Dios único, presente en todas las cosas.
Profundizando en la ciencia del espíritu, los seres descubren que hay un Pensamiento perfecto emanado de Dios al crear a Sus hijos, que es la guía para el retorno al Corazón del Padre. A través de ese Pensamiento, el Creador diseñó un Plan, un Plan de amor, de renovación, de Gracia, de perdón, un Plan de retorno a la Unidad con Él.
Comprendiendo eso, pueden conocer y comprender aún más el Amor de Dios que, sabiendo que estaba lanzando a Sus criaturas en la vastedad de la Creación, desde el principio, colocó a todas en Su Plan, y aquellas que lo sigan, no solo retornarán a Su Corazón, sino también traerán consigo la renovación del amor para aportarla a la Consciencia Divina.
Amar el Plan de Dios es amar la historia de la Creación, de la vida, es salir de la pequeñez humana, de los planes humanos y planetarios y abarcar con el corazón y la consciencia una realidad superior, que hasta hoy permanece en silencio, aguardando el despertar de los seres.
Dejen que sus consciencias abandonen lo que es pequeño, lo que es mezquino, y abracen al Infinito, al Todo, al Amor Divino. Amen el Plan de Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
El Misterio de la Fe
El misterio de la fe es este que se guarda, como potencial, en lo profundo de cada corazón y que, en estos tiempos, Dios los llama a vivir.
La fe nace y se expresa en los corazones que, día a día, buscan amar y conocer más a Dios, que profundizan en la grandeza de Su Amor y en la infinitud de Su Misericordia.
Esos corazones que descubren el Amor de Dios en sí mismos a través de la persistencia en la oración, a través del estudio y de la profundización de Sus Palabras, comienzan a despertar la fe en su interior. A pesar de ser invisible, el Amor de Dios les es palpable, y Su Misericordia se expresa en sus vidas a cada instante.
Sentir el Amor de Dios y vivir Su Misericordia va despertando en los seres una confianza absoluta que, cuando madura, se transforma en fe.
La fe es la certeza del Amor de Dios y de Su Presencia. Es el don inexplicable de conocer al Creador y saberse parte viva de Su Corazón. Es el don inexplicable de amar y confiar en Su Plan, aunque él les sea un misterio.
Para vivir el misterio de la fe, primero deben buscar el amor a Dios y profundizar en ese amor. Cuando estudian y profundizan en las Palabras de los Mensajeros Divinos, van conociendo cada vez más el Amor del Creador, y es este mismo Amor el que los transforma y va retirando de sus corazones las capas de la incredulidad, de la duda, del miedo, de la inseguridad, de la incerteza, y les muestra, en lo más profundo e interno de sus seres, como surge la fe.
El amor, el conocimiento de Dios y la fe caminan juntos, pues uno despierta y vivifica al otro. Cuanto más aman a Dios, más lo conocen, y mayor es el despertar de la fe. Cuanto más conocen a Dios, mayor es el amor, porque es inevitable el despertar de ese amor y, como consecuencia de él, de la fe.
Cuando la fe despierta, ella deber ser mantenida y debe crecer a través de la oración que los une a Dios, porque entonces llegará el tiempo en el que no importará lo que suceda a su alrededor; la fe siempre estará presente en sus corazones y los sustentará. No importarán las pruebas y los desafíos que vivirán; la fe siempre les dará fuerzas para que hagan de todo eso un triunfo del Corazón de Dios.
Por eso, hijos, en este tiempo de grandes pruebas y desafíos que se aproxima, busquen a Dios, amen y conozcan al Creador, y dejen así que su fe se consolide y cree raíces en la consciencia que nada sea capaz de arrancar.
Su empeño y profundización de hoy construyen las consecuencias del día de mañana. Es ahora que el triunfo de Dios se comienza a diseñar en sus vidas.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
¿Qué es la paz?
Muchos seres dicen que buscan la paz y aspiran a estar en paz. Constantemente, el Creador le dice a Sus hijos que entren en Su Corazón de Paz. El Señor envió al mundo a Su más pura Rosa de la Paz. ¿Y qué es la paz, hijos?
La paz no es la tregua que viven las naciones en guerra. La Paz no es el silencio de la quietud de la mente. La paz es un estado interno al que los seres humanos acceden, una que otra vez, cuando consiguen expresar lo que son y unen su corazón al Corazón de Dios.
La paz es la propia Presencia del Creador en la Tierra. Conceder paz es conceder una oportunidad para que los seres se vuelvan a unir al Padre y, reencontrando al Creador en sus esencias, sientan el amparo, la seguridad, la confianza, el vacío que se siente al estar en el Todo, el silencio que se siente al estar en Aquel del cual provienen todos los sonidos.
Su Madre, María, Rosa de la Paz, es Aquella que los une a Dios y a Su hijo, a través de Su Pureza. Su presencia y Sus palabras son el camino para retornar a la pureza del corazón, y así expresar lo que fueron creados para vivir. Que puedan abrir las puertas que los unen a Dios y encontrar la paz.
Cuando un ser humano despierta y expresa su verdadero potencial, está unido a Dios, está en Su Paz, independientemente de las circunstancias a su alrededor. Y eso, hijos, no es ser indiferentes. Eso es saber que más que sentimientos de pena y angustia, en tiempos de crisis, delante de situaciones extremas, este planeta necesita paz, necesita poder encontrar a Dios y volver a su equilibrio. Por eso, aquellos que están en Dios son capaces de irradiar paz, incluso cuando todo parece estar perdido. Esto es ir más allá de su condición humana retrógrada de miedo, angustia y ansiedad, y encontrar lo que es verdaderamente ser un ser humano, aquel que es capaz de unir todas las cosas al Corazón de Dios a través del amor, y así establecer la paz.
Mediten en lo que les digo y busquen esta verdad en sus corazones.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Abre tu corazón para percibir lo que Dios aspira de ti. Recibe siempre Sus Palabras, colocándolas en tu propio ser, para que ellas te transformen en un testimonio vivo de la Presencia Divina.
No solo escuches las Palabras de Dios, sino deja, hijo, que ellas te transformen en lo que en verdad eres. Deja que ellas liberen las capas de tu ilusión y arrogancia, para que así puedas ver la verdad que se esconde debajo de tu condición humana.
Escucha cada mensaje como un diálogo de Dios contigo y no temas profundizar en lo que Él te dice. Es así que te transformarás de verdad y tu transformación será un servicio para el planeta.
La vida interna de los seres, su transformación y su contacto con Dios, puede ser un servicio incalculable para la consciencia humana y para el planeta, con toda la vida que en él habita. Pero, para eso, hijo, tu corazón debe ser sincero y transparente, y así mires más para ti mismo que hacia los demás cuando llegue el momento de corregirte y de transformarte. Mira al prójimo si tu mirar fuera de compasión y de Misericordia, y si en ti estuviera la firme aspiración de servir a tus hermanos y no de buscar sus defectos.
¿Por qué te digo todo esto hoy? Porque el planeta agoniza, las almas agonizan, los Reinos de la Naturaleza agonizan y los corazones aún están despertando, muy lentamente, hacia esta realidad planetaria.
No pierdas tu tiempo y tu verbo. Ora por el prójimo y por el planeta, y transforma y purifica tu corazón. Haz de ti, hijo Mío, un verdadero discípulo de Cristo, para que cuando Él te llame "compañero" no esté solo refiriéndose a tu espíritu, sino a todo lo que tú eres.
Acoge Mis Palabras con amor y esperanza, por saber que puedes servir y cambiar el destino de este mundo, donde quiera que estés. Basta que mires hacia dentro y tomes la decisión de definitivamente expresar lo que Dios quiere para ti, de finalmente ser lo que Dios espera de tu corazón.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Confía en el Amor de Dios, aunque Sus Planes no se manifiesten según tu voluntad.
Confía en el Amor de Dios, aun cuando Sus Leyes contraríen y corrijan tu condición humana.
Confía en el Amor de Dios, aunque clames por un milagro y Él te ofrezca una prueba.
Confía en el Amor de Dios, aunque esperes por una luz y Él mantenga tu alma en una noche oscura.
Confía en el Amor de Dios cuando Él no te permita actuar de determinada forma, porque la fortaleza de tu corazón está siendo construida por Dios con Sus propias Manos.
Ama al Padre más allá de todas las expectativas humanas.
Ama al Padre más allá de todas tus voluntades de que Él manifieste estas o aquellas cosas.
Ama al Padre para descubrir y conocer lo que Él verdaderamente es, y que así estés en Él, sin buscar alguna cosa, solo permitiendo que Su Corazón te conduzca y te guíe a Su Divina Voluntad.
Ama a Dios, hijo, pues en Su Amor descubrirás algo único, que está guardado para ti. Confía en Él, más allá de cualquier cosa que suceda dentro o fuera de ti. Y, ya sea en el calvario, ya sea en la multiplicación de los panes, verás que la Voluntad y el Plan del Señor siempre son perfectos.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando los hombres ultrajan la vida y desequilibran las Leyes, las propias Leyes tarde o temprano retornan como consecuencia de las acciones humanas.
Después de tantos siglos de ultrajes y de indiferencia por la vida sobre la Tierra, ahora llegó el tiempo en el que las Leyes del equilibrio y del retorno comiencen a mostrar las consecuencias de las acciones humanas.
La misma gravedad de las acciones causadas por los hombres a la consciencia del planeta, retornará a través de las expresiones de desequilibrio de la Naturaleza y de los desastres causados por las propias obras de la humanidad.
En los cuatro cantos del mundo verán el retorno de las Leyes y no habrá nada capaz de detenerlas, porque ese fue el aprendizaje escogido por la humanidad para construir la propia vida sobre la Tierra.
Aquellos que son consecuentes con las Leyes Divinas, que las observan, las obedecen y las aman, serán dignos de recoger los frutos de una vida superior, frutos que tal vez no serán conocidos en este mundo, pero sí en otros.
La única cosa que el Creador les pide es que trabajen incansablemente para equilibrar los desequilibrios de este mundo y que no sigan alimentando las corrientes del caos, de la ira, de la discordia, sino que sean conscientes de que deben atraer hacia el mundo las vibraciones evolutivas que los harán dignos de una nueva vida.
Delante de las consecuencias negativas de las acciones humanas, es el momento de equilibrarlas con el servicio, con la oración, con la fraternidad, con la esperanza y, sobre todo, con el amor.
Mediten en lo que les digo y hagan de sus vidas el peso que equilibra, positivamente, la balanza de la Justicia de Dios para este mundo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
En silencio, profundiza en los descubrimientos espirituales que estás viviendo. No dejes que los impulsos y las revelaciones pasen como el soplo del viento, sino que permanezcan en tu interior, fecundando tu espíritu, como lo hace el Soplo del Espíritu de Dios.
Deja que tu alma suspire aliviada al recibir el bálsamo de las revelaciones que le hacen recordar el sentido de la vida y sentir que hay una esperanza de retorno al Corazón de Dios.
Medita en tu espíritu y en la vida superior, para que ella te fortalezca y te de una posibilidad de estar suficientemente firme en el Propósito Divino, para auxiliar a otros que perderán su fe cuando todo sea caos y desequilibrio.
Ve más allá del horizonte de la Tierra, y de todo lo que está antes de él, el claro despuntar del Sol que vendrá para iluminar una nueva vida. Mantén firme, en tu interior, el saber del verdadero sentido de los acontecimientos del mundo. El planeta se purifica para liberarse. Se desequilibrarán aquellos que construyeron las bases de su morada en la arena de sus propias destrezas y certezas, y no en la Roca de la Voluntad y del Plan de Dios.
Sabe que todo es parte de un Plan trazado desde la era de los patriarcas y que fue descripto con sus palabras, aunque poco comprendidas por los hombres.
El Viejo Testamento se cumplió en el Nuevo Testamento, y el Nuevo Testamento se cumple ahora para que, a través de este momento planetario, una nueva historia sagrada se pueda escribir y en ella estén las profecías de una nueva vida y de un nuevo hombre, el que retornará al Tiempo de Dios y abrirá las puertas para que todos los seres se unan a Su Corazón.
Aférrate a este Propósito Divino y fortalece tu ser en la fe, sustentando en tu espíritu la paz.
Para eso, Dios te llama por el nombre y te permite escuchar y leer Sus santas Palabras. Eres llamado a ser un apóstol de los últimos tiempos, un santo de los últimos días.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Despertar es comenzar a recordar que, antes de la vida en la Tierra, una vida mayor existía.
Despertar es recordar que, antes de sus cuerpos de carne, en cuerpos de luz sus almas vivían.
Despertar es comenzar a comprender la inmensidad de la Creación Divina y no limitar, a la vida en la Tierra, el Poder que tiene Dios para darle vida a los seres.
Despertar es comenzar a comprender la vida, lo que sienten, lo que piensan, las raíces de sus acciones y de su forma de vida, las raíces de sus costumbres, de su cultura, de su esencia humana.
Despertar es comenzar a recorrer un camino más amplio en el cual, al mismo tiempo, que se avanza se retorna a Dios. La evolución sucede cuando los seres comienzan a retornar, llevando consigo los aprendizajes que aportan a la renovación de la Consciencia Divina y a la evolución de la vida en todas las dimensiones.
Despertar es vivir en comunión y en humildad. Cuanto más se reconozcan pequeños e ignorantes, más estarán dentro de la grandeza y de la Sabiduría de Dios.
Despertar es reconocerse parte verdadera de Dios y saber que, en este Todo que es el Padre, una amplia e infinita Vida habita.
Despierten, hijos, del sueño en que viven, porque llegó la hora de retornar, como humanidad, al Corazón de Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más