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Oh, Mi Santo Blanco Colibrí,
que visitas una de Mis tierras bendecidas
por la Santa Madre de Dios;
como un humilde peregrino
junto con todos tus hermanos,
tú vienes a Mi encuentro,
al Templo Sagrado de Mi Materno e Inmaculado Corazón,
para suplicarme en unión a Mi Hijo
por la paz en el mundo y por el fin de la guerra.
Oh, Santo Blanco Colibrí,
que vuelas alto para atraer hacia la Tierra
todas las Gracias del Cielo;
hoy, te concedo la Gracia que Me has pedido
desde el silencio de tu corazón.
Oh, Santo Blanco Colibrí,
te animo a seguir adelante,
llevando con firmeza la Palabra de Mi Hijo,
para que los corazones se sigan sintiendo aliviados
por tus gestos de cercanía y de fraternidad.
Hoy, estoy unida en súplica a ti,
para que el mundo se convierta y alcance la paz.
Desde este Sagrado Santuario de Fátima,
junto a los Ángeles del Cielo,
imparto Mi bendición, Mi Amor y Mi Paz
al mundo entero.
Que la Misericordia de Mi Hijo,
hoy, vuelva a descender a la humanidad,
a fin de que más heridas sean sanadas
y los corazones se reconforten.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Hoy, como Madre de la Misericordia y ante el océano infinito de la Misericordia de Mi Hijo, recojo de los corazones las ofertas y las oraciones que son dirigidas a Cristo, a fin de que, en este tiempo, Él transforme la miseria humana en Misericordia y en Compasión.
Por eso, hijos Míos, una vez más, la vida y el espíritu de cada uno de ustedes está delante del umbral de la Divina Misericordia, esperando que la Ley de la Expiación actúe en la humanidad ante tantos acontecimientos que se viven en el mundo.
Que sus almas sean depositarias del Amor de Mi Hijo y de Su Misericordia Insondable.
Que sus actos, gestos y acciones sean misericordiosos para que esta civilización, de los tiempos de hoy, recupere su contacto con la esencia del Amor-Sabiduría, para que la maldad, el odio, la venganza y la impunidad se disuelvan en el corazón humano, y para que cada hijo Mío recuerde que puede regresar a Dios y conocerlo dentro de sí mismo, en lo más profundo del silencio y de la oración suplicante.
Queridos hijos, aún la Divina Misericordia necesita ser conocida en el mundo, necesita ser practicada y vivida por todos; porque mientras no hayan almas misericordiosas, no habrá paz en el mundo, la guerra no se detendrá.
La Misericordia es la puerta de salvación que Mi Hijo abrió en Su Costado, en donde los afluentes del Agua y de la Sangre son misterios de expiación y de perdón para los que se rinden al Amor de Jesús.
Hijos, que la Misericordia sea el anuncio de la esperanza y de la paz para el mundo herido.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Por aquellos que claman, Mi Corazón está presente.
Por los que viven en los espantos de la guerra, Mi Corazón está presente.
Por los que son condenados y mueren bajo la impunidad de las leyes de este mundo, Mi Corazón está presente.
Por los que claman por la paz, Mi Corazón está presente.
Por los que son obligados a vivir el exilio y son descartados, Mi Corazón está presente.
Por los que son perseguidos a causa de su fe y de su amor por Cristo, Mi Corazón está presente.
Por los que perdieron el derecho a poder nacer, Mi Corazón está presente.
Por los que están bajo la mentira, la impunidad y el control, Mi Corazón está presente.
Por los Reinos que sufren en silencio, que son masacrados y sacrificados sin consciencia de lo que verdaderamente sucede, Mi Corazón está presente.
Por los que ya no tienen futuro, por los que de la noche a la mañana perdieron todo, sus familias, sus hogares, su esperanza y su alegría; Mi Corazón, por todos ellos, ora y está presente.
¿Dónde está el corazón de Mis hijos en este momento?
¿Sus corazones están presentes en todas estas situaciones, al igual que lo está Mi Materno Corazón?
Para que tengan un corazón presente en todo, deberán buscar tener un corazón maduro, un corazón capaz de amar como Cristo amó en la Cruz, como Él amó en cada paso.
Si tienen un corazón presente, sabrán comprender los aprendizajes de la vida, sabrán salir de ustedes mismos por todos aquellos que no lo hacen y que creen, absolutamente, estar con Mi Hijo.
Esto es lo que hoy le pide Dios al mundo: que ustedes sean capaces de tener un corazón presente en todo, que tengan un corazón capaz de amar y de soportar el fin de los tiempos.
Yo rezaré para que puedan tener un corazón maduro y presente en todo lo que, en este tiempo de tribulación, sea necesario ayudar.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre del corazón presente
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí al Señor de la Noche, que conduce a todas Sus ovejas, especialmente a las que están más perdidas, para que retornen al establo del Corazón de Dios y beban de la Sagrada Fuente de Su Divina Humildad, porque si la humildad no se vive en este mundo, si la humildad no se expresa en las almas y en los corazones, no será posible evitar una tercera y difícil guerra.
Por eso, hoy estoy aquí, en lo más alto de los Alpes. Una vez más, Yo los congrego a los pies de estas sagradas montañas, en donde la Jerarquía está reunida y unida a ustedes para implorarle a Dios por una última oportunidad para esta humanidad; para que las naciones del mundo, y especialmente las naciones de Europa del Este, puedan reflejar la armonía y la paz tan urgente en estos tiempos.
Por eso, no hay nada ni nadie que haya impedido al Señor de la Noche llegar aquí, porque Él ha traído Consigo a todo el Universo, a toda la Creación; y Él pisa con Sus Pies a todo el mal existente en este planeta y muestra, a través de la Luz de Su Sagrado Corazón, el camino que las almas deberán recorrer en esta noche oscura, para que nunca pierdan delante de sí la Llama del Divino Propósito, sino que a través de esa Sagrada Llama inmaterial las almas encuentren en sí mismas la Voluntad de Dios, expresando en esta vida material el Propósito que está escrito desde el origen.
Por eso, en estos días de oración misericordiosa, en nombre de Dios, vengo a pedirles que oren de verdad; que cada cuenta de la oración de la Misericordia, que será ofrecida, sea sinceramente rezada para evitar una terrible tercera guerra en este mundo y, sobre todo, en este hemisferio norte.
Pero no pierdan la fe, porque ustedes son Mis compañeros y Mis amigos, son Mis hijos y son Mis hijas, y hoy los tengo a todos dentro del Sagrado Cenáculo de Mi Corazón para que, como hace más de dos mil años, vuelvan a celebrar Conmigo la Sagrada Eucaristía, el Legado infinito del Amor de Dios que se ofreció a ustedes incondicionalmente a través del pan y del vino.
Por eso, estamos en un tiempo semejante, como fue hace más de dos mil años; pero ahora, ustedes como postulantes a ser los Nuevos Cristos del fin de los tiempos, no solo deberán comer de Mi Cuerpo o beber del Cáliz de Mi Sangre, sino que también deberán aprender a vivir su propio Huerto Getsemaní.
Y, a pesar de la oscuridad reinante en este planeta, a pesar de las puertas inciertas que aún están abiertas, a pesar de la ignorancia, de la guerra, de la indiferencia, de la frialdad de muchos corazones, a pesar de todos los pecados y de todas las ofensas que recibe el Corazón de Dios día a día, Mi Sagrado e Insondable Corazón, en estos días de intensa imploración a la Divina Misericordia, recogerá de cada uno de ustedes cada una de las cuentas que Me ofrecerán sinceramente, no solo por la paz en Ucrania y en Rusia, por el fin de la guerra en esa región del planeta y en otros puntos de la Tierra, sino también recogeré sus oraciones como un verdadero ofrecimiento a Dios, porque tendrán la chance de poder volver a confiar en Mi Misericordia.
Para que vean cuán grande es Mi Misericordia, hoy vuelvo a estar aquí, en esta región del planeta, contemplando a través de Mis Ojos y sintiendo a través de Mi Corazón el dolor y la angustia de las almas que viven en la guerra y en los conflictos del mundo.
Compañeros, quiero decirles sinceramente que todas las Jerarquías están trabajando mucho por esta situación planetaria; que cada uno de sus pasos, los pasos de los servidores de Cristo, están siendo contemplados en este mismo momento como justificación y expiación, ante todos los horrores y ultrajes de este mundo, de esta humanidad.
Por esta razón, compañeros, estos días serán decisivos no solo para todos Mis servidores de la Obra Redentora de Cristo en la Tierra, sino también serán definitivos para estas naciones de Europa, porque lo que sucederá en el próximo tiempo en esta región del planeta, sí o sí, repercutirá en las demás naciones del mundo, y Europa ya está sintiendo el peso de la guerra de Ucrania.
Dios, a través de Su Poder y de Su Amor, a través de Su Misericordia y de Su Sagrada Intercesión, ya hubiera podido detener esta guerra; pero, compañeros, la adhesión de las almas a otras fuerzas de este mundo material compromete esa intervención, no solo espiritual sino también material.
Pero confíen y no se lamenten, confíen en el poder y en la luz de la oración del corazón. Encomienden a Dios todas sus súplicas, todas sus intenciones, todos sus ruegos, para que en Europa del Este se detenga la guerra y estos acontecimientos actuales como otros acontecimientos en el mundo, que son ocultados a los ojos de todos, no sean utilizados como armas de guerra, fomentando la carencia, la necesidad y la injusticia.
Por eso, a través de los méritos alcanzados por Mi Sagrado Corazón, Yo los invito a estar Conmigo en esta larga noche oscura que vive el planeta, sin perder de vista la Luz del Divino Propósito, porque muchas almas en este tiempo pierden de vista su Propósito Espiritual.
En verdad les digo que les corresponderá a muy pocos hacer la tarea espiritual de muchos, así como lo fue hace 2 000 años, cuando muy pocos, unidos al Maestro del Amor, dieron todo de sí mismos, dieron su vida por la redención de la humanidad, por la salvación de este planeta escuela.
Sé que lo que Yo les prometo en este momento no es maravilloso, Yo les prometo vivir un sacrificio espiritual que en ningún otro momento de sus vidas vivieron.
Por eso, a través de los símbolos de Mi Dolorosa Pasión, Yo podré derramar, en aquellos que acepten, nuevas experiencias de cristificación y de crecimiento del amor interno.
¿Quién aceptará tomar con sus manos la Corona de Espinas del Señor?
¿Quién aceptará llevar consigo los clavos que traspasaron las Manos y los Pies del Señor?
¿Quién aceptará cargar Conmigo la cruz planetaria?
¿Quién permitirá que la lanza traspase su costado?, sabiendo que ustedes no merecen todas estas cosas y menos las mereció su Maestro y Señor.
Pero, ¿qué fue lo que le permitió a su Maestro, al Rey del Universo, vivir todas estas cosas?
Hay una sola y única razón: el Amor, el Amor que confiaba, el Amor que aceptaba, el Amor que incluía, el Amor que nunca rechazaba, el Amor que soportaba, el Amor que Me hacía crecer como Divinidad y Espíritu. Fue el Amor que Me hizo aceptar la Voluntad de vivir la Dolorosa Pasión.
Por eso, Yo les ofrezco a los simples, les ofrezco a los imperfectos, les ofrezco a los pecadores, la oportunidad de la cristificación interior.
Vean cómo está Mi Iglesia y cómo están Mis sacerdotes, cuántas heridas Me causan por alejarse de Mí, por tomar otros caminos que no son los de Cristo.
Por eso, Yo Me sirvo de este momento y Me sirvo de cada uno de ustedes, más allá de las imperfecciones o de las dificultades, más allá del dolor o de las pruebas, para que el Corazón de su Maestro sea aliviado en silencio por la adhesión de las almas, por el sacrificio silencioso de los corazones que Me dicen sí, en los que Yo puedo recostar Mi cabeza sobre sus pechos, para descansar y confortarme con el amor de los Míos.
El mundo no está preparado para escuchar esto, pero Yo Me comprometí a decirles la Verdad, porque Yo siempre seré el Camino y la Vida para ustedes.
El mundo debe rendirse a Mi Misericordia para que no suceda la Tercera Guerra Mundial, para que la humanidad no siga abriendo la puerta al mal, que sofoca a los corazones y que confunde a las mentes por alejarse de Dios.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia sea un momento de gran madurez, sea el gran momento en el que cada uno de ustedes deberá preguntarse si está Conmigo o no lo está. El tiempo ya se está acabando y antes la copa estaba casi llena, ahora ya está rebasando.
¿Quién impedirá que eso suceda?
¿Será necesario que más sangre inocente corra por este mundo?
Dios no desea el sacrificio de la humanidad, Mi Padre desea para ustedes la felicidad eterna, a través de Mí, la alegría de vivir y de pertenecer al Reino de Dios, de una vez y para siempre.
Les vuelvo a pedir que recen de verdad. Estaré atentamente escuchando la voz de sus súplicas y sé que podré contar con todos ustedes, así como con todos sus hermanos del mundo.
En los simples, en los humildes, en los adheridos, en los puros de corazón, está Mi Iglesia Celestial. Y, a través de esas almas, a través de los corazones verdaderos y simples, Yo puedo consagrar y sacramentar a este mundo para que algún día deje de ser infiel para ser fiel, para que algún día ya no tenga más voluntad propia y pase a vivir la Voluntad Divina, la Sagrada Voluntad de Dios que siempre los llevará a la paz y al bien.
Les agradezco por escucharme. Les agradezco por preparar este espacio para Mí, porque por más que en este mundo tenga cientos de catedrales que Me ofrecen, solo podría estar en ellas si en verdad existiera el amor, la transparencia y la entrega.
Por eso, una vez más, Dios vuelve a mostrarle al mundo que Su Presencia está en los humildes, que Su Mano derrota a los poderosos, que Su Verbo resuena en los simples y expulsa a los egoístas, aun aquellos que dicen estar Conmigo.
Mi Iglesia está en el corazón de Mis hijos. Allí está Mi Amor. Allí está Mi Vida para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis queridos hijos:
Hoy, estoy aquí, en la Casa de Cristo. Puedo estar más cerca, espiritualmente, de la traumatizada Ucrania. Puedo recoger las oraciones de todos los que oran por la sagrada causa de la Paz.
Por eso, hijos Míos, estoy agradecida porque, en esta hora del planeta, muchas situaciones necesitan ser atendidas, y es urgente para Dios que haya una intercesión celestial.
Por eso, cuando las voces se unen en oración, Yo como Madre del Mundo puedo interceder y abrir, una vez más, las puertas de los Cielos para que los Ángeles de la Paz y de la Reconciliación ayuden a las almas más perdidas, especialmente a las almas que están en los conflictos y en las guerras.
Queridos hijos, por ese motivo, Yo estoy aquí, para irradiar Mi Amor y Mi Luz al mundo; para decirle a los mundos internos de las Criaturas de Dios, Mis Hijos, que se detengan y escuchen el grito del planeta y de las familias desplazadas por la guerra, por el hambre y por la migración.
¿Hasta cuándo sucederá esto?
Por eso, Mi Mensaje llega para sensibilizar, aun dentro de la Iglesia de Cristo, a los que no piensan en los refugiados ni en los pobres.
Espero, queridos hijos, que antes de que todo suceda, más almas buenas sean capaces, Conmigo, de ayudar a equilibrar la balanza de la Ley; porque, de lo contrario, será la propia humanidad, como lo viene haciendo hasta ahora, que se lastimará a sí misma.
Rezo para que no existan ideas autodestructivas en la superficie de la Tierra, para que ninguna bomba más sea lanzada sobre las naciones como si fueran desperdicios. ¡No, hijos, no hagan eso!
Sean capaces de percibir hasta donde llega el mal. Arrepiéntanse y pidan perdón, porque queda poco tiempo.
Recemos para que la poca paz que hay en este planeta no desaparezca.
¡Les agradezco por estar unidos a Mí en oración!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Que, en estos días de oración especial, sus pedidos y plegarias por Brasil lleguen a Mí con el más cálido amor de Mis hijos, como rosas a los Pies de la Madre Celestial.
Queridos hijos, unámonos, en este momento, al Corazón de Mi Hijo para que el Sublime Gobierno Espiritual colme a las almas de esta nación de Brasil y así, el Propósito de este país esté protegido y amparado bajo las luminosas alas del Ángel Guardián de Brasil.
De esa forma, queridos hijos, que a través de la poderosa oración del corazón también el Espíritu Santo guíe e inspire al corazón de Mis hijos para que siempre prevalezca el discernimiento y la paz que este querido pueblo de Brasil necesita.
Como su Madre, como la Señora Aparecida, estoy rezando todos los días, junto con ustedes, y uno Mi Voz de Sierva y de Esclava de Dios para que en Brasil y en el mundo entero se cumpla la Voluntad del Padre Eterno.
El sentido de Mi deseo de Madre es que Brasil no se convierta en un escenario de incongruencias y falta de sentido espiritual.
Ustedes, Mis hijos, deberán seguir permitiendo que la Señora Aparecida continúe siendo la Gobernanta de esta nación, destinada a ser la cuna de una Nueva Humanidad.
Sigan rezando con fervor, dejando que la Llama Sagrada de la Sabiduría dé entendimiento y razón a los corazones humildes.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Me alegra reencontrarme con Mis fieles y amados hijos, en este Sagrado Cielo azul, en donde muchas experiencias fueron vividas por ustedes, Mis hijos. Noches oscuras fueron atravesadas, momentos de alegría fueron vividos y compartidos y, hoy, están aquí Conmigo, en fidelidad y en amor.
Quisiera que sepan que los tiempos que llegarán no serán buenos, pero si las almas se arrepienten de corazón y se entregan con fe al Inmaculado Corazón, todo se podría evitar.
Ahora, que sus pies están cansados de esta trayectoria y de este camino, renuévense.
Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre que nunca los abandonará, la Madre que siempre los recibirá y les entregará la Paz que tanto necesita el mundo entero.
Alégrense, porque estoy aquí para concederles una vez más Mis Gracias, para otorgarles el Perdón de Dios y la renovación de sus vidas en este ciclo definitivo, en el que el esfuerzo será la gran llave maestra entre todas las llaves; la llave que abrirá la puerta para el descenso de la Misericordia de Dios.
Por eso, hijos Míos, que sus mentes se expandan, que sus corazones se abran mucho más de lo que están abiertos, para que las consciencias que se han autoconvocado puedan llegar aquí, como está previsto en la Aspiración del Padre Eterno.
Todo lo que aprendieron, a través de los tiempos, ha sido para este momento, hijos Míos, para esta hora definitiva, en la que deben aprender a caminar en el sacrificio por amor a Dios y por amor a Mi Hijo; porque Él nunca les entregará una cruz tan pesada que no la puedan llevar por sí mismos.
Él les entregará la cruz de la liberación y de la redención, así como la cargó de forma valiente hace mucho tiempo, por cada uno de ustedes. Por eso, sigan participando en esa fidelidad a Dios y a Mi Corazón Inmaculado.
Agradezco desde siempre, el canal ofrecido en este lugar, para la Vigilia y la Adoración.
Hijos Míos, es hora de reconstruir las bases espirituales de esta humanidad, a través de ese importante ejercicio de Adoración al Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo, porque mientras eso no sucede ustedes saben que las almas se pierden y se pierden; y Mi deseo es llevar a todos hacia Dios, no solo a los que ustedes desconocen, sino también a sus familias, a sus seres queridos, a todos los que están próximos a sus vidas.
Todos necesitan conocer la Misericordia de Dios. Y ese Misterio se reveló y fue entregado en la Cruz a través de la Sangre derramada de Mi Hijo, en cada gota que Él derramó por el mundo.
Hoy, para esta renovación, Mis Gracias les traen los Códigos de la Sangre de Cristo para que, después de lo vivido en estos últimos años, sus consciencias se puedan sentir curadas y renovadas, puedan asumir con madurez y entusiasmo la cruz que Mi Hijo les entrega, por amor a la humanidad y al planeta.
Y desde ahora, hijos Míos, su Madre Celeste ya sabe, todo los que ustedes harán para poder recibirme el próximo 13 de octubre, porque ustedes ya aprendieron a servir y a donarse.
Quiero que, a los pies de Mi Altar que elevarán en ofrenda a Mi Inmaculado Corazón, no solo estén las flores que siempre Me colocan a los pies, sino que sus vidas, en estos próximos días y en los tiempos que vendrán, sean esas bellas flores de la conversión, del perdón, del amor y de la redención, que Yo podré recoger con Mis propias Manos para entregárselas a Dios y confirmar que el Plan de Mi Hijo en este mundo es posible.
Hoy, abrazo con Mi Manto a todos los que lo necesitan. Hoy, coloco sobre Mi Pecho a todos los que necesitan sentir el latir de Mi Corazón, para que recuerden que la Madre Consoladora y Corredentora está siempre aquí presente, en Espíritu y en Divinidad.
Alégrense, porque el fin del cautiverio llegará no solo para ustedes, sino también para el mundo entero; porque cuando Mi Hijo retorne, Él todo lo renovará y lo transformará por los méritos alcanzados en Su Pasión, Muerte y Resurrección.
Que este día, sus almas resuciten en espíritu bajo el Amor de Dios, bajo la Presencia de la Madre del Espíritu Santo y ofrézcanle a Dios lo mejor que puedan darle, por más pequeño que parezca que sea verdadero y sincero; porque es en lo pequeño y no en lo grande, en donde Dios obra, a través de las almas y de los corazones abiertos a Su Amor Consolador.
Y así, como he hecho en estos últimos días, en estas últimas semanas, en esta especial Peregrinación de reencuentro con Mis queridos hijos, volveré a ofrecerles el Sacramento de la Unción, para que la señal de la Cruz de Emmanuel los santifique, los proteja, los sane y los acompañe en esta nueva etapa de renovación y de refundación de las bases del Propósito de este Núcleo y de este punto de Luz Espiritual en esta parte del planeta.
Hijos, no le tengan miedo a la cruz, Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre de toda la humanidad y del planeta. Recuerden que aquí Yo encuentro la fuerza interior en los que adoran, oran, vigilan y sirven a Dios.
No solo Mi Hijo busca un lugar donde reposar y repararse, su Madre Celeste también busca ese lugar en los corazones que sirven a la Obra de Dios en este planeta.
Coloquen a Mis Pies sus intenciones en el silencio del corazón, que Yo se las llevaré a Dios.
Oren y no dejen de hacerlo, por su protección y por la protección de sus familias. Únanse a Dios a través de la oración.
Hagamos la oferta a Dios, desde lo más profundo de Mi Corazón, en este momento.
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti.
Guíanos, por el Camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
Yo les agradezco por haber respondido a Mi llamado, de forma tan inmediata, porque cuando eso sucede, hijos Míos, la humanidad deja de sufrir.
Y ahora, vayamos a los pies del Altar de Cristo, ustedes como Sus compañeros y apóstoles, y ofrezcamos no solo el pan y el vino para que se conviertan en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, sino también ofrezcan sus corazones, para que esta renovación llegue a sus vidas y a sus familias, a través de la bendición del Espíritu Santo.
Estén en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis queridos hijos:
Que la Paz de Jesús esté en ustedes.
Queridos hijos, Me entristece saber que algunos de Mis hijos interpretan Mis Mensajes y no consiguen llegar a la esencia de lo que les digo.
Me entristece saber cómo Hijos de María consagrados se involucran y subestiman la Palabra de la Jerarquía, en vez de agradecer y considerarla como una estrella guía.
Queridos hijos, no hagan eso. No permitan que el adversario los domine por completo y los coloque en juicios mentales, divididos los unos de los otros.
Hijos, ¿se olvidaron de que todos son hermanos, hijos de un mismo Padre, del Padre Celestial?
Por eso, los llamo a recordar su compromiso Conmigo. Los invito a ser pacificadores de Mi Hijo, no lo olviden.
Este es el tiempo de que, por ustedes mismos, tomen consciencia de la situación planetaria; de que puedan comprender y aceptar que es necesario un cambio en la actitud y en la forma de pensar.
Si este cambio no sucede, se arrepentirán de no haberlo hecho, porque el planeta es la casa de todos. Es el único lugar donde podrá desarrollarse el Proyecto de Dios.
Les pido que no se opongan a lo que les decimos.
Les pido que sean agradecidos por la Gracia que reciben, porque en el mundo hay muchos hijos que viven prisioneros del mal y no tienen lo que ustedes reciben.
No se acostumbren a Nosotros. Sean consecuentes y tendrán la respuesta que necesitan para seguir adelante.
Les agradezco la unión de los que sinceramente siguen Nuestros Pasos.
Los amo y los bendigo a todos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que, en este día de Misericordia, sus oraciones más profundas sigan elevándose al Cielo, para que el mundo y sobre todo las naciones que son más oprimidas y castigadas por la guerra y por los conflictos, recuperen la paz; porque ningún ser humano es capaz de vivir sin paz, ya que la paz es estar en contacto con Dios y el universo.
Hijos Míos, en este día de oración misericordiosa, Yo los llamo a orar por aquellos lugares en el mundo en donde falta la paz y en donde reina el caos. Porque, como Reina de la Paz, necesito llegar a través de sus oraciones a los espacios de este mundo en donde cientos de hijos Míos sufren la desesperanza y la falta de amor.
Así, como en este mes de agosto podrán sentir el Corazón de Mi Hijo, quisiera que muchos más hijos sintieran Mi Corazón, y sus oraciones verdaderas son el puente que permitirá que Yo encuentre a Mis hijos más sufridos y desesperados.
Por eso, Mis amados, reconozcan los Rayos de Mi Gracia; de esa Gracia que, siendo inagotable y justificable ante Dios, los colma hace más de quince años.
Quisiera que Mis Gracias, las Gracias concedidas a Mi Materno Corazón, llegaran a todos, especialmente a los que se condenaron al infierno.
Desde ahora, les estoy agradecida por el valor y el esfuerzo que puedan brindarme a través de la oración del corazón; porque la oración debe permear al mundo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A través de los océanos, Mi Consciencia se espeja en la humanidad y puede reflejar en los seres humanos el gran estado de la Consciencia Crística. Es ese estado espiritual e interior que Yo busco implantar en toda la raza humana a través de los tiempos y por medio de los impulsos que Yo les traigo para este ciclo.
Hoy, Mi Corazón y todo Mi Ser ya están en África, al igual que sus mundos internos y sus oraciones también lo pueden estar para acompañarme en esta osada tarea de redimir el continente africano y de generar, en todos los pueblos de África, el alivio del sufrimiento y la recuperación de la paz.
Por esa razón, hoy estoy aquí, pero en Espíritu y en Omnipresencia también estoy en África, tratando con asuntos muy importantes y espirituales que hasta los días de hoy sus consciencias desconocen.
Una vez más, Yo los invito a amar el misterio a través del Amor que les ofrezco. Así, podrán sentir, en su mundo interior y en su consciencia, los impulsos que Yo les traigo para que aprendan a reconocer Mi Voluntad; la Voluntad que ya está escrita en la Consciencia del Padre Eterno y en todos Sus Ángeles y Arcángeles; esa Voluntad que intenta implantarse desde los orígenes del planeta, desde el comienzo de la humanidad.
Por esa razón, Mi Consciencia Divina trabaja, desde los orígenes de la Tierra, por este Proyecto Humano que fue pensado amorosamente por el Creador.
Pero deben saber algo importante: este es el tiempo de poder corregir a la humanidad, no con Justicia, sino con Misericordia, para que ella reencuentre el camino que perdió hacia su evolución y despertar.
El continente africano guarda tesoros muy importantes, tesoros preciosos y desconocidos hasta los tiempos de hoy.
Es Mi tarea, y también es Mi deber revelarles esos tesoros a través de la riqueza espiritual que guardan muchos corazones de África. Una riqueza espiritual que no solo fue explotada y retirada de forma injusta e impune, sino una riqueza espiritual que también fue sepultada, fue silenciada y fue esclavizada por los países y por las consciencias que rigen infelizmente a esas naciones de África.
En Mi Retorno, Yo vendré con un Gran Proyecto para poder realizar y concretar. Uno de esos Proyectos, que guardo en Mi Corazón, es el resurgimiento de la consciencia espiritual de África, lo que ella representa para el Padre Eterno desde el principio y todo el legado que aún nadie conoce.
Esos tesoros, de los cuales les hablo, no son materiales, sino profundamente espirituales y, hasta diría, suprafísicos.
Esos tesoros permitirán que el planeta, como alma y como consciencia interna, pueda regenerarse y así permitan que surja la Nueva Humanidad; que no es la humanidad de este tiempo, porque esta es una humanidad en transición, en prueba, es una humanidad en sufrimiento y en agonía.
A través de Mi Divina e Insondable Misericordia, vengo a abrir las puertas en aquellos lugares que están cerradas: las puertas de la luz, las puertas de la consciencia, las puertas de la Gracia y de la cura para aquellas consciencias, almas y corazones que verdaderamente lo necesitan, como son Mis hijos predilectos de África.
Por eso, el comienzo de esta misión en Angola, en esta etapa, será muy significativa y no será igual a las experiencias anteriores que fortalecieron el espíritu del servicio misionero.
Ahora, es un tiempo de hacer despuntar y también de hacer concretar lo que el Padre necesita materializar en la superficie, lo que ustedes ya conocen como Sagrados Puntos de Luz, que no solo beneficiarán a África, sino también al mundo entero. Y esto le demostrará a toda la humanidad, una vez más, el sacrificio de las consciencias de África que no pierden la fe y la esperanza en Mi Corazón, que solo tienen a Mi Corazón para poder sobrevivir.
Por eso, Mi Corazón se dona una vez más, así como lo hizo una vez en Ruanda. Ahora, vengo por toda África, por todas las naciones de África, por todos los pueblos y por todas las culturas.
Ha llegado el tiempo de que la humanidad reconozca los errores que cometió con África y los pueda corregir y enmendar, no solo de forma material, sino también de manera espiritual.
Para eso, Yo estoy aquí como el Abogado de Dios, como el Mediador y el Intercesor entre las almas justas y las almas injustas. Yo estoy aquí a través de Mi Divina e Insondable Misericordia y por medio de la Luz de Mi Gracia para hacer resurgir la esperanza en aquellos que la perdieron y que hoy no tienen nada.
Por eso, los pasos que se darán en este ciclo serán importantes, serán pasos que determinaran los próximos tiempos, determinarán los próximos ciclos y, diría, los próximos acontecimientos.
Por eso, deberán estar atentos y vigilantes. Y como Mis apóstoles, servidores y misioneros llamados a vivir el Plan de Dios, deben llevar adelante el Propósito de su Maestro y Señor de sembrar en los corazones y en las almas el Amor Crístico y, a través de ese Amor Crístico, insondable, infinito e inextinguible, permitir que las almas sufridas reencuentren la esperanza, la fe y la alegría de vivir en este mundo, y que al mismo tiempo puedan reencontrar las virtudes y los dones que hoy desconocen.
Por eso, a través de la fundación de Mi Obra en Sudamérica, hoy se crea un puente de luz, de unidad y de hermandad entre Sudamérica y África para que Europa también se pueda unir a este propósito y el continente africano ya no sea usado como desecho, como basurero de las consciencias que más sufren, sino que toda Europa y el hemisferio norte finalmente den el paso para cerrar la deuda espiritual que aún tienen pendiente con toda África.
Yo les dije, desde el año 2017, de la importancia de llegar a África. Sucedieron algunos movimientos, pero no fueron suficientes; se vivieron algunas experiencias, pero no fueron suficientes. Es hora de que cada consciencia europea, de que cada miembro del hemisferio norte coloque su corazón y, sobre todo, su vida incondicionalmente al servicio de los que más lo necesitan. Eso le demostrará a su Maestro y Señor que están comprendiendo Mi Mensaje y que Mi Mensaje no se pierde con el tiempo o no queda solo guardado en la memoria.
Es hora de actuar con prontitud y determinación. Ustedes, soles en la Tierra que ya están despiertos, saben lo que deben hacer y dónde deben estar. No se resistan, que los europeos no se resistan, que abran sus corazones y puedan saldar las deudas que tienen con África.
Alguien debe dar el paso, y son ustedes que lo deben hacer por aquellos que nunca darán los pasos, por aquellos que nunca mirarán con misericordia y ni siquiera con compasión a los hermanos sufridos de África.
Yo los invito a repensar sus actitudes y sus intenciones. Yo los invito a colocarse definitivamente en el camino de la concreción del Plan.
Ahora, los tiempos apremian. Por eso, deben estar atentos para no perder los impulsos, para no perder todo lo que Yo les traigo en este tiempo. África espera, hace mucho tiempo, este momento y no podrá esperar más. Por esa razón, Yo estoy aquí para recordárselos, para hacerles saber que este es el tiempo de la acción.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia prepare este momento inmediato que tanto espero ver concretado a través de ustedes. Un momento de servir sin condiciones, de donarse sin condiciones, de hacer algo sin condiciones por aquellos que sufren, por los hermanos de África.
Ya no puedo escuchar ni tampoco ver a los niños de África que esperan manos y brazos que los acojan, que se aproximen, que los contengan y, sobre todo, que los amen y los sirvan. Ellos esperan amor y no solo pan.
Por eso, es importante que cambien sus conceptos sobre lo que es la vida de la sobrevivencia. Es importante que entiendan que en los corazones de África existen tesoros desconocidos e importantes.
Si ese movimiento de servicio permanente al continente africano sucede en estos tiempos, por la colaboración y la donación de todos, permitirá que la deuda espiritual de Europa y también de otras regiones del planeta sean aliviadas, permitiendo que la consciencia africana sea reparada y reconstruida espiritualmente.
No solo deben tener un gesto de buena voluntad, eso no es suficiente para Mí; deben tener un gesto de concreción, de prontitud y no de resistencia. Tienen Mis tesoros y Mis Gracias sobre ustedes, en sus corazones y almas.
Por eso, les digo a Mis apóstoles: este es el tiempo de actuar y de no permitir que Mi enemigo avance en este mundo y, sobre todo, en aquellos pueblos y naciones condicionados por los sistemas corruptos de este mundo.
No les pido que hagan grandes cosas, les pido que hagan movimientos y acciones con amor. Allí está la llave de la redención.
Después de aquí, después de este Mensaje y a través de sus oraciones a la Divina e Insondable Misericordia de Mi Corazón, retornaré a África para seguir trabajando, así como lo vengo haciendo en estos días, preparando el continente para una nueva etapa. Pero esa nueva etapa se dará y se concretará a través de la colaboración y, diría, del entusiasmo de aquellos que comprenden Mi Mensaje y no solo lo escuchan.
A través de esta Maratón de la Divina e Insondable Misericordia, les puedo decir, compañeros Míos, que el mundo vivirá un Juicio ante lo que hoy vive y padece África. No esperen que los que se dicen poderosos, o aun los que explotan a toda África, puedan cambiar; el cambio, compañeros, comienza en ustedes, en el anónimo servicio a los demás.
Eso concederá al mundo una amnistía espiritual desconocida e inexplicable, y África se podrá levantar y reerguir como el pueblo y la cultura que representa para Dios.
Yo rezaré para que ustedes, Mis compañeros, den los pasos, en especial todos los miembros de esta Obra que pertenecen a Europa. No es suficiente que uno, dos o tres consciencias hagan un movimiento por África, todos son responsables de la deuda espiritual.
Yo los invito a asumir la cruz, así como Yo la asumí por ustedes. Pero les aseguro que no vivirán el peso ni el calvario que Yo viví por ustedes. Siempre estaré allí, a su lado, para sostenerlos, para impulsarlos, para transformarlos, para convertirlos en Mis apóstoles de los últimos tiempos.
Sean valientes y no retrocedan.
No le teman a la cruz ni tampoco al sufrimiento, teman estar lejos de Dios y absorbidos por la ilusión del mundo.
Ustedes tienen los tesoros del Padre, a través de Nuestras Palabras y de Nuestras Apariciones han recibido esos tesoros; ahora hay que colocarlos al servicio de los demás, de los que más los necesitan, de los que más los esperan desde hace tanto tiempo.
Yo estaré allí, esperando sus pasos definitivos.
Ahora sí, retorno a África como Consciencia Espiritual y Divina, esperando que más consciencias asuman un servicio maduro y no pasajero. Recuerden que África tiene una gran herida espiritual y física que aún no fue cicatrizada. La presencia de Mis apóstoles, de Mis servidores y misioneros generará la cura de esa situación inexplicable para todos.
Solo el Amor sanará el dolor.
Los animo a seguir adelante.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis queridos hijos:
Tengan fe y nunca duden, porque los Sagrados Planes de Mi Hijo nunca podrán ser interrumpidos; pero cuando sucede algo semejante es señal de que el Plan está cerca, pero muy cerca de concretarse.
Aprendan de Mi Hijo que, junto a Sus apóstoles, ante la tempestad, la barca parecía que iba a naufragar y Mi Hijo, a través de la mansedumbre y de la paz de Su Sacratísimo Corazón, dio la orden de que los vientos y el mar se detuvieran.
No pierdan el ánimo y que cada aprendizaje sea un nuevo impulso de crecimiento.
Si Mi Hijo los envía en Su Sagrado Nombre, ¡alabado sea el Señor!, porque las puertas y los corazones se abrirán en la hora cierta y todos ustedes podrán ser testigos de esto.
Queridos hijos, este es el camino del apostolado.
Este es el camino del servidor que nunca duda ante las dificultades ni tampoco se aflige ante las adversidades porque, antes de todo, cree en Cristo y en Su Voluntad.
Este es el camino de los apóstoles, de aquellos que no retroceden, sino que avanzan; de los apóstoles que están prontos para responderle y servirle al Señor del Universo; porque en el corazón de los apóstoles de Cristo está primero la confianza que erradica la duda y la mediocridad.
Hijos Míos, Mi Hijo les entregó el Espíritu Santo y con Su Espíritu los bendijo a todos, porque Él sabía que Sus compañeros estarían yendo al encuentro de las inocentes ovejas entre los lobos feroces.
Véanse debajo de los Rayos del Corazón de Jesús. Allí nunca sucederá algo contrario a Su Divina Voluntad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Cada vez que desciendo del Cielo y vengo a su encuentro es para renovarlos.
Cada vez que están ante la Esclava del Señor, ustedes se pueden volver mejores apóstoles de Mi Hijo. Es a través de los apóstoles de Mi Hijo que su Madre Celeste consigue interceder y aliviar a la humanidad, porque los apóstoles de Mi Hijo están en misión y en servicio.
Que esta paz, que hoy reflejan los Espejos de Mi Corazón sobre este lago de Luz, les permita crecer en el amor y en el servicio incondicional.
Hoy, también, de forma especial, su Madre Celeste les ofrece un acto de reconciliación, en especial un acto de reparación de todo el pueblo francés que, a través de los tiempos, tuvo la Gracia de recibirme por medio de distintas Apariciones y Revelaciones.
Deseo que Francia nunca se olvide de que solo a través de Mi sacrificio podrá obtener la paz y el perdón de todas las deudas ocasionadas desde la colonización francesa en diferentes pueblos y culturas del mundo.
Que esta aspiración de la Madre de Dios, por el pueblo francés, se pueda cumplir algún día para que la consciencia de esta nación y la de su Ángel Guardián consigan establecer el Gobierno Espiritual de Dios, del cual todos los franceses necesitan para aprender a gobernarse en la verdad, en la transparencia y en el Amor de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mis pies vuelven a tocar la bendita tierra de Fátima para disipar la oscuridad que reina en la lejana Europa.
Vengo, una vez más, a estar con ustedes, para que escuchen la voz de la Dolorosa Madre que clama por la paz y por el fin de la guerra.
Traigo, en Mi Corazón, la sagrada llama del Propósito Divino, para que las almas que duermen puedan despertar a la realidad de hacer algo por el que sufre y por el que está desprotegido.
Soy la Luz de la Aurora. Soy Quien puede amanecer en el corazón que se abre para reconocerme como su Madre Celestial.
Queridos hijos, ahora ya comenzará la etapa del gran servicio y del mayor esfuerzo en Europa, África y Medio Oriente, a fin de que la balanza de la desigualdad sea equilibrada y los más pobres entre los pobres reciban la Gracia de la dignidad que merecen.
Por eso, la Divinidad ingresará en los espacios más necesitados; pero también la Divinidad, a través del Espíritu Santo, dialogará con aquellos corazones que deberán despertar a la verdad y a la bondad.
Yo, como Madre de los refugiados y de los abandonados, estaré rezando al lado de cada corazón misionero que se ofrecerá en nombre de Mi Hijo para atraer hacia el mundo la justicia y la dignidad humana.
Por eso, pido la conscientización de todos los que estarán acompañando a distancia las obras de caridad y de diálogo pacífico que sucederán en el hemisferio norte, porque llegó la hora de que cada ser orante se sienta responsable de que el Plan del Retorno de Cristo se cumpla, sí o sí, en esta humanidad.
Recemos, todos los días, colocando estas intenciones en el corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis muy queridos hijos:
Como hace 100 años atrás, hoy los vuelvo a reunir cerca de Mi Corazón para pedirles que, más que nunca, recen por la paz.
Por esa razón, su Madre Celeste viene del Cielo, al ver que la invasión, el odio, la destrucción y la guerra entre hermanos se volvieron a establecer en Europa del Este.
Con urgencia y en súplica, vengo a pedirles que se unan en una sola voz y en un solo corazón, ofreciendo a Mi Inmaculado Corazón una Novena extraordinaria a partir del día 28 de febrero por la Paz y el Fin de la Guerra en Europa Oriental.
Una vez más, el veneno de la impunidad se expande rápidamente sobre Europa, y los más desfavorecidos son forzados a emigrar.
El mundo cree saber sobre el control y el poder de las armas.
Después de 100 años, desde Fátima, la Reina de la Paz llora por el flagelo que está siendo causado al Creador y a las familias más oprimidas.
Les pido que se unan en oración Conmigo, porque el tirano azul está queriendo imponer la impiedad y el castigo sobre aquellos que no se rindan a sus tenebrosos planes.
Hijos, infelizmente, estamos llegando al esperado fin, momento en el cual el dolor más grande y desconocido llegará al mundo.
Recen con fervor y, en un compromiso verdadero, estén junto a Mí en esta cruda batalla espiritual, en donde su Madre Celeste aplastará la insensata y maligna cabeza de la serpiente.
Desde ahora, les estoy agradecida.
Los bendice, en este momento crucial,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este día especial, en el que se conmemora el ciclo de los 100 Encuentros de Oración de Misericordia, deseo que cada uno de Mis hijos coloque su mirada en el Sagrado Corazón de Jesús; y así, vean cómo, en este día de la victoria de la Divina Misericordia, Sus Rayos de Amor, de Cura y de Luz tocan y bendicen a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Misericordia.
Como soldados orantes de Cristo, eleven sus estandartes y caminen como un gran ejército de Luz hacia el centro del Altar del Señor para que, una vez más, la ofrenda de cada corazón sea depositada a los Pies del Redentor; a fin de que los votos internos sean renovados y, como en los últimos 100 Encuentros de Misericordia, ustedes contemplen el descenso de la Misericordia de Dios.
Hoy también, los invito a recordar el momento cuando cada hijo Mío, por primera vez, tomó contacto con la Misericordia y esa Misericordia hizo de su vida un testimonio de conversión.
Recuerden todos los hermosos momentos de alabanzas y las oraciones sostenidas en estos últimos años.
Vean, hijos Míos, por un momento, cumplirse dentro de ustedes la Voluntad de Dios.
Que hoy, el Espíritu Sagrado de la renovación y de la insondable Misericordia de Mi Hijo siga curando a la Tierra herida para que triunfe el Bien y la Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis amados hijos:
Hoy, llego para preparar la víspera del aniversario de Mis Apariciones, llego a un mundo confundido y dividido por la injusticia y por los errores.
Como su Madre que los ama, les pido que continúen fieles a Mi Corazón para que sus vidas sean el ejemplo que Yo necesito ante el Padre Celestial, para poder concederle al mundo un tiempo mayor de paz.
Queridos hijos, hoy estoy aquí al igual que ustedes están aquí, respondiendo a Mi predilecto llamado. Esa respuesta incondicional de Mis hijos es lo que Me permite llegar al mundo, una y otra vez, es lo que Me permite poder estar cerca de ustedes, acompañando sus pasos en dirección al Corazón de Mi Hijo.
Por eso, Mis amados, en este día de víspera, los invito a prepararse con amor y gratitud para el día de mañana, en el que su Madre Celeste realizará una intervención espiritual importante ante todas las crisis de estos tiempos.
Yo los animo a permanecer siempre en Mi Paz, y que esa Paz les dé la confianza necesaria para poder llevar adelante la expresión constante del Amor de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijo, cobíjate en Mis brazos y siente Mi Paz.
Hijo, duerme en Mis brazos y todo se curará.
Hijo, siente Mi Corazón, porque él siempre te iluminará.
Hijo, recibe Mi calor materno, que siempre te abrigará.
Hijo, recibe Mis caricias de Madre, la Madre que siempre te ayudará a crecer y a madurar.
Hijo, camina seguro sostenido por Mis manos, como un niño aprende a dar sus primeros pasos en el camino de la entrega total a Dios.
Hijo, recibe Mis besos de Madre, mientras estés dormido en Mis brazos de Paz.
Hijo, confía en lo que vives, agradece sin demora y renuévate en cada momento, así como lo hizo Cristo en el Calvario.
Hijo, siente en tu pecho la caricia maternal de la Madre de Dios, entrégate sin resistencias, descansa en Mis brazos y despertarás con la consciencia expandida por el impulso de Mi Luz espiritual.
Hijo, estoy aquí y soy tu Madre, la Madre guardiana de la Maternidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Yo soy la Señora de los Lagos, porque a través de ellos, reflejo los principios de la Creación Universal a todo el planeta.
Soy la Señora de los Lagos, porque a través de ellos, traigo a la humanidad los Atributos de Dios.
Soy la Señora de los Lagos, porque a través de ellos, espejo al mundo la cura y la regeneración.
Soy la Señora de los Lagos, porque a través de ellos, sostengo el equilibrio universal del planeta.
Soy la Señora de los Lagos, porque a través de ellos, establezco la belleza de la paz.
Soy la Señora de los Lagos, porque a través de ellos, permito que Mis hijos retornen a su origen interior.
Soy la Señora de los Lagos, porque a través de ellos, enciendo Mis Espejos del cosmos y así, libero al planeta de la constante opresión.
Soy la Señora de los Lagos, porque a través de ellos, gesto espiritualmente la reconstrucción moral e interna de la humanidad.
Soy la Señora de los Lagos, porque a través de ellos, purifico y curo a las almas sufridas.
Soy la Señora de los Lagos, porque llevo a Mis hijos hacia la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos de Brasil:
Como su Madre Celeste, espero que las humildes pero profundas palabras enviadas por el Santo Padre a cada uno de ustedes, conforte a sus almas y alivie a sus corazones de este durísimo y difícil momento que todos están atravesando.
En Sudamérica, Brasil es el Corazón de la Madre Celeste. Un Corazón cansado de sufrir y de padecer junto con Sus hijos, pero un Corazón que trabaja y que lucha silenciosamente por la salvación y la conversión de las almas.
Queridos hijos de Brasil, estoy aquí y soy su Madre, la Madre que nunca los abandonará. Les pido que todos vuelvan sus miradas hacia Dios y que confíen en el poder de Su Misericordia.
Mi Hijo murió por ustedes, por todos ustedes. Él llegó exhausto hasta la Cruz y cumplió Su promesa. Que cada vida, que cada hijo de Brasil coloque su rostro en el suelo por todos los que salieron de la Ley y por los que fueron castigados injustamente por la pandemia.
Hijos Míos, no se olviden de Mi Corazón. Que, en este próximo mes de mayo, sus corazones entren en Mi Corazón para que Dios, el Padre Eterno, los pueda consolar.
Hijos amados, los necesito más orantes que nunca. Brasil enfrenta los primeros pasos de su desconocido Armagedón; pero Brasil nunca perderá su semilla interna que un día germinará en los corazones redimidos y rendidos ante Cristo, Nuestro Señor.
Oro por ustedes. Acompaño sus acontecimientos diarios. Tómense de Mi mano y Yo les daré Mi abrazo de Paz.
Que todas las almas inocentes y no inocentes sean elevadas al Cielo.
Este es el tiempo en el que la vida de cada hijo Mío sea el mismo Rosario.
Los bendigo y les agradezco por escuchar de corazón,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Que la profunda e inmutable Paz de Jesús esté en sus corazones.
Sé que este tiempo es el más difícil para todos Mis hijos, es el tiempo del dolor y del sufrimiento.
Yo los llamo a penetrar en el misterio del Amor de Mi Hijo en esta Semana Santa.
Les pido que, en esta próxima semana, ofrezcan todo como algo sagrado, sus actos, sus pensamientos y sus sentimientos, así como pequeñas obras de Misericordia, para que Mi Hijo tenga la autoridad de interceder por todos, ante el caos mundial.
Cada gesto que se vuelve sagrado, por más concreto que parezca, santifica la vida y la hace más próxima del Reino de Dios.
Imploro por Mis hijos para que, en esta Semana Santa, por el poder de la Sangre de Cristo, muchas más situaciones que parecen irreversibles sean aliviadas y contempladas por la Gracia Divina.
Mis hijos, deseo ardientemente que cada uno de ustedes recoja los códigos de la victoria de Jesús, esos códigos de fortaleza y de fe que harán de sus vidas espejos que reflejarán la Voluntad del Padre.
En este duro desierto que atraviesa la humanidad, Yo los llamo a buscar la paz dentro de sí mismos y a no esperar resultados externos.
Sepan que, día y noche, estoy en oración con ustedes y por ustedes.
Cristo me confío sus vidas a los pies de la Cruz y hoy nuevamente estoy aquí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más