Lunes, 7 de septiembre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Gloria eterna al Dios de las Alturas y paz a los corazones que perseveren en la búsqueda del Misericordioso Corazón de Cristo.

Queridos compañeros:

Les agradezco en nombre de Dios, Supremo Padre de toda la Creación, por estar respondiendo al pedido de oración de Su santa Sierva, la Virgen María. Sus oraciones son escuchadas en el Reino de los Cielos y muchas almas son retiradas de los abismos y de los infiernos de este mundo.

Les pido, con Mi Casto Corazón de Amor, que sigan orando por el mundo y no detengan el poder de salvación que se genera en sus corazones.

Les pido que den prioridad a esta urgente necesidad planetaria y se acuerden, en todos los instantes de sus vidas, de las almas que están muriendo olvidadas por el mundo, como algo normal. Mi Casto Corazón viene hoy para decirles que no permitan que las atrocidades mundiales se vuelvan comunes para el corazón humano.

No asocien a Medio Oriente con guerras ni conflictos permanentes, ni con la muerte, el suicidio ni las masacres, porque aquella tierra debe ser reconocida como el suelo sagrado en el que vivió la Familia de Cristo, y en donde Su Misericordioso Corazón de Amor aprendió a servir a Dios y al prójimo.

El adversario del Proyecto de Dios está intentando borrar de la memoria de la humanidad y, sobre todo de Medio Oriente, los códigos dejados por Cristo, por Su Familia y por Sus apóstoles y discípulos. Pero el enemigo desconoce, Mis queridos, que esos códigos de amor son inextinguibles y que siempre se encenderán ante a un corazón puro que los invoque por la redencióndel mundo.

La Sangre de Cristo no se derramó sobre aquel suelo por casualidad, y toda la sangre que hoy allí se derrama debe ser convertida por las oraciones de todos los pacificadores del mundo entero.

Jamás se olviden de las almas que se pierden día a día en el mundo entero y, sobre todo, en África y en Medio Oriente. Oren sin cesar y ofrezcan sus dificultades por aquellos que no tienen una oportunidad de recorrer un camino espiritual.

Vivan, todos los días, en el espíritu de la gratitud por todo lo que el Dios Creador les entrega, para que puedan cumplir Su Plan y ser un puente de salvación para los corazones perdidos.

Despierten y caminen rápidamente hacia la unión con Cristo. La salvación de este mundo comienza con las pequeñas transformaciones de sus vidas.

Sepan que sus almas y sus espíritus son sagrados delante de los Ojos de Dios, porque guardan en sí un potencial único para imitar a Su Hijo.

Yo los amo y los espero en oración y vigilia, en transformación, esfuerzo y sacrificio, todos los días.

San José, vigía y guardián del santo Plan de Dios