Viernes, 13 de diciembre de 2013

Mensajes mensuales
MENSAJE PARA LA APARICIÓN EN LA CIUDAD DE CURITIBA, PARANÁ, BRASIL, TRANSMITIDO POR MARÍA, REINA DE LA PAZ, AL VIDENTE FRAY ELÍAS

Queridos hijos:

En este día especial, abro nuevamente Mis brazos para derramar sobre el mundo la Misericordia de Dios. Mi Inmaculado Corazón en este día desciende en Gloria y en Espíritu sobre Curitiba, aportándoles para vuestra rápida madurez doce pasos para alcanzar la humildad:

Primero, ver la necesidad del prójimo antes que la propia.

Segundo, reconocer que sin Dios nada se puede hacer.

Tercero, tener un corazón puro, para poder tener una mente pura y en consecuencia un sentimiento puro.

Cuarto, saber que sin Cristo los caminos quedarán inconclusos.

Quinto, considerar como vital la oración permanente y devota.

Sexto, aprender a ser humilde mediante las enseñanzas del Evangelio de Cristo.

Séptimo, ser un instrumento de bien y de caridad para todos.

Octavo, reconocerse como un apóstol y servidor de Cristo.

Noveno, renovarse todos los días a través de los buenos gestos de amor y de hermandad entre los semejantes.

Décimo, vivir todos los días la Pasión de Cristo como un acto y un sacrificio de amor.

Décimo primero, vivir plenamente la unidad con Dios.

Décimo segundo, vaciarse de sí mismo para poder ser llenado por el Espíritu Santo.

Si estos doce simples pasos son experimentados por los buenos corazones, el Señor los ayudará y les mostrará cuán importante es aceptar y vivir la humildad del corazón. Un corazón humilde escucha, no juzga ni cuestiona, se abre para recibir la instrucción del Cielo, después ora y medita en su interior con gratitud y alegría.

Hijos Míos, el mundo ha perdido la humildad, por eso Dios viene nuevamente a vuestro encuentro por intermedio de Mi Corazón Materno. Oremos para que la santa humildad, aquella que les permitirá que se reconozcan como dignos hijos de Dios, pueda gestarse como nueva semilla en vuestros corazones.

Como Madre y Guardiana de todos los corazones, hoy Yo estoy aquí para transmitirles Mi Sagrada Humildad.

Si en verdad el mundo entero orara de corazón y realizara al menos un pequeño acto de caridad y de bien, encontraría el camino de la humildad; pero el enemigo ha conseguido retirar de los buenos corazones esta Sacratísima Llama de la Humildad, por medio de las tentaciones y de los deseos por las cosas modernas y avanzadas.

Queridos hijos, en oración día y noche, Yo clamo a Mi Amadísimo Hijo para que los pocos que hoy son humildes ante los ojos de Dios no pierdan la luz en el camino. Como Madre y Defensora de las almas de Mi Padre, Yo vengo al mundo por última vez para derramar el don de la humildad, sobre aquellos corazones que en verdad se abran para dejar de vivir para sí mismos y, desde este nuevo tiempo, comenzar a vivir en la santa humildad.

El camino de la humildad es para los valientes y en verdad Yo solo lo encuentro entre las almas más simples.

Conságrense todos los días a la Sagrada Familia, para que los tres Sagrados Corazones de Jesús, María y José reflejen, como espejos celestiales, los dones de la humildad y de la nueva vida sobre la Tierra.

Recuerden, queridos hijos, la proclamación que Dios una vez envió para Mi Sagrado Corazón diciendo:
 

"Mi Alma glorifica al Señor,

Mi Espíritu se alegra en Dios Mi Salvador,
porque miró a Su pobre Sierva.

Por eso de ahora en adelante,
me proclamarán Bienaventurada todas las generaciones,
porque en Mí realizó maravillas Aquel que es poderoso
y cuyo nombre es santo.

Su Misericordia se extiende de generación en generación
sobre los que Le temen.

 

Manifestó el poder de Su brazo:
derribó a los corazones soberbios.

Derrumbó del trono a los poderosos y glorificó a los humildes.

Sació de bienes a los indigentes
y dejó con las manos vacías a los ricos.

Acogió a Israel, Su Siervo,
recordándole Su Misericordia,
conforme lo prometió a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su posterioridad para siempre".

 

Guarden en vuestros corazones este lema celestial y pidan a Dios por la santa humildad.

¡Les agradezco por responder en humildad a Mi llamado!

Los ama, los bendice y los cura,

María, Reina de la Paz y de la Santa Humildad