- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Prepara tu corazón para comulgar Conmigo y haz de este momento la oportunidad de una gran liberación planetaria.
Te renuevo ante a Mi Cuerpo y Mi Sangre, pues Mi Corazón, que es el corazón del mundo, necesita ser reparado por la sinceridad de tu alma y por la devoción que emana de tu espíritu.
Vine para abrir las puertas del Cielo y cerrar las puertas del infierno, derramando la Sangre de Mi Sagrado Corazón flagelado en los abismos de este mundo infiel, sobre las almas más perdidas y olvidadas.
Vine para transformar Mis heridas, reparadas por ti, en la Fuente de Misericordia, para todas las almas.
Vine para mostrarte Mi Pecho flagelado y también el sufrimiento del mundo, que es el Mío; y que así sepas que el sufrimiento de las almas y el de Mi Corazón son uno solo.
Cuando reparas Mi Corazón, reparas el dolor del mundo. Cuando liberas a las almas, liberas a Mi Sagrado Corazón del peso que Me ocasiona el mundo por su ignorancia y por la astucia del enemigo que constantemente somete a las almas con el engaño y con el placer.
Vine para pedirte que, delante de Mí, no te duermas. Que te prepares para comulgar Conmigo antes de llegar a Mi Templo que día a día recibe el Rayo de Mi Transfiguración que alcancé en el Monte Tabor, para transfigurar y transubstanciar los elementos delante de los hombres. Y que, así, no solo para el espíritu, sino también para la carne, para el alma, para la mente y para el corazón, Yo sea una realidad, una Verdad que se funde a la consciencia y la consagra.
Prepárate para encontrarme, sobre todo los viernes, en los que prometí un día de reparación, para el mundo entero, por medio de Mi Corazón.
No decaigas cada día delante de Mí, sino elévate y haz de cada comunión una unión aún más profunda Conmigo.
Vine para pedirte que Me des todo de ti y que, si vienes a Mi cansado de la vida y cansado de ti mismo, trasciendas en Mi Presencia las ilusiones de tu cansancio y comulgues Conmigo, con lo que verdaderamente eres.
Soy tu Maestro y tu Rey, porque eres parte de esta Creación bendita que nació para seguir Mis Pasos.
Vine del universo porque te vi, y Mi Corazón no pudo dejar de instruirte.
Vengo a tu encuentro para que aprendas a comulgar Conmigo, porque un último tiempo se aproxima, tiempo en el que carecerás de muchas cosas del mundo que hoy son necesidades para ti. Vine para que aprendas a encontrar en Mí todo lo que necesitas
Yo Soy tu Maestro, Soy tu Rey. Dentro de Mí habita toda la Creación, porque Yo estoy en el Padre, como Él está en Mí.
No solo los dolores del mundo son Míos, sino también todas las Gracias. No solo lo que eres está en Mí, sino también lo que no eres. Por eso, busca dentro de la Esencia de Mi Ser aquello que más quieres ser, para ofrecerlo a Dios. Yo te lo daré, porque si te unes a Mí, podrás comulgar de todo lo que Soy, y todo te pertenecerá dentro de Mi Corazón. Y así, comulgando Conmigo, nada te faltará.
La Sangre que circula en Mi, circulará en ti. La Carne que Me animó en vida y Me sustentó en la flagelación como en la Cruz, te sustentará y no habrá necesidad del mundo que sea mayor que lo que Yo te ofrezco.
Vine para consagrar esta Comunión para ti, y para que así sepas que, desde el universo, Yo te veo todos los días, y son Mis Manos, dentro de las tuyas, las que irradian los elementos sobre el altar consagrado por Mí y por Mi Padre.
Renuévate y jamás seas el mismo delante de la Comunión. Que, al entrar en tu cuerpo, Yo entre en cada esencia creada por Dios, porque si estoy en ti, tu corazón también será uno con todos los corazones del mundo y las Gracias que te entrego llegarán a todas las almas y a toda la Creación.
Yo te bendigo y reconsagro tu alma, hoy y para siempre, para que seas Mi siervo y, aún más, seas Mi fiel y eterno compañero.
Te aguardo en la Comunión Conmigo, como aguardo que llegues al universo para que estés eternamente a Mi lado.
Cristo Jesús, Rey de reyes
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Delante de todo el Universo que nos rige, he venido aquí para congregarlos en Mi Amor y mostrarles Mi Sagrado Corazón, que aún es herido por los pecados de los hombres.
Vislumbren Mi Presencia Celestial. Recapaciten en vuestra entrega y ofrezcan a Dios vuestros sacrificios por la conversión de esta humanidad y la glorificación del Nombre de Dios, desde el principio hasta el fin.
Hoy he venido para saciarlos, pues Mi alimento espiritual es importante en estos tiempos, principalmente para aquellos que se inclinan ante Mí y buscan contemplar Mi Corazón misericordioso.
Quise venir aquí por un motivo primordial, en nombre de la necesidad del planeta y de todas las almas que aquí residen: que no deben olvidar Mi Corazón Vivo, el cual los sustentará en los tiempos que vendrán.
Vine aquí para que sientan Mi Amor y renueven vuestros votos Conmigo en esta comunión perfecta con Mi Espíritu Divino, en esta hora de transición, en la que muchas almas se definen por la luz o el abismo.
¿Quién tendrá compasión de Mi Corazón y podrá saciar la falta que siento de las almas? Pues Yo no busco a los perfectos.
Vengo a resucitar vuestras vidas, vuestras almas y espíritus, de los abismos en donde se han colocado.
Yo vengo a tenderles Mi Mano para darles un nuevo camino, a ofrecerles Mi Corazón por todas las almas que Me ofenden y que no aceptan Mis prodigios ni ningún designio celestial.
Yo vengo aquí para hacerles conocer Mi Poder, que es invencible y poderoso, pues es el Poder de Mi Padre que está en los Cielos, sentado en Su Trono de Luz, observando toda la Creación y cada una de vuestras vidas. Este poder es amoroso, fuerte y vivo para quien lo invoque de corazón, pues a través de Mi Corazón Vivo conocerán el Poder de Dios, y en vuestras vidas ya no deberán temer, porque estará la Voluntad de Dios actuando a través de vuestras consciencias.
Así Yo vengo a renovarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para que siempre recuerden que los tiempos apremian por nuevos soldados que se quieran consagrar a Mi Sagrado Corazón.
Yo no vengo a pedirles cosas imposibles. Vengo a pedirles lo más simple que existe, así como Yo le pedí a los apóstoles. Pero sé que muy pocos Me quieren escuchar. Por eso Yo no Me puedo mostrar a todos, porque debe existir una recepción interna para escuchar el mensaje que viene del Cielo con el motivo de transformar vuestras vidas y familias en algo sagrado.
Este es Mi último intento antes de Mi Retorno glorioso al mundo. Pero cuando suceda Mi Retorno, Yo ya no podré hablar así con ustedes. Hablaré con ustedes como hablo con la humanidad, porque Yo vendré por la humanidad. Vendré el día del Gran Juicio, cuando Mi Padre separará la paja del trigo y solo podré observar, con Mi mirada de compasión y de bondad, a aquellos que siempre buscaron Mi camino a pesar de las consecuencias y de las pruebas. Porque esos, que son los últimos, serán victoriosos llegando el día del juicio final.
La balanza está sobre la mesa de Mi Padre. El juicio está comenzando y muy pocos lo perciben. Más aquellos que siguen a Mi Corazón Vivo, Mi llama resplandeciente de Amor, se transformarán a pesar de lo que suceda, porque el mérito sagrado, el premio grandioso del Cielo, estará en la próxima Tierra, en la próxima vida que serán invitados a vivir por los Señores de la Ley, aquellos que juzgan al mundo y a otros en estos tiempos de definición.
Por eso vengo a mostrarles Mi Corazón, que es vivo porque palpita en el Espíritu de Dios y aún quiere derramar Su última Misericordia sobre la humanidad.
Vengo a fortalecer la devoción de todos los colombianos porque esa esencia de devoción no se puede perder. Será con vuestro trabajo muy esforzado que, así como en los campos, esa devoción no se perderá y esa llama viva nunca se apagará en vuestras esencias y en todos los corazones que los rodean, todos los días de vuestras vidas.
Así estarán esperándome con otro grado de preparación y de consciencia suprema, para después ver al Hijo de Dios, que ya está llegando en Su Espíritu Divino, para después llegar en carne, manifestarse en Gloria en tiempos que vendrán.
Pero el mundo aún deberá purificarse y vuestras vidas también. No deberán temer por lo que han de purificar, porque si confían en Mi Corazón, que es sagrado y pleno, vuestra purificación pasará y estarán renovados en cuerpo, mente y espíritu; y estarán preparados para recibir Mi energía de Luz que quiere derramarse por última vez sobre el mundo y especialmente en los 144000 que prepararán la venida del Rey Universal.
Mientras eso está por suceder, compañeros, que vuestras vidas sean cada día más cristalinas. Que vuestros actos sean cada vez más misericordiosos para que la soberbia y la arrogancia, que han hecho sucumbir al mundo, puedan desaparecer de vuestras células y así se pueda instituir la energía espiritual de Mi Corazón.
Deben purificar vuestros seres todo el tiempo, así serán merecedores de la Gracia de Dios, pues muchas Gracias fueron derramadas a lo largo de los tiempos y pocos las consideraron como algo sagrado y reverente.
Por eso, ahora que la balanza de la Ley está en otro punto, preparen vuestros corazones a través de la búsqueda incesante de Mi Corazón Sagrado. Nutran vuestros espíritus con Mi Espíritu de Vida todos los días en la Comunión perfecta que es ofrecida en todos los altares de la Tierra.
Así, arrepiéntanse a tiempo y confiésense todas las veces que sea necesario. Lleven una vida digna de ejemplos sagrados, de oración, de caridad, de servicio, y así estarán sirviendo a Mi Corazón misericordioso. Porque Yo no los veré como almas pecadoras, sino los veré como puertas en donde Mi energía podrá entrar para poder obrar en otros corazones. Así estará todo cumplido en los corazones que escuchan Mi Llamado.
Y así como en Jerusalén, cuando estaba reunido con los doce para dar Mi último ofrecimiento al mundo, Yo les dije: “Coman de Mi pan, porque representa Mi Cuerpo, que es divinizado por el Padre a través de Su oferta máxima en la Cruz y beban de Mi Cáliz que representa la Alianza, a lo largo de los tiempos, con todos los corazones del mundo; Sangre que es derramada hasta los días de hoy por vuestro Señor”.
Ofrezcan esta Comunión en reparación y vida, y que vuestros corazones, cada día, sean más puros para recibir la Gracia del Reino de Dios.
Y así bendigo también estos objetos sagrados que trajeron a Mi altar, para que representen las señales de luz para todos aquellos que los lleven con reverencia y amor.
Oremos.
Santísimo Corazón de Cristo
convierte nuestros corazones
en llamas sagradas
de Tu Divina Misericordia,
para que Tu Faz
se funda sobre el gran corazón humano.
Que el venidero descenso de Tu Gloria Celestial
redima a todas las consciencias,
en honor y en gloria al Padre Celestial.
Amén.
Oración: Padre Nuestro.
Gloria a Dios en las alturas
y paz en la Tierra a todos los seres de buena voluntad.
Y así confirman ustedes, compañeros, la promesa de que siempre busquen Mi Corazón en los tiempos de tribulación.
Felices, dichosos aquellos que lo hagan porque serán recompensados en el Reino de Dios.
Y así, Yo los bendigo a ustedes y a vuestra nación para que fortalezcan la consagración a Mi Sagrado Corazón que quiere estar vivo en cada uno de ustedes. Así la Voluntad del Padre se cumplirá.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora que están limpios, recibirán el Cuerpo y la Sangre que están vivos en los Sacramentos para fortalecer a las almas y sus caminos de vida.
Vayan en paz y en bondad.
Les agradezco.
Fray Elías del Sagrado Corazón: Jesús es una consciencia que tiene muchos grados de amor para ofrecernos y hoy nos ofreció uno principal, que es el amor profundo de Su Corazón.
Dentro de ese Corazón, que hoy Él nos mostraba, ardía una llama muy fuerte de amor por nosotros, por el planeta, por la humanidad.
Él vino como el Sagrado Corazón y nos mostró una parte del Reino del Cielo, de donde Él viene, donde había muchos cristales que brillaban como luz en Sus Pies. Y esos cristales, esa luz de los cristales, que estaban a los Pies del Maestro, brillaban por toda Bogotá.
Con la ayuda de los ángeles que lo acompañaban, el Maestro nos llevó a todos nosotros hasta el momento del Génesis, en el que Dios comenzó a escribir la historia para esta humanidad, para esta creación.
Jesús nos llevó hacia ese momento para que recordáramos la importancia de ese Proyecto de Dios, el cual cada uno de nosotros, según Jesús, como humanidad hemos desviado a lo largo de los tiempos. Él quiere que cada uno de nosotros recupere eso, el Proyecto principal de Dios, el original, que nosotros podamos conocer Su Amor, del cual siempre nos hemos separado.
El Sagrado Corazón de Jesús hoy vino a Colombia y para todo el planeta a recordarnos que Él es ese Amor del Dios Vivo, en el que siempre podemos confiar, en el que podemos penetrar con nuestra consciencia a través de esa unión que podemos establecer con Él.
Dios dice que nos ama profundamente y Él viene a recordarnos ese compromiso.
Él vino a liberar muchas almas de esta región mientras Él descendía como una esfera de fuego cruzando el universo, la atmósfera de este planeta, hasta localizar este lugar aquí en donde nos encontramos.
Allí se abrió un portal de luz y aparecieron los cristales a Sus Pies. Detrás de Él estaba el Reino de los Cielos, una parte de ese Reino, los ángeles que lo rodeaban y que al mismo tiempo recorrían cada parte de esta ciudad de Bogotá llevándose un alma que estaba perdida, que estaba buscando la luz y el consuelo.
Él nos dejó un mensaje principal para hoy, que si nosotros penetramos en el Amor de Jesús, no hay nada de lo que tengamos que tener miedo, a pesar de lo que pase a nuestro alrededor. Porque si confiamos en Él, según hoy el Maestro nos decía, Su protección divina siempre prevalecerá.
Gracias Señor por cuanto nos das.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios
e indiferencias con que Él es ofendido,
y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Miren a Mi Corazón sin miedo para que vuestra vida resplandezca, pues el deseo de Mi Padre es que se cumplan Sus promesas a través de todos Sus hijos en el mundo.
Para que eso sea posible, compañeros, vuestro corazón debe ser confiado, fiel y seguro dentro de Mis caminos de Luz, y no puede existir entre vuestras consciencias ninguna separación, porque así la promesa no se cumplirá.
Que vuestros corazones estén atentos, más allá de vuestras mentes y sentimientos. Que vuestros corazones sientan Mi promesa que se está cumpliendo en este momento, en este retorno que Yo vengo preparando en vuestras vidas, en silencio y oración.
Así como vuestras oraciones son escuchadas todo el tiempo, Mi Corazón también las responde todo el tiempo.
A veces, compañeros, no vivirán aquello que tanto desean porque no es Voluntad de Mi Señor. Las pruebas llegarán a vuestro encuentro para fortalecer vuestra fe y fidelidad en Dios.
Por eso, Yo necesito de corazones cristalinos que busquen todo el tiempo Mi Sagrado Corazón, y no se cansen de mirarlo porque de Él brota la fuerza para la transformación de vuestras vidas y de vuestros caminos.
Hoy los invito a que abandonen vuestras resistencias, para que las amarras se puedan desatar. Mi espada ya no podrá cortar vuestras amarras. A través de la Fuente insondable de Mi Misericordia, vuestros corazones ya saben cómo hacerlo, no solamente con la oración del corazón, sino a través del ejemplo de vuestras vidas, de una vida transformada en Cristo y por Cristo.
¿Por qué piensan que Yo no los quiero bautizar? En los planes de Mi Padre todo tiene su tiempo y su hora. Yo vengo a bautizarlos con Mi Espíritu. ¿Acaso tiene más fuerza el agua que Mi Espíritu?
Mi Espíritu está presente en todo y quiere estar dentro de ustedes para que Yo los pueda bautizar en la Gracia y en el Amor. ¿Acaso Mi Presencia en esta tarde ya no es un bautismo para vuestros corazones?
Dichosos aquellos que creen sin haber visto, porque estarán bautizados por segunda vez.
En Mi Reino no existen preferencias ni tampoco en Mis apóstoles. Por eso, Yo los vengo a transformar de a poco, para que vuestras vidas no se sumerjan en la tristeza, en la desesperación o en la perturbación de no creer que puedan conseguirlo. Si miran a Mi Corazón, todo lo podrán.
Yo vengo a ofertarles lo mejor que tengo todo el tiempo y no Me cansaré hasta que lo puedan sentir y comprender, pues Mi Corazón es esa Gracia que todo compenetra, es el bálsamo que les da la Vida, la Vida universal, la Vida inmaterial.
¿Acaso eso no es un bautismo para ustedes? Juan lo profetizó. Yo los bautizo en nombre del Espíritu Santo que es el mayor y máximo Don entre los dones, que proviene del Corazón de Mi Padre para resucitar la vida de la materia y tornarla pura en la Fuente inmaterial.
Quisiera que todos vivieran los Sacramentos de una sola vez, pero Yo vengo a rememorar que los dones de los Sacramentos son sagrados para el Padre y las almas no han sabido aprovecharlos a lo largo de la historia de este mundo.
Por eso, Yo vengo a pedir que se bauticen en nombre de Mi Espíritu; que se purifiquen, lavando vuestros pies en nombre de la redención y que sean ungidos con la Cruz de Mi Corazón en nombre de la cura y de la paz.
Pero, para que los puedan vivir, el Espíritu y los Dones que provienen de Mi Padre no pueden ser deseados. ¿Cómo el Espíritu de Dios los transformará mientras exista vuestra voluntad?
Yo vengo a despojarlos de todo, cada uno en su grado de aprendizaje. Yo vengo a reformarlos en cuerpo, alma y espíritu a través de los Sacramentos. Pero más bautizado estará aquel que lo viva en nombre de sus hermanos que de sí mismo.
Mientras estoy presente, piensen en Mí. Coloquen la atención ardiente en Mi Corazón, para que vuestras vidas participen de esta Comunión Conmigo.
Ayer les vine a dar una lección de humildad que es necesaria para todo el mundo, pues los corazones deben conocer qué es lo que deben cambiar a tiempo para no engañarse a sí mismos.
Yo vengo a traerles la Verdad, pues aunque no la conozcan profundamente porque es una Verdad que proviene del Corazón de Dios, Yo les traigo una parte de esa Verdad para que vuestros corazones, a través de Mi Sabiduría, crezcan en madurez y en consciencia.
En cuanto Mis ángeles trabajan en el mundo, Yo quisiera verlos más disponibles para llevar Mis Obras de Luz adelante. Pues mucho ya recibieron y seguirán recibiendo mucho de Mi Corazón cuando exista el verdadero equilibrio entre el hombre y Dios.
Yo les traigo una ciencia muy desconocida que, a través de Mis simples Palabras, están siendo invitados a conocer, pues Mi Vida en el Cielo es simple. No existe ningún misterio en esta Obra, solo aquel que los hombres colocan, como un sello, en el Corazón de Dios. El Corazón de Dios está abierto para recibirlos. Vuestros corazones son los que se cierran ante la Presencia de Dios y más aún ante Su Hijo.
No vengo a reclamarle nada al mundo, sino que tenga consciencia de lo que hace y de lo que piensa, para no degenerar aún más la perdición.
Les abro una puerta todos los días para que vuestros corazones se regocijen y amplifiquen vuestro espíritu en la sagrada sintonía con Dios.
A través de este ministerio de los Sacramentos, que Yo pido que vivan en Mi Nombre, vengo a traerles nuevas Gracias, pero grandes Gracias serán llevadas en los corazones que se unan al hermano que viva el Sacramento.
¿Ahora entienden cómo son las cosas? Muchas veces fueron bautizados por Mi Espíritu, pero pocos lo percibieron. Yo vengo a traerles esta Verdad porque son Mis últimos Dones que hoy derramo sobre el mundo y en todas las almas que se fortalecen en Mí para cumplir el Proyecto de Dios.
Que vuestros corazones no se acongojen, mas que vuestros ojos se abran, los ojos del corazón, para sentir Mi Vida, para ver Mis prodigios, para reconocer a Mi Espíritu que amorosamente los visita incansablemente.
Pero hoy no solo estoy aquí, estoy en omnipresencia y en omnipotencia en Aurora y en cada corazón humano que, en esta hora de insondable Misericordia, Me haya abierto la puerta del corazón, rompiendo la barrera de su resistencia interior.
No vengo a forzar nada en ustedes. Vengo a traerles una nueva Gracia que brota de Mi Corazón y de Mis Manos para todas las almas de mundo.
Ustedes son un grupo de almas constituido por Mi Espíritu de Luz. Cuando un alma se apaga, muchas más se apagarán. Es como la manzana descompuesta, en la cesta, junto a las otras manzanas. ¿Quién las salvará a tiempo, antes de que se endurezca su corazón?
Yo vengo a trabajar con vuestros obstáculos, pues algo debe acontecer en este planeta delante de todo lo que sucede. Muchos no tienen consciencia de lo que significa morir por las manos de otro, padecer hambre y no tener consuelo en el corazón, casa en donde vivir ni lecho en donde dormir.
Ustedes tienen todo. Mi Corazón les ha dado todo. ¿Qué más quieren de Mí? En cuanto el mundo sufre y las luces de las almas se apagan, ¿se arriesgarán a trabajar Conmigo y salir de vuestras comodidades?
No vengo a molestarlos. Vengo a darles Mi Mensaje de Paz y de Verdad. Las llamas del infierno arden sobre el planeta, pero aún existen Islas de Salvación. Los corazones enloquecen día a día y las mentes pierden su control. Vengo a entregarles el equilibrio del universo que se llama unidad. Si no hay unidad en ustedes, no hay unidad en el mundo.
Es hora de que salten más allá de los abismos para encontrar el Reino de Dios. Mi Corazón se consuela con los que se sienten seguros de estar en Dios y no en sí mismos. Mi Corazón se alegra por aquellos que oran con sinceridad y que, a pesar de todo lo que hoy les digo, sienten en lo profundo que es verdad, y la semilla de Luz es plantada para la próxima Tierra en los espíritus consecuentes a Mi Llamado.
En cuanto les hablo, están reunidos alrededor de Mi mesa, alrededor de Mi Altar Celestial, lleno de ángeles de Luz que glorifican a Dios todo el tiempo.
La Fuente Primordial quiere verlos pacíficos para que la Obra se pueda manifestar. ¿Qué esperan? Vengan a Mí sin miedo. Mi Corazón los abrazará. Mi Fuego los transformará. Mi Espíritu los elevará hacia el Corazón del Padre Celestial.
El Padre también necesita ser consolado por los horrores que ve en el mundo, por los horrores que ve en el mundo, lo repito porque el mundo en gran parte es un horror. Pero todo esto puede ser cambiado si ustedes Me siguen en esta hora de Misericordia.
En cuanto les hablo, los observo no solamente a ustedes, compañeros, sino a todos los que Me escuchan en cada parte de este mundo.
Vengo en serenidad a decirles todo esto porque sé que vuestros corazones pueden ser receptivos, y más tarde, cuando todo haya pasado, comprenderán.
Y ahora, por la Gracia que Me fue concedida en la Cruz, glorifiquemos a Dios, y bendeciré a cada uno de ustedes, en esta unión perfecta Conmigo a través de los Sacramentos de Luz que son el medio para que las almas alcancen la existencia.
Hijos Míos, acérquense aquí para participar de esta consagración, en armonía y en silencio, no olvidando que Mi Espíritu está aquí presente.
En cuanto los bendigo con Mi Espíritu de Vida, pidan perdón a Dios en nombre de la humanidad, por todos los tiempos que vendrán, para que la Obra del Hijo de Dios se cumpla a través de Sus Gracias que son derramadas sobre todos los corazones y almas que sinceramente buscan la redención.
Después de que Mis prodigios fueron derramados en cada uno de estos elementos, los vuelvo a bendecir como parte de esta única humanidad que debe vislumbrar, en el horizonte cercano, la Nueva Tierra.
Dichosos los que lloran, porque serán consolados por Mí.
Dichosos los que se arrepienten, porque verán nacer su nuevo espíritu.
Dichosos los que perdonan, porque encontrarán la paz.
Dichosos los que se unen, porque vivirán en Mi hermandad.
Dichosos los que se alegran, porque vivirán en la felicidad de Mi Corazón.
Dichosos los que se liberan, porque encontrarán su libertad.
Dichosos los que son misericordiosos, porque verán la Luz.
Dichosos los que se reconcilian, porque estarán en la Unidad de Dios.
Dichosos los que oran, porque serán premiados en el Cielo con las doce Coronas del Rey.
Ahora escucharán una canción que colmó Mi Corazón durante la Sagrada Semana, pues en esas palabras, por más simples que parezcan, se encuentra el sentimiento de amor verdadero por Mi Corazón.
Delante de las aflicciones que Me genera el mundo, Yo les entrego Mi Divina Misericordia para que, en los tiempos que llegarán, sean verdaderos apóstoles de Mi Corazón.
Ahora escuchen y sientan, para comprender lo que les pido.
En cuanto Me elevo a la Casa de Mi Padre, donde les espera un lugar para la próxima vida, Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Deben ser como niños para entender Mi Reino, pues ellos son los primeros que entran en el Paraíso.
Les agradezco y les doy Mi Paz. ¡Aleluya!
Sonrían, compañeros, pues eso forma parte de la cura que les irradia Mi Corazón para estos tiempos de crisis. Quien sonríe de alma, sonríe de espíritu y Dios ve reflejado, en vuestros rostros, Su Proyecto original.
Paz para todos.
Que así sea.
Canción: “Tu és o Rei”.
¿En qué piensan cuando vengo a vuestro encuentro? ¿Dónde está colocado vuestro corazón ante Mi Presencia? Y vuestro espíritu, ¿dónde mora?
¿Dónde reside Dios en estos momentos, cuando Su Hijo Primogénito desciende al mundo para destapar las catacumbas de la Tierra y liberar a las almas que están presas?
Ustedes son portadores de Mi Luz y Mi Misericordia está aquí, pues si Yo estoy dentro de ustedes, ¿porqué estoy afuera de algunos?
Mi Corazón es más fuerte que el pensamiento y permite despertar a todas las almas que no son merecedoras de la Gracia de Dios, mas confío en muchos de ustedes en esta hora sacratísima, en la que Mi Corazón se muestra al mundo para glorificar a Dios y a todas Sus criaturas que corresponden a Su Plan Mayor de Redención.
¿Acaso recuerdan de dónde vienen? ¿Qué fue lo que los motivó a estar aquí, en este momento?
Mi Camino es único, no existen dos caminos. Mi barca es única, no existen dos barcas en Mi Proyecto de redención, ¿a cuál subirán?, ¿a la barca del mundo que se sumerge o a la barca de la Santa Alianza que viene a salvarlos en espíritu y en divinidad?
Yo no vengo a buscar lo que no Me pueden dar, vengo a buscar aquello que Yo les entregué que se llama el don del Corazón; donen el don de vuestro corazón a Dios, así glorificarán al Padre Celestial que es muy ultrajado por este mundo, porque a pesar de que Mi Misericordia es invencible y se presenta ante ustedes para darles la vida, el espíritu y la renovación; en otras partes del mundo, compañeros, el sufrimiento es mayor que la luz y no hay almas en este tiempo que puedan dar alivio a esas cosas.
Eso se llama, compañeros, la gran deuda impagable de la humanidad, pero si vuestros corazones confían en Mi Corazón, algún día podrán ser misericordiosos y plenos, recibirán el Reino de Dios en vuestros corazones y estarán dentro de Su plenitud celestial para mostrar a esta civilización que el cambio profundo es posible.
Yo vengo con la esperanza de que sinteticen en vuestras vidas este encuentro de hoy Conmigo, porque lo repito, compañeros, es hora de la gran definición. Vuestros pies no pueden andar por dos caminos, Yo vengo a ofertarles un único camino de luz que se llama sacrificio por la humanidad, esperanza para las almas caídas, redención para los que están caídos y, principalmente, por aquellos que en su resistencia espiritual no se dejan vencer por Mí.
Ustedes, compañeros, han entregado vuestros corazones a Mi Corazón. Muchas noches pasé por vuestros hogares para visitarlos, compartir Mi alegría, consolar vuestras tristezas, traer un consuelo profundo para vuestros espíritus. Muchas veces, compañeros, los acompañé en vuestros trabajos, guie vuestras familias hacia Mi Corazón Sacratísimo, y esto ha sido posible porque ustedes abrieron la puerta para que sucediera.
Desearía, profundamente, que en esta tarde escucharan otras cosas, cosas que vienen del Universo Celestial, que son emanaciones eternas de todos los Padres Creadores que se congregan en Mi Cenáculo de Luz para dar una solución a este Proyecto de la humanidad.
Ustedes, compañeros, son parte de este Proyecto de redención y de rehabilitación, nunca pierdan la esperanza ni tampoco la fe de que vuestras vidas se realizarán en Mí, porque así Yo estaré presente todo el tiempo acompañando vuestros corazones y vuestras familias.
Quisiera decirles, amados Míos, que a través de los Sacramentos Yo vengo a darles una oportunidad única a las almas. Cuando un Sacramento no se lleva adelante, están interfiriendo en Mi Proyecto de redención, mas ustedes son libres desde su nacimiento en la vida.
Yo vengo a ofertarles una oportunidad y no una opresión, mas las cosas se entenderán después, después que Yo ya no esté aquí y hayan pasado algunos años, en los que verán como testimonio verdadero todo lo que los Mensajeros de Dios realizaron y hacia dónde los condujeron por un Propósito Mayor infinito y divino para esta humanidad, para esta parte de la humanidad aquí en el planeta.
Yo les traigo la confianza en lo que es imposible realizar y creer. Sé que muchos de ustedes sienten Mi Espíritu, pero todavía no Me podré mostrar a todos, algunos Me verán después de esta vida a través de ese Portal de Luz que recorrerán como almas hacia el encuentro de Mi Reino de redención, donde estaré esperándolos para una nueva fusión divina, para una nueva misión en los Planes de Dios.
Todo lo que aquí se realiza en Mi Nombre, como los Sacramentos, tiene un propósito espiritual e interior que no comprenderán en esta vida, mas la experiencia que Yo les aporto a través de los Sacramentos es imborrable y la verán en la próxima Tierra.
Por eso, en estos tiempos, en este día y en este lugar, Yo vengo a reconstruir lo que les entregué en el principio, vengo a renovar las enseñanzas que les di a Mis apóstoles a través de lavarles los pies, de bautizar los espíritus, de exorcizar los cuerpos, de consagrar a las almas que vienen a vivir una experiencia de amor en esta humanidad.
Con esto, les digo que el Sacramento del Matrimonio es un proyecto primordial de Dios. Yo vengo a recuperar el espíritu de la Sagrada Familia en muchos corazones, porque ese espíritu que Nosotros depositamos en el mundo se está borrando de la consciencia de la humanidad a través del sufrimiento, el martirio del castigo, que es generado en estos tiempos.
Ustedes saben más que Yo, compañeros, que las familias se están desuniendo, las almas se están perdiendo porque en ellas ni siquiera reside el espíritu de Mi oración. Por eso, a través del Sacramento del Matrimonio, Yo vengo a recuperar y a renovar vuestras vidas en esa casta unión que Yo les propongo a través de la consagración simple a Mi Corazón Sagrado.
Tan solo por ese movimiento y ese hecho de consagrar vuestros corazones a Dios, reabrirán las puertas para que la bendita y Sagrada Familia del universo descienda con su espíritu de vida a la Tierra, colme los corazones consagrados, se renueven las enseñanzas para que vuestras vidas sean un ejemplo para Dios, para el universo, para la vida universal.
Y así, en Presencia de Mi Corazón, a través de cada Sacramento, estarán testimoniando que el Proyecto de Dios, así como fue con los pueblos del desierto, estará siendo recuperado en vuestras consciencias.
Sé que no lo comprenderán. Sé que no comprenden a veces lo que les pido, porque no tienen la estructura para poder entender, mas el corazón que es confiado nunca fracasará, porque estará en el camino correcto, el camino de Mi Sagrado Corazón.
Mis Palabras hoy serían otras, pero Mi Instrucción debe ser bien escuchada, no por vuestras mentes, sino por el sentimiento verdadero del corazón de luz que mora en cada uno de ustedes, que pertenece a Dios y a Su infinidad universal, por obra de Su Gracia.
Siempre son libres para poder caminar, pero les pido que no se olviden de Mí, porque todo esto tiene un peso en el universo, por la expiación que Yo les entrego y por la Obra de Mi Divina Misericordia.
Los corazones se están separando cada vez más de sí, y esto repercute en las familias. Las familias deben ser la expresión de Mi Amor, de la alegría, de la esperanza y de la renovación. Acaso, compañeros, si la familia no es sagrada ni bendita, ¿cómo el Proyecto continuará en la Nueva Humanidad?
Por eso, Yo vengo a abrirles una puerta para que ustedes, que son los primeros en la lista perfecta de Mi Corazón, puedan reabrir las puertas para aquellos que están perdidos, que odian, que se separan de Dios Padre.
Cada Sacramento es una túnica para vuestras vidas.
No descansaré hasta alcanzar lo que Mi Padre Me pide. No descansaré hasta que Mi Obra se realice en vuestras vidas completamente.
Deben amar los Planes de Dios para poder entenderlos, hay muchos que quieren conocerlos antes de amarlos. Mi Ciencia no es de este mundo. Yo los aproximo a ella para que puedan crecer en sabiduría.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestro Señor está llamando a los coordinadores de las áreas de Figueira porque quiere decirles algo.
Mientras espero, confíen en Mi Divinidad, eso los aproximará a Dios y no se perderán fácilmente cuando las cosas se agudicen en este mundo.
Escuchen Mi Voz, compañeros, porque cuando Yo ya no esté aquí y tampoco Mi Madre ni San José, vuestros corazones deberán realizarse en la fe, en la confianza, en la credibilidad de que Nosotros siempre estuvimos aquí para guiarlos y consolarlos, pues deberán dar testimonio ante las leyes de la Tierra de todo lo que sucedió aquí, en el próximo tiempo.
Ese será el momento definitivo e importante para cada uno de ustedes, y una confirmación ante Dios y Su Proyecto de Amor. Eso permitirá, o no, que las puertas estén abiertas para aquellos que necesitarán de la consolación de los puntos de luz que fueron fundados en la base perfecta de los Sagrados Corazones.
Esta Obra no terminará cuando Nosotros ya no estemos. Esta es la primera parte de la preparación, la Obra continuará a través de los años, las multitudes crecerán porque la fe estará presente como una llama viva en lo alto de esta Colina. Será la motivación primordial, el espíritu invisible que llamará a los corazones a la redención y a la cura de cada una de sus vidas.
Así se congregarán los 144 000 antes de que Yo retorne en Gloria, en Cuerpo, en Alma y Divinidad. Si así fuera, una parte del Proyecto estará cumplida. Si así no lo fuera, deberemos rezar.
Bendigo para ustedes este importante Sacramento que está en Mi Altar, que no solo une corazones y almas, sino une vidas y familias, a través del espíritu de Mi Misericordia.
Les agradezco por consolar Mi Corazón por los graves pecados del mundo, pues las espinas duelen en Mi Pecho, y ustedes pueden aliviarlo a través del amor y de la oración, así como lo han hecho hasta ahora.
Renuévense todos los días y no se cansen de trabajar a Mi lado por la paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!
Compañeros Míos:
Yo Soy el Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús. Soy la Fuente Universal de prodigios y de verdad para las almas. En este día santo, de consagración y de gloria, desciendo de la Casa de Mi Padre hasta esta casa, hasta esta Sagrada Ermita de Redención y de mucha Paz para quien Me busque.
Mi primer agradecimiento espiritual y profundo lo envío a todos Mis hijos, a los que fervorosamente hicieron posible la manifestación de esta obra de la Sagrada Ermita de Mi Corazón Glorificado. Quisiera decirles que este lugar será el refugio para el mundo entero y especialmente para aquellos que están cansados de sí mismos y que vendrán en humildad a rendirse a Mis Pies.
Aquí, en este lugar, Yo no solo seré Vuestro Rey, sino que también seré Vuestro Espíritu Consolador, Vuestro Hermano. Aquí, en este Sagrado Cenáculo que hoy bendigo, Yo seré uno con cada uno de ustedes para que en reverencia puedan reencontrar el sentido verdadero de persistir.
Compañeros, pedí la construcción de este lugar sagrado para que cuando lo necesiten sepan que aquí, en el silencio, Yo estaré para escucharlos, orientarlos y guiarlos siempre hacia Mi Sacratísimo Corazón.
Bendigo este lugar para los que Me adoran siempre en el Santísimo y también Yo derramaré Mis Gracias internas sobre aquellos que se decidan a seguirme. Sí, Yo estoy aquí, en esta Sagrada Ermita para encontrarlos todos los días; no tendrán por qué temer, hijos de Mi Padre. Donde reside el Cristo no reside ni una gota del mal. Por eso a esta Sagrada Ermita también vendré en Espíritu Santo, para liberarlos de las amarras y de los obstáculos que impone Mi eterno rival. Sean valientes y siempre vengan aquí. Estaré para escucharlos en el silencio, en la palabra, en la confesión, como en la perpetua oración.
Este lugar es el fruto divino de la obra de Mi Madre Santísima a través de cada uno de ustedes. Mientras los tiempos son difíciles y oscuros, Mi Luz Divina se digna descender y se hace presente para reunirlos a todos en el nombre de la Paz. Aquí estará en Espíritu Mi Sagrado Corazón. Aquí encontrarán la Fuerza Invencible de Mi Corazón cuando lo necesiten.
No olviden que estoy presente aquí, para que en los momentos más cruciales no Me olviden ni duerman delante de Mí.
Compañeros, en esta Maratón les prometo una síntesis interna para sus vidas delante de las Gracias que han recibido, encuentro tras encuentro. Esta Maratón de la Misericordia será la última confirmación de sus caminos en Mis caminos de paz, de sacrificio por la humanidad y de redención.
Quisiera que en verdad pudieran comprender más allá de Mis Palabras. Deseo que todo lo que sucede sobre esta Colina de Luz sea el testimonio de que el Plan se cumplirá. Por eso, no miraré sus ofensas. Hoy espero que Me donen sus talentos por todos los que los pierden ante la crueldad humana.
En Espíritu de Gracia y de eterno regocijo, Yo los reúno y de nuevo los bendigo en el Nombre Santo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Gracias por ayudar en el Plan final de la redención.
Siempre y para siempre sean bienaventurados.
Cristo Jesús, Vuestro Hermano Mayor
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más