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Hijos:
A fin de que la indiferencia humana para con la vida superior no haga que la humanidad pierda la posibilidad de conocer y experimentar esa vida, los que están despiertos deben redoblar los esfuerzos, multiplicar las tareas y superar sus límites todos los días para responder en nombre de aquellos que ignoran el llamado celestial.
Además de la propia purificación y de la propia carga que deben sobrellevar en estos tiempos, los nuevos apóstoles y discípulos de Cristo deben soportar la purificación del planeta en su totalidad y cargar en sus espaldas los fardos que otros que se comprometieron con Cristo no quisieron llevar.
En el universo, la responsabilidad de la manifestación del Plan de Dios se repartió equitativamente entre aquellos que se comprometieron a prestar ese servicio. Pero, al llegar al planeta, con velos en sus ojos, las almas se confundieron, se olvidaron y permanecieron adormecidas o presas de sus gustos personales y de sus formas de comprender ese Plan.
Hijos, cuando un alma que tenía determinada misión que cumplir cambia esa misión de acuerdo con su voluntad y su parecer, aunque crea que sirve a Dios, para el Plan eso es considerado una indiferencia para con la Verdad del Creador.
Existen muchas almas que se comprometieron con el Señor y que, a lo largo de la experiencia en la Tierra, cumplieron en parte lo que Dios les pedía; pero ahora, en el momento culminante del Plan Divino, se perdieron en las fuertes influencias del caos y dejaron de lado la fidelidad, cambiándola por la superficialidad.
Les digo estas cosas, primero para que estén atentos y sean siempre guardianes del Plan Divino y, después, para que sepan que el Creador contará con ustedes para cumplir aquella parte de Su Plan que quedó atrás por la indiferencia humana.
Que el amor al Plan en sus corazones sea mayor que el amor propio, para que puedan imitar el ejemplo de Cristo y no solo cargar su cruz, sino dejar que Dios coloque sobre ella el peso de la indiferencia y de la ignorancia de Sus hijos, para que ellos no se pierdan y tengan una oportunidad de despertar.
El Creador cuenta con ustedes, hijos, para una respuesta y una responsabilidad mayor. Es hora de servir, amar y entregarse al Plan Divino.
Su padre y compañero en el camino evolutivo,
San José Castísimo
Entren en el Corazón de Dios y encuentren allí la posibilidad de superar obstáculos y límites y vivir aquello que hoy les parece imposible e impensable.
Hijos:
Este es el tiempo, no solo de los milagros, sino también de las verdades. Es el tiempo en que la consciencia humana debe aproximarse a lo que ella realmente es y no estar más presa de las limitaciones que son impuestas por la ignorancia y por la ceguera de este mundo.
En muchos ciclos y muchas eras, la humanidad se aproximó a la Verdad, pero le demostró al Universo que aún no había alcanzado un grado de amor suficiente para poder recordar el pasado, el origen, y con eso, recordar todo aquello que debe ser curado y redimido en lo profundo de cada ser.
Después del ejemplo dado por Mi Hijo Jesús, y después de que Su Espíritu de Amor siguió despertando a cada corazón que se abrió y enseñándole a amar y a perdonar, al menos una parte de la consciencia humana ya está mínimamente lista para encontrar la Verdad.
Para que no se confundan y no cometan los mismos errores del pasado, cuando el Creador intentó revelarles la vida universal, ustedes deben ser humildes de mente, de emociones, de intenciones, de corazón, de alma y de espíritu. Y esa humildad no proviene de un descuido consigo mismo ni de un automartirio.
La humildad de la cual les hablo es el simple acto de reconocer que siempre estuvieron adormecidos en este mundo, y aunque aquello que son, en verdad y en espíritu, parezca ser grande y lleno de poder, sepan que no hay poder mayor que el Poder de Dios y que todo poder que intenta sobreponerse al Poder divino es mera fuerza humana que con un soplo del Altísimo se transforma en polvo, en nada.
Para ingresar en la vida universal, deben primero sentirla, dejarse impregnar por ella como niños que están delante de un nuevo mundo. No quieran saber y no piensen que ya saben. No quieran ser y no piensen que son algo. Solo estén delante de los portales al cosmos, sabiendo que la única cosa necesaria en este momento es la humildad del corazón y la certeza de que, para cruzar esos portales, deben tener dentro de sí mismos la experiencia del amor, del verdadero amor, que trasciende las necesidades personales y que, incluso, trasciende la propia vida.
Coloquen el espíritu ante el cosmos, el universo, el origen, y pidan al Padre la gracia de ser humilde, de aprender y vivenciar el verdadero amor, porque está llegando la hora de retornar y de consagrar este mundo a la Verdad, derribando con el Poder de la Luz divina los falsos reinos construidos sobre la Tierra.
Hijos, esta es la última hora para que construyan en su interior, la fortaleza que cruzará los portales y las dimensiones; que reconocerá el pasado, el origen, los errores cometidos; que aceptará la redención; que pedirá perdón y que entregará al cosmos, en el cristal del corazón, la experiencia de amor como símbolo de adhesión absoluta a la Voluntad divina y como señal visible para el universo de que los mil años de paz comenzaron.
Guarden hoy Mis palabras en el corazón y dejen que ellas los aproximen un poco a la Verdad, porque, aunque sea poco a poco, es hora de recordar.
Su padre y amigo de todas las eras y de todos los ciclos,
San José Castísimo
Hijo:
Cuando el universo te da Gracias, distribúyelas sobre el mundo por medio de actos misericordiosos, oraciones, silencio, alegría y vivencia de las virtudes.
Cuando el Cielo se abre ante tus ojos, aunque muchas veces la limitación de los ojos humanos no lo vean, contempla con la mirada interior esa insondable Gracia de la Presencia Divina y clama por el planeta, por los ignorantes, por los adormecidos.
Ofrece al Padre una transformación verdadera, un verdadero milagro para Su Creación. Que, al contemplar el mundo, Su Corazón herido encuentre un aliento en tu esfuerzo permanente.
No te pediré, hijo Mío, que no caigas más ni que no peques más, porque este mundo siempre te llevará a caer y, aunque no quieras, una parte de ti siempre peca, porque de alguna forma colabora con la degradación humana.
Lo que te pediré hoy es que, si caes, te levantes; si pecas, que limpies tus manchas con el Perdón y la Misericordia divina, con el arrepentimiento verdadero, el que te ayudará a no cometer siempre los mismos errores.
Tus debilidades son las mismas de muchos de tus hermanos del mundo; por eso, encuentra fuerza para superarlas en el ofrecimiento permanente de hacerlo por los demás, por aquellos que están ciegos de espíritu.
Hoy, hijo, te ofreceré un camino de reparación, camino en el cual tu vida se torna un servicio planetario, en el que todos tus actos, pensamientos y sentimientos son ofrecidos a Dios para reparar algo. Si así lo hicieras, cometerás menos errores y meditarás antes de actuar, porque tu consciencia te recordará que todo lo que haces es para Dios.
Ofrece al Padre tu tentativa diaria de superarte y, si no consigues hacerlo, ofrécele tu intención y persistencia. No desistas nunca, hijo, porque los méritos se encuentran en el corazón y en la consciencia de los que tienen intenciones puras.
Muchas veces, vale más una intención sincera de superar alguna cosa y la eterna tentativa de hacerlo que el acto de aquel que fácilmente se supera cada día. Más vale el pecador que se esfuerza por salir del pecado que el santo que así lo es por naturaleza.
Haz de tu vida una reparación permanente de las Llagas de Dios y que Él encuentre en ti un aliento verdadero.
Te dejo Mi bendición y Mis gracias, para que des pasos fecundos.
Tu padre y compañero,
San José Castísimo
Queridos hijos:
Yo puedo hacer humildes y mansos sus corazones con Mi Gracia maternal, porque a través de Mi Corazón les enseño día a día a amar el Plan del Creador por medio de la entrega y del sacrificio diario.
Quisiera que la humildad fuera apreciada y reconocida por todos Mis hijos, que la vivieran y dieran ejemplo en cada momento de servicio y de caridad al prójimo; así conquistarán la pureza y podrán desprenderse de todo lo que ya está viejo.
Como Vuestra Madre que los ama, los invito a encontrar en la humildad el camino de la superación de sí y la posibilidad de vivirla en nombre de todos los que niegan el Amor de Cristo. De esa forma, por medio de la humildad, es que el Corazón Materno de Vuestra Madre forma a los apóstoles de Cristo para que ellos pronto estén abiertos a realizar la Voluntad de Dios.
Delante de todas las pruebas que deberán ser superadas, Mi Corazón acogerá a todos los hijos que se dispongan a vivir este precioso aprendizaje en la sagrada escuela de la humildad; a todos ellos Yo les daré Mi aliento y Mi fuerza de Madre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Les enseña a amar la santa humildad,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hermana Lucía de Jesús: Estábamos realizando una tarea grupal con todos los miembros de la Comunidad-Luz Fraternidad de Aurora, en Uruguay, en donde vivimos, y concluimos la jornada de trabajo con la transmisión del mensaje diario de San José. A pesar de haber llegado de un campo de refugiados de Medio Oriente, San José nos transmitió un mensaje dirigido especialmente a las Comunidades-Luz, pero que, como Él mismo explicó, puede servir para todos los que se consideran servidores de Dios y consagrados a Su Plan. Que todos los que lean este mensaje practiquen estas palabras, adaptándolas a la propia vida. Este fue un pedido de San José.
La fraternidad es algo que debería caracterizar a este mundo, un atributo que todos los seres de la Tierra deberían contener en su interior, para que fuese el punto de partida para la vivencia del Amor Crístico. Para dar la vida por sus amigos, primero ustedes deberán aprender a ser fraternos.
Existen seres que consiguen ser fraternos por la naturaleza de sus espíritus, pero otros deberán hacer transpirar mucho al ego, en un arduo trabajo de trascendencia de los propios pareceres, voluntades y necesidades; deberán vivir una verdadera renovación en lo que llaman “prioridades” en sus vidas.
La prioridad de los seres humanos encarnados en este mundo debería ser, en verdad, la vivencia perfecta del Amor y de la Unidad, de los unos con los otros, de cada uno con Dios y de todos con Él; teniendo esto como única prioridad, todo lo demás debería adaptarse.
Si piensan que tienen alguna necesidad mayor que la de vivir la fraternidad y el amor, comiencen desde ya a meditar sobre la razón de sus vidas y el propósito de sus existencias en el mundo.
Busquen, por un instante, la razón por la cual se levantan todos los días. ¿Por qué trabajan, estudian, comen, beben, construyen casas, programan sus días, hacen planes? ¿Cuál es el verdadero sentido de todo eso?
¡Ustedes no deben pensar que la vida limita su propósito a la simple necesidad de mantenerse vivos y cómodos en este mundo! ¿O sí?
Si el alma no encuentra un propósito superior por el cual levantarse todos los días, va perdiendo el interés por la vida.
Deben hacer de esta experiencia en la Tierra un acto permanente de renovación, de trascendencia, de superación, de libertad en Dios, ¡para amar! Libertad de sí mismos, para donarse al prójimo sin límites ni restricciones.
Todos piensan que viven por un propósito superior; todos creen que están en el mundo para aprender el amor, pero cuando están delante del alimento en la mesa, intentan tomar de inmediato lo mejor para sí. Si ven que el otro necesita de ayuda, fingen que no están viendo. Si van para alguna tarea grupal, rápidamente buscan aquella que más les gusta, o aquella que más “necesitan”. ¿No será que existe otro hermano que necesitaría, más que ustedes, colocar los pies en la tierra y cuidar una flor, mientras ustedes podrían hacer alguna otra tarea dentro de la casa?
Aquellos que viven en las comunidades saben lo que les digo. Les pido perdón a los que no comprenderán Mis palabras y Me tomo un tiempo para instruir a las almas, tan amadas por Dios, que decidieron entregar sus vidas para el cumplimiento de Sus Planes y que deben reflexionar si realmente lo están haciendo.
Estas palabras les servirán a todos los que se consideran servidores del Plan y consagrados a Dios, porque deben llevarlas a su propio día a día y hacerlos meditar sobre sí mismos, nunca sobre el otro.
Entonces, piensen verdaderamente: ¿Están aquí para servir al Plan o para vivir su propia transformación y nada más?
Desde que hablamos de Cristos del Nuevo Tiempo, ¿alguno de ustedes ya está trabajando por la cristificación de otros o piensan solo en la posibilidad de ser ustedes mismos esos Cristos? Deben percibir que, aun siendo este un propósito superior, están pensando en sí mismos.
Si necesitan estar a solas y alguien necesita de su presencia, ¿fingirán que no lo ven? Si quieren dormir temprano y hay otro que aún no terminó sus quehaceres, ¿pensarán: “Mejor uno solo cansado que dos”?
Queridos, les hablo como un padre, porque sé que sus almas quieren crecer y deben hacerlo. Los tiempos de definición no están tocando más a la puerta, ellos entraron en sus casas y están exigiendo de todos una vida verdaderamente espiritual.
Si la humanidad no diere un paso rumbo a la verdadera fraternidad y al amor, y sigue parcialmente entregada a Dios, si se puede decir que entregó algo, jamás se cumpliría el Plan, tal como el Señor espera.
Dios se silencia y busca encontrarlos en la más profunda esencia de sus corazones. ¿Alguien lo buscó? ¿Crearon condiciones para que sus hermanos puedan hacerlo?
Reflexionen si el verdadero propósito de sus almas es la vida del espíritu.
¿Quieren construir una isla de salvación y de rescate? Entonces rescaten, mientras hay tiempo, la propia vida espiritual.
Yo los amo y por eso les digo todas estas cosas. Que cada uno las tome para sí.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Vive con fe los tiempos de superación de ti mismo mientras aún estás en un ambiente de armonía y de paz. Descubre cómo reacciona tu ser cuando se ve frente a los diferentes obstáculos que se te presentan en este tiempo y aprende a controlar tu consciencia y a encontrar la paz.
Obsérvate y percibe lo que te hace superar los límites y llegar más allá de lo que imaginaste que era posible para ti. Percibe el poder del Amor de Dios en tu interior, que te llama a la superación permanente.
Aunque estés superándote cada día, cuando pienses que estás en tu límite, hazlo en paz y sin perder la meta clara de tu espíritu. No dejes que las dificultades turben tus ojos y cieguen tu corazón; obsérvate con atención y aprende a dar cada paso a su tiempo.
Así como tú, muchos serán llamados a trascender sus limitaciones, pero pocos serán los preparados con anticipación para eso. Por eso, vive cada día con mucha atención, observándote detenidamente y aprendiendo de ti mismo, porque si reconoces tus propios mecanismos, podrás ayudar a otros que tienen las mismas dificultades, pero que no tuvieron la misma posibilidad de estar en un ambiente pacífico a la hora de la propia purificación.
Todo lo que hoy vives, todas las oportunidades que te son dadas, es para que te formes como servidor de Dios y te conviertas en compañero de Cristo, para que tu ejemplo y experiencia sirvan para otros. Por eso, haz todo en favor de los demás y estarás en el camino correcto.
Construye una fortaleza en tu interior con la intención de amparar a otros; así, sin que te des cuenta, habrá un Rey habitando en esa morada, porque la encontrará segura para hacer de ella Su refugio. Ese Rey no será solamente tuyo, sino también de todo el universo; es tu Señor, Cristo Jesús.
Te bendice y te protege,
San José Castísimo
Queridos compañeros y siervos de Cristo:
Mi Casto Corazón retorna al mundo, diariamente, porque confío en el potencial de amor de los seres humanos. Confío en el potencial que ustedes tienen de transformarse a sí mismos y a todas las cosas, porque pueden estar unidos en esencia a Aquel que todo lo creó y que tiene la potestad para transformarlo todo.
Únanse todos los días a la verdadera esencia de lo que son. Recuerden que son hijos de Dios y asuman, así, la responsabilidad de formar parte del Proyecto que tuvo como resultado el Rey del Universo, Cristo Redentor.
Les pido que sean un poco más pacíficos en sus vidas y que opten por estar en silencio, en lugar de crear conflictos y desgastarse. Sean más pacíficos también con ustedes mismos y, así, tendrán la paciencia necesaria para transitar los tiempos actuales.
La urgencia de los tiempos induce a la consciencia a exigir, de sí misma y del prójimo, cosas que tal vez no podrán dar de un día para otro. Por eso, es necesario estar con el corazón pacífico para saber discernir, de la mejor forma, en las situaciones que se presentan en sus vidas.
Con el corazón pacífico, podrán encontrar en su interior los recursos para superar una prueba espiritual; pero si, en vez de esto, están exigiendo y obligando a sus consciencias a dar los pasos con la rigidez de sus mentes, correrán el riesgo de creer que están avanzando y, entre tanto, contarán con falsos recursos internos, frutos de la creación de sus propias mentes, para aliviar la tensión en la cual viven y, más adelante, se encontrarán con la misma prueba una y otra vez.
Solo el corazón pacífico puede encontrar el manantial interior del Amor de Dios, y es ahí donde se fomentan las verdaderas virtudes.
Por eso, nunca olviden que la presión de las fuerzas de oposición, causada por el caos mundial, será suficiente para que la consciencia esté en una tensión que supera sus límites. Esa presión no puede venir de la propia consciencia, porque en los días que vendrán, ustedes necesitarán estar en paz consigo mismos y con el planeta.
Si hoy se asustan y se irritan con los errores del prójimo y pierden la paz al ver las imperfecciones ajenas, no estarán aptos para soportar lo que vendrá.
¡Pacifíquense! Pacifíquense todo el tiempo.
San José Castísimo, pacificador del Corazón de Dios
Para que superen las pruebas de un tiempo de caos deben aprender, aún en estos tiempos, a superarse a sí mismos, a amar la oración y a buscar la unión permanente con la Jerarquía
Divina.
Cada vez que se abren para sustentar un propósito, una sintonía, ustedes reciben de lo Alto una oportunidad de conoce lo que está oculto en su interior.
Cuando el Universo los coloca en la situación de ser sustentadores orantes y de permanecer en vigilia es cuando ustedes comienzan a sentir hasta dónde pueden entregarse a Dios, y a partir de dónde pueden superar los límites conocidos para dar de sí aquello que desconocen.
Esos momentos en los cuales los Mensajeros de Dios les piden oración constante son para probarlos, para prepararlos y para darles una oportunidad de autoconocimiento a cada uno. Por esto, es importante que observen su mundo interior en ese momento y sean verdaderos en sus oraciones, en el transcurso de las horas. Así, podrán ir entrenando sus consciencias paralos días que llegarán, en los que se necesitarán los soldados de Cristo, y la vigilia permanente y constante.
Que el aprendizaje de unos pocos pueda depositarse en toda la consciencia humana como experiencia y vivencia de unión con Dios y con Su Propósito.
Yo los amo y los bendigo para que sigan respondiendo a las necesidades del Plan de Dios.
San José Castísimo
Mis amados compañeros:
Este es un mensaje de paz y de redención para el mundo, así como todas las palabras que pronuncié en los últimos tiempos.
Renueven todos los días sus compromisos con Dios y con la superación de sí mismos, porque, en estos tiempos, cada día traerá un desafío mayor, interno o externo, que sus corazones necesitarán vencer.
Cuando un alma decide ingresar en un camino de consagración de la vida al Propósito Evolutivo de Dios, será probada a cada instante y pulida como un diamante en bruto, hasta que llegue a la máxima expresión de su esencia.
Es por esto, queridos, que muchos sienten que, después de haber comenzado a recorrer un camino más profundo de entrega, no pueden más superar ciertas pruebas que antes les parecían tan simples. Yo les explicaré porqué sucede esto.
Cuando ustedes están en el camino espiritual superficialmente, sus dificultades también son superficiales y Dios no les exige más de lo que pueden dar. Entonces, muchas veces ustedes piensan que han superado algún aspecto negativo propio, cuando en realidad, lo cerraron con tapa de hierro en lo profundo de la consciencia, como una forma de no encontrarlo, y viven como si él no existiese.
Pero cuando asumen una consagración más amplia y emiten para Dios un sí, para que Él opere en ustedes, entonces el Señor levanta, con Sus propias manos, todas las tapas de hierro de la consciencia y deja que, por sí solos, esos aspectos ocultos prueben y transformen al ser.
De esa forma, ¡ustedes ven que la preparación para los tiempos que vendrán y el fortalecimiento de la consciencia no se producirá al hacer un curso de socorrista ni leyendo muchos libros! La preparación para estos tiempos proviene de la propia consciencia, porque aquel ser humano que es capaz de superarse a sí mismo y transformar su propio lodo, por amor al Plan de Dios, será capaz de perseverar ante cualquier acontecimiento del mundo, porque en su interior ya reina su esencia, que es una con Dios Padre.
Yo les dije que este era un mensaje de paz, porque deben estar en paz delante de su purificación y vigilarse mucho.
Si cometen errores, pidan perdón; si no se entienden, reconcíliense; si tienen resistencias con alguien o con alguna cosa, enfrenten eso, vayan a su encuentro y amen. Si están cansados, supérense; si tienen dudas, obedezcan; si están angustiados, oren; si piensan mucho en sí mismos, sirvan al que está más cerca.
Si quieren vivir según los Planes de Dios, escúchenme y sigan Mis palabras.
Su padre e instructor,
San José Castísimo
Mis amados compañeros de camino:
Hoy llego a este sagrado lugar, Reino de la Madre Universal y del Hijo Primogénito, para traer a todos la humildad y simplicidad que aprendí durante el tiempo que estuve aquí en esta Tierra, como San José, y que Me han acompañado desde entonces.
Fue esa humildad y esa simplicidad las que Me permitieron vivir la santidad, pero, sobre todas las cosas, permitieron que Me dejara guiar por Dios, por Mi Hijo Jesús y por Mi amada esposa María. Ella, con Su amoroso silencio, guiaba Mis pasos internos, silencio que Yo amé y veneré en ese tiempo, como ejemplo de servicio a Dios.
Hoy vengo a decirles que para superar esta purificación que ustedes, Mis amados discípulos, están comenzando a vivir, solo el camino de la humildad y de la simplicidad y el amor al silencio los llevarán a superar todas las pruebas; pruebas que enfrentarán para dejar atrás al viejo hombre y a la vieja mujer, que no deberán existir más para que el odre que Mi Hijo debe llenar con Sus códigos nuevos de luz pueda estar vacío y listo para Él.
Les hablo a todos por igual, sin embargo, hoy quiero hacer un especial llamado a aquellos que están confusos. A estos hijos les pido que el silencio interior sea el que les permita escuchar la voz del corazón, y que la humildad les permita aceptar la guía de la instrucción dejada por Nosotros, los Mensajeros Divinos.
También, hoy, hablo especialmente para aquellos que siempre han estado seguros de sí mismos porque son fuertes y sienten claridad en su interior. Quiero que sepan que todos vivirán el derrumbe de aquellas estructuras que no los dejan dar pasos en dirección a la plena fraternidad y humildad que el Padre Altísimo diseñó para el destino de cada uno de ustedes.
Abran sus corazones y, así dispuestos, estudien Mis instrucciones, las que les doy desde que los visito; en ellas se guardan muchas claves que deberán ser las que los ayudarán en estos tiempos tan sublimes y esperados por sus almas. Sean fuertes y perseverantes y no se dejen amedrentar por el adversario de este Plan de Dios, que siempre querrá utilizar las destrezas de ustedes en su favor, sin que lo puedan percibir.
Colóquense siempre por debajo de los demás; vivan para servir a sus hermanos sin protagonismo y, así, la virtud que está guardada en sus esencias, aquella que el Creador colocó en sus seres, se derramará dentro y fuera de ustedes para conducir este camino de esfuerzo que deben recorrer hacia la santidad.
Yo estaré allí para guiarlos, para ampararlos y para protegerlos de ustedes mismos. Solo Me deben aceptar como su compañero de camino.
Hoy bendigo esta casa, cuna de la Nueva Humanidad, y a todos ustedes, hijos del Altísimo.
Dios esté siempre en sus vidas.
Mi Casto Corazón los protege.
San José, obrero humilde de Dios
Queridos hijos:
No pediré que en poco tiempo sean diferentes a lo que son hoy; para el Padre, su hora de purificación y ascensión está marcada.
Por eso, permitan transformarse así como su Padre lo previó desde el principio.
Vivan en Cristo y sean en Cristo, pues el único camino que les resta recorrer es el camino de la redención.
Si no están unidos, ¿cómo proseguirán?
La Gracia ha tocado sus vidas y ustedes deben ser consecuentes con esa Gracia que los unifica y los renueva todo el tiempo.
Queridos hijos, estén Conmigo y no del otro lado del camino. Yo los necesito siempre fieles a los que los guían por amor. Eso los protegerá mientras estén en la Tierra.
La obediencia es el don que los colmará y los librará, todo el tiempo, de equivocarse.
Por eso, hijos, que en estos tiempos ustedes puedan observar el verdadero camino, porque los desánimos y las crisis internas serán las barreras que deberán superar a través del amor y de la unidad.
A las puertas del Armagedón humano, sean conscientes y agradecidos por lo que reciben, al menos vívanlo por aquellos que no reciben ni siquiera la mitad de todo lo que les dona el universo.
Sumérjanse en Mi Corazón y así serán libres.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los une,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Amados hijos:
Hoy Me encuentro entre ustedes para traer paz, alivio y una expansión de luz que llegue a vuestras consciencias, para que estas se fortalezcan en el Amor de Dios.
En tiempo de pruebas, de grandes definiciones y de mayores compromisos que deben ser asumidos por los soldados de Cristo, Mi adversario utiliza todas sus artimañas para colocar en el corazón y en la mente de Mis hijos creaciones que no son reales, ideas y sentimientos que los perturban y que lo único que persiguen es alejarlos de la tarea del espíritu que encarnó en esta Tierra para servir a Dios.
Todos aquellos sentimientos y pensamientos que los alejan de Mi Corazón y del corazón de vuestros hermanos, están en proceso de transformación, para que de una vez y para siempre mueran por amor. Eso permitirá que lo verdadero que existe en ustedes, y que fue sembrado como talento por Mi Hijo, pueda brotar, florecer y desarrollarse.
Esos atributos verdaderos están guardados, en algunos casos bajo varias llaves, pues los aspectos mediocres de la humanidad se han cultivado en la consciencia a lo largo de la historia y se desenvuelven como falsos atributos; lo que engaña a todos Mis hijos haciéndoles creer que son sus mejores cualidades espirituales, destrezas mentales y materiales.
Mientras estos falsos atributos son defendidos y atesorados como reales y sublimes dentro de los seres, los verdaderos atributos y talentos quedan presos en jaulas, donde no se pueden expresar ni cumplir con lo que vinieron a hacer a este mundo.
Pero Mi Amor y el Amor Redentor de Mi Hijo vienen a quebrar las cerraduras de esas prisiones para que, aquello que ustedes verdaderamente son, Mis Amados Hijos, pueda ser liberado y la mediocridad aprendida por esta humanidad a lo largo de la historia pueda finalmente ser desenmascarada y morir.
El arte de amar, hijos queridos, es aquella tarea que Dios les ha encomendado, un ejercicio pleno de desafíos en donde cada consciencia se coloca como meta superar todos los días una a una las mediocridades de este mundo, con determinación, voluntad y fe para alcanzar ese propósito vital que sigue aguardando a los dignos Hijos de Dios.
Cuando una consciencia está determinada a alcanzar lo que Dios en verdad sembró en ella, pasando por encima de sí misma, sin miedo a lo que encontrará, recibe desde las Esferas Celestiales una asistencia que no es de este mundo, que está reservada para los valientes.
Cuando una consciencia se dispone en humildad a descubrir lo que este mundo colocó de falso en ella y se decide a descubrir el potencial que el Universo sembró en su interior, los Cielos colaboran para que su pronto despertar a lo verdadero abra la puerta del tesoro que estuvo guardado durante tanto tiempo.
Amados hijos, perseveren, trabajen, sean fuertes y valientes. Descubran lo falso que sembró en sus corazones Mi adversario, y no permitan ser impedidos de sentir la alegría plena de descubrir quienes verdaderamente son.
Yo los guío, confíen en Mis designios, en Mis pedidos y así los podré ayudar a liberarse de aquello que no son.
Hoy bendigo a Mi predilecto hijo, aquel que es predilecto por el esfuerzo que ha hecho en descubrir el instrumento que Yo he construido dentro de él y ofrecerse a ser conducido por Dios para el despertar de sus hermanos.
Yo quiero poder servirme de todos Mis amados hijos como instrumentos de la Luz en Mis manos.
Los amo, los protejo con Mi Inmaculado Corazón. Gracias por estar hoy Conmigo.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
En estos tiempos de pruebas, de confirmaciones y de entregas, Yo los invito al camino de la superación. Su Padre Eterno contempla con atención los pasos ciertos y seguros que todos Sus hijos amados están dando en este tiempo de crisis espiritual y material.
Vengo en este día para anunciarles un nuevo ciclo, después de todos estos años compartidos Conmigo a través de las sagradas Instrucciones del Cielo que Yo les he entregado.
Queridos hijos, he venido en peregrinación a Santa Fe, para recordarle a la humanidad que en estos tiempos, solo la fe y el camino de oración permanente los salvará.
Ahora, Dios me ha pedido que Sus hijos queridos aprendan a descubrir el universo del crecimiento interior, por medio de las pruebas y de las experiencias.
Antes de que el enemigo los quiera sacar del camino, Yo los he venido a rescatar, trayéndoles este importante Mensaje de preparación para el fin de los tiempos.
Ustedes, Mis amados hijos, son llamados a formar un ejército de oración y de luz, capaz de ser receptáculo de las energías divinas y supremas.
Pero para que eso sea posible, Yo he venido a anunciarles como síntesis espiritual, el tiempo de su transformación y purificación.
Toda la humanidad se encuentra hipnotizada y sonámbula debido al efecto nocivo de las modernidades y de los avances humanos. Les pido, en nombre de Mi Hijo, que no teman desprenderse de aquello artificial que los lastima por dentro, que su verdadera comunicación sea con Dios y todo el Universo Mayor.
Si las almas en verdad buscaran la unión con lo Alto y lo Supremo, muchas circunstancias no pasarían en la vida material de Mis hijos. En este ciclo definitivo, como ya les he dicho, vengo para desatar el gran nudo de la inconsciencia y de la falta de atención.
Como su Madre Celestial, deseo que den los pasos hacia el despertar de una nueva vida unida a toda la Creación universal a la cual pertenecen. Mi urgencia es sacarlos del sueño que generan las modernidades y de la falta de conexión con las Leyes supremas.
Todos ustedes nacieron para vivir en la felicidad y en el amor. El desorden del mundo y la falta de equilibrio generaron efectos irreversibles en la vida de Mis hijos y muchos fueron conducidos, por sí mismos, por el camino de la tristeza, el dolor y la enfermedad.
Dios me ha pedido avisarles, por última vez, que el Cielo se abrirá para recibirlos a todos, él derramará las Gracias y las bendiciones sobre todos los que no las merecerían.
Por eso, hijos, con valentía enfrenten este último ciclo de duras pruebas y confirmaciones, para que pueda florecer en ustedes la Luz de Cristo.
Aguardo día y noche por ustedes y desde el Cielo oro por todos, para que la mayoría de Mis queridos hijos comprendan que llegó la hora de dejar de pensar en sí mismos, para comenzar a pensar en el mundo y en la necesidad de servicio y de oración por esta última humanidad.
De esa forma, Mi Corazón se ofrece a ustedes, para que con consciencia y entrega reconozcan la Voz de Dios, la que resuena en el universo y los llama al despertar.
En este último Mensaje mensual, los invito a realizar una recopilación de todos los Mensajes para que puedan vivirlos y practicarlos, así podrán estar preparados para lo que vendrá.
Por este encuentro de Dios, quedemos unidos en oración para estos momentos.
Les agradece por la atención interior,
Vuestra Madre María, Reina de la Paz
Benditos sean los que reúnen sus fuerzas para estar Conmigo en estos tiempos, los que se esfuerzan por superar, día a día, los límites que el mundo y el propio cuerpo les imponen.
Hijos Míos: estoy con ustedes para enseñarles a vivir los últimos tiempos y para que traspasen este umbral con valentía y paz en el corazón.
Por eso cada día les pido un esfuerzo más, y al mismo tiempo que los conduzco por un camino de sacrificios, los acompaño paso a paso, irradiando la Paz que nace en Mi Corazón y que se expande por el mundo.
De esta forma, abren un espacio para que Yo esté presente en vuestras vidas; aún cuando estén colocando lo mejor de ustedes, nunca les faltará paz y fortaleza para ofrecer siempre más.
Hoy les digo que cuando les pido algo aparentemente inalcanzable, es para mostrarles a ustedes mismos, que son capaces de hacer mucho más de lo que hacen hoy.
Cada día que pasa les pediré un poco más y les haré donar de sí mismos aquello que no sabían que tenían. Poco a poco percibirán que lo imposible se volvió simple y lo inalcanzable despunta en el horizonte.
Cuando llegue la hora de cruzar el umbral de una nueva raza, muchos estarán en la plenitud de la raza humana, como Dios la idealizó en el Universo.
Solo quiero que sean simples y maleables como el agua, que sean verdaderos y puros en sus acciones, así las Manos Creadoras podrán actuar en sus vidas y en sus consciencias.
Aquellos que Me dijeron sí, que se renueven cada día en este sí y que cuiden de no poner condiciones en su entrega. Si estuvieran atentos a lo que les digo hoy, verán que todavía Me dicen no, muchas veces, creyendo que están profundizando en esta entrega.
Al despertarse y al dormirse, renueven su adhesión al Plan Divino. Si hoy están cansados, prepárense, Mis queridos, porque no conocen nada de lo que tengo para cada uno de ustedes. Mas no teman, porque los preparo a medida que les ofrezco nuevos sacrificios y no colocaré piedras en sus caminos que no sean capaces de pisar.
Quiero agradecerles en este día el Amor con que Me recibieron en esta ciudad al decirles, hace mucho, que esperaba llegar a este lugar y despertar a aquellos que se comprometieron Conmigo hace tanto tiempo.
Vengan queridos, vengan a Mi encuentro, porque Mis brazos los esperan y el Señor los espera para el retorno en redención a la Morada Celestial.
Yo los amo y los acojo en Mi manto.
Les agradezco la respuesta a Mi Llamado,
María, Su Madre y Reina de la Paz
Con los corazones que decaen, con todos ellos Yo estoy. La fuerza de la oración les dará valor para la transformación de cada alma. La oración sembrará la paciencia delante de los cambios de la vida y el amor unirá lo que en los corazones pueda estar separado. Para poder convertirse, cada corazón deberá reconocer sus faltas. Reconociéndolas podrá, por medio de la oración, disolver y elevar poco a poco lo que pesa en los corazones.
Yo los quiero ayudar; por eso vengo desde el Cielo para que encuentren consuelo en Mi Corazón. Mi espíritu inmaculado desbordará de alegría cuando Mis hijos recuerden a Dios. Si la vida fuera oración, la vida sería transformada. El amor cultiva la paciencia delante de las pruebas y la paciencia los llevará a la redención del pasado.
Queridos hijos, hoy los llamo para que ustedes amen lo que aún no han superado. En Mi Corazón encontrarán refugio.
Los adora,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más