- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Queridos hijos:
Los tiempos de los grandes y esforzados sacrificios llegaron a este mundo; esto es parte de la Justicia Divina, porque el desequilibrio de las almas y la injusticia de los corazones son mayores que la armonía que se requiere.
Queridos hijos, las almas que no hayan implorado a Dios y tampoco hayan implorado por Su Reino por haberse quedado en la superficialidad de la vida material e ilusoria, sufrirán y no habrá nada que las pueda consolar, porque el mensaje del Cielo ya fue proclamado y pocos prestaron atención a las palabras de luz de los Mensajeros Divinos.
No habrá nadie que pueda revertir esto; la ceguera de la humanidad es muy grande y a veces le apetece estar ciega y sorda. Pero la victoria del Reino de Dios sucederá en todos los corazones que, habiendo sido obedientes y consecuentes, repoblarán la Nueva Tierra.
Este nuevo ciclo exigirá, de los corazones que están lejos de Dios, un esfuerzo extremo para mantenerse en paz; será diferente a un alma que ora verdaderamente y sin reconocimientos, porque desde ella brotará la fuente de la paz.
Por eso, no hay tiempo que perder en las pequeñas cosas; muchos de ustedes son entrenados a través de Mi Corazón para el final de los tiempos. Recemos por los que no quieren escuchar a Dios, por los no creyentes, para que sus corazones se abran al descenso de la Luz celestial.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los despierta a la realidad planetaria,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Quisiera decirles, hijos Míos, que las situaciones del mundo se precipitan y no tienen límites, porque la propia humanidad genera las condiciones para que eso suceda.
Pero existe una parte de las almas que luchan espiritualmente para reparar los graves ultrajes que la mayoría comete y, aunque todo esto no sea suficiente, la Divinidad ayuda a los consecuentes para que al menos una parte de la humanidad se torne rescatable y redimible.
El peso de la deuda espiritual de la humanidad es muy grande y las almas en estos momentos están padeciendo las consecuencias de lo que la mayoría hace. Eso despierta la ira de Dios, que no es castigo, sino una suprema tensión ardiente que intenta impedir el descenso de la Ley y que la mayoría de los hombres ignora.
Los acontecimientos de estos últimos tiempos demarcan el cambio futuro, moral y espiritual, de la humanidad y lo que potencia más la ira de Dios es la inconsciencia y la forma de cómo se lleva adelante la vida planetaria.
En toda esta realidad, los Reinos de la Naturaleza sufren también las consecuencias de la humanidad. Ellos, como parte de un mismo fin, tendrán una acción dentro del ciclo de la gran purificación.
La Madre Naturaleza, que es sabia y pura, mostrará su poder a la humanidad. Todo esto no sería necesario si desde el principio se hubiera respetado la dignidad humana y los Reinos creados.
La consciencia de la humanidad, hijos Míos, está más retrasada que los primeros pobladores de la Tierra. Eso hace estremecer el Corazón de Dios al ver que el discernimiento y la sabiduría desaparecen de la consciencia de los que dicen ordenar las naciones.
Por eso, el Amor de Dios podrá traspasar las barreras de esta precariedad que el hombre de hoy creó por sus acciones.
El nuevo paraíso, la Nueva Tierra, estará libre de todas estas influencias, porque el proyecto era que esta raza fuese fraterna y equitativa en todos los estados del ser; lo que fue cambiado. Esa es la preocupación del universo delante de la realidad de esta humanidad.
No existen valores y si los hay, todos son manipulados, lo que hace perder el verdadero propósito de la vida del alma y del espíritu, y muchas almas son presas del adversario que es el principal gobernante de algunas regiones.
Oremos sin cesar y sin pensar, algo deberá cambiar, el tiempo lo indica.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Portavoz del Universo
Entregaré hasta el último pétalo de la rosa que guardo en Mi interior, para que se disipe la ignorancia de los hombres.
Como Amor puro y materno que nace en la esencia de Dios, vengo al mundo para curar lo que es incurable, vencer lo que es invencible, derrumbar lo que es inquebrantable y que separa a las creaturas de su Creador.
En este último tiempo, no mediré esfuerzos, ni palabras para despertar el corazón humano y sacarlo definitivamente de la oscuridad, de la ignorancia en la cual vive permanentemente.
Hijos, moveré todo, dentro y fuera de los corazones, para que los orgullosos vivan la humildad, los soberbios la renuncia, los egoístas el servicio y para que aquellos que ignoran y niegan la existencia de Dios disipen todo el mal de sus ojos y de sus corazones.
Mientras exista la intercesión de los corazones del mundo, Yo siempre actuaré. Mientras exista un solo corazón que ore de verdad, Yo siempre estaré aquí.
Se acerca el día del fin de la oscuridad del mundo, y todas las raíces del mal, que habita en el interior de los seres, serán arrancadas por el Poder de Mi Amor y de la Justicia Divina. Sentirán que el suelo tiembla, que el interior no se sostiene, que el espíritu se conmueve y el alma no soporta la claridad de Mi Luz, mas sean persistentes y confíen en Mi Corazón.
Verán que muchos de los que parecían soldados valientes entregarán sus armaduras; otros lucharán para ejércitos contrarios. Que ningún ejemplo de los que no Me siguen sea motivo para alterar sus caminos.
Verán surgir, en el propio interior, un mal que no sabían que existía. Solo aférrense a Mis divinas manos y reafirmen la consagración a Mi Corazón. Yo los sostendré en esta purificación y, aunque permita que sean probados y que se confirmen en este camino rumbo a la luz, los acompañaré silenciosamente, siempre.
Pronunciaré palabras intensas que harán que el enemigo pierda su reinado dentro del corazón humano. Derribaré al espíritu arrogante y orgulloso, no para maltratarlo, sino para que aprenda, de una vez por todas, el camino hacia la humildad.
Permitiré que vivan grandes pérdidas a los ojos humanos, que para Dios serán oportunidades únicas de despojarse de sí y seguir un solo camino. Desterraré la ilusión de Mis soldados y los volveré maduros ante los Planes del Creador.
A Mi lado, quedarán pocos que responderán completamente a Mi llamado, pero con esos mantendré abierta la puerta de la redención para toda la humanidad.
Es hora de definir sus caminos, sabiendo que las consecuencias de sus elecciones no se verán en este mundo, aunque sí después de esta vida.
Para muchos, el final de todo parecerá un gran fracaso y aquellos que disfrutaron de las ilusiones de la materia se jactarán por haber escogido el camino de los placeres del mundo. Pero cuando el Cielo se abra ante las puertas del infierno y la Justicia Divina señale los nuevos caminos, será cuando sentirán los méritos de todo el sacrificio y de toda la renuncia alcanzada en esta vida.
No quiero causarles temor, pero ya es hora de que sean verdaderos, para que vivan el despertar.
Maduren en los tiempos que se aproximan.
Yo los guiaré en cuanto Me digan sí y, con las decisiones de la vida, demuestren que responden a Mi llamado.
Mi bendición se perpetuará en este sagrado suelo de la Nueva Tierra, Tierra que deberá vivir un nuevo ciclo de madurez y decisión interior. Así demostrarán al mundo el milagro del Poder del Amor y de la Redención.
Yo confió en sus corazones y sé que seguirán Mis pasos.
Vuestra Madre Santísima, María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
Solo el amor será la antorcha que iluminará vuestros caminos en los momentos de mayor tribulación.
Solo el amor vencerá entre ustedes y prevalecerá en vuestros corazones cuando en verdad confiesen vuestras faltas ante el Redentor.
Solo el amor reinará en la nueva Tierra prometida cuando tan solo alguien en este mundo viva en su nombre.
El amor no es falsedad, no es mentira y tampoco apariencia de amar ni de sentirse amado. El Amor de Dios es otra cosa y para encontrarlo, vuestros corazones deben humillarse y rendirse ante el Amor del Redentor.
Es así, hijos Míos, que vuestras vidas sobre la Tierra se curarán y día a día esa cura universal impregnará cada vez más vuestras almas hasta que no exista ninguna herida, dolor ni incomprensión.
Amen, porque si no aman no podrán conocer vuestra verdad. Sean amantes puros del amor de Dios, dejen que ese amor brote y rebrote, los conquiste y los transforme en aquello que hasta ahora no aceptaron ser.
Mis hijos, Yo los amo, por eso estoy aquí todavía: amándolos, bendiciéndolos, mostrándoles el camino de la redención. Cuando vivan el verdadero amor, el Plan se fortalecerá y ya no será necesario que ninguna otra alma abandone el camino de Mi Hijo por solo querer vivir su propio amor.
El Amor de Dios los hará humildes, y siempre podrán reconocer que en la simplicidad del Amor de Dios todo tendrá su gran victoria. Quien no ama, ¿cómo lo conseguirá?
Amen, amen mucho y no tengan miedo de amar porque el amor comprende, ayuda, cura y convierte el corazón frío.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama en el Amor de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis amados hijos:
Quiero que reconozcan Mi llegada a vuestras vidas y que sepan que nunca más estarán solos.
Yo habitaré en cada corazón que Me abra la puerta de su interior y allí reinaré como vuestra Madre Celestial por toda la eternidad.
Cuando cada uno de Mis hijos pueda vivir Mi Amor en su interior, este mundo dejará de sufrir y padecer por las asechanzas del enemigo.
Hoy llego a esta, Mi Casa, una morada predilecta para Mí. Aquí encontré el amor de los simples, de los desposeídos, de los imperfectos y también de los puros de corazón, de los fuertes de espíritu, de los incansables en el camino de la caridad y de la entrega al prójimo.
Aquí Yo sembré la semilla de la Nueva Tierra en el corazón de Mi amada hija Pama, para que ella se donara por entero y, a través de sus manos y su corazón, Yo pudiera obrar y rescatar a las almas frágiles, almas que recibieron el amor de madre y de padre que Dios destinó para Sus Criaturas.
En este día, pido a todos los que escuchan Mi Voz que oren, para que este delicado y precioso proyecto de Dios se mantenga a salvo de las garras del enemigo, el que busca intervenir en cada uno de los proyectos de Mi Hijo.
En esta casa, que con tanto esfuerzo y amor se le tiende la mano al inocente que sufre, que padece por la ignorancia de otros, en este lugar sagrado, Yo deposité Mi Luz y Mi Amor maternal. Son ustedes, Mis servidores, los que deben cuidar y proteger con amor cada consciencia que aquí llegó a encontrar una luz para su alma.
Quiero expresar para todos Mi gratitud, porque sé lo difícil que es para todos ustedes, dentro de este mundo agonizante, crear un espacio de verdadera luz y redención, de amor y evolución.
Hoy les pido a todos que coloquen en el corazón este, Mi proyecto de amor y de redención, donde Mi Hijo aspira llegar un día, para que todos sepan en los tiempos que vendrán, que una vez Dios con Su dedo de Amor señaló esta sierra, este lugar y estos corazones, para que se gestara aquí la semilla de una Nueva Tierra, una nueva humanidad fraterna. Cuidemos, todos, esta aspiración del Creador.
Hoy bendigo a cada uno de estos niños, de estos jóvenes y a aquellos espíritus guerreros que los acompañan con tanto amor. Derramo Mis Gracias nuevamente sobre este lugar y en nombre del Creador, dejo Mi Estandarte de Paz, Amor y Protección, para que el enemigo no coloque aquí sus pies.
Benditos sean los que con la pureza del corazón construyen la fraternidad. Ellos serán llamados Hijos de Dios, el Altísimo, por todos los siglos que vendrán.
Benditos sean los que se esfuerzan verdaderamente, día tras día, por trascender los males de este mundo y ofrecen al universo una puerta segura para que la luz de las estrellas pueda descender. Ellos serán llamados guardianes del universo, por todos los siglos que vendrán.
Benditos sean los que persisten, los que ya han colocado, con determinación, sus almas en el final del camino y construyen con su fidelidad al Plan de Dios la oportunidad para otros. Esos serán llamados por el Creador los eternos fieles, por todos los siglos que vendrán.
Benditos sean ustedes, Hijos del Altísimo, por abrirme la puerta del corazón día tras día.
Oren, oren, de día y de noche que Yo los tengo siempre bajo Mi Manto.
Los amo y los guardo dentro de Mi Materno Corazón.
Gracias por esperarme con tanto amor y por estar hoy Conmigo.
Vuestra Madrecita del Cielo, María, Madre y protectora de todas las criaturas del mundo
Yo Soy la Sagrada Estrella del Mar, Mi Amor es el lucero que ilumina el camino de los navegantes. Mi Estrella del Mar enciende de devoción a los corazones que estaban heridos y eleva nuevamente hacia el Reino de la Paz a los caminantes perdidos.
En Mi océano de Gracias existe un lugar en donde todas las almas se pueden encontrar, para beber de la Fuente de Misericordia y de Cura.
Yo Soy la Estrella del Mar y Mis caminos están en vuestros caminos para ayudarlos a reencontrar el compromiso mayor que tenían con Dios. Aquel que viene a Mí, no se perderá, nunca se sentirá solo y, más aún, podrá unir su espíritu al Espíritu de Dios.
El mundo entero se olvidó de que los mares son parte de la Creación de Dios y que en ellos Él depositó Su Espíritu de Paz y de Serenidad. Desde el principio el Señor ordenó a los mares que fueran espejos que reflejaran el Reino de la Paz, pero muchos de los océanos ahora son espacios de destrucción y de contaminación.
Quiero y deseo despertar en ustedes una mayor consciencia y amor por los elementos y por los Reinos de la naturaleza, ellos también forman parte del Espíritu de Mi Maternidad. Y ustedes, Mis queridos hijos, a través de la oración permitirán que vuestro planeta permanezca puro y vivo por un tiempo más, aunque los daños ocasionados a lo largo de los siglos a la Creación de Dios son innumerables.
Yo les pido que coloquen en vuestros corazones la necesidad de orar más y de ayudar a que este amado planeta azul, del cual Yo provengo, sea una futura morada para los hijos que poblarán la Nueva Tierra.
Mi Divina Misericordia y Mi Piedad siempre intentaron cambiar el rumbo de los acontecimientos planetarios.
Como Reina de la Paz no solo les entrego la Paz que necesitan vuestros corazones, sino que también les entrego la realidad que están viviendo en este mundo, mundo que fue donado por amor a ustedes y del cual deberán testimoniar ante el Dios Altísimo.
Por eso, queridos hijos, que vuestros ojos se abran para poder desvanecer la ilusión que muchos viven. Yo vengo para anunciar la Paz, pero también vengo para anunciar la Verdad, eso es lo que Mi Hijo me ha pedido, y juntos, Madre e hijos, podremos interceder por este amado planeta.
¡Agradezco a todos por despertar a la Consciencia Suprema, a Vuestro Padre Eterno y Creador!
Los bendice siempre,
María, Reina y Señora de la Estrella del Mar
Orando el rosario todos los días, las almas, cada vez más, se pondrán a los pies del Señor. Ellas recibirán el bálsamo de la Misericordia de Mi Hijo y, de esa manera, las faltas más graves les serán perdonadas por el Amor de Dios.
Queridos hijos, por este motivo, hoy nuevamente los llamo a perseverar en el propósito de la oración para que vuestros corazones se distancien de las artimañas del enemigo. Lleven en vuestras vidas un ritmo consecuente con la vida de oración, creen momentos indispensables de oración para que vuestras almas estén presentes en cada momento de la vida.
Cuando Yo los invito a observar un ritmo de oración, estoy llamándolos a mantener una consciente tarea espiritual e interna en este final de los tiempos. Vuestros corazones y vuestras vidas deben sentir sed de oración y de descubrir los Misterios Divinos que la fe despierta en vuestros corazones.
Hijos Míos, para eso, busquen la fuente de vuestra inspiración interior en Jesús, y Su Sagrado Corazón les mostrará el camino correcto hacia la redención y la reconciliación de cada una de vuestras vidas.
Será importante, queridos hijos, mantener constancia en la oración porque eso los preparará para enfrentar los tiempos que llegarán para el planeta.
Mis queridos hijos, hoy los llamo a tener como premisa, este, Mi pedido, que los llevará a comprender dónde se encuentra la esencia victoriosa del amor y del perdón.
Hijos Míos, como Madre Divina, cada vez más, quiero que todos Mis niños sean tenidos en cuenta para la salvación porque sé que todos deberían vivir en la belleza y en la Luz del Amor del Paraíso.
Vuestra sincera oración formará a la Nueva Tierra de Dios.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hoy vengo a borrar de vuestros corazones todo el dolor que haya podido quedar del pasado, porque la Gracia Eterna de Dios Me lo permite, como Mediadora entre todas las almas.
Queridos hijos, abriendo hoy vuestros corazones con alegría, alabanza y cánticos al Altísimo, reciban en ellos a Jesús, el Redentor. Guarden en vuestras almas Sus Rayos Misericordiosos para que, como pequeñas ovejas, caminen con confianza hacia la eternidad.
Hijos Míos, hoy Mi Corazón se regocija por ver alegría y pureza en cada uno de los niños de la Nueva Tierra. Por eso, queridos hijos, alabemos al Redentor y demos gracias porque Él Me ha enviado hacia ustedes para darles la Paz y el Amor de Mi Inmaculado Corazón. A todos estos niños que representan a millones de pequeñas almas en el mundo, hoy les doy Mi especial Bendición Maternal en la señal luminosa de la Santa Cruz: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hijos Míos, por este motivo de especial encuentro en la Comunidad Nueva Tierra, quiero pedirles de nuevo más oración de vuestros corazones, como ha nacido muchas veces, y que cada nueva oración del corazón sea dirigida, en especial, a todos los niños del mundo, aún más a aquellos que carecen de padre y de madre.
Mi Espíritu de Madre Inmaculada quiere abrazar a cada uno de ellos para aliviarles el dolor y el abandono. Por eso, queridos hijos, es importante considerar en vuestra vida la oración que repare todas las causas que necesitan de paz y de Luz.
Con vuestros ojos elevados hacia los Cielos, Mis queridos hijos, en este día estoy agradecida por la simple respuesta de vuestros corazones a Mi Inmaculado Corazón.
¡Que Jesús sea alabado en todos los niños del mundo!
Gracias por responder a Mi llamado por Río de Janeiro.
En la Luz Eterna de Mi Hijo,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Una señal de conversión es la vivencia del amor. Una señal de fe es estar diariamente en el Corazón de Mi Hijo. Una señal de esperanza es orar Conmigo por la paz. Una señal de bienaventuranza es que sus vidas sean como Fuentes de Misericordia del Padre Eterno.
Queridos hijos:
Con alegría los aguardo para que oremos por la paz. Orando Conmigo permitirán que el Rayo de la Gracia sea vida y salvación para las almas que están dispersas por el mundo.
Amados hijos, en esta hora de cambios y mudanzas, les pido que viertan la fe de sus corazones sobre el gran Amor que Mi Hijo tiene por todos. El cambio en sus corazones, queridos hijos, permitirá los cambios en la consciencia de la humanidad.
Hijos Míos, estoy, de esta manera y por las almas, acompañando a cada uno de Mis hijos en los pasos de fe y de consagración que todos deben vivir.
Queridos hijos, hoy los invito a refugiarse en el Corazón de Mi Hijo, porque en Él hallarán la respuesta y el camino de salida que muchas almas buscan en esta hora de cambios. El cambio verdadero debe primeramente darse en sus corazones, para que después acontezca en la consciencia de todos Mis hijos.
Pequeños niños, sepan que es necesario que sus corazones construyan el nuevo mundo a través del amor y de la paz que muchos hijos no tienen ni viven. Por eso, Yo los llamo a difundir el Amor del Padre Celestial sobre cada lugar de la Tierra. Así la Gracia que muchos corazones aguardan podrá ser una verdad para la vida de todas las almas.
Queridos hijos, cooperen con la presencia de la fraternidad que Mi Hijo irradia para cada alma. Sepan, hijos Míos, que en lo profundo de sus corazones son uno con Dios.
Gracias una vez más por responder a Mi llamado.
Luz Celestial en sus corazones,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Acepten con alegría el retorno de Mi Hijo. Enciendan con la oración la Luz de sus corazones. Así ustedes podrán ver nacer el nuevo mundo dentro de este mundo. Esperen en el silencio la venida de Mi Hijo y recojan sus almas en lo profundo de Su Santísimo Corazón. Todos son invitados, día a día, a la cena con Él para que sus corazones recuerden la alianza divina que una vez fue hecha.
Hoy, todos son llamados a la reconciliación con la vida; Mi Reinado de la Paz les trae los Cielos, la oración, la conversión y ahora la unión definitiva entre las almas y Dios. Por eso, Mis pequeños hijos, la oración los amparará delante de los cambios que acontecerán en el mundo. La oración les despertará el verdadero camino de la fe que cada uno de Mis hijos deberá comenzar a recorrer. Para ello Yo estoy aquí entre ustedes y en sus corazones para darles a conocer el Amor Inmaculado de Mi Corazón.
Queridos hijos, orando preparamos el corazón para lo nuevo y abrimos las puertas para que los ángeles asistan con Su amor al mundo. Reverenciemos al Creador, comulguemos con Él a través de la Presencia Misericordiosa de Mi Hijo.
Yo los guío.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más