- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Oración por la Nueva Vida
Que el despertar se dé en los corazones
y en las consciencias
de los que se comprometieron
con la renovación del Amor de Dios.
Que la oración sea el Agua Viva
que mantiene a los corazones limpios,
a las mentes en paz y a los espíritus puros
para responder al Llamado Celestial.
Que el servicio sea la antorcha
llevada para encender a los corazones
que perdieron la esperanza,
y que él los renueve en el amor, en la fe
y en la alegría de estar con vida.
Que el conocimiento sea el motivo
de la constancia de los seres
en el Plan de Dios,
porque la Sabiduría los vivifica y los fortalece,
en bases verdaderas para llegar al Padre.
Que la vida fraterna sea el sustento y la fortaleza
de los que aspiran a participar del Nuevo Mundo,
pues saben que todo solo se construye
amando al prójimo, en unidad.
Que el amor a los Reinos de la Naturaleza sea una señal
de que la redención se cumplió
y de que los Mil Años de Paz
comienzan a manifestarse en la Tierra
que, digna de un nuevo nombre,
retorna al Corazón de Dios.
Que así sea.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cree en el día en el que el Cielo descenderá a la Tierra y los ángeles y los santos habitarán en ella, con la humanidad.
Cree en el día en el que el Cielo descenderá a la Tierra y tu Señor y Rey, en las vestiduras de Su Hijo, volverá a proclamar la Paz, tornando pequeñas todas las dificultades, convirtiendo los miedos sin sentido, transformando los dolores en inexistentes, tornando simple el amor al prójimo y a Dios por encima de todas las cosas.
Cree en el día en el que el Cielo descenderá a la Tierra y la Verdad se manifestará delante de los ojos humanos, revelando los secretos de una existencia superior, revelando a aquellos seres que siempre estuvieron aquí para auxiliar a la humanidad, pero que los hombres nunca los pudieron ver.
Cree en el día en el que el Cielo descenderá a la Tierra y revelará que no solo en las alturas habita la vida superior. Revelará lo sagrado que se guarda en lo profundo del planeta y que se resguarda en la belleza y en la fortaleza de la naturaleza porque aún no llegó el momento de que sea conocido.
Cree en el día en el que el Cielo descenderá a la Tierra y tu Señor y Dios, después de haber derramado Justicia, volverá a emanar Misericordia sobre los corazones, cura sobre las heridas espirituales, restauración para el espíritu de la Tierra y Gracia para establecer los mil años de Paz.
Cree en que todo pasará y que lo que parece el fin es el anuncio de algo nuevo y desconocido por los hombres. Lo que llaman fin es el fin del engaño, el fin del tiempo marcado en los relojes del mundo, el fin de los días y de sus ciclos, para que sea el inicio del Tiempo Eterno, de la Verdad Suprema de Dios.
Cree en que este día llegará y mantén tu fe en lo desconocido porque todas las profecías de tu Padre Creador se van a cumplir y el día de Su Verdad será una realidad en la vida de este mundo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Como hace ciento un años atrás, el Sol de Dios vuelve a brillar en Fátima trayendo la paz para el mundo y la Misericordia del Redentor para las almas.
Este es el mayor testimonio de Amor del Dios vivo para con toda la humanidad y el planeta.
Hoy traigo a Mis Pies, queridos hijos, las banderas de dos naciones del mundo: la de Nicaragua y la de Eritrea, para que con este símbolo, sus corazones comprendan en dónde está la Madre de Dios buscando el amor de Sus hijos, intentando proteger a los heridos y socorrer a los que más lo necesitan.
Hoy, uno a las dos naciones en un solo corazón y en una misma sintonía, para que la Gracia de Dios descienda sobre ellas y se establezca la paz, el fin de la guerra y la persecución entre los hombres, porque así, Mi Inmaculado Corazón triunfará.
Hoy, con la oración de su pueblo pude realizar muchas cosas en el mundo. Ustedes saben, hijos Míos, de la gran necesidad planetaria, de la necesidad de amor, de misericordia, de perdón, de cura y de redención.
Por medio del camino de su oración diaria, Yo les puedo conceder todas esas Gracias y muchas Gracias más, las que ni siquiera podrían imaginar.
Mi Corazón está con el corazón de Mis hijos. La Señora de Nicaragua está con el pueblo que clama, y a través de las oraciones de Mis hijos Yo tejo el Manto oculto de la Paz, en donde coloco a todos los que necesitan estar en Dios, resguardándolos del mal y del peligro.
Aunque su pueblo esté agitado, no pierdan la fe. Confíen en el poder de Mi Corazón Inmaculado y la Sabiduría de Dios estará en sus mentes y en sus corazones, para que puedan ser guiados por el camino del Bien y de la Luz, para que esa guía beneficie a muchas almas más, especialmente a las que están en peligro y que corren gran persecución.
Hoy traigo a Mis Pies también la bandera de Eritrea, porque amo a ese pueblo sufrido que aspira, algún día, a encontrar la paz.
Así como oran por las naciones del mundo y para que los graves acontecimientos no devengan, Yo también les pido, hijos Míos, que coloquen en su corazón a Eritrea, a fin de que ese pueblo se pueda recuperar y alcanzar la paz, vivir la esperanza de Mi Hijo y estar inmersos en Su Divina Misericordia, sin necesidad de refugiarse en otros países para escapar del horror.
Pero aunque esto sucede, hijos Míos, también Mi Corazón Inmaculado está en África, está en el corazón de los de Eritrea, para que puedan promover la paz por medio de la oración, de la súplica y especialmente, de la comunión con Mi Hijo; para que el Sacramento de la Eucaristía conceda discernimiento y sabiduría a los líderes de esas naciones, para que se den cuenta que ya no es necesario sufrir, sino amar, amar con todo el corazón y toda el alma, así como Yo los amo, hijos Míos.
Porque ese Amor que Yo les tengo es lo que Me permite estar aquí en este día, anunciando al mundo y a la humanidad que la Madre de Dios, la Señora de la Paz, está con Nicaragua y con Eritrea, así como está con todas las naciones del mundo, especialmente con aquellas que toman decisiones equivocadas y que comprometen la vida espiritual de millones de almas en el mundo.
Vengo a desatar los nudos de la consciencia humana por medio de sus súplicas y de sus oraciones.
Hoy, la ofrenda de todos los orantes del mundo en esta vigilia de oración ha permitido detener grandes desastres; especialmente graves decisiones que condenarían al resto de la humanidad.
Con esto, queridos hijos, Yo les hago ver la importancia de la vida de oración, de la vida constante de oración y de la perseverancia en la oración, para que sus labios no se cansen de pedir a Dios por Misericordia, porque la Misericordia salvará al mundo, y así, la Justicia Divina se detendrá y el mundo no deberá volver a sufrir, como en el siglo pasado.
Vengo como Madre de la Luz a conceder la cura a las profundas heridas humanas y todos los que responden a Mi llamado en las diferentes naciones del mundo; dejen que sea una sola consciencia.
Esto abre la puerta, queridos hijos, para que la Gracia de Dios pueda entrar en las naciones, especialmente en aquellas que más necesitan de misericordia y de perdón.
En este día, en esta noche de Gracia, vengo a hablarles nuevamente del compromiso de la vigilia de oración por la paz en las naciones, la que será fundamental y primordial para los próximos tiempos, a fin de mantener la estabilidad en el planeta, y sobre todo el equilibrio del psíquico de la humanidad.
Cada oración que sea ofrecida y que será ofrecida, será bien recibida por el Reino de los Cielos. Y no solo sus vidas se irán transformando, sino que el mundo se seguirá convirtiendo para reconocer la Voluntad de Dios y algún día, por la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, establecer los mil años de paz.
Algún día retornaré a Centroamérica a restablecer el Reino de Dios, que quiere ser removido por Mis enemigos. Pero no se amedrenten; recuerden que Mi Inmaculado Corazón triunfará, le traerá al mundo la Paz, aunque él se purifique, aunque él atraviese este agudo tiempo final.
Esta noche Me despediré de ustedes, hijos Míos, concediéndoles una Gracia espiritual por su esfuerzo, sacrificio y empeño para llevar adelante esta Obra de Paz en el mundo, siguiendo los pasos de los Mensajeros Divinos en esta importante Red de Oración que es gestada por sus corazones, para generar más paz en el planeta, alivio y cura a todas las almas de la Tierra.
Eritrea es un país que debe ser considerado por todas las naciones del mundo, porque allí existen almas que son merecedoras de la Misericordia de Dios y que a través de la cooperación, caridad y fraternidad, de los demás países, puedan recibir una oportunidad de ser alguien en la vida.
Por eso, hijos Míos de las demás naciones del mundo, Yo los invito a abrir aún más el corazón para acoger en sí la verdadera necesidad espiritual de ese pueblo, que necesita del auxilio de todos, no solo para poder establecer la paz, la dignidad social, el bien y la cooperación, sino también para restablecer el Reino de Dios, como una vez lo estuvo en los principios de la vida de Moisés.
Así podrán hacer valorar los Mandamientos, que nacieron en esa región del mundo por pedido de Dios y que enseñaron a la humanidad, y siguen enseñando, los primeros pasos en la vida espiritual, a fin de convertirse en dignos hijos de Dios, siguiendo los pasos de la Ley y de la Voluntad Divina.
Eritrea es un país que debe ser curado, no solo por el servicio humanitario, sino también por las oraciones de todos Mis hijos, especialmente por el acogimiento que los corazones de las demás naciones puedan hacer por aquellos que más lo necesitan, así como por el resto de África, que espera por más compasión, solidaridad y ayuda humanitaria.
Esta ayuda que Yo les pido no nacerá de las grandes naciones del planeta, sino de las simples naciones del mundo que aún no han perdido el espíritu de la solidaridad y que podrán entender lo que Yo les pido.
Así, les pido que no teman abrir las puertas de sus hogares para refugiar a aquellos que más necesitan de esperanza y de paz, porque algún día, ustedes también podrían necesitar de esa paz y de esa esperanza.
Invito a los adultos en la vida del espíritu a tomar consciencia de esto y a postularse para ayudar a esas naciones, que esperan por solidaridad. Así estarán consolando a Mi Inmaculado y Materno Corazón y concediendo al mundo una Gracia que tal vez muchos no merecerían, pero que será posible por su espíritu de incondicionalidad y de servicio.
Eritrea debe ser un país repoblado de esperanza, que transmita la alegría de vivir en Dios como una vez lo transmitió, para que el espíritu consolador, que es el Espíritu Santo, colme con Sus Dones esa tierra y ese pueblo, trayendo la renovación y la cura para todas esas consciencias.
Es así, queridos hijos, que a partir de este día, en la oración semanal por África, Yo les pido que coloquen en sus corazones a Eritrea, para que Mi Obra pueda llegar allí, para que la Voluntad de Dios se cumpla con la ayuda de todos y en ese país se alcance la Paz.
Mi alegría es infinita al tener presente un representante de ese pueblo.
Mi dulzura Maternal está en esos corazones necesitados, cicatrizando profundas heridas, purificando profundas secuelas, concediendo paz en el mundo interno de Mis hijos de Eritrea.
Yo Soy la Madre de los refugiados, la Consoladora de la Paz, el Ave de la esperanza, la cura para las esencias, el consuelo eterno para los corazones.
Yo Soy la Reina de la Paz y la Gran Madre de África, la que tiene Su Corazón en el centro de ese continente haciendo palpitar en ese lugar y en todas las naciones del África, la esperanza y la alegría de reencontrar, de ciclo en ciclo, a Dios.
Hoy concedo a este hijo de Eritrea la bendición del Padre Celestial para su nueva tarea.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Que el Espíritu de la Paz esté contigo y este Espíritu de Paz se propague en Eritrea y en el mundo, trayendo esperanza y renovación a las vidas que más han sufrido por la injusticia social y por la indiferencia.
Es misión de los europeos asumir Eritrea. Es su deber y su compromiso, así como a las demás naciones de África, para que la expiación sea concedida a ambos continentes y se cierre el ciclo de la persecución y de la esclavitud, y así, se abra el ciclo de la Luz y de la Esperanza, de la Misericordia y de la Redención.
Hoy deseo que desde este corazón africano, parta el Amor para todos los corazones del África, al igual que de todos los corazones que están aquí presentes y que están acompañando este momento con la Madre de Dios.
Quisiera escuchar de nuevo esa canción que recuerda, que trae a la memoria la Presencia de la Señora de Kibeho, Patrona de Ruanda y de toda África.
Les agradezco en esta noche por haber respondido a este importante llamado.
Dios los bendiga y les conceda la Paz. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco.
Oración: una Puerta a la Liberación
Con el Rosario divino en Mis Manos, vengo del Cielo a revelarles un simple misterio en el que se oculta el Poder de Dios: oren y serán libres.
Oren y serán libres de los dolores y de las amarras del pasado. Oren y serán libres de los conceptos de la mente, de la división, de la falta de perdón y de amor, de la incapacidad de reconciliarse con el prójimo y con Dios.
Oren y serán libres para renacer y dejar atrás lo que les causa dolor. Oren y sabrán comprender sus caminos, porque Dios les presenta las diferentes situaciones de sus vidas y cómo hacer de las aparentes dificultades un servicio para la consciencia de toda la humanidad.
Oren y serán libres para comprender los misterios celestiales. No dudarán de la Verdad y no temerán conocerla, porque no limitarán la grandeza de Dios a la pequeña comprensión humana.
Oren de verdad y vivirán su propia unión con Dios, su propio contacto interior que los elevará a los Cielos, aunque sus pies estén sobre la Tierra.
Lo que Yo vengo a pedirles, hijos Míos, es que oren y en el simple acto de orar las virtudes les serán reveladas, la Luz del Verbo Divino los liberará de las tinieblas y el Don de Dios los conducirá para que, a pesar de las tribulaciones del mundo, no pierdan jamás la fe y el amor en sus corazones.
Mientras todo está permitido, en estos tiempos de definición, coloquen sus rosarios en sus manos y hablen con Dios, clamen por Su Misericordia en esta época de miserias e imperfecciones y dejen que el Padre les responda al corazón con un simple sentir, con un aliento, con un alivio o incluso compartiendo el dolor que Él siente por este mundo tan perdido.
Lo que Yo vengo a pedirles, hijos Míos, es que oren y abran sus corazones a un nuevo tiempo, pues es el momento de la unidad, de vivir en comunión en pro de la Paz y de la Redención de este mundo.
Es el momento de que las religiones se unan para orar con el corazón a un Dios Único y que cada uno, en su idioma, clame al Padre para que el Propósito de Dios se cumpla.
Es hora de que haya respeto entre las razas y entre las creencias, que las religiones aprendan a orar unas por las otras para que el Propósito que Dios tenía, cuando inspiró a cada una de ellas, se cumpla en este tiempo.
Si todas las religiones retoman su pureza y retornan al propósito de su origen, que es la expresión del Amor y el establecimiento de la Paz, los corazones serán dignos de reconocer a Aquel que vendrá para unir todas las cosas en un camino único y poner fin a las divisiones y a las guerras humanas.
Reconocerán al Último Profeta que retornará para que los que no lo reconocieron en el pasado puedan rendirse a Su Amor en este último tiempo.
El Hijo de Dios volverá a colocar Sus Pies sobre la Tierra, y Su última promesa se cumplirá para que el Amor viva en los corazones de los hombres y el mismo Dios se renueve a través de Sus criaturas.
Mientras tanto, hijos Míos, oren para que la Luz divina ilumine sus caminos, oren para que sepan cumplir la Voluntad de Dios, oren para liberarse de lo que les impide caminar hacia el Corazón del Padre.
Oren para crecer en espíritu y, al fin, oren para que definitivamente triunfe el Amor de Dios entre las dimensiones, y que no solo el Apocalipsis sino también los mil años de paz sean una realidad.
Así como están viendo cumplirse el caos previsto en el Apocalipsis, también verán el triunfo final de Dios en el resplandor de Su Hijo.
Solo oren para que la humanidad persevere en su fe y supere las pruebas de la ilusión hasta llegar a la esencia de la Verdad.
Unan sus rosarios al Mío y nunca se perderán.
Mis Pies de Madre y Peregrina siempre marcarán el ritmo de sus pasos, hasta entregarlos al Corazón del Padre Celestial.
Yo los bendigo y les agradezco por orar conmigo por el establecimiento de la Paz y por la liberación de este mundo.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El triunfo de la Luz y la derrota del mal
El triunfo silencioso del Plan del Altísimo se aproxima y es imperceptible para el mundo de la ilusión; pero existen esencias que sienten, en lo profundo de sí, ese momento.
Es el triunfo de la Luz y la derrota del mal.
Cuando el escenario de los acontecimientos se establezca entre las naciones y en los pueblos, cuando las revoluciones y los conflictos se instalen, esas serán las señales del triunfo de la Luz y de la derrota del mal.
La hora culminante se aproxima y la Madre del Mundo coloca a todos Sus hijos bajo Su manto invisible de estrellas. Ella llega a los lugares más impenetrables de la consciencia, ya que esas serán las señales del triunfo de la Luz y de la derrota del mal.
Nada ni nadie quedará atrás. Los velos de la ilusión caerán y la ceguera espiritual de la humanidad será curada, porque los ángeles del eterno servicio lavarán los ojos de los hombres con el agua de la Divina Fuente, y esas serán las señales del triunfo de la Luz y de la derrota del mal.
Después de tantas intensas batallas espirituales, los soldados del bien se fortalecerán y, a pesar de que la gran y última bestia salga del abismo hacia la superficie, esas serán las señales del triunfo de la Luz y de la derrota del mal.
Mientras tanto, la Madre Universal gesta en Su Vientre sagrado a la Nueva Humanidad, al nuevo planeta que estará libre de sus deudas milenarias y que podrá estar preparado para vivir de verdad el Plan de Dios. Esas serán las señales del triunfo de la Luz y de la derrota del mal.
Verán descender, entonces, al gran Arcángel de la Milicia Celestial desde los Universos superiores y, al toque de la séptima trompeta, el fin del tiempo llegará, no solo para el enemigo, sino también para todo el Universo que aprenderá de la redención.
La fuerza del soplo del Espíritu Sagrado abrirá las puertas para que todo sea revelado; los misterios más ocultos serán develados y la raza humana tomará consciencia del tiempo que perdió para poder unirse a Dios.
Los que hayan respondido al llamado sin comprender, serán felices, porque en ellos radicará una protección impenetrable, los que estuvieron distraídos con el mundo llorarán, porque será demasiado tarde y, aunque el Divino Espíritu los haya llamado, reconocerán muy tarde lo que el Universo muchas veces quiso dictar a su corazón.
Pero el tiempo más difícil cesará porque llegará la Nueva Luz que penetrará con todos sus Rayos al planeta y de la nada toda oscuridad se disolverá en cualquier estado de consciencia. Esa Nueva Luz será la Nueva Faz del Maestro entre los Maestros, será el Sagrado Sol que traerá Consigo los Mil Años de Paz y, entonces, la Tierra será poblada por seres de bondad y de amor.
Los que no hayan encarnado en sí esos principios ya no estarán en el planeta, tendrán, en el próximo mundo, sus moradas preparadas para aprender de nuevo a ser seres de bien, seres de Luz. Y la Tierra vivirá su máximo gozo cuando el Hijo Solar junto a los Resplandecientes bendigan el comienzo de la Nueva Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
No teman, Yo estoy aquí y si estoy aquí, está Dios y todos Sus universos angélicos y arcangélicos.
Si la bestia está agitada es porque está perdiendo la batalla y sus planes malignos se hunden como en la arena movediza.
Su derrota está próxima y todos sus planes se desarmarán, nada que venga de ella reinará.
Su Madre extiende Su Manto y debajo de él, les muestra Sus catorce Espadas, las cuales cortarán y disolverán los catorce aspectos del adversario.
Los Padres Creadores harán uso de las catorce Espadas para vencer al enemigo y todo su reino invasor en la superficie se destruirá a sí mismo, porque el amor de los corazones reinará y ya no se opondrán espada contra espada.
El nuevo Goliat será vencido y arrojado al abismo, hasta que le llegue la hora de su juicio universal.
Mientras tanto, daré Mi Corona de Estrellas a los que Me siguen incondicionalmente y Mi Corona de Luz los guiará por los caminos hacia las virtudes de la Nueva Jerusalén. Así, podrán conocer los Dones que Dios le entregará al nuevo mundo, finalmente liberado del maligno y de su constante condenación.
El planeta nacerá de nuevo y los Cristos, junto a Mi Hijo, cumplirán la profecía de los mil años de paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El descenso del Reino Celestial
Amados Míos:
Hoy cumplo la promesa que hice a vuestros corazones y desciendo nuevamente a este mundo con toda Mi Consciencia Celestial y Universal, ingresando a esta, una de Mis Casas en la Tierra, para traer el Reino Celestial.
Este Reino, que pertenece a todos Mis fieles hijos, reúne a los Pies del Padre Eterno y a los Pies de Mi Hijo, el Redentor, a aquellos que desde el corazón pueden vivir la fidelidad al Amor de Dios, la transparencia de ese amor, la libertad interior de haber elegido con el alma seguir el camino del bien, de la fraternidad y de la Misericordia que Cristo trajo a esta humanidad.
Esta Iglesia Celestial, que está compuesta por todos los corazones sinceros en el amor a Dios, no hace distinción de razas, pueblos, religiones, ni dogmas. Ella está formada por todos los que buscan el bien, la luz, el amor y la vida fraterna para sí mismos, para sus hermanos en todo el mundo; que buscan respeto, consideración y reconocimiento de todos los Reinos de la Naturaleza, como parte preciosa y fundamental de la vida en este planeta, frutos de la Creación Divina del Padre.
Esta Iglesia Celestial que Mi Hijo ha reunido como ofrenda al Padre Eterno, hoy desciende y se une a Mí, a Mi Inmaculado Corazón, para que así Yo la pueda cuidar, proteger, orientar y conducir hasta que Mi Hijo retorne al mundo, el único Rey, el Salvador.
A partir de este nuevo ciclo, hijos Míos, todo quedará expuesto para ser purificado. Nada quedará oculto a los ojos de los hombres, nada quedará para otra oportunidad.
Aquellos que se definan por el bien, lucharán todos los días para encaminar sus vidas por la senda que los conduce al Amor de Dios y lo harán con alegría, sabiendo que los mil años de paz están llegando, se esforzarán y prepararán el Retorno de Cristo con pequeñas y grandes acciones. Todos los verán y sabrán quiénes son.
Aquellos que se engañen y que elijan mantener los poderes falsos de este mundo, ya no se ocultarán y serán vistos por todos en todo el mundo. Ellos se burlarán de los corazones sinceros que buscan el bien y su infidelidad será vista y oída por todos. Ellos perseguirán a los corazones buenos y querrán destruir la Iglesia Celestial por no poder apoderarse de ella.
Pero nada deben temer, porque Yo estaré con ustedes y en ustedes, y ya nada los podrá hacer sufrir.
Yo guardaré la verdadera Iglesia de Mi Hijo hasta que Él retorne, colocando bajo Mi Manto de protección a los puros y simples de corazón, a los fieles y verdaderos, a los justos y obedientes de las Leyes del Cielo, a los caritativos y bondadosos con sus semejantes y con los Reinos, a los valientes que buscan el amor por encima de la mezquindad de este mundo, a los que sufren por la maldad de los crueles y pecadores, y a los inocentes, esos que nadie puede proteger.
Y así, la Iglesia Celestial de Mi Hijo crecerá, nación por nación, región por región, continente tras continente de este mundo, y nada la detendrá, porque el verdadero amor, la verdadera luz y la verdadera paz llegarán a cada alma sedienta de esta Tierra.
Recuerden, es Mi Hijo el que llama a las almas en los mundos internos, y también es Mi Amor maternal el que los reúne para llevarlos a Cristo, más allá de cualquier acción en la superficie de la Tierra.
Por eso, sucederán cosas que no podrán comprender cuando los hijos de la Iglesia Celestial comiencen a congregarse, y desde los más lejanos lugares del mundo clamen por el Amor de su Madre Celeste y por su Señor, y cuando empiecen a llegar a los espacios en donde los Mensajeros Divinos descenderán para traer paz.
Los grandes milagros de luz, cura y conversión comenzarán a manifestarse a lo largo y ancho del mundo, porque las almas se encenderán, estén donde estén, respondiendo al llamado de su Pastor.
El mal los querrá confundir, pero el Amor redentor de Cristo es poderoso e inconfundible y nada lo detendrá.
Prepárense, hijos amados, para recorrer junto Conmigo aquellos lugares perdidos del mundo en busca de sus hermanos, para que, definitivamente, puedan formar parte de esta, nuestra Iglesia Celestial.
Y así, en este ciclo que hoy se inicia, despertarán los 144 000 y nada lo impedirá. Esa tarea que ellos cumplirán, de preparar el Retorno de Cristo, le pertenece a cada alma comprometida con el advenimiento de la Nueva Humanidad, a cada uno de los que escuchan Mis palabras a través de sus oídos o en sus mundos internos.
Y ya no serán solo 144 000, serán muchos más los que, con el amor ardiente encendido por Mi Hijo en sus corazones, caminarán a Su lado para vivir junto a Él el amor y la fraternidad que esta raza siempre estuvo destinada a vivir.
Hoy, desciendo aquí y también sobre la superficie del desierto en Perú, en donde, en los mundos internos del planeta, los Maestros y Ancianos de otrora y de siempre, cuidan de este mundo. Allí es donde la Blanca Hermandad ha seguido fielmente el Plan de Dios para este mundo.
Ellos han estado incondicionalmente unidos al Eterno Padre y a todos Sus Designios, siendo el puente entre el Cósmico Universo y la Tierra desde antes de Adán y Eva, tarea que Dios les entregó y que permitió que, a pesar de todos los errores de ustedes, Mis hijos de superficie, aún hoy tengamos este bendito planeta para seguir adelante con el Proyecto divino.
Por eso, también he descendido en el desierto de Chilca, al igual que Mi Hijo descendió hace un año atrás, para llevar también hasta allí la Iglesia Celestial, porque todos ellos, como amantes silenciosos de Mi Hijo, pertenecen a esta reunión de consciencias que, desde los planos internos, nos ayudan a mantener y a preservar este amado planeta.
Amados Míos, hoy los invito amorosamente, como Madre, a dar un paso en sus espíritus y almas, para ingresar junto a Mí en la escuela del verdadero conocimiento sobre esta civilización, que son ustedes y este planeta, conocimiento que les pertenece y que ha estado oculto de las consciencias de todos.
Ahora, que ya son jóvenes que están alcanzando la madurez espiritual, les corresponde vivir las grandes verdades con apertura y también tomados de la mano de su Madre Celeste, la que los conducirá por estos nuevos caminos con amor, cuidando de cada una de sus almas.
Este nuevo ciclo estará pleno de revelaciones que los harán fuertes y les permitirán comprender muchas cosas que antes eran nombradas como “misterios”, porque el tiempo para saber de ellas todavía no había llegado para todos.
Amados Míos, hoy Mi Corazón está en júbilo y llego a ustedes como la novia que llega al altar para iniciar la etapa más importante de su vida, etapa en la que formará definitivamente la gran familia, la Familia Universal, la que esperará con fervor la llegada de su Rey, Cristo Jesús Glorificado.
Los amo, y los bendigo en este día inolvidable de júbilo.
Gracias por estar hoy acompañándome, siendo parte de esta victoria celestial.
Vuestra Madre María, Madre Universal
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, aún gobierno espiritualmente a este mundo, a fin de que se establezcan los mil años de paz y de cura, después de la intensa purificación de la Tierra.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, obedezco, en suprema humildad, a los designios de Mi amado Hijo y así cumplo con las Sagradas Promesas realizadas ante nuestro Eterno Creador.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, impulso un cambio en la consciencia humana, a fin de que esta raza participe de un nuevo ciclo y de un nuevo estado de mayor consideración con el planeta, con sus Reinos Menores y con todo lo que en él existe.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, atraigo hacia el mundo el Principio de la Renovación, para que despierten los Nuevos Cristos y, finalmente, abandonen la resistencia de otrora. Así, todo podrá transformarse.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, decreto los Designios de la Divinidad y, de este modo, Mi Consciencia actúa entre los Universos mayores y menores, para que todo se mantenga en la sagrada armonía.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, aparto de Mis hijos a las fuerzas capitales de la perdición, de la ignorancia y de la indiferencia, permitiendo que reine el Reino del Amor y de la Verdad.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, reúno a los 144.000 y los llamo por su nombre, a pedido de Mi Hijo, para que preparen sus moradas internas para el gran momento del Retorno del Señor.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, convoco, en esta hora, a todos los ángeles, devas y elementales del planeta para que se unan como una única fuerza positiva y espiritual, y así, ayuden al mundo entero en su agonía y purifiquen pronto a la humanidad.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, su Madre Celeste moviliza la Luz de los Espejos de los Universos para que ellos capten los códigos sublimes e irradien, a los grandes océanos del planeta, las corrientes positivas de la purificación y de la paz a fin de que se establezca la conversión mundial.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, hago descender la Luz de Dios; y así, disuelvo, poco a poco, los espacios oscuros del planeta, en donde millones de almas se pierden y se sumergen en la ilusión.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, retiro de los infiernos de la Tierra a las almas caídas que han recibido la sagrada expiación de poder ser perdonadas y elevadas a los Cielos.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, atraigo el poder de los doce Rayos y uno estos impulsos cósmicos con los espíritus. Así, establezco los Dones, misiones y tareas en las almas que despiertan al poder infinito de la Vida Universal.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, abro las puertas de los Cielos para que los ángeles solares desciendan y anuncien interiormente a la humanidad que es urgente, preciso e inmediato, un cambio en la consciencia.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, elevo a los orantes hacia estados divinos de paz, para que así, Me ayuden a concretar la Obra corredentora junto a Mi amado Hijo, el Cristo.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, ayudo a las consciencias para que ellas se liberen de la eterna cadena de sus errores cósmicos y así nazca, en esos espíritus, el Principio de la Redención.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, uno la consciencia de todas las naciones y preparo a los continentes y a las razas para recibir la llegada del gran Hijo Solar.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, santifico lo imperfecto, consagro lo no redimido y vivifico el espíritu que estaba muerto.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, aproximo a Mis hijos hacia la verdad celestial.
Con el Cetro de Dios en Mi Mano, reúno a los Arcángeles para revaluar el Plan del Creador y hacer todo lo posible para que Su Divino Plan de Amor se cumpla, pues mientras existan dos o más almas que respondan a este Plan, el Plan continuará adelante, sea como sea.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los alienta, siempre, en la Divina Fe,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Dios destruirá los castillos de arena que han construido los hombres para llevar a la humanidad a la perdición. Así, Dios erguirá, desde los mundos internos, los templos de amor que las almas han fecundado interiormente a través de su fe en el Señor. En ese momento, el Juicio comenzará para toda la humanidad.
Los simples de corazón recibirán en sus manos el Legado de otrora y los que se decían poderosos perderán todas sus riquezas, porque los pobres de corazón conocerán todos los misterios que están escritos en la gran bóveda de este universo.
Ya no será necesario interpretar las estrellas, porque la nueva raza sabrá de dónde proviene y cuál es su verdadero origen.Nadie quedará sin saber cuál es la misión que ha venido a desempeñar por amor al Proyecto Universal.
En esa hora, los poderosos ya no tendrán más poder y los puros de corazón serán coronados por las Manos de Cristo.
Las doce huestes angélicas descenderán y una estrella semejante a las del universo anunciará la señal de una nueva etapa.
Finalmente, la humanidad despertará y ya no estará más en el mal, porque habrá abandonado la ilusión y habrá ingresado en los misterios del universo.
Más tarde, los obstáculos no existirán ni tampoco lo que conocemos como ego. Las almas y las consciencias de este mundo finalmente se tornarán libres y serán felices durante los mil años de paz. Así, el Padre Eterno, en Su resplandor, descenderá y hará de esta Tierra Su luminoso hogar en el universo.
Oración para realizar al término de la Comunión
para reconciliarse con Cristo Jesús
Por Su Sacrificio, fuimos liberados.
Por Sus Llagas, fuimos curados.
Por Sus Flagelaciones, fuimos perdonados.
Por Sus Caídas, fuimos elevados.
Por Su Cruz, fuimos redimidos.
Y ahora, por Su Misericordia, somos transfigurados
y Su Luz Espiritual recibimos,
para que libres de toda adversidad,
caminemos con la aspiración
de algún día volver a encontrarlo
en Su Gloria Celestial.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice, ahora y siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Oremos.
"Escucha Padre la voz de Tus criaturas, de todos los seres de buena voluntad y de bien.
Escucha Padre la voz de Tus hijos, de todos los que guardan Tu Divina Esperanza; de todos los que aspiran a encontrar Tu Voluntad, Tu Amor y Tu Gracia.
Padre amado, desciende ahora sobre Tus criaturas; que todo sea permeado por Tu Luz, para que el sufrimiento se transforme en alegría; para que el error se transforme en liberación; para que los pecados se transformen en salvación y todos encuentren el Gran Portal hacia Tu Paz.
¡Oh, Padre amado!, hoy Me postro ante Ti, en la compañía luminosa de San Francisco, porque Él Me ha pedido que orara por la humanidad. Y hoy Me uno a Su Corazón santo que demostró, en tiempos pasados, el amor por la Creación y la vida. Y así, que cada esencia sea restaurada por Tu Amor. Que se desvanezcan las injurias. Que resplandezca Tu Misericordia y que se abran los corazones que están cerrados a la esencia de Tu Divino Amor.
¡Oh, Padre amado!, cuánto has dado Tú por todas Tus criaturas. Cuánto Te has donado por cada esencia creada. Cuánto, Tú, Padre, has manifestado a través de los Reinos de la Naturaleza. Que el Reino Mineral sea acogido por el corazón humano. Que el Reino Vegetal sea alabado por los hombres de la superficie de la Tierra. Que el Reino Animal sea rescatado y curado por las manos que se donan para servirlo incondicionalmente.
Que ya nadie más muera sobre esta Tierra. Que ya nadie más sufra la indiferencia. Que ya nadie más pierda la oportunidad de amar y de encontrar Tu Reino, Tu Reino Celestial.
Que todo el mal generado entre los pueblos, entre las naciones y en los Reinos de la Naturaleza, sea restaurado por Tu infinita Misericordia.
Que se abran los ojos, Señor, de los que aún no Te quieren ver. Que se abran los corazones que se distanciaron de Ti por las acciones de los hombres, en todas las religiones. Que ya no existan intermediarios, que todos puedan ser Tus verdaderos instrumentos de Paz.
¡Oh, Señor amado!, Padre de la Creación y de la hermosura, haz descender Tus estrellas de Gloria sobre la humanidad perdida.
Hoy Mi Corazón derrama la Sangre de Su Amor para que todo sea lavado, purificado y se vuelva digno para así encontrar Tu Amor.
¡Oh, Padre de los Universos!, que las almas puedan mirar a los cielos, a las estrellas, al Sol y a la Luna, para contemplar la Luz de Tu Amor. Que cada corazón sienta como Tú, Padre del Amor, todo lo renuevas, todo lo regeneras, todo lo transformas, porque todo a Ti Te pertenece, Padre, en el Cielo y en la Tierra, en el firmamento como en la tierra, en los océanos, en los continentes, en todo lo que Tú has creado, siempre a Ti pertenecerá.
Y así, aparta, Señor, a Tus criaturas de las influencias del mal. Que esta raza, que está a las puertas de su gran definición, no pierda la unión con Tu Esencia.
Hoy, San Francisco, Tu hijo, y Tu esposa, Santa Clara, Te imploran, amado Señor, por una Gracia mayor, incomprensible e inconcebible para los hombres de superficie. Pero Tú, Señor, que lo puedes todo, Tú que eres la misma Voluntad que expresó el amor, la grandeza y la Creación, concibe en Tus criaturas el principio de Tu Compasión, para que las almas encuentren el camino de salida hacia la Redención.
Hoy, con San Francisco y Santa Clara, elevo a las estrellas caídas, que cayeron en los abismos, que apagaron su luz interior y que perdieron la llama de Tu Fe. Derramo y coloco esas estrellas sobre el manto de Tu Madre, porque Ella es Quien concibe la vida, la gracia y la oportunidad para todos Tus seres, en Su purísimo y divino vientre. Ella es Quien gesta en Sí la nueva humanidad. Ella es Quien concede la Misericordia de Tu Corazón para que Tus criaturas contemplen Tu Santa Faz.
Es así que con San Francisco y Santa Clara, rodeados por Tu omnipresencia y omnipotencia, Te pedimos a Ti, Señor Altísimo, que separes, que apartes y que distancies a la humanidad del Rayo de Tu Justicia, porque Tú, Padre, Me has enviado para que Tus hijos, que son imperfectos, imitaran Mi camino con el fin de manifestar los Nuevos Cristos.
Hoy vengo aquí, a esta tierra de Asís, para reconsagrarla a Tu Creación, a la hermana Pobreza, a la hermana Humildad, al hermano Sol y a la hermana Luna, como a todo lo que existe en Tus universos mayores.
Que todo sea iluminado por Tu bondadosa Mano. Que Tú, Padre, Amor puro e infinito, señales a Tus hijos con la cruz de la libertad vivida por Tu Unigénito, cargada por Mis Espaldas para la redención de la humanidad.
Que los Reinos de la Naturaleza sean alabados. Que todo el mal generado por la ignorancia de Tus hijos en los Reinos de Tu Creación, sea disipado para que encarne en todos Tu Amor y Tu Compasión.
Hoy le pedimos al hermano Sol, que no deje de brillar en este mundo; que sus rayos penetren en lo más profundo de los corazones más endurecidos. Que la hermana Luna ilumine los caminos de tribulación que muchos hoy viven en estos tiempos, para que todos puedan contemplar cuán grande es Tu Amor, escrito en el firmamento, en las estrellas, en todo el Universo.
Hoy con San Francisco y Santa Clara, unidos en la Santísima Trinidad, Te ofrecemos, Señor, esta oración como súplica de los que aman Tu Creación, Tus Reinos creados a imagen y semejanza, tesoros de Tu infinito Amor.
Ofrecemos Señor, esta comunión con la vida, con la vida eterna, con lo que es real, vivo y resplandeciente.
Que todos sientan Tu Presencia. Que todos despierten al universo de Tu Paz, de Tu Unidad, para siempre".
Ofrezcamos, por los Reinos que no son contemplados, en presencia de San Francisco y Santa Clara, este cántico que ahora están tocando, que es una oración de aquellos que son verdaderos hijos de Dios y que aman a la Creación y a los Reinos de la Naturaleza.
Hoy Mi Corazón se abrirá como tabernáculo para recibir de todas las criaturas esta oración, desde cualquier parte del mundo, desde cualquier corazón que se una en este momento, al Amor del Creador.
Coloco Mi Mano izquierda sobre el Corazón, elevo Mi Mano derecha sobre el mundo para bendecirlo con todo el Amor de Dios y así, recibo de sus voces la súplica de esta oración.
Los escucho.
Que en el Cuerpo y en la Sangre encuentren el fruto de su salvación y que ese fruto, basado en el Amor, en la Unidad y en la Misericordia de Dios, llegue a todas las almas del mundo.
Que así sea.
Y ahora pidan interiormente a San Francisco y a Santa Clara lo que ustedes necesitan y todo lo que necesitan sus hermanos más que ustedes mismos. Pidan con sinceridad, que estos santos recibirán en Sus corazones sus súplicas. Pidan, y todo será realizado. Pidan por la humanidad. Pidan por los Reinos de la Naturaleza, gravemente ofendidos por esta raza de superficie. Pidan que se pueda concebir el amor, el perdón y la reconciliación entre la Creación y los hombres, para que así se establezcan los mil años de paz.
Coloquen sus manos en señal de oración.
Oraremos el Padre Nuestro lentamente, como si lo pronunciaran por primera vez, para que Su Reino descienda y el mal sea extirpado de la humanidad.
Ahora lleven las manos sobre el corazón para que Yo los pueda bendecir por aquellos que no son bendecidos y que se olvidan que Mi Corazón es el gran tesoro del Amor infinito para toda la humanidad y para los Reinos de la Naturaleza.
Elevando Mi Mano derecha hacia lo Alto, en señal de bendición y de protección, Yo le concedo el perdón a los Reinos Menores ultrajados por esta humanidad de superficie e imploro al Santo Padre, Señor de las Alturas y de la Creación, que tenga Misericordia por aquellos que han caído y han lastimado Su Creación Divina.
Que la Luz, la Paz y el Bien reinen para siempre en los creyentes y en los que aspiran alcanzar, algún día, el Reino de Tu Amor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por estar unidos a la Creación.
En alegría reúno a estos jóvenes en representación de muchos más en el mundo, en donde Mi Llama Cristica se enciende para llamar a los autoconvocados, para que en esta hora crucial los soldados se agrupen y formen las primeras filas, declarando así para toda la humanidad Mi Retorno al mundo.
Quiero que sustenten la antorcha, el Fuego Sublime de Mi Sagrado Corazón.
Quiero que lleven Mi estandarte junto a las legiones de los ángeles y de los arcángeles.
Es así, queridos jóvenes, que Yo los bautizo con Mi Espíritu, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Mi Corazón se glorifica, porque sus vidas glorifican Mi Nombre, el Nombre Santo que le ha dado Dios al Hijo de toda la Creación, y Aquel que proviene de la Fuente sublime, desde donde brotan todas las Gracias y Misericordias para todos los seres de la Tierra, especialmente para Mis discípulos que hoy inician esta caminata hacia la transformación de sus vidas y consciencias, por todos los jóvenes que hieren Mi Sagrado Corazón, que está lleno de Misericordia por todos los jóvenes que deben resucitar sus espíritus por medio de la unión interna con Mi Obra Redentora para estos tiempos.
Es así que hoy decreto y declaro: en la juventud está el nuevo futuro, la aproximación de la Nueva Jerusalén, de la Tierra prometida, de la gran Consciencia espiritual y cósmica, que hará, después de la purificación de la Tierra, surgir a los espíritus que formarán la Nueva Humanidad, que volverán a sembrar la Tierra con los códigos de Mi Sangre y de Mi Agua alcanzados durante la Pasión, la Crucifixión y la Muerte.
Es así que hoy los consagro. Consagro sus vidas a la Gloria de Mi Sagrado Corazón. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Con la señal redentora de la Cruz, se extirpan los errores cometidos, y las puertas se abren para que las consciencias se eleven y encuentren en los caminos internos Mi Presencia Celestial, y escuchen en sus almas el llamado del Redentor, que los llama a formar parte de la gran celebración de esta Cena, la gran y última Cena, que anunciará la venida del Rey del Universo a toda la humanidad.
Los Coros Celestiales ya tocan las trompetas, y los espíritus que han venido de diferentes partes del Cosmos, se congregan en los cinco continentes para despertar en su interior el gran Sol que existe y que alumbra todos los tiempos, por el impulso de Mi Esencia Cristica de la renovación, de la transfiguración y la transubstanciación de todos los códigos, y a partir de hoy en ustedes, queridos jóvenes, se iluminan por Mi Presencia.
Yo los inicio en una nueva etapa colmada por el mayor Amor del Universo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
No retrocedan jamás a lo que Yo les he pedido. Mas abran sus ojos para sentir en este lugar, en lo profundo de sus corazones, Mi Consciencia Divina.
Vengo así a abrir un nuevo ciclo en este Centro de Amor, cerrando las puertas a los ciclos que ya pasaron y preparando en sus consciencias nuevos patrones de vida que serán muy necesarios para la vida planetaria, para toda esta raza que aún duerme.
Hoy dedico este Sagrado Llamado a toda la juventud del planeta que aún no se ha animado a cruzar el umbral de Mi Sagrado Corazón, para ser renovados por Mi Espíritu e iluminados por Mi Presencia, que es la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Alégrense y ya no teman. Los mil años de paz se cumplirán, pero será imprescindible que la Tierra y la humanidad se purifiquen completamente.
Cuando sus corazones, mentes y cuerpo sufran, sumérjanse en Mi Divina Misericordia, porque aún Mi Manantial está abierto para aquellos que tienen sed de la Luz divina del Padre, del Amor del Hijo y de la Sabiduría del Espíritu Santo.
Hoy los estoy sacramentando a cada uno de los presentes para prepararlos para Mi esperada “Sagrada Semana” que será única, irrepetible y consciente para todos.
Como en los pueblos del pasado, anuncien al mundo que el Sagrado Señor del Amor está llegando en la esperada Semana Santa, para anunciar de nuevo Su Evangelio. Aquel que transforma las cosas imposibles, y que, de época en época, los libera de la perdición.
Es así que el Señor y Rey del Universo, en Su infinita humildad no vendrá solo a este encuentro. Él prepara el Cosmos, la Tierra y la consciencia humana para ese momento.
Bienaventurados los que creen, aún sin haber visto. Ya son merecedores de la Nueva Tierra.
Hoy el Reino de Dios se aproxima, para ayudar a la consciencia planetaria y a todos los que se purifican dentro y fuera de sus seres, para que conciban en cada una de sus vidas Mi Llama Cristica, que es la luz que alumbrará sus caminos en los tiempos de tribulación.
Hoy serán ungidos por el Sagrado Hijo, bajo la unidad con el Padre y el Espíritu Santo.
Aceite para consagrar.
Si hoy los consagro a ustedes, estoy consagrando a la humanidad para que ella pueda participar de la Nueva Tierra, de la nueva Alianza del hombre y Dios, de la consciencia evolucionada con el Infinito, el amor existente en cada uno de ustedes, unido al Padre Celestial.
Hoy cantan los coros y las alabanzas en el Reino de Dios, en el Paraíso; elevan la promesa de que los autoconvocados sean el signo visible para los no redimidos, viviendo en sí su redención.
No pierdan Mis Palabras. Coloquen la atención en lo que les estoy diciendo. La Divinidad economiza todo lo que dice, pues los tiempos son urgentes y las almas deben definirse para poder encontrar la paz, la paz eterna.
Fray Elías del Sagrado Corazón: A pedido de nuestro Señor Jesucristo, vamos a escuchar Pater Noster.
Que el Señor derrame aquí Su Gracia, para que el alma, la mente y el cuerpo sean ungidos por la Santísima Trinidad, que en sagrada triangulación desciende sobre los Centros de Luz para que las almas vivifiquen su despertar y su unión con el Divino Propósito, hasta que la paz se establezca.
¡Alabados sean los altares del Creador! ¡Que las almas se exalten de alegría, que los espíritus se regocijen, porque han escuchado al Redentor, el Hijo de la Creación, el Hijo del Todopoderoso, el Hijo del hombre y de la vida!
¡Que los discípulos se alegren y sus familiares se regocijen, porque han escuchado a los ángeles de Dios, cumpliendo la promesa de la anunciación de sus espíritus a la evolución de la Vida Divina!
Que después de esta vida terrenal sus almas Me encuentren en el Reino de Dios para alabar eternamente al Padre, junto a los ángeles y arcángeles declarando ¡Aleluya! ¡Gloria en las alturas, paz en la Tierra a todos los seres de buena voluntad y aquellos que forman parte de los ejércitos de luz, del Retorno del Cristo!
¡Que así sea! En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y el Espíritu Santo,
Os adoro profundamente y os ofrezco
el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra
y en reparación por los ultrajes, sacrilegios
e indiferencias con que Él es ofendido,
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
13 campanadas.
¡Gracias Señor, por cuánto nos das!
¡En este encuentro te honramos Señor!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo siempre tendré a Mis hijos en Mis brazos, los ampararé y los resguardaré, aunque al cruzar el desierto de estos tiempos, todas las bestias se levanten contra ellos y contra Mí.
Yo siempre tendré a Mis hijos en Mis brazos, porque son para el Creador el mayor tesoro de toda Su Creación; son parte de Mi Vientre y la sangre que corre por sus venas proviene del manantial que brota de Mi Inmaculado Corazón.
Yo siempre tendré a Mis hijos en Mis brazos, aun después de que este desierto pase y encontremos la Nueva Jerusalén, la Tierra prometida, donde no hay otro que triunfe más allá del Padre.
Hijos Míos, estoy con ustedes entre Mis brazos, cruzando el gran desierto de estos tiempos, donde el asedio persigue a la Madre y a los hijos de Dios. Sin embargo, Mis pasos de luz son inalcanzables y no habrá tinieblas que puedan detenerme. Por eso, solo les pediré que se mantengan en Mis brazos y no teman.
Yo los llevo en Mi Corazón, en donde el amor que siento por las almas y por la Vida vence cualquier oscuridad y convierte cualquier mal. Dejen que sus cabezas reposen sobre Ese Corazón y solo aférrense con fuerza a Mis brazos, porque el desierto un día acabará y enseguida llegará la Casa del Padre, la Morada segura para los mil años de Paz.
Mientras estén entre Mis brazos, los vientos fríos podrán soplar y la noche podrá caer sobre nosotros, pero el Sol de Mi Esencia es inextinguible y siempre iluminará el camino. Aquel que esté en Mis brazos no se perderá, porque Yo caminaré con él y lo protegeré.
Sean inocentes y rendidos como los niños; dejen que Yo los tenga en Mis brazos y les muestre que sin Su Madre Celestial no hay vida. Yo los sustento, Yo los resguardo y los amparo en el desierto y más allá de él.
Habrá días, hijos, en los que se sentirán perdidos, porque el desierto a veces parece no tener fin, pero manténganse en Mis brazos, oren Conmigo y escuchen el susurro de Mi dulce voz en sus corazones, diciéndole: “Estoy aquí”.
Mis hijos son el mayor tesoro de la Creación, no importa el error que hayan cometido o como se hayan desviado del camino, porque los errores y los desvío son la consecuencia de los aprendizajes que se viven en este mundo. No confundan lo que hacen con lo que son. Busquen la verdad en su interior y manténgase en Mis brazos.
El enemigo persigue a la Señora Vestida de Sol, por el desierto, porque la oscuridad de él acaba en presencia de la Madre de Dios; porque su reinado se desvanece y su tesoro de ilusión se pierde cuando las almas descubren la verdad sobre sí mismas y abandonan el engaño para dejarse guiar por la Luz interior.
Vengan hijos Míos, manténganse en Mis brazos, y poco a poco, paso a paso, no solo los protegeré sino también les enseñaré a ser dignos hijos de Dios y a encontrar la verdad.
Permanezcan en Mis brazos y oren Conmigo. Escuchen Mi voz y no se aparten de Mí.
Créanlo, el enemigo no descansa e intenta asustar a Mis hijos, porque él vence con el temor y con la ilusión. Por eso, Mis amados, coloquen en sus corazones la certeza del triunfo de Dios, porque si están en Mis brazos, nada les sucederá.
¡Les quiero mostrar la Nueva Jerusalén Celestial, la promesa de Dios que aún existe! No busquen en la Tierra algo que está en las dimensiones divinas. Manténganse en Mis brazos y Yo los conduciré a la verdad y abriré sus ojos para que encuentren la Voluntad de Dios.
Yo los amo, los amparo y les agradezco por ser los mayores tesoros de Mi Corazón.
Quiero, hijos, que resguarden el Centro Mariano del Niño Rey, porque aquí, Mi fuente de Redención debe tornarse vida.
Cierren las puertas al enemigo, que les trae incertidumbre y desesperanza y manténganse en Mi Corazón.
Los niños, que se redimen hoy, construirán en la Tierra el triunfo de Mi Reino, y es sobre ellos que haré descender la Nueva Jerusalén, que finalmente se plasmará en la materia, cuando esté purificada y consagrada al Padre.
Yo los bendigo, con la señal de la Santa Cruz,
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Y verán venir, como un Sol, al Poderoso Hijo de todos los universos, estrellas y planetas.
Y verán en Su Mano Derecha el Cetro de la Divina Justicia, que aplacará la furia de los injustos y la indignación de los sufridores.
En aquel día, verán a los doce coros angélicos, siendo guiados por el Santo Arcángel Miguel; y como un haz de Luz, verán mover a Su Divina Espada, de oeste a este y de norte a sur, marcando en el cielo la señal de la Venida Gloriosa de Cristo.
Todos se levantarán de sus lechos por lo que verán: el Hijo del Hombre erguir el estandarte de la victoria de los redimidos que han cumplido los Designios de Su Sagrado Corazón; y el Gran Soplo del Espíritu Santo soplará como una corriente mayor que mil vientos, moviendo la barca que flameará irradiando las virtudes alcanzadas por los autoconvocados.
En aquella hora, el Señor Dios, el Todopoderoso, contemplará la inmensidad del mundo y el vasto universo colmado de seres y de estrellas descenderá en Misericordia para restablecer los Mil Años de Paz.
Ningún alma o consciencia quedará atrás, porque el Prodigioso Hijo, con el esplendor de más de mil soles, brillará para derramar Su Soberana Paz.
En ese momento, todo sufrimiento, decadencia y perdición desaparecerá de la faz de la Tierra y lo que ha oprimido durante eras, desde los Adanes y las Evas, será aprisionado y vivirá su redención final; porque el gran ángel caído no soportará el Amor Infinito del Hijo de Dios, se postrará con su cabeza en el suelo con todos sus ejércitos caídos, se convertirá y abandonará el planeta, y los nuevos apóstoles gobernarán la Nueva Tierra.
Cristo posará Sus Pies sobre la tierra en donde Él derramó Su Preciosa Sangre, el Sagrado Cáliz saldrá a la superficie y la humanidad vivirá su última expansión de consciencia.
Los malos serán derrotados. Los prisioneros de sí mismos serán liberados y ya no existirán más angustia ni dolor.
Después que el planeta se haya purificado, los ángeles creadores descenderán y harán de todos los lagos de la Tierra los nuevos estanques de la humanidad.
Que así sea.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Les revela la verdad del corazón,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
¡No teman! ¡No teman! la verdad se anuncia a los corazones valientes, capaces de conocer los tiempos finales y, aun así, aceptar vivirlos con la paz del corazón y en profunda entrega a Dios.
Hijos, ¿por qué les revelo los acontecimientos finales? Porque es parte de su redención y de su camino de transformación en Cristo que sean conscientes de estos tiempos, así como Mi Hijo conocía la cruz que cargaría, no solo en el Calvario, sino hasta los días actuales.
La Pasión de estos tiempos será larga para muchos y forjará la fortaleza interior de los que aún no se fortalecieron para cumplir la voluntad de Dios.
Nada se asemejará a la batalla que vivirán después de los mil años de Paz; sin embargo, la transición de los tiempos y la ruptura de las ataduras les permitirán traspasar los obstáculos que vendrán más allá de esta vida y más allá de este mundo.
Mis soldados ya están preparados para vencer las tentaciones del adversario, pero lo que más les costará, hijos Míos, es vencer dentro de ustedes mismos aquello que todavía aspira a vivir esas tentaciones. No será la tentación en sí su prueba, sino la batalla con sus núcleos más humanos, que tienden a responder a esa tentación.
En el ciclo anterior, se encontraban en las primeras horas del Getsemaní, aprendiendo a vencer las tentaciones, a renunciar, a entregar la propia vida. Ahora, están en las últimas horas de agonía en el huerto, en el momento en que Mi adversario les presenta las tentaciones del mundo y el Creador les presenta la cruz.
La gran prueba de estos tiempos será renunciar a los placeres mundanos para encontrar en la cruz un regocijo escondido, una victoria que se encuentra oculta en la trascendencia de sí mismo, del sufrimiento, del dolor, del aparente fracaso; la victoria que se encuentra en la vivencia del perdón, de la humildad, de la compasión, de la piedad, del abandono de sí mismos; una victoria que comienza cuando dicen sí a la voluntad superior y abrazan la cruz de estos tiempos, que es la propia purificación y transformación, para que, a través de la persistencia, venzan la obscuridad de los propios cuerpos y de la consciencia humana como un todo, para que emerja la luz y triunfe en cada espacio de sus seres.
Hijos Míos, el Pan ya se repartió en la Mesa del Señor; ya reconocen la necesidad de entregar la propia vida, por amor a sus hermanos que viven en la ignorancia, y por el triunfo del Creador en cada esencia humana. Las primeras tentaciones ya fueron vencidas. Muchos ya pueden soportar la soledad de este Getsemaní de los tiempos de hoy y otros están aprendiendo a encontrar la verdadera fortaleza en Dios y no en los hombres, tampoco en la propia humanidad.
Ahora, les llegó la hora de decir "sí", el último "sí", el "sí" definitivo.
En seguida llegarán a sus vidas, a la consciencia planetaria, los fariseos, representados por las corrientes que descenderán a través de la batalla entre el caos y la Luz Divina, y que colocarán a la consciencia humana definitivamente en su Pasión, en la transición planetaria, en el momento de cargar la cruz y trascender toda apariencia, para vencer, por medio de la fe, las pruebas que se presenten.
Mis amados soldados e hijos tan queridos, fortalézcanse siempre en Mi mirada, en Mi presencia, porque Yo acompañaré el Calvario de estos tiempos.
Será Mi Piedad que, unida al perdón de sus corazones, abrirá nuevas puertas para la evolución humana; renovará el principio de la Misericordia en un nuevo atributo divino, que convertirá no solo los errores de consciencias e individuos, sino de civilizaciones enteras.
Ese atributo divino generará meritos no solo para la redención de la raza humana, sino también de todas las consciencias que, en todo el Cosmos, se abran para esa suprema transformación y reconciliación con Dios.
El triunfo del Creador en el corazón humano, en toda una raza, será el anuncio del mayor milagro de amor de toda la Creación. Ese triunfo generará la redención universal.
Sonarán por fin las trompetas de los mil años de Paz, para que un nuevo ejército se forme y, con mayores grados de amor, se preparen para la última batalla, antes del supremo triunfo de Dios.
Sientan en Mis palabras la importancia de la vida en la Tierra, la importancia de la vida de cada uno de ustedes, y sigan adelante proclamando la voluntad y el Plan de Dios, aceptando ese Plan con amor, más allá de las apariencias y los desafíos delante de los cuales él los colocará.
Digan siempre sí y no miren para atrás. Encuentren la fuerza para seguir adelante, en la Paz de Mi Inmaculado Corazón
Yo siempre los acompañaré del Calvario a la Resurrección y en los mil años de Paz.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Entren en el Corazón de Dios y encuentren allí la posibilidad de superar obstáculos y límites y vivir aquello que hoy les parece imposible e impensable.
Hijos:
Este es el tiempo, no solo de los milagros, sino también de las verdades. Es el tiempo en que la consciencia humana debe aproximarse a lo que ella realmente es y no estar más presa de las limitaciones que son impuestas por la ignorancia y por la ceguera de este mundo.
En muchos ciclos y muchas eras, la humanidad se aproximó a la Verdad, pero le demostró al Universo que aún no había alcanzado un grado de amor suficiente para poder recordar el pasado, el origen, y con eso, recordar todo aquello que debe ser curado y redimido en lo profundo de cada ser.
Después del ejemplo dado por Mi Hijo Jesús, y después de que Su Espíritu de Amor siguió despertando a cada corazón que se abrió y enseñándole a amar y a perdonar, al menos una parte de la consciencia humana ya está mínimamente lista para encontrar la Verdad.
Para que no se confundan y no cometan los mismos errores del pasado, cuando el Creador intentó revelarles la vida universal, ustedes deben ser humildes de mente, de emociones, de intenciones, de corazón, de alma y de espíritu. Y esa humildad no proviene de un descuido consigo mismo ni de un automartirio.
La humildad de la cual les hablo es el simple acto de reconocer que siempre estuvieron adormecidos en este mundo, y aunque aquello que son, en verdad y en espíritu, parezca ser grande y lleno de poder, sepan que no hay poder mayor que el Poder de Dios y que todo poder que intenta sobreponerse al Poder divino es mera fuerza humana que con un soplo del Altísimo se transforma en polvo, en nada.
Para ingresar en la vida universal, deben primero sentirla, dejarse impregnar por ella como niños que están delante de un nuevo mundo. No quieran saber y no piensen que ya saben. No quieran ser y no piensen que son algo. Solo estén delante de los portales al cosmos, sabiendo que la única cosa necesaria en este momento es la humildad del corazón y la certeza de que, para cruzar esos portales, deben tener dentro de sí mismos la experiencia del amor, del verdadero amor, que trasciende las necesidades personales y que, incluso, trasciende la propia vida.
Coloquen el espíritu ante el cosmos, el universo, el origen, y pidan al Padre la gracia de ser humilde, de aprender y vivenciar el verdadero amor, porque está llegando la hora de retornar y de consagrar este mundo a la Verdad, derribando con el Poder de la Luz divina los falsos reinos construidos sobre la Tierra.
Hijos, esta es la última hora para que construyan en su interior, la fortaleza que cruzará los portales y las dimensiones; que reconocerá el pasado, el origen, los errores cometidos; que aceptará la redención; que pedirá perdón y que entregará al cosmos, en el cristal del corazón, la experiencia de amor como símbolo de adhesión absoluta a la Voluntad divina y como señal visible para el universo de que los mil años de paz comenzaron.
Guarden hoy Mis palabras en el corazón y dejen que ellas los aproximen un poco a la Verdad, porque, aunque sea poco a poco, es hora de recordar.
Su padre y amigo de todas las eras y de todos los ciclos,
San José Castísimo
Emerge, desde los niveles invisibles de la Tierra, toda la oscuridad que estaba oculta. Las almas que por siglos permanecieron en pena y sufrimiento levantan sus brazos, pidiendo la Luz y el Perdón de Dios. El mal ya no esconde su actuación, porque el Bien también se expande y anuncia su triunfo.
Es una gran batalla entre la dualidad de este mundo, porque llegó el tiempo de definición para toda la raza humana; es tiempo de vivir la unidad absoluta con Dios o ser llevado a escalas primarias de evolución, para recomenzar.
En muchas partes del mundo, parece que las nubes del dolor y el sufrimiento ocultan el Sol.
En Oriente, lo que un día fue un mar de Gracias, se convirtió en un mar de terror y desespero por la indiferencia de los hombres. Pero esto no significa, hijos Míos, que Mi Corazón no triunfará.
En el corazón de América, la luz comienza a expandirse y el Sol de un nuevo tiempo se levanta como la Aurora del amanecer. El fuego que emana su cósmica luz proviene del amor de los corazones despiertos.
Los seres humanos están descubriendo la semejanza con Dios a través de la oración, y la verdad desciende sobre la Tierra con la misma potencia de la Misericordia de tiempos atrás emanada por Mi Hijo en Su Cruz.
A todos los que Me escuchan, les diré que no teman, sino que sientan en sus vidas el triunfo de Mi Corazón. Mi manto se expande más allá de los continentes y hago crecer la semilla de la nueva vida que planté en América, en el corazón de todos aquellos que, en cualquier parte del mundo, acepten responder a Mi llamado.
No habrá tribulación que derribe a Mis soldados, pues ellos serán sustentados por la fuerza de Mi Amor maternal e infinito. Ni la mayor de las bestias que se levante contra Mis pequeños los hará titubear, porque la verdad impresa en sus corazones puros les traerá la certeza de que la realidad solo habita en la Luz y en la Consciencia de Dios. Todo lo que está fuera de Él es parte de una ilusión milenaria, que ata a las consciencia a las perdiciones del mundo.
Hijos, aunque la oscuridad que emerge dentro y fuera de ustedes, y en muchas partes del mundo parece infinita, no teman y recuerden Mis palabras cuando les digo que el potencial del Sol de Dios en sus corazones vencerá cualquier noche y cualquier tiniebla. La noche más oscura anuncia la claridad de un día de renovación y de Gracias.
Para que haya mil años de paz, cada corazón y cada consciencia deberá elegir vivir el amor y la unidad con Dios.
Después que la semilla del amor esté plantada en la consciencia de todos aquellos que se comprometieron con Mi Hijo, ya será suficiente para el triunfo del Creador, porque la cristificación solo florecerá plenamente, en una raza entera, cuando la Luz prevalezca en la Tierra y, con otro nombre consagrada, ingrese en el nuevo tiempo, en el tiempo real.
Poco a poco los velos caen de los ojos de Mis hijos y todo aquello que quedó guardado en los libros sagrados como cuentos e ilusiones tomará su lugar dentro la verdad, y destituirá el reinado de la indiferencia y del adormecimiento.
Hijos amados, a pesar del terror que ven en muchas partes del mundo, quiero que en sus corazones nunca desaparezca la certeza del triunfo de Mi Corazón, porque así como la purificación comenzó de forma repentina e inesperada para muchos, la Luz también emergerá repentinamente y se consolidará en la consciencia, sin que se den cuenta.
Oren de corazón y cuando menos lo esperen, Mi Hijo, quien reina en los Universos, reinará en cada partícula de sus seres y comenzará a construir, dentro de cada uno de ustedes, la Nueva Jerusalén, la raza de los redimidos por Cristo.
Los amo y les dejo Mi Paz,
Vuestra Madre, María Rosa de la Paz
Espejos de Luz se encienden mientras las almas oran y piden misericordia.
Puertas inciertas abiertas a la decadencia de la humanidad se cierran, y un comando celestial se establece en este día.
Todos los orantes son convocados al despertar y ellos participan de una coyuntura especial, el Universo desciende a la Tierra y los soles internos brillan en la humanidad.
¡Despierten los que aún duermen!¡Trabajen por Dios los que nunca lo hicieron!
Que se eleven las torres de las consciencias como una ofrenda al Todopoderoso.
Que los redimidos estén unidos por el Propósito mayor para que finalmente se cumplan los mil años de paz.
Todo en este momento es reorganizado, todo es trascendido de plano y de vibración, así los mundos sutiles descienden y traen con su presencia a la Gran Hermandad.
Que las corrientes de la inercia y de la indiferencia se rompan, que todo se renueve por el gran despertar.
Los soldados del Plan se posicionan en las filas del Propósito, así todos reciben del Universo su propia señal, la señal de su origen.
Las puertas del Cielo se abren, las consciencias apoyan la transición de la humanidad preparando la última batalla donde el adversario será vencido por el amor y la unidad; eso lo dejará ciego, sordo y mudo y nunca más podrá emitir su maldad.
Para conseguir el triunfo del Amor los espejos se encenderán y esparcirán por los espacios los códigos de la cristiandad; mientras las almas oran, los corazones serán bañados por la poderosa Gracia de la Luz, y la Misericordia se establecerá para que, los que nunca la merecieron, se rehabiliten antes del tiempo final.
¡Les agradezco a todos por acompañarme hoy!
En comando celestial,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo soy la Madre de todos los pueblos, de todas las razas y de todos los Reinos de la Naturaleza.
Yo soy Aquella que trae, a la consciencia de todo lo que fue creado, la unión con el Creador.
Yo represento para ustedes, hijos, el Espíritu de la Divina Unidad.
Aquel que se une a Mí se une al Padre y, desde Él, a todas las cosas.
Vengo, en este tiempo, a unir los corazones en el propósito de establecer la paz. Vengo, hijos, para que se disuelvan las diferencias entre los seres y para que se descubran como esencia divina, como parte del Corazón de Dios.
Sé que la realidad de este mundo está muy distante de la verdadera paz y es por ese motivo, Mis amados, que los invito a que sean pacificadores.
Pacifiquen sus vidas y el entorno en el que viven; multipliquen la paz y distribúyanla entre los corazones. Que todos reconozcan la Presencia de Dios dentro de ustedes, independientemente de sus religiones, de sus creencias o de sus culturas.
Yo quiero, hijos, consagrar este mundo a Mi Inmaculado Corazón y aunque muchos no Me reconozcan en la faz de María, la Madre de Jesús, Me reconocerán como la Madre Universal, como el Espíritu de la Paz, como el Principio de la Unidad.
Todo aquel que se une a Dios se une a Mí. Todo aquel que difunde la paz difunde Mi llamado.
Los llamo, Mis amados, a ser partícipes de Mis planes de amor, difundiendo la Campaña por la Paz, no solamente en los encuentros Conmigo, sino en cada una de sus vidas. Que el odio y el rencor de los corazones del mundo puedan ser convertidos por los estados internos de paz de Mis hijos. Que las guerras y conflictos de los cuatro puntos del mundo sean transformados desde la raíz, en los abismos del planeta, a través del fuego de la oración de los corazones devotos y seguidores del Propósito de Dios.
Únanse unos con los otros para atraer la cura para este mundo tan enfermo.
Únanse para que el Propósito del Creador, de transformar la consciencia humana en una humanidad consagrada y renovada por Su Santo Espíritu, se pueda cumplir.
Únanse para ver en el horizonte la llegada de Mi Hijo.
Únanse para corresponder a Sus designios.
Únanse para que el principio de la unidad abra los portales que los separan de Dios y lleve a la consciencia humana, así como a toda la vida de este Universo, a vivir los mil años de paz.
Únanse también para que más allá de esos mil años, establezcan la Paz y la Redención en la Creación Divina.
Agradezco a todos Mis hijos de Joinville y del mundo entero por escucharme y por responder a Mi llamado.
Verán en lo alto de las montañas de esta ciudad la señal visible de Mi Paz.
Los amo y los bendigo.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Abre tu mente para que sea impregnada por la energía del corazón.
Abre tu consciencia y participa de los cambios del mundo.
Abre tu espíritu y percibe la hora decisiva de la consagración a Dios.
Abre tus ojos internos y observa la batalla entre los Reinos.
Abre tu intuición interior y reconoce a los ángeles y arcángeles trabajando por la redención.
Ábrete profundamente, porque nada será como era antes, quien no pueda sentir esto podría quedarse atrás.
Por eso, la Madre del Sol prepara a Sus pequeños y brillantes soles para que ingresen definitivamente en los ejércitos marianos. Serán consciencias preparadas por la oración y por la comunión para enfrentar el Armagedón.
La humanidad creía que esto demoraría en suceder, pero en verdad llegó el tiempo en el que todo el planeta definirá de qué lado se quedará.
Es por eso que la Gobernanta del universo activa los espejos del corazón para que los autoconvocados se dispongan a apoyar la transición de los tiempos.
La Madre del Sol trabaja incansablemente para que todos despierten a la realidad de servir plenamente al Plan de Dios. Así, las amarras de muchos serán desatadas para que alcancen la libertad de caminar en Cristo y de servirlo según Sus preceptos.
Es de esa forma que los redimidos están siendo llamados a cumplir tareas que no estaban previstas. Esta es la ciencia de la Creación, la de revelar a los soldados sus verdaderos principios y ayudarlos conscientemente para que ellos cumplan la gran Misión.
Desde el universo, todos los soles están siendo reunidos para que juntos enciendan la llave de la redención, llave que vibra en sus corazones, llave de Luz que abrió las puertas a todos los Maestros. Los astros conjugan sus elementos para que los depositarios del llamado despierten, así como está previsto.
Llegó el momento de socorrer a la humanidad que está inmersa en el caos y en los placeres. Llegó la hora de rescatar los valores de antaño, los códigos que hicieron del planeta una consciencia sagrada.
Por eso, todo lo que se ha vivido hasta ahora ha sido una pequeña preparación. En poco tiempo, surgirá la gran tarea planetaria y entonces todos los soldados de María deberán estar preparados cuando la Mujer Vestida de Sol abandone el desierto y el Arcángel Gabriel instituya la divina redención.
En ese momento, muchas puertas se cerrarán y los que hayan sido consecuentes con la Ley revivirán los impulsos de Cristo. Por eso, le pido a toda la humanidad que pronto santifique su vida, antes de que sea demasiado tarde. Les pido que lleven una vida de cooperación y de fraternidad para que la arrogancia mundial desaparezca, al igual que el odio que envenena a los corazones. Les pido a Mis hijos que nunca se olviden de la solidaridad, porque eso los hará invencibles y buenos.
Le ruego a Dios Todopoderoso para que la mayoría, que está perdida en el infierno de las modernidades y de los gustos, tenga una sagrada oportunidad.
Les pido a todos los orantes que vivan por medio del espíritu de la constancia y que no permitan que Mi adversario los engañe con mentiras; pues la Luz solo proviene de Dios y si en esa poderosa Luz ustedes creen, no tendrán espejismos. Si sus corazones son mansos y buenos, no temerán a nada.
Sigan rezando por la paz, porque día a día el mundo provoca la ira de Dios y Su justo castigo.
Aprendan a no jugar con las Leyes, sean humildes y no dejen de conquistar la propia conversión.
Mi Hijo los ama y quiere verlos felices por estar sirviendo al Creador.
Finalmente, el triunfo de Mi Inmaculado Corazón será visto en los corazones que Me hayan aceptado verdaderamente como la Madre del Mundo.
Recuerden que la promesa de los mil años de paz está vigente, trabajen para que se establezcan y para que el Reino de Dios descienda en tiempos de gran tribulación.
Mi Corazón los protege y los ama eternamente.
¡Agradezco a Mis hijos de Porto Alegre por haber respondido a Mi llamado!
Los bendice, en el nombre del Amor de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Un llamado universal por la paz y el bien en el mundo
Desde el centro del universo, en el Corazón de Luz de Nuestro Padre Eterno, Mi voz hoy proclama un pedido a todas las almas: que escuchen con atención las Palabras de la Madre del Cielo.
El 8 de agosto ya marcó el cambio de un ciclo. Este gran cambio que incluye a su pequeño planeta está siendo guiado desde el Universo Espiritual. Todo el universo, todas las galaxias, las estrellas y los soles de este y de otros universos están ingresando en la nueva puerta que los llevará a encontrar el último y profundo despertar. Esto le exigirá a su mundo el bálsamo de la serenidad, de la mansedumbre y principalmente de la paz, cuando ustedes participen de su purificación.
La perversidad será purificada por la Justicia Divina. La mentira será purificada por el Poder de Dios. La aniquilación de almas inocentes y la subversión serán purificadas por la Ira de Dios. La destrucción de la vida fecunda, en este y en otros Reinos de la Creación, será purificada por la Redención.
Todas las causas que alteran el equilibrio de la humanidad, y las que se volvieron moda y control de regiones enteras, serán purificadas por los Rayos del universo y por todas sus energías raíces como la Liberación, la Transmutación, la Redención, la Trascendencia, la Transfiguración y la Luz como síntesis autónoma de todas.
El nuevo ciclo que ya comenzó le exigirá a los corazones una vida medianamente consagrada, una vida totalmente entregada y de un espíritu de unidad y no de egoísmo, si en verdad alguien se quiere salvar de la imperiosa luz de los rayos del Sol Central.
A través de la Verdad omnipotente vengo a prepararlos para todo lo que nunca vieron, para lo que nunca creyeron y para lo que nunca conocieron en su realidad del mundo. Por eso, su Madre del Mundo dará las últimas señales que indicarán el momento culminante de su preparación ante los tiempos de purificación que transcurrirán.
Lo que fue ocultado durante décadas será conocido. Lo que fue secreto de pocos será revelado por la propia Ley. Lo que fue mal realizado será noticia en todo lugar. Nada quedará igual que antes. Para quien no haya buscado el Reino de Dios, será demasiado tarde.
Quien haya perseguido e injuriado a los Siervos de Cristo temerá ver la gran Mano de Dios. Quien haya calumniado y maldecido a los Hijos de Dios no tendrá cueva ni rincón en donde esconderse. Quien haya amado la vida material y haya descreído de la existencia de la vida espiritual no podrá estar presente en ese tiempo. Quien haya dudado creerá por lo que verá. Quien haya inculcado normas o reglamentos condicionando la unión de los fieles con Dios será sacado del trono en el que se ha sentado.
No habrá nadie ni nada que pueda detener el descenso de la verdadera realidad. Los lamentos serán de los falsos, porque se lamentarán por no haber escuchado. Las lágrimas serán de los perversos por haber injuriado la vida de tantos.
El único dogma será el de la Venida de Cristo y los mansos verán al Gran Señor. Los indiferentes serán apartados hacia otro universo y la Tierra será restaurada durante los mil años de paz.
Por eso, hijos Míos, purifiquen lo que son, no guarden nada que los haga falsamente fuertes ni sean incrédulos, porque la Ira de Dios será justa. La copa ya no está rebasando, sino que está desbordando tanto que hasta la Sangre del Cáliz es despreciada por la humanidad.
No bastará en este tiempo solamente tener una buena fe, ir a la iglesia y confesarse; quien en verdad no busque una vida pulcra, digna y fraterna no podrá ser feliz. Dichosos los pacificadores, porque heredarán la Tierra Prometida, y esto dejará de ser un emblema para pasar a ser verdad y realidad en todos los que repoblarán la Nueva Tierra.
No hay tiempo que perder, acepten que nunca cambiaron y que su humanidad prefirió envejecer rápido a querer cambiar en nombre del Amor.
Yo vengo a entregarles el Designio de Dios, pero también vengo a que recapaciten antes del nuevo tiempo que ya comenzó.
Yo soy su Madre y deseo que Me escuchen con los oídos del corazón, así comprenderán la esencia de todo y pronto serán columnas de Luz en un tiempo de grandes cambios.
¡Les agradezco por acompañar Mi llamado!
Les revela el libro del Apocalipsis,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más