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Hoy ya son más almas las que entran al Universo de la Luz de su Señor para que los núcleos profundos se fusionen con la Fuente Inmaterial.
Hoy ya son más almas de Croacia las que se animarán, en un próximo ciclo, a conocer Mi Amor redentor y el Amor maternal de Mi Madre. Esto ayudará a seguir disolviendo esa forma pensamiento sobre la desgracia y la opresión de este pueblo querido.
Croacia tiene un lugar, tiene un espacio en Mi Corazón Misericordioso. Y recién hoy se dan los primeros pasos en el comienzo de una Obra en los planos internos, la que auxiliará y animará a las almas de Croacia a reencontrar el camino de la fe y del amor.
Por eso, dar a conocer la llegada de los Mensajeros Divinos es abrir las puertas de las consciencias dormidas e hipnotizadas, para que salgan de la ilusión y de los vicios que hacen corroer a las almas buenas, atrapadas en las prisiones del materialismo y del consumismo excesivo.
Es así que hoy Croacia caminará al encuentro de una oportunidad interna que, desde hace décadas, el pueblo croata estaba esperando.
Abran sus brazos, abran sus corazones, porque la Luz de Cristo brillará e iluminará todos los abismos.
¡Adelante, Croacia interna!
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Uno a todos los cristianos en un solo camino, el camino del amor, porque en el amor no existen diferencias, razones ni conceptos.
Es en el amor que se podrá reconstruir Mi Iglesia, extendida por toda la Tierra, porque en el amor se podrá liberar y perdonar, y todo comenzará de cero.
Por esa razón Mi Padre les concede la posibilidad de que se reúnan y se unan entre los seguidores de un mismo Cristo para fortalecer el amor que a cada uno lo trajo y lo aproximó a Mí.
Este es el tiempo de vivir en ese amor irrefutable, en un amor que es capaz de acoger y no de rechazar, en un amor que se dona por entero más allá de los resultados, en un amor que vive sin expectativas.
Yo uno a todos los cristianos por medio del mismo amor que Yo les entregué a Mis apóstoles, un amor capaz de trascender las fronteras de la consciencia, un amor que es capaz de compartirse para que muchos más conozcan la inmensidad de Mi Misericordia.
En el amor estarán libres de sí mismos, de las prisiones de la vida y protegidos de todo mal.
En Mi Amor Yo los trasformo y los reúno, una vez más, para que glorifiquen al Padre.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Padre Nuestro (en arameo).
Hoy vengo con alegría a celebrar la inmolación del Cordero, pero esta vez por medio de Mi Misericordia y no de Mi sufrimiento.
Porque Yo ya padecí por ustedes, sufrí por ustedes, así como fue dicho en la anunciación del Evangelio de hoy.
Pero muchas más cosas sucedieron en aquel tiempo, y hoy, especialmente, a pedido de Mi Padre Celestial vengo para darles a conocer muchos más de los misterios de Amor que Su Maestro y Señor vivió por ustedes y por el mundo.
Que hoy sus corazones se vuelvan a alegrar, que sus espíritus entren en júbilo porque el inicio de su redención está próximo y el fin del cautiverio llegará para muchas almas que, desesperadamente, han buscado la presencia de Su Señor.
Hoy serán ungidos por el Espíritu Santo.
En este ministerio sacerdotal que Yo los invito a vivir para que puedan representarme en la Tierra como Mis apóstoles, no solo dentro de esta Iglesia que Yo construyo con ustedes, sino dentro de toda la Iglesia que está en la Tierra, que a pesar de vivir su tiempo de tribulación como fue profetizado por Su Señor, el amor de Mi Iglesia nunca perecerá porque ese amor es sostenido por la fe de los creyentes y de los devotos, por la vida religiosa y, especialmente, por la vivencia del Sacramento de la Eucaristía.
Esto hace, compañeros, que los cimientos de Mi Iglesia Celestial estén aún firmes sobre la superficie de la Tierra, a pesar de los tiempos de caos y de crisis planetaria, a pesar de la sangre que aún es derramada injustamente en el mundo.
Pero por la devoción y la fe de Mis creyentes y devotos, es que Yo instituyo Mi Iglesia Celestial en las almas para poder hacerlos dignos en el Señor y partícipes de Su Santa Paz. Amén.
Pero antes de revelarles el misterio de Mi Amor, presente en la Última Cena, esta Cena que hoy celebraremos juntos será el momento en el que cada uno de ustedes tendrá la oportunidad, ante el Padre Celestial de que no solo por sus almas, sino también por la humanidad, este planeta reciba la última oportunidad que necesita para poder arrepentirse y hacer penitencia, afirmando en la vida de cada ser la Presencia del Señor, del Todopoderoso.
Comenzaremos con esta Ceremonia.
Que suenen las campanas por la Iglesia Celestial que en esta hora culminante del Planeta, delante del gran sufrimiento de la humanidad, desciende a la Tierra para traer el Principio de la Luz y de la Redención.
Espero por las campanadas.
Es parte de la Ceremonia de Dios construir este momento juntos, hasta en el plano físico, y así, el Espíritu de Dios se aproxima en esta hora de la humanidad.
Daremos comienzo a esta Ceremonia.
Instrumental de Pater Noster.
Nos ponemos de pie.
Señor Dios Todopoderoso, infinito Misterio de Amor y Verdad, que Tus ángeles desciendan a la Tierra en este momento para que las puertas del mal sean cerradas. Que así sea. Amén.
Bendice con esta agua, Señor, a los que necesitan de Tu Perdón y de Tu Gracia, y que esta agua derrame Tu Misericordia en el mundo.
Hoy el Sacerdote Mayor reúne a todos los sacerdotes de la Tierra para que vivan Su Principio Crístico y para que, a través de su ejercicio y de su ministerio, traigan a Cristo a la Tierra por medio de los Sacramentos, de la oración, del canto y de la fe.
Inspiramos.
A pedido de Nuestro Señor Jesucristo vamos a proceder a la consagración de un sacerdote, en este día especial en donde el Sacerdote Mayor se hace presente para renovar nuestras vidas.
Y así como formé a los primeros apóstoles, hoy los formo a ustedes para que vivan los Principios de Mi Iglesia Primitiva, las sagradas raíces de la Iglesia, los sagrados Dones que Yo le entregué a Pedro, una vez, y que hoy les entrego a ustedes para que lleven Mi Amor a toda la Tierra. Amén.
Madres pueden encender las velas.
Que Dios, a través de estas Manos, haga descender el Cielo a la Tierra.
Que exorcices, con este instrumento, los espíritus impuros para que los corazones sean liberados de toda perturbación y alcancen la paz.
Consagra, Padre Eterno, esta alma a Tu eterno servicio, que represente en la Tierra Mis Designios y que lleve adelante Mi Santa Voluntad para que todas las almas que lo encuentren puedan recibir, a través de él, Mi Santa Comunión, Mi Santo Perdón para siempre. Amén.
Como en aquel tiempo, purifico sus manos, cabezas y pies para que, en este ejercicio de entrega a la Vida Mayor, se concrete en la Tierra la Voluntad de Mi Padre. Amén.
Más agua por favor.
En este momento vamos a realizar la representación de la Última Cena, después de que Nuestro Maestro y Señor nos lavó las manos, nos liberó de nuestras impurezas, entramos al Templo de Su Corazón para concelebrar, con Él, este misterio de Amor.
Las Madres pueden aproximarse porque en esta Sagrada Eucaristía no solo Su Maestro y Señor estuvo con los apóstoles, sino también con las santas mujeres, en espíritu y en omnipresencia, celebrando la Comunión espiritual con cada una de ellas.
A pesar de todo lo que viví y sufrí por ustedes Me entregué incondicionalmente para la remisión de los pecados.
Por eso tomé el pan dando gracias a Dios, y Él lo bendijo. Les dije a Mis amigos: “Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados".
Y así tomé el Cáliz dando gracias a Dios, y Él lo bendijo. Les dije a Mis amigos: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre que será derramada por ustedes para la remisión de los pecados. Hagan esto en Mi Memoria".
Te adoramos Señor y te bendecimos. Amén.
Y en unidad perfecta con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, compañeros, repitan la oración que Yo amorosamente les enseñé:
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
El Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo. Bienaventurados serán los que se sirvan de este Sacramento porque tendrán vida eterna. Amén.
Escuchamos siete campanadas.
Coman de Mi Cuerpo. Beban de Mi Sangre.
Por favor, unos paños para los Cálices.
Mantenemos la unión con nuestro Señor que aún está presente en esta Eucaristía, en contemplación y adoración.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Los presentes se pueden sentar.
Y así los apóstoles, en aquel tiempo, recibieron muchos misterios de Mi Corazón porque desde el primer momento que comulgaron de Mi Cuerpo y de Mi Sangre ellos recibieron la gran ayuda del Espíritu Santo que los prepararía para después de Mi Ascensión, para el gran momento de sus vidas, que era poder representarme y vivirme, por medio de Mi Ministerio Sacerdotal.
De la misma forma, las santas mujeres, con Mi Santa Madre, recibieron la inspiración de entregar sus vidas completamente, para consagrarlas a Dios, vivir en retiro y vigilia para poder contemplar y rememorar la Pasión de su Maestro y Señor.
Y así también todos los que participaron alguna vez del Sacramento de la Comunión, aun después de Mi Resurrección cuando aparecí en varios pueblos de Israel, esas almas llevaron consigo, interiormente, los méritos de Mi Pasión y los triunfos de Mi Corazón aun siendo hombre.
La Eucaristía es el mayor testimonio de la revelación del Amor de Dios para los hombres porque en ella se concentra la propia manifestación de la Santísima Trinidad, cuando el Cuerpo y la Sangre de Cristo son consagrados y transubstanciados en la celebración eucarística ante la Consagración del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la transformación en Luz del pan y del vino, porque todas las almas tienen nuevamente la oportunidad de vivir la Pasión de Cristo, de reconocer Sus padecimientos y Su dolor, Su sacrificio y Su entrega hasta el último momento de Su expiración.
Vivir la Eucaristía es renovar los votos con el Padre Celestial, es asumir una vida Crística de servicio y de amor por los demás, es fortalecerse ante las tempestades y las pruebas, de todo lo que sucederá en el fin de estos tiempos.
Recibir la Comunión, totalmente transubstanciada e iluminada por los méritos de la Pasión de Su Señor es entrar en la Iglesia Celestial de Cristo y pasar a formar parte de su Cuerpo Místico, viviendo todos los días la Comunión con Su Cuerpo Espiritual.
Las santas mujeres no pudieron estar presentes en la última Cena porque el legado que Yo dejaría para los Míos significaría y representaría la transformación y la redención de todos los seres de la Tierra cuando tan solo recordaran, a través de la Eucaristía, la Pasión de su Señor.
Cada vez que celebran la Comunión Conmigo no solo reafirman los méritos de la Pasión de su Señor, sino que sus vidas se transforman, poco a poco, hasta que algún día encuentren la unidad con Dios, completamente. Sean Uno con el Padre así como el Hijo es Uno con Su Padre, y así Yo podré ser Uno con ustedes y ustedes serán Uno en Mí.
En aquel tiempo lo entregué todo sin ninguna condición ni regla. Acepté el sacrificio por ustedes hasta el fin de los tiempos porque sabía, desde el principio, en lo más profundo de Mi Corazón, que a través de los tiempos y de las generaciones, muchos más me representarían.
Por eso deben hacer valer su sacerdocio para que el sacerdocio prevalezca en la superficie de la Tierra, espacio en el cual el Cielo encontrará un lugar por donde descender y actuar, por donde obrar y entregar a todas las almas las Gracias del Padre.
El Cordero fue entregado al peor matadero, pero eso sucedió por Amor y Misericordia para que los hombres de la Tierra, a través de todos los tiempos, alcanzaran el Perdón de Dios.
Hoy el mundo no revive Mi Pasión verdaderamente.
El sacerdocio se ha vuelto un escándalo en la humanidad. Por eso he decidido venir aquí a buscarlos a ustedes los imperfectos, los no formados, los menos instruidos para que, por medio de la intervención de Dios, respondiendo a Su Voluntad y a Su pedido, Su Propio y Divino Hijo los instruya en la Iglesia Celestial, Iglesia Celestial que muchas almas perdieron por sus errores.
Ese fue el verdadero legado que Yo le dejé a Pedro y a los apóstoles. Y por medio de los Sacramentos, especialmente por el Sacramento de la Eucaristía, no solo los sacerdotes, sino también el pueblo de Dios alcanzará la Gracia Espiritual y Divina: ingresar en la Iglesia Celestial. Porque es en la Iglesia Celestial, que levita en los Universos Mayores, en donde alcanzarán y encontrarán la Verdad, más allá de los hombres y de todas las formas.
Es a esa Iglesia que Yo los invito a entrar todos los días. Y en sus corazones, en sus esencias, en su mundo interior está una chispa de Dios que los une y conecta con esa Iglesia Celestial.
Por eso no permitan, compañeros, que las apariencias los confundan, que las pruebas del fin de los tiempos los atormenten.
Reafirmen su fe en Mi Iglesia Celestial y visiten a Su Maestro y Señor, frecuentemente, presente en todos los Sagrarios de la Tierra. Así sus corazones se encenderán y el fuego vivo de Mi Amor estará con ustedes.
Atravesarán tempestades y desiertos, momentos durísimos y difíciles, ustedes con sus familias, con sus conocidos, como también en sus naciones. Pero hay algo que nunca les hará perder la fe: es Mi Corazón que se entrega en sacrificio, nuevamente al mundo, para que sea reconocido, respetado y adorado en el Sacramento del Altar. Sacrificio amorosamente entregado a los hombres y mujeres de la Tierra, para que vivan el Camino de la Redención.
Las puertas de los infiernos temblarán ante la presencia de Mi Iglesia Celestial en la Tierra y más aún, Mi Iglesia alcanzará su poder y esplendor en el corazón de todos los que la invoquen, la respeten y la vivan, así como los Mandamientos.
Nunca dejen de amarse porque será ese amor, por más que sea pequeño, imperfecto e insignificante, lo que los mantendrá en unidad y no perecerán ante los embates de Mi enemigo.
Antes, Yo enviaré al Arcángel Miguel para que cierre las puertas y exorcice el mal, y las almas renazcan en la divina Esperanza de Dios para estos tiempos.
Hoy no digo esto solo por ustedes, sino por toda la humanidad, que está ciega y sorda ante el sacrificio de su Maestro y Redentor.
Pero hoy, ustedes, con su presencia, adhesión y amor ante este gran sacrificio ofrecido por el Cordero de Dios, hacen dignos los Altares del Padre y los ángeles cantan gloria y alabanzas para hacer revivir la paz en los corazones.
Quisiera poder decirles muchas más cosas, pero sé que sus cuerpos tienen un tiempo para poder soportarlo.
La verdadera Cena de Su Maestro y Señor no duró solamente un momento, sino tres horas, en las que Mis apóstoles contemplaron las tres Faces del Misterio de Dios presentes en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Hoy ustedes reciban este Sacramento con esa consciencia y amor de que el propio Dios se vuelve a entregar al mundo para que Su Misericordia los salve y los redima en este tiempo final.
“Elevo al Cielo, Padre, Mis plegarias para que enciendas en Tus criaturas la Verdad. Verdad que les hará encontrar el Camino del Amor y de la paz, de la Esperanza y de la renovación. No dejes que nadie quede sin ese impulso de Luz que hoy trae Mi Corazón Misericordioso. Y que por los méritos infinitos de Mi Pasión, las almas vivan en el Universo de Tu Fe y de Tu Amor para siempre. Amén".
En esta Cena de renovación, Yo los consagro y los renuevo, y les entrego Mi Paz. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En solemnidad y en absoluto silencio se darán el saludo de la paz para que este impulso de Luz, que hoy les traigo, se irradie al mundo.
Que puedan darse el saludo y la paz de la misma forma que Yo les entregué la paz a Mis apóstoles, en silencio y en contemplación.
Les agradezco.
Queridos hijos:
En este mundo, y en esta humanidad, la escuela que permite atravesar el sufrimiento humano es una de las mayores pruebas para las almas, ya que esa escuela representa la superación de momentos difíciles y pasar por aprendizajes mayores.
Esa es la razón por la cual la escuela de la oración ayuda e interviene en los aspectos más profundos del sufrimiento, llegando a los espacios inconscientes del ser humano para extirpar de raíz lo que ocasionó el sufrimiento y que mantiene al alma prisionera.
Por eso, la oración del corazón atrae la actuación de las Leyes de la Cura y de la Redención.
En estos tiempos, en los que la mayoría de la humanidad optó por la escuela del sufrimiento, es momento de actuar a través del poder de la oración para que las almas abandonen ese estado de dolor y reencuentren el camino del amor y de la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras, por un lado, la consciencia del planeta refleja una humanidad dividida por las guerras, el hambre, la desigualdad y los conflictos, por otro lado, las esencias de este tiempo atraviesan su gran definición.
Les pido que se tomen de Mi Mano para que Yo pueda unirlos a todos y, así, pueda conducirlos por el camino del amor y de la reconciliación.
Mi enemigo está consiguiendo infiltrarse incluso dentro de la vida religiosa. Él proyecta fantasías, estimula ideas y genera desencuentros, despertando en los corazones grandes desánimos y decepciones.
Él intenta desarmar por todos los medios Mis proyectos, pero no lo conseguirá. Ya se dio cuenta de que perdió, por eso coloca toda su furia en las mentes humanas y genera muchas contrariedades donde no existen.
Por esa razón vengo a pedirles que se protejan, que se consideren los unos a los otros y que no salgan ni un segundo de Mi Corazón, porque así Yo los ampararé y los tendré en Mis Brazos.
Todo lo contrario a la luz que en este momento pueda estar sucediendo será una apariencia creada por Mi adversario.
Sumérjanse en la oración del corazón, cumplan las liturgias diarias y sobrevivirán. Porque tiempos más complejos llegarán y los corazones deberán estar más unidos que antes para soportar los últimos y definitivos embates.
Estoy en oración por ustedes. La Mujer vestida de Sol en este momento está corriendo al desierto.
La puerta del Armagedón ya fue abierta en este último agosto.
Vigilen y no se dejen confundir.
Estoy a la retaguardia de Mis hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
El camino del Amor es realizado a partir del momento en que el corazón se anima a dar el primer paso.
El camino del Amor transforma vidas, unifica seres y trasciende errores.
Para vivir el camino del Amor, primero deben reconocerse como criaturas amadas por Dios y, así, permitirán que el Amor, que proviene de la Fuente, interceda y los transforme.
Ser amoroso es dejar de ser indiferente y de estar en sí mismo.
Ser amoroso es pensar en los demás y compartir el dolor del semejante en alguna circunstancia.
El amor trae sabiduría, porque el amor no se apropia de nada.
El amor como camino, se aprende amando, construyendo y, principalmente, aceptando la vida y sus más grandes acontecimientos.
En el amor se percibe la Verdad y se disuelven las mentiras.
El verdadero camino del Amor es libertador y, al mismo tiempo, consolador y sublime.
El amor lleva al entendimiento y facilita la introspección ante las necesidades diarias.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
No pierdas la oportunidad de crecer a Mi lado y de desmitificar tu consciencia, para que algún día encuentres la Verdad, la Verdad que vive dentro de ti, la Verdad que espera por despertar y, así, mostrarse ante tus ojos, revelándote la verdadera misión y el verdadero Propósito que Dios te ha enviado a cumplir en este tiempo y en esta humanidad.
No pediré lo imposible, sino lo que es posible.
No necesito grandes desarrollos, sino pequeños desafíos que puedan ser verdaderos y que nazcan del corazón.
He esperado hasta este momento y hasta este día, para decirles que cambiaré sus consciencias, de modo y de lugar, de sentido y de percepción; y quien no lo quiera vivir estará libre como siempre lo ha estado. Mi Corazón no amarra a nadie, Mi Corazón concede la Paz y la Verdad.
Yo Soy el Camino que se trasluce ante los ojos de los hombres. Soy el Sendero que se muestra ante la transparencia de la vida y en la concepción de nuevos principios que hagan de sus seres, seres de bien.
Están ante el escenario de una definición, como lo está el mundo, como lo vive toda la humanidad.
Sé que no es fácil entregarse ni humillarse, pero la resistencia podría quebrarse para que Mi Luz pueda penetrar y transformar todo.
Yo les ofrezco el Camino del Amor y no el camino del dolor. Ustedes son seres que ya han crecido lo suficiente para poder responder al Plan.
No necesito que se igualen a Mí, solo necesito que sean en Mí para que, en este momento agudo, Yo pueda Ser en ustedes.
Deseo en este lugar muchas comunidades y más pobladores de Mi Camino crístico y redentor. Es solo hacer el movimiento correcto y tener la actitud correcta y eso también transformará al mundo y a su humanidad, sobre todo, a Europa.
Las Gracias de los Proyectos de Dios aún están por descender. Las Corrientes del Universo descenderán para ayudar a concretarlos o para que sean omitidos, como muchos más los omiten, día a día.
En lo pequeño está el Reino de Dios, y ustedes pueden hacer lo pequeño para que el Reino de Dios se manifieste.
No teman a los desafíos. No teman a los conflictos. Teman no poder amar más, así como Yo los amo. Teman no poder ser transparentes, así como Yo los quiero ver transparentes a pesar de las imperfecciones o de los errores.
Necesito que sus seres sean verdaderos, para que Mi Proyecto en ustedes sea verdadero.
El tiempo indica un nuevo rumbo. La Obra indica un nuevo paso y es hora de actuar para que su Señor pueda posar Sus Pies también en Portugal y, así, santificar la tierra que ha sido ultrajada por los hombres y sus ignorantes poderes.
Ustedes han sido llamados a cambiar parte de la historia de esta humanidad y en esta parte del mundo.
Los Tesoros del Cielo esperan para poder ser revelados a la humanidad y a sus consciencias.
Ya tienen las llaves, solo deben abrir la puerta correcta para que todo pueda acontecer como está previsto.
Yo les ofrezco esta Comunión como un testimonio de Amor que Yo tengo por cada uno de ustedes, aunque no lo parezca; y espero que sus corazones sigan buscando el camino del arrepentimiento por los que no lo buscan, en esta flagelada Europa que debe renacer a su verdadero espíritu y a su verdadera concepción.
Yo les pido cosas simples, pero profundas. Yo no necesito que sean héroes, sino Mis servidores, Mis verdaderos servidores, en este tiempo crucial de la humanidad, en el que cada vez más se apagará la luz en el interior de las criaturas; y, ustedes, como tantos otros, deberán ser esa llama encendida de incondicionalidad, de servicio, de bien, de aceptación y de apertura al prójimo, a los que sufren.
Dios, desde el principio, les dio la Gracia de conocer Lys y de sentir su esencia y su energía. Ustedes deben ser precursores de ese Legado y no pueden colocar barreras para que eso no llegue a las almas. Ustedes saben de lo que les hablo y comprenden lo que les digo. Si Yo no les digo la verdad, no podrán ser verdaderos algún día.
Los invito a cumplir la Voluntad de Dios, en hermandad y en sintonía.
Hace 2 000 años atrás, en un Jueves Santo, Yo tomé el pan y di gracias a Dios por estar con ustedes. El Espíritu del Padre bendijo el pan, convirtiéndolo en Mi Cuerpo. Y hoy, les vuelvo a decir que coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo Vivo, que se sacrificó y murió por ustedes para concederles la Gracia de la oportunidad y de la redención.
Del mismo modo, tomé el Cáliz, di gracias a Dios por ese sacrificio y por estar con ustedes y en ustedes. El Espíritu del Padre lo bendijo. Y hoy, les vuelvo a decir que tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, que fue derramada por los hombres para el perdón de los pecados.
Hoy, limpiando sus corazones con la Preciosa Sangre del Cordero, los invito y los llamo a la renovación para que se conceda la paz al mundo.
Oración: Padre Nuestro (en arameo).
Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo,
Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo,
Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Y como el centurión romano, repetirán la frase que reverbera a través de los tiempos y que los hace dignos de que Yo pueda entrar en su interior:
Señor,
yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
(tres veces)
Y ahora que He limpiado sus corazones y almas, celebren la Presencia del Cordero de Dios y la renovación que Él les trae por medio del Sacramento de la Eucaristía. Junto con los ángeles y arcángeles de Lys, celebremos este momento en compañía de María Santísima y de San José.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Entonaremos el Kodoish melódico algunas veces.
Nuestro ofertorio es elevado a los Pies del Creador y ante Su Santísima Iglesia Celestial para que esa oferta se convierta en Gracia y Misericordia para el mundo.
Que la Paz y el Amor de Mi Corazón los permee, para que el planeta y la humanidad sea permeada de Paz y de Amor en estos tiempos críticos.
Que el Cetro de Dios triunfe en la Tierra y que los estandartes de los pacificadores de Cristo sean elevados para decretar el descenso del Reino de Dios a la Tierra.
Les doy nuevamente la Paz, porque la necesitan. Busquen siempre ser la paz en todo lugar y en cada ocasión.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con espíritu de hospitalidad, dense el saludo de la Paz.
¡Les agradezco!
Durante la noche, cuando es invocada y clamada Mi Divina e Insondable Misericordia, su Maestro y Señor del Universo puede hacer prodigios y milagros, y llevar a las almas por el camino de la Luz, retirándolas del camino de la oscuridad.
Por eso, el triunfo de Mi Corazón está en la devoción y en la adoración de los corazones despiertos, para que los que están dormidos también despierten.
Los animo, en este tiempo, a ser difusores de Mi Misericordia para que el mundo pueda ser ayudado por la oración de los que claman e invocan Mi Santo Nombre.
Todos los días, Yo les doy la Gracia de conocer en profundidad Mi Manantial y de avanzar Conmigo en el camino del amor y de la redención.
Yo los animo a ser valientes por intermedio de la Divina Misericordia, para que el tiempo de Gracia que todavía resta, pueda ser propagado en la mayor cantidad de almas de esta humanidad.
¡Les agradezco por acompañarme!
Yo los bendigo y los protejo siempre,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Vengo en nombre de Mi Hijo para darles las gracias por sus súplicas, por medio de la novena que están realizando al Castísimo Corazón de San José.
He venido desde el Cosmos a decirles esto para que sepan que su Madre Celeste está con ustedes, así como está con el mundo, tan necesitado de Amor y de Luz.
Yo vengo a hacer resplandecer sus vidas por medio de la oración, para que se vuelvan columnas de Luz para este mundo y lleven esa Luz al mundo en donde más se necesita, en donde más claman.
Les agradezco por esta novena, porque las puertas se están abriendo y los corazones están consiguiendo ser sinceros.
Por más que no comprendan en profundidad el Propósito de Dios, su Madre Celeste, por medio de Su Amor, les hará comprender todas las cosas con simplicidad y humildad.
Por eso, sigan orando hasta el término de la Novena de San José, para que también el Castísimo Corazón pueda impartir Sus Gracias sobre Europa y África.
Grandes son las necesidades planetarias, muchísimas son las emergencias en estos tiempos.
Les pido, hijos Míos, que sigan orando por la Paz en las naciones, como vienen haciéndolo: semana tras semana, cuenta por cuenta y corazón con corazón, encendiendo esa Luz de Mi Amor en el mundo por medio del poderoso Rosario.
Con todo esto Yo les pido que continúen adelante, para que puedan seguir renovándose a través de los tiempos, a pesar de que cosas gravísimas suceden en el mundo.
Mi confianza, hijos, está en ustedes, en cada momento de oración que ofrecen a Mi Corazón Inmaculado, para que heridas profundas e internas puedan ser disipadas del Corazón de su Madre, y así, del corazón de Sus hijos, que buscan la paz.
Vengo a su encuentro con todas las estrellas del Cosmos. Vengo a visitarlos con grandes Consciencias angélicas para desatar los nudos de estos tiempos, para que las almas encuentren la paz, vivan el espíritu de la solidaridad y de la cooperación con los semejantes, sabiendo que todo podrá ser superado en el Amor. No hay otro camino.
Mientras el mundo no aprenda a amar, no existirá paz. Mientras más se animen a practicar el ejercicio del amor del corazón, mayores posibilidades existirán para que millones de almas aprendan a vivir el camino del Amor.
Por medio de esta escuela de oración que viven Conmigo todos los días, especialmente en la oración por la Paz en las naciones, todas las cuentas que son realizadas y ofrecidas conceden Gracias inexplicables al mundo entero; cosas que tal vez no verán en este tiempo, pero sí verán suceder en el futuro cercano, cuando su Madre Celeste ya no esté más a su lado para visitarlos y solo esté en el Cielo, deseando ardientemente que vivan Mi instrucción, la instrucción de Mi Hijo y la de San José, para que esta Obra continúe adelante, así como está escrito en el Corazón de Dios.
Mientras tanto, hijos Míos, los invito a seguir amando de verdad, a colocar el amor en práctica en cada detalle, como con cada hermano que se aproxime a sus vidas buscando un poco el amor reparador, buscando un poco el amor curador y consolador, que solo brota de la Fuente del Espíritu Santo y de las almas que se coligan con Él.
La Obra que realizará su Madre Celeste en Europa será importante. Por eso, cada colaboración es imprescindible, por más pequeña que parezca. Pero Yo sé que hay almas que pueden ayudarme más y saben que es verdad lo que les digo.
La Madre de Dios no ostenta riquezas, sino el bien para todos Sus hijos, independientemente de su nación, religión o creencia.
Quiero que aprendan hijos Míos, junto a Mí, que todos pueden ser uno, porque alcanzando esa unidad espiritual, Dios estará en ustedes y ustedes estarán en Dios viviendo en Su Reino; a pesar de los acontecimientos de estos tiempos, de las purificaciones o de las pruebas.
Yo los invito todos los días a ser parte de la Gran Hermandad, la Gran Hermandad que está en el Cielo y también aquellos que están en el interior del planeta y que con su silencio llevan adelante grandes Obras en el mundo por la liberación del planeta y de la humanidad, por la redención de los corazones, por la Paz en todos los pueblos.
Yo los invito todos los días a coligarse a esa gran Hermandad y a seguir encendiendo en sus pechos la Estrella Confederada, la cual los llevará por el camino de la Luz, de la ascensión y del bien.
Leyes muy profundas y desconocidas del Universo podrán transformar sus vidas y las vidas de sus hermanos y ya no será necesario, hijos Míos, sufrir. Quiero que el dolor y el sufrimiento terminen en el mundo. Quiero que las almas conozcan la verdadera alegría de servir a Dios. Lo que Yo llamo “felicidad espiritual”, que no está en este mundo sino en el Universo, en la Vida Universal y en el Conocimiento; en la fe, en el servicio y principalmente, en la gratitud.
Quiero llevarlos, queridos hijos, al Reino de Dios todos los días, para que ustedes se animen a traer el Reino de Dios a la Tierra y muchas, muchas más cosas en el mundo sigan transformándose.
Este es el deseo ardiente de su Madre Celestial, de su Madre humilde y servicial, incansable y eterna, que viene a llamar a Sus hijos a través de los tiempos para que más vidas despierten hacia su verdadera vida espiritual.
Mientras esto no suceda, Yo seguiré viniendo al mundo. Yo seguiré impulsando el despertar de las consciencias, respondiendo al pedido de Cristo y del Padre Celestial; con ustedes y en ustedes. Yo podré, como Madre, hacer muchas cosas más.
Aún hay mucho por hacer, hijos Míos. Hay mucho por materializar y expresar dentro de esta Obra de Amor y de Redención planetaria que recorre el mundo y las naciones, solo para sembrar la Paz y la esperanza.
Hoy traigo el Rayo de la esperanza al mundo, para que las almas lo puedan reconocer y vivir. Sabiendo que cada uno de Mis hijos tiene tantas virtudes y dones para servir a Dios, para poder despertar y reconocer en sí lo que ni siquiera las almas saben completamente.
Por eso, Yo los vengo a impulsar y a motivar, al despertar sus talentos, virtudes y dones. Porque Cristo vendrá a llamarlos y les pedirá sus virtudes y talentos, así como todos sus dones, para que estén al servicio de Él en el momento de Su gran Retorno al mundo.
Ustedes, hijos Míos, son llamados como su Madre Celestial, a ser mediadores del corazón y de la palabra; a buscar en todas las cosas y en todos sus hermanos el espíritu del bien; a ver el bien en sus hermanos y no el mal; lo que es positivo, radiante y elevado en cada consciencia que guarda en sí el Cristo interno.
Promuevan en este tiempo el despertar del Cristo interior y el planeta será repoblado de sublimes energías divinas, que serán atraídas por los hijos de Dios, no solo como columnas de Luz, sino también como espejos de Su Divina Consciencia.
Los invito, hijos Míos, a recrear juntos este planeta y esta humanidad. A re-enseñar el camino del amor y del servicio por medio de las misiones humanitarias, de las peregrinaciones, de las corales, de todo lo que pueda expresar el Amor de Dios en el mundo.
Por eso, esta Obra es para todos y es más amplia de lo que parece y de lo que es. Ustedes, hijos Míos, tienen la llave de Mi confianza para poder hacerlo, siguiendo los pasos de la Jerarquía Espiritual en la obediencia y en el bien, para que todo se mantenga en su camino así como Yo espero ardientemente que se cumpla.
Vengo a agradecerles en esta noche, por su colaboración amorosa, a todos aquellos que están gestando por medio de la oración y de la colaboración, la próxima misión de paz en Europa y África.
Ni siquiera saben, hijos Míos, todo lo que sucederá en ese continente y todo lo que los Mensajeros Divinos harán en cada nación que visitarán, así como en cada lugar al que irán para sembrar la Paz y la Misericordia que ustedes han tenido la Gracia de conocer en los últimos tiempos.
Los invito, por medio de la colaboración y de la construcción de esta próxima misión, a seguir siendo orantes y misericordiosos con los que son más ignorantes, que están distraídos y muy ilusionados con todo lo que les ofrece el mundo.
Todo lo que hagan en la Tierra también lo estarán construyendo en el Cielo. En el último día de sus vidas sabrán y tomarán consciencia de todo lo que hicieron por amor a Dios.
Todo lo que tejen en la Tierra también lo tejerán en el Cielo, y el Universo tendrá memoria de sus acciones y de sus obras de bien por la humanidad.
Hoy Me elevaré al Cielo en profunda tranquilidad, sabiendo que Mis hijos han comprendido, más allá de las palabras, el llamado del Cielo.
Sean propagadores del bien que hoy les traigo, para que el planeta sea colmado de Luz y de Misericordia, hasta que los Mensajeros Divinos terminen de cumplir Su Misión en la humanidad.
En esta noche, quiero que sus corazones, hijos Míos, sean revestidos de esperanza para que la cura se establezca en la humanidad, el bien llegue a muchas más vidas en el mundo y sean tocadas por la Gracia de Dios, por Su Misericordia Infinita.
Vengo a traer la Paz, no solo al Brasil, sino también al mundo. Este encuentro ha ayudado para que eso suceda.
En el Amor y el Bien, Yo los bendigo.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Que este lugar siempre se revista de esperanza, para que la esperanza transforme al mundo y todas las consciencias sean tocadas por el Rayo de la Esperanza de Dios.
¡Les agradezco!
Vengo a traer Mi Misericordia en donde no hay justicia religiosa, ni social.
Vengo a traer algo que los hombres aún no tienen, por el poco valor que le dan.
Pero no importa la formación que tengan, sino su corazón, que es lo que vale para Dios, porque siempre se perpetuará, siempre dará testimonio del Amor de Dios entre todos los hombres y mujeres de la Tierra.
Pongan su mirada, queridos hijos, en el corazón y allí encontrarán a Dios, más que a los hombres. Si Dios está en ustedes, Mi Hijo estará en ustedes y nadie podrá alterar esa unión interior.
Nadie podrá decir, hijos Míos, que Dios no está presente en el corazón de los hombres, que Dios no está vivo en aquellos que creen en Él por encima de todo, por encima de todo acontecimiento.
Yo vengo a enseñarles el camino del amor, porque en el Amor de Dios siempre encontrarán la salida; siempre existirá el entendimiento y la sabiduría para comprender los designios de Dios y sobre todo Su máxima Voluntad.
Hoy vengo a traer pacificación a los hombres que despiertan la ira incontrolable.
Hoy vengo a amansar los corazones, para que sientan la paz y sepan que todo se está cumpliendo, más allá de todo entendimiento o de toda filosofía.
Lo que Dios necesita, queridos hijos, es que los hombres aprendan a amar y que no se olviden del camino del amor, porque quien no esté en el camino del amor verdadero, no estará en el camino del Paraíso, por más que profese el Nombre de Mi Hijo, por más que realice la Eucaristía ante el pueblo de Dios.
El amor lo es todo. Es la ciencia primera. En el amor comprenderán la vida, así como comprenderán el sufrimiento.
Únanse en el amor y no en la separación de sus ideas o de sus pensamientos. El Reino de Dios está para todos, no tiene religión ni doctrina. El Universo de Dios es libre y amplio. Y Él viene a señalar a los hijos que ha escogido, para llevar adelante Su Obra de redención en el fin de estos tiempos.
Les digo a los hombres que dicen ser sabios, que no tienten la ira de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios para que no estén separados del Padre y para que no separen a los rebaños de Mi Hijo del Corazón de Dios.
No son tiempos de divisiones. Es el tiempo de la gran unidad celestial. Será esa unidad que salvará al planeta y a la humanidad, sobre todo a los más miserables de espíritu, que no solo se encuentran en la vida, sino también en las religiones.
Mi Hijo viene a dar oportunidad para todas las almas. Su Misericordia no se limita a los hombres. Su Misericordia es universal e infinita.
Necesito, queridos hijos, que abran sus corazones al gran entendimiento divino, que no se dejen envolver por lo que los hombres hablan de este mundo, por lo que los hombres señalan en sus semejantes.
Abran sus ojos del corazón y encontrarán la Verdad, la Verdad que yace en ustedes, la Verdad que nace del corazón, que todo acepta y que todo entiende; de un corazón incondicional y vivo, que no teme abrazar lo desconocido y decirle sí al Universo todos los días.
Me lamento, queridos hijos, por aquellos que no comprenden la Voluntad de Dios y que dicen vivirla plenamente pero que no es verdad.
Busquen la unión entre sus corazones y estarán preparados para recibir la segunda venida de Cristo.
Dios Me ha pedido que venga a buscar a todas las esencias del mundo y no solo a aquellas que creen en Mi Hijo. Recuerden que Mi Hijo es el Señor de las religiones, porque es el Señor del Amor. Y si es el Señor del Amor, es el Señor de la Verdad, de la Voluntad Divina y de la Justicia, del bien que Él quiera profesar para todos los seres de la Tierra.
Entonces, queridos hijos, no se confundan. Sientan Mi mensaje en el corazón, más que el mensaje de los hombres vacíos, que están vacíos del amor, de la verdad, del verdadero entendimiento que solo lo da el Espíritu Santo.
Llegará un momento, queridos hijos, en donde todas las religiones deberán comprenderse y entenderse. Porque si esto no sucede, ¿quién le abrirá la puerta a Cristo para que Él retorne?
Es necesario rezar de corazón y de alma, para que en estos tiempos los hombres de la Tierra no los confundan.
Es necesario escoger al Santísimo Sacramento, para que los hombres de la Tierra no los confundan.
Es necesario vivir la vida del servicio, para que los hombres de la Tierra no los confundan.
Así se fortalecerá su fe, que es una fe que no tiene propiedad en nadie, ni en ninguna persona. Es una fe que pertenece a Dios y a sus corazones íntimamente.
Revivan esa fe con los buenos ejemplos y abran los ojos al conocimiento divino que viene del Universo. Así darán los pasos seguros hacia la redención y acogerán plenamente el llamado de Dios, sin pensar qué dirán los demás.
Queridos hijos, como Madre de Dios y Madre de Mi Hijo, Yo vengo a religarlos con el camino del amor, porque es un camino que no está siendo practicado por los hombres de la Tierra. La ilusión y todo lo que es superfluo separa a los hombres de ese camino verdadero.
Vivan los Mandamientos y estarán en la verdadera libertad espiritual.
Yo vengo, queridos hijos, a hacerles el bien, a enseñarles el camino del Amor y de la Verdad, a pedido de Mi Amado Hijo, Jesucristo. Eso nadie se los podrá quitar, la vivencia de su fe y su devoción al llamado de Dios en estos tiempos, fuera de la Iglesia de Mi Hijo.
Vean la importancia del despertar de los corazones en estos tiempos y no se dejen invadir por los comentarios de los hombres. Es necesario unirse y fortalecerse. Es necesario unir las fuerzas del corazón con las fuerzas del corazón del hermano, para llevar adelante el Plan de estos tiempos, delante de una realidad planetaria caótica y difícil.
Que sus corazones, en esta noche, sientan la verdad de Mi Corazón y que no se arrepientan ni tampoco abandonen su consagración como hijos de Mi Corazón Inmaculado, porque lo que Yo les traigo, queridos hijos, nadie se los dará, ni siquiera la máxima jerarquía de las religiones. Todo proviene del Corazón del Padre, de Su Fuente inmaterial y eterna. De eso deben aprender a alimentarse espiritualmente todos los días; no solo del Evangelio, que es el camino básico para su despertar y redención.
Encuentren sentido en su camino espiritual, en lo que es superior y divino y así, estarán en el Padre y el Padre en ustedes. Sus corazones no sentirán duda ni desconfianza, sino que darán el paso seguro y firme en el camino del Amor y de la alegría de servir a Dios.
Recuerden que deben volver a reintegrar su dignidad espiritual para con el Padre.
Las religiones son el puente para eso, pero no es lo definitivo. Hay algo, queridos hijos, que debe comenzar desde ustedes, que debe nacer de su corazón, para poder estar en Cristo y en Su Divina Presencia.
Vengo a evangelizar con una Nueva Palabra, una Palabra que los hombres no conocen, porque la Palabra que Yo pronuncio es una Palabra que viene de la Fuente del Amor. Es una Palabra que no se desperdicia. Es una Palabra que sirve y ayuda a las almas para su conversión.
Cuando los tiempos están más difíciles y las rebeliones de los hombres se presentan, es señal, queridos hijos, que es el triunfo de Mi Inmaculado Corazón y la derrota de la bestia, que confunde a los corazones, a pesar de sus creencias.
Yo vengo a darles el testimonio que les dio Cristo cuando Él estuvo presente en este planeta. Vuelvo a reintegrarles este testimonio del amor para que no olviden, queridos hijos, que en el amor está la respuesta, la sabiduría y la salida para los grandes obstáculos.
Como no Me cansaré, queridos hijos, de decir que Yo estoy aquí, aunque muchos lo desmientan públicamente, vengo a consagrar a nuevos hijos para reafirmar ese testimonio del amor, ese testimonio del Amor Infinito de Dios y del Cristo, que une cada vez más a las consciencias con la Esencia de la Fuente Primordial.
Por eso no dejaré de dar bendiciones, por más que hablen, por más que mientan y que no digan la verdad.
Recen por los que no comprenden, porque son muy miserables y enfermos de espíritu y no lo saben, así como Yo rezo por ustedes para curar su enfermedad espiritual. Los invito, queridos hijos, a orar por los miserables de espíritu y de alma, porque no lo saben, para que reciban la Gracia de algún día darse cuenta de eso y de pedir verdadera misericordia a Dios, más que pronunciar palabras vanas.
Sean misericordiosos como Yo lo Soy y el planeta tendrá más oportunidades, más almas se curarán y más corazones se reconciliarán con el Dios Vivo.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán, ante la Fuente del Amor de Dios, para que sean testigos de lo que Yo les pido, para que defiendan su consagración y no teman decir que creen en Mi Presencia, como un precioso llamado de Dios para estos tiempos.
Quisiera decirles a todos los Hijos de María que recuerden su compromiso Conmigo, porque Yo nada puedo desperdiciar, ni una mínima energía de la Gracia. Todo lo que Yo les entrego es porque lo necesitan, aunque no lo comprendan o no lo sepan; todo es un motivo de un Proyecto especial en sus vidas, en sus consciencias y en sus espíritus. Yo les doy algo que nadie les puede dar, que debe ser valorado y respetado, reverenciado, y deben rezar para que ese Don que Yo les entrego persista en el fin de estos tiempos.
Escuchando el himno de su consagración, Yo vengo a bendecirlos, queridos hijos, a fin de reconsagrar a los que ya se consagraron como Hijos de María, para ser testigos de la Palabra de Dios y del retorno de Cristo, sin nada que temer, porque el amor que puede estar en sus corazones es invencible.
El amor que puede estar en sus consciencias, es imborrable. Ningún hombre ni ningún ser de esta Tierra puede borrar el Amor de Dios. Nunca vencerá, porque el amor es el que vence; es el Amor de Cristo que venció la muerte en la Cruz y que les viene a enseñar que en el amor, todo es posible, hasta el fin de los días.
Padre Amado, desciende Tu Fuego en los corazones simples y humildes.
Desciende Tu Consciencia Divina en aquellos que predican Tu Palabra y que en la simplicidad del corazón testimonian Tu Presencia en el mundo.
Desciende Tu Sabiduría y Tu Gracia en los corazones que se deben convertir a la vida crística del servicio y del amor por los semejantes.
¡Oh, Padre Amado! Escucha la voz de Tu Sierva Fiel,
desciende Tu Amor sobre los miserables,
sobre los que no comprenden y los que no aceptan Tu llamado,
sobre todos aquellos que provocan la separación de Tu pueblo
de Tu Amadísimo e Íntimo Corazón.
¡Oh, Padre Amado! Perdónalos, perdónalos para que encuentren una nueva oportunidad, por intermedio de Tu Divina Compasión y de Tu Gracia.
Perdona Señor a los que ofenden a sus semejantes.
Perdónalos Señor, para que encuentren la Luz de Tu Corazón
en el gran Universo de Tu Amor Universal.
Hoy bendigo y establezco Mi Paz entre los hombres de la Tierra,
sabiendo que aún estaré aquí,
cumpliendo Tu Divina Voluntad y Tu Llamado,
en unión a todos Mis Hijos, especialmente a los que se consagran
para ser el ejemplo de Tu Vida en el Universo.
Que el Señor los bendiga, los redima y los consagre, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora canten, porque ya están consagrados a la Madre de Dios.
Les agradezco por responder a Mi llamado, en confianza.
Si Mi Voz fuese escuchada en todo el mundo y si se llevara adelante todo lo que Yo dicto a través de los tiempos, tal vez no sería necesario padecer ni sufrimiento ni dolor.
Por eso, aún vengo al mundo para demostrarle a la humanidad que ella tiene su corazón cerrado al llamado de Dios y que lo ignora.
Vengo a intentar que la humanidad, algún día, tome consciencia y despierte a la realidad de la ilusión que ella misma creó, para que salga de ese estado y asuma su momento de conversión.
Será importante orar de corazón, porque esa oración especialmente aplaca la Ley y trae una gracia para todos los seres del planeta.
Mientras la humanidad coloque su atención en todo lo que es inferior y no busque lo superior, aún sufrirá por sí misma, hasta que aprenda a corregir sus caminos y se anime a buscar el camino del amor. En ese momento, comenzará a conocer la verdadera y única libertad, la libertad que alcanza el espíritu que está al servicio de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Contemplen, en Mis ojos, la Luz imperecedera que no se apaga jamás, para que ilumine sus caminos que los llevan al Corazón de Dios.
Contemplen, en Mi Manto, la eterna protección, para que se arriesguen a dar los pasos y, sin miedo, vivir la transformación.
Contemplen, en Mi Corazón, la llama que los sustentará en devoción y en fe, y que no les permitirá desanimarse ante las pruebas del enemigo.
Contemplen, en Mis manos, el auxilio perpetuo, incansable e impasible, que los aguardará siempre para llevarlos hasta la Luz.
Contemplen, en Mis pies santificados por el glorioso caminar que hice al Reino de Dios, el camino seguro por el que caminarán sus pequeños pies.
Contemplen, en Mi Corona de Estrellas, la Luz del Espíritu Santo que surgirá aun en noches oscuras y que aparecerá detrás de las nubes más espesas que se aproximen a sus vidas.
En Mi Rosario, contemplen la fe inquebrantable y la persistencia eterna de Mi Corazón, que ora día y noche por las almas del mundo.
Contemplen, en las rosas bajo Mis pies, la oferta permanente generada por Mi oración perpetua, oferta que es adorada por Dios y que representa a toda la humanidad.
Hoy, hijos Míos, visto sus cuerpos con Mi Manto, cubro sus cabezas con Mi Corona de Estrellas, en sus manos coloco Mi Rosario y, bajo sus pies, deposito siete rosas, para que sigan eternamente Mi ejemplo, ejemplo que traigo a sus corazones semana a semana, mes a mes.
Quiero que hoy acepten esta oferta verdadera de Mi Corazón, para que alcancen a tener un corazón puro, una vida simple y humilde, un caminar pleno de fe y confianza absoluta en Dios y, a través del rosario en sus manos, jamás se olvidarán de que cada paso debe ser dado por el prójimo.
Vivan la transformación como un servicio eterno de auxilio a la humanidad y a todo el planeta, que necesita de corazones cristificados por el Amor del Espíritu Santo de Dios, corazones prontos para cruzar el umbral de una nueva raza, una nueva humanidad basada en el Amor.
Mi Presencia, en este tiempo, viene a indicarles el camino por el cual deben seguir hasta el momento en el que se encontrarán con Mi Hijo y, a partir de ahí, seguirán con Él, en Su ejemplo glorificado de unión con el Padre.
Hijos Míos, luminoso es el final de este camino de piedras, solo les pido que sean persistentes y que sigan las instrucciones dejadas por los Mensajeros de Dios; de esa forma, las piedras serán oportunidades de crecimiento y no motivo de atavismo.
Mis amados, busquen, en Mi Corazón y en la contemplación de Mi Sagrada Imagen, la fuerza y la fe que nutran a sus espíritus; así siempre podré guiarlos y acompañarlos, junto a sus corazones, en la trayectoria que deben vivir.
Como agua que corre en el río de la vida, permitan amoldarse a la Voluntad de Dios expresada en las Instrucciones que reciben. Así, liberarán a sus seres de estar en un sufrimiento innecesario en este tiempo.
Jamás se olviden de orar. Oren, oren mucho, para alcanzar la paz en el mundo entero.
Yo los amo y les agradezco.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más