Viernes, 29 de junio de 2018

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA COMUNA DE ARCHAMPS, ALTA SABOYA, FRANCIA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ora, y en oración lleva el Relicario de Mi Corazón a peregrinar por el mundo, deja que Sus Rayos de compasión y de humildad penetren hasta en el más duro de los corazones, endurecido por su orgullo y por su arrogancia.

Ora, y en oración lleva el Relicario de Mi Corazón a peregrinar por el mundo, deja que sus Rayos de paz y de unidad con Dios permeen a las almas más perdidas y distantes del Creador.

Camina Conmigo, con tu corazón orante, por todos los rincones de este mundo y no te olvides, hijo, que la oración es el puente hacia la unión con Dios, no solo para ti, sino para cada ser de esta Tierra.

Contempla el Relicario de Mi Corazón y, atravesando ese pequeño y humilde Relicario de madera, llega a Mi Corazón espiritual de Siervo, de Compañero, de Padre y de Amigo, para que aprendas de Mí lo que Yo aprendí con Dios y para que así recibas las virtudes que harán de ti un instrumento del Padre Celestial, así como Yo lo fui y Soy.

Contempla el Relicario de Mi Corazón para que aprendas a interceder por las almas y, en silencio, no solo dime aquello que necesitas, sino también pídele a Dios por la intercesión de Mi Corazón por todas las necesidades del mundo, aquellas que son reales y urgentes.

Ora, y con tu oración lleva el Relicario de Mi Corazón a peregrinar por el mundo y así permite que cada uno de tus hermanos reciba aquello que necesita de Dios; reciba Misericordia, Perdón y Gracia; reciba esperanza, fe y alegría; reciba cura, fidelidad y fortaleza para cumplir su compromiso espiritual.

Todo lo que el Creador Me entregó, Yo se lo entrego al mundo por medio del Relicario de Mi Corazón.

Entonces, hijo, recibe lo que te concedo y, en oración, dale de beber a los sedientos de esta Fuente de Gracias.

Tu Padre y Amigo, Compañero de siempre,

San José Castísimo

Viernes, 22 de junio de 2018

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE BAD VÖSLAU, AUSTRIA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ora, y si tu oración fuera verdadera, llegará a los Cielos y unirá no solo tu corazón a Dios, sino también el corazón de todos los que necesitan Su Presencia.

Sirve, y si tu servicio fuera verdadero, sin importar lo que hagas, él tendrá repercusiones espirituales que serán desconocidas para ti, pero que, en lo invisible de tus acciones, se tornarán el motor para la transformación del mundo.

Ama, y si tu amor fuera verdadero, curará las heridas del pasado, del presente y preparará en el futuro una vida de aprendizajes en el amor y no en el sufrimiento.

Canta y que tu canto sea verdadero, una oración con melodías que elevan tu corazón al Padre, así como lo hacen los pájaros, entregándole el día a Dios, al inicio de cada mañana.

Silencia, y que tu silencio sea verdadero, que no esté colmado de angustias, rencores, pesares o sentimientos que cierran tu boca para herir tu corazón.  

Que tu silencio sea curador y que traiga paz, primero a tu interior, después al mundo.

Escucha las Palabras de Dios, aquellas escritas en los Libros Sagrados de este mundo y transmitidas por Sus Mensajeros.

Si tu lectura fuera verdadera, ella abrirá tu corazón para que sepas reconocer la Voz del Padre en tu interior, cuando la Voz de Sus Mensajeros ya no resuene en el mundo.

Y así, hijo, todo lo que hagas, hazlo de verdad, hazlo con la verdad y pleno de una transparencia espiritual.

Transforma tu vida en un acto sagrado y así verás cumplirse en ti como fue dicho en el principio, verás emerger en ti lo que te hace semejante a Dios, verás disolverse la ilusión, para que viva en ti lo que verdaderamente eres.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

Domingo, 17 de junio de 2018

Aparición reservada de San José, en la ciudad de Cracovia, Polonia, a la vidente Hermana Lucía de Jesús

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Que el Silencio del Corazón de Dios le hable al mundo.

Dejen que sus corazones transciendan las apariencias, la materia, este espacio físico, para que Yo pueda conducirlos al lugar a donde los quiero llevar hoy.

Como Siervo de Dios vengo a conducirlos a la Fuente de la Divina Misericordia, de la cual bebí como consciencia, como corazón humano.

La Misericordia que proviene del Corazón de Dios aún es muy desconocida para ustedes, porque si conocieran esa Misericordia, la amarían infinitamente.

Coloquen su atención en el Corazón de Dios. Denle ese permiso a su propio espíritu, para que en este lugar Yo pueda mostrarles algo diferente a todo el sufrimiento y la angustia que se guardan en la consciencia humana y en el éter de la Tierra.

Quiero mostrarles una Faz de la Consciencia Divina que es el aspecto misericordioso de Dios a través de Su Hijo.

La Misericordia no nace solo del sufrimiento de Cristo en la Cruz. Ella tiene allí su puerta para el mundo, pero esta Fuente es amplia, universal y divina. Esta Fuente se desborda hacia toda la vida desde el Corazón de Cristo.

La Misericordia es la cura para todas las enfermedades. La Misericordia es el perdón para todos los errores y la Gracia para todas las necesidades.

Yo miro al mundo y veo a una humanidad enferma por no conocer el poder de la Divina Misericordia. Veo a las almas que se pierden en los abismos de oscuridad, desesperanza, ignorancia y desamor por no conocer la Divina Misericordia.

Yo miro hacia el mundo y veo tantas veces a los Reinos de la Naturaleza ultrajados por la consciencia humana, porque en ella no habita la Divina Misericordia.

Tan simple como una fuente de agua que nace de la Tierra y se transforma en un río que sacia la sed de los hombres, así es la Fuente de la Divina Misericordia en el Corazón de Dios.

Una Fuente que se torna un caudal inagotable cuando las almas claman con sinceridad, cuando las palabras no salen vacías por su boca cuando invocan: "Por Su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero".

Este es un ejercicio que les abre la puerta hacia Algo aún inaccesible para el corazón humano, incomprensible porque aún no profundizaron en el amor a la Divina Misericordia.

Si supieran que no hay pecado eterno cuando las almas sinceramente claman por una oportunidad, cuando se arrepienten y convierten sus caminos por la Gracia de la Divina Misericordia.

Las almas pueden ser elevadas de los infiernos y de los purgatorios de este mundo si existe un corazón sincero que clama por Misericordia.

La Misericordia es la Fuente de la Esperanza de Dios, proviene del infinito Amor del Padre por la humanidad y por la vida, proviene del infinito Amor de Dios por cada uno de Sus hijos.

La Misericordia es la verdadera señal de que Él es Dios, el Dios del Amor y de la Gracia.

La Misericordia se esconde incluso en la Justicia Divina, reconvierte las Leyes y las transforma cuando ellas parecerían ser inmutables, porque allí se guarda el potencial del corazón humano, su semejanza con el Padre.

La semejanza de los hombres con Dios no está en las apariencias, ni en lo que conocen de sí mismos. Está en algo más profundo que desconocen. Y cuando acceden a esa verdad es que pueden convertir las Leyes y transformar el destino de la humanidad, así como del planeta, de la Creación.

La Misericordia que nació del Corazón de Cristo cuando estuvo en la Cruz, que se derramó como la Sangre y el Agua de Su Cuerpo fecundando la Tierra, se expandió al Universo y generó oportunidades de redención para todas las criaturas.

Pero esa Misericordia no brota sola. Es necesario una fuerza interior que la impulse. Es el arrepentimiento el que le abre la puerta, el clamor o el amor sincero que nace del corazón cuando él clama por Misericordia, no solo para sí, sino para el mundo entero.

Muchos piensan que conocen la Divina Misericordia, pero no la viven. Se entristecen con la situación del planeta, se indignan por el sufrimiento de los Reinos y de los hombres, pero no buscan la Misericordia.

Hijos, la transformación de este mundo no nacerá de proyectos sociales, nacerá de lo profundo del corazón humano.

De nada les valdrá construir grandes cosas si dentro de ustedes el amor no fuera grande también y la Misericordia no viviera en sus células.

Hoy Yo estoy aquí no solo para rescatar almas y curar corazones heridos.

Estoy aquí para enseñarles a ser intercesores verdaderos, para que profundicen en sus oraciones como el mayor servicio que pueden prestarle a la humanidad y al planeta.

Pocos fueron como Santa Faustina que conociendo profundamente la Divina Misericordia no cabía en sí la voluntad de anunciarla al mundo.

Y tan grande era la angustia de su corazón al saber que el bálsamo para todas las enfermedades estaba disponible y que los corazones preferían permanecer enfermos.

La grandeza de la Divina Misericordia es que ustedes pueden pedirla unos a otros, en nombre de Cristo, cuando le claman a Dios.

Si unen sus corazones al Corazón del Padre y se sumergen en la Fuente de Su Divina Misericordia, estarán intercediendo por el mundo, por realidades que desconocen, que jamás podrían imaginar, que solo los Ojos de Dios, que todo lo contempla, pueden ver.

La Justicia ya está golpeando a las puertas del mundo porque los corazones escogieron no despertar.

Por eso venimos hacia aquí, para que unan su corazón a la Misericordia, para que unan la consciencia humana a la Fuente de la Divina Misericordia, y para que no pierdan, por ignorancia, la oportunidad de vivir la Redención y el Perdón de Dios.

Agradezcan por la Misericordia que nace del Corazón de Cristo todos los días. Amen el momento de unirse a ella, porque ella justifica la existencia de esta Obra y de sus vidas.

Sus almas fueron congregadas para traerle una nueva oportunidad al mundo y para no permitir que la humanidad se pierda, que todo el Amor depositado por Dios en este proyecto humano se desvanezca.

Sean conscientes de esa misión, que va mucho más allá de su pequeña comprensión humana.

Pueden penetrar en los misterios de la Divina Misericordia cuando oran y cuando le piden a Dios conocerla un poco más, vivirla; cuando contemplan la Cruz de Cristo, cuando contemplan el Inmaculado Corazón de María, eterno portador de la Divina Misericordia, y cuando contemplan el Relicario de Mi Corazón, como el símbolo de aquel Corazón que se abrió hacia algo superior, que se permitió conocer la Misericordia de Dios, vivirla y anunciarla, así como Yo lo hago hoy.

Dejen que Mi Corazón los inspire para que encuentren un camino seguro para transformar sus vidas y tornarse intercesores ante de Dios.

Las puertas del Reino Celestial están siempre abiertas para los servidores que oran de corazón.

Entren, colóquense a los Pies del Padre y, por la memoria de la Pasión de Su Hijo, clamen por Misericordia.

Por la memoria de la entrega de María Santísima, acompañando el Calvario de Cristo y sintiendo en Su Corazón cada una de Sus Llagas, clamen por Misericordia.

Por la renuncia del Corazón de San José que, sabiendo todo lo que viviría Su Pequeño Hijo y Su Santa Esposa, dejó este mundo, porque Su renuncia era Su verdadera Misión. Por los méritos de esa renuncia, clamen por Misericordia.

Y por la renuncia que viven cada uno de ustedes todos los días, que es cada vez mayor y a la que son invitados a amar; ofrézcanla también para clamar por Misericordia.

Cada acto de sus vidas puede tornarse una oportunidad de intercesión ante Dios, si aprenden a no reclamar, sino a clamar por Misericordia.

Reciban hoy la Gracia de conocer esta Fuente Divina.

Acepten esta misión de ser misericordiosos y todo se cumplirá tal como Dios lo pensó en el principio.

Hoy, los Rayos de la Misericordia de Cristo traspasan Mi Castísimo Corazón, se irradian a los Relicarios de Mi Corazón en el mundo, donde quiera que estén.

Recuerden Mis Palabras cuando los contemplen y pidan la Gracia de amar a la Misericordia delante de ellos, porque Yo intercederé por ustedes, para que ustedes intercedan por otros.

Con estas palabras les agradezco, los bendigo y uno sus corazones a la Fuente de la Divina Misericordia.

San José Castísimo

Viernes, 15 de junio de 2018

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE VARSOVIA, POLONIA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Entra y sumérgete en el abismo más profundo de la Misericordia de Tu Señor.

Déjate inundar por un misterio insoldable que está más allá de la Gracia y, muchas veces, más allá de la Justicia Divina.

Permite que tu ser descubra el Amor Infinito de Dios que se esconde en las profundidades de Su Misericordia y, bañado en ese bálsamo curador, restaura en ti, y en el mundo, las heridas más dolorosas y las marcas aparentemente imborrables de la consciencia humana.

En donde más se necesita, allí está el abismo de la Misericordia de Cristo, como una Fuente inagotable y una respuesta divina para todo clamor emitido con el corazón.

Ven y da tu "sí" en nombre de la humanidad, para que esa Fuente brote y se vierta sobre el mundo, para curarlo y restaurarlo en su espíritu más íntimo.

Ora y clama, en nombre de la humanidad, pidiéndole al Padre que Su abismo luminoso de Misericordia se revele al mundo para que los hombres conozcan no solo al Dios de la Justicia, sino también al Dios de la Misericordia.

Descubre que todo pecado tiene cura y que toda deuda es justificada por la Sangre y por el Agua que, derramados a través del Cuerpo de Cristo, hicieron nacer la Fuente de la Infinita Misericordia para el mundo.

Ante el arrepentimiento verdadero y la redención proclamada con el corazón, todas las almas pueden tornarse dignas de beber de la Fuente de la Divina Misericordia.

Por eso, hijo, ve, y a los Pies de Dios ruega por una oportunidad y arrepiéntete de corazón.

Si te parecen pequeños tus pecados o si no eres consciente de tus deudas para con Dios, clama de todos modos; pídele al Padre que substituya el abismo oscuro de tus miserias por el abismo profundo y luminoso de la Misericordia Divina y jamás te canses de clamar, no solo por tu salvación, sino también por la salvación del mundo entero.

La Misericordia es la respuesta para las almas que perdieron la esperanza y, si ellas están ignorantes delante de esa Gracia, clama por ellas, para que reciban una oportunidad de elevar los ojos hacia Dios y percibir que Él siempre estuvo allí, con Sus Brazos abiertos, haciendo brotar de Su Pecho un caudal eterno de Misericordia, que muchos no supieron ver.

Permite que tu corazón conozca la Fuente Divina de la Misericordia y deja que tu alma despierte a la devoción, al amor y a la fe que la hacen portadora de esa Misericordia para el mundo.

Ama conocer la Misericordia Divina. Ama ser un intercesor entre Dios y las almas perdidas que no conocen y que no buscan Su Misericordia.

Solo piensa que cuando lo intentas, mientras tantas almas están perdidas, la Fuente de la Misericordia se vierte sobre el mundo como un río que pasa delante de alguien sediento y él no consigue verlo. Y tú, hijo, puedes ser el dedo que apunte hacia las aguas y, a través de tus sinceras oraciones, en los niveles del espíritu, consigas méritos para que los que más lo necesitan alcancen Misericordia.

Comprende este misterio y, delante de un mundo lleno de pecados y de perdición, ama ser portador de la Divina Misericordia y, aunque sea en soledad con Dios, o en tus más silenciosas acciones, clama por Misericordia y sé Misericordia para el mundo.

Los Mensajeros Divinos llegan a Polonia no solo para curar heridas profundas de una nación sufrida, sino, sobre todo, para renovar el compromiso de la humanidad con la Divina Misericordia y para enseñarles a las almas a ser instrumentos de la Divina Misericordia para el mundo.

Abraza con el corazón esta Misión que Dios te entrega y, donde quiera que estés, sé portador de la Divina Misericordia de Cristo.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

Viernes, 8 de junio de 2018

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE FÁTIMA, PORTUGAL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que la Pureza que brota de la Fuente del Corazón de Dios inunde a las almas y las renueve.

Que la Pureza que brota del Corazón de Dios impregne a los seres y los despierte.

Que la Pureza que brota del Corazón de Dios colme a los corazones y les revele la paz, les revele el amor y les revele la Gracia.

Que la Pureza que brota del Corazón de Dios llegue a todas las almas y las conduzca a la Verdad, hasta hoy oculta, de la unión perfecta entre su Madre Celestial y Dios.

Que la Pureza, hijos, disuelva de la consciencia humana la ignorancia y, sobre todo, el orgullo que le impide alcanzar los Misterios Divinos por creer que, en su pequeñez, pueden encerrarse todos los conocimientos, toda la sabiduría y toda la verdad.

Que la Pureza les abra los ojos y los lave, para que siempre puedan ver el mundo y la vida siempre como la primera vez, como quien está delante de algo que le es completamente desconocido.

Que la Pureza les permita ver todo como si fuera la primera vez y que el interés por lo nuevo les abra las puertas a los Misterios de Dios.

Bienaventurado es el corazón que contemplando a su Madre Divina y Celestial descubre en Ella la Maternidad Divina.

Contemplen el Hijo de Dios, pero también contemplen el primer Sagrario que lo guardó y descubran que, así como es en la Tierra, también es en el Cielo.

Conozcan y reconozcan la Grandeza de su Madre Divina todos los días, con la gratitud sencilla de estar ante Su Inmaculado Corazón, pues Su Silencio mucho le habla al corazón que sabe oír más allá de las palabras.

Contemplen el primer y eterno Sagrario de la Creación que es el Vientre y el Corazón de María, que guardó en sí no solo al Hijo de Dios, sino a todo lo que fue creado por el Padre.

Que la Pureza que brota del Corazón de Dios les revele este y tantos otros misterios que hay en el Cielo, así como en la Tierra.

Sean agradecidos eternamente y en la simple gratitud verán abrirse los Cielos delante de sus corazones a revelaciones que la humanidad debe conocer y que no se encuentran en los Libros Sagrados.

Este es el tiempo de las nuevas revelaciones.

Que se abran los corazones a la Verdad y que la Pureza que brota del Corazón de Dios les conceda la Gracia del Despertar.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

Viernes, 1 de junio de 2018

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VUELO DESDE LA CIUDAD DE BELO HORIZONTE, MINAS GERAIS, BRASIL, HACIA LISBOA, PORTUGAL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Contempla el Relicario de Mi Corazón en lo profundo de las dimensiones divinas y encuentra allí la puerta a tu propia redención.

Contempla el Relicario de Mi Corazón y encuentra en él un ejemplo de superación y de humildad, un camino para seguir y encontrar a Cristo, para encontrar a Dios.

Contempla el Relicario de Mi Corazón y encuentra en él un ejemplo de servicio y de caridad, la caridad crística que, más allá de los actos de compasión, te conduce al despertar del Amor que hace de ti un fiel imitador de Cristo.

Contempla el Relicario Espiritual de Mi Corazón y encuentra, en los relicarios de madera que Yo consagré y que consagraré en el mundo, un puente hacia el Corazón del Padre, una inspiración para tu pequeña vida, la fortaleza que se guarda dentro de ti y que aún no pudiste encontrar.

Contempla el Relicario de Mi Corazón y sabe, hijo, que en la humildad de este Corazón, delante de tus ojos, se encuentran Dones Divinos y Espirituales, Dones que provienen de Dios y que te llaman al despertar, Dones que te invitan a expresar la semejanza con el Padre en la eterna trascendencia de tu condición humana, para que, un día, finalmente retornes a tu Origen Celestial.

Recibe la Gracia de contemplar el Relicario de Mi Corazón, no por Mí, sino por todo lo que Dios Me entregó y que hoy Yo le ofrezco a la humanidad como símbolo de Mi servicio perpetuo a Su Corazón de Amor.

Tu Padre y Compañero,

San José Castísimo

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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