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Queridos hijos Míos:
Recuerden que los visita mes a mes la Fuente Universal de la Paz, la grandeza del Inmaculado Corazón que los ilumina, los acoge y los ama día a día.
Queridos hijos, nunca olviden que Yo siempre seré vuestra Madre cuando tan solo lo confirmen vuestras vidas en Mi regazo de amor y protección. Espero siempre que muchos de Mis hijos, los que están a lo largo y ancho del mundo, puedan dar los pasos tan necesarios para vivir la conversión del corazón.
Hijos Míos, hoy vengo a ustedes porque los amo; Mi Amor y adoración por ustedes es infinito, vuestras consciencias no lo podrán comprender, pero vuestros corazones pueden sentir la dimensión de Mi Amor Materno. A través de la perseverante oración, queridos hijos, los guío y los amparo.
Recuerden, hijos amados, que en la última aparición mensual del día 25 de marzo, Yo los llamé a vivir en la unidad, la unidad entre los corazones; por eso les pido que en el amor al Conocimiento Divino, después de haber orado Conmigo el Santo Rosario por la Paz en el mundo, vuelvan a escuchar y a ver Mi última aparición, con la esperanza materna de que vuestros corazones comprendan la grandeza y la simplicidad de lo que les pido. Así, queridos hijos, comprenderán verdaderamente en vuestros corazones quién les habla y de dónde provienen las palabras de vida y de redención para vuestras almas.
Queridos hijos, les pido solo esto, porque sé que me volverán a escuchar: los servidores donados a la tarea de Mi Inmaculado Corazón en el mundo deben estar despojados de sí, para que Mi Voz pueda tener eco en vuestras esencias.
Queridos hijos amados, ustedes saben que Yo preparo a las consciencias, mediante el estado de oración, para la venida esperada de Mi Hijo. Por eso, en esta Semana Santa, Mi Hijo los vuelve a preparar desde el corazón a través de Su Pasión, Pasión que vivió silenciosamente por ustedes y que deben guardar como una llave verdadera para la conversión.
Sé que muchos se han preguntado el por qué de orar el Vía Crucis en estos días. El Vía Crucis o el llamado Camino de la Contemplación del corazón en el Cielo, es una Escuela Divina que Mi Hijo dejó para que las almas se pudieran convertir rápidamente, en vez de transformarse a lo largo de los años.
El camino de la contemplación del corazón es para los fieles que aman lo que Mi Hijo, por amor, les dio a todos. Que ese camino sea comprendido amorosamente como el primer paso para entrar en Mi Escuela Universal de la Oración. El camino de la Pasión de Mi Hijo fue y es un camino vivido por los moradores del Cielo y del Universo, porque ese camino enseña a amar al enemigo y a perdonar como Dios los ha perdonado hasta ahora.
Queridos hijos, deberán aprender a amar las Voluntades Divinas, para después aprender a vivirlas como luz para el camino.
Queridos hijos: que este camino, que han recorrido en esta Semana Sagrada, sea el fruto que les permita tener fuerzas para seguir Mi Camino Materno de Amor. Que el camino de la contemplación del corazón, sobre la Pasión de Mi Hijo, sea ejercitado todos los días viernes y domingos, en el recogimiento de la oración o en la oración grupal entre las almas, con el fin de recibir la Gracia del Perdón de Dios sobre todas las faltas graves que son cometidas en la humanidad, en el mundo entero y sobre todo, hijos, sobre la vida de todos los Reinos.
El camino del Vía Crucis, que Mi Hijo les dejó, transformará vuestra consciencia y traerá Gracias especiales para aquellos que lo ejerciten con el corazón.
Les agradezco por obedecer en el amor a Mi llamado por la Paz.
María, Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos:
Hoy Mi Corazón los bendice y les agradece por haber estado perpetuamente unidos a Mi Hijo Jesús, aunque no lo hayan percibido.
Mis amados, Mi Corazón viene para entregarles una señal de Redención y de Consagración al Corazón Santísimo de Dios. Porque este es el momento de hacer la verdadera oferta de la vida.
Estoy entre ustedes para enseñarles a vivir bajo la Ley Primera del Universo, que es el Amor, ese Amor que Mi Hijo depositó en el Mundo y que día a día intenta despertar en sus corazones.
Vengo a presentarles un Amor que nace del sacrificio y de la entrega. Un Amor que es desconocido para muchos, porque debe ser despertado en el caos, en la miseria, en la desesperación. Un Amor que nace en los corazones mansos, aún cuando están delante de la maldad, de la injusticia, del olvido y del sufrimiento.
Este Amor que les ofrezco no nace apenas de la belleza, no despierta el placer ni el apego. Este Amor brota bajo cualquiera circunstancia y debe ser entregado al más débil, al más pobre y al más rico. Deben ser amados por este Amor, los que se empeñan en vivir la Voluntad del Señor y los que se empeñan en no vivirla.
Quiero demostrarles con Mi venida a la Tierra, que Mi Corazón llega para los que Me buscan y para los que no Me buscan. Que el Señor Me envía para aquellos que Me abren la puerta y para aquellos que Me cierran la puerta.
El Señor Me enseñó que, donde haya una puerta cerrada, debo esperar al lado afuera, con profundo Amor y paciencia, sabiendo que está en Sus Planes que todas las puertas se abrirán. Que el corazón más frío se calentará, porque en la presencia de Mi Hijo, que resurgirá, nada quedará sin ser contemplado. No habrá sufrimiento que no será calmado, no habrá hijo sin regazo, ni madre sin consuelo.
Quiero con eso enseñarles a Amar como el Señor Me enseñó. Quiero despertar este Amor que Jesús plantó en la Tierra y que quedó adormecido en sus corazones.
Si quieren encontrar un camino seguro, hijos Míos, solo Amen, Amen desde lo profundo de sus corazones, Amen sin distinciones, sin apego y sin separatividad. Amen sin preferencias, Amen simplemente. Porque así, lo que hoy está cerrado se abrirá, lo que está frío se calentará y lo que está muerto vivirá. Esta es la Ley de Mi Hijo, y ésta es la única cosa que puedo ofrecerles en este tiempo.
Todo lo que buscan lo encontrarán a través del Amor. Todos los caminos que sigan terminarán en Él. Porque este Amor del cual hoy les hablo y el cual hoy les oferto, es el inicio y el fin. Es la puerta de entrada, es el camino a ser recorrido y es la finalidad de la existencia de cada uno de sus corazones.
Los convido a despertar.
Les agradezco eternamente por abrirme el corazón en este día.
María, Su Madre y Reina de la Paz
¡Alabado sea Nuestro Señor Cristo Jesús!
Benditos sean los que viven en Su nombre.
¡Perdón y Misericordia! ¡Perdón y Misericordia!
Es lo que ha descendido hoy en el planeta y sobre la humanidad, aquella que vive en la superficie y aquella que en otros planos esperaba perdón, misericordia y redención.
¡Alabado sea el Altísimo, Aleluya!
Queridos y amados hijos:Todo Mi Amor de Madre Corredentora está en vuestros corazones.
Hoy el Padre de los Cielos ha derramado Su Misericordia a través de Sus Mensajeros Divinos y ustedes, hijos Míos, con vuestra tarea de oración y de amor, han contribuido para que parte de las consciencias que sometieron a Jesús, hace más de dos mil años, comiencen a tener una oportunidad de redención.
La Misericordia Divina se ha derramado sobre la humanidad dormida y, a través del amor sincero de los servidores, Nuestro Señor ha intercedido ante Dios Todopoderoso para curar en la humanidad la negación, la mentira y la traición.
Desde el Reino Celeste se han escuchado las voces de vuestras almas, que compenetradas con la tarea de rescate, han suplicado por perdón para este planeta.
¿Recuerdan, queridos hijos, cuando les enseñe a ser mediadores ante Dios?
Era para realizar estas tareas junto Conmigo, aquellas que acaban con los atavismos, que cortan las cadenas que la humanidad todavía mantiene con el mal.
Estamos en tiempos de prueba, pero también en tiempos de grandes milagros, en donde toda la luz, el amor, la misericordia y el perdón de Dios están disponibles.
La humanidad debe dejar de lado su orgullo y pedir perdón a Dios, suplicar a Mi Hijo para que interceda ante Su Padre. La humanidad no puede perder esta oportunidad y permitir que su vanidad pueda más que su amor. La humanidad no puede perder la posibilidad de ser perdonada y que Mi Hijo la pueda conducir hacia el Trono del Padre Supremo.
La humanidad deberá comprender que, en humildad, Dios la espera para perdonarla y entregarle el tesoro que para ella guarda.
Mis amados hijos:
Ustedes, que hoy son más conscientes, deberán caminar junto a Mi Hijo, El Redentor, y guiar a otros hermanos por el camino que ustedes están transitando, camino de perdón, conversión y renovación. Esa es vuestra tarea, ser ejemplos e impulsos para otros que esperan una oportunidad.
Prepárense, porque ya llega el tiempo de multiplicar aquello que les ha sido entregado, que es un tesoro en la Tierra y en el Cielo, la renovación total de vuestras vidas, el perdón de todas vuestras faltas y la oportunidad de convertirse para toda la eternidad en dignos hijos del Altísimo, compañeros del Rey del Universo, hijos predilectos de la Madre Universal.
Solo deben amar el camino del amor, vivir desde el corazón y amar a vuestros hermanos como aman a Cristo Jesús.
Los amo, los bendigo y los guardo en Mi Corazón Inmaculado, en donde el mal no los tocará.
Desde el Cielo y la Tierra, la Madre del Amor en unión al Redentor está con ustedes.
María, Madre de todas las criaturas
Mis amados hijos:
¡Alabado sea Cristo Jesús en vuestras vidas!
Para este tiempo de gran tribulación interior cada alma estará bajo la mirada del Redentor, porque Él tiene sed de todas aquellas que alguna vez levantaron sus voces y sus manos en contra de Su Mensaje, de Sus Mensajeros y de Sus Ovejas.
En este tiempo de Misericordia y de Justicia Divina cada uno recibirá desde la Fuente Eterna del Amor de Dios lo que necesita para aprender, aquello que equilibrará su cuenta espiritual con el universo y aquello que alivie el dolor del mundo.
Muchos acontecimientos inexplicables sucederán y aquellas almas que se vean tocadas por ellos no comprenderán, ya que no han aprendido a ver a Dios en todas las cosas y no están dispuestas a vivir dolores y sufrimientos para ayudar al equilibrio planetario.
Esas consciencias solo ven castigo y solo sienten incomprensión. Por eso Yo les pido, hijos Míos, que oren mucho por aquellos que no comprenderán los designios de Dios, para que sus consciencias no se perturben y puedan encontrar en el Corazón de Mi Hijo un refugio de amor, perdón y salvación que los ayude a cumplir con su destino.
Nada sucederá que no esté escrito por la mano de Dios en el libro del universo, hasta que esta humanidad pueda liberarse de las cadenas que la atan a la decadencia espiritual y moral, hasta que el amor de Cristo Jesús haya limpiado cada corazón, cada alma, cada cuerpo de esta humanidad.
Oren, oren sin cesar por los que no oran, no creen en la salvación de las almas y no están dispuestos a equilibrar el destino de la humanidad.
Oren para que todos esos hijos Míos puedan confiar en Mi Corazón Inmaculado, y permitan que Yo los lleve envueltos en Mi Amor Maternal hacia el Corazón Redentor del Salvador.
Oremos, hijos Míos, para que los planes de Dios se cumplan sobre este mundo.
Sean fuertes, porque vuestra fortaleza será ejemplo para otros que caminan ciegos.
Los bendigo, los amo y los guardo en Mi Corazón de Madre.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Mios:
Llego hoy como la Estrella de la Mañana, que prepara al día que será consagrado por el Sol.
La vida en los Cielos, en el Universo, Mis queridos, es eterna consagración al Corazón de Dios. Y Yo soy aquella que, como Madre, viene a prepararlos para esta constante consagración de la vida.
Un alma que aspira a consagrarse al Señor, es aquella que se reconoce tal cual es, imperfecta, y así coloca toda su imperfección a los pies de Dios, para que Él pueda convertir en sagrado aquello que es tan simple y pequeño.
Hoy los convido a vivir, a cada uno, a la consagración del espíritu, del alma y de la vida. Y esto ocurre, hijos Mios, cuando no temen ver lo imperfecto que hay en sus corazones, cuando no temen percibirse como pequeños niños delante de la Grandeza infinita de Dios. Y de esta manera, entregarse en cuerpo y alma a Sus pies, arriesgándose a vivir Su Voluntad.
Mi Corazón se alegra en este día, pues observa desde los Cielos, que muchos corazones están dispuestos a ofertar la vida al Señor. Y les digo, Mis queridos, que no será fácil descubrir la vida de la alegría dentro de la vida del sacrifício. Será un verdadero aprendisaje del corazón, descubrir el Amor eterno a Nuestro Padre, delante de los sufrimientos que el mundo les oferecerá en este tiempo.
Por eso Yo vengo, como Madre e intercesora, para sus corazones. Vengo a pedido del Señor para enseñarles a vivir Su Voluntad a partir del corazón, haciendo crecer siempre la alegría del alma.
Hoy los bendigo y les agradezco por estar confirmando la unión eterna a Mi Corazón y al Santísimo Corazón de Mi Hijo.
Cuenten siempre con Mi presencia, con Mi auxilio y con Mis palabras, grabadas en sus corazones, en sus espíritus y en los libros de sus vidas. Porque cuando Yo ya no pueda estar aquí, entre todos ustedes, descubrirán que Mi Verbo es eterno y encontrarán siempre en Mis mensajes las llaves para trascender a los acontecimentos de la vida y para vivir en eterna renovación.
Los bendigo y los amo.
Agradecida por responder a Mi Llamado a la vida de la consagración.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mensaje del Maestro Cristo Jesús:
Queridos Míos:
Que Mi Corazón Pastoral esté presente entre ustedes y que ustedes estén en Mi Corazón y puedan llevar, como misioneros, Mi Mensaje de salvación al mundo.
Que vuestro ejemplo de caridad despierte la necesidad de servir en aquellos que no sirven; que vuestro ejemplo de entrega active la necesidad de consagración en aquellos que no se consagran a Mi Corazón; que vuestro ejemplo de amor fraterno se refleje en aquellos que aún no aman a Dios, para que aprendan a amar al Creador sobre todas las cosas.
Por este camino de constante entrega, Mi Espíritu Redentor los acompaña. Recuerden, Mis compañeros, que ustedes están intentando día a día desprenderse de ustedes mismos y dejar atrás vuestros proyectos por la concreción de Mi Proyecto Mayor; en consecuencia, Mis amigos, encontrarán todo aquello que es difícil para vuestras personas, pero Mi Fuego purificador y liberador los penetrará cuando me abran por un instante la puerta del corazón.
Queridos Míos, hoy junto al Inmaculado Corazón les confirmo que Mi Madre Universal seguirá siendo vuestra Madre del Consuelo, del Alivio, de la Esperanza, vuestra Madre de la Gracia y de la Misericordia.
Si han llegado al desierto de vuestra vida, les pido queridas ovejas, queridos discípulos, que no bajen los brazos, sientan que con cada entrega hecha por ustedes a Mi Sagrado Corazón están reparando los grandes ultrajes que la humanidad Me envía día a día.
Por eso sepan que estoy con ustedes, estoy a vuestro lado cargando la cruz de la gran transformación para que, al igual que el Cireneo de Jerusalén, puedan victoriosamente dar los pasos hacia vuestra conversión y redención.
Quiero que hoy en el amor brillen de luz vuestros ojos y que vuestros labios, mediante la oración, pronuncien devotas alabanzas al Padre Celestial.
Que Mi Misericordia pueda acompañarlos siempre, para distanciarlos del pecado y así puedan ingresar en el Templo Eterno de Mi Corazón.
Una vez más los reúno en nombre de la Paz y del Bien, de la Caridad y del Servicio al mundo entero.
Muchos seguidores Míos, en este último ciclo, confirmarán la senda crística que Mis Pasos marcan para todos. Incansablemente estoy con ustedes, porque sé que en estos tiempos necesitarán de Mi Espíritu Omnipresente de Amor.
Bajo el Amor y el Bien del Padre, sean bienaventurados.
¡Gracias por considerar Mis palabras con el Corazón!
Vuestro Redentor, Cristo Jesús
Mensaje de la Virgen María:
Queridos hijos:
Que hoy ustedes, unidos a Jesús, perseveren en los pasos que con tanto amor les están siendo revelados por la humildad de Dios.
Con alegría y júbilo, queridos hijos, Mi Corazón retorna al origen de los orígenes, al lugar del principio que dará también fin a esta Obra, al lugar desde donde nacieron Mis primeras Apariciones a los videntes. Yo retorno a Mi predilecto Centro Mariano de Figueira, retorno por el Gran Portal de la elevación para vuestros espíritus, Mi Corazón retorna a la Colina Celestial consagrada a la eterna oración.
Hijos Míos, sientan tan solo por un momento qué significa retornar a vuestros orígenes, al inicio de lo que verdaderamente ustedes son para Dios, el Padre del Amor. Podrán sentir, así, que vuestro interior se prepara como otras tantas veces para comulgar de la Gracia de Mi Maternidad y que vuestros corazones se abren para ingresar rápidamente y sin demora a Mi Reino Celestial.
Queridos hijos, ese Reino está y existe frente a vuestros ojos, ese Reino especial bendecido por Mi Inmaculado Corazón es el Centro Mariano de Figueira, de la misma forma que el Padre me lo ha pedido con Lourdes, Fátima, Guadalupe, Salta, Medjugorje y Aurora. En todos los Centros Marianos hay una estrella luminosa de Mi Corona, que está unida al corazón de cada peregrino y, ustedes, pueden ser bendecidos por uno de Mis doce atributos, atributos sublimes que los ayudarán para vuestra consagración.
Con todo esto, Amados hijos, perciban cómo se siente hoy Mi Inmaculado Corazón, porque Él está retornando al Centro de Amor y de Oración, consagrado a la Madre del Altísimo.
Queridos hijos, cada vez que suban a la Colina de las Apariciones, recuerden que estarán uniéndose a uno de Mis manantiales de Gracia y Misericordia que es derramado para el mundo, desde este santo y sagrado lugar.
Por eso hoy les pido que miren con otros ojos el lugar en donde se encuentran, porque este arquetipo de los Centros Marianos existen para ayudar en la conversión, liberación y consagración de la humanidad, mediante el estado de la oración del corazón.
Hijos Amados, que ustedes como almas unidas a Jesús, hoy puedan expresar en vida las Gracias que les he derramado a través de vuestro amor por Mi Corazón Materno. Que la promesa del tiempo venidero de Paz eleve vuestros corazones para que, unidos como un solo rebaño, cumplan con los planes de Dios.
Queridos hijos, que la amada Red Luz de la Fraternidad y de la Oración, continúe con vuestros esfuerzos y oraciones cumpliendo con Mis llamados, porque Gracias a vuestra respuesta unida como un solo CORAZÓN PEREGRINO, un solo CORAZÓN SERVIDOR, Dios ha permitido que Yo pueda estar más presente entre vuestros corazones y vuestros hogares.
Por eso, gracias especiales al grupo de la ciudad de San Carlos en el Estado de San Pablo, a los que pronto Mi Corazón los visitará para bendecirlos.
Gracias a los grupos del Estado de San Pablo y del Estado de Minas Gerais, que también Mi Corazón Materno, bajo el impulso de vuestra ayuda abnegada, visitará algunas ciudades para bendecirlas.
Gracias a Mis hijos de Venezuela, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, España, Portugal, Noruega, Paraguay y Chile, Mi Corazón, según la Voluntad de Dios, corresponderá a vuestros corazones.
Hijos, la Obra de Dios se cumple entre los Servidores que están en el Cielo y los siervos que están sobre la Tierra.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
¡Alabado sea Cristo!
María, Reina de la Paz y Madre de la Humanidad
Queridos hijos:
Alabado sea siempre Nuestro Señor Jesús Cristo.
Mis amados soldados Marianos, Nuestro Señor espera para este día, la renovación absoluta de sus corazones en la Misericordia de Cristo que hoy desciende a la Tierra.
Para esta vigilia de oración les pido que oren con ferbor por la unión de los pueblos, de las razas y de los corazones humanos. Les pido que oren con especial devoción para que todos los seres humanos puedan estar unidos en el Corazón de Dios.
Como Dios es Único, hoy el Señor los invita a abandonar a Sus pies todas las diferencias existentes entre los seres; los invita a encontrar en las Gracias traidas por Su Espíritu, la esencia única y cristalina existente en todas las criaturas.
Abran hoy sus corazones para recibir el Espíritu de la Unidad, de la comunión con Dios Único y Verdadero.
Porque el camino de la conversión, hijos Mios, es también el camino de la Unidad y del Amor entre los seres. Para el Señor, no hay diferencias entre Sus criaturas, pues Él puede ver a la esencia que los une y que es la verdad latente en sus seres.
Amados hijos, para encontrar a la Unidad, es necesario disipar las críticas, los juzgamientos y la falta de comprensión con las Leyes del Señor.
Hoy tendrán, desde los Cielos, una ayuda especial para dar un nuevo paso en el camino de la transformación, paso que los definirá en el camino de la Unidad.
Queridos de Mi Corazón, para vivir la transformación sincera de la vida, encuentren en Mi Corazón la fuerza, la valentía y el coraje de seguir adelante. En la oración del Corazón, encontrarán de forma simple la Voluntad del Señor y podrán oir en el interior de Sus seres Su Voz que les resuena, revelándoles la verdad.
Mis queridos, espero que en este último impulso que desciende de los Cielos, sus seres puedan encontrar la madurez del alma, que es Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como así mismo.
Si esperan tener un alma madura, ofertense al Amor Divino y estén dispuestos a aprender a Amar. Porque el crecimiento nada más es, sino saber Amar, con pureza de intención, con verdad y con intensidad.
Hoy les dejo estas llaves: Unidad y Amor, y les pido que confien en los pasos guiados por Dios y en la instrucción enviada por Él a través de sus instructores y mensajeros.
Amo a ustedes siempre.
Les agradezco por escuchar Mis palabras con el Corazón.
María, Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos:
Hoy, los invito y los llamo a liberarse de ustedes mismos, para que la cura del pasado pueda darse en cada uno.
Hijos Míos, en un día de bendiciones y alegría, les pido que sean perseverantes y compasivos con las obras que el Padre manifiesta para sus corazones.
Como un nuevo y poderoso amanecer, les traigo nuevamente Mi Paz, porque a través de los caminos de la Paz encontrarán la respuesta perfecta y correcta para el desenvolvimiento de sus vidas en los amados Planes del Padre.
Queridísimos hijos, hoy nuevamente, los reúno con el fin de encender, mediante la oración, el Fuego Divino del Espíritu Santo. Que el Santo Espíritu del Padre les revele el camino de la perfección y de una vida unida al reino eterno de la oración.
Con esto, queridos hijos Míos, los estoy conduciendo hasta Mi escuela universal de oración, oración que es escuchada en todos los universos y Reinos Celestiales; porque en el Cielo existe la eterna escuela de la oración, en donde los bienaventurados con gozo y alegría, alabanza y reverencia, oran perpetuamente por este mundo como por la humanidad.
Queridos hijos, que hoy liberándose de lo que ha sucedido en el pasado, la cura que trae el Espíritu Santo pueda impregnar sus corazones y que Sus Dones estén presentes entre ustedes. Llamen por la Presencia del Santo Espíritu, Dios espera que ustedes, dando los pasos en la confianza infinita, puedan ser partícipes de la unidad interna que existe entre el Cielo y la Tierra.
Queridos hijos, hoy por este motivo, les dejo dos tareas importantes para su continuo camino de conversión y de redención:
Hijos Míos, el Santo Espíritu los llevará a tener consciencia de la importancia de vivir la escuela universal de la oración, para así alcanzar la conversión como humanidad.
Queridos hijos, como Madre del Espíritu Santo los elevo, los elevo cerca de Mi Hijo y los perdono, liberándolos del pecado, para que siempre reconozcan la vida eterna de Dios.
Los animo, queridos hijos, a esperar al Espíritu Santo en sus corazones.
Les agradezco por responder a Mi llamado. ¡Gracias, queridos hijos!
¡Alabado sea Cristo, su Señor!
María, Madre y Reina de la Paz y del Espíritu Santo
Queridos hijos Míos:
Yo seré siempre para ustedes el poder y la fuerza del Amor de Dios.
Queridos hijos, nuevamente. con Mis brazos extendidos hacia ustedes para derramarles la Gracia del Padre, les pido que oren, que no se detengan y oren, porque Dios escucha atentamente las súplicas de Sus hijos en este tiempo.
Que la oración sea el condimento que les dé vida y valentía para seguir adelante, para dar los pasos seguros hacia el Corazón de Mi Hijo.
Amados hijos, como Madre de la Misericordia, los reúno en estos días para que puedan reconocer la unidad que existe entre ustedes, como miembros de todas las naciones hermanas. Con esto quiero decirles, hijos, que la Señora del Sol, la Madre del Universo, está llegando al mundo para unir aquello que fue anunciado en tiempos anteriores.
Queridos hijos, ustedes pueden ser Mis precursores del Mensaje Divino, de la Palabra de aliento y esperanza que como Madre les estoy entregando mes a mes. Así Mis hijos podrán ver cómo Mis Palabras anunciadas, a través de Medjugorje, se cumplen por la acción de la devoción de todos los peregrinos consagrados a Mi Inmaculado Corazón.
Queridos hijos, les hablo de los nuevos tiempos y de la Buena Nueva que vivirá la humanidad que despierte a Mi llamado, llamado preparatorio antes de la victoriosa Venida de Cristo, Su Señor.
Es importante su perseverancia en los caminos que están siendo marcados por Mi Corazón y por el Corazón de Mi Hijo porque, detrás de toda esta Sagrada Obra de Dios, están presentes los ángeles y los ejércitos de Luz del Padre, consciencias sublimes que se preparan para ayudar a la humanidad en su transición y en su paso definitivo hacia el Reino de Dios.
Vigilen, queridos hijos, Conmigo en la oración del corazón.
Agradezco infinitamente a Mis hijos peregrinos y devotos del mundo, y a los que escuchan día a día Mis Palabras con la esencia del corazón. Por eso, Dios Me envía a predicar maternalmente las Palabras de Vida que Mi Hijo Jesús Nos enseñó a Mí y a los apóstoles.
Con este sagrado anuncio, quiero decirles que Mi Hijo Me ha enviado a su encuentro a prepararlos para las misiones que Dios, a través de Mí, les pedirá cumplir con amor y caridad.
Hijos, sigo viniendo hasta aquí por Misericordia y Compasión, fuentes inagotables de renovación que son irradiadas por Mi Corazón materno a todos Mis hijos, con el fin de curar las heridas y perdonar sus faltas.
Queridos hijos, en esta semana que llegará, continúen leyendo y meditando sobre Mis últimos Mensajes y los Mensajes de Mi Hijo. Varias son las llaves que están siendo reveladas para su transformación y consagración.
Queridos hijos, solo les pido que persistan, persistan, persistan en la fe que Yo derramo sobre sus corazones. No teman el sacrificio, porque Yo los ayudaré a cruzar el puente hacia la Humildad de Dios.
¡Les agradezco, a todos los presentes, por responder a Mi llamado!
Preparen Mi llegada en oración, porque así estarán unidos a Mí.
Los amo y los adoro,
María, Madre y Reina de la Paz y del Espíritu Santo
Queridos hijos:
Vengo como la Señora de sus vidas, para despertar y fortalecer los corazones valientes que se donan día a día en oración a Mi Corazón Inmaculado.
Hijos Mios, una vez más vengo a retirar de sus corazones el temor por los tiempos que ya llegan, el temor por transformarse, el temor al sacrifício y el temor en vivir la Voluntad de Dios. Porque es momento de que sus corazones sean alimentados por la Fe, por la devoción y por la entrega absoluta al Corazón Santísimo de Nuestro Señor.
Yo Soy la intercesora para sus corazones y para sus vidas. Si oran Conmigo, podré estar cada vez más cerca de sus corazones y podré estar eternamente delante de Dios, pidiendo por las almas del mundo.
Se que sus corazones no comprenden cuando se habla de sacrifício, y que sus corazones sufren al pensar en la entrega absoluta a Dios. Por eso vengo a develarles este misterio, pidiendoles que sólo oferten a las dificultades de la vida, que sólo sean agradecidos por la oportunidad de vivir día a día la transformación.
Oferten a Mi, a Dios y al Santísimo Corazón de Cristo todas las victorias y derrotas de la vida. Porque a los ojos de Dios la oferta es única.
Vivir en sacrifício, es vivir en gratitud; vivir en la alegría del espíritu, a pesar de todos los acontecimentos de la vida. Porque, Mis queridos, para muchos, realizar la Voluntad de Dios es un gran sacrifício y descubrirlo es un gran misterio.
Hoy les digo, que la Voluntad de Dios está en todo lo que viven y que la historia de sus vidas fue escrita por Nuestro Señor.
Vengo así a enseñarles, hijos Mios, a vivir en Paz las dificultades de la vida, porque el complemento de la oración es la oferta del espíritu, de la mente y del cuerpo, la oferta sincera de toda la vida, de todos los pensamentos y acciones.
Para encontrar el Camino del Señor, lean en los acontecimentos de la vida, actuen a partir del corazón, pidan por el auxílio del Espíritu Santo incansablemente y sean gratos, gratos siempre. Porque esta es la llave para mantenerse en Mi Paz.
Encuentren en Mis palabras la llave para caminar en Dios.
Les agradezco eternamente y los acompaño desde el Corazón, para que sus pasos jamás se alejen del camino del Señor.
Yo los amo profundamente a cada uno de sus corazones y espero incansablemente su verdadero despertar al Amor del Corazón, este que es irradiado por el Corazón de Mi Hijo.
Les agradezco por responder a Mi Llamado a la Consagración de la vida.
Alabado sea eternamente Jesús Cristo.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis amados hijos:
Hoy, llego, después de Mi Hijo y del Castísimo Corazón de San José, a entregar todo Mi Amor a los servidores del Plan de Dios sobre la Tierra.
Sientan, sientan Mi Corazón que derrama el Santo Amor de Dios sobre ustedes, ese Amor que Nuestro Padre Me permite traer hasta aquí directamente desde Su Corazón.
He escuchado con atención la Instrucción de Mi hijo José Trigueirinho, que les habla de la Ley del Sacrificio.
Escuchen con el amor del corazón esa Instrucción, hasta que sus consciencias comprendan que esa Ley, que debería regir sus corazones de servidores en este tiempo, debe ser recibida con alegría; porque ella les permitirá trascender sus deudas ante Dios y también les permitirá equilibrar las deudas de la humanidad.
Escuchen la voz de los que hablan en nombre de Mi Hijo, porque a través de ellos, día a día, Él les está entregando la guía para sus vidas.
Sean valientes, Mis pequeños, Yo soy su Madre y los tomo de las manos para que crucen los puentes angostos que se mueven sobre el abismo. No teman por nada, porque a aquellos que se animen a pasar por esos estrechos puentes, los espera el Paraíso del otro lado.
Hoy, quiero dejar, en cada uno de sus corazones, una parte de Mi Amor guerrero, aquel que lucha sin cansancio por las almas de todos Mis hijos. Llévenlo en el corazón y permitan que ese Amor los impulse a seguir siempre adelante.
Yo soy la Mujer vestida del Sol, la que caminará por el desierto para dar a luz a la Nueva Humanidad, la que enfrentará aquello que quiere someter a Mi hijos amados.
Oren, Mis pequeñas almas, oren junto Conmigo para que las profecías del bien se cumplan; y oren, aún más, para que todo aquello que se pueda evitar, Nuestro Padre con todo Su Amor lo convierta en paz.
Mis hijos benditos, ahora más que nunca, debemos unirnos en la oración del corazón para que, en el Retorno del Redentor, todas las almas de esta humanidad estén abiertas y despiertas a la Gloria que Mi Hijo les trae desde el universo.
Sepan que todo acontecerá anticipadamente, para que antes de que el enemigo trame sus planes, ya todo esté sucediendo en el Corazón de Dios.
Mis amados soldados marianos, únanse en grupos de oración; oren sin cesar; multipliquen los soldados que Me sirven, porque de todos dependerá lo que acontezca en el mundo.
Ábranse a lo nuevo que el Mensaje de Cristo les trae a sus consciencias y no teman porque Él, al igual que Yo, luchará sin descanso para que ingresen en su amoroso Corazón, en donde siempre estarán protegidos.
Adelante, pequeñas criaturas de Dios; vengan a Mí, corran a Mis brazos, que allí estarán siempre en paz.
Les entrego nuevamente Mi Amor maternal y los bendigo con Mi Luz Celestial, benditos sean.
¡Gracias por responder a Mi llamado maternal!
María, Madre de la humanidad, la que llega vestida de Sol
Mis amados hijos:
Quiero que me entreguen vuestro cansancio, para que Yo lo convierta en obras y flores para Dios.
Quiero que me entreguen vuestro sacrificio, para que Yo lo convierta en el equilibrio que la humanidad necesita ante el universo.
Quiero que me entreguen vuestra inquietud por no hacer más de lo que hacen, para que Yo la convierta en un presente para Nuestro Señor.
Quiero que me entreguen vuestras dudas y aflicciones por vuestro futuro, porque Yo las convertiré en paz y se las devolveré convertidas en fe.
Mis niños queridos, compañeros de Mi Hijo Amado:
¡Adelante! Sigan con fe por este camino que los lleva al Corazón del Rey del universo, vuestro Rey y el Mío. Sigan adelante con valentía a pesar del cansancio, de la incomprensión de otros y de la ingratitud.
Sigan adelante a pesar de los juicios y de las calumnias, que Mi Hijo y Yo estamos resguardando vuestros seres.
Dónense hasta no tener más que dar, que entregar y, allí, encontrarán la dicha celestial que solo se encuentra en el despojado servicio hacia los demás. Otros hijos Míos dependen de vuestra fortaleza, de vuestra perseverancia, de vuestra constante donación; hijos que no se pueden donar a sí mismos porque están envueltos en sus propias satisfacciones y no ven el amor de Mi Corazón.
Por ellos es que ustedes deben donarse, para que Mi Hijo que tiene sed de esas almas pueda, a través de ustedes, saciarla.
Mis hijos: ábrance al sacrificio con alegría, con gratitud, porque a pesar de lo que parezca, es en ese sacrificio que aprenderán el sendero de Cristo.
Los estoy acompañando todo el tiempo, observando cada movimiento de vuestros seres, como una amorosa madre cuida a Sus pequeños.
No desfallezcan nunca, que pronto el Señor estará entre ustedes.
Los amo y los bendigo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
María, Reina del Cielo y de la Tierra
Mis amados hijos de esta casa de amor y redención:
Hoy quiero prepararlos para el encuentro que tendrán con los Corazones Sacratísimos de San José y de Mi Hijo Jesús.
Ninguno de ustedes imagina hoy la importancia de este encuentro. Como les he dicho en estos últimos días, la Sagrada Familia grabará sus códigos de luz en esta consciencia comunitaria e imprimirá el arquetipo de la familia de la humanidad venidera.
En ustedes quedará el compromiso de revelar ese misterio para la vida espiritual, misterio que encontrará respuestas verdaderas en aquellos que ingresen a Nuestros Corazones, porque allí es donde se revelan con sabiduría todas las cosas del Cielo y de la Tierra.
La Nueva Humanidad se basará en ese nuevo arquetipo, que vivirá la fraternidad entre los seres, una fraternidad sustentada en el verdadero amor espiritual y crístico entre las criaturas.
Mi Hijo los espera para traer paz a vuestros corazones, para entrar en las moradas de aquellos que no temen entrar en Su corazón y estar bajo Su Voluntad. Él hará de algunos de ustedes sus compañeros y los enviará de dos en dos por el mundo, para que lleven Su Misericordia y Su Palabra.
San José Castísimo vendrá a tocar los corazones de aquellos que aún no se han animado a ver en el servicio al prójimo su salvación y la salvación de la humanidad. Él dejará el sello de Su humildad en los corazones mansos, aquellos que llevarán lejos de este lugar ese amor que han recibido y aprendido aquí.
Mis amados hijos, criaturas del Altísimo:
Abran vuestros corazones, que en este tiempo Dios los espera en Su Corazón para perdonar todas vuestras faltas y para que definitivamente alcancen la paz que necesitan vuestras consciencias.
Bendigo con Mi Amor Maternal esta casa que ha aprendido a descubrir en Mi Amor Inmaculado un camino seguro hacia los Cielos.
Guardo en Mi esencia de Madre todo el amor que me dan.
Gracias por estar Conmigo hoy.
Los amo y los bendigo.
María, Reina del Cielo y de la Tierra, llegando al corazón de cada uno de ustedes
Hijos Mios:
Vengo en este día para ser el Sol en sus vidas, Aquel que los calentará de todo frío; que los iluminará en toda oscuridad; Aquel que renovará sus vidas, anunciando siempre un nuevo día, despuntando como una nueva oportunidad de vivir la Redención y la Reconciliación con Dios.
Hijos amados, quiero ser la Reina de sus vidas, Aquella que dictará los pasos seguros; Aquella que indicará el camino correcto por el cual caminar. Confien en Mi presencia y en Mis palabras, pues a través de Mi Verbo, sólo quiero traerles aliento y paz.
Vengan a Mi todos los que estén cansados, los que ya no sienten el fuego del corazón encendido.
Vengan a Mi los que estén tristes, los que no creen en Dios.
Vengan a Mi los que perdieron la fuerza del espírito y vengan a Mi aquellos que nunca la encontraron.
Yo estoy aquí para acogerlos en Mis brazos, para envolverlos en Mi manto.
Vengan a Mi en oración, en devoción y en fé, que Yo los auxiliaré, los consolaré, les diré que hacer, donde estar y como seguir adelante.
Si oran Conmigo, los convertiré por las manos y los uniré al Señor.
Yo Soy la portadora de la Reconciliación, del Perdón y de la Gracia Infinita que el Señor envía. A través de Mi el Padre rescata a Sus hijos y les da a conocer que no hay falta por la cual no haya Perdón.
Para Dios, sus corazones son cristalinos, sus espíritus son puros y sus almas tienen una verdadera morada en el Reino de los Cielos. Porque Dios conoce la Verdad. Conoce lo que, en ustedes, está oculto de ustedes mismos.
Por eso Yo vengo, para traerles el Perdón y para enseñarles a perdonar.
Yo les mostré el camino, la instrucción y los instructores. Ahora sigan, hijos Mios, sin miedo, por el camino que les indico. Si caminan con atención, Me encontrarán a su lado.
Vengan a Mi los que temen seguirme, Yo les daré la valentía para caminar a Mi lado.
Amo a cada uno de Mis hijos, los que están Conmigo y los que aun no Me encontraron.
Los aguardo en eterna oración y Paz.
Alabado sea Jesús Cristo.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridísimos hijos Míos:
Sin oración y sin devoción en vuestras vidas no podrá construirse la Nueva Humanidad. Por eso hijitos Míos, los llamo durante esta semana para el despertar de la consciencia, para que a través del potente fuego de la oración del corazón ustedes puedan percibir la necesidad de servicio y de oración en el mundo.
Mis brazos hoy se abren para derramar desde Mis manos los rayos de la poderosa Misericordia de Mi Hijo. Por este especial encuentro con ustedes, Mi Corazón Materno intercedió hoy por las urgentes necesidades del Brasil y de cada uno de sus Estados; porque, queridos hijos, como Madre Intercesora estoy obrando a través de todos Mis videntes para llevar un verdadero mensaje de paz al mundo, principalmente para esta nación que desde los comienzos acogió amorosamente Mi Inmaculado Corazón.
Amo al Brasil, ustedes Mis queridos hijos lo saben bien, como también amo a cada nación y rincón del mundo en donde se encuentre un pequeño hijo Mío.
Queridos hijos, para esta semana los llamo a profundizar no solo en los mensajes que ha dictado Mi Bienaventurado Corazón, sino también pido que antes de cada oración Conmigo mediten sobre los mensajes diarios de Mi Hijo Jesús, como también en Sus primeras parábolas de la Biblia.
Queridos hijos, los invito en este importante tiempo de cambios a recoger los frutos para vuestra conversión a través de la lectura de la Sagrada Palabra de Vida, como lo es la Biblia, y también de la unión interna de vuestros corazones con la nueva y preciosa palabra que Mi Hijo derrama día a día.
Como Madre de las Gracias, oro por ustedes para que el Espíritu Santo de Dios los anime a seguir caminando más allá de vuestros proyectos de vida. Oro para que a pesar de todo prevalezca Mi Obra Mariana en vuestros corazones. Oro para que alcancen la humildad y la unidad, principios necesarios para vivir la conversión de vuestras vidas. Oro para que vuestros corazones se alejen de la tristeza y de la desolación.
Como Bendita y Amorosa Madre, oro para que Mi Hijo los proteja y los guarde en Su esperado y venidero Reino de Amor.
Queridos hijos, Mis niños ya están creciendo espiritualmente, ahora como consciencias rumbo a la madurez del corazón los llamo a considerar en vuestras vida Mi importante y magnífica Obra de Paz y de Redención, que llevo adelante con cada uno de ustedes; ese paso de vuestros seres permitirá que crezca vuestro pequeño espíritu hacia el Gran Espíritu de Dios.
Hijos Míos, no me canso de pronunciar: ¡Paz!, ¡Paz!, ¡Paz!, para vuestros seres. En Mi Paz alcanzarán la luz que tanto buscan, luz hacia la verdadera eternidad del Paraíso.
Una vez más les agradezco por responder y escuchar Mi especial llamado.
Recemos por la presencia de la Unidad de Dios.
María, Madre del Universo de la Paz
Los quiero ardientemente.
Mis queridos hijos de Figueira:
He estado observando vuestro mundo interior y quiero recordarles que todo Mi amor está con ustedes.
Estos próximos días, en los que estarán con los Sacratísimos Corazones de San José y de Mi Hijo Jesús, les pido que abran sus consciencias para la Luz y el Amor que Ellos depositarán en vuestras almas.
La Sagrada Familia estará en esta bendita Comunidad Luz que tiene como tarea crear, en medio de la purificación, un núcleo de vida para la Nueva Humanidad.
En este mes de marzo quedarán grabados para siempre, en esta Mi Casa, los códigos que forman el nuevo arquetipo de la Sagrada Familia, la que será base para la humanidad futura.
Al igual que la presencia en vuestro interior de la Divina Trinidad, es importante que profundicen en lo que ha estado sucediendo con la presencia de la Sagrada Familia en las Comunidades Luz, porque ello encierra un misterio espiritual a revelar.
Quiero que Mis hijos puedan comprender y aceptar el amor que estos Sagrados Corazones están depositando en vuestros espíritus, para colmarlos de fortaleza y fe; la misma fe que nosotros manifestamos en la antigua Nazaret, cuando la Sagrada Familia vivió en la Tierra.
Ese ejemplo, de devoción y fidelidad absoluta a los planes del Altísimo, es lo que queremos dejar en la consciencia de vuestras Comunidades; principios que superarán toda prueba siempre que permanezcan en vuestros corazones.
Estaré acompañando desde el Reino de los Cielos los encuentros que tendrán con el Castísimo Corazón de San José y el Sacratísimo Corazón de Jesús.
Los amo hijos Míos, y los guardo en mi Inmaculado Corazón.
Gracias por responder a nuestro llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Yo soy la Bienaventurada Virgen María, soy la que les habla, soy la que les comunica, soy la que los guía, soy la que los ama, soy la que los adora, soy la que los pacifica y soy la que templa sus corazones.
Queridos hijos, hace un año, estuve con ustedes en Aurora, Uruguay y hoy, después de tantos acontecimientos, Mi Corazón Inmaculado está con toda la humanidad.
Hijos Míos, Mi llamado es extraordinario porque Mi Corazón les pide que reenciendan la llama de la devoción en sus corazones.
Queridos hijos, es momento de que despierten del sueño, para que puedan percibir que están en otro tiempo.
Ahora, solo les bastará a los rebaños de Mi Hijo seguir los pasos de la Señora Vestida de Sol, porque Ella ya ha lanzado hacia la Tierra las doce estrellas de la salvación para el mundo.
Quien tenga ojos para ver, que vea; quien tenga corazón humilde para sentir, que sienta. Es el momento de dar la propia vida a Dios, de entregarse por entero a los Planes del Altísimo, y esto comienza a partir de los sentimientos y de los proyectos de vida.
Queridos hijos, a través del poder de la oración percibirán que ustedes, como tantos otros hijos Míos, están dentro de la última barca espiritual que es conducida por la Estrella de la Mañana, Estrella que por segunda vez anuncia la venida del Hijo de Dios.
Queridos hijos, con sus corazones abiertos y sus manos en oración, sostendrán el paso mayor que deberá dar el mundo. Por eso, vigilen con amor todo lo que han construido con fe durante este tiempo, caminen con confianza y renuévense todos los días con la vida sublime de la oración.
Hijos Míos, la Madre del Cielo los acompaña, los bendice y ora por ustedes. Oro para que ahora el mundo perciba en dónde se encuentra. Oro al Espíritu Santo para que la sabiduría despierte en el corazón de Mis hijos. Oro clamando a Mi Hijo por una oportunidad. Oro por aquellos que día a día son desviados del camino de la redención por la acción del pecado.
Queridos hijos, ustedes deben orar Conmigo sin compromisos ni demora, porque la oración es el alimento para sus vidas, la oración debe darles vida a sus espíritus.
Hijos Míos, ¿quién dará todo de sí para que el mundo se salve?
Mi llamado quiere reverberar en sus corazones, pero aún en algunos de ustedes el llamado se pierde.
Oren a Dios y ámenlo, Él es muy ofendido por las voluntades humanas en este tiempo. Alivien las cargas que el mundo le genera, vivan a Dios en el amor y en la verdad.
Queridos hijos, oren para que el Padre les dé Su amorosa Misericordia. Si ustedes quieren que el mundo cambie, deberán orar por la paz, porque la paz debe darse primero en sus corazones, para que después haya paz en todo el mundo. El tiempo que vive la humanidad exigirá de sus vidas un mayor sacrificio, para que se cumplan así los Planes del Padre.
Yo abrazo a cada uno de sus corazones, pero todo podrá mudar cuando tan solo preparen el camino para lo nuevo mediante la oración.
Sean ejemplo de santidad y de fe, sean humildes y simples, porque será necesario que muchos de Mis hijos se conviertan al Único Dios a través de la oración del corazón y de la caridad.
Hijos amados, solo quiero que estén más tiempo en Mi Paz y que a partir de allí vivan en la paz, para que otros también la puedan vivir.
Hijos, sus vidas ya están creciendo después de todo lo que les fue entregado por la Señora del Cielo, durante los últimos años.
Ahora, los nuevos pastores, los pastores de la oración, los pastores de la fe, los pastores de la Misericordia, los pastores que son formados por la Iglesia de Mi Hijo Jesús deberán reordenar la vida y el camino de las almas.
Oren para que los pastores de Mi Hijo puedan ser guiados por el Espíritu Santo. Apóyenlos, porque en sus manos está el camino de muchas almas al Paraíso.
Unámonos, en el amor y en la oración, a los pastores de Cristo, el Redentor.
¡Les agradezco, queridos hijos, por recibirme con devoción en este bendito día de Gracia!
Los bendigo, ¡alabado sea Jesús!
Gracias por escuchar Mi último llamado para este tiempo.
María, Señora del bendito y santísimo Rosario de la Paz
Hijos Míos:
La llave para la conversión es el sacrificio verdadero que pueden vivir en sus corazones; sacrificio realizado con amor, con el esfuerzo impulsado por el alma y manifestado en la vida.
Hijos queridos, en el Cielo, medimos el grado de fidelidad por el grado de amor y de sinceridad. Cada acción debe ser verdadera. Aunque sus corazones no sientan la alegría del sacrificio, si es realizado con sinceridad y con amor, es aceptado en los Cielos como una fuente de conversión para las almas.
Veo un alma que Me acompaña cuando veo un corazón dispuesto a abandonarse a sí mismo ante Cristo.
En la alegría de los corazones valientes, hijos Míos, encuentro un refugio de paz. En los pasos dados a partir del corazón, encuentro el impulso para estar día a día ante Dios, para intervenir por el mundo. Solo busco encontrar en sus corazones un aliento para entregarle a las almas que sufren permanentemente. Cada vez que son capaces de superar las dificultades de la vida, una pequeña luz es generada y conducida a Mi Corazón.
No vengo a buscar la perfección, pero sí el esfuerzo constante, la voluntad sincera alimentada por el amor a los Planes de Dios.
Queridos hijos, ya les hablé mucho sobre el tiempo en el que viven. Ahora, Mis Palabras deben tornarse vida, acción y paz en cada uno de sus seres. Deberán ser verdaderos obreros de la Misericordia, y eso se alcanza con la voluntad del corazón.
Veo a muchos de Mis hijos que ya bajaron los brazos, aun antes de que se inicie la batalla. Veo a muchos de Mis soldados soltar el escudo de la persistencia para dejarse alcanzar por el enemigo.
Resistan, hijos Míos, resistan. Alimenten el corazón y el espíritu con la paz de Mi Presencia y reenciendan la alegría de vivir en donación al Santísimo Dios.
Mi Corazón llega para tomar de las manos a cada uno de Mis hijos y decirles, como Madre y Compañera, que aquí estoy, siempre y cuando Me quieran ver.
Soy su Madre. Soy la que trae el Espíritu de Dios grabado en el pecho para entregarlo a la humanidad. Soy la que ora constantemente por su despertar y su conversión definitiva. Soy la que sustenta a los que ya dijeron sí, para que se levanten en cada caída. Soy la que siempre está aquí, junto a sus corazones, para ayudarlos a crecer y a madurar bajo la guía de Dios Padre y en dirección a Su Hijo.
No teman escucharme ni tampoco responder a Mi llamado. Solo les pido que no pierdan el amor y la alegría que una vez deposité en sus corazones. No se alejen de Dios.
Vengo siempre a guiarlos y a conducirlos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos Míos:
Hoy les hablo a vuestros corazones para que, reunidos en este día en el Amor de Cristo, recemos por la paz en el corazón.
Hijos Míos, ayer les hablé de la importancia de apoyar con el corazón a los obreros de Dios en la Tierra, obreros que ayudan a los rebaños de Mi Hijo para que sean conducidos por el camino de la eternidad.
Queridos hijos, hoy les pido que, en este día de decisiones espirituales que sucederán en la Iglesia de Mi Hijo, ustedes como verdaderos hermanos de camino se renueven en la oración y en la fraternidad, apoyando los importantes planes de Mi Hijo Jesús.
El Señor que está en el Cielo aguarda su honesta y humilde colaboración con los designios de la Iglesia de Mi Hijo, mediante la oferta de su oración.
Hijos Míos, sepan que millones de hermanos en el mundo dependerán del nuevo obrero de Dios, obrero que deberá sentirse acompañado por los corazones fraternos que irradien paz y que vivan la verdadera faz del Propósito Divino.
Ustedes, a través de la oración, no solo estarán reconstruyendo el mundo, al igual que con el ayuno; sino que también podrán ser fieles servidores y guardianes que vigilan el caminar de muchas almas. Este es uno de los motivos de tantas Apariciones Marianas en Medjugorje, como ahora en su casa, mes a mes.
Queridos hijos, por eso, Mi llamado en Medjugorje es para reavivar la vida de los Sacramentos como la Confesión y la Comunión; y también la vivencia del ayuno, del evangelio y de la oración que Yo les he revelado como las cinco piedritas de la salvación.
Ahora presente ya casi siete años consecutivos con ustedes, Mi Corazón Inmaculado llama a los cristianos y a los creyentes en Dios para que, en fraterna unidad, apoyen a los acontecimientos en el mundo. Esta tarea requiere de ustedes todo el amor, la fe y la fidelidad para que el mundo no se vea tan perjudicado espiritualmente, como lo está ahora.
Por eso, hijos Míos, Mi Corazón Materno en este mes de marzo especialmente bendecido, acompañará, al igual que en Medjugorje y en Salta, a los grandes momentos espirituales y cristianos que la Iglesia de Cristo vivirá.
Aquí, queridos, estaremos reuniendo en el amor a los rebaños, como está escrito en la Sagrada Escritura: “la paja comenzará a separarse del trigo” y para esa instancia sus corazones deberán estar prontos en la oración.
Si la humanidad escuchara Mi llamado, rezara y viviera Mi mensaje, el Espíritu Santo de Dios convertiría y salvaría al mundo.
Como ha dicho Mi Amado Hijo, contaré con muchos devotos, pero Me enfrentaré al mal para vencerlo con pocos soldados, así será la Ley para este tiempo.
¿Quién querrá arriesgar la vida por amor al Plan de Dios?
¿Qué hijo Mío lo aceptará vivir, en confianza y fe, como lo vivió la Virgen María?
Queridos hijos, sobre todas las cosas estoy con sus corazones y lo estaré por más tiempo mediante las Apariciones, hasta que Dios me lo pida. Yo los amo, por eso Mi Amor quiere estar presente todo el tiempo en ustedes.
¡Agradezco a Mis hijos de Figueira por haberme esperado todos estos meses, pues Mi Inmaculado Corazón retorna a casa!
Les agradezco, queridos hijos.
¡Alabado sea Jesús!
María, Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos:
Hoy, permitan que Mi Voz resuene en el interior de cada uno de sus corazones, para que Mi retorno a esta Casa bendita sea de profunda Gloria en la Tierra, como lo es en el Cielo.
Hijos Míos, Mi Corazón se alegra profundamente de poder estar nuevamente próximo a sus corazones. El Señor observa, a partir de los Cielos, los pasos que dan día a día y los acompaña en esa trayectoria de crecimiento.
Amados hijos de Figueira, en este importante día de decisiones mundiales, les pido que oren, oren mucho con el fervor del corazón y la voluntad del alma; porque así, a través de una oración sincera, el Señor podrá hablar dentro del corazón de Sus hijos, de aquellos que sustentan la Iglesia de Cristo y necesitan de gran inspiración para tomar las decisiones correctas, de acuerdo con la Voluntad de Dios.
Este es un tiempo, hijos Míos, en el que deben orar para que la Voz de Dios sea escuchada en todos los corazones, de todas las naciones, razas y religiones; para que todos los caminos escogidos por el hombre sean verdaderamente guiados por un solo Dios.
El Señor emite Su Voz, tocando todos los corazones para que despierten en este momento y vivan la conversión verdadera de la vida.
Por eso, Yo vengo, hijos Míos, como un eco del Verbo Divino. Vengo para que la Voluntad de Dios se pueda manifestar en sus vidas y en las vidas de todas las criaturas.
Por eso, oren, oren los unos por los otros. Tengan siempre al prójimo en sus corazones, sin temer superar los juzgamientos y todas las diferencias que existen entre los seres.
Oren para que los caminos creados por el hombre se conviertan en caminos guiados por Dios, para que Sus hijos encuentren la entrada del Cielo.
Oren para que el discernimiento del Espíritu Santo permee las consciencias de todos los hombres. Porque, de esa forma, el hombre y Dios siempre tendrán la misma Voluntad, como lo fue con Mi Hijo Jesús.
Oigan Mi Corazón que ora, Mi Voz que se eleva, y oren Conmigo.
Los aguardo en oración y paz.
¡Agradecida por responder a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
¡Que la Misericordia de Dios esté entre ustedes!
¡Alabado sea Jesús, queridos hijos!
Que este día extraordinario sea bendecido por el poder de vuestra oración; que vuestra oración sea como una flor para los Tronos de Dios, porque hoy Mi promesa será contemplar vuestras súplicas, súplicas que nacen desde vuestros corazones.
Queridos hijos, Mi Corazón hoy es alabado por vuestras almas peregrinas. Permanezcan en Mis brazos para que Yo los pueda llevar al Reino del Amor, Reino del Perdón, Reino de la Paz.
Hijos Míos, coloquen en vuestras oraciones y en este día, las grandes necesidades que existen en el mundo, eleven a través de vuestra oración a toda la consciencia de la humanidad. El Señor, una vez más, estará atento a la voz de vuestras súplicas.
Queridos hijos, para estar más cerca de Dios, tienen la mediación perfecta y amorosa de Mi Inmaculado Corazón, Corazón Divino que quiere llevarlos a Jesús.
Queridos hijos, estoy con ustedes en este día especial; que vuestras consciencias se preparen en el amor y en la paz para recibir el Reino de Mi Señor en vuestra casa.
Hijos Míos, es un milagro en estos tiempos recibir en vuestras moradas a la Señora del Cielo, porque eso significa que Mi Corazón Materno tendrá el permiso divino de guiarlos por el único camino de la paz.
Amados hijos, acompañé durante estos días vuestra preparación interna para recibirme, por eso quiero agradecerles por vuestra honesta oración y vuestro sincero amor, el que fue irradiado hacia Mi Corazón.
Mis hijos, ustedes son los precursores que permitirán junto a otras almas, cumplir con los planes del Padre sobre la Tierra.
Queridos niños, la Señora de la Paz hoy los bendice, ¡recemos!, ¡recemos mucho!, por la conversión y el despertar de las almas al llamado bendito de Mi Hijo Jesús.
Queridos hijos, Jesús hoy estará acompañándolos especialmente desde el Cielo.
Queridos hijos de Belo Horizonte, ¡les agradezco por unirse a Mi Inmaculado llamado por la Paz para este tiempo!
¡Gracias por abrirme la puerta del corazón!
María, Madre y Reina de la Paz
Hijos Mios:
De la misma forma como presenté al Pequeño Niño Jesús en el Templo, presento hoy al Padre los esfuerzos de Mis Hijos.
Sé de la valentía que existe en el corazón de cada uno de Mis soldados marianos y los impulso para que Me acompañen en este nuevo ciclo de Apariciones, con total renovación y consagración a Mi Corazón Inmaculado.
Elegí esta ciudad para iniciar un nuevo ciclo de Apariciones, ciclo en el que Mi Voz resonará con más intensidad. Mi Llamado recorrerá las casas de todos Mis hijos, para que no haya quien, en esta Nación, no Me haya escuchado.
Quiero, por medio de Mis servidores y orantes, difundir a lo largo del mundo este Llamado a la conversión, a la oración y a la oferta de sí a Dios Padre.
Quiero hacer de vuestras voces Mi voz, de vuestras manos Mis manos y con vuestros pies rercorrer cada espacio de esta ciudad, inclusive los más escondidos y olvidados, porque para Dios nadie está olvidado. No hay corazón que pulse en esta Tierra que el Señor no desee alcanzar.
Por eso, hijos Mios, sean valientes y no teman responder a Mi Llamado.
Yo los guiaré y los sustentaré siempre.
Estamos en el inicio del largo camino al Cielo, en el cual el sacrifício y la oración serán las estrellas guías. Cuenten con Mi Presencia, Mi ejemplo y Mi sabiduría. Mi voz resonará en vuestros corazones.
Les agradezco eternamente por responder a Mi Llamado.
Alabado sea Jesús Cristo.
María, Reina de la Paz
Mis queridos hijos de Belo Horizonte y de todo Brasil:
Hoy he venido hasta aquí para que todos ustedes sepan que Mi auxilio maternal está siempre disponible en vuestras vidas.
Quiero que hoy reciban en vuestros corazones a la Bienaventurada Virgen María, Madre de Cristo Jesús y de todos los seres de esta Tierra. Si ustedes me reciben en vuestros corazones Yo traeré paz a vuestras vidas, los ayudaré a reforzar vuestra fe y los conduciré al Corazón Sagrado de Mi Hijo.
En este tiempo de grandes definiciones para la humanidad los convoco a orar con el corazón, en forma sincera y devota, para que Yo pueda entregar vuestras oraciones a Nuestro Padre Dios y pueda interceder por la vida de cada uno de ustedes.
Hoy los convoco también para orar por la elección del próximo Papa, que tendrá la difícil tarea de representar y llevar adelante, en este mundo, la instrucción que dejó Mi Hijo. Pido a todos los cristianos y no cristianos que se unan de corazón, pidiendo al Espíritu de Dios que descienda durante estas instancias de deliberación.
Pronto comprenderán, queridos hijos, porqué necesitan unirse entre ustedes y Conmigo, para orar por los eventos que tendrán repercusión sobre la vida espiritual de esta humanidad.
Hoy quiero dejar sobre esta ciudad todo Mi amor y Mi consuelo. Recuerden que ya les dije que pueden dejar sus sufrimientos a Mis pies, que Yo los transformaré con Mi amor Maternal en alegría y fe.
Si me abren la puerta de vuestro corazón Mi amor los liberará de toda angustia y de todo dolor. Oren Conmigo, amados hijos, y permitan que Yo los guíe hacia el Corazón Bendito y Sagrado de Mi Amado Hijo Jesús.
Tengan fe en lo que les anuncio, porque pronto reconocerán las señales que se verán en los cielos, señales que anuncian el nuevo tiempo para todos.
¡Oren, oren con fe, con paz y con determinación, y no se cansen de orar!
Bendigo hoy esta casa, que es ejemplo de amor y devoción a Mi Inmaculado Corazón. Les pido que en ese maravilloso jardín encuentren un lugar para que Mi imagen inmaculada irradie y proteja, siempre, las tareas que aquí se realizan y guarde vuestras almas de cualquier mal.
Al igual que en Mi casa en la ciudad de San Pablo esta será una fortaleza de oración y fe, donde las almas, en vigilia perpetua, encontrarán refugio y consuelo.
Mis amados grupos marianos de todo Brasil:
Es momento de orar en unidad, de elevar por medio de la oración las súplicas hacia Nuestro Padre Dios por esta humanidad. Yo seré vuestra Mediadora. Oren por vuestra nación y por el mundo, en unión verdadera, que allí Yo estaré junto a ustedes.
Si todos los soldados marianos del mundo oraran en unidad, nada malo sucedería en esta humanidad. Recuerden, hijos Míos, Mis palabras de Madre y colóquenlas dentro de vuestro corazón para tenerlas siempre presentes.
Oración y unidad; esa será la llave de la salvación de la humanidad.
Gracias por estar reunidos aquí hoy, hijos queridos, para responder a Mi llamado por la oración y la paz.
María, Madre de Jesús y de todos en esta Tierra
Queridos hijos Míos:
Con alegría y regocijo recibo hoy vuestros corazones y vuestras oraciones en Mi Reino.
Queridos hijos, la semana venidera los invito a contemplar la importancia de vivir en la unidad entre los corazones, como también entre las tareas que ustedes realizan diariamente; porque solo alcanzarán esa unidad a través de vuestra santa y devota oración.
Queridos hijos, Mi Corazón clama para que en este tiempo sean Uno solo, como lo fue Mi Maternidad con Jesús.
Hijos Míos, el Padre observa vuestros grandes y pequeños esfuerzos diarios. Yo, como Madre, los llamo a redoblar la oración por la salvación de los Reinos y de esta humanidad. Con la venida mensual y semanal de Mi Espíritu Materno de Amor, los preparo en el silencio para la venida esperada de Mi Hijo; Él aguardará hasta que la última alma de este mundo haya despertado al Amor Omnipresente de Dios.
Hijos amados, los tiempos cambian y las consciencias también, por eso no juzguen, no observen, no hagan ningún comentario por mejor que parezca, porque Dios está queriendo rescatar a todos los que están en lo correcto y a los que han fallado en la fidelidad para con Él.
Hijos Míos, como Madre de la Misericordia, los espero en la oración, en la oración individual como en la oración familiar, ¡no pierdan tiempo Mis pequeños!, sepan que Dios escucha la voz de vuestros corazones, abran paso para que el Espíritu Santo ahora reine en vuestras vidas.
Queridos hijos, no se desarmonicen más, ¡oren!, ¡oren!, ¡oren con la luz del corazón!; el mundo cambia y poco amor perdura en los corazones.
Ustedes Mis queridos hijos, son el foco para otras consciencias; renuévense todos los días en la oración del corazón, porque así alcanzarán Misericordia y Paz. Sean precursores de Mi Paz, lleven la paz de vuestros corazones hacia todos los lugares donde vayan.
Mis queridos hijos, los necesito en la oración como en la fidelidad a los planes de Mi Paz; Mi Voz se está pronunciando por última vez y esto es posible porque ustedes me abren la puerta de vuestros hogares.
Queridos hijos, estoy con ustedes y agradezco que todos Mis hijos de San Pablo me hayan abierto la puerta del corazón una vez más.
Bendigo este momento sublime con ustedes. ¡Alabado sea Jesús, queridos hijos!
Recen y no se cansen de rezar con el corazón, porque siempre los acompañaré.
¡Les agradezco por contestar a Mi llamado!
María, Reina de la Paz
Queridos hijos:
Como Madre de cada una de vuestras consciencias, retorno a Mi casa, en Brasil, para estar más próxima de vuestros corazones. El Señor vio cuánto necesitan aún de Mi presencia, sobre todo aquí, en el Estado de San Pablo. Por eso Me encomendó recorrer una vez más este lugar.
Mi Corazón los acompañó durante todo el día de hoy, para observar el amor y la alegría de Mis hijos al preparar una vez más Mi llegada a este mundo.
Hijos Míos, para todos los corazones que Me acompañan en todo el mundo, Me gustaría realizarles un pedido especial de oración: oración para la Reconciliación con Dios y con el prójimo.
Necesito que oren por la unión entre Mis hijos, Mis servidores y orantes dispersos por el mundo. Necesito que se reúnan para orar en las naciones, en los estados y en las ciudades. Quiero que sean un símbolo vivo de la unión de la humanidad entre sí y con Dios, Nuestro Padre y Señor.
Hijos Míos, no saben cuánto necesita el mundo este Amor que reciben hoy de Mi Corazón. Vengo a irradiar la Luz que existe en el Cielo, para que vuestros corazones se vean un poco más limpios, más humildes y alegres para cumplir con los Planes de Dios.
Es necesario, en este tiempo, que el Amor al Padre pueda hablar más alto que la voluntad individual de cada uno de Mis hijos. Porque es solo de esta forma que el Amor de Dios puede tener una morada definitiva en vuestros corazones y la unidad entre Mis soldados marianos podrá ser una realidad.
¿Aceptarán, hijos queridos, estar juntos para abrir las puertas del mundo para Mi Corazón?
No basta la oración, es necesaria también unidad y amor entre los que oran.
Pidan Mi auxilio y Mi intervención, que Yo los ayudaré y les enseñaré a vivir en Fraternidad.
Dejo en vuestros corazones el ejemplo simple del Amor de Mi Corazón de Madre, para que sigan los pasos de la Virgen Bienaventurada de Nazaret y de Su Hijo Jesucristo.
Amo a cada uno de ustedes y los aguardo en Mi Corazón.
Gracias por responder a Mi Llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis queridos hijos de Brasil y de esta ciudad de San Pablo:
Mi Corazón se llena de gozo y de alegría por estar nuevamente tan cerca de ustedes.
Les dije, la última vez que estuve aquí, que no los dejaría solos. Aquí estoy, hijos Míos, para que renueven sus votos Conmigo, votos de amor, oración y peregrinación.
He venido hasta aquí para derramar sobre esta ciudad una Gracia más, la que espera encontrar espacio en vuestras almas, en vuestros espíritus, para que así se fortalezcan vuestras vidas, unidas a Mi Corazón Inmaculado.
En este tiempo, en el cual la purificación del mundo se manifiesta en el interior de cada uno de ustedes, Mi Amor de Madre llega para auxiliarlos y para decirles que aquí estoy junto a ustedes.
En este bendito lugar, en el que dejé Mi presencia sembrada, levantaré una fortaleza de fe y oración para la protección de esta ciudad. Para eso necesito de todos ustedes, de la oración perpetua hecha con el corazón, con devoción. Necesito la vigilia, con la adoración al corazón de Mi Hijo, para que Él vea desde el universo que un punto de luz brilla en esta ciudad.
Cuando Él retorne, queridos hijos, en esta casa brillará una morada que podrá recibir Su Espíritu en medio de la purificación. Mis hijos, los consagrados, los acompañarán, y entre todos construirán esa fortaleza de oración, amor y unión, refugio para todas vuestras almas.
Durante todo este tiempo venidero, en el que peregrinaré por este bendito país, les pido que me acompañen y que oren junto conmigo, para que la Gracia y la Misericordia de Dios Padre aparte de la consciencia de esta Nación todo aquello que no permita que Su Plan de Amor se cumpla.
Amados hijos, con ustedes estoy, en mi Corazón Inmaculado los guardo.
Los acompaño eternamente. Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de Dios y de todos ustedes
Amén.
Queridos hijos:
En este encuentro que tenemos hoy quiero transmitir a todos Mis hijos, bajo la Luz Redentora del Corazón Sagrado de Mi Hijo, mi confianza espiritual a todos aquellos que trabajan verdaderamente por el espíritu crístico en este tiempo.
Quiero pedir a todos los fieles a Cristo Jesús que oren junto a Mí, para que los acontecimientos que se esperan en el seno de la Iglesia de Mi Hijo sean regidos por la Luz del Espíritu Santo.
Convoco a todos los orantes del mundo entero a permanecer en vigilia para resguardar, por medio de la oración, la tarea de elegir al próximo representante de la Iglesia de Mi Hijo ante el mundo.
Para que la paz sea la que guarde esta próxima elección, y la Consciencia de Dios descienda a través de Su Santo Espíritu, todos los cristianos deberán unirse en oración permanente para proteger la tarea de los representantes del llamado Clero en la Tierra, para que esa tarea se desarrolle en armonía y paz.
Hago Mi llamado de amor maternal a estos hijos Míos, que tendrán tan importante labor, a que permanezcan permanentemente en Mi Inmaculado Corazón y en el Sagrado Corazón de Mi Hijo para que, envueltos en la Divina Misericordia que llega desde la Fuente Eterna de Dios Padre, puedan recorrer en este tiempo el verdadero camino crístico.
Queridos hijos, representantes de la Iglesia de Mi Hijo:
Hoy, nuevamente, Dios Padre Todopoderoso deposita sobre vuestras consciencias un voto de confianza para que, por medio de ustedes, en este tiempo tan difícil para la humanidad el Espíritu Santo reine entre vuestras almas y llegue a ustedes toda la Sabiduría disponible en los Cielos.
Que el próximo sucesor de Pedro en la Tierra pueda vivir, en plenitud, la humildad y la mansedumbre, la sabiduría y la paz y que el amor y servicio, que enseñó Mi Hijo hace tanto tiempo, sea la expresión de su tarea.
Invito a este Siervo de Dios a ingresar en Mi Inmaculado Corazón, para que Yo pueda guardarlo siempre y pueda asistirlo en la intensa tarea redentora que le espera.
Yo fortaleceré con Mi Amor Maternal su fe en Mi Hijo y nada deberá temer. El camino crístico es arduo, pero el Padre Único lo pondrá en ese Camino para que lo viva y conduzca a sus hermanos por él.
Gracias por responder a Mi llamado por la paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
María, Madre de todas las criaturas
Queridos hijos:
Hoy Mi llamado es respecto a su fidelidad a Dios, el Altísimo.
Mi Corazón, en este día extraordinario, se proclama para confirmar que Mi Presencia inmaculada y espiritual es verdadera a los ojos de todas las criaturas.
Por este motivo especial, hoy estoy con ustedes compartiendo Mi camino de Peregrina y de Sierva fiel, para que puedan comprender que Mi Corazón materno escoge a aquellos hijos que necesitan de Mí en estos tiempos.
Hoy vengan todos a Mi Reino, porque Dios los recibirá.
En Mi inmenso gozo y alegría, los llamo nuevamente a la conversión. Su camino hacia el Padre ya está siendo realizado, pero cuando ustedes caminan también caminan muchas almas que necesitan de paz y de conversión.
Queridos hijos, hoy Mi llamado es respecto a su fidelidad a Dios. El Padre espera que, a través de su santa consagración diaria, puedan, en las obras y en los buenos ejemplos como en la oración, salvar a esta humanidad.
Mi Corazón de Madre acompaña las grandes decisiones del final de este tiempo.
El nuevo Papa necesitará de su fervorosa oración para que así él pueda ayudar al mundo y a su conversión definitiva. Su sincero apoyo a la Iglesia de Mi Hijo permitirá que muchos fieles se renueven en la fe y en la oración del corazón.
Continúen orando todos los días el Santo Rosario, Dios está atento a la voz de las súplicas de todos Sus hijos.
Queridos hijos, una vez más y por este estudio clínico de fe y devoción, les agradezco por contestar a Mi llamado.
¡Gracias por responder a Mis planes fieles de paz y de redención!
María, Reina de la Paz
Al final del Mensaje, la Virgen transmite un pequeño Mensaje para los médicos presentes:
Bendigo en el amor de Mi Inmaculado Corazón a los científicos, porque así ellos fortalecerán su fe en el Único Dios que los ama y que los quiere sobre todas las cosas.
¡Les agradezco, hijos Míos!
¡Alabado sea Jesús!
Mis amados hijos del mundo:
En este tiempo, en el que la humanidad se ha olvidado de Dios, el Creador envía, nuevamente, a Sus Mensajeros para que Sus hijos encuentren el camino que perdieron.
Pocos en este mundo creen que la Bienaventurada Virgen María les habla a Sus hijos. Pocos creen en la segunda Venida del Redentor. Pocos viven una verdadera vida del espíritu.
Así́, la humanidad perdió́ su conexión con lo divino y eterno, con lo verdadero y lo sabio. Esta humanidad, dormida e ignorante de los misterios de esa vida del espíritu, se aferra más a sus conquistas materiales que al grito que pronuncia su alma, presa dentro de la cárcel de la personalidad.
Hijos Míos, Mi anuncio en este tiempo es para todos, para que nuevamente coloquen sus ojos en lo Alto y busquen a Dios Todopoderoso en sus corazones.
La segunda Venida de Cristo ya es una realidad en los Cielos y será́ una realidad pronto en la Tierra. Aquellos que en nada de esto creen verán las señales que anunciarán Su Retorno en los cielos y así́ las almas despertarán. Todos lo verán, especialmente aquellos que no creen.
Esperemos juntos el nuevo tiempo, porque todo lo que les digo se hará́ realidad en este mundo.
Los amo y los protejo.
¡Gracias por responder a Mi llamado!
María, Reina de la Paz
Queridos hijos:
En el correr de todo este tiempo he dado muchos mensajes que Mis hijos no han interiorizado. He repetido con todo Mi Amor, a través de Mis videntes y clariaudientes a lo largo de la historia, miles de mensajes con intensas instrucciones para toda la humanidad.
A pesar de ello Mis hijos olvidan fácilmente lo que les pido y las instrucciones que les doy.
En el último siglo que pasó y en el que están viviendo, como nunca, Mi Voz y Mi Llamado ha recorrido y recorre aún este mundo, de norte a sur y de este a oeste. Cada vez que un impulso de Mi Corazón llega a Mis amados hijos Yo espero, con Mi Corazón de Madre, que él se funda en el alma de muchos.
Hoy Mi Inmaculado Corazón se entristece, porque Mis hijos amados se vuelven unos contra los otros, olvidándose de los impulsos de amor que Mi Hijo y Yo les damos permanentemente; y no comprenden que la Justicia de Dios está descendiendo y será acorde a lo que cada uno haya sembrado en su vida y en la de los demás.
Hijos: en estos días el mundo se agita, porque la Justicia Divina ha comenzado a hacerse sentir en varios pueblos y sobretodo en mis amados hijos cristianos.
Hoy quiero decirles que más que nunca deben valorar el sacrificio de Cristo en la Cruz, orar para reparar Su Corazón y el Corazón de Dios.
¡Reparación, reparación, reparación!
Si ustedes, hijos Míos, no reparan el Corazón de Dios todo lo que está escrito se cumplirá y desde los Cielos solo podremos observar, con dolor profundo, cómo las consciencias ciegas y que no quieren escuchar el llamado de lo Alto se condenan a sí mismas.
El planeta vivirá su purificación, la que comenzará de este a oeste y de norte a sur.
Les ruego queridos hijos, que oren, oren Conmigo por la reparación del Corazón de Cristo y de Dios Todopoderoso. Si oramos sinceramente con el corazón, el Padre escuchará vuestras súplicas y podrá borrar del Libro del Cielo algunos eventos que, de otra manera, se desencadenarán como consecuencia de las acciones humanas.
Hijos queridos:
Todo puede ser evitado. ¡Escuchen Mi llamado!
Oren, oren, oren todo lo que puedan. Reúnanse a orar con otros hermanos; oren con vuestras familias. Oren por las religiones, por los gobiernos y por quienes los llevan adelante, para que la luz verdadera del Espíritu de Dios los ilumine.
Oren hijos, oren, por aquellos que no oran, por los que no creen en el Retorno de Mi Hijo. Oren por los que tienen el corazón cerrado y guardan en ellos miedo y rencor.
Oren por todos. La humanidad se encuentra en una emergencia espiritual. Oren junto a Mí, que como Madre intercederé ante Mi Hijo, el Redentor.
Mis amados hijos: guardo vuestras plegarias en Mi Corazón Inmaculado para llevarlas al Cielo.
Los amo y los convoco a estar permanentemente Conmigo.
Paz para la Tierra.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Amén
Queridos hijos:
Que la plena paz esté en vuestros corazones. Un día más nos reunimos, en nombre de Mi Hijo, para orar con el corazón y la devoción al Espíritu Santo por los planes del Altísimo.
Hoy, extraordinariamente, Mi Inmaculado Corazón los reúne con el fin de que apoyen y acompañen, desde vuestros corazones, la tarea mariana de gran conversión y liberación que la siempre Virgen María, Reina de la Paz, estará realizando por intermedio de uno de los videntes de Medjugorje.
Ahora ustedes, Mis queridos y todo el cono sur, se encontrarán en el ápice de una importantísima Gracia Divina que será derramada sobre las almas de los que estén presentes en el encuentro con la energía de Medjugorje en la Argentina; y esta Gracia también tocará el espíritu de familiares y amigos de los que, en el amor y en la fe, participen de este encuentro.
Por primera vez en la historia de vuestro mundo, Dios Padre, el Todopoderoso, permitirá reunir espiritualmente y unir internamente las tres importantes tareas de la Santísima Virgen María en: Medjugorje-Aurora-Salta.
Esto es posible por la unión amorosa de los peregrinos, orantes y servidores de todas partes del mundo que, en devoción infinita, siguen al Inmaculado Corazón de María a través de las tres manifestaciones actuales de la Bienaventurada Virgen María.
Entiendan, Mis queridos orantes, qué importante ha sido vuestra vigilia de oración durante todo este día, la cual ha permitido una preparación espiritual de Argentina y del Cono Sur para recibir el impulso espiritual y divino de la Madre de Dios.
Así, la Reina de la Paz llevará un mayor número de hijos hacia el Reino de la Misericordia y de la Conversión; si esta unión con el Inmaculado Corazón se diera especialmente en los hijos de Argentina los planes divinos, previstos para esta nación, serán asumidos por la Santísima Mediadora entre los hombres y Dios: por la Virgen María, Madre de todos.
Queridos hijos, ahora comprendan que ya estamos en el ciclo previsto del ecumenismo cristiano de las creencias y de los pueblos del mundo. Lo escrito por Juan, el Apóstol, deberá cumplirse según los amados designios del Padre y ustedes, como otros tantos devotos de María Santísima, ayudarán para que este Santo Plan de conversión y fraternidad se pueda cumplir a pesar de todo, porque ¡Mi Inmaculado Corazón Triunfará!
Hijos Míos, que esta reunión extraordinaria de oración sea el motivo espiritual para activar de manera definitiva a todos los Centros de Oración y de unirse en la oración todos los días. Los tiempos ameritan grandes cambios en la consciencia y en la vida humana, y todo esto deberá ser sustentado por el amor y la oración de todos los grupos marianos.
En Mi Hijo siempre estarán, por eso estén atentos a las huellas que Su Corazón marca para este nuevo recorrido en vuestras vidas.
Queridos hijos, es hora de que todos los servidores se unan en Hermandad.
Una vez más, hijos Míos: ¡Les agradezco a todos por responder prontamente a este importante llamado de apoyo a la misión de Medjugorje en Argentina!
¡No teman por lo que se dirá, mas vivan en el Espíritu Santo y en la Fe!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad y Señora de la Paz
Amén.
Amén.
Amén.
Amados hijos:
Lo que Mi Corazón Inmaculado necesita hoy, de cada uno de ustedes, es que estén disponibles para cumplir en este tiempo Mi tarea Mariana. La tarea de unir todas Mis manifestaciones a lo largo de la historia de la humanidad y demostrar, a través del corazón, que Yo Soy la misma de Nazaret, Soy la misma de Lourdes, de Fátima, de Salta, de Medjugorje. Soy la misma, hijos Míos, que viene vestida del Sol, para iluminar los abismos en que viven los seres humanos.
Amados hijos, el Señor encomendó a esta Nación Argentina y a todos los fieles peregrinos que Me acompañan, esta tarea de orar por la conversión de los corazones y por la unión de Mis Rostros en el interior de todos los seres.
Puede ser, hijos Mios, que no comprendan la grandeza de esta misión que el Señor les confió, mas si solo abren los corazones y se colocan disponibles delante de Dios, Él los podrá guiar y en poco tiempo podrán comprender lo que les digo hoy.
Cuando hablo de asumir la Nación Argentina, significa que asumiré la vida de cada uno de Mis hijos y que perdonaré todas las faltas de aquellos hijos que ya no están aquí. Esto quiere decir, hijos Mios, que la posibilidad de Mi Liberación va más allá de este mundo.
¿Aceptan, hijos Míos, responder a Mi Llamado?
Los aguarda en oración y entrega,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis amados hijos:
En este día tan importante, donde miles de consciencias se preparan para definir sus vidas para siempre, quiero agradecer con todo Mi Corazón esta tarea que todos ustedes se animan a realizar Conmigo.
El Padre Único en los Cielos observa amorosamente vuestras almas y esencias y quiere derramar una Gracia especial de amor y esperanza sobre ustedes, que representan en este momento a esta Nación.
Cuando Argentina se haya consagrado a Mi Inmaculado Corazón, la luz de Dios brillará de norte a sur y de este a oeste. La Nueva Jerusalén deberá fundirse con la consciencia de América del Sur y ustedes, hoy, están siendo parte de ese proyecto de la Tierra Prometida.
No desfallezcan, hijos Míos, sean firmes en vuestro interior y abran vuestros corazones para ser partícipes de este proyecto de Dios Padre.
Junto a Mí irán peregrinando por todas las naciones de este bendito continente, hasta que el último de Mis hijos tenga la oportunidad de sentirme y de ingresar en Mi Corazón.
Desde el comienzo del Plan de rescate para las almas, Nuestro Señor diseñó que esta región del mundo viviera un especial aprendizaje de amor y redención, y que se proyectara hacia el resto del mundo. Sería una enseñanza pura de fraternidad, aquella que llevaría a la integración plena de los credos, las religiones y los pueblos, las lenguas, las razas y todas sus sociedades y así, en integración, la humanidad pudiera encontrar, a través del ecumenismo espiritual, el camino definitivo para la unidad.
Es a través de esa unidad que vivirán en la Nueva Tierra, cuando todos tengan las mismas oportunidades espirituales, la que les permitirá vivir en una armonía material en este Planeta Sagrado, bendecido por la Mano de Dios desde el principio.
Recuerden que en este mundo Dios colocó los pies de Su Amado Hijo Primogénito, al que les entregó para que aprendieran de Él todo lo nuevo, lo renovador.
Hoy el Padre Dios les volverá a entregar a Su Hijo Amado. Él tocará con Sus Pies nuevamente esta Tierra. Todos lo verán cuando los Cielos se abran y Él comience a descender en espíritu hasta que, a medida que se acerque a esta Tierra, se convierta en carne y pose Sus Pies como ya lo hizo un día.
Aquel que lo contemple caminar transfigurará su ser, aquel que lo escuche hablar convertirá sus células en luz, aquel que pose sus ojos en Sus Ojos verá la Faz de Dios.
Escuchen Mi Voz, hijos Míos, que los llama para que estén unidos a Mí más que nunca.
Espero sus corazones mañana y los días siguientes junto a Mi hijo Iván. Unamos en lo interno del corazón lo que Dios ya ha unido en el Cielo. Pronto comprenderán de lo que en este tiempo han participado y sepan Mis amados, que nunca más serán los mismos.
Agradezco a esta casa que ha tenido la Gracia de recibirme. Quiero que en este lugar la luz de la oración del corazón ilumine a toda esta ciudad y esta Nación. Aquí dejo depositada la semilla de Mi Inmaculado Corazón, para que germine en amor para todos.
Les pido que oren, que siempre oren con amor y sinceridad por todos los que no oran y no escuchan Mi llamado maternal.
Los coloco a todos en el Sagrado Corazón de Mi Hijo, Cristo Jesús, porque en Él siempre vencerán el miedo y el mal que los pueda rodear.
Los amo, hijos queridos, los amo y nuevamente les agradezco todo lo que hacen por Mí.
Los espero a todos en Mi Inmaculado Corazón.
María, Reina de la Paz
Querido hijos:
Con alegría y compasión llevo en Mis brazos a niños y jóvenes, porque como Madre y Guardiana de la Fe, los llevo todos los días al Templo de Mi oración, al Templo eterno de Mi Padre y desde allí los llevo al encuentro eterno con Mi Hijo Jesús.
Amados hijos, hoy los reúno en nombre del Amor de Dios para que, impregnados por Su Espíritu, alcancen la paz, la paz del corazón.
En la Sagrada Familia se encuentra el verdadero Templo de oración, en donde el Espíritu Santo participa a través de Sus Dones en el corazón de las familias. Orando todos los días a Mi Corazón materno, como Madre podré estar presente para guiarlos hacia la paz.
Queridos hijos, que este encuentro con la Reina de la Paz, abra sus corazones al llamado de la conversión.
¡Les agradezco por unir sus corazones a Mi llamado del Cielo!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Reina de la Paz
Hijos Míos,
Esta noche quiero agradecer la presencia de todos Mis peregrinos, aquellos que Me acompañan con los pasos y con el corazón.
Y a todos Mis hijos orantes del mundo, les vengo a traer las Gracias y las Bendiciones que el Señor Me encomendó para este día.
Mi Luz viene a tocar la Tierra para apartar todo el mal que la envuelve. Mis pies se posan sobre el camino de oración, construido por Mis hijos. El Señor Me envía para que responda a los pedidos de la humanidad, para impulsarla y seguir guiando a cada uno de sus pequeños seres.
Hijos Mios, necesito que vuestros corazones jamás pierdan el incentivo para orar, para unirse a Dios y reconciliarse constantemente con Él. Por eso, el Señor permite que Sus seres vivan duras pruebas, que experimenten el sufrimiento que impregna al mundo.
Cada dolor que puedan sentir vuestros corazones es conducido por las Manos de Dios, para que puedan compartir el dolor que siente Nuestro Señor por todo lo que pasa en el mundo.
De esta forma, hijos amados, es necesario saber superar el dolor a través del Amor al Padre y aliviar el proprio corazón y el Corazón del Señor, a través de la oración.
Muchas quejas llegan a los Cielos, mas pocas almas se ofrecen para aliviar el Corazón de Dios. Y hoy vengo a enseñarles a transformar las pruebas de la vida en dulces ofrendas al Señor.
Cada vez que consideran poco lo mucho que parecen sufrir, alivian el Corazón del Señor.
Cada vez que agradecen con una sonrisa a los Cielos, cuando quisieran llorar, alivian el Corazón del Señor.
Cada vez que se disponen a caminar, cuando los pies ya no quieren proseguir, alivian el Corazón del Señor.
Cada vez que son capaces de decir: “María, estoy Contigo!”, cuando desean bajar la cabeza y los brazos, alivian el Corazón del Señor.
Jamás se olviden de que, al aliviar el Corazón del Señor, dan un paso más para llegar a Su Corazón. Por eso hoy los animo: Alivien el Corazón del Señor.
Estaré con ustedes.
Les agradezco la respuesta a Mi Llamado.
María, Reina de la Paz
Queridos hijos:
Hoy los invito nuevamente a la oración, a la oración perpetua, a la oración constante, a la oración permanente, a la oración del corazón. Pero si vuestra oración es sincera, amorosa y ella se nutre con vuestra devoción a Mi Inmaculado Corazón, será escuchada en el Reino del Padre.
Sé que muchos de Mis hijos están tristes por Mi ausencia inesperada en Uruguay a través de Medjugorje. Yo les digo hijos, búsquenme en vuestras oraciones y en vuestros corazones, porque allí Mi Maternidad siempre estará entre ustedes. Es momento de vivir Conmigo en la oración del corazón, allí Me encontrarán entre vuestras súplicas y los quehaceres de la vida, porque como Madre acompaño el crecimiento interno de Mis hijos.
Será importante hijos Míos, que después de un año de Gracias diarias, ustedes vivan Mi mensaje, lo encarnen en vuestras vidas como un atributo para el corazón y la transformación. Solo les pido que nunca olviden guardar un espacio para la oración del corazón y la oración en familia, porque así Mi Espíritu Inmaculado estará presente.
Quiero decirles a todos Mis hijos del sur de América, que la siempre Virgen María, Madre del Todopoderoso y Madre del Cristo Glorificado, hoy los reúne con el motivo espiritual de apoyar y unirse desde el corazón a Mi tarea mariana, la que se llevará adelante a través de Medjugorje en Argentina. Así ustedes conocerán un poco más a “la Gospa” (Nuestra Señora), a la Madre de todas las criaturas, Madre que aspira todos los días por vuestra conversión y santidad.
Queridos hijos, reunidos en nombre del Amor de Mi Hijo, les doy las Gracias por acompañarme en la fe, en esta importante tarea y ciclo divino para Mis hijos de Argentina.
Hoy les manifiesto tres faces de Mi Maternidad, para que en la devoción las puedan vivir mediante la oración: La faz de la Inmaculada Madre de Salta, la faz de la Reina de la Paz y la faz de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad.
Hijos Míos, estamos en Mi Hijo, en Su Corazón Sagrado. Buen trabajo de oración para los grupos de Argentina.
Los quiere con amor maternal,
María, Madre y Reina de la Paz
Mis amados hijos de Argentina y del mundo entero:
Mis lágrimas se vuelven flores cuando los escucho orar con el corazón.
Mis lágrimas se vuelven perlas que ofrezco a nuestro Señor cuando Mis hijos, en unidad y fraternidad, oran con paz en el corazón.
Hoy he escuchado las súplicas de Mis hijos que, a pesar de su sufrimiento, están dispuestos a responder a Mi llamado y orar por sus hermanos.
Un día Mi Hijo les dijo que mientras estuvieran en este mundo, viviendo las cosas del mundo, tendrían aflicción. También les hemos dicho, Él y Yo, que existe un lugar, fuera del mundo, donde siempre estarían en paz y encontrarían consuelo; ese lugar es Nuestro Corazón.
Allí, amados hijos, siempre estarán bajo protección y amor, y nada más necesitarán. Allí podrán estar en este mundo sin sentir su aflicción, y pertenecer al Rey del Universo y a la Reina del Cielo y la Tierra.
En este día, en el que derramo sobre esta ciudad Mi Gracia y Mi Amor Bendito, preparo a todas las consciencias que en los próximos días me recibirán a través de uno de Mis hijos de Medjugorje.
Allí comprenderán, queridos hijos, que vuestra Madre es una sola y que en este tiempo les transmite Su voz de amor y conversión a través de muchos hijos, instrumentos de Dios.
El Padre Único observa cada movimiento de Sus servidores y consagra a Su Corazón a todo aquel que se anima a entregarle su voluntad.
En ellos Él depositará Su Misericordia Infinita, para que en cada acto de amor, servicio y oración, Sus Amados Servidores lleven esa Misericordia a aquellos que sufren en el olvido y que ignoran al Dios Creador.
Quiero pedir a todos los grupos de oración de esta ciudad y de toda esta Nación que, cada vez con más consciencia, unan sus corazones con el Mío y con el del Redentor. De esta forma, Nosotros, los Mensajeros, podremos interceder ante Dios Todopoderoso, para que la Justicia Divina los encuentre firmes y fuertes, y ella sea solo un movimiento que corrija aquello que no cumple con la Ley.
Amados hijos: quiero agradecerles una vez más, todo lo que hacen por Mí.
Los ama y los protege eternamente.
María, Reina de la Paz
Bienaventurados los que tienen sed de Mi Hijo, porque ellos seguirán el camino de la salvación.
Bienaventurados los que recogen en su corazón las palabras del Redentor, porque ellos alcanzarán Su Gloria.
Bienaventurados los débiles, porque ellos serán consolados por el amor del Señor del Universo.
Bienaventurados los simples, porque ellos conocerán los misterios del Corazón de Dios,
Bienaventurados los que anhelan la Justicia Divina, porque ellos serán vistos como justos por la mirada de Dios.
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque ellos conocerán la verdadera riqueza espiritual en el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los que tienen hambre del amor del Redentor, porque ellos pronto serán saciados.
Bienaventurados los que se entregan al discipulado del Hijo de Dios, porque ellos serán llamados de 'elegidos en el Reino del Padre'.
Bienaventurados los humildes de corazón, porque de ellos será el Reino en la Tierra y en el Cielo.
Bienaventurados los justos, porque ellos conocerán los misterios de la Justicia de Dios.
Bienaventurados los que están solos y oran por sus hermanos, porque ellos tendrán la eterna compañía de los Mensajeros del Padre.
Bienaventurados sean Mis Hijos, los Bienaventurados, porque ellos acompañarán al Redentor en Su próxima venida.
Bienaventurados sean Mis Hijos, los Bienaventurados, porque después que todo acontezca, la Nueva Aurora florecerá en sus corazones y verán levantarse el nuevo mundo.
Bienaventurados sean Mis Hijos, los Bienaventurados, porque en ellos Dios confía para que Su Plan en la Tierra se cumpla.
Bienaventurados sean Mis Hijos, los Bienaventurados, porque el Rey de Reyes caminará junto a ellos cuando pise este Planeta Sagrado.
Bienaventurados sean Mis Hijos, los Bienaventurados, porque Mi amor de Madre Corredentora los protegerá siempre.
Bienaventurados sean Mis Hijos, los Bienaventurados, porque las estrellas los esperan para celebrar la Redención Universal.
Bienaventurados sean Mis Hijos, siempre Bienaventurados.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más