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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He venido, en la hora indicada y en este último día, junto con los ángeles que han traído en sus manos las Reliquias de Mi Pasión, guardadas en el Arca de la Santa Alianza.
Así, como lo hice con los apóstoles del pasado, vengo a instruirlos sobre los próximos tiempos.
Preparémonos.
Verán venir, a través de este Sistema Solar, al Hijo del Hombre.
Aún no es conocida la forma de Su Retorno al mundo, pero muchos de ustedes participarán de ese acontecimiento de tres formas probables: material, mental o espiritual.
No sabrán cuándo ese momento se acercará, porque vendré como el vigía de la noche y no avisaré; pero si sus corazones están atentos, vigilantes y orantes no entrarán en tentación, sino que sabrán reconocer, en lo profundo de su ser, el momento de Mi llegada.
Como fue dicho en las Apariciones de Garabandal, en España, será dada una señal al mundo, a través de tres llamadas.
La primera, será una llamada interna, que muy pocos reconocerán, pero que muchos podrían conocer, sentir y escuchar si verdaderamente tuvieran el corazón abierto a la transformación.
La segunda llamada será una llamada mental, propia del Universo Ultraterrestre que, de una forma u otra, sus Ángeles de la Guarda se la harán saber como fieles mensajeros del Padre, siempre y cuando estén unidos a ellos, en divinidad y de corazón.
La tercera llamada será más fuerte, será una llamada universal, en el ápice de la gravedad planetaria, una llamada que será en todos los continentes y pueblos. Será una llamada planetaria real y física, inconfundible pero misteriosa. Solo los puros de corazón comprenderán el mensaje que será visto en el cielo.
Les dije a Mis apóstoles que vendrían tiempos de grandes definiciones y esos tiempos son ahora. Ustedes y la humanidad los están atravesando. A partir de este año, que los rige en su calendario alternativo, todo sucederá de manera gradual.
Pero no tengan miedo, porque más allá de lo que vean, sientan o escuchen, quien esté unido a Mí y defienda de sí mismo todo Mi Legado no estará solo, sino que será parte de la promesa que Yo le he hecho a Dios para el fin de estos tiempos, antes de Mi Retorno al mundo.
Hoy también vengo a hablarles de los grandes cambios que aún deben suceder en sus vidas, siguiendo el camino de la fidelidad y de la transparencia, de la lealtad y sobre todo del amor, para que sus vidas estén protegidas de las fuerzas del mal que aún seguirán desatándose sobre la superficie del planeta.
Aunque en ciertos momentos sientan que la batalla espiritual es muy fuerte, nunca, pero nunca se suelten de Mi Mano, porque Yo no los abandonaré. Pero ustedes deben conquistar el Amor crístico, el Amor redentor y unificador, ese mismo Amor que fue vivido por Mí hasta la Cruz.
En ese momento y bajo ese acontecimiento, sabrán, compañeros, cuál es su verdadera cruz y qué es lo que esa cruz significa para sus vidas.
Por eso, a través de estos encuentros, Yo vengo a renovar sus vidas, para que sus vidas estén preparadas para lo que la humanidad vivirá como definición. No solo puedo hablarles, compañeros, de cosas hermosas, debo hablarles de la verdad.
Mi venida, en este tiempo y en este momento en el cual se encuentran, no es un encuentro pasajero o momentáneo. Este es el ciclo de hacer despertar al apóstol y que, al igual que los apóstoles del pasado, den sus vidas por Mí. Porque así el mundo entero, aún sumergido en el dolor y en la ignorancia, será merecedor, en el fin de estos tiempos, de los tesoros espirituales que guarda Mi Corazón en el Arca de la Santa Alianza.
Yo les prometí estar con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos, y estoy aquí a través de este encuentro cumpliendo esa promesa. ¿Lo creen?
Por eso, cada uno de ustedes debe difundir Mi Mensaje, todo esto no puede quedar solo aquí. Ustedes pueden ser Mis apóstoles y también Mis mensajeros, a través de sus palabras pueden llevar Mi Palabra de vida, Mi Palabra de consuelo.
Cuán hermoso es ver cómo entre hermanos se sostienen entre sí, más allá de sus diferencias, sentires o ideas. En esa unidad oculta, que los invito a vivir en este tiempo final, es en donde no podrá entrar el mal, nunca lo olviden.
Si Yo los amo como los he amado desde siempre, cuánto más ustedes se podrán amar entre hermanos.
Ustedes y muchos de sus hermanos en el mundo, más allá de las distancias, pueden ser parte de la nueva fraternidad esenia, de aquella que una vez existió en los tiempos pasados y que dejó una huella imborrable en todos los que tuvieron la Gracia de conocer al Mesías y a toda Su vida crística.
Esa fraternidad esenia debe ser, en este tiempo, su aspiración para poder estar dentro de la Ley de la Jerarquía, para vivir en la Jerarquía, para ser como la Jerarquía.
No piensen que lo que les digo es imposible o inalcanzable, su primer paso en este tiempo es la fraternidad humana para, algún día, alcanzar esa fraternidad esenia.
Recuerden todo lo que ahora les digo, porque ya lo vivieron. Recuerden y permitan que, de lo profundo del corazón, de lo profundo del alma y de la esencia, emerja esa fraternidad esenia que ustedes compartieron con la Sagrada Familia.
Muchos fueron discípulos de San José, muchos fueron discípulos de Mi Madre, y todos fueron seguidores Míos a través de los tiempos.
Solo deben dejar que el corazón los inunde con estos principios, los colme con estas aspiraciones y, cada día más, los haga buenas personas que no solo siguen los Mandamientos, sino que también los viven en la simplicidad del corazón y en la humildad de la vida.
Yo vengo a mostrarles la verdadera historia de su humanidad. Así como estuve con ustedes hace dos mil años, hoy de nuevo estoy con ustedes después de dos mil años. ¿Logran sentir lo que esto significa y cuán grandiosa es la maravilla de Dios? La Gracia del Padre, que de tiempo en tiempo, desciende sobre las almas sedientas de Misericordia, de Luz y de Redención.
Mi Nombre debe estar escrito en sus vidas, porque el Nombre de Jesús aún es un misterio para todos. Pero ese misterio, dejará de serlo cuando Yo retorne; sabrán Quién fue Jesús, como muchos en algún momento lo habrán podido sentir. Detrás de ese Nombre existen muchos más Nombres, Nombres que provienen de la Fuente y de toda la manifestación divina.
Es allí hacia donde deben retornar, para que Yo pueda retornar a ustedes.
No crean que son lo que externamente muestran o todo lo que aparentan. No permitan que sus vidas sean regidas por esas energías, dejen que el corazón se abra más y más, hasta que sus corazones puedan amar a todos sin condiciones y aprendan a ser padres y madres en espíritu, hermanos en la sagrada fraternidad esenia.
También en el pasado, la Orden Templaria dio continuidad a esa fraternidad esenia, pero eran los mismos que se reunieron y que se unieron en torno a las sagradas Reliquias de la Pasión, para poder fundar ese nuevo impulso que vino del universo de que, de una forma u otra, se constituyera la nueva humanidad como una semilla de luz en las consciencias.
A través de estos últimos años y de las últimas Sagradas Semanas, he venido con Mis propias Manos trayendo el Agua de Vida para regar esa semilla interior que hay en ustedes, para que brote y nazca la nueva vida, la Nueva Humanidad. Pero ese trabajo es muy esforzado, requiere de Mis apóstoles mucha determinación y valentía, para que esas profundas Aspiraciones de Dios se cumplan.
Por esa razón, Yo los he traído hasta aquí, hacia Aurora como hacia otros lugares, en donde esa semilla de luz pueda expresar la vida de las Comunidades-Luz y, aún más, abrir sus puertas y sus corazones para acoger al mundo entero por medio del servicio humanitario, en donde muchas más semillas, en este tiempo de aparente derrota, están siendo colocadas y sembradas en los corazones, por un solo motivo, que todos alcancen la felicidad de estar en Dios y de reconocer Sus Sagrados Nombres para que esta humanidad herida sea curada, para que esta humanidad enferma sea sanada, para que esta humanidad indiferente sea unificada, para que esta humanidad dividida sea hermanada, para que esta humanidad desesperanzada viva la divina esperanza.
Mis promesas aún se seguirán cumpliendo en aquellos que se ofrezcan como cálices vacíos para que sean depositarios de los códigos de Mi Iglesia Celestial, de todos los méritos alcanzados durante Mi Nacimiento, vida pública, Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión.
Yo no necesito de algo difícil, Yo necesito de su simple donación, porque quiero que Mis amigos vivan en Mi Amor, para que Mis amigos vivan en Mí, como muchos amigos Míos a través de los tiempos vivieron en Mí y se animaron a amar lo desconocido.
Cuando hago silencio es para que contemplen, mediten y escuchen Mis Palabras, porque Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras permanecerán en los cálices vacíos.
Vendré a su encuentro en las próximas Semanas Santas, pero esta vez será diferente porque Mi tiempo está finalizando con ustedes. Pero Mis Dádivas y Mis Gracias nunca terminarán, hasta que sus vidas sean la propia Gracia de Dios transformada.
Este encuentro seguirá siendo llamado Sagrada Semana, pero nos reuniremos solo en algunos momentos de las próximas Semanas Santas: en el Domingo de Ramos, en el Jueves Santo, en el Viernes Santo, en el Sábado de Aleluya y en el Domingo de la Resurrección de su Señor.
En esos días, Yo vendré al mundo para entregarles Mis últimas Instrucciones, porque no puedo partir de aquí ante tanto sufrimiento planetario, porque sé que las almas Me necesitan.
Solo les pido algo, que recen para que esos próximos encuentros puedan suceder.
No importa cómo sea, dónde sea, pero Mi Mensaje llegará, les doy Mi Palabra de esto, y espero que en la próxima Semana Santa sus corazones estén más decididos y definidos porque les quiero decir a todos que ya no hay tiempo.
No quiero forzarlos a dar un paso, quiero despertarlos a dar un paso, paso en los grados del amor. Es tan maravilloso esto, que los grados de amor son tan infinitos pero tan semejantes en todos Mis compañeros.
Tengan presente esta Instrucción, porque el universo y Su Rey siempre les darán la oportunidad de amar. También es una promesa que amen aquellas cosas que ustedes mismos no creerían que podrían amar.
Pero después de tantas Instrucciones, de tantas bendiciones y Sagradas Semanas, solo espero que en esta Pascua que hoy celebramos, del Cordero de Dios inmolado en sacrificio, puedan decirle a Dios Padre: "Mi Corazón está pronto para lo que Tú deseas, para lo que Tú esperas. Padre, haz de mi vida un instrumento en Tus Manos. Transforma este barro en algo bello para Ti, porque Tú, Padre Amado, siempre resucitarás mi vida. Yo confío en Ti".
Quiero celebrar esta Pascua con todos los presentes y, especialmente, con todos los que están en sus hogares y con sus familias en este Domingo de Pascua, en el que las puertas de los Cielos están abiertas sobre el mundo para que Mi Espíritu resucitado resucite a todos los espíritus caídos, bajo la gloria del Sacramento de la Eucaristía.
En la presencia de los Ángeles Custodios de Dios, en la presencia de los Coros más cercanos a la Fuente Divina, hoy ellos, ante el Rey del Universo, serán testigos de que la sagrada forma de la Eucaristía ingresará, como una luz inmaterial, en los corazones que se abran para recibirla y así se instituya, de una vez y para siempre, la sagrada fraternidad esenia. Amén.
Para que sus corazones se terminen de purificar y preparen sus templos internos para recibir el Sacramento, prepararemos esta ceremonia para todos.
Los invito a invocar la presencia de sus Ángeles de la Guarda para que también sean testigos de la celebración de esta Pascua del Resucitado, de Aquel que resucita de tiempo en tiempo en el corazón humano, para hacer de cada corazón humano un corazón redimido.
Ofrezcan a sus almas la oportunidad de gobernar este momento y que todas las miserias, incertidumbres, dudas o sufrimientos, sean disueltos a través de esta celebración eucarística. Para eso escucharemos una canción desde el Centro Mariano de Figueira, una canción tan simple que dice muchas cosas, llamada “Corazón vacío”.
Los escucho, y celebremos en Mi Iglesia Celestial.
Canción: Corazón vacío.
Postrados ante la Iglesia Celestial de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo y Rey de la Vida, ofrecemos en este momento, ante Su Presencia, nuestros corazones vacíos para que, como Él dijo, nos pueda llenar de Sus Códigos de Luz y así todas las incertidumbres, dudas, sufrimientos, dolores sean disueltos por la sagrada celebración de esta Eucaristía.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús
Escuchamos el instrumental y vamos a seguir, en este momento, los pasos que nos está indicando Nuestro Señor.
Hoy, después de haber resucitado de entre los muertos y especialmente de haber resucitado en el corazón de cada uno de los Míos, vengo a compartirles el Pan de Vida y el Cáliz de la Salvación a todos Mis compañeros del mundo, para que la fortaleza de la unidad y de la fe unifique a todas las familias del mundo y haga de cada corazón humano una llama de fe en estos tiempos de oscuridad; para que la Luz del Reino de los Cielos, que está dentro de cada uno de los Míos, se haga presente y triunfe una vez más. Que así sea.
Antes estuve reunido con Mis apóstoles, hoy estoy reunido con muchos seguidores más y vengo a entregarles Mi Vida sacramentada en la Eucaristía.
Es así, que tomando el pan entre Mis Manos lo ofrezco al Padre, Adonai, Elohim y Abba, para que lo bendiga y lo convierta en el glorioso y resucitado Cuerpo de Cristo, que hoy ingresará en forma de Luz Divina en los corazones que se abran para recibirlo en Comunión Espiritual.
Así, por todo el planeta y por ustedes, haciendo memoria de Mi Legado en todas las Sagradas Semanas, vuelvo a partir el pan para ofrecérselo a ustedes, diciendo: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que fue entregado por ustedes para el perdón de los pecados".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Y como los Ángeles del Cielo, nos postramos ante la presencia del Divino Sacramento del Altar, para que las almas más sufridas sean reparadas por la Presencia de Cristo, Nuestro Señor.
Así, vuelvo a tomar el Cáliz entre Mis Manos y se lo ofrezco a Adonai, Elohim y Abba, para que sea bendecido y convertido en Mi preciosa y divina Sangre y les vuelvo a decir, compañeros: "Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza que fue derramada por su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hoy hagan esto en memoria Mía".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Que todos los Reinos de la Naturaleza sean reparados, porque ellos no se pueden defender del hombre. Que las almas de la Tierra y el corazón humano despierten a la consciencia del amor por toda la Creación para que Mi divina e insondable Misericordia descienda a la Tierra.
Con alegría, júbilo y amor anunciamos que este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bienaventurados los que se sirvan de este Sacramento en Comunión Espiritual, porque Yo les he prometido la vida eterna.
Y ahora, oraré y les pediré que oren Conmigo para consumar la consagración de estos sagrados elementos. Así como Yo lo hice en el Monte de las Bienaventuranzas, oraremos meditando sobre cada palabra.
Oración: Padre Nuestro (en arameo).
Anuncien Mi Paz al mundo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Acaba de aparecer Nuestra Señora, vestida como una Esposa Celestial. Su belleza es indescriptible.
Pedimos ahora que las Madres se coloquen detrás del altar, para que anunciemos junto a Nuestro Señor y a Nuestra Señora esa poderosa, pero simple oración del centurión.
Contemplamos la majestad de nuestra Madre Divina que viene a recibir, en Su Corazón Inmaculado, las ofertas de todos Sus hijos.
“Señor yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Amén".
Así, hoy les anuncio que cada uno de los presentes y de los no presentes en este santuario, está en Comunión Espiritual Conmigo. Celebremos a través de tres campanadas.
Hoy invito a todas las madres del mundo, en nombre de todas estas madres aquí presentes, a renovar sus votos con la maternidad espiritual, inextinguible espíritu de protección divina sobre todos los hijos de Dios.
Escuchamos, en comunión, siete campanadas.
Hoy, después de mucho tiempo, siento sus corazones en Mi Corazón y esto Me motiva y Me impulsa a venir aquí, para poder llegar al mundo.
Agradezco a todos los que construyeron con sus manos y con su tiempo está Sagrada Semana, una de las más inolvidables para Mí. También agradezco a todos los que fielmente acompañaron esta Semana Santa. Como les ha dicho Mi Madre: "Yo estoy aquí" y Soy Su Maestro.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Hermana Amerisa puede pasar aquí y arrodillarse un momento delante de Cristo.
Nuestro Señor, hoy la bendice en esta sagrada tarea de la maternidad como Madre Elisabeth de la Cruz.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pueden ponerse de pie.
Y ahora, compañeros, Mi tiempo ha terminado y quiero que terminen escuchando una canción que sea la melodía de estos tiempos para los nuevos apóstoles. Esta canción se llama “Estar en Tu Corazón”.
Yo los bendigo y les doy Mi Paz.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Podemos ir en Paz, demos gracias a Dios.
Madre María Shimani de Montserrat:
A pedido de nuestro Maestro, vamos a repasar con ustedes, muy brevemente, aquellas cosas que han sucedido en esta semana.
Recuerden que Nuestro Señor llegó en el Domingo de Ramos, anunciando que Su Pasión iba a tener, en esta última semana, una profundidad más amplia, porque Él quería que nosotros preparáramos nuestro corazón.
Él trabajó con toda la humanidad durante toda la semana solo para preparar nuestro corazón, para que hoy, domingo, el día en que Él resucita en nuestro corazón, nosotros nos pudiéramos animar a decirle: “Señor, mi corazón está pronto”.
Y en esa última frase que Él dijo, que nuestro corazón estaría pronto para ser un instrumento, abrazando lo desconocido con total confianza, se resume toda nuestra trayectoria durante esta semana. Y es lo único que nos debe importar en este tiempo: preparar nuestro corazón para que esté pronto, para abrazar cualquier cosa que Él necesite de cada uno de nosotros, con total confianza en todos Sus Designios y en Su Amor.
Su Gracia y Su Misericordia son infinitas; por eso, Él estará sustentando nuestros espíritus por las Semanas Sagradas que vendrán.
Nosotros prepararemos, con júbilo en el corazón, Su casa, nuestro corazón, y lo esperaremos con alegría y gratitud.
Prepararemos para todos ustedes una tarea que va a resumir todo aquello que Nuestro Señor realizó durante esta semana, y podremos repasar todo lo que vimos y escuchamos, y todo aquello que, ocultamente, Nuestro Señor hizo en nuestro planeta y en nuestra humanidad y que Él tuvo la Gracia de podernos mostrar, porque necesitamos comprender lo que sucede en este mundo cuando Él nos regala Su Presencia.
“Seguimos preparando nuestro corazón, Señor, para abrazar todo aquello que vendrá y transformará esta Tierra, en esa Aspiración de nuestro Padre: que este mundo, este planeta y esta humanidad se conviertan en un planeta sagrado”.
¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!
Y unidos a Ti, Rey del Universo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
(tres veces)
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí, Aquel sobre Quien fue escrito y anunciado en los Libros Sagrados.
He aquí, Aquel que reapareció a los apóstoles del pasado, a las santas mujeres y a todos los que tuvieron fe en Mí, más allá de la aparente derrota del Señor.
He aquí, Quien vuelve a reaparecer a ustedes y que aun ha sido escrito y anunciado en los Libros de los últimos tiempos.
He aquí, el reaparecimiento de Cristo.
Deben saber que este es el tiempo, que esta es la hora y que este es el momento, en el que el reaparecimiento del Señor no solo surge dentro de ustedes, sino en toda la humanidad, en todos los que han sido llamados a preparar Mi Retorno.
Ingresamos ahora en la frecuencia de la Adoración, de la solemnidad y de la sagrada reverencia, por el gran momento de la Resurrección de su Señor, en la vida de los que creen en Él y que nunca desistieron de vivir Su Palabra.
A todos los que están en sus casas, escuchando Mi mensaje, tomen consigo una vela y enciéndanla, para que no solo estén en vigilia Conmigo, sino estemos en vigilia y restauración por el mundo entero, por los que aún no viven la paz, por los que perdieron la esperanza, por los que han abandonado y emigrado de sus naciones buscando una oportunidad y una vida digna.
Hoy, en este día de vigilia, de solemnidad y de reverencia sagrada, doy honor a los que son despreciados, a los que son explotados, a todos los refugiados que han sido severamente castigados por sus propios hermanos, por sus propias culturas, por sus propios países porque se han olvidado de lo que es el amor y la fraternidad.
Por eso, los esfuerzos de todos los que trabajan por la paz, el bien común y el servicio reparan, principalmente, las dolorosas Llagas de Mi Corazón que aún Me ocasionan muchos gobiernos del mundo al estar desconectados de la verdad, y sobre todo de Dios, al estar unidos a la oscuridad reinante, a la ambición, a la ilusión y al falso poder que hace someter a los pueblos y a todos Mis hermanos.
Bajo el espíritu de la Hermandad Divina, en este día de vigilia, solemnidad y de reverencia sagrada por la Resurrección de su Maestro y Señor, Yo vengo a su encuentro para resucitarlos en espíritu, en alma y en consciencia, para que todo sea renovado, no solo en ustedes, sino también en sus hermanos, en los que más necesitan, en los que claman por la paz y el alivio del sufrimiento.
Por eso, Mi Espíritu Restaurador y Consolador, en este Sábado de Aleluya, visita en omnipresencia a todos los refugiados del mundo y a sus campos de refugio, para que tengan fe que Yo retornaré y haré nuevas todas las cosas y situaciones, reuniendo a Mi alrededor a los inocentes, a los pobres, a los niños, a las mujeres y hombres, a los ancianos y enfermos para que Yo los vuelva a curar con Mi Presencia y Mi silencio.
Yo Soy Aquel que ha resucitado, de tiempo en tiempo, a través de Sus apóstoles y seguidores, a través de todos los que hacen parte de sí los Sacramentos, a través de todos los que creen en el perdón y en la reconciliación.
Por eso, que esta llama que hoy tienen entre sus manos sea la venida del Espíritu, Santo y Sublime, que una vez llegó en Pentecostés y entró en el sagrado Cenáculo de los que esperaban, al igual que ustedes, la Resurrección del Señor.
Que la Llama sublime del Espíritu Santo los inunde y los colme, y que el símbolo de esta luz que hoy tienen entre sus manos llegue al mundo entero, especialmente a aquellos que están en los refugios y en todos los abrigos del mundo, esperando por una oportunidad, aguardando por la esperanza del retorno del amor y de la alegría en cada una de sus vidas.
Este día Sábado de vigilia, de solemnidad y de reverencia sagrada queda instituido como el "día de los inocentes y de todos los refugiados del mundo", para que las autoridades de este planeta reciban la Ciencia del Espíritu Santo y, sobre todo, la suficiente sensibilidad para sentir piedad, compasión y amor por los que sufren injustamente, por los que son regidos por un sistema de adversidad y de caos.
Yo vengo a reerguir a todas las esencias sufridas, en los cuatro puntos de la Tierra, que viven en los campos de refugiados y que hoy son inmigrantes que han perdido su identidad, su dignidad y, sobre todo, la fe en la esperanza.
Esta es la razón de también haber muerto en la Cruz, de haber dado la vida por todos, para que la fraternidad humana nunca se disolviera en el mundo, y así la caridad crística, espíritu incesante del servicio y de la donación constante de sí, siempre estuviera presente en los corazones que despiertan al Plan de Dios y a la vida de donación y servicio por esta humanidad, aunque no tengan religión; también ellos pueden ser parte de Mi Espíritu Crístico de caridad y de donación.
Así, en este día de vigilia, de solemnidad y de reverencia sagrada, contemplo a un mundo herido, ultrajado, indiferente, sometido, esclavizado, explotado y oscurecido por las fuerzas del mal. Pero recuerden que la verdadera victoria del Reino de Dios está dentro de cada uno de ustedes. Allí es en donde se vence al mal por la fe, el amor y la constancia de los corazones nobles al Cristo resucitado.
Que esta luz, que hoy tienen entre sus manos, los acompañe para el fin de los tiempos; y que esta luz, que proviene del Soplo del Espíritu Santo, los renueve y siempre los impulse a la transformación de sus propias vidas y de la vida de todo el planeta.
Mientras estoy aquí y ustedes Me acompañan en este sagrado momento de vigilia, solemnidad y de reverencia sagrada, Mi Espíritu está, en este momento, llegando al corazón de todos los refugiados del mundo y a través de ellos, llegando a las autoridades de esta humanidad, para que retomen el camino hacia la Casa del Padre, hacia el cumplimiento de la Voluntad para este planeta y esta humanidad.
Ahora, hagan su oferta por los que son inocentes, para que esas almas, movidas por el soplo del Espíritu Santo, alcancen su resurrección interior en este día de vigilia, solemnidad y reverencia sagrada.
Vamos a entonar los Nombres de Dios para que la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo colme a todos los corazones refugiados, a todas las almas de la Tierra que deben despertar a Mi Amor consolador.
Los escucho.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nos ponemos todos de pie, y también los que están en sus casas y hogares, para recibir a través del Sagrado Corazón de Jesús la Presencia de la Santísima Trinidad, en este día de vigilia, solemnidad y reverencia sagrada.
Canción: Los Nombres de Dios
Oremos juntos:
Ven, Espíritu Santo,
ilumina a los corazones,
para que ellos alcancen la Transfiguración de Jesús.
Amén.
(siete veces)
Ahora sientan cómo sus espíritus, en lo más profundo de sus seres, resucitan a través de la Presencia de Mi Luz y de Mi Espíritu Consolador en cada uno de sus corazones; cómo el Espíritu Santo trae para todas las consciencias el despertar de la ciencia y de la sabiduría en estos momentos críticos, para que sean más los que sirvan, para que sean más los que se donan, para que sean más los que se disponen a dar sus vidas por los demás y para los demás, a fin de que se cumpla el bien común y la fraternidad humana más allá de la religión, de la clase social, de las culturas, de las etnias o de cualquier condición; que todos sean transfigurados por la Luz de Mi Sagrado Corazón, a fin de que alcancen la paz y la solidaridad mutua, y así todos se sientan hermanos en Cristo y por Cristo, para que el mundo y sus Reinos de la Naturaleza también sean reparados a través de la conscientización y de las obras de amor que todos los seres de la Tierra necesitan para, algún día, ser redimidos.
Y ahora, como segundo impulso de Luz de Mi Corazón, unido a los Ángeles de la Guarda y a los Ángeles del Cielo que Me acompañan y están presentes en todas las direcciones del planeta, entonaremos, con espíritu de solemnidad, el "Pater Noster".
Canción: Pater Noster.
Las santas mujeres cantaban reunidas, en el Sábado Santo, aguardando la Resurrección del Señor.
Cuando les pido que canten, es para que sea espontáneo y no pensado con la mente, sino sentido con el corazón, porque es el alma que emite el sagrado sonido del universo para que, bajo la conexión divina, se abran las puertas de los Cielos y los ángeles puedan obrar.
La perfección está en el amor expresado en cada nota, en cada melodía, como en cada palabra. Es en esto en donde Mi Amor se renueva a través de las voces que se ofrecen, a través de los tiempos, para cantarle al Señor.
Antes de partir de Aurora en este día de vigilia, solemnidad y sagrada reverencia, y de hacerlos ingresar nuevamente a Mi Iglesia Celestial para que puedan vivir la Comunión Espiritual de este día de vigilia, les pediré una última canción, que esta vez vendrá desde Figueira. Una canción que expresa el esfuerzo de ustedes por vivir Mi Voluntad, Mis Designios y, sobre todo, el ánimo de concretar el apostolado a través de los tiempos, a través del corazón.
Esa canción se llama “Eso que soy, eso te doy”.
En ese mensaje y en esa música se expresan la ardiente aspiración de un alma de sostenerse en Cristo y de no perecer. Por eso, esa canción debería ser afín a todos en este momento planetario, en el que el servicio y la donación humanitaria por sus hermanos del mundo será lo que forjará, en ustedes, no solo el guerrero de Cristo, sino también el servidor, el apóstol del amor.
Hoy, les agradezco con dulzura, por haber venido a Mi encuentro, una vez más .
Los bendigo y les doy Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Póstrense a los pies del Calvario y reconozcan Mi Legado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
“Omnipotente Padre del Universo y de la Tierra,
máximo Poder entre todos los poderes universales,
sagrada Corriente Ígnea del Universo Cósmico,
Espejo inextinguible del universo, Alianza perpetua y eterna.
¡Oh, sublime Padre del Universo,
Regente Mayor entre todos los regentes,
soberano Señor de las Alturas,
¡Sagrada Emanación entre todas las emanaciones divinas!
¡Oh, sublime Señor,
Fuente purísima y hermosa,
¡Amor poderoso y supremo!
¡Oh, Gracia eterna de Dios,
¡Luz Mayor entre todas las tinieblas!
¡Oh, victorioso Corazón de Dios!
Por los méritos alcanzados por Tu Hijo, Tu Siervo y Servidor,
a los pies de este Calvario espiritual,
reintegra en la consciencia humana del planeta
el victorioso triunfo de Tu Hijo Jesús,
sobre todos los infiernos y entidades malignas.
Que el poderoso Cetro del Arcángel Miguel descienda,
con su Consciencia Divina,
para hacer temblar a los infiernos de este mundo
y para que todo se paralice un momento,
para que el triunfo de Tu Amor, Adonai,
se dé y se cumpla en toda la humanidad.
Amén”.
Sigamos concentrados en la Luz de Mi Propósito, en la eterna Fuente de la Luz de Dios, en donde quedó registrado el sagrado Calvario de su Maestro y Señor.
Por eso, hoy les digo a sus personas humanas que no sean una llaga más en Mi Cuerpo, sino que sean aquellos que ungen el Cuerpo herido de Jesús por medio de sus oraciones, de los Sacramentos y, sobre todo, de la fe que los hace formar parte de Mi Cuerpo Místico, aquel Cuerpo eterno del Hijo de Dios integrado por todas las almas del mundo dentro de Mi Iglesia Celestial.
Por eso, acompañen a su Señor en este momento glorioso de la Cruz, en el que los Códigos de vida, de amor, de perdón y de resurrección espiritual descienden sobre el mundo para llegar a las almas más necesitadas de Mi Luz crística.
Ustedes, de una manera profunda, son conscientes y también son partícipes de esta tarea interna de su Maestro y Señor, especialmente con aquellas almas caídas que fueron derrotadas por los ejércitos del mal y que, a través del poder de Mi Amor, hoy vengo a salvarlas, a todas ellas, por los tiempos que vendrán.
Por eso, hoy la oscuridad se detiene en el mundo y las almas más miserables son contempladas a los pies de este Calvario espiritual, así como ustedes hoy también están a los pies de este Calvario espiritual de su Maestro y Señor, un Calvario más profundo y difícil que el que Yo viví por ustedes, aquí en este planeta.
Un Calvario espiritual que Yo los invito a penetrar a través del corazón, del espíritu y de la consciencia que creen en Mi Legado crístico, registrado en cada una de las estrellas de este universo como también de otros mundos.
Dios, a través de Su Hijo, nunca podría haber encarnado en este planeta para una tarea pequeña. Su expresión material tenía que ser humilde, simple y casta por medio de la Sagrada Familia; pero Su poder, Su omnipotencia y Su esplendor deberían ser grandiosos en los planos internos, porque es allí en donde comienzan todas las cosas.
Mientras la aparente derrota del Hijo de Dios era vista por todos en aquel tiempo, los infiernos no podían soportar la Sangre derramada por Mi Cuerpo, gota a gota, tocando el suelo y cada parte del Calvario. Imaginen, por un momento, qué hacían los Ángeles del Señor con cada gota de Sangre y con cada Código de Luz que, por Amor, se derramaba en el mundo.
Tengan ahora sus consciencias en esos hechos y no solo vean el sufrimiento que su Maestro vivió, que fue un sufrimiento indescriptible, sino también vean el triunfo de su Señor a través de uno de los principales aspectos de Dios, la Voluntad.
La Voluntad de Dios es lo que Me permitió llevar la Cruz hasta lo alto del Monte Calvario. Ahora, después de la renovación de sus votos en el Jueves Santo, ¿serían capaces de llevar esa Cruz por Voluntad de Dios y no solo verlo como un simbolismo, sino como la realidad verdadera y profunda de hacer todo lo posible y un poco más para que el mundo deje de sufrir su propia condenación y perdición?
Por eso, Yo los vengo a renovar a través de la Cruz; para que sus vidas, consciencias y, sobre todo, sus células no le tengan miedo al sacrificio, a la renuncia y a la obediencia irrestricta a Nuestro Padre Creador.
Si el mundo de hoy fuera obediente ya no habría pandemia, la desobediencia de los seres humanos es la causa de muchos males.
¿Acaso Dios no habría podido resolver ya esta situación planetaria? ¿Dónde está la cura de la humanidad?
No se olviden de la obediencia, compañeros, primero como códigos de vida para ustedes mismos y segundo como un principio de lealtad con el Señor del Universo; pero la mayoría de los hijos de Dios no tiene responsabilidad por todo lo que hoy sucede.
Muchos fueron llamados a cristificarse a través de estos tiempos. Muchos fueron llamados a entregar su vida, así como el Hijo de Dios la entregó en las Manos de Dios.
Ustedes no serán crucificados, ustedes vivirán lo que el universo les envíe, pero sus corazones deben estar abiertos para poder percibir cuál es su enseñanza en cada momento, cuál es la prueba que el universo les invita a superar por Mí.
No dejen de contemplar dentro de ustedes ese Calvario espiritual que hoy les ofrezco, y que les ofrezco también a sus hermanos del mundo entero que ya viven el caos de la humanidad.
Pero por medio de Mi Paz y del poder de la Luz de Mis Llagas, que hoy son signos para su ascensión y sublimación, Yo los invito a elevar sus consciencias y a salir de manera inteligente de la mentira y del caos de este tiempo, porque Yo viví cosas semejantes por ustedes y en ningún momento de la Pasión y del Calvario los abandoné.
Que el triunfo de su transformación, que la redención de sus corazones, que la ascensión de sus consciencias sean la nueva victoriosa cruz que cada una de sus vidas ofrecerá a Dios para que se cumpla Su Plan.
Ahora, cierren sus ojos por un momento y en lo alto del Calvario espiritual vean la victoria de Mi Sagrado Corazón, ante el dolor y el sufrimiento que fue vivido por Su Señor.
Contemplen Sus cinco poderosas Llagas, las Llagas de Sus Manos, de Sus Pies y de Su Costado; y cómo María, Mi Madre, cuando Me tuvo en Sus brazos, en la sagrada piedad del Calvario, Ella limpió Mis Llagas con cada uno de Sus besos, haciendo parte de sí todo el dolor que Yo viví.
Besen Mis Llagas y reciban Mi Luz, Mi Luz crística.
En ese aparente escenario de derrota, contemplen el Alma de Jesús, redimiendo y transfigurando a todas las consciencias y a todos los abismos; y ennoblezcan este momento con el honor que Él merece ante el esplendoroso Árbol de la Vida, ante los frutos de la Pasión y la Muerte de Jesús.
Sobre ese Calvario que quedó registrado en la memoria de la humanidad para siempre, vean a Mi Madre teniéndome en Sus brazos cuando Me bajaron de la Cruz y la Cruz se iluminó como un poderoso símbolo sobre todo mal.
Y así, vean a Juan, a María Magdalena, a José de Arimatea, al soldado romano, todos contemplando la sagrada Muerte de Jesús, que fue la muerte absoluta del pecado a través del Amor y de la Misericordia de Dios que volvió a iluminar al mundo y a todas sus criaturas.
Contemplen el mismo misterio que contemplaron Mi Madre y Sus seguidores. Contemplen la entrega de Dios, un misterio desconocido, una entrega ofrecida a través de la Muerte de Su Hijo Jesús.
En este día, los invito a morir para ustedes mismos, para que a partir de ahora sean otras personas, sean Mis llamas flameantes de paz en el mundo, sean Mi propio testimonio de su redención.
"Padre,
Eli, Eli, Olam,
Iod He Vaud He, Shekinah,
envía Tu Espíritu, envía Tu Espíritu,
envía Tu Espíritu y cura a la Tierra
por los méritos de Mi dolorosa Pasión.
Eli, Eli, retorna a Tus hijos,
arrebata sus vidas y haz resucitar, con Tu Espíritu,
a toda la vida imperfecta.
Adonai,
envía el soplo de Tu Espíritu,
la consolación de Tu Alma,
así como Tú Me la enviaste en el Huerto Getsemaní;
Te lo pido, Padre,
porque hoy no saben lo que hacen.
Míralos, Señor, con Tus Ojos de Misericordia,
con el Amor de Tu Corazón,
con la Sabiduría de Tu Consciencia
y a través de Mi redentora Cruz
haz nuevas todas las cosas
para que las almas vivan Tu Voluntad
y Tus ángeles levanten las cruces de Tus hijos
para que ya no se sientan atormentados,
perturbados o enloquecidos.
Que Tu Alma, Señor,
ilumine cada espacio de la consciencia.
Por eso, Eli,
ofrezco Mi Sangre espiritual
para que purifique a Tus hijos
y los haga, en este día,
partícipes de la Comunión Espiritual con Mi Cruz,
la Cruz del sacrificio.
Amén.
Amén.
Amén".
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Todos los que escuchen en este momento y que tengan consigo una cruz pueden elevarla para que Cristo, Nuestro Señor, la bendiga y haga de nuestra cruz, de nuestro calvario y del calvario de este mundo, una victoria de amor, de luz y de redención para que las almas sean bendecidas por el Espíritu de Dios, sean renovadas y sanadas por la Sangre de Jesús.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora lleven la cruz hacia el corazón y sientan la fortaleza de Jesús y el Amor misericordioso de Su Corazón por todas las criaturas de la Tierra.
Me quedaré un momento más en silencio para que, a través de una canción llamada “Cristo del Calvario”, en este día de la sagrada Cruz, cada una de las almas sea la cruz de la victoria, de la redención, de la rendición y de la humildad, en honor a Nuestro Padre Celestial.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Los escucho.
Contemplemos el Calvario espiritual.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Le ha llegado la hora a cada uno de ustedes, el gran momento de cargar Conmigo la cruz de la humanidad. Pero para que eso sea posible, he venido a entregarles nuevamente el mayor tesoro espiritual para toda la humanidad: la Eucaristía.
Y así, vengo a renovar su apostolado en este día, para que ustedes y sus hermanos den continuidad a la historia que Dios está escribiendo con Su propia Mano.
¿Han pensado alguna vez que son parte de Mi Legado crístico? Y hoy, los vuelvo a reunir en torno a Mi mesa para que celebren, al igual que los apóstoles del pasado, la Última Cena, para que vivan, ahora y siempre, la Comunión Espiritual Conmigo a través del divino Sacramento del Altar.
En este tiempo, en el que muchos acontecimientos se precipitan sobre el mundo, la fuerza y el poder que Yo le puedo dar al sacerdocio es algo inextinguible, pero depende de ellos que eso sea posible y forme parte de una realidad suprema.
Así como a los apóstoles del pasado, les enseñé a sacramentar, a curar y a evangelizar; hoy, ante este momento planetario, vengo a reconstruir los puentes de Luz que fueron disueltos entre el Cielo y la Tierra, entre los sacerdotes y Dios.
Así como en el Huerto Getsemaní viví los grandes pecados del mundo y los asumí, uno a uno; también viví, en esa santa noche del Jueves Santo, la victoria que realizaría Mi Legado al mundo a través de todos Mis seguidores para que, en el día de mañana y en los días que vendrán, se decidan a cargar Conmigo la cruz del mundo, la cruz de estos tiempos.
Yo he venido a bendecirlos, he venido a purificarlos y he venido a transformarlos, si ustedes Me lo permiten, en lo que Mi Padre tanto espera, que sean Mis apóstoles maduros, que no solo vivan Mi Palabra, sino que también anuncien Mi llegada, Mi próximo Retorno al mundo.
Por eso, sus Ángeles de la Guarda hoy son testigos de este acontecimiento que se da en lo profundo del espíritu de cada servidor, porque no es solo para los sacerdotes, sino también para el mundo entero, para todos los que tienen fe en Mí y proclaman el Nombre del Señor.
En esa noche, antes de ser entregado, no solo les entregué a Mis apóstoles Mi Cuerpo y Mi Sangre, sino también les anuncié la Palabra de la Verdad. Es esa misma Palabra de Amor que hoy vengo a anunciarles a ustedes para que den continuidad a Mi Obra de Misericordia.
Ahora, antes de que carguen la cruz de la humanidad Conmigo en el día de mañana, sientan por un momento la oportunidad de ser dignos hijos de Dios, pero no solo de creerlo, sino también de sentirlo, de proclamarlo y de anunciarlo a través de obras de amor y de Misericordia que alivien al mundo entero. Así como esta parte de Mi Obra lo hace a través de muchos servidores que entregan su vida para servir a los demás por medio del servicio humanitario.
Sepan, en esta tarde de Misericordia, que el servicio humanitario en todo el mundo es una de las razones que Me hace retornar aquí, porque Mi Padre ve con Sus propios Ojos que no todo está perdido y que aquellos que fueron anunciados por el Ángel del Huerto Getsemaní, hoy están aquí, en este tiempo presente, formando parte de esta historia de amor que intento escribir a través de sus corazones, de sus almas y de la redención de sus vidas. Estos son los bienes espirituales, son los dones y son las virtudes que Mi Corazón misericordioso puede dejar a los Pies del Creador como el único testimonio de la conversión de los corazones a Mi Camino crístico.
Si Yo Soy el Camino para cada uno de ustedes, es porque Soy la única senda. Si Yo Soy la Verdad para cada uno de ustedes, es porque Soy el conocimiento único. Si Yo Soy la Vida para cada uno de ustedes, es porque pueden vivir a través de Mí y Yo vivir a través de ustedes, depositando Mis Aspiraciones en sus corazones, pero también Mis dolores, los dolores que Me ocasiona el mundo entero.
Eso fue lo que vine a compartir con los apóstoles del pasado y hoy es lo que comparto con los apóstoles del presente. Mi única razón es que puedan hacer la experiencia de Mi Camino crístico, un camino de profunda solidaridad, de profunda hermandad y de una inextinguible fe, a pesar de todo lo que hoy sucede en el mundo.
¿Para qué quisiera apóstoles, sino para el fin de los tiempos? En ellos construyo Mi Iglesia Celestial y los impulso, a través de la transformación, a elevar sus consciencias hacia el Divino Propósito, aquel Divino Propósito que está escrito para cada uno de ustedes desde antes del surgimiento de sus esencias.
¿Comprenden lo que eso significa?
Es que no hay otro camino, sino el de vivir la Voluntad de Dios, la que comprenderán finalmente después de esta vida. Esa es la razón del sufrimiento de toda la humanidad, del sufrimiento de las naciones y de los pueblos, la resistencia a vivir la Voluntad de Dios.
Pero los entiendo y los comprendo. Sé que no es fácil para el hombre de superficie no tener el control de lo desconocido; pero si ustedes nacieron para ser libres, ¿cuál es el control que quieren tener, si sus vidas, sus almas y esencias son de Dios?
Deseo, en este día de recogimiento y de institución de la Eucaristía, que Mis compañeros y especialmente aquellos que aún no son Mis compañeros, no pierdan más tiempo, porque ya no lo hay.
Yo vengo a hacer de sus vidas un instrumento en las Manos de Dios, instrumentos vacíos, aunque imperfectos. Yo vengo a mirar lo que Dios colocó en cada uno de ustedes desde el principio y que deben aprender a valorar y apreciar, que es su esencia divina, la Gracia de comunicarse con Dios como ningún otro ser en todo el universo.
¿Saben que la Creación aprecia esa conexión con Dios que ustedes tienen? Hay muchas consciencias en el Cielo que quisieran tener esa misma Gracia que ustedes tienen y que solo la deben conquistar con el esfuerzo y el sacrificio, algo que ustedes no deben hacer, porque esa conexión divina está dentro de cada uno de ustedes, si tan solo creen en ella.
Dios se manifiesta en este plano material en tres principios: a través de Su Voluntad, a través del Conocimiento y a través de Sus hijos. No se olviden de su filiación con el Padre Eterno, porque la necesitarán para lo que llegará en el fin de los tiempos.
Bajo el mismo fin y propósito que los apóstoles del pasado, hoy vengo a preparar a Mis compañeros del presente para lo que llegará.
En aquella noche del Huerto Getsemaní, no solo sabía quién Me negaría y ofendería, sino que también el Padre Me mostró, en aquel momento, a aquellos que serían capaces de superarme en el Amor, más allá de todo lo que Yo hice por ustedes hasta la Cruz y aun hasta en la Resurrección.
¿Qué esperan para superarme en el amor y en el servicio, en la caridad y en la unidad para que sus vidas renueven el universo y así toda la Tierra sea renovada y no tenga que atravesar el Armagedón?
Necesito que sus vidas y que sus espíritus sean los nuevos cálices que Yo pueda tener entre Mis Manos, para que Mis Códigos de Luz sean vertidos sobre ustedes y ustedes, esta vez, sean el sacrificio para la Gloria de Dios.
Por eso, ayer les dije si alguna vez pensaron y se preguntaron si su corazón está pronto para lo que Yo necesito. Esta es la gran llave de esta Sagrada Semana para cada uno de ustedes y de sus hermanos: meditar y preguntarse ¿Señor, mi corazón está pronto?
Pero Yo vengo aquí de forma incansable, porque Me comprometí con ustedes y con el mundo entero, no solo para el momento de Mi Retorno, sino para hacer de sus vidas un instrumento en las Manos de Dios, para hacer en sus vidas nuevas todas las cosas.
Por esa razón, en una de las tres veces que caí en el Calvario, sintiendo la pesada Cruz sobre Mí, Me volví a levantar con las pocas fuerzas que Me restaban. Fue allí cuando, ante la Presencia de Mi Madre, volví a reafirmar que Yo renuevo todas las cosas. Eso es a través de los que Me siguen y de los que Me aceptan.
Antes de que ingresemos en la Comunión Espiritual de la Última Cena, en este día de reflexión y de reafirmación de votos, para todos los mundos internos, de seguir ardientemente este camino crístico, concelebraré con ustedes la consagración a este camino de apostolado de un hijo Mío, la cual los invito a vivir, a apoyar y a compartir en la unidad de las almas para que, al igual que ustedes, los frutos de la redención se den en esta alma que hoy reconsagraré.
Ante Mi Presencia lo haremos.
Así como con Pedro y los demás apóstoles que estaban reunidos en el Santo Cenáculo, Me preparé en esa noche para, en humildad, lavar sus pies, en señal de afirmación del servicio entre hermanos y por hermanos, para siempre.
“Adonai purifica este elemento, que será el medio por el cual renovaré esta vida y todas las vidas del mundo. Que así sea”.
“Padre, bendice esta agua para que no solo purifique y bañe a Tus hijos con Tu Gracia, sino que también, a través de ella, toda la vida humana viva sus grados de consagración. Amén”.
Así como María Magdalena lavó Mis Pies con este aceite, que la vida humana se vuelva una vida divina en la dicha de estar siempre en Dios, por la victoria de Su Reino Celestial. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A partir de hoy Nuestro Señor te llamará fray Shemaya, para que hagas digno Su Nombre en tu vida.
Para que todo termine de ser consumado y ustedes se preparen para los próximos tiempos, para cargar la cruz espiritual Conmigo, la cruz de la humanidad, ahora ingresarán en la celebración eucarística.
Yo les agradezco y les doy Mi Paz, la Paz que renueva a Mis apóstoles.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En recogimiento prepárense para Mi gran momento; cubriendo sus cabezas ingresen al templo del alma, para que sus almas participen de la Comunión con el Señor.
En este día de segunda iniciación, en el que ustedes se prepararán junto al Maestro para ingresar en Su dolorosa Pasión, Su actual dolorosa Pasión por el planeta, en la que su Redentor compartirá con los Suyos las tareas que Dios le ha encomendado.
Antes de ingresar al Cenáculo de la Última Cena, mañana, volverán a escuchar, de su Maestro y Señor, instrucciones semejantes a las que Él impartió a los apóstoles del pasado, instrucciones que los prepararon para vivir su misión de evangelización y de servicio por el mundo.
Por eso, vivan este momento como algo único e irrepetible, dentro del preámbulo de Mi Retorno al mundo, en el que sus almas son llamadas a reafirmar su alianza Conmigo para siempre, en el que sus almas son llamadas a vivir la Voluntad de Dios a través de Mi Corazón.
Con esto, comprendan que lo que Yo les traigo a ustedes es desconocido, porque es algo que Mi Padre necesita que se cumpla a través de la vida de cada uno de ustedes y de sus hermanos.
Mientras el planeta y la humanidad siguen sufriendo, la necesidad de apóstoles, de apóstoles de Mi Corazón, es muy grande, apóstoles que estén disponibles en este ciclo final para sostener la pesada cruz de este fin de ciclo.
Pero no estarán solos para hacer eso, Mi Alma y Mi Espíritu los auxiliarán para que aprendan a cargar la cruz que Yo les ofrezco, una cruz madura que los sacará de ustedes mismos para estar inmersos en la Voluntad del Padre.
Antes de la celebración de la Última Cena en Jerusalén, Mis apóstoles conocieron las mismas cosas que hoy ustedes escuchan y eso no fue escrito, pero sí fue guardado en el corazón de cada uno de ellos, así como hoy es guardado en cada corazón que se abre para recibir Mi Mensaje.
En este día de Semana Santa, estamos en el medio de una transición, una transición interna y una transición externa, en las que se marcará la línea del fin del pasado y del nuevo futuro, el futuro que definirá los próximos pasos de esta humanidad.
Yo los invito a orar por esto, en este día y todos los días que vendrán, porque Mi Padre desea profundamente que Sus criaturas conozcan Sus misterios, los develen y los conozcan para poder cumplirlos y llevar Sus Aspiraciones adelante.
Cuando estaba con los doce, antes de ingresar a la Última Cena, al igual que las santas mujeres con Mi Santa Madre, conocieron este misterio que se develaba como una gran necesidad de Dios de la presencia imperiosa de apóstoles en el fin de los tiempos, dos mil años después de que Yo pasé por la Tierra, dos mil años después en los que se prepararía Mi esperado Retorno.
Hoy vengo con esta declaración de la Verdad, pero también de Amor, sabiendo que hoy es insuficiente la disposición incondicional de las almas, a lo largo y ancho del mundo.
Por eso, una vez más, vengo a servirme de grupos pequeños de almas que, más allá de donde se encuentren o estén, tienen la Gracia de guardar en su corazón este pedido de su Maestro y Señor, que es un pedido del Padre Eterno, bases ardientes que prepararán el Retorno de Cristo a la Tierra por medio de la transformación de la vida de las personas, por medio de todos los que Me dicen sí.
Hoy les traigo más que un sentimiento, hoy les traigo más que una palabra, hoy les traigo la profunda aspiración de Mi Corazón para que las almas entiendan que Mi Presencia en este día, entre ustedes y a través de los últimos años, no ha sido en vano, sino que sus vidas se han comprometido Conmigo hasta el final.
Por aquellos que no comprendieron Mi Mensaje y no están aquí, no se preocupen. En el gran día de Mi Retorno, no solo se cumplirán las Escrituras, sino también se cumplirán Mis acciones, porque separaré la paja del trigo. Llamaré a los benditos, pero también llamaré a los indiferentes para que vivan el Juicio Universal y sé que aún nadie está preparado para eso.
De forma inmediata y un poco apresurada, Yo desciendo de los Cielos con todo el Poder de Dios para socorrerlos y auxiliarlos con Mis impulsos de Luz, para que sus corazones estén prontos, así como Mi Corazón estuvo pronto, segundos antes de la flagelación.
¿Alguna vez le han dicho a Dios: Padre, mi corazón está pronto? ¿Saben lo que se guarda a través de ese enunciado?
Un corazón pronto no es un corazón emocionado. Un corazón pronto es un corazón maduro, sin condiciones ni aspiraciones. Es un corazón pronto y maduro capaz de darse a Dios por entero sin nada a cambio. Es un corazón capaz de morir por Mí y de dar valor a cada una de Mis Palabras y ser un corazón que testimonia la Presencia de Cristo dentro de sí.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora apareció al lado de Jesús, más pura y luminosa que todas Sus vestiduras.
Ella está aquí como la Señora del Santo Rosario de Fátima, junto a Su Hijo, mostrando Su Inmaculado Corazón espinado, que ofrece a cada uno de nosotros por la reparación y la cura de todas las mujeres del mundo, de las mujeres de la guerra, de las mujeres inmigrantes, de las mujeres explotadas, de las mujeres esclavizadas, de las mujeres que gobiernan, de las mujeres del campo, de las mujeres que sufren en silencio, y por todas las madres que viven por sus hijos.
María ofrece Su Corazón espinado en reparación por los ultrajes, maleficios e indiferencias que ha recibido la consciencia femenina de este mundo y que ha borrado, para siempre, el espejo del corazón de cada ser femenino de la Tierra.
Dice Jesús:
Ella es la Madre que Yo les he entregado en la Cruz, la Madre incondicional entre todas las madres del mundo, la Madre que Me suplica por ustedes todos los días de la vida y por toda la eternidad.
Por esa razón, hoy Mi Corazón misericordioso ayuda a todas las mujeres de la Tierra, para que puedan levantarse de donde han caído o de donde fueron sometidas.
Este es el ciclo de la Madre de Dios, el Cetro está en Su mano.
Bienaventurados serán los que reconozcan este Legado, porque el triunfo de Su Corazón Inmaculado siempre vencerá. Amén.
Para la comunión espiritual de este día, Yo los dejaré en compañía de Mi Madre, en la presencia de Su Espíritu inmaculado, porque es a Dios que le debemos la Presencia de la Madre de Dios y de todas las madres del mundo que gestan en sus vientres la vida y que han tenido a todos ustedes en sus brazos.
Ríndanse a la maternidad espiritual, que sus corazones no sean egoístas, que puedan sentir y ver, más allá de lo que es, que Dios haya creado a las mujeres de la Tierra como un símbolo de nobleza y de amor y no de explotación y de castigo.
Mi Corazón acoge a todas las mujeres castigadas, esclavas del hombre de la superficie de la Tierra, porque cuando Yo venga del Cielo entregaré un cetro para cada una de ellas y la Tierra será colmada de la pureza virginal para siempre.
Si Mi Madre fue capaz de llegar hasta los pies de la Cruz, ¿qué serían capaces de hacer sus madres del mundo? Siempre pregúntense eso, porque ellas quieren su bien, que sean dignos hijos en el Señor y que siempre cuenten con ellas.
Por eso, María, Mi Madre, estuvo en el Cenáculo. Ella dio la vida por ustedes para que triunfaran el Amor y la Redención. Ella entregó lo más preciado que tenía en Su Vida y lo vio clavado en una Cruz, como hoy muchas madres del mundo ven a sus hijos perdidos y sufren en silencio.
Pero el Espíritu de la Consolación llegará; así como María, Mi Madre, lo entregó a los apóstoles en Pentecostés. Y todo pasará, hasta que Mi llegada al mundo sea consumada.
Por esa razón, Nuestros Sagrados Corazones hoy están aquí, para que se cumplan las promesas de Su Redentor, y aquellos que son huérfanos acepten la maternidad de María.
“Madre, he aquí a Tus hijos”. “Compañeros, he aquí a su Madre”.
Hoy daremos atributo a la Madre de Dios para que la consciencia femenina de la Tierra sea reparada y ya no sea un objeto de explotación ni de castigo, sino sea reconocida como un instrumento de amor y de servicio por todos los hijos de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora desapareció, pero aquí aún está Cristo, infundiendo Su Luz para el mundo entero.
Ahora que han sido purificados nuevamente, meditarán sobre todo lo que les he dicho y sobre la importancia y el valor de la maternidad en el mundo, en este tiempo crucial.
Para eso, escucharemos una simple pero profunda canción, en reparación de toda la consciencia femenina del planeta: "Mirarte a Ti”. Esa canción será como un tributo para las madres del mundo, para que las madres siempre confíen en María, la Madre de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Hagamos nuestra oración interior, a Sus Pies, y adoremos el Corazón del Señor, presente ante toda la humanidad, preparándose una vez más para Su gran sacrificio.
Acompañemos Su solemne silencio y sintamos Su Corazón, que se ofrece una vez más a nosotros por la salvación del mundo.
Antes de Mi sacrificio, quiero que estén a Mis Pies como María Magdalena y que sean sus lágrimas las que limpien los Pies de su Señor. Coloquen sobre ellos las dulces lágrimas del amor, para que todo sea reparado delante de la injusticia y de la desigualdad del mundo.
Quiero que sientan el calor de Mis Pies, de los Pies de su Señor que, una vez más, recibe las llagas del mundo, así como Sus Manos y Su Costado; llagas espirituales y más profundas que desconocen, que son parte del sacrificio de Su Señor.
Por eso, preparen Mi sepultura con sus lágrimas, con su verdadero amor, para que el Corazón del Señor sea restaurado y amado por las almas buenas.
Hay sentimientos profundos que aún no le he revelado a nadie, solo a aquellos que se animan a estar a Mis Pies, en el total despojamiento y vacío. Son los que conocen estos sentimientos que hoy Yo le traigo al mundo para que primero los sientan, para después conocerlos.
Estos sentimientos, que nacen del Corazón de su Maestro y Señor, son sentimientos que confirman sus votos a Mí, en la renovación del sacrificio y de la renuncia por la salvación de la humanidad.
Por eso, María Magdalena sabía lo que estaba haciendo, aunque su mente no lo pudiera concebir.
Hoy, ustedes lo pueden hacer ante Mí, colocando sus cabezas en Mis Pies para que sus lágrimas de redención y de amor preparen el momento de la entrega del Señor. Ahora, en este tiempo de una entrega más profunda que quiero ofrecer y compartir con Mis compañeros, para que se animen a seguir Mis pasos, los desconocidos pasos de la Luz que los llevarán, tarde o temprano, a vivir Mi Voluntad.
María Magdalena se rindió a Mis Pies para vivir Mi Voluntad, abandonó el pecado para aprender a vivir en Mi Gloria, en la Gloria de Mi Palabra y de Mi Amor por todas las almas.
Por eso, hoy he venido como hace más de dos mil años con las mismas vestiduras, con la misma mirada que cuando María Magdalena Me encontró para rendirse ante Mí y hacer de su vida una vida nueva, una vida que la llevó a estar en fidelidad hasta los pies de la Cruz.
Pero la sepultura, que Yo les invito a preparar, es para la muerte de sus pecados, de sus aspectos, de todo su pasado; porque Yo necesito vasos nuevos para poder depositar Mis Códigos nuevos en los que serán receptáculos para la preparación del Retorno de Cristo, para que preparen a toda la humanidad y a ustedes mismos para ese momento.
Pero para que eso suceda, debe haber almas víctimas de Mi Amor que no piensen en lo que les pido, que hagan lo que necesito, que lleven adelante lo que tanto espero, siempre diciéndome sí.
Por esa razón, también multipliqué los panes y los peces. ¿Lo recuerdan? Allí, Yo les estaba entregando el símbolo de la vida nueva a los que, en la Comunión, retomaban el camino hacia el Padre.
¿Pueden colocar ahora de nuevo su cabeza en Mis Pies?
Y así, abran sus corazones a lo que necesito, porque aún espero cumplir con lo que necesito. Mi Padre aún Me lo pide, que se cumplan Sus Aspiraciones a través de Sus hijos.
En el vacío de la vida y en la plenitud de Su Propósito, quiero que sepan que este momento es importante para Mí, ya que estos impulsos que Yo les traigo los prepararán para el fin de ciclo.
Eleven sus corazones a Dios y agradezcan por ofrecerse como instrumentos de las Aspiraciones de Mi Padre, a través de la Luz de Mi Sagrado Corazón, Corazón que vive por ustedes, Corazón que clama por ustedes, Corazón que se enciende en Amor por ustedes.
Déjense convertir al igual que María Magdalena, que solo por haber colocado su cabeza en Mis Pies ya cumplió la Voluntad de Mi Padre y consagró su vida por toda la eternidad.
¿Están prontos para eso?
Consagrar la vida es un misterio y ese misterio se devela en los pasos de su transformación, en la renuncia de sus vidas y en la entrega permanente de su ser.
Yo necesito que, en Mí, en este tiempo difícil de la humanidad, hagan nuevas todas las cosas, porque así le estarán diciendo al universo que ustedes y sus hermanos aceptan Mi Retorno.
El Sagrado Corazón de Jesús se ofrece como intercesor de las almas, para que ellas conozcan la alegría de vivir en Dios y no el sufrimiento de vivir en el pecado.
Quiero que, en esta Semana Santa, sus vidas se conviertan de una forma más profunda, así como se convirtió María Magdalena entregando sus lágrimas a Mis Pies y lavando Mi Ser como nunca antes nadie lo había lavado. Esto también ha justificado, ante el Padre Celestial, la razón de Mi encarnación en el mundo, por tan solo colocarse a Mis Pies.
A Mis Pies, escucho sus oraciones, escucho su dolor, siento su amor, comprendo sus perturbaciones; pero Yo los renuevo con la bendición celestial para que se levanten de donde han caído y sigan caminando hasta encontrar Mi Voluntad.
De sus imperfecciones transformadas, haré todas las cosas perfectas. De sus miserias resistidas, haré tesoros para el Cielo. Porque quien se coloca a Mis Pies no le teme a lo desconocido, a lo que es inmaterial y eterno; porque está en el vacío, en el despojamiento, en la entrega total.
Dejen, una vez más, que Yo los pueda ungir con Mi Espíritu, así como ungí a María Magdalena, redimiendo todo su ser para gloria de Dios.
Después de esta renovación e iniciación vividas, ya están preparados para cumplir lo que necesito, si verdaderamente sus corazones se colocan a Mis Pies. Y así, acompañarán a su Señor en esta larga trayectoria que resta, de ayuda a la humanidad y de servicio a los que sufren, a fin de que triunfe Mi Amor en ustedes y a través de ustedes.
Es así que los invito a prepararse para una nueva sagrada Comunión Espiritual que será el preámbulo para el día de Mi Pasión y también para el gran día de la Pascua, en los que Mis ovejas, hoy siendo señaladas, seguirán al Pastor por los caminos de la emergencia planetaria sin decirle no, solo diciéndole sí, mientras Yo lo necesite.
Piensen en lo que les he dicho.
Mis Palabras son la manifestación de la Verdad, de la Verdad del Propósito y de la Voluntad de Mi Padre. No pierdan más la oportunidad. Recuperen sus vidas. Restauren sus consciencias. Purifiquen sus corazones y serán merecedores de Mi Paz, de la misma Paz que Yo le entregué a María Magdalena.
Quiero que, en esta Pasión en la cual ingresaremos en los próximos días, sus almas sean como María Magdalena que, en fidelidad y fe, no abandonó al Mesías y que junto a María, Mi Madre, fueron las manos que sustentaron la Cruz, que después se convirtió, durante la Resurrección, en el Árbol de la Vida.
Por eso, los invito a ser parte de Mí, para que dejen de ser parte de ustedes, para eso les he dado los Sacramentos. Y después de tantos Sacramentos vividos a lo largo de todo este tiempo, es momento, compañeros, de que tengan fe y confianza en el Sacramento Espiritual, ofrecido por el poder de la Eucaristía.
Los dejaré con una Comunión renovada en la fe, en la fe de las almas. Eso hace más viva Mi Presencia en los corazones que comulgan de Mí, tan solamente por ofrecerse a estar a Mis Pies. Y como puente de luz para ese momento, los dejaré con una canción que he escogido para este encuentro, llamada “Santa Comunión”.
Es así que Me despido, pero sepan que por más que Yo retorne al Cielo y a la Casa de Mi Padre, en espíritu de omnipresencia y de omnipotencia, durante esta Semana Santa, Yo estoy aquí, como también estoy con sus hermanos en todos los hogares de la Tierra que Me abran la puerta para recibirme.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Prepárense a través de la canción.
Te alabamos Señor y Te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengo a traerles las sublimes frecuencias del universo, las vibraciones de la Paz, en las que no hay mal ni resistencia.
Vengo a traerles el eco del Mensaje del Corazón de Dios, aquel mismo eco que fue escuchado por el pueblo del desierto, desde Abraham hasta los últimos profetas.
El eco del Mensaje del Corazón de Dios es inmutable y es infinito; él renueva todo, de tiempo en tiempo.
Quiero que hoy ingresen en esa frecuencia de la Paz, en donde no hay sufrimiento, en donde no hay dolor ni agonía.
Crean, compañeros, que es posible renovarlo todo.
Yo vengo del Cielo con ese Mensaje y abro las puertas de los Cielos por cada uno de ustedes.
En las vibraciones de la Paz se encuentra la verdad, el recogimiento y la reconciliación. Es allí en donde deben colocar sus consciencias y mentes, para que Mi Reino Celestial se aproxime al mundo y pueda ayudar a todas las almas de la Tierra.
En la frecuencia de la Paz está el discernimiento, colmado de la sabiduría, de la ciencia y la inteligencia.
No pueden pensar que la humanidad quedará donde está, sumergida en el sufrimiento y en el caos.
En todo tiempo de oscuridad, en el momento más difícil y agudo, es cuando surge la Luz del universo, el eco del Mensaje del Corazón de Dios, aquel Mensaje que escucharon las tribus del pasado y todas las humanidades que pasaron por este planeta.
Es así, que su desierto terminará, la sed será saciada y el hambre será colmado de la Presencia de Mi Divino Espíritu.
Con estas simples palabras, vengo a colocarlos en la verdadera realidad de las sublimes frecuencias de la Paz, en las que todo se puede curar y renovar.
Dios no desea que luchen ni tampoco que sobrevivan. Dios quiere tenerlos a todos en Su Corazón, porque Su Amor es tan grande y desconocido que no lo saben y es en ese lugar en donde se deben refugiar, en el Sagrado Corazón de Dios, en donde todo es perfecto, en donde todo es armonía y es paz.
Por eso, compañeros Míos, retiren de sus espaldas las pesadas mochilas del ayer, la pesada cruz que cargan incesantemente, de tiempo en tiempo.
Hoy vengo a retirar su propia corona de espinas.
Por eso, estoy aquí en Aurora, para que la vida de cada uno de ustedes vuelva a amanecer, por el triunfo de la sublime frecuencia de la Paz que hoy les traigo del universo para que la reconozcan y la sientan, porque es allí en donde ahora deben estar, mientras que el mundo se purifique, se purifique de una forma amplia y profunda.
No se dejen engañar, no se dejen amedrentar. Si Mi Corazón misericordioso y el Sagrado Corazón del Padre hoy está en ustedes, ¿por qué temerán?
Yo les traje la Luz del universo a la Tierra con la experiencia de Mi propia vida, con la expresión del Amor de Dios en Mi Sagrado Corazón humano.
Sientan Mi Corazón humano, un Corazón que los comprende y que los acepta.
Dios no desea ver al mundo como está ahora, las almas se alejaron de la felicidad de Dios y perdieron la esperanza.
Por eso, confíen en Mí, todas las veces que sea necesario. En Mi confianza comprenderán la Voluntad de Dios, aprenderán a aceptarla y a vivirla. Porque lo único que Yo deseo es que sean felices en la plenitud celestial, en la alegría de ser Mis apóstoles, en la alegría de ser Mis compañeros, que a pesar de lo que suceda, no pierden la coordenada de Mi Paz, sino que están pendientes para poder encontrarla siempre.
Y si están en la frecuencia de Mi Paz, que es la Paz de todo el universo, ¿cómo podrá prevalecer el mal?
El mal está hecho de desamor y desconfianza, de duda y de incertidumbre. Mi Paz está hecha de fe, de fortaleza y de superación, de la superación que hoy los invito a vivir y a practicar en los desafíos de estos tiempos cruciales.
Por eso, les traigo la frecuencia de Mi Paz, para que se puedan sumergir en el océano de Mi Paz, para estar en el universo infinito de Mi Divina Misericordia.
Colocando Mis Manos en imposición sobre ustedes, hoy los vuelvo a ungir con Mi Espíritu, bendiciéndolos con la poderosa señal de la Cruz: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando el Padre pensó en crearlos a Su imagen y semejanza, Su intención era que fueran precursores de Su Paz y que esta Paz fuera una con todos los Reinos de la Naturaleza, con toda la Creación y con todo el universo. Porque en la Paz de Dios aprenden a vivir en las Leyes universales, aprenden a practicarlas, dando un ejemplo de generosidad y de caridad a sus semejantes.
Hoy, ingreso a todos los que lo acepten al universo de Mi Paz, para que encuentren dentro de ustedes la frecuencia correcta y en Mi Presencia lo puedan sentir y experimentar.
La frecuencia de Mi Paz, la vibración más alta del Universo Celestial, está hoy sobre ustedes, es el color celeste del cielo, en donde se vive una unidad perfecta, una comunión perfecta, con los tres planos de consciencia: espiritual, mental y material.
Por eso, a través del Templo de Mi Corazón, ingresen a la gran bóveda del universo de Mi Paz y sean parte de esa frecuencia divina en todo lo que piensen, en todo lo que sientan y en todo lo que hagan. Porque si no hacen todo lo que deben hacer, bajo el impulso de la frecuencia de Mi Paz, no comprenderán el fin de los tiempos y le temerán a los acontecimientos.
En la frecuencia de Mi Paz, serán verdaderos colaboradores del Plan y tendrán la intuición necesaria para ayudar a la humanidad.
Hoy, contemplo al mundo dentro de Mi Corazón pacífico para que las almas beban de esta Fuente espiritual y salgan del caos de estos tiempos. Ese es uno de los mayores tesoros que Yo les puedo entregar, que sean parte de Mi Paz todos los días.
Oremos por los que han perdido la paz, pero también por aquellos que hacen las guerras en las naciones y en los laboratorios, por los que se han apartado de la matriz del Propósito Divino, por los que están en la oscuridad eterna, por los que se dieron cuenta tarde del lugar que perdieron. En Misericordia y compasión, coloquemos a todas esas consciencias en el universo de Mi Paz para que una vez más la triunfante y Divina Misericordia les conceda una gracia especial a todos ellos.
“Adonai,
Espíritu Inmutable e Infinito,
hoy Te suplico, ante un mundo en ruinas,
en sufrimiento, en desesperación,
que aceptes la oferta del corazón humano
de Mis compañeros que, en la imperfección,
luchan por la transformación y, sobre todo,
por confiar en Mí,
aunque muchas veces no Me vean ni Me sientan.
Retira del desierto, Adonai,
a los que han quedado atrás,
perdidos y confundidos por el mal.
Abre los océanos,
así como lo hiciste con Moisés, para que esta,
Tu última tribu de Israel,
cruce el camino que la llevará hacia Tu Tierra Prometida,
en donde Tus tesoros más íntimos e inmateriales
se guardan para todos,
para todas tus criaturas.
Adonai,
Tú Me has enviado al mundo en este día y Yo Te pido,
Padre amado,
que Tu Espíritu Sagrado de amor y de sabiduría
renueve todas las cosas, cure a todas las consciencias
y reconstruya a la humanidad y al planeta.
Porque, por más que la Justicia Divina se cumpla,
Tú sabes, Adonai,
el valor de Mi Sangre derramada,
hasta la última gota,
hasta el último momento de Mi expiración.
Te vuelvo a decir, Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen,
perdónalos para que todos tengan
la Gracia infinita de retornar hacia Ti,
porque Mi único y ardiente deseo
es que todos sean parte de Mi Paraíso Celestial.
Que así sea.
Amén”.
En la intimidad de la comunión perpetua Conmigo, hoy les envío un Mensaje especial a todos Mis compañeros de Argentina.
Mis Ojos están puestos sobre su nación. Sé que viven algo que nunca habían esperado y que los más inocentes de todo su pueblo sufren una injusticia mundial.
Pero Yo les pido que no suelten el madero de la cruz, que sus vidas sean parte de Mi Consciencia paternal, que sus vidas sean bañadas y transformadas por la poderosa y espiritual Sangre de Jesús.
Sus vidas deben ser la esperanza en las tinieblas, la alegría en las tristezas, el amor en la oscuridad, la luz en las penumbras y la Misericordia en toda adversidad.
Compañeros de Argentina, Mis promesas no cambiaron por ustedes ni tampoco por su nación y pueblo. Aún Mis Pies pisarán su tierra y, en el momento menos pensado, Me verán venir no solo entre las nubes, sino también Me verán venir en sus corazones, en donde la fuerza de la fe no los hará perecer.
Hoy seco las lágrimas de los que lloran por una nación destruida por la injusticia y el sufrimiento. Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos.
Hermanos de Argentina, vengan a Mí y vivan en Mi Corazón, porque allí Yo los aliviaré y les daré la fuerza de la superación; así como les entrego esa fuerza de superación y de fe a todos Mis hermanos de Venezuela, a todos los que son abrigados, desde niños hasta ancianos, en los campos de refugiados.
Vendré por los pueblos más sufridos y haré nuevas todas las cosas. Es la Palabra del Señor.
Te alabamos, Señor.
Hoy vuelvo a recoger sus intenciones y súplicas para que, como intercesor de las almas entre el Cielo y la Tierra, Dios les conceda la Paz para que tengan fortaleza y mucha valentía para atravesar estos durísimos tiempos.
Pero recuerden que Yo morí por ustedes y en el momento más doloroso de Mi Vida, clavaron los clavos en Mis Manos, Pies y atravesaron con la lanza Mi Costado.
Espiritualmente, ¿ustedes vivirían lo mismo por Mí?
El Amor debe triunfar ante toda oscuridad, porque el Amor triunfará.
Recogidos en el universo de Mi Paz, en esta tarde de Divina Misericordia, los invito, compañeros, a prepararse para la Comunión Espiritual.
Yo los bendigo y les doy Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo nunca los dejaré solos.
Retorno al mundo, una vez más, porque Mi Padre Celestial lo ha pedido.
Por eso, estoy aquí, compañeros, no solo para que reciban los Códigos de Mi Pasión, sino para que sean ayudados por Mí en esta cruda realidad planetaria.
Hoy vengo a pedirles que abran sus corazones a Mi Presencia y que Me entreguen todo aquello que los hace sufrir y padecer.
Hoy, ante el Padre Celestial, tengo la Gracia infinita de poder elevar hacia el Reino de los Cielos a cuantos han padecido injustamente esta pandemia.
Yo les prometí que la cura llegará, pero aún es insuficiente la respuesta de la humanidad ante las promesas del Padre Eterno, ante todo lo que Él quiere realizar en esta humanidad y en este planeta.
Por esa razón, compañeros, Mi Corazón se aproxima al de ustedes para que sientan el Corazón humano de Jesús, el Corazón que padeció por ustedes hasta la Cruz, el Corazón que vino a dar la vida por ustedes, sin nada a cambio.
Es este Corazón humano, el Corazón humano de Jesús, Su gran Relicario espiritual que hoy ofrezco al mundo para que todos, de una sola vez, ingresen a él.
En el fuego de Mi Corazón podrán purificar sus angustias y penas, podrán renovar su esperanza y su fe, porque así fue escrito que en el fin de los tiempos esto llegaría.
He aquí, frente a ustedes, frente a toda visión humana, la realidad del fin de los tiempos, desconocida para muchos, pero dolorosa para la mayoría.
Dios aún tiene Sus Brazos abiertos hacia Sus hijos. Escuchen Su Voz en los mundos internos y sientan la alegría de reencontrarlo a pesar de todo lo que está sucediendo.
Yo vengo como el gran Espíritu de la Consolación. Vengo como el Maestro de la Reconciliación. Quiero que sus vidas y, sobre todo, sus almas hoy se reconcilien con el Padre Eterno.
He traído a sus Ángeles de la Guarda y a todos los Ángeles de la Guarda del mundo entero para que, a Mis Pies, reciban sus ofrecimientos bajo el espíritu de la reconciliación y de la paz.
La nueva Israel, que es la humanidad de este tiempo, deberá volver a erguirse, salir de las ruinas en las cuales se colocó, resucitar en espíritu, en amor y en esperanza, para vislumbrar en el horizonte Mi Retorno.
Pero Mi Gloria no solo vendrá de los Cielos, sino también Mi Gloria vendrá de los mundos internos del planeta.
Los tesoros más espirituales que Yo he dejado para el mundo, y que aún ningún hombre de la Tierra ha descubierto, se revelarán, porque no son tesoros palpables, sino son tesoros inmateriales que fueron registrados en cada paso de Mi Pasión para que, en este tiempo, del cual ustedes participan, tengan las herramientas que necesitan para poder transformarlo todo.
Con esto, no les digo que dejarán de purificarse, porque el planeta necesita purificarse. Por eso, deben estar siempre en el espíritu de la fe, no en los caminos de la tristeza o de la agonía, porque nadie más que su Maestro y Señor sabe todo lo que el mundo necesita en este momento, sabe lo que cada alma necesita en este tiempo.
Por eso, hoy he venido como el Gran Consolador, para que Me puedan sentir y, sintiéndome, puedan comulgar de Mi Corazón humano, de ese Corazón tan inmenso en Amor y en Misericordia que vivió aquí con ustedes hace mucho tiempo y que entregó el Amor a la humanidad por su pronta redención y conversión.
Y en esta tarde, abro aún más las puertas de los Cielos y del universo para que todo lo que oprime en este momento al planeta pueda ser liberado.
Su amor y sintonía Conmigo permitirán que las puertas de los infiernos se vuelvan a cerrar y sus Ángeles de la Guarda hagan triunfar Mi Legado en el mundo, en los corazones que se renuevan con Mis Palabras, en las vidas que se vuelven Mi Mensaje.
Por eso, quiero que, colocando sus manos en disposición, se entreguen a Dios y se vuelvan a fundir en Su Fuente inmaterial y divina, la Fuente inmaterial que les trae el Espíritu de la Consolación para que sus vidas se puedan curar y renovar en Mí.
Sientan cómo el mundo entero se detiene y cómo las almas reciben, en este momento, todo lo que la Fuente inmaterial tiene para ellas. Porque Mi Amor nunca morirá en ustedes, solo si ustedes le permiten que muera; porque Mi Luz nunca morirá en ustedes, solo si permiten que Mi Luz muera en ustedes.
Vengo a traerles la Luz de la consolación para que, en la consolación que Yo les puedo dar, ingresen en Mi Paz, lugar en donde todo se realiza y se concreta.
Este es el mayor regalo que hoy les puedo dar, porque son parte de los tesoros de Mi Corazón; a través de ellos descubrirán la fuerza de la determinación para superar estos tiempos.
Quiero decirles a todos los que Me escuchan en este momento, que he sentido con fervor sus oraciones y súplicas; a todos Mis compañeros de Sudamérica y del mundo entero que he escuchado con atención sus súplicas.
Por eso, el Ángel del Señor llegará en el momento más preciso del mundo, para traer el fin de esta pandemia.
Las promesas que Yo les hago no son las promesas que ustedes desean, porque Mis promesas son ciertas y nunca cambian. Lo que cambia Mis promesas pueden ser sus deseos o hasta sus necesidades.
Las promesas que Yo le entrego al mundo tienen un tiempo y también tienen un momento, cuando el Padre las considera.
Por eso, sigan trabajando para que Mis promesas se cumplan y puedan descender del Universo Espiritual hacia su Universo Material, así más Luz habrá en el mundo y muchas almas dejarán de perderse, no solo en esta ilusión, sino también en este sufrimiento planetario.
Yo deseo que puedan estar firmes en Mí. Por eso, les entrego Mi Corazón humano en este día, para que sientan y entiendan lo que les digo, como un conocimiento más próximo a sus consciencias.
Mientras estoy aquí, en el día triunfante de Mi llegada, hoy no quiero que las palmas se reclinen ante Mí, sino deseo que sus vidas se entreguen a Mí, en fe y reverencia.
Yo te pido perdón, Señor,
por todo lo cometido.
Concédeme la Gracia de la liberación.
Amén.
(se repite 3 veces)
Con esas simples palabras de la oración conceden la Gracia de que las puertas del universo se abran para ayudar a las almas que más lo necesitan en este momento, especialmente a aquellas que partieron por la injusticia de la enfermedad.
Les pido que ya no sean parte del sufrimiento del mundo, pero les pido que no sean indiferentes al sufrimiento del mundo. Que sus vidas puedan ser aquel aceite que pueda cerrar las heridas de la consciencia de la humanidad con sus ejemplos, oraciones y servicio por los demás. Ustedes saben que el mundo está en caos, pero ¿qué harán para salir de ese caos y retirar del caos a sus semejantes?
Eleven sus consciencias hacia las frecuencias verdaderas del universo. Nútranse de las vibraciones del Amor y de la Unidad de Dios, porque así atraerán hacia el mundo la Sabiduría Divina que los hombres y mujeres de la Tierra necesitan, en este tiempo, para encontrar las soluciones seguras de estos tiempos.
Hoy Mi Corazón se abre aún más ante ustedes y el mundo, y emana sus siete poderosos Rayos hacia todas las direcciones del planeta, especialmente hacia todas las consciencias que viven en la oscuridad y el sufrimiento.
No crean en aquello que les prometen, crean en Mi Palabra, porque la Palabra no es Mía, sino de Dios. La Sagrada Palabra surge de Su Fuente y llega a través de Su Servidor fiel, el Cristo.
Para que la humanidad sea abrazada por Mi Espíritu Consolador deben existir sacrificios verdaderos, no grandes, sino pequeños, que puedan reparar el Corazón del Padre de todo lo que hacen Sus hijos, de tiempo en tiempo.
Por eso, vengo a traerles la fuerza de la determinación, para que puedan vivir la fuerza de la fe. El Espíritu Santo los ayudará, purificará sus caminos y el Espíritu Santo abrirá las puertas para entregar a todos Su Ciencia y Entendimiento para que, finalmente, sean una Nueva Humanidad.
A Mis Pies, tengo todas sus intenciones, las cuales recojo con Amor. Aquí veo intenciones de todos los lugares del mundo, intenciones verdaderas y sinceras de corazones tan simples y humildes que piden el gran cambio de la humanidad y la cura integral de este planeta.
Es allí, en ese estado de consciencia, de cooperación, de fraternidad y hermandad, en donde siempre necesito ver a sus corazones pensando en las necesidades de los demás, para que todos puedan alcanzar la luz, la cura y la reconciliación.
Ahora, recemos para que esta Sagrada Semana pueda tener sus fuertes impulsos en todos los mundos internos y para que los corazones, a pesar de donde se encuentren en este momento, sepan que Mi Corazón humano, aquel que vivió, murió y resucitó por ustedes, hoy está presente como un sagrado Tabernáculo en los hogares del mundo que le abrieron las puertas a este encuentro sagrado.
Por eso, los bendeciré bajo el Espíritu sublime de los Sacramentos y, especialmente, de la Comunión Espiritual que podrán vivir nuevamente Conmigo en todos los días de esta Sagrada Semana.
Sientan el alivio que les estoy ofreciendo, y descansen en Mis Brazos de esta batalla que vive el mundo entero, porque haré guerreros de servidores, haré victoriosos de los más humildes, haré sacerdotes de aquellos que vivan Mi Palabra y sean Mi Palabra para el mundo.
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
(se repite 3 veces)
Y ahora los dejaré con la Comunión Espiritual, estas sagradas celebraciones que les he encomendado a Mis sacerdotes de esta Congregación, no solo por ellos, sino por todos los sacerdotes del mundo que deben ser el puente entre el Cielo y la Tierra en este momento planetario.
Les agradezco y vayan en paz, en la certeza de que todo cambiará.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el universo, el cual les pertenece y aún desconocen.
Del universo he venido para traerles Mi Mensaje de despertar, ante un escenario planetario que solo provoca caos, conflicto y confusión; en el que la consciencia humana, en este tiempo, debe hacer un gran esfuerzo para poder elevarse y trascenderse; en el que los abismos de la consciencia terrestre absorben a las almas y les hacen perder el Camino Crístico.
Una y otra vez, Me aproximo a la órbita de la Tierra para contemplar al mundo y a la humanidad, sabiendo que este momento llegaría, porque ya lo sabía desde el Huerto Getsemaní.
Hoy vengo vestido con Mi atuendo violeta, con la llama del fuego violeta del universo, para que las ondas de la adversidad sean transmutadas y liberadas de la consciencia terrestre, para que Mis apóstoles y discípulos no sean absorbidos por el mal.
Desde siempre, Yo les hablé de la importancia de entrar en Mi Corazón. Este es el tiempo, este es el momento; pero para atravesar la puerta de Mi Corazón y estar protegidos, deben entregarse, deben rendirse, deben humillarse.
La puerta de Mi Corazón es tan pequeña, que no la pueden imaginar. Es por la puerta de la humildad que podrán entrar a Mi Corazón y allí estar a salvo de los asedios.
Aunque la consciencia humana se comprometa, día a día, con lo que no es evolutivo ni espiritual, Yo vengo nuevamente al mundo para hacerle recordar lo que les dejé aquí hace más de dos mil años.
La Sangre del Cordero fue derramada en la superficie de este planeta y eso tiene un valor incalculable para ustedes.
Invoquen el poder de Mi Sangre y sean bañados por ella, reciban los Códigos Crísticos de Luz que fueron alcanzados por el sacrificio de su Señor. Así, desde la consciencia consagrada hasta la consciencia de la humanidad, todos serán colmados por esos Códigos y podrán enderezar sus caminos hasta poder encontrarse Conmigo en los planos internos.
Sé que no es fácil liberarse de las cadenas de la opresión, del asedio y de la oscuridad, pero tienen las herramientas para poder hacerlo.
El poder del verbo de la oración los llevará a estar en otro punto y en otro estado de consciencia.
El compromiso con la vida de los Sacramentos los llevará a estar protegidos y bendecidos por Mis Dones.
Amar el poder de la Cruz de Emmanuel y de la Cruz de su Maestro y Señor, los librará del pecado.
Tener una vida de caridad, de entrega y de servicio los retirará de ustedes mismos para que aprendan a amar de verdad.
Así, con estas simples herramientas que ya les hemos enseñado, podrán sobrevivir en esta cruda batalla que se está desarrollando en el planeta, que muchos no ven, y que la mayoría no quiere aceptar.
Este es el tiempo del Armagedón, es el primer tiempo del libro del Apocalipsis.
Ya no dejen que sus ojos sean tapados por las vendas de la ilusión. Rasguen esas vendas y libérense para siempre de lo que es superficial.
Que sus corazones no se vuelvan puntos de indiferencia, de insensibilidad o de desprecio.
Les he dado todo lo que necesitan y un poco más para que lleguen a este momento. No tengan temor de conocerse a ustedes mismos tal cual son y no lo que aparentan.
A través del espíritu de Mi Verdad libérense de ustedes mismos y así liberarán del sufrimiento al mundo.
Muchos de los Míos, en el mundo entero, fueron señalados para vivir este tiempo, fueron ungidos por Mi propia Mano de Luz, bajo el impulso de Mi Divinidad, para que nunca se olvidaran del compromiso.
Ahora no es tiempo de ocuparse de ustedes mismos, sino de Mi Plan. Es tiempo de amar la propuesta que les entregué hace siete años.
Aún espero que puedan ser Mi Palabra, Mi Mensaje. Aún espero que puedan ser Mis apóstoles como muchos lo fueron a través de los tiempos. Pero eso, compañeros, tiene un precio; no es un obsequio ni tampoco es una emoción.
Estar bajo Mi Gobierno significa responsabilidad y discernimiento. Estar bajo Mi Gobierno significa amor y unidad, transparencia y verdad, porque esos atributos no los conoce el mal.
Si sus vidas son esos atributos, por más que sean imperfectas, estarán protegidos y no sufrirán. Por un instante vean a su alrededor y se darán cuenta de lo que les digo, no es necesario que vayan tan lejos para percibirlo.
Cada uno de ustedes debe purificar su vida en esta Cuaresma, pero que sea una purificación verdadera y no mental.
Deben sentir en su propia carne la necesidad de ser otros, la aspiración de cumplir Mis designios y de reflejar en la Tierra, por lo menos, un poco de amor, un poco de luz; porque al mundo le falta esa luz y le falta ese amor, y ustedes lo saben.
Que esta Maratón número noventa represente el discernimiento para todos, la acción del amor en todas las cosas y necesidades, la responsabilidad de vivir el compromiso y no de escapar del compromiso; la afirmación de ser Mis apóstoles, para algún día ser los Nuevos Cristos, los Cristos del Nuevo Tiempo.
Sé que muchos de ustedes alguna vez pensaron que no llegarían a este momento ni a tener tanta consciencia de la responsabilidad de estar Conmigo, de estar a Mi lado, pero es lo que Dios necesita.
Sus tesoros celestiales no pueden estar guardados en cualquier lugar ni en cualquier consciencia. Sus tesoros celestiales deben estar guardados en los corazones más humildes, más simples, pero más verdaderos.
Si la humanidad pudiera comprender la necesidad de vivir el cambio, lo que hoy sucede en el mundo no sucedería.
Muchos piensan que el Padre Celestial no está queriendo disolver todo lo que sucede en el mundo, pero eso no es verdad, compañeros.
La humanidad genera sus propios sufrimientos, y esos sufrimientos caen en los más inocentes y en los más pobres de entre los pobres.
Un verdadero rey nunca nacería en un palacio. Yo necesito que sean humildes, así como Yo lo tuve que ser en el Pesebre de Belén.
Dios no se esconde en las riquezas materiales. Dios está presente en los tesoros espirituales que pueden ser el propio ejemplo de las almas que se convierten y que se redimen.
Que las sagradas vestimentas violetas de Cristo les hagan comprender, en esta Cuaresma, que ya están en el tiempo de una gran transición, de una transición más definitiva y profunda de lo que parece.
Abran sus sentidos internos para comprender todo lo que les digo. No intenten comprender con la mente ni con los sentidos externos.
En esta Cuaresma, ábranse para ser transfigurados por Mi Luz.
Que Mis apóstoles escuchen el llamado del Señor de Israel y que preparen los espacios para Su llegada.
Este es el tiempo marcado de Mi Retorno. Es el tiempo en el que muchos de los Míos tendrán la oportunidad de aprender y de crecer, si así lo aceptan.
Ya no los forzaré para que Me sigan. Sus pies deben caminar solos, así como Yo les he dicho, que por la fe deben caminar sobre las aguas, así como lo hizo el apóstol Pedro.
Que esta Maratón invoque el Don del Discernimiento del Espíritu Santo, para que las consciencias, desde las consagradas hasta toda la humanidad, no pierdan la oportunidad que el Padre les ha entregado, por irresponsabilidad, por indiferencia o por falta de sentido común.
A las puertas de esta Sagrada Semana, y después de tantas Sagradas Semanas, llegó el momento de que carguen con su propia cruz y de que sean valientes, que aprendan a soportar el fuego de la purificación y que aprendan a trascenderse, a liberarse de ustedes mismos para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy vengo antes del tiempo previsto para que Me escuchen.
Ustedes saben que Yo no busco la perfección de sus vidas, sino busco que hagan el camino hacia el encuentro Conmigo.
Mientras eso no suceda, compañeros, aún esperaré para realizar muchas tareas y operaciones.
Aún guardaré, en Mi Corazón, las aspiraciones que tiene Dios para cada una de sus vidas y consciencias; porque este es un tiempo muy crucial y definitivo, y ustedes ya lo saben.
Este es un tiempo en el que cosas nuevas surgirán, experiencias desconocidas se mostrarán para que ustedes puedan aprender y crecer interiormente.
Yo no necesito que hagan las cosas perfectas, sino que en sus vidas hagan lo mejor para Mí, porque de todo eso Yo me serviré para preparar Mi Retorno al mundo.
No solo les pido que se decidan a atravesar el desierto en el cual aún no ingresaron, sino también les pido que tengan la valentía suficiente para seguirme y acompañarme, para obedecer Mis directrices.
Este es el tiempo más exigente de todos, Yo necesito que puedan reconocerlo. Necesito que puedan confiar en todo lo que les digo y que puedan hacer todo lo que les pido, los esfuerzos se multiplicarán.
Algunas consciencias ya se están definiendo, y eso no es algo personal Conmigo, sino con Mi Padre.
Los Designios de Dios no son profundamente comprendidos, mientras demoren en poder amarlos no los comprenderán, no los sabrán, no los conocerán.
Por eso, Yo les entregué el valor de los ejercicios espirituales, de su propio ejercicio espiritual y personal, pero también de sus ejercicios grupales; porque la conexión con la Fuente depende de cada uno de Mis compañeros y no de unos pocos.
El planeta arde en su proceso de purificación, el planeta sufre en su proceso de enfermedad, los desplazados cada vez son más en el mundo. ¿Quién los refugiará? ¿Quién tendrá su corazón sensible para poder recibirlos? ¿Quién irá al encuentro de ellos?, no solo para darle un alimento, sino para entregarles Mi Paz.
Yo no pido algo imposible, solo pido algo sincero y verdadero. Depende de ustedes que Mis Obras se puedan cumplir y realizar.
La deuda de la humanidad es muy grande y ustedes lo saben, y aún esa deuda espiritual sigue creciendo. ¿Quién Me ayudará internamente a disolver esa deuda?
¿Quién reconocerá, una vez más, el valor de la Sangre derramada por el Cordero de Dios para que todos los errores sean justificados una vez más, para que las almas no pierdan nuevamente la oportunidad, para que las consciencias puedan despertar?
Mi Corazón guarda muchos misterios, pero también guarda muchos sentimientos. ¿Han pensado alguna vez en conocerlos y penetrarlos? ¿Dónde está su atención por Mí?
El universo los coloca en donde necesitan aprender y crecer, compañeros.
Ya no son tiempos de hacer las cosas más difíciles de lo que ya están. Es tiempo de forjar el guerrero, es tiempo de hacer despertar al valiente apóstol para que puedan vivir lo que la Jerarquía está viviendo y sintiendo, para que puedan sostener con Nosotros esa llama espiritual de la Fe que no se puede apagar.
Deben aprender a sintonizarse con Mi Gobierno Espiritual. De allí parten todos los impulsos y la revelación de todos los misterios, principalmente de sus misterios internos, de lo que deben conocer de ustedes mismos, de lo que deben transformar de ustedes mismos, de todo lo que deben redimir.
El planeta se encuentra en el momento de su gran encrucijada, el destino aún no está claro.
La evolución avanza, pero los acontecimientos también. Se corre una carrera sin precedentes, es hora de tomar consciencia de esto y de no retroceder. Los soldados tienen que avanzar en este campo de batalla y tener fe en que Yo los sostendré.
Abran sus corazones para sentir todo lo que les digo. No rechacen ni una palabra, estamos en tiempos culminantes, en momentos definitivos; y lo debo repetir, una y otra vez, para que sus consciencias lo capten.
Todos estamos atentos a los próximos momentos. Lo que parece estar demasiado difícil se vuelve un gran sacrificio para todos. El esfuerzo, en este momento, es la justificación de tantos errores y faltas, de tantas contrariedades y causas.
Yo no necesito que lo entiendan todo, necesito que Me sigan, que Me sientan y que Me reconozcan.
Esta es la Cuaresma más importante después de Mi Ascensión a los Cielos, después de más de dos mil años.
Deben dejarse señalar por las cenizas de la Resurrección. Que la Señal de la Cruz sea el epicentro de todos sus movimientos y acciones, porque así los infiernos estarán atormentados y no prevalecerán.
Busquen dentro de ustedes el camino hacia lo verdadero, hacia lo que es transparente y fiel.
Yo estoy llamando al mundo a responder a las necesidades humanitarias, porque si esos desplazamientos siguen sucediendo, el Juicio será muy grande. Tienen las llaves y tienen los atributos para poder hacerlo, no renieguen y no retrocedan.
Este es el tiempo en el que cada uno tendrá la oportunidad de cumplir Mi Voluntad, de hacerla parte de sí y de vivirla.
Hoy no solo los invito a estar en Mi Corazón, sino que también los invito a tener consciencia y discernimiento. Que la llama de Mi Fe los impregne de sabiduría y amor, de ciencia e inteligencia, para que los talentos que tanto espero tener disponibles, estén disponibles, estén al servicio de Dios a través de cada uno de ustedes.
Compañeros y hermanos, están en tiempos semejantes a los de los primeros cristianos, que tuvieron que ser testigos de Mi Presencia y de Mi Palabra, y dieron la vida por Mí hasta el último instante, hasta el último momento.
Pero ahora ustedes no son perseguidos, solo son buscados por Mi enemigo que intenta dividirlos y hacerlos fracasar. ¿Se lo permitirán?
Durante tantos encuentros de Misericordia, Yo les entregué todas las instrucciones e indicaciones. ¿Cuándo las harán propias?
Yo los invito a ser valientes y perseverantes. Los invito a amar lo que no conocen ni saben. Los invito a penetrar el misterio del espíritu por medio de la fe y de la unión Conmigo en la Eucaristía.
Que para esta próxima Sagrada Semana sus virtudes puedan florecer y sus aspectos humanos puedan desaparecer, porque no tengo tiempo para esperar que se den cuenta de esto.
Tengo al mundo en Mis Espaldas, y al tener al mundo en Mis Espaldas los tengo a cada uno de ustedes y de sus hermanos del planeta. Tengo sobre Mí todos los tipos de caos y de sufrimientos, de injusticias y de indiferencias. ¿Quién los soportará Conmigo, como lo hizo Juan, el apóstol, hasta la Cruz?
Por eso, Yo les entregué Mi Faz de Misericordia y Mi Faz glorificada para que las veneren y las vivan dentro de ustedes, porque precisarán de Mi Misericordia y de Mi Gloria para poder atravesar estos tiempos, para que cada día más sean instrumentos vacíos y no llenos de sí mismos, humildes para poder reconocer la Palabra de Dios y el Llamado del Padre Eterno, así como lo hizo Mi Madre, la Virgen María. Imítenla y ámenla.
En Su maternidad está su consuelo, en Su Amor está su fortaleza, en Su convicción está la superación de todos los tiempos, y en Su pureza está su paz.
Que la Sagrada Semana que llegará no sea un momento pasajero, sino una nueva oportunidad para cada uno de ustedes, de recoger los códigos divinos de Mi Pasión; porque cuando lo hagan, Yo estaré ahí con ustedes hasta el fin de los tiempos.
“Adonai, escucha las plegarias de Tu Siervo y de Tu Hijo, hazte presente, Señor, en este momento y, sobre todo, en los corazones que dudan de este camino.
Enciende en cada corazón la llama de Tu Fe para que todo se renueve y así se sientan unidos a Ti, hasta que cuando Yo retorne todo se pueda renovar”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Si tú desatas los nudos que tienes en la Tierra, en el Cielo también los nudos serán desatados.
Así, se cumple una Ley, la Ley de la Impermanencia, de aquello que no es fijo ni tampoco estático.
Desatar los nudos de la consciencia significa una liberación en este tiempo, una oportunidad que le estás dando al universo para que se pueda regenerar y recrear.
Cuando tú desatas los nudos en la Tierra, el universo se encarga de desatar los nudos en el Cielo y todo alcanza una liberación que es desconocida, que no se puede medir con el pensamiento ni tampoco con el intelecto.
Es una liberación que surge del corazón que confía en el universo y en las posibilidades que le brindan las Leyes universales y los Rayos materiales.
Cuando se desatan los nudos en el Cielo se abren las puertas hacia otras perspectivas, se abren las puertas hacia otros aprendizajes y escuelas que antes nunca habías alcanzado a poder vivir por diferentes razones y motivos.
En este tiempo es muy necesario desatar los nudos de la consciencia, no solo los que están en la Tierra, sino también los que están en el Cielo, porque permitirás que la consciencia angélica pueda intervenir e interceder por ti. No existe una forma de generar ese movimiento, tampoco existe una actitud o un pensamiento.
Desatar los nudos en la Tierra y en el Cielo es una posibilidad que tú le brindas a tu alma y, en consecuencia, a tu espíritu y a lo que está más allá de él. Así, una historia interminable se comienza a cerrar.
Las puertas del pasado, de los errores, se cierran y la consciencia que desata los nudos aquí, en la Tierra, recibe una Gracia, recibe una oportunidad que no puede ser medida por el movimiento ni por el pensamiento, solo puede ser sentida con el corazón, con la oportunidad de amar y de reconocer a la Misericordia Divina.
Si cada ser humano de este planeta aprendiera a desatar los nudos que posee aquí, en la Tierra, imaginen por un momento cuántas cosas sucederían, cuántas oportunidades se brindarían, qué beneficio recibiría la consciencia del planeta que vive en un constante sufrimiento.
A medida que el fin de los tiempos se aproxima, mayores serán los acontecimientos en el ser humano. No solo podrá reconocer las moradas que Dios le ha dado, para que algún día las convierta en templos sagrados de elevación y de entrega, sino también ese mismo ser humano reconocerá y sabrá todo lo que ha hecho en otros tiempos.
¿Acaso no tiene sentido saber la Verdad?
Eso no significa retroceder ni tampoco quedarse en el pasado. Significa enmendar conscientemente lo que nunca fue enmendado, lo que nunca fue perdonado ni reconciliado en el interior, ni con la existencia ni con el universo.
Hay muchas consciencias que necesitan desatar esos nudos en estos tiempos para poder dar sus pasos, los pasos seguros hacia Mi Corazón y hacia Mi Consciencia, los pasos que Yo espero que den día a día con determinación, libres de la mediocridad, de la negligencia, de lo que es poco, de lo que es pobre; porque Dios, desde sus orígenes, les ha dado todo y aún no lo saben.
Necesitan enmendar lo que ha sucedido para que alcancen la realidad y aprendan, al igual que sus hermanos, a salir de la ilusión del mundo, aprendan a sumergirse en Nuestra Vida Superior.
Si no estuvieran aquí, al lado Mío, no podrían vivir lo que hoy viven o lo que hoy aprenden. Las escuelas que Yo ofrezco son únicas, son irrepetibles, son intransferibles, porque sé lo que cada alma y cada espíritu necesitan para poder evolucionar.
Todo lo que Yo les doy y todo lo que les ha dado Mi Padre, a través de los tiempos y sobre todo desde sus orígenes, desde la Fuente, no puede ser ofrecido con poco. Su donación debe ser amplia, infinita e inconmensurable, así como Yo lo hice por ustedes hasta el último minuto, en el último segundo de Mi expiración.
Y aun en ese momento no me detuve, les demostré por medio de la Resurrección cómo alcanzar el resurgimiento del espíritu, desde las cenizas del pasado, para ser impulsado por el fuego de la Fuente Divina y así poder curar todo, así poder redimir todo, así poder ingresar al Reino de Mi Paz.
Sus estructuras deben ser removidas de lugar. Mis tesoros no pueden ser depositados en universos internos que son vacíos y pobres.
La verdadera pobreza de espíritu se alcanza con la donación del corazón, la donación de la vida, la abnegación. Eso es lo que Yo necesito de ustedes, es lo que necesito de cada corazón humano.
Cada uno sabe lo que debe darme, lo que debe presentarme, lo que debe ofrendarme. No son tiempos de medir lo que uno debe dar o hasta dónde uno puede llegar. Si ustedes dicen vivir en Mi Corazón, ¿acaso no podrían hacer todo?
La alianza Conmigo no debe ser construida bajo principios tibios. La alianza Conmigo debe estar fortalecida en la cristificación y en agradecer permanentemente la oportunidad que se presenta en sus vidas, día a día, la oportunidad que les entrega el universo en cada nuevo paso.
Porque cada uno debe ser una pieza importante de este gran puzle del Plan, las piezas pueden ser sustituidas, las piezas pueden cambiar de lugar según la necesidad y la Voluntad de Mi Padre; pero Mis piezas preciosas no se pueden perder como si nada hubiera pasado.
Tienen ejemplos muy cercanos de piezas que he perdido, porque están en las manos de Mi enemigo. ¿Acaso alguna vez sintieron lo que eso significa para Mí?, y ¿con qué Ojos debo mirar al Padre para que interceda por ellos?
Nadie tiene la capacidad de comprender lo que significa su estadía en este planeta, en esta escuela que Yo he instituido por medio de la Cruz para que vivan la redención.
El propio Dios encarnó entre ustedes y les entregó Su Palabra, les dio Su Testimonio y Su Buena Nueva, les ofreció los milagros, las conversiones y las liberaciones de las almas. Se hizo Cuerpo a través del pan y dio Su Sangre a través del vino.
Él se renueva de forma constante en el oficio sacerdotal, en la oportunidad que tienen Mis apóstoles de revivir Mi Pasión y de amarla, de cada día amarla más, con profundidad y sin superficialidad.
Deben sentir la Pasión de su Maestro y Señor, ofrecida en cada nueva Eucaristía, en cada nueva Comunión, porque si el mundo no se aferra a esto ¿cómo sobrevivirá?, ¿cómo permanecerá en la Paz del Señor ante tantos conflictos y enfermedades?
Ahora, ustedes no solo deben servirse de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, ustedes deben ser parte de Mi Cuerpo Místico. ¿Qué esperan?
Así, entre pocos compañeros en el mundo, Yo fortaleceré Mi Cuerpo Místico que será alimentado por Mi Cuerpo Eucarístico, por Mi Cuerpo de Luz, para que el mundo entero no deje de ver la Luz, a pesar de las tinieblas.
En los mundos internos es en donde se realiza el Plan, es en donde se llevan adelante las grandes operaciones de Su Maestro y Señor con cada una de las almas de la superficie de la Tierra.
Al sacerdocio siempre se lo quiere atacar y destruir, porque el poder del sacerdocio que Yo les ofrezco es inquebrantable y las puertas del infierno le temen a eso.
Por eso, hasta la última gota de Mi Ser fue derramada en la Cruz y más aún, el Agua y la Sangre de Mi Costado dieron vida, cura y renovación a todos.
Aunque Mis Llagas hayan cicatrizado en la Resurrección, Yo necesito que los signos de Mi Pasión estén vivos en los sacerdotes y en los creyentes, en los que profesan la fe, a pesar de los tiempos difíciles.
En los signos de Mis Llagas se encuentra su liberación, en el poder de Mi Sangre se encuentra su redención y la justificación ante el Padre de todos sus errores y pecados cometidos desde Adán y Eva.
Ahora, ustedes deben ser este misterio que se revela, se transforma y se redime, deben ser la expresión de ese amor, deben querer alcanzar las esferas superiores que Yo les ofrezco en este momento planetario, porque aún hay mucho por hacer.
Su descanso estará en el servicio sacerdotal, en la vida que cada uno le pueda dar a Mis Sacramentos. Porque ahora que las almas no pueden recibirlos presencialmente, Mis sacerdotes deben ser ese signo sacramental que sea grabado en los mundos internos, para que las almas que sufren y padecen se fortalezcan.
Aspiren a alcanzar la perfección en el servicio sacerdotal, porque el mundo lo necesita, la humanidad lo necesita y así se preparará Mi Retorno.
Que las almas descubran sus verdaderas virtudes, que vean con ojos de amor lo que Dios les ha entregado y que no se sumerjan solamente en sus impurezas e imperfecciones, porque es allí en donde los quiere Mi enemigo. Si dicen ser inteligentes, ¿por qué están allí?
Que la fuerza de su amor no esté en la mente, sino en el corazón, en el sentimiento profundo de amar como Yo los amo, de servir como Yo los sirvo, de unir como Yo los uno con la Fuente de Mi Padre Eterno.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dios decidió un propósito inexplicable para la humanidad. En Su Corazón, ese propósito está escrito y se deberá cumplir, aunque sea con pocos.
No hablo de algo material ni tampoco de algo mental, hablo de algo que viene del Espíritu de Dios, de la emanación de Su Fuente.
Por eso, he venido a la Tierra, encarné y estuve entre ustedes, les enseñé a buscar el Reino de Dios y, sobre todo, a amarlo.
Pero antes de entregarme ya sabía, desde el Huerto de Getsemaní, que este momento podría llegar, era una probabilidad.
Por eso, entregué Mi Ser por ustedes y por cada uno de sus hermanos, así como hoy entrego Mi Espíritu por cada uno de ustedes y por cada uno de sus hermanos.
Mi Corazón hace silencio ante ciertos acontecimientos, no solo aquellos que se refieren al planeta entero, sino también a todos los grupos de almas, especialmente a aquellos grupos de almas que tienen un compromiso irrefutable Conmigo.
Aún sigo contando el tiempo, aunque no lo parezca, para retornar al mundo.
Las llagas que se abren en la consciencia del planeta son cada vez más profundas y la humanidad no tiene consciencia de esto.
A medida que sucede la transición de la Tierra, las almas son llevadas a vivir su última definición, a vivir situaciones que no tenían previstas.
¿Y por qué Dios lo permitiría, si Él es perfecto y Él los ama desde que los creó, desde sus orígenes?
Dios extiende Su Mano a cada uno de Sus hijos, así como lo ha hecho a través de los tiempos y de las diferentes humanidades. Él extiende Su Mano piadosa para que la puedan tomar, para que sus consciencias se vuelvan instrumentos en Sus Manos, y así, Él pueda reescribir esta historia, la historia de la humanidad, del presente que lleva cada vez más al sufrimiento, a la desesperación, a la falta de credibilidad en Dios.
Pero si el mundo aprendiera a alabarlo y a reconocerlo, aun en los momentos difíciles e inexplicables, les llegaría una respuesta, la respuesta que tanto esperan.
Ahora vean a Dios, su Padre Eterno, aún extendiendo Sus Manos hacia ustedes, no solo con bondad, sino también con Misericordia, sosteniendo este momento para que la Ley de la Justicia no descienda sobre la humanidad, porque Él no quiere que sufran, no quiere que pierdan el camino que Él les prometió.
Por eso, Su aspiración es muy grande y no es comprendida. No es una aspiración dictada con palabras o con instrucciones, son las aspiraciones internas de Dios, a las que deben amar para poder conocer, para poder comprender algún día por qué están aquí.
Deberían preguntarse cuál es la razón de que estén en Mi Camino Crístico y no en otro camino; cuál fue el motivo que los trajo hacia Mí para vivir este momento, un momento que aún no conocen y que podría cambiar en cualquier instante.
¿Serían capaces de seguirme, a pesar de todo?
Muchas veces no se sentirán colmados por lo que están viviendo o padeciendo.
¿Acaso Yo retrocedí con lo que Dios Me había encomendado?
Los hijos del Padre nunca retroceden, avanzan, porque a pesar de cada momento, encuentran el camino de salida cuando están unidos de corazón y de espíritu a la Fuente.
Dios esperó, dentro de este siglo XXI, que todo fuera diferente, que las almas ya no aprendieran del sufrimiento, sino de la alegría de vivir y de servir, de amar la vida solo como ella es, aunque sea imperfecta.
¿Ahora comprenden cómo todo podría cambiar y ser diferente?
A veces lo que viven tal vez no lo merecerían, pero si Dios se los ofrece ¿lo rechazarían?
¿Quién sería capaz de amar más que lo que Yo amé, aun siendo imperfecto?, porque lo que tiene valor aquí es el espíritu, la morada interior de cada ser. Allí es donde se forja el guerrero, allí es donde nace el apóstol, allí está la fortaleza para siempre decir sí y no retroceder, cueste lo que cueste, signifique lo que signifique, porque al fin de todo el Corazón de Dios triunfará.
Sabemos que no son tiempos de alegrías, sino de sufrimientos. Pero, ¿qué haría cada uno de ustedes para poder cambiarlo?, sabiendo que tienen en sus manos la oportunidad de hacerlo y no reclamar.
No solo deben aprender a alabar todo lo que tienen, sino también a agradecerlo, agradecerlo día a día de corazón, con la profundidad que les pueden dar sus espíritus.
Hoy estoy aquí en Divinidad, pero también presente de Alma, para que Mi Divinidad y Mi Alma fortalezcan a los corazones, a los que se postularon para vivir el calvario de este mundo.
La cruz que pueden llevar, por ustedes mismos, no se compara con la cruz de otros hermanos del mundo entero, que llevan cruces más pesadas que las que ustedes tienen y que es una cruz sostenida en la fe y en la confianza en Dios.
Pero ustedes fueron agraciados por la Fuente. Mi propia Madre Santísima intercedió, hace muchos años, para que esto sucediera, para que no les faltara el gozo de vivir en el espíritu y la oportunidad de sacrificarse por Mí.
¿Qué precio tiene eso para sus vidas? ¿Alguna vez se lo preguntaron, compañeros?
No vengo a hacer comparaciones, sino a traerles consciencia de la situación que hoy vive la humanidad entera y el planeta. Ni siquiera los Reinos de la Naturaleza reciben lo que ustedes han recibido a través de Nuestras Palabras e impulsos espirituales, en estos últimos doce años.
¿Qué más esperan para poder ser Mis apóstoles, los que Yo necesito en el fin de los tiempos?
Miren hacia su situación interior y no solo reconozcan las imperfecciones o los errores. Tienen la capacidad de ver más allá de lo que ven, de lo que sienten o de lo que perciben. Por eso, siempre deben agradecer, porque siempre será la Gracia la que los colmará y los fortalecerá en este momento y en los tiempos que vendrán.
Yo no necesito sus vidas realizadas y perfectamente alineadas Conmigo. Necesito que Mis apóstoles perciban este momento planetario y que estén prontos para servirme en donde sea necesario y bajo cualquier situación, porque son muchas más las almas en la oscuridad que en la luz. Ustedes lo saben y ya lo pueden ver.
¿Qué puede sentir Mi Corazón después de la gran oferta que fue realizada desde el Huerto Getsemaní hasta la muerte en la Cruz?
Dios Me reveló que esta situación actual podría suceder. Y, aun así, no dudé porque sabía que sus hermanos y ustedes tenían que estar aquí en este tiempo, sobre los suelos sagrados en donde está la Jerarquía.
Pero esto no es solo por ustedes, sino por toda la humanidad. Por aquellos que no viven de la luz y solo viven de la oscuridad, que son atormentados, perseguidos y perturbados todo el tiempo.
La tarea de transmutación planetaria aumentó de una forma nunca antes vista.
Pocas son las columnas en la superficie de la Tierra que sostienen este movimiento. ¿Ustedes entrarán en este servicio sin emitir ni una palabra?
El silencio forja al guerrero de la luz, fortalece al guardián y expresa al curador. Atrae hacia sí la luz de los espejos y de esa forma está pronto para una nueva convocatoria, para un nuevo llamado.
Sus alianzas Conmigo ya fueron realizadas. Ahora es tiempo de vivir lo que vinieron a vivir, así como sus hermanos deberán vivir lo que está escrito.
Quisiera hablarles de las maravillas del Reino de Dios y de todas sus dimensiones y planos. Algunos de ustedes fueron agraciados de poder conocer algo de eso, para enriquecer sus espíritus en el conocimiento y en la gratitud. Pero la mayoría aún no lo sabe, porque está sometida por un sistema mundial del cual no consigue salir por sus propias fuerzas.
Pero el corazón que ora y el corazón que se abre encuentra la salida, no le teme a la derrota, promete con su esfuerzo el triunfo de Dios y el cumplimiento de Su Plan; no es mediocre, ni mezquino, su donación es la llave de la transformación y de la entrega, de la Comunión Conmigo.
Mis Palabras no pueden quedar solo en un papel. Hoy, más que nunca les pido, de corazón, que sus vidas se transformen en Mi Palabra, para que Yo pueda colocar sus testimonios en las Manos de Dios y Él le conceda al mundo, en este momento actual, una extraordinaria oportunidad de cura, desconocida por la ciencia y por el hombre.
El tabernáculo de Mi Corazón está abierto para que lo visiten y lo adoren, para que depositen sus esfuerzos y sus trabajos diarios, para que vivan la unidad entre ustedes, la que Yo tanto espero hace tanto tiempo; una unidad sin apariencias, sin condiciones, sin reglas, sin egoísmo, sin pesimismo.
Ustedes son la base de ese gran espejo de Mi Corazón que necesita reflejar en la Tierra los principios de la nueva vida, de la Nueva Humanidad.
Las señales del Apocalipsis se están presentando. Estén atentos y no se distraigan, porque allí hablará la Jerarquía y los acontecimientos del planeta mostrarán el momento en el cual se encuentra toda la consciencia humana.
No deberán temer a esas señales. Deberán penetrar su misterio para poder comprenderlas y aceptarlas.
Los libros de los Señores de la Ley están abiertos, preparados para comenzar a dictar el nuevo tiempo, el último destino.
Sé que ustedes ya son Mis ovejas y Yo Soy su Pastor.
Hoy los reúno aquí para hablarles de la Verdad que deben escuchar más allá de lo que saben y entienden.
Es hora del crecimiento interior, es hora de preparar el Retorno de su Maestro y Señor, en el momento más difícil y culminante de la humanidad, en el que las señales del sufrimiento y de la agonía en el mundo mostrarán que es la hora tan esperada, momento que dejará de ser una promesa para ser una realidad.
Yo Soy el Señor y ustedes son Mis discípulos que deben seguir un solo camino sin oscilaciones, el camino hacia Mi Espíritu.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En este tiempo de Armagedón, compañeros, Yo los llamo a cruzar con sus pies los océanos desconocidos para que los límites de la ignorancia sean superados, para que la voz de Mi Corazón resuene en cada uno de ustedes.
Al igual que el apóstol Pedro, pisen con sus pies los océanos desconocidos que hoy les presento, así descubrirán dentro de sí lo que verdaderamente son y lo que vinieron a cumplir en el nombre de Mi Padre.
Yo Soy el Pescador que llama a sus compañeros a altamar, a los profundos océanos del infinito, para que se sumerjan en la esencia de la vida, para que dentro de la Fuente de Luz encuentren la Verdad, aquella Verdad que le falta al mundo por su indiferencia e ignorancia, por la falta de búsqueda de la Verdad superior.
Yo Soy el Señor de los Océanos, los invito a caminar sobre las aguas y, en este tiempo de Armagedón, su fe será la que les permitirá cruzar los océanos tan extensos que hoy les presento.
Así ustedes también, con su oferta, elevarán la consciencia de la humanidad y ayudarán a retirarla de los grandes abismos de estos tiempos, en donde el sufrimiento y la desolación reinan en los corazones.
Yo los llamo a cruzar los océanos desconocidos del infinito, en confianza, encendiendo la llama de la fe en este momento planetario, porque la fe y la confianza les permitirá comprenderlo todo, aceptarlo todo y no sufrir más.
Yo los invito a cruzar los océanos desconocidos con coraje, con la valentía de un servidor de Cristo, con un alma en desapego y en abnegación al servicio de los demás, al encuentro de la gran necesidad planetaria.
Cuando pisen sobre los océanos con sus propios pies no duden, porque si dudan se hundirán. Y allí su fe estará debilitada, será una fe pobre por no creer.
Si Yo los llamo a cruzar los océanos es porque pueden creer en Mí. Yo sigo siendo el Camino, la Verdad y la Vida. Soy el Camino para llegar a Dios. Soy la Verdad para encontrarla dentro de cada uno de ustedes. Soy la Vida que nunca morirá porque es una Vida Eterna, la Vida del Espíritu.
Ahora crucen los océanos sobre las aguas, sintiendo la firmeza de lo que les digo. ¿Saben cómo podrán cruzar estos océanos desconocidos e infinitos? No mirando hacia sus pies, hacia su imperfección ni hacia sus dudas, sino mirando hacia el horizonte en donde Yo Me encuentro, esperándolos como el Sol Eucarístico de la Adoración. Hacia allí deben mirar.
Sus ojos deben penetrar el misterio para poder cruzar los grandes océanos de la consciencia y traspasar los umbrales de la ignorancia y de la indiferencia para encontrar, más allá de ustedes mismos, Mi Espíritu de la Verdad.
Hoy, estoy sobre los océanos del mundo e invito a cada uno de ustedes a estarlo también, porque es en los grandes océanos en donde encontrarán su vacío interior y estarán libres de las expectativas del fin de estos tiempos, de todo lo que podría suceder.
Aunque el panorama mundial sea algo más que una crisis grave y dolorosa, como Mis apóstoles del fin de los tiempos, los llamo para cruzar los océanos desconocidos del infinito con sus propios pies, pisando fuerte sobre las aguas, sintiendo la elevación de la consciencia, saliendo de lo material y de lo terrenal, de lo superfluo y de lo mezquino; caminando sobre la base de la fe y de la confianza, de la dignidad espiritual y de la oración hasta que encuentren en el horizonte de los océanos a Mi Consciencia solar y cósmica abriéndoles Sus brazos para recibirlos y acogerlos en el Corazón.
Si las almas se animaran a atravesar los océanos que Yo les ofrezco, esos océanos desconocidos e infinitos, el mundo entero no estaría en esta situación.
Los océanos, que deben pisar con sus propios pies, los invitan a superar sus propios miedos, sus inseguridades y sus dudas.
Sé que pasarán por esos sentimientos y pensamientos, porque caminar sobre los océanos no solo significa tener un espíritu de determinación y de confianza, sino ir más allá de la fe, de lo que está más allá de la fe y de lo que viene desde lo eterno, desde lo inmutable, desde lo incondicional.
Los océanos desconocidos de la Consciencia Crística se abren ante ustedes para que los puedan cruzar en este momento crítico de la humanidad, ya que será a través del camino de los océanos que podrán encontrar la paz y la serenidad emocional que necesitan en este momento, ante toda la situación planetaria.
Pero si en el transcurso de su caminata sobre los océanos llegaran a sentir dudas, incertidumbre o inseguridad, sepan que Yo estaré allí para ayudarlos. Yo los ayudaré a caminar sobre las aguas de la turbulencia propia de estos tiempos.
Confíen, más allá de lo que viven y de lo que saben. Confíen, porque Yo les extenderé Mi Mano, se tomarán fuerte y si llegaran a caer en los océanos que desconocen por ignorancia, Yo los elevaré y los llevaré Conmigo hasta el final del camino, en donde Mi Padre los necesita en este momento.
Si muchos más se dejaran conducir por Mí y guiar por Mí no vivirían este momento que hoy vive la humanidad.
Aunque estén en este planeta y dentro de esta escuela que el universo les ha dado para aprender a amar y a servir, Yo tengo tesoros preciosos para cada una de las almas, pero esos tesoros están atravesando los grandes océanos de la consciencia interior y espiritual.
Si su confianza estuviera fortalecida y no tibia, cruzarán con sus propios pies los océanos que Yo les ofrezco y no le temerán a lo que es desconocido, porque al final, en el horizonte, encontrarán el portal, un umbral que los llevará hacia algo más profundo que aún no conocen.
Es así que, cuando lleguen a ese momento, percibirán que estarán perdiendo el control y el poder que creen tener desde siempre. Por eso, les hablo de la confianza y de la fe en este momento planetario.
No teman cruzar los océanos que desconocen, porque ellos nunca les harán daño.
Hoy véanse ante los océanos que Yo les ofrezco, a la orilla del mar, sobre la arena, escuchando Mi Mensaje, oyendo Mis Palabras, viendo Mi Presencia en el horizonte sideral.
Yo los llamo a cruzar los océanos con sus propios pies, sin temer a poder fallar. Atrás quedará su historia y su pasado, el viento de los océanos de Mi Consciencia Crística los impulsará para llegar a la meta que hoy les propongo, que es una meta interna.
Si cruzan los océanos con sus propios pies podrán tomar consciencia de los talentos que les deposité en sus corazones, en sus almas y espíritus.
Este es el tiempo de lanzarse hacia lo desconocido, a lo que no pueden controlar ni dirigir con el poder, sino a lo que pueden vivir en el despojamiento y en vacío, en la humildad y en la entrega.
Aún muchos se encuentran en la orilla del mar, descalzos sobre la arena, pensando si cruzarán o no los océanos que Yo les ofrezco hacia lo desconocido e infinito; pero ellos Me ven, muchos Me ven en el horizonte de los océanos. Escuchan el ruido de las aguas, ven el movimiento de las olas, sienten la brisa del viento en sus rostros, pero aún no dieron el último paso. Porque no habrá una barca que los lleve, su propia barca será la confianza y la fe que los sostendrá en este momento y en este tiempo.
Y cuando crucen los océanos con sus propios pies y pisen sobre las aguas, si confían, sabrán quiénes son y de dónde han venido, qué fue lo que vivieron y hace cuánto tiempo que están aquí, esperando este gran momento del reencuentro con su Señor; el Señor de los Océanos, el Señor del Camino, de la Verdad y de la Vida.
Mientras tanto, Yo rezo por ustedes y por el mundo para que el océano de la ignorancia ya no los abarque ni los haga naufragar; para que el océano de la indiferencia no los arrastre hacia lugares desconocidos, sin un puerto seguro, sin una tierra firme.
Rezo por el mundo y por ustedes, para que los pueda inundar el Océano de Mi Amor y de Mi Misericordia; y para que algún día, libres de sus prisiones internas y externas, corporales y espirituales, pueda renacer el verdadero ser que una vez surgió de la Fuente, de los sagrados Lagos de Luz del universo, para cumplir con la Divina Voluntad.
Los océanos preparan el Retorno de Cristo.
Este es el tiempo de superar sus propios miedos. Es el tiempo de no temerle a lo desconocido.
Es el momento de perder el control y el poder, que creen tener, por medio del vacío y del despojamiento.
Yo los llamo a pisar con sus pies sobre las aguas, en donde la duda, la inseguridad o la falta de fe no pueden hacerlos fallar.
Yo estoy allí para ayudarlos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aún la humanidad debe aprender a buscar y a encontrar la Luz, la Luz verdadera que viene de la Fuente, y no de otros lugares.
En esa Luz encontrarán la síntesis de toda la Creación, la vida de todo el universo.
Mientras no aspiren a esa Luz, el mal seguirá actuando en la humanidad y en las naciones. No hay otra llave para este tiempo. Solo deben colocar su consciencia en la Divina Luz porque allí todo se resolverá.
Las almas de hoy se apartan de esa Luz, de la Luz de la Fuente y buscan otros caminos, buscan otras experiencias.
Yo necesito que tengan muy presente este momento, porque la Luz siempre triunfará.
La Luz de Dios los llevará a la paz, a la paz que necesitan, a la paz que muchos corazones hoy no tienen por diferentes circunstancias.
Es en esa Luz Divina en donde sus consciencias deben permanecer todo el tiempo posible, aunque vivan la vida material.
Aunque pasen por las experiencias de la vida, de las pruebas, de los desiertos, de la adversidad y del caos, su consciencia debe estar fundida en la Divina Luz para que su fe interior sea alimentada; y así puedan atravesar el fin de estos tiempos.
Así comprenderán por qué estos tiempos se desarrollan de esta forma. Así sabrán por qué la humanidad se alejó de la Ley.
Es tan simple y profundo estar dentro de esa Divina Luz, pero las almas no lo hacen frecuentemente, sino que buscan su propia realización o hasta su propia luz.
Sí, Dios dejó la Luz dentro de cada uno, pero es hacia Él a donde deben llegar y no hacia ustedes mismos.
Por eso, compañeros, no se confundan. No se dejen engañar en el fin de este año, en el que muchos acontecimientos espirituales se prometen a la humanidad y que son el reflejo de una fantasía, de una ilusión y de la adversidad.
Si ustedes están en la Luz, aprenderán a estar en la Ley de la Jerarquía y no abrirán las puertas de sus corazones para que sean invadidos por ideales o espiritualidades diferentes de las de Dios, porque el mundo está lleno de muchos dioses, de muchos ídolos.
Su referencia, compañeros, solo está en el Señor, porque Su Luz es eterna, es invencible, es inmutable y nunca perecerá. La vida del mundo sí podría perecer, pero las almas que están en el Señor y que buscan esa Luz nunca perecerán, porque sus internos estarán alimentados por la fe y la fe les dará la fortaleza y les proporcionará entendimiento y ciencia.
El mundo ofrece muchas opciones en este tiempo de desesperación en el que las almas buscan una solución y viven muchas experiencias para encontrar una salida, una solución.
Pero cada uno deberá vivir lo que le corresponde, lo que está escrito. Y eso que está escrito podrá cambiar si su adhesión a lo Alto siempre es verdadera y no muda por otros acontecimientos, por otras opciones.
En este momento de la humanidad, la situación es vertiginosa y es muy definitiva.
A cada uno le corresponderá y le llegará el momento de saber en dónde colocará su consciencia, en qué camino la depositará para que sea conducida y guiada verdaderamente.
Detrás de los estímulos que envía el mundo a la espiritualidad de este tiempo, existen muchas intenciones que ustedes desconocen profundamente.
En este momento, su refugio está en la oración y en la participación activa en la vida orante para estar en comunión Conmigo y con el universo, para que sus vidas algún día sean un sacramento, una representación del Amor vivo de Dios testimoniado a través de su redención y de su conversión.
Solo deben aspirar a permanecer en las esferas superiores de la Divina Luz y no en otras.
Sus mundos internos no desean ni esperan sus experiencias de vida, la diversidad de historias que pueden crear en el camino de la espiritualidad que ofrece el mundo.
Cuando Yo vine aquí, a la humanidad, fue para fundar un solo camino que es el Camino Crístico, un camino de servicio y de abnegación, de simplicidad y de amor.
Si ustedes salen de esos pilares y los abandonan por otras ofertas que ofrece el mundo, ¿qué será de Mi Proyecto en ustedes y en sus hermanos? ¿Cuántas puertas Me podrían cerrar, impidiendo que Yo siga obrando a través de sus corazones y esencias?
A cada paso que la humanidad da, ella se precipita hacia los abismos de su propia consciencia, y allí es cuando los ángeles de Dios más trabajan para poder rescatar a las almas del infierno.
Hoy les hablo especialmente a todos los que siguen Mi Camino, a todos los que participan de esta Obra que Yo he fundado hace muchos años y que esperé muchos años para poder llegar aquí, a tocar sus consciencias para que vivan este momento Conmigo, este acontecimiento preparatorio del Retorno de Cristo.
Yo los necesito solo en el vacío constante, porque si no están en el vacío, compañeros, en el vacío de experiencias, no podré entregarles Mis tesoros, porque Mis tesoros son incalculables, pero no son materiales. Mis tesoros son espirituales y esperan ser entregados para que las almas se realicen en el Espíritu de Mi Amor y de Mi Verdad.
No pueden dejarse engañar por todo lo que les ofrece el mundo en este tiempo.
No pueden confundir su espiritualidad ni tampoco el camino que intentan construir con esfuerzo para poder llegar hacia Mi Corazón.
No podrían imaginar qué es lo que siento cuando las almas se alejan de Mí.
En este tiempo estoy intentando traerles el conocimiento del universo, la verdadera vida cósmica, para que sus dones y virtudes, llamados linajes, puedan despertar y estar al servicio preparatorio del Retorno de su Maestro y Señor; porque, compañeros, el caos sigue avanzando en el mundo, en las naciones, en los pueblos, en los que más sufren y no tienen nada.
Si colocan sus consciencias en ese nivel, comprenderán que lo que eligen lastima Mi Corazón, porque cierran una puerta a una oportunidad de Misericordia, que es necesaria del otro lado del mundo.
El apostolado que yo les ofrezco es de fidelidad, pero es también de exigencia, de lealtad, de soberanía y de transparencia.
No espero que sean perfectos en tres días; porque su imperfección se transformará cuando amen más que lo que Yo amé al mundo, cuando sirvan más que lo que Yo serví al mundo.
Su superación y trascendencia diaria serán la muestra y la justificación ante Mi Padre Celestial para que Yo retorne pronto al mundo y no siga aún esperando.
Quiero que tomen este Mensaje como una reflexión, como una oportunidad de crecer interiormente y no exteriormente, de no dejarse arrastrar por aquellas fuerzas espirituales que están en contra de Mi Proyecto y que hacen del mundo un escenario de horrores y de sufrimiento.
Yo vengo a decirles esto, dejando de decir lo que debo decir para el mundo, porque es la última vez que lo puedo hacer, compañeros.
Necesito que entiendan que Mi Llamado no es pasajero ni transitorio, que Mi convocatoria no es un momento de emoción ni de fanatismo; porque lo que Yo traigo para el mundo es una verdad, pero también es una necesidad imperiosa de que despierten los Nuevos Cristos.
Mis Palabras llegan para poder purificarlos y para que en la purificación encuentren la Luz Divina que hoy traigo de la Fuente, una Luz que siempre los consagrará, una Luz que siempre los elevará y les permitirá retirarlos de esta coordenada de caos y de adversidad que se vive en la superficie de la Tierra, por tan solo salir de la Ley.
Dios prometió a la raza, desde el principio, la felicidad eterna y ella escogió vivir el libre albedrío.
¿Ahora comprenden, compañeros, que viven desde tiempos remotos en un mundo paralelo, que viven en un tiempo alternativo que no es real, sino creado por ustedes mismos?
Pero la Jerarquía traerá ese Real Tiempo, para que vean con sus propios ojos, más allá de lo material, lo que existe en el universo y la vida activa que se vive en las estrellas.
Cuando ese día llegue, comprenderán la Creación y el sentido de este Proyecto Humano en la superficie de la Tierra y se darán cuenta de cuánto tiempo perdió la humanidad por negligencia e indiferencia.
Solo permitan que despierte, dentro de ustedes, la verdadera Luz Divina y no la supuesta luz que les ofrece el mundo en sus invenciones espirituales o en sus ideales.
Dios no se mezcla con esas cosas, la Ley tampoco, mucho menos la Jerarquía.
El impulso de la Jerarquía es constante y eterno, es rítmico, es dinámico, es real, y siempre los colocará para que den un nuevo paso y no se detengan, para que no se acomoden, para que no sean indiferentes.
¿Ahora perciben lo que es real y lo que es irreal?
Sus almas no pueden perder esta oportunidad. ¿Cuánto tiempo más esperarán?
El paso depende de ustedes y no del universo. El universo siempre los podrá ayudar, impulsar y auxiliar, pero la puerta hacia la cristificación está abierta para los valientes, para los que dicen sí.
Sean consecuentes con lo que les hemos entregado y la Luz Divina no les faltará en su camino evolutivo, porque cuando lleguen los estímulos del mundo y los ofrecimientos que hace la propia humanidad se darán cuenta de que no son reales.
Nadie comprende, en este mundo, lo que significa el alineamiento del universo o de los planetas, o aun la actividad de las propias estrellas.
La ciencia de esta Tierra no llega a comprender ese significado, y mucho menos los que no saben de ciencia.
¿Cómo es posible que crean en algo que les prometen y que no saben?
Abran sus ojos internos, abran sus oídos internos, abran sus corazones y vivan Mi Palabra, para que Yo sea en ustedes y ustedes, algún día, sean en el Padre, como el Hijo es en el Padre y el Espíritu Santo es en el Hijo.
Les dejo Mi Palabra como un bálsamo de consciencia y de luz para el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, con el viento y las olas del océano, llego hasta aquí, cruzando los portales del universo para que pueda penetrar en la consciencia humana su aspecto espiritual.
Hoy traigo, para todos, el dolor profundo de Mi Corazón ante la situación del planeta y de la humanidad.
Aunque Me encuentre en el universo y la Jerarquía trabaje para aliviar la situación del mundo, Mis Ojos no dejan de mirar lo que sucede, lo que aún nadie puede ver en profundidad para comprender el sentido de por qué sucede.
En este día, vengo del Cielo para volverles a pedir que oren por los refugiados, especialmente por aquellos que intentan sobrevivir y encontrar un destino, una tierra prometida, cruzando los océanos. Muchos de ellos no llegan al fin de la meta, no llegan a destino, al cual buscan con esperanza, aunque sus rostros reflejen el sufrimiento del abandono y de la no aceptación.
Más allá de todo lo que sucede en la humanidad y por medio de esta Maratón de la Divina Misericordia, en la que sus oraciones se elevan hacia Dios, en sintonía y amor, les comparto este dolor de Su Maestro y Señor; porque todo podría ser diferente, pero no lo es. Y al no ser diferente, al no encontrar una respuesta o un alivio a la situación de hermanos como ustedes, el destino modifica los acontecimientos.
Piensen por un instante qué sería escuchar, en el medio del océano, una barca a la deriva, niños, mujeres, ancianos, hombres, buscando un puerto seguro en medio de una tempestad espiritual y material reflejada en sus naciones de origen.
El espíritu de acogimiento es algo que la humanidad le debe al universo, el espíritu de receptividad y de solidaridad con el sufrimiento del semejante.
Sé que esto no solo depende de la humanidad, sino de los que crean y generan estas situaciones de inestabilidad en todos los sentidos, en las naciones más pobres entre las más pobres como es en África.
Por eso, aún sigo esperando el momento más propicio para poder llegar a tierras africanas, en donde Mi tarea y la tarea de la Madre del Mundo no solo se centrará en las naciones a las que llegaremos, sino también en todo el continente africano.
Si la respuesta humanitaria no fuera eficiente en las naciones del mundo, ante estos acontecimientos, mayores serán las consecuencias que seguirán viviendo las diferentes poblaciones humanas en sus naciones de origen; porque hoy no solo hablamos de hambre, de guerra o de indiferencia social o política, hablamos de algo que va más allá de lo que es aparente y superficial.
Vean en sus hermanos refugiados al mismo Dios sufriendo Su naufragio, el naufragio que le generan Sus hijos por no cumplir con Su Plan. Coloquen su mirada y su corazón ante este significado que hoy les traigo.
Intenten ir más allá de las apariencias, de lo superficial, de todo lo que es conocido o material.
Penetren en el universo del misterio y comprenderán el sentido espiritual de todo lo que les digo.
Solo espero que más sean conscientes de lo que sucede, porque lo que les sucede a algunos seres humanos, como los refugiados, le sucede al mundo entero.
En esta situación no existen fronteras materiales ni tampoco mentales. No puede existir la indiferencia ni tampoco la omisión ante la gran necesidad del fin de estos tiempos. Si hoy se presenta esta situación en el mundo es porque es un espejo de cómo está la humanidad.
No pueden aspirar a las esferas mayores o a los niveles de contacto si esta situación no es colocada en sus corazones, la realidad de los refugiados, de sus hermanos.
Todos son hermanos más allá de su raza, de su lengua o de su condición. En esencia todos son iguales ante el Padre Celestial y eso no cambiará.
Lo material es pasajero, lo espiritual es eterno. El servicio es la gran llave de este tiempo para poder aliviar a la humanidad de las propias condiciones de caos y de sufrimiento que se genera a sí misma, de tiempo en tiempo.
Pero la Fuente Primordial está allí, al servicio de los Hijos de Dios. Deben llamarla correctamente, deben invocarla correctamente, deben unirse a Ella correctamente, para que la Fuente Primordial los pueda auxiliar.
Y así, sus talentos despertarán, sus virtudes se mostrarán y serán guiados y conducidos a través del camino del servicio y de la oración por las causas urgentes del planeta.
Hoy vengo, con el viento y las olas del océano, para que puedan escuchar dentro de sí y sentir el Sentimiento de Dios, Su silencioso Sentimiento que le habla sobre esta realidad a los mundos internos.
Ya están en el momento de comprender muchas cosas que no son materiales, sino inmateriales.
Si su interior y su mirada están ante el conocimiento con reverencia y humildad, serán conducidos por la Ley, y la Ley actuará a través de ustedes para corregir esta situación planetaria, cada vez más caótica y difícil.
Desde el Huerto Getsemaní sabía que esto llegaría. Esa es la razón del precio de Mi Sangre, de cada gota de Mi Sangre derramada sobre el suelo de este mundo por la humanidad.
Mi Corazón misericordioso necesita llegar a través de ustedes a los que sufren, a los refugiados.
En estos días de oración misericordiosa, oren con fervor y el fervor los renovará, siempre los colocará en la vibración correcta en la emergencia planetaria.
El mundo verá situaciones más indescriptibles que las que nunca vio hasta ahora. Yo los invito a tomar consciencia de esto y a volcar sus vidas a la solidaridad y el bien.
Construyan Conmigo, en los planos internos, la renovación de las formas, para que aquellas fuerzas retrógradas que oprimen a la consciencia del planeta y someten a la humanidad sean expulsadas y liberadas de la faz de la Tierra, y todo se pueda renovar.
Mientras el interés de la humanidad por la vida espiritual y la oración sea opaco o indiferente, las puertas de Mi Misericordia no se abrirán; la respuesta de esta gran ayuda será proporcional a sus oraciones Conmigo.
La humanidad no está preparada para enfrentar el fin de los tiempos y ver cosas inimaginables no solo de este planeta, sino también del universo. Sería como despertar en la mañana y encontrar al mundo totalmente cambiado, bajo una realidad que nunca conocieron ni vieron.
¿Qué harían? ¿Cuál sería su primer pensamiento y su primera acción?
La humanidad se ha aliado a las fuerzas retrógradas y eso la lleva a un constante sufrimiento.
La oración de los consecuentes sostiene en equilibrio lo que es impensable para ustedes. Eso significa, compañeros, que la oración, en este momento, mantiene en armonía lo que está a punto de romperse.
Sé que muchos no quieren aceptar el fin de los tiempos porque los llevaría a cambiar definitivamente. Pero como Señor y Rey del Universo les digo: "No hay otra salida".
Si están encarnados, en este momento y en este tiempo, es por una razón mayor, es por un deber mayor, es por un compromiso irrefutable.
Mientras las almas y las consciencias fuercen a hacer lo diferente de lo que vinieron a hacer, sufrirán. La resistencia ya no puede estar en su camino espiritual y, sobre todo, en su contacto interno con lo Alto.
No pueden desafiar sus destinos, porque no los conocen.
Sean merecedores, en este tiempo, de la Gracia suprema que desciende en una humanidad transgresora e indiferente, en una humanidad enferma y caótica.
Debajo de sus pies, tienen los lugares más sagrados e irreconocibles por el mundo, los llamados Recintos Sagrados. Ellos están allí para su auxilio y su veneración.
Sírvanse de lo que es real y divino. Dejen lo que es aparente e ilusorio.
El mundo quiere permanecer en la ilusión y la alimenta día a día. Si eso sigue así, ¿cómo encontrará el portal hacia el Real Tiempo?
Todo comienza en su mundo interior, en la práctica viva de su fe, en acciones misericordiosas.
En esa actitud, las naciones comprenderán que los refugiados no son deshechos humanos ni tampoco son una plaga internacional.
Apiádense de los que sufren y verán más allá de lo que está sucediendo.
Alivien el dolor de los que andan por los mares y los océanos del mundo, buscando una tierra segura para poder vivir en familia y en unidad.
Si el mundo y las naciones no hacen algo, vendrá una prueba más dura que la que están viviendo. Dios no castiga a la humanidad, es la humanidad la que se castiga a sí misma a través de sus acciones e ideales.
Los océanos hoy hablan del dolor de los refugiados en los mares y, especialmente, de los que nunca salieron del mar con vida. Por eso, hoy convierto esos océanos en el océano de Mi Misericordia para que todos puedan ser salvados y rescatados.
Apelen a la Misericordia Divina y no permitan que la Justicia actúe en este tiempo, porque el mundo viviría una gran corrección que nunca ha vivido hasta ahora.
Sean consecuentes con Nuestras Palabras. Vivan Mi Mensaje y no solo lo escuchen. Es tiempo del despertar de los Nuevos Cristos.
“Padre Celestial,
que has dado todo de Ti, incansablemente,
para la creación del universo y de la vida,
sostén a Tus servidores decididos a seguir
el Camino de Cristo.
Haz descender Tu Luz y Tu Misericordia
en los espacios oscuros de este mundo.
Acoge en Tus Brazos, Adonai,
a los que no tienen nación ni tierra.
Que el grito de dolor en los océanos sea aplacado
por el descenso de la poderosa Sangre de Jesús,
y que todo sea convertido
según Tu Voluntad, Adonai,
para que la humanidad sea responsable
y consciente de todo lo que hace.
Envía Tu Luz, Señor, a los mundos internos.
Nutre a las capas más profundas de la ignorancia humana
para que se pueda disipar.
Cura con Tu Amor a todas Tus criaturas,
a fin de que todos tengan la dicha de participar
de Tu Reino Celestial.
Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Unidos, en este momento, al Señor de los Océanos, ante Su Presencia misericordiosa y espiritual, nos colocamos ante Él en oración y súplica, ofreciendo la oración del Ángel de la Paz, para que Cristo emerja como un Sagrario Divino en cada corazón humano y todos puedan despertar al llamado de Su Voz y de Su Presencia.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios
e indiferencias con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
(se repite tres veces)
Agradecemos a Dios por Su inmensa Misericordia y Piedad, y renovamos nuestros votos en Cristo y por Cristo como soldados de Luz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mírate por un momento, ante tu existencia, y recuerda lo que originariamente eras, desde dónde surgiste y para qué fuiste creado.
Mírate, por un momento, ante tu existencia, y deja que despierte, dentro de ti, el recuerdo del Propósito de Dios, aquel que fue destinado para tu consciencia, para tu evolución.
Ahora, contempla esa existencia en el gran centro de Andrómeda, en donde la primera vida evolutiva fue manifestada, antes del origen de la Tierra, antes del surgimiento del Sistema Solar.
Así comprenderás que la vida en el universo existe desde los primordios de los tiempos, en los que la Jerarquía Angélica y Arcangélica impulsaba la manifestación de la Creación.
Con esto, quiero que sepas que debes mirar lo que verdaderamente eres y no lo que aparentas. Debes encontrar tu vida inmaterial, la que vibra en los espacios del universo, la que es parte de una sinfonía cósmica, la que complementa una parte de la gran e infinita Hermandad.
Hoy tu existencia y tu origen están a los pies de Andrómeda, ante el Gobierno del Universo que conduce y que guía a todas las consciencias, así como también impulsa la expresión de todas las virtudes y de todos los dones, lo que la Jerarquía Espiritual llama linajes.
La humanidad vino a encarnar en este planeta para cumplir esa tarea y esa misión de expresar los linajes a través de las virtudes y de los dones, porque de esa forma se completaría la evolución.
Andrómeda es esa gran usina del universo que impulsa la vida y el despertar de la consciencia. Por eso, hoy tu existencia se encuentra allí para que, al igual que la Jerarquía, encuentres dentro de ti la escuela que debes cursar y atravesar en estos tiempos, que es la escuela del despertar.
Viviendo esa escuela superarás la ilusión y sabrás purificar tu indiferencia. Ya no formarás parte de la ignorancia mundial, de lo que ciega a la humanidad y de lo que obstruye a la mente, sino que a través del reconocimiento de tu vida inmaterial serás como un espejo, serás como un guardián, serás como un gobernante, serás como un contemplativo, serás como un curador y así encontrarás el camino que el universo destinó para tu ser.
¿Por qué Dios necesita, en esta Creación, que vivas Sus dones o Sus virtudes a través de los linajes?
Porque es el camino que te ayudará en tu redención, en tu purificación y trascendencia.
Porque es el sendero para reencontrar tu origen, para recordar tu existencia; para saber que vienes del Divino Espíritu y que al Divino Espíritu deberás retornar, completando esta experiencia de la Creación que tiene que ser recreada, que tiene que encontrar su definitivo camino para la realización del Plan.
Sé que gran parte de la humanidad está dormida, es ignorante y también indiferente.
Pero al igual que ustedes llegué a la Tierra con un Propósito Mayor y una Voluntad inextinguible, divina y cósmica; y solo con doce consciencias llevé adelante la tarea de la redención, trayendo la oportunidad de unir los tiempos, de unir las consciencias, de despertar los talentos y de expresar la vida interior en una humanidad que estaba perdida, ciega y sorda.
Ahora, tú debes ser ese puente en este tiempo. Aprende a reconocer tus errores, pero no a sumergirte en ellos. Aprende a corregir tu vida, pero no a confundirte. Aprende a discernir, para no enloquecerte.
La purificación es parte del proceso de evolución, escalones de la infinita escalera del universo que te impulsará a reencontrar tu origen y tu existencia.
Días pasados, Sirius les enviaba un mensaje y traía para el mundo el despertar de la consciencia.
Hoy Andrómeda impulsa una gran transformación, una aspiración constante de encontrar la verdad y de participar de ella para abandonar la ilusión de la superficie de la Tierra, para que cada sol pueda brillar por sí mismo, sabiendo unirse a las corrientes del universo a través de los linajes; sabiendo que el poder humano y la autoridad no les pertenece; sabiendo que es tiempo de servir ampliando la consciencia para encontrar un camino seguro, aquel camino que les indica el centro del universo, la gran estrella de Andrómeda que impulsa el despertar.
No deben temer encontrar sus obstáculos, sus limitaciones, sus errores en este mundo y en otras partes del universo.
A través de la purificación deben trascender la dualidad y el estado corrupto de la mente y de la consciencia para volverse hacia lo inmaterial, a lo que es real y sublime. Ninguna ayuda les falta en este momento.
Sería de gran alivio para la Jerarquía que toda la humanidad tuviera consciencia de esto para que, de una vez y para siempre, aprenda a salir del propio caos que genera, de la propia dualidad de la que participa, de la indiferencia que promueve.
Este es el tiempo de encontrar su verdadero ser para aprender a vivir la verdadera vida.
A medida que la situación de la humanidad se precipita, mayores serán los esfuerzos para vivir los linajes en el impulso de las virtudes y de los dones, mayor será la determinación de alcanzar esas esferas y de atraer hacia la Tierra la Vida Crística.
Cuantos más vivan su despertar, mayores serán las posibilidades. Pero sépanlo bien, así como ustedes, muchos de sus hermanos enfrentarán la realidad que los llevará, sí o sí, a vivir el cambio y a desprenderse de lo que es material y superfluo, de todo lo que no hace a la vida del espíritu y a la experiencia de lo inmaterial. Pero solo con colocarse en la aspiración de encontrarlo, la ayuda llegará y, poco a poco, todo será convertido.
Deben aprender, cada día más, a solidarizarse con sus semejantes, porque si la fraternidad no existe ni se vive conscientemente, los linajes no despertarán.
No se puede ostentar la vida cósmica sin antes vivir la vida de solidaridad, de cooperación, de hermandad.
Esta humanidad ya recibió muchos tesoros a través de los tiempos y de las generaciones.
Ahora es tiempo de hacer valer la Palabra de la Jerarquía, para que ella no solo pase por sus oídos, sino que entre en la consciencia para que sea parte de su ser.
A través de ese despertar, la humanidad será sostenida. Gran parte de la humanidad ignorante también será sostenida y ese sostén, ese apoyo interno y espiritual será el que permitirá que las consciencias participen de Mi Retorno. De la noche a la mañana verán la Verdad que el universo mostrará. Verdad que nadie podrá interferir ni impedir.
Mi sacerdocio cela por cada uno de sus dones y virtudes, para que la vida interna tenga más fuerza que la vida externa, que lo concreto y material. Porque es en lo interno en donde está la fuerza de la superación y de la trascendencia. Allí está la construcción de una Nueva Humanidad.
Hoy, ante su existencia, interioricen estas palabras para que Andrómeda siempre les envíe el impulso del gran despertar.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuelvo a un mundo en donde aún se vive la violencia, la esclavitud y la aniquilación.
Hoy transmito este mensaje desde un lugar en donde el pensamiento puede ser elevado a través de la devoción, de la más profunda y verdadera oración.
Hoy transmito este Mensaje desde los Pirineos franceses, en donde su Señor ahora se encuentra intentando ayudar a Francia en su proceso de purificación y de caos.
Así también, internamente, ayudo a las demás naciones europeas que, recién en estos tiempos, están viviendo y padeciendo lo que una vez hicieron en otros tiempos. Esto no es un castigo. La violencia, la esclavitud y la aniquilación es un acto del propio ser humano.
Dios pensó para el hombre de la superficie de la Tierra muy buenas obras, solo que pocos consiguieron seguirlas y cumplirlas.
La aspiración de los Cielos es que vivan en paz, es que practiquen el bien, es que difundan la Misericordia y la fraternidad.
Estamos en un tiempo en donde cosas inimaginables están sucediendo en el mundo y, a medida que la pandemia avanza, la humanidad es colocada, día a día, ante el portal de la definición, no solo de una definición interior, sino también de una definición externa, de estar o no adherida al Plan de Dios y, sobre todo, al momento del Retorno de su Maestro y Señor, porque ese momento se está aproximando.
A medida que el fin de los tiempos se desencadena, también se aproxima la Consciencia de Su Maestro y Señor, Su Consciencia Solar.
Muchos abrirán los ojos cuando todo ya esté concluido. Muchos se darán cuenta de la esencia de este Mensaje y de los demás Mensajes cuando todo ya esté concluido. Y de la noche a la mañana verán venir al Hijo de Dios con Su verdadera Faz, con Su Faz Glorificada, Divina y Cósmica.
Por eso, todo lo que viven en estos tiempos no es solo una definición, sino también un fortalecimiento de su fe y de su confianza en el Padre Eterno.
Porque ahora les puedo decir, compañeros, que no existe otro lugar hacia donde puedan mirar. Solo pueden mirar hacia Dios y suplicarle. Suplicarle por esta humanidad, suplicarle por este planeta, suplicarle por los que se están perdiendo, por los que no creen, por los que sufren, por los que viven la violencia, la esclavitud y la aniquilación en el mundo entero.
El mes pasado Yo les hablé sobre los refugiados, es algo que no pueden olvidar.
La humanidad debe ser consciente de que tiene que ayudarse mutuamente, porque mientras eso no suceda, no exista movimiento interior de parte de cada uno de ustedes por servir al otro, al semejante, muchas situaciones no podrán ser evitadas, porque la balanza de la humanidad está muy descompensada. Su desequilibrio cada vez es mayor, porque mayores son los errores, las faltas y las omisiones, y menores son las Gracias y las Misericordias que pueden recibir en este momento.
Mi Corazón es el Portal para que ustedes puedan llegar a la Fuente de Dios.
Francia debe resignarse y pedir perdón por todo lo que hizo en otros tiempos, así como las demás naciones europeas. Porque aún, después de 500 años, se siguen viviendo las mismas consecuencias, pero con otros rostros, con otros movimientos que no son justos ni evolutivos.
Para que la sangre ya no corra por las ciudades del mundo deben redimirse, deben buscar el arrepentimiento verdadero para poder encontrar la paz y el restablecimiento del equilibrio de la humanidad.
Cada nación del mundo sabe lo que debe mejorar y, nuevamente, son los pueblos los que pagan las consecuencias de los que deciden su futuro. Eso no es gobierno espiritual ni tampoco gobierno material. No hablamos de Justicia ni tampoco de Misericordia.
Pero ustedes, compañeros, no pueden entrar en esa dimensión de conflicto, de ira ni tampoco de insatisfacción. Porque el destino de la humanidad está marcando muchos más acontecimientos. La humanidad quiere forzar el ser normal, vivir una vida común sin responsabilidades ni compromisos.
La espiritualidad nunca estará lejos de la verdad, porque la verdad es espiritualidad. Y cuando los seres humanos comprendan que deben volverse hacia la vida del espíritu, ayudarán a su vida superior y entrarán en el gran circuito de la vida cósmica, en donde las Leyes, los Atributos y las corrientes del universo esperan para poder auxiliarlos.
Pero, si esa resignación de corazón y de alma no existe, ¿cómo llegará la ayuda?, ¿cómo se dejará de derramar sangre, de esclavizar personas, de traficar niños, de vivir la injusticia social entre los pueblos y entre las naciones?
Sus corazones solo deben estar unidos al Mío, en este momento, para sobrevivir. No pueden quedar angustiados, perturbados ni desesperados por lo que sucederá. Es momento, compañeros, de que Mis Palabras se hagan carne en ustedes y las puedan vivir, porque es allí, es en Mi Palabra en donde encontrarán la fuerza para la superación de estos tiempos críticos.
Aunque el panorama de la humanidad sea hostil, las puertas de transmutación del universo están abiertas para ayudarlos.
Las almas temen en este momento transitar por sus desiertos, vivir el vacío de sí, y más temen no ser nada.
Pero lo que Yo les prometí, hace más de 2 000 años, es Mi Amor, y para estar en Mi Amor y vivir en Mi Amor tienen que estar vacíos.
Tienen que alcanzar no ser nada ni querer nada, porque será la única forma, compañeros, que los Arcángeles, en los mayores tiempos de tribulación, los reconocerán como instrumentos y no como voluntades propias.
Y si son instrumentos vacíos, serán depositarios de la Fuente Suprema, y Yo como su Comandante y Señor podré servirme de sus consciencias, para llevar el alivio al mundo, para propagar la paz, aunque se purifiquen y se transformen.
No tienen que temer cruzar los desiertos que Yo les ofrezco, ciertos grupos de almas están destinados a vivir y a transitar ese camino por toda la humanidad.
Es la única forma, compañeros, que Yo encuentro de justificar los errores y las omisiones que muchos compañeros de ustedes Me han hecho en estos últimos meses, dándole las espaldas a Mi Plan sin siquiera conocerlo en profundidad.
Soy el gran Intercesor entre las almas y Dios, pero también aún soy un ser en evolución y ustedes deben superarme, deben representarme, deben ser definitivamente una parte de Mí, de Mi Consciencia Mística.
Seguir Mis Pasos significa, en estos tiempos, determinación, disciplina, transparencia, obediencia y solidaridad. Será la única forma que encontraré, a través de los instrumentos de Dios, de Mis compañeros, de poder ayudar al mundo en este momento crucial. Porque Mi Sangre derramada no puede perder el precio que ella tiene, al haber sido depositada sobre el suelo de este planeta.
La sangre de los inocentes y de los mártires no puede seguir siendo derramada, porque la humanidad ingresará cada día más en lo que es incierto y hostil, la diversidad de puertas inciertas que abre la humanidad en este tiempo son muchísimas. Si por un momento piensan en cuántos seres humanos viven en este mundo, podrán percibir cuántas puertas se abren en cuestión de segundos, día a día.
¿Quién transmuta esa situación? ¿Se lo preguntaron?
El planeta debe ser su verdadera casa sagrada, no solo su casa común, sino su casa sagrada.
El ser humano pierde la sensibilidad por los Reinos de la Naturaleza, por el amanecer, hasta por el ruido del mar, porque es hipnotizado por las tecnologías, por lo artificial.
La robótica científica de estos tiempos está llevando al hombre de superficie a ser manejado por las máquinas, y no él manejar a las máquinas.
Tienen que saber discernir, tienen que saber pensar, para poder tener sabiduría en estos tiempos y no ser confundidos ni engañados.
Deben ser propagadores de la paz, de la Misericordia y sobre todo de la simplicidad, porque en la simplicidad no perderán a Dios ni tampoco la conexión con la Fuente Divina, que es lo que pierde la humanidad, día a día, por sumergirse en la conquista tecnológica y en una conquista del universo que es irreal.
¿Y aún quieren llegar a otros planetas? ¿Para hacer qué? ¿Lo mismo que hicieron con este mundo y esta Creación que Dios les dio?
Pero el verdadero tiempo ya está descendiendo, el Tiempo Real se está uniendo a su tiempo cronológico y, a medida que pasen los próximos meses, los próximos años, los que aún no han creído nada, verán. ¿Y qué harán cuando vean y sientan?
El Amor es lo que les dará la fuerza para comprender todo lo que verán que vendrá del universo e ingresará al planeta. Las puertas del misterio se abrirán para que todos puedan reconocer el conocimiento y lo que, a pesar de todo, estará llegando como dádiva en estos tiempos críticos para toda la humanidad.
Estoy en oración, en los Pirineos franceses, para ayudar a la consciencia de esa nación que aún no ha comprendido su camino de redención y de penitencia.
Yo les vengo a dar fuerza interior para que puedan sostener estos tiempos, para que Mis discípulos, apóstoles y servidores puedan sostener estos tiempos.
No impediré la partida de quien no quiera estar a Mi lado. El Amor Crístico no retiene ni controla. El Amor Crístico trasciende, eleva, transmuta y libera a los que son justos y verdaderos ante Mi Corazón.
Por eso, no tomen decisiones precipitadas. No dejen que sus impulsos humanos los engañen. Sean inteligentes y no se dejen arrastrar por los que no Me quieren seguir y juzgan Mis Obras, porque Yo también volveré por ellos para separar la paja del trigo. Y eso no será simbólico, será en el momento en el que grandes Consciencias del universo aparecerán para reconstruir a la humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando te aquietas puedes mirar adentro de ti y saber, verdaderamente, qué es lo que sucede.
Este no es solo un trabajo de reflexión y de meditación, sino una búsqueda incesante del conocimiento y de la realidad.
En este momento, volverse hacia adentro de sí es sintonizarse con los mundos internos, es saber descubrir la verdad que está más allá de lo concreto, es encontrar la vida del espíritu y en el espíritu ingresar a través de las puertas hacia el cosmos.
Saber lo que sucede dentro de ti es muy importante, porque el universo te revelará lo que tanto espera. El esfuerzo de hacerlo es permanente, pero las respuestas llegarán de tiempo en tiempo.
¿Por qué hoy te digo esto?
Porque las almas hoy no miran hacia adentro de sí, sino hacia afuera de sí; y muchas de las experiencias que viven en esta Tierra podrían ser aliviadas y tal vez no sería necesario transitar por ciertas pruebas.
La apertura al mundo interior es fundamental en este tiempo, porque el mundo consciente tiene que llegar a descubrir la verdad para poder comprenderla y después aceptarla.
El camino crístico está fundamentado en la búsqueda incesante de la realidad adentro de sí, no como algo personal ni tampoco como algo grupal; es una actividad inteligente, muy interna, que le permite al alma saber en qué momento se encuentra y cuál será su próximo paso.
Saber lo que sucede dentro de ti es tener consciencia de lo que hay que transformar y corregir, dónde debe estar tu atención y tu vigilancia para que nada te sorprenda.
La búsqueda incesante del conocimiento adentro de ti te traerá muchas respuestas, y también claridad para saber cuál será el próximo paso.
En los mundos internos se encuentra la Jerarquía, allí está el epicentro principal de todas sus actividades y obras.
Nada externo podría estar fundamentado o materializado si no existiera un conocimiento interno, una búsqueda permanente de la verdad y de la realidad para poder conocerlas.
Dios escribe en los mundos internos a través de intuiciones, de percepciones y de sentimientos.
En esta búsqueda incesante de la Verdad, la mente solo tiene que colaborar y no interferir; porque lo que hay en los mundos internos de las almas es muy valioso, pero también desconocido.
Es allí, en esa búsqueda, en esa aspiración, en ese trabajo continuo que encontrarán la sabiduría interna para este momento crucial de la humanidad, en el que las respuestas externas no son claras y desvían a las almas del camino del Propósito.
A medida que se aproxima el fin de los tiempos, también aumentan los impulsos humanos que llevan a las almas a tomar una decisión de vida definitiva, sin sabiduría ni discernimiento. Esto trae como consecuencia aprendizajes innecesarios, sufrimientos innecesarios, experiencias que no están previstas, solo porque desde el punto de vista externo el alma quiere vivir su propia voluntad.
Desprenderse de aquello de lo que uno cree tener poder, control, autoridad o soberanía, es un trabajo eterno que lleva a la consciencia, a la propia alma, a encontrar en sus niveles internos todo aquello de lo que se deberá despojar paulatinamente. Y en esa búsqueda incesante del conocimiento interno podrá tener las llaves que necesita para resolver sus experiencias inconclusas, pero también las marcas del sufrimiento.
Cuando las almas se vuelvan hacia dentro de sí, no como algo personal e individualista, sino para encontrar la verdad que Dios guarda en cada corazón humano, el mundo comenzará a cambiar. Mientras eso no suceda, el mundo seguirá sufriendo, y eso aumentará.
En esta escuela del planeta Tierra, a las almas les corresponde la mayor parte en el camino de la transmutación, de la purificación y de la redención; porque al no cumplirse las Leyes no existe equilibrio ni armonía. La purificación los coloca, poco a poco, dentro de la Ley, de la cual alguna vez se apartaron.
Las Leyes del universo existen no solo para guiar a la manifestación de la Creación, sino también para orientar a los mundos internos, en los que en verdad se debe concretar la experiencia de la vida crística, sin teorías ni ilusiones, de una verdadera vida crística basada en el bien común, en la fraternidad, en el amor y en la Misericordia.
Pensar en los atributos, en el día a día, permite ayudar a que los mundos internos de las almas se fortalezcan y, a pesar de lo que suceda en el mundo externo, en la adversidad o en la oscuridad, las almas no perecerán.
Pero la plataforma fundamental de sus vidas debe ser la confianza en Mi Presencia. En esa confianza Yo puedo depositar los principios, leyes y atributos que, de tiempo en tiempo, necesitan para que sus vidas se santifiquen, para que sus misiones se cumplan en este tiempo.
El servicio para con el universo no es personal, sino universal. Esta pautado en la unión fraterna de muchas consciencias internas que, en los diferentes planos de consciencia, colaboran e impulsan Mi Plan.
Es así, que una gran red de Amor, de Luz y de Misericordia se manifiesta en los diferentes planos de consciencia, desde la vida inmaterial hasta la vida material; y es con esa red de unión de consciencias en el Propósito que ustedes deben unirse en este tiempo.
Así podrán salir de lo superficial y de lo indiferente. No serán abrazados por el odio, por la intolerancia, por la rabia, por la indignación, sino que desde sus mundos internos al igual que muchos seres internos en el universo, serán constructores del Plan del Retorno de Cristo.
Porque la gran construcción interna de Mi Retorno es la más importante, es allí en donde todo se dará y se realizará, es en ese estado de consciencia en donde nacerá la Nueva Humanidad.
Una verdadera respuesta, interna, de sabiduría, llega a través de la quietud y no de la aprensión, tengan esto presente en el momento de tomar decisiones.
La Luz del Universo puede guiar a todas las formas y consciencias, la Luz del Universo les entregará lo que estrictamente necesitan sin desperdiciar su Principio Divino.
Si la búsqueda de los mundos internos se detiene, el planeta no lo soportará. Es en los mundos internos en donde todo se comprende y se acepta, en donde todos son iguales como consciencias y espíritus. Porque es allí, en donde todos pueden reconocer su origen en la Fuente y volver al punto inicial, al principio, a la Matriz que los creó en tiempos pasados, cuando aún eran esencias, cuando aún eran parte de la Luz de la Fuente y de la Sabiduría.
Sus experiencias en los mundos internos deben recrear a la Creación para que existan mayores oportunidades en el Plan de salvación de la humanidad y de redención de las almas, en donde la poderosa Fuente de la Misericordia pueda enmendar, reparar y curar a todas las vidas, a todas las consciencias, aunque no lo merezcan.
Mi Consciencia retornará primero a los mundos internos, en donde en lo invisible y en lo aparentemente imperceptible está la verdad de la realización de Mi Obra Redentora.
Desde allí Yo impulsaré el despertar de los Nuevos Cristos, los que, a pesar de sus diferencias y formas de vida, serán colocados a los pies del Sagrado Propósito para cumplir la última Aspiración de Dios: volver a ver a la humanidad en el principio de su origen. Así su historia pesada y traumática se disolverá al actuar la Ley Divina.
Sepan que en lo externo ya no encontrarán la respuesta o la guía que necesitan. Sepan que en lo externo ya no encontrarán aliados para sus ideales o creencias, para sus críticas o juicios de valor.
Quien no se vuelva hacia su mundo interno no soportará la última etapa del fin de los tiempos, porque a medida que pasa el tiempo, el fuego del universo seguirá descendiendo con un voltaje cada vez mayor y removerá las partículas corruptas y malignas de la humanidad para liberarla para siempre.
En los mundos internos ustedes encontrarán el equilibrio, la armonía y principalmente la paz; y podrán ser Mis grandes colaboradores para que otras almas aprendan, a través de ustedes, a soportar el tiempo final.
A medida que el Sol Central expande su corriente de Luz en el universo, también expandirá su presión atómico-molecular, física, eléctrica y magnética; y todo lo que forma parte de la vida, como ustedes, sentirá ese movimiento.
Quien no haya construido su mundo interno, lo haya buscado, reconocido y reverenciado, padecerá las consecuencias del movimiento del universo.
Para que un nuevo ciclo llegue, el actual ciclo debe ser purificado y extirpado en todos los planos de consciencia.
Las energías solares no son ofensivas ni transgresoras, son corrientes del propio universo que regeneran la vida y corrigen lo que ha quedado torcido y fuera de la Ley.
Aún queda muy poco tiempo para trabajar con los mundos internos. Este es el momento culminante, esta es la hora de despertar y no de reclamar, es la hora de la madurez interna, es la hora de corresponder y de seguir el Plan.
Si algún día se sienten cerrados internamente, trabajen para abrirse internamente. Tienen el instrumento de la oración y de la voz para abrir las puertas del universo y para que la ayuda descienda.
Solo les pido que no se sientan víctimas ni se hagan las víctimas; que cada uno, en Mi Nombre, asuma su responsabilidad y sus errores, y los corrija, porque aún la puerta de Mi Misericordia está abierta para auxiliarlos.
Un verdadero mundo interno es aquel que, más allá de sus imperfecciones, busca la transparencia. No es falso, busca la verdad y la intenta reflejar. No es mentiroso, busca el servicio para aprender a sacrificarse. No es traidor, busca la fidelidad para aprender a amar a Dios.
Que el Señor los proteja, que la Luz de la Fuente los impulse a encontrar en sus mundos internos la verdad y el conocimiento, porque los necesitarán. Tienen que aprender a reconocer la realidad más allá de lo que es aparente, su percepción se debe ampliar.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Han venido hacia Mí, descalzos, hacia el Templo de Mi Corazón.
He aquí Mi Templo que los recibe, como también recibe al mundo y a sus necesidades.
Yo Soy el Señor de los refugiados y de los inocentes, de los que no tienen tierra, de los que no tienen hogar, de los que perdieron todo y siguen el camino de este mundo buscando una oportunidad y una esperanza.
Yo retornaré para volver a multiplicar el pan y los peces, para darles el maná de la vida eterna a los que tienen hambre, a los que perdieron la esperanza, a los que son exiliados.
Quiero que sepan que, a través de esta Obra, siempre se renovará el corazón misionero, el eterno voluntariado de servir a los demás de forma incondicional y amorosa.
Esta será una fuente que estará abierta para impulsar a otras consciencias al servicio humanitario, a tender los brazos y las manos para ayudar a los necesitados, a los millones de necesitados en el mundo, que siguen siendo castigados por un sistema de adversidad y de control.
El Templo de Mi Corazón, que es la Eucaristía misma, contempla todas estas necesidades en el fin de los tiempos: las crisis que vive el mundo, la perturbación de los hombres y mujeres de la Tierra, la desesperación de los corazones inocentes que solo esperan comer y beber agua para sobrevivir.
Para ustedes aquí y para sus hermanos que escuchan este Mensaje y lo tienen todo, es momento de agradecer, pero también de compartir. Es momento de reverenciar y de glorificar la Gracia que recibieron a través de los tiempos, y es su espíritu de voluntariado y de abnegación que enmendará y curará las heridas de los corazones refugiados.
No solo el alimento y el agua salvarán a las vidas, no solo la protección y el refugio ampararán a los inocentes y a los niños, sino también el Amor de Mi Corazón, que ustedes pueden espejar en el mundo, redimirá a la humanidad.
Al ver el sufrimiento del mundo y los campos de refugiados, el dolor de Mi Corazón es indescriptible y eso va más allá de la vida en la materia o de las organizaciones que lo llevan adelante.
El mundo aún no ha conocido el verdadero Gobierno Celestial, aquel que fue pensado en el principio para que todos ustedes fueran felices en la Tierra Prometida. Pero la humanidad se desvió y, como ha sido a través de las generaciones, los más inocentes sufren la marginación y la esclavitud de estos tiempos.
¿Quién detendrá esa agonía perpetua?
¿Quién aliviará a los corazones sufridores?
¿Quién saldrá de sí mismo para ver la necesidad, la gran necesidad que vive el mundo?
En este día, vengo extraordinariamente, porque ustedes no pueden estar sin guía y sin instrucción.
Todo lo que recibieron a través de los tiempos no debe ser considerado solo como la ampliación de su consciencia, sino también como su respuesta, su generosidad y servicio.
Las almas que no Me entienden y que no Me escuchan de verdad, tienen que salir al mundo para ver la realidad y enfrentarse a esa realidad hasta que les duela.
Yo los escogí por un motivo que ustedes desconocen hasta los días de hoy, por un motivo que está escrito en los Libros Sagrados de Dios, que forma parte de la recuperación y de la integridad espiritual del antiguo Pueblo de Israel que, expandido por el mundo, se perdió, aunque Yo haya muerto por ustedes en la Cruz.
Es momento de que coloquen frente a sus ojos la situación planetaria, la necesidad. Cuando sirvan y acojan a los que sufren, sus situaciones internas o sus problemas se disolverán.
Porque la verdadera familia universal deberá constituirse por el surgimiento de un pequeño grupo que lleve adelante esa Aspiración de Dios, para que así pueda llegar la Nueva Humanidad.
El Plan de Dios se escribe a través de sus acciones y de su adhesión al Altísimo; no hay otro camino que permita realizar el Plan, sino la prontitud de sus corazones y vidas para lo que sea necesario.
Si Yo no hubiera venido al mundo, ¿en qué punto estarían sus consciencias y su civilización?
No lo podrían imaginar, compañeros, porque sería algo más grave que lo que hoy viven como humanidad.
Poder reconocer la Gracia que los colma y los bendice, despojarse y venir descalzos hacia Mí, al Templo de Mi Corazón, es una señal de que están entendiendo Mi Mensaje y de que aceptan vivir la humildad, tan urgente y necesaria en este tiempo.
No puede no haber humildad en la humanidad, porque sería la victoria del caos sobre los hombres.
A pocas almas del mundo Yo les vengo a pedir lo que parecería imposible, lo que espiritualmente hará triunfar Mi Plan en los planos internos y los llevará a vivir el camino crístico.
No necesito de grandes movimientos para llevar Mi Obra adelante, solo necesito que acepten vivir Mi Voluntad, por más que no la comprendan, porque en Mi Voluntad está su protección y resguardo.
Sé que no es fácil seguir los comandos del Señor y las directrices del Altísimo. No hay ser en la superficie de la Tierra que no haya pasado por esta experiencia, pero es después de realizar Mi Voluntad que comprenderán el Plan y el sentido de haber recibido el Llamado que llega para convertir a los corazones.
Como el Señor de los refugiados y de los inocentes, vengo a pedirle al mundo que abra sus ojos a esa necesidad. No es suficiente la ayuda de unos pocos ni tampoco el aprovechamiento de las minorías ricas, de los que se aprovechan de la crisis mundial.
Si abren sus ojos a la necesidad, aunque no sean cristianos ni espirituales, cumplirán con el atributo de la caridad, y muchas situaciones graves que hoy sigue generando el mundo serán perdonadas por Mi Misericordia y no corregidas por Mi Justicia.
Pero deben creer primero en lo que les estoy diciendo y en lo que les estoy planteando, porque las oportunidades son únicas y no se repetirán.
Si abren sus ojos a la necesidad de las crisis humanitarias, al menos los que están dentro de esta Obra y siguen Mi Llamado, saldrán de sus casas y de sus familias para servirme y ayudar a los que sufren.
Y aquellos que no puedan servirme en algún lugar, por discapacidad u otro motivo, que oren Conmigo y adoren al Santísimo del Altar, para que la Gracia de Mi infinita Misericordia permee a la Tierra y a las almas que sufren, para que los traumas de esas almas y corazones se puedan curar, en la oportunidad de una nueva esperanza.
Hasta que las naciones no se arrepientan de sus hechos, no llegará la paz; y solo los que cumplen con Mi ardiente aspiración serán portadores de la paz; y podrán llevar la Paz y el Amor de Mi Corazón a los grandes refugios del mundo, en donde ya no existe luz ni esperanza, solo agonía e infierno.
Así como Yo les dije a los doce apóstoles, hoy les digo a ustedes: “Vayan de dos en dos, o vayan en grupo y sirvan, para que algún día vivan su redención por medio del servicio a los que sufren y se desesperan”.
El triunfo del Amor de Dios se dará con su entrega y servicio, con su sí total e incondicional. Así estarán ante las puertas de Mi Misericordia, y el océano infinito de Mi Compasión los colmará, para que en el servicio y en el silencio, lleguen a los que sufren.
Este tiempo crítico es el comienzo de algo más difícil, pero por las oraciones y entregas de los corazones sinceros a Mí, muchas situaciones y acontecimientos serán desviados por el poder de la Misericordia.
Y así, Mi dolorosa Sangre dejará de ser derramada sobre el mundo para que Mis Rayos de Misericordia iluminen a las almas y les concedan la paz.
Ya no sean tentados ni engañados por ustedes mismos ni por Mi adversario. Tienen las herramientas para poder superarlo.
Les di los Sacramentos para poder vivirlos, para que sean santificados en Mi Nombre y estén bajo la protección del Espíritu Santo, que es este Espíritu Divino que hoy les habla, así como le habla al mundo para que pueda despertar.
Yo los santifico con Mi Luz y los invito a la renovación del corazón misionero en los tiempos más difíciles del mundo y de la humanidad.
Tengan confianza en Mis Palabras y los puentes de la esperanza se construirán para que los más inocentes y los refugiados puedan cruzarlos hacia la Nueva Tierra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Escuchen en silencio el latir de Mi Corazón, de un Corazón que se entregó por ustedes y por el mundo.
Este es el Corazón que aún sigue sufriendo por la humanidad y el planeta. Es un Corazón humano, al igual que el de ustedes. Un Corazón que se glorificó y se iluminó. Un corazón que propaga la Paz y la Misericordia.
Este es el Corazón que siente a la humanidad en Su interior. Un Corazón que acoge a todas las almas y a los Reinos de la Naturaleza. Es el Corazón del Creador, del Dios Vivo, del Dios Misericordioso.
Hoy, Mi Presencia llega al mundo a través del Corazón del Señor y, de brazos abiertos, contempla el planeta y todo lo que en él habita.
Están en el tiempo de la gran inflexión, pero también en el tiempo del gran arrepentimiento, antes de que más situaciones se desencadenen en la humanidad. Aún la puerta de Mi Misericordia está abierta y es a través de Mi Corazón que llegarán a ella.
El Corazón del Cordero de Dios aún sigue siendo flagelado, pero esta vez de una forma más profunda y desconocida.
Los ideales de la humanidad hieren al Corazón del Señor.
Las acciones de la humanidad hieren al Corazón del Señor.
La falta de conscientización y de amor hieren al Corazón del Señor.
Ustedes son almas que provienen de Dios y que guardan, en sí, el Amor del Universo.
La injusticia no puede superar al amor en ustedes. Es necesario hacer algo, no solo ofrecer sus oraciones a lo Alto, sino también cambiar.
La mudanza de los tiempos llegará al compás de los acontecimientos del planeta. Por eso que su corazón no se cierre.
Este es el tiempo de hacer valer las Enseñanzas de Dios a través de Sus Mensajeros Divinos.
Les volvemos a decir que la Palabra debe cumplirse en ustedes para que sea un testimonio, para que sea una realidad y se justifiquen todas las amenazas que vive el mundo, a través de las naciones y de los gobiernos.
Gran parte de la humanidad es inocente de las guerras, de las persecusiones, del hambre, de la falta de cuidado, de todo lo que está fuera de la Ley.
Pero Mi Retorno no puede ser en este momento, porque aún la humanidad deberá darse cuenta de todo lo que ha hecho. Mi llegada será en un momento culminante, pero también inesperado.
Las puertas celestiales se preparan para ese momento, a medida que se desencadenan los acontecimientos en la humanidad, en ese ritmo, viene Mi llegada.
No puedo dejar de decirles que aún deben prepararse; y que esa preparación nace de la conscientización, del discernimiento y de la adhesión a la Jerarquía.
La mayoría aprenderá del fin de los tiempos a través de otra escuela, que es la escuela en la cual muchos no deberían estar. Por eso, no permitan que la indiferencia los abrace ni tampoco los colme; no permitan que la indiferencia sustituya al amor.
En los momentos difíciles, piensen en Mi Pasión y en todos los dolores y martirios que Yo padecí por ustedes, desde el Huerto Getsemaní hasta lo alto del Monte Calvario, hasta el momento de Mi expiración.
Allí encontrarán una fuerza interior desconocida que los impulsará a vivir la trascendencia y la entrega; y podrán dar valor a todo lo que Yo he vivido por ustedes, a pesar de que hace mucho tiempo. Mi Pasión espiritualmente es atemporal.
Las almas pueden acceder a los registros de los acontecimientos que viví hace más de dos mil años porque, en cada paso de Mi Pasión, Yo dejé al mundo una enseñanza, un mensaje, una lección.
No todos alcanzan a vivir completamente el dolor que sufrí por ustedes.
Mi Pasión no es para ser comprendida, sino amada. No es para ser reconocida, sino valorada. En ella he dejado los pasos de su santificación, para que siempre sean bendecidos por el Padre Celestial.
El planeta como consciencia vive su pasión. Una pasión que nunca antes vivió ni padeció y su esencia, que es la humanidad, está enferma.
Por eso, su cambio y su arrepentimiento aliviarán al mundo y a los Reinos de la Naturaleza. Pero las corrientes del universo seguirán descendiendo, seguirán obrando, seguirán transformando, porque al menos una pequeña parte de la humanidad tiene que alcanzar el Portal hacia una Nueva Tierra y una Nueva Humanidad.
La aspiración del Padre Eterno es que todos puedan llegar a la Nueva Tierra, al nuevo Edén, a la Nueva Humanidad. Pero el mundo, al estar lejos de la Ley, se aleja de ese portal. Por eso, son tiempos de mayores sacrificios y de grandes renuncias.
Ahora será el ciclo en el que cada uno de ustedes, compañeros, confirmará si está en Mí, para que Yo pueda estar en ustedes.
Cuando Yo aparecí para ustedes por primera vez, hace más de siete años, fue para este momento, para que vivieran este momento Conmigo y no retrocedieran, no me abandonaran.
La experiencia de la vida crística es para todos, pero sé que no todos la podrían alcanzar, eso no significa estar lejos de Dios y de Su Voluntad, significa estar viviendo diferentes escuelas y aprendizajes. Por eso, todo lo que ustedes hacen se escribe en el universo y es testimoniado.
Son tiempos de mantener las puertas abiertas de Mi Misericordia para que la mayor cantidad de almas se pueda redimir y salvar, al menos puedan tener una oportunidad en el próximo mundo.
Su felicidad, compañeros, estará en el próximo mundo, porque este es el tiempo de la rendición y de la fe para vivir en Mí.
Necesito que sus vidas sean bálsamos para Mi Corazón y no heridas.
Necesito que sus vidas sean ejemplo de transformación y caridad, y no ofensas.
Yo no los necesito perfectos, los necesito verdaderos y puros de intención para que, a través de ustedes, Yo pueda estar en el mundo llevando Mi Amor a la humanidad y a los lugares que más lo necesitan, más allá de la distancia.
En Mi Corazón está el refugio de sus almas, la aspiración de sus consciencias, la renovación de sus vidas. Quien no está en Mi Corazón es porque no quiere, es porque no ha visto, más allá de sí mismo, la Gracia recibida.
Quiero que sean conscientes de la oportunidad de no solo recibir Mi Presencia, sino también Mi Mensaje, de estar cerca de Mí en este tiempo crucial de la humanidad. Eso representa mucho para Mí, porque sé lo que significa, sobre todo, cuando alguno de ustedes Me falla y Me da la espalda, abandonándome, invadido por la incomprensión y la inconsciencia.
Necesito que vivan la verdad desde el corazón y que, a través de esa verdad que Yo les traigo, aprendan a amar y a servir.
Aprendan a estar entre hermanos en estos tiempos difíciles, porque en cada nuevo Mensaje Yo les traigo Mi Sacerdocio que los viene a santificar y a bendecir en el Espíritu Santo.
Recemos para que vengan tiempos mejores. No dejen de rezar. El Padre escucha las oraciones de Sus hijos y siente la pureza cuando sus intenciones son verdaderas.
No dejen de retornar todos los días a la esencia del Propósito y de la Voluntad Divina, así estarán protegidos y a salvo en estos tiempos de oscuridad.
Mi Báculo les señalará el camino. Mi Corazón será la Luz en sus caminos. Mi Manto será su Paz y Mi Cruz su protección.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más