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Adoro especialmente a las hijas Mías que, amándome día a día, glorifican Mi Corazón Flagelado. A todas ellas Yo las llamo esposas Mías, esposas espirituales de Jesús, Esposo que ama a las almas de todas las hijas que adoran y honran Mi Sagrado Corazón.
A Mis hijos los llamo Mis amados siervos, que caminan en dirección a Mí para encontrarme tanto en la oración como en la Eucaristía.
Queridos Míos, hoy les dejo una lección de amor y una tarea interior: que puedan reconocerme y encontrarme en todas las almas, porque el dolor de un hijo es Mi dolor manifestado de varias formas, para que así los soldados curen y sanen el flagelo que aún vive Mi Corazón.
Mi Amor es infinito y grande para sus corazones, Mi Amor Bondadoso les muestra Mi Faz en todos los rostros de Mis hijos; así los que Me sirven sin descanso y sin demora Me podrán auxiliar y aliviar, y repararán el Universo, que está lleno de ofensas que provienen de la humanidad ciega, la que no Me quiere ver ni Me quiere escuchar.
Ustedes, Mis compañeros, primero deben aprender a liberarse de ustedes mismos para que Mi Amor pueda encontrar un gran espacio en donde poder obrar e irradiar Mi Misericordia hacia los corazones que están sin Dios, que están sin el gran Amor Redentor. En sus manos está el poder de la oración, y la oración les dará el poder de vigilar con el corazón. La oración vigi- lante les dará el poder de guardar a todas las almas que día a día se escapan de Mis Manos.
Quiero interceder ante Dios por todos. Por eso, Mis siervos deben ser innumerables y abnegados para que siempre ellos puedan ver Mis pedidos por intermedio de cada ser. Estoy revelándoles también cómo se llega a Mí a través de los más dolientes y necesitados.
Queridos Míos, aún existen carencias de amor en muchas criaturas y, ahora, a todos Mis discípulos les corresponde aliviar el gran mal que vive el mundo. De Mí nace la Fuente de Misericordia y en ustedes puede nacer Mi Amor Redentor.
En la Gracia de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mis Lecciones en sus corazones.
Cristo Jesús
Compañeros de Mi Camino:
Sé que a veces ustedes caen a Mi derecha y a Mi izquierda, por eso hoy, en nombre de la Insondable e Infinita Misericordia vengo a encontrarme con ustedes porque Mi Corazón, llagado por las espinas de la humanidad, busca alivio en las moradas que aún no están puras porque Mi Amor Divino viene a consagrarlas; busca alivio en las moradas vacías porque Mi Amor viene a retirar la soledad; busca alivio en las moradas doloridas, porque Mi Amor viene a colmar de cura a cada alma.
Ven hacia Mí y confía, conozco bien tus dificultades y tus talentos, aquellos que tienes para entregarme. Ábreme la puerta para que Mi Misericordia Sagrada pueda liberar tu pasado y tu corazón. Déjame encontrar un espacio para Mí, dentro de tu ser.
¿Qué más quieres, hijo Mío, que solo Yo esté cerca de tu vida interior?
Sé por qué desierto estás caminando ahora y por dónde vas. Únete a Mi caravana que tiene como destino la Redención. Confía en el Gran Peregrino que camina por el mundo buscando dónde reposar y descansar. El gran momento para el esperado encuentro Conmigo se acerca y todos los siervos deben estar preparados desde el corazón.
Quédate en Mí para que Yo pueda quedarme en ti. Solo espera con paciencia y en vigilia el gran encuentro. Estoy contigo para animarte a vivir en Mi Misericordiosa Esperanza. Sé que tienes miedo de mirarme y hasta de encontrarme, por tu pequeña vida; ahora aguarda, solo espérame porque estoy llegando a cada ser.
Aquiétate y serénate en Mi Corazón, quiero hacerte nacer a la vida eterna, al encuentro con Mi Amor Redentor. Perdono tus caídas y contemplo tu amor por Mí; hoy Me quedo dentro de ti en oración.
En la Gracia de Dios, sean misericordiosos los unos con los otros.
Gracias por guardar Mis Señales en el corazón.
Cristo Jesús
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Al final del mensaje, vi surgir de nuevo desde el Corazón de Cristo una Fuente celeste de luz que Él derramaba sobre nosotros, era la Fuente de Su Gracia y Él nos transmitió la siguiente oración:
Oración para pedir la Gracia
a Jesús Misericordioso
Por la Fuente de Gracia
que brota como un manantial
del Corazón de Jesús,
Señor, ten Misericordia de todos nosotros.
Amén.
Queridos Míos:
Mi segunda Venida pondrá en evidencia las miserias de Mis hijos y Yo, en Gloria, recogeré cada una de ellas para transfigurarlas con Mi Amor Redentor. De esa manera, Mi Corazón Glorificado podrá acercarse a aquellos que por miedo al error se distanciaron de Mi gran Amor Compasivo que Yo siento por todas las almas del mundo.
Hasta el alma con faltas más empedernidas es amada por Mí, porque detrás de cada vida se encuentra una esencia de Dios, una parte vital del Propósito del Altísimo. Por eso, queridos amigos Míos, confíen en Mí para que junto a Mí ustedes puedan pasar por el naufragio interior, aquel que muchos hijos de Mi Corazón están viviendo.
Por los que más sufren, ustedes siempre deben orar.
Por los que más se oscurecen por sus acciones, ustedes deben orar y vigilar.
Por todas las almas, ustedes deben estar unidos a Mí en espíritu y amor para que Yo las pueda encaminar hacia la vida. Todos Mis servidores Me ayudarán a cuidar todos los rebaños.
A los que están más despiertos Mi Corazón les pedirá más porque ellos han confirmado en Mi Corazón la entrega y la consagración a la Voluntad del Señor.
Antes de que el Maestro del Amor venga entre las nubes, antes del gran momento, los siervos de Cristo deberán madurar la consciencia y el corazón. Para eso Me tienen a Mí, presente en el silencio, radiante en la Eucaristía, abierto y disponible en la Confesión, vigilante y guardián en la oración.
Quiero que Me imiten, que Me vivan de forma verdadera para que en los momentos de mayor prueba y definición Mi Corazón les pueda mostrar la salida, el camino hacia el Paraíso y la Redención. Los escucho todos los días y sé, a través del Amor de Mi Padre, cuánto sufren y cuánto han crecido por la confianza plena en Mi Sagrado Corazón.
El Obrero quiere construir templos de barro, templos de humildad en corazones simples.
Bajo el Espíritu Santo, sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mis Palabras en el corazón.
Cristo Jesús
Queridos Míos:
Si Me llaman con amor y verdad Yo vendré en auxilio de los que, desde la Tierra, llaman por Mi Presencia Misericordiosa. Los liberaré de todo mal y tentación, y en las horas de pruebas los fortaleceré como el roble y les daré un espíritu fuerte como el hierro.
Por eso deben saber que si piensan en Mí, Me sienten o Me llaman, allí estaré, porque en este mundo cumplo con la Voluntad de Mi Padre y ustedes pueden vivir la Voluntad de Mi Señor a través de Mí. Están a tiempo de encontrarme en cada momento de la vida y en cada lugar, porque como saben Mi Ser está escondido dentro del corazón de cada alma.
Mírenme a los Ojos, porque así podré guiarlos e indicarles el próximo paso. Cada momento que ahora están viviendo es un tiempo único y preciado, aunque también es un tiempo de ordenar y corregir el templo interior. Para eso Me tienen a Mí, estoy al lado de aquellos que Me llaman y Me abren la puerta.
Quiero de Mis ovejas lo mejor que ellas puedan dar, porque se está aproximando el momento en que el Rey vendrá a pedirles a Sus siervos los talentos que les ha dejado y los talentos que ellos han podido desarrollar. Están en Mi Camino para redimirse. Están en Mi Camino para que puedan ver la realidad de la consciencia.
Solo el amor pacífico y amable puede moldear al odre viejo y dejarlo como nuevo para que el Supremo Señor pueda servirse de él. Quiero verter el vino nuevo porque el campesino ya cosechó los frutos de la vid para preparar la cena de la Buena Nueva. Están invitados a preparar Mi Retorno y a tener presente que solo quiero ser Amor en sus vidas, Redención en sus consciencias y Misericordia en la materia.
Recuerden que pueden volver a Mí, los esperaré.
En la Gloria de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por guardar en sus corazones Mis Preceptos de Redención.
Cristo Jesús
Confíen, Mis queridos, porque Mi Manantial, el que renueva la vida y les da la Eternidad, aún es inagotable.
Hoy vengo a confiarles el misterio de Mi Amor por ustedes, por todas las almas, y ese misterio se llama: la adoración de cada corazón humano. Estoy con ustedes desde antes de que Me conocieran en vida, pues Mi Espíritu de Amor y Redención brotó directamente del Corazón Sabio de Dios y Él les dio a todos lo más preciado: Su Hijo Primogénito.
Por eso, Mis compañeros, cuando están Conmigo están con el Padre y si están en el Padre estarán en la Fuente de Sus Prodigios y Gracias, que Él aún intenta derramar sobre los corazones que acepten Mi Mensaje Salvador.
Vuelvo para preparar a Mis rebaños, pero primero viene Mi Bendita Madre para llevarlos en Sus brazos hacia el Templo de Mi Sagrado Corazón, allí donde Mi Consciencia puede contemplar el amor y el esfuerzo de todas las almas que día a día intentan vivir en la Voluntad de Mi Señor.
Si siguen en obediencia Mi Camino les mostraré las llaves del sacrificio y de la santidad porque Mi Padre espera nuevos santos que, en la humildad y en el vacío de sí, puedan unirse a Mi servicio redentor por el mundo y por todas las almas. Estoy de nuevo con sus almas para animarlas a caminar en Mi Presencia, porque Mi Corazón espera que lo adoren como adoran al Cuerpo Eucarístico, para que así Mis señales de salvación sean como estrellas-guía para las almas. Sostengo a aquellos que se unen a Mí en amor y compasión.
En la Gloria del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por guardar en sus corazones Mis Preceptos de Amor.
Cristo Jesús
Querido Mío, querida Mía: vacíense de todo y síganme.
Permítanme que los tome como un odre nuevo para que pueda derramar en sus corazones Mis nuevos Códigos de Paz.
Déjenme entrar en sus moradas, pues desde el Universo Celestial de Dios espero que Me llamen y Me digan: “Ven Maestro, quédate en Mí”. Lo Soy todo para ustedes, solo cuando Me lo permiten.
Quiero enseñarte, antes de Mi Retorno, a reparar el Corazón de Nuestro Supremo Dios del Amor. Por eso, bebe todos los días de la oración y de la vigilia para que tu corazón esté despierto junto a Mí ante cualquier cambio interior. Ábreme la puerta para que Yo pueda definitivamente entrar en tu vida, en tus quehaceres, en tu sueño, al despertar y durante tu día entero.
Quiero acompañarlos, si Me lo permiten, para enseñarles a través de cada prueba a confiar en Mi Insondable e Infinita Misericordia. Solo espero desde el Cielo el sí de ustedes para que Mi Amor Infinito pueda obrar en sus esencias, en sus pequeños corazones. Si las almas conocieran el poder de Mi Amor sabrían mucho más del Amor Universal de Dios y todo lo que el Creador tiene para entregarle a cada ser.
Ahora, recuerden que estoy en cada hermano, muy escondido, como lo estoy en la Eucaristía. Por eso pongan atención para encontrarme en cada sano gesto de amor, de fraternidad, de oración y de caridad. Los cargo a todos en Mis Brazos porque Mi Madre Celestial está entregándome a cada hijo de este mundo para encaminarlo por el sendero del Bien y de la Paz.
Cada alma tiene su misión ante Dios, cada hijo cumple con una parte del Plan de Amor, solo que cada tarea debe ser honrada y respetada para que el Plan en la Tierra se pueda cumplir. Yo Soy el Obrero de Almas, ustedes son Mis compañeros.
Bajo la Gloria de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por guardar en sus corazones Mis Mandamientos.
Cristo Jesús
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Después de haber orado durante un tiempo, vi abrirse al lado del altar de la sala de oración una puerta de luz que mostraba el Cielo; desde allí apareció Nuestro Señor como en el día de ayer, aunque hoy Su Faz estaba más próxima y resplandeciente.
Cuando Cristo Jesús apareció colocó Su Mano izquierda sobre Su Pecho y surgió desde dentro de Su Ser un Corazón rosado de mucha luz. Cuando el Corazón de Cristo se encendió, aparecieron en torno al Corazón doce estrellas doradas que se iluminaron al mismo tiempo. En ese momento dijo Jesús:
Mira, este es Mi Corazón Glorificado.
Luego, Él comenzó a transmitirnos:
Queridos Míos:
Prometo a aquellos que confíen en Mi Misericordia que no perecerán, que Me verán en el Cielo con Mi Faz de Gloria y que permanecerán Conmigo sirviendo por el bien de todas las almas de la humanidad.
Permitan que Mis Rayos entren en sus seres para que Mi Fuente pueda ser visible para aquellos que están ciegos y no Me ven, aun cuando Yo ya he pasado con amor y redención varias veces por sus vidas.
Sean Uno Conmigo, prometo salvarlos en Mi segunda Venida; pero ustedes deberán vivir las pruebas de la vida como una confirmación de fe absoluta en Mi Camino Redentor.
En el silencio los acompaño. En el silencio los escucho. En el silencio los observo y vigilo los pasos que cada oveja da hacia la Luz. No dejen que el mundo los envuelva; recen para que el mundo sea colmado por la fuente misericordiosa de redención.
Vuelvo por todos. Los espero a todos. Los aguardo a todos.
Den los pasos hacia Mí porque así Yo los podré sostener en este mundo. Vivan el Paraíso de Mi Corazón en sus corazones. Soy su amado Pastor del Amor.
Bajo la Gracia de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por guardar en sus corazones Mi último Llamado Redentor.
Cristo Jesús
Momentos más tarde Él nos dijo:
Quiero que pinten la imagen de Mi Faz Misericordiosa de la segunda Venida tal cual la han visto para que sea venerada por aquellos que, conociéndome nuevamente, Me encuentren como el verdadero refugio y alivio para la vida.
Prometo a quien contemple y lleve consigo esta Faz Gloriosa de Mi segunda Venida resguardarlo como Dios resguardó Mi Ser durante el flagelo del Calvario; y quien Me venere no sentirá los clavos que Yo llevé en la Cruz, sino rosas en el Altar del Trono de Mi Señor, el Dios Todopoderoso.
Y, en seguida, Él agregó:
Difundid Misericordia.
Vivid la Paz de la Nueva Era Redentora.
Y apareció de nuevo la imagen de la Faz Gloriosa de Cristo con el Corazón rodeado de doce estrellas. A los pies de ella estaba escrito:
“Difundid Misericordia.
Vivid la Paz de la Nueva Era Redentora”.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Durante la oración, antes de terminar el Orandio de la Pasión y de la Transfiguración de Jesús, Él ya estaba presente.
Apareció con un grupo de doce ángeles que vestían túnicas blancas y luminosas, tenían cabello corto y dorado y formaban una medialuna detrás del Maestro. Cada ángel llevaba en sus manos un cáliz, y ellos los ofrecían a todos nosotros.
Decimos que Cristo apareció porque sentíamos Su Presencia, pero aún no lo veíamos. Luego, mientras cantábamos la última parte de "Cristo Redentor" y durante el cántico "Retorna", Él se hizo visible.
Apareció de la misma forma que la Madre Divina aparece. Descendió desde lo Alto como una luz y al llegar próximo a nosotros se manifestó y lo pudimos ver con claridad.
Mientras aparecía realizaba con Su Mano derecha, la señal de la cruz bendiciendo y dijo: "¡Alabado sea el Señor!".
Vestía una túnica blanca, Su Cabello caía sobre los hombros como en la imagen del Cristo Misericordioso, llevaba un manto dorado y estaba descalzo. En Su Rostro se dibujaba una bella y suave sonrisa y Sus Ojos, de color celeste claro, brillaban. Sus Brazos estaban extendidos a los lados de Su Cuerpo, un poco separados, con las palmas orientadas hacia nosotros, de las que emanaba Luz. De Su Corazón salían dos rayos de color turquesa cristalino.
Él estaba sobre nubes y detrás había varios Cielos abiertos. Dijo que nos mostraba la Faz de Su Retorno. Luego permaneció por un tiempo en silencio, observándonos, contemplándonos. Nuestras esencias eran transparentes ante Sus Ojos; nos dio a entender que Él podía leer todos nuestros sentimientos al mismo tiempo, que todo quedaba en evidencia delante de Él.
En ese momento no sabíamos cómo se realizaría la tarea que había indicado. Él estaba presente y solamente lo observábamos sin saber qué diría. Hasta que comenzó a hablar y transmitió el mensaje.
Queridos Míos:
Esperé ardientemente compartir este momento con ustedes, en especial con sus corazones.
Después de casi dos mil y trece años, ahora, en Misericordia y Perdón vengo en nombre de la Voluntad Suprema de Dios a guiar desde más de cerca a sus corazones.
Pero esta, Mi segunda y esperada Venida, aún no comenzó.
Hoy vengo en Espíritu y en Esencia a compenetrar con Mi Luz sus pequeños corazones.
A los que aún no Me escuchan, que Me oigan, porque estoy llegando.
A los que no Me ven que Me vean, porque Mi Paz está viniendo.
A los que Me ignoran y flagelan Mi Corazón Sagrado, que Me sientan, pues vengo a esta parte del mundo a traerles Mi Paz y Mi Gloria, Mi auxilio y Mi consuelo, porque ya estuve una vez entre ustedes y ahora vuelvo, vuelvo hacia Mis rebaños para recordarles que ahora es el momento de la eterna Comunión Conmigo, con Mi Alma, con Mi Corazón, con Mi Divina Morada.
Yo Soy el pobre, Soy el moribundo, Soy el que sufre en cada parte de este mundo. Vengan a Mí que Yo los iluminaré. Vengan a Mí porque tengo sed.
En la Gloria del Espíritu de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por recibir en sus corazones Mi último Llamado redentor.
Cristo Jesús
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cuando terminó el Mensaje le preguntamos qué más quería de nosotros en ese día.
Cristo Jesús:
Hoy te estoy dando un permiso: que alguno de tus hermanos, cuando tu corazón lo indique, participe del encuentro Conmigo a las tres de la tarde todos los días.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
En ese momento tendremos que orar para esperarlo. Él dijo que no nos olvidáramos de orar la Coronilla a la Divina Misericordia porque Él estará escuchando atentamente esa oración.
Antes de irse le preguntamos algo más: ¿El Maestro aparecerá en otros lugares adonde vayamos?
Cristo Jesús:
Adonde ustedes vayan, adonde fueran, Yo se los indicaré.
Estoy con ustedes Mi pequeño rebaño; no teman por el final de este tiempo, porque un nuevo tiempo se iniciará a partir de Mi llegada redentora a vuestras moradas.
Sean partícipes de Mi cena, y alimenten vuestro espíritu como las aves se alimentan de Dios. Vivan Mis Señales, las revelaciones de Mi llegada a partir de vuestra unión Conmigo. Sientan Paz sobre todas las cosas, por nada teman, como ya se los he dicho; quien sea perseguido por Mi causa es digno de vivir en el Nuevo Reino de Dios.
Conduzcan vuestras vidas por buenos caminos; que el tiempo y las necesidades no los separe de Mi Corazón, y permanezcan bajo Mi manto, al igual que las ovejas que están dentro del establo.
Quiero ser nuevamente el Pastor de vuestras vidas; para eso ustedes deben abrirme el candado de vuestro corazón. Ustedes tienen la llave para el encuentro Conmigo, ese es el mayor presente que Dios les entregó, fundirse con Mi Eterno Espíritu, con el Espíritu de Dios.
No sientan temor por cuánto se han equivocado; levanten vuestra mirada hacia Mí, Yo los necesito ahora con valentía y redención. Aún no conocen el poder de Mi Misericordia y hoy Yo se los diré: la lanza que traspasó una vez Mi costado, era el dolor de la humanidad, y Mi Corazón derramó Amor Misericordioso en vez de derramar Justicia.
¿Cuál es la parábola de Mi Pasión?
Es el Amor que Yo vivo por ustedes, porque si Mis rebaños no estuvieran creados por Mi Dios, ¿cómo podría derramar el manantial de Mi Amor?
Por eso confíen en Mí; porque a veces desconfían de Mí, se preguntan por dónde estoy y a quién tal vez Mi Corazón visita. Soy el Rey del Universo, soy el Peregrino que busca corazones mansos y pacíficos, corazones pulidos y trabajados por Mi Amor.
Cuando sepas que ya no puedes sostenerte por ti mismo, ábreme la puerta de tu corazón; que los pensamientos no te separen de Mí, confía en quién te guía, porque delante de ti me podrás encontrar más de una vez.
He cruzado frente a tu vida varias veces, ¿me has escuchado? Yo sí te he escuchado en el silencio, en tu soledad, en tu perturbación, en tu cansancio y en tu desespero; pero tú no has visto que Mi Amor siempre está allí para socorrerte a cualquier hora y en cualquier momento.
Quiero de ti lo mejor, el ánimo de vivir en Mí, la esperanza que despierta a través del latir del corazón. Nunca te he dejado solo, porque Yo camino en silencio a tu lado. ¡Mírame! ¡Contémplame! ¡Levántate desde donde te encuentras! Ábrete para lo nuevo y confía en la Voluntad que manifiesto para tu vida.
Cumple en el día a día con los designios de Dios: ser humilde de corazón, ser bondadoso, decir siempre la verdad del corazón, construir con la oración los nuevos caminos de la humanidad, vivir sobre todas las cosas en el Océano Infinito de Mi Misericordia.
Mi Amor es tan grande que Yo les entregué a Mi única Madre Celestial y Ella, con Su dulzura y amor, conduce a Mis Rebaños bien cerca de Mí. Ustedes son parte del Universo, de la Fuente del Amor.
Que para este tiempo de cambios estén dentro de la Fuente del Amor y de la Verdad. Que despierte en ustedes el amor que Yo les he dejado.
Ahí tienen a Mi Madre para encontrar entendimiento en el espíritu y en el corazón. Acompaño desde lo más alto de los Cielos a todos Mis hijos, a Mis compañeros, a Mis misioneros, a Mis rebaños.
Yo Soy parte del Padre y ustedes pueden ser parte de Mí solo diciéndome: ¡Ven Maestro, sé en mí!
Ahora calma tu corazón porque lo más importante es que vivas el perdón que Mi Corazón te está entregando. Hoy los reúno en torno a la Fuente Creadora de la Pureza Virginal, de la Gran Estrella Madre del Universo y del Mañana, porque vuestros corazones en este tiempo de tribulación están siendo bañados por los rayos de la luz infinita de Dios, a través del Inmaculado Corazón de Mi Madre.
Alegren vuestro día y recuerden que siempre estoy en lo Alto para desde ahí encontrarlos en este mundo. Mi Amor sigue siendo grande e infinito por todos, Mi Amor los nutre y los colma de Dios.
Los bendice bajo la señal universal de la Cruz redentora.
Cristo Jesús
Fray Elías:
Después de la vigilia de la madrugada, pedida por la Madre Divina, todo el monasterio se dirigió a la sala de asistencia para la ceremonia de Comunión y de consagración de algunos hermanos que daban un paso más.
El Cielo estaba cubierto y una gran tormenta amenazaba. En aquel momento, comenzó a llover copiosamente y los cielos se hacían sentir a través de truenos y relámpagos.
Al comienzo, se hizo una alegre sintonía con cánticos dedicados a la Madre Divina, para luego invocar a los Ángeles y Arcángeles, y después orar el Padre Nuestro en arameo.
En cierto momento, se comenzó a sentir una energía muy fuerte que envolvía a todo el grupo.
Momentos más tarde, se anunció la Presencia del Maestro Cristo Jesús que pidió que la Comunión fuera colocada en el piso.
Madre Shimani repitió las palabras que el Maestro dijo en la Última Cena y luego comenzó la transmisión de Su Mensaje.
Él vino acompañado por dos seres femeninos. Uno de ellos se manifestaba como una monja y el otro con apariencia de una mujer joven y hermosa de la época de Jesús, hace dos mil años.
Estoy aquí, entre ustedes, para darles la Luz de Mi Padre.
Hoy, vengo a confirmar la Presencia de Mi Madre con ustedes, para que puedan seguir el camino hacia a los Cielos, Cielos que prometí desde los tiempos antiguos y que la humanidad ha olvidado.
Hoy, vengo a derramar la Gracia de la Misericordia, porque ustedes, como tantas otras almas, necesitan de Mi fuerza y de Mi Amor para poder proseguir.
Hoy, derramo el Rayo de Mi Paz sobre el mundo, del mismo modo que lo hace Mi Madre, para que vean que todo es Uno y que ese Uno viene de Dios, adonde siempre deben retornar, traspasando los Cielos y en armonía con los Hermanos Mayores.
Hoy, Mi Legado está representado por Mi Misericordia, y Mi Justicia está cerca de los que Me creen y de los que no Me creen.
Hoy, estoy aquí con Faustina y María Magdalena, para que vean que es posible la redención del alma y la redención de los cuerpos. No quiero ver más a los corazones sometidos a su propio dolor.
Cada uno debe entregar lo que Yo les he entregado, sin querer obtener ningún mérito.
Todo debe ser hecho por Amor al Padre. Esa es la enseñanza de hoy.
Los tiempos vendrán a convertir a los corazones y ustedes, en alianza Conmigo, Me podrán ayudar.
Todo debe ser hecho por Amor al Padre. Sé que cada uno está en un momento distinto. No solo los que están dentro de esta sala, sino también las almas en el mundo.
Algunos beben de Mi Fuente, otros aún tienen sed porque Me buscan en lugares en los que no Me corresponde estar con Mi Luz y con Mi Paz.
Deben saber que la única meta de sus vidas es dirigirse hacia los Cielos y, si mantienen este principio en sus corazones, podré decir que una parte de Mi Plan estará cumplido.
Hoy, los Cielos truenan por Mi Presencia, es la llama de Mi Amor que desciende para borrar el dolor. No quieran perder más tiempo sin Mí, es necesario que Me vivan de verdad.
Hoy, estoy aquí; no por su mérito, sino por una emergencia en los corazones. Mi Corazón aún derrama Gracias; pero también derramará Justicia.
Cada oveja ha sido llamada a Mi Rebaño, algunas aún demoran en llegar hasta Mí. Por eso, en esta comunión Conmigo, podrán encontrar Mi resguardo y Mi Corazón en sus almas.
Que nadie pierda el tiempo en sumergirse en sí mismo. Es hora de activar el fuego interior que les permitirá ser como Mi espada para cortar el mal. No hablo aquí de vencer al enemigo, sino de amarlo para que la redención se manifieste en aquellos que la buscan.
Mucho fue confiado a sus consciencias. Mi Padre ha sido un océano de Gracias a lo largo de estos años. Gracias en el aprender y Gracias en el enseñar.
Ahora, es momento de afirmarse como lo hacen Mis Pies y de caminar descalzos hacia el sacrificio. Cada uno sabe lo que Me debe dar.
Solo les pido que estén Conmigo en oración, para que puedan ver Mi Propósito, desconocido por los corazones ciegos. Hoy, vengo a traerles Mi Luz Celestial, la Luz de Mi Reino, Luz para el mundo, Luz para las almas.
Muchos están siendo desterrados del lugar que construyeron, allí no está Mi morada. Por eso, la Luz quiebra ese lugar, para que Yo pueda encontrar regocijo donde todo aún está vacío. No teman abandonar los lamentos, es hora de amar con el corazón y de ver, en el prójimo, Mi Rostro, Mi Rostro de Luz, Mi llamado, Mi necesidad. Esto podrá ser la fortaleza en estos tiempos, porque donde Yo Me encuentre, en cada corazón y en cada esencia, nada acontecerá.
Beban de Mi Fuente inagotable, renueven la devoción a Mi Corazón para que Yo pueda contar con ustedes y para que cada uno, en este tiempo, viva su propia justicia ante Mi Padre. Pero si realmente llevan Mi Misericordia, verán convertirse a las almas por el simple acto de amar. Quien ama, protege; quien ama, ampara como lo hace Mi Corazón desde hace siglos.
Y cuando Nuestros Corazones se recojan, será el momento de fortalecer la alianza Conmigo y de encontrarme en lo profundo de sus seres; en donde siempre existe el verdadero amor, amor que aún no conocen y que primero deben imitarlo para después vivirlo.
Sean compasivos con sus semejantes, para que siempre puedan ver el dolor del corazón que debe ser curado por Mi Paz. Los rebaños están siendo llamados, a lo largo y ancho del mundo, a través de la Voz de Mi Madre. Antes de que el sol ilumine las penumbras, cuando sea Mi Retorno, todos deben estar firmes y, en compasión, orar a Dios.
El mundo está en su ciclo de definición. Cada uno sabe lo que debe hacer y lo que debe donar con más urgencia, en estos tiempos.
Estudien Conmigo semanalmente el Evangelio y vean, en Mis Palabras, la señal para la transformación. Y antes de que el universo se revele en su totalidad al mundo, Mi Presencia llegará abriendo el corazón de la galaxia a los que dicen que aún no Me ven.
Vean el esplendor de Mi Corazón y el de Mis Hermanos de las estrellas. Nuestro Padre actúa con Amor al mundo. Las almas, en su ignorancia, necesitan de cuidados para sentirse en paz en sus cambios y transformaciones. Por eso, todo debe ser permeado por la fraternidad, porque cuando Yo los encuentre a ustedes y a Mis otros hijos en un mismo nivel de amor y de oración, en verdad estaré allí, aun bajo la gran penumbra de la noche, cuando todo esté opaco y Mi Luz sea la llama que los pueda guiar en el camino.
Los amo, los amo, los amo; esa es la fuerza de Mi Corazón, la fuerza para su transformación. Los Cielos en la Tierra son bendecidos en estos tiempos. Acepten vivir la Gracia sublime que viene en auxilio de todos, aun más de aquellos que nunca Me vieron ni sintieron a Mi Madre.
Ahora, es la hora de todos, la hora de la reversión, la hora de la oportunidad para Mis ovejas. Contemplen Mi Rostro, a través de Mi imagen misericordiosa, con gratitud. Cada Adoración debe ser un nuevo tributo para convertir sus corazones y los de sus hermanos en un estado de oración y de paz. Cuando no tengan fuerzas para contemplarme, recuerden Mi sacrificio que hice por todos ustedes y lleven sus corazones a Mi Templo interior para que Yo los abrace fuertemente en Mi Paz.
Padre Universal,
que Tu Consciencia de Amor
nutra los corazones.
Y que, en el Retorno de Tu Hijo,
vivamos eternamente la fraternidad.
Amén.
Fray Elías:
Vamos a cantar “Jesús está aquí”, que fue lo que Él pidió.
Creo que para todos fue un poco sorpresiva la venida del Maestro.
En determinado momento de la sintonía, aparecieron algunos claros de luz blanca sobre el cuadro del Cristo Misericordioso, por lo menos por tres veces.
Pensé que podría ser la manifestación de una puerta dimensional.
En el inicio no entendí muy bien; hasta que, a medida que el trabajo se fue desarrollando, la Presencia de Él se fue aproximando de forma muy delicada. Era como si se aproximara paso a paso, poco a poco. Él apareció como el Sagrado Corazón de Jesús.
Le preguntamos por qué todos no podían verlo y Él nos respondió si acaso nosotros no sentíamos la presencia de Su Corazón, que eso era lo más importante de todo, sentir Su Presencia.
En otro momento, nos dijo que nos mostraría la visión del infierno, del purgatorio y del Cielo. En ese momento, en la pared, frente a nosotros, vimos el infierno, el purgatorio y el Cielo.
Él dijo que si las consciencias no siguieran las Instrucciones de Su Madre, no podrán ser salvadas, porque Ellos, como consciencias, estaban haciendo todo lo que estaba a Su alcance, todo lo que les era permitido.
La visión del inferno era algo horrible; había bestias que parecían perros caníbales, salvajes, desfigurados, que sometían con ladridos terribles a muchas consciencias que estaban ahí. Eso era parte de lo que acontecía en ese lugar, pues sucedían muchas cosas más que eran muy confusas.
Luego, se observó que, cuando Él entraba, parecía que ese fuego, que quemaba a las consciencias, se dispersaba por donde Él caminaba y todo quedaba inmóvil. Parecía que ese infierno y ese sufrimiento se detenían por un momento y los que estaban allí veían la Luz.
Luego, Él se retiró de ese espacio y abrió la visión del purgatorio. En ese lugar, había muchas consciencias de varias eras y siglos que parecían seguir viviendo en su propia época, aunque todos estaban en un mismo espacio.
Cuando veían al Maestro, clamaban, con sus manos hacia arriba, clamaban pidiendo que el mundo, la humanidad encarnada, orara por ellos, rogaban mucho para que los retirara de ese lugar. Había personas que estaban allí desde eones de tiempo y que aún no les había sido concedida la Gracia de poder salir de aquel lugar.
No era un lugar donde se sufría mucho. Era un lugar de lamentación; parecía que las consciencias se daban cuenta de lo que no habían podido hacer mientras estaban encarnadas y se lamentaban mucho. Había algunas consciencias que oraban todo el tiempo, pero parecía que sus oraciones no alcanzaban, pues eran muchas consciencias, eran infinitas. Cuando veían al Maestro y clamaban, algunas eran sacadas de allí.
El Cielo era algo totalmente diferente, un lugar para quedarse. Había varios niveles, pude ver siete niveles que cada vez eran más sutiles. Él nos mostró uno que era un espacio celeste, abstracto, sin forma, en donde había una cruz; era la Cruz que Él había cargado. Los maderos brillaban, la Cruz estaba radiante y debajo había un Cáliz. Por encima de esa Cruz, en otro nivel, estaba el Padre, con ángeles y seres humanos que no estaban encarnados, que estaban en constante Adoración a esa Cruz.
En el momento del Mensaje, cuando Él mencionó que traía la Paz; desde el corazón del universo descendió un rayo inmaterial de Luz que tocaba cierta región del planeta y, en ese lugar, ciertos espíritus, que tenían sus consciencias totalmente perdidas por la vida del mundo, fueron tocados y ayudados.
Pidió que repitiéramos las Palabras pronunciadas por Él en la Última Cena, porque lo que fue dicho en aquel momento aún poseía una fuerza muy importante. Fue cuando pidió que se colocara la Comunión en el piso, mientras Él hacía una cruz de cenizas sobre nuestra frente, en la frente de cada uno de nosotros. Eran cenizas blancas y parecía un Bautismo. Él caminaba como si fuera una persona como nosotros, como un pastor, con ropas bien simples.
Después de mostrar las visiones del infierno, del purgatorio y del Cielo, hizo una cruz con esas cenizas de colores gris y blanco, tan sutil que parecía un instrumento Suyo.
Mientras Él hablaba, ayudaba a muchas consciencias que estaban aquí, en el campo de Casa Redención.
En determinado momento, a Su lado izquierdo apareció una mujer muy linda, muy suave y delicada; tenía un rostro casi oriental, con los ojos un poco rasgados y Él dijo que era María Magdalena.
A Su lado derecho, apareció Sor Faustina como monja. Cuando dijo que era posible la redención del alma y de los cuerpos, era porque Él había redimido los cuerpos de María Magdalena y había redimido el alma de Faustina, que son diferentes estados de la tarea que realiza.
Después, se elevó un poco y permaneció irradiando. Y, cuando comenzamos a cantar, surgió un grupo de ángeles que ayudaba en el proceso de la Comunión.
Cuando los hermanos se extendieron en el piso para su consagración, Él colocó la Mano irradiando la espalda de cada uno.
Después, nos dijo que publicáramos esta transmisión en la página de internet como “Aparición extraordinaria de Jesús”.
Cristo, en otro momento, nos hacía sentir que Él era el universo y que el universo está lleno de Sus hermanos. Por medio de estas palabras, transmitía una unidad perfecta con la Hermandad Blanca. Cuando habló de los Hermanos Mayores de las estrellas, era como si estuviera hablando de Sí mismo o de otro igual a Él, sin colocarse en posición de Gran Maestro, porque decía que eran Sus hermanos.
¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más