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Inesperadamente, hoy Me presento a la humanidad para llamarla al arrepentimiento.
Antes la copa estaba casi llena, ahora la copa está desbordando. Tengan consciencia de lo que están haciendo, detengan las agresiones de hermanos contra hermanos.
Las naciones y algunos de sus dirigentes ya son más que títeres en las manos de Mi enemigo. Una red oculta y maligna somete a los inocentes: niños son abandonados, seres humanos son despreciados y repudiados en las fronteras porque intentan escapar del hambre y de la persecución.
Ya no jueguen con las armas nucleares. Ustedes, seres humanos de la Tierra, no tienen consciencia de lo que un acto fallido generaría en todo el planeta.
A mediados de los años 40 fueron avisados sobre las consecuencias del uso de la energía nuclear y no escucharon a nuestros mensajeros. Ahora corren y compiten, amenazan al mundo y hacen pruebas escondidas en lugares de la Tierra que ya están altamente contaminados por tanta radiación.
¿Cuándo percibirán que el poder no les pertenece?
Deténganse y escuchen la Voz que viene del Corazón del Universo.
Ya no tienen nada más que experimentar y que procrear. Reconozcan, en este momento, que fallaron con sus experiencias en laboratorios y con seres humanos; y que la actual pandemia es el resultado de una mala praxis.
¿Qué más desean tener?
Ya hubo humanidades anteriores que transgredieron a la Creación y que se lastimaron a sí mismas.
Ustedes son la quinta y última raza. El peligro ya dejó de estar en sus caminos, ahora él está en sus manos y no lo pueden controlar.
Abandonen la carrera armamentista, social y conquistadora que todavía promueven en muchas naciones. Ya no agredan a los mares y a los océanos. El planeta camina rumbo a una salinidad inesperada.
La Tierra ya no puede más y ella reflejará su agonía. No pueden imaginar este mundo sin agua dulce o en largos días oscuros por las expansiones de las cenizas de todos los volcanes.
¿Qué harán si eso sucede?
Mientras los Reinos de la Naturaleza siguen siendo el foco de una explotación desmedida, seguirá corriendo sangre en el mundo, y continuará siendo noticia.
Perdieron la intuición de sus almas, ya no tienen sensibilidad para escuchar a Dios dentro de sí mismos.
Sus vidas se oscurecieron por la ambición y por la injusticia, mientras que miles de personas en el mundo son golpeadas por la marginación, el exilio y la explotación.
Las mismas manos de siempre se enriquecen a través del sufrimiento global, pero eso terminará. Será una de las primeras correcciones que impondré a la humanidad.
Hoy le hablo al mundo entero, no le hablo a una sola religión. Les hablo a todos los creyentes y no creyentes, a los que desperdiciaron sus vidas por los placeres y por los deseos del mundo, les hablo a los que sienten satisfacción por hacer el mal.
No hay ángel ni Jerarquía que detenga la copa rebasada. Están ante los pies del gran abismo.
Mi Corazón no solo sostiene al mundo sufriente y agonizante; Mi Alma soporta las injusticias y los desprecios de los que me abandonaron y no creyeron en Mí. Ellos no escucharon Mi mensaje. Ellos juzgaron Mi trabajo y Mi dedicación, y Mi enemigo los engañó.
Por eso, estén atentos. Todo lo que les di en estos años fue para prepararlos para este tiempo, y la mayoría dejó pasar Mis Palabras y las perdieron.
Ahora, que resta poco tiempo, recapaciten, enmienden sus errores y pidan por Misericordia, porque nadie conoce la Justicia y, aun así, las almas la desafían por ignorancia y por indiferencia.
En verdad les digo que ya no tengo cómo justificar ante Mi Padre todo lo que hacen. Llegó el momento de que todo se defina entre ustedes y Dios.
Pero si en sus vidas se viviera el amor, la tolerancia, el respeto y el cuidado, no sufrirán más; porque todo lo que llegará será resultado de la soberbia, de la explotación y de la maldad de los que las siguen viviendo.
Solo les puedo decir que se arrepientan, para que en estos tiempos agudos no les falte la paz.
Aférrense a Mis Palabras. Sean el Nuevo Testamento para que el mundo entero deje de sufrir sus propias consecuencias.
Al cumplirse 12 años, junto a la Madre de Dios y por un periodo indeterminado, les entregaremos Nuestras últimas Palabras, para que las escuchen con atención y sus consciencias comprendan el mensaje.
Por eso, respondiendo a la Voluntad y a la Justicia del Universo y por todo lo recibido en cada nuevo encuentro, escucharán después de las oraciones nuestros Mensajes, los que serán entregados con anterioridad, ya que por un tiempo indeterminado resguardaré al vidente para que Me ayude a sostener este momento, en oración y en silencio, para que Mis Gracias lleguen a otros lugares del mundo.
Es tiempo de que vivan Mis Mensajes, sobre todo los últimos.
Mi Corazón ha soportado ofensas de compañeros muy cercanos, algo que abrió la Llaga de Mi Costado. Las ofensas de los que se van lastiman Mi Corazón, porque Yo les doy la vida y, en vez de vivir en Mí, se dejan morir a sí mismos.
Que el discernimiento y la paz los guíen en estos tiempos difíciles.
Que está Maratón sea la síntesis y la confirmación de sus vidas ante el Sagrado Corazón del Señor.
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Hijo:
Los Reinos Mineral, Vegetal y Animal aceptan todos los días tus oraciones y ejercicios de servicio para con cada uno de ellos.
Así, a través del amor del ser humano, ellos conseguirán expresarse y le enseñarán a la humanidad lo que la humanidad perdió, como los valores y la dignidad.
Los Reinos de la Naturaleza son maestros de la donación, del amor y de la entrega que el ser humano debe percibir y reconocer.
En la tarea de cada Reino está la cura para la humanidad. Pero los Reinos esperan ser atendidos y reconocidos por el hombre, para que ellos reciban la oportunidad de continuar evolucionando.
Observa con atención cada Reino, su belleza y peculiaridad, y en ellos encontrarás verdaderas enseñanzas de amor y de donación espontánea a la Creación.
Así, únete al Todo, al universo, a la esencia y a la vida, y cuando ores, ora por los Reinos de la Naturaleza, que sufridos y abandonados, están huérfanos del Reino Humano.
Siente en tu corazón a los Reinos de la Naturaleza y agradece que aún ellos estén aquí para servir a la Creación y al planeta.
Alivia sus traumas, repara sus heridas y calma el sufrimiento. Que los Reinos, por su devoción y belleza, te hagan encontrar la Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Hoy vengo al mundo porque todavía lo necesita, porque aún no encontró la Paz.
Por eso, hijos Míos, en este momento culminante, Yo necesito de ustedes, más allá de lo que les sucede o de todo lo que estén atravesando. Los necesito cerca de Mi Corazón, debajo de Mi Manto, para que me ayuden a establecer la Paz en el mundo, para que después se pueda establecer la cura de la humanidad.
Por eso, es importante rezar el Santo Rosario todos los días, en especial en estos últimos días del mes de julio, que los preparará para agosto, en el que Mi Mensaje anual llegará al mundo como preámbulo de la venida de la Iglesia Celestial de Cristo.
Hoy vengo rodeada de la Creación de Dios, especialmente de los Reinos de la Naturaleza, que aún necesitan de sus oraciones y súplicas, porque no solamente sufre la humanidad; sus hermanos menores, los Reinos, a lo largo y ancho del mundo, también están sufriendo las consecuencias del cambio climático y del calentamiento global que día a día se agrava en este planeta.
Pero existe algo que todo lo puede impedir, que es la oración del corazón y el ayuno, algo fundamental para este tiempo final en el que el hombre podrá reconciliarse con las leyes de la naturaleza a través de la oración y del ayuno. Algo que en los primeros años de apariciones Yo les enseñé, no solo por la causa de los Reinos de la Naturaleza, sino también por otras causas que aún son necesarias y urgentes de atender.
De esa forma, queridos hijos, por medio de la oración y del ayuno, irán despertando dentro de ustedes el talento que Mi Hijo les dejó, lo que el Padre Celestial llama dones. Fundamentales virtudes que, en este momento de la humanidad, necesitan estar disponibles para este planeta y esta raza, porque a través de los Dones de Dios y de las virtudes que pueden vivir, tendrán más consciencia y conocimiento de cómo reconstruir este planeta, de cómo ayudar a los Reinos de la Naturaleza, de cómo sostener esta humanidad.
Yo vengo con este mensaje de la Creación, del universo, de las estrellas y de los soles. Dios espera que al menos una gran parte de Sus hijos, en este tiempo definitivo, pueda comenzar a reconstruir la humanidad y los Reinos de la Naturaleza.
Aquí, en este sagrado lugar, a través del árbol sagrado de Figueira, el conocimiento y la instrucción descendió directamente del propio Dios a través de Su instructor José Trigueirinho, al que Nuestro Padre tiene en Su Gloria.
A través de lo que él les enseñó, en simplicidad y en amor, tuvieron las primeras señales, como humanidad actual, de cómo a través de su contacto interno con el universo, con la oración y el ayuno podrían reconstruir los Reinos de la Naturaleza, porque mientras el mundo siga cometiendo infracciones contra la Creación, seguirá sufriendo.
Hijos Míos, eso es lo que ustedes hoy deben saber y tener presente en sus corazones. No solo el hombre necesita de cura y de redención, no solo la pandemia necesita terminar para que podamos ver qué fue lo que aprendió la humanidad, sino también los demás Reinos de la Naturaleza necesitan de su ayuda y amor.
Nunca podrían imaginar un mundo sin el sol, sin el amanecer, sin la brisa de la mañana, sin la marea de los océanos, sin el cantar de las aves, sin el frescor del Reino Vegetal, sin el esplendor de las flores.
¿Cómo podrían ustedes vivir sin la Creación, hijos Míos?
Dios creó el universo, este Sistema Solar y este planeta, para demostrarle, a cada uno de ustedes, cómo Él los ama.
¿Cuándo el mundo tomará consciencia que ya no es tiempo de destruir, sino de construir?
Si tuvieran la Gracia de escuchar el grito de los Reinos de la Naturaleza, sentirían un gran dolor como Yo lo siento.
Pero, aunque eso sucede, los Reinos no dejan de entregarse y de donarse.
La Madre Tierra sufre por la agresión de Sus hijos y, aun así, ella da los frutos que las criaturas de Dios necesitan para seguir viviendo y creciendo en esta humanidad.
Cada uno de ustedes, como parte de esta civilización humana, como expresión de la Voluntad de Dios, más allá de la fe o de la religión, tiene un deber con la Creación.
Ustedes, hijos Míos, no solo nacieron para vivir o para pensar, ustedes nacieron para tener consciencia de la Creación y del sagrado Propósito Divino.
Gracias al Altísimo existen islas de salvación en el mundo y bellos lugares de la naturaleza que aún están protegidos de la mano del hombre, para que la raza humana aprenda a sentir y a vivir de la Creación, no en la destrucción sino en la unión.
Mientras ese cambio no suceda, las profecías del Apocalipsis se cumplirán, pero Yo que soy Su Madre y deseo el bien para cada uno de Mis hijos, no deseo que vivan esto, que sufran o que padezcan por su falta de consciencia de la Creación y de la Ley.
Pero ustedes Me podrían decir: "Madre, por más que hagamos algo, hay personas en el mundo que por su ambición y poder destruyen el planeta".
No vengo aquí para generar un movimiento paralelo ni tampoco un reclamo mundial. Cada uno hoy tiene la consciencia suficiente para poder cuidar los Reinos de la Naturaleza y saber que sin ellos no es posible vivir en la superficie de este planeta. Por más que hagan cosas pequeñas, sus repercusiones serán muy grandes.
¿Alguna vez pensaron qué siente una flor al ser regada? ¿Qué siente la tierra al ser tocada con amor? ¿Alguna vez se preguntaron qué siente el mar cuando es contemplado por ustedes?
Todo tiene una consciencia, un saber y una sabiduría. Nada es estático. Todo tiene un porqué en la Creación.
Yo soy la Madre del Mundo, la Madre Naturaleza. Yo soy la Gobernanta de la consciencia del planeta. Todos los que vienen a Mí no solo se redimen en el Nombre de Mi Hijo, sino también vienen a la Creación para descubrir su sabiduría y su ciencia.
El planeta necesita ser curado de la explotación del hombre desde hace siglos y eso será posible por su adhesión a Mi llamado. Así, la Tierra no quedará atrás, sino que será contemplada por el resto de la Creación, para que se pueda regenerar y curar profundamente así como el planeta lo espera desde el principio.
Ustedes son parte de la consciencia de este mundo, ¿lo han entendido?, esta es su casa.
Para que la Iglesia Celestial de Mi Hijo descienda, el mundo debe cambiar y no seguir luchando para vivir en lo normal y en lo superficial.
El tiempo se está acabando, es hora de tomar consciencia. Por esa razón, Yo estoy aquí, para que puedan crecer interiormente.
Mi enemigo no quiere que alcancen esa consciencia, pero a través del ofrecimiento de sus oraciones y ayunos, permitirán generar la condición espiritual y material para que ese cambio sea posible en la consciencia humana.
Y ahora, los invito, hijos Míos, a hacer un ejercicio interior con la Creación. Los invito a disponerse y a abrir aún más sus corazones a través del contacto interno con el mundo intraoceánico.
Cierren sus ojos.
Y ahora, a pedido del Padre y por intercesión de la Madre de Dios, vamos a escuchar “Aurora intraoceánica”.
A través de este ejercicio, que comenzaremos en esta noche, Yo llevaré al mundo y a las almas hacia la cura interior del corazón y de las emociones, de la mente y del cuerpo, por intermedio de sus almas.
Abran sus internos, más allá de lo que escuchen sus oídos. Y ahora, véanse ante el océano, en el amanecer. Vean en ese océano a Dios, a través de Su Consciencia de Amor cósmico e interior. Siéntanse vacíos y escuchen el océano como grandes corrientes de luz que vienen hacia ustedes y, en consecuencia, hacia toda la humanidad.
Colocando sus manos en señal de recepción, ofrezcan todo su ser a Dios y, en nombre de la raza humana, ante ese océano que se ilumina en el amanecer, pidan perdón y clamen internamente por reconciliación, por todo lo que ha vivido el planeta Tierra, desde la presencia del hombre hasta los tiempos de hoy.
Vean emerger, en el horizonte del océano, el gran Sol de Dios que, con el poder de Su Presencia y Consciencia, colma con Su Luz todo lo que vive y vibra. Sientan encenderse sus células y átomos por la presencia intraoceánica de la Consciencia del Amor de Dios. Sientan a Adonai, siéntanse uno en la sagrada Unidad Divina. Sientan dentro de ustedes la Verdad de la Creación y de lo que son parte desde el principio.
Respiren lentamente. Cada vez que inspiren sientan como la luz de la Creación entra dentro de su ser y de toda su consciencia. Están ante Adonai y la Madre Naturaleza, en el gran vacío de la consciencia, para ser colmado y bendecido por el Amor y la Sabiduría del Padre.
Entre el Sol de Dios y el océano, vean surgir en el cielo al Hijo de Dios, quien extiende Sus Brazos como el Cristo Redentor, y de Su Corazón y de las palmas de Sus Manos emana la poderosa luz de la Gracia Divina sobre los cuatro puntos de la Tierra.
El océano se enciende en luz azul y su ser, cada una de sus consciencias, se enciende en la luz azul de Aurora.
En nombre de toda la raza humana, en nombre de la fraternidad, del perdón y del amor, afirmen sus votos internos con la Creación y los Reinos de la Naturaleza, para que todo sea renovado conforme a lo previsto por el Propósito Divino.
Ante la Luz de la Gracia de Cristo, ante la Presencia del Padre y de la Madre Naturaleza, nos unimos a la esencia de la Creación, para que recordemos de dónde vinimos y cuál es la razón de estar hoy aquí.
Que las Leyes de la Creación desciendan, que los dones sean entregados a los hombres y mujeres de la Tierra. Que las sagradas virtudes despierten y que la consciencia del ser humano se expanda, a fin de que la ignorancia sea transmutada y la sabiduría traiga la concientización de este momento actual.
Sientan la calma del océano. Sientan la paz de la Creación y el establecimiento de la armonía.
Ahora lleven sus manos hacia el corazón y siéntanse en unión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
En reconciliación con el planeta y la Creación, delante del océano, ante el amanecer del Sol de Dios y la Presencia del Divino Hijo, repetiremos una oración, frase a frase, que será traducida para que todos la podamos rezar delante de la Presencia de Adonai:
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la nueva raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu Misterio,
y que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta Unidad.
Amén.
Y así, Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado.
Que la Creación y toda la naturaleza se renueve en la humanidad. Que así sea.
Los dejo con este instrumental, para que su consciencia sea unida a Dios.
Paz y redención para el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando la naturaleza se agita, entra en oración y busca la unidad con el Espíritu más profundo de la Tierra, Espíritu de Dios, silencioso, que impregna la vida y sustenta el planeta.
Encuentra en su silencio la paz, a pesar de todos los ruidos de los elementos en la superficie del mundo. Deja rugir al viento y a los mares, bramar al fuego y moverse a la tierra. Que tu corazón esté siempre en el corazón del planeta, en oración, sirviendo por el equilibrio y por la paz.
Aprende a observar y a escuchar la naturaleza, aprende a ver sus señales en los elementos y a saber que cuando ella se agita es porque su Espíritu profundo necesita paz.
Todo en la Creación es vida. Cada alma y cada espíritu son partes de un Dios Único. Del corazón del hombre a lo profundo de los Reinos de la Naturaleza, todo proviene de Dios y encuentra en Él la unidad.
Por eso, hijo, siéntete parte de la naturaleza, siente que tu oración la calma, que tu amor le trae paz y que, cuando tú estás en Dios, toda la vida puede estar allí, en la Presencia eterna del Creador.
Por eso, ora por la vida, por el equilibrio y por la paz en todo lo que es vida.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Quincuagésimo poema
Reina de la Paz,
Madre Consoladora,
Guardiana de los corazones,
intercede por este planeta y por esta humanidad,
intercede por los Reinos de la Naturaleza.
Lleva a cada alma
la fortaleza y la inmensidad de Tu Amor,
para que, en este tiempo definitivo,
Tus hijos sepan qué camino recorrer
y así, encuentren el sendero
hacia el Sagrado Corazón de Tu Hijo.
Reina de la Paz,
que Tu Paz haga eco
en el universo interior de cada corazón.
Que la humanidad entera pueda sentirse en hermandad
entre los semejantes.
Que ya no exista el odio, la adversidad, la injusticia
ni el tráfico de personas.
Que los corazones despierten
y reencuentren el camino hacia Dios,
nuestro Padre Poderoso.
Que por medio de la fe, Madre de la Paz,
el mundo entero siembre esperanza y cura interior,
para que los que sufren tengan la Gracia de ser tocados
por los Rayos maternales de Tu Corazón.
Permítenos, Santísima Señora,
ser embajadores de Tu Amor y de Tu Paz.
Que, seamos merecedores de Tu Gracia suprema.
Que cada vida sea reconstruida
para que la reconciliación se establezca
y el perdón les traiga a todos
el fin de la desunión y de la indiferencia.
Que cada hijo Tuyo
recupere la fe que necesita para seguir adelante,
hasta que, como aves de luz,
sepamos regresar algún día
a las Moradas del Padre Celestial.
Reina de la Paz,
Madre de la Esperanza,
Amor inconmensurable,
prepáranos, ahora y siempre,
para el esperado Retorno de Cristo.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Trigesimocuarto poema
María,
Luz de Dios que desciende a la Tierra,
Estado de Gracia y de Misericordia perpetua,
Te pido, en este día, que mi alma y mi corazón
puedan vivir la consagración interior,
a fin de que Tu Hijo encuentre un espacio en mi alma,
en donde Él pueda gobernar y obrar.
Por eso, Virgen Santísima,
ofrezco mi vida como camino para la consagración.
Despojado de mis ideas y conceptos,
llévame al vacío de todo, para que,
en ese ejercicio de constante renuncia,
yo pueda ser merecedor
de toda la Misericordia posible,
para poder redimir y santificar mi vida.
Querida Madre Celestial,
que la oración diaria me impulse a la transformación,
a la vivencia absoluta del servicio al prójimo
y a los Reinos de la Naturaleza.
Que mi corazón humano se sensibilice
para poder sentir la necesidad
del que clama por ayuda.
Espero, algún día,
estar correspondiendo a Cristo
como un discípulo principiante
que aprende a conocer el servicio y el amor
en cada lugar.
Haz de mi alma, Señora mía,
un alma misionera.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Un alma devota y dispuesta a dar siempre más de sí a Dios, mientras oraba, le cuestionaba al Señor, diciéndole: “Señor, elevo mi voz a los Cielos y ruego por las almas que sufren, por los Reinos de la Naturaleza, por el planeta, por Tu Plan. ¿Qué más debo hacer para que esta oración verdaderamente llegue a Ti y genere méritos para la salvación y la redención del mundo?”.
Y el Señor le respondió: “Mientras oras, habla Conmigo, pronuncia cada palabra no solo para escuchar tu propia voz y sentir que estás cumpliendo con tu parte; ora, dejando que tu esencia Me mire a los Ojos, que tu corazón esté dentro del Mío y que tu verbo sea un eco en todo el Infinito, en toda la Creación.
Para orar así, hija amada, alma Mía, necesitas estar entera ante Mí, sin que te importen el tiempo, el cansancio, las sensaciones del cuerpo o aquellos que están a tu alrededor, si ellos se esfuerzan como tú lo haces o si duermen y se distraen con sus palabras. Que no te importe nada más que Mi Presencia y la imperiosa necesidad que el mundo tiene de oraciones sinceras y verdaderas.
Cuando cantes, que a tus oídos no le importe el sonido de tu voz, que a tu mente no le importe quién te está escuchando, sino que a tu corazón le importe afinar tu voz y estar ante Mí, cantándole con perfección a Aquel que es el Dueño de todo sonido, el Creador de cada nota, de cada tono, capaz de transformar tu vibración en Dones que se expanden por la Vida, transformando vidas. Así, alma pequeña, debe ser tu oración”.
Que este diálogo les enseñe, hijos, a profundizar cada día en sus oraciones. Que ellas sean sinceras y que lleguen a Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Decimonoveno poema
Estrella de la Mañana,
Aurora del renacer,
Patrona de todas las naciones,
que, como pueblo,
preparemos la Llegada de Cristo.
Que nuestros pies caminen en dirección
al sagrado Templo del Corazón del Rey
para que, bendecidos por Su Espíritu,
renovemos nuestra fuerza en el servicio y en la caridad
por la humanidad y por los Reinos de la Naturaleza.
Querida Madre Celestial,
ayúdanos a aliviar los dolores de la humanidad.
Que Tu Amor nos enseñe
a estar siempre presentes en todas las necesidades.
Que aprendamos a cuidar y a proteger nuestras naciones
a través de la oración fervorosa,
porque sabemos que allí,
Tú estás presente para auxiliarnos.
María,
auxilio de todos los cristianos,
envuélvenos con Tu Manto de Luz,
para que nos animemos a seguir el camino
de los apóstoles de Cristo.
Que nuestra redención sea el ejemplo
para los que aún no encontraron a Cristo.
Que nuestra fidelidad sea la llama hermanada*
con los que no viven en Dios.
Que, en el vacío de nuestros seres,
Tu amado Hijo encuentre un lugar
en donde pueda gobernar y obrar,
por amor a la humanidad y a todo el planeta.
Que nuestra fe ayude a nuestras naciones
a cumplir el Propósito de Dios.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
* llama hermanada es la energía del amor y de la compasión que desde nuestro corazón podemos irradiar al otro.
El mes de mayo, hijos, podría ser conocido como el mes de la intercesión por las almas y por el planeta.
Es el mes en el que las Leyes de la Gracia y de la Misericordia actúan más intensamente en la Tierra, a través de la devoción de las almas que se consagran y se reconsagran al Inmaculado Corazón de María.
Mayo no es solo un período cronológico, es además el período de un ciclo espiritual en el que los Espejos del Cosmos se alinean con los Espejos de lo profundo de la Tierra y también con aquellos que están en el corazón y en la esencia de los que oran. De esa forma, una red de luz espiritual, divina y planetaria se manifiesta por el simple hecho de que las almas expresan su devoción y amor al Inmaculado Corazón de María, la Reina de todos los Espejos de la Creación.
A través de las oraciones de Sus hijos, la Madre y Gobernanta Celestial manifiesta, entre las dimensiones, Portales de liberación y de intercesión para las almas más pecadoras y perdidas. Es así que la oportunidad de una Gracia es concedida a los que se arrepienten de corazón y oran por la redención y por la paz en el planeta.
También los Reinos de la Naturaleza, los elementos y la vida que habita el planeta son tocados por las Gracias más profundas que provienen del Corazón de Su Madre Celestial.
En el universo, como en la Tierra, los ángeles y arcángeles se mantienen atentos a las súplicas de los que oran en todas las culturas y religiones, a los que claman sinceramente por paz porque, a pesar de su incomprensión e ignorancia, el amor en los corazones de los que oran se transforma en méritos para la cura, la redención y el despertar de todas las almas.
Por eso, oren, hijos, y reconsagren sus vidas a Dios en cada instante. Están en un ciclo de Gracias, de Misericordia y de intercesión, aun ante el escenario caótico del planeta. Que sus almas estén en el punto correcto de su elevación para que siempre alcancen la paz.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castíssimo
Cuando llegue la hora de la Misericordia, que tu corazón esté pronto, así como el Corazón de tu Señor está pronto para verter Sangre y Agua sobre el mundo y en lo profundo de las almas más pecadoras, más perdidas y solitarias, más engañadas y distantes de la Verdad Divina.
Siente en tu interior la necesidad de superar los límites, el cansancio, los asedios o aun aquellos compromisos más importantes para ti, para que, por un instante, tu corazón contemple en el Cielo al Corazón herido del Señor, superándose a Sí mismo a lo largo de los siglos, reviviendo Su entrega, renovando Su Amor, y entonces, hijo, que más allá del Corazón de Cristo encuentres al Corazón del Padre Celestial, atento a cada sacrificio del Señor.
Que tus oraciones apunten a Cristo y, por los méritos de esa entrega que se perpetúa, clames por la humanidad, por los Reinos y por las almas más perdidas.
Si tan solo tu corazón contempla al Corazón de Cristo y lo ofrece a Dios con amor, el Señor recibe de Su Padre el permiso para verter Su Misericordia sobre el mundo.
Pero es necesario el sí de la humanidad. Es necesario que clamen y pidan, que oren y se rindan ante todas las Gracias que descienden del Cielo; así ellas ingresan profundamente en cada ser y lo transforman.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y aunque fui colocado en el sepulcro, Mi servicio por la humanidad no había terminado.
Hoy doy continuidad para todos, a lo que verdaderamente sucedió en aquellos tiempos durante la dolorosa Pasión de su Maestro y Señor.
Pero para poder entenderlo espiritualmente, en esta tarde ingresarán Conmigo al Universo de Dios, a otro espacio de la manifestación creadora inmaterial y cósmica en donde también se guardó la memoria de todos los hechos sucedidos durante la dolorosa Pasión de su Señor. Preparémonos para este momento.
Coloquen sus almas al servicio del Plan, para que ellas sean las que participen de este momento y guarden en su memoria todo lo que vivirán y experimentarán, acompañando a los registros universales de su Maestro y Señor.
Para ingresar en ese Universo de Dios, bastará que abran la puerta de ese espacio con su palabra y su canción, esa será la llave que permitirá revelarles todo lo que sucederá después.
Ahora, mientras Yo les muestro el Universo de Dios detrás de Mí y a los ángeles que acompañan este momento, porque son los encargados de revelar los registros universales de su Maestro y Señor, deberán entonar la llave musical que les permitirá ingresar en ese espacio de consciencia.
Vamos a entonar "Adonai, Espíritu Santo" hasta que el Señor lo indique, y que Adonai resuene en nuestro interior y en nuestra consciencia para que nuestras almas ingresen en ese espacio. Podemos comenzar.
Canción: "Adonai, Espíritu Santo".
Una vez más.
Volvamos al instrumental anterior.
Estamos en un espacio que no es material, sino espiritual. Estamos dentro de una parte de la Consciencia de Dios que se expresa como una gran Esfera de Luz celeste, en donde los ángeles escriben en nuestras esencias este momento. El centro de ese lugar es una poderosa Esfera de luz dorada que alterna, en su manifestación, diferentes colores y formas, manifestando la belleza más perfecta de la Creación.
Nuestras almas están en el Universo del espíritu, lugar al que siempre aspiraron a llegar y a participar en él.
Nuestras almas participan de ese lugar con su consciencia más sutil y elevada y son invadidas por muchos impulsos que vienen del centro de esa Fuente, donde en pequeños Cristales de Luz, dentro de una Esfera dorada, se guarda la experiencia de nuestro Redentor en la Tierra, los pasajes más importantes y emblemáticos de Su tarea espiritual y cósmica.
Y en el Universo mental, el Universo ultraterrestre, otra parte del plano de la Consciencia de la Creación, también se guarda una copia fiel de ese espacio y lugar, que son otros aspectos de la tarea que Cristo realizó en la Tierra en aquel tiempo.
Sintamos, en este momento, cómo el centro de nuestra alma se conecta y se une a esa gran Esfera dorada que rige el centro de ese espacio de la Creación.
Y por fuera de esa Esfera azul, que nos envuelve y nos protege, veamos a las diferentes Jerarquías angélicas acompañando a Nuestro Señor en este momento.
Pero veamos a Cristo absolutamente transfigurado. Una transfiguración más profunda y completa que la que vivió en el Monte Tabor. Él nos muestra, en este momento, Su verdadera Faz, la consciencia del Cristo Cósmico, llamado Jesús Glorificado.
Vamos a contemplarlo al lado de esa Esfera dorada de Luz y, mientras tanto, dentro de esa Esfera dorada, no perdamos la atención y la sintonía con esos pequeños Cristales de Luz, de cómo giran de forma tan semejante a nuestro ADN, al movimiento de nuestras moléculas y átomos. Estamos ante el aspecto científico de Dios.
Contemplemos a Cristo. Cómo cada parte de Su Ser está iluminada y glorificada, y ha alcanzado una materia transubstanciada y sublimada por el poder del Amor que Él encarnó, por ese Amor que Él expresó a cada uno de nosotros, desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión.
Allí se reúnen, a través de Cristo, todas las etapas de Su vida en la Tierra, no solo las etapas de Su vida material, sino también espiritual. Estamos ante la revelación del Cristo Vivo y Glorificado. Todo Su ser es la propia Eucaristía viva, es la gran Reliquia de Dios que se ilumina ante nuestras almas y consciencias, llevando a nuestros seres a una comunión espiritual y cósmica con las Leyes del Universo inmaterial.
En este momento, debemos creer en lo que estamos viviendo y sintiendo, más allá de la distancia o de la separación. La Consciencia Glorificada de Cristo nos une y nos reúne en este momento para vivir esta experiencia.
Veamos a Nuestro Señor levitando en el Universo, dentro de esa gran Esfera celeste de Luz, y nosotros allí dentro, participando conscientemente con todo nuestro ser y consciencia, abriendo nuestra alma para que todo nuestro ser reciba, a través de Cristo, los misterios de las Leyes inmateriales que allí se encuentran en este momento y que son la Leyes que impulsaron a las Leyes materiales, las llamadas Leyes universales. Estamos bajo otra vibración y condición espiritual, mantengamos nuestra conexión y nuestro corazón abierto para esto.
Dejemos que nuestra alma sea invadida por cada uno de esos impulsos lumínicos, que la Consciencia transubstanciada de Cristo nos ofrece en este momento.
Y así, en un acto de profunda gratitud y reverencia, dentro de ese espacio de la Consciencia de Dios, en donde Su aspecto científico está presente, sintámonos en el absoluto vacío, en el completo despojamiento y en la renuncia necesaria para que sea Él, Cristo, el que actúe a través de nuestras almas y no nosotros.
Dentro de esa Esfera dorada de Luz que Él nos presenta y que enciende a través de la palma de Su Mano derecha, Él nos ofrece vivir la Voluntad de Dios.
Él nos coloca ante la visión y el momento consciente de poder reconocer la Voluntad Divina, que surge de la Fuente como una emanación poderosa de Amor y de Unidad.
Por fuera de esa gran Esfera celeste de Luz, vemos aproximarse a San Miguel Arcángel, también con un aspecto transfigurado como un gran guerrero de luz que cuida a los diferentes Proyectos de la Creación. En Su mano derecha vemos una lanza y en Su mano izquierda vemos una balanza que mantiene su equilibrio, su igualdad y equidad.
Contemplemos todos estos símbolos, pero, sobre todo compenetrémonos con esta realidad que Nuestro Señor hoy nos ofrece con toda Su humildad y Amor.
Él coloca, en el centro de cada una de nuestras almas, esos Cristales de Luz que guardan Su energía crística. Nuestras almas se rinden a Sus Pies, no sintiéndose dignas de este merecimiento, pero sí reconociendo la Gracia suprema que las ha traído hasta allí.
Y ahora, esa gran Esfera celeste de Luz se disuelve en el espacio. Cientos de almas, de diferentes partes del mundo, están allí presentes, rindiéndose a los Pies del Redentor, dentro de esa Consciencia de Dios, en donde las Leyes inmateriales actúan y obran por medio de la Ley del Silencio.
Contemplemos la belleza que Dios nos muestra en ese lugar y en ese espacio que es parte de Su Consciencia Universal.
A través de nuestra cabeza, desde el centro de nuestro coronario, se eleva un sutil hilo de luz que nos conecta con ese Universo, en donde está presente nuestra alma.
El Cristo transfigurado no habla a través de las palabras, sino a través de las acciones que hoy lleva adelante con todos nosotros y con toda la humanidad.
Pero Él nos pide algo:
Sean conscientes de lo que están recibiendo y den valor a lo que se les entrega, porque esta será la única vez hasta que Yo retorne al mundo, cuando muchos reconocerán Mi Presencia, aunque muchos otros la negarán.
Los estoy preparando, a través de esto, para ese tiempo. Por esa razón los he traído aquí en consciencia y espíritu, en alma y en esencia, porque es aquí en donde Dios reside dentro de cada uno de Sus hijos.
Quien se vacía, se redime. Quien se rinde, se redime. Quien se entrega a Mí, se redime. Quien Me da su vida, se redime.
Mientras tanto el Universo, a través de las melodías, revela diferentes impulsos de la Creación, semejantes a grandes nebulosas, estrellas o galaxias, que se dibujan en ese firmamento de la Consciencia de Dios, en presencia de los ángeles y de San Miguel Arcángel. Cristo mantiene aún Su Mano derecha próxima a la Esfera dorada de Luz.
Por momentos, somos encandilados e invadidos por explosiones de Luz dorada que hacen invisibles a nuestras almas. Somos bañados por Su Amor-Sabiduría, ese Amor y esa Sabiduría que encarnaron en el mundo, a través de Jesús, para traer la redención al planeta por un solo propósito, el propósito del Amor.
Mientras Jesús se encontraba en el sepulcro, varios aspectos de Su Ser y de Su Consciencia realizaron esta tarea que Él realiza hoy con nosotros, ayudando a diferentes grupos de almas y redimiendo a los infiernos, dando oportunidad y Gracia a todas las estrellas caídas.
Hoy Él nos entrega, por el poder divino de Su Misericordia, estos impulsos de la Fuente espiritual que guarda los registros de toda Su experiencia en la Tierra y de todos los niveles de Su Ser, que se revelan ante nuestras consciencias para que sepamos y reconozcamos que Dios está en todo.
Con mucha suavidad y armonía, traigamos nuestras consciencias a este espacio material, al lugar en donde ahora nos encontramos, y sintamos como toda esa experiencia se guarda en el centro de nuestro ser, en lo más íntimo de nuestro ser interno.
Aún vemos aquí al Cristo glorificado, al Cristo transubstanciado, con todo Su Ser como una misma y única Eucaristía que se ofrece al mundo para su redención y perdón.
Aún vemos, detrás de Cristo, ese Universo y espacio de Dios palpitando.
El Plan universal está centrado en la redención de la humanidad. Por esa razón, el propio Dios se ofreció al mundo a través de Su Hijo, para que la humanidad de aquel tiempo y la humanidad de hoy comprendieran que están aquí por un Propósito divino y no solo por una vida material. Sus células, átomos y el centro de sus seres deben comprender esto, deben afirmarlo para que sus almas gobiernen y lleven adelante las Aspiraciones de Dios y la Voluntad que Él ha determinado para cada uno de Sus hijos.
En este séptimo día de encuentro, veo a la mayoría de las almas vacías de sí. Deben reconocer esto todo el tiempo. Deben resguardarlo de ustedes mismos. Deben preservarlo del mundo, del caos y de la infidelidad. Deben comprometerse con ustedes mismos por el Plan de Dios, porque Dios está esperando actuar a través de Sus hijos, como Él ha actuado a través de los tiempos y de las diferentes razas.
Pero, para que esa decisión que Dios tiene se pueda manifestar, después de todo lo que la humanidad ha recibido a través de los tiempos, le corresponde a la raza de hoy dar el gran y último paso para que esa Voluntad se pueda realizar y concretar. Mientras eso no suceda, la humanidad seguirá sufriendo.
El Reino de los Cielos estuvo en este planeta. El Reino de los Cielos se refleja a través de la naturaleza de este planeta. Cuanto más agresión reciba, mayor dolor sentirá el ser humano. No habrá lugar ni consciencia que pueda suplir ese dolor ni que pueda calmar ese sufrimiento.
Ustedes son seres que provienen de la Fuente. Por eso los he llevado hacia ese lugar predilecto de Dios. Él los ha colocado a todos dentro de Su Corazón, ¿lo han percibido? Es el Amor que surge y emana de la Fuente, el Amor renovador e incansable que hará de cada ser un nuevo ser, por eso su rendición es importante.
No tengan miedo a los cambios. Ábranse a los cambios que llegarán en el fin de estos tiempos. La alegría celestial es la promesa que Dios tiene para cada uno de Sus hijos, y Él hoy cumple Su promesa llevando a todas las almas que escuchan, al recinto de Su Sagrado Corazón, más allá de los errores, de las deudas o de los traumas que cada ser humano pueda estar viviendo y atravesando.
Dios es el eterno incondicional. Su Maestro es el eterno incondicional. El Espíritu Santo que hoy está entre ustedes, es el eterno incondicional.
Cuando la humanidad aprenda a vivir en el amor y no en la indiferencia, a practicar la igualdad, la tolerancia, el respeto y la fe, todo se transformará. Para que eso suceda, Yo retornaré al mundo en el momento más difícil y culminante de la raza. Los días se aproximan para ese acontecimiento.
Hoy le he pedido al Padre que Me diera la Gracia de llevar a cada uno de ustedes hacia dentro de Su Corazón.
Ahora Cristo, colocando Sus Manos en señal de imposición, transfigura Sus vestiduras y toda Su Consciencia en un sutil color rosa. Él nos muestra Su aspecto espiritual de Amor. Aquél que siendo sometido y ultrajado por los hombres durante Su dolorosa Pasión, Su Amor nunca se rindió.
Estamos ante el Amor invencible de Cristo, el Amor que Él, en este momento, irradia al mundo entero, colocando cerca de Su Pecho a nuestro planeta, a toda la humanidad y a los Reinos de la naturaleza.
Hoy Su Amor espiritual e invencible recoge a las almas grupo de diferentes especies animales como las ballenas, que son aniquiladas; como el ganado, que es aniquilado; como las especies que pierden su hábitat; y del Reino vegetal, que es explotado, quemado y destruido en la superficie de la Tierra.
Y más aún, el Amor invencible de Cristo penetra en lo profundo de nuestro planeta y recoge el alma grupo del Reino mineral, cuyos minerales sufren y son destruidos y extraídos con violencia y venganza.
Su Amor también llega, hoy especialmente, para los que viven en esclavitud, en África y en el mundo.
Estamos en el momento y en la Gracia, ante el Amor invencible de Cristo, de pedir perdón por los errores cometidos por esta humanidad contra los Reinos de la Naturaleza; de pedir perdón por nosotros y por nuestros hermanos que están ciegos y que solo quieren el provecho y los beneficios de la Naturaleza.
Ante el Amor invencible de Cristo, pidamos perdón por destruir la Creación y por no valorarla.
Nos postramos ante Cristo para pedir perdón y para que Su Amor triunfe en el mundo por los méritos de Su dolorosa Pasión, por el descenso de Su insondable Misericordia.
Nos podemos levantar, respirar profundo y agradecer.
Hoy vamos, a pedido de Cristo, a ofrecer esta comunión por los Reinos de la Naturaleza, pero también por los que tienen sed en el mundo y no tienen agua para beber y para hidratar sus cuerpos. Pidamos la Gracia de que el Reino de las aguas, desde las entrañas más profundas de la Tierra y por medio de la Madre Naturaleza, conceda la Gracia de hacer brotar vertientes en aquellos lugares en donde abunda la sed. Amén.
Señor, Dios del Universo y de la Vida, Fuente inagotable de Amor y de Verdad, manifestación infinita de la providencia, de la abundancia y de la sabiduría universal, te ofrecemos este Sacramento en nombre de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, y pedimos la Gracia y la oportunidad de que todo lo que aquí recibimos, más allá de que no lo merecemos, pueda llegar a las almas que aspiran y esperan esta abundancia espiritual que Tú haces descender a la Tierra a través de Tu glorioso Hijo. Amén.
La novena de oración de esta Semana Santa, la Trilogía Espiritual que Yo les he enseñado hace muchos años, ha sido de vital importancia para Mí, porque ha permitido llevar adelante toda esta tarea, sin interrupciones ni obstáculos.
¡Gracias, por aquellos que se esfuerzan de corazón! Mi Paz esté en cada uno de los orantes que sostienen este Plan de Amor.
Por esa razón, en este sábado de Aleluya, para que en el día de mañana sus almas resuciten en espíritu, en gozo y en alegría por tener la Gracia de escuchar la Palabra de Dios, les ofrezco esta Comunión Eucarística cumpliendo Mi promesa de estar con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos.
Padre, Amor infinito, Consolador y Curador, Te ofrezco este pan para que Tú, bajo el poder de Tu Gloria, lo conviertas en el Cuerpo de Cristo para que hoy, consumando esta tarea espiritual y divina, lo ofrezca a cada uno de Tus hijos y les vuelva a decir: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
De la misma forma, te ofrezco el Cáliz de la Redención a Ti, Padre Amado, para que Tú lo transubstancies en la Sangre de Cristo. Por ese motivo, lo vuelvo a ofrecer a los Tuyos, diciéndoles: "Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que es derramada por su Señor hasta los tiempos de hoy, para el perdón de todas las faltas. Hagan esto en Mi memoria".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Y ahora, tomándonos todos de las manos, y quien está solo en su casa coloca sus manos en señal de recepción hacia el cielo para que, junto a Nuestro Señor, repitamos esta poderosa oración que Él nos enseñó:
Padre Nuestro (en español).
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra y eleve al Cielo a todas las estrellas caídas.
Que así sea.
Pueden llevar las manos hacia el corazón, porque donde está la unidad no prevalece ninguna enfermedad.
Que la Paz del Reino de los Cielos esté en ustedes y en todo el mundo.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por haber compartido esta tarde Conmigo. Guarden en la memoria lo que hoy vivieron.
En tus oraciones, clama por el planeta, por la esencia más profunda de la Tierra, por sus Reinos y elementos, por su espíritu.
Clama por el don de la vida que el Creador depositó en este mundo; vida capaz de renovar y de recrear toda la existencia; vida proveniente del Espíritu Santo de Dios y que guarda Su Soplo Divino en el propio interior.
Clama para que ese don se exprese, crezca y se revele al mundo, a la consciencia y a los corazones de los hombres.
Clama, hijo, para que este planeta encuentre alivio, y toda la vida espiritual que en él se oculta, sustentando la existencia de la Tierra, encuentre esperanza y motivación para dar continuidad a esa labor sagrada y desconocida por los hombres.
Clama por la propia consciencia del planeta. No te olvides de dedicar un tiempo a ese espíritu femenino y materno que ampara el Proyecto y la Voluntad Divina desde el principio.
Sé agradecido por la vida que se manifiesta en la Tierra, sé agradecido por sus Reinos, sé parte de esta Creación, que expresa unidad y armonía con el Todo.
Llegó el tiempo de ser consciente de la participación de la humanidad en la sustentación del planeta, y eso es material, interno y espiritual. En todos los niveles, la consciencia humana debe actuar, porque los hombres y mujeres de este planeta son el eslabón entre las dimensiones, son el puente hacia el Corazón de Dios.
Por eso, sé puente a través del amor, de la oración y de la gratitud. Sé puente con el Infinito a través de la simple y eterna unión con Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Hoy rezo con ustedes, hijos Míos, postrada en el suelo ante la Majestad de Dios, para volver a pedir por todos Mis hijos, y junto a los ángeles hacemos la ofrenda amorosa a Dios para que Él, en su insondable Amor y Piedad, tenga Misericordia del mundo entero.
Rezo, postrada en el suelo, por la humanidad enferma de espíritu, confundida y engañada por la mente, conmovida por sus emociones.
Rezo, junto a ustedes, para que todas las mentiras, que son provocadas y someten a la mayoría de la humanidad, se disuelvan por el poder de la Verdad, de la Verdad que cada uno es desde su esencia espiritual.
Postrada en el suelo, rezo por las naciones y por todos sus habitantes, para que las almas vuelvan a buscar a Dios y no a los ídolos de las comunicaciones ni tampoco a los fanáticos del fin de los tiempos.
Rezo, postrada ante Dios, para que la luz del discernimiento invada con su poder de sabiduría a todas las almas posibles para que, de esa forma, Mis hijos no vuelvan a ingresar en la cadena interminable de los sufrimientos.
Rezo, postrada en el suelo, por todos los que ocultamente promueven y generan el mal en la humanidad, a través de acciones globales que solo perjudican y atemorizan a la humanidad, para que la armonía y el orden interior se establezcan.
Rezo, postrada en el suelo, por los Reinos de la Naturaleza que son los que más sufren los efectos de la polución y de la contaminación del hombre. Algo que se agrava, día a día, y que ya no tiene retorno.
Rezo para que la consciencia del despertar impulse a Mis hijos a la conscientización y al respeto mutuo entre los Reinos menores y el hombre, para que la Creación tenga su espacio esencial y fundamental para poder regenerarse.
Rezo, postrada en el suelo, por todos los que sufren y por los que sufrieron en los últimos tiempos, para que esas almas apenadas alcancen la liberación de sí mismas y encuentren el camino del perdón y de la cura interior.
Rezo por la Iglesia de Mi Hijo, extendida por toda la Tierra, para que el Santo Padre tenga fuerza de determinación y valentía para poder expurgar del seno de la Iglesia lo que no es de Dios, así como Mi Hijo expulsó a los vendedores del Templo.
Rezo, postrada en el suelo, por innumerables causas, pedidos y súplicas.
Yo los invito a rezar junto Conmigo, en este día de Vigilia de Oración y en todos los días que vendrán porque, aunque no lo parezca, la oración será su arma de defensa contra Mi adversario y todos sus planes nefastos que él lleva adelante.
La oración será siempre fortaleza para sus espíritus y consuelo para sus almas.
Nunca dejen de rezar, porque así estarán protegidos y amparados de las consecuencias durísimas que vivirá el planeta y de las barbaridades que cometerán los anticristos.
Amen la oración y no se reconocerán. Así también ayudarán a todas las almas que sufren.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El Amor es capaz de concederle la Sabiduría Divina a la consciencia, cuando ese Amor actúa a través del alma que lo acepta.
El Amor es una corriente que libera los obstáculos de la mente y de lo material, porque su principio de energía promueve un constante dinamismo y renovación.
El Amor Mayor es el que abraza y guarda a toda la Creación, porque en ese Amor se concibe el valor de la vida y de todas las esencias creadas.
Cuando no puedas vivir en el Amor, intenta buscarlo, aspira a encontrarlo a través de la donación de tu ser y de la humildad que puedas vivir por medio del servicio y de una entrega incondicional.
En el mundo hay muchas almas que son despreciadas y no amadas, hay Reinos de la Naturaleza que tienen tanto amor para darle al ser humano y también son despreciados por él.
El Amor es la gran llave que siempre abrirá las puertas para que la vida del no amado se convierta por la cura que le dará el Amor.
Ámense de verdad y sin apariencias, el Amor los llevará a la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras clamas por Misericordia, contempla en tu corazón a los que no conocen a Dios.
Contempla en tu corazón a los ignorantes de alma y de espíritu que no creen en una realidad superior y que sufren por no buscar en Dios el aliento y el propósito de sus vidas.
Mientras clamas por Misericordia, contempla los mares y los océanos, los Reinos ultrajados de la Naturaleza, y recorre con tu consciencia cada espacio necesitado de este planeta. Encuentra, así, el sentido de tu oración, de tu canto, de tu clamor, de tu vida.
Contempla la consciencia de este planeta, el Infinito y el Tiempo de Dios. De esta forma, hijo, mientras oras, aspira a esta Vida Superior, para que ella llegue al mundo como la cura de todos los males y desvíos, como la puerta para la redención de todas las almas.
Cada día, da sentido y profundidad a tu oración, profundiza más en tu corazón y, así, profundizarás más en el Corazón de Dios. Como un espejo, tú estarás en Dios y Él en ti.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Los bendigo a todos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Es en el silencio de los mundos internos y en la quietud de las almas en donde se pueden revelar y en donde se pueden mostrar los Misterios de Dios. Esa parte de los misterios que están guardados en la gran consciencia del planeta, en el alma del planeta, en toda la órbita de esta humanidad.
Es allí hacia donde hoy los quiero llevar, para compartir con ustedes esa parte de los misterios que Dios conoce y sabe sobre toda la existencia humana.
Les hablamos, en días pasados, sobre las sagradas civilizaciones de la Tierra que habitaron en este planeta y que convivieron, en armonía y en paz, con toda la naturaleza, alcanzando altos niveles de contacto, y de consciencia con el Universo divino, cósmico e interior; así como también esa unión tan pura y profunda con cada uno de los Reinos de la Naturaleza.
Es por ese camino hacia donde hoy los quiero llevar como preparación para esta próxima Maratón de la Divina Misericordia, en la que como grupo de almas, como grupo de esencias, como apóstoles Míos, deberán seguir orando con toda la convicción del corazón, así como lo hacen hasta ahora, para atraer hacia la humanidad los Divinos Atributos que están guardados en los Libros Sagrados de Dios, y que se reflejan hacia los mundos internos de la gran consciencia de la humanidad.
Es por esa razón, compañeros, que hoy tengo entre Mis Manos el Libro Sagrado de Dios, uno de los tantos libros que guardan los registros de la historia de esta humanidad, dando continuidad al conocimiento sagrado y a las revelaciones que ustedes necesitan, en este tiempo, para poder dar los pasos hacia el Corazón de Dios. Hoy les traigo estos impulsos para que sus corazones se enciendan aún más en el Amor de Dios y en Su Divina Presencia.
En ese recogimiento es en donde se muestra la Verdad, es en donde sus consciencias se pueden enriquecer por el conocimiento que viene del Universo; pero que también viene del planeta, de tiempos remotos, de momentos muy antiguos, en los que la humanidad vivía un momento tan verdadero y profundo en su proceso de contacto con la Creación, algo que no sucede en este tiempo, pero que se da en una minoría de esta humanidad encarnada sobre la superficie de la Tierra.
Este impulso, como los impulsos anteriores, vienen para colocar a cada ser de este planeta, a cada orante y a cada consciencia que confía en Mí, en el camino de retorno hacia el sagrado Proyecto Creador del Padre Celestial.
Yo les traigo la oportunidad de encontrar el camino hacia sus orígenes, no solo desde donde ustedes una vez surgieron de los Sagrados Lagos del Universo, en donde sus esencias prevalecían y mostraban la verdad de la pureza original y del amor original que Dios concibió en ustedes como consciencias, antes de partir hacia las escuelas del Universo y hacia estas escuelas de la vida en la Tierra.
En ese libro, que hoy llevo entre Mis Manos, se encuentra el origen de una civilización, de un pueblo sagrado que habitó en esta región de Canadá y que, muy cerca del Círculo Polar Ártico, estuvo en la mayor soledad, encontrando la unión profunda con Dios, escuchando la Palabra de Dios que venía por intermedio de Sus Mensajeros del Cosmos y recibiendo, conscientemente, los impulsos que abrieron espacio y camino para que la humanidad, mucho pero mucho antes que el pueblo de Israel, pudiera vivir el contacto con lo superior, lo cósmico y lo divino.
Así podrán comprender, compañeros, lo que les estoy hablando en este momento, y desde dónde proviene esa sagrada información que surgió en este planeta, espontáneamente, mucho tiempo después de Adán y Eva; en el que esa civilización, que estaba en Norteamérica, encontró el camino, de una manera espontánea y natural, de vivir ese encuentro permanente con el Universo y con la Creación.
Fue ese pueblo de Norteamérica, anterior a la gran civilización indígena, el que habitó las lejanas tierras de Canadá. Ese pueblo vivió el Proyecto de Dios, lo cumplió, lo realizó paso a paso, siguiendo la guía que venía directamente del Universo a través de los Mensajeros del Cosmos. Y en ese proceso, también ellos evolucionaron y alcanzaron el séptimo grado de evolución de la consciencia.
Podrán comprender, de esa forma, qué fue lo que sucedió en aquel tiempo y cómo la humanidad de hoy no tenía consciencia de esa historia, pero sí el Padre eterno, desde el principio, lo sabía todo.
Esas consciencias, que evolucionaron naturalmente por su condición interior y espiritual, abrieron en aquellos tiempos una gran puerta para que las próximas generaciones de la humanidad, los próximos pueblos y civilizaciones, también tuvieran la oportunidad y la Gracia de tomar consciencia de la realidad invisible y superior que los rodea.
Es así que el Padre le encomendó a uno de Sus Arcángeles acompañar de cerca a ese pueblo y a esa civilización. El Arcángel Uriel envió uno de sus aspectos sublimes y eternos, hacia la dimensión material del planeta. En un estado de consciencia espiritual, álmica y divina, Él se aproximó a ese pueblo para traerles un mensaje y una revelación, ya que ese pueblo no tenía total consciencia de todo lo que existía más allá de su Universo material.
Los gobernantes de las diferentes civilizaciones, de los diferentes pueblos, siempre existieron para guiar a todos los pueblos hacia el camino de la realización del Plan de Dios y, en este caso, en ese pueblo de Norteamérica, que vivía y permanecía próximo al Círculo Polar Ártico, existió un gobernante especial, un hombre sabio pero también humilde, desinteresado del poder, de la autoridad y de la conquista, porque en él y en su pueblo no existían esas energías.
La protección de ese pueblo era la unión con la naturaleza y con el Universo, aunque no lo conocieran todo.
Su sensibilidad despertaba altos grados de amor y les permitía ampliar su consciencia en el servicio recíproco y compasivo entre hermanos.
Fue un pueblo que testimonió la llegada de ese gran Mensajero Celestial, el Arcángel Uriel. Él cultivó en ese pueblo y en sus generaciones futuras el principio fundamental para los mundos internos, que es la fortaleza del espíritu. Ese pueblo alcanzó la fortaleza del espíritu y aprendió cómo sostener esa fortaleza interior por medio de una gran y única llave, que era la fe. En esa fe, el pueblo despertó la confianza en lo desconocido y no tuvo miedo de abrirse a descubrir, a conocer y a comprender lo que estaba más allá de los límites de su consciencia material.
Ese gobernante fue una consciencia que estuvo presente en ese pueblo, pero que en espíritu vino desde el Universo. Uno de los importantes Maestros, que aún acompaña a la humanidad hasta los días de hoy, guió a ese pueblo, tan semejante a un patriarca.
En verdad, el linaje del patriarca comenzó en ese momento para la humanidad, para que después los siguientes patriarcas llegaran a este mundo para guiarlo y gobernarlo con lealtad y sin poder humano.
Allí, en ese pueblo como en ese gran patriarca de la civilización de Norteamérica, del Círculo Polar Ártico, no hubo interferencias, no hubo límites, no hubo obstáculos ni impedimentos, porque la pureza que surgía de sus corazones era tan simple, pero tan profunda, que los hacía humildes ante los Ojos de Dios.
Ese pueblo fue una de las razones principales para que el Padre y todo lo que está debajo de Él, de Su Ley de Jerarquía, pudieran confiar en Sus criaturas, en Sus hijos, y dar continuidad al Proyecto que falló en Adán y Eva.
Fue así que, milagrosamente y sin explicaciones, ese pueblo no tuvo tentaciones, engaños o desvíos; ya que ese grupo de almas de ese pueblo vivía su primera experiencia en este planeta como seres humanos.
Así, podrán comprender lo que les dije al principio, cómo sus esencias surgieron de los Lagos del Universo, las esencias de ese pueblo de Norteamérica también surgieron de Lagos Sagrados.
Así, ellos surgieron de Lagos Sagrados y llegaron a la Tierra en una condición original y de pureza altísima, semejante a la que encarnó María, Mi Madre.
Los grandes arcángeles, en los tiempos remotos de la Tierra, acompañaron al proyecto de la humanidad porque sabían del valor y de la importancia de su significado.
Así, en este tiempo actual, los arcángeles se aproximarán a la humanidad para poder proteger y cuidar una parte del Proyecto del Padre Eterno, aunque la humanidad esté desviada completamente del camino y de la Ley.
Pero hoy, a todos los que escuchen; más allá de su condición espiritual, interna o material; más allá de su purificación, de sus errores o de sus pruebas; más allá de todo; más allá de cualquier condición o situación que parezca inalcanzable para ustedes; y por medio de esta Maratón de la Divina Misericordia, con este impulso para sus consciencias, corazones y vidas, vengo a hacerles reconocer y a valorar lo que verdaderamente son, para que los obstáculos, las interferencias y los desvíos se disuelvan en la poderosa energía del Amor-Sabiduría, proveniente de Mi Consciencia Crística.
De esa forma, les traigo esta historia que no conocían, pero por la cual hoy despiertan para elevar sus consciencias en la ardiente aspiración de encontrar ese camino algún día, de vivir esa pureza y esa unión tan perfecta con el Creador, así como la vivió ese pueblo en el pasado.
Es de esa forma que, por medio de esa historia y de esta revelación, hoy espejo y hago refractar esos mismos principios, que vivió ese pueblo sagrado de Norteamérica, para toda la vida grupal de las Comunidades-Luz, para todos los que son participantes y seguidores de la Obra redentora de su Señor Jesucristo.
Que sus corazones sean tabernáculos del conocimiento sagrado que también existió en la Tierra, porque en la Tierra no todo fue error ni maldad. Es así que, abriendo sus corazones hacia ese conocimiento, comulguen con el Espíritu Santo y con la Fuente de Sus Dones para que, renovados por la Gracia que proviene del Universo y de la Fuente, se levanten y continúen adelante; así como Yo lo hice por ustedes hasta la Cruz, hasta la última espiración, hasta cerrar Mis Ojos, por cada uno de ustedes y entregar Mi Espíritu en las Manos de Dios; así como Yo entrego sus espíritus y vidas en las Manos del Padre.
Reafirmen ese compromiso con la fe. Expresen esa misma fe que tuvo ese pueblo sagrado, y den continuidad a esa historia, que deberá ser reescrita para la redención y la transformación de sus vidas y de toda la humanidad, a fin de que más consciencias y almas sean partícipes del camino de la redención y de la Misericordia.
Reciban el bálsamo de este sagrado conocimiento y sean bendecidos por él, para que en ustedes despierte el mismo impulso que despertó en ese pueblo, en la simplicidad del espíritu y en la pureza del alma.
Que gobierne en ustedes el Amor de Dios. Que el Amor de Dios los haga partícipes de la Vida Divina y que en la Vida Divina se abran las puertas hacia la Verdad Universal, en la que todos los seres encontrarán no solo sus orígenes, sino también la síntesis de sus existencias y la razón de haber llegado aquí, a este planeta, para vivir esta escuela de perdón.
Con estas palabras los preparo para la oración misericordiosa para que, a través de la oración misericordiosa, reciban los impulsos de Luz que vienen a través del conocimiento y de la Fuente.
Crean que nadie les hará perder esa conexión con lo superior, siempre y cuando ustedes la protejan de ustedes mismos. Abran sus corazones, y sus consciencias se expandirán en el Universo y, así, serán colmados por la Paz.
Confíen, porque la redención está próxima para aquellos que se abran a vivirla interiormente; no será difícil alcanzarla; no será un obstáculo poder aproximarse a esa redención; será una Gracia, un impulso, una bendición, una oportunidad, que traerá Mi Corazón para todos cuando Yo retorne al mundo.
Yo los bendigo y les entrego la Luz de este conocimiento a fin de que esta raza actual de la humanidad dé continuidad a la Obra de Cristo en la superficie de la Tierra, por el triunfo del amor, de la paz y de la unidad entre las almas. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La historia que nunca fue leyenda
En las lejanas y coloradas tierras del norte de Arizona se expresó, una vez, una sagrada civilización que provenía de la unión y de la mezcla de americanos originarios y de asiáticos de remotos lugares, de islas diversas de Asia y de Oceanía.
Esa unión de familia, de raza y de cultura, los trajo con el tiempo hasta el norte de Arizona, región que hace miles de años se comportaba como un terreno fértil para el desarrollo de poblaciones provechosas de la siembra y del cultivo.
Lo que siempre se ofrecía para ese sagrado pueblo era el mismo río Colorado, el que bañaba con sus márgenes a toda la vegetación presente en aquellos tiempos.
La causa de la desaparición de ese pueblo no fue una destrucción ni un acontecimiento extraordinario. El tiempo mostró para ese pueblo, que había alcanzado un grado altísimo de contacto con el universo, por lo que ya no le fue necesario vivir de lo material como siempre lo hacía.
Ese sagrado pueblo del norte de Arizona también vivió su camino de transición como lo vivieron todas las civilizaciones y culturas que pasaron por este planeta.
La antigüedad de este pueblo era anterior a la perdida civilización de la Atlántida.
Ese sagrado pueblo originario, de raíces indígenas, desde el momento de su unión con sus antepasados del lejano oriente nunca más vivió un encuentro con ninguna otra raza.
Su experiencia se basó en el aprendizaje sobre el sostén de la vida grupal. Era esa unión de consciencias lo que fue haciendo del pueblo el ejemplo de una fraternidad y de una solidaridad recíproca.
El escenario del Gran Cañón del Colorado fue el espacio que favoreció el desarrollo del aspecto intuitivo de esa civilización sagrada que, al permanecer naturalmente apartada del mundo y amparada por condiciones extraordinarias de la naturaleza, creó un ambiente propicio para el proceso del contacto.
Esa civilización, originaria de esa región del planeta, fue pasando por diferentes estados, y el conocimiento que recibía sobre la ciencia de la Creación y sobre el Universo, a través del contacto, hicieron que dicho pueblo accediera a principios que abarcaron otros planos superiores de consciencia que eran colmados de conocimiento e instrucción para cada uno de ellos.
Lo más destacado de ese pueblo era que, desde el niño más pequeño hasta el anciano más grande, vivieron un grado de contacto que los hacía estar dentro de una frecuencia de amor muy alta.
Todo ese proceso del pueblo del río Colorado, de pasar de lo material hacia lo espiritual, los llevó un día a ingresar en una escuela de aprendizaje diferente que se reveló espontáneamente sin forzar nada.
Es decir que ese pueblo accedió a la realidad cósmica y universal, y su desaparición de la superficie del planeta se debió a su ingreso total en otros planos de consciencia, en los que ya no era necesario servirse de lo que es material.
Como la presencia de ese pueblo no tiene registros históricos en la humanidad y solo ha sido considerada una leyenda, ese propio pueblo, desde los planos superiores fue el que guió e impulsó a otros pueblos originarios para que hicieran sus experiencias y aprendizajes dentro de la misma región en la que ellos estuvieron.
Por esa misma razón, otros pueblos originarios de otras partes de Norteamérica migraron hacia la región del norte de Arizona, en busca de esa misma fuente de contacto que se reveló para ese primer pueblo sagrado.
Fue así que la civilización indígena, que como pueblo partió hacia otras esferas de consciencia, apeló para poder entregar los mismos impulsos que sus sucesores precisaban a fin de dar continuidad a la evolución de la consciencia.
Cuando el sagrado pueblo del norte de Arizona ya estaba dentro de otra dimensión de consciencia fue cuando todo su pueblo se preparó para dar un nuevo paso y así ellos asumieron colaborar ampliamente en el sostén espiritual del planeta. Así, comenzaron dentro de la Ley de la Jerarquía, a cuidar del alma-grupo de cada uno de los Reinos de la Naturaleza, para que cada alma-grupo también pudiera evolucionar.
Lo mismo hicieron al cuidar y amparar a los núcleos internos de otras almas que, habiendo sido indígenas, no habían accedido a la totalidad de su transfiguración, como lo había vivido el sagrado pueblo.
En los planos internos, la región del Gran Cañón del Colorado se volvió una escuela importantísima de servicio y de amor interno por todo aquello que, esencialmente, es verdadero y nace de la existencia de cada ser.
A pesar del cambio geológico del Gran Cañón del Colorado, con el pasar del tiempo, eso no fue un impedimento para que esa escuela interna pudiera expresarse y realizarse. Fue en ese nivel de consciencia que alcanzó el sagrado pueblo del Gran Cañón del Colorado que el Padre Eterno encontró una puerta segura para dar continuidad al proyecto de la humanidad de superficie.
Ese legado y experiencia, que continuó sucediendo de forma paralela a la encarnación del Hijo de Dios, fueron factores de acontecimientos que colaboraron ampliamente en la Obra Redentora de Cristo, aun después de Su Ascensión a los Cielos.
Con esto les quiero hacer comprender que, desde los tiempos más remotos de la Tierra, ya existían la fraternidad y el amor, los que fueron evolucionando y que hicieron posible salvaguardar la esencia primordial de la experiencia humana, bajo un potencial de experiencia grupal de servicio y de solidaridad mutua.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Como el agua que corre por el río Colorado, hoy derramo un manantial de Gracia, de Misericordia y de Piedad sobre la gran consciencia de la fraternidad indígena para que sus remanentes en la superficie, todos los descendientes de las grandes tribus de Norteamérica, reciban la ayuda espiritual que necesitan para poder preservar los valores de su espiritualidad y de su contacto con la naturaleza y con el Universo.
Para eso, el gran coyote del sur, al igual que el águila, envía su espíritu de amor, así como también el oso de las florestas del oeste y el Búfalo Blanco del norte de América se unen a fin de proteger y amparar a las raíces sagradas de un legado que fue desestimado con la llegada del hombre blanco, pero ese legado se guarda latente en los Recintos Interiores del planeta.
Que los pueblos de Norteamérica se levanten y vuelvan a sentir en su corazón la sagrada energía del Universo, que los impulsa y les eleva la consciencia.
Que, a través de los Reinos de la Naturaleza, las reliquias del conocimiento indígena, algún día, sean reconocidas por la humanidad a fin de que ella también recupere los valores que perdió.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Recojan, de los lugares sagrados del planeta, la historia más profunda y oculta de la humanidad. Dejen que esa historia despierte en sus corazones como un antiguo recuerdo que permaneció silencioso en las profundidades de sus almas.
Que este registro, hoy revelado, sea para ustedes un impulso para que sus corazones retornen a la pureza, a lo sagrado y a la aspiración de ser parte viva del Plan de Dios.
Aún hay mucho sobre este mundo que permanece solo como un recuerdo en las almas de los que lo vivieron y en la consciencia del planeta y de sus Reinos.
Es momento de recordar, no para mantenerse en el pasado, sino para que todo lo que ya vivieron como humanidad hoy los impulse a dar nuevos pasos. La humanidad necesita saber lo que ya hizo y lo que ya vivió para comprender lo que aún le espera.
En tiempos muy remotos, la pureza los llevó a la transfiguración y la entrega los condujo a participar de Leyes que trascienden a la materia, para que fueran partícipes de lo que les es invisible y aparentemente inalcanzable.
Que hoy la pureza vuelva a emerger de su interior para que descubran otras Leyes y, a través de la entrega, no solo sean partícipes de los mundos sutiles, sino que hagan que estos mundos encuentren, en la dimensión material de la Tierra, su espacio, el sagrado lugar en donde manifestar lo que fue prometido en el principio.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Serie: Los árboles secuoyas – Parte V
Los gigantes del Templo de los Mil Portales fueron contactados durante cientos de años por los eremitas y yoguis de Oriente.
Muchos de ellos llegaban a estar frente a los árboles secuoyas durante sus meditaciones, aunque estuvieran lejos, a cientos de kilómetros.
No había impedimento para que los ermitaños o los yoguis entraran en comunión con la naturaleza, porque la fuerza de atracción espiritual de los árboles secuoyas permitía mantener un rápido contacto interno con la Fuente.
Por esa razón, ellos alcanzaron las grandes alturas celestiales. Su crecimiento y expansión siempre buscaban alcanzar el Universo álmico de Dios.
Los árboles secuoyas desde siempre se ofrecieron para que el ser humano pudiera acceder, a través de ellos, a los niveles superestelares de consciencia y, desde allí, recibir los impulsos internos que necesitan las almas para sentirse dentro del camino de Dios.
Los ermitaños del pasado, como los yoguis del Oriente, entendían la ciencia y la filosofía de la Creación y sabían que cada Reino está para cumplir una función primordial dentro de la evolución universal; y que los árboles, las montañas, los ríos o los animales no solo son criaturas inferiores, sino que los ermitaños y los yoguis descubrieron que en verdad la belleza espiritual y álmica de los Reinos de la Naturaleza existió, desde siempre, para enseñarle al ignorante hombre de superficie.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más