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En la casa de Mi Padre existen muchas moradas, todas fueron creadas para cada uno de Sus hijos.
Cada cual tiene la morada que le pertenece, algún día retornará a ella con todo lo que ha aprendido y vivido; por eso es tiempo de guardar memoria de todo lo que el ser experimenta en la Tierra, todo lo que proviene del Universo y de Dios.
Es tiempo de deshacerse del sufrimiento y de la agonía porque en la Morada de Mi Padre entrará todo su maravilloso aprendizaje, todo lo que aquí han vivido en Mi Nombre.
Todo lo que aquí realizan y experimentan se escribe de forma concomitante en el Universo.
Cada decisión que toman en sus vidas, repercute también en el Universo.
Cada paso que se animan a dar por Mí es algo que repercute también en el Universo.
Eso también es lo que permite realizar el Plan en la Tierra y es lo que hace descender del Universo lo que Dios tanto espera manifestar para Sus hijos.
Hoy vengo a recordarles la importancia de esa Morada de Dios porque deben preservarla y protegerla de todo lo que sucederá en los próximos tiempos.
Si aún no saben que tienen un lugar en el Universo, sépanlo hoy que lo tienen. Ese lugar permitirá recrear la Creación, hacia ese lugar irá todo el conocimiento vivido y experimentado.
Por eso deben persistir, porque en las Moradas de Mi Padre se guardará todo lo bueno que han aprendido no solo en esta vida, sino en otros tiempos.
Quiero que cada ser de este planeta sepa que la experiencia no termina aquí ni tampoco en este plano material.
El infinito los espera para poder vivir nuevas cosas, pasar por nuevas experiencias.
Todo lo que siembren en este tiempo será cosechado en el futuro. Por eso deben saber bien qué es lo que hacen y lo que viven, para que los tesoros de Mi Padre no se desperdicien.
Ha llegado la hora de tomar consciencia sobre las riquezas del Cielo y cuántas veces ellas descienden en la Tierra e intentan unirse a las almas, para que ellas puedan vivir nuevas experiencias de amor y de redención.
Todo lo que cultiven en este tiempo repercutirá en el futuro inmediato.
No es necesario, compañeros, que Yo les de ejemplos porque ya los han visto con sus propios ojos.
Los que cultivan cosas malas en Mi Tierra siempre saldrán perdiendo, porque el Amor es Sabiduría y la Sabiduría es Amor de Dios.
Donde está Su Hijo, está Dios y si ustedes están en Mí, verdaderamente, podrán estar en el Padre. Las Leyes siempre se cumplen para todos por igual.
Cada uno sabe lo que en verdad debe hacer en este tiempo. Solo necesito que siempre siembren cosas buenas, porque eso no solo los ayudará a ustedes, sino también al mundo.
La humanidad se ha olvidado, por haberse distanciado, de cultivar verdaderos atributos.
La humanidad se ha pervertido y se ha desviado, por eso Yo vengo de la Fuente inmaterial de Mi Padre para recordarles de los sagrados atributos que es imprescindible vivir en este ciclo.
Serán esos atributos como Leyes de Luz que los protegerán de ustedes mismos y de los demás.
Ha llegado el tiempo de desenmascarar a los lobos que están revestidos de ovejas.
Pero no será necesario que nadie lo haga, la propia Ley lo demostrará así como lo ha demostrado en este último ciclo.
La fidelidad Conmigo no es algo pasajero. Tampoco la obediencia no es pasajera.
Lo que Yo les pido es permanente, verdadero e inmutable.
Por eso, si sus caminos están bien sembrados, cosecharán buenos frutos, no importa que sus tierras estén miserables, secas, áridas o vacías. Por la Fuente de Mi Amor todo es posible para sus vidas solamente cuando son sinceros Conmigo.
Hoy necesito que den ese paso hacia la Verdad definitiva porque así podrán estar más hermanados, podrán vivir más en fraternidad y ser considerados con el prójimo.
Los atributos de los cuales Yo les hablo no son de este planeta, ni tampoco de este universo, aunque hayan otras humanidades que los conozcan.
Los atributos provienen de Mi Padre y de Su Fuente inmaterial y eso hace renovar todas las cosas para los que en verdad lo quieran vivir.
Porque por medio de Mi Fuego les traigo la iluminación de sus células y átomos, para que en lo más profundo de sus seres aprendan a vivir en la Hermandad por medio de los atributos que Yo les traigo para este tiempo.
Por eso les vuelvo a repetir que su primer atributo es amar así como Yo los amo y amar al prójimo como aman a Dios de una forma inconmensurable e infinita.
Si aún no han alcanzado ese atributo, síganlo intentando todos los días: forjen en ustedes un amor incondicional que vaya más allá de sus miserias y de sus pruebas, de todos los límites y de todos los obstáculos, así podrán ser Nuevos Cristos que representen a su Señor aquí, en la Tierra.
No quiero ver más a una humanidad miserable, espiritualmente.
Algunos de ustedes deben alcanzar mucho más de lo que Yo alcancé en la Cruz y en la Pasión.
Deben y pueden superarme en el amor.
Ya no esperen poder hacerlo, vívanlo con un esfuerzo incondicional todos los días; así sus corazones serán semejantes al Mío, aunque no lo crean.
Si Yo descendí a la Tierra y fui humano y transmuté la condición humana, ¿qué podrán hacer las criaturas de Mi Padre, más de lo que Yo hice una vez, siendo hijos directos e íntimos de Su Fuente inmaterial?
Aún no conocen sus virtudes, solo conocen sus destrezas. Pero Yo vengo, como el Señor del Universo, por cada una de sus destrezas para transformarlas, algún día, en sagradas virtudes.
Solo me deben entregar todo. Cada uno según su tiempo, aunque ya no haya tiempo.
Es hora de entregármelo todo y de confiar en lo que Yo tengo previsto para ustedes.
Ha llegado el momento de cerrar un ciclo y de comenzar uno nuevo.
Todo lo que antes no pudieron vivir no lo podrán vivir ahora en este nuevo ciclo.
Anímense a develar los misterios del universo con la expansión del amor en sus consciencias.
Porque a los humildes se les revelarán los Misterios de Dios y a los soberbios y orgullosos se les quitarán todos los poderes que creen tener de forma personal y humana.
La Ley se vuelve a cumplir y se vuelve a escribir.
Yo les vengo a enseñar el camino de la redención por medio del amor, eso es lo que hará fructíferas y eternas sus moradas.
Y no será necesario vivir en este mundo, ni en otro lo que ya han vivido porque lo habrán aprendido como lección de vida y lección de humildad.
Quiero que sus corazones se pacifiquen, que sean pequeños, así como Yo fui pequeño en los brazos de Mi Madre; de esa forma el Proyecto no se perderá, porque no estará en las manos de los soberbios, sino en el corazón de aquellos que se humillan a Dios todos los días y que hacen penitencia de verdad, transformando todas las cosas, superando todos los tiempos, vivificando el Sagrado Espíritu del Señor.
Solo los humildes entrarán al Reino de los Cielos.
Solo los pacificadores conocerán el Reino de Dios.
Todos ellos no volverán nunca más a la Tierra, porque conocerán nuevas moradas y en ellas permanecerán para avanzar en su evolución y en el despertar de sus espíritus y una nueva Tierra comenzará con los seres crísticos.
La ley del sufrimiento será olvidada y el dolor ya no será recordado.
El amor reinará y la paz abundará en los que hayan sido incondicionales con el Señor a pesar de sus miserias y de sus pruebas.
Yo los necesito limpios de corazón, no solo en este momento, sino para los tiempos que vendrán.
Los necesito en una amplia resignación y en una estricta obediencia, para que puedan conocer otros misterios del Universo que no intentarán ennoblecer sus espíritus, sino hacerlos más humildes, más humildes de lo que Yo fui una vez, como en el simple pesebre de Belén.
Así, compañeros, podrán amar lo que nunca han amado, perdonar lo que nunca conseguirían perdonar, porque estarán en otro estado y en otra vibración.
Así ayudarán a los que más necesitan y a los que nada tienen, espiritualmente.
Así Yo podré recogerme y decir que Mi tarea se ha cumplido con ustedes y el mundo.
Así podré prepararme para retornar sin desplazar tanto Mi Consciencia por este Universo.
Pero Yo nunca los abandonaré. Quien está Conmigo nunca se sentirá abandonado.
Quien está Conmigo nunca le faltará el amor porque habrá comprendido la misteriosa Voluntad de Dios, que de tiempo en tiempo intenta escribirse en el corazón de los hombres.
Vacíense ante el Señor del Universo para que Yo pueda depositar lo nuevo en ustedes y retirar lo viejo de sus consciencias.
Hoy Me ofrecieron un día maravilloso por medio de sus canciones y oraciones, eso es lo que Me impulsa, lo que Me mueve volver a aquí, todo el tiempo, para estar al lado de los que verdaderamente Me escuchan y hacen, en sí mismos, una a una Mis Palabras.
De la Fuente Solar he venido, del Universo Espiritual he descendido, de la Casa de Mi Padre he llegado, para traerles, con todo Mi Amor, lo que hoy necesitan; para que recuerden, compañeros, que siempre los renovaré para que así se cumpla el mandato de Dios: que se amen los unos a los otros, así como Yo los he amado y los sigo amando.
Ese es el misterio más profundo de la Creación.
El amor hará luminosas sus moradas y pulcros a sus espíritus.
Celebremos este momento con total confianza. Agradezcamos a Dios por todo lo recibido y regocijémonos en Su Corazón para que se cumpla Su Palabra en el Pueblo de Dios.
Que el misterio de esta existencia sea revelado.
Padre, envía el Soplo de Tu Espíritu
para los que aún se sostienen en Ti.
Envía el Fuego de Tu Amor
para transformar todas las cosas.
Envía el bálsamo de Tu Paz
para apaciguar a los corazones.
Envía, a través de Mí, Tu Misericordia
para que las criaturas conozcan
la gran felicidad de estar en Ti,
para siempre.
Amén.
Hoy, espiritualmente, no solo consagraré nuevos adoradores, sino a los que algún día Me adorarán, como los que Me han adorado hasta ahora.
Recuerden, compañeros, que hay una morada de luz para cada uno de los hijos de Dios y esa morada espera por encontrarlos y recibirlos, para que en ella se guarde la mayor experiencia de Su Amor en la Tierra, a fin de que los ángeles del Universo eleven esa experiencia al Padre, para volver a crear esta Creación.
Mi Palabra es como agua viva y viene a quitar la sed de los que están perturbados, de los que sufren, de los que están hace tiempo en su desierto pidiendo a Dios por una Gracia y una oportunidad.
Hoy les ofrezco la Palabra de Vida como agua viva para sus almas, para que el bálsamo del Amor del Señor unifique a las consciencias y destierre a los enemigos, a fin de que triunfe el Plan. Amén.
Hoy Me dignaré de consagrar estos elementos con especial gratitud, para que los frutos de Mi Espíritu en las almas también reverberen en las sagradas moradas que algún día conocerán.
Por eso deseo escuchar “Tu Palabra es Agua Viva”, para que sus almas, en este momento, sean trabajadas por la esencia de los Divinos Sacramentos.
Incienso.
Para los que puedan, nos colocamos de pie.
Agua.
Canción: Tu Palabra es Agua Viva.
Aquí se guarda uno de los mayores tesoros de las Moradas de Dios. Bienaventurados serán aquellos que se sirvan de él para sentir en sus corazones el Universo de Dios, mientras estén aquí, en la Tierra.
Por eso les ofrezco Mi Cuerpo como símbolo de reparación y de cura para las almas.
También les ofrezco Mi Sangre, como símbolo de purificación y de renovación para todos los espíritus del planeta.
Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que les da la Vida Eterna.
Aquí está el símbolo de los que se unen a Mí por medio del ofrecimiento de cada nueva adoración; en ellos se construye el Templo de Dios, el que algún día se volverá inmaterial y eterno y estará guardado especialmente en la morada que Dios destinó para cada ser.
Reciban este símbolo de adoración, como un acto de gratitud de Mi parte, y una bendición renovadora para sus almas.
Ahora quiero aquí a los adoradores, los que hoy se consagrarán.
Santisima Trinidad,
que desciendes a través del Divino Hijo,
unifica estas consciencias con el Padre Eterno,
unifica estas consciencias con el Divino Hijo,
unifica estas consciencias con el Sagrado Espíritu,
a fin de que se establezca en sus esencias
la realización del Plan de Dios
y el triunfo perpetuo del Amor de Dios,
para siempre.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Amén.
Mi Dios,
yo creo en ti, yo te adoro,
yo te espero y yo te amo.
Y te pido perdón por los que no creen en Ti,
no te esperan y no te aman.
Amén. (x3)
Y ahora que Mi Misión está cumplida en ustedes, espero que ya reverbere a través de los tiempos, por medio de sus adoraciones, de sus oraciones y de sus actos de amor, a fin de extirpar de este mundo el mal de la humanidad, a fin de que se establezca el Reino de Dios en cada corazón humano y muchos, muchos más conozcan la paz.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por este día y por el día que vendrá mañana, en Mi Nombre, fraternalmente, se darán el saludo de la paz.
Les agradezco.
Cuando los corazones expresan gratitud a Dios y las almas alaban al Creador con su más pura alegría, Dios también expresa Su gratitud a los hombres, a Sus pequeñas criaturas, aquellas pequeñas partes de Su Ser, de Su infinito Corazón.
Cuando expresan gratitud a Dios, se unen a Él, porque la gratitud, hijos, abre las puertas del Cielo y une las dimensiones, a pesar de la indiferencia de la humanidad, a pesar del adormecimiento y de la ilusión que aún impregna a los corazones de tantos seres en esta Tierra.
Cuando unos pocos, más sinceros, expresan su gratitud a Dios, las puertas se abren al Universo infinito de Su Misericordia y de Su Amor y no solo aquellos que claman, que son agradecidos y que aman al Padre reciben Su Misericordia. Su Fuente se derrama indistintamente sobre todas las almas, porque así es el Corazón de su Dios, infinito, infinito en Su Amor, infinito en Su Gracia, infinito en Su Misericordia.
Hoy vengo hasta aquí no solo por ustedes, sino por un continente herido.
Vengo hasta aquí por aquellos que están más distantes de Dios, que no lo conocen y que por eso no lo aman.
Vengo hasta aquí por aquellos que se aferraron a sus heridas y que, sin percibirlo, prenden sus propias almas al sufrimiento, a la angustia, al vacío, que no es un vacío espiritual, sino un vacío de Dios, una ausencia de amor.
Sé que, en lo profundo de cada uno de ustedes, estas heridas también se reflejan. Por eso estoy aquí.
Yo soy parte de esta humanidad, que se desconoce a sí misma. Yo soy parte de sus corazones, los comprendo, pero también sé cuánto pueden ofrecer a Dios y no lo saben o no lo quieren saber, porque esto, hijos, significa esfuerzo, valentía, coraje y, sobre todo, amor.
No hay otra forma de conocer el Amor de Dios sino arriesgándose a amar, intentando amar todos los días, buscando el camino que los lleva al verdadero amor. No lo busquen en otros seres humanos, porque solo aprenderán a amar de verdad a sus semejantes cuando amen a Dios, porque Él se encuentra en todas las criaturas.
Hoy vengo para extender Mis Manos y tocar a cada una de sus esencias para que despierten.
Por mucho tiempo, Yo los acompañe de una forma silenciosa, caminando por este continente, trayendo cura y despertar para las almas, pero esto no fue suficiente. Por eso, retorno en nombre de Dios, en nombre de Mi Hijo, que es el Hijo del Creador, que es Dios mismo.
Toco sus corazones para que recuerden sus compromisos con Dios, porque ya llegó el tiempo.
Toco sus corazones para que se animen a dejar las mezquindades humanas, los conflictos, las desavenencias, la falta de fraternidad tan arraigada en sus corazones, para que den lugar a un amor que aún desconocen.
Así como Yo vengo al mundo por una humanidad herida, quiero que cada uno de ustedes también esté en el mundo con este mismo propósito de curar el corazón humano, de sembrar el bien, de sembrar lo nuevo.
Llegamos a este lugar por un pedido de Dios, no porque sea el que más necesita, sino porque la humanidad necesitará de él.
Aquí vinimos a plantar una nueva vida, sembrar la cura, la Gracia y la Misericordia de Dios, para que los Dones del Corazón de su Padre broten aquí como un manantial infinito, donde las almas podrán matar su sed cuando ningún otro lugar les dé el Agua, Agua de Vida, Agua que proviene de Dios.
Vinimos a sembrar aquí la pureza, para que puedan expresarla.
Vinimos a abrir aquí las puertas del Cielo, como de lo profundo del Corazón de Lys, para que puedan unir el Cielo y la Tierra, para que este Reino tan silencioso no les sea solo una historia, un conocimiento o una información, para que sea una realidad, una experiencia viva.
Aspiren a ser instrumentos del Reino de Lys, instrumentos de Dios, instrumentos del Corazón de su Madre Celeste, para que puedan llevar Sus Virtudes, Sus Gracias a cualquier lugar donde fueran, para que puedan multiplicar lo que reciben y servir a la humanidad y a los Reinos de la Naturaleza con sus acciones, con su verbo, con su simple presencia.
Aspiren a la transformación, aspiren a curarse, aspiren a despertar y a salir del punto en que se encuentran todos los días, porque un instrumento de Dios, hijos, no es aquel que alcanza la perfección, sino aquel que se deja transformar todos los días por las Manos de su Padre, reconociendo la brutalidad de su madera, pero también el potencial de que ella se transforme en algo sagrado en las Manos de Dios.
Cada día más, la humanidad busca la comodidad y todas las formas de mantenerse más inerte.
Por eso hoy, con Mi Corazón lleno del Espíritu de Dios, les vengo a traer un Fuego para incendiar sus almas, para la renovación de sus espíritus, para que no estén como la humanidad común, buscando comodidad en un tiempo en el que la Tierra agoniza, sedienta de servicio, de entrega, de donación de sí.
No vean las metas de Dios como algo inalcanzable. Eleven sus manos y toquen aquello que el Padre les ofrece. Sus Brazos están siempre extendidos al mundo, Su oferta es permanente, inmutable. Su esperanza no se desvanece y Su Amor nunca muere, pero ustedes necesitan elevar sus ojos y sus brazos para tomar aquello que Dios tiene para cada uno de ustedes. No se contenten con las cosas del mundo, no se contenten con el conocimiento que ya recibieron. Busquen una experiencia que torne ese conocimiento vivo, y así lo amplíen.
No conozcan el Reino de Dios, vivan el Reino de Dios.
No conozcan el Reino de Lys, sean el Reino de Lys, sean parte de ese Reino Sagrado y que él ya no sea un misterio para la humanidad, porque cuando aquellos que no lo conocen les pregunten: "¿qué es el Reino de Lys?", ustedes les puedan responder: "yo soy el Reino de Lys". Y usted puede ser el Reino de Lys cuando se abra, de corazón, para que él ingrese y lo transforme en un instrumento de la pureza y de la paz que habitan en él.
Yo pedí aquí un Relicario de Mi Corazón, para que puedan despertar definitivamente, para que lo contemplen y busquen auxilio, para que lo contemplen y reconozcan la propia imperfección. Pero sepan que, aun con ella, el Señor opera milagros. Este Corazón que está delante de sus ojos no es perfecto, pero Su entrega es absoluta.
Yo jamás viví la perfección en la Tierra. Al contrario, todos los días tuve que entregar muchas miserias a Dios, pero fue esa misma entrega constante la que Me aproximó al Corazón del Padre.
Vengan delante de este Relicario para reconocer sus miserias y entregarlas a Dios, para que estén más allá de ellas, clamando por el mundo. Contémplenlo por aquellos que no consiguen llegar hasta aquí.
Imaginen que Sus Rayos y Su Gracia, que no provienen de Mí, sino de Aquel que Me envía al mundo, puedan llegar a cada alma más necesitada.
Hoy Yo les muestro Mi Casto Corazón y lo ofrezco.
Acepten esta Gracia, esta oferta y anímense, queridos compañeros de Cristo, a hacer la misma oferta delante de Dios.
En cada Relicario, dejo un pedacito de Mi Ser, así como en el Reino de Lys, que también es Mi casa.
Cántenle a este Relicario para que Yo pueda bendecirlo y para que este Corazón, que hoy expongo delante de sus ojos, se pueda reflejar en esta madera, tan imperfecta como un corazón humano, pero que se llena de Gracias, de Misericordia, de amor cuando se oferta a Dios.
Dejen que todos los Dones y Virtudes, que nacen de Mi Casto Corazón, ingresen en este Relicario, y que no solo aquello que alcancé en Mi vida sobre la Tierra pueda estar guardado allí. Que todo lo que aprendí desde el origen de Mi Ser hasta Mi encuentro con Dios sea depositado, espiritualmente, en este pequeño Corazón para que, de esa forma, el que Me contemple aprenda a recorrer este camino del origen al origen, del Corazón de Dios al Corazón de Dios.
De esta forma, comprendan que las Gracias del Señor son infinitas y misteriosas, pues jamás cabrán en la mente humana. Pero aquel corazón que tiene fe no necesita comprender con la mente lo que está en la certeza de su corazón.
Ahora canten y permitan que todo lo que les dije se torne vida.
Tu corazón, hijo Mío, representa el corazón de toda Europa. Por eso, te llamé hasta aquí, te pedí que hicieras la morada de Mi Relicario, para que fuera a Europa por tu intermedio, acogiendo y amparando a Mi Casto Corazón. Y, mientras tus manos trabajaban, no solo tu corazón se curaba, sino también el corazón de Europa para que, de esa forma, cada ser comprenda que no está separado de su pueblo y de su historia, y que un pequeño acto, aunque sea inconsciente, puede ir transformando poco a poco la historia de esta humanidad.
Te llamé hasta aquí no solo para concederte una Gracia, sino por intermedio de ti conceder Gracias a este continente, a este planeta. Así es el Misterio de Dios, Su Corazón se multiplicó, se repartió y generó vidas y criaturas, pero nunca dejó de Ser único. Tú eres parte del Corazón de Dios y cada uno de tus hermanos también es parte de ti.
Revelando este misterio, te pido y les pido a todos tus hermanos que todo lo que hagan a partir de hoy, lo hagan en nombre de la humanidad, en nombre de Europa, en nombre de sus naciones, y sean conscientes de que, para transformar este mundo, no precisan de grandes cosas, sino solo exponer el propio corazón para que Dios lo haga.
Vivan el misterio divino la Presencia de Dios en sus interiores y no comprendan Su unidad, sean esa unidad y, de esa forma, abran las puertas y los caminos para que otros de sus hermanos también puedan retornar.
Como Mi Hijo Me enseñó y Le enseñó al corazón y al espíritu de cada sacerdote consagrado por Él, llegó el momento de recordar Su entrega, de hacer aquello que Él pidió en Su memoria, para que Su Presencia sea eterna no solo espiritualmente, sino físicamente, transformando las células y los átomos de cada ser que comparta con Él el pan y el vino consagrados y transformados en Su Cuerpo y en Su Sangre.
En la Presencia Espiritual de Cristo, junto a Sus Ángeles, elevemos esta oferta para que Él la consagre.
Encuentren, dentro de ustedes, el recuerdo de la Cena de Cristo porque, en este espíritu de unidad, todo lo que fue vivido por un corazón humano se guarda en el interior de todos. Recuerden cuando Él elevó el pan, lo bendijo y lo repartió a Sus compañeros y a cada corazón humano. Recuerden cuando Él elevó el Cáliz, lo bendijo y colocó allí Su Sangre, Su primera oferta que sería derramada por el perdón de los pecados, por la redención de las almas.
Hoy la Sangre de Cristo se vuelve a derramar en este jugo consagrado, en este fruto que se ofrece en nombre de toda la vida y de todos los Reinos de la Naturaleza para transformarse en Cristo. Así como el trigo y la uva se ofrecen como un símbolo de la entrega de la naturaleza al Corazón de Dios, ofrézcanse también ustedes para que, cuando estos elementos consagrados ingresen en sus cuerpos, los transformen en Cuerpo y en Sangre de Cristo, para que una nueva vida comience a ser gestada, poco a poco, dentro de ustedes y de cada ser humano.
Oremos juntos aquella oración que Él les enseñó, que une el Cielo y la Tierra, que vuelve a unir el corazón del hombre al Corazón de Dios.
Padre Nuestro (en arameo).
Que toquen la campana siete veces.
Mi Corazón aguardará en la sala de oración de esta humilde casa. Que el Centro Mariano se manifieste para que él pueda habitar allí y de allí irradiarse al mundo.
En esta noche, los bendigo y les agradezco por llegar hasta aquí, porque este es el símbolo de que sus almas están sedientas por despertar.
Que las bendiciones del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sean una realidad en sus espíritus.
Les agradezco.
Sigan cantando para que Yo me despida y, con la misma alegría, canten para que reciban a su Señor y a su Señora, porque la Gracia de Dios es infinita.
Aún llego al mundo por los que Me aman. Y vendré al mundo cuantas veces sea necesario, porque sé que el amor de los que Me siguen es verdadero. Es ese amor y esa confianza los que Me hacen retornar al mundo, más allá de los acontecimientos de la vida, de las pruebas tan duras que vive la humanidad al apartarse de Dios y de no buscar el amor de Su Fuente.
De nuevo se cumple la profecía: Vendrá el Hijo de Dios, miembro de la familia del Rey David. Vendrá la Fuente de Dios a la Tierra, para colmarla con Sus Dones y Gracias. Y esa Fuente tan inmaterial y desconocida, sembrará Sus Gracias y Sus Virtudes en los corazones que ni siquiera imaginan.
De nuevo el Señor hará milagros en la vida de las personas y encontrarán el amor que necesitan para saber sobrevivir en estos tiempos.
Alégrense, compañeros, porque el Amor de Dios se vuelve a donar al mundo y el Unigénito llega a su encuentro para revelarles la Fuente misteriosa del Amor de Dios, que será develada para todos los que se animen a entrar en comunión eterna, con el Sagrado Reino de Dios que vibra en los universos superiores de la consciencia.
De allí vendrán también los Ángeles y los Arcángeles, como fue en los tiempos pasados, pero esta vez en el momento más agudo de la humanidad. En este momento y en este tiempo, las grandes consciencias ultra terrestres podrán intervenir en la humanidad para que al menos una parte del rebaño de Dios, esté bajo el resguardo de la Mano poderosa del Padre y de Su Manto invisible de la Paz, traslucido a través de la siempre Virgen María.
Después de dos mil y dieciocho años, volverá a suceder un gran acontecimiento en la humanidad, que despertará en el amanecer de estos tiempos, al igual que la aurora que despunta en el horizonte y mostrará su brillo peculiar y especial para las almas.
Aún hay tiempo para vivir el arrepentimiento, porque cuando llegue esa señal que vendrá del Universo, todos la verán; más allá de sus creencias o de sus religiones, más allá de su fe o de su ateísmo, más allá del paganismo que existe en el mundo en este momento.
Vendrá así el nuevo Sol, que unido a los cientos de soles del universo, congregará energías potentísimas, cósmicas y superiores, que descenderán a la Tierra trayendo a los espíritus la gran revelación, Eso será momentos antes del retorno de Cristo a la humanidad, por segunda vez al mundo.
Cuando vean que todo esté agonizando en la humanidad y en la Tierra, sabrán que la hora de Mi retorno se acerca. Y más allá de las religiones y de las naciones, conocerán la nueva Faz del Redentor y Señor del Universo; más semejante y poderosa a la que Él reveló en lo alto del Monte Tabor, por medio de Su Transfiguración divina.
Cualquier célula viviente de la Tierra, cualquier átomo que esté vibrando en ese momento, cualquier ser de este planeta, no podrá escapar a la energía poderosa del Universo, que traerá el Gran Sol Universal para generar la redención de la humanidad y la conversión definitiva de todos los pueblos.
Cuando el último ángel haga sonar la trompeta, su ruido será mayor a cientos de tormentas. El ángel anunciará la hora definitiva de la humanidad y los sellos del Libro Sagrado serán revelados, para que todos tomen consciencia de lo que en verdad existe más allá de este planeta y de este universo local.
Primero descenderá la Iglesia de Cristo, en la Presencia y en la manifestación de los bienaventurados; de todos los que a través de la historia de la humanidad hasta los tiempos que llegarán, han respondido al llamado del Redentor y Señor del Universo.
Inmensa será la alegría en el Cielo, profundo será el gozo en la Tierra; porque todos los que han luchado al lado de Cristo, por la victoria de Su Reino Celestial, vivirán una plenitud inmensa y desconocida, y así el mal será derrotado.
La cabeza de la serpiente será destruida y el sufrimiento que se expande en los cuatro puntos de la Tierra desaparecerá; porque San Miguel Arcángel vendrá con Sus ejércitos a destituir a los demonios más rebeldes de la Tierra, que desvían a Mis rebaños del camino de la Luz.
Por otro lado, la Santa Madre de Dios, la bienaventurada Virgen María, la Reina del Cielo y de la Tierra, congregará a través de su llamado a todos los pueblos y todas las razas, que en la fe hayan vivido la religión del amor. Ya no existirán divisiones ni límites, ya no habrán guerras ni conflictos, porque la siempre Virgen María, Madre del Universo y Reina de la Tierra llegará con sus Potestades Celestiales para establecer los mil años de paz.
Grande será el gozo en la Tierra, sublime será la alegría en el Universo, esferas celestiales descenderán a la humanidad para traer la revelación del fin de los tiempos y todos, todos vivirán la alegría del Reino de Dios.
Los falsos serán retirados del mundo y los que no se han arrepentido, se arrepentirán, porque la última Gracia de la Fuente Primordial será concedida a los corazones más rebeldes.
De la noche a la mañana despertarán, reconocerán sus errores y pedirán perdón al Universo para que el gran Ángel del Señor, que provendrá del décimo segundo plano de consciencia, escriba en el Libro Sagrado del Universo, las nuevas señales de los tiempos, contadas una vez por los antiguos profetas y complementadas por la Palabra de Cristo, el Redentor.
Así el tiempo normal, ya no será tiempo. Un nuevo tiempo ingresará a la humanidad y todos tomarán consciencia de lo que siempre ha sido invisible; porque aquellos que hayan confiado en el Amor de Mi Corazón que sepan y que recuerden que no perecerán, siempre y cuando se mantengan firmes, confiables y verdaderos ante la potestad del Universo celestial.
De esa forma las leyes se cumplirán en sus vidas: la materia ya no solo será materia, el espíritu gobernará la vida de las almas y el Santo Espíritu de Dios llamado Espíritu Santo, se volverá a mostrar como en Pentecostés, para derramar sobre todos los pueblos y en todos los continentes, los nuevos principios de la nueva humanidad.
Que en la victoria del Reino de los Cielos celebren este momento, para que sus vidas sean partícipes de ese gran acontecimiento. Sirvan a Dios siempre con alegría, sirvan a Dios siempre con fuego en el corazón.
Sigan rezando por la paz en el mundo y por la misericordia en todo el planeta, porque Yo les aseguro, que tomarán consciencia de todo el bien que hayan podido hacer a través de los tiempos. Y ya no se levantará nación contra nación, ya no reinará la indiferencia, la mediocridad de los corazones, y tampoco la fe debilitada.
Porque en los siervos de los últimos tiempos, Yo construiré Mi nueva Iglesia y todos conocerán la Iglesia de los Cielos; no la iglesia de la Tierra, la verdadera Iglesia Celestial que Yo he profesado a mis apóstoles y a todos los que fueron partícipes de Mi Evangelio en los últimos tiempos, porque por más que Cielo y Tierra pasarán, Mis Palabras permanecerán en los corazones que han firmado su compromiso Conmigo por la eternidad.
Por eso hoy Mis Ojos brillan de esperanza al ver el sacrificio y la sinceridad de los que oran a Mi Corazón, porque así el Cielo y el Universo siempre los bendecirán con sus Gracias, con sus Misericordias, con todos los Dones que esperan hacer de sus vidas instrumentos simples en las Manos de Dios.
Tornen sus vidas como lápices de luz, para que Dios siga escribiendo esta historia de llevar el amor y la paz a todas las naciones del mundo, porque hay corazones que desesperan en su mundo interior y en su vida exterior y que necesitan de la luz de Mi Corazón para volver a confiar en la vida y sobretodo, en el Universo.
Hoy, llevo en Mi Corazón sus súplicas, las súplicas de cada uno de Mis hijos, las que entregaré al Padre a los pies de Su Universo Celestial.
En Mi Nombre serán ungidos, en Mi Nombre serán bautizados, porque sus almas necesitan de eso para aprender a amar aún más Mis Misterios; Misterios que son simples, profundos y verdaderos; Misterios que revela Mi Corazón a los que se abren para conocerlo y para sentirlo en su interior.
He aquí el Corazón que nunca se cansará de donarse a los hombres, a pesar de sus errores y de sus dificultades. Este es el Corazón del Hijo de Dios, el Glorificado Corazón de Jesús que no solo viene a Austria para ayudar a las almas que más necesitan, sino que también viene al mundo a fin de consagrar las naciones a Mi Sagrado Corazón.
Contemplen este Corazón que todo lo entiende.
Contemplen este Corazón que todo lo acepta y que vivió por ustedes un gran sacrificio por la salvación de la humanidad.
Que este Corazón que pertenece a todos, sea reconocido y sea amado por el simple amor de los hombres y de las mujeres de la Tierra, a fin de que las almas vivifiquen el manantial del Amor de Dios por medio del Corazón del Hijo. Este es el Corazón que arde de amor por los justos y por los injustos.
Mi Corazón viene de la Fuente, para llevarlos a la Fuente, para que sean uno con el Creador.
Que el Señor bendiga todos estos elementos que han colocado a Mis Pies en honor a Mi Sagrado y Glorificado Corazón, para que las almas sean bautizadas por el Espíritu y sean ungidas por la Mano Curadora de Dios, a fin de que se disuelva el pasado de las heridas más profundas de la consciencia, para que renazca el amor y la unidad en los corazones.
Hoy los ángeles consagran estos elementos. Hoy los ángeles transubstancian el Cuerpo y la Sangre de Cristo, para que el amor sea conocido en honra al Universo Mayor.
Hoy no pediré el incienso ni el agua bendita, porque ya fueron bendecidos por Mis Palabras y a través de Mi Palabra, la Fuente de la Creación descendió en sus espíritus y en Austria, así como en todos los que escuchan Mi Mensaje.
Así Yo les doy la paz, para que la lleven al mundo y a los que más la necesitan; y para que esa paz se expanda, se darán un saludo de paz, uniendo a todos los pueblos y a todas las razas.
Los bendigo con Mi Espíritu: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por haber respondido a este llamado, porque así nunca lo olvidarán; nunca olvidarán lo que aquí ha sucedido, porque quedará guardado como una memoria imborrable en el Universo. ¡Amén!
Octavo día de la Novena
Llevando hacia Mi infinita Misericordia a las almas que agonizan o padecen penas en sus espíritus, Yo podré ayudarlas y repararlas en la Fuente de Mi Amor.
Las almas que enferman su cuerpo o que viven penas internas son las que más necesitan Mi insondable Misericordia, porque dentro del Océano de la Misericordia de Dios encontrarán el consuelo espiritual que necesitan.
Es de esa forma que por intermedio de los que invocan la Misericordia de Mi Corazón puedo llegar hasta las consciencias que menos imaginan y, así, los prodigios de Mi Espíritu se pueden realizar en todas esas almas.
Tener devoción por la Divina Misericordia es aceptar la tabla primordial de salvación a fin de que el Reino de Dios se manifieste en la humanidad y este sagrado Reino manifieste los designios de la Voluntad Divina.
Amar la Misericordia Mía es sellar el compromiso verdadero con Mi Corazón, a pesar de las circunstancias.
Noveno día de la Novena
Y después de haber implorado de corazón por la Divina Misericordia, el Señor del Universo, con todo el poder de Su Gracia y de Su Piedad, deberá derramar la Misericordia insondable en toda la Iglesia de la Tierra, especialmente en aquellas almas que por diferentes razones, experiencias y circunstancias han ofendido el Nombre del Señor con sus acciones cometidas.
A todos ellos los seguirás colocando dentro del Universo de la Misericordia de Mi Corazón, para que Me representen como verdaderos y pulcros embajadores y apóstoles de la paz en estos tiempos.
El poder de Mi Misericordia, en la plenitud de la Justicia, hará revelar lo que permanece oculto dentro de Mi Iglesia, para que, finalmente, por la fuerza de la oración de todos, sea purificada y digna ante la Presencia del Padre Celestial.
Durante estos nueve días el Señor de la Misericordia no solo trabajó con Polonia, sino que también llegó a las almas que padecían muchas formas de sufrimiento moral e interior.
Es así que el poder de Mi Misericordia concedió la salvación a todos los que la necesitaban con máxima urgencia.
¡Les agradezco por rezar a la Misericordia de Mi Corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Hijos Míos:
Con el rosario en sus manos, orando todos los días y sin olvidarse de esto, los planes terribles de Mi adversario serán vencidos y desarmados.
Por eso, con el espíritu de un roble y llenos de la Fortaleza de Dios, sigan caminando a Mi lado en la unión diaria, bajo el espíritu de la oración del Santo Rosario.
Cada vez que rezan de corazón y con consciencia, una nueva derrota del mal y de sus planes nefastos sucede.
El Reino de Dios vuelve a vencer en el interior de los seres que se unen a Mí mediante el poder redentor de la oración del corazón.
Es de esa forma que los invito a seguir adelante y a no bajar los brazos en esta batalla en la que todo estará permitido.
Mi Corazón es el refugio para sus vidas y almas.
Recuerden, Mi Corazón es la Puerta que los llevará a Dios y les dará la paz del Rey Celestial, Jesucristo.
Vivan en este tiempo la realidad del ciclo de las definiciones y los animo a que la victoria del Plan del Altísimo esté en el rosario del corazón, porque así todo se dará.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La Catedral de la Paz - Parte II
Y eleva con tu oración a toda la humanidad. Lleva, especialmente, por medio de tus oraciones, a todos los refugiados hacia el Altar Mayor de la Catedral de la Paz.
Abre camino para que los más necesitados de ayuda espiritual e interior reciban el abrazo maternal de la Madre de Dios y el consuelo divino del Inmaculado Corazón.
Eleva a las almas del mundo hacia la Catedral de la Paz, para que ellas despierten a su verdadero propósito y así entren en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Dentro de la Catedral de la Paz las almas más necesitadas son sacramentadas por la acción imperiosa del Espíritu Santo, reciben el bautismo espiritual, la confirmación interior y la comunión con el Cordero Inmolado, el Redentor.
En la Catedral de la Paz las almas encuentran, por medio de los Sacramentos espirituales, los Dones de Dios y pueden ver dentro de sí las virtudes que el Cielo necesita despertar en cada ser, para que las criaturas aprendan a vivir la Voluntad Divina.
Por eso, los que participan en la Sagrada Catedral de la Paz son inspirados y motivados por los ángeles de la guarda a vivir su misión interior y, al mismo tiempo, a ser partícipes de la comunión espiritual que se manifiesta en el Altar Mayor de la misma.
La Catedral de la Paz infunde en las almas el poder espiritual de los divinos Sacramentos, para que cada ser encuentre su Don y así se ofrezca al servicio incondicional por la humanidad y el planeta.
La Catedral de la Paz nos ayuda a reconocer nuestro universo interior, es decir, la verdad que somos dentro de la existencia divina y de la Fuente espiritual que procedemos, dentro de la amplia universalidad de la Creación.
Por eso, la Madre del Mundo es la intercesora de las almas dentro de la Catedral de la Paz, a fin de que más corazones conozcan el poder de la Gracia, de la Misericordia y del Perdón, y así todo pueda ser revertido y reconducido hacia el camino del Propósito Mayor.
La consciencia humana puede tener presente en su corazón a la sublime Catedral de la Paz, para que siempre recuerde su filiación con lo Alto y, especialmente, viva los Atributos de Dios, los que harán de este planeta una humanidad redimida y perdonada por el potentísimo caudal del Amor de Dios.
Que todo ser sobre la superficie del planeta se sienta motivado a ingresar a la Catedral de la Paz, para que, junto a la Madre Celeste, sea conducido a la unión con el Padre Celestial concediendo a las almas la vivencia del Reino de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz y Señora de la Catedral de la Paz
Y hoy llevo sobre Mi Manto la bandera de Egipto, porque sé de la importancia de la ayuda humanitaria y de la colaboración de todos los europeos para con el continente Africano y su población. Por eso hoy traigo esta nación a Mis Pies, para que puedan contemplar junto Conmigo la verdadera necesidad de este tiempo, y cuánto las almas esperan por ayuda, para aliviar su sufrimiento y su dolor.
Esta Misión Humanitaria que Yo los invito a vivir es especial para Mí, y será concomitante a la Misión de la Madre de Dios en Europa, porque en verdad, queridos hijos, todo está unido en una misma esencia y bajo un mismo propósito.
Yo los invito, queridos hijos, a contemplar la diversidad del Plan de Dios, para que Él pueda cumplirse en la superficie de este Planeta, con la adhesión y la ayuda de todos Mis hijos del mundo.
Yo los invito a orar por esta nueva Misión que acontecerá en Egipto, para que las puertas de la Misericordia se puedan abrir en ese lugar y la Gracia de la Madre Celeste no solo llegue a Egipto, sino también a toda África, por medio del servicio y de la caridad de Mis hijos, del amor y de la dedicación que colocarán desde sus corazones. Será ese amor que podrá nacer de sus corazones el que aliviará el sufrimiento y el dolor del mundo.
Queridos hijos, en este tiempo Yo los invito a ser más conscientes, a seguir apoyando a la Madre de Dios en Su Obra de Paz en el mundo, para que más corazones sean abrazados por la Misericordia de Mi Hijo y sientan en su interior la Paz del Reino de Dios.
Es esta Paz tan oculta e invisible que proviene del Reino de Dios la que quiero que ustedes lleven en sus corazones, para que las almas puedan sentir, en su interior, la oportunidad de reencontrarse con la Esperanza y la Alegría de poder estar viviendo en esta humanidad y de cumplir su misión espiritual en este tiempo; por eso todo lo que ofrezcan a Mi Corazón Inmaculado será importante para que la Obra de Paz se propague en el mundo y especialmente se siembre la paz en las naciones que todo el tiempo viven el conflicto y la persecución.
Yo los invito a ser servidores del fin de los tiempos, más allá de su vida de cristiandad, más allá de su vida de apostolado y de servicio incondicional y abnegado por las almas.
Yo los invito a abrir los brazos para que sus corazones se puedan expandir en el mundo, a abrazar el sufrimiento, a transformarlo con amor y a aliviar a las almas de todos los dolores que ellas sienten día a día, especialmente aquellas que viven los conflictos y las guerras de estos tiempos.
Aún el mundo tiene muchas necesidades espirituales y materiales. El desequilibrio y la desigualdad es la tónica de las naciones en este tiempo.
Ustedes saben, queridos hijos, que esa gran transformación de la humanidad nacerá de los corazones simples y humildes; que a través de los actos pequeños y simples, por medio del servicio, la cura y la instrucción, el mundo podrá recibir nuevos códigos, la tierra podrá ser repoblada de nuevos principios y de nuevos designios.
Esta es la razón por la cual su Madre Celeste y Su Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo piden las misiones humanitarias a la Humanidad, para que no solo nuevos misioneros se formen en la vida del servicio, sino para que más almas despierten a ese camino de la entrega incondicional por la humanidad y el planeta.
Yo necesito, queridos hijos, que igualen a la Madre de Dios en el camino de la entrega, del sacrificio, de la oración y de la fe, para que estos dones estén presentes en el mundo y todos, todos Mis hijos del mundo, sin excepción, a pesar de sus creencias o de sus religión, de su condición social o humana, se sientan partícipes del Amor de la Madre de Dios, así como ellos la puedan comprender y vivir.
Yo no los invito a evangelizar ni a formar una nueva religión, ni una nueva Iglesia. Yo los invito a vivir las Enseñanzas de Cristo por medio de Su Evangelio y de Sus parábolas; por medio de todo lo que Él nos enseñó cuando estuvo presente aquí, en la Tierra.
Mi aspiración es que sean nuevos apóstoles en el camino del servicio, de un servicio más amplio y profundo que necesita vivir Europa, para que pueda abandonar ese espíritu vago de la inercia y de la comodidad, para que sus corazones se fortalezcan en la fe y se creen aquí columnas de luz que puedan llegar a muchas más almas que necesitan salir de la ignorancia mundial y de la ilusión planetaria.
Yo los invito a dar un esfuerzo mayor, un paso más grande por la Madre de Dios, sabiendo que cuentan aquí con la Fuente Sagrada de Lys para que muchas, muchas más cosas puedan suceder en el mundo y especialmente en Europa, que deberá seguir caminando por la senda de la redención y la conversión de sus pecados.
Yo los invito, hijos Míos, a la renovación profunda y verdadera, a que imiten el ejemplo de los misioneros, de los que se donan al servicio incondicional, al peligro y a los riesgos en las naciones más difíciles del mundo.
Yo los invito a vivir el ejemplo del servicio por medio de sus semejantes, de sus compañeros de camino, de los que están día a día a su alrededor y que también viven la misma aspiración de ser Nuevos Cristos en la Tierra.
Necesito que ese espíritu misionero y humanitario se propague en todo Europa; eso comenzará, queridos hijos de Europa, primero en ustedes, viviendo el cambio y la renovación interior, para que esto después se pueda dar en toda Europa y las almas despierten a esa necesidad profunda y verdadera de servir a Dios y de aliviar el sufrimiento en África.
Como Madre intercesora y mediadora de todas las almas de África, debo pedir una misión por vez para que ella se pueda cumplir hasta el final, siguiendo el Propósito de Dios y el deseo ardiente de Mí Amado Hijo. Pero en verdad, en estos tiempos críticos y difíciles que vive el mundo, son necesarias muchas misiones humanitarias.
Yo los invito, hijos de Europa, a la renovación, a que sientan en sus corazones el calor vivo del servicio incondicional, que los pueda encender y despertar a vivir una vida apostólica y misionera, así como lo desea el Cristo.
Por ese motivo traigo a Mis Pies la bandera de Egipto y también tengo la bandera de Egipto bordada en Mi Manto, porque ese pueblo una vez Me recibió junto a Mi Hijo y a San José, como los primeros refugiados de la historia de la Humanidad. Deseo, queridos hijos, que ese mismo amor que me donó una vez el pueblo Egipcio, ustedes también lo puedan donar en este tiempo crítico por toda África.
He vuelto a Europa, en esta quinta vez, para recordarles este compromiso y decirles que ese compromiso no se está cumpliendo. Para que Europa mantenga su equilibrio espiritual, moral y humano, deberá servir incondicionalmente a África, para aliviar sus deudas, liberar sus errores y alcanzar la reconciliación espiritual que es tan necesaria y urgente entre ambos continentes, así como lo es con América.
Los invito a expandir el espíritu de la fraternidad incondicional y animarse a vivir un cambio profundo. Vuelvo hablarles del cambio, porque el cambio en ustedes es imprescindible. Eso los llevará a la Verdad, a seguir el camino del Propósito Divino y a encontrar un sentido definitivo a sus vidas.
Muchas heridas en África deberán ser reparadas por los europeos. Y no es suficiente en esta ocasión que solo dos europeos representen esta misión humanitaria. Los invito, a través de ese ejercicio de servicio incondicional, a postularse al trabajo humanitario para que el mundo y su humanidad sean reparados. Las secuelas del sufrimiento, de la esclavitud y de la persecución sean disueltas en esta consciencia humana, y especialmente, en África.
Los invito a elevar sus corazones a lo alto, afirmando ese compromiso con el propio Padre Dios, para que los Planes de Paz que Él nos designa se puedan seguir cumpliendo y viviendo en este tiempo crucial, como un testimonio verdadero de que ese Plan es imprescindible para su humanidad y para el planeta; desde las misiones humanitarias, hasta la vida de oración y de comunión con Cristo.
Vengo a demostrarles este testimonio de amor por medio de la consagración de nuevos hijos de María, que se aproximan a Mi Corazón para decirme “Sí”, y especialmente, para decir “Sí” cuando Yo ya no esté Presente, y desde el Universo los contemple viviendo el servicio incondicional y la fraternidad con los semejantes.
Europa debe tomar consciencia de lo que en verdad debe cumplir ante el Trono de Dios, como Principio y como Designio. Eso los hará madurar y los animará a seguir adelante; porque el servicio trae piedad y la piedad concede la cura a las almas. Ese es el sentido de su propósito como europeos, no solo con África, sino también con Asia y América.
Para que una Nueva Humanidad pueda surgir, los errores del pasado precisarán ser liberados y eso comenzará en ustedes. Por eso Yo les llamo y les hago esta invitación maternal, porque no podré volver a decirles nuevamente lo que hoy les digo.
Ahora llamaré aquí a los que hoy se consagrarán, y después de consagrar a los nuevos hijos de María, consagraré esta nueva misión humanitaria dando la bendición a los misioneros.
Primero que vengan aquí los nuevos hijos de María.
La Madre de Dios sabe que ustedes quieren dar el paso; por eso vengo aquí, en esta quinta vez a Europa, para animarlos, conducirlos y guiarlos, por el camino de la entrega y del servicio. Porque Europa también debe ser parte de una Nueva Humanidad, más consciente y fraterna ante el dolor del mundo y del sufrimiento humano.
Sé que como Madre vine a bendecirlos, a entregarles Mi Gracia, a donarles Mi Corazón, a ofrecerles Mi Vida, para que sus vidas se consagren al Plan de Dios.
Por medio de esta consagración reciban el impulso de Mi Corazón para tornarse libres de sí mismos, ser llevados por el Sagrado Espíritu de Dios en esta misión humanitaria del fin de los tiempos, en esta urgencia de orar por la paz en el mundo y conceder en las almas la Misericordia de Dios.
Que el Señor los bendiga en este día de Consagración y de Gracia. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Ahora los nuevos hijos de María vamos a orar ante la Madre de Dios, la oración de la Madre Universal, por una vez:
Te alabamos,¡Oh Madre Universal!
Plena es Tu Gracia, la Unidad está en Ti.
Sagrada Energía Femenina, gestas en Ti la Nueva Humanidad.
¡Oh suprema Madre Universal!
intercede por nosotros, seres de la superficie de la Tierra,
para que podamos consagrarnos como dignos hijos de Dios,
en la fe, la luz,la paz, la protección,
la cura, el amor, el perdón, la reconciliación,
la caridad, la humildad, la transmutación
y en la fraternidad,
ahora y en el momento de nuestra total y definitiva entrega
al Padre Creador.
Amén.
Sepan que todo lo que les digo es porque los quiero y los amo, y busco el bien en sus vidas y en las vidas del mundo, a fin de que se instituya en toda la vida planetaria el Reino de Dios.
Pueden levantarse y retornar a sus lugares.
Ahora vendrán aquí los misioneros.
En esta bendición que Yo propagaré hacia sus corazones, por medio de la santidad de este Agua, el primer elemento que Dios manifestó en este planeta, Yo podré llevar a través de sus corazones, el amor de Mi Inmaculado Corazón para que el sufrimiento y el dolor, en mis hijos de Egipto y en todos Mis hijos de África, puedan ser aliviados por la expansión del Poder de Mí Corazón.
Por medio de este aceite que hoy bendeciré especialmente para ustedes, grabaré en sus consciencias la señal luminosa de la Cruz de Mi Hijo, para que la poderosa Luz de Emmanuel les acompañe en este Obra de paz y de amor por el mundo.
Esta protección que Yo les doy hijos, es la protección especial de Mi Hijo, para que Cristo camine delante de ustedes y los conduzca a la necesidad de aliviar el sufrimiento a los corazones más imperceptibles que necesitan de la paz, del amor y del bien.
Que sus manos puedan ser las Manos de Cristo, no solo para abrazar y consolar, sino para servir y aliviar las heridas más profundas e internas en las almas.
El sufrimiento de la humanidad es la gran secuela por la falta del amor. Ustedes que son bendecidos por el Espíritu Santo en esta importante entrega de sus vidas, lleven hacia ese lugar lo que ese pueblo necesita recuperar, como cultura y como espíritu dentro del Propósito de Dios.
Los Ángeles transubstancien este elemento, el incienso, para que sean protegidos por las poderosas emanaciones del Universo Angélico y el Manto de la Madre de Dios, los haga invisibles e invencibles delante de las acechanzas de Mi adversario.
Ahora vamos a rezar a Dios para que Él esté con ustedes paso a paso, la oración que Mi Hijo les enseñó:
Padre Nuestro…
Que el Señor les conceda la paz y que esta paz llegue a Egipto y al mundo entero, despertando el espíritu misionero, el espíritu de la caridad y de la fraternidad, a fin de que las naciones se unan más en la solidaridad, en la cooperación y en la igualdad.
Los bendigo, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Les agradezco por escuchar Mi llamado!
Hasta pronto.
Que el Sol que una vez brilló en Fátima ahora brille en el interior de la consciencia de cada ser, y que el Milagro del Sol ahora se dé dentro de los hombres, porque la Tierra y su humanidad, la humanidad de este tiempo, precisan ser redimidas y transmutadas.
Que el Milagro del Sol ahora se dé dentro de cada corazón, para que la humanidad se arrepienta y pida perdón a fin de que los mil años de paz sean establecidos en todos los que aspiran a vivir en la Luz del Reino de Dios.
Que el Milagro del Sol ahora se dé dentro de las consciencias para que sus espíritus sean conmovidos por el Amor de Dios y así la raza participe de ese Amor, construyendo un mundo nuevo, sin odio y sin venganza.
Que el Milagro del Sol ahora se dé dentro de cada alma, para que cada ser, en este planeta, reconozca su filiación con lo Alto y la importancia de vivir Su Voluntad.
Que el Milagro del Sol convierta el mundo y lo eleve de estado de consciencia para que sea un mundo portador de paz y de justicia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Primer Mensaje
Que estar Conmigo no sea un compromiso, sino una necesidad esencial para estos tiempos.
Yo no vengo a pedir lo imposible, sino lo que en verdad Me pueden dar, porque lo veo y lo siento.
Al igual que Mi Madre del Cielo, hoy piso con Mis Pies la cabeza de la serpiente de la maldición, la serpiente usurpadora e invasora, y así libero los infiernos, a las almas y, sobre todo, a los pueblos.
Hoy Mi Obra comienza aquí, en este lugar de Portugal, porque también necesita de Mi Misericordia; a pesar de todos los hechos que hayan sucedido en otros tiempos y de todas las Gracias que hayan descendido sobre este país.
Pero ahora estamos en un momento definitivo, en el que la participación de cada uno de Mis compañeros es esencial.
Esa es la respuesta que Yo recibiré de ustedes para seguir llevando adelante Mi Obra, esta vez en esta parte del mundo, en Europa, pero también en otros lugares en donde se necesita Mi Divina Misericordia para poder seguir adelante.
Ahora le llegó el momento a Mis compañeros de darlo todo por amor, y este mensaje es para todos.
Llegó el momento de que se igualen a Mí, que sean tan semejantes a Mí, no solo en el espíritu sino también en las obras.
Mientras estoy con ustedes descomprimo a la humanidad del mal, y permito que las almas se sumerjan en el Océano Infinito de Mi Misericordia.
Será importante que todos puedan entrar a ella, porque la Fuente se está cerrando mientras se aproxima la Justicia Divina.
Será importante que todos los que puedan estén a salvo, porque así podré dar testimonio ante Mi Padre, de que las almas responden a Mis pedidos y a Mis comandos.
Estoy aquí no solo por Portugal, sino también por toda Europa que debe despertar a la esencia de Mi Divina Misericordia; y para poder despertar a la esencia de Mi Misericordia deberá comprenderla y, sobre todo, vivirla en estos tiempos tan cruciales en los que luchan el amor y la indiferencia.
Necesito que sean parte de esa Fuente de la Misericordia mientras estén aquí, en este planeta y formando parte de esta humanidad.
Que cada acto o cada sentir sea parte de Mi Divina Misericordia.
Que cada ofrecimiento o donación de ustedes sea parte de Mi Divina Misericordia para que Mi Cruz Redentora pueda triunfar una vez más.
Ya estamos en el tiempo y, por medio de esta Peregrinación, estamos ingresando al momento más culminante de la humanidad, en el que ya no habrá más qué escoger, sino un solo camino que seguir, que es el camino hacia Mi Corazón, el que Yo le ofrezco incansablemente al mundo, para que las almas se sirvan de Mis méritos y de todos los tesoros que el propio Padre le ha concedido a Mi Consciencia Divina.
Pero ustedes saben, compañeros, que por más que Yo esté en el Cielo, Yo Soy igual que ustedes, como hombre, como alma y espíritu; que Mi Cuerpo resucitado y toda Mi Consciencia subieron a los Cielos para estar protegidos de estos tiempos y, especialmente, para prepararse para el momento del gran retorno a la humanidad.
Estamos en esa transición y en ese camino, estamos a la espera de ese gran momento en el que todo se desencadenará, dentro y fuera de las criaturas.
Mientras tanto, beban de la Fuente de Mi Misericordia para que se puedan purificar y limpiar.
Que sus actos estén llenos de amor.
Que sus palabras estén llenas de sabiduría y no de vibraciones bajas.
Que sus obras estén llenas de caridad y de Misericordia.
Que sus gestos sean gestos de luz y de elevación de su consciencia y de la consciencia de toda la humanidad, para que cuando Yo vuelva los pueda encontrar transformados, sin necesidad de purificarlos un poco más ni de pedirles que permanezcan un tiempo más en la Tierra y no puedan volver Conmigo al Cielo.
Lo que Yo les digo en este momento no es simbólico, es una verdad que emana Mi Corazón.
Cuando Yo retorne al mundo, a muchas, a muchas almas les costará reconocerme porque retornaré diferente a cómo Yo Me fui al Universo.
Pero Mi Voz sí será reconocida. Mi Corazón Glorificado y vivo sí será visto, y todos podrán ser testigos de Mis cinco principales Llagas de Luz, que Yo impartiré como la luz de más que cientos de soles para bendecir a la Tierra y convertirla en redención.
Cuando todo eso esté por suceder los corazones ya deberán estar limpios, sin arrogancia, sin orgullo, sin soberbia y, sobre todo, sin maldad; porque para que el Reino de Dios entre en ustedes, ustedes deberán ser dignos del Reino de Dios.
Y el Reino de Dios podrá entrar en ustedes cuando sus corazones estén limpios de sí y llenos de la entrega que compartirán con su Maestro y Señor, transmutando y liberando el dolor del mundo y el sufrimiento que aprisiona y hace agonizar a las almas.
Esta es la cruz que Yo les ofrezco a muy pocos, porque la recompensa, que no será de este mundo, es muy grande para quien la cargue junto Conmigo y con valentía.
Llegó el momento de que la cruz de esta humanidad, que ha sido pervertida y ultrajada, se redima y resplandezca como victoria de Luz y de Amor, de Unidad y de Hermandad, tan semejante a la Cruz en la cual Yo fui clavado en lo alto del Monte Calvario; en esa redención se unirán a la Esencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Pero aún hay mucho por hacer, hay mucho por hacer con tan pocos.
Sin embargo, la Fuerza de Mi Espíritu no les faltará; porque quien está en Mí, Mi Espíritu lo tornará invencible y le dará la fuerza para poder hacerlo todo, según Mis designios y Mi Voluntad.
Es así que hoy les digo, compañeros, especialmente a los que escuchan este mensaje en este primer día de Maratón, que se han esforzado y han madrugado para recibirme en sus corazones del otro lado del mundo, que con esos Yo contaré, porque no serán corazones tibios ni fríos, serán corazones en los que Yo podré confiar infinitamente y sin excepciones, sin justificaciones y sin reclamos.
Les vuelvo a decir que es hora de darlo todo por los que no lo dan; y cuando llegue el tiempo de Mi regreso, serán bienaventurados como los que están en los Cielos, serán reconocidos a causa de haber sufrido y padecido por Mí, al igual que tantos santos y tantos servidores de los últimos tiempos.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia sea la maratón del sacrificio y de la institución del Divino Perdón entre los pueblos y las naciones que se conquistaron y se lastimaron, transgrediendo las Leyes de Dios y los atributos de la evolución.
Que, por medio de la Fuente y del Océano de Mi Divina e Insondable Misericordia, las heridas más profundas del sufrimiento humano sean cerradas, desde el momento de Mi Ascensión hasta el presente.
Confío, confío en lo que Me podrán dar, porque lo que Me han dado hasta ahora ha concedido esta Gracia tan importante de que ustedes estén aquí, junto a Mí, para seguir los caminos del perdón y de la redención.
Escucha, Padre, la voz de los que siempre están Contigo.
Escucha la voz de los que claman por Tu Voluntad y por Tu Gracia.
Que todo sea renovado, Padre, desde lo más íntimo hasta lo más superficial.
Que todo sea curado, Padre, desde lo más pequeño hasta lo más grande.
Porque en todo Tú Te encuentras, Adonai.
Porque en todo Tú vibras, Emmanuel.
Y Tu Espíritu está presente, Abba, en todas las dimensiones.
Que las almas más sedientas y perdidas encuentren Tu Luz por medio de esta oferta a la Divina Misericordia de Mi Corazón, y así estaré cumpliendo, amado Padre, junto a Mis hermanos, la promesa de volver a hacer triunfar Mi Cruz en el mundo. Amén.
Que la Luz del Espíritu Santo los bendiga y que el Espíritu Santo los guíe por medio del Don de Su Sabiduría y Discernimiento.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengo en nombre de Mi Hijo para darles las gracias por sus súplicas, por medio de la novena que están realizando al Castísimo Corazón de San José.
He venido desde el Cosmos a decirles esto para que sepan que su Madre Celeste está con ustedes, así como está con el mundo, tan necesitado de Amor y de Luz.
Yo vengo a hacer resplandecer sus vidas por medio de la oración, para que se vuelvan columnas de Luz para este mundo y lleven esa Luz al mundo en donde más se necesita, en donde más claman.
Les agradezco por esta novena, porque las puertas se están abriendo y los corazones están consiguiendo ser sinceros.
Por más que no comprendan en profundidad el Propósito de Dios, su Madre Celeste, por medio de Su Amor, les hará comprender todas las cosas con simplicidad y humildad.
Por eso, sigan orando hasta el término de la Novena de San José, para que también el Castísimo Corazón pueda impartir Sus Gracias sobre Europa y África.
Grandes son las necesidades planetarias, muchísimas son las emergencias en estos tiempos.
Les pido, hijos Míos, que sigan orando por la Paz en las naciones, como vienen haciéndolo: semana tras semana, cuenta por cuenta y corazón con corazón, encendiendo esa Luz de Mi Amor en el mundo por medio del poderoso Rosario.
Con todo esto Yo les pido que continúen adelante, para que puedan seguir renovándose a través de los tiempos, a pesar de que cosas gravísimas suceden en el mundo.
Mi confianza, hijos, está en ustedes, en cada momento de oración que ofrecen a Mi Corazón Inmaculado, para que heridas profundas e internas puedan ser disipadas del Corazón de su Madre, y así, del corazón de Sus hijos, que buscan la paz.
Vengo a su encuentro con todas las estrellas del Cosmos. Vengo a visitarlos con grandes Consciencias angélicas para desatar los nudos de estos tiempos, para que las almas encuentren la paz, vivan el espíritu de la solidaridad y de la cooperación con los semejantes, sabiendo que todo podrá ser superado en el Amor. No hay otro camino.
Mientras el mundo no aprenda a amar, no existirá paz. Mientras más se animen a practicar el ejercicio del amor del corazón, mayores posibilidades existirán para que millones de almas aprendan a vivir el camino del Amor.
Por medio de esta escuela de oración que viven Conmigo todos los días, especialmente en la oración por la Paz en las naciones, todas las cuentas que son realizadas y ofrecidas conceden Gracias inexplicables al mundo entero; cosas que tal vez no verán en este tiempo, pero sí verán suceder en el futuro cercano, cuando su Madre Celeste ya no esté más a su lado para visitarlos y solo esté en el Cielo, deseando ardientemente que vivan Mi instrucción, la instrucción de Mi Hijo y la de San José, para que esta Obra continúe adelante, así como está escrito en el Corazón de Dios.
Mientras tanto, hijos Míos, los invito a seguir amando de verdad, a colocar el amor en práctica en cada detalle, como con cada hermano que se aproxime a sus vidas buscando un poco el amor reparador, buscando un poco el amor curador y consolador, que solo brota de la Fuente del Espíritu Santo y de las almas que se coligan con Él.
La Obra que realizará su Madre Celeste en Europa será importante. Por eso, cada colaboración es imprescindible, por más pequeña que parezca. Pero Yo sé que hay almas que pueden ayudarme más y saben que es verdad lo que les digo.
La Madre de Dios no ostenta riquezas, sino el bien para todos Sus hijos, independientemente de su nación, religión o creencia.
Quiero que aprendan hijos Míos, junto a Mí, que todos pueden ser uno, porque alcanzando esa unidad espiritual, Dios estará en ustedes y ustedes estarán en Dios viviendo en Su Reino; a pesar de los acontecimientos de estos tiempos, de las purificaciones o de las pruebas.
Yo los invito todos los días a ser parte de la Gran Hermandad, la Gran Hermandad que está en el Cielo y también aquellos que están en el interior del planeta y que con su silencio llevan adelante grandes Obras en el mundo por la liberación del planeta y de la humanidad, por la redención de los corazones, por la Paz en todos los pueblos.
Yo los invito todos los días a coligarse a esa gran Hermandad y a seguir encendiendo en sus pechos la Estrella Confederada, la cual los llevará por el camino de la Luz, de la ascensión y del bien.
Leyes muy profundas y desconocidas del Universo podrán transformar sus vidas y las vidas de sus hermanos y ya no será necesario, hijos Míos, sufrir. Quiero que el dolor y el sufrimiento terminen en el mundo. Quiero que las almas conozcan la verdadera alegría de servir a Dios. Lo que Yo llamo “felicidad espiritual”, que no está en este mundo sino en el Universo, en la Vida Universal y en el Conocimiento; en la fe, en el servicio y principalmente, en la gratitud.
Quiero llevarlos, queridos hijos, al Reino de Dios todos los días, para que ustedes se animen a traer el Reino de Dios a la Tierra y muchas, muchas más cosas en el mundo sigan transformándose.
Este es el deseo ardiente de su Madre Celestial, de su Madre humilde y servicial, incansable y eterna, que viene a llamar a Sus hijos a través de los tiempos para que más vidas despierten hacia su verdadera vida espiritual.
Mientras esto no suceda, Yo seguiré viniendo al mundo. Yo seguiré impulsando el despertar de las consciencias, respondiendo al pedido de Cristo y del Padre Celestial; con ustedes y en ustedes. Yo podré, como Madre, hacer muchas cosas más.
Aún hay mucho por hacer, hijos Míos. Hay mucho por materializar y expresar dentro de esta Obra de Amor y de Redención planetaria que recorre el mundo y las naciones, solo para sembrar la Paz y la esperanza.
Hoy traigo el Rayo de la esperanza al mundo, para que las almas lo puedan reconocer y vivir. Sabiendo que cada uno de Mis hijos tiene tantas virtudes y dones para servir a Dios, para poder despertar y reconocer en sí lo que ni siquiera las almas saben completamente.
Por eso, Yo los vengo a impulsar y a motivar, al despertar sus talentos, virtudes y dones. Porque Cristo vendrá a llamarlos y les pedirá sus virtudes y talentos, así como todos sus dones, para que estén al servicio de Él en el momento de Su gran Retorno al mundo.
Ustedes, hijos Míos, son llamados como su Madre Celestial, a ser mediadores del corazón y de la palabra; a buscar en todas las cosas y en todos sus hermanos el espíritu del bien; a ver el bien en sus hermanos y no el mal; lo que es positivo, radiante y elevado en cada consciencia que guarda en sí el Cristo interno.
Promuevan en este tiempo el despertar del Cristo interior y el planeta será repoblado de sublimes energías divinas, que serán atraídas por los hijos de Dios, no solo como columnas de Luz, sino también como espejos de Su Divina Consciencia.
Los invito, hijos Míos, a recrear juntos este planeta y esta humanidad. A re-enseñar el camino del amor y del servicio por medio de las misiones humanitarias, de las peregrinaciones, de las corales, de todo lo que pueda expresar el Amor de Dios en el mundo.
Por eso, esta Obra es para todos y es más amplia de lo que parece y de lo que es. Ustedes, hijos Míos, tienen la llave de Mi confianza para poder hacerlo, siguiendo los pasos de la Jerarquía Espiritual en la obediencia y en el bien, para que todo se mantenga en su camino así como Yo espero ardientemente que se cumpla.
Vengo a agradecerles en esta noche, por su colaboración amorosa, a todos aquellos que están gestando por medio de la oración y de la colaboración, la próxima misión de paz en Europa y África.
Ni siquiera saben, hijos Míos, todo lo que sucederá en ese continente y todo lo que los Mensajeros Divinos harán en cada nación que visitarán, así como en cada lugar al que irán para sembrar la Paz y la Misericordia que ustedes han tenido la Gracia de conocer en los últimos tiempos.
Los invito, por medio de la colaboración y de la construcción de esta próxima misión, a seguir siendo orantes y misericordiosos con los que son más ignorantes, que están distraídos y muy ilusionados con todo lo que les ofrece el mundo.
Todo lo que hagan en la Tierra también lo estarán construyendo en el Cielo. En el último día de sus vidas sabrán y tomarán consciencia de todo lo que hicieron por amor a Dios.
Todo lo que tejen en la Tierra también lo tejerán en el Cielo, y el Universo tendrá memoria de sus acciones y de sus obras de bien por la humanidad.
Hoy Me elevaré al Cielo en profunda tranquilidad, sabiendo que Mis hijos han comprendido, más allá de las palabras, el llamado del Cielo.
Sean propagadores del bien que hoy les traigo, para que el planeta sea colmado de Luz y de Misericordia, hasta que los Mensajeros Divinos terminen de cumplir Su Misión en la humanidad.
En esta noche, quiero que sus corazones, hijos Míos, sean revestidos de esperanza para que la cura se establezca en la humanidad, el bien llegue a muchas más vidas en el mundo y sean tocadas por la Gracia de Dios, por Su Misericordia Infinita.
Vengo a traer la Paz, no solo al Brasil, sino también al mundo. Este encuentro ha ayudado para que eso suceda.
En el Amor y el Bien, Yo los bendigo.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Que este lugar siempre se revista de esperanza, para que la esperanza transforme al mundo y todas las consciencias sean tocadas por el Rayo de la Esperanza de Dios.
¡Les agradezco!
Que la luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo estén en este lugar y en los lugares del mundo que más la necesitan. Amén.
Después que han acogido Mi llamado, ahora sí podré volver a Egipto, luego de haber pasado por allí como niño; pero ahora volverá el Rey, a liberar al pueblo de su esclavitud, a traer a ese lugar y a Medio Oriente, la Paz.
Y aunque aún los acontecimientos se desencadenen en el mundo y en esta humanidad, llevaré Conmigo a las almas que más necesitan y retornaré a los corazones que más Me buscan, no importando su creencia o religión, porque lo que permite la vida en este mundo es el amor; es el amor que los mantiene vivos, es el amor que les permite respirar y soñar con un tiempo mejor, con esperanza.
El cautiverio terminará algún día, no solo en Egipto, sino también en el mundo. Por eso debo retornar a los lugares en donde una vez ya estuve, siendo niño, joven o adulto, en Oriente, o en el lejano Oriente.
Los valores de la espiritualidad se deben recuperar para que el mundo no pierda la paz. Por eso estoy volviendo a esos lugares, como sacrificio y también como Gracia, para llevar a los corazones el reencuentro con Dios desde los planos internos y para que estos se espejen en la superficie, en la sociedad. Eso hará todo más justo y equilibrado, eso aplacará el sufrimiento y las agonías, porque es a través de los méritos que su Maestro y Señor alcanzó en la Pasión, que estas Gracias son posibles en este mundo y en su humanidad.
No puedo dejar de decir que a veces Mi Corazón está triste por los que no entienden, pero el gozo de los que Me viven y de los que creen en Mi y Me dan su confianza Me alegra, como lo han hecho ustedes ayer y hoy, de forma simple.
El Reino de Dios es el mayor tesoro de la simplicidad para este mundo y para las almas. Si son simples siempre vivirán el Reino de Dios y Él siempre estará próximo de sus vidas y sobre todo, estará en sus corazones.
Quiero que este gozo y júbilo que viven Conmigo de tiempo en tiempo llegue al mundo entero y no solo a Sudamérica. Ahora llegó el momento de vivir el apostolado y de hacerlo parte de ustedes en cada etapa de la vida.
Así Mi Misericordia llegará a los que más sufren, como también a los Reinos de la Naturaleza, que en esas partes del mundo también viven su sufrimiento silencioso, porque no pueden hablar como los hombres de la Tierra.
Sé que a su alrededor también existe el sufrimiento, a veces en sus familias, en sus ciudades, en sus trabajos, en sus seres más queridos. Pero Yo les pido, por misericordia, que den un paso más hacia Mí y llevemos este tesoro del amor a los lugares que más necesitan y que durante miles de años no han recibido nada, ni del Universo, ni de los Cielos.
Vengo a recuperar a través de Egipto los valores de las últimas humanidades, porque la evolución continúa y el despertar también.
Llegó el momento, compañeros, de que recuperen lo que una vez vivieron Conmigo en Tierra Santa y más allá de ella. Esto no es una teoría ni tampoco es una ilusión. Es hora de vivir el Plan de forma verídica. Es hora de hacer el Plan vivo en más corazones del mundo, que Me están buscando y no Me encuentran porque no saben la salida.
Ustedes sí encontraron la salida, pero el mundo aún no la ha encontrado. Por eso debo volver y retornar al centro, desde donde todo se crea, como conflicto, guerra y persecución.
Porque esta vez no solo la Señora de la Luz pisará con Sus pies a la serpiente, sino también su Maestro y Señor pisará con Sus Pies a sus aliados y los derrotará, para que se arrepientan algún día. Y ya no existirá arma contra arma, religión contra religión, porque a pesar de que el momento más grave no ha pasado todavía, aún el ímpetu y la fuerza de Mi Corazón poderoso podrán transformar todas las cosas cuando tan solo Me digan “sí, Señor, aquí estoy”.
Así Yo tendré el permiso de seguir obrando, tendré el permiso de seguir transformando y unificando a las almas con Dios, para que Su Reino celestial descienda a la Tierra y se cumpla Su Voluntad. Porque al fin de todo, Su Sagrado y Eterno Corazón triunfará.
Los caídos serán perdonados, los asesinos serán redimidos, los perseguidores serán amados y se disolverá el mal, porque el mal no conoce el Amor que viene de la Fuente. El mal es la incomprensión de la consciencia humana por no aceptar la Voluntad de Dios, como fue la Voluntad de Dios traer a Su Hijo a la Tierra para enseñarles la Escuela del Amor y de la Redención.
Vuelvo a reunir en este tiempo a los que estuvieron Conmigo en algún momento, sea en la vida consagrada, o en la vida del espíritu; en la vida del servicio, o en la vida abnegada; en la vida misionera, o en la vida orante.
Que ese compromiso sea revivido por los que despiertan.
Que ese compromiso sea reconfirmado por los que ya despertaron, para que se siga cumpliendo la Voluntad del Creador en estos tiempos críticos.
Mi Corazón abrazará al Medio Oriente y a todos los que se encuentren en ese lugar, no importando su condición o su condenación. Porque en verdad, compañeros, Mi Misericordia es muy grande y aún desconocida. Mi Misericordia es tan grande, que Mi Sangre se dejó verter en la Cruz gota por gota, dolor por dolor y angustia por angustia, para disolver el mal de la humanidad y su condenación eterna.
Es el tiempo de dar a conocer Mi Amor al mundo. Y que los demás pueblos y razas sepan que los amo, como los amo a ustedes.
Que anuncien que estoy volviendo al mundo por segunda vez y que el Reino celestial se reaproximará a la Tierra junto a los ángeles y arcángeles, para poner fin a la perdición de la humanidad y para disolver las tinieblas por la intervención del poderoso Padre San Miguel Arcángel, de San Rafael Arcángel y de San Gabriel Arcángel.
Los anunciadores de la Palabra de Dios retornarán a la Tierra, como fue en el principio del pueblo antiguo del Medio Oriente.
Y a partir de allí se escribirá una nueva historia y se borrará el sufrimiento, trayendo del Cielo los Libros de Dios abiertos, para mostrarle al mundo Su nuevo Propósito en la Nueva Humanidad.
Bienaventurados serán los que vivan las profecías y se regocijen en ellas, porque el Señor, el Todo Poderoso, le mostrará Su Poder a los humildes.
Con esta Luz que traigo extiendo la Paz hacia la Tierra, renovando este ciclo y este momento para todos; dando la chance a los que están confundidos, de poder retornar a Mi camino antes de que el Portal se cierre.
Que se eleven los corazones hacia Mi Iglesia celestial y que en comunión con la vida de cada ser, todo sea renovado.
El Universo de Dios desciende a la Tierra y en este simple lugar, las almas siempre encontrarán a Dios. Aunque Mi Presencia no sea aceptada, Yo siempre aquí estaré para abrazarlos con la Luz de Emmanuel.
Vengo a bendecirlos con la Palabra de Vida. Vengo a ungirlos con el soplo del Espíritu. Vengo a bautizarlos con el Agua que brotó de Mi Costado en la Cruz, como parte de la Fuente de la Divina Misericordia, para que sean santificados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Hoy no existen fronteras ni separaciones entre las naciones y los pueblos. El amor que Yo pude ver aquí es el que necesito para renovar los tiempos y sobre todo, a la humanidad. Es el amor de los que se congregan dentro de Mi Iglesia celestial para comulgar de la Llama de la Santísima Trinidad, junto a los Ángeles de nuestro Padre-Madre Creador, Emmanuel.
Hoy, los Elohim, llamados seres resplandecientes del Universo mental, los Ángeles de Dios, testimonian con Su puño y letra que Mi misión en Egipto será realizada por la receptividad y la oración de las almas que colaborarán para que eso sea posible y así, Mi gran Espejo de la Misericordia se encienda en Medio Oriente.
Alegren sus corazones porque están siguiendo el camino correcto. No habrá otro lugar que Me represente en la Tierra, sino este. Porque vuelvo a decirles, compañeros, vengo fuera de Mi Iglesia para llamar a los rebaños que más Me necesitan y que Mis representantes no han sido dignos de acogerlos con castidad.
Que el amor de los simples promueva la Paz en la Tierra.
Que el servicio de los humildes restaure a los Reinos de la Naturaleza.
Que la oración de los que se congregan en comunidad y en luz, transforme los tiempos, a fin de que el Cetro del Hijo de Dios descienda a la Tierra para poner fin a la maldad humana.
Y ahora elevaré al Cielo esta ofrenda que han colocado a Mis Pies, porque en verdad todo pertenece a Dios, nuestro Padre, que está en los cielos y hoy escucha con atención la Voz de Su Hijo y de Sus compañeros, a fin de que un grano de Su Reino celestial se siembre en esta humanidad, para que la humanidad sea recreada por medio del amor y del bien entre los hombres.
Que todo sea santificado y que todo sea elevado bajo el Rayo de la Transubstanciación. Y que a los pies del Altar de Dios sea colocada la ofrenda de cada corazón humano, en esta tarde.
En el silencio, compañeros, pueden hacer su ofrenda ante Mi Iglesia celestial. Los escucho en el silencio de la oración.
Padre Celestial, que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti.
Guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén. (x3)
La oferta ha sido aceptada.
Los que hoy serán bautizados serán iluminados, y al ser iluminados, se convertirán.
Los que hoy serán ungidos recibirán la Gracia que tanto esperan, pero por ella deberán orar.
Padre, que Te has hecho pequeño para que el mundo Te comprendiera y así pudieras ingresar en la esencia de Tus hijos a fin de que te vivificaran y exaltaran Tu Nombre, para siempre, a la mesa de estos nuevos apóstoles Míos, hoy Te vuelvo a declarar, mediante esta fórmula sagrada que Tú has dictado al humilde Corazón de Tu Amado Hijo.
Que escuchen los mundos internos lo que hoy declara su Rey y Señor del Universo: Les pido que tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado por los hombres para el perdón y la remisión de los pecados.
Señor Mío y Jesús Mío, que escuchen las almas de la Tierra la Voz de su Maestro y Señor, el Cristo Vivo, que les dice: Tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre, que fue derramada por los hombres para el perdón de los pecados.
Les pido, que por los tiempos que vendrán y los acontecimientos que llegarán, hagan esto en Mi memoria a fin de que la Paz y la Misericordia de Dios estén presentes en el planeta.
Señor Mío y Dios Mío, este es El que ha dado la vida por todos y que ha resucitado para volver al mundo en espíritu y divinidad, a fin de transfigurar la Tierra en una humanidad redimida.
Padre Nuestro...
Y como les dije a Mis apóstoles, Mi Paz les dejo y les doy Mi Paz, porque siempre su Maestro y Señor mirará la fe de los miembros de Su Iglesia celestial a fin de que todo sea reparado y la humanidad sea curada de su enfermedad espiritual.
Que esta Paz sea llevada a Egipto y a los lugares que fueron encomendados por su Maestro y Señor y por Su dulcísima Madre, la Santísima Virgen María, para que Sus Corazones de Servicio y de Humildad, de Amor y de Esperanza, lleguen a todo el mundo. Amén.
Dense ahora la paz.
Que la paz repueble a la Tierra de esperanza y que la esperanza renueve a los corazones que aspiran a alcanzar la Misericordia de Dios.
Con las voces de sus corazones hoy deseo expandir, por medio de una canción, la lluvia de amor en todo el planeta, dando la bendición al mundo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por estar Conmigo en la simplicidad del corazón y de la vida.
Mi Presencia en el mundo es inextinguible. Llegará un momento, cuando todo haya terminado, en donde Yo retornaré. Y no será una promesa más sino una verdad, porque estaré a su lado compartiendo Mi Gloria y la alegría de ustedes por haber encontrado el Reino de Dios, a pesar de las tribulaciones. Por eso sigan adelante y no bajen los brazos.
La Verdad que Yo traigo es muy dura, pero también es reveladora.
Con la misma pureza que ustedes me dan Yo puedo reconstruir el mundo. No hay nada que sea desaprovechado. Este tiempo tiene un valor incalculable ante los ojos de los hombres.
Pero en Mi Corazón aún se guardan muchos más misterios que espero poder revelarles algún día, para que sean parte del Universo, como son parte de la Tierra. Y para que así, las Leyes se unan y se cumpla la Sagrada Voluntad.
No dejaré para atrás a ninguno de los que he llamado por su nombre, aunque hayan pecado o Me hayan ofendido, porque el misterio de Mi Misericordia aún no es comprendido, solo es reconocido por el corazón que se abre para poder encontrarlo.
Como la proclamación de su fe hoy ha sido tan explícita ante Mi Presencia y sobre todo ante Dios, prometo regresar aquí en el mes de agosto, para que celebremos juntos la victoria de Mi Reino Celestial en todos los corazones de la Tierra que creen en la Palabra del Señor.
Benditos sean los que escuchan sin temor alguno y que solo buscan la verdad, para que estén dentro de Mi Sabiduría y para que, dentro de este momento cruel que vive la humanidad, puedan caminar libres, llevando el Amor de Mi Corazón hacia donde vayan y para los que más lo necesitan.
Hijos Míos, ustedes saben que sin amor nada es posible, ni en el plano espiritual ni en el plano material. El amor fue lo primero que brotó de la Divina Existencia para poder generar la Creación y después la vida. Es hacia esa Fuente que siempre deberán redireccionar sus vidas, para que estén protegidas de todo en este tiempo final, en donde se definirá la próxima humanidad.
Tal vez esperarían escuchar palabras celestiales en Mis últimos mensajes, pero en verdad las escuchan porque el amor también es decir “no”. Eso los corrige. Eso los endereza y los lleva hacia la paz, encontrando siempre refugio en Mi Espíritu, que es insondable e infinito.
El mundo recapacitará a través de grandes sufrimientos, pero eso es lo que Yo no quiero, porque el sufrimiento en el mundo ya es muy grande y doloroso.
Por eso, el amor que coloquen en todo lo que hacen permitirá renovar los tiempos y las consciencias. Pero si ustedes no colocan amor en lo que Yo les pido, ¿cómo triunfará el Reino del Padre en la Tierra? Si es el amor que perdonará, es el amor que reconciliará, es el amor que concederá la cura a las almas. Sin el amor nadie podrá sobrevivir, por más que lo diga con su propia boca y lo pronuncie con sus propios labios.
Yo vine al mundo, hace mucho tiempo, para enseñarles el amor que la humanidad había olvidado por arrogancia, poder y ceguera espiritual.
Con ese mismo Amor que Me llevó hasta la Cruz, hoy Yo vengo a ustedes para bendecirlos y colmarlos con la Luz de Dios, que proviene de la Fuente Primordial. Es esta Luz que los hará invencibles. Es esta Luz que los hará humildes. Es esta Luz que los convertirá en pacificadores para estos tiempos críticos, en donde el juicio no tendrá poder, sino la Misericordia.
Necesito, compañeros, que Mis servidores ingresen en la próxima Escuela de la Lealtad, que es algo que la humanidad desconoce genéticamente.
Por medio de los méritos alcanzados por su Maestro y Señor durante Su Vida pública durante su Pasión, Muerte y Resurrección, Yo les traigo en este día el código de la Lealtad, que los hará verdaderos entre ustedes, como hermanos. Esto los hermanará cada vez más, cuando los tiempos se vuelvan más difíciles y solo exista la unidad entre las criaturas para poder vencer al enemigo, que subirá a la Tierra desde su más profundo abismo, para intentar llevarse a muchos más.
Esta Tierra, este planeta, deberá convertirse en la nueva Tierra prometida. Y esto comenzará en Sudamérica, hasta que finalmente sea en todo el planeta. Pero primero, compañeros, deberá nacer de ustedes esta Tierra Prometida. Ustedes deberán tornar sus vidas sagradas, para que la nueva Tierra, junto a la nueva Aurora, puedan despuntar y llevar hacia el Universo este legado de la redención de sus vidas como el trofeo más preciado de la victoria de Cristo, su Señor.
Por eso llegó la hora, compañeros, de que en el silencio de su corazón se pregunten si están cumpliendo con Mis designios o los están apartando de sus caminos. Cada uno sabe lo que vino a darme, por más de que no tenga consciencia.
El Amor que Yo les traigo, de tiempo en tiempo, es lo que les revelará la virtud de su propósito para esta vida. Por lo tanto, antes de dar un paso en falso, recapaciten. Y a los que están perturbados por no poder trascenderse, que crean más en Mí, para que Yo pueda estar en ustedes y hacer de este momento un triunfo celestial.
Por medio de Mis palabras, Yo les traigo las redes de la salvación, las cuales extiendo del Cielo a la Tierra para que las almas se eleven a Dios y reencuentren el camino hacia el origen, en donde se ha firmado el compromiso real de sus consciencias. Que Me escuchen en el mundo y hagan vivas Mis palabras en sí mismos, desde donde nacerá la nueva Tierra, la que impulsará a un gran cambio, a una gran mudanza planetaria en la humanidad. Y que este impulso sea la preparación para la próxima venida de su Maestro y Señor.
Aún hay mucho por trabajar. Los designios todavía no se han cumplido. Y necesito que comprendan que cada etapa cumplida es un triunfo para el Reino de los Cielos en esta humanidad. Cada aporte y cada esmero que colocan para que Mi Voluntad se cumpla es un triunfo del Reino Celestial, en una humanidad perversa que por alejarse de Dios, ha perdido la paz.
Pero a pesar de que este escenario se encuentre de esa forma, aquí en este planeta despiertan nuevos Cristos, que conocerán qué es estar vacíos de sí y entregados a la nada, para que el Espíritu arrebatador del Amor de Dios los transforme por entero.
No pierdan la oportunidad de amar. No pierdan la oportunidad de servir. No pierdan la oportunidad de convertir sus vidas según Mi mensaje, porque esta es la nueva parábola que Yo les traigo. Ustedes deben superarme en el amor, porque sé que lo pueden hacer, aunque no lo crean.
Vayamos juntos al destino de una nueva humanidad, libre del error, libre del sufrimiento, libre del dolor y de la indiferencia. Concretemos juntos este Plan, que se muestra a esta parte del mundo desde el Universo por medio de la Presencia del Hijo de Dios, de la emanación del Amor de Dios para todas las criaturas de este Universo y de otros.
No pierdan el amor por Mi Obra, porque si no, no podré seguir adelante y eso sería grave, porque muchos se darán cuenta muy tarde de lo que hicieron.
Mientras aún hay tiempo, compañeros, trabajen diariamente por el amor y la lealtad; para que el mundo sea convertido, para que las naciones sea aliviadas, para que más y más sufrimiento desaparezca y triunfe el Amor del Hijo de Dios en los corazones del mundo.
Con el amor de la Luz de Aurora, que hoy nos irradia y nos colma, reconfirmemos, hijos de Mi Padre, este compromiso de hacer vivo el Plan en sus vidas, para siempre:
Que los que están confundidos reciban sabiduría.
Que los que han cerrado su corazón reciban el perdón.
Que los que se han apartado de Mí reciban discernimiento.
Que los que odian por alguna causa reciban Mi Amor, para volverse libres de sí mismos.
Que todo lo que ha sido obstruido sea reparado.
Que el mal que es hecho en el mundo sea disuelto.
Que los infiernos se cierren.
Que la perdición de las almas termine y que la Luz del Cristo vivo, del Dios del Amor, triunfe en las esencias. Amén.
Y así, que se cumpla el advenimiento de lo nuevo y que todo sea renovado, porque en Mi Corazón siempre tendrán refugio para comprenderlo todo.
En el Amor se encuentra la Verdad y la Verdad los llevará a la Paz. Y la Paz les dará la Lealtad para que sus vidas representen a Cristo en la Tierra, a pesar de todos los ultrajes y de todos los errores cometidos hasta el presente.
Hoy bendeciré de forma especial a los que se lavarán los pies, para que reciban el Don de la Sabiduría y para que esa Sabiduría abra sus caminos hacia el sendero de la Redención.
Que todo sea renovado y que nadie quede para atrás, porque Mi deseo es verlos a todos cuando Yo retorne al mundo, para reconsagrar el planeta al Eterno Corazón de Dios.
Que en este momento, los ángeles transustancien los elementos, como el Hijo de Dios transustanció el pan y el vino para que las almas comieran de Su Cuerpo y de Su Sangre, y se unieran así al Dios del Amor.
Que todas las faltas sean disueltas. Que el pasado sea borrado y que el eterno presente sea el propósito que guíe a los corazones.
Tú, Señor, que creaste primero el agua para este planeta, de donde proviene la vida y la humanidad, deposita en ella los Dones de Tu Fuente, para que todo sea curado según Tu Voluntad.
Que el Uruguay sea bendecido con un mayor discernimiento y que las almas tomen consciencia de la verdad; para que, en un profundo arrepentimiento y en una soberana penitencia, todo sea reconstruido para que vuelva a vivirse el Principio de Dios.
Lava los pies, Señor, de los que están heridos. Disuelve sus faltas y tormentos, y entra en sus corazones, para que todos vivan Tu Eternidad.
Y hoy, con especial gozo, recuerdo junto a los Míos este divino legado, tan simple, pero verdadero, que Yo dejé para todos cuando tomé el pan, di gracias a Dios y Él, con el soplo de Su Espíritu, lo bendijo. Y le dije a Mis apóstoles y a todos los que estaban presentes, en el silencio de los planos internos: Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado para el perdón de los pecados.
Y así, la Divina Gracia descendió.
De la misma forma tomé el Cáliz. El Padre lo bendijo con los méritos de Su Gloria. Lo pasé a los apóstoles y les dije: Tomen compañeros y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre, Sangre que será derramada, Sangre de la Nueva Alianza que unirá a los corazones Conmigo, hasta el fin de los tiempos. Hagan esto en Mi memoria y por la redención de la humanidad. Amén.
Padre Nuestro...
Y así se constituyó el legado del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Antes de retirarme del Huerto Getsemaní, para vivir los primeros pasos de Mi agonía y después de la última Cena, Yo les dije a los apóstoles, así como a todos los ángeles que estaban presentes: Yo les doy Mi Paz y vivan en Mi Paz por amor a Mí. Dense el saludo de la paz.
Que esta paz renueve todas las cosas. Que esta paz traiga la esperanza y la alegría de poder vivir siempre en Dios, a pesar de lo que suceda.
Que esta paz se extienda a toda la Tierra y se grabe en los corazones que más necesitan de paz.
Yo los bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por proclamar hoy la oración de la Divina Misericordia con el corazón. Y que esto se repita mañana con la misma alegría que hoy.
¡Les agradezco!
Abre tus oídos internos para poder escuchar Mis Palabras y, en tu corazón, sentir sus vibraciones.
Estas son palabras que nacen del Verbo Divino, porque del Verbo se manifestó la vida y toda la existencia.
Entonces, que el Verbo se haga en ti, para que se cumpla la promesa de que el Reino de Dios descienda a la Tierra. Sé parte de ese Reino Mayor.
Escucha Mis Palabras y hazlas parte de ti, para que ellas sigan sembrando los códigos del amor y de la redención.
Que el Verbo sea parte de este mundo, para que las almas reconozcan que desde el Verbo Divino surgió todo y que al Verbo le debemos agradecer, porque nos permitió existir y tener consciencia de la vida.
Que el Verbo sea la razón de cada ser, para que las Palabras de su Redentor se continúen retransmitiendo de generación en generación.
Que del Verbo nazca la llama de fuego que traerá sabiduría a las consciencias y que, en perfecta donación, todo sea renovado, especialmente, en aquellos que viven a través del Verbo de Dios.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Mis legiones de Luz están formadas por los ángeles del Cielo y por los servidores de la Tierra. Cuento con cada uno de ellos para derramar la Fuente Reparadora de Mi Divina e Insondable Misericordia.
De tiempo en tiempo, elevo hasta el Reino de los Cielos a todas las esencias y a las almas que incondicionalmente Me sirven, para que estén por un momento en Mis Brazos; pero, sobre todo, para que las almas que Me sirven y que también viven su purificación interior en este tiempo, se sientan aliviadas no solo por el Amor Misericordioso de Mi Corazón, sino también por el afluente de Mi Divina Misericordia.
Todos los ejércitos orantes de la Tierra se fortalecen de manera especial durante los días de Maratón de Oración; como sucedió esta vez que su Maestro y Señor, después de la última Sagrada Semana, se recogió en el Cielo y entregó, con total confianza, la dirección de Su Obra a Sus más preciados seguidores.
De esa forma las almas se van afianzando espiritualmente mediante el contacto interior con el sublime Océano de Mi Misericordia, para que en el futuro, cuando haya que atender a gran parte de la humanidad, las almas reciban los mismos impulsos de amor que hoy ustedes reciben.
La confianza y el fortalecimiento de la misma en estos tiempos, les permitirá a las almas hacer más reales sus santas virtudes y, de esa forma, colocarse por encima de toda ambigüedad u oposición, venciendo con el amor y la unidad.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Cuando las almas en los días de Maratón de Oración invocan Mi Divina Misericordia, ellas se parecen a las espigas doradas en los campos y Mi Reino brilla en esplendor de oración.
Eso permite que el Jardinero Fiel riegue los jardines, valles y campos del alma con el Agua renovadora de la Divina Misericordia.
De esa forma, las faltas más graves cometidas por la humanidad son perdonadas, porque la oración de esa alma que llama por la Divina Misericordia concede una expiación espiritual e inmaterial, mudando completamente el curso de los acontecimientos planetarios.
De la misma manera, las almas que rezan el Rosario a la Madre de Dios, no solo se tornan rosas en los Jardines del Cielo, sino que también las oraciones por la paz en las naciones del mundo revierten cíclicamente errores gravísimos del pasado, del presente, y modifican, por el mismo poder del Rosario, los acontecimientos futuros, concediendo así una reparación espiritual para las almas por las cuales se ora, como también para las naciones por las cuales se reza.
Deténganse por un momento, con desapego y humildad, lejos de resultados concretos y visibles, e imaginen cuánto puede ayudar la oración sincera de un orante y, más aún, cuánto puede interceder espiritualmente la oración de cientos de almas en el mundo.
Si en verdad las almas confiaran plenamente en el poder superior de la oración del corazón, pronto conocerían los misterios inviolables que ella guarda como tesoro divino y espiritual.
Los animo, compañeros, a valorar cada momento de oración y, en primer lugar, a agradecerle al Padre Eterno por poder estar rezando cada nuevo día, a fin de que el auxilio mayor venga del Universo Celestial e intervenga en todas las causas imposibles.
Quien desea conocer el poder de la oración se sumerge en ella diariamente.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice ahora y siempre,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Y ahora que he venido a tu encuentro, recuesta tu cabeza sobre Mi Pecho y siente toda la paz que Yo te puedo brindar en este tiempo, una paz que nadie más te puede dar, ni entregar.
Siente ahora Mi Corazón vivo, que pulsa interiormente cerca de tus oídos. Este es el Corazón que ha padecido por el mundo y por la humanidad.
Es el Corazón que ha derramado Su Sangre por las almas para el perdón de las faltas y que aún lo sigue haciendo por todos sus compañeros y por sus enemigos.
Pero hoy no pienses, amado Mío, qué es lo que estás sufriendo o lo que podrías sufrir. Piensa en Mí, únete a Mi Consciencia y siente Mi abrazo paternal, porque Yo cuido de todas Mis ovejas, una a una, y nunca Me olvido de nadie.
Entrégate a Mí, y ríndete, como tantas veces te lo pido.
No temas por lo que vendrá sino por lo que no está sucediendo en tu vida.
Ahora, refugia tu alma debajo de los Rayos de Mi Corazón y siente el soplo del Espíritu actuando en cada momento, en cada respiración, así como en cada palabra.
Yo puedo restaurar todas las cosas. Yo puedo suplir todas las cosas, porque no soy Yo quien lo hace, es Mi Padre que está en los Cielos, es Él quien obra, quien realiza y quien manifiesta la Voluntad Superior.
Deja para atrás lo que no comprendes, lo que no aceptas o lo que no entiendes.
Confía en este Amor que Yo te estoy donando, porque es un Amor que debe realizarse en ti para que el Plan de Dios se realice en la Tierra.
Recuéstate como Juan, el apóstol, sobre Mi Pecho y siente los dolores y las agonías de tu Señor, en el silencio y en la calma.
Dios no ofrece sufrimiento a las almas, son las almas que buscan el sufrimiento, porque en el Reino de los Cielos, desde donde hoy provengo, no existe el dolor ni la culpa. Alégrate por estar recostando tu cabeza sobre el Pecho de tu Maestro.
Sé que no lo comprenderás todo de una sola vez, pero eso no importa para tu Señor. Lo que importa es que lo vivas plenamente, unido a Mí, en espíritu y en esencia.
No confirmes tus pecados, no afirmes tus errores, eleva tu corazón y colócalo dentro del Mío, para que Yo lo pueda transformar y pulir como las manos del alfarero. Y así estarás en perfecta libertad y en profunda calma y de la noche a la mañana no sabrás qué es lo que te ha sucedido, porque todo se habrá transformado tal cual Yo lo he pensado, según los designios de Dios.
Recibe el Amor de Mi Corazón como un bálsamo y ríndete. Mi Corazón no te hará mal, Mi Corazón no te hará daño. Mi Amor es bien y es pacificación para las almas.
Sírvete de todo lo que Yo te puedo donar y confía, porque todo está marcado, todo tiene su hora y su tiempo.
Así como tú estás hoy sobre Mi Pecho sintiendo el fuego de Mi Corazón y la suavidad de Mi Alma, la acción de Mi Divinidad y de Mi Espíritu, quisiera que muchos más imitaran este ejemplo de unión con el Señor.
Calma tu corazón de toda angustia y acepta lo que te entrego, porque todo tiene un fin mayor y un propósito que aún estarás por descubrir, algún día.
Deja para atrás lo que has padecido, lo que no has entendido, sumérgete en el océano de Mi Luz y todo se disipará, porque quien confía en su Maestro, confía en Dios, Todopoderoso. Y su vida, día a día, paso a paso, con esfuerzo y sacrificio, se volverá libre.
Yo quiero de tu alma un nuevo ser que sea parte de una Nueva Humanidad, consciente y despierta, responsable y digna con la Creación.
Hay tantos tesoros en el Cielo, querida alma, que tengo para revelar; Mis Manos están llenas de designios y aún no los puedo derramar sobre el mundo porque no encuentro lugar ni refugio en la humanidad entera.
Pero si tú, valiente Mío, hoy das el paso por muchos más, algún día muchos más reconocerán Mi Nombre y Mi Gloria, y la harán digna en sus vidas para que así triunfe el Amor de Dios.
Ahora, abrázame y siente el calor de Mi Espíritu, siente la protección de Mis Brazos y la respiración de Mi Cuerpo como un soplo renovador que a todo santifica y que a todo renueva.
No hay nada que se pueda perder. Todo es transformado según Mi Voluntad.
Conviértete en una de las santas mujeres de Jerusalén, o tan semejante al apóstol Juan, en total entrega y abnegación.
Todo lo que vives, alma Mía, tiene un motivo y un significado para Dios, no hay nada que esté fuera de lugar, todo tiene un sentido y un tiempo para realizarse. Sea en el bien, o lejos de él.
Pero Yo quiero que hoy sientas el latir de Mi Corazón manso, de un Amor inexplicable y redentor, que ansía por las almas buenas y dignas, que cumplan la Voluntad de Dios en este tiempo de difíciles pruebas.
Abrázame fuerte y siente Mi consuelo que es intransferible e inmediato. Deja que Yo te nutra con Mi Paz y con la llama de Mi Fe, que es la que me trae al mundo para buscar a los que he llamado por su nombre para que Me acompañaran en esta era y en este ciclo, en donde el mundo vivirá su mayor desafío de todos los tiempos y de todas las eras. No podré decirles lo contrario.
Almas Mías, es hora de vivir Mi Plan y de no esperar más tiempo.
A veces su Señor y Maestro necesita sentir el calor del amor de Sus hijos para poder seguir adelante. Por más que Yo esté en el Cielo no significa que no sienta como un ser humano, porque como ser humano estuve entre ustedes, para que me pudieran vivir y comprender.
Así estarán abrazando a su Padre Celestial, que también necesita de consuelo, al ver las ofensas y los agravios del mundo.
¡Cuánto el Amor puede hacer en los corazones que se deciden a vivirlo plenamente, el Amor que viene de lo alto y que puede brotar de los corazones haciendo nacer Nuevos Cristos!
Quiero que hoy Me ofrezcan su abrazo porque lo necesito, así como ustedes necesitan de Mí para seguir caminando por este sendero, el más difícil de todos los tiempos, el que ninguna otra humanidad vivió, en ninguna otra época.
Ustedes vinieron aquí, almas Mías, por un propósito y un designio mayor que conocerán algún día.
Pero hoy no necesito que comprendan Mis misterios, sino que sientan la agonía de su Señor y el pedido de consuelo a los corazones valientes.
Ahora, siente cómo Yo te cubro con Mi Manto, aquel manto que fue rasgado por las manos de Mis enemigos durante la Pasión y que cubrió Mi Cuerpo llagado de heridas y de ofensas.
Estas son las Llagas que Yo vivo por el mundo y quiero compartirlas con Mis servidores, con los que se han dispuesto a seguirme incondicionalmente.
Yo quiero ofrecerles Mis sacrificios y Mis dolores, porque quien padece con su Señor, padece con Dios, y el Amor que nunca acaba, todo lo transforma, hasta lo más impenetrable. Que Mis Llagas sean motivo de su santificación, de su persistencia y de su renuncia.
Porque Yo tengo un plan precioso para cada uno de Mis servidores que debe cumplirse en esta hora aguda del planeta, en donde todo se precipita, hora tras hora.
Por eso consagro hijas e hijos, para tener ejércitos sobre la Tierra que estén firmes en Mí, a pesar de lo que suceda.
No tengo nada más para dar, solo el Amor de Mi Corazón, que es el que Me ha traído hasta aquí, a través de los tiempos y de las generaciones.
Amor que testimonia la presencia del Cuerpo y de la Sangre de Cristo para la reparación de las faltas y de todos los cometidos que no están en la Ley de Dios. Les vuelvo a decir, almas Mías, que necesito aún más de sus corazones abiertos para que Yo pueda ingresar con Mi Consciencia en los recintos más profundos de sus almas, en donde el Reino de Dios debe realizarse, para que el mundo y la humanidad aún existan.
Por eso en este miércoles santo de recogimiento y oración, no solo les pido sus oraciones, sino también su abrazo, para que el espíritu consolador pueda estar presente y las almas se animen a decir ‘sí’, cada día más.
Hoy les traigo el momento más sagrado de Mi vida, que fue la antesala de la última Cena. Les vengo a hablar con el mismo amor con el cual Me dirigí a Mi santa Madre y a las mujeres de Jerusalén, así como a Mis apóstoles. Es este Amor irrestricto e infinito el que nunca acaba, porque parte y nace de la Fuente de Dios para Sus criaturas.
Ustedes necesitan, finalmente, ser como Yo y superarme, porque Yo vengo aquí para que hagan cosas más grandes que las que Yo hice algún día. Eso demostrará ante el Universo que es posible una Nueva Humanidad, que estará arrepentida y pedirá perdón por todo lo realizado, que no tendrá vergüenza de confesar sus faltas y estará abierta a recibir la Misericordia de Dios, que es inextinguible y eterna.
Quiero que vivan en el gozo de Mi Amor Celestial y tú, pequeña alma, que estás aprendiendo a amarme, no lo dejes de hacer. Anímate a cruzar los umbrales de la resistencia humana, porque Yo te ayudaré a ser verdaderamente libre de ti para siempre.
No dejes de sentir el Amor que hoy emana Mi Corazón y vivifícalo como si fuera la última vez, porque lo que Yo vengo a dar hoy no podré darlo nuevamente; ya se está cumpliendo el tiempo y la hora definitiva se aproxima.
No quiero coronarte con flores, sino con espinas, para que Me puedas superar en el Amor, sabiendo que el ser humano es un ser impredecible en todo este Universo, así como Yo lo fui, testimoniando Mi Pasión, Muerte y Resurrección.
Yo ofrezco la gloria y el honor para los que se han decidido estar a Mi lado, pero también ofrezco Mi dolor y Mi agonía para los que se han confirmado ante Mí en esta tarde de Gracia eterna.
Y ahora, devuelvo tu alma al centro de tu ser, en donde existe el Templo sagrado del Amor, que siempre debe estar encendido por la luz del Espíritu Santo.
Y Mi Corazón se recoge para ofrecerse nuevamente a otras almas en el mundo, que también Me necesitan.
Benditos sean los que recibieron Mis Palabras con gratitud, porque lo comprenderán todo en el próximo tiempo. Y cuando Yo ya no este aquí entre ustedes, en poco tiempo, conocerán profundamente todo lo que he querido hacer en este lugar y en esta casa, y principalmente, en ustedes.
Porque deberé aparecer en otros lugares del mundo que también Me necesitan, que también tienen sed de Mi Palabra y de Mi Verbo y sobre todo, del Amor de Dios.
Con esa solemnidad que intento construir en sus corazones a través de este encuentro, quiero que hoy se dignifiquen ante Nuestro Padre Celestial, asumiendo este compromiso Conmigo hasta el fin de los días, sabiendo que todo lo que vivirán será una gran escuela para el alma y el espíritu.
Solo necesito que den su amor al mundo, no importando quién sea, no importando su creencia o religión, su pobreza o su riqueza, su enfermedad o su salud.
Quiero que amen como Yo los amo, porque la prueba que llega al mundo será muy dura. Y no todos soportarán ese momento. Por eso, los fortalezco en este tiempo y por medio de Mi servicio incondicional a las almas les doy Mi Cuerpo y Mi Sangre para que puedan sobrevivir, así como su Maestro sobrevivió en cada paso de la Cruz, y de Su Agonía.
No es hora de estar divididos, distanciados ni indiferentes. Coloquen sus corazones dentro del Mío y todo pasará. Porque lo que Yo deseo del mundo es muy grande y eso podrá suceder cuando retorne por segunda vez. Ofrezcamos entonces, almas Mías, este momento a nuestro Dios Todopoderoso, El que ha permitido nuevamente, en este día, esta Gracia espiritual para un mundo infiel. Pero el Amor siempre superará todas estas cosas. Todo será cumplido como Dios lo ha pensado.
Incienso.
Nos podemos poner de pie para la bendición de estos elementos.
Yo los llamé aquí porque nunca Me olvidé de ustedes y porque todo tiene un tiempo para Dios y para el Universo (*)
Al igual que estos elementos sagrados que están a los pies de su Maestro y Señor, hoy también ofreceré sus consciencias a Dios para que Él pueda cumplir Sus designios en ustedes.
El Señor Todopoderoso, nuestro Padre Eterno que está en los Cielos, bendiga con Su más infinita Luz y Sabiduría.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias por abrazarme de verdad.
Hoy he escogido una canción que testimonia la Obra de la Madre Celestial, de cómo cada alma de esta Tierra, al igual que María Santísima, puede responder al llamado de Dios cuando Él lo realiza.
Hoy escogí voces tan complementarias, una de la otra, para que puedan ofrecer a Mi Corazón esta respuesta de las almas, este ofrecimiento que los corazones han realizado a Mi Espíritu.
(*) Cristo llama dos personas al palco.
Yo vengo de un lugar del Universo en donde reina la paz, existe el amor y el bien, en donde todos se entienden, en donde todo se comprende, en donde no existe obstáculo ni incomprensión.
Yo provengo desde ese lugar y traigo para el mundo el Reino de Dios, para que más hijos ingresen en Él y se sientan partícipes de la Comunión con Cristo.
Yo vengo de ese lugar para demostrar al mundo que es posible vivir en un nuevo estado, vivir dentro de una consciencia verdadera que todo incluye, que todo comprende y que todo pacifica.
Vengo a traer al mundo la realidad espiritual que aún muchos no quieren ver y que a través de Mi Corazón, Yo la muestro todos los días para que puedan estar en la verdad, para que puedan estar sumergidos en el amor y sobre todo, en hermandad.
En ese lugar existe la sabiduría y el entendimiento, la ciencia y todo lo creado.
Yo vengo a traerles, desde ese lugar, lo que necesitan ver y comprender, no con la mente, sino con el sentimiento del corazón profundo, del corazón que palpita en Dios y que todo lo sabe.
Necesito, queridos hijos, que sepan que es necesario entrar en ese estado para estos tiempos que llegarán. Aún hay mucho por hacer y aún se debe seguir trabajando la unidad inquebrantable entre los seres. Eso permitirá que la Obra se realice. Eso permitirá que todo se lleve adelante y que los pasos de los discípulos sean dados en dirección al Camino del Propósito.
No necesito que comprendan las cosas desde una forma material, sino que necesito que comprendan lo que Dios quiere de una forma espiritual. Eso, cada día más, los hará verdaderos y por medio de la Gracia podrán recibir la sabiduría para comprenderlo todo.
Los tiempos que llegan exigirán muchos cambios y las almas aún no saben vivir los cambios, porque nunca estuvieron en este tiempo.
Esta es la primera escuela que están viviendo. Esta es la primera realidad que están atravesando en este ciclo. Por eso, los necesito dentro de ese estado de unidad para que todo lo puedan comprender y no existan obstáculos.
Abran las puertas para los nuevos tiempos, porque ellos llegarán con mucha fuerza y poder.
Los nuevos tiempos vendrán a cambiarlo todo, dentro y fuera de los seres.
Los nuevos tiempos vendrán a modificarlo todo, dentro y fuera de los seres y nada quedará sin ser removido. Por eso, vivan con valentía los tiempos que llegarán y estarán dentro del Propósito de la parte que les corresponde realizar en ese ciclo, en esta humanidad y en este planeta.
Yo vengo a reforzar en ustedes la Sagrada Unidad, el Principio verdadero que nunca debe faltar en sus corazones, ni tampoco en sus vidas. Eso, algún día los hará libres, podrán caminar libres, no sentirán resistencias ni ataduras; porque la propia Unidad Divina los librará, la propia Unidad Divina los conducirá al camino de la realización del Plan.
Reciban entonces, queridos hijos, esta llave fundamental para estos tiempos; aunque ya la hayamos repetido muchas veces, deben recordarla. El Señor necesita que eso nunca se borre dentro de ustedes y entre sus hermanos de camino.
La Sagrada Unidad de Dios permitirá vencer al mal. Permitirá desterrar los infiernos de la Tierra, sobre todo aquellos que viven dentro de algunas consciencias de forma permanente.
La Sagrada Unidad de Dios les traerá la cura, la comprensión y sobre todo, la reconciliación entre sus seres.
Abracen esta unidad, porque ella los fortalecerá. Vivan la unidad todo el tiempo y así todo se cumplirá como está escrito. Nada será alterado por nadie.
Abran sus ojos y observen hacia el firmamento, el nuevo tiempo está llegando antes del Retorno de Mi Hijo.
Lo que Yo les entrego en este tiempo son las bases para ese esperado retorno. Son los requisitos fundamentales y espirituales para que estén preparados y no estén ausentes cuando Mi Hijo retorne.Necesitan recibir estos impulsos con la verdadera transparencia del corazón, sabiendo que aún están viviendo la transformación y el cambio en estos tiempos difíciles, sabiendo que aún están enfrentando verdades de ustedes mismos que aún desconocen profundamente.
Pero Yo vengo a traerles la cura maternal para todas esas cosas, para que puedan sumergirse en la Divina Unidad de Dios. Eso los llevará a estar a la altura de los acontecimientos. Eso los llevará a estar al alcance del Propósito Divino y todo dejará de ser un misterio, porque todo será develado.
Los Tesoros de Dios estarán al alcance de las almas. Las Sagradas Herramientas del Padre estarán al alcance de las almas y todos las conocerán para poder proteger este planeta, para saber salvaguardarlo de todos los asedios que vivirá en el próximo ciclo, como los vive hoy.
Por eso, la formación de sus espíritus es importante. La purificación de sus almas es importante. La transparencia entre sus corazones y vidas es muy importante.
No pueden dejar nada para atrás sin resolver.
No hay tiempo que perder, queridos hijos. Es hora de que abran su corazón al cambio. Es hora de que sientan en su interno el Llamado de Dios.
Cada uno debe cumplir su virtud, su don, su talento y su linaje.
Cada uno de ustedes debe ser el espejo de Dios sobre la Tierra, que pueda reflejar lo que Dios necesita para estos tiempos.
Vivan la base de la oración todos los días como algo imprescindible. Nunca se olviden de orar, porque si dejan de orar les faltará entendimiento, les faltará sabiduría y no tendrán dirección ni guía interior cuando nosotros ya no estemos entre ustedes.
Deben representar sobre la Tierra las chispas sagradas de los Mensajeros Divinos. Deben ser esos espejos internos sobre los Centros Marianos, para que muchos más puedan sentir en su interior lo que ustedes una vez sintieron cuando despertaron a nuestra convocatoria.
Es hora de asumir este Plan de una forma definitiva. Es hora de estar entero para todo lo que hay que hacer. Es hora de salir de sí. Es hora de dejar de estar en sí mismo´porque ya es hora, hijos, de estar en los otros, en los que más necesitan, en los que más buscan a Dios y no saben encontrarlo.
Yo necesito que sean extensiones de Mi Rosario en la Tierra. Que no solo sean flores en Mi Jardín Celestial, sino también que sean esa cuenta de luz, esa gota de luz, ese espejo que todo ilumina.
Siéntanse hermanados. Siéntanse unificados, como nuestros sagrados corazones se sienten todo el tiempo.
Venimos a traerles una realidad celestial que aún no podrán comprender en esta vida, sino en la próxima.
Venimos a traerles un estado divino de consciencia que aún no alcanzarán sino en el próximo tiempo. Mientras tanto, queridos hijos, es posible contactarlo por medio de la oración y de la unión con nuestros Sagrados Corazones.
Ya estamos llegando en la etapa final de este trabajo. Ya estamos concluyendo con ustedes todo lo que deberíamos hacer.
Estamos en los últimos tiempos de la Obra, antes de que la Obra pueda despuntar a un estado más grande de consciencia.
No necesito, queridos hijos, que comprendan todo lo que les digo, porque es parte de una Sabiduría Divina e interna que viene gestándose desde los planos superiores.
Aún el ser humano no podrá comprenderlo todo. La vida y el Universo inmaterial aún es muy desconocido. Pero ustedes tienen la posibilidad de aproximarse a Él, de estar en comunión con la verdadera existencia, con la Consciencia Única, con Dios.
En este último tiempo, todo se desencadenará. No deben temer por lo que sucederá, sino por lo que aún no están haciendo.
Trabajen incansablemente esa unidad interior entre sus hermanos y así darán paso a que todo pueda suceder como está escrito.
No quisiera que sus corazones estuvieran desorientados.
No quisiera que sus pies estuvieran fuera del Camino de Cristo, sino que aún estuvieran más adentro, dentro de Su Corazón de Amor y de Luz, recibiendo Su Sabiduría, recibiendo Su Misericordia, recibiendo Su Entendimiento y Su Comprensión.
Ahora sí les pido, hijos, dejen para atrás la indiferencia y ábranse a la unificación de sus seres y de sus consciencias.
El Señor necesita que este camino termine de ser construido por ustedes mismos, por su donación, por su ofrenda.
Es hora de que encuentren el camino de la Verdad dentro de ustedes, y así, dentro de ustedes encontrarán el Reino de Dios.
He esperado que pasara esta peregrinación por Perú y Ecuador para que estuvieran más fortalecidos para poder escuchar Mis Palabras, que ya son las últimas para estos tiempos: la última parte del Verbo Divino que se expresa en la Tierra para todas las almas.
Es la Fuente del Amor que llega a todos los corazones para que despierten y sientan a Dios en su interior.
Yo necesito que estén Conmigo incondicionalmente. Y ese es el testimonio más simple y verdadero para demostrar a Dios que es posible la concreción de Su Plan Divino en esta humanidad.
Llegará un momento en que podrán tener dudas o incomprensiones, pero no se dejen atormentar.
Mi enemigo no descansa ni un segundo. Sean inteligentes queridos hijos, vénzanlo con la oración del corazón, con la Adoración ardiente al Corazón Eucarístico de Mi Hijo y sobre todo, con la unidad entre sus consciencias.
Yo deseo que el mundo aprenda de su ejemplo de fraternidad y de hermandad.
Lo que aquí sucede, queridos hijos, no sucede en ningún lugar del mundo, con ningún otro grupo de almas.
Necesito que comprendan que lo que viven es único e irrepetible.
Es hora de dar un paso en la madurez del corazón y de la consciencia, no buscando respuestas en donde no existen.
Aspiren ardientemente a unificarlo todo, porque así Mi Hijo se unificará en ustedes y se cumplirá la Voluntad.
Yo los bendigo para el encuentro que vivirán en estos días, en donde este Proyecto ya deberá estar realizado; primero, en sus consciencias para después ser realizado en el mundo.
La Gracia de Dios debe llegar a todos y primero debe ser concebida en ustedes, para que después sea concebida en el mundo que sufre y que padece todos los días.
Yo Soy la Madre de la Gracia, la Madre de la Reconciliación, la Madre de la Sagrada Unidad.
Les agradezco por responder a Mi Llamado, ahora y siempre, y por los días que vendrán.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Queridos hijos:
Este es el tiempo de darlo todo por amor, a fin de que este planeta no sufra las consecuencias de las acciones de la humanidad.
Este es el tiempo de darlo todo, para que las almas más miserables sean, en el próximo ciclo, un testimonio de conversión.
Este es el tiempo de darlo todo, para que los Reinos de la Naturaleza, que son ultrajados todo el tiempo, tengan la oportunidad de ser conducidos hacia una nueva Fuente de Amor.
Este es el tiempo de darlo todo, para que los corazones del mundo reciban la Gracia del despertar, así como ustedes la recibieron en algún momento.
Este es el tiempo de darlo todo, para que la consciencia humana abandone la indiferencia y sea conducida por un camino de amor y de entendimiento.
Este es el tiempo de darlo todo, para que en el futuro exista mayor consideración y responsabilidad de parte de las almas, las que deberán despertar al amor y al compromiso divino con el Creador.
Este es el tiempo de darlo todo, para que el planeta sea aliviado y, al fin, el Reino de Dios, actúe y obre en los corazones.
¡Les agradezco por todos los esfuerzos realizados!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy retorno del Reino de Dios y traigo el Reino de Dios para ustedes, pero traigo sobre Mi Pecho las flores cultivadas en los jardines internos. Esta es la muestra que hoy traigo para todos de que Mi tarea se ha cumplido, a pesar de las adversidades.
Hoy no solo vuelvo a consagrar a Ecuador a Mi Sagrado Corazón, sino también a las Américas, a fin de traer al mundo la última Gracia Mayor, la que los ayudará a atravesar los tiempos tan definitivos y difíciles que enfrenta el mundo.
Pero hoy no vengo a hablarles del dolor y del sufrimiento, sino que vengo a hablarles de las promesas, que por más pequeñas que parezcan, se están cumpliendo. Por eso contemplo con amor todo lo que Me dan y todo lo que Me entregan. Contemplo con infinito gozo todo lo que donan a Mi Corazón. Con esas pequeñas cosas Yo haré la Gran Obra en el fin de estos tiempos.
No solo tendré el gozo de estar aquí, como en este día, estar también en otras naciones del mundo que también esperan por Mi llegada por intermedio de Mi Divinidad. Esto hace florecer las promesas de Dios en el mundo y sobretodo en los corazones que Me escuchan.
Hoy llevo sobre Mi Pecho todas las flores que he cultivado en los mundos internos, flores tan frescas y vivas, tan aromáticas y sutiles, que son el resultado y la muestra de la conversión de los corazones. Con este presente de las almas, hoy Yo Me iré de nuevo al cielo para dejar estas flores a los Pies del Creador y dar testimonio de que es posible cumplir lo que parecería imposible.
Estas son las flores de la confianza de las almas en Mi Corazón, de la justificación de sus errores ante Mi Presencia Misericordiosa. Y así, nada malo yace en los corazones, porque la semilla del arrepentimiento está brotando poco a poco en las almas y esto Me trae un gozo tan grande ante todo lo que veo en el mundo y que es horroroso.
Me complazco en las almas simples, en los corazones sinceros, en los espíritus humildes. Todos estos dones y estas virtudes, Yo las vuelvo a reintegrar a la Fuente de Mi Padre Creador, en donde una vez más se confirma que es posible la redención de la humanidad, a fin de que se establezca en este planeta el Reino de Dios.
Alegren sus corazones compañeros, porque hoy Mi Corazón está lleno del Amor de Dios y de Mi Corazón rebrota la Fuente de la Gracia y de la Renovación.
Desde el primer momento en que son sacramentados, hasta el último momento de la Comunión Conmigo, cada paso es muy especial para Mí. Cada acto de devoción, de entrega y de fe, son tesoros inextinguibles en Mi Reino. Y todo esto, Yo lo muestro a los Ángeles de Dios, que son tan semejantes a los hombres, pero de universos mayores. Ellos pueden testimoniar con su propia mirada, lo que realiza la Obra de Mi Misericordia en estos tiempos.
¡Cuántas almas son liberadas del error y del engaño! ¡Cuántas guerras se detienen con la oración sincera de los corazones! ¡Cuántas vidas continúan adelante para que no sean eliminadas ni abortadas! ¡Cuántos niños son llevados a los brazos de Mi Creador para ser consolados, para ser reparados y ser colocados en la Fuente del Amor! ¡Cuántas enfermedades futuras son disipadas para que no acontezcan en los seres humanos! ¡Cuánta luz es derramada en los que antes no la tenían y ni siquiera la veían!
Todo forma parte de la fuente de la confianza de las almas en Mi Corazón y esta Gracia no solo llega a ustedes, sino también al mundo que lo necesita. Esto hace cumplir las promesas en la Obra de Mi Divina Misericordia. Por eso hoy estoy en un pleno gozo, colmado por las rosas de la confianza de Mis compañeros y de Mis servidores. Soy colmado por el aroma del amor de los corazones simples que se entregan en los Brazos del Señor, para decir ‘sí’ y seguir adelante.
¡Cuanto más se enciende Mi Espíritu al escuchar la voz de las naciones del mundo pidiendo por la Paz! Ustedes ni se imaginan lo que sucede en cada nuevo encuentro entre los corazones que oran pidiendo la Misericordia al Señor.
¡Cuántos obstáculos son retirados del camino de Mis hijos y de Mis siervos! ¡Cómo la fe vuelve a brotar en los corazones que antes estaban vacíos y llenos del error!
Su Maestro y Señor se está preparando para un nuevo ciclo, junto a Sus compañeros. Y llamo a todos los que Me escuchan para que Me acompañen en la próxima Sagrada Semana, en donde no solo revivirán los Códigos de Mi Pasión, sino que acompañarán por primera vez a su Maestro a dar un gran paso que definirá el próximo tiempo para la humanidad y para el planeta.
Por eso vengo fuera de la iglesia, porque de lo contrario Me lo impedirían hacer. Es necesario meditar en los acontecimientos con tiempo, pero ahora, ya no hay tiempo. Mientras cada segundo y cada minuto pasa en su reloj, muchas más cosas suceden en el mundo. Como en África, por ejemplo, en donde a cada segundo un niño muere de sed.
¿Quién tendría el coraje y la valentía de ver eso junto al Maestro y solo callar y orar, pidiendo perdón por la indiferencia planetaria?
No iré a golpear a las puertas de los gobiernos, sino que iré a llamar a la puerta de los corazones que ni siquiera imaginan que están preparados para servirme en este último ciclo y en ellos realizaré Mi Obra, porque cuando se unen a la oración Conmigo, todo es posible, todo se realiza, todo se concreta, todo se manifiesta.
Del cielo Yo les traigo Universos Mayores para que los contemplen, porque ellos les servirán de auxilio para estos tiempos, para que no les falte la confianza ni la guía, para que Me sirvan sin distinciones, para que se entreguen a Mí de inmediato porque en Mi silencio Yo espero por Mis soldados, para darles Mi Voluntad.
Que las almas no pierdan la Gracia de estos tiempos, la alegría de estar renaciendo en el Señor, porque el Todopoderoso se hace visible entre las criaturas que solo Lo miran con amor y anhelo.
¡Cuántas heridas son cerradas en estos encuentros! Cada vez que se colocan ante Mi Presencia Yo puedo hacer más de lo esperado y no tengo límites para expandir Mi Misericordia en los más miserables del mundo, porque Mi deseo ardiente es que la mayoría no muera en pecado mortal, sino que esté limpio y puro para entrar al Reino de Dios.
Hoy vengo con un mensaje reflexivo para los que siempre Me han escuchado y que desde hace tantos encuentros Me acompañan sosteniendo entre sus manos la antorcha de la fe y de la persistencia a pesar de los obstáculos para seguir adelante junto al Maestro del Amor.
Hoy no quiero ver lágrimas de sufrimiento, sino lágrimas de alegría y de júbilo, al estar dando el paso junto al Señor, en la consagración interior y en el servicio por el planeta.
Al fin puedo ver con Mis Ojos a los que Me imitan, a los que viven Mi enseñanza así como Yo la pronuncié y la revelé en el Evangelio.
Parte de las escrituras del Libro Sagrado se cumplen en este día, porque la Sacrificada Mujer del Universo, Madre Mía y Madre vuestra, la Virgen María, cumplió Su promesa ante los Pies del Creador, llevando a Sus hijos al Universo de la oración y de la cura, para que ingresasen en una nueva etapa.
El Apocalipsis se cumple al pie de la letra: "Y verán venir del cielo a la Mujer vestida de Sol, coronada de Estrellas, con la luna a Sus Pies, anunciando el advenimiento del retorno de Cristo en los corazones del mundo y la serpiente del mal es pisada por Su bendito Pie y Ella disipa el dolor y la culpa de los hombres. Y la luna roja se eleva en el firmamento para anunciar la venida del Hijo del Hombre, el que está retornando como Fuente de Agua Viva”.
Llegó la hora de que todos ingresen a la Iglesia Celestial, la verdadera Iglesia que he fundado en los corazones y no en las columnas.
Eso fue lo que Yo les dije a Mis apóstoles y a todos Mis seguidores: "Busquen el Reino de Dios dentro de ustedes porque él está próximo. No sean opulentos, no se vicien con la vida material”. Pero muchos prefirieron llevar Mi Iglesia con poder y con un prestigio que Yo no quiero. Por eso retorno por segunda vez, para volverles a decir que la Iglesia Celestial, el Reino de Dios, está dentro de ustedes y no está fuera.
Pero hoy Me elevo al Cielo con el triunfo de los creyentes, de los que creen sin haber visto y sin haber comprobado absolutamente nada.
Bienaventurados son los que escuchan de Corazón, porque en el próximo tiempo y en el próximo mundo serán reconocidos como Mis siervos, Mis siervos de los últimos tiempos.
Que se rindan los que hoy no se rindieron y que reconozcan sus pecados los que hoy no se confesaron, para que sean merecedores de Mi Gracia renovadora, que viene a convertir lo que es imposible para este tiempo.
Cantan los Ángeles en el Cielo, cantan los coros en la Tierra, porque el Unigénito lleva sobre Su Corazón las flores de la confianza de Sus hijos al Reino de Dios, como el triunfo y la victoria de Su Proyecto.
Pero vendrán tiempos turbulentos y que estas, Mis Palabras, sean consuelo durante las horas difíciles. No prometo hacerlos felices; no prometo hacerlos felices en este mundo, sino en el próximo, en donde todo estará pronto para estar dentro del Reino de Dios y en sus memorias tendrán este pasaje y este momento. Hoy sus células guardan en su interior este legado, que es el último que Yo derramo antes de la última y gran batalla con el ángel caído.
San Gabriel Arcángel lo juzgará y Yo le entregaré la redención por medio de Mi Corazón Glorificado.
La dualidad terminará en la próxima Tierra, será la Tierra Prometida de la Unidad. Pero todo lo que Yo les digo estará por suceder. Mientras tanto no dejen de preparar sus corazones para el próximo tiempo. Las últimas llaves de la instrucción están siendo entregadas para la redención de los corazones y del mundo.
Llegará una hora, compañeros, que Yo ya no estaré más entre ustedes, porque como humanidad pasarán por la misma prueba que Yo pasé en el huerto Getsemaní, para confirmarme ante el Cáliz del Señor. Pero por esa hora no tengan miedo. Yo estaré en Espíritu Presente, cuando Me llamen.
Mi Sangre vertida en la Cruz, en la Pasión y en todo el Camino del Calvario, tiene un poder y un valor incalculable y será por la preciosísima Sangre de vuestro Señor, que quien confíe hasta el final tendrá la fuerza interior para vencer.
Mis Palabras hoy han bendecido todos estos sacramentos, porque son Palabras que vienen de Mi Corazón y de Mi Vida. Recuerden que Soy eterno y en la Eternidad todo es vivo y luminoso.
Que los que hoy se bautizan o los que hoy serán ungidos recuerden estas palabras, porque les servirán de auxilio para los próximos momentos y que todos sean sacramentados por el Sagrado Espíritu de su Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Este es Mi Cuerpo y esta es Mi Sangre que ha sido entregada por su Maestro y Señor y por todos los mártires para el perdón de los pecados. Recuerden comulgar Conmigo y hacer memoria del triunfo celestial de su Señor en esta Tierra.
Todas las intenciones que colocan dentro de la cesta, son contempladas por Mi Corazón. Recen Conmigo para que sean escuchadas por el Creador.
Yo bendeciré con este Agua que brota de Mi Costado y de Mi Corazón, como Fuente Espiritual de Gracia y de Renovación, a los pioneros que he llamado para manifestar la Obra en Ecuador, Perú y Colombia, a fin de expandir la victoria de los Sagrados Corazones.
Llamo aquí a los hermanos de la Red Luz de Ecuador y de Colombia, para que el Señor los bendiga en esta nueva etapa y en esta nueva misión.
Bautízalos Señor con el Fuego de Tu Espíritu, para que en sus consciencias siempre exista la unidad, la hermandad y el propósito, el que se cumplirá según Tu Voluntad. Amén.
Que el Señor los bendiga y los proteja para esta nueva misión a fin de establecer Su Reino en la Tierra.
Recibirán de su Señor una Sagrada Medalla, a fin de que Yo los acompañe paso a paso.
Vamos a rezar junto a Cristo. Padre Nuestro...
Que los ángeles de la Guarda los acompañen, que acompañen a todas las almas de los peregrinos, a fin de que la guía y la sabiduría espiritual siempre esté presente en cada nuevo paso.
Hoy Me retiraré al Universo, llevando las flores de la confianza de las almas al Reino de Dios, para colocar ante Sus Tronos los triunfos del Redentor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En Mi Gobierno Celestial no existe dualidad, sino esperanza. Es esa la esperanza que Yo traigo para el mundo, para que las vidas sobre la Tierra se unifiquen y encuentren el sentido de su propósito.
En Mi Gobierno Celestial hay un plan y un designio mayor que Yo envío a anunciar a los Ángeles del Universo para todos los internos que despiertan y así, escuchan Mi llamado.
Hoy he venido con Mi Gobierno Celestial porque es el que vendrá a la Tierra cuando Yo retorne, para volver a instituir los principios de Dios que se perdieron; para hacer evolucionar a esta civilización que está perdida y que se ha olvidado del Amor de Dios por diferentes circunstancias.
Pero Mi Gobierno Celestial se sirve de aquellos que Me corresponden todos los días. Mi Gobierno Celestial se manifiesta en aquellos que viven en Mi Corazón y que Me llaman, haciendo aún más sagrado Mi Nombre en este mundo y en el Universo.
Alabado sea el Nombre del Señor porque todo será transformado. Toda célula y toda vida será tocada por el Rayo de Mi Gobierno Celestial, aquel Gobierno que el Padre Me entregó para dirigir, entre los mundos y los universos, entre las estrellas y los soles; el Gobierno que viene a conducir a las esencias por el camino del bien y de la paz.
En este Gobierno Celestial viven los santos y los bienaventurados, los consecuentes y los servidores de Mi Plan Redentor. Aunque estén sobre la Tierra, pueden estar dentro de Mi Gobierno Celestial. Así, Yo los conduzco paso a paso y les muestro el camino a la redención.
La esencia de Mi Gobierno Celestial es el Amor, el Amor que promueve todo; el Amor que gesta todo; el Amor que eleva a la consciencia y la pacifica al estar junto a Mí.
En Mi Gobierno no existe desigualdad ni tampoco injusticia, como se vive en este mundo. Y aunque todas esas contrariedades se estén viviendo en esta humanidad, Mi Gobierno Celestial no deja de actuar, porque Mi Gobierno es en los mundos internos, en los mundos sublimes, en las esencias. Allí comienza todo. Desde allí se realiza todo. Y el Nombre del Señor es reconocido por las almas del mundo, cuando se ofrecen a Dios en entrega y renuncia.
Para entrar en Mi Gobierno Celestial hay que superar la dualidad, la ambigüedad, lo que es opuesto o indiferente. Es esa condición humana la que compromete al ser humano de superficie y que lo condena día a día, sin darse cuenta.
Pero dichosos son los que oran en Mi Corazón y los que creen en Mi Palabra, que viene de los cielos, porque en Mi Gobierno Celestial siempre estarán, cuando aprendan a cumplir Mi Voluntad.
En Mi Gobierno Celestial existe la alegría de servir, la plenitud del espíritu, el gozo del alma, la expansión de la consciencia en la realización del servicio y en la entrega mayor a Dios, en cada nueva etapa.
¡Cuánto quisiera que muchos estuvieran dentro de Mi Gobierno Celestial, para poder prepararlos para los tiempos que llegarán! Y aunque repita de mil formas lo que sucederá en el futuro, debo decirlo cuantas veces sea posible, porque la distracción en el ser humano es la tónica de estos tiempos.
Deben colocar su atención en Mi Corazón Misericordioso. Deben colocar su atención en el servicio, por los demás, y así alcanzarán la libertad de este cautiverio de la Tierra y de estos tiempos.
Yo vengo a dar al mundo todo lo que tengo, a pesar de su indiferencia o de su rechazo. Me sirvo de las almas que se unen a Mí para poder realizar Mis proyectos, que son los proyectos de Dios, que son los proyectos para estos tiempos, diferente a los tiempos pasados. Son preciosos proyectos en la realización de la Voluntad Divina y de la concreción del Propósito Divino en la humanidad.
Solo una vez mostré al mundo Mi Gobierno Celestial, cuando prediqué por Tierra Santa, cuando curé a los enfermos, cuando hice caminar a los paralíticos. Y aún no fue suficiente.
Pero Mi Iglesia intentó llevar adelante Mi Gobierno Celestial, a pesar de sus caídas y de sus errores. Aún Mi Gobierno Celestial llega al mundo para bendecirlos, para traerles la paz, imprescindible para estos tiempos.
Deben estar en paz para poder ingresar en Mi Gobierno Celestial. Esa es la llave que abre todas las puertas. Ese es el camino que los conducirá hacia Mi Gobierno Celestial y, en síntesis, hacia Mi Corazón.
Deseo que el mundo no pierda la Gracia de conocer este misterio, que viene desde el Universo Divino para impulsar a las almas a los grandes cambios, a la transformación de la vida, a la redención de la consciencia.
Con Mi Gobierno Celestial separaré la paja del trigo, lo bueno de lo malo, lo puro de lo impuro, lo cristalino de lo turbio. Ese momento llegará. Por eso digan al mundo, por más que no escuche, que se arrepienta y haga penitencia ante Nuestro Señor, el Creador, para que la gracia extraordinaria de la fe y de la misericordia descienda en los corazones que aún no se han convertido.
Pero cuando Yo vuelva con Mi Gobierno Celestial, Mi Voz será escuchada en el mundo entero. No habrá religión ni pueblo que no pueda escuchar, porque Mi Voz será tan clara como un trueno, Mi Palabra será tan fuerte como el viento. Mi Presencia, que es la Presencia del Dios vivo, será más brillante que el Sol.
Y verán venir desde el horizonte al Hijo de Dios, sobre todo aquellos que han estado en comunión reparadora durante los últimos tiempos, tendrán esa gracia. Y sus sentidos internos se abrirán y surgirá la sabiduría que les dará el entendimiento y la comprensión de todo lo que sucederá.
Mi Gobierno Celestial es un universo más amplio que este, más infinito que el Cosmos, más grande que toda la Creación; porque Dios así lo ha querido para Su Hijo, después de Su Ascensión.
Y Él dijo en aquel tiempo, en Mi Ascensión:
Ven aquí Hijo Mío, que has muerto por los hombres y por el mundo; que has derramado Tu Sangre y Tu Agua para perdonar los pecados y los grandes ultrajes de la humanidad.
Hoy Te ofrezco, querido Hijo Primogénito, todo Mi Reino, para que Tú gobiernes en Mi Nombre como el Gran Soberano, como el Dios vivo presente en Tu Corazón, lleno de misericordia y de piedad.
Te ofrezco Mi Reino, amado Hijo, para que lo hagas conocer al Universo y al mundo. Para que todos sepan, querido Hijo, que el Padre se ha hecho pequeño ante Sus criaturas, en Cuerpo y Sangre, en Alma y en Divinidad.
Te ofrezco Mi Reino para que lo hagas vivo en Tus discípulos y servidores, en Tus compañeros y amigos.
Haz conocer al mundo, amado Hijo y Redentor, el Universo de Mi Amor vivo, la Fuente Primordial inextinguible que es eterna e infinita.
Hoy, Mi Gobierno Celestial es tuyo; porque Tú, Hijo Mío, que has resucitado por amor a los hombres, eres en Mí y nunca más nada nos separará. Porque Tú estarás, amado Hijo, entre Mis hijos y Yo, para que siempre exista el puente que los una a Mí, para que sepan el camino de retorno a Mi Corazón de Padre y Creador.
Que el Reino Celestial, amado Hijo, se cumpla en los más pequeños y simples, en los humildes y en los puros de corazón, a fin de que reverbere a través de los tiempos y de las eras, hasta que finalmente se cumpla Mi Proyecto Original.
Esas fueron las palabras de Nuestro Padre a Su Hijo amado, después de Su Ascensión.
Ahora que están ante este misterio develado, busquen el Reino de Dios porque lo necesitarán para estos tiempos y no lo encontrarán en ningún otro lugar sino en su interior; porque Él está vivo, pero para la mayoría está oculto por su indiferencia.
El Reino de Dios es algo tan hermoso y bello, que el alma que ingresa en Él brota en Amor y en Misericordia, en Fuego Divino y en ascensión.
No pierdan el Reino de Dios. Construyan el Reino de Dios en ustedes siendo buenas personas y siendo ejemplo de paz. Así, el Reino de Dios estará en ustedes y él se cumplirá en sus espíritus, antes de la muerte.
Vengo a traer al mundo lo que nadie conoce: el Gobierno del Reino de Dios, para que se cumpla en la mayoría posible, para que esté vivo en los que escuchan Mi llamado.
Hoy será el Todopoderoso Quien bendecirá todos estos elementos, para bendición de Sus hijos.
Deposita aquí Señor, Tu Luz, para que se expanda en el mundo.
Bendice Padre, este agua, para los que hoy lavarán sus pies, para que sus caminos se abran y sus espíritus se purifiquen y sean testigos de Mi Retorno.
Santísimo Creador, hoy ofrezco de nuevo Mi Cuerpo y Mi Sangre, para la reparación de las almas y el perdón de los pecados.
Todos rezan un Padre Nuestro.
Me elevaré al Cielo escuchando Mi historia, para que Mi historia de amor reverbere en sus corazones, por medio de una canción que todo lo dicta y que todo lo dice.
Yo Soy ese Hombre llamado Jesús que vino al mundo para redimir a la humanidad.
Los bendigo en este encuentro bajo la autoridad del Gobierno Celestial de Dios y de todos Sus Ángeles, Arcángeles y Santos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén (x3).
Les agradezco.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más