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Que tu vida sea un cenáculo de oración. Que tu corazón jamás piense que es tarde para recomenzar y sumergirse en el propio interior, desenvolviendo en ti la unión con Dios y recorriendo así el camino de la santidad.
Busca, hijo, como primera meta de tu vida el camino de la santidad, que no es nada más que vivir con plenitud la Voluntad de Dios para tu vida y tener esa Voluntad siempre en primer lugar. Deja que ese propósito de santidad impregne tu consciencia, tus metas y aspiraciones, tus relacionamientos con el prójimo, tus pensamientos y sentimientos, tus acciones y palabras, tus tareas diarias y finalmente tu vida.
Desde que tus ojos se abren cada mañana, ofrece tu vida a Dios con una simple oración y renueva ese compromiso durante el día, preguntándote ante cada situación a ser vivida o decisión a ser tomada:
¿Cuál es el camino que me aproxima más a la Voluntad Divina?
¿Qué palabra puedo pronunciar?
¿Qué pensamiento debo emitir sobre los demás?
¿Qué ejemplo soy capaz de dar?
¿Qué emanación puedo emitir para colaborar en la evolución del prójimo?
Debes hacerte todas estas preguntas antes de actuar, para que tu vida sea un instrumento reparador en las Manos de Dios, para que tu vida sea un instrumento de justificación, a través del cual el Padre y Sus ángeles podrán interceder por el mundo.
Reflexiona en tu interior y pregúntale a tu espíritu y a tu consciencia:
¿Soy capaz de tener como prioridad de vida un camino de santificación?
¿Puedo ofrecer mi ser a Cristo en expiación de las faltas y desequilibrios del mundo?
Esa oferta, hijo, no se trata de sufrir como Cristo, sino de ser como Cristo en todo y buscar en cada acción Su Acción, en cada palabra Su Palabra, en cada pensamiento Su Pensamiento, en cada hermano un hijo Suyo, que Él aguarda que retorne a Su Sagrado Corazón.
Cuida a cada alma como siendo única y predilecta para Dios. Cuida a tus hermanos como tesoros que el Creador colocó en tu camino para que las relaciones humanas sean elevadas y trascendidas, y la dualidad sea convertida, por un impulso mayor de Amor, en la unidad entre las consciencias.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"¿Cuáles fueron los veinticuatro pasos que diste en esta Cuaresma, hasta el día de hoy?
¿Qué pudiste resolver dentro de tu propio desierto interior?
¿Te has dado cuenta de que la Cuaresma es una Gracia para poder vivir la penitencia?
¿Has percibido que la Cuaresma es una oportunidad para tomar buenas decisiones?
¿Qué frutos Me presentarás de todo tu trabajo interno realizado?
¿Mis Palabras podrán ser parte de ti?
¿Cuánto tiempo más el mundo tendrá que esperar por el surgimiento de los Nuevos Cristos?
¿Te animarás a concluir la última etapa de tu desierto interior en estos cuarenta días especiales?
¿Ya sabes quién verdaderamente eres?
¿Has conseguido retornar a tu origen?
Ten mucha paciencia y compasión, para que tus pies no den un paso más grande que tus posibilidades.
Tómate de Mí, Yo aquí estoy".
Cristo Jesús
40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"No existe dolor interno que no sea aliviado.
No existe angustia profunda que no sea disuelta.
No existe corazón herido que no sea curado, porque Mi Amor todo lo puede, del principio al fin.
En estos días de Cuaresma, despréndete de todo lo que te pesa, libérate de todo lo que te aprisiona, trasciende toda incomprensión.
No permitas que tus pies queden prisioneros de todo esto, sé valiente y ábrete a la sagrada cura de tu corazón. Así, conocerás otros horizontes; así, comprenderás la vida humana tal cual es y nada más te perturbará; porque quien vive en Mi Corazón recibe todas Mis Gracias, quien vive en Mi Corazón encuentra el camino hacia el vacío interior.
Yo te abro la puerta a lo nuevo. Yo te ofrezco la Palabra de Vida para que todo dentro de ti sea redimido".
Cristo Jesús
40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"A veinte días de haber comenzado la Cuaresma, ¿cómo fue para ti, hasta ahora, el camino del desierto?
¿A través de Mis Palabras, has podido vivir de manera semejante lo que Yo viví en el desierto?
¿Cuál es el resultado de tu búsqueda incesante del Señor? ¿Me encontraste dentro de ti?
Yo estoy aquí, en cada paso del desierto, en cada reflexión, para que en esta Cuaresma puedas ver los dones que Dios guardó en tu corazón y para que, a través de ti, esos dones estén al servicio del Plan.
Sé consciente de todo esto. Los dones son tesoros incalculables para toda la Creación.
Que, en esta Cuaresma, tu consciencia abrace con gratitud cada impulso crístico que es recibido, porque ya son los últimos.
Tu Maestro y Señor camina en el desierto a tu lado".
Cristo Jesús
Oh, Mi Santo Blanco Colibrí,
que visitas una de Mis tierras bendecidas
por la Santa Madre de Dios;
como un humilde peregrino
junto con todos tus hermanos,
tú vienes a Mi encuentro,
al Templo Sagrado de Mi Materno e Inmaculado Corazón,
para suplicarme en unión a Mi Hijo
por la paz en el mundo y por el fin de la guerra.
Oh, Santo Blanco Colibrí,
que vuelas alto para atraer hacia la Tierra
todas las Gracias del Cielo;
hoy, te concedo la Gracia que Me has pedido
desde el silencio de tu corazón.
Oh, Santo Blanco Colibrí,
te animo a seguir adelante,
llevando con firmeza la Palabra de Mi Hijo,
para que los corazones se sigan sintiendo aliviados
por tus gestos de cercanía y de fraternidad.
Hoy, estoy unida en súplica a ti,
para que el mundo se convierta y alcance la paz.
Desde este Sagrado Santuario de Fátima,
junto a los Ángeles del Cielo,
imparto Mi bendición, Mi Amor y Mi Paz
al mundo entero.
Que la Misericordia de Mi Hijo,
hoy, vuelva a descender a la humanidad,
a fin de que más heridas sean sanadas
y los corazones se reconforten.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Segundo Mensaje
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí Mi Tierra Prometida, la Tierra de Galilea, el llamado interior de Cristo que resuena a través de los tiempos y es inextinguible.
Escuchen este Llamado, que resuena desde el corazón del universo, de la gran civilización de Andrómeda que prepara, en los mundos internos, la próxima llegada del Señor, Su esperado Retorno.
Hoy, Me alegra poder estar aquí. Ansiaba este momento de encontrarme con aquellos que siguen Mis Pasos, a pesar de sus dificultades y de sus pruebas.
Me alegra encontrarme con los Míos, con aquellos que no se cansan de decirme sí. Aunque no comprendan lo que esto significa, ese sí mueve a todo el universo y a la Creación.
Por eso, hoy, estoy aquí para volverles a presentar Mi Retiro Espiritual latente en el corazón de Tierra Santa, al cual hoy los invito a ingresar internamente en espíritu, en esencia y en alma, para que puedan recibir los códigos que Yo sembré y deposité en ese lugar a través de cada uno de Mis hechos y de Mis pasajes.
Lo más importante de todo esto, compañeros, es que hoy sus mundos internos vuelven a recordar lo que muchos vivieron en esas tierras lejanas, a través de la Palabra del Señor, a través de la Presencia del Señor, a través de la cercanía del Señor. Cada uno de esos momentos, hoy vuelve a despuntar en el horizonte del corazón de cada uno de los Míos.
No podía esperar mucho tiempo sin volver a Brasil, porque este lugar fue digno al recibirme y al aceptarme, al reconocer Mi Llamado y al seguirlo, desde la fundación de esta Comunidad-Luz Figueira.
He aquí el Señor del Árbol de la Vida que viene a renovar el Árbol de Figueira, que viene a traerles en este momento sus orígenes y sus principios, las bases que fueron fundadas a través de los autoconvocados, de los que escucharon el llamado y el mensaje a través de la Instrucción y que ha resonado permanentemente a través de los tiempos, y aunque no lo sepan esto ha hecho eco en las estrellas desde la ascensión de su instructor y maestro José.
Hoy, Él está aquí presente Conmigo, para que puedan vislumbrar y contemplar internamente que es posible vivir la transformación y la redención.
A través de José, Yo estuve presente aquí durante mucho tiempo, en cada momento de Instrucción como en cada momento de manifestación de esta Comunidad-Luz y de otras, en cada labor diaria y en cada momento compartido.
Hoy, compañeros Míos, Mi Retiro Espiritual en Galilea se une al Retiro Espiritual de este lugar, bendecido por las Gracias del Padre Eterno, para que sus almas y las almas de sus hermanos del mundo entero vivan una síntesis interior y un momento de renovación.
Por eso, Yo les digo que aún no todo terminó. En esta Obra de la Jerarquía, que se ha expandido en el mundo a través del servicio y de todas las misiones humanitarias, en este momento ustedes están vislumbrando los frutos del esfuerzo de muy pocos, pero esfuerzos verdaderos que solo Dios conoce en Su Corazón.
Por eso, Yo los invito a no temer más. Los tiempos, que ustedes y sus hermanos están atravesando, son tiempos complejos y tiempos dolorosos; pero no se olviden de que Yo estoy aquí y siempre estaré en sus vidas cuando Me llamen, cuando Me busquen, siempre que Me quieran encontrar.
Este lugar para Mí siempre será un Templo Sagrado en donde Dios, a través de Sus Jerarquías y de todas Sus herramientas, depositará la esperanza para el mundo, una esperanza que trae el Amor de Dios, el consuelo y la renovación para las almas.
Por eso, deben estar abiertos para recibir a todos los que llegan. Nunca le cierran la puerta a nadie, porque Yo podría estar detrás de cada uno de ellos.
Sean compasivos y la Sabiduría de Dios no les faltará.
Sean misericordiosos y la paz no acabará, porque el triunfo de Mi Amor aún está cerca.
Antes de Mi Retorno, esa victoria de Mi Amor se debe completar en ustedes y en sus hermanos. Recuerden que Yo les dije que se amaran los unos a los otros, así como Yo los amo sin condiciones.
Yo vengo aquí para traerles Mis más preciosas Reliquias Espirituales, las Reliquias que Yo deposité, por cada uno de los Míos, en Tierra Santa, y que hoy les presento a ustedes, espiritualmente, para darles la fuerza de la renovación, el poder de seguir adelante, superando estos tiempos, trascendiendo las formas, profundizando en los grados de amor.
En esta segunda visita, que hoy les hago, vengo por el Propósito Espiritual de este país y de las demás naciones, para que el Propósito de cada nación sea contenido, y los pueblos, de cada parte de esta región del planeta, encuentren el sentido de estar aquí, en este mundo, y la razón por la cual están aquí.
Lo que más quería en este día, compañeros, es poder estar aquí con aquellos que Me escuchan, con aquellos que reconocen Mi Voz, con aquellos que siguen Mis Pasos, superándose a sí mismos para dar testimonio de la cristificación, que comienza dentro de cada uno, en lo más pequeño, en lo que nadie puede ver. Es allí en donde Mi Obra comienza a realizarse, en la transformación de los corazones valientes, en el ánimo de los consecuentes, en la esperanza de los que viven Mi Llamado.
Recuerden que Conmigo ha venido el Arca de la Santa Alianza, reverentemente depositada en este lugar, en el corazón de esta Comunidad-Luz. Porque en esa Sagrada Arca está todo guardado, el pasado, el presente y el futuro, todos los códigos de la Creación vividos a través de los tiempos y de las civilizaciones en el universo y en la Tierra, en la entrega y en la vida interior de todos Mis compañeros.
Celebremos este momento con alegría y júbilo. Quiero ver en sus rostros la sonrisa de este momento sagrado, por todos aquellos que en el mundo no lo pueden vivir, por aquellos que en el mundo no Me pueden recibir.
Que esta comunión interna con el Maestro y Señor del Universo se pueda multiplicar en bendiciones y Gracias, no solo para ustedes, sino también para sus hermanos del mundo, especialmente para aquellos que viven la persecución, la guerra y los conflictos.
Quiero que esta Maratón sea una Maratón hacia dentro de ustedes, hacia la búsqueda incesante de su Cristo Interno.
Deseo que en esta Maratón puedan estar en su Cristo Interno, para que puedan estar en unidad Conmigo, por todo lo que su Redentor realizará durante este mes de mayo, junto con los demás Sagrados Corazones.
Les agradezco que presten atención a este pedido y que puedan seguir los impulsos del universo, impulsos espirituales que los colocarán en la sintonía correcta y en el momento correcto para poder comprender todo lo que hará la Jerarquía. Ya saben cómo hacerlo, es solo comenzar.
Hoy, quiero entregarles un mérito que no estaba previsto en Mis Planes, porque He visto la dedicación y también el esfuerzo verdadero que le han ofrecido a Mi Corazón durante la última Sagrada Semana, aun atravesando todas las tribulaciones.
¿Comprenden que estando en Mi Amor todo es posible?
Hoy, todos están aquí sanos y salvos, escuchándome, y tienen la Gracia de estar delante de Mí, así como Yo tengo la Gracia de estar delante de sus mundos internos.
El mérito que quiero concederles es una consagración especial para que, a partir del comienzo de esta próxima Maratón de la Divina Misericordia, puedan ingresar con mayor profundidad en todo lo que hará la Jerarquía, sabiendo que en estos tiempos están aprendiendo a sostener lo que el mundo no puede sostener por sí mismo, que están aprendiendo a apoyar lo que el resto de la humanidad no consigue apoyar conscientemente y que, especialmente, están aprendiendo a amar lo que el resto del mundo no ama ni considera.
Por eso, en esta Maratón reconozcan que es la hora de que se decidan a vivir Mi Escuela Crística, porque ya no hay tiempo. Y en Mi Escuela de Cristificación y de Amor aprenderán rápidamente si la aceptan; crecerán en dones, virtudes y santidad, y sus miserias ya no serán un problema, sino que su objetivo y propósito será servir a los demás, a los que están cerca y a los que están lejos, en la vida incesante de la oración para que este mundo se vuelva a equilibrar y pueda reencontrar la paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cristo dice que, con el permiso del Consejo de esta Obra, convoca aquí, a los pies de este altar, a las postulantes a auxiliadoras.
Vamos a traerle a Cristo los elementos de la consagración: las alianzas y los velos.
Nos mantenemos en sintonía y en unidad delante del Señor.
Y vamos a acompañar este momento, a pedido de Cristo, a través de la canción "Consagración".
Sirviéndonos de este momento, que nos ofrece Cristo para renovar nuestros votos, con la sagrada ley de la consagración y de la vida del espíritu. Sirviéndonos de este momento para que, delante del Corazón de Jesús, nos renovemos en nuestros votos, en nuestros principios y, sobre todo, en el servicio a Su Plan de Amor.
Nos preparamos.
Padre Celestial,
que Has concebido la vida en este universo,
para que Tus Hijos y Criaturas
Te reconocieran en su interior
y Te alabaran.
Te pido,
Altísimo Señor del Universo y de la Infinita Misericordia,
que bendigas estos elementos que a partir de este día
representarán la renovación para estos corazones,
que se postran delante del Rey Universal,
para servirlo incondicionalmente hasta sus últimos días,
a través de los votos que han sido concedidos
para todas las auxiliadoras.
Que estos elementos representen la unión Conmigo;
pero, sobre todo, que los mundos internos de estas almas
puedan restablecer su alianza Conmigo,
desposándose con el Cristo Redentor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “Consagración”.
Hoy, Cristo está consagrando a esta hermana con el nombre de: Bethlehem.
Cristo está consagrando a esta hermana como: María de Judá.
Cristo está consagrando a esta hermana como: Sinaí.
Cristo está consagrando a esta hermana como: Betania.
Cristo está consagrando a la hermana como: María del Cenáculo.
Cristo está consagrando a la hermana como: Qumran.
Cristo está consagrando a la hermana como: María de Betsagé.
Cristo está consagrando a la hermana como: Eloheinuh.
Cristo está consagrando a la hermana como: Consuelo de Jesús.
Cristo está consagrando a la hermana como: Estrella de Israel.
Y tú que Me has sido fiel desde el principio y lo serás hasta el fin, que has agradado a Mi Corazón con tus obras, que has alegrado el Corazón de Mi Madre con tu generosidad, hoy quiero darte el nombre en esta consagración, un nombre muy sagrado para Mí y para Mi pueblo de Israel: Menorah.
Tu nombre para Mí, hoy será: Emmanuelle, en nombre al Creador.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Y para consumar esta Consagración de las hermanas, vamos hacer la oración del Advenimiento de la Nueva Raza:
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la nueva raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la Palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio
y que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les hablo a todos al corazón, en esta noche que se recoge, pero que se ilumina por la Presencia del Amor Vivo de Dios.
Los He llamado aquí y han respondido a Mi llamado, y por eso, les agradezco; aunque no comprendan en profundidad lo que esto significa, pero Yo sí sé lo que significa y lo que representará en las próximas etapas del Plan de Rescate de la humanidad, en las próximas tareas que su Maestro y Señor llevará adelante en Israel y, a través de Israel, con todo el Medio Oriente.
Porque en verdad, Yo les digo, que en esta noche, estando Conmigo y pudiendo ingresar en Mi Corazón Misericordioso, están volviendo a vivir lo que una vez vivieron Conmigo en el pasado, cuando su Maestro pisó con Sus Pies la superficie de este planeta para predicar, para curar y sanar, para anunciar la Buena Nueva, la que en este tiempo, Yo espero que haga eco más allá de la vida material del planeta, más allá de toda ignorancia e indiferencia, porque Mi Voz y Mi Palabra hacen eco cuando las almas Me viven y Me sienten, cuando los corazones confían en Mí.
Por eso, en esta noche, Yo estoy aquí con ustedes y con el mundo. Estoy aquí por todos los refugiados y exiliados, por todos los que desaparecieron trágicamente en Turquía y en Siria.
Pero hoy, sí, les aseguro que todas esas almas están siendo contempladas por el Padre Eterno, para que alcancen su camino de liberación; pero también su camino de reconciliación con los Cielos, porque el Padre Eterno escuchó las oraciones de Sus Hijos, de todos aquellos que en este tiempo se disponen a responder a Su Llamado, ante la trágica realidad planetaria.
Una vez más, a través de este océano, que se encuentra ante ustedes, Yo les traigo el reflejo del Gran Espejo del Amor de Dios, del Amor Eterno de la Fuente, de la cual todos ustedes provienen y también todos sus hermanos; la Fuente Suprema e Inmaterial que está siendo olvidada por el mundo, por la indiferencia, por las guerras, por la falta de religiosidad o de toda conexión espiritual.
Por eso, a través de Mi Presencia servicial y de Mi Presencia paternal, Yo vengo a congregar a todas Mis ovejas, a llamarlas por su nombre en los planos internos, porque ya llegó el momento del tiempo final, en el que todos Mis compañeros deberán estar firmes y disponibles, enteros, para sostener Conmigo este momento de gran Armagedón.
Pero no se desesperen ni tampoco se amedrenten, porque si confían en la Misericordia de Mi Corazón, nada les sucederá. Si siguen fielmente Mis preceptos, estarán protegidos de ustedes mismos, y así como lo hice con Mis apóstoles en el Sagrado Cenáculo, en este tiempo Yo les enviaré el Santo Espíritu de Dios para que los guíe y para que los conduzca hacia la concreción y la experiencia de vivir la Divina Voluntad; una Voluntad Suprema que también está siendo olvidada y, en algunos casos, está siendo despreciada por los hombres y mujeres de la Tierra.
Pero cuando Yo retorne, mostraré al mundo entero todo lo que ha dejado de vivir con el Padre Eterno. Porque las señales, que Yo daré, serán concretas y todo lo que se guarda como un tesoro en los planos internos se revelará, para que esas señales rediman al planeta y a la consciencia humana; porque este es el tiempo de que esas señales comiencen a descender al mundo entero, para los que están dormidos y aún no despertaron, para todos los que deben reencontrar el camino de la redención.
Por eso, este es el tiempo de la preparación inmediata. Esta es la hora de darlo todo por el Plan, a fin de que este Plan se concrete en la superficie del planeta, aunque esto comience a suceder en las cosas más pequeñas, o en la transformación y la rehabilitación de sus vidas.
Esto es lo que necesita el Padre Eterno en este tiempo final: que las almas se decidan a ser Su Gran Espejo, que las vidas de Sus Criaturas reflejen Sus Atributos Divinos, ante un mundo que se aleja cada día más de la verdad y pierde el camino hacia el Reino de la Paz, por vivir todo lo que es mezquino e indiferente.
Este es el tiempo de que sus ojos y los ojos de sus hermanos se abran, para que comprendan que, a través de la actual situación planetaria, es necesario un cambio en la consciencia, pero también en la vida material.
Por esa razón, una vez más, Yo estoy aquí, no solo para llevar Conmigo hacia los Cielos a los que han muerto en este Mar Mediterráneo, sino para advertirle al mundo y, sobre todo, a Europa que deberán enmendar todos sus errores y corregir todas sus indiferencias con los que sufren y son sometidos en la esclavitud; porque este planeta, que el Padre Eterno les ha dado, tiene un Propósito Espiritual y Mayor que aún no se ha cumplido.
Por eso, compañeros, es tiempo de enmendar los errores y de vivir el cambio. Es tiempo de que, de una vez y para siempre, entre los pueblos y las razas, entre las naciones y las culturas, se consideren como una única familia espiritual porque, aunque esto parezca lejano para la mayoría, para su Maestro y Señor no lo es.
Por eso, dediquen su vida a una vida de servicio y de oración, no permitan que en este planeta se sigan abriendo puertas inciertas. Que, por medio de sus oraciones y de su acto de entrega y de donación sincera, puedan mantener las puertas de la Misericordia abiertas a la humanidad, porque de lo contrario el mundo se seguirá purificando fuertemente.
Yo solo busco que puedan crecer en sabiduría y entendimiento, porque ya no quiero ver a nadie más sufrir y padecer lo que este mundo hace todos los días, ultrajando las Leyes del universo, apartándose del Amor y de la Verdad, dejando de cumplir la Divina Voluntad.
Por eso, Yo volveré a erguir sobre el éter de este planeta todos los méritos que alcancé a través de Mi Vida Pública, de Mi Dolorosa Pasión, de Mi Muerte y de Mi Resurrección, a través de Mi Presencia en Tierra Santa. Porque no solo el Medio Oriente lo necesita imperiosamente, sino también la humanidad entera lo necesita; ya que, de no hacer esta gran tarea en Israel, la humanidad se encaminaría a un punto sin salida y nadie conseguiría retirarla de ese lugar, ni siquiera los ángeles.
Por eso, deberán seguir orando por esta gran misión a Israel. Los invito a estar Conmigo, de corazón y en esencia, para que puedan acompañar cada paso de su Maestro y Señor durante los días de la Semana Santa.
También les pido que esta Cuaresma preparatoria que están viviendo, la vivan de verdad, con introspección, con profunda reflexión y penitencia, por esta gran indiferencia que vive el mundo y que no consigue ver la Luz de Dios.
Así, terminarán de estar preparados para los tiempos culminantes que llegarán y nada, absolutamente nada, los tomará de sorpresa, porque lo que deban vivir en este tiempo final solo los impulsará a que puedan ser los Nuevos Cristos. Esos Cristos que Mi Padre Eterno espera ver presentes en este planeta, dentro de esta humanidad, convirtiendo a todos a través de la fe y de la oración, del servicio abnegado y simple que borre de una vez y para siempre los estigmas de este planeta, que cierre las heridas aún no cicatrizadas de esta humanidad golpeada por las guerras y por los conflictos, por la desigualdad y también por la locura de lo que ofrecen las modernidades de estos tiempos, llevando a la mayoría a vivir un dios artificial.
Pero no se olviden, compañeros, de que la Sangre que Yo derramé sobre la superficie de esta Tierra tiene un precio, tiene un valor incalculable e inextinguible. Y es a esa Poderosa Sangre a la que deben invocar, aspirar a recibirla espiritualmente para que sus vidas sean sanadas, redimidas y liberadas del error y del pecado y, a través de la poderosa comunión Conmigo, puedan renacer y renovarse.
Por eso, que esta Cuaresma sea una Cuaresma consciente, que los prepare espiritualmente para ingresar en la Semana Santa. Así, Me podrán acompañar, como Yo lo necesito y lo espero, en todo lo que hará su Maestro y Señor en Israel y, a través de Israel, para el mundo entero. Así, sus corazones estarán prontos y en el lugar en donde Yo los quiero tener.
Que en esta noche reciban Mi bendición, así como muchas veces la recibieron Mis apóstoles y en cada lugar que Yo visité, en cada espacio en donde Yo prediqué, en cada corazón en donde hice un milagro en el nombre del Padre Eterno.
Quiero que sus vidas sean un milagro de amor para que este milagro en sus vidas transforme al mundo, muchas más almas alcancen la Gracia de ser merecedoras de ese milagro de amor, así como ustedes lo están viviendo.
Yo los unjo con Mi Luz Espiritual y, en este mes de marzo, los preparo para la Semana Santa. Sepan que marzo será el mes de la gran preparación, como nunca antes sucedió en la historia de la humanidad y en ninguna otra Semana Santa. Así, comprenderán la importancia de todo lo que les estoy diciendo en este momento. Por esa razón, también estoy aquí, para que ese Propósito se cumpla como está escrito y ustedes sean, una vez más, partícipes de la Misericordia de Dios, que tanto necesita la humanidad y el planeta.
Les agradezco, a los que están presentes, por haber trabajado con las almas y las esencias de los refugiados.
En esta próxima Maratón de la Divina Misericordia, deseo que le recen de todo corazón al Sagrado e Insondable Corazón de Jesús por todos los que son descartados y oprimidos, por los desaparecidos en la tierra y en los océanos, por los que no tienen la oportunidad de vivir la esperanza en ellos y en sus familias.
Recen por todo esto y, así, aliviarán Mi Corazón del malvado espíritu de la indiferencia.
Que la Misericordia convierta las miserias.
Que los corazones reciban la paz y que todo pueda ser renovado; así como es renovado en los Cielos, pueda ser renovado en la Tierra; y así como puede ser renovado en la Tierra, todo pueda ser renovado en su mundo interior; porque lo que más deseo en estos tiempos es que sean parte del Reino de los Cielos, así como lo son los ángeles y los bienaventurados.
Me recojo en los corazones que adoran.
Me fortalezco en las almas que oran.
Me renuevo en los corazones que sirven.
Me hago presente en los que comulgan de Mi Cuerpo y de Mi Sangre; y así, establezco la Luz y el Amor de Dios.
Les agradezco por estar Conmigo en esta noche y, a pesar de que sea tarde en este momento, sepan que, en las noches más profundas, era cuando su Maestro y Señor tomaba Sus grandes decisiones, elevando Su Mirada a los Cielos o buscando en el infinito, en el horizonte, la Presencia del Padre Eterno para sentir Su abrazo y Su consuelo; porque Él es Quien nos conforta y nos renueva a través de Su Amor y de Su Verdad.
Les agradezco y una vez más los invito a orar, durante esta Maratón de la Divina Misericordia, por todo lo que les He pedido con la honestidad de Mi Corazón.
Que África, Europa y Medio Oriente sean bendecidos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
Después de las Palabras pronunciadas ayer por Mi Hijo, España, como nación, está ante la puerta de su última oportunidad. Una oportunidad que podría colocar a toda la nación en el definitivo sendero para poder cumplir el prometedor Plan de Dios.
Por eso, los invito a partir de ahora, queridos hijos, a que sean conscientes de esto, para que sus vidas puedan ser el fiel reflejo de una redención concretada.
Estaré orando, como lo vengo haciendo por esta nación desde hace mucho tiempo.
Mi Corazón de Madre tiene un predilecto Amor por esta nación y por todo su pueblo; porque en otros tiempos, España Me recibió, cuando su Madre peregrinó por estas tierras de praderas hermosas, de valles profundos y de aguas cristalinas.
España es también Mi aspiración, al igual que la aspiración de Mi Amado Hijo.
Desde ya, les agradezco que sigan rezando Conmigo por la unidad de España para que, algún día, este querido país celebre el Retorno de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo vengo del Cielo, a este lugar, para reabrir las puertas de los corazones, de los corazones heridos, abandonados y olvidados.
Por esa razón, Yo estoy aquí, en esta noche, sobre este Centro Mariano y con cada uno de Mis hijos. Más allá de las distancias, Yo estoy con cada uno de ustedes y agradezco este momento en el que ustedes se reúnen Conmigo, uniendo Mi Corazón con sus corazones para que las Gracias del Padre, las promesas del Hijo y los impulsos del Espíritu Santo desciendan sobre la humanidad, sobre este planeta.
Les agradezco también, Mis amados hijos, en esta noche de Gracia y de Misericordia, cada oración que le han ofrecido a Mi Corazón y les prometo que cada una de sus intenciones, cada una de sus súplicas sinceras y honestas será colocada a los Pies del Creador, para que la Madre de Dios, y Madre de todos, pueda interceder por esta humanidad, como lo ha hecho en esta jornada, a través de este encuentro de oración, en los lugares más sufridos, en los espacios más oscuros, donde miles de almas no consiguen ver la Luz de Dios, donde miles de almas ya no creen en el Amor del Padre, porque les han quitado la fe, han borrado la esperanza en muchos corazones que viven los conflictos del mundo, las persecuciones de estos tiempos y las guerras.
Pero Mi esperanza por ustedes está firme, es una esperanza indisoluble, porque su Madre siempre vendrá a su encuentro a pesar de todo lo que suceda; porque cuando vengo a su encuentro, vengo a preparar sus corazones para el Retorno de Mi Hijo, un Retorno que está muy cerca, más cerca de lo que parece o de lo que piensan.
Por eso, por medio de sus oraciones, a través de su servicio, sigan propagando la fe y no solo fortaleciendo la fe en ustedes, sino también en sus hermanos, en aquellos que han dejado de creer en la Nueva Tierra, porque también la Nueva Tierra está muy cerca, está cerca de poder nacer en el corazón de los hombres y mujeres de la Tierra, en aquellos que siguen en simplicidad los Mandamientos de Dios y que no se olvidan de que a través de los Mandamientos podrán conocer las Leyes de Dios.
Les pido que hagan silencio, para que puedan escuchar la Palabra de Dios, una Palabra que no se desperdicia, un Mensaje que no se desvanece, un impulso que trae Mi Corazón para todas sus moradas, para todas sus esencias, con un propósito mayor de que ustedes sean conscientes y partícipes de la preparación del Retorno de Cristo, porque como Él les dijo, Él necesitará colocar sus Pies en los lugares que sean preparados para recibirlo; porque en esos lugares como este, Él volverá a traerles Su Palabra, no solo Su Palabra de Redención, sino también Su Palabra de Amor; porque cuando tan solo escuchen Su Voz y vean emerger las Palabras a través de Sus Labios, todo será transformado, todo será redimido.
No solo estoy aquí con la esperanza de que cada uno de ustedes Me acompañe en la reapertura de los Centros Marianos, sino también que Me acompañen en la tarea que Su Madre Celeste deberá realizar junto a Su Hijo en el hemisferio norte, incluyendo África.
Por eso, desde ahora, Mi Corazón llama a cada uno de ustedes a postularse para el servicio mayor. Sí, es eso lo que escuchan, postularse al servicio mayor es abrirse profundamente para caminar junto a la Jerarquía en los planes y en las metas que están propuestas para este ciclo.
Un plan que ya está pensado y está previsto, un plan preparatorio también para el Retorno de Mi Amado Hijo. Un plan que beneficiará a muchas consciencias, en especial a los más vulnerables y a los más descartados, no solo de África, sino también del mundo.
Por esa razón, Yo estoy aquí, para impulsarlos al apostolado. Mi Hijo Me lo ha pedido, Mi Hijo Me lo ha suplicado, porque en estos tiempos deben surgir los apóstoles del fin de los tiempos. Esto no es una filosofía ni tampoco es una teoría, debe ser una realidad para cada uno de ustedes: estar abiertos, disponibles e incondicionales para que, a pedido de la Madre de Dios, puedan estar donde sea necesario o donde sea más urgente.
Por esa razón los traje hasta lo alto de esta Colina; por esa razón, les pedí que hicieran un ofrecimiento en el Portal de la Paz, porque las flores que colocaron a Mis pies son Gracias que hoy derramaré sobre el mundo y, en especial, en aquellos lugares donde ya no existe la esperanza, la luz ni el amor.
Sé que no comprenderán todo lo que hoy les digo, pero no se preocupen, Mis hijos, que Mis Palabras resuenen en su mundo interior y que puedan acoger Mis Palabras con gratitud y con mucha alegría por todos aquellos que no pueden vivir la gratitud, por todos aquellos que no conocen la gratitud, por todos aquellos que no viven la alegría porque viven el sufrimiento y el caos.
Pero ustedes, en esta noche, en nombre de toda la humanidad y del planeta, están bajo Mi atmósfera de Gracia, dentro de Mi gran esfera de Luz, en donde existe el Propósito Creador de Dios; impulsos que Yo dejo en sus consciencias y en sus mundos internos con el fin de que se pueda dibujar, a través de sus vidas, la Voluntad del Padre, aquella Voluntad que ya tiene prevista para cada uno de ustedes y de sus hermanos.
Por eso, alégrense y sirvan sin condiciones ni reglas. Dónense al mundo para que el sufrimiento se pueda aliviar en muchos lugares.
Que sus pies sean pies peregrinos, que sus manos sean manos de servicio, de abnegación y de entrega incondicional, para que el Amor de Dios vuelva al mundo, en especial en aquellos espacios en donde se ha perdido el Amor.
Que ese Amor pueda llegar al principal Proyecto del Creador, que son las familias, porque muchas familias están divididas y separadas.
Todo este momento, es también por las familias del mundo, para que la alianza en las familias pueda existir en estos tiempos, y así se pueda gestar la Nueva Humanidad, que no estará sometida a estas condiciones actuales, sino que será una familia espiritual que podrá conocer la felicidad de Dios, aquella felicidad que Él les prometió desde el principio, desde Adán y Eva; una felicidad que fue sepultada por los pecados del mundo y por el mal.
Pero, ¡alégrense, hijos Míos!, porque la promesa de Mi Hijo está latente, la promesa del fin de su cautiverio, del cautiverio de esta humanidad.
Que, en esta noche, reciban la Gracia de estar en la Misericordia de Dios, para que puedan aprender y saber que la Misericordia de Dios es infinita e invencible, y que aquella alma o aquel corazón, que verdaderamente se arrepienta, conocerá la Misericordia de Dios en su corazón.
Esto era todo lo que hoy les quería decir. Sigan atentamente los pasos de los Sagrados Corazones. Nuestra promesa de volver a África está latente y aspiramos a que pueda suceder pronto, muy pronto; porque cuando eso suceda, Mis amados hijos, la puerta del amor y de la cura se abrirá para África.
Hoy, les agradezco por estar Conmigo y por haber hecho brillar a este Centro Mariano de Figueira. Una vez más, el Árbol Sagrado de Figueira les vuelve a otorgar los frutos de la Gracia de Dios, no solo a sus corazones, sino también a todos los corazones del mundo que, abiertos a Mi Amor, escuchan Mi llamado.
Les agradezco. Dios los bendice y los protege.
Bajo la autoridad que Él Me concedió, bajo la poderosa Luz de la Cruz de Emmanuel, a la cual, los invito a visitar después, para agradecerle a Dios Creador porque Su Misericordia es infinita y Su Amor es invencible.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Nuestra Señora, vamos a cantar, para despedirla: “Bienaventurados los misericordiosos”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Algunos ya se animaron a ingresar al desierto que Yo les ofrezco durante esta semana. Camino al lado de aquellos que perseveran y que, por más que sepan que es desconocido, siguen adelante, sabiendo que Yo no quiero ningún mal para ustedes, sino la victoria de Mi Reino en cada uno de sus corazones y vidas.
Por esa razón, estoy aquí, ofreciéndoles este ejercicio espiritual de adentrarse en lo más profundo del desierto interior; para que, en el vacío y en la soledad, solo encuentren a Dios, Quien les dará Su abundancia y Sus riquezas espirituales para que, en los próximos meses que llegarán, sus corazones estén más prontos y decididos a seguir los caminos que el Señor ya tiene previstos en estos tiempos.
No se olviden de que aquí está expuesto Mi Sagrado Corazón, el Corazón que emite los Rayos de la Gracia y de la Misericordia en este mismo momento para todas las situaciones dolorosas del planeta, para las regiones del mundo en donde reina la oscuridad y la maldad. Esta es la oportunidad que hoy Me dan al responder a Mi Llamado, en este segundo encuentro preparatorio Conmigo, porque el fin de todo esto es establecer Mi Paz.
Hoy, tres llaves les quiero dejar, tres llaves que siempre les abrirán las puertas del Reino de los Cielos para que sus almas, a pesar de lo que vivan o de lo que atraviesen, se eleven. Tres llaves que son importantes en estos tiempos definitivos, en los que hay un encuentro de grandes presiones espirituales en la consciencia del planeta y de la humanidad.
Estas tres llaves, su Maestro y Señor las utilizó durante Su Pasión, durante Su Calvario y sobre todo en el momento de Su Muerte: la llave de la mansedumbre, la llave de la serenidad y la gran llave del espíritu pacificador.
Sin estas tres llaves, compañeros, será muy difícil para ustedes y para sus hermanos atravesar estos tiempos; porque lo desconocido viene a su encuentro no para enfrentarlos o asediarlos, lo desconocido viene a su encuentro para que aprendan a superarse en el Amor, en el mismo Amor que Yo viví por ustedes y que hoy vivo por el mundo entero.
Entonces, sigan adelante, en esta semana intensiva y preparatoria, atravesando ese desierto que cada uno conoce en su interior y que Dios contempla con inmensidad y Misericordia; porque, al fin de todo, Mi Sagrado Corazón alcanzará la victoria en aquellos que Me dicen sí.
El Universo está atento a los movimientos de los mundos internos, a los pasos de las almas, a la donación de los corazones, a la entrega de cada uno de los espíritus que se unen a Mí en esta hora, para formar parte de la gran Red de la Misericordia para este planeta y esta humanidad.
Que ya no pese en ustedes aquello que no pueden transformar. Vengan a saciar su sed en la Fuente de Mi Corazón, que es Agua Viva, a través de las Palabras y de los Mensajes que les entrego en estos tiempos.
En esta Hora de la Misericordia, a las tres de la tarde, en la que contemplan el momento cuando su Maestro y Señor expiró en la Cruz, que esto no signifique una derrota, sino la posibilidad de que, a través de Mí, amen el símbolo del sacrificio y de la entrega a lo Mayor, sabiendo que el Padre ya tiene previsto todo lo que sucederá en estos tiempos, y que Él necesita de las almas para poder llevarlo adelante.
Me alegra encontrarlos, una vez más, en este momento extraordinario en el que el Padre Celestial Me ha dado permiso para que Yo llegue aquí a contemplar a las almas que hacen sus esfuerzos para vivir la Vida Crística. Pero tengan fe y mucha perseverancia, paciencia en la transformación, solidez en las decisiones, templanza en las batallas, amor en las agonías, silencio en las pruebas, confianza en la tempestad, valentía en los desafíos, unidad en los asedios y mucha Luz en los tiempos de oscuridad; porque así, Me abrirán la puerta correcta para que Yo pueda ayudarlos y auxiliarlos, a ustedes y a sus hermanos.
Que, con las llaves de la mansedumbre, de la serenidad y del espíritu pacificador, sus consciencias suban un escalón más en esta escalera de Luz que Yo les ofrezco hacia el universo, hacia los mundos mayores para que los Cristos del Nuevo Tiempo puedan despertar y estar en el lugar en donde Yo los necesito en este momento.
Para esta próxima Sagrada Semana, una vez más, volveré a entregarles los Códigos de Mi Pasión para que, en esta ocasión, vean la Victoria de Cristo a través de los atributos que una vez Yo les revelé en la Trilogía Espiritual.
Beban de los impulsos de la Trilogía Espiritual, nutran sus consciencias de la Trilogía Espiritual, y les aseguro que tendrán la misma fuerza y el mismo coraje que Yo tuve cuando viví aquí, en la Tierra; todo lo que viví por ustedes y todo lo que sigo viviendo por ustedes hasta los tiempos de hoy.
Recuerden que en la Comunión siempre está la oportunidad del perdón y de la reconciliación, no solo con el Padre Eterno, sino también entre ustedes, hermanos de Mi Camino.
Infundo Mi Paz al mundo y hago, de esta humanidad, almas rescatables, espíritus redimidos, consciencias crísticas que trabajen por la Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Desde el Cielo llego a este océano, llego a este mar, al igual que hace más de dos mil años, como un pescador de corazones. Vengo a invitarlos a que vuelvan a subir a Mi Barca para que, con fe y esperanza, atravesemos los océanos de la consciencia en donde vive Dios, en donde está latente Su Creación, en donde mora Su Paz.
Hace poco tiempo, los llamé a pisar con sus pies estos océanos. Algunos ya lo hicieron espiritualmente, pero aún aguardo por los que no lo hicieron, por los que no se animaron a superar los límites de la mente y de la consciencia, a penetrar el misterio de la Vida Mayor, del Infinito, del Universo.
Hoy, vengo como ese pescador de corazones, como Aquel que estuvo en las orillas del Mar de Galilea para llamar a los primeros apóstoles.
Hoy, vengo aquí, al encuentro de Mis compañeros y compañeras, para que escuchen Mi Voz y sientan Mi Corazón, para que reciban Mi Amor y Mi Paz, porque debemos atravesar los océanos del fin de estos tiempos.
De los grandes océanos de la consciencia planetaria emergen las urgentes necesidades de la humanidad y de los Reinos de la Naturaleza, porque el planeta está a punto de vivir su gran parto.
El movimiento de la Tierra es incesante. Los cambios adelantan los acontecimientos. Todo se vuelve prematuro y la mayoría de las almas aún no están prontas.
De la misma forma en que Yo los invito a cruzar con sus pies estos océanos, tengan fe porque así sus pies no fallarán y caminarán, como Pedro, sobre las aguas, sin tener consciencia de sí mismos, sino teniendo consciencia sobre la Verdad de Dios.
Mi Padre les entregó un Mensaje a todos ustedes y al mundo entero.
Mi Corazón Misericordioso, a pesar del sufrimiento que veo en el mundo, siente gozo y júbilo porque Nuestro Padre Celestial se comunicó una vez más con Sus hijos, así como lo hizo muchas veces con el antiguo pueblo de Israel.
Su descendencia y sus tribus aún deberán prevalecer a través de los tiempos, aunque esta civilización humana ya aprendió a autodestruirse y a lastimarse lo suficiente.
¿Quién subirá a Mi Barca espiritual para atravesar estos océanos y ayudar a su Maestro a lanzar las redes de la salvación y del rescate planetario adentro de este universo de necesidades, de demandas y de emergencias?
Cuando formé a los primeros apóstoles, hace más de dos mil años, no solo formé consciencias en entrega y en disposición para servir al Proyecto de Mi Padre, sino que también fundé la primera consciencia misionera en la humanidad por medio del servicio, de la caridad y de la palabra.
Estos tres pilares: el servicio, la caridad y la palabra serán los que curarán a la humanidad cuando la mayoría de Mis compañeros, sobre todo los que aún no Me aceptan, comprendan que la fidelidad siempre los hará permanecer en la Luz y en la Verdad; porque Mi enemigo aún sigue tejiendo, en el mundo, sus adversidades y sus planes malignos. Las almas quedan presas en sus redes de pecados capitales, de ambición, de poder, de mentira.
No se entreguen a esos proyectos del mal ni tampoco permitan que sus hermanos sean arrastrados o empujados hacia el abismo de la ilusión.
Como les dije en el principio, estos son tiempos de emergencia, son tiempos en los que cada uno deberá servirme integralmente, para que Yo pueda obrar y cumplir las aspiraciones del Padre.
Mis instrumentos en el mundo, es decir las almas que Me sirven, deben ser esas propias redes que Yo pueda lanzar a los océanos de las emergencias de este mundo, para que no solo las almas puedan despertar, sino también vuelvan a encontrar la verdad que perdieron, la verdad interior.
Mientras tanto, los espero aquí, en Mi Barca, sobre este océano del mundo, en el cual hoy Me encuentro, y estaré muy atento y abierto a recibir sus ofertas verdaderas y no pasajeras.
Entregar la vida por Mi Plan, y sobre todo por Mi Voluntad, sé que no es fácil para la mayoría. He visto que muchos hicieron el esfuerzo y pocos lo consiguieron, y esto no debe ser motivo de culpa o de perturbación. Yo solo les pido que Me den lo que verdaderamente cada uno Me puede dar; porque así, no solo podré lanzar las redes de la salvación, sino también tejeré una red de Luz, de Poder y de Paz a través de los corazones valientes y disponibles.
Ustedes ya saben que el mundo agoniza en cada momento que pasa, en cada día que transcurre, en cada jornada que se cumple; y crecen las necesidades materiales, pero también espirituales.
Aún muchas almas no comprendieron el Mensaje que Yo les entregué, hace más de dos mil años, por medio del Evangelio. Los invito a repasar las parábolas, porque en esas Enseñanzas tan simples y esenciales comprenderán todo lo que les digo.
En esta Maratón de la Divina Misericordia, Yo los invito a orar por la expansión de la consciencia humana para que, más allá de los límites materiales y de las prisiones espirituales que viven muchas almas en el mundo entero, todos los corazones reciban la Gracia de la expansión de la consciencia para que puedan trascenderse y superarse, al punto de alcanzar mayores grados de amor y de servicio.
La gran llave de este tiempo, para el servicio de las almas, es la vida misionera, porque en la vida misionera no solo saldrán de ustedes mismos, sino que también se superarán a sí mismos por medio de la donación absoluta y de la entrega incondicional; y más aún, compañeros y compañeras, conocerán, así como Yo conozco, el dolor del mundo, la indiferencia de las almas, la crueldad de muchos corazones, la indigencia de muchas personas, la injusticia social y global.
Pero Yo no les pido que sirvan como misioneros de la paz y de la fraternidad para que solo vean todas estas cosas, Yo los impulso al servicio misionero para poder curar la indigencia espiritual de esta humanidad. Cuantas más almas sirvan, menores serán los efectos de la purificación del planeta, menores serán las consecuencias del clima e incluso del calentamiento global.
Hoy, no envío este Mensaje a través de un mensaje religioso, sino que envío este Mensaje a través de Mi Consciencia Divina, que es la emanación de la Consciencia de la Verdad de Dios; porque también sé que muchos de Mis apóstoles, de Mis compañeros y compañeras, se han avergonzado por lo que han visto en Mi Iglesia de la superficie de la Tierra.
No les pido que crean en ellos, solo les pido que crean en Mí, porque Yo nunca les fallaré y estoy cumpliendo Mi Palabra de retornar al mundo cada día más, con mayor poder y consciencia, con mayor determinación y fuerza espiritual.
De Mi Corazón emanará el Gobierno del Padre Celeste para poder reerguir a esta humanidad enferma y herida, destruida y aniquilada a sí misma.
Sacaré el falso cetro del poder de las manos de los que gobiernan y, con sus propios ojos, ustedes verán que no quedará piedra sobre piedra.
Si ven, en estos tiempos, que el planeta expresa su rebelión, su agonía y su dolor, no teman, esa es la señal del último tiempo del Armagedón; porque de alguna forma la humanidad se deberá purificar de todo lo que hizo a través de los tiempos. Cada uno recibirá lo que le corresponde por Ley, nada estará fuera de lugar, aunque muchos coloquen todo fuera de lugar y crean que saldrán inmunes de los acontecimientos del planeta.
Retiraré la monarquía de este mundo, corrupta e indivisible para los que creen vivirla; porque este proyecto humano es único y se cumplirá con los que por fe, servicio y esperanza repoblarán la Tierra de nuevos atributos de evolución y de amor.
Porque el Retorno de su Maestro no será solo para poner orden a toda la caótica situación planetaria de los pueblos, de las naciones e incluso de la naturaleza; el Retorno de su Maestro y Señor será muy semejante a, como hace dos mil años atrás, cuando podía estar cerca de los Míos para instruirlos, para fortalecerlos, para encender la llama del fuego crístico en el corazón humano. Eso es lo que más espero y es lo que más aspiro a vivir en Mi Retorno.
No solo será un orden universal y planetario, será el momento en el que los invitaré a subir físicamente a Mi Barca para que conozcan Quién es Dios, porque Yo se los contaré.
Yo solo deseo tener en Mis Brazos a los que tanto Me lo han pedido en estos tiempos. Yo solo deseo colocar Mi Mano sobre el corazón angustiado, perturbado y desolado; sobre el corazón que le falta la paz, que ha perdido la fe, que ya no cree en nada ni en nadie.
Mi Amor transformará a los corazones heridos y restablecerá la unión con el universo, de todos los que la perdieron por las injusticias y las vergüenzas de los hombres de este mundo y hasta de Mi Iglesia; porque Yo haré brotar del corazón de los hombres y de las mujeres de la Tierra, de los niños, de los jóvenes y hasta de los ancianos, Mi Iglesia Espiritual; y ya no será necesario que vivan la enfermedad corporal por estar viviendo la enfermedad espiritual.
Agárrense fuerte de Mi Manto y así no solo los protegeré, sino también los sostendré con Mi Presencia que es la Presencia del Padre, para atravesar con coraje y valentía el fin de estos tiempos.
Desde estos océanos, Yo los bendigo, los renuevo y los reconsagro a Mi Corazón de Amor para que se cumplan los mil años de paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Estoy aquí. Soy el Sol de Dios y vengo al mundo a iluminar esta noche oscura para retirar de las tinieblas a cuantos padecen la injusticia de estos tiempos.
Estoy aquí. Soy el Sol de Dios y vengo al mundo a despertar en los corazones la cura, la paz y la renovación.
Estoy aquí. Yo Soy el Sol de Dios. Vengo a entregarle a cada corazón humano el Amor de Mi Corazón Eterno para que las almas no pierdan la esperanza ni tampoco la alegría de poder presenciar Mi Retorno a la humanidad.
Estoy aquí. Por eso, Soy el Sol de Dios y le traigo al mundo el mensaje del Advenimiento de Cristo, la preparación de los mundos internos para el esperado Retorno del Redentor.
Sé que, para muchos de Mis compañeros, en este momento planetario, les es difícil vivir esta transición que es desconocida por toda la humanidad; pero, Yo les pido que no se desesperen. Les vengo a pedir que no bajen los brazos, sino que eleven sus brazos para recibir Mi abrazo celestial.
En muchas noches, en las que la oscuridad es reinante, en las que el dolor es insoportable para todos los que sufren en estos tiempos, no solo su purificación, sino también esta situación de la humanidad y del planeta; Yo vengo como el Vigía de la torre celestial para traer a Mis compañeros el consuelo vigilante de Mi Corazón, Mi Presencia inmutable que es inamovible, que es intransferible y que es eterna para todos los que tienen fe en Mí.
Por eso, vengo como el Sol de Dios, como el Sol de la Divinidad, a anunciarles primero en los mundos internos la próxima llegada del Rey de los Cielos. También vengo a prepararlos para que sigan siendo Mis apóstoles del fin de los tiempos, para que aprendan a amar Mi Voluntad y lleven adelante Mi Voluntad, así como está escrito en el Corazón de Dios para cada uno de ustedes.
En muchas noches de estos tiempos, he escuchado las plegarias y las súplicas de Mis hijos, de Mis siervos y de Mis orantes, especialmente de aquellos que han tenido que vivir la partida de algún ser querido por diversas razones, por diferentes motivos; y Yo les digo que todo eso lo he contemplado con Mi Corazón, desde las necesidades de los más pequeños hasta la situación de los más adultos.
Mi Corazón está aquí como el Sol de Dios, como el Sol Eucarístico de Dios, para volverles a entregar esta Comunión eterna que es inmaterial y divina, que en esencia es el impulso del Amor de Mi Corazón misericordioso; para que tengan fuerza interior, valentía y mucho coraje; para que no sean arrastrados por las injusticias de estos tiempos, por las incoherencias de las naciones, por la falta de discernimiento de los dirigentes de este mundo.
Yo les pido: sean Mi Evangelio en vida. No solo lean Mi Evangelio, sean Mi Evangelio vivo y así serán parte de Mi Palabra viva, de Mi ejemplo vivo de la redención que impulso para todos los corazones y almas.
Recuerden que Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras siempre quedarán resonando eternamente, como un impulso de Luz en los corazones que tienen confianza en Mí. Y aunque a su derecha o a su izquierda todo se derrumbe o se caiga, manténganse en pie y no perecerán. Manténganse en pie con la firmeza del Amor que Yo les doy para hacer frente a su propia purificación y a la purificación del planeta, porque el Sol de Dios hoy está aquí, en Fátima, como ese gran sol que una vez bailó, danzó para todos, en los cielos de este lugar.
Pero el Sol que hoy les traigo es el Sol de la Fuente Divina, el Sol que siempre iluminará los tiempos, las situaciones y las generaciones. Sean valientes y no desistan. Cuando su corazón duela, cuando su alma duela, cuando ya no tengan fuerzas para continuar no se olviden de decirme: “Jesús, yo confío en Ti”.
Esta es la gran llave, la llave maestra que los sostendrá a todos los que crean en Mí y más aún, a los que vivan los Sacramentos.
Estos tiempos de transición planetaria los han llevado a fortalecer la fe inmaterial, en los cuales muchas veces no han podido tomar el Sacramento de la Eucaristía físicamente; pero esta es la hora de que profundicen en esa unión Conmigo a través de la Comunión Espiritual, porque allí Yo también estoy presente cuando tan solo un corazón se abre para tener la certeza de que Yo estoy en él y ese corazón está en Mí.
El mundo, la humanidad, aún no comprendió lo que el Padre necesita. Sepan que Dios, el Padre que está en los Cielos, sufre por todo lo que viven y hacen, por todos los que se han alejado del Amor, del Camino y de la Verdad. Pero Yo vengo a hacerlos retornar a ese Camino. Yo vengo como el Sol de Dios para entregarles el Amor de Dios, y también vengo aquí para hacerles vivir la Verdad.
Estando hoy aquí con ustedes, Me siento igual que como hace más de dos mil años, ingresando al cenáculo del corazón de Mis compañeros para que sientan Mi Presencia, sientan Mi Fortaleza, para que ingresen en Mi Paz, porque lo que aún llegará a esta humanidad será muy doloroso, pero si los corazones no se olvidan del voto de la oración, del sacrificio y de la renuncia, muchas situaciones se evitarán, especialmente por aquellos que adoran Mi Corazón Eucarístico.
Mi Fe está en ellos, y ellos serán llamas de Luz para este mundo oscuro. Será la Luz, profundamente interna de los corazones adoradores, que Yo colocaré disponible de forma incondicional para los mundos internos que más lo necesiten, para las regiones del mundo que han perdido la paz. Y esos corazones, convertidos en llamas de Luz de la Adoración a Mi Corazón Eucarístico, transmutarán Conmigo las incoherencias de esta humanidad, las injusticias, los agravios, los sufrimientos y los padecimientos de muchos corazones, especialmente de las familias que emigran hacia otras naciones, buscando una nueva oportunidad que aún no encontraron.
Porque la indiferencia de este mundo es tan grande que aún no se han dado cuenta de que he sido Yo Quien he golpeado la puerta de muchas naciones, buscando refugio, alivio, abrigo y alimento para sobrevivir.
¿Quién estará dispuesto, en este tiempo final, a ir Conmigo hasta los infiernos y a no temerle al mal sin desafiarlo, sino enfrentándolo con la suprema estrategia de la oración, de la Adoración y de la Comunión Eucarística Conmigo?
Yo nunca les daré espadas para que luchen contra espadas, porque quien lucha con espada, con espada será herido.
Tienen que aprender a vivir como Yo viví por ustedes aquí, en la Tierra. ¿Serían capaces de hacer lo que Yo hice por ustedes y un poco más? ¿Serían capaces, al igual que su Maestro, que en la Última Cena sabiendo todo lo que viviría y sufriría por ustedes, no dejó de entregar Su Amor y Su divina Compasión a Sus apóstoles?
Yo solo necesito que tengan el coraje de colocar su cabeza sobre Mi Pecho cuando no puedan seguir adelante. Es tan simple que aún muchos no se animan a hacerlo.
Yo vengo aquí para enseñarles a superar sus propios límites. Yo vengo aquí para enseñarles a transformar sus resistencias hasta el punto que Yo necesite, en el que ustedes puedan llegar a vivir de forma entera Mi Voluntad.
Quiero decirles que estoy, en este momento, con todo el mundo; y que llevo en Mi Corazón todas las necesidades, por más pequeñas que parezcan, porque todo es importante para Mí, hasta lo más imperceptible y silencioso, hasta lo que Yo solo puedo ver; todo es considerado por su Maestro y Señor.
Pero, Yo les vengo a enseñar que a través del Amor todo tiene su tiempo, y que todo aquello que puedan estar viviendo, como injusticia o sufrimiento, tiene un motivo espiritual que en este ciclo deben aprender a acceder, a conocer y a profundizar para que no se vean solo como víctimas de algo, sino como participantes activos de la transformación del mal en Amor, del triunfo del Amor en todas las cosas.
El Sol de Dios viene a celebrar, hoy aquí con ustedes, la primera celebración eucarística para que las almas vivan la Comunión Espiritual, especialmente todas las almas que se encuentran aquí en Europa, en África y en Medio Oriente. Hacia esas esferas llegará esa consagración, como un acto de compasión y de beneficio espiritual para los que más lo necesitan.
Antes de ese momento, quiero enviar un mensaje especial a una hija Mía en los Estados Unidos, que sé que ha emigrado desde el Líbano hacia ese país, con su familia, especialmente con su pequeño hijo enfermo que, al igual que muchos niños que en este momento, cada día que pasa, se ofrecen como víctimas de Mi Amor por la redención y la transmutación de la humanidad.
Pequeñas almas valientes que hacen grandes sacrificios, de la misma forma que lo hicieron los pastores de Fátima para que exista una última oportunidad para todos los que ya están condenados al día del Juicio Final; por eso, esas almas son víctimas de Mi Amor.
Lo que quiero decir a esa madre del Líbano, que ha perdido recientemente a su hijo, es que ya no sufra porque su hijo está Conmigo en el Paraíso. Los más pequeños son los que más llegan a Mi Corazón por su inocencia y su pureza.
Por eso, le digo a esta madre del Líbano que se alegre y que ofrezca este momento a Dios como un acto de reparación y de Misericordia por todo lo que ha sufrido su pequeño hijo en ese hospital de los Estados Unidos que Yo muchas veces he visitado.
Jean está aquí Conmigo, quédate en paz.
Celebremos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ofrecemos, Señor, este incienso, para que eleves a todas las almas hacia el corazón de Tu Iglesia Celestial. Amén.
Ofrecemos esta agua, Señor, para que purifiques nuestros corazones y almas, para que podamos ser aceptados y recibidos como un modelo de redención y de reconciliación en las Manos de Dios por el triunfo del Amor de Cristo. Amén.
Respondiendo al pedido del Sagrado Corazón de Jesús, nos unimos en este momento a su Divina Voluntad; le pedimos que Él nos conceda la Gracia interior de poder vivirla todos los días, para que se manifieste en la superficie de este planeta Su Plan de Amor.
Ante la Presencia de Jesús, nos unimos a Él en espíritu y en consciencia, y celebramos este momento bajo la alegría de la renovación y de la paz que Él nos trae en este tiempo.
Para eso, por un momento, en el silencio de nuestro corazón, reconocemos nuestras faltas y le pedimos perdón para que Su Espíritu reconciliador ingrese dentro de nosotros y, con nuestro corazón limpio, podamos vivir la alegría de esta Comunión Espiritual.
¡Oh! Sangre de Cristo,
derramada sobre el mundo,
purifica nuestra alma,
alivia nuestro corazón.
Ten piedad de nosotros, Señor.
Amén.
(dos veces)
En aquella noche, antes de Jesús ser entregado, Él se reunió en el Cenáculo para instituir la Eucaristía, el mayor Legado de Su Amor por toda la humanidad y el planeta.
Fue así que, en esa hora, Nuestro Señor tomó el pan, lo elevó a Dios y lo ofreció al Padre para que el pan fuera convertido en Su Cuerpo. Enseguida, Jesús lo partió y, ofreciéndolo a Sus apóstoles, les dijo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Enseguida, y antes de terminar la Cena, Jesús tomó entre Sus Manos el Cáliz y ofreciéndolo a Dios para que fuera convertido en Su Sangre, luego Él se lo ofreció a Sus compañeros diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza, que será derramada por Su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto, en memoria Mía, hasta que Yo Retorne al mundo.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
He aquí el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Que se alegren los corazones que se sirven de este Divino Sacramento, a fin de que se establezca la Paz.
Unidos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, realizamos la oración que Jesús nos enseñó para consumar esta consagración y este ofrecimiento del Altar.
Oración: “Padre Nuestro”.
Anunciamos la Paz en todos los corazones de este planeta. Que la Paz y el Amor de Cristo desciendan a la Tierra.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Anunciamos a todos nuestros hermanos y hermanas del mundo entero, la Comunión Espiritual con Nuestro Señor.
La poderosa forma de Luz ingresa en el mundo interno de las almas, para que las almas se fundan en Cristo. Amén.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Hoy, el Sol de Dios, en Fátima, puede retirarse en Paz, con la convicción perfecta de haber entregado el impulso a todas las almas posibles.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vayan en Mi Paz.
Queridos hijos:
Este es el tiempo en el que sus vidas deben ser el ejemplo de una transformación concretada. Es el tiempo de ser el mismo Mensaje de Mi Hijo. Es el tiempo de expresar lo que Mi Hijo tanto espera.
Mientras eso no suceda, Él no podrá retornar. Él necesita que los pilares de Sus divinos Dones estén afirmados en su interior.
En simples palabras, queridos hijos, Mi Hijo necesita que ya sean otras personas y que sus almas, y no sus personalidades, puedan gobernar.
Como Madre, rezo por cada uno de ustedes para que, cada día que pasa, consigan salir de ustedes mismos y se coloquen en el lugar que Mi Hijo les indicó desde el comienzo de su caminata de fe.
Mis hijos, es hora de que abracen con amor la dolorosa situación planetaria, que puedan ser fieles trabajadores de la paz y que protejan, de sí mismos y de los demás, la Palabra de la Jerarquía.
De esa forma, Mis queridos hijos, serán apóstoles del fin de los tiempos, reflejarán todo lo que Mi Hijo espera desde el comienzo de sus caminos de transformación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que, en el tiempo del Armagedón, su fortaleza en Cristo sea inquebrantable.
Que nada los perturbe.
Que la sagrada llama de la fe les enseñe a superar cada momento y situación.
Este es el tiempo de la llamada guerra espiritual de todos contra todos, pero a través de la oración se mantendrán libres de ese movimiento mundial que intentará llevar a las almas al camino de la perdición.
Yo, a lo largo de los años, les enseñé cómo ayudar al semejante, no solo por medio del servicio, sino también por medio de la fuerza y del poder de la oración.
Ahora más que nunca, la oración será ese camino que los comunicará con Dios cuando Nuestros Sagrados Corazones se recojan completamente.
Quien ore estará a Mi lado y Yo lo acompañaré en su transición y purificación, porque el triunfo de Mi Corazón también se dará en sus vidas.
No dejen de buscar a Mi Hijo en los Sacramentos como en Su Palabra. Allí estará el sostén para todos ustedes, estará el amparo que necesitarán en los momentos en los que todo se desencadenará.
Queridos hijos, siempre sean agradecidos y aprenderán en esta vida a ser humildes, y la humildad los llevará a la paz.
Persistan y sigan caminando al lado de Mi Hijo, porque Su Divina Luz siempre disolverá toda adversidad, y los corazones confiantes serán curados.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Querido hijo:
Sé ungido por la señal luminosa de la Cruz, para que tu alma esté en paz, sabiendo que este es el tiempo más difícil de la humanidad y del planeta.
Sé ungido por la Luz divina de los Sacramentos. Que todo en tu consciencia sea renovado para que tu alma esté al servicio del Plan de Amor de Cristo.
Sé ungido por el Amor misericordioso de Dios, para que tus pasos de esfuerzo y de entrega sigan siendo dados en dirección al reencuentro con tu pureza original, con lo que verdaderamente eres y no con lo que aparentas.
Sé ungido por la Gracia que proviene de Mi Corazón, para que en este ciclo te sigas arriesgando a caminar a través del impulso de la fe y de la confianza que puede estar latente dentro de ti, sin que tengas que dudar.
Sé ungido por la Compasión de Cristo, para que en este momento de impredecibles situaciones, tu corazón y tu vida estén bajo el amparo de Dios, a fin de que tu consciencia esté dentro de la gran consciencia del Reino de los Cielos.
Sé ungido por Mi Paz y todo pasará. Que en tu alma resuene el Amor de Dios, porque Su Amor te librará siempre de todo mal.
Sé ungido por la Sagrada Palabra de Mi Hijo, porque allí encontrarás el sostén en este tiempo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Que las Palabras de Mi Hijo lleguen a lo profundo de tu corazón.
Que Sus dolorosos hechos de la Pasión, te concedan la transformación necesaria.
Que cada agonía vivida por Él, te impulse a soportar las pruebas de estos tiempos.
Que la soledad experimentada por Él, te prepare para atravesar el desierto en soledad.
Que la Sangre preciosa, derramada por Él, justifique todos los errores que hayas cometido.
Que el Agua que brotó de Su Costado, en la Cruz, te traiga la certeza de que puedes cumplir el Plan de Dios.
Que el silencio y la humildad, expresados por Mi Hijo, te ayuden a escuchar y a reconocer las llaves para la redención de tu consciencia.
Que el Cuerpo flagelado de Cristo cure las llagas internas de tus sufrimientos, para que siempre seas renovado por la Gloria y la Victoria que Cristo sigue alcanzando, a través de los tiempos, en la vida de los que se entregan al Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Estas ya son Mis últimas Palabras dentro del gran ciclo de los mensajes diarios.
Solo espero que las almas justas se sirvan de todos estos impulsos para que, atravesando la tribulación de estos tiempos, siempre sepan encontrar el camino de salida hacia la Luz espiritual del Divino Padre.
La Jerarquía ha dicho mucho durante estos últimos años.
Fueron colocados ante el verdadero y sagrado Conocimiento de la Hermandad, pero también fueron colocados ante la oportunidad de que sus seres internos estuvieran completamente enteros en el servicio de amor y de redención a la humanidad.
En cada una de Mis Palabras está la ayuda que cada uno necesita para poder transformarse y para seguir transformándose todos los días.
Es así, que Yo los invito a valorar la sagrada Instrucción y a llevarla a la práctica para que no corran peligro de solo haber escuchado y nada más.
Vivan conscientemente el impulso de amor que les trae la Jerarquía, la oportunidad de convertir todas las creencias de sus consciencias, y la Gracia de que se liberen de las amarras que los aprisionan. Esa es la razón de tanta instrucción.
Sean lo que espera todo el Universo y testimonien que, por obra del Espíritu Santo, todo se realizará y se concretará como está previsto. Solo realicen el esfuerzo correcto.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
A medida que se acortan los días y se aproxima el final de la etapa de los mensajes diarios, Yo los invito a vivir Mis instrucciones y llevarlas a la práctica para que, en el momento menos esperado nada los sorprenda, y para que tengan las herramientas internas para superar y vivir lo que le espera a cada uno de Mis compañeros, de una forma semejante a lo que vivieron los apóstoles.
Por eso, desde ahora prepárense conscientemente. Ya todo les fue dado para que aprendieran a ir más allá de ustedes mismos y así puedan cumplir con la parte que a cada uno le corresponde.
Ya llegó ese tiempo en el que deberán dar testimonio de Mí y confirmar su confianza en Mi Consciencia Divina, a pesar de que Yo ya no esté presente entre ustedes por un largo tiempo.
A cada uno le corresponde hacer carne de su carne cada una de Mis Palabras, para que no corran el riesgo de solo haberlas escuchado.
Cada instrucción que imparto debe resonar en ustedes, y si eso todavía no sucede, busquen la razón del porqué, así estarán siendo verdaderos con ustedes mismos y con los demás.
Recuerden que todo lo que les digo aquí es por Amor, por ese Amor Mayor que, desde hace algunos años, vino a su encuentro para despertarlos y hacerlos conscientes de su compromiso Conmigo.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
La cuaresma es un momento, hijos, para volver a conocer a Cristo, para reconocerlo con una nueva mirada, una mirada sin velos y sin temores, para que sepan quién es Él y quiénes son ustedes delante de Él, lo que son llamados a vivir al estar delante del Hijo de Dios.
Muchos son los que caminan al lado de Cristo, comen de Su Cuerpo, beben de Su Sangre, participan de Sus prodigios y escuchan Sus Palabras; pero pocos son los que miran al Señor sin velos delante de sus ojos, sin muros delante de sus corazones, y saben quién es Él, y se descubren también a sí mismos, delante de Él.
La cuaresma es ese momento, porque en ella el Señor les dice: "Yo Soy el que Soy, Yo Soy Aquel que Es; Uno con Dios, el propio Dios hecho Hombre y Espíritu".
Y, al escuchar esa revelación del Hijo de Dios, sus ojos se abren para que no solo puedan reconocerlo, sino también reconocerse a sí mismos.
La cuaresma es un momento de definirse para buscar a Cristo y vivir la revelación de Su Presencia, para dejarse inundar por Sus misterios y transformarse por Su Amor; o entonces, hijos, lo verán pasar y hacer prodigios, verán como se transforman los corazones al escucharlo, pero aun así, permanecerán ciegos y sordos delante de Él.
Elijan la vida, la vida en Cristo, la vida en la Verdad, la vida en la libertad de sí mismos. Elijan el desvanecimiento del polvo.
No se aferren a sí mismos, a sus virtudes y destrezas, a sus convicciones y conocimientos, a sus mentes y creencias. Aférrense a Cristo, a Su Verdad Celestial, a Su Presencia, a Su Vida.
Este es el sentido de la cuaresma: prepararse y definirse en Cristo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
La cuaresma, hijos, es un momento de desierto, pero también de encuentro.
Momento de encontrarse con el espíritu de la humildad, con la vastedad del Universo, con las Leyes sublimes que nos hacen pequeños, con el Pensamiento de Dios que nos hace tan frágiles delante de Su Voluntad.
La cuaresma es el momento de caminar en la inmensidad de las Palabras Divinas, escritas en el Libro del Plan de Dios para esta humanidad; de comprender que sobre esas líneas deben caminar, y que las letras del Padre Celestial son como marcas en el suelo, en las cuales sus pies caben perfectamente. Basta seguirlas.
En la cuaresma se derrumban las falsas creencias sobre sí mismos y todas las fortalezas erguidas sobre la arena del ego humano. Todo esto se derrumba; la fragilidad se revela pero también, hijo, Dios se revela.
Deben aprender a vivir la cuaresma, en la que la consciencia se dispone a encontrar lo que es sublime y perfecto, y que, si bien revela toda la aparente miseria humana, les trae la seguridad de la Presencia Divina y la libertad de saber que todo está escrito.
Para aquel que camina en las letras de Dios, a pesar de todas las batallas, desafíos y pruebas, estará el triunfo incalculable del Amor de su Señor, que no tiene medidas en este mundo, sino vastedad.
La cuaresma, entonces, es ese momento de reconocer el polvo y dejar al polvo lo que de él proviene; pero también de reconocer el espíritu y abrir camino para que ese espíritu pueda expresarse en todo lo que son.
Vivan la cuaresma con plenitud; siéntanse pequeños, frágiles, nada, pero sean capaces de entregar esa pequeñez delante de la grandeza de Dios y confesar:
Señor,
reconozco mi fragilidad y miseria,
reconozco mi imperfección e ilusión,
y, hecho completa nada y polvo, aquí estoy,
como ofrenda en el Altar de Tu Espíritu,
para que Él se revele en mi interior,
y que Tu Soplo haga del barro vida,
y que Tu Vida sea plena en mí,
para que me torne Tu instrumento
y Tu Voluntad se cumpla.
Amén.
Esta debe ser la oración de los corazones rendidos delante del desierto, dispuestos, en la cuaresma con el Señor, a prepararse con Él para la cruz del mundo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más