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Elévate a través de Mi Presencia Eucarística y así, superarás y trascenderás todos los obstáculos de tu propia consciencia humana.
Por eso, mantente unido a Mí de corazón para que, a pesar de los movimientos opuestos, tú aprendas a rendirte y a humillarte como lo hicieron muchos sabios y maestros.
Aquiétate completamente mientras atraviesas alguna tempestad espiritual porque, por encima de todo, debes creer y vivir el triunfo que Mi Proyecto realizó en tu vida y en la vida de tus hermanos.
Por eso, mantén la fe en lo Alto. No dejes de invocar lo superior, lo inmaterial, lo grandioso que proviene del Universo.
Únete, día a día, a la Vida universal y sabrás, por ti mismo, cómo levantarte del suelo. Pero recuerda que quien vive Mi Amor y lo practica, conseguirá redimirse algún día.
Anímate a decir “sí” al Universo y hazlo por los que retrocedieron y no consiguieron, fielmente, seguir Mis pasos.
Estoy aquí siempre contigo, siempre que Me llames.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Yo Soy la Madre de la Piedad, de la Compasión, la Madre de la Esperanza. La Madre que, silenciosa, ruega por Sus hijos, cela por ellos en Su Corazón e intercede ante Dios para que aprendan a amar y a perdonar.
Hijos Míos, estoy aquí para llamarlos al arrepentimiento de corazón para que permitan que su pasado sea curado, que su presente sea transformado y que su futuro sea escrito con las Manos de la Voluntad Divina y no con las manos de la voluntad humana y superficial.
Vengo a llamarlos para que reconozcan las Gracias y advertencias que, repetidamente, su Señor y Creador le envía a esta nación a fin de limpiar sus pecados y hacerlos retornar, verdaderamente, al camino del Corazón de Dios.
Yo vengo como Madre y Guardiana de la Santa Eucaristía para que, con el Cuerpo y la Sangre de Cristo consagrados en Mis manos y en Mi Corazón, pueda reparar todas las manchas que le causaron aquellos que elevaron los elementos para la consagración, pero que su corazón no estaba consagrado a Dios y aquellos que comulgaron con la Eucaristía Viva y no permitieron que ella ingresara en su corazón, a pesar de estar en su boca.
Vengo, hijos, en nombre de Dios y de Mi Hijo, a conceder la Gracia del perdón para aquellos que se arrepientan de corazón y a mostrarles el camino hacia la pureza.
No vengo a juzgarlos, sino a mostrarles sus faltas porque el Corazón de Dios está herido por los ultrajes que le cometieron. Yo estoy aquí para despertar los corazones a la santidad, para llamarlos a amar el propósito de su existencia, para revelarles que hay verdades superiores que aguardan a que rindan la propia ignorancia ante Dios para que, entonces, les sean reveladas.
Mi Corazón es firme, pero piadoso, porque no puedo dejar de advertirle al mundo sobre sus faltas. La Justicia de Dios ya se precipita sobre la Tierra y urge que se arrepientan de corazón y enderecen sus caminos según la Voluntad Divina.
El tiempo de la ilusión dará lugar al tiempo de la Justicia de Dios y todo el lodo que antes se ocultaba en la consciencia de los hombres y de las naciones emergerá y serán sofocados por él. Será lo que hay dentro de ustedes mismos, hijos, lo que los hará perecer o los salvará, según lo que cultiven en sus propios corazones.
Por eso, no teman solo a Dios, sino que témanse a sí mismos porque la Justicia Divina tocará lo que está oculto en ustedes y será el propio peso de los hombres lo que los hará pender de los abismos. Y entonces, todo se revelará por sí mismo y no habrá diferencia entre las religiones, el estatus social, la cultura y las naciones. Será la pureza, en los corazones de los hombres, la que los hará erguirse entre aquellos que se perdieron. La paja será separada del trigo, no por las Manos de Dios, sino por las acciones humanas, por lo que hay en su propio corazón.
Hoy, hijos, no vengo a colocar temor en sus corazones, sino que vengo a despertar a su consciencia para que cultiven un corazón puro, a pesar de ser imperfectos, para que intenten todos los días equilibrar los males del mundo a través de la oración, para que transformen sus conciencias y corazones en verdaderos instrumentos de Dios, para que perciban que no están aquí solo por la propia salvación, sino por un Propósito mayor, universal y divino que busca el despertar de un amor nuevo en el corazón de todos los seres.
Sé que se sienten distantes de la concreción de este Plan, pero hoy Yo les extiendo Mis manos y les muestro el camino de la Gracia y de la Misericordia de Mi Hijo para que no corrompan sus corazones, sino que encuentren la paz en el servicio y en el amor verdadero a Dios y a sus semejantes.
Yo los bendigo y les agradezco por estar aquí, respondiendo a Mi llamado.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Contempla el Corazón Eucarístico del Señor y, observando con la profundidad de tu mirar espiritual, encuentra el Sagrado y flagelado Corazón de Jesús.
En cada pulsar de este Corazón, gotas de Misericordia, de piedad y de compasión son derramadas sobre la Tierra a través de todos los sagrarios del mundo. Esos dones divinos fluyen del Corazón de Cristo y llegan a los que más los necesitan a través de las almas que adoran y comulgan del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, trayendo Su Presencia redentora a la Tierra.
Contempla en adoración los altares celestiales donde pulsa constantemente el Sagrado y flagelado Corazón de Jesús, renovando Su oferta y Su entrega por todas las almas, eternamente, hasta que la piedad, la Misericordia y la compasión sean realidades vivas en el interior de los seres, y ya no sea necesario verterlas sobre la Tierra, porque los propios hijos de Dios serán fuentes vivas de Su Gracia, en la expresión perfecta de Su Creación.
Contempla y adora al Sagrado y flagelado Corazón de Jesús, para que recibas de Él, en nombre de toda la humanidad, los códigos espirituales que recuerdan a tu consciencia el verdadero propósito de tu existencia.
Deja que tu alma y tu espíritu reconozcan ese camino y lo vivan en sabiduría, para que sepas dónde estar y qué hacer en cada instante de la vida sobre la Tierra.
El Corazón de Jesús te revela y te recuerda quién eres verdaderamente. Si estás buscando un sentido para tu vida, contempla y adora al Corazón de Jesús escondido en la Eucaristía, y allí, hijo, todo te será revelado.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Contempla el Corazón de Cristo y en Él a Su Santo Cáliz.
Este es el Cáliz de tu redención y de la redención del mundo. En él se encuentra la Sangre que fue vertida en el Calvario como en la Cruz; Sangre que representó la entrega absoluta de Dios a través de Su Hijo; Sangre que se multiplica en todos los Sagrarios del mundo para ingresar en el interior de todos los seres y transformar su condición humana; Sangre que lleva en sí los códigos de la Nueva Vida, del Amor Crístico, Amor de Dios renovado en Su Hijo; Sangre que se derrama sobre el mundo cuando las almas claman con sinceridad; Sangre que ingresó en las entrañas de la tierra para sellar la alianza entre este Proyecto Divino y su Creador, decretando así su perfección y su manifestación en el fin de los ciclos.
Esta es la Sangre que da la vida, no solo a los hombres, sino a toda la Creación. Esta es la Sangre que los diviniza porque manifestó en la carne humana la presencia de Dios y tornó viva la semejanza del Creador con Sus criaturas.
Esta es la Sangre que todos los días es entregada en el altar; es la Sangre que convierte los elementos de la Tierra; Tierra que por esta misma Sangre se tornó sagrada.
Reverencia hoy el Cáliz del Señor para que seas conocedor de Sus misterios. En el Santo Cáliz se guarda la Sangre de Cristo y de todos aquellos que un día bebieron de él y alcanzaron grados de Amor Crístico en su interior.
Este es el Cáliz que los une a Dios, el misterio manifestado del Amor Divino. Si tan solo lo contemplaras con amor, tu espíritu, alma y corazón estarían comulgando con Él.
Si bebes la Sangre y comes del Cuerpo de Cristo, todo tu ser comulga con Su Vida, con la Nueva Vida, con el Amor y la perfección de Dios.
Hoy y siempre, hijo, reverencia la dádiva de la entrega de Dios a través de la Eucaristía. En ella se encuentra vivo el Amor que tu Creador sintió al manifestarse, Él mismo, en esta vida, descendiendo a la menor de las dimensiones para abrir el camino hacia la suprema unidad con Su Espíritu.
Bebe de Su Sangre y come de Su Cuerpo, cruzando así las dimensiones que te separan de Dios y retornando a Su Eterno Corazón.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
A través de la Santa Eucaristía encontrarán el portal interior que los unirá a Dios y, desde ese lugar de consciencia, descenderán todos los atributos que necesiten para alcanzar la transformación.
A través de la Eucaristía encontrarán al Dios Vivo presente en la forma perfecta de Su Hijo. En el Padre sentirán Su poderosa Presencia y podrán acompañar como servidores, la manifestación de Su Voluntad.
A través de la Eucaristía encontrarán el camino que los llevará siempre hacia la luz y sentirán, dentro de sí, una fuerza interior de elevación que los impulsará a la trascendencia.
A través de la Eucaristía encontrarán cada respuesta que busquen y sentirán, dentro de sí, la confianza en Dios necesaria para poder dar los pasos en el camino crístico.
A través de la Eucaristía encontrarán el alimento que nutrirá su fe para los tiempos que llegarán. Y, a pesar del ciclo de la tribulación, su fe no vacilará porque habrán construido, dentro de sí, la unión plena con la Santísima Trinidad.
¡Les agradezco por guardar Mis palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Y como fue dicho, vengo descendiendo desde lo alto de los Himalayas para dar continuidad a la revelación del Plan de Dios, aquel que está escrito en Sus libros sagrados, guardados como copia en el Arca de la Santa Alianza y dentro de Su Fuente inmaterial, de Su gran afluente espiritual y de Su Pensamiento Divino.
Hoy, el Maestro entre los maestros, viene hacia ustedes para dar finalidad a este año, a este ciclo que ya se está cerrando en la humanidad. Ciclo que ingresará en un nuevo ciclo, en una nueva historia y en un nuevo movimiento guiado e inspirado por la Jerarquía.
En las montañas de los Himalayas se guardan muchos tesoros, los cuales, los puros de corazón los conocieron y así como todos los allegados que tuvieron una íntima relación con la montaña, con el fin de elevar su consciencia.
Aún el impulso de la consciencia de la humanidad, de su pronta elevación, debe continuar. Pero dependerá de este fin de ciclo para que eso pueda suceder. Mientras tanto, compañeros, ustedes atraviesan una transición muy desconocida por la mayoría, a través de la purificación y de la definición. Pero aún la Jerarquía espiritual no solo tiene para entregarles más revelaciones, sino también llaves que conducirán sus vidas durante esta etapa muy dura de la purificación, llaves que les permitirán atravesar los tiempos, las dimensiones y los planos para siempre poder encontrar a la Jerarquía que trabaja en una sola línea y en un mismo propósito.
Para que ese descenso de la información se pueda realizar, dependerá de que, en este lapso de tiempo en donde la Jerarquía espiritual estará recogida públicamente, haya en cada uno de ustedes una verdadera reflexión, más allá de lo que hayan podido comprender y sentir, más allá del símbolo o de la forma, aun más, más allá del propósito y del sentido infinito que nos une a ustedes y a nosotros en esta misión del fin de los tiempos por el rescate de los atributos de la humanidad y la redención de las almas perdidas y ultrajadas por mi adversario.
Para que la Jerarquía pueda seguir actuando en el planeta y en la consciencia humana, para que la Jerarquía pueda seguir trabajando en las diferentes regiones del planeta a través de todas las naciones que aún le falta recorrer y visitar, dependerá de la reflexión de Mis compañeros y de Mis allegados. Porque, ahora, la respuesta deberá venir de ustedes y no de Dios.
Es hora de asumir el Propósito con transparencia y humildad para que el Plan se pueda seguir diseñando y realizando. Para que comprendan la Inconmensurable Obra de la Misericordia de Dios, es que hoy les traigo parte de ese Plan Divino y Cósmico que Mi Santa Madre comenzó a escribir y a relatar por medio de Sus impulsos espirituales y mensajes.
Pero esta revelación no termina aquí, dependerá de esa reflexión. Lo vuelvo a decir y lo vuelvo a repetir, porque es importante que lo comprendan y que lo acepten, porque aún hay mucho por hacer.
Hay almas que aún están sumergidas en el infierno y la mayoría no lo percibe, por lo superfluo de estos tiempos y del hipnotismo de las modernidades que ciega a los corazones y los aleja de la vida del espíritu. Mientras tanto, cada uno de ustedes, según su escuela y su aprendizaje, según el grado de amor y según su madurez, tiene una responsabilidad para con el Plan de Dios.
No hay ningún otro lugar en el planeta que haya sido escogido para esto y señalado por el propio Dios de las Alturas, el Todopoderoso.
Su fe en lo inmaterial y no en el fenómeno es lo que permite la continuidad de esta obra, porque la humanidad ya fue demasiado merecedora de milagros. Ahora el milagro, cada uno de ustedes lo debe construir dentro de ustedes, para que triunfe Mi Proyecto, para que se concrete Mi Victoria en todos los redimidos.
Quiero escuchar ahora el instrumental de “Así habló el Maestro”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En nombre de la honra de Dios, de Su Misericordia, de la Fuente de Su Gracia y del Universo infinito de Su compasión, Su Hijo primogénito, Jesucristo, tiene la autoridad de abrir Su libro Sagrado para que Sus Sagradas Escrituras Doradas sean fuente de renovación en las almas, despertar de las consciencias y continuidad del propósito en los corazones.
Abraham fue el padre que recibió las síntesis de las primeras humanidades. En aquel tiempo, el Gran Patriarca de Dios que congregaba a los pueblos que serían el preámbulo del Advenimiento de Cristo, guardaron los Tesoros Sagrados del Arca en lo que más tarde fue el Templo de Salomón.
En aquel tiempo, muchos impulsos fueron recibidos por la Divinidad. El Arcángel Gabriel y Rafael descendieron a la Tierra para entregar los símbolos de la revelación en las propias manos de Abraham, y para que estos símbolos, estos impulsos sagrados fueran fuente de renovación y de evolución en esa civilización tan antigua.
Fue tan sagrado lo que sucedió en aquel tiempo a través de Abraham y de su pueblo que, hasta los días de hoy, la propia consciencia humana, sin saberlo ni comprenderlo, guarda dentro de sí, en sus núcleos más profundos e íntimos, el legado que Abraham alcanzó como Padre y Patriarca de la humanidad.
Él fue transmutado por el Arcángel Rafael, para que en la Tierra se pudiera vivir, dentro de los pueblos sagrados que él comandaba, las primeras leyes de cura y de regeneración que permitirían desatrancar el proceso de evolución que ese pueblo guardaba de sus descendientes Adán y Eva.
Para que eso fuera posible, Abraham tuvo que formar una gran familia para que fuera heredera de los conocimientos que él recibió del propio Arcángel Rafael, con la intención y el motivo espiritual, que la historia del Proyecto de Dios que el propio Padre revelaba a los hombres más simples y humildes, pudiera tener continuidad a través de los tiempos y de las generaciones.
Abraham fue un Patriarca que sufrió y vivió la impotencia de ver, en aquel tiempo, el desvío de algunos de sus hijos, que se mantuvo a través de las generaciones y hasta los tiempos de hoy entre Israel y Palestina.
Pero ese ciclo interminable terminará en la consciencia humana. En la genética de la humanidad está guardada esa experiencia de amor que Abraham vivió en profunda unión y comunión con el Arcángel Rafael. Su legado llegó hasta las manos de Moisés a través de los mandamientos y de las Leyes que ese siguiente Patriarca conoció de las Jerarquías espirituales y universales, en el sagrado Monte Sinaí.
Ahora estas llaves, que abrieron las puertas de la consciencia de Abraham, retornarán a la Tierra por el impulso del Hijo Primogénito que proviene de esos Sagrados Padres, de ese Sagrado Pueblo que estaba en la búsqueda de la Tierra Prometida. Pero la verdadera promesa de Dios se encuentra dentro de ustedes, en la realización de la Vida Divina sobre la superficie de la Tierra, en el alcance de los diferentes grados de amor y en la donación constante de sus espíritus para la materialización del Plan en toda la consciencia humana.
Y aunque estemos en un tiempo de grandes desvíos, en donde el caos y el mal batallan para ganar un lugar, hoy los despierto a todos los seres humanos de la Tierra, más allá de sus creencias o de su fe, para esos principios y esas llaves que también se guardan en el Arca de la Santa Alianza como en el corazón humano que tiene absoluta fe y confianza en el Plan de Dios.
Por eso, compañeros, así como Abraham se sirvió de los Principios de Dios y de todas las dádivas celestiales, sean dignos en el Señor y también sírvanse de esos principios y de esas llaves, plenamente identificados y representados en los atributos de la Madre Universal.
Si cada uno de estos atributos de cumpliera y se viviera al pie de la letra, una nueva humanidad nacerá y ya dejará de ser una promesa. Mismo un advenimiento será una realidad que será construida dentro de cada uno de ustedes, viviendo el camino de la transformación y la trascendencia, de la donación y de la entrega por los millones de almas que están encarnadas en este planeta y no lo hacen.
La unidad entre los pueblos y las religiones, profecía escrita en la Sagrada Biblia sucederá cuando dentro de cada ser humano despierte el Cristo interno, para dar continuidad a la Obra de Dios y a su Divino Proyecto en este planeta como en otros.
Sean como Abraham, sean como Moisés o como Mi propio primo, Juan el Bautista, que fueron difusores y precursores de la vida crística por medio de un modo de vida de simplicidad, de verdad y de entrega inconmensurable a Dios.
No les pido que sean patriarcas o profetas ni tampoco grandes servidores Míos. Yo necesito a los más miserables, a los más imperfectos, a los más condenados y a los más perdidos para rehacer la Creación y establecer, finalmente, cuando Yo retorne al mundo físicamente, una nueva colonia de Cristos que sabrán vivir el amor, la hermandad, la fraternidad y la unidad con el Único.
Dios entregó a Abraham un tesoro que no tuvo continuidad en el planeta y en la humanidad. Dios le dio conocimiento a Abraham de la venida del Mesías, de la llegada de la Madre de Dios como una simple mujer que fue escogida para ser el receptáculo del propio Dios. Le dio a conocer la llegada de San José, de un simple carpintero que llevaría adelante la misión más importante de todos los tiempos, desde el principio de la Creación hasta el fin de los tiempos.
Entonces, compañeros, ustedes, ¿ante quiénes están? ¿Reconocen nuestras faces? ¿Sienten nuestros corazones? ¿Palpitan en nuestro amor y son movidos por nuestro espíritu para llevar adelante, en el fin de esta trayectoria, el gran Plan de Rescate?, que deberá tener continuidad por la sincera adhesión de todos que comprenden, más allá de las formas y de la mente, la importancia de que en este tiempo se materialice el Plan de Dios.
Abraham conoció a los Sagrados Corazones en los planos internos y enseñó a todos sus hijos y a su pueblo que era imprescindible y fundamental vivir en el amor, más allá de las dificultades y de todas las pruebas, más allá de toda oscuridad y tiniebla.
Ahora que todos ustedes ya saben que son hijos de Abraham y de su descendencia, y de las antiguas tribus de Israel, expandidas por los cuatro puntos de la Tierra, tendrán en sus manos y principalmente en sus corazones la oportunidad de concretar el Plan de Dios. Y que a través del Amor-Sabiduría y del principio de la Sagrada Hermandad que trasciende todas las diferencias, todas las dificultades y todos los malos entendidos, podrán unir a las culturas y a los pueblos en la esencia del amor y de la verdad. Porque cuando eso suceda, será la señal de la raza humana de que Yo tendré el permiso y la autoridad universal de retornar al mundo por segunda vez, para que toda la raza humana: los perfectos y los imperfectos, los caídos y los resucitados conozcan al Hijo de Dios como Él es, desde el principio al fin, para que se cumpla así la Ley de la Divina Voluntad.
Como el Amor de Dios llegó a Abraham, Mi Amor siempre llegó a sus corazones.
Quiero generar en su interior una verdad pura que sea capaz de iluminar el fin de los tiempos, de trascender las fronteras y de unirse al prójimo más allá de su religión o de su credo, de su ateísmo o de su fe.
Que las columnas de Cristo, que prepararán el retorno del Hijo de Dios, puedan implantarse en la superficie de la Tierra. Que las vivas columnas de Dios representadas por los seguidores de Cristo que no viven ninguna manipulación, que no profesan ninguna mentira, que son verdaderos, transparentes y cristalinos como el agua, y que, más allá de sus impurezas y de sus errores universales y planetarios, estarán anunciando en sí el retorno del Señor, el “sí” del retorno del Señor, para este tiempo definitivo y por medio de esta obra.
Cuando se cumplan Mis palabras en ustedes, especialmente en estos dos próximos meses, es que Yo esperaré, ardientemente, poder retornar para seguir compartiendo con cada uno de los Míos la fortaleza que necesitará, la confianza imprescindible que precisará para poder abarcar la Obra de Dios, más allá del Brasil y de Sudamérica. Para abrir su consciencia y su corazón para acoger y recibir a los que buscarán la luz de Cristo, la luz de María y de San José en este lugar bendecido por Dios y señalado por Su Sagrada Mano, antes de que ustedes encarnaran en la Tierra.
Por eso, el compromiso de todos es muy grande; no solo en la Obra de Dios, sino en el mantenimiento de las Islas de Salvación. Espero que todos comprendan lo que estoy diciendo, porque cada uno sabe lo que debe escuchar para que se torne un ser responsable, maduro ante la Voluntad Divina y ante la necesidad de seguir haciendo florecer las Islas de Salvación, y eso también va más allá de lo material.
Las dádivas de Dios no pueden ser sacadas de aquí. Este fue el lugar escogido por el Padre, así como los demás Centros Marianos para que, en la semejanza de la simplicidad de la Casa de Nazaret, fueran verdaderos receptáculos y templos en donde el Dios Viviente esté presente en los momentos de mayor tribulación, en donde la luz será escasa y la oscuridad será muy grande por cegar a los corazones con sus propios espejismos.
Por eso, hoy les entrego, del Libro de Dios, la revelación de la vida de Abraham y del legado que él recibió como persona, como alma y como espíritu. Ese legado no puede terminar en Israel, una historia que se sabe de lo que allí se vivió. Ese legado debe continuar, vibrante y luminoso, en el corazón de las personas que profesan su fe a Dios y su confianza para que se lleve adelante Su Sagrada Voluntad. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Cerrando el Libro de Dios, abro el libro de sus historias internas para que Mis Palabras se escriban en él y ya no sean promesas, sino realidades. Realidades que serán de verdad y que se podrán manifestar por la consecuencia y la adhesión de los Míos.
La decisión está en sus manos y, sobre todo, en sus corazones. Celebraremos esta noche la Eucaristía de la Reflexión y de la Sabiduría para que el discernimiento en estos dos próximos meses, esté en todos los seres humanos. Para que la oración diaria, la comunión diaria y la confesión diaria con Mi Corazón Misericordioso sean atributos que impulsen el despertar de la consciencia y el discernimiento promovido por el Espíritu Santo para que se cumpla la Voluntad de Dios. ¡Qué así sea!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nos ponemos de pie a pedido del Señor.
Y a Su pedido, vamos a celebrar esta cena junto a Él, bendiciendo los elementos del Altar, ofrecido por los corazones nobles, los corazones humildes que abrazan el llamado de Dios a través de los tiempos.
Cada uno de ustedes en este momento, compañeros Míos, tendrá la oportunidad ante Mi Iglesia Celestial de realizar su oferta y su entrega, en el silencio más íntimo del corazón y del alma. Porque en ese lugar, en ese sagrado recinto interior de cada ser, Dios escucha la voz de sus súplicas.
Pueden comenzar a rezar interiormente.
No lo hagan solamente por ustedes, sino por el mundo entero. Abracen el planeta así como Yo lo abrazo. Amen a la humanidad imperfecta, inmadura y errada, así como Yo la amo, desde que nací hasta que enseñé, pasando por la cruz y por la Pasión, la Muerte y la Resurrección, más allá de la Ascensión y del retorno de Mi Corazón y de Mi Sagrada Presencia en la humanidad, sigo amando a esta raza y abrazando a este planeta, más allá de su condición y de sus aprendizajes.
Que esta oferta se amplíe, que no se restrinja a sus pequeñeces. Que sea una oferta capaz de ir más allá de las fronteras, de las naciones y de los pueblos. Que llegue, esa oferta, al Corazón de Dios, por los que verdaderamente sufren y no tienen nada, ni siquiera la dádiva de escucharme aquí, así como Me escuchan ustedes hace bastante tiempo.
Si esa oferta fuera de esa forma, Me dejarán tranquilo y Yo pacificaré sus corazones, porque cuando Yo ya no esté más con ustedes en el próximo ciclo, será la señal que habrán comprendido y entendido que todo lo que viven y hacen, deben hacerlo por amor por la humanidad y por este planeta para que mantenga su eje en equilibrio, más allá de la purificación y la transición que la Tierra vivirá duramente.
Cielo y Tierra podrán pasar, pero Mis Palabras serán vivientes en ustedes. Serán Perlas de luz en los tiempos de mayor tribulación; y no tendrán dudas. Su fe no se enflaquecerá, no se debilitará. Será una fe fuerte y madura que se arriesgará a dar la vida por Mí.
Que el legado de Tu Sagrada Arca descienda a la Tierra para cumplimiento de Tu Divina Voluntad.
Bautízalos, Señor, con la Luz de Tu Espíritu, para que la lluvia de Tus Gracias penetre en lo profundo de las almas y cure a los corazones doloridos.
Hoy Mi Inconmensurable Amor se mostrará a todos, en un simple acto de consagración, para que sean testigos de que hoy y que aún estoy con ustedes hasta el fin de los tiempos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Lucy, de Venezuela, puede venir aquí para consagrarse como Auxiliadora. El Señor necesita de un velo y de un aceite para ungir.
En este momento, cada una de sus almas tendrá la oportunidad, delante del Padre Celestial, de volver a vivir esa reconsagración interior a Mi Sagrado Corazón. Recuerden que eso es importante para Mi Consciencia, así como también es importante para Mí de que sigan orando con fervor la reconsagración de Brasil a Mi Sagrado Corazón. Esta tierra no puede ser sumergida ni invadida, debe ser el Edén que Dios escogió desde el principio de Su Creación para generar aquí la familia universal.
Hija Mía, Dios te bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Te unjo con Mi Luz, para que Mi Luz esté en todos los que te rodean. Amén.
Mientras estoy aquí, los códigos de la Sagrada Arca descienden sobre ustedes y el mundo.
En aquel tiempo, por ustedes, Yo tomé el pan y reunido con Mis apóstoles, que representaban a muchos más, Yo les dije: “Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado y ultrajado por los hombres. Que sufrirá y morirá por todos para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria hasta el fin de los tiempos”.
En aquel tiempo tomé el Santo Cáliz del Señor y elevándolo a Dios, el Todopoderoso lo bendijo. Lo entregué a Mis apóstoles, diciendo: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será eterna en todos los que Me sigan y Me vivan, a través de los tiempos, hasta que Yo retorne a la humanidad por segunda vez”.
“Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, dichosos los que son llamados a servirse del Señor.”
Bienaventurados serán los que hoy comulguen de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, porque tendrán la Gracia y el impulso de poder representarme interiormente para los próximos tiempos.
Hija de Israel y de Abraham, hija predilecta de María Santísima, Hija y Esposa Mía recibe el Sacramento del Altar, la donación perpetua de Mi Corazón por las almas que deben vivir Mi Amor a través de los tiempos.
El Cuerpo de Cristo...
Recibe del Cáliz, la poderosa y preciosa Sangre de Cristo, el manantial infinito de la Gracia y el Universo de la Cura, para que todas las dolencias espirituales sean disipadas y se establezca el Amor y la Voluntad de Dios en tu vida.
La Sangre de Cristo...
Ahora es momento de celebración, de júbilo y de alegría, porque los redimidos se están congregando. Los hijos de Adán y Eva se están uniendo. Los hijos de Abraham están recibiendo su legado y dando el paso para vivir los Mandamientos que una vez recibió Moisés; a fin de que la Tierra, en este tiempo, a pesar de su decadencia y de su enfermedad, a pesar de los conflictos en las naciones y en los pueblos, de la muerte y del hambre, prevalezca el amor, el que nunca será ocultado ni vencido por los que pronuncian la Victoria de Cristo en la humanidad, la Victoria de Cristo dentro de sí.
Por esa razón, bienaventurados sean los misericordiosos, porque siempre recibirán Misericordia y donarán Misericordia por donde vayan y pasen.
En unión a las Sagradas Revelaciones de Dios y la Suprema Fuente Divina, principio de Amor y de Unidad, en nombre de los Arcángeles y de los Ángeles del Universo y de toda la Jerarquía Espiritual, en nombre de la Hermandad y de la Fraternidad, Yo los bendigo y bendigo al mundo para los Cristos internos que despertarán en esta Navidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por tener ánimo de escucharme y por abrirse a las correcciones de Dios.
Un corazón se transforma siguiendo un solo camino y estando en una sola barca, que es la barca que Yo les ofrezco, la que los llevará hacia el puerto de Mi Corazón para vivir el Amor eterno, el Amor inapagable, el Amor intransferible, el Amor invencible.
En nombre de la Luz de Dios, para que la Luz esté en la Tierra y en los nuevos cristos, fraternalmente, se darán el saludo de la Paz.
¡Les agradezco!
Hoy, fui llamado por la dulce voz de sus corazones, eso en verdad me atrajo hasta aquí para estar cerca de sus espíritus, para poder grabar en sus consciencias Mis Impulsos de Luz.
A través de este escenario podemos comprender y sentir cuánta belleza Dios nos manifestó.
Al ser humano solo le resta amar para abrir la puerta a la Voluntad de Dios y, a través de los pasos de la vida, aprender a vivirla.
¡Deseaba tanto estar aquí, en Brasil! Conté cada día para poder estar aquí, con ustedes. Porque saben que Yo los amo y los entiendo y que espero para sus vidas lo mejor, lo que en verdad vinieron a realizar como consciencias, lo que en verdad vinieron a cumplir y a manifestar a través de los Dones de Dios.
Eso tan sagrado y sublime, que se encuentra en el mundo interno de cada ser, es lo que he venido a rescatar de la consciencia humana, especialmente del Brasil.
Porque esa fuerza interior y espiritual de cada corazón humano es lo que Me permite llegar aquí, como a las demás Jerarquías Espirituales, que vienen con el Silencio de Dios, en total neutralidad, para poder auxiliar al planeta y a la humanidad.
El ser humano de este tiempo, dentro del fin de estos tiempos, deberá constituir en sí mismo lo que es, lo que Dios depositó en su esencia desde el principio. Es eso que hará repoblar a la Tierra de nuevos atributos.
Las buenas obras, la cooperación, el bien y el amor de todos los seres, es lo que hará repoblar a la Tierra de nuevos códigos y principios.
Porque mientras el mundo sufre y gran parte de la humanidad agoniza, ustedes tienen la Gracia, compañeros, de tenerme cerca como Consciencia y Espíritu, como Alma y Divinidad, que viene al mundo en el nombre de Dios, para despertar a la consciencia humana hacia su verdadera realidad, la que hasta ahora nunca ha visto.
Y por medio de sus oraciones y de su amor tengo el permiso de sus almas y mundos internos para poder ayudar al planeta y la energía de la Divina Misericordia puede llegar a lugares muy desconocidos por ustedes, en donde las almas tienen sed de Mi Luz y suplican, fervorosamente, por Mi Amor Redentor.
Vengo desde el Universo trayendo la Consciencia del Padre Eterno para que la humanidad se vuelva rescatable y no pierda la oportunidad de crecer interiormente, sabiendo que los valores de la fe y los principios de la oración serán los que transformarán la Tierra y harán de las almas verdaderos Templos de Dios.
Mientras estoy aquí con ustedes no solo contemplo al Brasil, sino también a todo el mundo y escucho las súplicas de Mis servidores y compañeros, llamándolos y elevándolos a través de la Consciencia de Dios; porque cuando escucho la oración de Mis compañeros, Yo voy en su ayuda.
Cuando la oración es fervorosa, ella transforma muchas situaciones de la Tierra, cosas inimaginables dentro y fuera de la consciencia de los seres, porque el poder de la oración aún es desconocido. Por eso, no dejen de sumergirse en esa escuela, porque así se volverán seres rescatables e instrumentos al servicio de Dios, colaboradores de la obra máxima de Mi Corazón.
Hoy, he venido aquí también para darles Mi bendición a través de los Sacramentos. Porque cada vez que se renueva este ejercicio espiritual, más son las oportunidades de redención, de conversión y de despertar de las consciencias y una Gracia se aproxima a sus vidas para transformar todo en algo sagrado, así como el Padre lo necesita.
Hoy, quiero que vivencien este legado como si fuera la primera vez, sabiendo que a través de ellos se podrán renovar, curar y redimir de sus dolencias espirituales e internas, y en consecuencia, ustedes curarán a la humanidad por medio del sagrado ofertorio de sus oraciones y vidas, al Reino de Dios.
Que estos tesoros espirituales sean revividos hoy por todos.
Que por medio del Lavapiés las vidas sean reparadas, la historia sea borrada para que renazca el poder del espíritu de cada ser y que por medio de la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre vuelva a ingresar en sus esencias y al templo de sus almas, los códigos de Mi perfección, los que los harán comprender muchas más cosas del Universo Espiritual de la Sagrada Voluntad de Dios para estos tiempos definitivos. De aquí se irradia el gran Espejo de Mi Corazón para el mundo.
Los océanos no solo claman por cura, sino que también irradian sus sagradas energías para transformar y sublimar la consciencia humana.
Los Elementos se unen a esta coyuntura divina del ingreso del Universo Espiritual al Universo Material para que muchas más almas sean ayudadas, así como todo lo que vive dentro de este planeta y que está sufriendo mucho.
Por medio de los Sacramentos Yo vengo a reparar sus vidas y darles la posibilidad de encontrar el verdadero amor, que traerá para el mundo la Redención.
Entonces, eleven sus corazones ante Mi Iglesia Celestial y que sus almas, en un profundo silencio, proclamen el ofertorio al Padre Celestial, a fin de que más situaciones sean redimidas y reparadas y, especialmente, el Brasil no pierda la paz. Porque la devoción que este pueblo tiene ante el Universo Celestial, es lo que permite la paz a través de los tiempos y de las generaciones, y así, sus espíritus también son portadores de Mi Paz.
Esta paz hoy se irradia al mundo del gran Espejo de estos océanos para que la consciencia angélica descienda, transfigure y transforme lo que ha quedado corrupto; para que en la transformación de la materia y del espíritu la consciencia humana se unifique en Dios y así, descienda la Gracia Divina, que siempre les dará la alegría y el júbilo de vivir en el Padre Celestial.
Comencemos entonces, compañeros, con esta consagración para que sus vidas también sean reconsagradas a Mi Sagrado Corazón, a fin de que la potentísima Misericordia, como un afluente infinito de Gracia, de Compasión y de Piedad, descienda en este momento sobre el Brasil y el mundo, a fin de que se siga fortaleciendo la paz, la prosperidad y la justicia en este pueblo.
No he perdido la esperanza de que el Brasil sea el Edén de la Nueva Humanidad y que ustedes formen parte de ese nuevo Edén, que no es algo físico, sino profundamente interno e inmaterial que puede espejarse de forma espiritual sobre todo lo creado dentro del Universo material.
Brasil es la cuna de ese futuro surgimiento. Ustedes son una transición para que eso pueda suceder.
Dios quiere volver a establecer aquí el Génesis, como fue en el principio, para que todo lo que se ha vivido a través de los tiempos y de las eras sea borrado y el ser humano, en una profunda rehabilitación, retome el lugar que perdió después de tantos errores y desvíos.
Eso es obra de la Misericordia infinita de Dios y eso es posible para estos tiempos. Pero primero, compañeros, eso comenzará dentro de ustedes, en la convivencia con sus familias y seres queridos, en los días de trabajo y de labor y en los momentos importantes de oración.
Atraigan al mundo los Atributos del Universo porque la humanidad se está sumergiendo en un gran abismo y durante el momento más difícil es cuando Yo retornaré. Ya no deberán escuchar más Mis Palabras, sino sentir y ver Mi Presencia; vendrá de la Gloria del Padre Celestial anunciando desde el Universo, el nuevo tiempo, el resurgimiento y el advenimiento de la esperanza.
Que su fe sea sostenida por Mi Amor y que su amor sea sostenido por Mi Espíritu, a fin de que siempre estén conectados Conmigo en esa perfecta sintonía interior con el Universo Mayor.
Comencemos con la ceremonia.
Nos ponemos de pie.
Padre de la infinita vida,
Soplo Divino del Espíritu,
Creador de todo lo que existe en lo que es visible e invisible,
derrama a través de Mi Súplica, a Súplica de Tu Divino Hijo,
todas Tus Gracias posibles,
para que las almas se reparen en el bálsamo de Tu Amor
y para que Brasil se constituya como la Tierra Prometida.
Que así sea.
Bendice, Señor, con esta agua, a todos los que suplican por Ti,
por medio de Tu Gracia y de Tu Misericordia,
que los que lloran sean consolados, los que sufren sean aliviados,
los enfermos sean curados y el dolor sea borrado,
y que Tu Divino Amor e infinita Alegría, retornen a los que creen en Ti,
a fin de que se establezca Tu Paz por los siglos de los siglos.
Amén.
Señor, Tú que eres Vida y Misericordia, que vivificas todo lo que tocas y reenciendes en Tu Amor a todo el que te suplica y también te escucha, deposita Tus Dones sobre estos elementos para que las almas sean lavadas por Tu Espíritu y sus almas sean curadas por el sublime gozo de Tu infinito Amor. Que así sea.
Lava los pies del pasado, activa a tus discípulos, Señor, para que caminantes en la fe y en el amor, cumplan, Padre, Tu Divino Proyecto en los cuatro puntos de la Tierra. Amén.
Y hace más de dos mil años atrás Yo les dejé un legado espiritual imborrable que reverbera a través de los tiempos y de las generaciones. Es el gran misterio de Mi Amor por la humanidad por medio del Sacramento de la Eucaristía.
Les recuerdo que en aquel tiempo tomé el pan, di gracias a Dios por ese Sacrificio y les dije a Mis apóstoles: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi Memoria hasta el fin de los tiempos”.
Y dejo sobre este pan no solo la transustanciación de Mi Cuerpo Eucarístico, fielmente adorado por todos los adoradores de la Tierra, sino también dejo Mi Código Crístico celular, aquel que alcanzó la perfección en la Pasión y la Muerte.
De la misma forma, tomé el Cáliz que las santas mujeres habían preparado especialmente para Mí, y Dios lo bendijo. Di gracias por ese Sacrificio y les dije a Mis apóstoles: “Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre de la nueva alianza entre los seres y Dios; Sangre que será derramada por los hombres, preciosamente, para el perdón de todas las faltas. También hagan esto en Mi Memoria hasta que Yo retorne en el fin de los tiempos para entregarles Mi Palabra viva”.
Transustancio este elemento en Mi Sangre preciosa ante la presencia de los Coros Celestiales y en ofrecimiento al Padre Celestial por la sinceridad de todas las almas presentes y unidas a Mí en este momento, por la Redención de la humanidad, la conversión de los corazones y la renovación de la vida. Que así sea.
En alegría y júbilo, compañeros, sírvanse de estos elementos sagrados que manifiestan el Sacrificio del Hijo de Dios por la humanidad y la oportunidad inextinguible de que cada uno de ustedes aprenda a amar cada día más, así como Yo los amo a ustedes, por toda la eternidad.
Sagrada Unidad de Dios,
unifica nuestras vidas,
unifica nuestro ser,
unifícanos en profunda fraternidad.
Amén. (x3)
Que la Unidad, el Amor y la Paz que provienen del eterno Corazón del Padre Celestial esté en sus corazones, en todo el Brasil y la humanidad, a fin de que surjan los nuevos cristos, los que repoblarán la Tierra de los Códigos infinitos de Mi Amor.
Como les dije a Mis apóstoles, hoy les digo a ustedes: “Les doy Mi Paz para que vivan en Mi Paz y lleven la paz a todos los rincones de la Tierra”.
En memoria de Mi Legado espiritual, por el Sacrificio, Pasión y Muerte de Nuestro Señor, les pido, fraternalmente, para que la Paz esté en Brasil, que se den el saludo de la paz.
Les agradezco por hoy haber estado Conmigo.
En nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nos damos el saludo de paz.
Reverencia los misterios de Dios, reconociendo tu ignorancia y amando adentrarte en la Sabiduría Divina.
Reverencia al Dios que se esconde en la Eucaristía y que se revela, en un profundo diálogo de amor, cuando el corazón se abre y es capaz de escucharlo.
Reverencia los misterios de Dios, porque Su Voluntad está más allá de toda comprensión y lógica humana. La Mente y la Voluntad de Dios no se mueven como la mente y la voluntad de los hombres. Por eso, cree que el Padre Creador se esconde en el pan y en el vino y coloca Su Consciencia Divina en los elementos sagrados, escogidos para guardar la memoria de la Pasión de Su Hijo, para que, así, los seres aprendan a revivir esa Pasión y a encontrarla reflejada, en este tiempo, en todas las situaciones de la vida.
Dios no disminuye Su Grandeza para estar en el pan y en el vino; Él revela Su Omnipresencia y, de esa forma, invita a los seres a profundizar en el conocimiento de Su Espíritu, de Su Ciencia Divina.
Hoy, hijo, solo reverencia la Presencia de Dios y deja que Él te renueve y te revele la verdad de tu corazón.
Hoy vengo como Aquel que contempla el Corazón de Dios en la Eucaristía, así como en el Universo, para enseñarte que Dios es Uno solo, presente en el Cosmos, así como en la Eucaristía, presente en el Infinito, así como en la esencia de cada ser.
Busca el camino para encontrarlo, establece una comunicación con el Padre, porque solo Él te sustentará en el tiempo que llegará.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mensaje en honor al aniversario de la santa muerte de Padre Pío de Pietrelcina
Deja que Mi Sangre Divina corra por tus venas, así como corrió por cada rincón de Padre Pío.
Deja que Mi Vida inmaterial se pueda plasmar en ti, así como Mis Llagas de Amor y de dolor se marcaron en Padre Pío.
Imita ese ejemplo de santidad y de renuncia. Ama el ejemplo del sacrificio y de la entrega por los demás, así como lo amó a cada momento Padre Pío.
Sé ese testimonio de renovación y de fe, así como lo fue Padre Pío, que se donó completamente a Mí, en cada etapa y en cada circunstancia de la vida.
Permite que el Soplo del Espíritu Santo, que invadió y colmó a Padre Pío, llegue a tu alma para que ella sea arrebatada por el Amor Crístico de Mi Eterno Corazón.
Encuentra el sentido de tu existencia siguiendo Mi Evangelio e ingresando en el camino interior que hoy te ofrezco.
Te pido que te renueves en Mí, así como Padre Pío se renovaba en cada Eucaristía, en cada momento de confesión y de silencio.
Aproxímate a la vida de Padre Pío para que seas semejante a él y deja que Yo te marque con las huellas espirituales de Mi Amor; porque así serás Mío y a Mi Reino pertenecerás cuando hayas alcanzado la expresión del Amor Misericordioso.
Que, en este día de Padre Pío, la muerte no represente el fin de algo, sino el comienzo del verdadero vuelo hacia el infinito Corazón de Dios, en donde todo se consumará.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Soy la Guardiana de la Eucaristía y llevo sobre Mi pecho el Sagrario del Corazón del Señor.
Soy la Guardiana de la Eucaristía y aproximo a las almas al misterio del Amor de Dios.
Soy la Guardiana de la Eucaristía y elevo a los corazones adoradores hacia la Casa del Padre Celestial.
Soy la Guardiana de la Eucaristía y atraigo para el mundo, por medio de la adoración, todas las Gracias de Dios.
Soy la Guardiana de la Eucaristía y renuevo a las consciencias que buscan la unión permanente con Cristo.
Soy la Guardiana de la Eucaristía y, por ella, santifico a los corazones que consagran su vida a Dios.
Soy la Guardiana de la Eucaristía y hago descender, por intermedio de ella, los principios lumínicos que los seres de la Tierra necesitan para tomar consciencia sobre su proceso de redención.
Soy la Guardiana de la Eucaristía y derramo toda la Luz que el Sagrado Cuerpo de Cristo concibe para que el planeta alcance su liberación total.
Soy la Guardiana de la Eucaristía y, por medio de ella, hago descender el Reino de los Cielos para que las almas se consagren al Plan de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Guarda en tu corazón la Voluntad de Dios y vivifícala.
Guarda en tu corazón todos Sus Designios, principios e ideas que provienen de lo Divino.
Guarda en tu corazón todo Su Mensaje y las señales que Él te envíe para poder guiarte.
Guarda en tu corazón todo Su Conocimiento, el conocido y el desconocido, para que este último se revele.
Guarda en tu corazón todo Su Poder, para que algún día percibas la potestad de Su Misericordia.
Guarda en tu corazón lo grandioso que Él es y lo pequeño que se hizo a través del Pan y del Vino consagrados.
Guarda en tu corazón todo lo que hizo, semejante e infinito a Él, por Sus hijos.
Guarda en tu corazón la alegría y el júbilo de pertenecer a Su eterno Reino.
Guarda en tu corazón la humildad y la belleza que Él expresó en todo lo que hizo.
Guarda en tu corazón lo maravilloso y lo bueno que Su Sagrado Espíritu emana de todo lo manifestado por el Cielo.
Guarda en tu corazón el anhelo de encontrarlo, algún día, delante de las puertas de Su Reino Celestial para entregarle toda tu experiencia y el aprendizaje vivido a través de los tiempos.
Guarda en tu corazón el Amor incondicional del Padre Celestial.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Como hace ciento un años atrás, el Sol de Dios vuelve a brillar en Fátima trayendo la paz para el mundo y la Misericordia del Redentor para las almas.
Este es el mayor testimonio de Amor del Dios vivo para con toda la humanidad y el planeta.
Hoy traigo a Mis Pies, queridos hijos, las banderas de dos naciones del mundo: la de Nicaragua y la de Eritrea, para que con este símbolo, sus corazones comprendan en dónde está la Madre de Dios buscando el amor de Sus hijos, intentando proteger a los heridos y socorrer a los que más lo necesitan.
Hoy, uno a las dos naciones en un solo corazón y en una misma sintonía, para que la Gracia de Dios descienda sobre ellas y se establezca la paz, el fin de la guerra y la persecución entre los hombres, porque así, Mi Inmaculado Corazón triunfará.
Hoy, con la oración de su pueblo pude realizar muchas cosas en el mundo. Ustedes saben, hijos Míos, de la gran necesidad planetaria, de la necesidad de amor, de misericordia, de perdón, de cura y de redención.
Por medio del camino de su oración diaria, Yo les puedo conceder todas esas Gracias y muchas Gracias más, las que ni siquiera podrían imaginar.
Mi Corazón está con el corazón de Mis hijos. La Señora de Nicaragua está con el pueblo que clama, y a través de las oraciones de Mis hijos Yo tejo el Manto oculto de la Paz, en donde coloco a todos los que necesitan estar en Dios, resguardándolos del mal y del peligro.
Aunque su pueblo esté agitado, no pierdan la fe. Confíen en el poder de Mi Corazón Inmaculado y la Sabiduría de Dios estará en sus mentes y en sus corazones, para que puedan ser guiados por el camino del Bien y de la Luz, para que esa guía beneficie a muchas almas más, especialmente a las que están en peligro y que corren gran persecución.
Hoy traigo a Mis Pies también la bandera de Eritrea, porque amo a ese pueblo sufrido que aspira, algún día, a encontrar la paz.
Así como oran por las naciones del mundo y para que los graves acontecimientos no devengan, Yo también les pido, hijos Míos, que coloquen en su corazón a Eritrea, a fin de que ese pueblo se pueda recuperar y alcanzar la paz, vivir la esperanza de Mi Hijo y estar inmersos en Su Divina Misericordia, sin necesidad de refugiarse en otros países para escapar del horror.
Pero aunque esto sucede, hijos Míos, también Mi Corazón Inmaculado está en África, está en el corazón de los de Eritrea, para que puedan promover la paz por medio de la oración, de la súplica y especialmente, de la comunión con Mi Hijo; para que el Sacramento de la Eucaristía conceda discernimiento y sabiduría a los líderes de esas naciones, para que se den cuenta que ya no es necesario sufrir, sino amar, amar con todo el corazón y toda el alma, así como Yo los amo, hijos Míos.
Porque ese Amor que Yo les tengo es lo que Me permite estar aquí en este día, anunciando al mundo y a la humanidad que la Madre de Dios, la Señora de la Paz, está con Nicaragua y con Eritrea, así como está con todas las naciones del mundo, especialmente con aquellas que toman decisiones equivocadas y que comprometen la vida espiritual de millones de almas en el mundo.
Vengo a desatar los nudos de la consciencia humana por medio de sus súplicas y de sus oraciones.
Hoy, la ofrenda de todos los orantes del mundo en esta vigilia de oración ha permitido detener grandes desastres; especialmente graves decisiones que condenarían al resto de la humanidad.
Con esto, queridos hijos, Yo les hago ver la importancia de la vida de oración, de la vida constante de oración y de la perseverancia en la oración, para que sus labios no se cansen de pedir a Dios por Misericordia, porque la Misericordia salvará al mundo, y así, la Justicia Divina se detendrá y el mundo no deberá volver a sufrir, como en el siglo pasado.
Vengo como Madre de la Luz a conceder la cura a las profundas heridas humanas y todos los que responden a Mi llamado en las diferentes naciones del mundo; dejen que sea una sola consciencia.
Esto abre la puerta, queridos hijos, para que la Gracia de Dios pueda entrar en las naciones, especialmente en aquellas que más necesitan de misericordia y de perdón.
En este día, en esta noche de Gracia, vengo a hablarles nuevamente del compromiso de la vigilia de oración por la paz en las naciones, la que será fundamental y primordial para los próximos tiempos, a fin de mantener la estabilidad en el planeta, y sobre todo el equilibrio del psíquico de la humanidad.
Cada oración que sea ofrecida y que será ofrecida, será bien recibida por el Reino de los Cielos. Y no solo sus vidas se irán transformando, sino que el mundo se seguirá convirtiendo para reconocer la Voluntad de Dios y algún día, por la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, establecer los mil años de paz.
Algún día retornaré a Centroamérica a restablecer el Reino de Dios, que quiere ser removido por Mis enemigos. Pero no se amedrenten; recuerden que Mi Inmaculado Corazón triunfará, le traerá al mundo la Paz, aunque él se purifique, aunque él atraviese este agudo tiempo final.
Esta noche Me despediré de ustedes, hijos Míos, concediéndoles una Gracia espiritual por su esfuerzo, sacrificio y empeño para llevar adelante esta Obra de Paz en el mundo, siguiendo los pasos de los Mensajeros Divinos en esta importante Red de Oración que es gestada por sus corazones, para generar más paz en el planeta, alivio y cura a todas las almas de la Tierra.
Eritrea es un país que debe ser considerado por todas las naciones del mundo, porque allí existen almas que son merecedoras de la Misericordia de Dios y que a través de la cooperación, caridad y fraternidad, de los demás países, puedan recibir una oportunidad de ser alguien en la vida.
Por eso, hijos Míos de las demás naciones del mundo, Yo los invito a abrir aún más el corazón para acoger en sí la verdadera necesidad espiritual de ese pueblo, que necesita del auxilio de todos, no solo para poder establecer la paz, la dignidad social, el bien y la cooperación, sino también para restablecer el Reino de Dios, como una vez lo estuvo en los principios de la vida de Moisés.
Así podrán hacer valorar los Mandamientos, que nacieron en esa región del mundo por pedido de Dios y que enseñaron a la humanidad, y siguen enseñando, los primeros pasos en la vida espiritual, a fin de convertirse en dignos hijos de Dios, siguiendo los pasos de la Ley y de la Voluntad Divina.
Eritrea es un país que debe ser curado, no solo por el servicio humanitario, sino también por las oraciones de todos Mis hijos, especialmente por el acogimiento que los corazones de las demás naciones puedan hacer por aquellos que más lo necesitan, así como por el resto de África, que espera por más compasión, solidaridad y ayuda humanitaria.
Esta ayuda que Yo les pido no nacerá de las grandes naciones del planeta, sino de las simples naciones del mundo que aún no han perdido el espíritu de la solidaridad y que podrán entender lo que Yo les pido.
Así, les pido que no teman abrir las puertas de sus hogares para refugiar a aquellos que más necesitan de esperanza y de paz, porque algún día, ustedes también podrían necesitar de esa paz y de esa esperanza.
Invito a los adultos en la vida del espíritu a tomar consciencia de esto y a postularse para ayudar a esas naciones, que esperan por solidaridad. Así estarán consolando a Mi Inmaculado y Materno Corazón y concediendo al mundo una Gracia que tal vez muchos no merecerían, pero que será posible por su espíritu de incondicionalidad y de servicio.
Eritrea debe ser un país repoblado de esperanza, que transmita la alegría de vivir en Dios como una vez lo transmitió, para que el espíritu consolador, que es el Espíritu Santo, colme con Sus Dones esa tierra y ese pueblo, trayendo la renovación y la cura para todas esas consciencias.
Es así, queridos hijos, que a partir de este día, en la oración semanal por África, Yo les pido que coloquen en sus corazones a Eritrea, para que Mi Obra pueda llegar allí, para que la Voluntad de Dios se cumpla con la ayuda de todos y en ese país se alcance la Paz.
Mi alegría es infinita al tener presente un representante de ese pueblo.
Mi dulzura Maternal está en esos corazones necesitados, cicatrizando profundas heridas, purificando profundas secuelas, concediendo paz en el mundo interno de Mis hijos de Eritrea.
Yo Soy la Madre de los refugiados, la Consoladora de la Paz, el Ave de la esperanza, la cura para las esencias, el consuelo eterno para los corazones.
Yo Soy la Reina de la Paz y la Gran Madre de África, la que tiene Su Corazón en el centro de ese continente haciendo palpitar en ese lugar y en todas las naciones del África, la esperanza y la alegría de reencontrar, de ciclo en ciclo, a Dios.
Hoy concedo a este hijo de Eritrea la bendición del Padre Celestial para su nueva tarea.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Que el Espíritu de la Paz esté contigo y este Espíritu de Paz se propague en Eritrea y en el mundo, trayendo esperanza y renovación a las vidas que más han sufrido por la injusticia social y por la indiferencia.
Es misión de los europeos asumir Eritrea. Es su deber y su compromiso, así como a las demás naciones de África, para que la expiación sea concedida a ambos continentes y se cierre el ciclo de la persecución y de la esclavitud, y así, se abra el ciclo de la Luz y de la Esperanza, de la Misericordia y de la Redención.
Hoy deseo que desde este corazón africano, parta el Amor para todos los corazones del África, al igual que de todos los corazones que están aquí presentes y que están acompañando este momento con la Madre de Dios.
Quisiera escuchar de nuevo esa canción que recuerda, que trae a la memoria la Presencia de la Señora de Kibeho, Patrona de Ruanda y de toda África.
Les agradezco en esta noche por haber respondido a este importante llamado.
Dios los bendiga y les conceda la Paz. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco.
Yo soy la Luz que en la noche ilumina los mundos internos que comulgan Conmigo.
Soy esa Luz espiritual y poderosa que disipa las tinieblas y que trae sabiduría para todas las cosas.
Soy esa Luz invencible que proviene del Corazón de Dios y que desciende a la Tierra, en Consciencia Divina, para poder despertar a los que duermen.
Soy esa Luz infinita y desconocida que es invocada y es clamada en la Eucaristía, así como en la oración de los simples de corazón.
Quien atraviesa esta Luz tendrá vida eterna, pero antes purificará su ser para ingresar limpio al Reino de los Cielos.
Quien se sumerge en el océano de Mi Luz verá en sí mismo al Dios vivo y gozará plenamente de la filiación espiritual.
Quien ingresa en la Luz de Cristo no perderá nada, al contrario, ganará los tesoros que Mi Corazón tiene especialmente guardados para cada ser.
Que sea Mi Luz espiritual refugio para los desamparados, consuelo para los que sufren, sostén para los que caen, calor para los que tienen frío, alimento para los que sienten hambre, cura para los que están enfermos y redención para los perdidos.
¡Les agradezco por penetrar el misterio de Mi Luz espiritual!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Yo siempre seré ese Sol espiritual que iluminará la noche de los tiempos.
Quien se deja bañar por la luz de ese Sol alcanzará la vida eterna, borrará de su interior todo el pasado, y en el mañana será verdaderamente otro.
Soy ese Sol espiritual que todo abarca, que todo sabe y que todo comprende.
Quien vive a través de este Sol ya no tendrá huellas del pasado, sino que sabrá seguir los pasos del Maestro, rindiéndose a Su invencible Amor.
Soy ese Sol espiritual que disipa cualquier tiniebla; que da calor a los corazones fríos; que ilumina los caminos de los que aspiran a alcanzar algún día la libertad de sí.
Soy ese Sol espiritual que todo compenetra; que trae códigos nuevos y que renueva, sí o sí, todo lo que toca. Porque los rayos de Mi Sol provienen del Sagrado Corazón que se dona todo el tiempo, más que cientos de soles en el Universo.
Soy ese Sol espiritual que disuelve los infiernos, que da vida a lo que antes estaba muerto.
Soy el Sol que siempre reinará por encima de toda oscuridad. Porque quien se deja iluminar por este Sol recibe los rayos de Mi Gracia y algún día despertará a la Cura, a la elevación de la consciencia.
He aquí el gran Sol de Mi Corazón que se dona en la Eucaristía, en la comunión perpetua; que puede arder como fuego de devoción en el interior de cada ser.
He aquí el Sol que les trae la paz.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Segundo Mensaje
Escucha la Voz de tu Maestro y hazla parte de ti en cada momento.
Yo Soy el Señor del Universo y el Redentor del Mundo que viene en este tiempo a sumergirse en los abismos internos en donde las consciencias viven su realidad, en donde deben enfrentar lo que nunca enfrentaron y desde donde deben buscar la salida hacia Mi Corazón Sagrado.
Yo Soy el Señor del Universo y vengo a sumergirme en los abismos más oscuros de la consciencia planetaria e intento, a través de Mis discípulos, retirar a las almas de la perdición.
Nadie está libre de vivir su propio abismo y de poder conocerlo en cualquier momento de este tiempo final.
Deben animarse a vencer esas dificultades por intermedio de Mi Amor Misericordioso.
Porque Mi Amor Misericordioso es una llama incandescente que todo ilumina, que todo transforma y pacifica.
No hay otro remedio que puedan buscar, sino esa llama Misericordiosa de Mi Corazón, que en este momento se irradia al mundo para poder ayudarlo.
Vivan entonces la transición de estos abismos de la consciencia y del gran abismo de la humanidad, en el cual millones de almas están sumergidas sin siquiera percibirlo.
No teman conocer esa verdad que es el abismo de la consciencia humana. No teman atravesarlo.
No teman cruzar ese desierto en donde algún día se sentirán solos, como si nada tuviera sentido ni respuesta.
El mundo y su humanidad nunca enfrentaron este abismo, en ningún otro tiempo ni en ninguna otra época.
Son parte de una transición definitiva que camina rumbo al gran despertar.
Para eso, deberán trascender los obstáculos, deberán saber superar las pruebas, deberán saber estar por encima de los desafíos.
Por eso Yo no Me cansaré de buscarlos y de llamarlos.
La humanidad es un gran abismo que debe ser revertido por el Amor y la Luz, por el triunfo de los corazones pacificadores, por la donación absoluta de los servidores, por la expresión del amor de los corazones, en todos los sentidos.
Y aunque su propio abismo interior les pueda doler, sigan adelante.
No hay mayor abismo que el que vive este mundo en este momento, de donde muchos no consiguen salir por no tener fuerza interior o valentía para poder hacerlo.
El gran abismo de la humanidad es el espejo de la purificación planetaria, de esas raíces tan profundas que en este tiempo deberán ser retiradas del suelo para que la tierra sea arada y se siembren nuevas semillas de Luz y de despertar, se siembren nuevos conocimientos, nuevas formas de vida que hasta ahora la humanidad no ha vivido y no ha conocido.
Por eso, ante el abismo interior de sus consciencias, deben hacer brillar el Sol interior, aquella Estrella que el Padre les entregó, su esencia, que es el principio de toda la Creación y de esta vida universal.
Aférrense al Sol de su esencia interior y superen los abismos de estos tiempos, para que así aprendan a superarlo todo y a ayudar a los que no lo conseguirán hacer por sí mismos.
Yo les doy las herramientas más emblemáticas para que lo puedan hacer, para que puedan trascender los tiempos primero en ustedes mismos y después en la humanidad.
Yo les doy la llave de la Comunión Conmigo todos los días, porque es algo que se vuelve inextinguible ante la oscuridad, porque es el Amor que triunfa en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo cuando cada ser comulga Conmigo con humildad y en penitencia.
Les doy la llave de la Adoración, para que puedan encontrar Mi Existencia en la Eucaristía, Mi Espíritu y Mi Divinidad en todo lo creado, para que crucen el portal hacia Mi Reino.
Cuando sus ojos contemplan Mi Cuerpo Vivo, todo Yo lo puedo renovar, aunque parezca imposible.
En ese ánimo de poder superarlo todo con humildad y valentía, no teman sumergirse en el abismo de la humanidad, porque algunos, en representación de la mayoría, deberán aprender, por todos los medios, a buscar la salida hacia el nuevo portal en donde el Sol de Dios despuntará en el horizonte para disipar las tinieblas y los abismos de la consciencia.
Por Mi Dolorosa Pasión ya tienen la base para poder hacerlo.
Su Maestro y Señor conoció el abismo de la consciencia humana y del planeta, padeció y sufrió esa realidad, pero nunca, nunca se dejó vencer, sabiendo que el Padre lo había colocado ante una prueba de gran Amor.
Que ese Amor que viene de Mí, nunca se vacíe en ustedes, sino que él aumente en grados y en pasos de confianza y unidad.
Ya están aprendiendo a acompañar a su Maestro en una Obra que es por toda la humanidad y que no se restringe a un grupo de almas, a una comunidad o a un centro espiritual; estamos hablando de cosas grandes y desconocidas, de tener la visión en el todo y no solo en un solo lugar, de ampliar la consciencia, así como la amplía Dios para abrazar a Sus hijos en el amor y en la paz.
Así, vengo a darles las mismas fuerzas internas que Yo recibí durante Mi Agonía, para que aprendan a soportarlo todo, al menos por Mí; para que aprendan a vivirlo todo, al menos por Mí, y así puedan en este tiempo dar grandes testimonios de amor y de trascendencia, más grandes que los que Yo viví en el pasado.
Porque lo que ustedes viven en este tiempo, como humanidad y como planeta, Yo no lo podría haber vivido en aquel tiempo, ni en el Huerto Getsemaní, ni en la Pasión.
Lo que debe definirse en este tiempo es muy grande y supera todas las fronteras y todos los límites.
Por eso, el trabajo de vencer la dualidad interior será muy esforzado, el trabajo de mantener un equilibrio será muy grande, y todo eso será por un Propósito Mayor que Yo deseo concebir en las almas del mundo y en los que despiertan.
Tengan ánimo para vencer los abismos de la consciencia humana y de no tener restricciones para pedir perdón cuántas veces sea necesario, porque así sus corazones estarán en la paz, estarán en el bien, estarán en Mi Misericordia.
No dejen de atravesar estos abismos del final de los tiempos, porque del otro lado los espera su Maestro y Señor para conducirlos hacia la Luz que es eterna e invencible.
Es así que los vengo a fortalecer con todos los impulsos posibles para que en este tiempo den testimonio al mundo de su transformación y que no solo sea una teoría, sino una realidad que motive a otros corazones a vivir la gran transformación.
Que sus esencias sean las que hoy estén en lo alto del Cielo, en lo más sublime del Universo, para que puedan brillar y así sus abismos internos se cierren para que reinen la paz y la Luz.
Reciban, entonces, Mi Bendición Sacerdotal, recordándoles que esta Maratón es un momento de gran reflexión para las almas a fin de prepararse para dar un nuevo paso, aunque crean que no están prontos.
Yo los bendigo y les doy Mi Misericordia a todos los que escuchen en el amor y en la fe, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
En este día de celebración por la existencia de la Eucaristía, que sus corazones emanen un espíritu de gratitud profunda, porque a pesar de todo lo que ha vivido el mundo y su humanidad, todavía perdura de forma inextinguible la Presencia de Cristo en la Eucaristía, Comunión que se dona a las almas, así como Dios les entrega la Vida.
Hijos, en recogimiento y con amor vivan este grandioso misterio de Luz y de fe que Mi amado Hijo dejó grabado en la consciencia de la humanidad, para que los atributos del despertar, del servicio y, especialmente, de la verdadera donación de sí, estén presentes en este tiempo definitivo.
Por eso, celebren este día, porque en verdad es un día especial para Dios y para todos los ángeles, ya que recordamos la preciosa entrega de Jesús en el pan y en el vino, elementos intermediarios para la salvación y la redención de las almas.
Que hoy sus vidas puedan ser ofrecidas a Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Vengo a traer Mi Misericordia en donde no hay justicia religiosa, ni social.
Vengo a traer algo que los hombres aún no tienen, por el poco valor que le dan.
Pero no importa la formación que tengan, sino su corazón, que es lo que vale para Dios, porque siempre se perpetuará, siempre dará testimonio del Amor de Dios entre todos los hombres y mujeres de la Tierra.
Pongan su mirada, queridos hijos, en el corazón y allí encontrarán a Dios, más que a los hombres. Si Dios está en ustedes, Mi Hijo estará en ustedes y nadie podrá alterar esa unión interior.
Nadie podrá decir, hijos Míos, que Dios no está presente en el corazón de los hombres, que Dios no está vivo en aquellos que creen en Él por encima de todo, por encima de todo acontecimiento.
Yo vengo a enseñarles el camino del amor, porque en el Amor de Dios siempre encontrarán la salida; siempre existirá el entendimiento y la sabiduría para comprender los designios de Dios y sobre todo Su máxima Voluntad.
Hoy vengo a traer pacificación a los hombres que despiertan la ira incontrolable.
Hoy vengo a amansar los corazones, para que sientan la paz y sepan que todo se está cumpliendo, más allá de todo entendimiento o de toda filosofía.
Lo que Dios necesita, queridos hijos, es que los hombres aprendan a amar y que no se olviden del camino del amor, porque quien no esté en el camino del amor verdadero, no estará en el camino del Paraíso, por más que profese el Nombre de Mi Hijo, por más que realice la Eucaristía ante el pueblo de Dios.
El amor lo es todo. Es la ciencia primera. En el amor comprenderán la vida, así como comprenderán el sufrimiento.
Únanse en el amor y no en la separación de sus ideas o de sus pensamientos. El Reino de Dios está para todos, no tiene religión ni doctrina. El Universo de Dios es libre y amplio. Y Él viene a señalar a los hijos que ha escogido, para llevar adelante Su Obra de redención en el fin de estos tiempos.
Les digo a los hombres que dicen ser sabios, que no tienten la ira de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios para que no estén separados del Padre y para que no separen a los rebaños de Mi Hijo del Corazón de Dios.
No son tiempos de divisiones. Es el tiempo de la gran unidad celestial. Será esa unidad que salvará al planeta y a la humanidad, sobre todo a los más miserables de espíritu, que no solo se encuentran en la vida, sino también en las religiones.
Mi Hijo viene a dar oportunidad para todas las almas. Su Misericordia no se limita a los hombres. Su Misericordia es universal e infinita.
Necesito, queridos hijos, que abran sus corazones al gran entendimiento divino, que no se dejen envolver por lo que los hombres hablan de este mundo, por lo que los hombres señalan en sus semejantes.
Abran sus ojos del corazón y encontrarán la Verdad, la Verdad que yace en ustedes, la Verdad que nace del corazón, que todo acepta y que todo entiende; de un corazón incondicional y vivo, que no teme abrazar lo desconocido y decirle sí al Universo todos los días.
Me lamento, queridos hijos, por aquellos que no comprenden la Voluntad de Dios y que dicen vivirla plenamente pero que no es verdad.
Busquen la unión entre sus corazones y estarán preparados para recibir la segunda venida de Cristo.
Dios Me ha pedido que venga a buscar a todas las esencias del mundo y no solo a aquellas que creen en Mi Hijo. Recuerden que Mi Hijo es el Señor de las religiones, porque es el Señor del Amor. Y si es el Señor del Amor, es el Señor de la Verdad, de la Voluntad Divina y de la Justicia, del bien que Él quiera profesar para todos los seres de la Tierra.
Entonces, queridos hijos, no se confundan. Sientan Mi mensaje en el corazón, más que el mensaje de los hombres vacíos, que están vacíos del amor, de la verdad, del verdadero entendimiento que solo lo da el Espíritu Santo.
Llegará un momento, queridos hijos, en donde todas las religiones deberán comprenderse y entenderse. Porque si esto no sucede, ¿quién le abrirá la puerta a Cristo para que Él retorne?
Es necesario rezar de corazón y de alma, para que en estos tiempos los hombres de la Tierra no los confundan.
Es necesario escoger al Santísimo Sacramento, para que los hombres de la Tierra no los confundan.
Es necesario vivir la vida del servicio, para que los hombres de la Tierra no los confundan.
Así se fortalecerá su fe, que es una fe que no tiene propiedad en nadie, ni en ninguna persona. Es una fe que pertenece a Dios y a sus corazones íntimamente.
Revivan esa fe con los buenos ejemplos y abran los ojos al conocimiento divino que viene del Universo. Así darán los pasos seguros hacia la redención y acogerán plenamente el llamado de Dios, sin pensar qué dirán los demás.
Queridos hijos, como Madre de Dios y Madre de Mi Hijo, Yo vengo a religarlos con el camino del amor, porque es un camino que no está siendo practicado por los hombres de la Tierra. La ilusión y todo lo que es superfluo separa a los hombres de ese camino verdadero.
Vivan los Mandamientos y estarán en la verdadera libertad espiritual.
Yo vengo, queridos hijos, a hacerles el bien, a enseñarles el camino del Amor y de la Verdad, a pedido de Mi Amado Hijo, Jesucristo. Eso nadie se los podrá quitar, la vivencia de su fe y su devoción al llamado de Dios en estos tiempos, fuera de la Iglesia de Mi Hijo.
Vean la importancia del despertar de los corazones en estos tiempos y no se dejen invadir por los comentarios de los hombres. Es necesario unirse y fortalecerse. Es necesario unir las fuerzas del corazón con las fuerzas del corazón del hermano, para llevar adelante el Plan de estos tiempos, delante de una realidad planetaria caótica y difícil.
Que sus corazones, en esta noche, sientan la verdad de Mi Corazón y que no se arrepientan ni tampoco abandonen su consagración como hijos de Mi Corazón Inmaculado, porque lo que Yo les traigo, queridos hijos, nadie se los dará, ni siquiera la máxima jerarquía de las religiones. Todo proviene del Corazón del Padre, de Su Fuente inmaterial y eterna. De eso deben aprender a alimentarse espiritualmente todos los días; no solo del Evangelio, que es el camino básico para su despertar y redención.
Encuentren sentido en su camino espiritual, en lo que es superior y divino y así, estarán en el Padre y el Padre en ustedes. Sus corazones no sentirán duda ni desconfianza, sino que darán el paso seguro y firme en el camino del Amor y de la alegría de servir a Dios.
Recuerden que deben volver a reintegrar su dignidad espiritual para con el Padre.
Las religiones son el puente para eso, pero no es lo definitivo. Hay algo, queridos hijos, que debe comenzar desde ustedes, que debe nacer de su corazón, para poder estar en Cristo y en Su Divina Presencia.
Vengo a evangelizar con una Nueva Palabra, una Palabra que los hombres no conocen, porque la Palabra que Yo pronuncio es una Palabra que viene de la Fuente del Amor. Es una Palabra que no se desperdicia. Es una Palabra que sirve y ayuda a las almas para su conversión.
Cuando los tiempos están más difíciles y las rebeliones de los hombres se presentan, es señal, queridos hijos, que es el triunfo de Mi Inmaculado Corazón y la derrota de la bestia, que confunde a los corazones, a pesar de sus creencias.
Yo vengo a darles el testimonio que les dio Cristo cuando Él estuvo presente en este planeta. Vuelvo a reintegrarles este testimonio del amor para que no olviden, queridos hijos, que en el amor está la respuesta, la sabiduría y la salida para los grandes obstáculos.
Como no Me cansaré, queridos hijos, de decir que Yo estoy aquí, aunque muchos lo desmientan públicamente, vengo a consagrar a nuevos hijos para reafirmar ese testimonio del amor, ese testimonio del Amor Infinito de Dios y del Cristo, que une cada vez más a las consciencias con la Esencia de la Fuente Primordial.
Por eso no dejaré de dar bendiciones, por más que hablen, por más que mientan y que no digan la verdad.
Recen por los que no comprenden, porque son muy miserables y enfermos de espíritu y no lo saben, así como Yo rezo por ustedes para curar su enfermedad espiritual. Los invito, queridos hijos, a orar por los miserables de espíritu y de alma, porque no lo saben, para que reciban la Gracia de algún día darse cuenta de eso y de pedir verdadera misericordia a Dios, más que pronunciar palabras vanas.
Sean misericordiosos como Yo lo Soy y el planeta tendrá más oportunidades, más almas se curarán y más corazones se reconciliarán con el Dios Vivo.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán, ante la Fuente del Amor de Dios, para que sean testigos de lo que Yo les pido, para que defiendan su consagración y no teman decir que creen en Mi Presencia, como un precioso llamado de Dios para estos tiempos.
Quisiera decirles a todos los Hijos de María que recuerden su compromiso Conmigo, porque Yo nada puedo desperdiciar, ni una mínima energía de la Gracia. Todo lo que Yo les entrego es porque lo necesitan, aunque no lo comprendan o no lo sepan; todo es un motivo de un Proyecto especial en sus vidas, en sus consciencias y en sus espíritus. Yo les doy algo que nadie les puede dar, que debe ser valorado y respetado, reverenciado, y deben rezar para que ese Don que Yo les entrego persista en el fin de estos tiempos.
Escuchando el himno de su consagración, Yo vengo a bendecirlos, queridos hijos, a fin de reconsagrar a los que ya se consagraron como Hijos de María, para ser testigos de la Palabra de Dios y del retorno de Cristo, sin nada que temer, porque el amor que puede estar en sus corazones es invencible.
El amor que puede estar en sus consciencias, es imborrable. Ningún hombre ni ningún ser de esta Tierra puede borrar el Amor de Dios. Nunca vencerá, porque el amor es el que vence; es el Amor de Cristo que venció la muerte en la Cruz y que les viene a enseñar que en el amor, todo es posible, hasta el fin de los días.
Padre Amado, desciende Tu Fuego en los corazones simples y humildes.
Desciende Tu Consciencia Divina en aquellos que predican Tu Palabra y que en la simplicidad del corazón testimonian Tu Presencia en el mundo.
Desciende Tu Sabiduría y Tu Gracia en los corazones que se deben convertir a la vida crística del servicio y del amor por los semejantes.
¡Oh, Padre Amado! Escucha la voz de Tu Sierva Fiel,
desciende Tu Amor sobre los miserables,
sobre los que no comprenden y los que no aceptan Tu llamado,
sobre todos aquellos que provocan la separación de Tu pueblo
de Tu Amadísimo e Íntimo Corazón.
¡Oh, Padre Amado! Perdónalos, perdónalos para que encuentren una nueva oportunidad, por intermedio de Tu Divina Compasión y de Tu Gracia.
Perdona Señor a los que ofenden a sus semejantes.
Perdónalos Señor, para que encuentren la Luz de Tu Corazón
en el gran Universo de Tu Amor Universal.
Hoy bendigo y establezco Mi Paz entre los hombres de la Tierra,
sabiendo que aún estaré aquí,
cumpliendo Tu Divina Voluntad y Tu Llamado,
en unión a todos Mis Hijos, especialmente a los que se consagran
para ser el ejemplo de Tu Vida en el Universo.
Que el Señor los bendiga, los redima y los consagre, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora canten, porque ya están consagrados a la Madre de Dios.
Les agradezco por responder a Mi llamado, en confianza.
No tengan miedo. Yo, que estoy aquí, Soy su Madre, la Madre de la humanidad y de todos los pueblos de la Tierra.
Soy la Madre y Señora de la Sagrada Espada, aquella que lucha con el poder de la oración para destituir el mal sobre la superficie de este planeta.
Soy la Madre de todos los escudos y con ellos protejo a Mis hijos para que pronto ingresen al Reino de Dios.
Soy la Madre del Soberano Cetro de Dios y con Él hago descender a la Tierra la Voluntad del Altísimo, a fin de que las almas vivan la Sagrada Voluntad de Dios.
Soy la Madre de la Divina Corona de Luz y con ella ilumino los caminos de Mis hijos, atraigo hacia Mi Corazón a los espíritus perdidos, redimo a las consciencias caídas para que alcancen la redención y la paz.
Soy el Inmaculado Corazón de la Paz y, a través de Mi Corazón, le traigo al mundo la Misericordia de Dios, la que hará revivir en las almas su camino espiritual y su transformación interior, en estos tiempos críticos.
Con la dulzura de sus corazones, hoy puedo estar aquí y traer más Gracias para el mundo, no solo para sus vidas sino también para el planeta, el que sufre en varios lugares del mundo sin que nadie lo sepa.
Yo vengo aquí para traerles el designio de Dios, el que nunca antes habían conocido, así como Su Voluntad Sagrada, la que deben vivir en estos tiempos para agradar al Corazón de Dios y para llevar adelante Su Proyecto en esta Tierra; Proyecto Redentor y Liberador que pondrá fin al cautiverio humano y a la pérdida espiritual de muchas almas.
Aún las puertas a la Misericordia de Mi Hijo están abiertas, por eso hoy traigo entre Mis Manos el Santísimo Celestial que guarda el Sagrado Eucarístico Cuerpo de Cristo, para que sea venerado en el mundo, mucho más de lo que es venerado y adorado hasta ahora; para que sea considerado como el intermediario entre Dios y los hombres, como la última tabla de salvación para los que quieran salvarse y así, ingresar en el paraíso.
Yo vengo a traerles, a través de Mis Palabras, el ejemplo amoroso de la vida de Cristo, lo que Él testimonió para ustedes mientras estuvo aquí, en la Tierra, cerca de esta humanidad y de este pueblo, que se estaba perdiendo del Propósito de Dios y que por Su Presencia y Su Sacrificio, por Su Dolorosa Pasión y por Su Sangre, pudo salvar al mundo en aquellos tiempos. Ahora que Él ascendió a los Cielos, ustedes deben cumplir su promesa. Primero tienen que testimoniar a Cristo en sus corazones, para que Él pueda ser testimoniado por ustedes al mundo.
Es necesario, queridos hijos, vivir una vida correcta y digna en el Señor, tener ejemplos saludables y correctos para vivir una verdadera espiritualidad.
Es necesario, queridos hijos, retirarse de lo que es superfluo, de todo aquello que les quita la atención del Corazón de Mi Hijo, de la verdadera filiación con Dios y con Su Reino.
Es necesario, queridos hijos, vivir una vida de pacificación, primero dentro de sus familias y seres queridos, para que luego esta paz pueda ser irradiada al mundo, a los corazones que más necesitan de la Misericordia de Dios.
No solo busquen a Jesús en la Eucaristía sino también en la confesión diaria, en el ayuno, en la oración y sobre todo en el servicio a los más pobres de entre los pobres, porque si ustedes en este tiempo no los sirven, ¿quien los servirá y los ayudará a salir de la marginación y del sufrimiento?
Con esta misma Gracia que hoy les entrego a sus corazones, deseo ardientemente, queridos hijos, que Ecuador sea un pueblo de alto servicio, que pueda retransmitir por medio del servicio sus sagradas raíces de fraternidad y de amor entre los pueblos.
El primer paso para ustedes, queridos hijos, será la escuela de la oración.
El segundo paso será la escuela del servicio.
El tercer paso, queridos hijos, será su entrega y su consagración a Dios, a fin de que muchas almas más puedan consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús y a Mi Inmaculado Corazón.
Para poder decir hoy todas estas cosas tan simples pero verdaderas, Yo debo retirar el mal de la superficie de este planeta con la ayuda imperiosa y amorosa de los Ángeles de Dios, bajo el Comando Celestial de San Miguel Arcángel.
Crean que es posible, queridos hijos, el fin del cautiverio. Cada uno de ustedes, en algún grado, ha vivido un cautiverio espiritual o material. Como Madre de la Misericordia, como Madre de la Gracia y de la Luz, vengo a poner fin a esas cosas, mediante su ejercicio diario de oración y su consagración diaria a Mi Corazón Inmaculado.
Quisiera que abrieran las puertas de sus hogares para fundar nuevos grupos de oración, porque en los tiempos que llegarán, queridos hijos, el único refugio y salvación serán sus hogares, los que deberán convertirse en verdaderos templos de oración, para que Dios esté presente en todo momento y ante todo acontecimiento que llegará al mundo inesperadamente. Cerrarán las puertas de sus casas, cerrarán las ventanas de sus hogares, encenderán una vela para Mi Inmaculado Corazón, y se colocarán en círculo frente a Mi Altar para orar e implorar por este mundo, delante de todo lo que sucederá.
Y así pasarán los tres días de oscuridad, pero no deberán poner la atención en lo que sucederá en el mundo, sino en lo que debe estar vivo y resplandeciente dentro de ustedes, por medio de la oración y de la comunión con Mi Hijo, y así estarán protegidos.
Enseguida, llamarán a sus ángeles de la Guarda, por más que no sepan su nombre. Si fuera una gracia necesaria, sabrán cómo se llama su ángel de la guarda y así lo invocarán para que esté cerca de ustedes, como lo está hasta ahora, en servicio incondicional y silencioso, a fin de proteger a sus esencias de los asedios de Mi enemigo.
Así, con sus grupos de oración firmes y establecidos no solo en Ecuador, sino en el mundo, uniéndose como naciones en la oración, formarán parte de Mi ejército sobre la Tierra e ingresarán como miembros de la Luz, de los Sagrados Ejércitos Celestiales.
Formarán parte de los Comandos Divinos, aunque no sepan cómo funciona esto; pero por medio de su imploración y devoción a Mi Inmaculado Corazón, harán de esta tierra una Tierra Prometida., y por más que la Tierra pueda temblar, que los abismos se puedan abrir y que cosas espantosas aparezcan sobre la superficie de la Tierra, aunque la luna esté de color de sangre y el sol no los ilumine por tres días, no perecerán.
Sean valientes, queridos hijos, aférrense a Mi Manto, únanse a Mi Rosario de Luz porque Yo los protegeré. Esa es Mi Sagrada Tarea para el fin de los tiempos. Este fue el Sagrado Pedido de Cristo, a los pies de Su Sagrada Cruz, antes de que Él expirara.
No teman por lo que les digo. Es hora de abrir sus ojos, los ojos de la consciencia, para que puedan ver más allá de la ilusión material.
Digan esto a los sacerdotes y crean que todo lo que les digo es definitivo y determinante. Es momento de asumir la vida de oración de verdad y no solo orar una vez a la semana en la Sagrada Iglesia. Su oración debe ser diaria, en cada movimiento, en cada respiración, en cada nuevo acto, tanto en su trabajo como en su familia, mientras limpian, mientras cocinan y también en cuanto duermen.
Ofrezcan cada momento como una Sagrada Oración porque millones de almas en el mundo se están perdiendo diariamente, sobretodo aquellas madres que condenan a los no nacidos con el aborto. Que se arrepientan los que aún no se arrepintieron. La Fuente de la Divina Misericordia aún está abierta para todos. Deseo el bien para toda la humanidad, pero sé que hay un pueblo injusto mundialmente, un pueblo que hiere a los Reinos de la Naturaleza de una forma incontrolable.
Quisiera, queridos hijos, que aprendieran a cuidar de su casa, que es este sagrado planeta; que vivieran una educación sana, bajo el principio de la espiritualidad; que leyeran cosas buenas y no cosas que los contaminan todo el tiempo. Cuiden de sus pequeños hijos, ellos deben ser parte de una Nueva Humanidad y no de un modelo de perdición mundial. Motiven a sus familias a vivir la caridad, porque siempre estarán dentro del bien y de la paz. Imiten al ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret, que es un ejemplo próximo y no lejano para todos .
Si viven todo lo que les pido, estarán dentro del Reino de Dios, y Mis Palabras no pasarán, sino que quedarán en sus corazones como pequeñas semillas de luz que los protegerán en el fin de estos tiempos.
Por eso vengo aquí, a Ecuador, con el motivo sagrado de consagrar nuevos hijos que se entregan a Mi Inmaculado Corazón.
Hoy vengo aquí a darles esta bendición especial por todo su pueblo, por toda su cultura, por sus principios primitivos que fueron tan positivos y buenos, por sus orígenes y por sus raíces, que deben seguir penetrando en lo profundo de la consciencia humana, para que el espíritu sagrado de la devoción y de la reverencia esté siempre en ustedes, como lo ha estado hasta ahora.
Los hijos de María se pueden poner de pie en donde están.
Agua para bendecir.
Y así como consagro a los que hoy dan el paso y que no me defraudarán, hoy consagro también a Ecuador para que mantenga su filiación interna con Cristo.
Con el mismo agua que bautizó a Jesús en el río Jordán, hoy bautizo espiritualmente a las almas que se consagran a Mi Inmaculado Corazón con el motivo principal de establecer el bien en el mundo y de revertir el mal sobre la Tierra, a fin de que se establezca la unidad entre los corazones y los pueblos; a fin de que como ustedes, puedan surgir nuevas almas consagradas que ayuden a tejer junto a la Madre de Dios ese Gran Manto de protección planetaria, el que hoy llevan sobre sus cuerpos como un acto de unión y de reparación por todos los cometidos que han herido el Corazón del Padre.
Que Ecuador reciba nuevamente esta consagración y que aquí se establezca el Propósito de Dios.
Y ahora, canten el himno de su consagración para que muchos más se consagren .
Que hoy esta agua que ha sido bendecida especialmente por Mi Corazón Maternal, sea una Fuente de Gracia derramada no solo sobre los que hoy se consagrarán, sino en todos los que aquí están presentes; los que, algún día, cuando estén más fortalecidos en la oración y en el servicio, se consagrarán a Mi Corazón. Recuerden que todos son Mis hijos y que Yo los amo como Mis hijos.
Hoy también bendigo, queridos hijos, estas rosas, que son el símbolo precioso de su oración interior, de su ofrenda verdadera a la Sagrada Madre de Dios, a la Señora de Guadalupe, a la Mujer vestida de Sol, la que une en este tiempo todo lo que está separado entre ustedes para que la cura universal se establezca en todos los que la necesitan.
Yo les agradezco por responder a Mi Llamado y los espero amorosamente el próximo día 28 para que Mi Obra se expanda aún más en el mundo y más Gracias sean derramadas en Ecuador.
Les agradezco.
Vengo aquí por un pueblo que Me ama, que Me escucha, que Me invoca y que Me suplica.
Vengo aquí por esta tierra para poder curarla, para que de ella pueda resurgir una Nueva Humanidad.
Vengo aquí por el amor de los corazones que se expresan a Dios con simplicidad y humildad. Eso es lo que me hace venir aquí, queridos hijos, que haya escogido llegar aquí dentro de esta obra de peregrinación y de este propósito que Dios Me ha colocado como parte de Sus sagrados designios.
Hoy vengo aquí, queridos hijos, para colocar entre Mis Brazos a cada uno de ustedes; para que sientan la dulzura de Mi Amor, el fuego de Mi Corazón y la Luz de Mi Espíritu que viene a curar a las almas del pasado, a cicatrizar los errores, a disolver las penas y todos los sufrimientos que hayan podido vivir algún día.
Hoy escucho la voz de sus oraciones en pleno gozo, en eterno júbilo, porque hoy están abriendo la puerta a su Madre Celeste para que Ella no solo esté aquí, entre ustedes, sino también con todo el país y con todos los Andes, que tanto necesitan de la ayuda de Dios.
Quisiera que después de este día, queridos hijos, sus vidas ingresaran en el camino del apostolado y de la oración, y que este primer impulso que sus almas recibirán en su consagración, sea el motivo para dar nuevos pasos en la concreción del Plan de Dios sobre la Tierra, para que sus almas sean algún día, los soles de la Nueva Humanidad.
Hoy comienza un nuevo camino en sus vidas, queridos hijos. Sus caminos son enderezados para que en algún momento se encuentren con el Señor Jesucristo, porque Él es el precursor de todas las cosas. Él es el gran Mensajero de Dios que envía a Su sierva y discípula para entregarles la Palabra de Vida por medio de Su manantial de Misericordia y de Amor.
Quisiera que supieran, queridos hijos, que hoy sus pasos son iluminados en el amor y en la verdad, para que muchas, muchas almas más, que en estos tiempos desesperan y viven en la oscuridad, puedan encontrar la luz, la luz de sus corazones.
Yo vengo a animarlos, queridos hijos, a ser caritativos; a vivir la vida de servicio por el semejante, para que su nación y su pueblo puedan recibir una gran expiación universal, y sobre todo, la restauración de la consciencia de esta nación. Para que los nuevos códigos divinos ingresen en sus esencias, en sus corazones y en sus vidas; y todo, todo, se pueda recrear tan solo dando sus pasos en el camino del amor, de la oración y del servicio.
Los invito, queridos hijos, a ser parte de la Obra de Dios; no solo viviendo todos los días la comunión con Cristo por medio de la Sagrada Eucaristía, no solo a través de la confesión, de la oración o del ayuno, sino también a través de su entrega ardiente, de la misma forma como hoy se entregaron a Mi Inmaculado Corazón.
Quisiera que todos estos impulsos espirituales que hoy les traigo desde el cielo, permanecieran vivos en sus vidas por mucho tiempo más, porque en verdad, queridos hijos, los necesitarán para llevar adelante el Plan de Retorno de Cristo a la Tierra.
Hoy vengo a traerles, queridos hijos, las nuevas Voluntades de Dios; es decir, los nuevos designios que brotan de Su Corazón Misericordioso para cada uno de Sus hijos, los que hoy, especialmente, Él derrama con tanto Amor y tanta Misericordia por medio de Mi Inmaculado Corazón, como una puerta hacia la Redención.
Sé que el mundo y sus vidas necesitan cura. Conozco profundamente todas las necesidades de Mis hijos y especialmente las de Mis hijos del Perú; pero si cumplen Mis pedidos y siguen obedientemente Mis pasos por el camino del amor y del servicio, les aseguro, queridos hijos, que no solo sus vidas se transformarán y sus cuerpos se curarán, sino que también miles de almas más, que en esta nación aún esperan despertar, recibirán la misma Gracia que hoy reciben sus corazones y se sentirán motivadas, a pesar del fin de los tiempos, a decir ‘sí’ al Plan de Dios.
Ustedes son un pueblo sagrado, y podría decir, bendito en su origen. Les vuelvo a recordar, queridos hijos, la importancia de recuperar los valores para la vida de esta humanidad, para que los Sagrados Dones de Dios permeen sus consciencias, más allá de sus vidas, a todos sus hermanos que también necesitan del Sagrado Espíritu de Dios para encontrar el Camino de la Luz.
Hoy también quería agradecerles, queridos hijos, porque su pueblo, a pesar de sus necesidades y pruebas, ha acogido a los que emigran a este país buscando una oportunidad y una nueva esperanza, y sobre todo la paz, que también debe instalarse en este pueblo y en esta nación. Si en verdad siguen orando de corazón todos los días, Yo podré cumplir con la promesa que he hecho a Dios, de despertar aquí a nuevos soles que iluminen esta humanidad y estos tiempos de tribulación.
Si se unen en grupos de oración será más fluido, queridos hijos; se concretará el Plan de Dios, no solo en esta nación sino también en las Américas, en donde gran parte de esta raza también espera por su despertar.
En este tiempo vengo peregrinando por las Américas para despertar la raza a los designios de Dios, a la Sagrada Voluntad que está escrita en el Corazón del Padre y que debe hacerse realidad en sus corazones.
Si oran junto a Mí en este tiempo, queridos hijos, permitirán que Yo pueda retornar al Perú por segunda vez. Cumpliré Mis promesas cuando vea sus corazones encendidos por el fuego de la oración y del servicio, de la caridad y del bien, para que en esta Tierra Sagrada se vuelvan a gestar los principios de una Nueva Humanidad; una Nueva Humanidad que comenzará dentro de ustedes para que finalmente, emerja en esta superficie.
Hoy vengo como el Sagrado Sol del Universo para encender sus esencias, para que recuerden su origen y su principio, para que recuerden el comienzo de su existencia y los primeros pasos de su evolución. Eso los hará fuertes. Porque la oración los hará fuertes, para poder llevar adelante Mis Pedidos, y poder consagrar finalmente a este pueblo y a esta nación a Mi Inmaculado Corazón. Así,Yo podré contar con sus manos y sus brazos para llevar adelante la Obra de Redención en esta parte de la humanidad.
Alégrense, queridos hijos, porque están reencontrando el camino hacia Dios. Su perseverancia y su fe han permitido este acontecimiento y hoy se vuelve a escribir una nueva historia para el Perú, que comienza a surgir en el universo interior de cada ser.
Y ahora, Mis Palabras son Soplo del Espíritu, Llama que enciende la llama en sus corazones para que vivifiquen el Plan de Dios y lo lleven adelante, en estos tiempos críticos, en donde es urgente la Paz, la fraternidad y la hermandad entre las consciencias.
Hoy, quisiera hacer una consagración especial ante todos sus Sagrados Soles; aquel Sol interior que siempre debe brillar, que debe tener la fuerza interior para superar obstáculos, pruebas y tinieblas; que debe estar en lo más alto del Universo para hacer brillar el Propósito de Dios mediante la conversión y la redención de sus vidas.
Que hoy se acerquen aquí los que se consagrarán, para que su Madre Celeste los pueda bendecir por medio del Fuego Divino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Agua para bendecir.
“Señor del Universo: Bendice este elemento que has creado como emanación purísima de Tu Sagrado Corazón, a fin de que bendiga a las almas con el Soplo y con el Fuego de Tu Espíritu, con la vivencia verdadera del Amor en el corazón de los hombres de este planeta.
Que Tu Luz descienda, como Códigos de Luz, como estrellas radiantes que hacen vivificar en las almas el Divino Propósito. Amén”.
Mientras escuchan el himno de su consagración, que sus corazones se eleven a lo alto para ser bendecidos, acogidos y recibidos en los Brazos del Padre Creador.
Que sus soles internos se enciendan. Que la llama viva de la devoción despierte y que la cura de sus espíritus se establezca como portal para una Nueva Humanidad.
Que esta consagración represente el nuevo tiempo, la nueva unidad, la eterna alianza entre sus almas y Dios, en la que nada estará separado.
Queridos hijos, en esta noche sagrada, en este día bendito en el que Dios se une a sus corazones y el Hijo Divino se une a sus esencias, su Madre Celestial y Universal les entrega la faz que une a todos los pueblos, a todas las religiones y a todas las culturas. Que hoy su pueblo y su país sea protegido y bendecido por el Sagrado Manto de la Señora de Guadalupe, a fin de que se cumpla el Propósito de Dios para esta nación. Amén.
Hoy les entrego esta imagen, para que como peregrina de su pueblo, muchas más consciencias puedan vivir esta unión interna con Dios por medio de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de los pueblos originarios y de todas las culturas de esta tierra.
Que esta imagen visite a los que más la necesitan y que siempre esté presente en sus momentos de oración, como nuevo grupo de oración.
Hoy les dejo aquí el testimonio de Mi Luz, de Mi Amor y de Mi Gracia para cada uno de ustedes. Por este fin, Consagro a Perú a Mi Inmaculado Corazón. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Escucho a las voces que se elevan a Dios para establecer esta Divina Consagración al Inmaculado Corazón de María.
Agradezco a Perú, a su pueblo y a su cultura por haber respondido a Mi Llamado.
Los amo, y les agradezco.
Mientras Nuestros Sagrados Corazones hoy están aquí, presentes entre ustedes, su Madre Celeste abre las puertas para que una legión infinita de ángeles invada la Tierra, con el fin de derramar sobre esta humanidad las Gracias de Dios, las que una vez la Sagrada Familia de Nazaret recibió en el Pesebre de Belén.
Esos mismos méritos que fueron concedidos a los Tres Sagrados Corazones están llegando, por intermedio de San José Castísimo y de su Madre Celeste, a todas las familias del mundo.
La legión de ángeles que hoy envía su Madre Celeste en dirección a los cinco continentes tiene el Propósito divino de disipar y de desarmar los planes de Mi adversario.
Cada oración que hoy fue pronunciada con la sinceridad de sus corazones, hijos Míos, permitió que los Sagrados Corazones expandieran sus Gracias sobre este mundo sufrido y dividido.
Quisiera que ese mismo impulso espiritual emergiera de sus corazones para que una nueva familia espiritual nazca, primero en sus esencias, para después emerger en la consciencia de la humanidad, libre de separaciones, ultrajes e indiferencias.
Hoy, la Sagrada Familia llega por intermedio de sus corazones a las familias que son esclavas del trabajo, de la explotación manual y de la venta de miles de vidas inocentes, que están presas por las cadenas de otros hombres en este mundo.
Sus oraciones llegaron a todos esos corazones que perdieron la fe y la confianza en Dios, porque sus vidas estaban completamente vacías.
Por último, quisiera, hijos Míos, que en este día de bendición espiritual ofrecieran la Eucaristía por la reparación interior de los corazones heridos por tantos ultrajes y explotaciones.
Agradezco a los que hicieron posible Mi venida a la Argentina y espero estar pronto junto a Mis hijos para alabar a Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más