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Hoy, como la luz que surge entre la lluvia de otoño, vengo a su encuentro para participar de la oración por la paz en Francia, por todo su pueblo que aún necesita volver su mirada hacia Dios para poder redimirse y perdonar.
Queridos hijos, como Señora de la Esperanza y de la Paz, una vez más Me presento internamente ante Francia y el mundo para pedirles un verdadero y sensato arrepentimiento ante los ultrajes, indiferencias y maleficios que son cometidos contra el Corazón del Creador.
Vengo con el mismo Mensaje que una vez pronuncié en Massabielle. Por eso, Mis amados, no se olviden de la Mirada de Dios sobre ustedes. No se olviden de que Él, en Su inmensa Misericordia y Piedad, los escucha, los contiene y los transforma a través de Mi Presencia Maternal y especialmente a través de la Presencia Eucarística de Mi Amado Hijo.
Estoy aquí, en este día bendecido, para comenzar una nueva etapa en Francia; para que este pueblo, muchas veces consagrado por la Presencia de la Madre del Cielo, reciba en este día este aviso especial y este llamado a la conversión urgente del corazón.
Mis amados, como Madre de la Misericordia, reúno en Mi Corazón Inmaculado todas las intenciones y súplicas, y les digo que el fin del cautiverio llegará para muchos.
Yo los llamo a renacer en el fuego del Amor Misericordioso de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de la Misericordia
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Corazón Insondable y Amoroso que nunca se arrepiente de lo que ha hecho por las almas.
He aquí el Corazón Paciente y Misericordioso que da todo por los Suyos. Este es el Corazón Eterno e Infinito que espera que Sus compañeros den sus pasos.
Valientes son los que han confiado en Mi Llamado. Agraciados son los que han sido fieles a Mis Preceptos y a Mi Voluntad, porque este es el tiempo de la reconstrucción espiritual e interna de las almas.
Grande es la sed que aún siento por los que no Me reconocen ni Me sirven, que no Me encuentran en la mirada del enfermo, del prisionero o del pobre.
¡Cuánta Misericordia se guarda en los corazones simples, en los que son capaces de salir de sí mismos para poder ser bendecidos por la Ley de la Gracia!
Hoy, estoy aquí por una Francia que Me necesita, por un mundo que Me invoca a través de la fuerza de la oración del corazón. Aunque las guerras se agraven y los conflictos se amplíen, Yo estoy aquí como la insondable Luz que viene a disipar las tinieblas, primero de ustedes mismos, para después disipar las tinieblas del mundo.
Renazcan en la vida de este Corazón que se dona y que sirve a Dios, y que lo sigue haciendo incansablemente después de Su Muerte en la Cruz, cuando el Agua y la Sangre brotaron de Mi Costado, como hoy esa Agua y esa Sangre siguen brotando de Mi Costado en rayos de Luz pálidos y rojos para justificar y para salvar a las almas, a las más pecadoras y, especialmente, a las almas que estando en Mi Camino han rechazado Mi Llamado y Me han ofendido.
Ustedes saben que no vengo aquí como un juez, ni tampoco como un verdugo; vengo como ese Corazón que sufre y padece en silencio la ignorancia de las almas y de los corazones y, principalmente, de los que han dudado de Mi Llamado, en estos últimos tiempos. Pero la Verdad, que viene de los Cielos, es más grande que todas las miserias y que todos los errores. La Verdad, que proviene y surge del Amor del Corazón del Padre, es más grande que toda incomprensión e ignorancia.
Yo les demostré cuál era el Camino, a través del Camino del Calvario. Pero no los quiero ver víctimas de este mundo ni de ustedes mismos; sino quiero que, a través de su arrepentimiento, penitencia y oración, puedan ser algún día víctimas de Mi Amor, de un Amor que es capaz de aceptar, de un Amor que es capaz de reconocer y de un Amor que es capaz de vivir lo que Dios establezca.
Por eso, las almas sufren; por eso, las almas padecen y algunas agonizan, porque se resisten a vivir la Voluntad de Dios, que va más allá de toda comprensión humana o mental.
Quiero que recuerden y quiero que sepan que Yo tengo algo especial para cada uno; tengo un tesoro guardado en Mi Corazón Misericordioso, esperando aún para ser entregado a Mis compañeros.
He caminado a su lado en estos últimos once años. Ahora es el tiempo y ahora es el momento de que vivan Mis Palabras y, como les dije una vez, de que puedan ser Mi propio Evangelio, escrito en la Tierra a través de las almas que Me aman y que Me sirven.
Mi Obra, fundada a través de esta Obra, no podía continuar como estaba. Por eso, llegó el tiempo del recogimiento de Nuestros Sagrados Corazones para que, como les dije y hoy les vuelvo a decir, cada uno camine con sus propios pies; porque nada les falta y nada les faltará cuando estén en armonía y en equilibrio con la Ley del Amor.
Toda Nuestra manifestación, a lo largo de los tiempos, ha sido ampliamente misericordiosa y paciente. Ahora es tiempo que ese Plan, que Dios tiene previsto para cada alma y cada corazón, se cumpla.
Este es el tiempo de que ustedes sean el Plan manifestado y concretado en la Tierra, aunque vivan su vida humana, pero sus espíritus y sobre todo sus corazones pueden estar unidos a Dios verdaderamente, recibir de Dios Sus Divinos Impulsos y escuchar en sus propios corazones la Voz del Creador.
¡Ay de aquellos que no comprendieron el cambio de esta Obra, que es la Obra de la Jerarquía! Nada es estático en este universo, ni siquiera en el Universo Espiritual. Cuando vean que esto sucede, sepan que llegará un gran impulso y un gran cambio, como está sucediendo ahora.
Felices serán los que renacerán a través de este momento. Felices serán los que se adhieran sin cuestionamientos. Bienaventurados serán los que abracen este momento sin dejar ninguna puerta abierta a la duda; porque quien ha confiado verdaderamente en Mí, llegará muy lejos. Y todo lo que han vivido Conmigo, a lo largo de los últimos once años, no habrá sido algo solamente emocional o pasajero; porque Yo no vengo a este mundo para esto, vengo a través de una Ley de Gracia desconocida para que sean conscientes de la emergencia del planeta y de la imperiosa necesidad de las almas que sufren en este tiempo crucial, sin ver la luz, sin encontrar la paz, sin poder sentir el Amor de Mi Corazón Misericordioso, como hoy ustedes lo pueden sentir y vivir.
El calvario del planeta está ahí, frente a sus ojos.
¿Quién acompañará al Maestro a cargar con la Cruz, sin ser víctima de sí mismo para ser víctima del Amor Mayor?
¿Quién no retrocederá cuando el momento final llegue, cuando en el ocaso se anuncie la Venida de Cristo y las estrellas sean testigos de ese momento?
¿Quién reconocerá, en el final de los tiempos, a su propio Cristo Interior, para no reconocer más a su ego y a su persona humana?
Porque Yo vengo a hacer de los miserables los más perfectos. Yo vengo a hacer de los humildes los más glorificados. Vengo a retirar el poder de los que están ciegos, de los ambiciosos y que no se han arrepentido de corazón.
Quien crea que Yo estoy aquí, que Me siga; pues Mi hora está llegando, así como Mi hora llegó en el Huerto Getsemaní.
¿Quién aceptará el Cáliz, el mismo Cáliz que el Padre Me ofreció en el Huerto Getsemaní?
¿Quién beberá de la Sangre Redentora de Cristo para convertirse en un verdadero apóstol de la Misericordia?
Rezo por los que aún dicen estar confundidos. La Verdad fue revelada y no hay otra, porque la Verdad es única y solemne.
Me alivio al ver a los que contemplan las estrellas del nuevo tiempo, el renacimiento de los principios y de los atributos que fundaron la Obra de la Jerarquía en la superficie.
Bienaventurados serán los que acompañen este momento y ya no hagan ningún juicio de valor ni de crítica, porque el tesoro que les fue confiado es muy grande, es una responsabilidad espiritual y no solo humana.
Dios abrió las entrañas más profundas de Su Corazón para que todos ustedes, almas de la Tierra, pudieran ver en lo más profundo del Creador y pudieran sentir la esencia de Su Amor Mayor.
La Fuente de la Gracia no se desperdicia y nunca se desperdiciará.
Dichosos son los consecuentes y reverentes, que reconocen a Adonai como su único Dios.
Vengo así a renovar los tiempos.
Vengo así a iluminar las moradas internas.
Vengo a dar vida a lo que aparentemente está casi muerto en espíritu, en alma y en corazón; porque el precio de Mi Sangre no puede ser medido ni tampoco calculado.
La Sangre derramada en esta hora por Mi Corazón, flagelado y ultrajado por las guerras del mundo y por el sufrimiento de los inocentes y de los que padecen, es una Sangre de Amor y de Redención que viene a ofrecerse de forma inagotable e inextinguible para salvar a las almas perdidas y que fueron injustamente condenadas en esta Obra y en el mundo.
He aquí, entre Mis Manos, el Libro de sus almas, que hoy el Señor quiere volver a escribir, a pedido de Dios, para que sus vidas sean Mías definitivamente.
Padre, perdona a los que no saben lo que hacen;
así como perdonaste al prisionero
que estaba clavado en la cruz a Mi lado,
en el Monte Calvario,
y lo dejaste entrar en Tu Paraíso.
Recibe el ofrecimiento de Tu Amado Hijo
por los que no son consecuentes para que sean consecuentes,
por los que no creen para que crean,
por los que ya no sienten para que sientan Mi Amor,
Mi Amor consolador.
Resucita de las miserias del mundo
a los que verdaderamente padecen.
Unge, Señor, con Tu Luz
a los que más lo necesitan.
Sangre y Agua de Mi Corazón
son ofrecidos para la conversión
de las almas y de las naciones.
Mi Corazón está vacío
y quiere ser llenado por su amor,
por el amor de los que Me escuchan,
por el amor de los que Me creen,
por el amor de los que Me sirven.
Adonai, escucha Mi oferta,
la oferta de Tu Siervo e Hijo Primogénito.
Que Tus tesoros espirituales
se compartan con las almas;
así como hoy el Reino de los Cielos se comparte
con los que están aquí presentes,
aunque no lo entiendan.
Que Mis Palabras se guarden en el corazón y no en la mente; porque la mente puede ser engañosa y confundir, así como ha confundido a muchos que se olvidaron de Mi Amor.
Pero Yo vengo a resucitar espiritualmente a los que más lo necesitan en todas partes del mundo, principalmente las esencias.
Hoy se presenta ante ustedes el misterio de la Cruz, de cada clavo que traspasó Mis Manos y Mis Pies. Entonces, venció el Amor y no el dolor, aunque lo sintiera en Mis más profundas entrañas y en Mi Vida que en cada segundo del Calvario se apagaba para salvar a las almas.
Esto es lo que hoy Me trae aquí para decirles que Mi Amor es inagotable y eterno, porque es el Amor de Dios, vivo a través de Su Hijo y, por intermedio de Su Hijo, a través de las almas.
Vengo a consagrar los votos de los consecuentes, de los fieles y de los adheridos.
Que el Señor, Dios del Universo, Adonai, haga florecer Sus jardines internos con la belleza de las almas que aman y que honran a Dios y a Su Santísima Madre, María, Madre de todos, Madre de Cristo, el Salvador.
Que las miserias sean disueltas para que renazca la vida, la cura y el perdón del Corazón de Jesús.
Que la paz esté en ustedes y en el sufrido mundo.
Que la paz rescate a los que mueren en la violencia y el martirio de las guerras.
Que Dios le conceda al mundo un tiempo de paz, porque la balanza está a punto de romperse y la oración honesta de las almas todo salvará.
He aquí su Amor inagotable, el Amor que no se cansa, el Amor que sostiene y que renueva toda la vida.
Que Francia y el mundo sean bendecidos, para que los que no se arrepintieron se arrepientan.
Hoy, Mi Luz vuelve a brillar en las montañas y, sobre todo, en el templo de los que Me adoran y Me aman.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos y apreciados hijos:
Mientras la humanidad atraviesa su más profunda noche oscura y muchos ya no consiguen ver la Luz en sus caminos, Yo los llamo a tener gratitud por todo lo que recibieron del Cielo.
Mientras las muertes y los exterminios dilaceran el Corazón de Dios por los inocentes y, principalmente, por los niños que mueren; Yo los llamo, hijos, a valorar en lo más profundo todo lo que recibieron del Cielo.
Mientras muchos de Mis hijos sustituyen la vida de la familia, del amor y de la unidad por las modernidades; Yo los llamo, hijos, a reverenciar todas las instrucciones y enseñanzas que recibieron.
Mientras el mundo, en su mayor parte, vive desastres de la naturaleza porque no escucha el dolor de la Madre Tierra y muchos hijos pierden todo lo que les costó construir en su vida entera; Yo los llamo, hijos, a agradecer día y noche que aún tengan una casa donde poder vivir y reposar, una Comunidad en donde poder estar sin preocuparse de tener que trabajar para sobrevivir.
Mientras el hambre, la enfermedad y el destierro forzado golpean a millones de hijos en el mundo; Yo los llamo, hijos, a conscientizarse de la Ley de la Providencia y de la Manifestación.
Queridos hijos, en la desigualdad que vive el mundo, Yo los llamo a ser iguales.
En los excesos y las ambiciones que viven las almas, Yo los invito a la austeridad equilibrada.
En la falta de diálogo y en el agravamiento de la violencia en el mundo; Yo los llamo al diálogo, a la escucha y al respeto del prójimo.
En la ceguera espiritual en la que muchos están sumergidos y en la resistencia que muchos sostienen, inclusive los que dicen seguir Nuestros Pasos; Yo los llamo a la apertura del corazón y al arrepentimiento.
Si ustedes, hijos, consideran al menos cada una de Mis Palabras; Yo les aseguro que Me ayudarán a que el mundo recupere la paz y la comunión con la Ley.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
El mes de agosto representa el ciclo en el que deberán cerrarse las puertas del pasado para que se abran así las puertas del nuevo ciclo.
Este movimiento, profundamente interno y espiritual, significará que cada uno podrá estar ante la Gracia del verdadero arrepentimiento por todas las acciones causadas y que hayan salido de la Ley. Por eso, Mi Hijo vendrá una vez más, en Gloria, Alma y Divinidad, para indicarles el camino que es tiempo de recorrer.
Les digo esto, Mis hijos, para que cada uno esté atento y, ante el Amor del Padre Celestial, haga su propio examen de consciencia; porque Mi Hijo espera que Su Obra y Su Legado vivan en los corazones y que, a través de los corazones, Él pueda comenzar a preparar Su Retorno.
Queridos hijos, agosto es el momento del recogimiento de Nuestros Sagrados Corazones. La hora llegó y cada uno ya debe comenzar a caminar con sus propios pies hacia el Propósito que fue pensando para cada alma y para cada ser. Ahora es el momento de dar honra y honor, gratitud y reverencia a lo que Cristo depositó en cada uno de ustedes.
En este mes de agosto, en el que la Divina Jerarquía estará reunida una vez más para atender a la grave situación del planeta, Nuestros Corazones Celestiales les piden solemnidad, verdad, adhesión, amor y respeto, para que la humanidad también recupere los valores que perdió.
Yo estaré rezando como su Madre Mediadora para que muchos más puedan recuperar estos atributos y valores de vida en esta etapa de la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos y amados hijos:
Hoy, regreso al Reino de Lys-Fátima con alegría y dolor, así como regreso espiritualmente a cada uno de sus corazones.
Mi alegría es por este tiempo de reencuentro con ustedes, Mi dolor es por las guerras y principalmente por las almas inocentes y prisioneras que siguen cayendo en los abismos oscuros del planeta.
Aquí en Fátima, Yo entregué el Tercer Secreto y desde entonces infelizmente se cumplió, porque Rusia sigue esparciendo su veneno por el mundo, así como otras naciones de Europa también lo hacen sin tener piedad ni compasión por los que sufren.
Ante este escenario inhóspito de Europa, Medio Oriente y África; Yo vengo a pedirles, en este día 13 especial para Mí, que se postulen corazones reparadores que, a través de sus oraciones, gestos y actos misericordiosos, alivien el Corazón del Padre Celestial que está herido y ofendido por las situaciones que hoy suceden en el planeta.
Un corazón reparador es capaz de tener presente todos los días que ante el Santísimo Sacramento existe la puerta abierta y segura para la salvación y la redención de las almas.
De esta forma, en este sagrado día 13, a un mes de que se vuelva a cumplir el aniversario de Mis Apariciones en Fátima; Yo vengo a renovar Mi pedido, hecho una vez a los santos pastores, de que ofrecieran sacrificios y oraciones para que algo peor no sucediera y las almas se convirtieran al Corazón de Dios a través del arrepentimiento.
Pero, en este tiempo, las almas no se acuerdan de arrepentirse y de pedir perdón; por eso, como una vez dije en Garabandal, la copa que estaba casi llena, ahora está rebasando.
Por eso, hijos Míos, los corazones reparadores podrán traerle al mundo una última oportunidad. Espero sus ofertas honestas, para así también liberar a Mi materno y herido Corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"¿Cuánto ya aprendiste a caminar libre de ti mismo en este desierto?
¿En esta Cuaresma, conseguiste reconocer tu verdadero ser en tu persona humana?
Es importante tener claro que, en todo camino de transformación, no hay que identificarse con todo aquello que, en ti mismo, te derrota, sino que es importante mirar el aspecto evolutivo de cada paso que es dado en confianza.
Por eso, en todo examen de consciencia, debes sumergirte en el acto del arrepentimiento, para que las resistencias inamovibles de tu consciencia puedan rendirse algún día ante el poder del Amor Crístico; así, te librarás de todo lo que cíclicamente repite la misma actitud justificada.
Sé sabio y permite que, en esta Cuaresma que ya está terminando, puedas hacer un examen de consciencia que sea capaz de abrirte a la redención".
Cristo Jesús
Las almas llegan al mundo para servir, para crecer en espíritu, para vivir la transformación, para multiplicar el Amor de Dios y aprender sobre este Amor.
Las almas llegan al mundo para experimentar el don de la vida, para comprender el por qué de la manifestación de la vida divina entre las dimensiones.
Las consciencias transitan por la vida sobre la Tierra, viviendo aprendizajes, cayendo y levantándose, viviendo Gracias y conflictos, miserias y misericordias.
Las almas pasan por el mundo, muchas veces confundidas, sin conocer el propósito de su existencia, pero en el final de la vida ese propósito les es revelado.
Las almas pueden vivir en la ignorancia, pero no dejan la vida en la ignorancia.
El Creador no permite que los ojos de Sus Hijos permanezcan cerrados. Cuando su vida llega al fin, todo les es revelado. Es en esa hora que el corazón recibe la oportunidad de arrepentirse de sus pecados, de vivenciar el arrepentimiento verdadero que no comprendió durante toda su vida. Es en ese momento que las almas comprenden lo que es la gratitud, porque entienden por qué estuvieron en el mundo, para qué fueron enviadas a la Tierra.
Sin embargo, hijos, muchos piensan que es demasiado tarde, demasiado tarde para arrepentirse y hacerlo diferente, demasiado tarde para confesar sus pecados y recibir Misericordia, demasiado tarde para entregarse, porque tienen solamente un último suspiro para ofrecerle a Dios.
Pero Yo les digo que nunca será tarde para un arrepentimiento verdadero, nunca será tarde para una gratitud sincera, nunca será tarde para un pedido de Misericordia que surge de las entrañas, de lo más profundo de la consciencia, de su llamada esencia.
Las almas que se llaman moribundas, que están en los últimos ciclos de su existencia, que dependen de los demás, que perdieron su autonomía y todo cuanto la humanidad cree que es lo más precioso en esta vida, la independencia, la falsa libertad, el falso poder, el amor propio, el orgullo; todo eso se desvanece cuando el cuerpo se encuentra frágil y la consciencia despierta.
Sin embargo, hijos, es entonces cuando las almas aprenden el significado de la entrega y les conceden a otros la oportunidad de aprender a servir, de reflexionar sobre la fragilidad de la vida, de reflexionar sobre el sufrimiento, la soledad, el vacío y la verdadera fe.
Las almas, en el final de sus vidas, prestan un gran servicio y también viven un gran aprendizaje. Por eso, reverencien este momento y no quieran terminarlo en el tiempo de los hombres; dejen que él suceda en el Tiempo de Dios. Todo tiene una razón y un motivo; todo tiene un propósito, un aprendizaje y una experiencia que los hace crecer.
Reverencien la vida hasta el último instante. Reverencien la Gracia de vivir; porque ya llegará el tiempo, el último suspiro, el último segundo, en el que podrán comprender todas las cosas. Hasta ese momento, solo confíen, ámense unos a otros, sírvanse mutuamente, aprendan de la paciencia, de la persistencia, de la entrega, de la humildad.
Los dones divinos no tienen una edad para crecer dentro del corazón. No existe un límite para la expansión de la consciencia, puede ocurrir en todas las situaciones de la vida. Por eso, no limiten, ustedes mismos, esa experiencia en la Tierra.
Que su camino sea siempre impregnado por la oración, por la paciencia y por el amor.
Que sus almas no se cansen de servir o de vivir, no importa si comprenden o no esta vida.
Ya llegará el tiempo, el último suspiro y el último segundo, en el que podrán comprenderla.
Hasta entonces, caminen incansablemente para multiplicar el Amor de Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Mis queridos hijos:
En este día radiante por la Presencia Solar y Eucarística de Mi Hijo entre ustedes, como Madre y Peregrina, Me aproximo a ustedes, Mis queridos hijos, para que en oración perpetua sigamos rogando a Dios, a través de la luz del corazón, por todas las causas urgentes que necesitan la intervención divina y espiritual.
Por ese fin, hoy, su Madre Celeste y Santa Reina de España destierra, a través del Cetro de Dios, la opresión que, a través de los siglos, vivieron Mis hijos esclavos de África y de Medio Oriente.
Hoy, estoy aquí como la Madre de los náufragos y de los desaparecidos. Estoy aquí como Madre que llora junto a las madres de la guerra y a las madres que perdieron a sus queridos hijos y familiares en los terremotos.
Vengo, en el nombre del Altísimo, para cerrar la gran herida espiritual y regional que no se cicatrizaba desde el terrible terremoto en Siria y en Turquía.
Como bien les dijo Mi Hijo, en el día de ayer, Yo vengo como Mediadora e Intercesora para elevar al Cielo a los que fueron descartados en el Mar Mediterráneo y a los que desaparecieron en Turquía, Siria, Nueva Zelanda, Japón y Brasil, en los últimos días.
Queridos hijos, ¿será que alguien más escucha el grito de la Madre Tierra y de todos sus elementos?
Por eso, Yo he venido, el sábado pasado, a pedirle al mundo penitencia sincera, verdadero arrepentimiento y profunda reparación; a fin de que en el mundo ya no sucedan los ultrajes de la guerra y la furia de la naturaleza.
Por eso, ahora y más que nunca, busquen su equilibrio interior, busquen ser pacificadores de Cristo. Y, con sus oraciones, abracen y amen, en servicio, a todos los que sufren; porque esta es la hora en la que verán cumplirse las profecías anunciadas por Cristo, antes de Su Ascensión, a Sus apóstoles.
Oren por sus familias y por las familias del mundo entero, para que la sagrada célula del Proyecto de Dios ya no siga convirtiéndose en un modelo de desamor, de traición, de venganza y de odio.
A Mi Corazón le duele ver la actual y triste situación de las familias. Les pido que recen de verdad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Después de un año insensato de guerra en Ucrania, después de que Nuestros Ojos han visto el devastador resultado en Turquía y en Siria, después de que la situación migratoria mudó inesperadamente a causa de los conflictos y del cambio climático, después de ver como Mis hijos en Brasil eran arrastrados por las lluvias y por la tierra sin dejar nada en pie; Yo vengo, una vez más, a pedirles que no se cansen de orar por las causas urgentes, ya que lo peor aún no llegó.
Pero si las almas sinceramente respondieran a Mi llamado y en esta Cuaresma preparatoria hicieran penitencia, oración y al menos todos los días, ante el Santísimo Sacramento del Altar, meditaran en la Dolorosa Pasión de Mi Hijo y se confesaran sin temor a ningún castigo, su Madre Celeste les asegura que, durante los cuarenta días que preceden a la Pascua, muchas situaciones podrían ser evitadas y aliviadas.
Por eso, Yo vengo a pedirle al mundo la reconsagración al Sagrado Corazón de Jesús durante todos los días de la Cuaresma y que, a través de un sincero acto de arrepentimiento, ustedes permitan que la consciencia del planeta sea, una vez más, liberada de tantos acontecimientos y episodios inesperados.
Así, la balanza de la Justicia no estará inclinada hacia la Justicia, sino en equilibrio con la Divina e Insondable Misericordia; porque por los méritos alcanzados por el Sagrado Corazón de Jesús, las almas, en este ciclo de grandes tribulaciones, encontrarán la fortaleza interior que necesitan para poder purificarse de todo y, así, purificar al planeta de todos los errores cometidos.
Mientras tanto, Yo, su Madre Celeste, junto con el Ángel de la Poderosa Alianza de la Sangre de Cristo estaremos atentos a la voz de todas las súplicas, a fin de que, milagrosamente, el Padre Eterno le conceda al mundo el fin de la guerra y un extraordinario período de paz para que la humanidad, antes del día final, esté arrepentida y reconciliada con la Ley Mayor del Amor.
Por último, les pido que Me acompañen en esta Cuaresma, en oración, preparando a los corazones para la síntesis final que se dará en la Pascua.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Me alegra reencontrarme con Mis fieles y amados hijos, en este Sagrado Cielo azul, en donde muchas experiencias fueron vividas por ustedes, Mis hijos. Noches oscuras fueron atravesadas, momentos de alegría fueron vividos y compartidos y, hoy, están aquí Conmigo, en fidelidad y en amor.
Quisiera que sepan que los tiempos que llegarán no serán buenos, pero si las almas se arrepienten de corazón y se entregan con fe al Inmaculado Corazón, todo se podría evitar.
Ahora, que sus pies están cansados de esta trayectoria y de este camino, renuévense.
Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre que nunca los abandonará, la Madre que siempre los recibirá y les entregará la Paz que tanto necesita el mundo entero.
Alégrense, porque estoy aquí para concederles una vez más Mis Gracias, para otorgarles el Perdón de Dios y la renovación de sus vidas en este ciclo definitivo, en el que el esfuerzo será la gran llave maestra entre todas las llaves; la llave que abrirá la puerta para el descenso de la Misericordia de Dios.
Por eso, hijos Míos, que sus mentes se expandan, que sus corazones se abran mucho más de lo que están abiertos, para que las consciencias que se han autoconvocado puedan llegar aquí, como está previsto en la Aspiración del Padre Eterno.
Todo lo que aprendieron, a través de los tiempos, ha sido para este momento, hijos Míos, para esta hora definitiva, en la que deben aprender a caminar en el sacrificio por amor a Dios y por amor a Mi Hijo; porque Él nunca les entregará una cruz tan pesada que no la puedan llevar por sí mismos.
Él les entregará la cruz de la liberación y de la redención, así como la cargó de forma valiente hace mucho tiempo, por cada uno de ustedes. Por eso, sigan participando en esa fidelidad a Dios y a Mi Corazón Inmaculado.
Agradezco desde siempre, el canal ofrecido en este lugar, para la Vigilia y la Adoración.
Hijos Míos, es hora de reconstruir las bases espirituales de esta humanidad, a través de ese importante ejercicio de Adoración al Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo, porque mientras eso no sucede ustedes saben que las almas se pierden y se pierden; y Mi deseo es llevar a todos hacia Dios, no solo a los que ustedes desconocen, sino también a sus familias, a sus seres queridos, a todos los que están próximos a sus vidas.
Todos necesitan conocer la Misericordia de Dios. Y ese Misterio se reveló y fue entregado en la Cruz a través de la Sangre derramada de Mi Hijo, en cada gota que Él derramó por el mundo.
Hoy, para esta renovación, Mis Gracias les traen los Códigos de la Sangre de Cristo para que, después de lo vivido en estos últimos años, sus consciencias se puedan sentir curadas y renovadas, puedan asumir con madurez y entusiasmo la cruz que Mi Hijo les entrega, por amor a la humanidad y al planeta.
Y desde ahora, hijos Míos, su Madre Celeste ya sabe, todo los que ustedes harán para poder recibirme el próximo 13 de octubre, porque ustedes ya aprendieron a servir y a donarse.
Quiero que, a los pies de Mi Altar que elevarán en ofrenda a Mi Inmaculado Corazón, no solo estén las flores que siempre Me colocan a los pies, sino que sus vidas, en estos próximos días y en los tiempos que vendrán, sean esas bellas flores de la conversión, del perdón, del amor y de la redención, que Yo podré recoger con Mis propias Manos para entregárselas a Dios y confirmar que el Plan de Mi Hijo en este mundo es posible.
Hoy, abrazo con Mi Manto a todos los que lo necesitan. Hoy, coloco sobre Mi Pecho a todos los que necesitan sentir el latir de Mi Corazón, para que recuerden que la Madre Consoladora y Corredentora está siempre aquí presente, en Espíritu y en Divinidad.
Alégrense, porque el fin del cautiverio llegará no solo para ustedes, sino también para el mundo entero; porque cuando Mi Hijo retorne, Él todo lo renovará y lo transformará por los méritos alcanzados en Su Pasión, Muerte y Resurrección.
Que este día, sus almas resuciten en espíritu bajo el Amor de Dios, bajo la Presencia de la Madre del Espíritu Santo y ofrézcanle a Dios lo mejor que puedan darle, por más pequeño que parezca que sea verdadero y sincero; porque es en lo pequeño y no en lo grande, en donde Dios obra, a través de las almas y de los corazones abiertos a Su Amor Consolador.
Y así, como he hecho en estos últimos días, en estas últimas semanas, en esta especial Peregrinación de reencuentro con Mis queridos hijos, volveré a ofrecerles el Sacramento de la Unción, para que la señal de la Cruz de Emmanuel los santifique, los proteja, los sane y los acompañe en esta nueva etapa de renovación y de refundación de las bases del Propósito de este Núcleo y de este punto de Luz Espiritual en esta parte del planeta.
Hijos, no le tengan miedo a la cruz, Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre de toda la humanidad y del planeta. Recuerden que aquí Yo encuentro la fuerza interior en los que adoran, oran, vigilan y sirven a Dios.
No solo Mi Hijo busca un lugar donde reposar y repararse, su Madre Celeste también busca ese lugar en los corazones que sirven a la Obra de Dios en este planeta.
Coloquen a Mis Pies sus intenciones en el silencio del corazón, que Yo se las llevaré a Dios.
Oren y no dejen de hacerlo, por su protección y por la protección de sus familias. Únanse a Dios a través de la oración.
Hagamos la oferta a Dios, desde lo más profundo de Mi Corazón, en este momento.
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti.
Guíanos, por el Camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
Yo les agradezco por haber respondido a Mi llamado, de forma tan inmediata, porque cuando eso sucede, hijos Míos, la humanidad deja de sufrir.
Y ahora, vayamos a los pies del Altar de Cristo, ustedes como Sus compañeros y apóstoles, y ofrezcamos no solo el pan y el vino para que se conviertan en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, sino también ofrezcan sus corazones, para que esta renovación llegue a sus vidas y a sus familias, a través de la bendición del Espíritu Santo.
Estén en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras las tinieblas hacen sucumbir al planeta, hoy vengo como la Gran Consciencia Solar a dar vida y renovación a las almas, a detener a los infiernos de este mundo.
Hoy, vengo como la Gran Consciencia Solar para que las almas se vuelvan hacia Dios, para que los corazones que no se arrepintieron, se arrepientan.
Hoy, vengo como la Gran Consciencia Solar a traerles cura a los corazones heridos, a darles abrigo a los exiliados y refugiados, a calmar el llanto de los inocentes, de todos los niños de la guerra.
Yo vengo como la Gran Consciencia Solar a despertar a los corazones dormidos, a traer sabiduría a las mentes cerradas, a nutrir con Mi Luz Solar a los espíritus.
Hoy, vengo como la Gran Consciencia Solar a traer esperanza a los que la perdieron, a entregar Mi Amor a los que no lo tienen, a entregar Mi Misericordia a aquellos que no la merecen. Porque Yo Soy la Gran Consciencia Solar que proviene del corazón del universo y que, cruzando dimensiones y planos de consciencia, hoy llega a Europa y al mundo entero para decirles a todos: ¡persistan!, porque el triunfo de Mi Corazón está cerca, aunque en este momento no lo parezca.
Por eso, este es el tiempo de los apóstoles, este es el tiempo de aquellos que darán la vida por Mí, no solo dando testimonio de Mi Palabra y de Mi Presencia, sino dando la vida por Mí donde sea necesario, en el lugar y en el momento que Yo los necesite, porque hay mucho que ayudar en esta humanidad.
Y mientras los conflictos y las guerras se desatan, muchos Ángeles de las Naciones ya no pueden hacer nada. Y el Ángel de la Ira de Dios se quiere precipitar sobre el mundo con más de miles de rayos, trayendo la fuerza de los elementos cósmicos y solares para poder corregir al mundo. Pero, las oraciones de los consecuentes y justos, el servicio de los abnegados e incondicionales, aplacan la furia de ese Ángel del Universo.
Pero este Ángel no quiere imponer un castigo, sino una severa corrección, ya que el mundo no ha escuchado el Mensaje ni la advertencia del Cielo y las almas siguen viviendo de la misma forma, con los mismos modos y hábitos, como si lo espiritual y lo divino ya no importaran.
Por esa razón, Mi Madre Celestial, como ha sido en estos últimos días, se coloca entre el Ángel y ustedes para poder intervenir. De esa forma, se desata un Juicio Universal, la primera etapa de este Juicio que ya comenzó a vivir la humanidad.
Pero mientras las armas y las ideas de destrucción y de conquista se lleven adelante, ¿quién podrá detener a este Ángel de la Ira de Dios? Porque el mundo, y sobre todo la humanidad, ya vive fuera de la Ley desde hace más de dos mil años, y para muchos Ángeles Creadores, el precio de Mi Sangre derramada parece que no lo justifica.
Por eso, a través de los ángeles que hoy Me acompañan, y en especial el Ángel de Portugal, vengo a implorarle al mundo un cambio en la consciencia y sobre todo en la actitud, porque no conoce las Leyes Superiores y menos conoce las Leyes Divinas.
Necesito que este Mensaje sea difundido en el mundo y que puedan escuchar muchas veces lo que hoy les digo, porque cielo y tierra pasarán, pero Mis Palabras permanecerán en los corazones abiertos y adheridos para ofrecerse a construir el Retorno de Cristo.
Con estos ángeles que hoy Me acompañan, junto con el Ángel de la Paz, imploramos al Padre Celestial para que los méritos de la Misericordia de Cristo sean contemplados, en honor al sufrimiento que Yo padecí por ustedes en la Cruz.
Para aplacar el poder del Ángel de la Ira de Dios, hoy vengo a exponerles Mi Corazón Espinado, gravemente ultrajado por las guerras y conflictos del mundo y, en especial, por las almas que generan las guerras y que se han condenado al fuego del infierno, aliándose a Mi enemigo.
¿Quién hará lo mismo que Yo hice por ustedes?
¿Quién dará la vida por los amigos como Yo lo hice por ustedes?
¿Quién será capaz no solo de tener el corazón pronto para lo que sea o de entregarle algo más al Señor, sino quién será capaz de vivir algo que no merece por amor, por la salvación de la humanidad?
Pero sí les digo una cosa: no sean ingenuos para que no sean ignorantes. El ofrecimiento que Yo les hago es en lo más pequeño y hasta en lo más simple, en los lugares donde a veces sus corazones se resisten a colaborar Conmigo, aunque no se den cuenta de que Me están sirviendo a través de sus hermanos.
Uniendo los esfuerzos que se necesitan en estos tiempos de tribulación, Mi Consciencia Solar podrá ayudar más al mundo y a la humanidad para que la Ley de la Divina Misericordia se perpetúe y se cumpla en las almas más necesitadas de Luz.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia, que en estos días están orando Conmigo a las puertas de la reapertura de los Centros Marianos, sea una Maratón de súplica, de ruego y de intervención junto con los Ángeles de la Guarda de cada uno de ustedes, a fin de que esta situación en Europa del Este no se precipite por un absurdo egoísmo de los hombres, por una impunidad que ya no tiene lugar en estos tiempos y que deberá ser erradicada de la consciencia humana para siempre.
Porque cuando Yo retorne al mundo, en este próximo tiempo, podrán comprender y ver lo que es el verdadero Poder de Dios, que no está basado en la imposición ni en la autoridad; el Poder de Dios que es nutrido en su centro por el Amor Universal que, como una sublime esfera de consciencia, emana sabiduría y discernimiento a todas las dimensiones y planos.
Hoy, estoy en un lugar diferente al que se han acostumbrado a verme. Estoy en otro espacio de la Comunidad Flor de Lys, que es el más importante para Mí, porque representa la casa de la vida consagrada. Por esa razón, les pido, en esta íntima analogía, que recen por todos los misioneros consagrados a Mi Plan de Redención, porque tanto en África como en Medio Oriente y en Europa, algunas almas de esta Obra, que Yo he formado y fundado a través del esfuerzo, se ofrecerán a dar la vida por Mí, más allá de lo que signifique y represente el servicio que Me ofrecerán para el alivio y la paz de los corazones afligidos.
Desde hace dos mil años, cuando era solo un niño en los brazos de la Madre Celeste, cuando fui llevado a Egipto para ser protegido, no solo Nuestra Familia fue la primera familia refugiada del mundo, sino que también Mi Corazón, desde ese momento hasta el presente, siente pesar por el sufrimiento y el dolor de África, que es la próxima etapa, es la próxima misión que, a pesar de la distancia o del momento, invitaré a vivir a cada uno de ustedes para que la deuda espiritual de África sea aliviada y para que nunca más ningún ser humano, en África o en ninguna otra parte del mundo, sea capaz de tirar una vida a la basura, porque el género humano ha llegado a desmerecer la vida hasta ese punto, por su gran ignorancia y hasta por su gran maldad, por no conocer la esencia de la vida.
Quisiera que tuvieran presente Mi aspiración de que cuando se abran las puertas para las misiones en África, existan manos, brazos y piernas que se ofrezcan a caminar por ese continente para rescatar a los inocentes y perdidos, a los que son descartados en los basurales del mundo.
Si supieran qué es lo que siente el Padre cuando una vida es descartada o abortada, les aseguro que nadie sería capaz de hacerlo, porque desafiaría su evolución y hasta su destino, desviando su propósito del Camino de Dios y asumiendo una deuda espiritual impagable, que solo Mi Divina e Insondable Misericordia puede curar.
Teniendo consciencia de esto y colocando esta situación en esta Maratón de la Divina Misericordia, los invito una vez más a abandonar sus pequeñas miserias, a dejar atrás sus resistencias e incomprensiones y a colocar la consciencia madura en donde verdaderamente existen el sufrimiento y el dolor en el mundo, para que puedan crecer como apóstoles conscientes y disponibles para servir donde sea necesario y cuando sea necesario.
Yo les aseguro, como la Gran Consciencia Solar, que si más almas pusieran atención en todo esto, no habría razón de que existieran guerras, exilios, hambre, sufrimiento, locura o hasta adversidad, porque todos serían más fraternos, unos con otros, y siempre serían impulsados por el Amor de Dios que a través de los tiempos ha golpeado la puerta de sus corazones, ha llamado a sus almas innumerables veces para poderlos despertar a la Verdad, una Verdad que ha sido sepultada en la consciencia del mundo.
Por esa razón, solo con Mi Retorno muchas situaciones serán reparadas y exorcizadas, y un nuevo Gobierno Espiritual emergerá del corazón de todos los que tuvieran fe en Mí hasta el fin de los días, para que aprendan a vivir en comunión con el universo y con la Confraternidad, sin necesidad de seguir perdiendo el tiempo y la oportunidad de elevar la consciencia de todo este planeta hacia la cuarta dimensión.
Porque cuando tengan la Gracia de ver en la cuarta dimensión, no solo comprenderán la Pasión de Cristo, sino también comprenderán en qué punto se encuentra la humanidad en este momento, un punto de inflexión que se vuelve irreversible.
Por eso, no dejen de orar; que sus labios no se cansen de orar y de pedir a los ángeles del Cielo que intervengan todo el tiempo, porque no solo las almas deberán ser protegidas de la guerra, de la impunidad y del asedio, sino también los más inocentes y pequeños deberán ser protegidos y amparados de ser descartados por sus propios padres en los basurales del mundo.
Si muchas más naciones en el mundo se aferran al ideal de la ley del aborto, ¿cómo se justificará que más guerras no deban suceder o que bombas nucleares no deban activarse?
Después de 1945, con la gravísima deuda espiritual de los Estados Unidos a través de la bomba atómica, la humanidad demostró al universo que sabe autodestruirse y que impuso a través de sistemas corruptos la comercialización e instrumentalización de las armas, para justificar la supuesta libertad de los pueblos y de las naciones.
Pero, compañeros, despierten, estamos en el fin de los tiempos. Desde el Huerto Getsemaní, cuando bebí el cáliz por ustedes y por la humanidad, no esperaba, se los confieso, que el mundo llegara a este momento y que fuera capaz de ir tan lejos, más lejos de lo que fue hace más de dos mil años atrás, crucificando a su Mesías, martirizando al propio Dios, Aquel que los creó desde el origen.
Por eso, una vez más, ese propio Dios, que se hizo carne y se hizo hombre a través de Su Hijo, vuelve a decirle al Padre: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Es hora de estar en las filas del Armagedón, porque mientras pasa el tiempo, no solo el tiempo termina, sino que los acontecimientos se precipitan y las personas no cambian.
Que la Verdad Suprema penetre todos los espacios y consciencias, a fin de que el sacrificio del Hijo de Dios y toda Su Sangre derramada en el camino del Calvario hasta la Cruz justifiquen las atrocidades de estos tiempos, alivien el llanto de los niños y, especialmente, de los no nacidos, para que la Santísima Virgen María restablezca el espíritu del amor maternal en las consciencias que hoy ya no saben amar, para que la vida sea respetada y amada, para que la vida de los inocentes ya no sea descartada, para que la pobreza en muchos lugares del mundo ya no sea la causa de desesperación y de falta de paz.
Que la verdadera Justicia, que proviene de la Fuente Divina, equilibre la balanza de la desigualdad. Porque Mi gran deseo es no escuchar ya el llanto de los niños de la guerra, el llanto de los inocentes descartados en los basurales del mundo.
Aprendan a amar la vida y algún día aprenderán a apreciarla. Mientras la vida sea utilizada como justificación para generar la muerte o la impunidad, el mundo no alcanzará la cura de todas sus enfermedades. Por eso, agradezco a los que han sido conscientes hasta ahora y, semana a semana, han rezado por los no nacidos. Allí está la respuesta de por qué el mundo está como está.
Y, aunque Mi Corazón y el Corazón de Mi Madre se desgarren por dentro, así como Mi Corazón fue desgarrado en lo alto de la Cruz, Nuestro Amor es inconmensurable e incomprensible, porque viene a dar vida a lo que está muerto en aquellos que creen estar vivos.
Oremos al Padre Celestial.
Que cada uno haga su oración al Padre, en lo más íntimo de su ser, en el silencio del corazón. Los escucho.
Que sus almas oren al Padre Celestial para que todos los errores reciban la expiación que necesitan.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Repitamos la oración que Jesús nos enseñó:
Ángel de la Ira de Dios,
calma Tu corazón dolido,
recibe el fuego de nuestro amor
y establece la paz.
Amén.
Vayan en paz, meditando sobre Mis Palabras y concretando Mis aspiraciones.
Sean bien conscientes de esto, para que no sea un Mensaje más, sino la proyección de una próxima etapa que todos son llamados a vivir.
Les agradezco por tener el coraje de escucharme.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Espere ardientemente este momento porque, a pesar de permanecer en el mundo, contemplando a las almas y sus necesidades, contemplando a los corazones y sus súplicas, este momento para Mí también es una dádiva.
En un mundo que agoniza, el Creador hace descender Su Luz. El Creador manifiesta Su Presencia entre las almas más simples y, en medio del caos del fin de los tiempos, mientras resuena el llanto de los inocentes, Dios se manifiesta entre los hombres para demostrarles, hijos, que Su Gracia es abundante, insondable, infinita.
Él solo necesita que los corazones le digan sí, que aprendan a escuchar a Su Santo Espíritu para estar en el lugar correcto y hacer su propia parte, colaborar con la Jerarquía, como les fue dicho cuando estaban preparando sus almas para lo que viven hoy.
Hoy, abro Mis brazos y expando la Luz que hay en Mi Corazón humildemente sobre el mundo, para que los agonizantes sientan alivio, para los que viven en el caos redescubran la paz.
Muchos temen al Apocalipsis, la manifestación de lo que fue escrito, pero ustedes deben contemplar las promesas por entero. Habrá sufrimiento, pero habrá paz y acontecerán milagros en el corazón de aquellos que creen y que tienen fe, como fue en todos los siglos, en todos los tiempos, en los que el dolor era disipado por el profundo amor de los corazones. Confíen en que eso es posible, y así será.
Sepan hacer del dolor la manifestación del Amor de Dios. Así como el Hijo transforma miserias en Misericordia, haciendo brotar Sangre y Agua de Su Corazón; así, ustedes, hijos, son potenciales transformadores de las miserias del mundo en Misericordia Divina, porque fueron creados para renovar el amor y, aunque eso parezca una gran utopía a los ojos de los hombres, cada vez más, en estos tiempos, esa verdad se manifestará en aquellos que tienen fe.
Pero cada corazón debe escoger donde estará, a que barca subirá, si en aquella donde reposa el Señor o en la que está vacía, vacía de Dios, vacía de Gracia, vacía de fortaleza, llena del mundo, llena de las miserias humanas, llena de las viejas y nuevas energías capitales que hacen naufragar al corazón de los hombres.
Todas las barcas serán lanzadas al mar. La tempestad vendrá para todos, pero donde reposa el Señor habrá paz. A pesar de los vientos, de las olas, de las tormentas, habrá paz.
El fin de los tiempos anuncia un momento de triunfo, el triunfo del Corazón de Dios en aquellos que perseverarán y, no importa que sean pocos, estos generarán méritos, no solo para la raza humana, sino también para razas que desconocen, consciencias que cometieron errores milenarios, desconocidos por el mundo, pero profundamente vividos en la consciencia humana que, hasta hoy, sufre sus consecuencias.
Muchos se preguntan: si el fin de los tiempos es anunciado hace tantos años, profetizado hace dos mil años, ¿en dónde está ese fin?, ¿en cuanto tiempo llegará?".
Hijos, hoy deben decidirse a llegar a ese fin, al fin de la condición humana, del cautiverio de este mundo, al fin de las infantilidades, al fin de las mediocridades, al fin de los pequeños pecados, de las pequeñas permisiones que les dan a sus corazones para no cumplir la Voluntad de Dios. Hoy, deben decidirse a llegar al fin, al fin de dejar para después el cumplimiento de la Voluntad Divina, al fin de dejar para después que las prioridades de sus vidas sean las Voluntades profundas del Corazón del Padre.
Y, entonces, pregúntense cuál es esa Voluntad. Si la buscan, la comprenderán, porque desde la Ascensión de Cristo, Su Santo Espíritu habla en sus corazones.
¿Quién estará dispuesto a escucharlo? ¿Quién silenció su boca, su mente y su corazón para escuchar a ese Espíritu?
Muchos cantan: ¡Ven, Espíritu Santo! ¿Y qué es lo que Él hará cuando se manifieste? ¿Qué harán con Su Presencia?
El fin de los tiempos ya llegó. Que los ojos que no lo pueden ver, se abran un poco más para salir de la ignorancia, de la nueva energía capital, el egoísmo, y de su compañera, la indiferencia.
Contemplen el mundo, contemplen a los que están a su alrededor. Muchas veces, contemplen la agonía de sus propias almas y sabrán que el final de los tiempos ya llegó.
¿Cuándo llegará este fin, adentro de ustedes? Esta es una decisión de cada ser.
Sin embargo, hay un fin que puede ser en cualquier momento. Ese no lo decidirán por sí mismos: el fin de las oportunidades, el fin del tiempo del arrepentimiento.
Por eso, hijos, arrepiéntanse ahora, clamen ahora, escuchen ahora, vivan ahora.
Si no vale la pena hacerlo por ustedes mismos, háganlo por el mundo, por las almas que agonizan, por los Reinos ultrajados, por los que perdieron la fe y no tienen fuerza para recobrarla.
Si no creen en ustedes mismos, crean en Mí, porque Yo sé que es posible que con pequeñas acciones se transforme el mundo, que con pequeñas acciones se transformen las almas, que sembrando el amor entre ustedes y en ustedes, ese amor es sembrado en el mundo.
Los cantos y alabanzas agradan al Corazón del Padre, pero ya no basta cantar; necesitan vivirlos.
En momentos como este, la Verdad Divina desciende a la Tierra y las almas que están abiertas pueden comprender esa Verdad, pueden saberla, porque el Espíritu Santo escucha a través de sus oídos, Él abre sus corazones, Él amplía sus consciencias para que puedan comprender lo que de otras formas no comprenderían.
Pero, en este momento, cimenten en sus corazones las Gracias que descienden para que no se olviden cuando Yo haga la Señal de la Cruz y ustedes salgan de aquí.
Cuanto mayor es el caos en el mundo, mayor debe ser la fe de los hombres. No se dejen perturbar por lo que acontece en el planeta, sino transformen eso en fortaleza, en una vida espiritual consolidada por un corazón maduro, que sabe equilibrar los acontecimientos del mundo. No se dejen perturbar por las definiciones de los que tienen al lado, porque a cada uno le cabrá responder ante Dios por todas las Gracias recibidas.
Mas, oren por los que desisten y por los que se debilitan, oren por los que se pierden, aun cuando creen que eso no está aconteciendo. El mundo abraza a los débiles, cierra a sus ojos, sepulta a sus corazones. ¿Cómo podrán saber el camino cierto? Por eso, oren por ellos y fortalezcan sus corazones, fortalezcan sus espíritus.
Dejen que la vida superior sea cada día más palpable. Ábranse para descubrir misterios, para penetrar lo desconocido dentro del propio corazón, para vivir potencialidades que estaban ocultas, para ser lo que Dios llama ser humano, aquello que Él creó a Su imagen y semejanza con un profundo Amor para renovar Su Creación y aproximarla a Su Fuente Divina.
Quisiera estar con ustedes más tiempo, a través de Mis Palabras conducirlos a lo profundo del ser, decirles que no teman, sino que sean fuertes en Dios; que no teman, sino que sean verdaderos en Cristo.
Pero necesito retornar para seguir abrazando al mundo, para seguir guiando a los que están perdidos, iluminando a los que están en la oscuridad, respondiendo a los pequeños y grandes pedidos de aquellos que creen en Mí, porque cuando hago esas cosas, fortalezco su fe.
No tengan miedo de hacer pedidos; alégrense cuando se concreten, pero no permanezcan allí. Fortalezcan su fe.
Eso es todo lo que quería decirles hoy. Pero estén atentos, porque puedo retornar cuando Dios Me lo permita, cuando Me abran las puertas, estaré aquí.
Celebremos ahora la Eucaristía, como un segundo impulso de Mi Casto Corazón, para que Cristo, la Virgen María y San José puedan dejar impregnada en el pan y el vino la fortaleza que necesitarán para vivir su definición en los próximos días.
Les dejo Mi bendición y Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Llego a este sagrado lugar como un Espejo de Paz para que el mundo, es decir la humanidad, tenga más consciencia y discernimiento, pueda abrir sus ojos internos para ver lo que hay más allá de lo material, todo lo que existe en lo espiritual que es el centro de toda la Creación.
Hoy, estoy sobre estas montañas y colinas de Medjugorje no solo para bendecir al mundo, sino también para volverme a unir al Corazón Inmaculado de Mi Madre, para que las Gracias y las Misericordias que necesitan las naciones puedan descender y establecerse, a fin de que los conflictos que se generan y se crean en este tiempo sean disueltos, para que los más frágiles, oprimidos y vulnerables no vuelvan a caer en la trampa de la guerra y de la persecución.
Hoy, Me encuentro sobre una tierra bendecida por Mi Madre Celeste, porque Ella trajo el Mensaje del Cielo para despertar a las consciencias al arrepentimiento y a la oración, al ayuno y al bien. Todos deben conocer la existencia de este lugar, el origen de estos pueblos y naciones que, una vez estando unidos, se separaron por los conflictos.
Cuando Dios creó a Sus hijos, es decir a Sus criaturas, Él creó un solo pueblo, una sola nación, una sola civilización. Pero Sus hijos, a través de los tiempos y de los errores, se separaron, se reagruparon formando sus costumbres y aun sus culturas.
La ex-Yugoslavia es el reflejo de una historia cósmica, que viene al igual que otros pueblos a este planeta para resolverse, para redimirse. A través de Medjugorje, la Madre de Dios concedió las Gracias a todos los corazones del mundo entero y especialmente a los que viven aquí.
Estos pueblos de la superficie de la Tierra son originarios de otros pueblos más antiguos que pasaron por este mundo al igual que ustedes. En las generaciones de esta raza han existido varios aprendizajes, han existido varias situaciones que se fueron llevando adelante a través del tiempo.
Todo lo que viven los pueblos de hoy, como la ex-Yugoslavia, es un reflejo de todo lo que se vivió en otros tiempos, de grandes deudas que necesitan curarse, de importantes historias que aquí se vivieron y que también necesitan redimirse.
Europa Oriental es un proyecto aún no concluido. Por eso, la Jerarquía Espiritual trabaja aquí silenciosamente; para que, en el momento más oportuno, ese proyecto se pueda cumplir; al igual que en el resto del mundo existen otros proyectos que se llevan adelante con otros pueblos y otras naciones.
Todos son originarios de diferentes estrellas y lugares del universo. Han venido a la Tierra para seguir construyendo su historia, para aprender a amar, a redimirse y a perdonarse. Cada nación o cada pueblo se encuentra en el lugar que necesita para poder vivir esa experiencia, para poder concluir esa trayectoria, mientras sea necesario.
Mi Consciencia Divina hoy está aquí para trabajar con todos los mundos internos, para que sepan que el Proyecto de Dios es uno solo y tiene un solo sentido y un solo fin.
La diversidad de los pueblos y de las culturas de este mundo demarca orígenes de diferentes lugares del universo. Por eso, es importante que comprendan que el pasaje por el planeta no es superficial.
Es importante que sepan que hoy Mi Presencia les habla como el Hijo Solar, como la Consciencia Solar de Cristo que viene a trabajar con todos los mundos internos para que se rediman y despierten.
Mientras estoy aquí, en este lugar y sobre estas montañas, los Sagrados Recintos de la Hermandad Celeste se encienden para que los corazones los puedan sentir y, así, estén unidos a lo Divino y a lo Cósmico. Porque es allí, en ese despertar de todas las consciencias, en la redención de todos los pueblos y culturas, en donde volverán a alcanzar el Proyecto que Mi Padre escribió para sus consciencias, un Proyecto especial y único para cada ser.
Cuando una consciencia de alguna nación o de algún pueblo da un paso hacia Mi Camino de consagración y de entrega, no está dando el paso solo, sino está dando sus pasos por todos los demás, por toda su nación y por todo su pueblo. Es decir, abre una puerta para que llegue el momento de la redención, el gran momento del perdón de todas las faltas cometidas, de todas las situaciones vividas; y así, la consciencia de una nación o de un pueblo se renueva y respira los aires del Cielo.
Hoy, Mi Mensaje es simbólico, pero en cada enunciado hay una llave para que puedan abrir una puerta hacia la elevación de la consciencia, para que comprendan la verdadera existencia de Mi Ser, para que conozcan al Cristo Cósmico, que es Quien trabaja con todas las consciencias y almas.
A pesar de las naciones y de los pueblos, ustedes deben recordar que son una consciencia única, una única raza, un único pueblo, un único Proyecto regido por una única Voluntad, que es la Voluntad del Padre.
Que este 2022 despierte en cada uno la necesidad incesante de elevar más la consciencia, de buscar la conexión con lo Divino, de encontrar en el Camino Cósmico la respuesta que tanto necesitan, y de saber, de una vez y para siempre, porqué están aquí y para qué vinieron a este mundo.
Porque la vida de cada uno de ustedes no puede terminar solo en lo que es material y concreto. Descubran el universo de su verdadero ser y se liberarán para siempre, y así, ayudarán a redimir a sus pueblos y a sus naciones, a sus culturas y aun sus costumbres. Porque si tan solo uno Me abre la puerta, un representante de alguna nación o de algún pueblo Me abre la puerta, ¡cuánto más podría hacer en este momento!
Mi invitación, a todos ustedes y en este nuevo año, es que dejen de ser ciudadanos del mundo para ser ciudadanos del universo, seres que viven la confraternidad y que siguen Mi Plan Cósmico. Porque cuantos más busquen la elevación de la consciencia a través del amor al Plan, mayores serán las posibilidades de que la Jerarquía rescate a esta raza y salve a este planeta.
Que los Rayos de Mi Consciencia Solar iluminen sus caminos.
Que así como la ex-Yugoslavia hoy es colocada ante la oportunidad de la unidad entre sus pueblos y sus culturas, que las demás culturas y pueblos de este mundo también reciban la oportunidad de la redención y de la paz. Porque cuanto más despiertos estén a la Vida Universal, más comprenderán porqué están aquí, en este mundo, y cuál es su verdadero origen.
Que los Rayos de Mi Consciencia Solar los bendigan, los impulsen a la trascendencia y a la liberación de las amarras.
Que sus caminos espirituales estén limpios y puros, para que puedan conocer Mi Voluntad, que es la Voluntad de la Fuente Suprema.
No se extrañen de que, en este momento, no les hable con palabras más terrenales y comprensibles a su lenguaje. Es tiempo de que conozcan la vibración de la Jerarquía. Es tiempo de que, a través de la elevación de la mente y de la consciencia, alcancen las esferas superiores e ingresen en el Tiempo Real. Porque cuando amen lo desconocido, se librarán de ustedes mismos y, amando lo desconocido, comprenderán el Plan Universal.
Desde las montañas de Medjugorje, bendigo al mundo entero, y a todos los que sean valientes y tengan el coraje de escuchar Mi Voz y de vivir Mis Palabras. Así, Me abrirán aún más la puerta para que Yo pueda retornar con Mi Verdadera Faz, la Faz del Cristo Cósmico, aquella Faz que aún no es aceptada por este mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
En este amado día, en el que una vez más desciende la Luz y la Misericordia de Mi Hijo, Yo los invito a renovarse en el Sacramento de la Reconciliación; a fin de que todos los hijos, que no se reconcilian ni piden perdón, tengan la Gracia de despertar al verdadero arrepentimiento y penitencia.
De esa forma, amados hijos, existirán merecidas razones para que la humanidad sea absuelta de todas sus faltas, de todos los errores cometidos.
Que, con la fuerza y el poder de la oración misericordiosa, Mis ejércitos orantes nunca se cansen de pedir Piedad y Misericordia; porque la mayoría, que no pide Piedad ni Misericordia, termina condenándose a la perdición espiritual.
Deseo que todos los orantes de la Tierra se aferren y se unan continuamente al poder de la Misericordia de Mi Hijo. Así, no solo estarán unidos al Corazón redentor de Cristo, sino también mantendrán las puertas abiertas de los Cielos para que los santos ángeles del Señor intervengan en todas las causas que parecen imposibles.
Queridos hijos, sigan construyendo dentro de ustedes la fortaleza de la oración del corazón. Les pido que, a pesar de lo que suceda, no dejen de orar.
Que el corazón espejo de cada hijo Mío refleje sobre el mundo el amor y la paz necesarios para estos tiempos de tribulación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Escuchen en silencio el latir de Mi Corazón, de un Corazón que se entregó por ustedes y por el mundo.
Este es el Corazón que aún sigue sufriendo por la humanidad y el planeta. Es un Corazón humano, al igual que el de ustedes. Un Corazón que se glorificó y se iluminó. Un corazón que propaga la Paz y la Misericordia.
Este es el Corazón que siente a la humanidad en Su interior. Un Corazón que acoge a todas las almas y a los Reinos de la Naturaleza. Es el Corazón del Creador, del Dios Vivo, del Dios Misericordioso.
Hoy, Mi Presencia llega al mundo a través del Corazón del Señor y, de brazos abiertos, contempla el planeta y todo lo que en él habita.
Están en el tiempo de la gran inflexión, pero también en el tiempo del gran arrepentimiento, antes de que más situaciones se desencadenen en la humanidad. Aún la puerta de Mi Misericordia está abierta y es a través de Mi Corazón que llegarán a ella.
El Corazón del Cordero de Dios aún sigue siendo flagelado, pero esta vez de una forma más profunda y desconocida.
Los ideales de la humanidad hieren al Corazón del Señor.
Las acciones de la humanidad hieren al Corazón del Señor.
La falta de conscientización y de amor hieren al Corazón del Señor.
Ustedes son almas que provienen de Dios y que guardan, en sí, el Amor del Universo.
La injusticia no puede superar al amor en ustedes. Es necesario hacer algo, no solo ofrecer sus oraciones a lo Alto, sino también cambiar.
La mudanza de los tiempos llegará al compás de los acontecimientos del planeta. Por eso que su corazón no se cierre.
Este es el tiempo de hacer valer las Enseñanzas de Dios a través de Sus Mensajeros Divinos.
Les volvemos a decir que la Palabra debe cumplirse en ustedes para que sea un testimonio, para que sea una realidad y se justifiquen todas las amenazas que vive el mundo, a través de las naciones y de los gobiernos.
Gran parte de la humanidad es inocente de las guerras, de las persecusiones, del hambre, de la falta de cuidado, de todo lo que está fuera de la Ley.
Pero Mi Retorno no puede ser en este momento, porque aún la humanidad deberá darse cuenta de todo lo que ha hecho. Mi llegada será en un momento culminante, pero también inesperado.
Las puertas celestiales se preparan para ese momento, a medida que se desencadenan los acontecimientos en la humanidad, en ese ritmo, viene Mi llegada.
No puedo dejar de decirles que aún deben prepararse; y que esa preparación nace de la conscientización, del discernimiento y de la adhesión a la Jerarquía.
La mayoría aprenderá del fin de los tiempos a través de otra escuela, que es la escuela en la cual muchos no deberían estar. Por eso, no permitan que la indiferencia los abrace ni tampoco los colme; no permitan que la indiferencia sustituya al amor.
En los momentos difíciles, piensen en Mi Pasión y en todos los dolores y martirios que Yo padecí por ustedes, desde el Huerto Getsemaní hasta lo alto del Monte Calvario, hasta el momento de Mi expiración.
Allí encontrarán una fuerza interior desconocida que los impulsará a vivir la trascendencia y la entrega; y podrán dar valor a todo lo que Yo he vivido por ustedes, a pesar de que hace mucho tiempo. Mi Pasión espiritualmente es atemporal.
Las almas pueden acceder a los registros de los acontecimientos que viví hace más de dos mil años porque, en cada paso de Mi Pasión, Yo dejé al mundo una enseñanza, un mensaje, una lección.
No todos alcanzan a vivir completamente el dolor que sufrí por ustedes.
Mi Pasión no es para ser comprendida, sino amada. No es para ser reconocida, sino valorada. En ella he dejado los pasos de su santificación, para que siempre sean bendecidos por el Padre Celestial.
El planeta como consciencia vive su pasión. Una pasión que nunca antes vivió ni padeció y su esencia, que es la humanidad, está enferma.
Por eso, su cambio y su arrepentimiento aliviarán al mundo y a los Reinos de la Naturaleza. Pero las corrientes del universo seguirán descendiendo, seguirán obrando, seguirán transformando, porque al menos una pequeña parte de la humanidad tiene que alcanzar el Portal hacia una Nueva Tierra y una Nueva Humanidad.
La aspiración del Padre Eterno es que todos puedan llegar a la Nueva Tierra, al nuevo Edén, a la Nueva Humanidad. Pero el mundo, al estar lejos de la Ley, se aleja de ese portal. Por eso, son tiempos de mayores sacrificios y de grandes renuncias.
Ahora será el ciclo en el que cada uno de ustedes, compañeros, confirmará si está en Mí, para que Yo pueda estar en ustedes.
Cuando Yo aparecí para ustedes por primera vez, hace más de siete años, fue para este momento, para que vivieran este momento Conmigo y no retrocedieran, no me abandonaran.
La experiencia de la vida crística es para todos, pero sé que no todos la podrían alcanzar, eso no significa estar lejos de Dios y de Su Voluntad, significa estar viviendo diferentes escuelas y aprendizajes. Por eso, todo lo que ustedes hacen se escribe en el universo y es testimoniado.
Son tiempos de mantener las puertas abiertas de Mi Misericordia para que la mayor cantidad de almas se pueda redimir y salvar, al menos puedan tener una oportunidad en el próximo mundo.
Su felicidad, compañeros, estará en el próximo mundo, porque este es el tiempo de la rendición y de la fe para vivir en Mí.
Necesito que sus vidas sean bálsamos para Mi Corazón y no heridas.
Necesito que sus vidas sean ejemplo de transformación y caridad, y no ofensas.
Yo no los necesito perfectos, los necesito verdaderos y puros de intención para que, a través de ustedes, Yo pueda estar en el mundo llevando Mi Amor a la humanidad y a los lugares que más lo necesitan, más allá de la distancia.
En Mi Corazón está el refugio de sus almas, la aspiración de sus consciencias, la renovación de sus vidas. Quien no está en Mi Corazón es porque no quiere, es porque no ha visto, más allá de sí mismo, la Gracia recibida.
Quiero que sean conscientes de la oportunidad de no solo recibir Mi Presencia, sino también Mi Mensaje, de estar cerca de Mí en este tiempo crucial de la humanidad. Eso representa mucho para Mí, porque sé lo que significa, sobre todo, cuando alguno de ustedes Me falla y Me da la espalda, abandonándome, invadido por la incomprensión y la inconsciencia.
Necesito que vivan la verdad desde el corazón y que, a través de esa verdad que Yo les traigo, aprendan a amar y a servir.
Aprendan a estar entre hermanos en estos tiempos difíciles, porque en cada nuevo Mensaje Yo les traigo Mi Sacerdocio que los viene a santificar y a bendecir en el Espíritu Santo.
Recemos para que vengan tiempos mejores. No dejen de rezar. El Padre escucha las oraciones de Sus hijos y siente la pureza cuando sus intenciones son verdaderas.
No dejen de retornar todos los días a la esencia del Propósito y de la Voluntad Divina, así estarán protegidos y a salvo en estos tiempos de oscuridad.
Mi Báculo les señalará el camino. Mi Corazón será la Luz en sus caminos. Mi Manto será su Paz y Mi Cruz su protección.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Inesperadamente, hoy Me presento a la humanidad para llamarla al arrepentimiento.
Antes la copa estaba casi llena, ahora la copa está desbordando. Tengan consciencia de lo que están haciendo, detengan las agresiones de hermanos contra hermanos.
Las naciones y algunos de sus dirigentes ya son más que títeres en las manos de Mi enemigo. Una red oculta y maligna somete a los inocentes: niños son abandonados, seres humanos son despreciados y repudiados en las fronteras porque intentan escapar del hambre y de la persecución.
Ya no jueguen con las armas nucleares. Ustedes, seres humanos de la Tierra, no tienen consciencia de lo que un acto fallido generaría en todo el planeta.
A mediados de los años 40 fueron avisados sobre las consecuencias del uso de la energía nuclear y no escucharon a nuestros mensajeros. Ahora corren y compiten, amenazan al mundo y hacen pruebas escondidas en lugares de la Tierra que ya están altamente contaminados por tanta radiación.
¿Cuándo percibirán que el poder no les pertenece?
Deténganse y escuchen la Voz que viene del Corazón del Universo.
Ya no tienen nada más que experimentar y que procrear. Reconozcan, en este momento, que fallaron con sus experiencias en laboratorios y con seres humanos; y que la actual pandemia es el resultado de una mala praxis.
¿Qué más desean tener?
Ya hubo humanidades anteriores que transgredieron a la Creación y que se lastimaron a sí mismas.
Ustedes son la quinta y última raza. El peligro ya dejó de estar en sus caminos, ahora él está en sus manos y no lo pueden controlar.
Abandonen la carrera armamentista, social y conquistadora que todavía promueven en muchas naciones. Ya no agredan a los mares y a los océanos. El planeta camina rumbo a una salinidad inesperada.
La Tierra ya no puede más y ella reflejará su agonía. No pueden imaginar este mundo sin agua dulce o en largos días oscuros por las expansiones de las cenizas de todos los volcanes.
¿Qué harán si eso sucede?
Mientras los Reinos de la Naturaleza siguen siendo el foco de una explotación desmedida, seguirá corriendo sangre en el mundo, y continuará siendo noticia.
Perdieron la intuición de sus almas, ya no tienen sensibilidad para escuchar a Dios dentro de sí mismos.
Sus vidas se oscurecieron por la ambición y por la injusticia, mientras que miles de personas en el mundo son golpeadas por la marginación, el exilio y la explotación.
Las mismas manos de siempre se enriquecen a través del sufrimiento global, pero eso terminará. Será una de las primeras correcciones que impondré a la humanidad.
Hoy le hablo al mundo entero, no le hablo a una sola religión. Les hablo a todos los creyentes y no creyentes, a los que desperdiciaron sus vidas por los placeres y por los deseos del mundo, les hablo a los que sienten satisfacción por hacer el mal.
No hay ángel ni Jerarquía que detenga la copa rebasada. Están ante los pies del gran abismo.
Mi Corazón no solo sostiene al mundo sufriente y agonizante; Mi Alma soporta las injusticias y los desprecios de los que me abandonaron y no creyeron en Mí. Ellos no escucharon Mi mensaje. Ellos juzgaron Mi trabajo y Mi dedicación, y Mi enemigo los engañó.
Por eso, estén atentos. Todo lo que les di en estos años fue para prepararlos para este tiempo, y la mayoría dejó pasar Mis Palabras y las perdieron.
Ahora, que resta poco tiempo, recapaciten, enmienden sus errores y pidan por Misericordia, porque nadie conoce la Justicia y, aun así, las almas la desafían por ignorancia y por indiferencia.
En verdad les digo que ya no tengo cómo justificar ante Mi Padre todo lo que hacen. Llegó el momento de que todo se defina entre ustedes y Dios.
Pero si en sus vidas se viviera el amor, la tolerancia, el respeto y el cuidado, no sufrirán más; porque todo lo que llegará será resultado de la soberbia, de la explotación y de la maldad de los que las siguen viviendo.
Solo les puedo decir que se arrepientan, para que en estos tiempos agudos no les falte la paz.
Aférrense a Mis Palabras. Sean el Nuevo Testamento para que el mundo entero deje de sufrir sus propias consecuencias.
Al cumplirse 12 años, junto a la Madre de Dios y por un periodo indeterminado, les entregaremos Nuestras últimas Palabras, para que las escuchen con atención y sus consciencias comprendan el mensaje.
Por eso, respondiendo a la Voluntad y a la Justicia del Universo y por todo lo recibido en cada nuevo encuentro, escucharán después de las oraciones nuestros Mensajes, los que serán entregados con anterioridad, ya que por un tiempo indeterminado resguardaré al vidente para que Me ayude a sostener este momento, en oración y en silencio, para que Mis Gracias lleguen a otros lugares del mundo.
Es tiempo de que vivan Mis Mensajes, sobre todo los últimos.
Mi Corazón ha soportado ofensas de compañeros muy cercanos, algo que abrió la Llaga de Mi Costado. Las ofensas de los que se van lastiman Mi Corazón, porque Yo les doy la vida y, en vez de vivir en Mí, se dejan morir a sí mismos.
Que el discernimiento y la paz los guíen en estos tiempos difíciles.
Que está Maratón sea la síntesis y la confirmación de sus vidas ante el Sagrado Corazón del Señor.
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Reino de Dios está próximo a todas las almas del mundo.
Hoy no es Mi día, es el gran día de la llegada de la Iglesia Celestial de Mi Hijo.
Yo siempre seré Su Sierva y Su Mensajera. Por eso he venido aquí en este día tan importante y especial para el mundo, para que sepan que la Madre de Dios, Madre de la humanidad, está con cada uno de ustedes en este momento, en el lugar en donde cada uno se encuentra.
Para la Gracia de Dios no existen fronteras. La omnipresencia de Dios Le concede a la Madre Santísima la posibilidad de estar con cada uno de Sus hijos en este momento.
Detrás de Mí, en esta noche, vean vislumbrar la llegada de la Iglesia Celestial. Yo soy la Señora del Trono de Dios y vengo a anunciarle al mundo la gran oportunidad de su arrepentimiento, para que la Misericordia de Dios en este momento los pueda curar y redimir.
Mi Corazón sigue siendo incansable. Mi aspiración por ustedes sigue siendo eterna. La Madre de Dios no se detiene, aunque Su Palabra y Su Mensaje se recoja diariamente en este ciclo.
Ahora, hijos Míos, ustedes deben ser el mensaje vivo, deben testimoniar Mi Mensaje ante la Mirada paternal de Dios. Algunos de Mis hijos lo deben hacer, deben demostrar que han comprendido Mi Mensaje y han acogido cada una de Mis Palabras a lo largo de estos trece años, porque será la forma, hijos Míos, de que justifiquen ante el Padre Celestial todo lo que han recibido. Este momento de incertidumbre que vive el mundo terminará si la fe y la esperanza en los corazones se renuevan.
Hijos Míos, este es el gran tiempo de la adoración al Corazón Eucarístico de Mi Hijo. Este es el gran tiempo de la oración del corazón. Este es el tiempo, hijos Míos, de que cada una de sus vidas sea el mismo Sacramento, renovando su bautismo, su unción, su confesión y su comunión perpetua con Mi Hijo. Así sus vidas se confirmarán, y es lo que necesita el Padre Celestial para poder seguir derramando Su Misericordia en el mundo, en aquellos lugares que más lo necesitan y que es urgente.
En esta noche, hijos Míos, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial, en amor y en devoción, a través de sus almas postrémonos ante el Reino de Dios, porque Él enviará Su Gracia al mundo, Él derramará Su Misericordia durante estos próximos ocho días y será el gran momento para cada uno de ustedes, en el que la Palabra de Mi Hijo deberá cumplirse.
Ustedes deben ser la Palabra de Mi Hijo, el testimonio de la conversión y de la redención. Es así que en esta noche les anuncio, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial, una semana no solo sagrada, sino una semana de una importante expiación para el mundo.
A quien coloque sus rodillas en el suelo, reconozca sus faltas y las entregue a Dios, su Ángel de la Guarda intercederá y las súplicas serán llevadas a los Tronos del Padre para que Él las pueda convertir en Amor y en Misericordia.
Hoy la Madre de Dios está, al igual que cada uno de Sus hijos, esperando en oración y en vigilia por la llegada del Redentor. Él Me ha enviado como la Madre del Trono de Dios para anunciar Su llegada al mundo, el advenimiento de Su Palabra, la Gracia de Su Espíritu, la Misericordia eterna de Su Corazón.
Un gran momento llegará a el mundo, un profundo momento espiritual. Siendo el último, es el más importante de todos estos últimos años, en los que Mi Hijo ha estado con ustedes. Es el momento del gran paso de la consciencia, es el momento de reconocer a Dios, porque en penitencia y en arrepentimiento llegará la paz, y un milagro se dará en sus vidas y en la vida de sus hermanos de la Tierra.
Todas las Jerarquías del Cielo, todos los seres de buena voluntad de la Tierra, se preparan para este último momento, en el que el Sagrado Hijo de Dios traerá Su Sabiduría y Amor al mundo para que quede grabado en sus esencias, para que siempre lo puedan revivir en sus corazones.
Hoy a Mis pies, como Madre del Trono de Dios, tengo las flores de la donación de la oración y del amor de Mis hijos, todas las flores que Me fueron entregadas en esta noche como fruto de su oración y de su sinceridad Conmigo.
Ustedes saben, hijos Míos, que por más que Mi ciclo con ustedes haya terminado, Mi aspiración es siempre estar con ustedes.
Mi Hijo Me entregó la humanidad en el momento más culminante de Su entrega en la Cruz, y para que Su Cruz sea victoriosa deben redimirse para testimoniar y confirmar lo que Él hizo por ustedes aquí en la Tierra.
Es así que la vida y la enseñanza de Mi Hijo siempre será atemporal y siempre los invitará a la renovación y al perdón.
Esto es lo que hoy les traigo del Cielo, como Su Sierva y Su Esclava. Es lo que Yo le traigo al mundo abriendo las puertas de los Cielos para la llegada de Su Iglesia Celestial.
Mantengan sus corazones abiertos en estos próximos días, sin expectativas, sin grandes deseos, en absoluto vacío y en un incondicional amor hacia el Corazón Glorificado de Mi Hijo.
Es tanto lo que veo sufrir a la humanidad que Mi Ser ya Le ha ofrecido todo al Padre para el alivio de cada uno de Mis hijos.
Pero solo piensen en el sacrificio de Mi Hijo en la Cruz. En el mayor abandono, en la más profunda soledad, Mi Hijo se convirtió en el Cristo cuando aparentemente nada sucedía. Y a los pies estaba Su Sierva y Esclava la Madre de Dios, Juan el apóstol y las santas mujeres. Él solo nos tenía a nosotros, hoy Él los tiene a cada uno de ustedes.
Todo pasará, un nuevo tiempo llegará. Si la humanidad se arrepiente verdaderamente en estos días, los cambios podrían ser indescriptibles para el mundo.
Hijos Míos, como una madre que los ama y que los guía, no pierdan la oportunidad, no la tomen como un momento más porque no se repetirá.
Mi Hijo le ha pedido a Su Padre la autorización para el descenso de Su Iglesia Celestial en un tiempo de la humanidad en el que nada parece resolverse, en el que la gran incógnita está en la mente de Mis hijos.
En oración, en ofrecimiento, ofrezcan sus vidas a Dios y nada más. Busquen la Luz del Universo, reconozcan la Estrella de la Jerarquía. En el firmamento se aproxima el Redentor y todas Sus Huestes de Luz.
Los ángeles, con cantos de alabanza, anuncian la llegada de Su Iglesia Celestial. El tiempo de la conversión es ahora.
Dios los ama y Él ya no puede ser más ofendido. Él quiere el bien para cada uno de Sus hijos, porque si viven Su Amor y Su Verdad se salvarán y el mal será derrotado por la poderosa espada del Arcángel Miguel.
Las estrellas caídas se levantarán de los abismos y sus orígenes alcanzarán la reconciliación tan esperada.
Los mil años de paz llegarán y la Aurora brillará en el corazón de los que han creído en ella.
Eleven sus aspiraciones a lo Alto, Mi Corazón les trae la Luz de todo el universo. Y abriendo Mis manos les derramo la Luz del Cielo, así como la derramé muchas veces en Aurora.
El fin no está lejos. Arrepiéntanse, arrepiéntanse, arrepiéntanse y Mi Amor los llevará a Dios. Eso es todo lo que hoy les digo.
Recuerden en esta noche la llegada de la Iglesia Celestial de Mi Hijo. Vean reflejada Su Iglesia en sus mundos internos, cómo Su Luz y Su Gloria comienzan a descender al planeta.
En esta noche permaneceré en adoración al Corazón Eucarístico de Mi Hijo.
En vísperas de este momento especial, la Madre del Trono de Dios agradece este templo que han ofrecido a Su Hijo. Dios contempla con gratitud cada trabajo realizado, cada momento de unidad gestado por una sola razón: por el triunfo de Su Amor.
Glorifiquemos al Hijo del Universo con hermosas alabanzas.
Hoy deseo, en conmemoración de este día especial para Mí y para ustedes, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial y en agradecimiento por la oportunidad de servir y de amar, que honremos al Santísimo Hijo de Dios por Su presencia, a lo largo de los tiempos, en los Sacramentos y en el corazón de Sus hijos, de todos sus compañeros.
Vamos a elevar una canción al Corazón de Cristo, porque a Él le debemos todas las cosas, nuestro agradecimiento y nuestro honor.
Escucharemos “Tu és o Rei”.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
¡Gracias Madre de Dios por cuánto nos das!
A través de esta canción que ofreceremos a Nuestro Señor Jesucristo y en unión a la Madre Divina, nos prepararemos internamente para esta vigilia, en la que nuestros corazones y almas estarán atentos a la llegada de la Iglesia Celestial, en estas próximas horas de nuestro tiempo.
El descenso de la Iglesia Celestial traerá, en este momento culminante de la humanidad, la Gracia Divina de que las almas del mundo se vuelvan hacia Dios en una acción interna de verdadero arrepentimiento y reconciliación.
La Iglesia Celestial traerá para el planeta un momento de quietud interna y de reflexión, a fin de que todas las almas posibles recapaciten y reparen sus vidas de todo lo que vivieron, para que sean restauradas del sufrimiento.
La llegada de la Iglesia Celestial impartirá bendiciones y Gracias en los corazones que estén abiertos para reconocer este importante acontecimiento espiritual.
En la Iglesia Celestial estará presente uno de los Aspectos de Dios que, durante los días de la Sagrada Semana, permanecerá en contemplación y a disposición para escuchar las intenciones y las oraciones de Sus hijos. Dios Padre abrirá un espacio espiritual para atender a Sus criaturas.
Durante el descenso de la Iglesia Celestial, los Ángeles de la Guarda tendrán la Gracia de poder llevar hacia adentro de la Iglesia de Cristo todas las súplicas de los que las pronuncien de forma impersonal y en beneficio espiritual para la cura de la humanidad.
Con la llegada de la Iglesia Celestial, muchos movimientos sucederán para todos, no solo internos, sino también externos y en oración deberán acompañar esos movimientos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Antes de que descienda la Iglesia Celestial el mundo se sentirá movido, porque sus fuerzas terrestres deberán ser liberadas y exorcizadas, y para Mí, hijos Míos, es muy importante que sean conscientes de esto, para que este próximo evento de la Iglesia Celestial no sea vivido como un encuentro más, porque es el último y el mundo lo necesita urgentemente.
Por eso Dios envía, en este día, a Su Sierva fiel para reunir a Sus hijos, para llamar a los apóstoles de Cristo, para prepararlos para el momento del gran tiempo final.
Ese tiempo y esa hora están llegando, no falta mucho, hijos Míos. Por eso, Mi Hijo ha decidido, antes de Su Retorno, llegar con Su Iglesia Celestial para guardar dentro de Su Corazón a todas las almas posibles, a todas las almas que puedan entrar en el Corazón de Dios, aun aquellas que no lo merecen ni siquiera por Misericordia.
Esto les demuestra, a cada uno de ustedes, la poderosa inmensidad del Amor de Mi Hijo, un Amor incansable y eterno que, de tiempo en tiempo, viene a su encuentro para renovarlos, curarlos y redimirlos.
Pero Mi tiempo también termina con ustedes. A medida que los meses pasan, el tiempo entre Mis hijos termina y ese será el gran momento, también para ustedes, de vivir todo lo que Yo les he enseñado desde el principio de Mis Apariciones, en Mi amada Aurora.
Por esa razón, deseo que para el día 8 de agosto todas las pinturas de Mis Apariciones, sucedidas en Aurora durante trece días seguidos, sean expuestas al mundo para que Mis hijos puedan conocer los símbolos que Yo le dejé a la humanidad, que son las señales que Dios determinó entregarles para su preparación interior y espiritual para este gran momento del encuentro con la Iglesia Celestial de Cristo y sobre todo, hijos Míos, para lo que sucederá después de que la Iglesia Espiritual de Mi Hijo haya pasado por aquí.
Será en esa hora también que ustedes deberán ser testigos, deberán declarar sobre todo lo que aquí ha sucedido, como la conversión que han vivido sus corazones al haber escuchado el llamado de la Madre de Dios.
Durante los ocho días de la próxima Sagrada Semana, la Sagrada Iglesia Celestial de Mi Hijo expondrá, en lo alto de la Colina de la Apariciones, el símbolo inmaterial del Arca de la Santa Alianza.
Todos aquellos que vivan de corazón la próxima Sagrada Semana serán colmados de los atributos y los principios del Arca de la Santa Alianza y, sobre todo, recibirán los méritos que alcanzó Mi Hijo desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión.
Este acontecimiento es anormal. Significa, hijos Míos, que llega en un momento culminante de la Tierra, en el que la humanidad intenta forzar el volver a la normalidad, y aún no está entendiendo la importancia del arrepentimiento y de la penitencia.
El Arca de la Santa Alianza, que brillará como un sol en lo alto de la Colina de la Apariciones, traerá para el mundo entero la Gracia extraordinaria que cada uno de Mis hijos necesita en este momento para poder superar el fin de los tiempos y, sobre todo, para aprender a transitarlo.
Sé que muchos de Mis hijos no comprenderán lo que esto significa. Por eso, deseo que representen durante la Sagrada Semana el Arca de la Santa Alianza, así como lo hicieron preciosamente en otros años, para que la humanidad tenga un símbolo visual y espiritual para poder ingresar a la consciencia del Arca Sagrada.
De forma especial, Abraham, Moisés y muchos patriarcas que hoy están en los Cielos, acompañarán ese acontecimiento espiritual.
Para que vean, hijos Míos, la emergencia de estos tiempos, Dios envía al mundo lo más sagrado que tiene, los Sagrados Tesoros del Arca de la Santa Alianza para que sean expuestos espiritualmente, y las almas estén en oración, en vigilia y en contacto con ese sagrado Terafín de Dios.
A su vez, los cuatro Ángeles Regentes del Arca de la Santa Alianza, que nunca descendieron al planeta, estarán presentes como guardianes y vigilantes de ese sagrado Terafín, que espiritualmente brillará en la Colina para todo aquel que tenga fe en él y necesite servirse de los atributos y de los méritos que Mi Hijo alcanzó por ustedes en este planeta.
Esta es la demostración de Su más puro Amor, de la donación incansable de Su Corazón eterno, no solo presente en el Arca de la Santa Alianza, sino también en los Sacramentos. Hijos Míos, si comulgan espiritualmente de los Sacramentos durante los días de la Sagrada Semana, les aseguro que recibirán las Gracias que necesiten.
¡Cuánto hará la Iglesia Celestial de Mi Hijo durante los primeros días de agosto!
Él vendrá con Su Poder y Gloria para recordarle al mundo su filiación con lo Alto, para que muchas más almas puedan colocar su cabeza en el suelo y arrepentirse, porque Dios no quiere la Justicia en el mundo, sino la Misericordia.
Quien esté abierto de corazón y en ofrecimiento de alma y espíritu ante la Sagrada Iglesia Celestial de Mi Hijo, será contemplado por el Padre Eterno, porque Él es la propia Arca Sagrada que guarda las experiencias de Amor, de Redención y de Luz que no solo Su Hijo amado alcanzó en la Tierra, sino también muchos de sus hermanos que a través de los tiempos alcanzaron la cristificación.
¿Quién se cristificará por Mi Hijo, después de todo lo que Él les dará y con todo lo que Él les ha dado a través de estos últimos años?
La cristificación no es una forma ni es un método, es una experiencia de amor que se vive en la carne y que transforma la consciencia, los aspectos más profundos del ser hasta llevarlo a la redención.
La sagrada Ley de la Cristificación también llegará durante los días de la Sagrada Semana al mundo. Quien coloque su corazón ante ese misterio, por medio del Arca de la Santa Alianza y de los Sacramentos, renovará su vida, renovará su compromiso, reafirmará su misión y se ofrecerá nuevamente al Padre como víctima de Su Amor universal.
Mi tiempo con ustedes termina y es algo que en verdad no quisiera que sucediera, pero deben aprender a amar la Voluntad del Padre más allá de ustedes mismos, así como Yo aprendí a amarla siendo una joven mujer, en una familia humilde y simple, que recibió el llamado de Dios para engendrar en Mi vientre al Hijo del Altísimo.
Hoy las generaciones, pueblos y naciones, Me proclaman Bienaventurada. En el día de mañana, el mundo proclamará a los últimos apóstoles como bienaventurados, como los Cristos del Nuevo Tiempo, como los que alcanzaron la aspiración del Corazón de Mi Hijo hasta el último momento de sus vidas.
Pero Yo no los abandonaré, así como no abandoné a los pequeños niños en Fátima. Deben amar, conocer el Cielo como ellos vieron el Cielo muchas veces, porque en el Cielo, en donde se encuentra nuestro Padre Eterno, fundirán sus experiencias en la gran Fuente de Su Amor, y la Creación, como muchas veces sucedió, se volverá a renovar.
Hoy rezo por el mundo entero y por cada uno de Mis hijos en los cinco continentes, para que sus almas ingresen en la poderosa Iglesia Celestial, la que abrirá las puertas en el mes de agosto trayendo las Gracias y las Misericordias de Dios para la humanidad.
En esta noche, a pedido de Mi Hijo, dejo aquí fundados los pilares, los primeros pilares de Su Iglesia Celestial, la que hoy se mostrará en Gloria, Amor y Misericordia a las almas.
En esos días de agosto, será el gran momento de su síntesis espiritual de todo lo que han recibido a través de estos doce años.
El Padre Me ha permitido que, en el próximo tiempo y por última vez, Yo pueda aparecer en Aurora para cerrar todo lo que allí comenzó una vez, cuando aún nada existía, porque allí encontré corazones dispuestos a seguirme, cuando aún no tenían nada, porque en el ayuno y en la oración vividos durante esos días Conmigo en Aurora, confiaron en Mi Palabra y sobre todo en Mi Presencia, más allá de lo que dijeran.
Por esa razón, Yo retornaré a Aurora por última vez, porque en Aurora será el fin de Mi tarea con el mundo, antes de que retorne Mi Hijo. Y toda la Hermandad de los Cielos estará ese día, ofreciendo al Padre todo lo que allí fue construido no solo en lo material, sino también en lo espiritual.
Todo lo que ha pasado en Aurora, desde su surgimiento hasta el presente, será ofrecido al Padre como justificación de la redención de la humanidad.
Hoy los ángeles Me han pedido que canten una simple canción para terminar, que cierre este ciclo de los días 25. Es una canción que nació en Aurora y que invoca el poder de su Centro de Amor para las almas no redimidas.
Vamos a escuchar “Reino de Amor”.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Mi Manto y Mi Consciencia reflejan la Aurora, el amanecer en la vida de cada ser.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
Que en este tiempo de definición sus corazones estén dirigidos todo el tiempo hacia el Corazón de Dios; así estarán diciéndole a los Cielos que aspiran a seguir recibiendo las Gracias que necesitan para que sus vidas se rediman y se santifiquen.
En la unión imprescindible que ustedes pueden tener con Mi Hijo, Su Divina Misericordia, la Sangre y el Agua de Su Corazón, justificará muchos de los errores y de las adversidades que sigue viviendo el mundo por alejarse cada vez más de Dios para satisfacer sus placeres humanos.
Este es el último tiempo en el que el Padre Celestial estará atento a las oraciones y a las súplicas de Sus hijos. Será el tiempo en el que la humanidad, antes de lo que llegará, podrá colocar la cabeza en el suelo para pedir perdón y vivir un verdadero arrepentimiento.
Yo los invito, Mis hijos, a tener eso presente. Ahora, las oportunidades son únicas y no se repetirán, porque ya son las últimas.
Estará siendo concedida una última Gracia al mundo para que muchas almas abandonen el caos en el cual viven e ingresen en el universo de la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más