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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos, como Madre Espiritual, hoy vengo a decirles, en oración y en súplica, que llegamos al fin de un año de durísimos y delicados acontecimientos que muchos de ustedes han podido observar.
Llegamos al fin de un año con una humanidad herida por la guerra, enferma por las epidemias, desolada por la falta de fe, castigada por los fenómenos del clima y del calentamiento global.
Llegamos al fin de un año con una humanidad que, en gran parte, ha quedado en la indiferencia, en la frialdad, en la falta de cooperación y de fraternidad.
Pero, en este último día del año 2022, Yo vengo como la Madre de la esperanza, de la fe, como la Madre de la reparación del Herido Corazón de Mi Hijo.
Hoy, vengo como el Inmaculado Corazón de María, como la Madre del Sol, como la Madre del Mundo, a decirles que el tiempo ya está terminando y que el último sello del Libro del Apocalipsis se está abriendo, que la última trompeta de los Siete Ángeles de la Anunciación ya comenzará a sonar. Y cuando esto suceda, que no está muy lejos, será el tiempo final; será la hora en la que deberá retornar Mi Amado Hijo a restablecer el Reino de los Cielos en la superficie de la Tierra y, sobre todo, Mis amados hijos, para que Él vuelva a encontrarse con aquellos a los que les prometió volver a verlos.
¿Cómo serán sus miradas cuando el Hijo de Dios retorne, cuando el Nazareno, el Pastor de las almas, vuelva a tocar con Sus Pies este suelo herido y ultrajado, así como están heridos y ultrajados los Reinos de la Naturaleza?
Su Madre Celeste prepara ese gran momento, tan anunciado en los últimos años y a través de los últimos tiempos. Y aunque todo en este mundo quede expuesto y revelado, Él no dejará de hacer lo que tenga que hacer para poder llevar a la humanidad al cumplimiento del Propósito, preparándola para el surgimiento de la Nueva Humanidad.
Y así, como el Arcángel Gabriel anunció la llegada del Mesías, hoy su Madre Celeste les dice que el Arcángel Miguel, con todas sus huestes, hará vibrar el cielo y la tierra, los océanos y los continentes, para que cualquier ser de la superficie de la Tierra, cualquier criatura viviente en cualquier punto de este mundo, sepa que Cristo está retornando.
Y, así como se cumplieron las profecías de Isaías, así se cumplirán las profecías de Juan, el apóstol, escritas en el Libro del Apocalipsis.
El día del Juicio Final será sin precedentes porque todo será contemplado y observado, no con la justicia que este mundo cree conocer, sino a través de una sabiduría desconocida que la humanidad conocerá a su debido momento.
Por eso, aunque este último día del año represente la síntesis de los acontecimientos del planeta más relevantes y dolorosos, no les puedo dejar de decir, Mis queridos hijos, que Cristo a pesar de las penumbras y de la oscuridad de la Tierra, a pesar de la impunidad o aun de la injusticia, a pesar de todo, Él podrá contemplar a través de Sus Ojos la llama ardiente de los últimos mártires.
Esos serán ya los últimos días de la Tierra. Esos días precederán a la reconfiguración y a la trascendencia de la humanidad desde su código genético hasta su parte más consciente y superficial.
En esa hora, todo lo que ha estado oculto y desconocido para la mente del mundo se revelará de una forma indescriptible, y todo se sabrá.
Aquello que está más allá de este tiempo material y que existe plenamente en el Tiempo Real se mostrará. No habrá consciencia sobre la superficie de la Tierra que pueda decir que no es verdad, porque lo que les digo será un evento físico, y nunca antes visto.
Esta será la única forma, según la Jerarquía, de que el mundo entero, en cuestión de horas, sea totalmente transmutado y liberado; porque en ese momento los mundos internos, silentes espacios del planeta, del alma de este planeta, ayudarán en ese especial movimiento físico y espiritual.
Esa será la hora definitiva en la que los que negaron a Cristo y lo abandonaron se podrán arrepentir. Pero no será necesario que digan sus pecados o sus faltas, porque cuando el Real Tiempo se una al tiempo material todo será conocido.
Así, las Leyes se restablecerán poco a poco, y aquellos que no les dieron importancia a las Leyes básicas de los Mandamientos ya no estarán aquí, porque el mundo deberá ser curado, porque la humanidad deberá ser redimida.
Y, en ese momento, el mal, Mi adversario, nunca más podrá actuar ni interferir; porque en la victoria de los sacrificados Cristos del Nuevo Tiempo estarán los tesoros de la gran conquista espiritual y cósmica, del cierre de un ciclo para la apertura del ciclo del Amor y de la Paz.
Yo vengo aquí como Madre de los profetas, como Anunciadora del Evangelio de Cristo, como Madre de los apóstoles y de los que se consagran de verdad, más allá de sus defectos; porque quien ama el misterio, se libera; quien reverencia lo sagrado se trasciende; quien sirve incansablemente se eleva.
Así como es arriba, también es aquí abajo; es una Ley a la que corresponden todas las Leyes del Universo.
El próximo tiempo devela acontecimientos únicos y más fuertes. No puedo dejar de decirles esto, Mis hijos; porque ahora, más que nunca, el corazón tiene que estar pronto para lo que sea, para ser testigo de Nuestro Amor y de Nuestra Palabra, pero también para ser testigo de lo que aún vivirá esta confusa humanidad.
Pero no pierdan la fe, porque la fe construye puentes entre el Cielo y la Tierra, entre las almas y Dios. Es el escalón más seguro que existe entre todas las Leyes y Principios.
La fe coloca a la consciencia en el camino correcto y la aparta de la dualidad y de la confusión, porque quien vive la fe es un corazón que ora incansablemente y que todos los días de la vida, intenta ser una mejor consciencia en esta humanidad.
No se olviden de que el Amor de Dios todo lo puede; y sepan que el Amor de Dios, a pesar de los errores de estos últimos tiempos, es un Amor que los perdonó, porque grande es Su Misericordia y sabemos que aún muchos no entendieron lo que esto significa.
Esperamos pacientemente que muchos más se decidan a sumergirse en el océano de la Misericordia de Cristo, para que sus más profundos defectos e imperfecciones se disuelvan y que, en la ardiente aspiración de la transformación del corazón y de la vida, aprendan a ser verdaderos apóstoles.
Llegó la hora de que los últimos congregados de Mi Hijo escriban la historia del amor, de la redención y de la transparencia a través de sus vidas y no de sus emociones.
Llegó la hora de que los últimos mártires de los últimos días reflejen y concreten, a través de sus vidas, el contacto con Dios a través de su amor, de su unidad y de su obediencia.
Hoy, su Madre Celeste, más que nunca, hubiera querido tenerlos a todos congregados en el amor y en la unidad de las almas, pero este es el pequeño sacrificio que Cristo les pide, para que lo hagan por Él y para que lo hagan con Él, a fin de que se cumpla Su Voluntad, aun en este planeta herido y lastimado.
Por eso, Dios permitió, en este último día de 2022, que se diera este sacrificio que Él amorosamente aceptó a través de Su Madre Celeste para que Mis hijos valientes y determinados asuman cargar la cruz planetaria y no le tengan miedo, porque estarán cargándola junto con Mi Hijo, el Cristo, el Rey y Salvador.
Hacemos esto por aquellos que hoy, en este último día de 2022, no tienen la oportunidad de escucharme ni de verme, no tienen la oportunidad de sentirse acogidos, protegidos y amparados por la Jerarquía, no tienen la oportunidad de tener un techo sobre sus cabezas, una cama para poder reposar, un alimento para compartir en familia, en comunidad.
¿Cuál será el sacrificio que hoy ustedes ofrecerán a Cristo por este durísimo momento planetario?
¿Será un día igual a los demás?
¿Será el pasaje a un nuevo año, como todos los demás desde hace siglos?
¿Quién dará valor y honrará a la Sangre Preciosa de Cristo que fue derramada?
¿Quién permitirá que Su Amor y Su Misericordia, a pesar de todos los errores del mundo, en estos tiempos sigan descendiendo para revertir la caótica realidad planetaria?
Hijos, es hora de que se decidan a ser adultos espiritualmente. Es hora de que, en el próximo 2023, un tiempo muy crucial para el mundo y la humanidad, ya no reclamen, ya no se justifiquen, ya no sean una dificultad, sino una solución concreta y permanente, a fin de que Cristo pueda, de una vez y para siempre, servirse de ustedes como instrumentos.
Hoy, la Madre del Mundo, a través de las palmas de Sus Manos, derrama la Luz de Dios sobre el mundo y la humanidad; pero también Su Corazón Inmaculado, rodeado de espinas, derrama la Sangre de Cristo; así como el Rostro de Luz de la Madre de Dios derrama Sus Lágrimas por aquellos que se desviaron de su camino hacia Cristo, sin tener consciencia de lo que esto significa y representa para Dios.
Así como fui capaz de orar por la salvación imperiosa de Judas; así hoy, Soy capaz de orar por la imperiosa salvación de los que quedaron atrás y retrocedieron. Porque Dios es un Padre tan Prodigioso y Bondadoso que es capaz de callar para que Sus Hijos puedan aprender, es capaz de silenciarse para que Sus Hijos puedan sentir Su Corazón, el Padre Celestial es capaz de recogerse para orar por Sus Criaturas, como siempre lo hace.
Yo, la Virgen Santísima, hoy Soy el Eco de la Voz de Dios en este día, para esta humanidad y para este mundo.
El tiempo está terminando, queridos hijos, no lo desaprovechen, no dejen para después el Propósito Espiritual que los espera hace tanto tiempo. No se rindan, sean firmes y valientes. Tengan el coraje de decirle no a Mi enemigo. La Luz de Dios siempre los protegerá, mientras no salgan de esa Luz.
Hoy, hago votos para que el próximo año, a pesar de los acontecimientos que se aproximan, sea un año para reforzar los principios del Plan de Dios en este mundo y para que este Plan se pueda cumplir en aquellos que vinieron a vivirlo.
Rezaré para que esto se pueda cumplir. Uniré Mi Voz a la de aquellos que oren por la misma causa.
Y no se olviden de que Mi Corazón siempre será su refugio en los tiempos de tribulación, porque en Mi Amor encontrarán fuerza, porque en Mi abrazo hallarán paz, porque de Mis Manos extendidas hacia ustedes se podrán tomar fuertemente y Yo los ayudaré.
No le tengan miedo al sacrificio y a la renuncia. Algunos fueron llamados a vivirlos por todos los demás.
¿Quién responderá a esta petición de Cristo?
Les dejo esta pregunta, pero también les dejo Mi Paz y Mi bendición, agradeciendo por la honestidad y el esfuerzo sincero de los que todos los días lo intentan, una y otra vez.
Que este próximo año sea un año de mayor luz, de mayor justicia, de mayor amor. Que sea un año de mayor paz, de mayor sabiduría, de más discernimiento.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
La oración es la gran llave que abre la puerta de los Cielos.
Cuando su oración es sincera y sin apremios, es una oración abnegada. Ella produce grandes efectos a través del alma que la practica y la vive. Es la forma de que estén en contacto con los Cielos en estos tiempos de definición.
La oración sincera siempre los volverá a colocar en el camino correcto y en la vibración espiritual correcta. Ella los protegerá de sí mismos y de los demás acontecimientos que se avecinan.
La oración es la verdadera vacuna contra toda epidemia adversa, porque al orar, ustedes, Mis hijos, elevan la consciencia y el espacio que los rodea, generando un importante vórtice para que el universo angélico pueda transmutar la oscuridad.
Cuando esa oración es ofrecida en grupo, más allá de las distancias, sus efectos son globales y muchos beneficios se establecen en aquellas almas que ya estaban condenadas.
Deben volverse aspirantes de los misterios de la oración, porque recuerden que la oración, en este momento mundial, es el alimento esencial y primordial de la humanidad en transición.
Yo los invito a orar sin causas ni condiciones. Los llamo, hijos Míos, a ofrecer sus vidas como una constante oración para que sus ejemplos sean el consuelo para Dios, ofendido y lastimado por la indiferencia del mundo.
Ofrezcan, en esta Navidad, sus oraciones por los niños y las familias refugiadas, por las graves crisis humanitarias, que se multiplican más rápido que la fraternidad y el bien.
Alivien, a través del Rosario, la indigna vida y el dolor de las mujeres refugiadas, de los que no tienen nada y no son aceptados ni acogidos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Compañeros, hoy traigo para ustedes el Santísimo Cuerpo de su Señor y el Sagrado Cáliz del Redentor para que, en este mes de mayo, ofrezcan la Comunión Reparadora todos los días, a fin de que Dios escuche el corazón de Sus hijos y las súplicas de los que oran de verdad, pidiendo por esta humanidad y por este planeta para que, en este tiempo final, las almas se fortalezcan y aprendan a transitar el fin de estos tiempos, tiempos reveladores y definitivos, tiempos en los que la humanidad conocerá la Verdad en este ciclo del Apocalipsis.
Derramo los Rayos de Mi Corazón sobre la Sagrada Eucaristía que hoy llevo en Mi Mano y sobre el Sagrado Cáliz del Redentor, para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sean esa unidad divina, perpetua y eterna, que las almas necesitan en este tiempo final.
Es allí, en esa fuerza divina, en esa unión esencial con el Sacramento del Altar en donde encontrarán la fuerza, el coraje y la valentía para sobrellevar estos tiempos y no en otro lugar.
Por eso, la Luz de Mi Espíritu hoy no solo se derrama sobre el Santísimo Cuerpo de su Señor y el Santo Cáliz, sino también sobre el mundo y, en especial sobre la humanidad, sobre aquellas regiones de la Tierra en donde el conflicto, la pandemia y el terror azota a los corazones inocentes.
En esa unión divina que cada uno de ustedes puede alcanzar, por medio de este ofrecimiento especial durante el mes de mayo, estarán unidos verdaderamente a Mí y, en consecuencia, estarán unidos a la Vida Superior y Cósmica.
De esa forma, a pesar de lo que suceda, la ayuda vendrá del universo por medio de sus corrientes poderosas, por medio de sus energías sublimes, a través de los sagrados rayos materiales e inmateriales que deben colmar a las almas para que puedan concretar, finalmente, la realización de su misión y de su compromiso Conmigo, para que toda la raza humana aprenda a superar estos tiempos y, sobre todo, aprenda a transitarlos.
Es fundamental que, para este ofrecimiento especial durante el mes de mayo, la vida sacerdotal sea la que infunda, con la fuerza y el ímpetu del corazón y del amor, la ayuda que necesitan las almas por medio de los Sacramentos que Yo les he entregado.
Ahora, que para millones de almas es imposible comulgar con la sagrada forma del Cuerpo de Cristo y con la preciosa Sangre, es el tiempo de vivir la Comunión espiritual, tan verdadera como la Comunión habitual que siempre vivían.
Es en esa unión espiritual en donde su compromiso se fortalecerá, y aquellas adversidades, tinieblas e incertidumbres no prevalecerán, porque cada día que trabajen y vivan esa unión Conmigo permitirá que Yo también pueda actuar y obrar a través de ustedes.
Dedico mi Mensaje, especialmente, a todas las almas, a los buenos corazones silenciosos y anónimos que rezan por los sacerdotes, todos los días, porque el espíritu de la oración, el poder de la oración les hará comprender, más allá de las apariencias, la esencia espiritual de los sacerdotes en este tiempo final, en donde la cura, la redención, la reconciliación y la Misericordia para el mundo entero se alcanzarán a través de la vida sacerdotal.
De ese compromiso y de esa unión que cada uno pueda vivir Conmigo, verdaderamente, a través de Mi Corazón espiritual y de la Luz que emana de los Rayos de la Misericordia Divina, es que Yo podré derramar y depositar en los corazones de los sacerdotes los atributos y, sobre todo, los designios que Yo tengo pensados desde el principio para cada uno de ellos.
Mientras la humanidad está preocupada y agitada por no saber cómo continuará el próximo tiempo, Yo los invito cada día a profundizar más en esa unión Conmigo por medio del Sacramento espiritual con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
También estoy considerando en este tiempo las adoraciones que son ofrecidas a la Santa Eucaristía, porque mientras más adoraciones se realicen, más ejercicios se llevan adelante espiritualmente, y las almas también son beneficiadas por medio de ese ejercicio espiritual que permitirá mantener a los corazones en equilibrio, en ese equilibrio fundamental que la humanidad hoy no tiene por todo lo que se preocupa y por la incertidumbre que siente en este tiempo.
Todo lo que le dejé, hace más de dos mil años al mundo entero, son importantes llaves para hoy. Esa es la razón de la vivencia espiritual de los Sacramentos y de la fuerza inmutable y permanente que ellos tienen a través de los tiempos.
De esa forma, por medio de los Sacramentos, de manera espiritual encontrarán la fuerza de la renovación y de la fe, y las almas, a pesar de todo lo que suceda en el mundo, se sentirán seguras porque no se enfermarán; sus almas se regocijarán y celebrarán Conmigo la victoria de Mi Corazón en cada una de ellas.
Necesito que comprendan, en una visión más amplia, lo que esto significa para Mí: que la vivencia del Sacramento espiritual en cada uno de ustedes le podrá demostrar al Padre Eterno que los tesoros que Yo les entregué están en lugares seguros y que esos mismos tesoros que Yo les entregué dan frutos en la redención y en la conversión.
Este es el tiempo en el que por medio de la Comunión espiritual Conmigo, que a través de la Maratón de la Divina Misericordia todos podrán vivir, se fortalecerán y podrán comprender, más allá de todo, la esencia de lo que Yo he realizado a través de los últimos años.
Porque todo lo que he hecho, hasta ahora y desde el principio, solo ha sido una preparación en sus vidas y espíritus para que sus consciencias no tuvieran miedo ni tampoco dudas de poder enfrentar estos tiempos y de llevar a la humanidad constantemente a la elevación de la consciencia, porque por más que tan pocos hagan ese esfuerzo y esa entrega; todo eso siempre beneficiará al resto de la humanidad y aquellos que tal vez no merecerían nada ni siquiera una Gracia, la recibirán.
Es así que el Amor de Mi Corazón se multiplica en todos los corazones que se ofrecen no solo para rezar por el ministerio sacerdotal y la vida sacerdotal, sino también para que la Obra de Mi Misericordia y Redención sea llevada adelante por los compañeros que Yo he convocado para vivir esta vida y este principio espiritual, entre tantos otros.
Quiero que estén atentos y tengan una clara visión de que este es el tiempo y el momento de vivir lo que Yo tanto he esperado a través de los tiempos y de las generaciones.
He obrado y Me he presentado con el mismo fin y propósito, y eso no cambiará hasta que Yo retorne al mundo, en donde su Sacerdote Mayor y Señor de señores llevará adelante la institución y el advenimiento del nuevo tiempo, de la nueva vida, de la nueva humanidad.
Si sus espíritus y almas están fuertes en la Comunión Conmigo en este tiempo crucial, nada les sucederá, al contrario, ayudarán a los que más lo necesitan, a los que son débiles de espíritu, a los que son tibios de corazón, a los que no son pobres en sus vidas, a los que han perdido la fe, a los que no son humildes, a los que no Me aceptan.
Todos sus ofrecimientos se multiplicarán y Yo los aceptaré, porque los devolveré en Gracia y en Misericordia para los que no merecen nada.
Es así que, poco a poco, los invito a vivir la misma escuela de superación, de entrega y de fe que Yo viví por ustedes hasta la Cruz, para que su última espiración, en el último minuto de su vida, también sea un ofrecimiento.
Piensen y mediten en lo que les digo. No les pediré cosas imposibles, sino les pediré lo que verdaderamente Me pueden dar, porque necesito estar en los corazones, necesito ser consolado por las almas, debo tener un espacio y un lugar en el templo de cada corazón para que puedan sufrir Conmigo, en silencio, por la liberación y la trasmutación de la humanidad por no haber correspondido a la Ley y ni siquiera a Mi Padre Eterno.
Deben comprender lo que les estoy diciendo, porque estas ya son Mis últimas Palabras, en este tiempo final. Y no podrán olvidar todo lo que les he dicho, porque necesito estar vivo en los corazones y en las almas que se ofrecen para vivir esa gran entrega por Mi Corazón y Mi Consciencia.
Es así que, a través de ese camino, alcanzarán la Vida Mayor y la Vida Cósmica. Pero primero tienen que rendirse para que Yo pueda triunfar en el mundo a través de ustedes.
Por eso, hoy les traigo el Santísimo Cuerpo y el Sagrado Cáliz, frutos de la entrega y de los méritos de la Pasión de Jesús, para que el mundo no se olvide que, antes de todo esto, existió un Hombre de Nazaret, Hijo de carpintero y de una humilde Madre, que cumplió y llevó adelante una importante tarea por la humanidad, derramando Su Sangre por los pecadores, derramando Su Agua por los que estaban perdidos, liberando a todo el planeta hasta las entrañas más profundas de este mundo.
Que el poder de Mi Sangre los justifique ante Dios. Que el poder de Mi Agua los purifique ante Dios, porque esperaré su gran y definitivo paso, todo lo que sea necesario, hasta que cada uno de ustedes comprenda que si Yo he venido aquí, para encontrarlos, hablarles e instruirlos durante tanto tiempo, hay una razón y un propósito, porque nada es por acaso.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia despierte en ustedes la llama de la cura que necesita la humanidad y, sobre todo, el planeta que agoniza no solo por esta pandemia.
La humanidad tuvo que enfermarse para comprender cómo está el planeta desde hace tanto tiempo y, aun así, cómo todo el planeta y su naturaleza ha respondido y se ha expresado ante la quietud de la humanidad.
Vean, a través de los Reinos de la Naturaleza, el mensaje que les deja el universo, y ya no se resistan más. Anímense a vivir el gran cambio de consciencia para que todo se pueda revertir y curar.
Mientras eso no suceda, el mundo seguirá sufriendo y su Maestro también sufrirá en los corazones que se abran para recibir la Cruz que su Maestro vive en este tiempo actual. Cruz que quiere ser compartida con los perseverantes, con los abnegados, con los que son incondicionales, con los que trabajan, día y noche, en humildad y por la paz, por un único fin y una única meta de que se cumpla la Divina Voluntad.
Por medio del Sacramento de la Comunión y de la Sangre de Cristo, Yo los bendigo para que esta tarea de la Maratón de la Divina Misericordia sea profunda y verdadera, para que no sea un pasar del tiempo, sino una necesidad imperiosa y definitiva de responder a Dios hasta que duela.
Les agradezco por la unión, la perseverancia y la fuerza de determinación en estos tiempos.
Recuerden el ofrecimiento espiritual durante todo este mes de mayo para que, junto a la consagración de sus vidas al Inmaculado Corazón de María, sus amados Mensajeros Celestiales lleven a Dios, una vez más, los frutos de la redención.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Amados Míos:
Hoy Mi Corona de Estrellas está iluminada por la fuerza y la fe de las oraciones ofrecidas por medio de la Poderosa Novena a San Rafael Arcángel.
El Padre Creador se retira del planeta, habiendo cumplido una etapa importantísima en la misión de rescate y de liberación de las almas de la cadena del sufrimiento y de la enfermedad.
Pero aún, queridos hijos, hay mucho por hacer, aún hay almas por rescatar, por despertar y por colocar en el camino de retorno al Corazón del Padre Celestial.
Durante estos nueve días, los orantes pudieron experimentar el trabajo silencioso de transmutación y de vibración que hace la Jerarquía Angélica y también pudieron ser conscientes de la gran necesidad de ayuda y de oración que tiene el planeta.
Así, durante estos nueve días, en los que los orantes esforzados realizaron la novena, pudieron acompañar a San Rafael Arcángel en su tarea planetaria de cura y de reconciliación de la humanidad.
Aun se darán oportunidades a todos de poder seguir orando de corazón por el fin de la pandemia, para que la humanidad recapacite y reconozca su distanciamiento espiritual de Dios.
Fue así que, el propio Padre Eterno envió a uno de Sus Arcángeles para que interviniera por la humanidad.
Hijos, después de estos nueve días de haber sido colocados en contacto con la Sagrada Ley de la Cura, que sus oraciones continúen llegando al amado Corazón de Dios para que más cura y más redención abracen al planeta.
¡Les agradezco por haber respondido, con prontitud, al llamado por la cura de la humanidad!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Mientras el ejercicio espiritual de la poderosa novena a San Rafael Arcángel continúa adelante, Yo los invito a reforzar el compromiso con el Santo Rosario, todos los días.
No olviden que el Rosario es el arma de defensa de cada uno de Mis hijos y, sobre todo, en este tiempo de definición.
Al mismo tiempo, la poderosa novena sigue trabajando en la consciencia del planeta, y las almas que fueron restauradas ya se encuentran en un lugar seguro, en donde nada peligroso les podrá suceder.
La poderosa novena también está llegando a otros espacios de la humanidad, en donde el sufrimiento, la pobreza y la enfermedad están creando mucha inestabilidad y caos.
San Rafael Arcángel va a el encuentro de esas almas que no están presas de la pandemia, pero que son castigadas por la cultura del descarte y de la soledad.
Es así, que las oraciones abrazan y acogen a otras situaciones del planeta que también necesitan de cura, de amor y de redención.
Les pido que no bajen los brazos y que sus oraciones sigan tocando el Corazón de Dios, para que Él tenga Piedad y Misericordia por este sufrido y agonizante planeta.
Que la Luz curadora de San Rafael Arcángel continúe descendiendo sobre el planeta a fin de que los corazones despierten al llamado de conversión y de perdón.
¡Les agradezco a todos los orantes, una vez más, por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este día, en el que el océano infinito de la Misericordia de Dios se expresa a través de Su amado Hijo, las almas que fueron congregadas por la Luz curadora de San Rafael Arcángel, ya se encuentran recibiendo la asistencia espiritual e interna que necesitan.
Mientras tanto, el Arcángel Rafael envía a Sus ejércitos para que recojan a las almas más miserables, las que quedaron presas de la ilusión y del error. Por medio de la oración de este día, esas almas reciben una nueva oportunidad de tomar consciencia sobre la vida y el propósito por el cual están aquí.
San Rafael Arcángel llega a los espacios de la consciencia planetaria, en donde la mayoría de los seres humanos solo conocen el dolor y el sufrimiento, y a través de la luz de las oraciones de los corazones pacificadores, esas almas también son retiradas de esos niveles de consciencia para que puedan ingresar, por medio de la Divina Misericordia, en la Fuente de la cura y de la restauración.
Continúen orando a San Rafael Arcángel para que el fin de esta pandemia libere a los corazones de la opresión.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy tuve la dicha de escuchar a Mis hijos pidiendo por la cura de la humanidad y por el fin de la pandemia.
Confiemos en que, a través de este primer día de la novena, en los planos internos, las almas más necesitadas ya fueron congregadas por el amor de San Rafael Arcángel para ser ayudadas y aliviadas.
A través de la novena, los orantes irán ingresando en los diferentes niveles de la necesidad planetaria, y sus oraciones y canciones serán el puente que se construirá entre el Cielo y la Tierra, puente que San Rafael Arcángel utilizará para llegar a la Tierra y auxiliar a la humanidad.
Desde ahora, todos los ejércitos de San Rafael Arcángel se preparan para llegar al planeta y comenzar a trabajar, en los planos internos, durante estos próximos ocho días.
La unión y la adhesión de los corazones orantes fortalece el espíritu de cura en la humanidad y así, el planeta es también aliviado.
Como Madre de todos, estaré acompañándolos en oración y en súplica.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras Mis hijos orantes rezan y asumen orar el Santo Rosario como prioridad, en este momento su Madre Celeste se aproxima, en los planos internos, a los hospitales, las instituciones y a los lugares del mundo que atraviesan esta crisis humanitaria de salud.
Es por medio de los que rezan el Santo Rosario de corazón, que Yo tengo el permiso de interceder y de enviar a los ángeles para que les den apoyo y fuerza interior a todos los médicos, enfermeros y asistentes de salud que enfrentan con coraje esta pandemia del fin de los tiempos.
Mientras más corazones asuman rezar el Santo Rosario con amor, más almas serán ayudadas, y también las almas que sufren las consecuencias de estos tiempos serán, principalmente, consideradas por la Divina Misericordia de Dios.
Por eso, Mis hijos, en esta hora los invito a reforzar la oración del corazón, para que su Madre Celeste ayude a poner fin a una situación que afectó al plano mental planetario, situación que se disolverá con la oración de todos.
Estoy unida a los que responden a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En tiempos de epidemias que reine la oración, para que la propia oración sea el escudo espiritual y material que los proteja junto a sus ángeles de la guarda.
Que, en este tiempo, sus corazones reconfirmen su compromiso con la oración, porque la humanidad y el planeta lo necesitan.
Para que esta epidemia sea disuelta de la consciencia del planeta es necesario, hijos Míos, que solos, en familia y en sus hogares se construyan altares de oración, a fin de que la situación actual vuelva a su normalidad.
Por eso, concéntrense y no se distraigan, vayan a la fuente correcta y les aseguro que comenzarán a conocer los poderes sublimes de la oración.
Refuercen el importante compromiso con el Santo Rosario y hagan del Rosario el arma de defensa contra toda oscuridad y tribulación, porque de esa forma sus familias también serán amparadas y no les faltará la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Vengo a pedirles, queridos hijos, que en este momento estén en paz y sigan orando todos los días el Santo Rosario para que finalice la pandemia en el mundo, para que las almas más afectadas por esta situación y las almas que viven en la marginación y en la pobreza reciban la ayuda de la Providencia Divina, como también la salvación necesaria en este tiempo final.
Vengo a pedirles que, ahora más que nunca, no pierdan la fe y que confíen, porque el Todopoderoso y Sus huestes de Luz están interviniendo en esta situación.
Este es el ciclo de la solidaridad y de la fraternidad entre los seres de la humanidad. Es el momento de practicar la igualdad de condiciones y de compartir todo lo que cada uno tiene, sin reservarse nada, porque en el fin de estos tiempos, la solidaridad y la fraternidad entre las almas permitirá que toda la raza humana atraviese la purificación de estos tiempos. De lo contrario, los que se reserven todo para sí, algún día les faltará.
Por eso, Yo los llamo a tener consciencia y amor en todo esto.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más