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Queridos hijos:
La oración es la gran llave que abre la puerta de los Cielos.
Cuando su oración es sincera y sin apremios, es una oración abnegada. Ella produce grandes efectos a través del alma que la practica y la vive. Es la forma de que estén en contacto con los Cielos en estos tiempos de definición.
La oración sincera siempre los volverá a colocar en el camino correcto y en la vibración espiritual correcta. Ella los protegerá de sí mismos y de los demás acontecimientos que se avecinan.
La oración es la verdadera vacuna contra toda epidemia adversa, porque al orar, ustedes, Mis hijos, elevan la consciencia y el espacio que los rodea, generando un importante vórtice para que el universo angélico pueda transmutar la oscuridad.
Cuando esa oración es ofrecida en grupo, más allá de las distancias, sus efectos son globales y muchos beneficios se establecen en aquellas almas que ya estaban condenadas.
Deben volverse aspirantes de los misterios de la oración, porque recuerden que la oración, en este momento mundial, es el alimento esencial y primordial de la humanidad en transición.
Yo los invito a orar sin causas ni condiciones. Los llamo, hijos Míos, a ofrecer sus vidas como una constante oración para que sus ejemplos sean el consuelo para Dios, ofendido y lastimado por la indiferencia del mundo.
Ofrezcan, en esta Navidad, sus oraciones por los niños y las familias refugiadas, por las graves crisis humanitarias, que se multiplican más rápido que la fraternidad y el bien.
Alivien, a través del Rosario, la indigna vida y el dolor de las mujeres refugiadas, de los que no tienen nada y no son aceptados ni acogidos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Compañeros, hoy traigo para ustedes el Santísimo Cuerpo de su Señor y el Sagrado Cáliz del Redentor para que, en este mes de mayo, ofrezcan la Comunión Reparadora todos los días, a fin de que Dios escuche el corazón de Sus hijos y las súplicas de los que oran de verdad, pidiendo por esta humanidad y por este planeta para que, en este tiempo final, las almas se fortalezcan y aprendan a transitar el fin de estos tiempos, tiempos reveladores y definitivos, tiempos en los que la humanidad conocerá la Verdad en este ciclo del Apocalipsis.
Derramo los Rayos de Mi Corazón sobre la Sagrada Eucaristía que hoy llevo en Mi Mano y sobre el Sagrado Cáliz del Redentor, para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sean esa unidad divina, perpetua y eterna, que las almas necesitan en este tiempo final.
Es allí, en esa fuerza divina, en esa unión esencial con el Sacramento del Altar en donde encontrarán la fuerza, el coraje y la valentía para sobrellevar estos tiempos y no en otro lugar.
Por eso, la Luz de Mi Espíritu hoy no solo se derrama sobre el Santísimo Cuerpo de su Señor y el Santo Cáliz, sino también sobre el mundo y, en especial sobre la humanidad, sobre aquellas regiones de la Tierra en donde el conflicto, la pandemia y el terror azota a los corazones inocentes.
En esa unión divina que cada uno de ustedes puede alcanzar, por medio de este ofrecimiento especial durante el mes de mayo, estarán unidos verdaderamente a Mí y, en consecuencia, estarán unidos a la Vida Superior y Cósmica.
De esa forma, a pesar de lo que suceda, la ayuda vendrá del universo por medio de sus corrientes poderosas, por medio de sus energías sublimes, a través de los sagrados rayos materiales e inmateriales que deben colmar a las almas para que puedan concretar, finalmente, la realización de su misión y de su compromiso Conmigo, para que toda la raza humana aprenda a superar estos tiempos y, sobre todo, aprenda a transitarlos.
Es fundamental que, para este ofrecimiento especial durante el mes de mayo, la vida sacerdotal sea la que infunda, con la fuerza y el ímpetu del corazón y del amor, la ayuda que necesitan las almas por medio de los Sacramentos que Yo les he entregado.
Ahora, que para millones de almas es imposible comulgar con la sagrada forma del Cuerpo de Cristo y con la preciosa Sangre, es el tiempo de vivir la Comunión espiritual, tan verdadera como la Comunión habitual que siempre vivían.
Es en esa unión espiritual en donde su compromiso se fortalecerá, y aquellas adversidades, tinieblas e incertidumbres no prevalecerán, porque cada día que trabajen y vivan esa unión Conmigo permitirá que Yo también pueda actuar y obrar a través de ustedes.
Dedico mi Mensaje, especialmente, a todas las almas, a los buenos corazones silenciosos y anónimos que rezan por los sacerdotes, todos los días, porque el espíritu de la oración, el poder de la oración les hará comprender, más allá de las apariencias, la esencia espiritual de los sacerdotes en este tiempo final, en donde la cura, la redención, la reconciliación y la Misericordia para el mundo entero se alcanzarán a través de la vida sacerdotal.
De ese compromiso y de esa unión que cada uno pueda vivir Conmigo, verdaderamente, a través de Mi Corazón espiritual y de la Luz que emana de los Rayos de la Misericordia Divina, es que Yo podré derramar y depositar en los corazones de los sacerdotes los atributos y, sobre todo, los designios que Yo tengo pensados desde el principio para cada uno de ellos.
Mientras la humanidad está preocupada y agitada por no saber cómo continuará el próximo tiempo, Yo los invito cada día a profundizar más en esa unión Conmigo por medio del Sacramento espiritual con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
También estoy considerando en este tiempo las adoraciones que son ofrecidas a la Santa Eucaristía, porque mientras más adoraciones se realicen, más ejercicios se llevan adelante espiritualmente, y las almas también son beneficiadas por medio de ese ejercicio espiritual que permitirá mantener a los corazones en equilibrio, en ese equilibrio fundamental que la humanidad hoy no tiene por todo lo que se preocupa y por la incertidumbre que siente en este tiempo.
Todo lo que le dejé, hace más de dos mil años al mundo entero, son importantes llaves para hoy. Esa es la razón de la vivencia espiritual de los Sacramentos y de la fuerza inmutable y permanente que ellos tienen a través de los tiempos.
De esa forma, por medio de los Sacramentos, de manera espiritual encontrarán la fuerza de la renovación y de la fe, y las almas, a pesar de todo lo que suceda en el mundo, se sentirán seguras porque no se enfermarán; sus almas se regocijarán y celebrarán Conmigo la victoria de Mi Corazón en cada una de ellas.
Necesito que comprendan, en una visión más amplia, lo que esto significa para Mí: que la vivencia del Sacramento espiritual en cada uno de ustedes le podrá demostrar al Padre Eterno que los tesoros que Yo les entregué están en lugares seguros y que esos mismos tesoros que Yo les entregué dan frutos en la redención y en la conversión.
Este es el tiempo en el que por medio de la Comunión espiritual Conmigo, que a través de la Maratón de la Divina Misericordia todos podrán vivir, se fortalecerán y podrán comprender, más allá de todo, la esencia de lo que Yo he realizado a través de los últimos años.
Porque todo lo que he hecho, hasta ahora y desde el principio, solo ha sido una preparación en sus vidas y espíritus para que sus consciencias no tuvieran miedo ni tampoco dudas de poder enfrentar estos tiempos y de llevar a la humanidad constantemente a la elevación de la consciencia, porque por más que tan pocos hagan ese esfuerzo y esa entrega; todo eso siempre beneficiará al resto de la humanidad y aquellos que tal vez no merecerían nada ni siquiera una Gracia, la recibirán.
Es así que el Amor de Mi Corazón se multiplica en todos los corazones que se ofrecen no solo para rezar por el ministerio sacerdotal y la vida sacerdotal, sino también para que la Obra de Mi Misericordia y Redención sea llevada adelante por los compañeros que Yo he convocado para vivir esta vida y este principio espiritual, entre tantos otros.
Quiero que estén atentos y tengan una clara visión de que este es el tiempo y el momento de vivir lo que Yo tanto he esperado a través de los tiempos y de las generaciones.
He obrado y Me he presentado con el mismo fin y propósito, y eso no cambiará hasta que Yo retorne al mundo, en donde su Sacerdote Mayor y Señor de señores llevará adelante la institución y el advenimiento del nuevo tiempo, de la nueva vida, de la nueva humanidad.
Si sus espíritus y almas están fuertes en la Comunión Conmigo en este tiempo crucial, nada les sucederá, al contrario, ayudarán a los que más lo necesitan, a los que son débiles de espíritu, a los que son tibios de corazón, a los que no son pobres en sus vidas, a los que han perdido la fe, a los que no son humildes, a los que no Me aceptan.
Todos sus ofrecimientos se multiplicarán y Yo los aceptaré, porque los devolveré en Gracia y en Misericordia para los que no merecen nada.
Es así que, poco a poco, los invito a vivir la misma escuela de superación, de entrega y de fe que Yo viví por ustedes hasta la Cruz, para que su última espiración, en el último minuto de su vida, también sea un ofrecimiento.
Piensen y mediten en lo que les digo. No les pediré cosas imposibles, sino les pediré lo que verdaderamente Me pueden dar, porque necesito estar en los corazones, necesito ser consolado por las almas, debo tener un espacio y un lugar en el templo de cada corazón para que puedan sufrir Conmigo, en silencio, por la liberación y la trasmutación de la humanidad por no haber correspondido a la Ley y ni siquiera a Mi Padre Eterno.
Deben comprender lo que les estoy diciendo, porque estas ya son Mis últimas Palabras, en este tiempo final. Y no podrán olvidar todo lo que les he dicho, porque necesito estar vivo en los corazones y en las almas que se ofrecen para vivir esa gran entrega por Mi Corazón y Mi Consciencia.
Es así que, a través de ese camino, alcanzarán la Vida Mayor y la Vida Cósmica. Pero primero tienen que rendirse para que Yo pueda triunfar en el mundo a través de ustedes.
Por eso, hoy les traigo el Santísimo Cuerpo y el Sagrado Cáliz, frutos de la entrega y de los méritos de la Pasión de Jesús, para que el mundo no se olvide que, antes de todo esto, existió un Hombre de Nazaret, Hijo de carpintero y de una humilde Madre, que cumplió y llevó adelante una importante tarea por la humanidad, derramando Su Sangre por los pecadores, derramando Su Agua por los que estaban perdidos, liberando a todo el planeta hasta las entrañas más profundas de este mundo.
Que el poder de Mi Sangre los justifique ante Dios. Que el poder de Mi Agua los purifique ante Dios, porque esperaré su gran y definitivo paso, todo lo que sea necesario, hasta que cada uno de ustedes comprenda que si Yo he venido aquí, para encontrarlos, hablarles e instruirlos durante tanto tiempo, hay una razón y un propósito, porque nada es por acaso.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia despierte en ustedes la llama de la cura que necesita la humanidad y, sobre todo, el planeta que agoniza no solo por esta pandemia.
La humanidad tuvo que enfermarse para comprender cómo está el planeta desde hace tanto tiempo y, aun así, cómo todo el planeta y su naturaleza ha respondido y se ha expresado ante la quietud de la humanidad.
Vean, a través de los Reinos de la Naturaleza, el mensaje que les deja el universo, y ya no se resistan más. Anímense a vivir el gran cambio de consciencia para que todo se pueda revertir y curar.
Mientras eso no suceda, el mundo seguirá sufriendo y su Maestro también sufrirá en los corazones que se abran para recibir la Cruz que su Maestro vive en este tiempo actual. Cruz que quiere ser compartida con los perseverantes, con los abnegados, con los que son incondicionales, con los que trabajan, día y noche, en humildad y por la paz, por un único fin y una única meta de que se cumpla la Divina Voluntad.
Por medio del Sacramento de la Comunión y de la Sangre de Cristo, Yo los bendigo para que esta tarea de la Maratón de la Divina Misericordia sea profunda y verdadera, para que no sea un pasar del tiempo, sino una necesidad imperiosa y definitiva de responder a Dios hasta que duela.
Les agradezco por la unión, la perseverancia y la fuerza de determinación en estos tiempos.
Recuerden el ofrecimiento espiritual durante todo este mes de mayo para que, junto a la consagración de sus vidas al Inmaculado Corazón de María, sus amados Mensajeros Celestiales lleven a Dios, una vez más, los frutos de la redención.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Amados Míos:
Hoy Mi Corona de Estrellas está iluminada por la fuerza y la fe de las oraciones ofrecidas por medio de la Poderosa Novena a San Rafael Arcángel.
El Padre Creador se retira del planeta, habiendo cumplido una etapa importantísima en la misión de rescate y de liberación de las almas de la cadena del sufrimiento y de la enfermedad.
Pero aún, queridos hijos, hay mucho por hacer, aún hay almas por rescatar, por despertar y por colocar en el camino de retorno al Corazón del Padre Celestial.
Durante estos nueve días, los orantes pudieron experimentar el trabajo silencioso de transmutación y de vibración que hace la Jerarquía Angélica y también pudieron ser conscientes de la gran necesidad de ayuda y de oración que tiene el planeta.
Así, durante estos nueve días, en los que los orantes esforzados realizaron la novena, pudieron acompañar a San Rafael Arcángel en su tarea planetaria de cura y de reconciliación de la humanidad.
Aun se darán oportunidades a todos de poder seguir orando de corazón por el fin de la pandemia, para que la humanidad recapacite y reconozca su distanciamiento espiritual de Dios.
Fue así que, el propio Padre Eterno envió a uno de Sus Arcángeles para que interviniera por la humanidad.
Hijos, después de estos nueve días de haber sido colocados en contacto con la Sagrada Ley de la Cura, que sus oraciones continúen llegando al amado Corazón de Dios para que más cura y más redención abracen al planeta.
¡Les agradezco por haber respondido, con prontitud, al llamado por la cura de la humanidad!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Mientras el ejercicio espiritual de la poderosa novena a San Rafael Arcángel continúa adelante, Yo los invito a reforzar el compromiso con el Santo Rosario, todos los días.
No olviden que el Rosario es el arma de defensa de cada uno de Mis hijos y, sobre todo, en este tiempo de definición.
Al mismo tiempo, la poderosa novena sigue trabajando en la consciencia del planeta, y las almas que fueron restauradas ya se encuentran en un lugar seguro, en donde nada peligroso les podrá suceder.
La poderosa novena también está llegando a otros espacios de la humanidad, en donde el sufrimiento, la pobreza y la enfermedad están creando mucha inestabilidad y caos.
San Rafael Arcángel va a el encuentro de esas almas que no están presas de la pandemia, pero que son castigadas por la cultura del descarte y de la soledad.
Es así, que las oraciones abrazan y acogen a otras situaciones del planeta que también necesitan de cura, de amor y de redención.
Les pido que no bajen los brazos y que sus oraciones sigan tocando el Corazón de Dios, para que Él tenga Piedad y Misericordia por este sufrido y agonizante planeta.
Que la Luz curadora de San Rafael Arcángel continúe descendiendo sobre el planeta a fin de que los corazones despierten al llamado de conversión y de perdón.
¡Les agradezco a todos los orantes, una vez más, por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este día, en el que el océano infinito de la Misericordia de Dios se expresa a través de Su amado Hijo, las almas que fueron congregadas por la Luz curadora de San Rafael Arcángel, ya se encuentran recibiendo la asistencia espiritual e interna que necesitan.
Mientras tanto, el Arcángel Rafael envía a Sus ejércitos para que recojan a las almas más miserables, las que quedaron presas de la ilusión y del error. Por medio de la oración de este día, esas almas reciben una nueva oportunidad de tomar consciencia sobre la vida y el propósito por el cual están aquí.
San Rafael Arcángel llega a los espacios de la consciencia planetaria, en donde la mayoría de los seres humanos solo conocen el dolor y el sufrimiento, y a través de la luz de las oraciones de los corazones pacificadores, esas almas también son retiradas de esos niveles de consciencia para que puedan ingresar, por medio de la Divina Misericordia, en la Fuente de la cura y de la restauración.
Continúen orando a San Rafael Arcángel para que el fin de esta pandemia libere a los corazones de la opresión.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy tuve la dicha de escuchar a Mis hijos pidiendo por la cura de la humanidad y por el fin de la pandemia.
Confiemos en que, a través de este primer día de la novena, en los planos internos, las almas más necesitadas ya fueron congregadas por el amor de San Rafael Arcángel para ser ayudadas y aliviadas.
A través de la novena, los orantes irán ingresando en los diferentes niveles de la necesidad planetaria, y sus oraciones y canciones serán el puente que se construirá entre el Cielo y la Tierra, puente que San Rafael Arcángel utilizará para llegar a la Tierra y auxiliar a la humanidad.
Desde ahora, todos los ejércitos de San Rafael Arcángel se preparan para llegar al planeta y comenzar a trabajar, en los planos internos, durante estos próximos ocho días.
La unión y la adhesión de los corazones orantes fortalece el espíritu de cura en la humanidad y así, el planeta es también aliviado.
Como Madre de todos, estaré acompañándolos en oración y en súplica.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras Mis hijos orantes rezan y asumen orar el Santo Rosario como prioridad, en este momento su Madre Celeste se aproxima, en los planos internos, a los hospitales, las instituciones y a los lugares del mundo que atraviesan esta crisis humanitaria de salud.
Es por medio de los que rezan el Santo Rosario de corazón, que Yo tengo el permiso de interceder y de enviar a los ángeles para que les den apoyo y fuerza interior a todos los médicos, enfermeros y asistentes de salud que enfrentan con coraje esta pandemia del fin de los tiempos.
Mientras más corazones asuman rezar el Santo Rosario con amor, más almas serán ayudadas, y también las almas que sufren las consecuencias de estos tiempos serán, principalmente, consideradas por la Divina Misericordia de Dios.
Por eso, Mis hijos, en esta hora los invito a reforzar la oración del corazón, para que su Madre Celeste ayude a poner fin a una situación que afectó al plano mental planetario, situación que se disolverá con la oración de todos.
Estoy unida a los que responden a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En tiempos de epidemias que reine la oración, para que la propia oración sea el escudo espiritual y material que los proteja junto a sus ángeles de la guarda.
Que, en este tiempo, sus corazones reconfirmen su compromiso con la oración, porque la humanidad y el planeta lo necesitan.
Para que esta epidemia sea disuelta de la consciencia del planeta es necesario, hijos Míos, que solos, en familia y en sus hogares se construyan altares de oración, a fin de que la situación actual vuelva a su normalidad.
Por eso, concéntrense y no se distraigan, vayan a la fuente correcta y les aseguro que comenzarán a conocer los poderes sublimes de la oración.
Refuercen el importante compromiso con el Santo Rosario y hagan del Rosario el arma de defensa contra toda oscuridad y tribulación, porque de esa forma sus familias también serán amparadas y no les faltará la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Vengo a pedirles, queridos hijos, que en este momento estén en paz y sigan orando todos los días el Santo Rosario para que finalice la pandemia en el mundo, para que las almas más afectadas por esta situación y las almas que viven en la marginación y en la pobreza reciban la ayuda de la Providencia Divina, como también la salvación necesaria en este tiempo final.
Vengo a pedirles que, ahora más que nunca, no pierdan la fe y que confíen, porque el Todopoderoso y Sus huestes de Luz están interviniendo en esta situación.
Este es el ciclo de la solidaridad y de la fraternidad entre los seres de la humanidad. Es el momento de practicar la igualdad de condiciones y de compartir todo lo que cada uno tiene, sin reservarse nada, porque en el fin de estos tiempos, la solidaridad y la fraternidad entre las almas permitirá que toda la raza humana atraviese la purificación de estos tiempos. De lo contrario, los que se reserven todo para sí, algún día les faltará.
Por eso, Yo los llamo a tener consciencia y amor en todo esto.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más