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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando la superficialidad del mundo sea tan grande que los corazones ya no sepan quiénes son, será entonces, hijos, que las almas más perdidas se volverán hacia Dios.
Es cuando la naturaleza se agita y le muestra al mundo su dolor, que las almas son capaces de comprender la existencia de todos los Reinos.
Es cuando parezca que los hombres y mujeres del mundo no saben amar, y las guerras estén creciendo cada vez más, dentro y fuera de los seres, que la esencia humana gritará y las almas se volverán hacia Dios.
En este universo de dualidades y de extremos, es de esa forma cómo la consciencia humana escoge aprender: con el sufrimiento extremo. Eso no es así para castigarlos, hijos, sino para que despierten. La esencia divina que habita en su interior jamás permanecerá en silencio, viendo cómo se apaga la Luz que un día Dios depositó en Sus Criaturas.
Tan grande es el Poder Divino que habita dentro de los seres, que no existe nada ni nadie capaz de apagar ese Propósito que el Creador depositó en Sus Criaturas en el principio. Pero, hasta que puedan manifestar este pensamiento, largo será el camino que recorrerán.
Les digo esto no para que teman, sino para que comprendan el sufrimiento, para que comprendan las pruebas. Todo lo que los lleva a los extremos hace que sus almas griten dentro de su interior, y muchas veces, hijos, es solo en el silencio de sus abismos internos, cuando las distracciones del mundo ya no los colmen, cuando estén en el profundo vacío y soledad, es solo entonces que se dispondrán a escuchar a sus almas.
Cuando vean la agonía de la naturaleza, cuando vean que se destruyen sus bienes materiales, sus almas se volverán a preguntar cuál es el propósito de la vida. Las distracciones de los seres terminan ante la grandeza del sufrimiento. El sufrimiento se torna un instrumento del despertar, el vacío se torna un instrumento de escucha, porque en él aprenden a dirigir sus ojos y sus oídos hacia Dios.
Es cuando ya no encuentran respuestas afuera de ustedes, que se vuelven hacia adentro y que descubren que en el propio interior habitan todas las respuestas que necesitan.
Cuando se vuelvan hacia adentro e ingresen por la puerta del propio corazón, descubrirán en sí mismos un misterio infinito, una sabiduría infinita que no proviene de la condición o de la mente humana. No es un conocimiento que sus mentes puedan elaborar ni siquiera explicar; es la sabiduría que proviene del silencio, de lo profundo del Corazón de Dios, de la unión perfecta entre el Creador y Sus Criaturas.
Es en este punto, en el centro de sus seres, que pueden mirar hacia la destrucción y comprender que en ella habita el poder de la renovación. Es en este punto, en el centro de sus seres, que pueden vivenciar el sufrimiento, sabiendo que los lleva a una unión más profunda con Dios, que les revela no solo la fragilidad humana, sino también la grandeza de este Proyecto que está mucho más allá de todo lo que pueden ver, tocar o sentir.
Busquen, hijos, a través de Mi Presencia, este punto en su interior, este espacio interno donde sus almas pueden ser escuchadas. Solo estén allí, en el centro del propio corazón, donde pueden encontrar al Todo, al Corazón del Creador.
Cada día que vengo a su encuentro, vengo a enseñarles a trascender la superficialidad y la apariencia; vengo a enseñarles a trascender los sentidos y todas las prisiones internas, mentales, emocionales, humanas. Porque sus ojos verán muchas cosas que no comprenderán, que les parecerán no poder soportar; sus sentidos estarán ante situaciones que les demostrarán la profunda fragilidad de la materia humana, pero no deben permanecer allí.
Deben ingresar en este punto que hoy Yo les muestro, en el centro del propio corazón, para que en silencio, en el vacío, aprendan a escuchar a sus almas y, a través de ellas, al Corazón de Dios.
Sé que buscan respuestas y referencias, sé que buscan ejemplos para seguir e imitar. Pero en estos tiempos, hijos, no encontrarán referencias ni encontrarán ejemplos; porque, en este tiempo de purificación, todo lo que un día fue ejemplo y referencia demostrará su más profunda imperfección; porque ya no es tiempo de imitar lo que es viejo, no es tiempo de imitar lo que ya existe, sino de encontrar referencias en lo que se debe manifestar, que habita en lo invisible de sus consciencias.
La referencia se encuentra en el centro del propio corazón, porque de allí vendrán las respuestas. No miren al prójimo buscando ejemplos ni se asusten con las miserias que verán.
Ya no busquen afirmarse a través de las imperfecciones ajenas, buscando las miserias del otro para sentirse menos miserables. Ya no lo hagan.
Cuando sus almas sientan la necesidad de ejemplos, sean ejemplo.
Cuando sus almas sientan la necesidad de referencias, busquen la referencia dentro de ustedes mismos, en el centro de sus seres, allí donde el nuevo hombre comienza a nacer, allí donde las Gracias que recibieron en los últimos 30 años están siendo fecundas.
Cuando no encuentren ejemplos o referencias afuera de ustedes, comprendan que es tiempo de mirar hacia dentro, porque de allí surge la vida nueva. Y ella no se expresará con palabras, con sentimientos o con pensamientos, ella se manifestará con acciones, ella se manifestará con Rayos Cósmicos, con un patrón de vida superior que se expresará en ejemplos fraternos, en acciones fraternas que cada uno de ustedes es llamado a vivir en este tiempo.
Ya no miren al mundo buscando beber de una fuente que está seca, sino vayan hacia el centro de sus seres, en donde habita una fuente insondable e inagotable que es la unión de cada ser con su Creador. ¿Comprenden lo que les digo?
En este tiempo, muchas almas agonizarán porque su referencia y su sustento están en el mundo, en un mundo de apariencias y de superficialidades. Y esos seres se cansarán, hijos, y necesitarán aprender, como un niño pequeño, cómo ingresar dentro de sí mismos para encontrar la respuesta. Y todos ustedes, que son hijos de la Gracia y de toda la sabiduría que el Creador depositó en la humanidad a través de Sus Mensajeros, deben vivir lo que recibieron.
Mediten en las Palabras Divinas. Mediten en las Sagradas Instrucciones.
Busquen el centro de sus seres, para que sus vidas ya no estén sustentadas en los sentidos, sino en el centro de la consciencia. Esto es lo que vengo a decirles hoy, porque esta es la base de la espiritualidad del final de los tiempos.
Sin ese aprendizaje y esa experiencia, todo cuanto leyeron, escucharon o pareció que aprendieron no tendrá sentido alguno, porque perderá su sentido ante los acontecimientos del mundo. Perderá el sentido si su referencia interna fuera el mundo. Por eso, vuélvanse hacia el centro de sus seres y encuentren allí la Fuente de la Paz.
Que vengan hasta el altar los que se consagrarán como Hijos y Amigos de San José.
Traigan aquí incienso y agua bendita.
Que sus almas encuentren paz, aun cuando no haya paz en el mundo.
Que sus consciencias sean respuesta para un mundo perdido.
Que sus miradas sean esperanza para las almas vacías.
Que sus oraciones sean agua pura para las almas que tienen sed.
Que su clamor sea Misericordia para las almas que viven en la Justicia.
Que su servicio sea alivio para los Reinos ultrajados.
Que su transformación sea alegría para el Corazón de Dios.
Que su redención sea una esperanza para toda la vida universal.
Que el perdón del pasado sea también fuente de perdón para las almas más pecadoras.
Que sus vidas den testimonio de que nada es imposible para el Corazón de Dios.
Que las Gracias depositadas en su interior sean fecundas, manifestando fortaleza en medio de la debilidad humana, manifestando humildad ante las miserias, manifestando comprensión ante las limitaciones, manifestando paciencia ante las dificultades.
No tengan prisa, porque la transformación humana es un proceso. No quieran ser perfectos de la noche a la mañana y no le exijan esta perfección a los demás, sino que cada día, hijos, busquen superar un poco más la condición humana, busquen liberarse un poco más de las superficialidades, de lo que es mundano, de lo que es aparente.
Dense el tiempo y el espacio para mirar hacia adentro, para encontrar el centro de su propio ser y, allí, un momento de unión con Dios. Crean en las respuestas que Él les da, no duden cuando Su Voz les hable en su interior, pero no permanezcan allí, en esa experiencia única con Dios. Dejen que esa experiencia genere frutos; que la Voz de Dios en su interior genere transformación, perdón, redención y paz.
Muchas almas que escuchan la Voz de Dios solo permanecen allí, guardando esa experiencia en los estantes de su interior como un trofeo: “El día que escuché a Dios”. ¿Cuáles son los frutos de esa Voz?
Más vale, hijos, un corazón que fructifica y florece en el desierto y en el vacío que aquel que escucha la Voz de Dios, pero no la sigue. Por eso, cuando estén en el centro de sus seres, con sus almas en silencio, con sus seres en el vacío, y escuchen la Voz de Dios, aunque sea una palabra, un soplo, un susurro, que esa Voz sea fecunda, que los mueva a la transformación, que los lleve a encontrar la paz y a multiplicar la paz para los que la necesitan.
Por eso, hoy los bendigo. Con este incienso, los libero, los purifico y los consagro. Y con esta agua los lavo, los renuevo y los bendigo como Hijos y Amigos de San José, como Mis compañeros en este camino, que se disponen a ser formados y a formar a través del ejemplo de la propia vida.
Yo estaré con ustedes y ustedes Conmigo. Cuenten con Mi intercesión, porque siempre estoy atento a sus súplicas.
No quiero traerlos hacia Mí, sino solo llevarlos a Dios. Y, como un ser que conoció y conoce profundamente la condición humana, Yo vengo a su encuentro para llevarlos de la mano al Corazón de Dios y al encuentro profundo con el Señor.
Hoy, les dejo un camino abierto hacia el centro de su propio ser. Recuerden esta llave que les entrego para vencer lo que es superficial y mundano e ingresar en el espacio de su propio ser, en el centro de sus corazones, donde pueden estar en Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hermana Lucía de Jesús:
Ahora, vamos a cantar el himno de los Hijos y Amigos de San José, “Padre de las almas”, y nos vamos a preparar para la Comunión.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, quiero que contemplen las Cinco Llagas del Señor traspasadas por todos los horrores del mundo.
¿Quién retirará de las Manos del Señor los clavos que, una vez más, están siendo colocados, que representan en una Mano la impunidad y en la otra Mano la injusticia?
¿Quién retirará de los Pies de su Señor los clavos que representan la falta de amor y de compasión en el mundo?
¿Quién retirará la lanza del Costado de Jesús, la Llaga que más le duele en este momento, que representa a la muerte de los inocentes?
¿Quién recogerá, con el cáliz de su corazón, la Sangre Preciosa que es derramada, en este momento, a través de las Manos, del Costado y de los Pies de Jesús?
Esta es la Faz que hoy Yo les presento a todos. Este es el Mensaje, pero también es el símbolo que quiero dejarles, no solo a ustedes, sino también al mundo entero.
Y hoy, les muestro todo esto a las puertas de Mi Casa, a las puertas de Mi Iglesia, desde el Sagrario más íntimo de Mi Corazón, desde donde He salido para presentarme a ustedes, así como Me He presentado en otros tiempos culminantes de la humanidad.
Esto es lo que hoy quiero que contemplen, para decirle al mundo que Mi Insondable y Divina Misericordia no está siendo considerada en este momento; porque el cáliz de la consciencia humana, el cáliz de la consciencia del planeta, antes estaba medio lleno y ahora está rebasando por la acumulación de los errores y de los pecados del mundo.
Quiero que vuelva a ser considerada, ante este momento culminante de la humanidad y del planeta, la devoción a Mi Insondable y Sagrado Corazón, para que los principios y los méritos alcanzados por su Maestro y Señor vuelvan a ser justificados, ante un escenario de horrores, de guerras y de conflictos, de división y de cisma dentro de las religiones.
Por eso, una vez más vuelvo a salir del Sagrario de esta iglesia para reconstruir la esencia espiritual del Propósito de las religiones, para que las almas que una vez creyeron en Mí ya no se aparten de Mí, sino que encuentren la Iglesia Espiritual en Mi Casa, la morada espiritual que tanto buscan y anhelan para estar protegidos de los asedios de estos tiempos, que de una forma desmedida imparte Mi adversario, el enemigo de todos, de una forma nunca antes vista.
Pero quiero decirles, compañeros, que a pesar de que en este momento Mis Manos, Mi Costado y Mis Pies siguen sangrando, quiero que recuerden el momento de su Maestro y Señor en el Huerto Getsemaní, lugar en donde le fue revelado todo lo que sucedería en este tiempo, pero también le fue revelado lo grandioso que sucedería en el final de estos tiempos, a través de la fe de los corazones que creen en la existencia del Cristo Vivo y en la presencia de Su Amor Misericordioso e Insondable.
Quiero que estén delante de la Faz ensangrentada de Jesús, no para que sufran, sino para que maduren y crezcan, para que el mundo, a través de este símbolo y de esta Faz que hoy les presento, sepa cómo está dejando al Sagrado Corazón de Jesús. Por eso, Yo les vuelvo a decir que tengo sed de las almas, tengo sed de las víctimas que se postulen a Mi Amor Redentor.
La desolación del Señor es muy desconocida para todos; la desolación que es provocada a través de los hermanos y hermanas que sufren, de los que escapan de la guerra y del conflicto, de los que ya no tienen hogar, de los que ya perdieron su familia y seres queridos de una forma inesperada.
¿Quién tendrá la valentía y el coraje de reparar esos corazones destruidos?
¿Quién será capaz, sin desafíos ni batallas, sin armas ni insultos, a través de la inteligencia del corazón y del silencio del espíritu, de enfrentar a las fuerzas del mal que provocan los horrores de estos tiempos?
No es enfrentándose con la espada que esto terminará; porque en el momento antes de ser entregado en el Huerto Getsemaní, cuando estaba siendo apresado por Mis enemigos, cuando la gruesa cadena traspasaba Mi Cuello y amarraba Mis Manos y Mis Pies, aunque perdiera un poco la respiración, cuando recibía los primeros golpes en el Abdomen, Pecho y Rostro, y el Dios Vivo era atormentado y golpeado sin que nadie lo percibiera, Yo le dije a Pedro: “Quien levanta su espada, a espada morirá”.
Se ha perdido, en este tiempo, el sentido del diálogo y de la cordialidad humana, que lleva a la hospitalidad, a saber lo que el prójimo necesita en cada momento y en cada instante.
Si dieran una mínima gota de amor, todo estaría resuelto. Por eso, tuve que derramar Mi Sangre en el Calvario, gota a gota, no solo para que la superficie fuera impregnada del Amor Crístico y Liberador, sino también para que las almas aprendieran de la donación y de la entrega incondicional.
Es hora de hacer frente a la realidad planetaria, porque muchos podrían ser sorprendidos de la noche a la mañana. Y, Yo les pregunto, ¿qué harán, abandonarán al Señor, como lo hicieron muchos de los apóstoles?
¿Quién estará a los pies de la cruz de este calvario planetario, sin temerle a las fuerzas del mal y sin desafiarlas?
¿Quién será capaz de invocar la Sabiduría del Espíritu Santo, para aprender a sobrevivir en estos tiempos críticos?
A las puertas de Mi Iglesia Espiritual, de Mi Iglesia Eterna, de Mi Iglesia Sublime que reside, a través del Reino de Dios, en el corazón de todas las criaturas, Yo vengo a entregarles esta revelación más íntima de Mi Corazón, porque el mundo ya cruzó los límites y las fronteras del equilibrio e ingresó en un desequilibrio que parece no tener fin.
Por eso, este es el tiempo de que no solo en la superficie, sino también en los otros planos de consciencia, aprendan a superar la batalla espiritual, en donde todo infelizmente está permitido.
Hoy, a través del aura de Mi Consciencia, les traigo un modelo esencial para ustedes, un ejemplo a seguir y a imitar: Santa Teresita del Niño Jesús, que fue y que es el gran espejo de la inocencia humana, representado a través de lo femenino, de la delicadeza del amor por las almas, de abrazar constantemente el sacrificio y el sufrimiento de los demás para que, de manera anónima e incondicional, ese sufrimiento sea aliviado en el mundo.
Hoy, todos los santos y bienaventurados están unidos a este momento para poder reafirmar la devoción al Sagrado e Insondable Corazón de Jesús, para que haya almas depositarias de los códigos y de los méritos de Jesús, porque la humanidad lo necesita antes de que sea demasiado tarde.
Por esa razón, estoy aquí, para que la humanidad Me escuche atentamente, para que sepan que todos los Sagrarios de la Tierra están abiertos espiritualmente en este momento para sostener al planeta, por una orden espiritual que les He dado a los santos ángeles de Dios, a los grandes celadores de los Relicarios del Cuerpo y de la Sangre de Jesús.
En este momento, invito a las almas devotas y sensatas a estar delante de todos los Sagrarios de la Tierra, antes de que una decisión incorrecta sea tomada en el mundo y perjudique a muchas más consciencias.
Es así que también los invito a estar delante del Eucarístico Corazón de Jesús una y otra vez, y que en el silencio puedan sufrir Conmigo para que el sufrimiento ya no esté en los inocentes, en las familias que escapan de la guerra y de la persecución, en los enfermos en medio de la guerra, en los que están paralíticos e inmóviles y no tienen cómo salir del caos.
Quiero que piensen Conmigo en los que sufren, porque Yo morí en una Cruz por todos y para todos, para que tuvieran vida en abundancia, para que resucitara en la consciencia humana el Espíritu de la Vida de Dios que había muerto en muchos de ustedes en otros tiempos.
Este es el motivo de la Sangre derramada de Jesús, de cada latigazo y de cada martirio, de que hayan salivado el Rostro de Dios Vivo y su Maestro haya estado inmutable delante del mal.
Mi derrota no fue el silencio, porque Mi victoria fue la entrega incondicional de Mi Corazón, sin nada a cambio, aun sabiendo que Me negarían; así como hoy muchas almas Me niegan por los martirios que les han generado muchos sacerdotes en el mundo, tomando Mi autoridad celestial y usándola a través de una acción de impureza y de injusticia.
Pero, Yo les digo a todos los que han sido afectados y ofendidos que vengan a Mí, porque Mi Vida puede morar en ustedes y ustedes pueden morar en Mí.
¡Confíen en Mí! ¡Confíen en Mí!
Yo les prometo, y siempre les prometeré, el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie puede ir al Padre, sino a través de Mí; porque el Padre puede descender a ustedes a través de Mí, porque Yo Soy parte del Padre, así como el Padre es parte de Mí, y si Yo puedo ser en ustedes, Mi Padre será en ustedes.
Cuántos en este momento pierden esta Gracia y esta oportunidad, y Mi enemigo socava el Plan de salvación de las almas. Pero no temblaré, porque el Señor no teme, el Señor avanza con determinación y valentía, aunque cargue en Su Corazón todos los pecados del mundo, aunque esto sea anónimo e invisible a los ojos de todos.
Mi Iglesia necesita ser reconstruida, así como San Francisco de Asís la reconstruyó espiritualmente a través de las bases de la humildad, de la austeridad, de la pobreza y de la comunión con la santa castidad, a través de su unión con los Reinos de la Naturaleza.
A pesar de todo, el Corazón de Jesús llega a esta casa de retiro espiritual, a retirarse como fue en Betania, momentos antes de Su entrega en Jerusalén, momentos antes de Su Última Cena con Sus amados apóstoles y compañeros, con Sus hijas predilectas, las santas mujeres.
Hoy, vengo aquí a descansar un momento, para que el Espíritu de Jesús descanse de todo lo que ve del mundo, para que esta pausa sea el momento de sumergirse en el silencio y así meditar sobre las nuevas estrategias de los Planes Divinos del Señor.
Aún Mis Manos, Mi Costado y Mis Pies siguen derramando la sangre de los inocentes, de los mártires del final de los tiempos, que no tienen religión, pero que sí tienen amor verdadero y están tan unidos a Dios como ustedes lo están, más allá del sufrimiento que en este momento ellos atraviesan, porque este es el tiempo del Getsemaní interior para cada uno.
Celebremos, a través de la Santa Comunión, los méritos alcanzados por el Sagrado Corazón de Jesús, por el bien y por la paz en las almas. Porque, una vez más, les pedimos que no levanten las armas, que no eleven voces de agresión, para que no exista más la impunidad, especialmente las nefastas estrategias que algunas naciones llevan adelante a través de la guerra.
Oh, Jerusalén,
en un día inesperado te cercarán de trincheras,
te acorralarán como un animal inofensivo,
para querer matarte y hacerte desaparecer.
Oh, Jerusalén,
no has reconocido la Faz del Señor
y ahora recordarás ese momento,
en el que su Señor lloró a las puertas de Jerusalén,
porque Su propio Templo estaría en peligro.
Pero no te desesperes, Jerusalén,
porque tú eres la Ciudad Prometida,
el reflejo de la Ciudad Celestial de Dios
que Adonai cuidó piadosamente,
a través de las tribus y de los profetas.
Jerusalén, ya no levantes tus armas;
eleva tu corazón a Dios
y ofrécete por tus enemigos,
para que el Amor de Cristo los redima,
para que se establezca la paz que desapareció.
Reconoce, Jerusalén, que el Mesías ya llegó,
y que el Salvador retornará pronto
y te sacará de las trincheras y de los asedios,
de los peligros y de las amenazas.
Tú serás retirada, Jerusalén,
porque llegará la Nueva Jerusalén,
la Ciudad Celestial del Padre
que levitará en los Cielos,
que irradiará a las consciencias,
que liberará a los corazones,
que restablecerá la paz
que tantos buscan y anhelan.
Oh, Jerusalén,
Sagrada Jerusalén, Corazón de Galileum,
refleja tus principios de lealtad y de verdad.
Ríndete ante el Arca de la Santa Alianza, Jerusalén,
así como lo hicieron los patriarcas y el sagrado pueblo de Israel.
Comparte tus tesoros de vida y de enseñanza,
comparte las Reliquias de Dios.
Jerusalén, sé un puente de paz
para todos los que sufren y padecen,
para que el Llamado de Dios
no sea interrumpido por el sonido de las armas
y por los gritos de los que desesperan,
de los mutilados, olvidados y descartados.
Oh, Jerusalén,
no te comprometas con el mal,
porque el mal será vencido a través del Amor de Jesús,
así como fue en Mi última espiración en la Cruz.
Les agradezco por acompañarme en este herido momento y por confiar en la Luz regeneradora de Mi Corazón; para que, a tiempo, todo sea reparado dentro y fuera de la consciencia humana.
No se olviden de la unidad entre ustedes, porque donde no hay unidad Yo no estoy.
Que la poca unidad que hay en el mundo prevalezca, la unidad que lleva al discernimiento, la unidad que lleva a una sensata respuesta, la unidad que los llevará siempre a la paz, la unidad que siempre los impulsará a ser seres de bien. Porque en la unidad, que es el espejo del Amor de Dios, está la llave maestra para superar el fin de los tiempos.
Celebremos por Mi herida Tierra Santa, desde Jerusalén hasta Gaza, desde el Mar Mediterráneo hasta los Emiratos Árabes.
Que así se establezca Mi Sagrada Cruz, la Cruz de Israel, para detener las guerras y la muerte de los inocentes, de los que gritan por ayuda.
Llegó el tiempo de ser un verdadero apóstol porque el mundo lo necesita, el planeta lo necesita.
Yo les agradezco por responder a Mi Llamado y bajo la Luz misteriosa de Mis Llagas Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Busquen Mi Paz.
Queridos hijos:
Vengo, en este día, como Madre de la vida de los océanos, para que la humanidad escuche el grito de los océanos, para que el ser humano de superficie se sensibilice y abandone la fría indiferencia.
Vengo como la voz de los océanos, para que sea escuchada, para que Mis hijos oren por uno de los recursos que está en riesgo en todo el planeta.
Oremos, hijos, para que la contaminación ya no sea la amenaza de toda la vida marina.
Oremos para que no se derrame más petróleo en los océanos, para que la sangre de las entrañas del planeta no sea más extraída para el beneficio de los de siempre.
Oremos por la vida de los océanos.
Oremos para que la vida de los océanos ya no sea el cementerio humano más grande de la historia y para que las naciones se comprometan a ayudar en el rescate de la vida de los refugiados.
Queridos hijos, este es el doloroso escenario de los océanos, es el fiel testigo de la inconsciencia de la humanidad y, sobre todo, de la falta de sentido común y de discernimiento.
Yo les pido, más que nunca, que hagan algo por los océanos y que la mayoría no se quede observando cómo se autodestruye la vida que el universo les concedió.
Es hora de tomar consciencia, queridos hijos, porque ya no hay tiempo, y después no habrá posibilidades de que se lamenten.
Oremos por la crueldad que sufren los océanos y todos los seres marinos, para que el sufrimiento, que es provocado por la mano sangrienta del hombre de hoy, no quede impune, y esto no retorne a la humanidad a través de más desaparecidos en los mares, o en la sequía inexplicable de grandes reservas de agua dulce del mundo.
No perjudiquen más a los océanos. Hoy, ellos gritan a través de la voz de la Madre Naturaleza.
Comiencen a hacer algo primero en ustedes mismos. Les estaré muy agradecida a todos aquellos que alivien el dolor silencioso de los océanos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de los Océanos
Mis queridos hijos:
Que Dios sea siempre adorado y reconocida Su Insondable Presencia.
Queridos hijos, ante el Santísimo Sacramento, en el Monte Tabor, su Madre Celeste los llama a ingresar en el preámbulo de la próxima Semana Santa, en la que Mi Hijo se entregará por ustedes para que se rediman y tengan vida en abundancia.
Queridos hijos, antes de que Jesús ingrese triunfante en Jerusalén; ustedes, Sus apóstoles de los últimos tiempos, entreguen su oferta al Creador, ya que Su Iglesia Celestial estará abierta y las ofrendas de sus corazones podrán ser depositadas a los Pies del Señor.
Les hablo de una sincera oferta porque, en esta próxima Semana Santa, las almas deberán hacer su ofrecimiento a fin de aliviar el sufrimiento del mundo, a fin de erradicar la indiferencia ante tantas situaciones inesperadas que vive la humanidad.
Queridos hijos, como su Madre Celeste, los acompañaré en esta senda de comenzar a aceptar el camino crístico de la redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Al igual que esta lluvia, que hoy cae sobre Mi bendecida Fátima, así hoy lloran los Ángeles de la Reina del Cielo por todos Mis flagelados, heridos y perseguidos hijos de Ucrania.
Para que ya no existan más guerras por intereses macabros, les pido que no dejen de rezar todos los días, porque aún lo peor está por venir.
Para que ese momento sea lo más suave posible, también vengo a decirles a ustedes que recuerden a todos los que viven en otros conflictos en el mundo, por más que la atención de las naciones esté puesta sobre la sufrida y temida realidad de Ucrania. Los que comunican y, más aún, los que trabajan impunemente, a través de esos medios, quitaron del escenario a los que también sufren, para que sus voces de dolor y de sufrimiento ya no fueran escuchadas.
Por eso, Mis hijos, en este próximo Encuentro Anual de los Hijos de María, a distancia, pero muy unidos a Mí, Yo los invito a consagrarse como los apóstoles orantes de Cristo, para que Su Ministerio Sacerdotal y Divino intervenga en esta dura realidad planetaria y, más aún, para que el resto de la humanidad no se olvide de los que ya fueron descartados y explotados, sin ningún valor y respeto por su dignidad como almas.
Mientras la instalada impunidad siga actuando ferozmente en el mundo, a través de desequilibrados tiranos, la humanidad podría estar ante muchas guerras en el mundo, y la sociedad movida por la indignación, es decir, Mis hijos serían impulsados a cometer acciones nunca antes vistas hasta los tiempos de hoy.
¿Ahora, entienden el llanto de los Ángeles del Señor?
Recen, ofrezcan verdaderos sacrificios, especialmente aquellos sacrificios hechos por amor y, así, la balanza será compensada y justificada.
Mientras tanto, promuevan la paz, el diálogo y la compasión. Ya no sean estigmas en la consciencia del planeta, sean hijos de la Misericordia de Cristo.
Les estoy agradecida, y ahora les pido hacer una nueva Novena a través de la oración transmitida el último sábado, 5 de marzo, la “Oración contra la impunidad mundial”.
Recen con convicción espiritual.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Te alabamos, Señor, y te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, les hago cubrir sus cabezas, así como Yo lo hago en este momento, e invito a que todos los que puedan lo hagan, para que sus almas y sobre todo sus consciencias se recojan en el Corazón de Dios, morada segura y predilecta de los hijos del Padre.
Les pido que hagan ese ejercicio en este momento, para que acompañen a su Maestro y Señor en esta tarea espiritual y también planetaria, que hoy realizo junto a ustedes y ustedes realizan junto a Mí, en recogimiento y en reflexión.
Hoy, en la víspera de Pentecostés, los reúno como a Mis apóstoles del pasado, para que el Espíritu Santo y todos Sus divinos Dones los preparen en este tiempo para lo que llegará.
No vengo a impartir miedo al mundo, porque el mundo de por sí ya vive muchos miedos. Vengo a pedirle al Espíritu Santo que lleve a cada uno de los Míos hacia la reflexión sobre la importancia de madurar y de crecer interiormente, la importancia de humillarse y de rendirse exteriormente; para que la adversidad no haga derrotar a Mis compañeros en este tiempo, sino que sus espíritus sean valientes guerreros de la paz que sigan firmemente los pasos del Redentor.
También en este día, en el que la Aurora interior brilla en el corazón de cada ser a través de la Presencia de la Madre Celeste, se cierra un ciclo en este mes de mayo. Y hoy, su Maestro y Señor, humildemente, se digna a venir a su encuentro para cerrar este ciclo.
Los tiempos de la Jerarquía antes eran más largos, eran ciclos más prolongados y duraderos. Cuando comenzó este siglo XXI, para ustedes esos ciclos se acortaron y velozmente se fueron presentando a toda la humanidad, de forma más contundente y rápida.
Los ciclos que vive hoy la Jerarquía y los ciclos que hoy pueden vivir sus mundos internos son impulsos diarios, segundo a segundo, antes esos ciclos eran a través de los años o aun a través de las décadas.
Me detengo, apresuradamente, para que estén concentrados y beban de Mis Palabras que amorosamente solo quieren entregarles los impulsos a sus espíritus, a todas sus almas; porque estos impulsos que hoy les traigo son los últimos de este ciclo que he vivido con ustedes en los últimos siete años de Mis Apariciones.
Me acompañaron durante un tiempo en ciclos diarios, después Me acompañaron en ciclos semanales, luego Me acompañaron en ciclos mensuales como hasta ahora y, por último, en el próximo tiempo Me acompañarán en ciclos anuales. Estos ciclos, que serán los últimos en el próximo tiempo, ciclos crísticos para toda la humanidad, serán siete ciclos.
Cuando eso se cumpla, otras situaciones sucederán en el planeta. Y será en ese momento y en ese tiempo, dentro de ese ciclo, que Yo les entregaré, de una forma u otra, en dónde sus espíritus podrán vivir el último ciclo de la redención; para que Yo los encuentre preparados cuando retorne al mundo y reaparezca para buscar a los Míos, a los que en la entrega y en la resignación de sus vidas y de sus consciencias, siguieron los pasos de las Palabras del Señor, para que estas Palabras fueran en ustedes para toda la vida.
En este recogimiento, pero también en esta síntesis que hoy vivimos, su Maestro y Señor les enseña a leer en los acontecimientos, a aprender a través de los acontecimientos y a crecer a través de los acontecimientos.
Porque sus vidas y, sobre todo, sus mentes no pueden no comprender lo que la Jerarquía Celestial está realizando y llevando adelante en este tiempo.
Los impulsos que dan los Mensajeros Divinos son irrepetibles; es hora de que comprendan y también entiendan que en lo que aparentemente es igual, los impulsos que les entregamos nunca son los mismos. Porque ellos vienen a colocarlos en el escalón de la vida evolutiva que debe alcanzar cada uno de sus espíritus, en unión a la morada del Corazón de Dios, en donde se guardan todas Sus Voluntades, todos Sus Preceptos y todas Sus Intenciones.
Compañeros, en este día de síntesis de los impulsos de los Mensajeros Divinos, en el mes de mayo, ¿se han preguntado?:
¿Ya he dado un paso más hacia el Corazón de Dios?
¿He comprendido cómo enfrentar la transformación de mi vida?
¿Me aferro cada día más a la Túnica del Redentor para que, con Su apoyo incondicional y amoroso, ninguna fuerza contraria me retire de Su camino de amor y redención?
En este día de síntesis, ¿sus consciencias se han preguntado?:
¿Cómo puedo donarme más, desde mi mundo interior hacia mi mundo exterior?
¿Cómo mi consciencia, pero sobre todo mis células y átomos pueden trascenderse para iluminar la vida y todo lo que la rodea?
¿He aprendido a profundizar en los grados de amor?
¿Qué tan caritativo soy con el semejante?
¿Cuánto más he podido aprender a amarlo, sin condiciones y sin reglas, así como Yo los amo a ustedes, aunque caigan a Mis pies o muchas veces no consigan seguir Mis pasos?
Y, por último, ante este escenario planetario de sufrimiento y adversidad, ¿Me han preguntado?:
¿Señor, estoy pronto?
¿Mi corazón está pronto para vivir los desiertos más áridos por Ti, no importando lo que eso signifique o represente?
¿Sería capaz de beber la amarga hiel que Tu bebiste en la Cruz, sintiendo una profunda sed por todas las almas?
Como nunca antes, compañeros, amados de Mi Padre, les he entregado todas las herramientas, internas y externas, para que sigan adelante en esta transición planetaria y aprendan algún día a superarme en el amor, como algunos ya aprendieron a superarme en el amor.
Por eso, Mi Santa Madre, que es su amada Madre del Cielo y de la Tierra, ayer los invitó y los llamó a vivir en el amor. Eso no es algo que pueda permanecer estacionado o estático.
El Amor que Yo les traigo es parte de un dinamismo cósmico, de una Ley universal, es el Amor que los ha creado, a imagen del Padre. Porque Él solo necesita que lo amen como Él los ama, para que aprendan a vivir un amor invencible y no un amor mezquino, posesivo o hasta un amor indiferente.
En este momento, necesito a los Nuevos Cristos en la Tierra, así como muchos Cristos están en el Cielo, en las estrellas y en los universos, impulsando sus pasos internos como parte de esta humanidad.
¿Cómo podré revertir este caos del mundo, sin tener a Mis compañeros?
¿Quién caminará a Mi lado, sosteniendo consigo la antorcha de la Luz e ingresando en las tinieblas más profundas del mundo, sin importar lo que suceda?
Cuando la oscuridad es muy grande en sus vidas, es cuando ustedes más deben encenderse en Mi Amor.
¿Cómo creen que superarán sus propios desiertos?
¿Cómo creen que llegarán a los lugares más recónditos del mundo para aplacar el sufrimiento y el dolor de la humanidad?
Yo solo les pido que sigan formando parte de Mi cadena de Amor, que es una cadena universal, espiritual y divina.
Ahora que los he purificado a través de Mis Palabras, sientan la fuerza y el poder de Mi Espíritu. Y, en este Océano de Misericordia que hoy les muestro a través de Mi Corazón, suban a Mi barca para que sus consciencias sean parte de Mi Cuerpo Místico; para que algún día, sus vidas sean parte de Mi Cuerpo Eucarístico, preciosos instrumentos en las Manos de Dios que viven el universo de las virtudes y que expresan los Dones del Padre a través del servicio, de un servicio incondicional, permanente e incansable.
Le he encomendado al Castísimo Corazón de San José que, en este momento de síntesis, en los últimos días de mayo y a través de los días que vendrán, Su Santo Corazón les enseñe a amar la humildad, para que sus misiones se establezcan y se cumplan, así como está escrito en los Libros Sagrados de la Creación.
Deseo que Mis apóstoles, en el mundo entero, sean almas en consolación; almas en reparación por la humanidad y por el planeta.
Les he dicho en este momento todo lo que había pensado decirles. Pero no con Mi Mente, sino a través de Mi Corazón, de los Rayos de Mi Corazón; les he entregado los impulsos divinos que vienen como un afluente de Gracias para consagrar sus vidas cada día más a Mis Voluntades y Preceptos.
Hoy vengo a cerrar, en nombre del Amor de Dios y por la situación planetaria, este ciclo de impulsos del mes de mayo, por medio de la Sagrada Celebración Eucarística.
Pero antes, quiero que los impulsos de Mi Corazón sean vistos por el mundo entero a través del Sagrado Santísimo y, antes de comenzar con la Celebración Eucarística, los invito a adorar al Santísimo Cuerpo de Cristo por la paz en el mundo, el fin de las guerras, el fin de los conflictos, el fin de la indiferencia, el fin de la soberbia y, sobre todo, el fin de la maldad que hoy vengo a transmutar por ustedes y sus hermanos, para que sus almas se eleven en adoración al Creador, a Aquel que está en los Cielos y al que le debemos honra y honor, lealtad y amor por encima de todas las cosas.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestro Señor se ha arrodillado, en este momento, para que adoremos al Santísimo en reparación del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús.
Podemos traer aquí el Santísimo y el Altar.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Así, Yo bendigo al mundo para que entre en plenitud en Mi Corazón adorador, el Corazón que eternamente adora a Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Así, respondemos en este momento al pedido de Nuestro Señor Jesucristo por todas Sus intenciones.
Al toque del cuenco, comenzaremos esta pequeña Adoración por las aspiraciones de Cristo.
Nos rendimos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu Gracia descienda a la Tierra.
Nos entregamos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu Misericordia se cumpla
en cada uno de nosotros.
Nos rendimos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu suprema Luz descienda al planeta
y todo sea renovado, dentro y fuera de nosotros,
en toda la humanidad.
Te adoramos, Señor del Universo,
Te reconocemos, Te amamos
y aceptamos vivir Tu Voluntad.
Que en este día, de Tu Misericordia insondable,
se pueda cumplir Tu Designio
en cada uno de nosotros.
Haznos pequeños, humildes,
vacía nuestro corazón de toda voluntad propia.
Que nuestras almas, Señor del Universo,
y las almas de todos nuestros hermanos del planeta
se fundan en la Fuente de Tu Creación
para retornar a nuestros orígenes.
En este momento, a pedido de Cristo, ante el Santísimo Sacramento del Altar, cada uno realizará su oferta interna, para que nuestras consciencias sean colmadas por Su Fe.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
Hoy estoy aquí para celebrar con ustedes el Sacramento de la Vida; de una vida que se entregó por ustedes, mucho más de lo que se entregó cuando esa vida estuvo en la Cruz; a fin de que las almas de todos Mis compañeros formaran parte del Legado crístico redentor que hoy les ofrezco, nuevamente, de manera incondicional y pura.
Así como reuní a los doce en el Cenáculo para que después fueran bendecidos por el Espíritu de Pentecostés, en la víspera de este gran día del Espíritu Santo para el mundo entero; y así como fue en Emaús, vengo a compartir Mi Vida con cada uno de ustedes, tomando el pan en acción de gracias y elevándolo al Padre para que Él lo convierta en Mi Cuerpo, y junto con los Ángeles de la Redención, en el fin de este ciclo del mes de mayo, las almas reconfirmen sus votos internos con Mi Corazón.
Es así, que vuelvo a partir el pan y se lo ofrezco a ustedes, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Del mismo modo, antes de concluir esta cena, que por amor celebro con ustedes y por la paz en el mundo, vuelvo a tomar el Cáliz entre Mis Manos, ofreciéndolo a Dios por la redención y el perdón de las almas, para que el vino sea convertido en Mi preciosa Sangre y transustanciado por los Ángeles de la Redención. Es así, que se los vuelvo a ofrecer, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que fue derramada por Su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, porque Yo ya estoy retornando”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
He aquí, compañeros, hijos de Mi Padre, el Cuerpo y la Sangre de su Redentor, sensiblemente herido y ultrajado por los pecados del mundo y que hoy, en esta trilogía eucarística, los invito a reparar.
En unión al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, los invito a consumar esta Consagración Conmigo por medio del Padre Nuestro:
Oración: Padre Nuestro.
Que Mi Paz, que es la Paz de Dios, descienda a la Tierra.
“Señor, Yo no soy digno de que entres en Mi casa,
pero una palabra Tuya, bastará para sanarme.
Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Anunciamos, en nombre y en Presencia de Nuestro Señor Jesucristo, la Comunión Espiritual; hoy, Comunión reparadora para todas las almas del mundo, para todos nuestros hermanos del planeta, a través de tres campanadas.
"Padre Celestial, que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén".
Comulgamos, Señor, de Tu Sagrado Corazón, para que nos des fuerza y valentía, esperanza y renovación.
Hoy, Me voy de aquí, compañeros, con la tarea finalizada. Los invito a seguir en la fe, por la victoria del Sagrado Corazón de Jesús.
Antes de despedirme, invito a cada uno de ustedes a elevar sus intenciones hacia Mi Corazón. Y por medio de una canción muy especial para Mí, que representa la elevación de sus consciencias, los invito a cantar uno de los himnos más importantes de la Comunidad Figueira, llamado “Soplo del Espíritu”.
Les agradezco y vayan en Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Llego a un mundo en caos y en sufrimiento, un mundo comprometido con las fuerzas del mal, sumergido en la desesperación, sin encontrar el camino de salida.
Llego a un mundo en desesperanza, con falta de fe y de fortaleza.
Contemplo a Mis hijos en sufrimiento y en un profundo dolor. Traigo del Cielo todo lo que necesitan para poder alcanzar la redención y vivir en Paz.
Por eso, deben rendirse al Plan de Dios, colocarse a Sus Pies para vivir algún día en Su Tierra Prometida, para vivir en el Nuevo Mundo, la Nueva Humanidad.
Estoy en oración por todas las situaciones que enfrentan y viven, por la enfermedad mundial que atraviesan, efecto de una gran desarmonía con el universo y la Ley, generado por la vida ilusoria y por la indiferencia.
Deben aprender a salir del sufrimiento. Deben aprender a encontrar el camino hacia la Luz. Deben retornar al Corazón del Padre Eterno que es la Fuente misma de toda la vida, de la regeneración y de la cura.
Pero tienen que rendirse y también tienen que ofrecerse para lo que Dios quiere realizar en cada una de sus vidas, para lo que Dios quiere construir en cada uno de sus corazones.
Él espera pacientemente que algún día le digan sí y que crucen el portal hacia Su Reino para que conozcan y sepan sobre la realidad que nunca vieron y que nunca conocieron.
Este es el tiempo más difícil de todos, de todos los tiempos que ya pasaron por este planeta y por esta humanidad. Pero este tiempo es así porque la humanidad lo genera.
Las profecías se cumplen porque la humanidad las atrae, las concreta por medio de sus acciones, por medio de sus pensamientos y sentimientos.
Las profecías podrían no realizarse ni concretarse, pero ellas están allí no como un castigo, sino como una advertencia, como una oportunidad de corregir a tiempo los caminos confusos de Mis hijos, de todos los seres de la Tierra.
La profecía no tiene religión, ella es parte del Sagrado Verbo, de la Divina Palabra, de la instrucción espiritual, del Mensaje de los Cielos. Por eso, deben saber que la profecía podría no cumplirse si sus actitudes y acciones fueran otras.
Si estuvieran en sintonía y en unión con el universo, trascenderían sus condiciones materiales y humanas, serían conducidos hacia la Verdad y podrían comprender mucho más de lo que saben o de lo que creen comprender en este tiempo.
Si cada uno de Mis hijos, en la superficie de este planeta, hiciera lo mismo, no serían necesarias las profecías.
Pero las profecías son anuncios que no solo advierten a la humanidad, sino que la llaman a estar más atenta y vigilante para no perder el camino y la oportunidad universal que le está siendo dada.
La humanidad atravesó un año de grandes dificultades, incógnitas y problemas, y aún lo sigue viviendo con total consciencia.
Pero sus mundos internos pueden estar en otra sintonía y al mismo tiempo en otra dimensión, pueden estar unidos a la realidad y a la Verdad Suprema, y así tendrán herramientas internas para atravesar estos tiempos difíciles.
La humanidad se ha desconectado de la Fuente. Por eso vive el sufrimiento, por eso vive la adversidad.
Son tiempos en los que esa conexión divina y verdadera, por medio de la oración, es fundamental.
No pueden cerrar la Fuente que les da el Agua de Vida para quitarles la sed en este gran desierto planetario. Deben colocarse aún más, deben disponerse para que esta Fuente penetre en lo más profundo de la consciencia y la renueve.
Pero sé que hasta en lo espiritual, Mis hijos en general, son confundidos, son desorientados, son retirados del Camino que les ofrece Mi Hijo, el Cristo, para su redención.
Las señales que da la Jerarquía son visibles, inalterables e inconfundibles.
Lo que hoy un ser humano puede ofrecer en la superficie de la Tierra es su propia condición, su propia situación interna, su purificación.
Por eso, deben tener en cuenta que no todo es de la Luz. La Luz es una Fuente directa, penetra en lo más profundo del ser y lo lleva al cambio, nunca a la comodidad ni a lo estático, nunca a lo inerte ni tampoco a lo que es indiferente.
La Luz Divina, que es única, los puede curar en todos los sentidos y en todos los planos.
Es a esa Fuente Divina a la que la humanidad deberá rendirse en este tiempo porque, de lo contrario, no llegará la cura.
La humanidad debe enmendar sus errores, debe reconstruir lo que ha destruido con sus acciones, no solo en la propia humanidad, sino también en los Reinos de la Naturaleza, en toda la Creación.
Rezo todo el tiempo para que puedan alcanzarlo, hijos Míos, porque sé que lo pueden hacer. Y eso es lo más fuerte para la Jerarquía porque lo pueden hacer, y hay muchos hijos Míos que no lo hacen, que no lo determinan, que no dan el último y gran paso.
Mi Hijo espera que esa construcción interna esté establecida en la mayoría de los seres humanos sin importar la religión, pero que sea una construcción interna verdadera que los lleve a reflejar en sus vidas la Fuente Suprema.
Así, Mi Hijo tendrá Sus pilares sobre la superficie de la Tierra para poder llevar adelante Su gran operación, a fin de desagotar al planeta y a la humanidad de sus condiciones adversas y retrógradas, a fin de establecer el Reino de Dios en un Proyecto Universal muy complejo y ostentado.
Pero recuerden que ustedes son parte de un universo, de una vida universal, que no se ve con los ojos físicos, sino que se siente con el alma, con el corazón, que puede vibrar en el mundo interior de cada ser.
De esa vida universal siempre ha venido el auxilio para todas las razas que pasaron por este planeta, como para otras humanidades en este universo.
Esas corrientes del universo que pueden auxiliar a la humanidad, y que siempre vienen en auxilio de toda la vida, son corrientes inmutables. Es en ellas en donde, hijos Míos, deben colocar su aspiración para que sus consciencias sean cada vez más elevadas, para que aprendan a no ser sometidos por el caos y por la oscuridad, para que hagan triunfar el Plan de Cristo a través de sus vidas, de su redención.
Mientras tanto el universo espiritual se moviliza, colabora y auxilia en situaciones desconocidas de la humanidad, con el propósito de aliviar al mundo y a la consciencia terrestre, con el propósito de que se abran las puertas hacia el cosmos para que muchos más puedan despertar y ver la realidad, tal cual la conocieron en otros tiempos, con el propósito de que los velos de la consciencia sean retirados para que puedan recordar y así saber que están aquí por una Voluntad Mayor.
En este día, en el que se recuerda y se prepara el Nacimiento de Cristo, que las familias del mundo sean el centro de la oración, para que la célula del Proyecto de Dios, la célula más importante, esté protegida y cuidada del caos del mundo.
Hoy las familias del mundo viven sus grandes destierros, exilios y crisis de todas las formas. Pues si Mi adversario las destruye, el Proyecto de Dios en la familia desaparecerá.
Pero Yo estoy aquí y soy su Madre, la Madre de las familias, la Madre de la humanidad, la Gobernanta de las esencias del mundo.
Hijos, hagan su parte y el auxilio llegará. No será necesario atravesar más el sufrimiento, sino encontrar la calma de haber entrado en comunión con la Paz.
Oremos para que la ayuda angélica socorra, en este momento, al mundo y lleve a la humanidad a la cura y a la paz para que Cristo, en este año, pueda nacer en los corazones humildes y simples, en los que confían en Su Retorno.
Jerarquía Divina de ángeles y arcángeles
Te abrimos la puerta, que ingrese la Luz.
En nombre de la humanidad, invocamos ahora
Tu cósmica intervención.
Amén.
(se repite tres veces)
Que los nudos de la consciencia sean desatados.
Que las amarras sean retiradas de los pies de los caminantes.
Que los peregrinos se conviertan en palomas de luz para llegar hasta la Fuente y fundirse en ella a fin de concretar el Plan.
Que así sea.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras, por un lado, la mayor parte de la humanidad está sumergida en el sufrimiento y en el dolor, por otro lado, existen almas que claman a los Cielos y ese pedido, que proviene del corazón, es el que permite mantener el equilibrio espiritual y mental de la humanidad.
Aunque existan acontecimientos dolorosos, el pedido de las almas orantes permite atraer hacia la Tierra la intervención divina, angélica y cósmica y, de esa forma, las almas son beneficiadas.
Vengo en este día para agradecer el trabajo maravilloso que cada alma orante, que cada grupo de oración y que cada país le está ofreciendo a Mi Corazón a través de la Oración por la Paz en las Naciones.
En estos últimos tiempos los corazones que sostienen este trabajo de oración consiguieron establecer en sí mismos esa filiación espiritual Conmigo; eso también permite derrotar muchos planes malignos y, a su vez, fortalece a las almas en el cumplimiento del Propósito de Dios.
Por esa razón, hijos Míos, envío y derramo Mis bendiciones sobre cada hijo Mío que cada día se esfuerza por aliviar Mi Corazón de todo lo que ve del mundo, como también por abrir la puerta para que Yo pueda interceder por todos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Siempre tendré oídos para escucharlos, queridos hijos, porque la dulce oración que nace del corazón es plenamente verdadera y pura.
Hoy vengo con alegría desde el Cielo, trayendo el Amor Maternal de Dios para las almas que más lo necesitan.
Pero también vengo a compartir con ustedes, queridos hijos, el gozo que siente Mi Corazón Inmaculado al haber dedicado este espacio para Mí.
Ustedes saben, hijos Míos, que estamos en tiempos críticos y difíciles y que la oración del corazón en sus vidas, el servicio abnegado a los demás y a los Reinos de la Naturaleza, los ayudarán a convertir sus corazones en el Plan que Dios ha pensado desde el principio; pero también contarán con Mi Manto protector para sus vidas.
Hoy vengo con un mensaje universal para la humanidad.
Hoy estoy embarazada, queridos hijos, a punto de dar a luz a la Nueva Humanidad.
Se acerca ese importante momento para el mundo; mientras, la Mujer del Sol se encuentra en el desierto, refugiando debajo de Su Manto a todos Sus hijos.
Aún se abren los sellos del Apocalipsis, para mostrar a la humanidad el tiempo del gran cambio.
Hoy Mi vientre de luz quiere gestar a cada una de sus consciencias.
Hoy quiere traer al mundo la regeneración y la cura para la humanidad.
Debe nacer en ustedes el nuevo ser, para que quede para atrás el viejo hombre y surja la nueva consciencia que estará en comunión con la vida y la creación, para poder estar en comunión con los Reinos de la Naturaleza.
Hoy, sus corazones y los Reinos que están aquí pudieron espejar a Dios la gratitud tan esperada por el Padre Celestial, por todo lo que Él ha creado y manifestado desde el Génesis.
Hoy, los Reinos Marinos pudieron espejar hacia el Universo Celestial la gratitud y el Amor que sienten por estar con Dios.
Y en esta perfecta unidad y sintonía, las Leyes de la Cura descendieron a la Tierra, no solo para regenerar la consciencia de los hombres, sino también de todos los seres vivos que aquí habitan.
Mi vientre maternal está a punto de dar a luz al Nuevo Hombre. Deben prepararse Conmigo para ese momento, porque la hora indicará un gran cambio en la consciencia de la humanidad, un cambio que vendrá sin avisar y sin marcar tiempo.
Por eso deben estar preparados y atentos, vigilantes, siempre en oración, para escuchar ese llamado interior desde sus corazones.
La alegría que Me ha traído aquí es inmensa, por haber valorado los Reinos de la Naturaleza y darle el espacio que ellos merecen dentro de esta Creación Universal.
Hoy también soy la Madre de la Naturaleza, aquella que a través de Su Manto de Luz muestra todo el Universo Creador, el Divino Pensamiento que generó la vida, los universos y las estrellas y todo lo que existe más allá de este universo local.
Por eso hoy puedo estar aquí entre ustedes, queridos hijos, para que no solo estén en comunión con la Fuente Inmaterial, algo que es imprescindible para sus vidas en este tiempo, sino para que a través de aquí, de este simple lugar, desde este santuario natural de Dios, pueda irradiarse para el mundo lo que la humanidad necesita para que pueda recuperar los valores y la dignidad, los atributos que harán redimidos a todos los seres de la Tierra y los harán dignos en el Señor.
Mi vientre de luz también gesta los nuevos tiempos, aquello que será venidero para todos y que se mostrará en el próximo ciclo. Algo que no es palpable aún para la consciencia humana, pero que sus corazones sí pueden sentir, porque al estar en comunión con la Madre de Dios, están en comunión con los Reinos de la Naturaleza, reparando las Leyes de la Creación que el ser humano de superficie ha transgredido, una y otra vez.
Por eso hoy, hijos Míos, no solo sus espíritus se ven beneficiados ante la Fuente Inmaterial de la Creación, sino también todo el planeta, recónditos lugares en el mundo que viven el caos a través de la destrucción de los Reinos de la Naturaleza.
Un puente se ha establecido entre el universo espiritual y el universo material, tan solo por su fervorosa y sincera oración del corazón.
Así la Madre del Mundo, Madre de la Humanidad y Madre de la Naturaleza, puede gobernar aún en la humanidad y a través de las Leyes Superiores, redimir a los seres de la Tierra y regenerar la cura en las esencias que se han perdido por apartarse de Dios.
Hoy se detiene la Ley de la muerte en el mundo, porque la inmortalidad, ley inmaterial, ha vencido.
Por un momento y en este instante, Dios concede Su Gracia y Misericordia en vez de Su Justicia delante de los graves ultrajes que ha cometido el mundo a los Reinos de la Naturaleza.
Pero eso no significará, hijos Míos, que el sufrimiento humano se detenga o se disuelva.
Yo invito a sus corazones y a los corazones del mundo a salir de ese círculo vicioso, a abandonar el sufrimiento y el dolor y así ingresar en la alegría y la cura que les concede Dios a todas sus esencias.
Los tiempos de hoy permiten todos los acontecimientos, por eso estamos en el ciclo de las grandes oportunidades, en donde el Universo Superior puede interceder por la humanidad y todos los recintos sagrados presentes en el planeta, invisibles a los ojos físicos, también pueden interceder por esta humanidad y por esta Tierra.
Abran sus sentidos internos y que sus corazones escuchen a la Ley de la Jerarquía, a todos los seres de la Luz, ángeles y arcángeles que están actuando en este momento por la restauración de la humanidad, mientras su Madre Celeste está aquí presente con ustedes, aún embarazada, a punto de dar a luz al Nuevo Hombre.
La Mujer de la Luz está encinta y anuncia para el mundo un nuevo ciclo, el último ciclo de la redención, en donde todas las almas y todos los seres tendrán abierta la puerta de la Misericordia para poder ingresar y sumergirse en el Océano de la Gracia de Dios, para que todo lo mortal y todo el pecado sea purificado y se disuelva de las consciencias todo sufrimiento, para que los espíritus renazcan en Cristo.
Celebren este tiempo de grandes oportunidades, en donde los hijos de la Madre del Sol escuchan la voz de la Jerarquía Celeste, que los llama a trabajar por la redención de la humanidad y por la cura de todos los seres miserables.
Sigan trabajando así por los tiempos que vendrán. Continúen orando por las naciones del mundo como lo vienen haciendo y Yo les podré entregar, hijos Míos, junto a Jesús y a San José, nuevas súplicas para que sean rezadas y descienda la Gracia en el mundo, a fin de que todos tengan una gran oportunidad.
Quiero que así como Yo gesto al Nuevo Hombre, en sus consciencias se geste lo nuevo por medio de los atributos de la oración, del servicio incondicional y del amor que puedan expresar y expandir en estos tiempos, a fin de que todo sea reparado.
Vuelvo a decirles que Mi Corazón siente un gozo profundo en este momento por hoy estar aquí con ustedes, y en comunión con toda la Creación a través de los Reinos de la Naturaleza.
He venido especialmente a Camboriú para convertir este santuario natural en un Centro Mariano natural, que beneficia a todos los hombres a través de su ángeles y devas, para que la consciencia humana se redima.
Deseo que aquí se establezca sin ninguna transgresión, el Centro Mariano Santuario de la Creación, a fin de que las almas encuentren aquí su origen a través de la Madre Naturaleza y del Padre Creador, por intercesión de todos sus ángeles y de todos sus devas, para que la consciencia humana sea curada.
Deseo que aquí se construya una casa de oración en Mi honor, que siga los principios de la Naturaleza sin transgredir el Reino que está aquí presente, porque la propia Naturaleza será la misma manifestación de Dios que cada peregrino que aquí llegue podrá encontrar, para entrar en comunión con la vida y con el universo.
Este Centro Mariano Santuario de la Creación promoverá el cuidado de los Reinos de la Naturaleza, la conscientización sobre la vida y la protección a todo lo que Dios ha manifestado a través de los Reinos Menores.
Será un lugar en donde todos los Reinos podrán orar como una sola consciencia y un solo espíritu.
Deseo que aquí se instale una fuente al Castísimo Corazón de San José, introduciendo su santa imagen cerca de la naciente que aquí se encuentra, sin alterar nada, para que las almas se laven y se purifiquen de sus más profundas heridas espirituales.
Y por último, para este Centro Mariano deseo una nueva Cruz Azul, para que se establezca el puente entre el universo espiritual y el universo material.
Una Cruz de Luz Azul que iluminará la consciencia de los Reinos, para que la consciencia humana sea iluminada y tome consciencia y respeto por todo lo que Dios le ha entregado a través de la Creación.
Los guardianes de este lugar serán Mis hijos de la Orden, así como las hermanas que han cedido este espacio para la manifestación de los Reinos de la Naturaleza.
Este bien inmaterial que desciende al universo material es un patrimonio de todos, para la redención de las almas y la cura de los corazones por intercesión de los Reinos Menores.
Deseo que esta pequeña isla de salvación también tenga una casa para los peregrinos, a fin de que tengan una oportunidad de retirarse en silencio y oración en este lugar, para poder escuchar a Dios e implorarle por misericordia para el mundo, por todos los Reinos de la Naturaleza que sufren día a día las perversiones de la humanidad.
Este punto de luz se ampliará a través de la consciencia de todos los que se adhieran.
Será un espacio para encontrarse consigo mismo, con su origen, con la Fuente y con Dios.
Será un espacio para vivir la cura a través del servicio a los Reinos.
Será un lugar en donde las almas podrán encontrar el perdón en la perfecta soledad con Dios.
Les agradeceré por cumplir este pedido, porque ya está descendiendo.
Y ahora, delante de todo lo que Dios ha creado para Sus hijos, consagraré a los que hoy se unirán a Mi Corazón, ofreciéndose como Mis hijos, en el camino de la oración y del servicio.
Que se acerquen aquí los que hoy se consagrarán, y mientras comienzan a tocar el canto de su consagración, invito a todos Mis demás hijos del mundo a colocar en su corazón este ardiente deseo, para que el Centro Mariano Santuario de la Creación se levante y sus bases ardientes, sus bases espirituales estén presentes en este mundo.
Hijos, ustedes son los primeros que ayudarán en esta manifestación. Sus almas se postularon en este día para ese momento y para asumir ese compromiso con Mi Corazón Inmaculado.
Mi primera petición es que oren juntos todas las veces que puedan, para que la manifestación del Centro Mariano se concrete, en honra a Nuestra Señora Aparecida y para que el Brasil finalmente sea el Edén de Dios para estos tiempos.
Coloquen ahora en Mi Corazón sus peticiones, y en el silencio de sus espíritus, ofrezcan sus almas a Dios por la conversión de la humanidad y la reparación de los Reinos de la Naturaleza, a fin de que la vida en toda la superficie de la Tierra se siga regenerando.
Ingresen ahora en Mi vientre de luz, para que Yo los pueda ayudar a vivir el cambio de la consciencia, disolviendo el dolor, aliviando el sufrimiento y despertando la cura en sus corazones.
Ustedes, hijos Míos, son los primeros seres en esta humanidad que se han ofrecido para orar por la manifestación de este Centro Mariano, y especialmente, por la cura mundial de todos los Reinos de la Naturaleza.
Su compromiso también será rezar semanalmente el Misterio del Rosario por los Reinos de la Naturaleza y los devas, y para que los ángeles de las naciones puedan seguir intercediendo por cada pueblo y cada raza de este mundo.
Hoy están ante una gran oportunidad infinita. Esto es obra de Mi Gracia, de la Gracia de Dios, que surge de Su Fuente para todas Sus criaturas.
¡Le agradezco a Camboriú por haber respondido a Mi llamado!
Que en este lugar las almas siempre encuentren la paz.
Que así sea.
Los consagro, los bendigo y les declaro Mi Amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Canten todos el himno de su consagración.
¡Les agradezco!
Yo traigo muchísimas e infinitas Gracias para el mundo, pero solo la minoría de la humanidad las recibe con gozo y plenitud. Por esa razón, no descansaré hasta poder entregarles a Mis hijos todas las oportunidades que tengo para esta sufrida humanidad.
Mis Gracias permiten potentísimas conversiones y redenciones en los corazones del mundo, así como también posibilidades grandiosas para poder revertir la vida espiritual y material de los seres.
Este es el tiempo en que las almas de la Tierra deberán tener, aún más, su atención dirigida al Cielo, porque desde allí vendrá la ayuda tan necesaria para estos momentos críticos; desde allí vendrá lo que cada ser necesita para sus diferentes etapas de purificación y de redención hasta que alcance la consagración total de su alma a Dios.
Que la humanidad sepa que Mi Corazón está lleno de Gracias para las almas y que espero que las pidan por medio de una sincera oración.
Deseo que esa petición no sea personal, sino planetaria; que sea un pedido de Misericordia por cientos de almas que, día a día, caminan hacia los portales de la perdición.
Les agradezco el esmero en orar por las naciones del mundo; ellas, en este tiempo, necesitan de mucha intervención y de ayuda espiritual.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy se eleven las voces en una sola intención y por un mismo propósito.
Que por medio del encuentro de música se unan las culturas y los pueblos, las naciones y los continentes.
Que todos sientan en su corazón el Amor de la Madre de Dios, para que las almas despierten a su propósito.
Que hoy se eleve en cada interior el Templo de la Compasión y que, a través de las voces y de los instrumentos, en los mundos internos se encienda la llama incandescente de la devoción por el Plan de Dios.
Que hoy unan las manos como hermanos, para que la igualdad mundial se establezca, para que la Fuente del Amor nutra de esperanza y de alegría a los seres.
Que todo lo que hoy brindarán Mis hijos cantores llegue como ofrenda hasta los Pies del Todopoderoso, para que, como la más sincera donación, las almas del mundo reciban la cura interior y la elevación de la consciencia.
Que la música de hoy le cierre las puertas al sufrimiento humano.
Que las melodías que hoy resonarán en los corazones cantores establezcan la paz que millones de seres humanos necesitan para poder continuar adelante.
Que cada pieza que amorosamente será presentada, por el esfuerzo de cada hijo Mío, atraiga hacia las naciones la Sabiduría de Dios, a fin de que se tomen nobles decisiones que beneficien a todos los pueblos.
Que, en esta noche de gala, cada cantor se revista con su mejor energía interna para que todo lo que será ofrecido brille más allá del universo interior.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Séptimo día de la Novena
Por haber colocado dentro de la Fuente de Mi Misericordia a todos los que son torturados mentalmente y quedan prisioneros en la vida espiritual, Me están concediendo el permiso interior para poder socorrer y ayudar a esas almas que más necesitan de Misericordia y de redención.
Por eso, en la Fuente de Mi Misericordia esas almas son liberadas y reciben la Gracia de que en la próxima etapa de su existencia puedan ser amadas y consideradas por los demás.
En estos tiempos las consecuencias del maltrato humano provocan gran sufrimiento en la humanidad y esto genera falta de amor y de piedad en las almas.
Yo los invito, en este ciclo, a considerar por medio de la Misericordia a todas esas almas, para que la Gracia de Dios llegue a ellas, así como alguna vez esta misma Gracia tocó sus vidas.
Necesito, de esta forma, que Mis compañeros se sumerjan Conmigo en ese universo de sufrimiento humano para que, por medio de los méritos de su Señor, todo se pueda reparar así como es necesario que en los planos profundos las almas más inocentes sean reparadas.
Por la Gloria de Mi Corazón será posible ayudar a la humanidad de estos tiempos, especialmente a aquella parte de la humanidad que no coloca su atención en Dios.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
El Segundo Retorno de Cristo
Llegará el día en el que el sufrimiento humano terminará y las almas conocerán el pleno gozo de estar en Dios y de que Dios esté en los hombres.
Las falsas creencias caerán y se levantará, en lo profundo de las almas, el templo del corazón, aquel templo que recibirá los Dones del Espíritu Santo, Dones que repoblarán la Tierra con principios verdaderos y evolutivos.
En esa hora se aproximará el Retorno de Cristo. En el momento más agudo de la humanidad, cuando la Madre Tierra esté en su parto dando a luz al Nuevo Hombre, será el momento del Retorno de Cristo.
Los tiempos se detendrán y el ciclo se estabilizará para que ingrese el Hijo del Hombre.
El verdadero tiempo absorberá al tiempo ilusorio y una nueva etapa comenzará después de que el Amado Hijo venga a buscar a Sus seguidores del amor y juzgue a los que por mucho tiempo hicieron el mal.
En ese momento todo será revelado y las almas de la Tierra ya no tendrán velos en su consciencia.
Muchos se darán cuenta de todo lo que podrían haber alcanzado, pero será demasiado tarde.
Otros se arrepentirán y de rodillas, ante el Hijo Amado, le pedirán perdón y Misericordia.
Pero, en ese momento, será el propio Dios el que juzgará a través de la boca de Su Hijo, y el Hijo Amado solo proclamará lo que Su Padre Eterno dicte en esa instancia.
Mientras tanto, y aún con un poco más de tiempo, arrepiéntanse de corazón y estarán a salvo, porque los que acepten vivir la escuela del Amor Redentor conseguirán ser parte de la Nueva Tierra.
Cuando Mi Hijo llegue por segunda vez a este mundo, ya se habrá desatado todo en la humanidad, con una fuerza de más de mil caballos.
La Naturaleza hablará por sí misma y saldrá de su constante silencio.
Los Reinos de la Naturaleza se expresarán y en cada parte de la Tierra dejarán un mensaje significativo que ningún hombre podrá destruir o borrar, porque lo que se les mostrará despertará la consciencia de los que están dormidos.
Del mismo modo, muchas más cosas sucederán. El Sol, la Luna, las estrellas y todo el firmamento darán señales definitivas.
Fenómenos naturales y espirituales indicarán que Cristo está retornando a la humanidad.
Las almas más dormidas despertarán. Otras se definirán por el resto de la eternidad.
La mayoría de los hombres y de las mujeres de la Tierra se darán cuenta de que estuvieron perdidos y dormidos durante décadas.
Una última Gracia será concedida al mundo, una Gracia que llegará sin que nadie lo sepa y que vendrá al mundo, inesperadamente, en el momento en el que suene la séptima Trompeta Celestial.
En esa hora y en ese tiempo, esa Gracia extraordinaria llegará a los hombres y a las mujeres para poder salvarlos y así, la Mujer Vestida de Sol abrirá la última puerta para que los últimos redimidos ingresen, en consciencia, a los Sagrados Recintos de Amor.
Cuando la última puerta se cierre todo sucederá y será incontrolable.
No habrá sistema, gobierno, nación o pueblo que lo pueda detener, porque será la propia corriente superior del Universo la que removerá todo lo que existe para que el planeta se libere del peso de sus átomos, generado por la mayoría con su densidad humana y espiritual.
Por eso hijos, recemos para que la mayoría de los no creyentes y de los no redimidos se arrepientan de corazón y reviertan sus penosas vidas.
Recemos para que las naciones del mundo se conviertan al Plan del Creador y lleven adelante acciones verdaderas en igualdad de condiciones.
Recemos y no dejemos de rezar, porque el inesperado Retorno de Cristo está cerca y sus corazones, en esa hora, deberán estar elevados en adoración para poder reconocerlo.
Dios los bendiga y les conceda el sagrado discernimiento.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Quiero dejar Mi gesto de paz a todos, Mi Misericordia renovadora en este nuevo ciclo.
Hoy reúno a nuevas almas que son llamadas para la consagración interior.
Hoy consagro también nuevas familias que siguen el camino, que siguen el camino y el fiel ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret.
Pero hoy vengo a vuestro encuentro como el Sacerdote Mayor. Aquel que les dará la Vida después de la vida, la eternidad después de este mundo, el paraíso después de esta vida terrenal.
Caminen en dirección hacia ese propósito.
Mi Corazón hoy está muy agradecido, feliz y en gloria por vuestra respuesta.
Gracias, compañeros, por haberme acompañado durante un año de Gracias.
Que este hecho tan importante, para la vida del espíritu, nunca se borre de vuestras memorias, porque sabrán todo en el próximo tiempo.
Alegren vuestros corazones, canten junto a los ángeles, el Rey del universo ha traído su Misericordia a la Tierra.
Que se eleven los corazones caídos y que resuciten los que están muertos en vida.
Yo vengo en búsqueda de los más imperfectos, de los que no viven en Dios, pero también vengo en búsqueda de todos los que se unen a Mí a través del corazón. En el templo del corazón, siempre me encontrarán.
Hoy el universo está con ustedes.
Dios comulga de vuestros corazones y vuestras vidas comulgan de Dios.
Acepten vivir en la humildad para que puedan nacer los Nuevos Cristos, aquellos que Dios prevé que en el fin de los tiempos transmutarán la Tierra a través de la palabra de vida, la palabra renovadora que es la oración del corazón. La proclamación del Verbo Divino, entre el Cielo y la Tierra, entre los corazones y las almas de buena voluntad.
Que suenen las campanas porque ya he consagrado este pan como Mi Cuerpo vivo y este vino como Mi Sangre renovadora, símbolo perfecto de vuestra unión eterna con Dios a través de Mis aspectos sublimes que provienen de la Creación, de la Fuente Mayor.
Les agradezco, Mis pequeños apóstoles.
Hermana María Jerusalén:
Que suenen las campanas.
Todos los santos y bienaventurados han venido, en este momento de gloria, para bendecirlos.
Vean en esta noche estrellada la presencia de los ángeles y de los bienaventurados que vienen a bendecir las semillas de la Nueva Humanidad. Aquellas que brotarán en el nuevo ciclo de la Tierra para traer la paz sobre el mundo y el fin del sufrimiento humano; para que las almas se regocijen en Dios, en la victoria de Mi Misericordia y en el amor inmaculado de Mi Madre.
También vuestra Santa Madre está presente, con Sus santas consciencias de Luz. Aquellas santas que vivieron sobre la Tierra y expresaron sobre el mundo los Planes de Dios, los Dones de Dios, para alimentar de Luz a las almas y ayudar a los espíritus caídos a lo largo de los tiempos.
Vean hoy, queridos hermanos, que no estoy solo.
Mi Misericordia se expresa y se expande en todas estas consciencias que creyeron desde el principio en Mi manantial de vida y que vivieron por Mí hasta el fin de sus días.
Agradezcan a Dios esta coyuntura universal.
Emmanuel, vuestro Padre, está atento a este momento. Sientan su Presencia, el Amor expansivo de Su Luz, Su Sabiduría infinita en vuestros corazones y mentes.
Comulguen del Padre. Comulguen de Su Presencia. Él es el Eterno, Él es Sublime, Él siempre será vuestro amor.
Comulguen del universo en esta hora especial. Comulguen del universo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, bendigo esta Cruz, esta Cruz de Emmanuel, símbolo vivo de la nueva era. Que ella resplandezca en la noche de los Centros Marianos, que se le eleve el estandarte como un símbolo de la victoria de Dios sobre la Tierra y de la paz entre las consciencias.
Honren a Mi Presencia glorificada a través de la Cruz. Pues hoy les digo: ya no estoy más muerto, sino vivo en vuestros corazones. Soy vuestro Glorificado Corazón, vuestro Rey Universal de las alturas.
Aguarden Mi llegada. Aguarden Mi Retorno. El tiempo se acerca y la liberación se aproxima a todos los corazones.
Confíen en lo que les digo.
Todo tiene su tiempo, todo tiene su lugar. Así se cumplirá la misión en la vida de todos los seres.
El Cielo y la Tierra hoy están juntos, porque las almas son una sola. Guarden este momento en vuestros corazones.
Hoy quisiera estar más tiempo con ustedes, pero el mundo Me llama. Hay mucho que aliviar.
Vayan en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Queríamos compartir con los hermanos algo que Cristo Jesús transmitió.
Cuando creímos que Él ya se había ido, en verdad, no se había ido. Apareció con muchas Jerarquías, con muchos santos, como Santa Teresa de Ávila, Santa Rosa de Lima, Santa Clara y muchas santas más. Apareció también San Francisco, Padre Pío, ángeles, el Arcángel Miguel, la Virgen Santísima que vino vestida de blanco como una novia, como una esposa fiel a esta ceremonia.
Hoy Cristo apareció como el Corazón Glorificado, pero llevaba una corona sobre Su Cabeza que simbolizaba Su reinado, según Él nos dijo, en todo este universo, entre todas las estrellas y todos los soles. Él nos trajo este símbolo no para mostrar Su poder, sino para mostrarnos Su humildad; porque a pesar de esa tarea, que Él tiene hoy, siempre se colocaba por debajo de todos nosotros.
Entonces, en un momento, Él comenzó a caminar por encima de los hermanos presentes, y sacaba muchas cosas de Su Corazón; vimos pétalos de varios colores que iba derramando sobre las cabezas de todos.
Después, en un momento, se elevó y el universo se abrió más ampliamente, llegando la visita de todos esos hermanos, de los bienaventurados, de los santos.
Madre María Shimani:
Bien, como era de prever en este final del tiempo, gracias a Dios cada día vamos a trabajar más y cada día vamos a comprobar mejor que el Amor de Cristo lo puede todo.
Esta Cruz Azul, que todos pueden contemplar detrás nuestro, fue algo que Él pidió que construyéramos porque a través de ese símbolo, durante la procesión que realizamos hoy, Él iba a recoger del planeta, a través del Amor del Creador, a todos los espíritus impuros. Y Él nos dijo que mañana volviéramos a hacer otra vez la procesión porque esa Luz azul, que representaba a la energía del Creador Emmanuel, iba a volver a recoger aquello que hubiera quedado en el planeta.
Por eso, nosotros nos adherimos totalmente a Su Pedido, de corazón. Y a partir de hoy, seguramente, una Cruz Azul resplandecerá en cada Centro Mariano, manifestando la victoria de Dios sobre la Tierra.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cristo nos pidió, en el Mensaje del 2 de enero de 2014, que construyéramos esa Cruz para la procesión. Y también nos dijo que los días 5 y 6 de todos los meses, en los Centros Marianos, realizáramos esa procesión.
Él pidió que la Cruz fuera construida perfectamente. Hoy dijo que le gustó la Cruz, pero que le pareció un poco pequeña, porque aquella que debe ser elevada en cada Centro Mariano, Él quiere que sea vista desde lejos, durante la noche, para iluminar el camino de las almas y principalmente de todos los que circulen cerca de los Centros Marianos, para que recordemos, decía Él, la Presencia de Emmanuel.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más