- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Sigue las huellas de amor que ha marcado Mi Hijo en tus caminos.
Reconoce Su presencia en tu interior y aférrate a Él para que algún día recibas los sagrados tesoros de Su Corazón.
Revive cada momento compartido en la Comunión con Su Espíritu, en la oración diaria que brota de Su Corazón bondadoso y, así, entrégate a Él, para que Mi Hijo pueda hacer los milagros de la vida, en nombre del Amor que Él le tiene a la humanidad.
No dejes de avanzar, de ser determinado; así permitirás que el Espíritu Santo te colme y seas bendecido por la expresión más pura de Dios.
Protege la inocencia de tu alma. Abre las puertas a tu morada interior, para que allí sea depositado el Amor crístico.
Sé valiente y camina alcanzando los últimos escalones de la redención para que ingreses al Corazón del Padre Celestial.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cánticos de Figueira - "Vengan hermanos"
En este cántico encontramos varias llaves que le revelan a la consciencia el procedimiento correcto para poder acceder, de forma adecuada, a las vibraciones sutiles del Cosmos.
Más allá de un procedimiento en sí, el cántico “Vengan hermanos” representa una invocación interior, un llamado de las almas de la Tierra que aspiran a alcanzar esa unión con el Infinito y con todas sus esferas.
Para que eso sea posible, el cántico indica algunas reglas básicas para poder contactar todo lo que existe y todo lo que habita en los Universos Mayores.
La primera llave es cambiar de actitud, es decir “sí” por medio de la oración, del alineamiento y del canto elevado; es cambiar de vibración para poder estar en la sintonía correcta y en el plano correcto.
Esa puerta se abrirá a través del canal de la devoción, porque la devoción nos llevará a expresar lo verdadero que somos, más allá de las apariencias y de los métodos.
Cuando la consciencia consigue cambiar de plano y de vibración a través de la oración o del canto elevado, es a partir de allí que otras Leyes, atributos y principios, guardados en el mundo interno de cada ser, comienzan a ser visibles y a estar disponibles en pro de la concreción de la Voluntad Divina. Porque cambiando de plano la consciencia se aparta de los errores y de sus consecuencias.
La segunda llave presentada en el cántico es el acto de compartir, de mundo interno a mundo interno, todo lo bueno que cada consciencia tiene, trascendiendo los límites de la provisión propia y la desconfianza que pueda existir.
En ese sentido, muriendo para sí, a cada momento, el alma encarnada en la Tierra podrá servir con alegría a los hermanos internos y, así, a la consciencia se le concederá la gracia cósmica de liberarse de las deudas, rompiendo los lazos y los límites de la materia, alcanzando, poco a poco, las fases de la trascendencia interior.
Eso despierta en la consciencia el sentido por lo reverente y por lo sagrado, fundiendo su espíritu en el canto y en la honra a los hermanos internos, creando, de esa manera, una alianza con la Hermandad Universal y abriendo los espacios para seguir rumbo al Infinito.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Une tu corazón al Corazón de Dios, contemplando cada uno de los Aspectos de Su manifestación en la vida.
Comienza encontrando, hasta en la menor de las partículas que componen tu cuerpo, a un Dios escondido, inmenso e infinito, oculto en la aparente pequeñez humana.
Recorre tu propio cuerpo, reconociendo tus células, tus órganos, todo lo que te compone, como espejos vivos de una Creación infinita. Si Dios no habitara en todo lo que eres jamás podrías expresar la perfección, así como la expresas, incluso en tus partículas más pequeñas.
Reconoce, entonces, la presencia de Dios fuera de ti, en el aire invisible que toca tu rostro, en el soplo que entra, imperceptible, dentro de ti y que te da vida, concediéndole a la materia la posibilidad de expresar y de vivir su perfección.
Contempla, así, a Dios en los elementos. Reconoce la presencia de Dios en el agua, sin la cual la vida es imposible. El agua y el aire se unen en un único elemento, transformados por su expresión y por su función en la vida, pero uno no existe sin el otro.
Así son los Aspectos de Dios. Dios es Uno solo que se expresa de diferentes formas para darle a la vida la posibilidad de existir y, más aún, de expresar la perfección.
Contempla en tu interior la presencia de Dios, en el sonido de los pájaros y en el aroma de las flores, en la belleza de los bosques, en el amor y en la fraternidad entre los hombres. Este es Dios, alimentando a las almas con cosas tan vitales como el aire y el agua son para el cuerpo.
El canto de los pájaros nutre el espíritu, el aroma de las flores fortalece el corazón, la belleza que ingresa por los ojos llega al alma y le da alegría, le da vida.
Ve expandiendo tu consciencia y comprendiendo la presencia de Dios.
Dios no es algo invisible e inmaterial que está en las Alturas celestiales. Dios es Aquel que Es y sin el cual nada podría existir. Hijo, constantemente estás en la presencia de tu Creador, porque Él es la propia Vida.
En gratitud y en reverencia, vive conforme al Dios que habita en ti y deja que la perfección se exprese, no solo en tus células, sino en todo tu ser. Así como las células se dejan habitar y nutrir por Dios, deja que tu consciencia también experimente ser una expresión de Dios en este mundo. Así, todo se cumplirá.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijos:
Esperen con amor las Palabras que Dios les pronuncia a sus corazones a través de Sus Mensajeros.
Así como Él les habló a los profetas y a los patriarcas que dejaron para el mundo las bases de la vida espiritual, hoy el Creador renueva Sus enseñanzas y trae nuevas Revelaciones para el mundo; porque, desde los patriarcas hasta ahora, el propio Dios se renovó a sí mismo y vivió Revelaciones que provenían del despertar y de la evolución humana.
Aún con sus imperfecciones y limitaciones, los patriarcas y los profetas de otrora reconocían la Presencia de Dios y respetaban el eco de Su Voz que se pronunciaba a los pueblos y que era seguida por ellos.
Hoy la Voz de Dios hace eco en el desierto de la consciencia humana, porque la indiferencia se apoderó de los corazones y pocos son los que saben reconocer la Voz de Dios y seguirla.
Para escuchar a Dios hoy, deben permitir que el Creador despierte dentro de ustedes los compromisos que quedaron dormidos y las experiencias de unión con el Padre que no provienen de esta vida, pero que están guardadas en lo íntimo de sus seres para servirles de auxilio en estos tiempos.
Denle a Dios el permiso de tocar lo profundo de sus corazones, para que, como seres y como humanidad, aparten sus consciencias de la influencia de la indiferencia e ingresen en las Leyes que los conducen hacia la elevación.
Cuando ustedes unen sus espíritus al Padre pueden trascender las leyes y las influencias materiales para pertenecer a las Leyes del Universo y ser auxiliados por los rayos y por las energías espirituales que descienden al mundo para impulsar a los seres hacia el amor y la evolución.
Para eso, es necesario que exista dentro de ustedes la voluntad para dar ese paso y amar a Dios, a Sus Palabras y a Su Plan, renovando el amor y el respeto vivido por los patriarcas, por los profetas y por el Pueblo de Dios; para que así el Padre encuentre nuevos caminos para cumplir Sus promesas y establecer Su Reino en este mundo, cuando llegue el tiempo.
El Reino de Dios será revelado primero en el espíritu, después en la materia. Estén atentos a la Voz de Sus Mensajeros para que en Sus enseñanzas ustedes reciban las nuevas Revelaciones del Creador.
Dentro de ustedes se revelará Su Reino y, después de encontrar el camino para habitar en ese Reino con sus espíritus, construirán los puentes hacia el Universo para que el Reino de Dios se manifieste en la Tierra.
Su Padre y Compañero de siempre,
San José Castísimo
Eleva tus ojos al Cielo y contempla, en ese silencio, la Presencia omnipotente de Dios.
Eleva tus ojos al Cielo y contempla la magnífica Creación a través del Sol.
Eleva tus ojos al Cielo y contempla el infinito Universo de la Creación.
Renuévate a través de todo esto y forma parte, en comunión interna, de las Leyes Superiores.
Reenciende en ti la filiación con Dios y encuentra el sentido interno de cada aprendizaje.
Eleva tus ojos al Cielo y aprende a sentir la Presencia del Creador en todo lo que existe, vibra y se manifiesta como Luz cósmica.
Eleva tus ojos al Cielo y encuentra el camino por donde tu espíritu retornará a la gran Morada.
Eleva tus ojos al Cielo y aprecia con devoción a Aquél que nos creó, que nos ama y que nos bendice.
Eleva tus ojos al Cielo solo para decir “sí”.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis Palabras son escuchadas por los abiertos de corazón y ellas resuenan en los mundos internos.
Mis Palabras no se desperdician, sino que ellas enriquecen al espíritu que las adopta como parte de sí.
Mis Palabras son inalterables y permanecen vivas a lo largo de los tiempos; ellas construyen lo nuevo y hacen de cada alma el mejor presente para Dios. Porque cuando se experimenta la vibración de Mis Palabras, sucede la gran transformación de la consciencia.
Mis Palabras les hacen revivir el compromiso todo el tiempo; ellas penetran en lo profundo de la consciencia que las asume como parte de sí. Y todo eso hace grandes milagros, porque Mi Palabra es considerada Fuente de salvación y de redención para las almas; es la guía permanente para los corazones dispuestos a representar Mi Mensaje en la Tierra.
Es así que Mi Palabra Divina nunca fracasa, con ella el espíritu todo sublima y se puede consagrar.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Querido hijo:
Deja que la voz del corazón salga de lo profundo del alma, para que siempre puedas reconocer la Gracia de estar unido a Dios.
La voz del corazón es pacífica, es el fuego que proviene del espíritu, el que repara todas las cosas.
Deja, hijo Mío, que siempre emerja de ti la voz del corazón, para que, así, se establezca entre tu ser y el Universo la comunión con Dios.
Vive todos los días a través de la voz del corazón para que, de ciclo en ciclo, aprendas a superar tus miedos y todas las incertidumbres.
Deja, hijo Mío, que la voz del corazón pueda guiarte a buscar lo puro y lo verdadero, para siempre reencontrar el camino seguro que te conducirá hacia los Brazos de Mi Amado Hijo.
Que la voz del corazón pueda indicarte los nuevos pasos rumbo al encuentro del espíritu íntimo de cada ser.
¡Que despierte en Mis hijos la voz del corazón para que el mundo herido sea curado!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Los tiempos que estamos enfrentando exigirán de todos los servidores mayor prudencia y más discernimiento para que, en todo, prevalezca la unidad y no la separación.
Son tiempos de saber administrar los trabajos espirituales y prácticos. Son tiempos de saber conducir la concreción del propósito del Plan por la senda correcta y no por la senda intermedia.
Hijos, necesito que aprendan a corregir los tiempos para que sepan desviar del camino cierto número de acontecimientos que podrían actuar en contra del Plan de Dios.
Para que eso no suceda es necesario mucha oración y una atención ardiente para poder percibir con el corazón cuándo es el momento adecuado de llevar o no adelante ciertos movimientos.
Deben aprender a no hacer movimientos impulsivos y deben aprender a medir los resultados y las consecuencias de haberlos llevado adelante.
Deben tener presentes los riesgos, los peligros y sobre todo el espíritu, porque si el espíritu está sin su esencia primordial todo está hueco.
En conclusión, todo debe ser hecho por amor y no por poder para que entre ustedes, el servicio y los actos, esté presente Cristo, Mi Amado Hijo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El Señor, tu Dios, y Su Amado Hijo nunca mirarán tus pecados, sino los esfuerzos que tu corazón no hace, a fin de agradar a Dios.
El Señor, tu Dios, conoce tu destierro y también ha penetrado en tu desierto. Conoce lo que es árido en ti, pero también lo que es fructífero y da virtudes, dones y gracias a la Creación.
Camina en dirección a la senda del despojamiento y de la renuncia; y te aseguro, hijo Mío, que hallarás la libertad que tanto buscas.
Renuncia por tu Señor, renuncia a lo que más deseas de la vida y estarás en el camino del vacío y de lo incondicional.
Que tus pies no dejen de caminar hacia la Fuente, para poder beber de los Dones de Dios y de Su Gran e Infinito Vacío.
Quédate feliz y no triste por lo que hoy estás viviendo. Agradece a Dios cada prueba, cada desierto y cada desafío interior, porque en la nada hallarás a tu Maestro y Señor. Él te esperará con Sus Brazos abiertos y te librará del peso de las cadenas de tu cuerpo; porque el espíritu que habita en ti, que es inmaterial y divino, se fundirá en comunión con el Señor de las Alturas.
Celebra la hora de tu muerte espiritual, porque cambiarás de ciclo y nacerás a lo nuevo; ya no estarás en lo viejo, sino en lo renovado, porque el Fuego Divino de tu Dios habrá tocado lo más profundo de tu ser para hacerte resurgir de la nada.
No temas renunciar, no temas perder el control de tu forma y el accionar de tus ideas. Que tu vida definitivamente sea de Dios, para que el Todopoderoso pueda hacer de tu consciencia lo que una vez Él hizo de los pueblos y de los patriarcas.
Fúndete ahora en este gran misterio que está latente detrás de la Voluntad de Dios, parte del Amor infinito e invencible del universo, que hará de tu consciencia un nuevo ser a imagen y semejanza de tu Creador.
Que así sea.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Haz sagrado tu corazón en cada acto, en cada desafío, así como en cada prueba.
Haz sagrado tu espíritu en cada servicio, en cada obstáculo, así como en todo lo desconocido.
Haz sagrada tu alma en cada oración, en cada camino recorrido, así como en cada nuevo aprendizaje.
Haz sagrada tu consciencia en cada nuevo amanecer, entre las tinieblas, así como en cada nuevo puente que deberás cruzar.
Dios está dentro de ti, en tu universo interno, en lo que es más profundo, en tu alma, en cada parte de tu consciencia divina.
Sírvete de Su majestuosa Presencia, de Su inextinguible Amor y de Su poderosa Misericordia.
En todo momento, encuéntrate con tu Creador, en todo lo que fue manifestado por medio de los Reinos de la Naturaleza, por medio de los océanos, así como de los grandes continentes.
Ve y contempla a Dios en cada uno de Sus humildes Aspectos y encontrarás lo sagrado, lo que es eterno y siempre infinito.
Dios está allí, al alcance de todos y está aquí por todos, hasta que se cumpla Su gran Proyecto de Amor en la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice con la Luz del Santo Espíritu,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras el silencio penetra la consciencia de superficie, la alianza entre las almas y Dios se establece, y todo lo que es superficial e ilusorio comienza a perder fuerza y vigor.
Es por eso que cuando el sagrado silencio es verdaderamente practicado, beneficia no solamente al alma, sino también al espíritu de cada ser.
En esta hora, el sagrado silencio puede vencer grandes adversidades y derrotar grandes abismos de la consciencia planetaria, porque él actúa como Ley primera en todas las cosas.
Cuando el silencio es vivido con amor, devoción y armonía, es un portal autónomo que se abre sobre la consciencia del planeta y se expande tan ampliamente que libera sin batallar las condiciones o los proyectos del mal que estaban por suceder.
El sagrado silencio lleva a la renovación de la vida, y esto influye positivamente en los votos, lo que beneficia también a la consagración espiritual de la humanidad.
El silencio es un instrumento invisible y no perceptible que extirpa la condición de la humanidad y actúa en los planos más profundos del ser.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los unifica,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Como Don de Dios que brota del corazón humano, vengo a despertar en ustedes, hijos Míos, el Ministerio de la Fe, para que puedan ser partícipes de estos tiempos como instrumentos del Creador, sustentadores de las almas y de Su Plan para la Tierra.
Quiero que vivan en estos tiempos el Ministerio de la Fe, que nace de la confianza en el Propósito Divino y de la devoción que las almas despiertan al orar con el corazón.
La Fe es el atributo universal que logrará que esos seres estén apartados de la ilusión y de la confusión humana.
La Fe los mantendrá en la verdad, cuando la mayoría de las almas dude de los acontecimientos que vive, aun sabiendo que el caos se precipita sobre la Tierra.
La Fe es la fortaleza del espíritu y la sustentación del alma, es lo que lava los ojos turbados por el miedo y por el sufrimiento, para que puedan ver a Dios.
La Fe transforma su forma de comprender la vida, y lo que antes era un castigo se vuelve justicia; lo que era sufrimiento se vuelve alegría y triunfo divino; lo que era renuncia se vuelve victoria divina en el alma que comprende que la derrota ante los ojos humanos es la victoria del Corazón de Dios.
Vengo a despertar en sus vidas, hijos, la Fe verdadera, para que puedan creer en Mis palabras y vivirlas con el corazón. Vengo para fortalecerlos en la comprensión superior de estos tiempos, disipando el miedo y la inseguridad de sus corazones.
Quiero que se aferren al poder de la Fe y de la certeza de que Yo estoy aquí y que los instruyo y los sostengo para que puedan cumplir los Planes de Dios, en este tiempo de mayor caos.
La Justicia Divina solo se aproxima a este mundo, pero ungidos por el poder de la Fe, podrán superar los obstáculos propios de estos momentos de tribulación y, aunque no sea posible detener el aprendizaje que la humanidad en general deberá vivir, ustedes podrán ser aquellos cuya fortaleza inspirará a otros y que sustentarán este mundo, cuando sus hermanos no puedan soportar.
Si sienten que la Fe no nació y no despertó aún en sus corazones, hijos, ríndanse al Poder de Dios y renuncien al propio parecer, porque para vivir la Fe es necesario renunciar a todo control de la propia vida. No vive la Fe aquel que teme perder el control y duda del poder de Dios, con recelo de entregarse a algo desconocido. El miedo de la Fe y de la entrega es el mismo miedo que les impide amar y abrir el corazón. Por eso, hijos, renuncien a ese miedo milenario que sujeta a la consciencia humana a sí misma y rindan el propio control a Dios; así podrán valerse de cada palabra que Yo les digo para preparar sus almas a lo que vendrá, y no estarán analizando si es verdad lo que les transmito, por miedo de lo que vendrá, si lo que les profetizo fuere realidad.
Despierten al poder de la Fe, entregando a Dios sus miedos. No teman perderse a sí mismos ni al control de la propia vida, porque en verdad jamás controlarán algo que pertenece a Dios.
Si mantuvieran el miedo de entregarse al Divino, solo estarán resistiendo a algo que escapa del control humano y sufrirán mucho por no poder adherir al Plan de Dios, pues no encontrarán la paz, cuando más la necesiten.
Este es el exacto momento de rendirse y decir sí; este es el momento de desenvolver la Fe y entregarse a Dios.
Pidan la gracia de despertar en sus espíritus y consciencias ese Don Divino porque, si es así, no importará la prueba que se precipite sobre la Tierra, sus espíritus se mantendrán firmes y sabrán escuchar la voz de Dios y dejarse guiar por el Creador.
Hoy, hijos, Yo los bendigo y les pido que vivan en el Ministerio de la Fe y que, con sus ejemplos y transparencia en la entrega a Dios, inspiren otros corazones para que vivan esa entrega,
Mi Fe hoy los impregna.
Yo los amo y les agradezco por responder a Mi Llamado y por vivir en la Fe del corazón.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
La piedad es la esencia que amorosamente soporta todo. El corazón es la morada que acoge todas las incomprensiones y las disuelve en la fuente del amor. El alma es el refugio que sostiene y apoya todas las verdaderas estructuras espirituales y es el templo que más sufre las consecuencias de la mente concreta.
El espíritu es el fuego que impulsa todas las cosas, él vive y gobierna por la Voluntad de Dios, la que se cumple de ciclo en ciclo. Las miserias son el resultado del desamor y de la falta de franqueza con sí mismos y ante los otros, y todo se libera por la acción de la transparencia y por el amor superior, el que desata los nudos de la consciencia.
Amar a los otros es un trabajo doble pero victorioso, porque en la trascendencia se dibujan los nuevos caminos para todos.
Alcen vuelo hacia lo Alto y permitan que el Universo les señale el próximo paso que deben dar, porque en la obediencia todo se resolverá.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama y los perdona,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Establece el Reino de Dios en tu interior, ese espacio de paz donde las Leyes Universales encuentran su manifestación.
Establece en ti la unión con el Padre y permítete asemejarte a Él, dándole la potestad de transformarte según Su Voluntad.
El Reino de Dios no es como los reinos de este mundo, donde algunos disfrutan de las riquezas y la mayoría sufre y trabaja para servir a los primeros.
En el Reino de Dios todo está impregnado por la Consciencia Divina. El Creador está en todos Sus siervos. Él mismo es la esencia de la humildad, viviendo en el más pequeño como en ningún otro.
En el Reino de Dios solo triunfan la paz, el bien, el amor y la unidad, principios que se convierten en leyes manifestadas en la vida de todas las criaturas que comparten ese estado de consciencia, que es el Reino del Creador.
Vive estos principios en ti y vuélvete digno de ser portador del Reino de Dios, que emerge primero en el interior de los seres, a partir de la unión con el Padre, y después se establece fuera, en la vida material de este mundo.
Todo principio, ley o manifestación de la Consciencia Divina, antes de plasmarse externamente en la vida planetaria, primero encuentra su morada en el corazón de cada ser. El corazón es el puente con Dios, es la puerta hacia el Cielo, es el gran manifestador de la Voluntad Divina. Todo aquel que tiene una misión, primero la conoce en el corazón, la siente, la comprende y la acepta, para después vivirla.
Cristo, primero vendrá a los corazones en Espíritu y Divinidad; después, se manifestará en Cuerpo y Alma, cuando Su morada ya esté establecida en los corazones de aquellos que, habiendo reconocido Su Presencia en los propios corazones, lo reconocerán cuando retorne y cumplirán con Él el final de esta Obra Redentora. Por eso, lleva el Reino de Dios hacia dentro de ti; hazlo siendo consecuente con él, viviendo la paz, el amor, la unidad y la humildad como premisas.
Deja, hijo, que las Leyes Superiores actúen en tu corazón y que, desde ti, lleguen al mundo entero. Déjate ser moldeado, transformado, corregido. Prepárate y consolida en ti el Reino de Dios, morada segura para el Redentor.
San José Castísimo, aquel que prepara el retorno de Cristo en el interior de los seres.
Mientras todo el universo se moviliza para auxiliar de alguna forma a la humanidad, e incluso el Creador desciende a la Tierra, entre los hombres, por intermedio de Sus Mensajeros, no seas tú indiferente y no vivas más tu pequeña vida como siempre la viviste.
Hijo amado:
Sé que a tu consciencia le cuesta mucho despertar a la realidad espiritual de la vida, en la cual todo lo que intentas vivir encuentra un sentido, pero si tu corazón, tu mente y tus sentimientos no salen, aunque sea un poco, de las preocupaciones materiales y de todo lo que te envuelve en relación con la vida en la Tierra, en poco tiempo tu camino espiritual perderá sentido.
Si no tratas ahora de comprender cómo se mueven los acontecimientos en lo que concierne al espíritu y cuánto más real es lo que sucede en las dimensiones superiores que aquello que que se precipita en la Tierra, corres el riesgo de envolverte de tal forma con dichos acontecimientos que te parecerá que de nada vale orar y clamar a Dios. Mientras el Señor espera de ti una transformación absoluta, tú esperarás que Él venga y resuelva todo por ti, solo por el hecho de emitir algunas oraciones todos los días.
Orar es la acción primordial para tu vida, pero debe estar acompañada del servicio, de la acción, de la trascendencia, de la transformación, del ser y del parecer.
Comprende, hijo, que esta batalla final ya comenzó en el nivel del espíritu y que, por menos que lo percibas y sigas viviendo como si nada diferente estuviera sucediendo, no significa que tu consciencia no esté siendo partícipe de este acontecimiento universal.
Llegó el momento de madurar y no solamente de conmoverse con la actual situación planetaria, porque ¿de qué le sirve a Dios y a Su Plan que llores por la falta de acogimiento y fraternidad de los demás y que ores algunas Avemarías por Medio Oriente si, después de tus oraciones, demuestras que los códigos de falta de fraternidad y de amor también están dentro de ti?
No llores más ni por ti ni por la actual situación planetaria, porque en verdad desconoces completamente la gravedad de estos tiempos. Haz aquello que está a tu alcance para transformar, aunque sea con cuentagotas, la vida en este mundo.
Sé fraterno, sé amoroso, sé servicial, vive la santidad, vive la unidad con Dios. Esto es lo que permitirá que los Mensajeros Divinos sigan intercediendo por el mundo, por los que más necesitan y que no siempre son aquellos en los cuales pensaste.
Lo que ahora se necesita es que la humanidad genere méritos para equilibrar el mal en el mundo; por eso, perdona, ama, reconcíliate con el prójimo, apoya con tus oraciones y, como puedas, las misiones que Nosotros pedimos que se realicen.
Concéntrate en los detalles y en las pequeñas cosas y construye una base firme, para que tengas, algún día, la posibilidad de actuar en las grandes cosas. Por ahora, deja que las grandes obras las realicen Aquellos que pueden hacerlas, porque ya trascendieron los aprendizajes menores de la vida material y ahora retornan al mundo para auxiliarlo. Hablo de los Mensajeros enviados por Dios.
No dejes de ser simple y humilde. Esto vale más que cualquier gran acción.
Tu padre y compañero,
San José Castísimo
Queridos compañeros de Mi Casto Corazón:
Aquellos de ustedes que buscan la plenitud de la vida en la materia jamás encontrarán la verdadera alegría, ni tampoco tendrán motivación para recorrer el camino del espíritu, porque nunca estarán satisfechos con las apariencias ni con las formas exteriores de ninguna cosa.
No les digo que deban ser indiferentes a la vida material ni negligentes con sus tareas prácticas, ni con la búsqueda de la perfección que deben expresar en todo, pero su meta no puede estar en el plano físico ni en la perfección de la materia.
¿Comprenden lo que les digo? Les digo esto, porque por más que tengan la misión de manifestar un Centro Mariano o una Comunidad-Luz, la meta más profunda de sus corazones no debe estar ahí, porque, si así fuera, no habría espíritu en esas manifestaciones. El alma de todas las Obras de Dios está en la intención de quien las manifiesta.
Así es con todas las cosas. Por más que deban manifestar la vida monástica, la vida fraterna, la vida en comunión con todo lo que fue creado, la meta de ustedes no debe estar solo en lo que esas formas de vida expresan externamente. Para que haya alma y Presencia de Dios en sus acciones, en sus obras, ustedes deben aspirar siempre a lo Alto, a la unión con lo Divino, buscando primero la manifestación espiritual de todas las cosas.
Es en la unidad con el Creador que encontrarán la verdadera alegría. En un mundo en el cual la materia está corrompida y se sigue degradando, las almas que coloquen todo su empeño solo en ella, por más que estén buscando transformarla y consagrarla, casi siempre estarán envueltas por la tristeza, por la frustración y por la desmotivación.
Fijen los ojos en lo Alto, en el Infinito, en Dios y encuentren en Él la alegría para seguir adelante, para poder sonreír, iluminando los corazones de los que sufren, aun en tiempos de constante dolor.
Será necesario que existan corazones que mantengan encendida en el alma la alegría de servir a Dios, a pesar de todo, pero esa alegría solo la encontrarán en el Padre Altísimo.
Así se regocija el espíritu en la Cruz de Cristo: los que ven la materia contemplan dolor y sufrimiento; los que se fijan en Dios y en la fortaleza espiritual de Jesús, contemplan la Victoria
Divina y la Misericordia.
Es tiempo de reaprender a buscar la alegría.
Su amado padre y amigo,
San José Castísimo
Cuando un alma ora de corazón, crea las condiciones para la aproximación del espíritu. Cuando él está despierto, permite que leyes superiores permeen la materia y conduzcan los acontecimientos de la vida de acuerdo con principios divinos y universales, que responden a la Voluntad de Dios.
Solo cuando un ser se abre para la vida espiritual y despierta la fe en lo que no puede ver con sus ojos físicos, todo aquello que es una realidad en el cosmos puede hacerse sentir en su corazón.
Cuando el alma despierta es que la personalidad siente la imperiosa necesidad de descubrir lo que está más allá de la vida material. Es el alma quien hace que la mente y las emociones no estén conformes con la vida de superficie y, así, dispone los cuerpos tridimensionales para una búsqueda superior.
Mientras ustedes aprenden y crecen en espíritu, el alma lucha constantemente con los aspectos que aún están muy arraigados en las tendencias de la vida material planetaria. Por esta razón es que, al mismo tiempo en que aspiran a lanzarse al abismo de la Voluntad Divina y entregarse al misterio que es vivir bajo esa Voluntad, otra parte del ser duda de la existencia de ese abismo, de la posibilidad de vivir la Voluntad de Dios y, según las propias resistencias, ustedes pueden dudar, incluso de la Existencia Divina.
Cuando el espíritu se aproxima a la materia, el alma se fortalece y sus convicciones se convierten en la verdad que rige la vida. Las dudas y los cuestionamientos no dejarán de existir, porque en cuanto estén en el mundo siempre habrá algún aspecto que purificar; aspecto que no quiere sacrificarse y que prefiere mantenerse en la vida común de las gratificaciones y los placeres mundanos. Pero será como un adulto que vive como un niño reclamando, a veces más, a veces menos, al demandar atención para hacer su voluntad.
¿Por qué les digo esto?
Porque ustedes necesitan dejar de darle tanta atención al niño dentro de ustedes que no quiere crecer; deben comenzar a actuar con la consciencia del espíritu, con el adulto espiritual que comprende la realidad planetaria y que está dispuesto a vivir según los designios superiores, sin importarle las circunstancias.
Muchos niños internos están disfrazados de grandes héroes, porque están totalmente dispuestos a cambiar el mundo, siempre y cuando protagonicen grandes papeles en el fin de los tiempos. Sin embargo, cuando se habla de transformarse por medio de las pequeñas cosas de la vida, ya no le dan tanta importancia y piensan, por ejemplo: “¿Para qué aceptar humillaciones, vivir en obediencia, silencio y sacrificio, cuando puedo realizar un gran servicio en África?”.
Sepan, Mis queridos, que les hablo a sus corazones. Sin embargo, hoy les hablo sobre todo a sus consciencias, porque llegó el tiempo de comprender que la única salida, para que la humanidad no sea un proyecto muerto en la memoria de la Creación, es que cada uno asuma la propia transformación y viva en sí los Principios de Dios, depositando en la consciencia humana los códigos de una raza redimida.
Si no redescubren la vida del espíritu y no se dejan transformar por el poder de la oración, jamás descubrirán que la salvación y la redención de las almas del mundo entero dependen de cada uno.
Nuevamente les digo que permitan que la prioridad de sus vidas sea la oración por el planeta, el servicio y el amor que todo lo transforma.
Yo los amo y los guío en los pequeños detalles, para que sus consciencias despierten a la vida superior.
Oren y transfórmense. Imiten a Cristo todos los días, sigan Sus Pasos. El mundo necesita que así sea.
Su amado padre y compañero,
San José
Si observas el universo, verás una infinidad de estrellas, sentirás la grandeza de Dios y de Su Creación, aspirarás a sumergirte en el Todo que se expresa delante de tus ojos. Contempla el cielo estrellado y reconoce la Presencia de Dios en una dimensión en que, al mismo tiempo que parece tan distante, impregna todo lo que fue creado.
Si no puedes encontrar la vida del espíritu en lo invisible del propio mundo interior, contempla el cielo estrellado y sentirás la presencia de los que son Bienaventurados, que te observan y aguardan tu despertar.
Si tu alma no consigue aspirar a nada superior a la vida material, dirige tus ojos físicos hacia arriba, contempla el azul del cielo en un día soleado y siente que, por detrás de ese azul, está Dios esperando que tu aspiración sea más pura y verdadera.
Busca, en la belleza que hay a tu alrededor, la grandeza de Dios y encontrarás en tu interior la verdad del espíritu. Si te parece muy distante alcanzar un descubrimiento espiritual solo con el corazón, descubre en el lado oculto de los Reinos de la Naturaleza las mismas verdades que buscas en el silencio de tu mundo interior.
Toda la Creación está impregnada por los mismos principios divinos. Algunos descubrirán la magnitud del Espíritu de Dios en el silencio del corazón; otros, lo encontrarán contemplando el cielo azul; otros lo buscarán en la expresión de los Reinos de la Naturaleza; otros en el ejemplo puro de un hermano que es verdadero en su caminar. El Creador está en todo, y aquel que lo busca, según sus posibilidades y de forma cristalina, lo encontrará.
Los misterios solo son misterios para aquellos que no quieren desvelarlos, porque el mismo principio que crea y recrea la vida en el universo es el que anima a todos los seres del mundo. Dios está en todas las cosas. Búsquenlo, únanse a Él. Tornen la vida sagrada, por medio de esa búsqueda permanente del Creador de todo.
Este es Mi mensaje para hoy. La búsqueda de Dios dignificael corazón humano y le da un sentido a su existencia, que es el retorno al Origen.
Su amado padre y guía,
San José
Fui creado en el espíritu de la humildad en el Reino de los Cielos, teniendo ese atributo como primordial para la historia que escribiría en el mundo. Así como traigo este atributo divino, cada alma y cada esencia contienen en su interior un atributo para manifestar.
Mi creación no fue diferente de la de ustedes; solo tuve la misión de ser un ejemplo para la humanidad y, a lo largo de Mi existencia en el mundo, fui ayudado para eso.
Desde niño, sabía que algo dentro de Mí no podía vivir la misma vida que vislumbraban Mis hermanos. Muchas veces, esa búsqueda del propósito que el Creador tenía para Mí, Me hizo apartar del mundo e incluso de aquellos a quienes Yo amaba.
Viví muchos momentos de soledad, intentando encontrar el sentido de la vida y, cuando lo encontré en la unión con Dios, descubrí que en Mi soledad se encontraban todos aquellos a quienes amaba.
A pesar de no haber sido comprendido por muchos, Me sustenté en la fe y en la confianza en que aquella vida era vivida por el bien y por la evolución de todos los que estaban a Mi alrededor y que, sin saber exactamente cómo, lo que Yo vivía los estaba ayudando.
Cuando tenía doce años, en el silencio fui a buscar lo que Dios tenía para Mí, y que no encontraba en la vida cotidiana que llevaba junto a Mis hermanos. En silencio y en oración, comencé a crecer en espíritu y a descubrir que la madurez no estaba en la edad que Yo tenía, y que, a pesar de ser tan pequeño, encontraba en el espíritu todas las explicaciones que necesitaba para crecer.
Fue así como consagré Mi existencia a Dios. Él Me escuchó y aceptó Mi ofrenda, mostrándome el Plan que tenía para Mí, en esta y en otras vidas. En aquel momento, Yo aún no sabía la magnitud de la misión que Me esperaba, y fue sólo delante de Jesús Niño que pude comprender y superar pruebas mayores.
Les cuento todo esto porque Dios también vino al encuentro de ustedes, los colocó delante de todos los absurdos de este mundo y los impulsó a buscar el verdadero sentido de la vida. Los llevó al camino de la consagración del alma; a algunos, del espíritu; y a otros, de todos los aspectos de su ser.
Por medio de Su Espíritu Trino, les reveló una misión: preparar el retorno de Cristo y volverse un ejemplo para las almas que no tendrán rumbo en tiempos de tanta confusión.
Si se sumergen en el propio mundo interior, encontrarán toda la madurez del espíritu y crecerán rápidamente, mucho más allá de los cuerpos materiales. Comprenderán lo que es incomprensible para la mente humana que no está unida al espíritu y, aunque no sepan realizar grandes tesis ni explicaciones científicas sobre lo que viven, conocerán a Dios y lo vivirán. Manifestarán Su Propósito y pasarán por muchas pruebas, hasta que cumplan con la misión primordial, encomendada por Él.
Sin embargo, delante del Cristo Vivo, todos los pesares se volverán pequeños y pasajeros. No habrá sufrimiento ni tribulación que no sean recompensados delante de la grandeza de Su Amor y de la Gloria de Su Espíritu Resplandeciente.
Es por eso que vengo al mundo: para enseñarles a repetir lo que viví como José de Nazaret; para que comprendan que la esencia de la trayectoria humana es la misma y que, con la misma naturalidad con la que tantas veces repetimos los errores, la gloria también se repite, la santidad se repite, el nacimiento y el retorno de Cristo se repetirán. Así como resucitó en Espíritu y abrió los Cielos para Su Ascensión, Él retornará y abrirá los Cielos para posar Sus Pies en el suelo de este mundo.
Yo los bendigo y los guío en el cumplimiento de la misión espiritual del corazón humano.
San José, siervo seguro y fiel de Dios
Tu espíritu es como una barca en alta mar, y tu vida es permeada por muchas experiencias.
Cada momento es significativo para el espíritu, porque él debe entrenarse en cómo navegar en la paz o en la tempestad.
El espíritu es como una barca de luz que nunca pierde el impulso de encontrar las estrellas, pues de ellas provienen todas las Gracias, y una nueva historia se escribe en el alma que vive la redención.
El espíritu tiene coraje premeditado y toma fuerza interior para superar las dificultades de un posible naufragio.
Mira tu espíritu con valentía y serenidad; todo tiene un retorno hacia la Casa del Padre Celestial.
Navega, como la barca que descubre y conoce nuevos horizontes. Las puertas de los mares están abiertas; para eso mantente calmo y seguro porque un Gran Vigía te guiará. Él es el Rey del Universo, que todo colma y completa por medio de Su Gracia.
Sigue a la gran barca rumbo al infinito; tu hora de libertad está cerca en los tiempos que vendrán.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los conduce en la barca espiritual de la Paz,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más