Viernes, 8 de enero de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Queridos compañeros en Cristo:

Quisiera hablarles sobre la grandeza de la Creación y los Misterios Celestiales; quisiera revelarles el Amor que colma las estrellas y anima a los universos, para que así ustedes se vean fortalecidos y resguardados por un Propósito Mayor, para que cumplan con la propia misión en este final de ciclo en la Tierra.

Con Mis palabras, cada día espero que sus consciencias alcancen un nivel de comprensión que trascienda los límites de la mente humana. Intento hacerles comprender la magnitud del Plan de Dios y cómo ese Plan no puede comenzar y terminar en la existencia de este mundo.

Sé que muchos necesitan palabras simples para comprender la tarea de rescate de los Mensajeros Divinos y adherirse a ella. Muchos prefieren no creer en Nuestras Palabras y en Nuestras Presencias, cuando les revelamos algo que no comprenden y que no se ajusta a lo que ya conocen. Sin embargo, les pido que no intenten reducir la Grandeza de Dios a la comprensión de la mente humana; no intenten comparar al Amor del Único con la capacidad de amar de ustedes. Y no esperen que la Creación de Dios se restrinja a la existencia de este pequeño planeta, cuando tan vasto es el universo.

¿Para qué existirían tantas estrellas y galaxias si no es para que en ellas habiten las diferentes expresiones del Amor de Dios en Sus criaturas?       

¿O acaso piensan que las estrellas en el cielo existen para que los hombres puedan contemplarlas desde la Tierra?

Mientras un gran cambio se precipita en el mundo, los Mensajeros Divinos intentarán elevar la comprensión y el conocimiento de la humanidad; intentarán abrir los ojos del corazón humano a las verdades que no se ven con los ojos materiales.

Esto será así porque solo la certeza de un Propósito superior y de una vida superior que los ampara les dará fuerzas para vivir los tiempos que llegarán. Sin una comprensión mayor de los Planes de Dios, sus vidas perderán el sentido, así como ya lo perdieron muchos jóvenes y adultos que no encuentran motivo para estar en este mundo.

Si estuvieran fortalecidos en la esperanza de una meta espiritual y divina, podrán perseverar y mantenerse firmes para superar los obstáculos con amor, perdón y valentía; y, cuando sea el tiempo, reconstruir el mundo con el debido coraje y con los principios del espíritu.

Sabrán que nunca estarán solos y podrán contar con el auxilio de Hermanos suyos, que observan el mundo y aguardan, con santa esperanza, que la Tierra viva su aprendizaje.

En Amor y Paz, preparando sus corazones,

San José Castísimo