Miércoles, 25 de mayo de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL ÓMNIBUS ÁGUILA DE LUZ, DURANTE EL VIAJE ENTRE LAS CIUDADES DE SAN PABLO Y PUERTO ALEGRE, RÍO GRANDE DO SUL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Muchos creen que es suficiente la propia entrega y se preguntan qué más deberían hacer para que los Mensajeros Divinos un día les digan: “¡Hijos, ustedes están cumpliendo con su misión!”.

Hijos:

Ustedes ya están comenzando a cumplir su misión y ahora que ya se adhirieron a ella y que aspiran cada día a servir mejor y con mayor plenitud, pueden comenzar a comprender con profundidad de qué se trata.

Ya saben exactamente qué hacer. Ya conocen los conceptos de los pasos para dar y la idea de lo que deben ser, pero solo en lapsos experimentan el verdadero estado de consciencia de un ser despierto.

Lo que les pedimos no es mucho, no es imposible y no necesitan ser conocedores de Leyes universales para vivirlo, pues Aquel que Es la Ley misma ya se manifestó en la Tierra y le demostró a todos cómo se cumple el Plan de Dios. Lo que ocurre es que pocos creen que provienen de la misma fuente de la cual nació la Esencia de Cristo; pocos creen verdaderamente en la posibilidad de convertirse en un Cristo Vivo y, por eso, no se esfuerzan para lograrlo.

Lo que esperamos de cada uno de ustedes es que sean misericordiosos, que sean capaces de perdonar, de reconciliarse con el prójimo y con Dios.

Esperamos que vean al prójimo con ojos de compasión, trascendiendo las capas de la materia y siendo capaces de ver la Esencia Divina en cada ser.

Esperamos que oren de corazón y que profundicen en este camino, buscando siempre una oración que los eleve a dimensiones de mayor unión con Dios, y no que la oración se torne algo común y, en lugar de progresar, que la conviertan en mecánica y sin vida.

Esperamos que sirvan y que cada vez más profundicen en el servicio, hasta convertir la propia vida en un acto permanente de servicio, sirviendo a Dios en el prójimo, en los Reinos de la Naturaleza, en la vida planetaria.

Lo que esperamos de todos es una disposición permanente a decir sí, a esforzarse para vivir lo que les decimos y a cumplir con lo que les pedimos, sabiendo que la necesidad del planeta es mayor que la necesidad personal.

Esperamos que todos tengan un corazón pacífico, un espíritu humilde y siempre dispuesto a vivir en unidad con toda la vida universal; un corazón dispuesto a develar misterios, a romper barreras y límites y a encontrar a Cristo, tanto en la cruz como en el cosmos, tanto en el prójimo como en sí mismo.

Esperamos de todos un día no esperar nada, porque todo ya estará cumplido.

Su padre y compañero,

San José Castísimo