Por medio de Mi Sangre, señalo y designo nuevas tareas para Mis apóstoles, las cuales son espirituales y carecen de cualquier protagonismo, porque son tareas entre cada apóstol y Yo; esto es algo profundamente interno y absolutamente invisible, porque se trata de algo inmaterial.
Así, Yo deposito en cada consciencia una misión que se revela en una tarea y en una Voluntad Mía por cumplir.
Tal vez esa misión que Yo le encomiende a uno de Mis apóstoles no esté acorde con la necesidad que el discípulo cree que tiene, pero hasta que el apóstol no aprenda a amar la misión que Yo le he encomendado pasará por la misma prueba cuantas veces sea necesario; porque Mi intención es que aprenda a separar, en sí, su espíritu de toda su consciencia, a fin de que actúen las Leyes Mayores y no las propias.
Día y noche espero que todos Mis apóstoles consigan cumplir la misión que les he encomendado y, aunque la misma parezca abstracta, espero que la puedan cumplir con alegría y amor.
Por esa razón, coloco en los Míos lo que cada uno necesita y no lo que cada uno quiere, para que, por encima de sí, aprendan a amar lo desconocido y, así, eso desconocido sea parte de su vida y de su consciencia para siempre.
Con esta exigencia espiritual que establezco para este tiempo es que haré despertar a los Nuevos Cristos, así la Tierra al menos contará con quienes la puedan rescatar.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús