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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí la Señora del Silencio que, a través del Silencio de Dios, contempla la situación planetaria y especialmente la situación de las almas.
Es este silencio bendito y sagrado que Me permite proteger a las almas más necesitadas de Misericordia, porque el Amor de Dios es muy grande y desconocido.
Es Su Amor Infinito y Sabio que, a través del sagrado silencio, detiene a las fuerzas del mal y las destruye; porque no hay nada ni nadie en este universo, en el Cielo o en la Tierra, dentro o fuera de los seres, que se pueda oponer al Amor de Dios.
Cuando la vida o las situaciones no están en el Amor del Padre, es cuando el mal entra y divide, distrae y perturba a la mente y a las consciencias.
Cuando muchas veces la Jerarquía Espiritual llamó a las almas tan claramente al silencio, no era solo para poder establecer la paz en esta superficie, sino para que cada uno pudiera hacer su revisión interior y su reflexión.
Como verán, Mis amados y queridos hijos, ¿dónde quedarán estas sagradas semillas que ayer Yo les traje? ¿Dónde se depositarán? ¿Dónde está la tierra fértil que la Divina Madre está buscando?
Por eso, estoy aquí y sigo buscando esa tierra fértil en los corazones, pero busco la vida de los corazones que esté despojada de sí misma y en entrega, lejos de las adversidades de estos tiempos, pero no ausentes de todo lo que apremia a la humanidad, lejos de la indiferencia, próximos al amor para estar cerca de la caridad.
Pero no solo en el servicio a los que más sufren y padecen, que es el espíritu de la Jerarquía: servir a los que sufren y a los que padecen; sino también la tarea de las almas en este mundo, la misión espiritual, debería ser la escucha.
Por esta razón y en este día, en el que culmina una etapa importante de la Obra de la Jerarquía Espiritual en los Estados Unidos, en el que ya se puede ver en el horizonte el despuntar de la futura Comunidad-Luz de Monte Shasta; la Divina Madre les trae este silencio para vivir una síntesis, pero no como la síntesis que vivieron en otros tiempos, sino una nueva síntesis, es decir una nueva reflexión y meditación sobre los aspectos que han podido corroer sus vidas, incluso a sus espíritus.
Porque, ante esta difícil realidad de la superficie de la Tierra, la Jerarquía ya no puede desperdiciar sus perlas preciosas, es decir todos sus tesoros del Cielo. Muchos más necesitan ser consecuentes, no es suficiente con muy pocos. Y esto, queridos hijos, comienza primero dentro de cada uno, en la decisión que es tomada para sus propias vidas, en las acciones que son realizadas y que repercuten en muchas situaciones.
Será necesario en este último ciclo, hijos Míos, para poder seguir los pasos de la Obra de la Jerarquía así como está determinado, que se puedan replantear muchas situaciones internas y externas. Aquí y ahora no puede existir la culpa o el engaño, la justificación o la permisividad propia; aquí debe reinar el Espíritu Santo del entendimiento, de la ciencia, de la sabiduría y de la aceptación.
Porque cuando cada uno de ustedes, de tiempo en tiempo, es invitado a dar un nuevo paso y a subir un nuevo escalón, hay algo que necesita ser purificado. La Ley de la Purificación seguirá actuando en estos tiempos, queridos hijos, pero no como la mayoría lo entiende o lo comprende, la Ley de la Purificación viene a liberarlos de ustedes mismos para siempre.
Como ayer les dije, hoy les vuelvo a repetir para que no lo olviden: la Divina Madre también se purificó en el Templo cuando ofreció a Su pequeño Hijo en las Manos de Dios. ¿Acaso, eso está equivocado?
El universo es dinámico y constante. Y así, como el universo es dinámico y constante, su transformación debe ser constante. Nada, en este universo, puede permanecer estático o inmóvil. La evolución del universo se mide no solo a través de los grados de amor, sino también de los grados de consciencia. Esto es lo que los acerca a los grados de perdón, es la puerta que se abre a la redención.
Por eso, estén atentos, Mis hijos. La Jerarquía no podrá detenerse ante la emergencia del planeta, ante la necesidad de paz en las naciones y en los pueblos, ante la urgente necesidad de unidad entre las consciencias. Pero, cada uno de ustedes, colocándose la mano en el corazón, pregúntense ante el Sagrado Corazón del Señor:
¿Estoy dispuesto a renunciar? ¿Estoy dispuesto a ir más allá de mí mismo por un Propósito Mayor que desconozco completamente, por una Voluntad Mayor que a veces no consigo alcanzar?
Para eso, tienen la llave maestra de la fe, una fe que no puede ser sepultada por las acciones incorrectas dentro de la Obra Espiritual de la Jerarquía, por la condenación o el castigo a los que no lo merecen.
Hoy, Mi Hijo Me envió a través de Su sagrado y bendito silencio, porque ustedes saben que el silencio habla más que las palabras, que el silencio emite más mensajes que el verbo, porque el silencio es curador, el silencio es redentor, el silencio es renovador y es sublime.
Cada uno hará, en este tiempo, su examen de consciencia. Aún los estamos esperando, porque la aspiración de Cristo es que existan apóstoles maduros y decididos que no retrocedan por el desarrollo de los tiempos o aun por los acontecimientos de la vida; pero sí que, entre todos como hermanos y hermanas en Cristo, vivan bajo la Ley del Amor y de la Verdad, Verdad de la que algunos aún se esconden. La Jerarquía lo sabe, pero no lo juzga, porque la condición humana es capaz de ir muy lejos, es capaz de intentar paralizar Nuestro Plan.
La Jerarquía lo sabe profundamente; pero la Jerarquía no se detendrá por eso. La ayuda misericordiosa a través de una intervención en este mundo es urgente.
Caminaremos al lado de quien siga Nuestras orientaciones y no las modifique. Esta es Nuestra última decisión ante la realidad planetaria.
Los niños y niñas ya crecieron, es hora de asumir con adultez espiritual esta Obra, es hora de reparar a los corazones que fueron heridos y lastimados.
El mundo interno de aquel a quién le estoy hablando ya lo sabe, porque Mi Hijo Me lo pidió suplicando. Aún hay mucho por hacer, pero todo se podrá hacer si lo permiten.
El Cielo no viola las elecciones humanas; el Cielo solo eleva, abraza y ama la vida de cada ser, aun imperfecta. Pero la imperfección será transformada por el Amor y si ustedes aprenden todos los días a vivir en la Santa Justicia, que no es la justicia que se practica en este mundo, ni siquiera entre ustedes. Por eso, no se alejen de la Verdad.
En nombre de Mi Hijo, vengo a quitarles las vendas de algunos ojos, para que ya puedan ver la realidad y así comprenderla.
Seguiré orando para que todo se redima y se cure. Ya no es tiempo de esconderse, es tiempo de enfrentar el final de los tiempos, así como lo hace la valiente Jerarquía y así como Nuestros Sagrados Corazones los impulsan también a hacerlo.
Está todo dicho. Ahora solo bastará orar por las consecuencias y orar de corazón, como nunca antes lo hicieron. Porque Dios es Amor, pero también es Justicia y Él nunca permitirá que desaprendan Sus Principios y Sus Atributos, y hará cualquier cosa como un buen Padre Celestial para que los que están ciegos se salven.
Me retiro de aquí, agradeciéndoles desde lo más profundo de Mi Corazón Inmaculado, por todo lo que fue vivido y construido espiritualmente en los Estados Unidos, incluso en todo lo que podrá despuntar en Canadá y en Alaska.
Pero Nuestra mirada, y quiero que no lo olviden, está en todas las necesidades. La Jerarquía Espiritual no es selectiva, la Jerarquía Espiritual abraza con Su Luz a todos los que la necesiten, a todas las causas urgentes, sean internas o externas.
Es así que, a lo largo de los tiempos, de los siglos y hasta que retorne Mi Hijo al mundo, las Divinas Jerarquías trabajamos por la paz y esperamos que ustedes trabajen de verdad por la paz. Pregúntense si lo están haciendo.
Les agradezco y los bendigo a todos los que Me escuchan, en especial a los pioneros del Núcleo-Luz de Monte Shasta.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El tiempo de la siembra ya está terminando, pero como que es tan grande la Misericordia de Dios para con las almas y las naciones, hoy, su Divina Madre trae Consigo la última cesta de Luz, en donde las semillas del Cielo están guardadas, las últimas semillas de Luz, para que puedan ser sembradas en el mundo interior de los corazones y para que, algún día, las almas puedan dar frutos en abundancia.
Por eso, Yo traigo aquí esta cesta de Luz, porque Mi Amadísimo Hijo Me envió para poder lanzar en tierra fértil las semillas que germinarán en el próximo tiempo, a través de todas las Gracias que sus corazones han recibido a lo largo de los tiempos, por medio de la Gracia de poder estar ante los Sagrados y Divinos Corazones de María, de Jesús y de San José.
Mis queridos hijos, Yo les pregunto: ¿ustedes ahora se consideran una semilla de Luz que ha podido dar brotes en abundancia para despertar en este planeta los Atributos de Dios?
Las Gracias, que provienen de los Cielos, están disponibles para ser entregadas a los corazones. Por eso, hoy, vengo con esta cesta de Luz, para que puedan comprender la Abundancia de Dios, que es algo infinito e inextinguible.
A través de las semillas de Luz de Dios, ¿cuántos dones y virtudes Él necesita depositar en los corazones? ¿Será que sus corazones perciben esto? ¿Será que sus corazones podrían convertirse en tabernáculos de esas semillas de la Luz?
Por eso, les digo, Mis más queridos hijos, que esto no es algo tan simbólico, sino que es algo más profético; porque el mundo necesita convertirse, el mundo necesita arrepentirse para volver a alcanzar la paz no solo en los corazones, sino también en todas las naciones, principalmente las que hoy están en guerra y en conflicto.
Por eso, hijos Míos, esta también es Mi aspiración y Me uno a la Aspiración del Padre Eterno en este día, esperando que Mis queridos hijos sean depositarios de los Dones y de las Virtudes del Padre; y que tengan este Legado, que viene del Cielo, como parte de sus votos de vida, de su consagración y del despertar de su espíritu. Porque esto es lo que ahora necesita la humanidad para volver a establecer la unión entre el Cielo y la Tierra, que se va corrompiendo a través de las guerras y de los conflictos en las naciones, pero que también se va corrompiendo a través de los conflictos en las familias y entre los corazones.
Nosotros, a lo largo de estos años, les hemos enseñado los pasos del Amor y del Perdón.
Sé, como Madre de todos ustedes y como Madre de todas las almas, que hay situaciones que hoy no consiguen comprender o entender; pero Yo los invito una vez más a confiar en Jesús y en Su Presencia Eucarística para que los corazones sean consolados y renovados y, más allá de lo que vivan en estos tiempos, puedan sentir la Caricia de Dios por los que no reciben nada, por los que lo pierden todo, por los que están sumergidos en la guerra y en el dolor, y especialmente por los que no tienen la Gracia de poder nacer.
En este día, a través de Nuestros Sagrados y Donados Corazones de María, de Jesús y de San José; Nosotros, como una Consciencia Trina y Única, les ofrecemos Nuestros Corazones para que puedan vislumbrar y reconocer la realidad de estos tiempos.
Porque es necesario que comprendan, Mis amados hijos, que para que el mundo cambie, para que exista la paz y el bien en la humanidad, primero el cambio deberá darse en ustedes mismos, para que después ese cambio se dé en todos los demás y en todas las situaciones de la vida.
Las almas sufren porque se alejan del Amor de Dios, pero también hay muchas almas que sufren porque les quitan el Amor de Dios a través de la guerra, del conflicto o aun de la esclavitud humana y espiritual.
Que esta cesta de Luz, que hoy les traigo a todos Mis hijos de la Tierra a través de Mi honesta oferta, de Mi amorosa entrega, pueda ser vertida en los corazones, en las almas y en las esencias que deben ser parte del Reino de Dios en este tiempo.
Porque por más que aún no estén en el Paraíso, adonde muchos desean llegar algún día, este Paraíso Eterno de Dios puede estar en ustedes si así lo permitieran a través de gestos de amor y de misericordia, a través de actos de perdón y de compasión.
No hay otro camino, queridos hijos, para llegar al Reino de los Cielos, que no sea pasar antes por estas escuelas de redención que Mi Hijo estableció en esta superficie con Su Presencia entre ustedes y, sobre todo, en el momento más doloroso de Su Pasión, durante Su Muerte en la Cruz, en el que Mi Amadísimo Hijo les abrió la puerta de la oportunidad a todos, el camino crístico y redentor para todas las almas que confíen en Él y en este camino que los Sagrados Corazones le ofrecen al mundo.
Por eso, rezo todos los días, no solo para que muchos más corazones y almas lo alcancen, sino también para que las naciones algún día lo puedan alcanzar, viviendo con Misericordia la Caridad y la Fraternidad.
Mi aspiración es que todos puedan ser depositarios de estas Virtudes y Dones del Padre; porque, si reciben alguna Virtud o Don de Dios en este tiempo, tienen que darse cuenta, queridos hijos, de que será necesario que se purifiquen, así como la Divina y Preciosa Madre se purificó en el Templo. Esto es una Ley y la Ley se debe cumplir en el Cielo, en la Tierra y en cualquier lugar del universo.
Antes de terminar, queridos hijos, y también antes de llevar en esta cesta las oraciones que Me ofrecieron en este día, oraciones para ser depositadas a los Pies del Creador, quiero agradecerles a todos los orantes y devotos que en este mes de mayo trabajan conscientemente su reconsagración a Mi Materno e Inmaculado Corazón; un ejercicio profundamente espiritual y anónimo de cada alma orante de esta Tierra que, en los próximos tiempos, deberá volverse diario, porque la humanidad necesita todos los días recordar su consagración, inclusive los que fueron llamados a consagrarse a Cristo para servirlo a través de la vida religiosa y sacerdotal.
¿Ahora, comprenden la importancia de este mes de mayo?
Porque no es solo para que recuerden que la puerta de Mi Corazón está abierta a todos, sino que hoy, las últimas semillas de la Luz de Dios, a través de la Santísima Madre, están siendo lanzadas a la Tierra, sobre la tierra fértil de los corazones y esencias del mundo; para que, a través de esta bendición y de esta Gracia, el mundo alcance la paz y el fin de la guerra, el fin del sufrimiento humano, el fin de la crueldad humana, el fin de la maldad humana, el fin de la adversidad y del asedio humano, para que los corazones renazcan en Cristo y por Cristo, Nuestro Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, Nuestra Señora, nos está mostrando el Santísimo Sacramento del Altar entre Sus Manos; y, con la Custodia de Luz, bendice a los cuatro puntos de la Tierra.
La Luz de Cristo necesita ser irradiada al mundo, especialmente a los más pecadores y perdidos, a fin de que todos puedan alcanzar el camino de la conversión, no solo el camino de la conversión del corazón, sino también de la vida.
Esa es Mi aspiración, pero también es Mi compromiso ante el Sagrado Corazón de Jesús.
Los dejo en la contemplación de la Santa Custodia, de la Preciosísima Presencia del Cuerpo Eucarístico de Cristo, hoy traído del Cielo.
Contemplen a Cristo en su interior y tengan fe. Todo estará bien.
Les agradezco por estar Conmigo hoy, en unión y en oración por la paz en las naciones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sientan la caricia de los elementos de la Naturaleza de Dios; cómo en este momento, a través de Mi Divina Presencia y a través de Mi Amor Maternal, la Tierra entera es colmada por el Amor y la Ternura de Dios. Sientan, en este lugar, cómo esto sucede, cómo los elementos de la naturaleza responden a la Madre del Mundo.
¿Ustedes saben que son parte de esto, que la Naturaleza de Dios está en ustedes, hijos Míos, así como el Padre está manifestado en todo lo creado? Son el poder y la fuerza de los elementos de la naturaleza, en su armonía, belleza y simplicidad, que transmutan las situaciones más oscuras del planeta.
Los elementos de la Naturaleza de Dios siempre han acompañado a la Jerarquía Divina y a las Jerarquías porque, a través de la presencia de los elementos de la Naturaleza de Dios, las almas son elevadas de la vida terrestre a la vida espiritual y las potentes corrientes de cura se presentan para que, a través de la Palabra Divina y de la oración perpetua de la Madre de Dios, los corazones sean curados y transformados de su pasado y dolor.
Pero esto, aún es más fuerte y espiritual, es más profundo y desconocido, hijos Míos, porque por donde peregrina la Jerarquía Divina, a través de las naciones y de los pueblos, en los lugares que la Jerarquía visita, bendice y consagra, existen espacios sagrados como este en donde no solo la Naturaleza Sagrada de Dios se manifiesta y se refleja, sino que también los espacios internos concebidos por la Jerarquía Espiritual reflejan, como un espejo, los atributos y los principios que la humanidad necesita en este tiempo para poder alcanzar la paz.
Cuando Yo Me presento aquí, así como Me presenté en varios lugares del mundo y a lo largo de los tiempos, los elementos sagrados de la Naturaleza de Dios también se presentan ante la Madre Naturaleza, la Madre de las almas y de los corazones, para transmutar las condiciones más adversas de las vidas de las personas, pero también para elevar el espíritu de cada ser hacia Dios, en donde el espíritu de cada ser, el alma de cada corazón de esta Tierra, podrá encontrar cura, liberación y redención.
Estos sagrados elementos de la Naturaleza de Dios se presentan como ángeles y devas, que son las grandes potencias celestiales y del universo que abren las puertas y las dimensiones para que la Jerarquía Espiritual descienda al planeta y pueda entregar Su Mensaje a la humanidad.
Esto siempre ha sido así, hijos Míos, en las Apariciones de la Virgen Santísima, del Sagrado Corazón de Jesús o del Corazón de San José, sagrados elementos de la Naturaleza de Dios generan una coyuntura espiritual y única para las almas, y especialmente para las naciones que reciben a la Jerarquía Espiritual.
¡Cuántas matrices espirituales la Jerarquía puede trabajar en la consciencia y el alma de una nación! Y, a través de esto, hijos Míos, ¡cuántas almas se ven beneficiadas con este movimiento oculto y espiritual de la Jerarquía!
Pero esto no se ve con los ojos físicos, sino con los ojos del alma. Este movimiento oculto y divino de la Jerarquía no se lo puede comprender con la mente, solo sentir con el corazón, con el corazón-espejo abierto de cada alma, para que perciba y así también reciba los impulsos espirituales de la Jerarquía.
Con esto, quiero decirles, Mis amados, que toda la Jerarquía Espiritual unida y reunida en este momento no solo por Estados Unidos y Canadá, sino también por el mundo entero, está construyendo una condición interna, anónima y silenciosa, sembrando la semilla en los corazones que se abren a recibirla. Porque intentamos, queridos hijos, como Consciencias Divinas y Cósmicas, que al menos una pequeña parte de esta humanidad de superficie alcance la realización de la Tierra Prometida de la Nueva Humanidad, así como el Padre Celestial lo desea ardientemente en Su Corazón.
A pesar de los conflictos, a pesar de las guerras, a pesar de los desastres naturales, a pesar de la situación grave de esta humanidad, a pesar de la pena de muerte o de la prisión; a través de los sagrados elementos de la Naturaleza de Dios, el Padre Celestial enviará una vez más a Su Hijo al mundo para reconstruir esta superficie herida y martirizada; y para eso los estamos preparando, queridos hijos.
No se olviden de este importante momento que antecede al Retorno de Cristo.
No tomen este Mensaje solamente como palabras. Tomen este Mensaje como un impulso interior y espiritual de preparación en el final de los tiempos para ustedes mismos. Aun mientras se purifiquen y se consagren, no pierdan de vista los impulsos de la Divina Jerarquía, a fin de que se pueda construir y manifestar la Nueva Humanidad.
Quiero que tengan presente a los ángeles y devas que acompañan a su Madre Celeste en este momento, y a las Leyes de Cura, de Amor y de Misericordia que colman a esta nación de los Estados Unidos, pero también a muchos lugares del mundo entero que, en este tiempo y en este momento, necesitan de intervención espiritual.
Si su esfuerzo para con Nosotros fuera siempre verdadero y honesto, y su fidelidad y lealtad fueran también así para con Nosotros, les aseguro, queridos hijos, que, a pesar de todo o incluso bajo cualquier situación o experiencia, estarán comprendiendo el llamado de la Jerarquía Celestial.
Por eso, en este día, los vuelvo a animar a seguir Nuestros Pasos, para que la historia que Dios escribe, a través de Nuestra Presencia en sus vidas, pueda resonar en lo más profundo de sus corazones y siempre pueda renovarlos e impulsarlos a seguir adelante.
Por eso, hijos amados, para que los sagrados elementos de la Naturaleza de Dios sigan obrando y transmutando al mundo para que vuelva a alcanzar la paz y el amor que ha perdido, Yo les pido, queridos hijos, que Nuestras Palabras resuenen en sus corazones como las últimas Palabras preparatorias e importantes para su redención.
Como Madre, Yo acompaño los pasos de todos Mis hijos, acompaño los momentos buenos, pero también los momentos dolorosos, sepan que estoy atenta a todas las necesidades y pedidos.
Sigan orando por lo que necesitan para saber si realmente lo necesitan, porque hay algo más allá de toda vida material que los está esperando a través de este portal celestial que les abre, una y otra vez, la Conciencia Divina al planeta y a las almas para que reciban Mis Gracias, las Gracias más profundas de Mi Corazón.
Que el Espejo de Mi Corazón Inmaculado se vuelva a reflejar sobre el mundo y sobre este lugar; y que, principalmente, el Espejo de Mi Corazón, a través de la ternura de Mi Espíritu y de Mi Alma, se pueda reflejar en sus corazones para que sientan, hijos Míos, que Yo estoy cerca y no lejos, para que sepan que le ha llegado el tiempo a cada uno de aprender a madurar y a crecer, aun en este desconocido Armagedón.
Siempre que Me llamen, allí Yo estaré; siempre que Me invoquen, allí Yo estaré; siempre que oren Conmigo, allí Yo estaré; siempre que lloren a Mis Pies, allí Yo estaré; siempre que logren algún paso, allí Yo estaré; o aunque siempre caigan muchas veces, allí Yo estaré. Porque Yo Soy su Madre, la Madre que los ama, los consuela y los ampara.
Esta es Mi Misión y este es Mi deber ante el Sagrado Corazón de Mi Hijo, este fue Mi compromiso a los pies de la dolorosa Cruz. Por eso, estoy aquí para ayudar a Mis hijos del mundo, para que puedan llegar a Dios.
Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Es un júbilo espiritual que Estados Unidos, a pesar de su deuda espiritual, reciba esta Gracia de todo el Cielo.
Los bendigo en el nombre de Mi Hijo y de la unión con la Santísima Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando Yo vivía en Tierra Santa, Mi Hijo Me había encomendado que Me ocupara especialmente de las almas sufridas, y muchos ya conocen el silencio de María; ese silencio que llevaba, a través del ejemplo, la Presencia de Dios, la cura a los corazones, el alivio del sufrimiento de todos los que agonizaban en el dolor.
¿Por qué hoy les digo esto, Mis hijos? Porque Me alegra venir a esta casa, a una casa entre tantas casas en el mundo, en la que la familia es contemplada por Dios como Su Proyecto Primordial.
Todas las familias que ya están formadas en el mundo, como ya les he dicho, hijos Míos, están siendo atacadas y asediadas.
Por eso, también deberemos seguir orando por la unidad en las familias y especialmente la unidad en toda la familia humana; para que el espíritu de la solidaridad, de la cooperación y de la fraternidad estén presentes en estos tiempos tan críticos y difíciles para las almas que en diversos lugares del mundo enfrentan y atraviesan pruebas inesperadas.
Pero Yo, como una Madre Bondadosa y Misericordiosa, coloco en Mi Corazón y entre Mis Brazos a todos los que necesitan de Mi Paz en estos tiempos; porque sé que, a través de estos tiempos definitivos y sobre todo en este tiempo de purificación, los corazones necesitan imperiosamente reencontrar la paz, en un momento de caos desconocido para muchos.
Pero Yo, como una Madre Paciente y Amorosa, vengo a erguir nuevamente en Mis hijos lo que Dios les entregó en el origen; porque muchas de las situaciones que hoy viven el mundo y las naciones, situaciones que cambian los acontecimientos de la noche a la mañana, suceden porque esta familia humana de la superficie de la Tierra no solo ha rechazado la Ley, aun no conociéndola profundamente, sino que a través de sus modos y hábitos de vida, apartados del verdadero Amor de Dios, fue llevada a seguir alejándose de sus valores y de sus principios como civilización y Proyecto de Dios.
No puedo dejar de decirles, Mis queridos hijos, que, como una Madre receptiva y abierta a los corazones, no dejo de sentir el dolor de Mis hijos por todo lo que viven en estos tiempos y mucho de lo que viven es desconocido para la mayoría. Siento en Mi Corazón el dolor de los que padecen y sufren, siento la agonía y el grito de los animales que mueren asesinados de una forma indescriptible.
¿Quién se hará cargo de esta deuda espiritual de la humanidad?
Mi Hijo no retornará para volver a ser clavado en la Cruz. Quiero que lo sepan, hijos Míos, el propio Dios Vivo, Omnipotente y Eterno, entregó Su Vida y Su propio Ser por las criaturas de este mundo; para que, ustedes y todos sus hermanos aprendieran sobre la escuela del Amor y del Perdón, pero ¿dónde ha quedado todo lo que Mi Hijo les enseñó hace tanto tiempo?
En esta realidad planetaria, y sobre todo a través de estos últimos acontecimientos, son pocas las almas en el mundo, y este es Mi pesar, que no solo consiguen comprender qué significa la consagración, sino también lo que significa preservar en sí mismas los Valores y los Principios de Dios en Su Proyecto.
Pero mientras esté en primer lugar el uso de las armas y las experiencias en laboratorios, no solo con animales, sino gravemente con humanos, ¿cómo creen que el planeta dejará de moverse?
Ahora, quiero que entiendan, hijos Míos, porque sé que muchos lo piensan en este tiempo y muchos más lo pensarán en los próximos tiempos:
¿Dónde está Dios?
¿Ustedes lo han visto dentro de ustedes mismos?
¿Ustedes han percibido a Dios en la Creación y en la naturaleza?
Su propia Manifestación y Poder en lo más simple y humilde, revela Su Belleza, pero también Su Humildad.
¿Cómo es que pueden pensar que Dios no está con los que sufren y padecen?
¿Acaso, Yo no estoy aquí y Soy su Madre Mediadora e Intercesora?
Ni siquiera todas las huestes angélicas, con las que trabajo día a día, ni siquiera todas las corrientes o poderes del universo que habitan en lo más alto del cosmos consiguen atender a esta situación interna de la humanidad.
¿Comprenden lo que Yo les estoy diciendo por Amor?
Mi Hijo ya los preparó. Mi Hijo ya se los anunció.
Ahora, Mis queridos hijos, ustedes que dicen ser los compañeros y apóstoles de Cristo, deberán atravesar, al igual que Cristo, los abismos de la Tierra y sobre todo sus propios abismos con sus propios pies.
La Luz ya les fue enseñada e indicada. Muchos ya conocen su propia estrella de origen. ¿Qué más es lo que necesitan, Mis hijos de la Tierra? ¿Cuántas señales más son necesarias para poder cambiar?
Les pido que no culpen a los elementos de la naturaleza. La respuesta de cada uno de ellos es la agonía que viven. Mientras sigan matando animales, mientras la sangre humana e inocente siga corriendo, pocos serán los que conseguirán estar en paz.
Por eso, debe crecer en este tiempo la fuerza y el poder de la Red Suplicante. No esperen que el cambio se dé en la mayoría; porque si así hubiera sido en la época de Cristo, ya esta humanidad viviría en la sexta dimensión. La transformación deberá seguir siendo profunda, consciente y verdadera.
Pregúntense a ustedes mismos, según el círculo en el que se encuentren en esta Obra o fuera de ella:
¿Qué estoy haciendo de mi vida?
¿Qué hice con los tesoros que recibí sin merecerlos?
¿Las Palabras de Dios y de Mi Hijo, finalmente, se hicieron carne de su propia carne?
No pierdan tiempo en las ilusiones del mundo, porque el mundo ya está muy ilusionado.
No cierren con sus propias manos la puerta de la Gracia. Ábranles la puerta de la Gracia a los que no la merecen; pero esa puerta se abrirá si sus vidas son consecuentes con los Principios del Padre; porque todo, absolutamente todo, en el día del Juicio Final será contado.
Hijos, les tengo que hablar claro porque ya no hay tiempo. Coloquen sus pies sobre la realidad y ya no la aparten de sus vidas.
La copa se sigue rebasando. ¿Quién recogerá los códigos de la Sangre de Cristo que se están perdiendo en muchas almas consagradas? Rezo ante Dios de rodillas, porque la vida sacerdotal está en juego.
¿Quién decidirá, de una vez y para siempre, ser víctima de Cristo; no una víctima humana, sino una víctima de Su Amor, una víctima de la resignación del Señor?
Hijos amados, crezcan, crezcan y maduren pronto. No quiero volver a ver lo mismo que pasó en Ruanda, en donde la mayoría no escuchó a la Madre de Dios.
Es tiempo de que hagan algo por ustedes y, sobre todo, por la humanidad. Si hoy tienen la Gracia, ante tantos millones de almas, de poder escucharme, ¿será que Mis Palabras en sus vidas ya pasaron a un segundo plano?
No se acostumbren a la Jerarquía Espiritual. Hay almas que darían su evolución por escuchar a la Madre Divina y muchos más darían cualquier cosa por estar delante de Mí, como Portadora de la Paz y Mensajera del Cielo.
Que se fortalezca en este mundo la red de servicio y de caridad y, sobre todo, la formación y el conocimiento para los tiempos de emergencia.
Todo, absolutamente todo, les fue confiado.
Hoy, les traigo este Mensaje a los que se animen a crecer interiormente y salir del aprendizaje de la inercia y de la inactividad, porque estos tiempos ya estaban escritos y no todos deberán vivir todo. Cada uno estará donde ya está previsto y esto no significa indiferencia, sino significa el aprendizaje que deberá vivir y asumir.
A las puertas del día 8 de mayo, las semillas, las últimas y preciosas semillas de la Luz de Mi Amadísimo y Venerable Hijo, ya fueron entregadas.
Recuerden lo que Él les preguntó: “¿Dónde esas semillas serán sembradas?”. Sus tesoros son inexplicables, pero son inconmensurables.
Es tiempo de percibir la realidad. Este es el Mensaje de todas las Jerarquías, es tiempo de escuchar, es tiempo de enmendar los errores cometidos, inclusive dentro de esta Obra, porque como les dije hasta hace poco tiempo, ¿quién se hará responsable de todo lo sucedido?
La impunidad de este mundo supera las dimensiones. La Misericordia siempre será infinita, pero la Misericordia nunca será irresponsable; para eso, está la santa y sabia Justicia que los coloca en el camino de la Ley, algo que muchos aún no entienden.
El Amor siempre será más grande; pero sus pasos de transformación, si fueran honestos, podrían ser más grandes.
Mi Hijo les enseñó esto en cada paso con Su Cruz, hasta el último momento de Su expiración, porque cuando Él ya no tenía nada que ganar ni perder se entregó aún más por ustedes y por el mundo; cuando ya no tenía una gota de sangre en Su Cuerpo, Él entregó Su Espíritu como justificación y acto de reparación por los errores cometidos desde Adán y Eva hasta el final de los tiempos. Mi Hijo espera a Sus apóstoles maduros.
Mi bendición para todos, en este día, a fin de que el Santo Espíritu guíe a las consciencias por el camino del discernimiento y de la sabiduría en el tiempo de la reparación, especialmente por los que sufren.
Mi Alma está con el Brasil como antes nunca lo estuvo.
Les agradezco por estar Conmigo y por haber respondido a Mi llamado.
Recuerden, es hora de crecer interiormente, todo ya les fue enseñado.
Sean merecedores del Legado de la Jerarquía y de la fundación de esta Obra. Sean celadores de los principios de la vida grupal y evolutiva; pero, sobre todo, debido a la ausencia de inocencia y de pureza en este mundo y siendo conscientes de todo, mucho más que otras almas, sean celadores de la verdad y de la transparencia.
Recuerden lo que Mi Amado Hijo les dijo una vez: “La verdad los hará libres”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús
Oremos todos juntos ahora por los atributos de la Madre Universal para que las almas puedan recibirlos en su esencia en este día 8 de mayo.
Oremos la oración “Madre Universal”, una vez en español, en portugués y en inglés; para que, unidos a la Reina de la Paz, nuestra honesta y sincera oración del corazón llegue al planeta.
Oración: Madre Universal.
Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das.
Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Permanecemos recogidos en el Corazón de María, escuchando Sus Palabras.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más