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Queridos hijos:
En este nuevo día de gloria y gozo, Mi Corazón materno llega a ustedes para bendecirlos y acompañarlos con el Amor predilecto que tengo por cada uno. En Mis brazos, hijos Míos, encontrarán el alivio que sus vidas necesitan y así, podrán encontrarse con Mi Hijo, el Redentor.
Hoy vengo al mundo y en especial a esta ciudad de Posadas, para bendecirla con Mi Espíritu de Paz y también, recojo, de sus corazones, cada una de las plegarias que han pronunciado a Mi Inmaculado Corazón.
Queridos hijos, a ustedes que pueden renovarse a través de la fe, hoy les pido que ingresen sin demora al Corazón Divino de Mi Hijo, porque allí resplandecerán de amor sus esencias, esencias que deberán llegar hasta el Trono victorioso del Creador.
Hoy vengo aquí a darles a conocer el absoluto y misericordioso amor que Mi Hijo Jesús tiene por sus corazones.
Hijos Míos, cuando en el día de ayer los llamé a peregrinar hacia Salta, Argentina, era por el simple motivo de que ustedes me acompañen en esta tarea de adoración, que Yo estoy entregando como ejercicio para cada hijo de la Tierra.
Mis amados niños, mientras una parte del mundo aún está distraída y no presta atención a la oración y a la unión con Dios, Yo les pido que sean verdaderos difusores de Mis mensajes maternales, viviéndolos como verdaderas llaves de salvación.
En el final de este tiempo Mi Corazón llama al mundo, congrega a toda la familia espiritual de Mi Hijo, porque así el Dios del Amor podrá descender en Espíritu de Paz y Redención hacia la Tierra.
Estoy construyendo, a través de los peregrinos consagrados a Mi Corazón en el mundo entero, un templo, en donde Mi Hijo pueda reposar, porque Jesús es el Peregrino del Amor que busca almas sedientas de amor y de perdón.
Por eso, pequeños hijos de Posadas, bajo el espíritu de la celebración maternal, Yo los espero, cuando sus corazones lo sientan, en la ciudad bendecida de Salta, para que más rayos de Mi Corazón de Amor puedan tocar a las almas necesitadas de Dios Padre. Ustedes, como discípulos de Mi Hijo, serán bienaventurados instrumentos que podrán transmitir paz y oración a los semejantes.
Hijos Míos, hoy Mi Corazón se alegra una vez más por su respuesta y donación a los planes de Mi Paz, porque todo será comprendido en un cercano tiempo, cuando sus seres vean venir en gloria a Mi Hijo, su Salvador.
Dejo hoy Mi bendición maternal, para que encuentren en este misterio de Mi Presencia, entre ustedes, el verdadero amor y devoción por Dios, el que Mi Espíritu vive en los Cielos.
Quiero que pronto, unidos a Mí en oración, puedan llegar hasta el Reino del Padre, el Paraíso, para que la Tierra sea colmada por el Espíritu renovador de Dios.
Las llaves para que eso sea posible, Mis pequeños, son su humildad, su amor y su oración, porque así la unidad de Mi Corazón los acompañará hasta la eternidad.
Les agradezco, a todos Mis hijos de Misiones y a todos los peregrinos de América del Sur, por acompañar con amor Mi llamado por la Paz en el mundo.
Los ama, desde lo más Alto en el Reino de Dios,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos de Mi Corazón:
Traigo para este día de Gloria un mensaje renovador que impregnará vuestros corazones con el Espíritu de Dios, cuando Mis palabras sean leídas por cada hijo Mío.
Mis queridos, cada mensaje enviado por Dios, por intermedio de Mi Corazón, contiene una parte de la Voluntad del Señor para Sus pequeñas criaturas; contiene una parte del Camino para la unión con Cristo; contiene las Llaves para que sus corazones se unan al Redentor y reciban Su Misericordia hecha vida en sus pequeños seres.
En los últimos años entregué preciosos mensajes que provienen del Verbo Divino, para que Mis pequeños hijos puedan encontrar al Dios Creador a través de Mis palabras.
Hijos Míos, vuestros pequeños corazones no conocen la dimensión de la Gracia que vuestros seres reciben en este tiempo por medio de Mi llegada a la Tierra.
Al acompañar Mis pasos de peregrina, vuestros corazones asumen un compromiso Conmigo, compromiso que significa que más adelante deberán dar testimonio de todas las Gracias recibidas y, cuando estén delante de Nuestro Señor Jesucristo, en Su segunda venida pública sobre la Tierra, habrán de entregar en Sus Santas manos los frutos del Bendito Árbol que Mi Corazón plantó en vuestros corazones, Árbol que crece desde el primer día en el que oyeron Mi Mensaje.
Mis queridos, Mi Corazón vivió muchas alegrías en estos últimos días. Recibió con Amor todas las oraciones realizadas por Mis pequeños peregrinos y todas ellas fueron entregadas al Señor para que, a través de la respuesta de la humanidad, Mi Corazón pudiese intervenir por los seres humanos, los que aún duermen, los que tienen dudas, los que tienen miedo.
Por eso, hijos Míos, cada una de vuestras oraciones es de gran importancia, cada pequeño esfuerzo que hacen es observado desde los Cielos, así como cada pequeño esfuerzo que dejan de hacer.
Se necesitan, en este tiempo, corazones firmes que sean capaces de dar siempre más de lo que creen que pueden, aunque sea poco. Esto se llama, Mis hijos, transcenderse a sí mismos por Amor a Dios y por la Salvación de las almas. Cada vez que sus pequeños seres puedan vencer la inercia, la pereza y la falta de Amor a Dios, ofrezcan esos pequeños actos a Él y, poco a poco, vuestras vidas se tornarán receptoras permanentes de la Voluntad del Señor.
Cuando Dios ve un corazón que se esfuerza por cumplir Su Voluntad, pues sabe que es la única cosa necesaria en este tiempo, Él envía un Rayo de Su Corazón, por las manos de los ángeles, a esos corazones, impulsándolos.
Mi Corazón también contempla sus esfuerzos, para con Amor recibir cada uno de ellos y transformarlos en conversión y salvación, de muchas almas que no son capaces de salir de las ilusiones del mundo.
Les dejo hoy este pedido y esta instrucción: que den prioridad en sus vidas al acto de orar y de servir con Amor, y que dediquen un tiempo, aunque sea poco, para la unión con Dios.
Les agradezco la respuesta a Mi Llamado y la unión con Mi Corazón, en esta Misión de Paz y de Salvación de las almas.
Los adoro a todos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Amados hijos Míos:
Hoy los guardo a todos en Mi regazo, en el mismo regazo de Amor y de Paz donde estuvo el pequeño Niño Jesús. Hoy los llamo a que se entreguen por completo en Mis brazos para que, llevados como ofrenda ante el Altar Celestial de Dios, vuestros corazones comiencen a participar de los tan esperados años de paz.
Queridos hijos de Posadas y de toda la provincia argentina de Misiones:
Mi Inmaculado Corazón hoy consuela a cada una de vuestras almas y les dice que el motivo de Mi venida hacia aquí, desde los Cielos, es porque vuestra fe, devoción y confianza en Mis planes de Paz para el mundo entero abrieron las puertas de los Cielos, para que Mi Maternidad Divina descendiera para estas fechas especiales.
Queridos hijos, por este motivo Mi pedido maternal es que se unan ardientemente todos los corazones de Misiones, para que esta parte de Argentina también sea contemplada por la Misericordia de Dios Padre.
Como Madre Inmaculada, Guardiana del Corazón Eucarístico de Mi Hijo Jesús, los estoy llamando para que en oración, todos ustedes, hijos Míos de Misiones, vayan al encuentro en Salta, Argentina, de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús. Si ustedes, con amor puro y verdadero respondieran a este llamado, orando el Rosario y comulgando con Mi Hijo, como Madre Misericordiosa podré expandir Mi Manto de Luz y colocarlo sobre toda Argentina. Esta invitación en especial se extiende para los videntes y para todo el amado grupo consagrado a Mi Materna tarea de Paz y Redención.
Por eso, hijitos, Mi especial visita para vuestros corazones es para que respondan a este importante llamado por la paz y, de esa manera, cuando vuestros corazones estén en Salta, podrán bajo Mi permiso celestial unir las dos tareas maternales de Mi Corazón; como sucederá mediante la Gracia de Dios para el mes de marzo de 2013 con la llegada a Uruguay y Argentina de uno de Mis hijos videntes de Medjugorje.
Quiero demostrar al mundo que no solo Soy la Madre de la Iglesia de Cristo, sino que ahora vengo al mundo para que todos Mis hijos, los que no me conocen y los que niegan Mi presencia maternal, se puedan reconciliar Conmigo y, en consecuencia, con Dios Creador.
Queridos hijos, dejo hoy para ustedes la revelación para este tiempo de Mis tres bienaventuradas fases:
Primero, como María, Reina de la Paz en Medjugorje.
Segundo, como la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús en Salta, Argentina.
Tercero, como la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad en Aurora, Uruguay.
Dios me envía de tres maneras diferentes para que todo hijo Mío, de cualquier parte del mundo Me pueda reconocer y amar. Por eso hoy les revelo Mi Sagrado Ecumenismo Mariano como Madre Universal, una enseñanza aprendida de los grandes maestros esenios que vivían en las afueras de Jerusalén y de Galilea.
Queridos hijos, quiero que sientan en vuestros corazones la veracidad de Mi mensaje y quiero que guarden en vuestras esencias todo Mi Amor por ustedes, porque Dios Me ha pedido que aparezca ante hijos escogidos por Mí en tres momentos diferentes:
En Medjugorje, para detener la destrucción de Yugoslavia.
En Salta, Argentina, para que Mis hijos recordaran adorar el Sagrado y Eucarístico Corazón de Mi Hijo.
En Aurora, Uruguay, para hacer conocer a todos Mis hijos la importante venida del Espíritu Santo, de la misma manera que llegó a todos nosotros en el Cenáculo de Oración.
Hijos Míos, les dejo la tarea materna de que contemplen estos tres momentos universales que Mi Corazón Inmaculado revela como tarea para el inicio de este nuevo ciclo. Que en Cristo Vivo y, en vuestros corazones, reciban el nuevo año bajo la Gracia de la Esperanza y de la Misericordia de Dios para todos.
¡Queridos hijos de Misiones, les agradezco por escuchar Mi llamado maternal!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridísimos hijos:
Mi Inmaculado Corazón se alegra por estar una vez más en la Argentina para recibir a Mis pequeños hijos y brindarles Mi Paz y la fortaleza del Espíritu de Dios.
Hoy traigo entre Mis manos, Mis queridos, Gracias benditas enviadas por el Señor para que vuestros corazones no pierdan la unión con el Corazón bondadoso de Dios. Cada una de estas Gracias que traigo contiene el misterio y la santidad de los Sacramentos para que vuestros corazones no se olviden jamás de buscar a Mi Hijo Jesús por medio del Santísimo Sacramento.
Hijos Míos, hoy Cristo Me envió con la misión de despertar en vuestros corazones el Amor y la contemplación a los misterios de Su Pasión. Pasión que renovó al mundo y al Universo, que dio a conocer a vuestros corazones el Poder de la Misericordia de Dios. Sepan, Mis queridos, que Jesús revive cada día esta Pasión en Su Santísimo y flagelado Corazón, por todas las faltas de la humanidad.
Los seres humanos están cada vez más olvidados de Cristo, más aún de Su Pasión y de todo lo que Dios sembró en la Tierra por intermedio del Corazón de Su Hijo. Por eso, hijos Míos, es necesario que renueven en vuestros corazones el compromiso que cada uno tiene Conmigo y con Nuestro Señor Jesucristo, para que, por medio de esta renovación, muchas almas más puedan despertar el Amor y la reverencia al Corazón de Cristo Crucificado.
Al contemplar los Misterios de Su Pasión, Mis hijos, busquen la esencia de cada pasaje, busquen la Fuente de la Misericordia que se abrió en aquel momento y que por la entrega del Cordero de Dios se tornó Fuente inagotable de perdón y de piedad.
Nuestro Señor espera que por la contemplación de estos misterios, vuestros corazones puedan revivir cada pasaje y encontrar al Cristo Vivo y al Mensaje que dejó sobre la Tierra hace tantos años.
Hijos Míos, en la renovación del sacrificio de Cristo por medio de vuestros corazones encontrarán la fuerza para vivir los días que vendrán, días en que la humanidad se encontrará debilitada y sin energía para proseguir, porque muchos no tienen a Dios que es la vida y la salvación en este tiempo y por toda la eternidad.
Por medio de Su sacrificio, de Su entrega total a la Voluntad de Dios, Jesús construyó un camino seguro para que lo recorrieran aquellos que vendrían después de Su muerte.
La ofrenda hecha por Mi Hijo Jesús fue plasmar en la Tierra el Amor, en el cual los Universos se verían sustentados y la Misericordia por medio de la cual todas las criaturas encontrarían la posibilidad de redimirse y de retornar al Corazón de Dios.
Por eso, Mis queridos, si vuestros corazones se sienten perdidos, busquen en Cristo el camino para encontrar a Dios porque Él estuvo perdido, estuvo solo, sintió el dolor y el vacío que ningún ser humano podrá comprender y, sin embargo, encontró el camino que lo llevó directamente al Padre. Este camino fue el Amor absoluto al Padre, la confianza plena en Su Voluntad y en Su Plan para la vida sobre la Tierra.
Les dejo este mensaje para que vuestros corazones puedan buscar, en él, la fortaleza interior. Cada una de estas señales está presente en el Corazón Eucarístico de Cristo que podrán adorar y encontrar, en él, el misterio de la conversión y de la redención.
En este Pan de Vida está todo el misterio de la Creación y el verdadero propósito que tuvo el Señor al crear a cada ser de esta Tierra. En este Corazón Eucarístico está el Amor que los nutrirá en este tiempo.
Por intermedio de estas señales renovadoras encuentren al Corazón de Cristo, Mi Hijo, hacia el cual Mi Corazón los conduce secretamente hace tanto tiempo.
Los amo siempre y les agradezco,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridísimos hijos:
Después de casi seis años de Apariciones y más de un año de Apariciones públicas, ha llegado la hora de percibir y vivir los frutos que dejó Mi Corazón en el corazón de cada uno de ustedes.
El retorno de Mi Hijo Redentor ya está más cerca de lo que ustedes imaginan y Él vendrá a cosechar los Dones que depositó, como potencial, en las ovejas de Su rebaño, dones que están siendo despertados por la Gracia del Espíritu Santo.
Mis queridos, cuando llegue la hora del Encuentro con Cristo, Él les mostrará Su nuevo Rostro y traerá en Sus manos los Talentos Universales que serán entregados a los que persistan. Como respuestas a estos códigos, que los prepararán para la Nueva Vida, Cristo buscará un rebaño despierto en los Dones del Espíritu Santo. De esta forma, hijos Míos, cada uno deberá descubrir en lo profundo del corazón, qué Don deberá ofertar al Redentor.
Algunos despertarán el Don de la Humildad, a través de un corazón que reconoce plenamente el Poder y la Magnitud de Dios, un corazón que sabe que de Él provienen todas las cosas que existen en la Tierra y vive eso.
Otros manifestarán el Don de la Caridad, por medio de un corazón que descubrió a Dios en sus hermanos y, en la búsqueda incansable para encontrar al Cristo Vivo, buscarán al Redentor en cada criatura y servirán al Padre Supremo por intermedio de Sus hijos, prestando un eterno servicio en todas las acciones.
Algunos despertarán el Don de la Comprensión, mediante un corazón capaz de percibir el momento interior de todo lo que está a su alrededor y de no juzgar cosa alguna, pues conoce la verdad de todo y la comprende.
Algunas ovejas se tornarán pastores, a través del Don del Dicernimiento. Estas sabrán el camino correcto por el cual conducir al rebaño antes de la llegada del Redentor y, por intermedio de este Don, encontrarán a Cristo entre tantos que fingirán ser el Cristo renovado.
Algunos despertarán el Don del Amor y por medio de Él, amarán también al enemigo y darán la oportunidad a la Oscuridad de convertirse en Luz. Estos serán los últimos en ofertar su Don en el tiempo de la tribulación, pues a través de este Don y de esta gran conversión, los Planes de Dios se cumplirán.
Muchas ovejas vivirán el Don de la Paz y mediante ese Don protegerán a muchas otras ovejas y no permitirán que desaparezcan los Dones en el corazón de sus ovejas hermanas.
Un Gran Don que el Señor espera despertar en Sus criaturas en este tiempo es el Don de la Fe, pues las ovejas de Cristo que vivan este Don se mantendrán de pie, en cualquier circunstancia, y no perderán jamás la confianza en el Señor, en la certeza de que Él todo sabe y lo conduce todo. Y por medio de este Don sustentarán a muchas otras ovejas unidas al Rebaño que busca al Gran Pastor.
Es por el despertar de estos Dones, hijos Míos, que Mi Corazón viene día a día; es para que puedan tenerlos en las manos cuando el Señor esté delante de sus ojos, buscando lo que Él les entregó para despertar y vivir en este tiempo. Es para vivir estos Dones que sus pequeños seres están en la Tierra en este momento y para llevarlos más allá de la Tierra, cuando les sea pedido.
Existen muchos otros Dones a ser vividos. Solo se necesita que, por medio de la simplicidad, sus corazones se ofrezcan y se permitan vivir esta verdad que hoy les traigo, pues no hay mucho tiempo.
Vacíen los corazones y no tengan miedo por todo lo que podrán sentir, ya que un corazón vacío es algo desconocido para muchos en este mundo.
Para que sus corazones aprendan, puedo contarles algo:
Jesús ya había ascendido y dejó para Nosotros una gran Misión, la que no sabíamos cómo llevar adelante. Hasta que un día Dios vino a Mí, cuando Me encontraba en oración con las discípulas que Me acompañaban, y Me encomendó que me acercara a los Apóstoles.
No sabía lo que iba a suceder. Cuando nos reunimos, sentimos el profundo vacío que la partida de Jesús nos había dejado. El único sustento de Nuestros corazones era la confianza ciega en Sus palabras y en Sus promesas. Nosotros entramos en un profundo silencio y ofrecimos ese vacío a Dios, ofrecimos todos los días que nos quedaban por delante y, al encontrar Nuestros corazones vacíos, sinceros y confiados en Su Gracia, el Señor envió Su Espíritu y nos dio a todos el Don de la Sabiduría.
En ese momento fuimos colmados por una Sabiduría que no era de esta Tierra, que venía del Cielo y que contenía la Sabiduría de todos los pueblos, de todas las lenguas. Fue así que, plenos del Espíritu Santo, salimos a cumplir la Voluntad del Padre, fortalecidos por Él. Nada era lo suficientemente fuerte para detenernos.
Esto es, hijos Míos, lo que les es ofrecido vivir en este tiempo y más aún en este día.
Los bendigo, para que a través de esta Gracia sus corazones puedan sentir y vivir la oportunidad que les fue anunciada.
Les agradezco por responder a Mi Llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Como cuenta la historia grabada en lo profundo de Mi Corazón, después del nacimiento de Jesús, el pequeño Niño Rey comenzó a irradiar los primeros códigos de redención y de paz para el mundo, especialmente para todos los que en el camino me veían con el Niño Jesús en brazos.
Ese fue el tiempo de Mi mayor aprendizaje como madre. Allí Dios me fue revelando los misterios infinitos de Su Amor por todos nosotros. Mi Inmaculada Virginidad fue colmada por el Espíritu Santo, que permitió gestar en Mi vientre al pequeño Niño Jesús. El Niño Rey fue la verdadera señal de conversión y redención para muchos hijos de Israel, incluso para aquellos que fueron partícipes de los diálogos espirituales que Jesús, siendo niño, compartía con mucho amor para todos.
Después de algunos años de vida, el pequeño Niño Rey fue creciendo y Mis manos maternales lo ayudaron a dar los primeros pasos hacia Dios. Pero Jesús era y es Dios en vida, en preciosa expresión de amor visible para toda la humanidad. Jesús, el pequeño Niño Rey, fue mostrando las verdaderas virtudes de santidad y humildad que Dios le había dado. Cada alma que se encontraba con Mi Hijo Jesús, curaba su dolor y recuperaba la esperanza a través de la confianza en el Dios del Amor.
Cuando Jesús tenía once años de edad, fue llevado por primera vez al templo, para presenciar la instrucción de los doctores. Fue en esa época que Mi Corazón Materno y el Corazón de José confirmaron definitivamente la confianza total en Dios, porque en ese entonces Jesús se perdió entre la multitud y lo buscamos durante tres días seguidos. La fe y la guía de un ángel del Señor nos llevó a encontrarlo en el templo, entre los doctores. Jesús pasó tres días seguidos predicando, aun teniendo once años de edad, el Espíritu de Dios hablaba con amor a través de Su pequeño y Sagrado Corazón.
Cuando, junto a José, lo encontramos en el templo, vimos que Nuestro Altísimo Señor estaba obrando silenciosamente por medio del pequeño Jesús. Terminada la prédica de Jesús en el templo, lo llevamos de nuevo a Nazareth. Cuando llegamos a la casa en Nazareth, le preguntamos con mayor tranquilidad donde Él había estado durante esos tres días seguidos.
Jesús nos respondió:
“...Madre, ¿dónde Mi ser podría estar, sino en la Casa de Mi Padre? Mi Corazón fue llamado por el Señor para derramar amor sobre el corazón pensante de los doctores; tuve que despertar el amor en ellos, diciéndoles que Dios se encuentra en la acción de donarse, de amar, de compartir y de servir al prójimo, que Dios se encuentra más allí que entre los pergaminos. Dios me habló, Mi Ángel Protector también me habló y fue el Ángel del Señor que llevó Mi pequeño Espíritu hacia el templo, para que por primera vez Yo pudiera ver cómo Dios curaba, a través de Sus palabras de Amor, a aquellos que están atentos a Su Mensaje”.
Después de tan bendecida instrucción dada por el pequeño Jesús, vimos con José Castísimo que Dios había comenzado a cumplir Su Voluntad en la vida del pequeño Jesús. En los siguientes años Jesús fue formado, por José Castísimo, en el oficio de carpintería y alfarería, para que como niño pudiera tener el mismo conocimiento que otros tantos niños de Israel. Cada padre debía enseñar a su hijo primogénito un oficio para que ese fuera desarrollado como un servicio a la comunidad. José Castísimo siempre fue muy obediente a los pedidos de Dios, especialmente a los pedidos que eran dados por los ángeles de luz del Señor.
Jesús desempeñó el servicio de carpintero más allá de los veinte años de edad, en donde nuevamente fue llevado a compartir la palabra sagrada con todo el pueblo de Israel. Nazareth fue nuestra morada por mucho tiempo; allí entre Mi Hijo y Mi Corazón de Madre nos preparamos para el esperado momento de la entrega de Jesús.
Jesús desde niño deseaba hacer pequeños sacrificios, todos eran silenciosamente ofertados a Dios por la reparación de Su Corazón. Un día en la casa de Nazareth, dejé preparado el alimento diario para el pequeño Jesús. José Castísimo, a pesar de sus tareas de carpintería, quedó con la misión de alimentar al mediodía a Jesús. Yo me encontraba en otra parte de la casa, porque muchas mujeres necesitadas de consuelo y amor me visitaban, pidiéndome consejos maternales. Yo oraba por los planes de Dios y ese grupo de mujeres me acompañaban a diario en un encuentro de oración, en el que se oraba en arameo.
Sucedió que José Castísimo durante ese día trabajó sin demora, porque de sus oficios de caridad dependía el porvenir y la providencia que nos daba el Señor. Ese día Jesús ayunó por primera vez, cuando tenía tan solo cuatro años de edad. El pequeño Niño siempre nos demostró que Él era parte de Dios y que Dios era parte de Él.
A veces al pequeño Jesús le gustaba subir una escalera que llegaba hasta lo más alto de la casa; Él nos decía que allá arriba se iba a encontrar con el Gran Señor. Yo corría rápido a buscarlo, dejando de hacer Mis deberes de casa, para poder alcanzarlo y colocarlo en Mis brazos.
El Niño Rey aprendió arameo rápidamente y siempre esperaba durante la noche, que Mis brazos lo acogieran, lo hamacaran y le cantara en suave susurro los cánticos de alabanza a Dios. En muchas noches de vigilia y de oración, Jesús estaba a Mi lado, vigilando por el Plan de Dios, aún siendo muy pequeño.
El nacimiento de Jesús trajo al mundo la pureza para retornar al Amor de Dios, pureza que la humanidad fue perdiendo a lo largo de los siglos. Por eso hoy, queridos hijos, les dejo a ustedes otra parte más de Mi historia maternal con Jesús; para este tiempo nunca olviden la madre que Dios les entregó y que las madres no olviden a los hijos que Dios les entregó. Sé que muchas madres sufren por sus hijos y que muchos hijos sufren por sus madres y padres.
Ahora es el gran momento de la reconciliación y del perdón entre toda esta gran familia de la humanidad. Coloquen en Mis brazos vuestros seres y confíen Mis queridos, que Yo estoy aquí entre ustedes porque los amo y porque la Gracia de Dios los contempla. Sean buenos hijos de Dios, sean buenas madres y buenos padres consagrados a Dios.
Todo se renueva por medio de Jesús.
¡Les agradezco por compartir esta navidad con Mi Materno Corazón!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridísimos hijos:
Que este nacimiento del Redentor en vuestras vidas, represente el próximo paso de una humanidad convertida por la luz de Mi Amor y perdonada, absuelta de toda falta, por el Corazón Amoroso de Dios.
Hoy vengo una vez más a vuestras pequeñas vidas, para llevarlos al glorioso recuerdo del Nacimiento Divino de Jesús.
Cuando nosotros llegamos a Belén con José, el Esposo Castísimo, durante la madrugada de la Navidad, cuando todos los pueblos de Israel se reunían para celebrar la víspera de un nuevo tiempo, Mi Corazón aguardaba el esperado momento del nacimiento del Niño Rey.
En aquel momento, José me había colocado sobre un burro para ayudarme durante el largo camino hacia Belén. El Niño Rey, a través del llamado de José Castísimo, fue golpeando en cada una de las puertas de la ciudad, porque José aspiraba encontrar un lugar para que Mi Corazón Materno pudiera prepararse para dar a luz.
El Niño Jesús, que estaba en Mi vientre, me hacía sentir la absoluta presencia de Dios; a pesar de los dolores de parto por estar próximo el gran nacimiento del Mesías, veía a través de los ojos del Corazón cómo todo estaba siendo guiado.
José Castísimo llamó solicitando ayuda en cada lugar, pero nada encontraba; en su rostro se reflejaba serenidad, porque él confiaba en la Voluntad del Señor. La Gran Estrella de Belén estaba cada vez más encendida en el firmamento y a cada nueva señal de contracción que me daba Jesús, las luces de Belén durante la noche hacían movimientos e irradiaban destellos preciosos.
Todo estaba por suceder como el Ángel Gabriel lo había anunciado. En nuestro viaje a Belén fuimos cuidadosamente guiados y amparados por las Huestes del Señor. Después que José Castísimo buscó un sitio en donde Mi Corazón pudiera reposar, una dulce mujer anciana de Belén, nos indicó un lugar próximo a la ciudad, donde con tranquilidad podíamos permanecer todo el tiempo necesario.
Llegamos al establo y Dios Nos mostró cómo la compañía, amorosa y silenciosa, de los Reinos prepararon la Llegada del Redentor. La hora se aproximaba y José Me ayudó a descender del burro y con rapidez juntó paja con Sus Manos y la colocó sobre un lugar del establo, para que el Nacimiento pudiera acontecer. Era la primera vez que José presenciaba un nacimiento, pero Él tenía un Corazón de Padre, puro y casto.
Los ángeles se aproximaron, porque desde lo más alto de los Cielos la Estrella de Belén anunciaba, con destellos especiales, el nacimiento cercano del Mesías. Dios una vez más nos enseñó sobre el poder de Su Humildad y de Su Amor por la humanidad a través del nacimiento de Jesús en el pesebre de Belén.
La hora del nacimiento había llegado y el Espíritu de Dios se manifestaba a través del Pequeño Niño Jesús. Los planes de Dios se estaban cumpliendo y a partir de la llegada de Jesús comenzaría un nuevo ciclo.
El pesebre por algunos momentos se volvió luz para el mundo, porque allí nació el Hijo de Dios, en un lugar de humildad y de paz.
Queridos hijos: la profecía de la llegada del Mesías se cumplió con la visita de los Reyes del desierto al pesebre que, guiados por la luz de la Estrella de Belén, sabían desde hacía tiempo sobre el nacimiento de Jesús.
Después de un largo viaje los Reyes del desierto, venidos de diferentes regiones de oriente, llegaron para estar presentes ante Jesús recién nacido. En Mis brazos estaba Dios, y eso a Mi Corazón lo llenó de alegría, fe y amor por tan esperado momento. Dios permitió nacer al Niño Rey dentro de un pesebre de austeridad y simplicidad. El Padre quiso dar la lección sobre el poder del Amor Divino a través de la humildad de Su Corazón Paternal.
La venida de Jesús al mundo despertó para cada esencia el momento de vivir la redención, a través del amor sabio que Jesús más tarde reveló en Su vida pública. Dios permitió que toda la Creación aprendiera a reconocer las leyes de la paz para los momentos de transición. Jesús trajo por medio de Su nacimiento la luz para el mundo, luz que alumbra lo más oscuro de los corazones que están caídos y separados del Creador.
Dios Padre reveló, mediante el Mesías, el Amor por todo el universo.
Queridos hijos, que ustedes puedan guardar en vuestros corazones el momento importante que están viviendo para este nuevo tiempo de la humanidad. Quiero que guarden en vuestros corazones este encuentro maternal con Mi Corazón de Madre de Dios.
Espero de ustedes que reconozcan el momento especial del que vuestras vidas están participando en este ciclo. Que el nacimiento del Niño Rey en esta Navidad y en vuestras esencias, los ayude a estar fuertes en la tarea, amorosos en la donación y misericordiosos para todo el dolor humano que deberá ser curado.
Que a través de la Red Luz Universal, ustedes sean verdaderos misioneros de la caridad y del bien, para un tiempo necesitado de mucha compasión y amor.
Amen a todos vuestros hermanos a través del Niño Rey en vuestros seres. Adoren el servicio abnegado a través de la unión con Cristo. Contemplen la Creación de Dios a través del amor en cada nueva oración.
Guíen a los más desprotegidos y ausentes mediante la instrucción de Mis mensajes de amor.
Yo estoy con Mis soldados, estoy junto a los Nuevos Cristos, los anunciados por el Apocalipsis. Que esta Navidad permita hacer renacer la Paz en los que no la tienen, el Amor en los que no lo sienten, la Fe en los que la deben fortalecer y la Misericordia en los que más la necesitan. Sean bienaventurados, así ustedes estarán mas cerca de Mi Hijo.
Los ama profunda y maternalmente,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridísimos y amados hijos:
Envío en este día un mensaje de Reconciliación, para que aquellos pequeños corazones que aún se sienten distantes de Mi presencia maternal puedan encontrar un camino para la unión Conmigo.
La primera llave para la Reconciliación es la Humildad. Sin ese atributo fundamental las almas no son capaces de vencer las influencias del mundo que llegaron a ellas.
La segunda llave es la Voluntad, pues la aspiración ardiente impulsada por la Voluntad, elevará vuestros brazos para que Yo pueda salvarlos.
Con la Humildad y la Voluntad, mis queridos, llegará la tercera llave que es la Oferta de sí, al reconocer que por sí solos, en este tiempo, no encontrarán fuerzas para salir del punto en que se encuentran.
La cuarta llave es la Pureza del corazón, para que por medio de un corazón Puro, puedan aceptar sin miedo el auxilio que viene de los Cielos.
La quinta llave es el Coraje, para responder al auxilio enviado y recorrer el Camino señalado por Dios. Junto con el Coraje camina la Fidelidad, que los ayudará a dar pasos firmes en el camino correcto, sin peligro de que haya desvíos.
La sexta llave es la llegada a la Puerta del Cielo; encender la llama del Amor en el corazón, que alejará todo el mal, quemará los últimos resquicios de oscuridad y permitirá que vuestros corazones llamen a Dios y a María delante de esa puerta.
Y cuando la puerta les sea abierta, hijos Míos, la séptima llave es correr hacia Mis brazos y dar el último paso, que es decidir no salir de allí nunca más.
Coloco hoy en Mis manos y en ofrenda a cada uno de Mis hijos estas llaves, para que al que le falte la Humildad, pueda recibirla; al que le falte Coraje, pueda sentirlo; al que le falte la Oferta de sí, pueda hacerla; al que le falte la Pureza, la Voluntad, el Amor o la Fidelidad, que busque delante de sí estas llaves y todas les serán entregadas.
Antes y después de ese Camino de Reconciliación, un atributo es sumamente necesario: la Persistencia, para remar contra la corriente que existe dentro de cada uno en este tiempo.
Descubran, Mis queridos, por detrás de estas palabras simples, el camino para retornar a Mi Corazón, porque Yo, que Soy Perdón y Misericordia, quiero recibir a todos Mis hijos en este tiempo. Por eso no esperen más, encuentren en Mí la fuerza para vencerse a sí mismos y para salir de los planes del enemigo y retornar a Mis planes de Paz.
A todos Mis hijos del mundo, que se alejaron de Mi Misericordia, que perdieron la confianza en Mi Corazón y que no encuentran más la Paz, Yo les entrego Mi Paz.
Les agradezco por oír Mi llamado y por permitir que la llama de la Reconciliación nazca en vuestros corazones.
Los adoro a todos ustedes.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mientras se elevaba, María hizo la siguiente oración, y dijo que es un Pedido de Reconciliación:
Padre Celestial,
que impregnas todo lo que fue creado con Tu Espíritu de Amor,
hazme encontrar el Camino que me unirá eternamente a Ti.
Señor,
que por la oferta de toda duda, miedo y falta de confianza en Ti,
mis ojos, iluminados por Tu Espíritu de Paz,
vuelvan a encontrar el Corazón Inmaculado de la Virgen María.
Y, en esta Reconciliación, Señor,
mi vida sea renovada por Tu Amor Universal,
mis pasos sean protegidos por Tus ojos de Misericordia,
y, completado el Camino de retorno a Tu Casa Celestial,
todas las criaturas estén perpetuamente en Tu Corazón
y en el Corazón de la Bienaventurada y Santísima Virgen María.
Amén
Queridos hijos:
En la víspera del Nacimiento del Niño Rey en vuestros corazones, hoy los llamo a orar por todos Mis hijos que durante estas festividades se distancian de la unión con el Redentor del mundo.
Por eso, que esta Nochebuena sea para ustedes un día de reconciliación y de paz con el Santo Espíritu de Dios. Que vuestras almas se vuelvan a encender por la Llama del Espíritu Santo. Que vuestros pequeños corazones sean colmados por la presencia de Mi Amor Maternal.
Hijos Míos, para estas festividades aún parte de la humanidad está en la vida común y muchos de Mis hijos creerán estar haciendo lo bueno y lo correcto; por eso también hoy, durante esta vigilia especial de oración en Nochebuena, oren por las almas que se perderán, oren para que la consciencia de la humanidad sea digna y merecedora de ser partícipe de este nuevo ciclo, oren para que Mi Hijo Jesús pueda derramar Su Amor Misericordioso sobre los más necesitados de luz.
Como Reina de la Paz, oro para que cada hijo Mío encuentre el camino que necesita, porque aún muchos necesitan de la guía espiritual de Mi Corazón.
Queridos hijos, oren para que toda Mi Obra Mariana en esta parte del mundo, obra que fue interceptada por la astucia y por las grandes asechanzas del enemigo hacia un hijo Mío, pueda ser luz y redención para todos los corazones.
Por este motivo, los invito a seguir caminando, porque Dios necesita de la donación y del servicio abnegado de cada uno de Sus hijos, para que Su Amor se pueda manifestar.
Queridos hijos, cuando las Obras de la Paz y de la Luz se expanden por intermedio de la devoción de todos Mis hijos, estas obras marianas son altamente observadas por el enemigo, que intenta derribar a través de su primer golpe el templo interior que Mi Corazón construyó en cada alma. Por eso, si ustedes claman por Mi Inmaculado auxilio, Mi Corazón Maternal podrá protegerlos y ampararlos, para así aislarlos de cualquier peligro mayor.
Hijos Míos, hoy y para este nuevo ciclo planetario, ustedes están conociendo la realidad que existe entre los poderes celestiales de la Luz y las penumbras del infierno. Es necesario que Mis hijos crezcan y sepan que ahora es el tiempo de la gran redención del mal.
Ya está llegando hacia ustedes la Estrella de la Mañana, Estrella que anuncia los nuevos ciclos universales para la humanidad. Por esto, queridos hijos, sean bienvenidos al ciclo de la Redención y de la Luz, porque el Padre espera que cada criatura, que cada uno de Sus hijos, sean consecuentes con las Gracias que fueron con tanto amor derramadas sobre ellos.
Si vuestros corazones pudieran vivir en la Consciencia del Plan Divino, las almas en el mundo, en especial las almas que Mi Corazón guió desde cerca, estarían absueltas de toda falta y peligro. Cuando uno de Mis hijos es manipulado por el enemigo, Mi Corazón Materno intercede para resguardar en los Cielos la esencia interior, esencia que le pertenece a Dios.
Oren, queridos hijos, por aquellos que hace poco tiempo abandonaron Mi camino hacia Cristo, Mi camino de redención. Oren durante esta Nochebuena, para que el Espíritu Santo esté presente en aquellos que se distanciaron, durante este último mes, de Mi verdadero Amor Maternal de protección. Oren para que todos alcancen la luz de Mi Hijo, en esta hora tan definitiva. Oren para que Mis planes de Paz, se puedan cumplir y resguardar en cada uno de ustedes.
Pequeños corazones:
Que esta Nochebuena sea una noche renovadora, reconciliadora y pacificadora en Cristo, Mi Amado Hijo del Amor. Que ustedes, abriendo profundamente vuestros corazones, puedan ofertar esta Nochebuena de paz crística, por aquellos que se alejaron de la protección de Mi manto.
Como lo hicieron los pastores de Belén, vuestras almas puedan anunciar la venida del Niño Rey para todos; den testimonio de vuestro amor por Cristo.
¡Les agradezco, por estar unidos de alma y de corazón a Mi llamado especial por la redención!
Gracias por responder a Mi llamado. Los ama maternalmente,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Envío este mensaje de Reconciliación y de Alegría para que vuestros corazones compartan Conmigo la Alegría Celestial que siento en este día.
Mis queridos, hoy Mi Corazón conmemora el próximo nacimiento de Cristo en todos Mis hijos en el Mundo. Hoy recuerdo el gran misterio que cargué en Mi vientre hace 2012 años atrás. Cuando el pequeño Jesús estaba en Mi vientre sentía todo el tiempo la gestación del Espíritu de Dios, y aquel Niño Rey que cargaba Conmigo me unía perpetuamente a Dios, porque Él era Dios dentro de Mí.
De la misma forma como cargué este gran misterio que renovó al mundo en aquel tiempo, hoy los invito a gestar en lo profundo del corazón este Cristo Niño que está por llegar. Sientan, Mis queridos, la grandeza de este milagroso misterio y busquen develarlo a través del corazón.
Cuando caminaba con José rumbo a Belén, sentía el Poder de lo que traía Conmigo y a pesar de confiar en todo lo que Dios me mostraba sobre Su Hijo en Mi vientre, este Hijo seguía siendo un gran misterio, tal cual lo es para vuestros corazones.
En aquella noche de Navidad, cuando avistamos las luces de Belén, el Niño Jesús saltaba en Mi vientre y los Ángeles que nos acompañaban anunciaban que se cumpliría la Profecía, el nacimiento del Mesías en la ciudad de Belén. Mi Corazón palpitaba de temor por lo desconocido que estaba delante de Mí, era algo que no sabía explicar: ¿cómo cargaba el Espíritu de Dios dentro de Mí?
Cuento a Mis pequeños, que también para Mí era difícil vivir este misterio del nacimiento de Cristo, incluso habiendo sido preparada por el Señor desde Mi creación como Esencia Bendita del Universo. Y como ocurrió Conmigo, también a Mis hijos Dios les confirmará día a día la Gracia que llevarán en sus esencias. Y cuanto más permitan que crezca este Niño Rey dentro de sus corazones, Él más los podrá guiar, como lo hizo Conmigo. Abrirá vuestros ojos y vuestros corazones, colmará vuestras vidas con el Espíritu Santo y mediante este Espíritu recibirán la sabiduría necesaria para este tiempo.
El Niño Jesús que llegará, enseñará la verdadera oración y contemplación a Dios, construirá el Camino de retorno a la Casa del Padre. El Señor envía una vez más a Su Hijo, cumpliendo con Sus promesas. Este Pequeño los tomará de las manos y con Su Pureza de niño, encenderá dentro de cada uno el propósito por el cual están en la Tierra en este tiempo.
Como Me ayudó a descubrir y cumplir los Planes que el Padre había encomendado a Mi Corazón, también ayudará a vuestros pequeños seres, pues Él será la Verdad Viva dentro de cada uno. Y para aquellos que confíen en las palabras que el Señor envía por intermedio de Mi Corazón, un Glorioso Camino será descubierto y recorrido, un Camino de Fe y de Paz.
Les agradezco y los esperaré con Amor para este día de Gloriosas oraciones y conmemoración con Mi Corazón.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Al comienzo de la Vigilia de Oración, se leyeron los mensajes para la Vigilia, recibidos por Fray Elías y Hermana Lucía durante la mañana del mismo día.
Ver:
Después de orar del Ave María en varios idiomas, la Santísima Virgen María apareció dentro de la Casa de Oración.
Fray Elías: La Madre Divina dice:
Por la señal de la cruz redentora de Cristo, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oremos queridos hijos por las almas a las que hoy quiero llegar.
Se realizó la oración de la Divina Señora por algunas veces.
Fray Elías: La Madre Divina dice:
En esta Nochebuena, queridos hijos, vengo acompañada por San José, El Corazón Castísimo, por Santa Ana, Madre Bienaventurada y por San Joaquín, Padre Fraterno. Quiero que vivan Conmigo este símbolo de la Sagrada Familia Celestial. El Señor, queridos hijos, hoy está con ustedes.
Deseo ardientemente estar con ustedes toda esta noche y hoy Mi bendición maternal se dirige, especialmente, a todos los hogares de las familias del mundo, porque allí también debe nacer el Corazón de Cristo.
Los Cielos celebran por este encuentro con ustedes y la Estrella de Belén, la Estrella del Universo, se aproxima a la Tierra para anunciar la Buena Nueva, la redención para todos Mis hijos. Quiero dejar en este día especial Mi mensaje de Paz para todos. Como Inmaculado Corazón les agradezco por haber orado por todos Mis hijos.
Las centellas de luz han llegado a Mi Corazón, porque así se transformaron vuestras oraciones, a partir de la oración del corazón. Por eso, Mis queridos hijos, en este nuevo ciclo de la humanidad, el universo contempla los buenos obreros en la Tierra.
A todos los hijos que están unidos a Mi Corazón maternal, hoy los invito a contemplar el Corazón Castísimo de San José, para que sus vidas se puedan fortalecer en la confianza a Dios. También los invito a contemplar el Corazón de Santa Ana para que a través de su imitación de vida, se geste la luz en sus corazones y sus vidas, y especialmente, puedan volverse bienaventuradas. También los invito a contemplar el Corazón de Joaquín, para que, por intermedio de su paternidad, encuentren la luz para los nuevos caminos.
Dios Me consagró a través de estos dos amados padres, como referencia a los grandes pueblos de Israel. Dios alzó Sus ojos hacia nosotros para contemplar el amor en todos ustedes.
Esta noche les recuerdo, queridos hijos, la importancia de formar parte de esta Sagrada Familia Celestial, de este gran diseño que Dios tejió con Sus manos: la nueva familia para la humanidad.
Sean células de Mi Corazón, queridos hijos, para que Dios pueda ver en ustedes el amor de sus corazones. Mi gozo y alegría está con cada uno en este día, compartiendo esta Nochebuena desde el corazón.
Agradezco por este presente, el pesebre. Quiero que vean en este símbolo, la humildad que Dios colocó sobre Mi Corazón. Quiero que sus corazones en este día sean simples y verdaderos, para que en sus vidas se puedan revelar los misterios del Padre, el Amor del Creador, la salvación para sus corazones.
Hoy camino a su lado, queridos hijos, para unirlos a Mi Hijo. Yo observo en alguno de ustedes el nacimiento del Cristo Interior, que deberá irradiarse para todos, por intermedio de vuestro amor y unidad con Dios.
Luego de esas palabras, ambos videntes comenzaron a anotar lo que la Madre Divina les dijo. Terminado de anotar se retomó la transmisión.
Fray Elías: La Madre Divina dice:
Queridos hijos, por todo les agradezco.
Vayan en la Paz de Mi Hijo.
Hermana Lucía: la Madre Divina dice:
Quiero bendecir esta noche a todos los corazones que me oyen, para que compartan junto Conmigo la Sagrada Cena. No olviden, queridos hijos, que los observo y los acompaño todo el tiempo.
Les agradezco eternamente.
Fray Elías: La Madre Divina dice:
Como esta fiesta universal continúa, consagraré de lo profundo de Mi Corazón Materno esta comunión que vivirán con Mi Hijo en esta noche. Espero que la traigan a Mí.
En ese momento se trajeron cestas con pan y vasos con jugo de uva, los que se colocaron al pie del altar.
Hermana Lucía: la Madre Divina dice:
A todos Mis Hijos en esta noche: prepárense para compartir la cena con el Señor y con sus familias. Consagraré también el alimento que reparten esta noche para que todo el mundo comulgue con el Corazón de Mi Hijo a través de la fraternidad y el amor de sus corazones.
Fray Elías: la Madre Divina dice:
Queridos hijos, como los reyes del desierto, que trajeron los honores de luz para Mi Hijo Jesús, y en nombre del Sacratísimo Corazón de Cristo, bajo el poder del Padre y del Espíritu Santo, materialmente consagro esta comunión, como la alianza definitiva de sus corazones con los Planes de Dios.
Reciban este símbolo de la Eucaristía, como un sacramento de renovación para sus corazones. Coloco sobre este pan y este vino Mis Rayos de Luz, para que puedan despertar en sus seres los códigos crísticos del Redentor.
¡Aleluya, Rey del Universo!
Hermana Lucía: la Madre Divina dice:
Para que Mi Corazón Maternal se expanda por todo el mundo, bendigo y consagro a cada hijo que escucha Mi Voz en este tiempo.
Fray Elías: la Madre Divina dice:
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Queridos hijos, como ustedes han cantado el cántico Retorna a Mi Hijo, quiero que hoy retornen, a través de esta comunión, a Su Corazón.
¡Alabemos a Dios!
Les agradezco.
* Fin de la Aparición *
Mientras todos cantaron alegremente, se repartió la comunión consagrada por la Madre Celestial.
Luego se leyeron los mensajes recibidos.
Fray Elías: Mensaje de la Aparición extraordinaria de Nochebuena del día 24 de diciembre de 2012, transmitido por la Bienaventurada Virgen María a Fray Elías.
Queridos hijos:
Quiero dejar para ustedes y en vuestros corazones todas las palabras que les ha revelado Mi Materno Corazón de Amor. Como el Inmaculado Corazón, quiero volver a tejer entre vuestras vidas, la definitiva Red Luz Universal de servicio, de la cura a los más sufridos, de la oración universal y planetaria y de la instrucción constante de Mis palabras maternales.
Con todo esto les digo, hijos Míos, que a través de la Nochebuena, hoy nace Cristo mediante la expresión de todos los misioneros marianos de la Red Luz Universal, porque Mi Corazón Materno acompaña el diseño del Plan del Altísimo a través de los proyectos realizados por la donación abnegada y sincera de las almas en la Tierra.
Cristo nace en esta víspera de Nochebuena bajo la luz y el amor de todos los misioneros de la Red Luz Universal, que adoran Su Sagrado y Bendito Corazón.
Por eso, queridos hijos, que este glorificado día sea motivo de alegría, porque a través de las obras misioneras de la Red Luz Universal, el Padre salva a las almas y enciende la esperanza, la cura, el servicio y la oración en aquellos que lo han perdido. Mediante la existencia de la Red Luz Universal Planetaria, Dios puede mostrar para Sus hijos Su Voluntad en las necesidades que muchos de Mis hijos viven para estos tiempos de transición.
Que esta nueva Estrella de Belén, de la Red Luz Universal, los una profundamente con la Consciencia Divina de Dios, para que reconozcan en el Amor del Altísimo, Su Voluntad. Que a través de la donación total de todos los misioneros luz, Mis hijos más carentes de todo, puedan renacer en este tiempo bajo el Amor Redentor de Mi Hijo.
Queridos hijos, que la Red Luz Universal, hoy bendecida y consagrada a la obra corredentora de Mi Inmaculado Corazón, pueda irradiar los siguientes y bienaventurados principios para las almas y para todo el planeta:
Ser la Estrella que ilumine y guíe el porvenir de los corazones.
Difundir el Amor Inmaculado de María como una vertiente de misericordia para las almas.
Abrir las Puertas de los Cielos a través de la devoción de los fieles y peregrinos de María.
Aliviar el dolor humano, para que la cura del Espíritu Crístico se manifieste en cada ser.
Reconocer a Jesucristo en cada alma de este mundo.
Propagar la Paz en el mundo a través de las obras de servicio, de cura, de oración y de instrucción.
Servir incansablemente por amor a los que deben alcanzar la luz de Dios.
Compartir la Fraternidad Ecuménica y Crística mediante la unión con todos los grupos de oración.
Llevar a la vida de cada consciencia, la Ley de la Instrucción del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús.
Prometer a Dios y a Su Creación Universal, trabajar por la paz y por el bien en los más necesitados.
Construir a través del corazón y mediante la instrucción, el anuncio de la venida Redentora de Cristo Rey.
Queridos hijos, muchos más principios de luz y de paz podrán encontrar cuando solo obren a través de la Red Luz Universal, con la esperanza de que toda la humanidad alcance la redención ante Dios. Mi Corazón Materno los llama a renovarse por medio del servicio unido y fraterno entre las almas, porque vuestro propósito es que el mundo entero viva los esperados años de paz, años que reconstruirán a la humanidad y a los Reinos.
Hijos Míos, bajo la guía del Espíritu Santo consagro esta Nueva Estrella de la Red Luz Universal, en el nombre del Padre, del Amor de Mi Hijo y de la guía perpetua del Espíritu Santo.
Aleluya. Amén.
¡Les agradezco a todos por ser partícipes de este bendito día de paz!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad.
Hermana Lucía: Mensaje de la Aparición extraordinaria de Nochebuena del día 24 de diciembre de 2012, transmitido por la Bienaventurada Virgen María a Hermana Lucía.
Queridos hijos:
Transmito este mensaje por escrito para que sus corazones puedan profundizar en los misterios de este día y en Mis palabras, dirigidas a todos los corazones del mundo.
Quiero hoy que abran sus corazones y entreguen en Mis Manos de Perdón y Misericordia, todas sus faltas, angustias, tristezas y cualquier sufrimiento que pese sobre sus corazones. Porque en esta noche, Mis queridos, Mi Corazón viene a compartir la Paz y la Alegría, para equilibrar toda la oscuridad que habrá en el mundo en este mismo momento.
Les pido que ofrezcan cada instante de esta noche para la salvación de las almas y que, a través del amor de cada uno de ustedes por Mi Corazón, las puertas del Cielo se mantengan abiertas todo el tiempo, esperando una oportunidad de recibir a las almas que buscarán auxilio.
En esta noche queridos, bendigo a todas las familias que se unen a Mí en oración y paz desde sus hogares. Y agradezco a todos los que aproximaron a sus familias hacia Mi Corazón, para que en este día puedan recibir la Gracia que los unirá y que borrará cualquier duda que haya entre los corazones. Esto es para que las familias se conviertan, en este tiempo, en grupos consagrados a Mi Corazón y de esta forma muchas familias, que perdieron lo sagrado y la unión entre sí, puedan ser ayudadas.
Oren en esta noche por todos los que duermen y por aquellos de Mis hijos que se pierden en las ilusiones de este mundo, que olvidaron el verdadero propósito de la existencia de la Navidad.
Bendigo hoy también, a través del amor y de las oraciones de sus corazones, a todos los niños que no tienen una familia, que hacen entre ellos mismos, en los orfanatos y en las calles del mundo, la familia sin padre ni madre. Les pido queridos la intervención de sus corazones para que compartan Mi Amor Maternal y retiren de las calles, de los orfanatos y de los malos tratos del mundo, a los niños que puedan tener en este tiempo sus esencias apagadas. Únanse a Mi intervención maternal en la adopción de los niños, para que en este ciclo algunos más de Mis hijos puedan ser ayudados, sobre todo Mis hijos menores.
Quiero estar en esta noche acompañando sus corazones, acompañando el nacimiento del Niño Jesús en cada uno. Lleven en sus corazones Mi sagrada llama de la paz, porque esta paz encenderá en cada uno la sabiduría que les mostrará cuál es el camino, cuál es la Voluntad de Dios para sus corazones.
Les digo que muchas almas escogieron seguir un camino contrario al de la unión Conmigo y otros tantos no conocen Mi amor y ni siquiera se acuerdan de Mi existencia en este mundo. Por eso Mis queridos, cuando un alma camina por el camino contrario, necesito del equilibrio a través de sus pasos firmes en dirección a Mi Corazón. Porque Mi Corazón no permitirá que Mis hijos se pierdan, no desea jamás que se desvíen del camino. Por eso disipen las dudas, la falta de Fe y de confianza en Mis palabras. Porque de esta forma, con la firme determinación de seguir Mis pasos de peregrina eternamente, Yo los sostendré en Mis brazos y los guiaré siempre. Aseguraré firme a Mis hijos y no los dejaré nunca más.
Amo eternamente a cada una de sus almas y les agradezco por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos y amados hijos Míos:
Hoy les dejo el símbolo materno de Mi Rosa Mística, que representa la esencia del Amor Divino y Universal que Yo, como Madre, tengo especialmente por todos ustedes.
Por este motivo, los invito a rezar, rezar mucho hasta que vuestros labios se cansen de pronunciar preciosas y amorosas palabras para Mi Corazón y el Corazón de Mi Amado Hijo. Quiero para ustedes una absoluta paz, porque como Madre estoy acompañando el calvario purificador que cada hijo está recorriendo en este tiempo.
Mis amados corazones, entréguenme vuestro pequeñísimo corazón, porque Yo podré guiarlo por el camino de Mi Fuente Insondable de Paz. Jesús espera que vuestros corazones reposen sin demora sobre Su Insondable Corazón de Amor, pues Mi Hijo Predilecto sabe bien sobre vuestras angustias y desconsuelos.
Pero hoy vengo aquí como Reina del Cielo para recordarles vivir en Mi Paz, porque si están en Mi Paz hallarán consuelo, voluntad, amor y esperanza para el naufragio que muchos de Mis hijos están viviendo.
Todo el Universo Mayor contempla el preciado momento que en estos días vive la humanidad despierta y la humanidad dormida. Vuestro trabajo de oración, queridos hijos, atrajo hacia Mí millones de esencias que en este mundo estaban perdidas.
Sin demora alegren vuestras almas, porque el Señor reconoce el esfuerzo grandioso de vuestros seres. Cuando un hijo Mío se escapa de Mis brazos, recuerdo el momento de Mi dolor silencioso a los pies de la Cruz. Pero el poder de Mi Amor vence el arrebatamiento que me ha hecho el enemigo.
La Mujer vestida de Sol se prepara para revestir de luz a todos Sus hijos, Ella viene dispuesta para recorrer el gran desierto en donde cuidará a todos Sus niños de las asechanzas del enemigo.
No teman Mis pequeños, grande y majestuoso es el consuelo maternal que hoy les irradia Mi Inmaculado Corazón, porque Mis soldados son tan amados que el Señor permite que todas Sus criaturas aprendan y crezcan con rapidez.
Por eso hoy los llamo, para que extiendan vuestros brazos hacia Mí y que nuevamente abran vuestros corazones para que Mi Luz Curadora y Redentora se asiente en vuestros pequeños seres. No pierdan el porvenir que Mi Corazón construyó con tanta alegría y gozo en vuestros corazones, guarden cada momento maternal de encuentro Conmigo.
Como Madre y Reina de toda la humanidad, comprendo y acompaño los pasos de Mis hijos y los desvíos de todos aquellos que no viven el Eco de Mi Amor.
Queridos hijos, han llegado hasta el portal del Nuevo Ciclo Universal que es vigilado por todas las Huestes del Padre Creador. Todo camino que se inicia de nuevo, es un camino que Dios a través de Sus hijos comienza a construir por amor y unidad.
Hijos Míos, quédense en Mi Paz, quiero que puedan aceptar Mi Paz, para poder recibir la sabiduría del Espíritu Santo que muchos hijos necesitan. Recuerden que no los abandonaré, porque Mi victoria será poder ver a cada esencia en el Paraíso. El enemigo podrá hacerlos temer, pero Mi Amor les dará el poder de la Fe y del porvenir, porque si aceptan ser hijos de Dios, el Padre recogerá en este tiempo la cosecha de todos los frutos que han crecido siguiendo los pasos de Mi Corazón.
Hoy más que nunca estoy con ustedes, oro por ustedes, camino junto a ustedes, necesito de la esperanza de todos ustedes para que muchas almas se puedan volver a encender a través del Amor de Mi Inmaculado Corazón.
Que la Navidad que se aproxima los pueda llevar a adorar la venida del Pequeño Niño Rey del Universo, a través del ingreso al pesebre de humildad de Mi Materno Corazón.
¡Levántense queridos hijos!, porque Cristo los llama a continuar el camino hacia la Luz del Reino de Dios.
Los adora, los cura y los ama siempre,
Vuestra Inmaculada Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
¡Gracias por responder a Mi llamado!
Hijos Míos:
Inicio este mensaje con un pedido: que vuestros corazones, en el día 24 de diciembre, realicen una preparación especial para la Navidad, Navidad que vendrá a renovar los corazones de Mis pequeños hijos. Quiero que oren con fervor las “Ave María” encomendadas por Mi Corazón, para que en todos los espacios del Mundo estas oraciones preparen la venida de Mi Hijo, que ya llega a vuestros corazones.
Para el día 25, quiero a los pies de esta imagen (estatua del Hogar de la Adoración) un pesebre, que representará el nacimento de Cristo. Y que oren y vigilen como lo hicieron el día 21, continuamente, a partir de la 0 hora del día 25 de diciembre.
En esta Navidad, Mis queridos, el Señor enviará al interior de todas Sus criaturas una semilla que representa la Nueva Vida, donde los Nuevos Cristos, guiados por Mi Hijo Redentor, despertarán y vivirán esparcidos por todo el Universo, profundizando en el Amor que Mi Hijo irradia a todos los espacios. Esta semilla crística que llegará tendrá su cuna en los corazones de cada uno y donde encuentre un corazón puro, germinará.
Mis queridos, traigo hoy la Buena Nueva de la renovación, pues Mi Hijo Jesús dio pruebas sobre la Tierra de que Él renueva todas las cosas y vendrá para renovar vuestros corazones y el corazón sufrido de este planeta Tierra. Para que Mi Corazón triunfe, vuestros corazones deben estar abiertos y listos para vivir lo que pasará. La Gloria del Señor descenderá por intermedio de Mis soldados, aquellos que estén dispuestos a todo: a recorrer el mundo con su verbo orante de Paz, a alejar el mal a través del Amor, a renovarse en Mi Corazón batalla tras batalla.
Estamos en el tiempo de una gran guerra y para esta Navidad el Señor les ofrece la herramienta más preciosa, que protegerá sus esencias, que reinará en sus corazones. Este Amor Crístico que se les está ofreciendo es la mayor espada, el escudo más resistente, es el mayor alimento y el agua más pura que mantendrá en pie a los que Le digan sí.
Mi Hijo observa las partículas de Luz que ya salen de Su Corazón y recorren un camino de Misericrdia hasta llegar a la Tierra y penetrar los corazones de todas las criaturas. Y cuando digo, Mis queridos, que todos recibirán esta Gracia, así será.
Porque es tan grande e infinita la Misericordia del Señor, que a todas Sus criaturas les dará una oportunidad, para que ninguna esencia pierda la posibilidad de llegar a la Fuente que la creó, de hacer el camino de retorno al Corazón del Padre.
Mas debo advertirles, Mis pequeños, que también las pruebas vendrán y la buena semilla estará presente, pero solo germinará en los corazones valientes que ofrezcan a Dios sus oraciones y sus intenciones más puras de vivir en estos tiempos la Paz que ofrece Mi Corazón Maternal.
En esta Navidad recibirán esta última y primordial Gracia, la que deberán cuidar como el tesoro más precioso y que podrán buscar siempre que se encuentren en dificultades, porque aquel que haga germinar esta semilla llevará en su propio interior la Fuente inagotable de renovación.
Mis queridos, ya llegó el tiempo de madurez de sus seres y Mi Corazón Inmaculado los observará siempre, y estará atento para oir sus oraciones y llevarlas al Creador. Empujaré con Mis propias manos a aquellos que osen dar el primer paso y esperaré con Amor, en este tiempo de opciones y constante aprendizaje, a aquellos que no se animen a vivir bajo Mi Manto.
Amo a cada uno y les agradezco siempre.
Y mientras Nuestra Señora se iba elevando, continuó:
Yo soy, también, Aquella que todo renueva y a todos fortalece. Así como dí fuerzas a Mi Hijo Jesús para que se levantara las tres veces que cayó con Su cruz, quiero también ayudar a Mis hijos a levantarse.
Cuando caigan, busquen Mis ojos y unan sus ojos a los Míos, uniendo así sus corazones a Mi Corazón y de esta forma simple Yo los renovaré.
Los amo.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridísimos hijos Míos:
Para este día los reúno entorno al gran pesebre de la humildad y el amor, porque pronto nacerá Cristo dentro de cada ser en esta próxima Navidad. Por eso, queridos hijos, preparen vuestros corazones para que el Niño Rey del Universo encuentre reposo y morada en los corazones puros y simples.
Hijos Míos, la venida del Niño Rey al mundo trae con anticipación la llegada del tiempo de los cambios para todas las consciencias y ese tiempo de cambios puede ser recibido por medio de la oración diaria, pues a cada alma le ha llegado la hora de ejercitarla en vigilia permanente.
El estado de la vigilia los aproximará, en este ciclo, al mismo estado orante que Mi Hijo Jesús vivió en Su momento culminante a través de la Agonía en el Huerto de los Olivos: ese fue el momento de la definición y de la confianza absoluta en el Creador.
Por eso, queridos hijos, que este ciclo se inicie a través de un estado de consciencia renovado y maduro, un estado interior de parte de ustedes que colabore, mediante la oración y la vigilia, en la sustentación del equilibrio del mundo y de la humanidad.
Para eso, ustedes cuentan con las gloriosas llaves de los Benditos y Sacratísimos Corazones de Jesús y María, Corazones que aspiran ser todo para vuestras vidas, Corazones disponibles y entregados para ayudar a cada uno de Sus hijos.
Queridos hijos Míos, Mi venida especial en dos días consecutivos a la Argentina tiene la misión de poder dejar por mayor tiempo a todos Mis hijos bajo Mi manto de protección. Por eso, vuestros grupos de oración pueden socorrer a todos los corazones para estos momentos y eso será posible cuando vuestras esencias se fundan en una sola, por amor y verdad, como se fundieron las esencias de Jesús y María por Amor a Dios.
Queridos hijos, los estoy llamando para ejercitar los estados del amor y de la hermandad, para corazones que aún están purificándose: esos estados espirituales del corazón permitirán que ustedes maduren como almas que están al servicio de Dios, el Creador.
Hijos Míos, como Madre del Mundo preparo el gran momento de la Oración Planetaria, la que se desarrollará a partir del día 21 de diciembre de 2012. Ese será el momento en que todos Mis hijos vivirán una verdadera unión Conmigo a través de la interiorización que proporciona el estado de oración. Cuando les pido rezar el Rosario, es para que vuestras consciencias participen de los mismos códigos de luz que fueron grabados en cada uno de los pasajes de Cristo, vuestro Señor.
La Oración Planetaria se realizará cuando todos los grupos de oración, consagrados a Mi Inmaculado Corazón, puedan estar en vigilia y en oración consciente, pero sin miedo alguno, aguardando la llegada del Nuevo Ciclo para la humanidad. Ese será el momento para que cada alma confirme su unión con los planes de Dios. En esos días Mi Corazón Materno estará próximo de cada hijo, para que cada alma pueda unirse a Mi Corazón.
Como Mediadora de almas, estaré cerca de Mis hijos y Me sentirán presente en diferentes lugares y situaciones, porque ahora Mis pequeños hijos deberán caminar por sí solos, para demostrar al Padre que han crecido por la instrucción que les ha dado esta Amorosa Madre.
Que la Paz de Mi Hijo esté presente en ustedes.
¡Les agradezco por responder en este tiempo a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Como María Auxiliadora, vengo al encuentro de vuestros corazones en esta ciudad, para que Mi Corazón abarque un espacio más, espacio que necesita en las almas Redención y Reconciliación con Mi Hijo y con Dios.
Hijos míos, lo que desea el Señor para este día es la oración fervorosa de vuestros corazones, que aparte el mal y el dolor que impregna muchas consciencias en este momento. Para que Mi Corazón pueda triunfar en este día, es necesario que vuestros corazones Me acompañen en peregrinación orante por espacios profundos de esta ciudad, buscando las almas que se perdieron del rebaño del Redentor. Vengo a traer a este lugar la Conversión, la Paz y la Misericordia de Dios, pues son atributos necesarios para este tiempo.
Hijos queridos, el atributo de la Paz debe ser vivido como la prioridad en vuestras vidas, pues, sin la Paz no se vence el miedo ni la oscuridad. Los corazones pacificadores podrán detener conflictos mucho más allá de sus ojos. La Paz es la fuerza primordial que une los corazones permanentemente a Mi Corazón y que Me encontrará donde Yo esté para ir en auxilio y suplir vuestras necesidades. El corazón pacificador abre las puertas para que desciendan todos los otros atributos de Mi Corazón de Madre. El corazón pacificador atrae los Dones del Espíritu Santo por medio de la Paz inquebrantable que trae a la Tierra y que vive en sí. Para que vuestros corazones se conviertan en pacificadores, colóquenlos en Mi Corazón, a través de la oración del Santo Rosario y, día a día, poco a poco, la Paz se instalará en vuestros seres.
Si mantuviesen los corazones atentos a lo que habla la Voz de Mi Corazón, encontrarían verdaderamente la llave para la transformación, para la Cura y para la Redención. Si vuestros corazones pudiesen abrirse a la simplicidad de la Voz de Mi Corazón y pudiesen creer en Mis Palabras de Paz, rápidamente encontrarían el camino para el Encuentro con Mi Hijo.
Mis queridos, día a día, Dios envía por intermedio de Mi Corazón todas las llaves para que abran las Puertas del Cielo. Aparición tras Aparición Mi Inmaculado Amor les brinda las bendiciones y la Gracia del Espíritu Santo. Los ángeles de Mi Reino están día y noche atentos a las oraciones, para intervenir por vuestros seres y responder vuestros pedidos.
Escucho la voz de todos Mis hijos del mundo entero, los que creen y los que no creen en Mi Amor y en Mi Poder de Redención. Coloco en todo momento en Mi Corazón sus dolores, tristezas y angustias, mas sus corazones solo me hablan, no me escuchan.
Oren, Mis queridos, entren dentro de Mi Paz y a través del silencio del corazón escuchen el mensaje que les traigo día a día. Muchos Me reclaman respuestas, reclaman milagros, curas, la conversión de sus familiares, mas no ven que les respondo día a día, que todo el tiempo ofrezco la Cura y que la conversión está llamando a vuestras puertas. Déjenme entrar.
Sean valientes y arrojados para descubrir que en la simplicidad está todo lo que buscan; que detrás de cada una de Mis palabras maternales está la Gracia que Dios envía a los corazones. Sean fuertes, Mis pequeños, para que vean que el Espíritu de Dios se aproxima, que Mi presencia en este tiempo, en tantas partes del mundo, es el verdadero Milagro de Salvación que Dios les concedió.
Este es un llamado maternal, que Mi Divino Corazón realiza para despertar a Mis pequeños hijos del sueño en que viven. Sean fuertes para descubrir que la verdadera fortaleza no está lejos; que no será en las grandes acciones que encontrarán el Camino y la Salvación; que las Puertas del Cielo están delante de vuestros ojos, y que para entrar solo es necesario Oración y Paz.
Les agradezco con Amor y guardo en el Corazón la Esperanza del despertar de cada hijo de esta humanidad.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
No teman, queridos hijos, porque las puertas del universo están abiertas.
Hoy, Dios Me envía a decirles que el ciclo tan esperado en esta humanidad se está aproximando. Eso significa, queridos hijos, que Yo estaré más cerca de ustedes durante todas estas horas.
Después de 2012 años, Mi Consciencia actuará fuertemente en este mundo y eso se prolongará hasta el próximo año 2013, en el que una tarea en Medjugorje estará siendo concluida a partir del desenvolvimiento de los secretos. Todo estará siendo revelado al mundo en poco tiempo. Las verdaderas revelaciones que escribieron los profetas del ayer.
Y hoy, cumplo una profecía, entre tantas, la venida de la Reina de la Paz, de la Reina del Universo, que anuncia la llegada de Mi Hijo a través del nacimiento solar; eso significa, queridos hijos, que los signos estarán siendo mostrados.
Es importante lo que les estoy revelando; por eso, ahora les pediré un permiso. Los corazones que están muy cerca de Mí, así Me comprenderán mejor.
Queridos hijos, quiero decirles que, a partir de esta fecha, comienza el ciclo que fue escrito por Dios. Los Libros se abren para escribir nuevamente en la humanidad, en la Nueva Humanidad tan esperada por Nuestro Señor.
Por eso, no teman por los eventos que acontecerán. Fueron llamados en este tiempo porque ya han sido preparados. Sus corazones fueron preparados a través de Mi venida a lo largo de todo este último tiempo. Esa es la mejor señal que hoy les muestro: que, a través de Mi Presencia, ejerciten la oración del corazón.
Será importante ofertar a Dios, durante todos estos días, los pequeños sacrificios que pueden hacer sus corazones, para que este nuevo tiempo sea de pacificación y muchos corazones, que necesitan ser refugiados dentro de Mí, puedan aproximarse por la colaboración de los Ángeles Custodios. Será importante su unión diaria con el Ángel Guardián, Él les indicará los pasos que deben dar durante este último ciclo.
Como la Misericordia de Dios es tan infinita, queridos hijos, Mi Corazón Maternal llegará a Aurora para poder apoyarlos. Y después de tantos eventos, que irán sucediendo poco a poco, volveré aquí, a Argentina el próximo año, a partir del mes de marzo, para que ustedes, ahora como adultos, puedan estar unidos a Mí y Me ayuden en esta tarea planetaria que comenzará a partir de este fin de año.
Por eso, queridos hijos, dirijan sus ojos hacia el cielo para que puedan ver resplandecer los portales de la Paz y no se dejen engañar por lo que pueda suceder en este mundo. Será el momento, queridos hijos, de activar los poderes de la oración y de que se guarden dentro de Mi Corazón Inmaculado, para que así no teman por nada.
Hoy, no vengo a revelarle miserias a este mundo, sino a traerles la Gracia de Dios, la Misericordia del Altísimo, para que aquellos hijos que en verdad Me quieren escuchar, puedan caminar Conmigo, a Mi lado.
Es momento, queridos hijos, de que se tomen de Mis Manos, para que Mi Corona de Estrellas pueda rodear a cada uno de ustedes, como a cada uno de Mis hijos que necesita de la inmensidad de la Luz. Por eso, ustedes podrán ser partícipes de este encuentro Conmigo en Aurora.
Y hoy también quiero revelarles, queridos hijos, que en el interior de Mi Corazón Inmaculado también se guardan las demás Comunidades del Padre. Con esto quiero decirles que Yo también estaré en cada una de ellas y podré estar más cerca de cada uno de Mis hijos cuando practiquen el ejercicio de la oración; porque así, queridos hijos, Me estarán llamando durante este tiempo definitivo.
Quiero dejar a todos Mis hijos debajo de Mi Manto. Por eso, abran sus corazones en esta hora definitiva, dejen atrás las indiferencias, las culpas y las amarguras; porque si siguen en ese estado, le estarán dando alimento al enemigo. Por eso, venzan sus atavismos a través de la oración, así podrán trascenderse y, muy próximos a Mi Reino, Mis Ojos de Misericordia los podrán guiar.
Estoy llamando, en este tiempo definitivo de 2012, a todos Mis soldados de la oración, a ustedes y a los demás soldados que están en el mundo, a todos los grupos marianos consagrados a Mi Corazón, a todos aquellos que le atribuyen la fe a la Madre Universal. Porque como Madre del Mundo, queridos hijos, estoy llamando a los 144 000 rebaños de Cristo, para que reciban al Resplandeciente Redentor, porque Él está muy próximo a sus vidas, a esta realidad material.
Pero primero, Él deberá ingresar en sus corazones como algo vivo. Para que eso suceda, hijos Míos, tienen a la Llama del Espíritu Santo como guía y protección.
En estas horas que sucederán, queridos hijos, oren, oren mucho sin cesar, oren para estar muy unidos a Mi Corazón Inmaculado. Oren para que San José, el Corazón Castísimo, pueda intervenir por todos. Oren para que las legiones de los Ángeles del Padre puedan ayudar al planeta y los portales del universo se puedan proyectar hacia este mundo para que todas las huestes de los Padres Creadores puedan llegar. Ese es Mi motivo especial de la oración planetaria para el 21 de diciembre.
Queridos hijos, hoy les debo hablar con madurez y consciencia. No solo son Mis pequeños hijos, Mis bondadosos corazones de amor; ahora, ya adultos, deben saber la verdad y asumir la parte que a cada hijo le cabe en este tiempo.
Estoy orando constantemente por ustedes y por todos Mis hijos; cuidando a las esencias que pueden ser engañadas, el enemigo no descansará hasta desviar a alguno de Mis hijos. Sepan, queridos hijos, que en este tiempo está todo permitido; pero con su oración, unida a Mi Inmaculado Corazón, podrán estar unidos al Corazón Divino de Mi Hijo.
Únanse como un solo grupo de oración. Que este fin de año, que esta Navidad que se aproxima, no solo sea motivo de recibir al Redentor, sino también de unirse entre ustedes como un solo grupo orante en cada nación.
Queridos hijos, corran, corran hacia sus hogares y pónganse a orar, unan a sus familias con el espíritu de la oración. Ya no es tan importante que cada alma no sepa orar, sino que se coloque a ejercitar el verbo de la oración.
Prometo ayudar a todos aquellos que se inician en el camino de la oración. Y ustedes, Mis queridos hijos, también pueden ayudar a aquellos que quieren aprender a vivir de la oración.
No piensen, queridos hijos, que hoy vengo a traerles miedo, sino a prepararlos para encontrar la verdad en el corazón, para que sus consciencias se unan de verdad al Corazón de Dios.
El tiempo de la normalidad ya terminó. Es hora de colocarse en oración, de clamar y de pedir la Presencia del Espíritu Santo. Mi Corazón Inmaculado les agradecerá que cada uno de ustedes pueda participar de esta oración planetaria.
Mi cesta de oro recogerá las flores de su oración. Necesito, queridos hijos, ofertar una gran cantidad de oraciones a Dios y sus oraciones se volverán más poderosas cuando estén unidos en grupos de oración y salgan de esta normalidad que el mundo vive.
Sepan, queridos hijos, que muchos hijos Míos no sabrán lo que sucederá; por eso, Yo les pido oración por todos ellos.
Sus oraciones se multiplicarán cuando oren conscientemente junto a los Ángeles de su Guarda, porque ellos elevarán la oración hacia Mi Reino Celestial y Mis Rayos Misericordiosos podrán actuar en diferentes partes del mundo. Por eso, no se sorprendan, queridos hijos, si Me ven en muchos lugares al mismo tiempo; si ven a los Santos del Padre actuando en esta humanidad, multiplicados a lo largo y ancho de este mundo para auxiliar a la humanidad.
Mi Corazón intercederá por todos ustedes.
Es importante, queridos hijos, que la Red-Luz se active como una Red del Plan Divino de Dios, y eso sucederá a través de su intervención en todos los ejercicios de oración que puedan unir a todas las consciencias de las naciones como una sola.
Mi Corazón estará en vigilia por todos los hijos que están a Mi cargo y por todos aquellos que se han distanciado de Dios. Haré incansablemente lo mejor hasta el fin.
Oración: “Ave María” (6 veces).
Inspiramos.
Queridos hijos, quiero decirles algo en este momento, en especial a toda esta nación amada de Argentina, que nunca se olviden de que Mi Corazón los ama profundamente y de que, si alguna vez sus corazones están perturbados o si sus pensamientos se separan del Amor de Dios, no teman por nada, entren en Mi Corazón Maternal, vacíen sus cargas a Mis Pies, porque Mi Corazón de Luz los consolará.
Recuerden que Soy la Señora de las Gracias, la Reina de la Paz, que viene con la promesa de mucha más paz para este mundo. Y eso se cumplirá a través del amor de todos Mis hijos, de la fe y de la esperanza.
Siempre sepan también, queridos hijos, que Me encontrarán en el Corazón Sacratísimo de Mi Hijo, en Salta; donde también Mi Voz difunde un Mensaje por la Paz. Y estarán las puertas abiertas de Mi Centro Mariano consagrado a Mi Corazón que está en Uruguay, como también el que está en Brasil y el que está en Córdoba. Por eso, alcen sus manos hacia Mi Corazón para que Mi Luz se pueda derramar sobre sus manos y puedan sentir, por sobre todas las cosas, Mi Amor Maternal.
Antes de Mi subida a los Cielos, quiero consagrarlos con el agua que hoy consagraré, como bautizó Juan a Mi Hijo Jesús. Ese ejercicio tan amoroso quiero hacerlo con ustedes.
Bendeciré las rosas que simbolizan Mi Amor por todos ustedes, que mojarán con el agua sus cabezas, para que estén protegidos y renovados en Mi Amor.
Que el agua, que simboliza la Vida para la vida de las almas, que es la esencia del Espíritu de Dios Manifestado, pueda invadir profundamente a sus corazones. El agua que cura la vida, el agua que sana las heridas, el agua que renueva sus consciencias y los libera de todo pecado y de toda mancha, sea bendecida por el poder de Mi Amor Inmaculado y bajo la unión perfecta de la Santísima Trinidad, para que sus corazones resplandezcan en Mi Paz y caminen en este tiempo bajo el espíritu de la fe y del amor.
Mi Amor Inmaculado bendice este símbolo creado por Dios, este elemento de la naturaleza del universo que les da la vida eterna, porque los renueva y los cura profundamente. Que esta agua sacie la sed de sus corazones y los nutra con el amor de Mi Hijo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Les agradezco, queridos hijos, por contestar a Mi llamado.
Mediten Mis Palabras.
Canción “Ave luminosa”.
Madre María Shimani de Montserrat:
Bueno, hoy ha sido un día intenso y especial para todos. Nuestra Madre hizo revelaciones importantes para este fin de ciclo, revelaciones a las que les tenemos que prestar mucha atención.
Nunca como antes, la Madre afirmó y confirmó este nuevo ciclo que se acerca para nuestro planeta. Ella nos habla claramente que, unidos a Su Corazón Inmaculado, vamos a estar cien por ciento protegidos; y que no es para tener ningún temor, todo lo contrario, solo tenemos que hacer lo que Ella nos propone y estaremos bajo su Manto de Protección.
Este fin de año, hemos programado, a través de las Comunidades-Luz y de la Red-Luz, una vigilia perpetua de oración. Estamos sorprendidos por la respuesta de todos los grupos de oración del mundo, de cómo las personas se organizan de una forma increíble para pasar diez días orando perpetuamente; de cómo las diferentes regiones y las diferentes naciones se reparten las horas del día para poder orar perpetuamente.
Eso habla de que nuestra Madre ha encontrado un espacio en el corazón de mucha gente y la Red-Luz está comenzando a encenderse en toda América del Sur, América Central y toda Europa.
Así que la respuesta de nuestros corazones está siendo amorosa hacia el pedido de nuestra Madre. Es lo que nosotros le podemos ofrecer después de tantas Gracias, solo reunirnos a orar. Todos vamos a ir aprendiendo, a través de esos grupos orantes, el verdadero valor y el poder de esa oración.
A todos los que se quieran acercar en estos días de fin de año a Aurora, están invitados a participar igual que en la Comunidad-Luz Figueira. Y si lo tenemos que pasar en nuestras casas con nuestras familias, como la Madre también nos invitó a hacer, invitemos a nuestras familias a orar y vamos a descubrir una forma diferente de vivir.
A todos, les agradecemos mucho que nos hayan acompañado. Y, como dijo Nuestra Señora, nos vemos en marzo.
Y ahora, nos vamos a despedir cantando.
Canción: “Danos Tu Amor”.
Queridos hijos:
El nuevo ciclo tan esperado para el mundo se aproxima durante el transcurso de estos próximos días. Por eso hoy, urgentemente, los llamo a fortalecer vuestra oración junto a sus seres más queridos y dentro de los hogares, para que el Espíritu Divino pueda así estar presente entre vuestros corazones.
Hijos Míos, cuidado con los anuncios que no vienen de Dios y que, a través de las comunicaciones, confunden el porvenir de las almas. Por eso, si ahora vuestra oración es más amorosa, devota y fuerte en vuestros hogares podrán estar distantes de las realidades que en estos momentos les llegan a las almas que no oran, que no adoran y que no recuerdan estar en Dios.
Les pido, Mis queridos hijos, oración espiritual y mediadora por cada una de ellas, para que Mi Corazón Materno pueda socorrer a cada corazón de este planeta. Cuando les hablo de un nuevo ciclo, les hablo de un nuevo ciclo de oración para vuestras vidas, que pueda renovarlos como almas y como consciencias que se donan a Dios.
Por este motivo, queridos hijos, vuestras vidas ya no están en tiempos normales, ellas están en tiempos de definición para los próximos pasos de la humanidad. El fervor y el amor de vuestra oración ayudará a equilibrar el número inmenso de ideas contrarias que el enemigo aprovechará difundir entre Mis hijos, mediante el miedo, el pánico y la desesperación de las emociones y de los pensamientos.
Vuestro foco de trabajo deberá ser la oración del Santo Rosario, porque así la humanidad podrá ser ayudada por la gran presencia angelical. Durante estos próximos días el Universo, como parte del Todo Omnipotente, estará ingresando en una nueva escuela de aprendizajes y de purificación. Por eso será importante tener como vigilia la oración constante del corazón, porque ese ejercicio les permitirá estar más despiertos y menos distraídos con los eventos que generará la propia humanidad.
Dios tiene Sus Mensajeros para poder advertir a la humanidad, por eso hace ya 31 años Mi Corazón proclama y anuncia en Medjugorje la importancia de la oración reparadora y del ayuno preparador para los tiempos que llegarán.
Como Madre Auxiliadora de todos los corazones, quiero evitar que Mis hijos sufran interfencias de los falsos testimonios que solo generarán la separación de los corazones con el verdadero y único rebaño de Mi Hijo.
Como ya lo anuncié en Fátima, este tiempo llegaría para ordenar y preparar la consciencia de toda la humanidad. Por eso, Yo le pedí a Lucía en Fátima, que ella difundiera la consagración de todas las almas a Mi Inmaculado Corazón. Como la Señora Vestida de Sol, vengo nuevamente a América y a Medjugorje para despertar del sueño a todos Mis pequeños hijos de la Tierra.
Queridos hijos, ahora les corresponde a todas las almas y a todos los grupos de oración unirse como uno solo, como una única familia espiritual, como así lo fueron los pueblos del desierto, cuando los estuvo guiando Moisés.
Ahora, queridos hijos, el tiempo que se aproxima no solo se desarrollará dentro de este mundo, también el nuevo tiempo tocará todo el universo, para que todo sea renovado antes de la venida de Cristo. En cada hijo Mío se encuentra el porvenir y la esperanza; por eso, si todos ustedes se unen al Único Propósito Universal del Creador, podrán ser partícipes de la llegada de los cambios, de la llegada de la Buena Nueva.
Que no los invada el miedo o las dudas; es hora, queridos hijos, que vuestros corazones vivan Mi mensaje, despierten la fe y la valentía a través de los poderes de la oración. Los quiero formar como nuevos pastores orantes, que puedan guiar a nuevos hijos que en este tiempo deben aprender a beber de la Fuente inagotable que la oración provee.
Hijos Míos, como Madre Universal y como Reina de la Paz estoy observando al mundo y a todas las almas de la humanidad, porque a veces Yo puedo llegar a ustedes, pero otras veces Yo encuentro las puertas internas cerradas. Están a tiempo de abrir nuevos caminos mediante la oración.
Que la pacificación colme vuestros corazones y los llene de la Luz del Espíritu Santo.
Los acompaño en este ciclo.
¡Les agradezco a Mis hijos de Buenos Aires por haberme recibido y por escuchar Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridísimos hijos:
Mi Corazón Maternal llega hoy a ustedes para cerrar un ciclo de Gracias continuas que Dios derramó por intermedio de Mi presencia en esta ciudad y en este país.
Mi Corazón formó a vuestros pequeños seres, enseñándoles paso a paso cómo se hace el camino de la consagración a Dios, por medio de la oración diaria, de la confesión y de la comunión con Mi Hijo Jesús.
Por eso, Mis queridos, el día de hoy representa el momento en que Mi Sagrado Corazón suelta por un instante vuestras manos y observa los primeros pasos que dan por sí mismos. No teman, solo coloquen en práctica todo lo que Mi Corazón les enseñó. Activen para este momento todos los códigos de renovación que deposité en el interior de cada uno y, con coraje, aspiren a vivir este momento como el que vive todo niño: dar los propios pasos.
Mi mirada los acompaña día y noche, vigilando vuestros pasos y protegiéndolos, y para que Mis manos puedan intervenir siempre que sea necesario. La oración mantendrá las puertas abiertas.
Agradezco a todos Mis hijos de la Argentina por la perseverancia en el Amor a Mi Corazón y hoy les pido que perseveren también en el Amor a sus hermanos, amor que abre el camino a la verdadera fraternidad, esta que el Señor Dios espera que puedan vivir todas Sus criaturas en este tiempo. Perseveren orantes y verdaderos, acogiendo cada hijo que envío para que por medio de los grupos de oración se reconcilien con Dios.
La Reconciliación, Mis queridos, será el atributo eterno para vuestros corazones. Es la parte que le corresponde a cada uno desarrollar en nombre de toda la ciudad y de todo el país. Reconcíliense con Dios y Conmigo aquellos que aún no pudieron hacerlo, pues están a tiempo y Mi Corazón los espera.
Les agradezco por responder a Mi Llamado por la Paz y por la Reconciliación.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Madre María Shimani de Montserrat:
Ahora, mientras cantamos “Inmaculado Corazón de María”, nuestra Madre les pidió a todos los presentes, sobre todo los que están en las filas de atrás, que vinieran silenciosamente y se sentaran en el piso, alrededor de aquí, porque Ella los quiere ayudar. Los que están más atrás comiencen a venir silenciosamente.
Canción: “Inmaculado Corazón de María”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy, los reúno aquí, queridos.
Madre María Shimani de Montserrat:
La Madre pidió que los que pudieran se colocaran de rodillas, porque Ella haría un trabajo con cada uno.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, quisiera poder escribir en sus corazones todo el Amor que Yo siento por ustedes, para que pudieran comprender la inmensidad del Amor de Dios.
Por este motivo, Yo los invito a permanecer en Mi Corazón y a que recuerden Mis Mensajes pasados como una preciosa instrucción.
Hoy, los bendigo, los perdono y los amo.
¡Les agradezco por contestar a este llamado!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Los aguardo en La Plata porque esa ciudad también lo necesita, necesita de la Luz y de Mi Amor, y ustedes pueden ser los mediadores para ese ejercicio, para que ese plan se cumpla en este momento.
¡Gracias, Mis pequeños!
Madre María Shimani de Montserrat:
Vamos a cantar: “Bendita Tú eres”.
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Aquellos que quieran, pueden volver a sus asientos.
Ahora vamos a compartir un relato sobre lo que sucedió.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de nuestra Madre, vamos a compartir un breve relato sobre lo que sucedió antes de la Aparición.
Momentos antes de la Aparición, sucedió algo importante en los cielos de Buenos Aires. Comenzó a descender desde el universo una Corona de doce estrellas que tenía la extensión de la ciudad de Buenos Aires.
Sobre esas doce estrellas posaban doce ángeles, y toda la Luz de esas estrellas y de esos ángeles se iba imprimiendo en la consciencia de Buenos Aires.
A medida que iban descendiendo, portales se iban abriendo hacia el universo y destellos de Luz, rayos de Luz, comenzaban a descender sobre diferentes puntos de Buenos Aires.
Esos ángeles hacían una tarea de activar algunas almas, de aproximarlas nuevamente hacia el Corazón de nuestra Madre.
En el momento de la Aparición se nos indicó, a la Hermana Lucía y a mí, que nos arrodilláramos para esperar a Nuestra Señora.
Veíamos que Nuestra Señora no llegaba, pero sentíamos que se aproximaba muy cerca. Entonces, le dije a la Hermana Lucía: “Vamos a esperar a Nuestra Señora, porque creo que está haciendo una tarea importante”.
Cuando dije eso, Ella apareció sobre el cielo de Buenos Aires, estaba recogiendo a diferentes grupos de almas que necesitaban Luz, tarea que le llevo un tiempo. Entonces, Ella nos pidió que oráramos el Ave María en latín durante un tiempo.
Cuando Ella apareció dentro de esta sala, se manifestó como la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad; hacía mucho tiempo que Ella no aparecía de esa manera. En ese momento, sentimos que había un símbolo detrás de esa Presencia de la Virgen, que Ella después nos explicó.
Cuando Ella llegó a esta sala, nos pidió que rezáramos la “Oración por todos los niños del mundo” y que hiciéramos una oferta junto con Ella, principalmente por este proceso de fin de año que va a suceder aquí, en Buenos Aires.
Ella nos pidió hacer esa oración para poder desvanecer los miedos o las preocupaciones sobre este fin de año para que, a través de Su Presencia, en este día, se pueda instalar la paz en esta ciudad. También nos pidió que inclináramos nuestras cabezas lo más cerca posible del suelo y, en ese momento, comenzamos a escuchar a nuestra Madre rezando la “Oración por todos los niños del mundo”, al mismo tiempo que nosotros la repetíamos, lo que duró cierto tiempo.
En un momento, Ella nos mostró que estaba acompañada de diferentes coros de ángeles y de los Ángeles de la Guarda de cada uno de nosotros que se postraron en el suelo para rezar esa oración.
Cuando Ella comenzó a transmitir el Mensaje, que se cortó; entonces nos dijo: “Tiene que ser en este momento, tienen que estar muy atentos”. Luego dijo: “Ahora, escriban el Mensaje”, porque hubo una demora en la transmisión del Mensaje que estaba dando. Ella consideró que era mejor que Hermana Lucía y Fray Elías escribieran el Mensaje.
Allí, pidió que cada uno de los hermanos se aproximara muy cerca de Ella, porque quería hacer una tarea con nosotros.
(A continuación, se leen los Mensajes para la Aparición, recibidos por Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús y por Hermana Lucía de Jesús).
Madre María Shimani de Montserrat:
Solo les queremos decir que esperamos a todos los que puedan ir mañana a La Plata, ya que nuestra Madre necesita hacer una tarea también allí, y recuerden siempre que Ella ya está en los corazones de cada uno.
Algo que les quería decir y que sentí durante la oración, es que escuché a los soldados de María orar aquí. Hoy, sentí que todo el trabajo, que hemos hecho durante todo este tiempo, ha dado muchos frutos. Sentí a los corazones orando. Sentí que éramos uno y que, más allá de las diferencias o de las indiferencias, hemos aprendido lo que nuestra Madre nos vino a enseñar.
Quiero que nunca se olviden de lo que sintieron hoy, cuando oraron como si fueran uno solo; porque así siempre seremos invencibles, seremos uno en el Corazón de nuestra Madre. Si siguen orando así, nunca más van a tener miedo, porque nada se va a poder acercar. Confíen en lo que han aprendido.
¡Gracias!
Hijos Míos:
Como Estrella de la Mañana, traigo para el mundo el anuncio del esperado retorno de Mi Hijo.
Como Reina de la Paz, les doy Mi Inmaculada Paz, para que la reconozcan en estos momentos especiales de la humanidad.
Queridos hijos, hoy les pido oración por todos Mis hijos del mundo, por los que se deben liberar del pasado, para así poder encontrar en el nuevo tiempo la venida victoriosa del Corazón de Mi Hijo. En ustedes se encuentra el camino para que todo se pueda concretar según la Voluntad de Dios.
Que este día sea colmado por la presencia del Espíritu Santo, una fuerza motriz y universal de Dios, que les permitirá despertar la sabiduría en las decisiones de la vida. Queridos hijos, con la presencia del Santo Espíritu de Dios, ustedes sabrán dónde estar y qué hacer para este ciclo definitivo de la humanidad.
Yo les pido que guarden vuestras vidas en el Corazón Sacratísimo de Mi Hijo, porque así podrán ser partícipes del perdón y de la redención de Dios. Hijos Míos, como Madre de la humanidad, los estoy llamando a estar en permanente oración, para que vuestros corazones se liberen de toda distracción, la cual es difundida por las artes del enemigo. Si están dentro de Mi Corazón Materno, estarán dentro del Corazón de Dios y podrán aproximarse al Corazón de Mi Hijo Amado, quien los espera en todo momento.
Queridos hijos, cuando les hablo de poder estar en constante oración, eso significa permanecer por mayor tiempo en la Consciencia del Reino de Dios, porque todavía la humanidad que es seducida por las modernidades, se distancia del simple propósito de la vida y del despertar del amor del corazón. Las modernidades convencen a los corazones de que todo es perfecto y victorioso; mediante la oración, ustedes podrán crear barreras de luz que los protejan, como Mi Corazón los protege con tanto amor.
Con Mi llegada a Melo, Cerro Largo, Uruguay, les estoy haciendo recordar la importancia de la simplicidad del corazón, corazón que cada día debe donarse y entregarse más al Creador, para que así él reconozca la Voluntad del Señor.
Quiero de Mis hijos un corazón humilde y sencillo, que abierto a los designios de Dios, participe del nuevo ciclo de perdón y redención para la humanidad.
Queridos hijos, estoy con ustedes guardándolos en Mi Reino de Amor y Redención, para que las nuevas semillas broten por estar en el océano de la Misericordia de Mi Hijo.
¡Despierten, queridos hijos, porque están a tiempo!
¡Les agradezco a Mis hijos de Cerro Largo por contestar a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridísimos hijos:
Como Yo les anuncié, hoy se celebra en Mi Reino Maternal la Bienaventurada Fiesta del Inmaculado Corazón. Por eso, queridos hijos, los estoy llamando para que, a través de Mí, reverencien al Creador que es muy ofendido por la indiferencia que existe entre Sus hijos.
Queridos hijos, como Señora del Santo Rosario, hoy los reúno en este humilde e inmaculado lugar de Paz, en donde Dios ha colocado Sus Misericordiosos Ojos; porque hoy les digo, hijos Míos, que el Padre ha visto surgir aquí la Nueva y pequeña Belén del Gran Pastor.
Mi Hijo se alegra por la perseverancia de todo el grupo de almas de Melo, Cerro Largo, el que con tanto amor y devoción ha construido un paraíso de humildad sobre la Tierra. Toda esta simple y austera obra de amor por parte de ustedes para el Universo, tiene méritos significativos para otras almas en el mundo. Cada espacio que es consagrado al Altísimo, por medio de la oferta de Sus hijos, recibe méritos espirituales para tiempos futuros.
Por eso hoy, Mi Inmaculado Corazón quiere que cada uno de ustedes se reencuentre con la Belén Interior, para que la Gran Estrella que guió a José y María, pueda ser la misma que alumbre vuestros caminos para el final de este tiempo definitivo.
Queridos hijos, hoy los llamo a prepararse, como ya lo dije, para el surgimiento del Cristo en vuestros corazones a través de la Navidad especial que se aproxima, una Navidad que llama a la humanidad a despertar del sueño de las ilusiones y la llama para que tenga consciencia de los pasos que cada uno de Mis hijos debe dar a partir de ahora.
Por eso los estoy llamando a consagrar vuestras casas, vuestros corazones, vuestras tareas y vuestros emprendimientos al Corazón de Dios, para que el universo les indique en estos momentos los próximos pasos, les indique el camino para la redención y la salvación de la humanidad.
Mi venida a Cerro Largo tiene dos motivos maternales. El primero, Mi reencuentro con un pedacito de la Belén Interior, del verdadero pesebre que cada alma debe construir en su propia vida, mediante la oración y el trabajo ofrendado al Altísimo.
Y Mi segundo motivo, es Mi visita a Mis hijos que están guardados y vigilados en las prisiones de todo el mundo, pues la fe y la devoción a Mi Inmaculado Corazón de los hijos de la cárcel de Melo, permitió Mi aproximación hacia ellos, para así demostrar a la humanidad que Dios es misericordioso y que Él perdona todas las acciones de Sus hijos, porque Su Amor es tan curador y redentor que a todos Mis hijos los colmará por toda la eternidad.
Queridos hijos, Mi alegría es inmensa delante de vuestra respuesta, porque a través del grupo de oración de Cerro Largo, Dios observa vuestra honestidad, vuestra fe y vuestro esfuerzo por una vida bendecida por el Redentor.
Si Mi Corazón viene hasta vuestras vidas, Mi Corazón de Madre y Peregrina, es porque está próxima la venida del Corazón Glorificado de Cristo, para encaminar de nuevo a Sus rebaños hacia el Bien y la Luz.
Queridos hijos, les agradezco a todos por la continua respuesta; todo lo entenderán cuando estén en los Cielos.
¡Les agradece y los ama!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos,
Mi Corazón Inmaculado llega hoy a este lugar para traer un mensaje de Paz y Esperanza a Mis pequeños hijos de Melo. Mi venida tiene un motivo espiritual, que es traer la Gracia de Dios a Mis hijos de la prisión. Quiero que este mensaje llegue no solo a Mis pequeños hijos de la cárcel, sino también a todos los que están presos dentro del sufrimiento, a los que tienen los corazones presos en amarguras y resentimientos antiguos que poco a poco se convierten en profunda oscuridad.
Mis queridos, algunos de Mis hijos cavaron para sí un pozo tan profundo y tan oscuro, que Mi Corazón muchas veces no consigue llegar a ellos. Si sus oraciones encontrasen esta oscuridad, Me permitirán retirar muchas almas de la desesperación y de la falta de Dios.
Los que se sienten perdidos, que eleven los ojos a lo Alto y allí Me encontrarán. Permitan que un pequeño rayo de Mi Luz ingrese en sus corazones y Me encargaré poco a poco de convertirme en la Reina de sus vidas y hacer de sus corazones Mi Reino de Paz.
Queridos hijos, Mi Corazón encuentra mucha aflicción en los presidios. En muchos de ellos solo reina el enemigo y Mi Luz no encuentra siquiera un pequeño espacio por donde ingresar. Mi Sagrado Corazón pidió esta visita, hijos Míos, para que delante del Trono de Dios Yo pueda llevar los frutos de sus oraciones y pedirle al Señor permiso para ingresar con Mi Amor en muchas otros presidios del Mundo. Sus corazones no saben cómo desea Mi Corazón de Madre rescatar a cada alma que se encuentra perdida. Si pudiesen ver, queridos, cuánto necesitan de Luz esos pequeños hijos, responderían un poco más a Mi llamado a la oración y al servicio.
Quiero que Mi Luz maternal ilumine los corazones y deposite allí la Esperanza de encontrarme en el Paraíso, pues esto es posible. Es tan posible, que Mi Amor trajo a Mis pequeños peregrinos hasta aquí, para encontrar junto Conmigo a las almas que se perdieron en el camino; y al encontrarlas, las tomaré de la mano y a cada una la conduciré al Encuentro con Mi Hijo.
Agradezco a cada uno de Mis peregrinos por buscarme en todas partes del Mundo y por acompañarme cada día. A ellos les hago un pedido especial: que oren con fervor por Mis pequeños hijos de las prisiones, para que Mi Luz una vez más pueda triunfar.
Les agradezco eternamente por seguir Mis pasos de Peregrina.
Los ama, María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Día a día oro por ustedes para que alcancen el camino a la eternidad.
Día a día oro por ustedes, para que Mi Hijo ya sea la semilla germinada en vuestros corazones.
Oro todos los días, para que la humanidad reciba la Santa y Divina Justicia que pueda reparar las consecuencias que son generadas por Mis hijos de la humanidad.
Hoy quiero, como Madre de las Gracias, que guarden cada uno de los momentos que ustedes han estado Conmigo, porque hoy, queridos hijos, se cierra un ciclo de Gracias que Mi Corazón ha manifestado para cada una de vuestras vidas.
Después de casi un año ininterrumpido de apariciones de la Bienaventurada Virgen María, Reina de la Paz, que vuestros corazones, queridos hijos, guarden memoria de cada uno de los mensajes que, con tanto amor y dedicación por parte de Mis videntes, fueron transmitidos con fidelidad durante todo este último tiempo.
Por eso, queridos hijos de Figueira, ustedes sin conocerme bien pero sintiendo Mi bendito Amor Maternal me abrieron las puertas para que Yo los pudiera guiar y amar.
Queridos hijos, compartimos el Reino de los Cielos por primera vez en el mes de setiembre de 2011; allí fue el momento cumbre, donde Mi Corazón Inmaculado se fundió con cada una de vuestras consciencias, para que así se pudiera manifestar el Centro Mariano de Figueira.
Recuerden, Mis pequeños hijos, que cada uno de ustedes es Mi verdadero Santuario de la Paz, por eso vendré a través de vuestra oración a buscar la luz y el amor que generen vuestros corazones, para que esa luz y ese amor sean derramados sobre aquellos hijos que en el mundo tienen mucha sed.
Hijos Míos, queridos hijos, como en el Cielo todo es compartido, reverenciado y amado, aquí en la Tierra debe existir el mismo reflejo del Reino de Dios sobre cada uno de vuestros corazones.
Por este motivo, el de celebrar la tarea mariana con cada uno de Mis hijos, Yo les anuncio que Mi Corazón Inmaculado estará descendiendo sobre Figueira también el día 13 de diciembre, para bendecirlos y prepararlos para el nuevo ciclo que compartirán Conmigo a partir del próximo año, en donde Mi Corazón de Paz aliviará aún más al mundo y, sobre todo, aliviará a la humanidad.
Queridos hijos, que hoy sea motivo de inmensa y agradecida alegría hacia Mi Corazón, porque Dios los tiene en la cuenta de la salvación. Ahora vengan a Mí, vengan a Mí con amor y alegría, porque quiero tenerlos entre Mis brazos el mayor tiempo posible, para que así compartamos la amorosa presencia de Jesús.
Que este día de síntesis y oración pueda fortalecer vuestros corazones, para que ellos puedan estar preparados para recibir la llegada del Redentor.
Queridos hijos, oro por aquellos que juzgan Mis palabras y por aquellos que todavía no pueden vivir Mis mensajes porque, como en Medjugorje, vuestras consciencias están siendo partícipes de una parte del Reino de la Paz de Dios.
Guarden el recuerdo de Mi llegada a vuestras vidas, porque ese llamado que Yo he hecho, durante todo este tiempo, los ayudará a encontrar esperanza en el corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado durante todo este tiempo!
Bendigo al Centro Mariano de Figueira, pues es el fruto de Mi permanencia y amor por ustedes.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Mi Corazón maternal desciende hoy a la Tierra como Reina de la Paz, de los Ángeles y de todas las consciencias que se hacen presentes en este Universo. Pues fue así como Me consagró el Señor: la Madre de todo el Universo.
Vengo a traerles la bendita Paz, que asienta en sus corazones la Misericordia que Mi Hijo les irradia en este tiempo.
Mis queridos, Mi Reino se aproxima cada día a sus corazones, para que poco a poco se acostumbren a estar en Mi Paz y sepan reconocerla. De esta forma, sus pequeños corazones deben sentir la necesidad de buscar y vivir esta Paz todo el tiempo. Deseo hacer de cada uno de Mis hijos portales vivos, para que otras almas puedan llegar a Mi Reino. Y para que sus seres, Mis queridos, puedan cumplir con esta tarea es necesario vivir la conversión y vivir constantemente con sed de oración, con la aspiración permanente de vivir bajo la Misericordia de Mi Hijo.
Sus pequeños corazones poco saben de la tarea que Mi Corazón maternal realiza día a día con ustedes. Y les digo, queridos, que lo descubrirán cuando, en momentos de extrema tensión, una Paz misteriosa invada sus corazones; cuando en algunos momentos parezca que sus cuerpos no responden, una Fuerza interior los impregnará y reavivará cada célula y cada átomo de sus cuerpos. Sentirán el Poder de Mi presencia cuando perciban que sus almas jamás pierden la alegría, pues están todo el tiempo bajo Mi Manto.
Construyan, a través de la oración diaria, esta fortaleza que ningún mal será capaz de derrumbar. Si me permiten, hijos Míos, reinar en sus corazones y en sus vidas les digo que en este Reino jamás habrá otro Rey sino Jesucristo y no habrá otra Reina, sino la Reina de la Paz.
Cuando la Luz del Señor ingrese definitivamente en sus corazones, nada más podrá ingresar. Confíen en Mis palabras y cuenten con los impulsos que Mi Corazón les envía, para que sus pequeños corazones maduren por medio del Amor y de la Fe absoluta en Dios.
Les agradezco.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
La presencia de Jesús Misericordioso en vuestras vidas será el único camino que los llevará al encuentro con el Portal de la Paz, con la Esencia de la Paz, con la cura a través de Mi Santa Paz.
En Jesús Misericordioso ustedes hallarán la fortaleza que vuestros corazones necesitan y, en Jesús, vuestras almas recuperarán la fuerza interna que hayan perdido por cualquier situación en la vida.
Mi Hijo, Jesús Misericordioso, desea ardientemente derramar todos los días Sus rayos de Redención y Misericordia. Jesús los observa y Él sabe qué es lo que necesitan, Él aún tiene sed de vuestras almas, Él aún tiene sed de almas que sean verdaderas y amorosas hacia Su Corazón y hacia los corazones de los semejantes.
Por eso, Mis queridos hijos, sepan hoy nuevamente que Jesús los aguarda, que Él está retornando en victoria y en luz para este ciclo de la humanidad.
Cuando los persigan, los juzguen, los desanimen, cuando vuestro ánimo y voluntad se enflaquezcan por la ausencia de amor, corran hacia Jesús; Él los espera, como preciosos y redimidos rebaños de Su Santo Corazón de Amor.
Hijos Míos, Jesús aún es ofendido por todas las acciones injustas y por las indiferencias, a veces insignificantes, que se cometen entre hermanos. La humanidad está desgastada y para todos ustedes Jesús es el poder del Amor Redentor y Renovador.
Queridos hijos, como Madre que también proviene del manantial misericordioso de Mi Hijo, hoy los animo desde Mi Inmaculado Corazón a calmar vuestros corazones de cualquier perturbación, y si aceptan estar en Mis brazos, aceptarán estar con Mi Hijo Jesús.
Todos los días, después de haber peregrinado con Mi Amor por el mundo, Yo subo a los Cielos y Jesús me pregunta: Madre Mía, Santa Madre de todos, ¿cuántas almas has traído nuevamente para Mi Misericordioso Corazón?
Pero, a veces el dolor de Mi Hijo es muy profundo al ver que la humanidad se distrae en la modernidad y se olvida de estar en Dios todos los días.
Como Mi Corazón de Paz proviene de vuestro mundo, María, la Reina de la Paz intercede todos los días por ustedes, para que nadie pierda el camino hacia Dios, camino que con tanto esfuerzo han construido.
Por eso hoy, vuelvan vuestras vidas hacia Jesús, entreguen todo al Redentor, para que Él, en Su Fuente Insondable de Misericordia, los pueda lavar y purificar a través de Su Amor y de Su Paz.
Queridos hijitos Míos, ahora que la humanidad ingresa en un nuevo ciclo, deberá dejar ante el universo las vestiduras del ayer y entrar al Templo como esencia y pureza. Por eso, observen cómo está vuestra pureza de intención, si ella es cristalina como el agua y pacífica como el mar; porque si están en Jesús, si viven en el Corazón del Redentor, les aseguro queridos hijos, que vuestros pies sabrán por dónde andar.
Hijos Míos, sepan que Jesús los ama, que los ama tanto, que vuestros corazones podrían saciar totalmente la sed que Mi Hijo aún vive por todos. Abran hoy vuestros brazos y olviden el pasado, para que vuestros corazones se manifiesten antes de Mi llegada, porque en alegría Mi Espíritu Virginal los renovará.
Los necesito.
Gracias por responder a Mi llamado por la conversión de la humanidad.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos,
Contemplen hoy, en sus corazones, la preparación interior para el nacimiento de Mi Hijo Jesús. El niño Jesús, pleno del Espíritu Santo, está finalizando Su gestación gloriosa en el corazón de cada uno de ustedes.
Mis pequeños, este nacimiento de Jesús no puede ser solo un símbolo para vuestros corazones, debe volverse algo vivo y verdadero, que nace año a año en todas las criaturas de la Tierra. Este milagro del nacimiento de Jesús, que Dios concedió a Mi Corazón Virginal cuando Mis pies posaron sobre Nazaret, hoy lo concede a cada uno de Mis hijos, para que el Cristo nazca y crezca dentro de todos ustedes. Así es, pues el milagro de la Cristificación debe repetirse en toda la humanidad.
A Mis queridos y valientes hijos los invito a vivir este misterio de la Cristificación a través de la Fe absoluta en el Creador y en Sus Mensajeros. El pequeño Jesús creció bajo la instrucción del Espíritu Santo, la misma que está disponible para todos en el día de hoy; y bajo la guía exterior e interior de Mi Corazón de Madre, que preparaba a Aquel que vendría a convertirse en Mi Maestro y Señor, cuando nuestros Corazones volvieran a encontrarse en el Infinito. Y de la misma forma como preparé al pequeño Jesús para vivir Su trayectoria en la Tierra, con consecuencias más allá de la Tierra, hoy Me dispongo como Madre de todos a prepararlos para la Cruz que cargarán en el final de este tiempo.
Queridos, la gran y verdadera Cruz que alivió el dolor del Mundo fue cargada por el Corazón de Mi Hijo Jesús, que hasta hoy ofrece Su Corazón, aún flagelado, para aliviar el dolor del Mundo. Y lo que Dios propone para Sus criaturas, es que estén unidas y que entre todas, a través de la oración y del sacrificio, carguen la última cruz de este Mundo.
Dios espera, Mis pequeños, que puedan todos juntos subir por el camino del Calvario, este que el Corazón de Cristo hizo en profunda soledad. Mis ojos de Madre Misericordiosa y Mi Corazón de Eterna Bondad los acompañará a todos. Y les digo que unidos, distribuyendo en fraternidad el peso que carga el Mundo, nadie sufrirá más allá de lo que puede ofrecer.
Mi Corazón Inmaculado aspira, con fervor, auxiliar a Mis pequeños en este tiempo, pero para eso es necesario que me permitan hacerlo; que digan “sí” para el nacimiento próximo de Jesús en sus corazones; este Cristo que crecerá en el nuevo ciclo que vendrá y que aprenderá a Amar a Dios sobre todas las cosas, dentro de sus corazones. Este Cristo predicará con Fe las Bienaventuranzas del Señor; no sentirá temor ni tampoco el sufrimiento; fortalecerá el corazón por medio del sacrificio, pues sabrá y no tendrá dudas de los tiempos de Paz que lo esperan; y luchará hasta su último día en esta Tierra, para que su corazón y el de sus hermanos crucen juntos este umbral para el Nuevo Tiempo.
Esto es lo que vivirá el Cristo en el interior de cada uno. Esto es lo que vengo a gestar día a día en vuestros corazones y que trataré de educar mientras crezca y que Me acompañará cuando esté maduro.
Les agradezco por escuchar Mi invitación de Paz y de Renovación, para que el Cristo interior nazca en cada uno en esta Navidad que se aproxima.
Les dejo Mi Paz.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hoy llego a vuestras vidas como la Señora de Luján, especialmente para todos Mis hijos de Argentina que aguardan recibirme en estos próximos días.
Queridos hijos de Argentina, los tengo a todos ustedes dentro de Mi Corazón Materno y los invito a orar por todas las causas que día a día se están generando, principalmente en la Provincia de Buenos Aires.
El Señor me envía para acoger entre Mis brazos a cada hijo argentino, porque como Madre de la Paz quiero lo mejor para ustedes. Si ustedes, queridos hijos de Argentina y del mundo entero, oran por esta amada nación, estaré agradecida una vez más, porque así permitirán que la Divina Misericordia de Jesucristo se aproxime a cada necesitado corazón.
Ustedes, Mis hijos, deben consagrar en este último tiempo a cada una de las naciones al Corazón de Dios, para que ellas puedan ser guiadas por el Espíritu Santo y Sus Siete Dones. Agradeceré a todos Mis hijos que coloquen todos los días en vuestras súplicas a la nación de Argentina.
Como Madre y Reina de la Paz estaré esperando a todos Mis hijos de este país el día 18 de diciembre de 2012 en la ciudad de Buenos Aires, para derramar nuevamente todo el Amor Inmaculado que Yo siento por ustedes, y el día 19 de diciembre de 2012, nuevamente estaré con ustedes en una aparición extraordinaria en la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires.
Allí Mi Corazón Inmaculado cerrará un ciclo interno para todo el sur de Argentina.
Queridos hijos, estaré agradecida a todos por vuestra respuesta, porque el maná de vida, aquel que descendió para todos los pueblos del desierto, estará presente en esos días como Espíritu Crístico de Vida a través del Sacratísimo Corazón de Jesús.
Ahora, hijos Míos, Mi Corazón Materno los reúne a todos en el Centro Mariano de Figueira los días 9 y 10 de diciembre de 2012, para que me acompañen, a través de la oración del corazón, en una importante tarea preparatoria para este último ciclo de fin de año. Es una tarea que realizaré como Madre Instructora, la que formará vuestros corazones, para que así ellos, a pesar de todo lo que pueda acontecer, puedan estar mayor tiempo en Mi Paz.
Por eso, hijos Míos, el motivo de Mi llegada con anticipación tiene un fin celestial; por esto es importante que vuestros corazones se unan a Mi Propósito Divino de Paz. Sepan que el mundo en este último tiempo está acelerado y una parte de la humanidad, una gran cantidad de hijos Míos, no se detiene para ingresar en la oración. Cada vez que Yo desciendo del Cielo Mi Corazón hace que un alma nueva descubra el amor, para que ella pueda retornar al camino que había perdido.
Queridos hijos, Dios me envía para escoger a los hijos que, a través de esta tarea, anunciarán todos los mensajes que Yo les vengo dictando desde hace ya tanto tiempo. Por eso ustedes deben escuchar Mis palabras y llevarlas ante todo hacia vuestros corazones, para que la semilla de la conversión pueda formarlos como preciosas y redimidas almas que están unidas al Corazón de Mi Hijo.
Deben amar lo que Dios manifiesta como Voluntad, y eso dependerá de todos Mis hijos, los que vivan Mis mensajes todos los días y así se unan a Mí a través de la respuesta a Mis pedidos. Lo que viene desde el Cielo está lleno de esencia y espíritu divino y eso se convierte en palabras para que pueda ser escuchado por todos.
Cuando Yo les digo: “Quiero, queridos hijos...”, es Dios que les está revelando Su Magnífica Voluntad, por eso deben meditar si en verdad vuestros corazones escuchan Mis palabras. Sí así fuera, vuestras vidas ya habrán iniciado el camino de la redención.
Queridos hijos, amen mucho durante todo este día, pero amen mucho más desde vuestras esencias, más que desde vuestros pensamientos; permanezcan en el Corazón de Dios, para que Mi Hijo los acompañe en este tiempo definitivo.
La humanidad ya está viviendo el tiempo de su propia elección, el tiempo de saber qué camino recorrer.
Por eso oro por todos ustedes.
¡Les agradezco por escuchar con el corazón todos Mis llamados!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos,
Mi Corazón Inmaculado hoy viene hasta ustedes para entregarles Mi bendita Paz. No teman abrir sus corazones, Mis pequeños, para que esa Paz reine en vuestros seres.
Hoy, traigo la Luz de Mi Corazón para iluminar los abismos de esta Tierra y llevo Luz a todos los corazones que viven en la oscuridad. Quiero enseñarles así, hijos Míos, por la pureza de sus corazones, a alejar toda la oscuridad que se aproxima y a iluminar a los corazones que se apagan.
Queridos hijos, vengo a pedirles que no pierdan el fervor en la oración y que jamás dejen de buscar, en lo profundo de sus seres, la pureza que Dios depositó en la esencia de cada uno de ustedes. Pues, será esa pureza la que los sostendrá en los tiempos que vendrán. No es necesario temer, solo perseverar y preparar el mundo interior por medio de la oración, del perdón y del silencio. Siempre que vuestros pequeños corazones llamen por Mi Corazón y pidan la Misericordia del Señor con sinceridad, ella vendrá y expandirá la Paz de Dios por el mundo, por medio de la intervención sincera de sus corazones.
Para que Mi Corazón pueda estar delante de Dios, queridos, para intervenir por Mis pequeños hijos, antes necesito la entrega total de sus corazones y la aspiración verdadera de cada uno de ser un instrumento de Mi Paz y de Mi Amor universal.
Si sus corazones oran y se consagran cada día un poco más al Plan de Dios, alejando de sus mentes el hostigamiento del enemigo, Yo podré protegerlos, guiarlos y conducirlos de la mano hasta el encuentro con el Creador. Pero si sus corazones son invadidos por la modernidad y por la vanidad, hijos Míos, olvidándose de que Mis ojos Inmaculados los observan, Yo solo los observaré y oraré día y noche para que sus pequeños seres perciban Mi presencia a su lado.
Mis queridos, los tiempos finales ya están en la puerta de este mundo. La Luz y la oscuridad están esperando para reinar en el interior y en lo profundo de cada uno. Es necesario escoger el camino por el cual sus pies transitarán. Mi Corazón los aguarda con Amor y está atento a cada oración que vuestros corazones hacen con sinceridad. Pero el enemigo también está atento y no pierde ni siquiera una distracción de sus corazones para invadirlos con la modernidad y con la sensualidad. Por eso, busquen la pureza, Mis hijos.
Busquen estar perpetuamente en Mi Corazón y, así, podré sustentarlos. No bajen un sólo minuto de Mis brazos, pues ya comencé a caminar, cargando a Mis pequeños hijos en dirección al Redentor.
Y a los que perseveren, Yo los entregaré a los pies del Señor en Su gran Templo en los Cielos.
Los amo y les agradezco eternamente.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy, una vez más, vengo hacia ustedes para poder derramar Mi Amor Predilecto en todos vuestros corazones.
Que el Señor los bendiga en este día; que vuestros corazones abiertos puedan reconocer Mis palabras en todo lugar, principalmente en vuestras pequeñas esencias.
Hijos Míos, quiero que en este día vuestras vidas recuerden glorificar al Señor, porque Dios espera que vuestras almas se unan a Su Poderosa Voluntad. Cuando les hablo de unirse a la Voluntad del Señor, también les hablo de amar el propósito que Dios manifiesta a través del Corazón de Mi Hijo y de Mi Inmaculado Corazón. Por eso, que todas vuestras intenciones correspondan a la Voluntad de Dios. Es necesaria mucha oración para que vuestras vidas puedan ser conducidas hacia los Caminos de la Paz.
Hijos Míos, a través del Amor Materno que tengo por cada uno de ustedes, podrán reconocer que Dios los ama profundamente. El Amor de Dios, es el Amor que les permitirá tener una vida digna y ordenada, vida que profese los mandamientos del Altísimo y que reconozca que en Dios está la única y absoluta Verdad.
Si vuestros corazones despiertan a la devoción mediante la oración, ellos podrán fundar en el mundo renovados y preciosos grupos de oración, que se unan en sintonía y armonía para responder a la Voluntad del Creador. Los grupos de almas se reconocen, porque existe un amor infinito en la tarea que Dios les ha confiado para realizar a través de la oración.
En este tiempo, la formación de grupos orantes debe llevarse a cabo por amor a Mi Inmaculado Corazón, un amor que brote verdaderamente de ustedes, un amor que no tenga restricciones, un amor que se done y se abra para reconocer en el prójimo al maestro interior.
Por esto, queridísimos hijos Míos, que a partir de este tiempo vuestros grupos orantes sean como un solo grupo en la humanidad, que responda por servicio a las demás criaturas y que construya así las bases de la fraternidad en este tiempo tan importante.
Hijos Míos, que vuestros corazones puedan irradiar amor, para que con humildad hacia el prójimo, las almas se unan bajo la Voluntad Crística que manifiesta Mi Hijo, la Voluntad de que todos ustedes sean más misericordiosos y sinceros.
Por eso, queridos hijos, que vuestras consciencias acepten este impulso renovador que Mi Corazón les está dictando a través de la formación de los nuevos rebaños de Cristo, de los soldados orantes consagrados a Mi Inmaculado Corazón; porque para todos la finalidad deberá ser que la Tierra sea la Nueva Tierra, redimida y consagrada a vivir los principios de Dios Padre, como lo son el Amor, la Unidad y la Sabiduría.
¡Les agradezco a todos los grupos por estar respondiendo a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy vengo a unir en Mi Corazón todo el trabajo realizado en el Sur del Brasil, porque el Señor necesita que vuestros corazones estén unidos para este tiempo.
Todos estos días en los que el Señor Me permitió estar junto a Mis pequeños hijos, fue una Gracia especial para el mundo. Mi Inmaculado Corazón puede aliviar una vez más el Corazón flagelado de Mi Hijo, a través de la conversión y de la salvación de muchas almas.
Para que Mi presencia maternal pueda llegar a las realidades más oscuras de este lugar, necesito la disposición de vuestros corazones para acompañarme. Para que más almas sean liberadas, hijos Míos, los invito a estar en oración Conmigo día y noche, pues la necesidad de estos tiempos así lo requiere.
El Corazón de Mi Hijo Jesús no perderá la oportunidad de rescatar almas de su rebaño perdido y volverlas a colocar en el camino correcto. Por eso, cada momento que se unan en oración, se tornará una sagrada oportunidad de rescate y de conversión.
Queridos hijos, la oración sincera del corazón, la comunión y la confesión reparan cada día un poco más el Corazón de Mi Hijo y todas las ofensas causadas por la humanidad al Corazón de Dios. La comunión diaria con el Corazón de Cristo os protegerá de todo el mal y poco a poco transformará vuestros corazones y preparará la morada que Mi Hijo necesita encontrar en cada uno de ustedes.
Para estos días de especial Gracia, Mi Corazón necesita la ayuda de cada uno de ustedes, para que Mi presencia maternal traiga toda la Luz que Me permita el Corazón Santísimo del Señor.
Por eso, les pido que oren y que abran aún más sus corazones para recibirme. Les pido que renueven los votos de unión con Mi tarea de Salvación de almas. Y así, en cada Aparición, Mi Corazón los encontrará renovados en devoción y amor.
De esta forma, Mis queridos, Dios renovará día a día Mi unión con Mis pequeños hijos y Me concederá la Gracia de poder estar juntos a sus corazones, auxiliándolos.
Los amo, los amo, los amo.
Y les agradezco eternamente por la disposición a responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridísimos hijos:
Cuando ayer los llamé a reafirmar la acción del ayuno y de la oración todos los días, era para que vuestras consciencias recordaran el tiempo especial que están viviendo en esta humanidad.
Como Madre, contemplo y acepto todas vuestras sinceras ofertas de ayuno. A los que están enfermos les pido ayuno de palabras y mucha oración; a los que tienen cuerpos firmes y jóvenes, les pido ayuno desde la consciencia y desde el corazón, ofertando todo al Creador; a los más dispuestos al sacrificio, les pido ayuno de pan y agua, como les pedí a Mis hijos una vez en Medjugorje.
En este tiempo no solo los invito a la oración, sino que también los invito a los pequeños sacrificios de parte de vuestras almas, sacrificios que puedan agradar al Corazón del Padre, pero sacrificios que no martiricen vuestras almas.
Ahora, la humanidad se encuentra en otro momento y este tiempo debe ser acompañado por todos mediante el ayuno que cada hijo pueda ofertar, mediante la oración que cada hijo pueda ofertar cada día más y a través de pequeños sacrificios que cada alma pueda ofertar y entregar a Dios. Todo esto será bien recibido en la Puerta de los Cielos, por eso cada acto que se hace con amor, tiene más valor que aquellos actos que se cumplen por obediencia a un pedido.
Como Reina de la Paz, los invito a considerar en vuestras vidas estos simples ejercicios espirituales, que fueron grandes llaves para la salvación de muchas almas cuando Cristo estuvo entre ustedes sobre la Tierra.
Los cuarenta días de ayuno de Mi Hijo Jesús, significaron la unión definitiva de Su Corazón Humano con el Corazón Espiritual de Dios, fue la alianza que le permitió a Jesús vivir la Pasión, la Muerte y la Resurrección, y la esencia de todo este misterio fue la oferta de amor que emanó del Corazón de Mi Hijo hacia la Voluntad de Dios.
Por eso, queridos hijos, en los pequeños y verdaderos actos de oferta se encuentra la humildad y la reparación que cada corazón necesita para este tiempo. El mundo deberá ser sustentado por las obras de la humanidad, obras de oración, obras de paz, obras de sacrificio y obras de fraternidad, que permitan reparar los grandes ultrajes que muchas almas están cometiendo hacia el Universo.
Por eso, hijos Míos, como María, Madre Auxiliadora de todos los cristianos, vengo hacia vuestras vidas para orientarlos y acompañarlos como ya lo hice a lo largo de los siglos:
• En Guadalupe, vine a salvar la dignidad de todas las razas ante Dios.
• En Lourdes, vine a evitar la condenación de las almas.
• En Fátima, vine a evitar la destrucción del mundo.
• En Medjugorje, vine para hacer confesar y orar mucho más a todos Mis hijos
• Y ahora aquí, en el Sur de América, vengo para preparar a todos los corazones hacia el nuevo ciclo de la humanidad, que es el Retorno de Mi Hijo
Dios teje a través de Mis oraciones Sus benditos y misericordiosos propósitos para cada una de las almas.
Hoy los invito a un ejercicio más, que es la adoración al Corazón de Cristo. Este ejercicio puede realizarse a través de la adoración al Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo en todos los sagrarios de la Tierra, como a través de la presencia poderosa de la imagen de Cristo Misericordioso y del Sagrado Corazón de Jesús.
Queridos hijos, lo importante es que vuestras esencias se unan cada vez más al Corazón de Mi Hijo, porque en el silencio Él los espera.
¡Les agradezco por responder a este importante llamado por la Paz!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Amados hijos de Camboriú y de Florianópolis:
Bajo la Gracia y el Poder de Dios los reúno para que, en torno a Mi Luz Celestial, puedan vivir la unidad entre vuestros corazones.
La Gracia de Mi venida y de Mi descenso sobre ambas ciudades tiene motivos y méritos espirituales de salvación para muchos de Mis hijos del Brasil, los cuales sin percibirlo se han alejado del Amor de Dios.
Queridísimos hijos de Camboriú y de Florianópolis, hoy los llamo a ingresar dentro de Mi Corazón Maternal, para que puedan hallar la Gracia de la Sabiduría del Espíritu Santo en este tiempo. La Bienaventurada siempre Virgen María y Madre vuestra os ama, os ampara y os adora profundamente como esencias de Dios. Por este motivo, un paso más que den vuestros corazones hacia la Unidad y la Luz del Padre significará que muchas almas, con faltas irreparables, recibirán la Gracia de la Divina Misericordia.
Queridos hijos, hoy les estoy enseñando e instruyendo sobre la importancia de unir vuestras intenciones, vuestras oraciones y vuestras tareas como un único y sólido grupo consagrado a Mi Inmaculado Corazón; si así lo hicieran vuestra sincera actitud de amor permitirá que nuevas y necesitadas almas puedan ser partícipes del tiempo extraordinario de Misericordia, tiempo que Mi Corazón Maternal está derramando mediante las Apariciones marianas.
Hijos Míos, hoy es motivo para que vuestras almas se congreguen en torno a la Mesa Sagrada de Mi Hijo, porque como humanidad ustedes están siendo llamados a vivir la Reconciliación y a ser partícipes de la última cena, antes del regreso victorioso de Mi Hijo Jesús.
Queridos hijos, en este encuentro Conmigo durante este día, Yo los invito a que sientan en ustedes la presencia del Sagrado Corazón de Mi Hijo, porque es muy importante que Mi Hijo viva en ustedes, para que los planes de Mi Paz se puedan cumplir. Esta visitación que Mi Corazón de Madre está realizando a las grandes y necesitadas ciudades del sur del Brasil significa que se está cumpliendo con la Voluntad de Dios e interviniendo por un mayor número de almas, antes de que termine el último ciclo de esta humanidad.
Las nuevas estrellas de Mi Corona deben nacer a través del brillo que manifieste cada uno de Mis hijos, a través de la oración diaria. Que vuestra unión constante con Mi Hijo los pueda redimir.
Por esto, queridos hijos, como Madre estoy extendiendo Mis brazos hacia ustedes, para que juntos y tomados de las manos vayamos camino al encuentro con el Redentor y Salvador, Cristo Jesús.
Hijos Míos, en este día, bendigo este misericordioso encuentro de cada uno de Mis pequeños niños Conmigo. Sean como niños y vengan a Mis brazos, quiero que sientan en vuestros corazones Mi Maternidad y Amor.
¡Les agradezco a todos los grupos de Camboriú y de Florianópolis por estar contestando a Mi llamado!
Los bendice con Amor y Redención,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos
Mi Corazón hoy se alegra por encontrar la respuesta de vuestros pequeños corazones. Vengo hoy, como Reina de la Paz, a traer Mi Paz a este lugar y a todos los corazones. Mi verbo se expande por todos los espacios y Mi voz maternal toca a los corazones misteriosamente. Llego hoy a vuestros corazones como una brisa suave y silenciosa, que poco a poco os colma de una calma celestial; esta es Mi Paz.
Queridos hijos, cuando Mi Corazón desciende a la Tierra trayendo una parte de Mi Reino, no es nada simbólico. Yo elevo vuestras pequeñas consciencias a través del amor de cada uno de vosotros por Mi Corazón Inmaculado y a través de la Gracia Misericordiosa que Me envía el Señor; al mismo tiempo que, junto a los Ángeles, hago descender Mi Reino, uniéndolo a vuestras consciencias.
Mis hijos, vengo a recordaros la importancia del ayuno para este tiempo. El ayuno hecho con amor aliviará el peso que carga cada una de vuestras almas y también las almas del mundo entero. Vuestros corazones se están olvidando del propósito primordial del ayuno, que es la Paz, que es la salvación de las almas.
Cuiden, Mis pequeños hijos, para que los días de ayuno no se vuelvan días de dieta. Esto sucede cuando vuestras consciencias se olvidan del propósito del ayuno y no impregnan esos días con la intención verdadera de esta acción de ayunar.
El ayuno sin la intención del corazón pierde la fuerza y no actúa como debería actuar en este mundo. Por eso también, Mis hijos, es que vuestros cuerpos pierden el incentivo de ayunar, por no tener la intención correcta al hacerlo. La intención del corazón y el propósito claro de lo que significa esta acción reparadora es lo que da sentido a los días de ayuno, no tanto lo que están ayunando.
Cada uno de vuestros pequeños corazones se conoce a sí mismo y sabe de qué necesita ayunar. El ayuno del alimento físico debe ser acompañado por el ayuno de los sentimientos, de los pensamientos, del verbo, de las acciones instintivas y precipitadas. Ayunen también de juicios, de discusiones, de competencia y ofrezcan esta intención sincera por la reparación del Corazón de Cristo y por la salvación de las almas.
Como Madre, vengo a recordarles día a día lo que vuestros corazones olvidan con frecuencia, para que vuestros seres caminen por la senda correcta, que es la senda de la Redención. Soy la Guardiana de cada uno de vosotros y vigilo día y noche vuestros pasos, conduciéndolos todo el tiempo porque los amo.
Yo os agradezco.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Casi se cumplen seis años consecutivos de bendiciones maternales.
Para que esas Gracias prosigan descendiendo desde los Cielos, los invito a fortalecer y ejercitar la oración del corazón.
Queridos hijos, Dios contempla en este día la unión interna entre los fieles al Plan Divino y eso es posible bajo la unión interna con el Corazón Santo de Jesús. Que este día, vuestros corazones celebren Conmigo como los ángeles del Padre celebran en los Cielos.
Hoy los llamo a vivenciar desde el corazón cada acto de amor que Mi Hijo manifestó a través del Sagrado Evangelio, como en cada uno de Sus pasajes por la Tierra durante Su vida pública, Su muerte y Su resurrección.
Por este motivo y como las almas necesitan del Amor y del Perdón de Dios, los invito a considerar en la confesión un camino para vuestra conversión, una puerta que cada día se pueda abrir para trascender los dolores de la vida.
Como Madre Misericordiosa, los invito a la reparación del Corazón de Dios; el Padre necesita que cada uno de Sus hijos se una a la Santísima Trinidad, porque el Santo Espíritu de Dios aguarda morar en los corazones que amorosamente contemplen el misterio del Divino Espíritu Santo, a través de la oración del corazón.
Mis hijos amados, todos los venerables atributos que están guardados en el Cielo, como lo son la Misericordia, la Redención y la Piedad, junto al Perdón, esperan ser principios activos en la vida de todos los seres.
Queridos hijos, necesito que la humanidad repare, mediante la oración y la comunión con Mi Hijo, todas las causas que día a día son generadas. A través de vuestra conversión del corazón, ustedes podrán ser almas bienaventuradas que esperen con amor la llegada Gloriosa del Redentor.
Hijos Míos, el tiempo de la preparación ya comenzó, por eso vengo del Cielo para manifestarles la Voluntad de Dios en sus vidas. El Hijo del Padre, el que está en los Cielos, los espera mediante la comunión para reparar Su flagelado Corazón Eucarístico.
En cada uno de ustedes existe la posibilidad de vivir en el Bien y en la Paz del Señor, porque si la humanidad no cambia ¿qué será de la Tierra Prometida?
Está en vuestros corazones el camino para la redención que les promete el Redentor. En este día de Gracias, sean partícipes de Su insondable Misericordia, pues muchos de Mis Hijos necesitan del auxilio que proviene de Dios.
Dios los ama. Dios los contempla. Hoy Dios los guarda a todos en Su gran Corazón de Amor.
Les agradezco a todos Mis hijos de Porto Alegre por haber, en este día contestado a Mi llamado.
Los ampara siempre,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mensaje maternal y ecuménico para Mis hijos del mundo entero
Hijos:
Hoy vengo a cada uno de sus corazones como Madre y Reina de todos los pueblos y de todas las lenguas. Vengo a unir vuestros pequeños corazones a Mi Corazón, así como Dios me pide día a día.
Les agradezco, con Mi Amor de Madre, por la sincera respuesta de cada uno de sus corazones. Sientan en el silencio la Paz que Mi Inmaculado Corazón les irradia, pues es a través de esta Paz que vuestros corazones encontrarán el camino para la unión fraterna, sin juzgamientos y sin diferencias.
Queridos hijos, este día alegra Mi corazón y sella en el universo un momento único, aunque sus consciencias poco comprendan los Planes de Dios. Una señal fue lanzada al Infinito. Una respuesta sincera de sus corazones toca hoy el Reino de los Cielos y, si vuestros pequeños seres prosiguen en lo profundo del corazón en comunión Conmigo y con el Propósito Sagrado por el cual Dios me envía, muchas cadenas que antes parecían inquebrantables, se podrán romper, y muchas almas que antes parecían inalcanzables podrán recibir la Gracia de oír y sentir Mi Llamado maternal.
Mis hijos, necesito que humildes vuestros corazones siempre estén unidos, pues será una la barca que los reunirá a todos en el momento de subir a Mi Reino. En Mi Reino no existen diferencias. Y si alguno de vuestros pequeños corazones aspira ardientemente comprender Mi Llamado, ingresen en Mi Corazón, en oración y paz. Permítanse ingresar en Mi Reino y allí podrán tener sus corazones limpios para percibir y vivir la Voluntad del Señor, a través de Mi Corazón.
Vengo hoy como la Reina de los ángeles y de los hombres, como la Señora de cada criatura de este Universo. Pues es así que uno en Mis brazos, no solo vuestros pequeños seres, sino también a todos los seres, de todos los reinos. Entre hombres y ángeles, los reúno a todos en Mi Corazón.
Mis amados hijos, confíen en Mi Corazón, pues luego podrán comprender y vivir lo que les pido día a día. En cada momento en que sus corazones Me lo permiten, derramo sobre ustedes un poco de este Santo Espíritu, que les traerá sabiduría eterna para actuar en la Tierra y por toda la Eternidad en los Cielos.
Les agradezco.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más