Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 55.ª Maratón de la Divina Misericordia, en la Ciudad de Campinas, Estado de San Pablo, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

¡Oh, Padre! Mira, contempla y vivifica en Tus criaturas el Reino de Tu Amor, el que Tú, por medio de Tu Poder, has sembrado, cultivado, y que ya despertó en los corazones del mundo.

¡Oh, Padre amado! No mires los pecados, sino la Obra de Tu Misericordia que se fortalece con la fe, la adoración y la devoción de Tus hijos.

Permíteme Padre, que hoy, como Tu amado Hijo, escriba en Tu Libro de Luz, la historia, Señor, que Tú estás escribiendo a través de Mi humilde Corazón.

Padre amado, refugia a Tus criaturas en el universo de Tu Creación.

Refugia a las esencias en el universo de Tu Amor, para que algún día todas ellas se vuelvan inmaculadas, como una vez lo fueron en el Principio, cuando surgieron de Tus Fuentes de Luz, de Tus Manantiales Creadores.

¡Oh Padre! No mires el error de la humanidad, sino la fidelidad de Tus hijos que Te siguen, que creen en Ti y que bendicen Tu Sagrado Nombre.

¡Oh Adonai! Padre de la Sabiduría, expande Tu Consciencia a los confines del Universo, a fin de que las almas despierten al Sagrado Principio de Tu Conocimiento.

Santo Padre Emmanuel, Sublime y Divino Gobernante del Universo Mental.

¡Oh, Padre de la Creación infinita!

¡Oh, divino pensamiento de la Sagrada Manifestación!

Reconstruye las esencias que están heridas, retira de los infiernos a los que están caídos y cierra con Tu Poder las puertas al mal.

Abba, Padre de la Iluminación, Consejo infinito y Divino, Vaso honorífico y venerable, Emanación divina de la Creación, Fuente Inmaculada de la Pureza; desciende sobre este mundo con el Rayo de Tu Poder y de Tu divina Compasión.

No mires los errores de Tus hijos ni las faltas de los pecadores. Mira, Padre, contempla y glorifica Tu Corazón con la llama encendida del Amor en el corazón de Tus hijos.

Sagradas huestes de Adonai, Padres elevados y resplandecientes, Emanaciones de la Fuente Creadora, Rayos sagrados de Dios, despierten los dones y los talentos en los que escuchan la Voz del Maestro y Señor, para que las sagradas misiones se definan y los divinos talentos despierten en los que esperan conocer su evolución.

Padre de la Misericordia y del Perdón, que Te hiciste pequeño y semejante a nosotros a través de Tu amado Hijo, que encarnaste entre los hombres para enseñarles el amor, el perdón y la redención.

Sagrado Padre del Universo que sufriste por nosotros en cada paso de la Pasión, que derramaste Tu Sangre para la liberación de los pecadores, que derramaste Tu Agua del Costado de Tu Hijo para lavar las heridas más imperfectas, para redimir a los que habían caído en la perdición.

Sagrado Padre del Amor, Fuente Insondable de la Gracia Divina, Sagrado Sol del Universo entre todos los soles que existen, Eterna Estrella de Dios entre todas las estrellas que existen, manifiesta Tu Proyecto, Tu Poder y Tu Voluntad en este planeta tan pequeño e insignificante a los Ojos del Universo.

Eres tan humilde, Padre, que Te hiciste pequeño y encarnaste el Espíritu de Amor y de Misericordia en Tu Hijo Jesús, para demostrarle al mundo que estaba perdido, que debía retomar sus caminos dentro de los Caminos de Dios.

¡Oh, Sagrada Fuente del Amor! Esencia curadora, redentora y compasiva, brota como fuente inagotable e inextinguible en los corazones que aceptan Tu convocatoria.

Porque así, Padre, Yo podré venir del Cielo en Gloria y en Luz, cuando Tú lo indiques, en la hora culminante de la Tierra, cuando el fuego y el azufre estén purificando el planeta de sus más grandes pecados, para que sea merecedor de la Redención.

Hoy, vengo como el Señor del Oro y del Azufre, para que por medio de los elementos, las almas se purifiquen y se consagren a Dios.

¡Oh, Sagrado Padre!, cura a la Sagrada Madre Tierra, que sufre las consecuencias de sus hijos, tanto en la tierra como en los océanos; que sufre por medio de cada elemento creado, por medio de cada Reino expresado en la Fuente de Tu manifestación.

Que la humanidad retorne a sus orígenes, para que los Reinos de la Naturaleza, ¡oh Sagrado Padre!, puedan retornar a sus orígenes.

Pacifica a los corazones, Adonai.

Unifíca a las consciencias, Emmanuel.

Eleva a la humanidad, Abba, para que algún día perciba que ha salido del camino de Tu Propósito Mayor, para que antes que todo suceda, la mayor cantidad de espíritus sobre la Tierra retorne al Reino de Tu Gloria. Amén.

Vacíen sus corazones ante Mi Presencia.

¡Benditos sean los que lloran en el Nombre del Señor!, porque serán consolados por sus sufrimientos, penas y dolores.

¡Benditos sean los que se entregan al Señor y confían en el llamado de Cristo, del Rey del Universo!

¡Benditos sean los que hoy se convierten, piden perdón a Dios y se reconcilien con el Universo!, porque serán coronados en el Cielo, delante de la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

¡Benditos sean los que abandonan las tinieblas para ingresar en el camino de la Luz!

¡Benditos sean los que aman sin nada esperar, sin nada querer, sin nada desear!, porque recibirán en sus manos el Cetro de Dios para sentir la potencia de Su Espíritu Divino, transformador y redentor, curador y liberador.

¡Benditos sean los humildes de corazón, porque ellos aparecerán escritos en los Libros Sagrados de Dios, como parte de esta experiencia de redención y de misericordia!

Alabado seas Señor del Universo. Bendito seas Padre de la Creación, porque nuevamente Tu infinita Misericordia vencerá a la Justicia, porque en estos días la voz de Tus hijos fue escuchada por Tu Corazón.

¡Que resuciten los que estaban muertos en espíritu y en alma!, porque la hora de la salvación llegó, y el Señor, que es poderoso e invencible, traerá a la Tierra Su divino Reino para comulgar con Sus hijos, por toda la eternidad. Amén.

Que el sacrificio del Cordero de Dios hoy sea revivido para el perdón de los pecados y el establecimiento de la Gracia del Padre en los corazones.

Coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado para la salvación de los pecadores. Tomen y beban de Mi Cáliz, porque esta es la Sangre del Cordero de Dios, que fue llevado al matadero, para la redención de todos los caídos.

¡Oh, Sagrado Corazón de Dios!, que brotas como una Llama viva e incandescente, ilumina los caminos de los que hoy ingresan en Tu Reino, por los méritos alcanzados por el Sagrado Corazón de Jesús.

Después de que morí en la Cruz y liberé a los infiernos, el Señor resucitó al tercer día y hoy, ustedes, después de tres días, resucitan en espíritu.

Que nunca olviden estos momentos, porque los necesitarán cuando la situación se agudice en el mundo. Deberán volver a beber de estos conocimientos, para que siempre estén fortalecidos. Mi Mano nunca los soltará, siempre intentaré llevarlos al Reino, para que estén en los Brazos de Dios.

Hoy Me elevo al Cielo, cerrando este encuentro para la próxima y gran misión, que aspiro que todos acompañen, como han acompañado estos días, con la simple fe del corazón.

Hoy, he escogido una canción que abre las puertas de los Cielos y une también a todos los cristianos en sus diversas manifestaciones.

Hoy, daremos gracias a Aquel que todo lo permite, alabando Su Nombre, honrando Su Corazón, exaltando Su Consciencia; porque Él es el Padre del Amor, es el Padre que los llevará en Su Corazón por siempre.

Hoy, Me quedaré para escuchar las primeras palabras de esta canción; desde la llama de la devoción de sus corazones, Me serviré del amor, para poder entregarlo al mundo, especialmente en África, Lejano Oriente y Rusia.

Cántico “Aleluya”.

Los bendigo bajo el poder del Creador del Universo y de la Tierra, de los soles y de las estrellas, de las humanidades y de las esencias.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 55.ª Maratón de la Divina Misericordia, en la Ciudad de Campinas, Estado de San Pablo, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

La última vela de la Menorah está siendo encendida.

El séptimo sello del Apocalipsis está abierto, y aún la humanidad no comprende el misterio de ese pasaje. Solo el Señor del Universo tiene la llave para poder develarlo, porque el único y poderoso Dios lo conoce y ha entregado Su única Llave para poder revelarlo.

El mundo debe estar consciente de que una nueva hora se aproxima, diferente a las que ya pasaron.

La Sagrada Menorah está cumpliendo su séptimo ciclo, antes de la Sagrada Pasión de su Señor, antes de la Cuaresma. Eso significa para el mundo el advenimiento de un nuevo ciclo. Ya pasaron seis ciclos de la Menorah y el séptimo es el definitivo, en donde los sellos develarán los próximos pasos de este planeta.

Mientras tanto, afírmense en el Universo espiritual de Dios para que sean señalados por el Cordero de Dios, Aquel que quita el pecado del mundo; así estarán libres de la perversión de estos tiempos difíciles, y en adoración, podrán estar en comunión con el Padre y con el Divino Hijo cuando Él esté listo para retornar a la Tierra.

Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras quedarán sembradas en los corazones simples y en ellos surgirán las semillas que brotarán en un nuevo amanecer y que traerán para el mundo un poco más de esperanza, aunque el séptimo ciclo de la Menorah se esté cumpliendo.

Hoy les hablo, compañeros, de la contraparte espiritual de uno de los símbolos más importantes del judaísmo. Si recuerdan lo que les dije, de todas las religiones del mundo, su Maestro y Señor del Universo les traería lo más bueno y evolutivo, lo que cada uno guarda como Sagrado en su memoria espiritual.

Vengo de esa forma a unir los tiempos en el Tiempo Real de Dios, en donde solo existe el presente y en donde se conocen todos los acontecimientos. La Sagrada Menorah cerrará un ciclo, pero una nueva puerta se abrirá para que los últimos redimidos la traspasen e ingresen al Reino de Dios, que deberá morar en sus corazones en los tiempos de grandes definiciones.

Y el último ángel encenderá la Menorah, la séptima llama que trae lo definitivo, pero también lo nuevo, lo que aún nadie conoce.

Sepan comprender, a través de estos misterios, la Voluntad de Dios, que no es voluntad de los hombres, sino una Voluntad Infinita que trae para el mundo la Verdad.

La Menorah es el símbolo de los ciclos y del advenimiento. Ella nos enseña lo que hay de Sagrado en nosotros, por eso fue un símbolo del pueblo judío que fue concebido por el Padre y los primeros patriarcas para que pudieran tener una guía de los siete ciclos de la Menorah, de los siete pasos de la consciencia en su sentido ascendente.

Pero también la Menorah es un símbolo del Universo, así como la Sagrada Estrella de seis puntas que una vez contempló el Rey David.

Eso lleva a la humanidad al sentido de lo Sagrado, a no perder los verdaderos patrones de conducta que la harán evolucionar en la Verdad y en el Amor.

Pero, la Menorah que hoy les traigo, es la que concibe el Padre en Su Reino, es un símbolo espiritual que representa lo que ha sido guardado y grabado en los libros de la Sabiduría de Dios.

La séptima llama de la Menorah es el Apocalipsis, el comienzo y el fin del Armagedón. Por eso será de importancia para las almas del mundo, el acto del verdadero arrepentimiento del corazón, para que estén dentro del Reino de Dios durante el ciclo más agudo de la humanidad. Y cuando el último ángel encienda la última llama de la Menorah, podrán saber que todo se desatará.

Pero no deberán colocar su atención sobre los acontecimientos, sino mirar hacia su interior para poder reencontrar todos los Dones y las Gracias que fortalecerán a esta humanidad de superficie para que al fin surja una Nueva Humanidad, libre de los errores y de todos los padecimientos.

El último símbolo que Dios les dejó fue el Sagrado Cáliz. Aquel Sagrado Cáliz que tuve entre Mis Manos durante la última Cena, en donde el Padre lo bendijo y lo consagró con todos Sus planos de Consciencia, para la redención y la conversión de la humanidad, porque la Sangre que fue vertida por el Hijo de Dios tiene un valor incalculable y no puede ser comprendido, a no ser por quien viva en el amor y tenga devoción y adoración a la Divina Sangre del Señor, que los lava del pecado, los purifica en el espíritu y despierta la consciencia a lo desconocido.

Que estos sagrados terafines de Dios puedan estar presentes en el mundo, así como sus ángeles de la Guarda, quienes podrán conducirlos hacia la adoración de esas sagradas reliquias, las que representan para el mundo la oportunidad de que, a través del conocimiento, se alcance la redención.

Quien bebe del sagrado Cáliz del Señor se libera de sus faltas y consagra su vida al Padre Creador.

Mientras las Sagradas reliquias irradian al planeta y a su humanidad, mientras estoy Presente, beban de esas sagradas energías, comulguen de esos divinos conocimientos que están guardados en el Arca de la Santa Alianza, protegida y amparada por cuatro de los doce Padres Creadores: Miguel, Gabriel, Rafael y Metatrón.

Ellos emanan de Sus Corazones todo el Amor de la Concepción Divina e Inmaculada de Dios hacia el Arca de la Santa Alianza, lo cual la hace poderosa, sublime y ascendente. En esa Sagrada Arca de Dios se guarda la historia del Proyecto de esta humanidad, lo que en verdad, debería haber sucedido en el Génesis, pero que Mi enemigo ultrajó.

Por eso, vino al mundo el Hijo Primogénito a encarnar entre los hombres y mujeres de la Tierra, para darle continuidad a la historia que en verdad debe escribir el Arca de la Santa Alianza por intermedio de los redimidos.

Los ángeles de Dios veneran esta Sagrada Arca, así como la veneraron los patriarcas, los profetas del pasado y también las santas mujeres de Jerusalén, quienes la adoraron y la contemplaron en el momento más agonizante de su Señor en la Cruz.

El dolor del mundo, por el poder y la intercesión de la Santa Arca, se convirtió en Amor y Misericordia, derramado por el Costado de su Señor, por Sus Manos y Pies ensangrentados.

Muchos códigos recibió la Santa Arca de Dios durante la Pasión de su Señor, porque el Unigénito sabía en Su interior que a pesar del gran y doloroso sacrificio hasta lo alto del monte en la Cruz, el poder de la Santa Arca de Dios reverberaría a través de los tiempos y de todas las humanidades, venciendo nuevamente el mal, derrotando nuevamente al infierno, redimiendo la consciencia de la Tierra.

El Sacerdote Mayor, el Señor del Universo, Jesucristo, el Maestro y Redentor, ante los altares Celestiales, en infinita Creación, ante los ángeles del Universo y los ángeles de la Guarda, les ofrece la comunión mediante estas palabras para fortalecer sus espíritus para los tiempos que llegarán.

Sean celadores de las Sagradas reliquias del Padre que una vez fueron donadas y concebidas para la humanidad.

Sean celadores y guardianes del Arca de la Santa Alianza, así como lo son los ángeles del Universo que contemplan, en el interior del Arca, el Sagrado Corazón de Dios, aquel Corazón vivo que dio la Vida por todos nosotros.

Que la Nueva Humanidad surja definitivamente. Que la indiferencia, la ignorancia y el desamor desaparezcan de esta humanidad, para que en el firmamento de Dios, en la gran bóveda Celeste del Universo, despunten los Nuevos Cristos, como símbolos de la Nueva Aurora.

Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras quedarán en los que son consecuentes con ellas.

El Universo nada desperdicia. El Universo transforma todas las cosas, tan solo cuando el corazón del ser humano se abre para reconocer a Dios en su universo interior y así, poder comulgar con los sagrados conocimientos guardados en las reliquias del Padre delante de la Santa Alianza.

Allí también están las primeras tablas de la Ley, los Mandamientos, algo tan básico que no pueden olvidar; es el “abc” de los discípulos de Cristo.

Y hoy tengo a Mis Pies la Sagrada Menorah, contemplada por los ángeles del Cielo que rodean la Consciencia Divina de su Maestro y Señor, así como por sus ángeles de la Guarda.

Arrodíllense, para que seamos dignos y merecedores de estar delante de los sagrados conocimientos de la Creación que brotaron en el origen, en la Esencia del Padre.

Abriendo Mis Brazos en cruz, así como una vez lo hice en el Monte Calvario:


¡Adonai, Eli, Eli, Olam, El Shaddai, Iod He Vaud He!

Resucita, Señor, la vida espiritual de Tus hijos.

Resucita, Señor, en Tu Sagrada Fuente a Tus estrellas caídas en los cuatro puntos de la Tierra.

Resucita, Señor, a las esencias perdidas, a los soles que se han apagado por el sufrimiento y el dolor.

Resucita, Señor, con Tu Poder por el ofrecimiento de Tu divino Hijo, por Su divina y dolorosa Pasión, a todos los que no merecen estar ante Ti, a los que han dado la espalda a Tu Sagrada Faz.

Así como dije en lo alto de la Cruz: “Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen”, perdónalos Padre, y concibe en ellos, en la Fuente de Tu Misericordia, que las puertas al mal sean cerradas y las puertas de Tu Divino Reino se abran, para que Tus criaturas de esta Tierra, junto a los Resplandecientes y a los doce Arcángeles, proclamen Tu Sagrado Nombre Salvador, porque Tú eres Bendito, Adonai.

Tú eres, Padre, nuestro infinito Amor, nuestro sublime Poder.

Tú eres la llama que nos guía en las tinieblas.

Tú eres la Luz que se enciende en nuestro interior.

Eli, Adonai, Iod, Eli, Eli, El Shaddai, Olam, Vaud He, Abba, Shekinah, Shalom, Iod.

Expresa Señor, en este Universo, el Poder de Tus Espejos, y refleja, en este sistema solar Tu poderosa y sublime Energía, a fin de que todo sea purificado, para que los no redimidos se conviertan, y los Nuevos Cristos despierten, sembrando en la Tierra las bases de una Nueva Humanidad.

Amén. Amén. Amén.


Que estos sagrados poderes también hoy los reciban los que serán sacramentados, para que la Gloria del Padre también se exprese en ellos y ellos sirvan a Dios como dignos hijos del Universo.

Ahora que sus corazones están limpios para recibir las Gracias de Dios, les pido, compañeros, que sean consecuentes en los días que vendrán con todo lo que han recibido como una Gracia inexplicable emanada por Mi Sagrado Corazón.

Así como Pedro colocó el incienso en la mesa de la última Cena para ser sublimado, que hoy este incienso sublime la esencia de los corazones, que libres del pecado puedan alcanzar la vida eterna.

Me serviré de los más fuertes para hacer Mis grandes Obras, porque con ellos convertiré lo imposible.

Que el soplo divino del Espíritu de Dios bendiga estos Sacramentos.

Que el soplo divino del Espíritu de Dios encienda la llama de las esencias.

Que el soplo divino del Espíritu de Dios bautice a los espíritus con el Poder y la fuerza del Espíritu Santo, así como fue su Señor bautizado en el río Jordán, despertando en Su Divina Consciencia la Sagrada Misión de Dios.

Que esta misma virtud despierte en los que hoy serán sacramentados con el bautismo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Llegamos al gran momento anterior a la Pasión y Muerte de su Señor.

Mientras Jerusalén dormía, las santas mujeres junto a Mi Madre María, entraban en adoración, contemplación y éxtasis, comulgando espiritualmente del Sacrificio de su Señor, ofreciendo su llanto, dolor y sufrimiento, por la conversión de los pecadores, por la gran ofrenda que su Maestro y Señor viviría durante ese Viernes Santo.

Mientras tanto, su Señor se encontraba con los apóstoles en el Sagrado Cenáculo, para concebir nuevamente en las esencias del mundo el Soplo Divino del Espíritu de Dios.

Tomé el pan, di gracias al Padre por este sacrificio y les dije a las esencias del mundo: Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados. Y esa sagrada memoria se guardó en el Arca de la Santa Alianza.

Del mismo modo, tomé el cáliz elevándolo al Reino de Dios; con toda la fuerza de Mi Corazón, les dije a los apóstoles: tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Redentor y por todos los santos, para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi Memoria, a fin de que se establezca la redención.

Y así, repitamos la oración que una vez Yo les enseñé en lo alto del Monte de las Bienaventuranzas. Padre Nuestro...(en portugués, en croata y en arameo)

Hoy les agradezco por estar Conmigo, en esta unión entre las razas y los pueblos, entre las religiones y las creencias, a fin de que se establezca en cada una de ellas, el Amor de Dios. Que Así Sea.

Que la alegría de sus corazones se multiplique, para que los corazones sufridos del mundo encuentren en ellos la llama de la esperanza y de la Misericordia de Dios.

Hoy Me elevaré de esta ceremonia, escuchando un himno considerado por Mi Corazón especial para los que se convierten por medio de la fe y de la esperanza.

Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 55.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE CAMPINAS, SAN PABLO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Segundo Mensaje

Y el Soplo del Espíritu de Dios llegará a la Tierra e iluminará a las almas de este mundo para que alcancen la redención y la paz.

La fuerza de este Espíritu Divino es desconocida. Él vivifica a las almas, colma con Su Luz a los corazones y trae sabiduría a todas las mentes.

El Soplo del Espíritu de Dios llegará al mundo en el momento más culminante de la humanidad, cuando las religiones definan sus caminos y cuando todos los pueblos de la Tierra vivan su gran y última transición.

El Soplo Divino del Espíritu de Dios no abandonará a los que creen en Él, porque el Espíritu de Dios, que llenará a los corazones y a las vidas, expulsará las tinieblas, vencerá a las fuerzas del caos, porque el ímpetu de Su fortaleza es desconocido, más aún cuando está en los corazones que invocan Su Poder y Su Divinidad.

Hoy vengo a anunciar el Soplo Divino del Espíritu de Dios porque algunos corazones ya lo están sintiendo y para vivirlo plenamente deben ingresar en el camino de la humildad, así el Soplo del Espíritu de Dios no se apartará y traerá a sus consciencias mucha sabiduría.

Este Soplo Divino del Espíritu de Dios fue el mismo que estuvo en María, Mi Madre, y en Mis Compañeros, los Apóstoles.

Fue el Soplo Divino del Espíritu de Dios que les permitió evangelizar, convertir a los paganos y traer esperanza a los corazones.

Fue el Soplo Divino del Espíritu de Dios el que construyó en las esencias la cristiandad, a lo largo de todos los tiempos y hasta los días de hoy.

Ustedes, compañeros Míos, han decidido, interiormente, ser colmados por el Soplo Divino del Espíritu de Dios, y eso implica una responsabilidad en sus vidas, que ya no podrán ser más las mismas, ya que sus caminos se enderezarán y una nueva vida llegará, porque el Soplo Divino del Espíritu de Dios les hará asumir responsabilidades dentro de la Obra redentora y espiritual de su Señor y Maestro.

Hoy vengo a darles la bendición, porque llegará el Soplo Divino del Espíritu de Dios, el que manifestará sus talentos, sus virtudes y dones, los que harán de los apóstoles de Cristo verdaderos misioneros de la paz y del servicio.

Es el Soplo Divino del Espíritu de Dios que preparará la llegada de los Nuevos Cristos y el despertar de las esencias crísticas que sabrán ingresar, en este tiempo final, en una profunda comunión con Dios, con el Hijo y el Espíritu Santo.

Sea el Soplo Divino del Espíritu de Dios el motivo de su alegría.

Sea el Soplo Divino del Espíritu de Dios la transformación de sus consciencias y la redención de sus seres.

Porque el Soplo Divino del Espíritu de Dios llegará con fuerza y las tinieblas le temerán, porque Su Luz es poderosa e invencible.

Fue el Soplo Divino del Espíritu de Dios que concibió la Consciencia del Hijo Primogénito en la Divina Fuente de la Creación, y desde allí Yo descendí para llegar a la Tierra, encarnar como un hombre y dar testimonio de la Palabra de Vida, así como lo hago hoy desde Mi estado de Ascensión.

Que el Soplo Divino del Espíritu de Dios los guíe, y no teman, porque cuanto mayor sea la batalla deben saber que más grande será la victoria, la victoria celestial.

Refúgiense, compañeros, en el Sagrado Espíritu de Dios, para que se tornen invisibles ante las fuerzas del caos que someten a millones de consciencias en el mundo.

Sean chispas del Soplo Divino del Espíritu de Dios y la Tierra será repoblada de nuevas gracias y misericordias, aunque la humanidad no las merezca.

Que sea motivo de su alegría estar en comunión con el Soplo Divino del Espíritu de Dios, porque así ayudarán a su Maestro y Señor a unir a las almas, a unir a las consciencias y todas las religiones bajo el Sagrado Espíritu de Dios.

Fue el Soplo Divino del Espíritu de Dios que creó el Universo.

En el Principio de todo, fue el Soplo Divino del Espíritu de Dios que por primera vez emitió el Verbo, y el Verbo emitió la Vibración y, a partir de allí, nació el sonido que dio forma y vida a todas las cosas.

Primero se crearon muchas más Fuentes para que la nueva vida de todas las humanidades fuera acogida por los Padres Creadores, los llamados Arcángeles.

En aquel tiempo, el Soplo Divino del Espíritu de Dios trajo una nueva consciencia, en donde no existía nada, y la Esencia del Divino Hijo y del Espíritu Santo, en la Sagrada Trinidad, concibieron la nueva vida en todo el Universo y en todas las moradas que recibirían a la Nueva Humanidad.

En aquel tiempo, el Soplo Divino del Espíritu de Dios atrajo hacia este Universo Material una Gracia muy especial, que fue el nacimiento y el surgimiento de la Esencia de la Madre del Mundo, de la Madre de Dios y Madre vuestra.

Dios les dio una Madre infinita y grandiosa, pura e inmaculada, que se humilló a sí misma para encarnar en este planeta y concebir en Su sagrado Vientre al Hijo de Dios, el Primogénito, el Unigénito, el Omnipresente.

Que el Soplo Divino del Espíritu de Dios, a partir de esos hechos que quedaron guardados en toda la memoria del Universo, pueda renovar sus consciencias, borrar el pasado y elevar sus espíritus a Su Fuente Inmaterial.

Hoy, Mi Corazón Misericordioso les trae este Don inexplicable para la mente humana, para toda la ciencia, para cualquier ser de este planeta.

Fue este Espíritu Sagrado de Dios que quiso que ustedes existieran, para que, algún día, alcanzaran altos grados de amor por intermedio de la escuela de su Maestro y Señor, en la esencia del Amor-Sabiduría.

La humanidad está perdida, y el Soplo Divino del Espíritu de Dios, en las diferentes Faces del Padre, por intermedio de Sus Nombres Sagrados, llegará nuevamente al mundo para colmar a la mayor cantidad de almas con Su Sagrada Presencia, con Su Infinito Amor, con Su Insondable Misericordia.

El Espíritu de Dios no es venerado ni tampoco reconocido.

Recuperen su filiación con el Padre, y la humanidad se redimirá.

Cuando el Soplo Divino del Espíritu de Dios llegue, muchas cosas ya estarán sucediendo, pero no se amedrenten ni tampoco se desesperen, porque quien crea en el Espíritu de Dios se salvará y tendrá conocimiento de dónde estar y qué hacer.

Quisiera que su oferta orante, en el día de mañana, fuera reforzada; que su oferta interior sea aún más grande, así como lo fue hoy, sabiendo responder a Mi llamado, sabiendo escuchar Mi Corazón y comulgando de Mi Palabra.

Yo estoy aquí porque ustedes quieren que Yo esté aquí, sino no podría estarlo.

Por eso, hoy vengo con el Soplo Divino del Espíritu de Dios para repoblar a la Tierra de nuevos códigos, para que sepan que el mal terminará, que el sufrimiento se disipará y que la cura se alcanzará en los corazones.

Mientras vivan sus pruebas invoquen el Soplo Divino del Espíritu de Dios con la misma sinceridad y amor que hoy han ofrecido a su Maestro y Señor, y que ha permitido ayudar a todo el planeta para que no padezca muchos más errores, ni tampoco muchas más transgresiones a la propia vida que Dios les concibió.

Los invito, compañeros, mediante el Soplo Divino del Espíritu de Dios, a realizar un acto de reconciliación con sus seres y entre sus compañeros de camino, así como con sus familias; para que así el Soplo Divino del Espíritu de Dios, en estos tiempos definitivos, esté presente en sus hogares y en cada momento, en cada nuevo paso.

Busquen el Soplo Divino del Espíritu de Dios por los que no lo buscan y les prometo que en poco tiempo no se conocerán, porque se habrán transformado por su ofrenda sincera a Mi Glorificado Corazón.

Que el Soplo Divino del Espíritu de Dios hoy bendiga a los que serán sacramentados y lavarán sus pies, borrando el pasado, el error y el dolor vivido durante los últimos años de sus vidas.

Que el Soplo Divino del Espíritu de Dios los renueve, porque será ese Sagrado Espíritu el que podrá quedar en sus corazones cuando los Sagrados Corazones se recojan y ya no vengan más, recordarán este día y deberán revivirlo para no perder la fuerza interior para concretar la Obra de Dios sobre este planeta.

Mientras bendigo los elementos del altar, que sea elevado al Universo su acto de reconciliación y ofrenda al Padre Creador para que Él también los bendiga con la fuerza de Su Espíritu Divino, el que los hará invencibles ante las fuerzas del mal.


Padre del Universo,
Sagrado Corazón Creador,
que hiciste emanar la Vida desde Tu Divina Esencia,
que emitiste el Soplo de Tu Espíritu para manifestar la Creación
y dar vida a Tus criaturas,
las que por toda la eternidad alabarían Tu Sagrado Nombre,
santifica estos elementos,
santifica a Tus hijos,
sana las heridas, repara los corazones,
para que sientan la fuerza interior de Tu Espíritu,
y Tu Espíritu sea el motivo de la renovación de sus seres en el camino espiritual.

Que se cumpla Tu Propósito
y que se geste en Tus criaturas una Nueva Humanidad.

Que así sea.
 

Les doy a los más simples todo lo que tengo, porque en ellos se gesta Mi Confianza.

Hace más de dos mil años les dejé un testimonio, una vivencia divina que también proviene del Soplo Divino del Espíritu de Dios, y este se manifestó como uno de Sus más grandes Dones, a través del Sacramento de la Comunión.

Hoy les vuelvo a decir, compañeros, así como les dije a los Míos, dentro de una humilde casa en Jerusalén, en donde su Señor y Maestro se preparaba para Su gran y última entrega.

Tomando el pan entre Mis Manos, le dije al Todopoderoso: “Padre, acepta la oferta de Tu Hijo, por la conversión de los pecadores y la redención de los impíos”.

Él bendijo el pan y en ese momento el Soplo del Espíritu Divino de Dios habló a través de Mi Boca y les dije a los Apóstoles, así como al espíritu de las santas mujeres: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.

Del mismo modo el Soplo Divino del Espíritu de Dios bendijo el Cáliz y aceptó la ofrenda de Su Unigénito, y en ese momento el Verbo Divino expresó para todos los presentes en aquel tiempo: “Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre, Sangre de la Alianza nueva y eterna, que será derramada por Su Señor y por todos los mártires para el perdón de los pecados y la salvación de los mortales”.

En ese momento, el Soplo Divino del Espíritu de Dios salvó a la humanidad.

Que el Señor bendiga estos elementos bajo la Luz poderosa de la Cruz de Emmanuel, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Los que aún hoy no se confesaron, que lo hagan interiormente, en este momento, ante su Maestro y Señor que viene a darles la absolución de sus pecados, la reparación de sus corazones con la Luz de la Fuente de la Vida Eterna.

Mientras escuchan la melodía, confiésense a Mi Sagrado Corazón y háganlo por todos los pecadores, especialmente por los que no aceptan el Nombre del Señor y crean las guerras en el planeta, la división entre las naciones y la indiferencia entre los corazones.

Hoy Me estoy sirviendo de todas sus oraciones, las que fueron pronunciadas en este día, para que el Soplo Divino del Espíritu de Dios también llegue a los que escuchan detrás de este medio de comunicación.

El Resurgimiento de Cristo está sucediendo, y así como en el Getsemaní pisé con Mis Pies a la mala serpiente, hoy piso con Mis Pies lo que causa el dolor, la indiferencia y el temor en los corazones, y así, se disipará.

Y Me elevo al Cielo escuchando sus canciones, que glorifican aún más Mi Sagrado Corazón para que Él pueda derramar Sus Rayos de Misericordia, de Gracia y de Redención en toda la vida planetaria.

Yo los bendigo, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Les agradezco por hoy estar Conmigo en la humildad del corazón, en la simplicidad de la oración y en el amor de sus espíritus.

Reciban Mi Paz como un bálsamo para sus vidas y que esta Paz inmaterial se expanda por donde vayan. Amén.

MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 55.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE CAMPINAS, SAN PABLO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Primer Mensaje

Mi Voz se vuelve a escuchar en los desiertos de este mundo y Mi Palabra hace eco en los corazones que reconocen la Faz Glorificada del Señor.

Yo Soy el último Profeta de estos tiempos.

Así como Soy el Principio, también Soy el Fin, y por Mí todo pasará, hasta la última célula viva de este planeta.

Porque Yo provengo de un misterio infinito, de una Creación infinita, de una Fuente inmaterial que el mundo no puede tocar, porque ella solo vibra en el espíritu.

De ese Gran Espíritu Yo provengo y de allí proviene Mi Voz que es la Palabra de Vida, la que trae para el mundo la renovación y la paz; la que construye en las almas la religación con Dios y con Su Divino Reino.

En esa Fuente inmaterial Yo fui concebido para poder llegar a esta Creación, para poder mostrarme ante ustedes y estar entre ustedes compartiendo el Camino de Dios, que es el único camino que unirá a todas las religiones.

Hoy estoy aquí como el Señor de las Religiones, para sintetizar de cada una de ellas lo mejor, lo más evolutivo, lo bueno.

Hoy vengo a tejer con Mis propias Manos, a través de las religiones, el último collar de Luz que unirá a cada una de ellas, en un único camino en donde algún día se encontrarán para darse cuenta, finalmente, que la única religión es el Amor de Dios, el Amor de la Fuente que trae sabiduría, entendimiento y comprensión infinitos.

Así como Yo estuve en el pasado, hace tanto tiempo, anunciando la Palabra de Vida y el Evangelio en los desiertos, hoy, el último Profeta de Dios retorna a los desiertos para proclamar Su Retorno, el que unirá todo lo que está separado en la consciencia de los hombres de este mundo.

Así como se unirán las religiones, también se unirán las culturas que proclamarán el Reino de Dios y alabarán Su Magnitud, Su Resplandor e Infinidad.

Ese momento se acerca, en el que todo quedará claro, en el que todo se revelará y ya no habrá diferencias, porque el fin de un tiempo se aproxima y la transición más difícil se acerca. Y aquellos que no busquen la Religión del Amor, la que viene de Dios, perecerán.

Por eso, antes de que todo suceda, amen sin fronteras y sin resistencias.

Permitan que el Rayo de Mi Corazón, el Rayo del Amor-Sabiduría, los impregne y los transforme en el modelo que tanto espero.

Que las religiones se abran, espiritualmente y en esencia, para recibir al Señor del Universo; para recibir a Aquel que una vez proclamó el Evangelio en los Templos de Jerusalén y que ahora proclamará Su Palabra Redentora en todos los Templos de la Tierra y en todas las religiones del mundo.

Y así la humanidad comprenderá que la espiritualidad de las religiones no fue totalmente contada y que a todos les faltaba el eslabón del Amor para unirse a la gran cadena del Amor-Sabiduría.

Yo nací en Medio Oriente hace más de dos mil años para unir el Lejano Oriente y el Occidente, para que todas las religiones que nacerían, y las que ya habían nacido, encontrasen, al final del camino, el único Camino de Dios que es el camino del Amor, el que unifica las esencias, el Amor que trae la verdad y el entendimiento por encima de todas las cosas.

No solo Soy el Señor de Oriente, sino también el Señor de Occidente, el Señor de las Religiones; porque las religiones del mundo deberán curarse, curarse de sus heridas más profundas para poder reconciliarse con Dios y así entrar en comunión con el Infinito.

El Padre es Uno solo.

Pero Él está presente en Tres Personas: el Creador, el Hijo Primogénito y el Espíritu Santo.

Tres vertientes de Luz que llevan este Universo a la elevación de la consciencia y a la unidad con el universo interior de cada ser.

Yo vengo con este mensaje porque es un mensaje de preparación para lo que vendrá después, cuando el Señor de las Religiones visite el Lejano Oriente y una esa parte de la humanidad, como une esta parte del planeta, este lugar, con la Fuente.

Que todos puedan beber de estos sagrados conocimientos. Que todos puedan recibir estos sagrados impulsos que son parte de la revelación del Libro de Dios, en el que está escrita la última parte de la historia de esta humanidad, la que transita hacia un nuevo tiempo y hacia un nuevo amanecer; la que nacerá a una nueva consciencia, dejando atrás la consciencia del pasado, de la indiferencia y del error.

Acompañen al Señor de las Religiones en Su predicación por el mundo, siendo embajadores de la paz y buenos obreros de Dios para que nunca les falten las Gracias, las que el Señor hace brotar de Su Fuente Infinita, de forma incansable e inagotable.

Hoy Mis Palabras son misteriosas. Hoy Mi mensaje es simbólico porque todo está por revelarse y solo les corresponde comprender una parte; porque deben saber que están dentro de Mi Proyecto, el cual deben proteger de ustedes mismos para que no se aparten de él ni tampoco se alejen de la guía de Mi Mano, de la Luz de Mi Corazón, de Mi silenciosa Mirada.

Las religiones del mundo vivirán su etapa final, su definición, y los tiempos que llegan los llamarán para que todos se unan en el amor y en la unidad; de lo contrario, no será posible persistir.

Lo que está escrito se cumplirá.

Todo forma parte de un nuevo tiempo y de una nueva experiencia, solo deben tener la fe fortalecida para que nada los sorprenda.

Porque cosas inimaginables sucederán, y sus voces deberán estar unidas con lo Alto mediante la oración, para que la guía espiritual nunca les falte; porque en verdad les digo que las ovejas aún no saben caminar entre las tinieblas para no perder el sendero de la Luz.

Por eso Yo Soy el Fin, así como Soy el Principio.

Y hasta que no se cumpla lo que Mi Padre Me ha pedido no descansaré, no dejaré de venir al mundo a prepararlo para su despertar y su gran momento de redención.

Mientras tanto, sigan Mis pasos por los que ya no los siguen.

Acompañen a Su Maestro tomándose de Mi Mano para que Yo los pueda guiar, aunque nada comprendan o nada acepten.

La humanidad ha decidido desviarse de su destino final, por eso Yo vengo para volver a colocarlos en el camino, para que encuentren el único Camino de Dios, el que los llevará al Amor y a la Verdad.

Que esta Maratón sea la unión entre todas las esencias crísticas de las religiones que, a pesar de tenerme o no presente en sus cultos y ceremonias, ellas deben conseguir, mediante Mi Intercesión y sus oraciones, alcanzar la unión con la Fuente y el Infinito para que todos se puedan redimir algún día.

Sonrían en esta Maratón para aliviar el sufrimiento del mundo.

Hay muchos corazones que están desesperados porque no consiguen escuchar la Palabra de Dios, ni tampoco consiguen vivirla en estos tiempos difíciles. Pero aún la puerta a Mi Divina Misericordia está abierta; aún el Océano de Mi Misericordia está siendo ofrecido para que las almas se sumerjan en él y sean lavadas por la Luz curadora de Mi Corazón.

Que se cumpla el advenimiento de lo nuevo y que la mayoría de los rebaños de Dios, en las diferentes religiones del mundo, consigan participar del gran momento de la llegada de su Redentor.

Y cuando ese momento llegue ya no diré ni una palabra más, porque los propios hechos serán en sí el mensaje, los propios acontecimientos físicos en el planeta anunciarán Mi Retorno.

Aparición de Cristo Jesús durante el Sagrado Llamado, en el Centro Mariano de Aurora, Paysandú, Uruguay; transmitido al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Si vives dificultades dentro de Mi Plan, es señal de que él se está cumpliendo.

Ten siempre una mente madura y un corazón fuerte, para aprender a superarte a tí mismo todos los días, sabiendo que por detrás de cada prueba y de cada desafío, está Mi Corazón y se proyecta Mi Voluntad sobre tu vida: en todos tus sentidos, en cada respiración, así como también en cada nuevo sueño.

No pierdas tus expectativas. Eso también se lo dije a Mis apóstoles en el pasado. Mantén tu espíritu ardiente y el gozo de Dios siempre te colmará.

No existe amarra ni lazo que no pueda ser desatado. No existe obstáculo ni prueba que no pueda ser superada. Porque si confías en Mí plenamente, Mi Corazón te protegerá y Yo siempre renovaré tu vida a través de los aprendizajes, de las enseñanzas y de las pruebas, que en este próximo tiempo deberás vivir por Mí.

Pero no te desanimes. Si Yo Soy tu Señor y tu Dios, nada te faltará. Tengo grandes tesoros especiales para entregarte, cuando tus pasos se dirijan solo hacia Mí y puedas encontrar la libertad en Mi Camino.

No tengas miedo de saber lo que te espera a la vuelta del camino. No tengas miedo de sentir el poder y el rigor de Mi Voluntad, porque si Yo, que Soy tu Esposo y tu Compañero, estoy a tu lado, nada te pasará. Solo necesito que crezcas en los grados de amor, de la entrega y del servicio.

Muchas almas necesitan aprender por medio de tu ejemplo, sincero y verdadero, para Conmigo.

Cuando estés a punto de caer en el abismo o en una gran dificultad, te sorprenderás, porque Yo te tendré entre Mis Brazos, para consolarte y darte la fuerza del espíritu.

A Mis más preciados soldados, a los que Yo he convocado y he escogido para Mi tarea planetaria, les exigiré grandes cosas. Y sé que tal vez, podrán ser grandes para ellos, pero Yo siempre los socorreré, siempre los auxiliaré. Y a pesar de que Mi Consciencia esté en silencio, no perderé un momento, ni la oportunidad de poder acompañarlos en los pasos hacia la transformación y de la redención.

Apóstol Mío: vierte tus aspiraciones sobre Mí, porque Yo también deseo ser consolado por tu entrega, por tu dedicación y por tu gran perseverancia. Solo deseo el bien para ti, pues Yo, el que te habla, que Soy tu Dios, estoy aquí; confía en Mí y tómate de Mi Mano, para poder llegar hasta el fin, a lo que más deseo para ti, a lo que he pensado y he diseñado en la meditación de Mi Corazón y de Mi Espíritu.

Yo solo seré tu refugio y no existirá otro. El mundo es una ilusión y se sumerge en sí mismo, en la perdición. Por eso Yo ofrezco grandes sacrificios para los que he escogido con Mi propia Mano. Y aunque tú no comprendas completamente Mi Voluntad, Yo te ayudaré a sustentar la cruz que Mi Padre te ha entregado. Y seré el nuevo Cirineo, Aquel que viene a ayudarte para alcanzar la libertad y el perdón de todas tus penas.

¡Vacíate, vacíate, solo vacíate !

Anímate a hacerlo por Mí y Yo haré muchas cosas a través de ti, porque Mis designios son muy desconocidos; Mis Voluntades son inexplicables. Pero Mi Propósito para tu vida es muy claro y nunca lo cambiaré, porque lo que está escrito en el Corazón de Mi Padre se cumplirá.

Por eso, Yo te llamo. ¡Sígueme y no te canses de hacerlo!

No vengo a mirar tus pecados. No vengo a contemplar tus imperfecciones, tus dudas, ni tampoco tus fracasos. Solo necesito que confíes en Mí y que Me esperes todo el tiempo en la adoración, en la oración, en el silencio, en la comunión con la Naturaleza. Y de la nada, todo se disolverá, porque Mi enemigo no conoce el amor, ni el poder que él tiene.

Tú eres una chispa de Dios. Eres una célula inmaterial de Su Espíritu. Y Él una vez sopló y viajaste por el Universo para encarnar como espíritu, dentro de una gran experiencia que es el amor.

Sin amor nadie puede vivir, tampoco el mundo. Sin amor, las almas mueren. Sin amor, las almas enferman. Cuando no puedas estar en el amor, búscalo en Mí, que Yo te lo daré, te lo haré sentir como en el primer día en el que te decidiste a decirme sí. Y todo pasará. No existirá angustia ni temor que prevalezca, porque el Amor que Yo tengo por los que he escogido con Mi Mano es intransferible.

Reposa, en esta noche, tu espíritu sobre Mis Brazos y entrégate a Mi Amor renovador. Yo tengo la potestad de cambiar todas las cosas y todos los acontecimientos. Si por lo menos las almas del mundo miraran con sinceridad a Mi Corazón, ya no existiría el sufrimiento.

Por eso sufro por los que no se entregan. Sufro por los que Me abandonaron y no supieron confiar en Mi Amor; porque Mi Amor, hasta el fin de sus vidas, será desconocido y solamente lo conocerán en la Eternidad, en el Paraíso, en donde ya no existe ni vive el dolor, ni el sufrimiento.

Quisiera, apóstol Mío, que te rindieras a Mis Pies, que te postraras ante Mi Presencia cada vez que lo necesites; porque Yo te levantaré del suelo y te haré fuerte, tan fuerte como lo fueron los apóstoles y nadie perderá su camino, porque quien confía en Mí no perecerá. Podrá atravesar una gran prueba, pero en el mayor naufragio, en la mayor duda o en el mayor cautiverio, Yo estaré allí presente, esperando que Me busquen, que Me encuentren, que Me abracen y que sientan el Fuego Misericordioso de Mi Corazón.

Hoy entrego estas palabras a los que persisten y no se cansan; a los que se animan a amar todos los días más allá de sí mismos. Porque si en verdad amaran el misterio, él se conocería y las almas adquirirían sabiduría para realizar las Obras de Dios.

Hoy vengo a cicatrizar una herida espiritual imperceptible y a pasar Mi Mano sobre ella para poder curarla, sabiendo que la Voluntad de Mi Padre se cumplirá.

No desistas ni te canses. El soplo del Espíritu te auxiliará y se abrirán las puertas, se iluminarán los caminos y las tinieblas desaparecerán a tu alrededor. Solo necesito que te entregues a Mi Confianza, para poder dar el gran y último paso, el que te desposará Conmigo eternamente. Y viviremos una Alianza espiritual y amorosa, desconocida para tu alma. Porque quien se desposa Conmigo alcanza la libertad y es semejante a un ave en alto vuelo, libre para poder alabar a Dios por toda la eternidad y para estar algún día entre los santos y los bienaventurados, proclamando con los coros celestiales, el retorno de su humilde Maestro y Señor.


Padre, hoy Te imploro. Da fuerza a los que Te escuchan. Da ímpetu a los que Te siguen. Haz crecer la fe en los corazones que Te claman. Y Te aseguro, Adonai, que el mundo cambiará, porque la Tierra será repoblada de Nuevos Cristos, que serán como llamas semejantes al Espíritu Santo y que estarán entregadas a Ti, en adoración.

Padre, Amado Señor, fortalece la esperanza; obra en Tus criaturas por medio de la cura y de la redención, para que todos los autoconvocados y los que aún no se convocaron, estén a Mi lado, celebrando junto a Mí la ceremonia del Perdón y de la Reconciliación.

Da a conocer, Señor, Tu Infinita Voluntad. Da de beber a todos de la Fuente de Tu Amor, para que las heridas más profundas y desconocidas se cicatricen y se establezca, Señor, Tu Reino para siempre. Amén.


Deja tu corazón vacío para Mí, y Yo podré depositar Mis mayores tesoros, los que se revelarán con el tiempo por medio de tu servicio, de tu entrega y de tu caridad.

Que Mi Nombre resuene en los corazones del mundo, para que Mi Palabra se cumpla en todos los que he llamado en este tiempo, para servirme.

Quédate en Mis Brazos y siente Mi Paz.

Quédate en Mis Brazos y siente Mi Aliento.

Abrázame fuerte y escucha el latido de Mi Corazón, coloca tu cabeza sobre Mi Pecho, para que resuene en tu interior la flamante Llama de Mi eterno Amor.

Que tus faltas se disuelvan. Que tus pecados sean perdonados y que tu alma se consagre a Mí, para que en los últimos días de la vida, te unas en matrimonio espiritual Conmigo, para siempre.

Y así, los Jardines del Cielo florecerán. Y como una dulce esposa, caminarás entre las rosas hacia Mi encuentro, libre del pasado y de todo dolor. Y al final de los Jardines, Me encontrarás y colocaré en tus manos Mi Sagrada Alianza, para que seas Mi compañera de camino y así vivas, después de esta vida, Mi Voluntad en otros espacios del Infinito.

Y serás una estrella incandescente, que tendrá escrita en su interior la historia de la redención y del perdón. Y muchos seres del Universo conocerán esa historia, porque finalmente tu esencia será como un espejo que derramará de la Fuente, el Amor, que todo perdona, todo cura y todo redime.

Y reuniré a las estrellas del Universo para la ceremonia. Y todas las esencias que se han consagrado a Mí, se desposarán con su Rey y Señor. Y Yo, con el Cetro de la Luz de Dios, en compañía de María Santísima, bendeciré a todas las esencias, las consagraré y las desposaré con Dios, para siempre.

Y en esa hora ya no existirá el mal, porque todos los que hayan confiado en Mí, conocerán el verdadero Amor y la verdadera Sabiduría.

Pacifica tu corazón. Calma tu mente y entrégate a Mis Brazos, para que Yo pueda dejar en ti el Universo de Mi Amor y de Mi Misericordia.

Vean cuán grandioso es el Amor del Padre; Él, que es tan grande e infinito, se hizo pequeño entre Sus criaturas, y entregó lo más grande que tenía: a Su Hijo, para que Él, mediante el pan y el vino, diera de comer de Su Cuerpo y diera de beber de Su Sangre, a fin de establecer la Alianza entre las almas y el Creador.

Con especial gozo y alegría, hoy bendigo este pan. Y vuelvo a repetirles: tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que fue ultrajado por los hombres, para el perdón y la remisión de los pecados.

De la misma forma les digo: tomen y beban todos de él, porque este es Mi Cáliz, es Mi Sangre de la nueva y eterna Alianza entre los hombres y Dios, a fin de que se cumpla Su divino y magnífico Propósito.

Que los que hoy coman y beban de la Mesa del Señor se regocijen, porque sus pecados fueron perdonados, sus amarras fueron liberadas y el Amor del Glorificado y Sagrado Corazón de Jesús triunfó sobre los redimidos. Amén.

Y ahora, deja que Yo lave tus manos, tus pies y tu cabeza, con la Fuente Espiritual del Amor, para que todo sea renovado y no existan dudas de que este es el Camino que Yo te ofrezco para vivir todos los días, hasta que Yo pueda ver con Mis propios Ojos y sentir con Mi propio Corazón, que Me has superado en el Amor.

Y aunque no lo creas, eso es posible, porque quien de verdad ama, se dona; y quien se dona, se entrega a Dios incondicionalmente.

Establece entonces, para los días que vendrán, este matrimonio Conmigo y deja que te coloque el velo para desposarte Conmigo y te entregue Mi Alianza para que te unas a Mí. Porque Mi Corazón no solo guarda tesoros, sino también muchos misterios de amor, que en este tiempo deseo derramar sobre las almas que Me buscan y que deseo entregar a las almas que más Me necesitan.

¡Tengo tanto Amor para dar, pero muchos corazones lo rechazan y lo cambian por otras cosas, por otros deseos o por otras satisfacciones!

¡Necesito de Nuevos Cristos para poder seguir adelante con Mi Obra!

¡Sonríeme!, porque quiero ver tus ojos brillar y que tus lágrimas sean de gratitud y de esperanza por los que sufren, por los que lloran con desconsuelo y no tienen alivio. Y así, a través de ti, Yo podré llegar a cada una de ellas y te reafirmarás en tu camino, hasta que al final te encuentres Conmigo en el Cielo.

Quiero escuchar, en esta noche, una canción de una esposa Mía, canción que revela una historia de amor entre un alma y Mi Corazón. Y por la cual, todas las almas se podrán sentir unidas a Mí, por medio de ese canto tan simple.

Deseo que algún día, en su ardiente aspiración y compromiso Conmigo, nos veamos cara a cara. Porque por más que Mi trabajo y Mi deber sea muy grande para con el mundo, el Señor siempre tiene Su espacio para los que necesitan ser escuchados en la oración y en el silencio.

Yo los bendigo en nombre de todos los ángeles y arcángeles del Cielo, en nombre de la Fuente renovadora del Amor que cura y cicatriza las heridas.

Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estén entre ustedes, ahora y siempre. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Llevaré la súplica de esta canción, por todas las almas que no tienen la oportunidad de conocerme ni de escucharme. Eso habla de la importancia de difundir Mi Mensaje al mundo entero y en todas las lenguas posibles.

Les agradezco.

 

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 54ª Maratón de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano de Aurora, Paysandú, Uruguay, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Hoy vengo a traer el Silencio de Dios al mundo, para que sea sentido, para que sea recepcionado por los corazones, por los que llevan adelante la Obra de Dios en este planeta.

El Silencio de Dios trae un cambio importante para las almas del mundo, especialmente para aquellas que están sumergidas todavía en la ilusión y que no consiguen por sí mismas salir de ella.

El Silencio de Dios fue el que permitió la creación de los universos, de los cuerpos celestes, de los planetas, de los soles y de las estrellas.

Del Silencio de Dios surgió el Divino Pensamiento para toda la Creación. De ese Silencio, después surgió la vida por la fuerza del Soplo del Espíritu, quien manifestó la esencia, y después, la materia.

Dios pensó en todo, en cada detalle y cuidó de todo para que Sus hijos fueran parte de esta Creación y se sintieran partícipes de cumplir con una parte de Su Voluntad, entre tantas humanidades, entre tantos universos, entre tantas galaxias

Pero esta Creación debería vivir un gran aprendizaje, el cual surgió hace mucho tiempo atrás, en el Universo, con la Rebelión.

En ese momento, los Portadores de Dios tuvieron que decidir, en el camino de la dualidad, por el bien o por el mal. Y una cicatriz, una herida, quedó abierta. Y el Silencio de Dios, que regenera la vida y la consciencia, se retiró, desde el momento en que uno de los Padres Creadores no obedeció a la Fuente, ni a las Leyes del Altísimo.

A partir de allí, de esa Rebelión universal, el planeta fue escogido por el Padre para llevar adelante el máximo Proyecto de Amor Crístico.

En ese momento, el Silencio de Dios se recogió en lo más íntimo de Su Ser y de Su Existencia. Pensó, contempló y meditó en toda la Creación, en todo lo que ya existía, para buscar una respuesta a la gran falla de las humanidades del Universo.

Mientras tanto, espíritus valientes y desconocidos, circundaban por las estrellas como grandes ángeles de Luz, llevando un mensaje de Paz y siendo portadores de la Paz que uniría a toda la Confraternidad, a fin de cicatrizar las heridas y borrar las huellas que quedaron grabadas en millones de consciencias que hoy están aquí, en este planeta.

Cuando Dios se recogió en Su Silencio y contempló a la Creación y los errores cometidos por Sus criaturas, fue cuando los Resplandecientes, los Elohim o los Hellel, se reunieron ante los Tronos del Creador para entregar una decisión tomada, que en verdad, compañeros, era una petición de todos los seres de la Luz, de todos los ángeles, que buscaban en Su Sabiduría y Amor, una sabia respuesta.

Esa respuesta y esa petición fue el surgimiento de la Segunda Persona de Dios, de Su Amado Hijo, para que el Espíritu del Amor-Sabiduría descendiera de lo más invisible del Espíritu, hacia lo más material y encarnara entre los hombres de este mundo, llevándolos a la Redención y al aprendizaje del Amor y del Perdón.

A partir de ese momento, el Proyecto de Dios y la Creación fueron recreadas. San Miguel Arcángel, San Rafael Arcángel y San Gabriel Arcángel se comprometieron a llegar a la humanidad, para prepararla para ese gran acontecimiento del Nacimiento de Cristo.

El Hijo del Padre, portador del Amor-Sabiduría, llegó como un Sol, más brillante que todos los soles, trayendo en Su Esencia y Divinidad la experiencia que la humanidad debería vivir, por medio de Su Nacimiento, de Su Vida pública y de Su Muerte.

Hasta los espíritus más caídos de este planeta, durante la existencia de Cristo sobre esta humanidad, aprendieron y vivieron la redención, el perdón de los errores. Y así se cerró un ciclo.

Por eso Judas, el antiguo apóstol, fue el antes y el después para esta humanidad y este planeta. Fue él quien se ofreció, en su más grande ignorancia e indiferencia, a recrear esta Creación. Así, como parte de la condición humana, llevó al mundo a la escuela del perdón y de la reconciliación. Y aunque el destino de Judas no fue muy bueno, su Maestro y Señor, a pesar de que supiera de su traición, lo perdonó, al igual que su Madre María.

¿Por qué hoy les cuento esta historia?

Porque la humanidad todavía no sabe de la esencia de Mi Evangelio y de Mi Existencia en esta humanidad.

Desde la Rebelión hasta el presente, muchos errores se siguen cometiendo. Por eso es tan importante la manifestación de la Obra de la Misericordia en todas las naciones y en todos los pueblos. Esta es la última tabla de salvación que les entrega Dios, para todas las criaturas de este mundo.

Una parte de la humanidad fue redimida durante el tiempo de la Presencia del Señor. Pero otra parte aún no fue redimida, que es esta última civilización del fin del tiempo, que tiene el chance de vivir la redención y el perdón.

Del Silencio de Dios surgió la Fuente del Amor-Sabiduría, la que a través de los tiempos y de los ciclos fue descendiendo de plano en plano, hasta llegar aquí, con el Nacimiento del Mesías y Redentor.

La humanidad necesitaba tener encarnado el propio Amor-Sabiduría, para que lo pudiera comprender, sentir y vivir. De lo contrario, no hubiera sido posible la redención de los espíritus más resistentes que cometieron errores, en tiempos anteriores.

Aún este planeta y esta humanidad son la escuela escogida para la expresión del Amor-Sabiduría entre los seres y las almas. Hasta que Nuevos Cristos no surjan en el fin de estos tiempos, esa escuela de Amor-Sabiduría, de perdón y de redención, estará abierta, para que las almas la puedan vivir y puedan aprender cómo amar cada día más, sin condiciones, así como amó su Maestro y Señor, los mayores ultrajes, las temibles indiferencias, los grandes errores de toda esta raza, aún no redimida.

Aún les cuento esto, compañeros, porque veo en sus corazones el potencial de un Cristo del Nuevo Tiempo, que debe animarse a no ser nada más para sí, sino todo en donación por los demás, y sin condiciones.

A través de estos últimos tiempos, los he llevado de la mano a la experiencia en la escuela del Amor-Sabiduría. Y así como lo fue en el antiguo Oriente, en este tiempo Mi gran deseo y aspiración, es que en Occidente surja una raza de Nuevos Cristos; de seres abiertos de corazón, de almas en donación; de espíritus incansables al servicio del Plan del Creador.

Los Cristos del Nuevo Tiempo, que surgirán de diferentes religiones y caminos, y que se encontrarán en un mismo estado de consciencia y de vibración, son los últimos santos de los últimos días, que prepararán el Retorno de Cristo para el momento más difícil de la humanidad, que ya se aproxima.

Ustedes son parte de la transición de ese acontecimiento. Su historia de redención y de amor está siendo escrita en los Libros de Amor de los Señores de las Vestiduras Blancas. Si esta historia se concreta y finaliza, un importante acontecimiento sucederá, para que más consciencias puedan ser partícipes del Retorno de Cristo y podrá ser evitado que esas consciencias sean trasladadas hacia otras moradas.

Deseo que con su corazón ardiente, que he visto durante esta Maratón, ese ardiente amor que los lleva a encontrar el Amor-Sabiduría, pueda permanecer en ustedes, sobre todo en este ciclo, en donde las pruebas serán más grandes y los desafíos serán más inalcanzables. Pero quien esté en el Amor-Sabiduría, estará en Mí y Mi Padre estará en ustedes, para que siempre los conduzca por el camino de la Verdad y del Amor.

Hay muchas cosas que la humanidad no sabe del Universo ni de la Divina Existencia. Hoy solo les he contado menos del uno por ciento. Imaginen entonces, compañeros, cuánta historia está escrita en los Espejos de Dios y en toda la Fuente de donde surge la vida de las esencias, de las almas y de los espíritus encarnados en este y en otros mundos.

Ya no piensen que esta Tierra, que este planeta, es el único que está vivo, con una humanidad. Abran sus consciencias a lo infinito del Universo y vean que dentro de él existe mucha más vida de lo que parece; que existen consciencias que los aman y que ustedes desconocen que sirven al Proyecto de Dios silenciosamente, para que la Creación, y en este caso los universos, se mantengan en perfecto equilibrio y armonía.

Los invito, con ánimo de alegría y de motivación, a penetrar en las Leyes del Universo, en aquello que es intangible y cósmico. Así, algún día podrán tener la sabiduría y la comprensión de que todo forma parte de una Jerarquía.

En este tiempo compañeros, la obediencia será impredecible. La obediencia también será una escuela para Mis apóstoles, porque será la forma de permanecer en la Luz, o lejos de ella.

La obediencia a Dios y a Su Plan, no son restricciones ni reglas, tampoco lamentaciones ni resistencias. A partir de que uno de los Padres Creadores desobedeció a Dios, decretó en este Universo la prueba de la desobediencia en todas las criaturas, no importando su evolución o despertar. Ustedes, con su compromiso y adhesión a Mi Corazón Misericordioso, deben ayudarme a vencer definitivamente esta dualidad, para que este Universo local viva el ciclo, el ciclo que le espera, de ser recreado como el Padre lo piensa en Su Silencio interno.

Por eso retornaré al mundo, en Gloria, Luz y Potestad. Y nadie podrá escapar a ese acontecimiento tan importante, en donde leyes, puertas y energías sublimes serán movidas, para que el Hijo Solar retorne a esta humanidad.

Cada cumplimiento del Plan y su etapa, es vital. Por eso la importancia de cumplir con Mis pedidos y con la convocatoria de la Jerarquía Celeste. Eso testimoniará al Padre que es posible llevar adelante Su Aspiración Cósmica, no solo en este planeta, sino en el Universo.

Y cuando el Retorno de Mi Glorificado Corazón se concrete, muchas cosas se terminarán. Y como he dicho, no quedará piedra sobre piedra, sino corazones triunfantes.

Cada detalle, cada acto de amor, cada oración, así como cada caridad que ofrezcan, construye el Plan del Padre en esta humanidad y activa pulsantemente a los Cristos del Nuevo Tiempo.

Mi Propósito, amados Míos, es hacer un corte en el tiempo y en el espacio de la historia de este Universo, para que sea purificado, transmutado y liberado. Y que a partir de Mi regreso al mundo por segunda vez, se reescriba finalmente la historia de la redención y el despertar de los Nuevos Cristos al Amor Crístico.

Mi Corazón se aflige por aquellos que no pudieron seguir Mi Propósito y que hoy no pueden escuchar este mensaje, en donde les he revelado, con total apertura, una pequeña parte de la historia de esta Creación, de esta vida infinita que los llama para la elevación de la consciencia, para que todas las razas, todos los pueblos y todo este planeta, se eleven de plano y de liberación y formen parte de la Confraternidad.

Vengo a decir esto fuera de Mi Iglesia, que está extendida por toda esta Tierra, para que muchos más corazones, independientemente de su religión o de su credo, puedan saber que Yo Soy el Amor-Sabiduría, que Soy más que Jesús. Soy el Unigénito, el Primogénito del Padre; el que fue anunciado por los labios del Arcángel Gabriel, para traer al mundo la redención y la misericordia de todas las criaturas.

Hoy, como Profeta y Pastor de nuestro Altísimo Padre del Universo, vengo a extender la historia del Apocalipsis. Vengo a extender lo que ha escrito Juan en el libro del Apocalipsis, porque a medida de que los Cristos despierten y se confirmen, la historia cambia, y la posibilidades de redención en las almas es visible y se concreta.

Yo los invito, compañeros, a persistir en este nuevo tiempo que llega, a soportar los embates, a transmutar las interferencias y a sufrir con valentía las disociaciones y las pruebas, sabiendo que Mi Mano poderosa e invencible, que Mi Rayo glorificado, estarán extendidos hacia ustedes, para siempre salvaguardarlos, y ayudarlos delante de cada prueba.

Para que la humanidad sea merecedora de una nueva oportunidad, grupos de almas en diversas partes del mundo, se ofrecerán a sostener, junto Conmigo, a esta humanidad, a fin de que al menos una cuarta parte de ella se redima y sea la que repoblará la Nueva Tierra y vivirá el principio de una nueva y fraterna humanidad.

Mientras tanto, no dejen de sostener con sus manos la Espada de Fuego que les ha dado el Arcángel Miguel, para que en las batallas sus oraciones sean las grandes vencedoras contra el mal y todo lo que disocia a la mente humana.

Que su Escudo Protector, entregado por el Arcángel Rafael, sea la fe, la que moverá los acontecimientos y generará oportunidades inexplicables en las consciencias, que ni siquiera hoy se imaginan.

Que su Casco de Luz, entregado por el Arcángel Gabriel, sea la protección de su sabiduría y de su discernimiento, para que siempre sepan qué hacer y en dónde estar, cuando la Jerarquía los convoque a la gran misión.

Con todos estos testimonios de la Creación, vengo a bendecir a los que hoy se sacramentarán, sabiendo que por detrás de cada Sacramento aún se encuentra un misterio que no fue develado. Por eso, quien vive un Sacramento con total apertura del corazón, develará ese misterio y penetrará en la esencia de la Divina Existencia.


Padre Altísimo, Creador de todo lo que existe, Te pido, en el nombre de Tu Amor-Sabiduría y de Tu Gracia, que bendigas todos estos elementos, para que sirvan de gozo y de plenitud a las almas que claman por la Redención. Amén.

Padre Altísimo, Soberano de la Misericordia, concede, por medio del Sacrificio de Tu Hijo, la reparación por los pecados cometidos contra Tu Divino Corazón y Tu Plan de Amor para este planeta. Que las almas que se sirvan de este Sacramento vivifiquen el Amor-Sabiduría de Tu Amado Hijo, Jesucristo. Amén.


Siéntanse en este momento chispas de Luz del Padre, y ya no más seres miserables, sino espíritus que pueden, en Cristo y por Cristo, irradiar amor a todo lo que existe y a todo lo que vibra, buscando como aspiración traer la cura, el amor y el perdón para este planeta y su humanidad.

Siempre Me alegro cuando puedo volver a Aurora, porque aquí Yo puedo decir al mundo lo que siempre quiero decir, y no debo cuidarme de lo que debo pronunciar para las almas y su despertar.

Aurora es esa Luz que brotó de la Fuente de los Padres Creadores; la misma Fuente que manifestó la Segunda y Tercera Persona de Dios, el Hijo y el Espíritu Santo.

Entonces, hermanos Míos, están ante un gran misterio, lleno de amor y de sabiduría. Aurora es esa Luz que los lleva a la reconciliación y a la cura interior, y que los hace seres libres, para siempre.

Cuando quieran encontrar Mi Perdón, vengan aquí, a Aurora, que Yo los esperaré. Y cuando no puedan venir, se coliguen con Aurora, y así, se coligarán Conmigo plenamente.

Agradezco en esta noche el ofrecimiento de todas sus oraciones y de todas sus canciones. Me ha llenado de gozo la voz consoladora de las almas que persisten en el camino de la consagración.

Que sus voces, algún día, sean consoladoras para este mundo, que sufre y está enfermo.

Que sus voces nunca se cansen de proclamar el Nombre del Señor, porque así, el Señor estará con ustedes y entre ustedes, trayéndoles la Vida Divina.

Recójanse en el Silencio de Dios y todo será curado. Comulguen de Su Silencio Divino y todo será comprendido, a pesar de que haya sido injusto.

No sufran más.

No padezcan más y no retrocedan más.

Sigan Mis Pasos, contemplen Mis huellas, porque hacia donde Yo los conduzco, nadie podrá conducirlos. Hacia donde Yo los llevaré, nadie podrá llevarlos.

Yo nací de la Fuente del Amor-Sabiduría de Dios, para que ustedes, como almas, vivieran el verdadero Amor.

Que se escuche la voz consoladora de las almas y que en las almas se puedan cicatrizar las heridas más profundas, a fin de que se establezca el Amor del Padre en los corazones.

Yo los bendigo, hijos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco por responder a Mi convocatoria. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 54ª Maratón de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano de Aurora, Paysandú, Uruguay, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Hoy, sus corazones serán perdonados y sus vidas serán renovadas, porque el Todopoderoso está llegando después de Su Hijo, para liberar al mundo de las tinieblas y la perdición.

Él viene a congregar a los espíritus que lo han amado y lo han honrado, que le han dado alabanzas a Su Nombre y a toda Su Creación.

Hoy estoy ante sus miserias más profundas, pero vengo a buscar su más grande amor, aquel amor que hoy Me entregaron y Me donaron, incondicionalmente, para que Yo pudiera estar aquí, entre los Míos y darles a comulgar de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, de Mi Espíritu y de Mi Divinidad.

Hoy, el Padre llega con Su Reino, Sus ángeles y arcángeles, con Sus coros celestiales, a bendecir la primera Cruz Azul. Y el soplo del Espíritu llegará a las almas y encenderá los corazones de un desconocido gozo que nunca vivieron.

Así como los Dones de Dios descendieron en el Cenáculo sobre los apóstoles y María, hoy los siete Dones del Espíritu Santo se congregan aquí para descender en sus corazones y esencias.

Entonces, compañeros, es un gran momento de renovación y de júbilo, en donde el pasado deberá borrarse de su consciencias y mentes, porque ahora sí podré caminar con los que están firmes, con los que han aprendido a salir de la tibieza y del desamor .

Ahora sí, podré caminar con los que han de ser justos, con los que aprenden a llevar adelante Mi Obra, con los que han dicho sí, a Mi Sagrado Corazón. En ellos no recostaré la cruz de las amarguras y del sufrimiento, sino la Cruz de Emmanuel, que es la Cruz de la victoria y de la elevación de la consciencia humana hacia el Reino de Dios.

Así, sus espíritus se elevarán y deberán creer, compañeros Míos, que sus penas se disolverán completamente, siempre y cuando den el permiso para ello.

Por eso, con esta dulzura que ahora brota de Mi Corazón, hoy no vengo a ver a los pecadores sino a los que se redimen y a los que caminan en el sendero de la transformación interior todos los días.

No crean, compañeros, que ganarán el Cielo mientras estén en la Tierra.

Han venido aquí, como la humanidad, para aprender a amar y perdonar, para aprender a vivir la compasión y la justicia en cada detalle.

Cuando eso se alcance, toda la humanidad estará libre de la adversidad y del pecado, y las puertas de los infiernos se cerrarán tantas veces como las ha cerrado Dios a través de Su Hijo y de Su Sierva Fiel, así como de San José.

Beban de este momento como un único momento que no se repetirá nunca más. Unir el Cielo y la Tierra, el Universo y la humanidad es algo grandioso que no sucede todos lo días.

El Padre no desciende al mundo desde que Yo ascendí a los Cielos. Imaginen, compañeros, cuánto tiempo ha pasado para que llegara este momento en donde los méritos de Mi Pasión y de Mi Cruz estarán grabados en el resplandor de la Cruz Azul.

Por eso, hoy he detenido a la tinieblas y a Mi adversario. Aquí está presente ante sus ojos la manifestación de la Voluntad de Dios y de Su divino Propósito. Y ustedes, en este momento, compañeros, están siendo llevados a ingresar en el espíritu de Emmanuel, en donde se encuentra la paz, la armonía, la cura y el perdón de todas sus faltas.

A esto se acrecienta la Luz de Aurora y su divino Rayo de Liberación, que hoy trabaja silencioso sin mover tantas leyes ni energías, sino en el interior de las consciencias y de los corazones que se abren para poder encontrarla.

Vean entonces, compañeros, como en este momento, el tiempo de la ilusión se detiene en una parte de este planeta e ingresa el Real Tiempo de Dios, para hacerles sentir en Su silencio, la unidad con todo el Cosmos y con toda la Vida universal.

Para eso los Resplandecientes, los Elohim, son los que abren las puertas entre los planos, para que el Padre descienda aquí con Su Espíritu.

El viento viene a limpiar el mal pensamiento de los ingratos, para que no los afecte, sino que prevalezca el Soplo del Espíritu de Dios sobre sus consciencias, en este momento.

En recogimiento y oración, vayamos al encuentro del Padre y de la bendición de la Cruz Azul.

Síganme.

Escucha Señor la voz de Tu pueblo. Escucha la voz de toda esta raza, que hoy se postra a Tus Pies para alabarte y glorificarte.

Escucha Emmanuel la voz de Tus hijos y llega a este mundo con todo Tu Poder y Esplendor, para que las tinieblas más impenetrables sean disipadas, para que los corazones se liberen de las cadenas de la perdición y de la ilusión y se establezcan los Cristos del Nuevo Tiempo; aquellos que vendrán de diferentes partes del mundo y se colocarán a los pies de Tu Cruz para esperar la llegada de Tu Hijo.

Escuchemos la Voz del Padre, que hoy no solo esta en los Cielos, sino también está aquí sobre Aurora, como el Sabio Creador de todo lo que existe, como el Padre de la Misericordia y de la Bondad, que en Su aspecto divino de Emmanuel llega a Sus hijos, para bendecirlos con Su Luz redentora y cósmica.

Mientras los Cielos se abren ante Ti Amado Señor, desciende con Tus Rayos el poder de la Creación y de toda la manifestación divina, para que se cumpla sobre este planeta Tu divino Pensamiento y las almas encuentren, finalmente, el camino del amor y de la reconciliación.


La Voz del Padre Eterno:

Amados hijos, escuchen a Su Padre.

Yo Soy el principio y Soy el fin.

Yo Soy el que Soy y vengo del Universo espiritual para congregarlos en Mi Amor y en Mi Justicia.

Los siete Ángeles Regentes que fueron convocados, que ahora desciendan y que se encienda la Cruz .

Hoy, el Padre del Amor bendice este símbolo, que unirá a los pueblos y a las naciones; que traerá la esperanza a los no redimidos y que dará la redención a todo el mal, para que triunfe el Amor de la Fuente; para que reine la Verdad y la Justicia.

Amados hijos, Yo los amo y los espero con Mis Brazos abiertos para que Mi Amado Hijo los lleve hacia Mí y puedan estar sentados a los pies de Mi Trono junto a los ángeles, para que cantemos Gloria y Aleluya.

Mientras sus ángeles de la guarda se postran al suelo, las penas más profundas son perdonadas y por medio de esta Cruz Azul se cumple un Propósito más de Dios sobre la superficie de este planeta.


La Voz de Cristo:

Hijos y compañeros Míos, para que la Luz de Emmanuel se haga visible entre las consciencias, entonemos Su Nombre sagrado, para que los ángeles derramen los códigos y los méritos alcanzados durante Mi Pasión y así se abran las puertas a las oportunidades y a las Gracias para todas las almas que buscan la unidad con el Padre y la Creación.

Hoy cantaré junto a ustedes el Nombre santo de Emmanuel.


Todos entonan Emmanuel.


Sientan sus corazones liberados del pasado, de las amarras y de las perversiones de la vida.

Sientan sus corazones llenos de la Luz de Emmanuel y comulguen del Padre, que hoy está aquí con Su Consciencia divina para traer la Paz a este mundo y también la Fuente de Su Compasión.

Y ahora, llamemos a los Nombres de Dios, para que los Ángeles Regentes, que fueron designados por el Universo, llenen esta Cruz con los códigos de la Divinidad de Su Amado Hijo.


Todos entonan los Nombres santos de Dios: Adonai, Emmanuel, Abba, Elí Elí, Yahvé, Shekinah, Elohim, El Shaddai, Iod He Vaud He.


Que esta renovación traiga para las consciencias la ampliación de sus caminos, en la consagración y en la fe, el ingreso por las puertas de la Misericordia al Reino de Emmanuel para que siempre aprendan a vivir y a cumplir Su Voluntad por más pequeña que sea.

Yo los bendigo, bajo la Luz Poderosa de Emmanuel abriendo en este Centro Sagrado el descenso de Su divino Espíritu para que las almas lo encuentren en su interior.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 54.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Segundo Mensaje

Y verán venir al Hijo de Dios con la victoriosa Cruz de Emmanuel, iluminando los cuatro puntos de la Tierra, a todas las razas y a todos los pueblos, para que triunfe nuevamente el Amor Misericordioso de Mi Corazón y se abran las puertas a la reconciliación de las almas con el Universo y la vida.

Esta victoriosa Cruz de Emmanuel anunciará un nuevo tiempo para el planeta y su humanidad.

Dichosos serán aquellos que la veneren con la humildad del corazón, porque en el próximo tiempo serán reconocidos como Hijos de Dios.

Dichosos serán los que creen en Su poder, porque serán congregados a los pies de la Cruz de Emmanuel para ser bendecidos y colmados por el Espíritu Santo.

Y finalmente, compañeros, por la poderosa Cruz de Emmanuel, toda adversidad y mal serán vencidos y, en la unidad con el Padre, sus corazones florecerán en el amor y en la fe.

Cuando vean venir al Hijo de Dios con la victoriosa Cruz de Emmanuel, será la señal de que se aproxima el último tiempo, será el momento en el que sus corazones deberán estar preparados para recibir lo que tanto esperaban.

Esta Cruz viene a cerrar todo lo que es incierto y a abrir la Fuente del Amor para los corazones.

La Cruz de Emmanuel trae el espíritu de la redención para las almas y para todos los espíritus caídos. Ella tiene la potestad de traer la liberación para el mundo y la redención para las naciones, porque en ella se guardan los códigos de los sagrados méritos de la Pasión de su Señor.

En la Sagrada Cruz de Emmanuel se guarda la experiencia vivida por Cristo en la Tierra, el incalculable valor de Sus padecimientos, de todos Sus sufrimientos y de todas Sus agonías por la conversión y la redención de los espíritus caídos en este planeta; y también por Su preciosísima Sangre derramada durante Su Pasión y hasta Su Muerte en la Cruz.

La victoriosa Cruz de Emmanuel guarda, en esencia, hasta el último momento en que su Maestro y Señor expiró en la Cruz entregando Su Espíritu al Padre para que al tercer día lo resucitara.

Bienaventurado será quien contemple con humildad la victoriosa Cruz de Emmanuel y quien le pida algo al Padre por alguna consciencia que está perdida o caída, porque al tercer día el Padre lo escuchará y responderá a su súplica.

Esta poderosa Cruz de Emmanuel es el símbolo para los mundos visibles e invisibles, para el plano espiritual, mental y material.

En ella, el Padre ha dejado los méritos que Su amado Hijo alcanzó desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión a los Cielos, hasta antes de salir de este planeta y elevarse al Universo.

La sagrada y poderosa Cruz de Emmanuel trae la alianza y la unión de las almas con Dios, con Su Divino Proyecto, con Su Divina Idea, con Su Divino Pensamiento y con el propósito que cada ser y criatura de esta humanidad debe manifestar en el fin de estos tiempos.

Ella es el símbolo azul que vence a las tinieblas.

No hay espíritu o consciencia que se pueda resistir a la victoriosa Cruz de Emmanuel y a los méritos que ella guarda, méritos alcanzados por Cristo durante Su pasaje en la Tierra.

La victoriosa Cruz de Emmanuel es el símbolo de unión del Universo Espiritual con el Universo Material, de la Fuente del Padre con la esencia de Sus criaturas en todo este Universo y en otros.

Su Hijo Amado y los santos ángeles del Cielo se postran ante la victoriosa Cruz de Emmanuel, porque ella vence al enemigo, derrota a los impíos, purifica a los injustos y redime a los que están perdidos.

Abran sus corazones a este gran momento del descenso de la Poderosa Luz de Emmanuel para que las almas abandonen sus desiertos internos y todas sus agonías, para que los espíritus de esta Tierra se reenciendan por la Poderosa Luz de Emmanuel que viene al encuentro del espíritu de sus hijos para colmarlos con sus Dones y con todas sus Gracias.

Cuando vivan algún obstáculo o alguna dificultad, póstrense ante la poderosa y victoriosa Cruz de Emmanuel y contémplenla, encendida y brillante, y vean cómo ella penetra en los espacios y los planos, llenándolos de Luz y de Misericordia, y así, sus penas se disolverán.

¡Poderoso Padre del Universo, Amado y Resplandeciente Emmanuel!

Tu Hijo, hoy ofrece el símbolo para la redención de las almas y de todo este planeta.

Tu Hijo coloca en Tu Altar celestial la poderosa Cruz de Emmanuel para que, por todos los sacrificios, padecimientos y sufrimientos vividos por Tu Amado Hijo, todas Tus Gracias y Misericordias retornen a las almas a fin de que se disuelva la esencia del mal y brille en los corazones Tu Divina y Gloriosa Esperanza.

¡Oh, gloriosa Cruz de Emmanuel que llegas al mundo para socorrer a las almas, que desciendes en Gloria para encender a los corazones, que vienes al auxilio de los no redimidos!

¡Oh, Santo Padre!

Que Tu poderosa Cruz Azul haga cumplir en las almas Tu Propósito para que el mal sea disuelto y la alegría regrese a los corazones limpios, y así vivamos en la comunión con Tu Espíritu y Tu Divinidad.

Hoy los ilumino con la poderosa Cruz de Emmanuel para que todo sea transformado y transmutado.

Verán brillar en los Centros Marianos el Espíritu del Padre que, siendo imperceptible y silencioso, llega al mundo para reunir a los rebaños de Dios y llevarlos al encuentro del Retorno de Cristo.

El Cielo les entrega un símbolo más de redención y de misericordia.

Que la Cruz sea el impulso para el retorno a sus orígenes y, en esencia, a su principio.

Así podrán vivir el Plan como lo ha diseñado Dios en Su Corazón Misericordioso.

No teman, el sufrimiento del mundo terminará, pero aún la humanidad deberá aprender lo que no aprendió.

Mi Corazón y Mi Vida les entregan la poderosa y victoriosa Cruz de Emmanuel para que ilumine los caminos de los discípulos de Cristo, de los pueblos de Dios, de los servidores del Plan durante el tiempo de la gran tribulación.

Cuando Yo ya no esté entre ustedes ni siquiera aquí, tendrán de qué servirse: de la poderosa Cruz de Emmanuel, y recordarán a cada momento el Sacrificio del Hijo de Dios y todos los méritos que Él alcanzó por Su dolorosa Pasión.

Que el Espíritu del Padre descienda a los Centros Sagrados y que las almas escuchen en su interior la Voz y el Eco de Dios, para que caminen al encuentro de la victoriosa Cruz de Emmanuel que será el portal de unión con el Universo y las estrellas.

¡Oh Santo Propósito de Emmanuel, hazte visible a las almas del mundo!

Que las cadenas de la perdición se rompan, que los corazones se liberen y que las almas encuentren la comunión con Tu Espíritu.

Después de dos mil dieciocho años, su Maestro y Señor desciende en Aurora, con la poderosa y victoriosa Cruz de Emmanuel para iluminar los espacios visibles e invisibles, para dar la Gracia de la redención y de la cura a todos los espíritus caídos.

Y junto a Sus Ángeles del Cielo, el Maestro canta Aleluya porque se cumple, en el fin del ciclo, Su esperado Retorno a la humanidad bajo la Gloria y el Poder de Emmanuel.

Que en esta Maratón las almas puedan revivir su compromiso con lo Alto y no con lo bajo.

Que las almas puedan volver a despertar a la esencia de su propósito para cumplir con la Voluntad del Padre y así responder a Su llamado en el fin de este tiempo.

Vengo aquí trayendo entre Mis Manos la poderosa y victoriosa Cruz de Emmanuel para que las puertas se cierren y el Reino de Dios descienda, a fin de transfigurar los corazones y las vidas de todas las personas.

¡Amado Padre Emmanuel, Soplo del Espíritu Poderoso de Dios, Esencia inextinguible e irrefutable, Poderoso código de redención y de liberación cósmica!

Reconstruye, en esta raza, Tus sagrados Principios, para que bajo la poderosa Luz Azul de Tu Consciencia Divina las almas alcen vuelo en dirección a Tu Fuente y así, se fundan en Tu Corazón Glorioso y Vivo.

Así como la Cruz poderosa y victoriosa de Emmanuel, les entrego el Sacramento de la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre para que vuelvan a vivificar su compromiso con el Padre y Su sagrado Plan.

Como hace más de dos mil dieciocho años, vuelvo a decirles que coman porque este es Mi Cuerpo, que ha sido entregado por los injustos y los traidores para la redención de todas las almas y de todos los pecadores, a fin de que algún día despierten a la Verdad que es el Amor y la Unidad con el Padre.

De la misma forma les digo que beban porque esta es Mi Sangre de la Nueva Alianza, que viene para purificarlos y santificarlos en comunión con la humildad y con la verdad.

Reciban este Sacramento en nombre de Emmanuel, para que no solo el Universo cumpla el Divino Propósito, sino que todas las almas, todos los pueblos y todas las razas despierten en estos tiempos a la redención y a la cura.

Así, Yo los dejo con la Bendición de Emmanuel preparándolos para el día de la consagración de Su victoriosa y poderosa Cruz, en el que muchos más espíritus, dispersos por este planeta, se rendirán cuando la Cruz sea encendida y se una al Padre, y el Padre se una a Sus hijos.

Los bendigo, y ofrezcan este Encuentro de oración por los que ya no están aquí y por los que han cerrado su corazón a la Verdad por miedo, por temor o por disociación.

Que una pequeña partícula de la Sagrada Luz de Emmanuel llegue a esas almas para que el Plan se reconstruya, así como Dios lo ha pensado.

Llevando en Mi Mano la Poderosa Cruz de Emmanuel, encendida y resplandeciente, trayendo el Cielo a la Tierra, trayendo a Dios hacia Aurora, los preparo para estos días de reconfirmación y de vivencia del Amor Crístico.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 54.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Primer Mensaje

Mi Silencio también habla por Dios, y revelo en esta noche Mis Cinco principales Llagas para derramar Mi Sangre sobre los justos, sobre los que perseveran y hacen digno Mi Nombre mientras algunos de los Míos calzan sus sandalias para seguir sus propios caminos y apartarse de Mí.

Hoy ofrezco Mi Agonía por los que aún están aquí, y a Mi lado.

Y si han confiado hasta ahora en Mí, solo les puedo decir, compañeros, que algún día Me encontrarán, y en ese día recordarán que todo lo que he dicho no ha sido en vano.

No sufran por los que se derrotan a sí mismos.

Amen por los que no aman, tengan caridad por los que no sirven y sean misericordiosos por los que ultrajan Mi Sagrado Corazón.

Todo lo que les he dado a los Míos, algún día retornará al Padre, y nada se desperdiciará.

Por eso, quien no sabe cuidar de Mis Tesoros debe pedirme ayuda sincera y abierta para que Yo pueda interceder; mientras eso no suceda, no habrá cómo convertir lo impuro en puro, no habrá cómo transformar lo que es resistente en flexible.

Todo forma parte de una Ley, y si el mundo sale de la Ley para vivir su propia voluntad, sufrirá la Ley, porque la Ley está para generar justicia, igualdad y soberanía.

Nadie puede transgredir las Leyes de Mi Padre como si nada hubiera sucedido.

Tengo el permiso de perdonar y de absolver, pero no tengo el permiso para permitir injusticias ni rebeldías.

Porque quien no ha sido digno de llevar Mis Tesoros, ¿a dónde irá a parar?, ¿quién lo irá a conducir?, ¿y cómo sobrevivirá?

La energía divina que Yo derramo nunca es desperdiciada, ni tampoco usada en vano.

Los hombres creen que lo saben todo y se ríen, tal vez, de Mis Palabras o de Mis Pedidos, pero recuerden, compañeros Míos, que todo lo que Yo les digo de tiempo en tiempo ya fue pensado por Dios.

Gran parte de la humanidad no acepta vivir Mi Voluntad porque sabe que su propia voluntad deberá morir algún día, y ese será el gran momento de dar el gran paso en el amor y en la evolución.

Hoy no vine a dedicar este mensaje por los que han sido injustos o rebeldes.

Hoy vine aquí para estar con ustedes y con los que sin comprender absolutamente nada viven Mi Llamado y confían ciegamente.

Si Judas una vez Me traicionó, ¿acaso los hombres no podrían traicionarme por segunda vez?

La historia se vuelve a repetir y es doloroso poder verlo.

Nadie puede ocultarse a esa verdad. Yo solo les pido que aprendan a morir para sí para que sus enemigos internos no los condenen, así como algunos ya fueron condenados antes de entrar a la vida eterna, quedándose sin ella.

Pero nada quedará sin resolverse, compañeros, porque, así como Soy un Dios de Misericordia, Soy un Dios de Justicia. Y la Justicia de Dios está llena del Amor del Padre; pero ella no puede ser juzgada, ni tampoco tentada, por ninguna criatura de este planeta.

Hoy llevo sobre Mi Cabeza la Corona de Espinas para representar, en este día, la flagelación que vivo por los ingratos y por los soberbios de corazón.

Si Mi Amor aún no pudo llegar a ellos, enséñenles a todos, hijos Míos, que pueden llegar a Mi Amor antes de que sea demasiado tarde para que las almas se arrepientan.

Hoy vengo como el Dios de la Justicia y de la Soberanía, sin dejar de derramar Mi Divina Misericordia.

Para que Yo los pueda renovar deben morir para sí mismos, y eso se consigue con la obediencia y la confianza que muchos hoy no quieren vivir; por eso sufren, por eso se perturban y no encuentran salida.

Pero aquellos a los que Yo les he dado todo porque los he escogido, algún día deberán dar cuenta al Padre Celestial.

Les repito, compañeros, la energía celestial no se desperdicia ni tampoco se ultraja.

Quiero que reparen Mi Corazón por los que mienten, por los que se distancian de Mí y Me rechazan, por los que son ignorantes y están ciegos, por los que no creen en el amor del corazón ni en la regeneración de la vida, por los que Me dan las espaldas, por los que Me hacen sufrir y Me avergüenzan calzando sus sandalias para abandonarme.

Pero hoy les digo que todo esto Yo ya lo sabía, desde el Huerto Getsemaní hasta la Cruz.

Judas Me entregó para que Yo pudiera amar al mundo en su condición más mortal y humana.

Hoy revivo Mi Iglesia Celestial en los que son bienaventurados, en los que hacen honor a Mi Nombre y a Mi Evangelio, viviéndolo todos los días, a pesar de las imperfecciones y de las dudas.

Hoy quisiera que brotara de sus corazones un amor incondicional capaz de superar todas las pruebas, todas las indiferencias y todos los obstáculos.

No deseo que sean mejores que los demás, sino más humildes que los que son humildes y no lo saben.

Dios derrama Su Gracia para los que son más miserables, por eso Yo escojo a los más imperfectos para poder servirme y realizar Mi Obra, al punto de que Mi Presencia y Mi Corazón forjan la liberación de las resistencias y de todo lo que es arcaico.

Cuando les llegue ese momento, compañeros, no desistan, y repitan cuántas veces sea necesario: “Jesús, yo confío en Ti”.

Así, una puerta inexplicable de liberación se abrirá, sus corazones serán aliviados y ya no existirá temor porque habrán confiado en el Nombre del Señor.

Yo vengo aquí para celebrar este reencuentro con Aurora y dejar atrás a los que profanaron Mi Nombre y lo ensuciaron con sus ejemplos y sus palabras.

Yo vengo aquí, a Aurora, a dar honor a Mi Padre, Emmanuel, para que Él vuelva a descender con Su Rayo de Liberación y de Cura en todas las almas que participen en la bendición de la Cruz Azul.

Vendré especialmente a bendecirla el día 5, en la noche, cuando ya hayan orado durante todo el día a Mi Corazón Misericordioso.

Y he llamado a siete Ángeles Regentes para que depositen en la Santa Cruz los siete poderes de la Redención para las almas:

Primero, el arrepentimiento.

Segundo, la introspección.

Tercero, el perdón.

Cuarto, la cura interior.

Quinto, la reconciliación.

Sexto, la transformación interior.

Séptimo, la transfiguración interior.

Esos siete poderes descenderán sobre la Cruz Azul cuando ella sea contemplada como la Victoria de Emmanuel sobre la Tierra y para volver a consagrar los Centros Marianos al Plan del Creador.

Emmanuel vendrá para ver la unión y la congregación de Sus hijos durante ese día, y así, concederá una expiación al Uruguay y al Cono Sur.

Y aquellos que se postren ante la Cruz serán perdonados, porque el Padre que está en los Cielos espera el gran amor de Sus hijos, la gran confianza de Sus criaturas, la reparación de todos los pecadores.

Alegren sus corazones porque un nuevo ciclo comenzará bajo el estandarte universal de la Cruz de Emmanuel.

Bienaventurados serán los que crean en Su Poder, porque vencerán los asedios y el adversario perderá a millones de almas que ha conquistado, porque la Santa Cruz, una vez iluminada, llamará a las esencias, en Aurora y en los demás Centros Marianos en donde se eleve la Cruz de Nuestro Padre eterno.

Infelices serán los que hoy no están aquí para este gran acontecimiento, porque si tan solo hubieran confiado, sus amarras se hubieran liberado y sus deudas hubieran sido perdonadas.

La Confianza de Dios se conquista con el amor del corazón y no con la mente.

La mente es un medio para llevar adelante el Plan de Dios, pero no para dirigirlo ni para concretarlo.

Si el amor no está en sus corazones no pueden vivir el Plan de Dios; no lo intenten, porque fracasarán como algunos fracasaron.

Los que calzaron sus sandalias y se alejaron de Mí están escritos en la última hoja de Mi Libro Sagrado; no quedará piedra sobre piedra, eso ya no es una teoría.

¡Que se arrepientan las almas antes del tiempo de la gran tribulación!

¡Ay de aquellos que Me dieron las espaldas!, porque recordarán vivamente todo lo que ya no tienen, porque han perdido el estado de Gracia y han salido de la guía de Mi Mano.

Pero confíen, porque todo será encaminado, y los que ya no podrán estar aquí, estarán en otras moradas para aprender a amar desde el principio.

Los que Me han negado conocerán el Don del Temor de Dios, y cuando ese Don descienda, en poco tiempo todo estará consumado.

Celebren por los que están vivos de corazón y oren por los que están muertos de espíritu.

El legado que Yo les doy a los que he llamado no se puede desperdiciar ni alterar.

Mientras tanto, aférrense a la Cruz Azul de Emmanuel, porque así no solo Me ayudarán a cargar con el mundo y con la humanidad, sino que sus corazones y vidas se elevarán en unión al Padre por las alas que ella expresa.

Que esta Maratón sea dedicada como una entrega mayor por los que Me ofendieron, por los que Me hieren, por los que ensucian Mi Nombre.

Y con todas sus oraciones y súplicas podré decirle al Padre, así como lo dije en la Cruz antes de expirar:

“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Perdónalos, Padre, porque no Te viven ni Te sienten;
porque no Te llaman ni Te suplican con humillación y renuncia.
Perdónalos, Padre, y colócalos en Tu Reino para que, algún día, sean Tus dignos hijos.
Amén”.

Mientras Mis Llagas duelen por los clavos de los ingratos, Mi Corazón se alivia con el llanto de los justos.

Y así, todo se recrea, todo se transforma, y las almas participan de la comunión con Mi Espíritu.

Que en esta Maratón se reviva el compromiso de Mis soldados con Mi Sagrado Corazón; que sus cabezas, pies y manos, sean lavados y purificados por el Agua de la Vida para que rebrote en sus corazones la donación incondicional de sí, y el servicio a los semejantes y a los Reinos de este planeta.

Padre de la Humildad y del Amor,
Señor de la Misericordia y de la Justicia,
Yo Te ofrezco este Sacramento en nombre de los que aún Me siguen y persisten,
para que por medio de Tu Gracia y de Tu Sabiduría,
Mis ejércitos, Mis soldados y Mis compañeros
cumplan el porvenir de una nueva y fraterna humanidad.

Que así sea. Amén.

Como todas las veces en las que Me encuentro con ustedes para que Me revivan, Me sientan y escuchen la vibración y el poder de Mi mensaje, en este espíritu de reparación y de consolación deseo escuchar una canción para que Mis Llagas de los Pies, de las Manos y de Mi Costado se cierren y Yo también, como aprendiz de la Obra del Creador, pueda revivir lo que una vez el Padre Me mostró en el Huerto Getsemaní cuando las generaciones futuras, cuando todos Mis seguidores, harían digno Mi Proyecto en este planeta.

“Cristo eres Tú”. (Canción solicitada por nuestro Señor).

Ese es Mi pedido para sus Cristos internos y para los que hoy no están aquí, entre nosotros.

Yo los bendigo y los preparo para una Maratón de interiorización y de reconfirmación de votos, para que le hagan saber al mundo que existe una Cruz Azul que desciende como Proyecto a la Tierra para salvar a las almas más perdidas.

Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.

Bienaventurados los que persisten, porque serán fortalecidos.

Bienaventurados los que confían, porque tendrán sabiduría.

Bienaventurados los que aman, porque conocerán el Reino de Dios.

Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Aparición de Cristo Jesús durante el Sagrado Llamado, en Bahía Blanca, Argentina, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Dejen que Mi Espíritu los invada completamente, para que puedan comprender lo que hoy necesito.

Dejen que Mi Corazón los colme y los transforme, a fin de que en ustedes se pueda crear un nuevo ser.

Yo vengo a estar sobre Argentina porque lo necesita para este tiempo final y sus corazones también lo necesitan, para que puedan aprender a vivir en Dios y así saber cumplir Su Propósito, que llega en estos tiempos a llamar a todos los corazones, a todas las vidas que se abran para unificarse Conmigo en el Amor y en la Verdad.

Pero hoy, no solo vengo por ustedes, compañeros; también vengo por los que ya Me siguen, por los que están viviendo sus pruebas, por los que están enfrentando su transformación.

Pero sepan que todo está en su lugar, tanto lo que vive el mundo como lo que ahora viven ustedes en este tiempo de transición, en donde las almas y los corazones deben aprender a amar, como nunca antes han amado.

Por eso sean fuertes, sean valientes y den los pasos definitivos hacia Mi Corazón, Yo los ayudaré compañeros.

Yo estoy aquí extendiéndoles Mi Mano para que la tomen fuerte y sepan caminar Conmigo en este tiempo de tinieblas, en este tiempo de desafíos; en el que ni siquiera ustedes saben que es lo que sucederá de aquí a un segundo.

Por eso vivan en la Fe, vivan en el Amor y aspiren todos lo días por la Divina Unidad, para que Mi Padre los pueda recibir con Sus Brazos abiertos; para que Él les pueda entregar sus Gracias y para que en este tiempo se forje en ustedes el nuevo hombre, aquel hombre que está libre de amarras, de cadenas y de prisiones.

Permitan que el Fuego de Mi Corazón los traspase profundamente.

Permitan que Mi Luz los compenetre desde la esencia, hasta el espíritu: que todo sea modificado, que nada se cristalice, que todo se transfigure y que todo se polarice hacia la Luz, para que puedan conocer en el próximo tiempo Mi Reino; aquel Reino que Yo he hablado en tiempos pasados a los apóstoles y a todos los que tuvieron la Gracia de escuchar Mi Voz en el Nombre de Dios.

Vengo para entregarles lo mismo, Vengo para darles Mi Legado.

Necesitan aprender a vivir en la Ley  y a no salir de ella. Si están en la Ley, estarán protegidos y no tendrán que sufrir compañeros.

Acepten este tiempo de transformación como algo único y ya no hagan sufrir a sus hermanos; al contrario, que ellos puedan sentir su amor, su transparencia y su humildad que deben hacer de sus corazones, que debe surgir de sus esencias, para que el viejo hombre muera y surja el verdadero espíritu; aquel espíritu que recibirá los dones de Dios, aquel espíritu que formará parte de la nueva humanidad y de la nueva Tierra.

Mientras tanto, transfórmense, transfórmense mucho, pero de verdad, háganlo por Mí y por sus hermanos.

Demuestren a Dios que están comprendiendo y ya no pierdan tiempo, porque Mi Retorno está próximo y Yo los necesitaré verdaderos; tan verdaderos, tan cristalinos como el agua que surge de las entrañas de la tierra y que les da beber de la vida, que les quita la sed, que los cura y los redime.

Compañeros Míos, sean el bálsamo de Dios; sean curadores del nuevo tiempo por medio de la oración y no de las palabras; sean servidores del ejemplo y de la caridad; que los corazones del mundo puedan sentir las expresiones de su amor, para que todo se vivifique y se redima como Dios, nuestro Padre, que está en los Cielos lo necesita.

Atraviesen, compañeros, el puente sobre los abismos y únanse en lazos de amor y de unidad para que puedan atravesarlo sin miedo y sin dudas.

Porque si su Fe es fuerte, nada les atormentará, y tendrán firmeza y coraje para poder atravesar muchos puentes más; puentes que los esperan mas adelante, en el próximo tiempo, cuando todo termine de definirse.

Hoy vengo aquí por ustedes y por el mundo, con este mensaje para despertar en cada corazón humano la consciencia del Amor; un Amor que los hará libres, un Amor que los quitará y los sacará del cautiverio en el cual puedan estar en este tiempo.

Pero sigan confiando en Mi Divina Misericordia porque así Yo siempre los ayudaré.

Mientras les hablo vengo a liberarlos de las prisiones de aquello que los acongoja, de todo lo que perturba el corazón. El tiempo que se aproxima no será fácil. No puedo prometerles la vida eterna sobre este planeta en  llamas y en tribulación; pero puedo prometerles Mi Reino, mientras estén aquí, sirviéndome incansablemente.

Les pido que crezcan no solo de corazón, sino también en consciencia, sabiendo en este tiempo discernir con sabiduría; para que cada prueba que vivan compañeros, la sepan superar y no se coloquen ustedes mismos en un constante naufragio que no existe, que solo vive en la mente.

Permitan en este tiempo que la Jerarquía espiritual abra las puertas a lo desconocido y los secretos puedan ser develados, porque así sus espíritus se elevarán y no estarán tan inmersos en esta materia que los ata a la perdición y que no les permite dar el paso a la verdadera entrega.

Como a Mis apóstoles, Yo les vengo a pedir lo que es simple, lo que nace del corazón; por eso crean en lo que les digo, porque así se cumplirá.

Ya no se dejen engañar, abran los ojos para poder mirar hacia el infinito y encontrar así su verdadero origen.

Vinieron aquí a este mundo para experimentar el amor y el perdón, la aceptación, la compasión, la entrega y la consideración con el semejante.

Si el mundo no se une en este tiempo, no podrá sobrevivir; así como ustedes hoy se unieron en Mí y Yo me puedo unir a ustedes compañeros.

Hagan vivir este ejemplo a sus hermanos y a sus familias, porque lo necesitarán. En esa hora ya no podrán existir divisiones, conflictos, ni dudas. En la hora más culminante de la Tierra, deberá prevalecer la Sagrada Unidad. Eso los hará fuertes los hará invencibles y sabrán de esa forma esperarme, hasta el último segundo cuando Yo ponga Mis pies sobre este planeta.

Vengo a Argentina porque la amo y necesito de su respuesta incondicional, para poder llevar adelante Mi Obra Redentora en esta parte del mundo.

Les envié a la Mensajera fiel de Dios, para que la pudieran escuchar, ahora Yo vengo a su encuentro para que también Me escuchen con el sagrado ardor del corazón y con la devoción plena de Dios.

Vengo a traerles lo nuevo y lo que aún no conocen, Vengo a traerles lo que nunca han vivido en esta vida. Les ofrezco la comunión con Mi Sagrado Corazón, para que se animen todos los días a amar un poco más de lo que creen que aman.

Sean compasivos con los que sufren y no le reclamen, sean compasivos con los que sustentan Mi Obra y no les reclamen; porque en ellos He puesto el peso de Mi Cruz, para que la carguen Conmigo hasta el final, aunque nadie lo comprenda.

Pero Yo no dejaré solos a los que les he confiado Mi Reino, así como hoy les confío  a ustedes el Reino, compañeros Míos.

Vivir para Dios es una responsabilidad máxima, pero en su fondo está lleno de Su Gloria , de Su felicidad celestial.

No quiero que en este tiempo, pierdan la oportunidad de crecer interiormente y de hacer todas las cosas por amor y no por fuerza humana. Unan sus manos y sean una sola familia, para que Nuestros Sagrados Corazones puedan estar aquí, entre ustedes, todo el tiempo.

Quisiera que fueran un espejo de Mi Corazón sobre este planeta que está agonizando y muchos no lo quieren ver.

Salgan de sus casas, crucen las puertas de sus hogares y encontrarán la realidad de la cual Yo les hablo en este mismo momento. El sufrimiento y el dolor se ha expandido sobre el mundo y en todos los seres.

Ustedes deben ayudarme a aliviarlo y a no generarlo. Ustedes deben ayudarme a extirparlo y a no crearlo. Sean generadores en este tiempo de la Divina Misericordia de Mi Corazón para que Yo pueda estar presente en los que más necesitan de la Cura y de la Redención. 

A los que ya Me siguen desde hace tiempo les digo: Usen las herramientas que Dios les entregó y podrán superar todos los tiempos y todas las pruebas. 

Honren el Legado que les fue entregado en sus manos durante tantos años y pónganlo en práctica, así Me ayudarán a que Mi Obra y Mi Misión se expanda en el mundo y no se restrinja por sus formas.

Beban en esta hora, de la fuente del conocimiento que les traigo y se podrán transformar; pero permítanme compañeros, que Yo pueda entrar en sus corazones y vidas y así Yo podré borrar lo que los hace sufrir y lo que los perturba. 

Si el mundo escuchara Mis Palabras ya sería otro. Si el mundo viviera Mis Palabras, ya sería otro. Pero sé que eso dependerá de Mis compañeros y de Mis servidores.

Que esta misma Gracia que Yo les traigo, de forma incondicional pueda llegar a los que más la necesitan.

Hoy tendré la Gracia de bendecir una familia, en nombre de muchas más, para que la cura de Mi Sagrado Corazón se establezca en los que aspiran algún día encontrar la paz.

Hoy las ungiré con el aceite de la reparación, de la misma forma que las santas mujeres ungieron Mi Cuerpo en el sepulcro, para dar honra y gloria a su Redentor.

Hoy consagrando a esta familia, consagraré a las familias del mundo para esta Natividad; para que esta misma oportunidad de redención, de perdón y de reconciliación compañeros, llegue a las almas que desesperan y que no tienen Luz interior.

Que se puedan abrir las puertas para la cura de las almas y que todo se pueda renovar.

Que se puedan abrir las puertas a la reconciliación y que todos se puedan perdonar.

Porque Mi deseo es poder vivirlos plenamente y sin restricciones; así como lo pude vivir en muchos corazones de hombres y mujeres imperfectos, pero santos, que vivieron Mi dolorosa Pasión.

Hoy establezco, por intermedio de este aceite, la consagración divina de esta familia que he escogido a pedido de Mi Padre, para que muchas familias más despierten al verdadero amor y al perdón.

Ofrezco esta consagración por la gran familia de la Comunidad de la Nueva Tierra, y deseo, que este aceite pueda ungir a los que están enfermos en ese lugar; y deseo que sepan que no Me he olvidado de nadie y que llegaré hacia ellos a su tiempo, para llevarlos Conmigo a una nueva vida, libres de sufrimiento, libres de la perturbación, del dolor y de la angustia.

Que las alas de esas almas que están enfermas en la Comunidad Nueva Tierra se puedan abrir, porque les ha llegado la hora de dar grandes vuelos hasta Dios, el Creador.

Mi último deseo compañeros, antes de esta unción especial por las familias del mundo y por los niños, es que sepan que esperaré a Mis compañeros, a Mis seguidores y a las familias en el Reino de Aurora durante este mes de diciembre; para que puedan ver a su Señor caminando entre los naranjos, viviendo y sintiendo en los corazones que creen en la cura interior y en la redención; para que brote en ellos la Nueva Aurora, el nuevo amanecer en cada ser.

Señor Todopoderoso, que te dignaste estar presente en el Cuerpo y la Sangre de Tu Hijo, por medio de la Pasión, la Muerte y la Resurrección, Te pido, Padre, en esta noche que bendigas a la Argentina para que ella ingrese en el proyecto de Tu Tierra Prometida. Amén.

Yo les doy la paz para que la vivan, la experimenten, y la den todo el tiempo a sus hermanos.

Deseo que también lleven medallas de Mi Glorificado Corazón para la Comunidad Nueva Tierra; porque Mi aspiración es estar sobre el pecho y los corazones de Mis hijos para protegerlos y acompañarlos más de cerca.

Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Y les agradezco en esta noche por haber buscado Mi paz y Mi consuelo.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 53ª Maratón de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano de Figueira, Minas Gerais, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús

Yo entrego, para los que más necesiten, Mis Sagrados tesoros y entregando esos tesoros, puedo renovar todas las cosas. Por eso todo lo que reciben en este tiempo es único. Desde lo que proviene del espíritu, hasta lo que recibe la materia, todo puede ser bendecido por Dios, cuando tan solo abren sus corazones.

Mi Poder puede expandirse y llegar a los lugares más lejanos de la Tierra.

Con esto vuelvo a repetirles de la importancia de Mis seguidores en este tiempo dentro de la Obra de la Divina Misericordia.

Esta Obra es formada por el Cuerpo Místico del pueblo de Dios y puede expandirse cuando sus corazones están receptivos a la convocatoria que proviene del Universo.

Hoy, de nuevo el mundo recibió una gran ayuda, porque cuando sus corazones se unen en la verdad, Yo puedo hacer muchas más cosas de las que pensaba; puedo llegar hacia aquellos espacios en donde no habita ni siquiera una gota de luz.

Quiero que comprendan con esto el significado de la Obra de Mi Misericordia, que viene para abrazar al mundo y transformarlo completamente, así como Mi Padre lo desea.

Hoy han hecho sentir a Mi Corazón algo inexplicable, que brota y que nace de las esencias cuando invocan en unidad y amor el nombre del Hijo de Dios; esto recrea a la Creación porque las vibraciones sutiles llegan al planeta, penetran en la consciencia espiritual de la humanidad y las almas se liberan de sus opresiones y sufrimientos.

Por eso nunca teman expandir sus corazones. Es eso lo que Mi Padre les pide a través de Mi Corazón, porque en la expansión del corazón se encuentra la libertad y ya no será necesario que busquen la verdad, porque la estarán viviendo cuando sus corazones se expandan, cada día más.

La expansión del corazón es como un nuevo sacramento que las almas pueden vivir cuando tan solo se entregan en absoluta confianza a los brazos de su Creador. No se imaginan, compañeros cómo Mi rival es derrotado y sus planes más impuros se rompen, se desvanecen, y desaparecen del consciente de la humanidad.

Mi nombre, que fue entregado por el Arcángel Gabriel, no tiene obstáculos, ni barreras. Quien invoca Mi nombre está dentro de Mí, y Yo puedo estar dentro de él, en profunda comunión con la Creación.

Mi nombre es bendito porque emanó de la Fuente. Ustedes también guardan en su interior, sus verdaderos nombres sagrados, aquellos nombres que en el principio de sus esencias emanaron de la Fuente de la Creación, y ustedes se tornaron vida, consciencia y energía.

Quien invoca Mi nombre, encontrará su nombre sagrado; sabrá que es lo que ha venido a hacer en este tiempo, lo que ha venido a cumplir como absoluto servicio a Dios.

Sus nombres sagrados guardan una historia, que en este momento los velos de sus consciencias no ven. Pero esos velos serán retirados y la humanidad entera sabrá en verdad quién ha sido; no habrá misterios, todo será develado,pero si trabajan para Dios de corazón, todo se cumplirá, todo tiene su tiempo, su momento y su lugar.

Sigan propagando la fe en el mundo, y el bendito nombre de su Señor, Jesucristo, para que la Tierra pueda seguir siendo repoblada de los designios de Dios, los cuales necesita para alcanzar su libertad y poner fin al cautiverio.

Hoy he llamado a siete de los doce Padres Creadores para que estuvieran aquí, junto Conmigo, en alabanza y adoración a nuestro Padre que está en los cielos, que trae la buena nueva por medio del Verbo Divino y de la Sagrada Palabra de Su Unigénito.

Los siete Padres Creadores representan el ciclo de la renovación, cada uno de ellos aporta para la humanidad, una nueva experiencia y una nueva misión que el mundo descubrirá en los próximos ciclos que vendrán. Por eso la importancia de expandir sus corazones, para que no pierdan estos impulsos que vienen del Universo y que intentarán hacer de las almas el verdadero ejemplo de la redención y de la paz, energías sublimes que el mundo necesita en este tiempo.

Cada Padre Creador, cada Arcángel de Dios, llega para evitar algo en el mundo.
Ustedes pueden, con sus corazones, y aun más con la expansión de sus corazones, cambiar la historia de esta humanidad, por el servicio incondicional, por la caridad verdadera, por las obras de la misericordia. Todo estará siendo ofrecido para todos.

Quien quiera dar el próximo paso que lo haga. Mi Corazón que es Misericordioso y Glorificado, tiene Sus puertas abiertas para acoger, en Su interior, sus aspiraciones, las cuales Yo revestiré de nuevas formas, para que aprendan, en este ciclo, a vivir de Mi Voluntad.

El planeta, su humanidad y este tiempo, necesitan de servidores plenos, llenos de un espíritu incondicional que siempre los transformará, que no los atará a la vida terrestre ni tampoco a las formas arcaicas.

Ese espíritu, que es transformador, es uno de los Dones que ayer Yo les entregué a sus corazones. Recuerden ese impulso y vivifíquenlo, para que la Obra de Mi Misericordia pueda seguir expandiéndose en el mundo.

Dedico este mensaje a Mis seguidores, para que sientan y sepan que están siguiendo el camino correcto cuando pueden ser abrazados solamente por Mi Voluntad, así renunciarán a su voluntad para que los designios del Padre se manifiesten sobre la superficie de este planeta y formen parte de la nueva comunidad esenia, la comunidad esenia de la paz, la que dará continuidad a la obra de la misericordia y de la redención que los primeros esenios cumplieron en los tiempos antiguos.

Ser un esenio de la paz es vivir lejos de las formas terrestres, de todos los ideales que quieran constituir su propia voluntad. Sé que en ese punto aun deberán trabajar compañeros, por eso les vuelvo a repetir de la importancia de expandir sus corazones para que la Obra no se detenga.

Quien abre su corazón a Dios comprenderá lo que es desconocido, así como lo hicieron los antiguos apóstoles, que en su más grande ignorancia, recibieron en su interior la sabiduría de todas las cosas, aunque no las hayan comprendido.

Trabajar para el Señor Jesús, es un desafío. Por eso vengo a llevarlos hacia un nuevo rumbo, hacia un nuevo destino que nunca vivieron, que nunca aprendieron. Entréguense a ese nuevo proyecto que está dibujando Mi Corazón, para que puedan ser partícipes de Mi Obra de redención.

No teman renunciar, porque descubrirán en ustedes mismos, que podrán hacer muchas cosas  más de las que hacen y así se librarán de las cadenas de estos tiempos.

Cuando sus corazones se expanden, el amor se expande; por eso las súplicas, las oraciones, la adoración y la alabanza expanden los corazones de los hombres, para que reciban en su interior el Reino de Dios, que es lo que en este tiempo, y en esta era, los alimentará espiritualmente y tendrán fuerza, coraje y valentía como las han tenido hasta ahora, para seguir Mis pasos.

Aceptan forjar aún más sus espíritus para la transformación?

- Si

No saben lo que dicen (Jesús está sonriendo).

Lo mismo le pregunté a Mis apóstoles, y Pedro creía que lo podía todo, hasta que se dio cuenta, que sin Mí, sin estar en Mí, nunca podría nada. Por eso le entregué la llave de los cielos, porque cuando él comprendió de lo que Yo le hablaba, le entregué Mi legado, para que a través de los tiempos diera a conocer la buena nueva y el evangelio del Hijo de Dios.

En Mi piedra más dura construí Mi nueva Iglesia, y ustedes que ya se quebraron algunas veces por dentro, Yo he construido nuevas cosas, tengan fe en eso. No piensen que la vida  solo es una lamentación. No solo los llamo a vivir el sacrificio, sino también la alegría de estar sirviendo en la obra de la redención, y de expandir ese amor al mundo que tanto lo necesita.

En esta hora, abriendo las puertas a la Iglesia Celestial, ingresemos, apóstoles Míos, al templo de la adoración, al templo de la alabanza, al templo mayor de la gratitud. Porque Dios los ha convocado, y Su amado Hijo los visitó para recordarles ese compromiso. 

Que cada uno cumpla con su parte en este Plan de Amor por la humanidad.

Que se enciendan en su interior los Cristos del nuevo tiempo, y que la tierra prometida, la que será impregnada, por los mil años de paz, pueda ser vista y descubierta por todos los hombres, bajo el espíritu de la fe, de la sabiduría y del amor.

Agradezcamos a Dios por este momento y por todas las gracias que Él aun derrama en el mundo, a pesar de los errores de los hombres y de las naciones. Bienaventurados son los que expanden sus corazones, porque estarán atrayendo para sí el Reino de Dios.

Que el planeta sea hoy nuevamente irradiado por la alabanza, la adoración, y la gratitud a Dios.

Que el santo nombre del Hijo del Padre sea escuchado en los cuatro puntos de la Tierra, para que las almas despierten, a la redención y al amor y se establezca la Sagrada Familia Universal.

En Mi Iglesia Celestial se reciben todas las alabanzas, y esta oferta es respondida por las Gracias de Dios.

Que se abran las puertas de Mi Iglesia Celestial, (y) que los ángeles reciban de sus manos este ofertorio.

Que sus corazones se expandan, para que el amor pueda crecer y ya no existan obstáculos, sino lazos de amor entre los hombres, la naturaleza y el planeta.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN, DURANTE LA 53.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el mundo tengo muchos seguidores y a todos los coloco a Mis Pies. Provienen de diferentes historias, de diversas experiencias y son retirados por Mi humilde Mano del abismo y del error, llevando a cada uno de ellos cerca de Mi Corazón.

Por eso, en el mundo muchos Me adoran; pero en verdad les digo, compañeros, que a Quien adoran es a Dios, por medio del Corazón de Su amado Hijo que viene a proporcionarles y entregarles las virtudes divinas que los tornarán libres y podrán así alabar mucho más a Dios.

Por eso, cada uno de ustedes, como cada uno de Mis seguidores en el mundo, cumple un papel importante en este tiempo, diría una sagrada tarea que viene a fusionar y a instituir, en este ciclo, Mi Proyecto Redentor.

Por eso, Yo estoy con todos los que Me siguen, porque Mi Corazón no tiene religión. En verdad les digo, compañeros, que su única religión es el Señor, el Todopoderoso. Diría, la religión del Amor, de la Compasión y la Misericordia.

Por eso, en esta tarde tan especial, en la que Mi Corazón misericordioso ha latido tan fuerte al escuchar la última canción, que sus células y almas también participaron, especialmente, de una comunión mística Conmigo que regularmente no sucedía desde hace más de dos mil años.

Crean en este acontecimiento, porque a través de Mi Corazón y de Mi Consciencia Divina y por medio de Mi servicio humilde a Dios, hoy les traigo la revelación del universo, en la que ustedes también algún día participarán dentro de ese universo de Amor y de Unidad, que Nuestro Padre El Shaddai ha creado desde el principio de todos los mundos, de todos los soles, de todas las estrellas.

Vengo a traerles, compañeros, el impulso que los llevará a vivir una adoración verdadera, una comunión verdadera, en estos tiempos críticos, en los que será necesario poder expresar el mayor grado de amor para que este mundo se transforme y se cure de todas sus heridas.

Todos Mis seguidores son importantes en este tiempo. Por eso, estoy presente en muchas religiones y credos; en los que tienen religión y en los que no la tienen, como también en aquellos que solo creen en el amor y en la infinita Consciencia del Padre, que es un sentimiento interno emanado de sus corazones y que también es verdadero en este tiempo final.

Con esto, quiero decirles, compañeros, que por medio de la puerta de la adoración, de la alabanza y de la glorificación de Dios, ustedes abren las puertas a Mi Divina Misericordia y Yo puedo llegar a aquellos lugares del mundo en donde, en este mismo momento y en este tiempo, las almas sufren por no encontrar la Luz, el Amor y la Unidad que ustedes también pueden expresar en este momento.

Cada alabanza hecha de corazón, cada adoración que es entregada desde sus espíritus al Espíritu Divino de Dios permite recrear esta Creación, permite atraer hacia este planeta cosas maravillosas que aún son desconocidas por el mundo y por toda la humanidad.

Hablo de nuevo de esas virtudes y dones que harán de las almas, almas transformadas en Dios, almas transformadas por Mi Corazón misericordioso.

Mientras les hablo, compañeros, que sus células se enciendan al recibir los códigos crísticos de Mi Corazón, que sus corazones resplandezcan de amor y de alegría por estar viviendo la oportunidad de la redención y de la cristificación.

Quiero traerles, en esta tarde, algo que nunca he podido entregar a Mis compañeros. Algo que es profundamente interno, que no solo los liberará de cualquier angustia o de cualquier pesar que en estos tiempos estén atravesando, sino que también los renovará.

Pero dependerá de ustedes, apóstoles Míos, de que ese legado que les entregaré, como el que les entregué a los apóstoles por medio del Espíritu Santo, puedan cuidarlo, cultivarlo y hacerlo florecer para que muchas almas, además de las suyas, puedan recibir este mismo impulso en este tiempo de caos y de oscuridad.

Vengo a colocar sobre sus espíritus la Llama del Espíritu Santo.

Su Maestro y Señor, Jesucristo, abre las puertas de la Iglesia Celestial para que los santos ángeles y arcángeles, a través de la donación de sus manos y de su incondicional servicio, depositen sobre sus consciencias y sobre cada cuerpo, la Llama del Espíritu Santo.

Así, compañeros, en estos tiempos venideros, en los que florecerán los nuevos Cristos, podrán reconocer su sagrada tarea, su importante misión, no importando cuál sea, sino solamente servir a Dios con la plenitud del corazón y del alma.

¿Están dispuestos a ser otros?

Los apóstoles renunciaron para poder recibir este importante Legado. Los apóstoles, en aquel tiempo, no comprendieron de qué se trataba hasta que Yo reaparecí para revelarles ese misterio, así como hoy se lo revelo a ustedes, trayéndolo a todo el mundo, a las almas seguidoras de Mi Corazón.

Arrodíllense.

Colocando sus manos en señal de recepción, dirán al Padre Todopoderoso: 

“No soy digno de recibir Tus Gracias, pero las necesito para saber sobrevivir en este tiempo final.

Renuncio a lo que me apetece, a lo que me satisface, a lo que despierta en mi consciencia todo lo que me separa de Ti.

Hoy me confirmo como Tu apóstol, Señor, de la paz, del servicio y de la oración para que, en Mí, Tú establezcas Tus Misericordias que harán cultivar en Mi espíritu los dones para la Nueva Humanidad.

Y aunque no esté presente en este planeta durante los tiempos que vendrán, sentiré gozo en mi espíritu, gratitud en mi alma y amor en mi corazón al celebrar junto a Ti, Señor, el descenso y la gloria de Tu Reino en esta humanidad. Amén”.

Lleven las manos hacia el corazón.

Señor, yo que nada soy, me entrego a Ti, 
para que hagas de mí, Tu morada.
Amén.
(tres veces, en portugués)

Pueden sentarse y mantener la mano sobre el corazón, para seguir en comunión con el Espíritu Santo y en adoración a la Vida Divina que proviene del universo y de la Fuente, que les permitirá abrir sus corazones para poder vivir nuevas cosas.

Por eso, entrego estas Gracias al mundo, aunque sean internas e inmateriales, porque Mis seguidores las necesitarán para tornarse dignos y merecedores del Reino de Dios y de la victoria de vuestro Maestro y Señor, el Cristo, en Su Retorno.

Hoy expando esta Gracia hacia los cinco continentes y sientan en sus corazones el recibimiento del Amor de Dios por medio de Su Tercera Persona, el Espíritu Santo.

Ahora vean sobre sus cabezas a la flameante Llama de Fuego, tan semejante a la que recibió Mi Santa Madre y los apóstoles.

Repitamos:

Ven Espíritu Santo, unifica nuestros corazones, 
para que podamos vivir Tu Divino Plan.
Amén.
(tres veces)

Cuando encuentren dificultades en sus caminos para vivir el Plan de Dios, reciten esta simple oración que fue emanada del Corazón de Mi Madre, durante el Sagrado Cenáculo, en Jerusalén.

Revivan la comunión con la Vida Divina, con el Santo Espíritu de Dios, borrando el pasado, aliviando el sufrimiento y reconciliando sus seres con el Amor.

Ahora tómense de las manos.

“Padre, que siempre haces nuevas todas las cosas, santifica a Tus hijos, santifica la vida que Tú creaste.

Glorifica las esencias que emanaron de Tu Fuente inmaterial y despierta con Mi súplica a los Nuevos Cristos, para que esta Tierra, en este planeta y en los cinco continentes despierte el amor en toda la humanidad y las heridas sean curadas, Señor; los errores sean perdonados, Señor.

Que el Fuego de Tu Espíritu todo lo impregne para que las almas resplandezcan en la Sagrada Fuente de Tu Divina Unidad”.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón: 

Llevemos las manos hacia el corazón.

 

He santificado también todo lo que hoy han traído a Mi altar, porque si sus corazones están abiertos, como hoy lo están, todo se renueva, todo se cura, todo se puede reconciliar por la presencia del Amor de Dios y de Su Divina Unidad.

Que, desde este Centro Mariano, el mundo sea irradiado por el sagrado Rayo del Amor, por el sagrado Rayo de la Gratitud y que la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo abunde sobre la Tierra. Que así sea.

A los que Me adoran, Me esperan y Me aman quiero decirles que, por medio de esta canción ecuménica, las puertas del Cielo unificaron a Oriente y a Occidente, cerrando así el ciclo y el Proyecto de los mil años de paz.

Aunque no comprendan lo que esto significa, bienaventurados serán los que ya lo vivan, porque saldrán de aquí sintiendo el Fuego de la renovación y de la cura de sus almas.

Sepan que Yo vendré aquí mientras el Padre Me lo pida. No desaprovechen ninguna oportunidad, porque el mundo deberá vivir su transición para que finalmente aprenda a amar, así como Yo los amo incansablemente.

Quiero que eleven sus corazones por medio del Fuego de la adoración y de la alabanza, como lo hicieron en la última canción, repitiendo esas palabras no por Mí, sino por Aquél que los creó, para que aún más en esta hora, Su Fuente de Luz, de Gracia y de Redención se derramen sobre los cinco continentes. Y el amor, que hoy pueden emanar sus corazones con esta canción, llegue a aquellos corazones que en la soledad y en el sufrimiento, en la amargura y en la perdición, no tienen nada.

Que esta canción active los Cristos del nuevo tiempo, porque quien alaba a Dios, lo agrada dos veces.

Antes de retirarme, recuerden que las sagradas medallas y las promesas de Mi Glorificado Corazón deben llegar a Asia, Medio Oriente, Venezuela y África.

Les agradezco por hoy estar Conmigo y unidos a Mi Corazón. En este momento, alabemos a Dios para que el mundo despierte, en gloria y en alabanza.

Los bendigo, compañeros y apóstoles de Mi Corazón, bajo la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Podemos ponernos de pie.

Seguimos conectados con Cristo, porque Él está presente.

Viendo en nosotros esa Llama, sobre nosotros la Llama del Espíritu Santo, la vamos a activar en adoración.

MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 53.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Segundo Mensaje

¡Qué dulzura siente Mi Corazón cuando las Auxiliadoras preparan con tanto amor Mis Altares para que su Humilde Pastor pueda posar Sus Pies aquí y bendecirlos a todos!

La dulzura que siente Mi Corazón cuando todo es preparado con amor es muy grande, indescriptible.

Por eso hoy puedo decirles, apóstoles Míos, que he visto en muchos de ustedes, los pasos hacia la redención, sabiendo atravesar las pruebas, los desafíos y todas las dificultades tan solo por abrirse a la experiencia del amor, que es lo que hace vivas a las almas. Es lo que trae el espíritu de la Fuente hacia sus corazones.

Que el amor que hoy encuentro en este altar, preparado por las manos bondadosas de Mis Auxiliadoras, que ese amor se multiplique en el mundo.

Porque ustedes saben, compañeros, que hace falta ese amor para aprender a soportarlo todo.

El mundo carece de ese amor infinito y grande que proviene del Padre y que siempre debe descender a la Tierra, a través de sus corazones y experiencias de caridad y de bondad.

Ayer vine como el Señor de la Noche, hoy vengo como el Sol del Amor de Dios para que sepan que siempre estoy en todo, más aún en los pequeños detalles, cuando hacen todo en el nombre del Amor de Dios y por su Señor, el Redentor.

Hemos llegado a un momento especial en estos tiempos, en los que Me es imprescindible la ayuda de las almas que se entregan a vivir Mi Divina Misericordia.

Hoy no quiero que sientan tristeza ni sufrimiento, sino el gozo profundo que proviene de Mi Corazón al poder ver cumplirse, sobre este planeta, lo que una vez el Padre Me mostró en el Huerto Getsemaní durante la Agonía.

¿Por qué les hago mención a la experiencia del pasado que vivió su Maestro y Señor?

Porque ustedes necesitan, compañeros, día a día, recuperar los códigos de Luz que por el sufrimiento, la agonía, el dolor y la angustia se van perdiendo.

En la experiencia del pasado de su Señor está la Vida. Se encuentra el motivo para que ustedes puedan estar aquí, acompañándome en este ciclo como futuros Nuevos Cristos.

Respiren la energía espiritual de Mi Amor para que todo se pueda confortar y, en esta hora, todo se renueve.

Hoy emito silencio entre Mis Palabras para que puedan profundizar en Mi Mensaje y las vibraciones sutiles puedan hacer su trabajo en sus consciencias.

Hoy regreso aquí para entregarles Mi último legado a través de la Sagrada Medalla de Cristo, el Glorificado Corazón, símbolo que, si es vivido con fe, transformará las vidas y curará a los corazones heridos; símbolo que traerá sabiduría y caridad para las almas.

Por medio de esa Medalla Yo depositaré una experiencia vivida por Mí, y la dejaré impresa junto a todos los atributos que ese símbolo de redención representa para las almas.

Quiero que, en espíritu y en alma, ahora vayan Conmigo hacia el Mar de Galilea, al momento en que su Maestro y Señor llamó a los Doce por su nombre, así como Yo los he llamado a ustedes por sus almas.

Caminen junto Conmigo hacia el margen de ese mar y vean sobre las barcas a los pescadores, trabajando para sobrevivir. Yo he llegado allí para lanzar redes espirituales y atraer a las almas hacia Mi Corazón.

Vean las multitudes trabajando en la pesca, haciendo sus labores con el fin de agradar a Dios en cada tarea diaria.

Intenten llegar junto Conmigo hacia ese momento y recuerden cuando a algunos de ustedes los llamé por su nombre, así como llamé a Pedro para que Me acompañara en esa gran misión que Dios Me colocó en aquellos tiempos.

Vean cómo el Pastor estaba en búsqueda de Sus nueva ovejas, llamándolas, agrupándolas, congregándolas bajo el Espíritu de Dios para esa gran misión de la redención del planeta.

Recuerden ese llamado interior y revívanlo como si fuera hoy.

Recuerden a su Maestro acercándose a los pescadores, subiendo con ellos en una barca para navegar mar adentro y multiplicar las Gracias.

Cuando lancen las redes al mar para pescar, confíen y tengan fe, porque las almas que Yo necesito rescatar de este mundo son muchas y ustedes son Mis pescadores de almas, son los corazones de los que Yo Me puedo servir para aproximar hacia sus semejantes la Misericordia de Dios.

Sientan ese llamado que una vez Yo les hice y renueven hoy sus votos con su Maestro y Señor, porque aún precisaré que sus vidas se confirmen para que Yo pueda llevar adelante el Plan de la Redención de este mundo en este tiempo final.

Así como Me ofrecen preciosos altares, necesito que Me ofrezcan preciosas vidas, adheridas a Mi convocatoria y a Mi llamado, eso Me permitirá obrar y llevar adelante los Designios que Mi Padre le ha dictado a Mi Corazón.

En el Mar de Galilea comenzó la redención del planeta, allí se abrió el portal de la salvación para todas las almas, especialmente para aquellas que estaban en la perdición.

Allí comenzó la derrota de Mi enemigo y el triunfo del Amor de Dios por medio de los corazones que se abrieron a Mi llamado.

Compañeros, renueven el voto de la fidelidad Conmigo para que Yo pueda contar, aún más, con ustedes en estos tiempos críticos, en los que solo el amor es lo que los tornará libres de las amarras, de las prisiones, de las cadenas, del sufrimiento.

Quisiera que dediquen esta Maratón por los que no viven el compromiso Conmigo, o por los que lo abandonaron por diferentes causas. Por ellos aún tengo Misericordia y piedad, así como la tengo por ustedes todos los días.

Que esta Maratón sea un momento de renovar el compromiso para que su Maestro y Señor pueda seguir abriendo las puertas en la expansión de Su Obra por el planeta, porque aún hay almas que Me esperan, como las de ustedes, para recibir Mi Perdón y Mi Gracia.

Todo dependerá de que ese voto y ese compromiso sean renovados.

No les pido hacer más de lo que pueden, sino que lo hagan de verdad para que Yo encuentre reposo en sus corazones.

Quiero que se alegren porque el día de su renovación ha llegado y el fin del cautiverio está próximo.

Pero hay una parte que les corresponde a ustedes, dentro de este tiempo y dentro de esta transición del planeta.

Vengo como ese Sol del Amor de Dios para que recuerden que Mi Gracia siempre está allí.

Por eso, durante esta Maratón bendeciré todas esas Medallas que han colocado a los pies de Mi Altar, porque estas primeras Medallas llegarán a África, antes que a sus manos.

Las próximas Medallas llegarán a Asia y a Medio Oriente.

Aún hay almas que necesitan encontrar consuelo, y renovando en esta Maratón ese compromiso Conmigo, permitirán que sus corazones se puedan donar, más que recibir.

¿Aceptan dar lo mejor que tienen a sus hermanos?

¿Aceptan que la Sagrada Medalla llegue a los que más necesitan en el mundo?

Entonces puedo considerarlos difusores de Mi Gloria y de Mi Misericordia.

Ustedes, en verdad, lo tienen todo porque necesitan darlo todo.

Este ha sido Mi trabajo durante estas últimas 50 Maratones, darles todo para que lo den todo, a los que no conocen, a los que no ven, a los que padecen el sufrimiento en este mundo y en esta humanidad.

Pero podrán tener Sagradas Medallas para ustedes, Yo las bendeciré a su tiempo.

Necesito que Me acompañen como hasta ahora, con madurez, ante esta crisis del planeta y de su humanidad.

Hay lugares en el mundo en donde las situaciones se precipitan, por eso la importancia de que Nuestros Sagrados Corazones ayuden a las naciones por medio de la Peregrinación, para evitar grandes conflictos, para socorrer a las almas, para llevar el mismo alivio que han recibido sus corazones en otros encuentros Conmigo durante este tiempo.

Deseo que sean tan semejantes como Yo lo Soy, en donación, en misericordia y en bondad.

Reguemos entonces con las Virtudes de Dios esta Sagrada Figueira porque aún el mundo está esperando llegar aquí, cuando las puertas de sus corazones estén bien abiertas. Y en ese momento no habrá que temer porque mientras Yo esté aquí, y especialmente en ustedes, se cumplirá Mi Voluntad.

Agradezco a las Auxiliadoras de Mi Misericordia por haber colocado a Mis Pies estas Medallas que irán para África, y sé que no serán suficientes, pero multiplicaré, a través de ellas, todas las Gracias para que Mis hijos de África reciban el mismo consuelo que hoy ustedes reciben, y sean aliviados de las guerras, de la enfermedad, del hambre y de la persecución.

Que estas Medallas lleguen a los niños que necesitan de un Padre como el que está en los Cielos; que necesitan de una Madre como la que está en los Cielos; que necesitan de apóstoles como los que están aquí.

El cuarto grupo de Medallas, después de Asia y de Medio Oriente, serán enviadas a Venezuela, para que los venezolanos no crean que Me he olvidado de ellos.

Recuerden que el mal, que no tiene amor, en algún momento se derrota a sí mismo y se tira al abismo de su propia perdición e ilusión y, en ese momento, es cuando Dios envía a Sus grandes Arcángeles para reconstruir a las almas que están heridas y perdidas como en Venezuela.

Donde esa Medalla esté, estará la Justicia.

Bienaventurado será quien crea en su poder inmaterial y no físico, porque estará en Dios.

Bienaventurado será quien la entregue con amor porque estará donando, en las manos de sus hermanos, Mi Corazón Misericordioso.

Que se alegren sus corazones y que sonrían sus almas porque el Señor, Jesucristo, enviará de dos en dos a los apóstoles para que lleven estas Medallas Sagradas hacia donde he dicho.

¿Lo aceptan?

Es hora de compartir el amor, para que el Amor de Dios abunde sobre la Tierra.

Bendeciré ahora este altar y estas Medallas bajo la efusión del Espíritu Santo para que los que la reciban sean bendecidos por la Divina Gracia.

Señor, santifica los elementos que Tú mismo creaste para la elevación de las consciencias y de todos los mundos.

Santifica, Señor, cada elemento creado, a fin de que las almas y todos los espacios de este planeta reciban la Fuente poderosa de Tu Luz. Amén.

Santifica, Señor, el agua que Tú mismo creaste, nacida de Tu Fuente inmaterial de Luz, a fin de que los espacios y todas las almas reciban Tu Gracia. Amén.

Santifica Señor, este aceite, nacido de la creación de los árboles para que restaure a las almas y alivie a los corazones que necesitan de Ti. Amén.

Padre amado, santifica la Sangre de Tu Hijo para que Sus códigos de Luz se viertan en las almas y ellas participen de la redención. Amén.

Santifica, Señor, el Cuerpo de Tu Hijo para que los corazones reciban Mi Esencia Divina y en ellos se construya la nueva humanidad. Amén.

Y hoy el Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús santifica y bendice estos tres pequeños corazones que serán depositados como luz y como vida en las almas que los recibirán, a fin de que auxilien, por medio de Mi Sagrado Corazón, a las almas que necesitarán de cura y de consuelo. Amén.

Padre, con esta agua que Tú has creado, bendice a las almas que Me servirán en otros tiempos.

Vamos a pedirle al Padre ahora, que bendiga este momento para que más corazones en el mundo reciban la Gracia de Mi Glorificado Corazón.

Padre, concede, a todos los que necesitan, la poderosa Misericordia de Tu Corazón y recibe de Tus criaturas este sagrado ofertorio de oración durante los próximos dos días para que el planeta como consciencia sea ayudado y la humanidad despierte a la redención.

Que así sea.

Los bendigo, en el nombre del Todopoderoso y Señor de las Alturas.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco por estar en la Misericordia de Mi Corazón.

MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 53.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Primer Mensaje

Hoy vengo como el Señor de la Noche para iluminar sus vidas, para retirarlos de los abismos de la consciencia y del miedo.

Hoy vengo como el Señor de la Noche porque Soy el Señor de la Luna y de todas las estrellas, de todo lo que brilla en el Universo y forma parte de la Creación de Nuestro Señor, Adonai.

Hoy vengo como el Señor de la Noche para caminar a su lado por este tiempo de tinieblas y de pruebas, por esta transición que los llevará a los desafíos y a vivir cosas inexplicables, cosas que nunca antes vivieron, en esta vida ni en otra.

Pero Yo vengo como el Señor de la Noche, el Señor de Emmanuel, para que conozcan, del Padre, la Fuente grandiosa de Su Amor que nunca se acaba, que nunca se termina, la Fuente del Amor que los tornará libres de ustedes mismos y de sus amarras.

Entren en esta noche oscura del planeta, sin miedo, porque Yo todavía estoy aquí para hacerlos vivir en Dios y en Su infinita Unidad.

Que en esta noche oscura sus almas no se desesperen, que sus internos no se perturben, porque en este tiempo lo que están viviendo, lo que están transitando, es Voluntad de Dios y Dios lo sabe, Dios lo conoce profundamente y Él sabe qué es lo mejor para ustedes en este momento.

No teman cruzar esta noche junto a Mí, porque Yo estoy aquí para ayudarles pero también para mostrarles la verdad, verdad que se oculta en lo más íntimo de sus corazones, verdad que se  esconde en lo profundo de la consciencia y que, muchas veces, no pueden ver.

Esa verdad que Yo les digo les mostrará cómo en verdad son y qué es lo que Yo necesito extirpar de ustedes para que sean Mis verdaderos apóstoles.

Esta es la hora en la que el nuevo ser está siendo construido espiritualmente.

Esta es la hora en la que muchas cosas deben morir para que puedan nacer otras, y así se vuelvan libres.

Yo vengo como el Señor de la Noche para tomarlos de la mano y conducirlos por la misma senda que Yo una vez atravesé, desde Jerusalén al Huerto de los Olivos.

Esta noche que vive el planeta es tan semejante a la que Yo viví, hace más de dos mil años, cuando tuve que dar todo por todos, cuando tuve que vencer Mis miedos para que sus miedos pudieran ser vencidos en el amor.

Yo vengo en esta noche para retirar a las almas de los abismos y de la ilusión.

Necesito que sus ojos se abran para poder ver lo que existe internamente, en sus mundos interiores. Es lo que Yo necesito para poder hacer Mi Obra en este mundo y con esta humanidad.

La noche más difícil de todos los tiempos está siendo atravesada por esta humanidad y por este planeta.

Pero, en la noche así como en el día, Dios nunca los abandonará, tan solo confíen en Él y amen lo desconocido de las pruebas que Él les presenta, de ciclo en ciclo, para que las puedan vivir y así se puedan transformar.

Que en esta noche que atraviesa el planeta sus corazones no se endurezcan como las piedras.

Ablanden sus sentimientos y sentirán cosas positivas que nunca antes han sentido, al permitir que el Fuego de Mi Amor todo lo penetre y todo lo transforme.

Vengo como el Señor de la Noche para anunciar el fin de los tiempos; porque ha llegado la hora de definir la próxima etapa de esta humanidad, en la que la nueva humanidad estará libre de las cadenas del mal y de los lazos con el error y la indiferencia.

Que en esta noche sus corazones busquen al Señor de la Luna, que ilumina, silenciosamente, a los mundos internos con una sagrada energía espiritual proveniente de Emmanuel. Que ese bálsamo de luz azul los lave, los vivifique y así los purifique de todas las manchas y de todos los pecados a fin de que sean libres de ustedes mismos, para que Yo pueda estar allí, en sus corazones, y revelarles el camino de la redención por medio del amor.

En esta noche oscura que viven el planeta y la humanidad, compañeros, en esta noche que muchos temen atravesar por temor a caer en la tentación, les pido, amorosamente, que sean misericordiosos, tan misericordiosos como Yo lo Soy con ustedes durante sus tiempos difíciles en los que, a veces, Mi Palabra no puede entrar en lo más íntimo de sus corazones.

Los invito a estar en la noche del Huerto Getsemaní para que puedan comprender, apóstoles Míos, lo que el Padre Me hizo comprender en aquellos tiempos, cuando una oscuridad mayor tuvo que ser vencida por medio del amor, y una gran indiferencia tuvo que ser derrotada por medio de la Misericordia.

Les vuelvo a decir, compañeros, que no duerman como durmieron los Apóstoles en el Huerto Getsemaní, olvidándose durante un tiempo de la Pasión de su Señor; hasta en esos momentos tuve que renunciar y amar más de lo que Yo podía amar a todos ustedes.

La Gracia de Dios nunca Me faltó.

La Protección de San Miguel Arcángel nunca dejó de ampararme, aunque fui hombre como ustedes y fui humano como ustedes.

Vine a recrear este Proyecto por medio de la fuerza y del poder del Amor de Dios, que también vive en ustedes cuando solo le dan atención y lo dejan florecer, lo hacen emanar como una fuente.

Si no se afirman en ese Amor, que no es propio ni personal sino eterno, no conseguirán atravesar esta noche oscura, porque en algún momento del camino, durante la noche oscura, tendré que dejarlos solos para que vivan su confirmación así como Yo la viví en la soledad del Huerto Getsemaní, en donde tuve que vencerme a Mí mismo, trayendo hacia Mi Corazón la Luz y el consuelo del Divino Espíritu.

Los propios Ángeles de Dios descendieron en el Huerto Getsemaní para consolarme; así hoy Yo desciendo para consolarlos en esta noche oscura, imitando a los Ángeles de Emmanuel.

No dejen que Mi Proyecto sea derrotado por sus aspectos de la vida; ámense, ámense aunque no lo consigan y no lo puedan hacer. Si solo dan el primer paso, apóstoles Míos, Yo los ayudaré a encontrar el sentido en el amor y en la unidad.

Eso cerrará las puertas para que Mi adversario no entre en sus corazones y mentes.

Háganlo por Mi Dolorosa Pasión y, durante esta Maratón, ofrezcan todas las oraciones por las naciones del mundo que viven su propia noche oscura y por las almas que están sumergidas en el error.

Ofrezcan esta Maratón por los que tienen a su lado diariamente, por lo que no pueden aceptar del otro, por aquella alma o aquel corazón humano que en sí mismos les despiertan ira, maldad o indiferencia.

No sigan dentro de la misma cadena de errores de esta humanidad actual, venzan ese atavismo por medio del amor y de la constancia.

Hoy Yo vengo como el Señor de la Noche para enseñarles a encarnar la trascendencia de sí y el ímpetu de amar cada día más, por encima de ustedes y de toda la Creación.

Vigilen Conmigo durante esta noche oscura porque aún estamos en batalla, aún todo está permitido y la humanidad es libre de poder escoger el camino de la salvación o el camino
de la perdición.

En estos últimos tiempos Me estoy recogiendo cada día más para que puedan vivir, compañeros, su soledad como su Maestro y Señor la vivió en el Monte de los Olivos, a la luz de la Luna pero sin estrellas que lo irradiaran.

Los invito a superar en sí mismos los abismos de la consciencia, esos infiernos tan impenetrables y recalcitrantes que solo atormentan a las almas que buscan Mi Amor.

Si Yo vencí la muerte tan solo amándolos, ustedes podrán vencer cosas más grandes a las que Yo vencí en la Cruz.

No se olviden compañeros, apóstoles Míos, de superarme en el amor durante la vida diaria, cerca de sus hermanos de camino, cerca de todos aquellos que se aproximan a sus vidas.

En esta noche oscura que vive el mundo, vengo a entregarles el consuelo universal que Dios le concedió a Mi Sagrado Corazón durante la Agonía del Huerto Getsemaní. Allí comenzó, compañeros, la superación de toda la gran indiferencia humana hasta los días de hoy, hasta el presente; por eso sufrí tanto, en silencio y en entrega.

Recuerden Mi Cuerpo llagado por los hombres y por su soberbia.

Yo fui ese Cordero que fue llevado al matadero para que ustedes, en este tiempo, tuvieran una última oportunidad.

Yo sé que cada uno Me ama como puede.

Yo sé que cada uno Me da lo que Me puede dar, pero aún necesito más.

Necesito que el mundo, durante esta Maratón, sea inundado de un grandioso amor para que los horrores que veo en esta humanidad sean liberados, para que toda opresión termine y las almas se rediman.

No aparten la cruz de ustedes; cárguenla, como nunca antes la han cargado.

No dejen que Mi fuego se aparte de ustedes, sino que, al contrario, los pueda abrazar para volverlos como llamas tan semejantes a las del Espíritu Santo.

Los he traído aquí, a esta Ermita de Mi Glorificado Corazón, para que recuerden que he pedido que la construyeran a fin de que las almas la visiten, a fin de que las almas reciban de Mi Corazón las Gracias que necesitan.

Que el Soplo del Espíritu de Emmanuel los bendiga y les conceda la paz.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Aparición de Cristo Jesús durante el Sagrado Llamado, en el Centro Mariano de Figueira, Minas Gerais, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Ustedes fueron creados por un propósito y no es por casualidad que hoy están aquí, a los Pies del Creador.

Vayamos ahora al universo de su esencia a descubrir lo que allí existe, lo que es eterno, perpetuo e infinito, lo que nada ni nadie puede disipar, desde donde ustedes surgieron para venir aquí a la Tierra a cumplir el Proyecto de la Redención y del Amor.

Coloquen su atención en este momento, en el centro de sus seres, e ingresen junto Conmigo al universo de su esencia para encontrarse con Dios, para renovar su propósito, para seguir caminando hasta que cumplan, compañeros, la meta que Dios les colocó.

Miren hacia dentro de su esencia, contémplenla con un grandioso amor.Sientan la Fuente Original que existe dentro de ustedes y cómo la Luz espiritual de Mi Amor penetra las capas más profundas de la consciencia, para elevarlos, para trascenderlos, para colocarlos en las Manos de Dios.

En esta noche, en donde la luz interior se enciende por la intercesión de Mi Sagrado Corazón, observen hacia sus esencias.

Descubran en su interior la única verdad, la que los hará libres de este cautiverio, de esta prisión planetaria, de todo error.

Yo vengo a buscar en esta noche la esencia de sus corazones, lo que existió una vez en el principio como consciencia y energía.

Retornemos hacia esos orígenes.

Yo vine aquí en esta noche para llevarlos hacia ese lugar, en donde ustedes comenzaron a tener vida espiritual, álmica y física.

Sus esencias han venido viajando a través de los tiempos realizando esta trayectoria, camino a la redención.

Vean dentro de sus esencias, en lo más íntimo de sus corazones la Fuente Creadora de Dios, que los renueva, los cura, les concede la redención.

Volvamos al origen, al principio de todo, cuando nuestro Padre Eterno en Sus más altas dimensiones, en Sus mayores grados de Amor, pensó en crear criaturas tan semejantes a Él, así como lo son ustedes en este tiempo.

Recuerden hijos, que son hijos de Dios, que son hijos de la Vida, que son hijos del Amor, que vienen de una existencia que nunca ha muerto, que es perpetua, que es eterna y muy sublime.

Retornen a sus esencias y pregunten a su interior: ¿Qué es lo que Tú quieres de mí, Padre?

Quietud. Quietud. Quietud. No interrumpan lo que estoy haciendo.

He venido aquí para elevarlos a Dios, para que sean parte de lo que es existente e infinito.

Retornen su atención a la esencia de Su Amor, aquella que surgió de la Fuente y que ha vivido muchas experiencias para poder llegar aquí y decirle 'sí' a la redención.

Hoy vengo a disipar las fuerzas de la contrariedad, porque donde está el amor presente, está Dios; y sus corazones están en Dios, así como Dios puede estar en ustedes.

Vayamos ahora hacia el origen de lo que en verdad son, para que conozcan cómo fueron creados en el principio antes de ser almas, antes de ser espíritus; para que conozcan cómo eran cuando fueron esencias en la Fuente del Amor de Dios, junto a los Padres Creadores, los Arcángeles; al lugar desde donde surgieron millones de vidas para este Universo.

Es así, compañeros, que hoy no están aquí solos. Está todo el Universo, toda la existencia y toda la vida, a través de Mi Sagrado Corazón.

Sean valientes. Penetren este misterio que hoy Mi Corazón concede para que se puedan conocer conscientemente.

Véanse como seres en el amor y sigan adelante atravesando estos tiempos, superando todos los obstáculos, elevando su consciencia hacia el Creador.

Arrodíllense delante de Mí. Y en un acto de reconciliación por medio de Mi Sagrado Corazón, retornemos a la Vida, a lo que siempre fueron.

Vengan Conmigo a la Fuente de la Creación y encuentren allí sus esencias, lo que es puro, lo que no tiene sufrimiento, lo que es eterno e invencible ante los Ojos de su Creador.

Miren hacia dentro de sí y busquen la esfera de su esencia, la luz más profunda de sus consciencias, lo que ha nacido de la Fuente y viene a través de los tiempos aprendiendo sobre el amor y el perdón.

Yo vengo en estos tiempos a buscar esa verdad que existe en ustedes, verdad que Me trae hasta aquí de forma continua y paciente, hasta que ustedes por sí solos puedan entrar en comunión con esa verdad.

Así librarán a su Maestro para que pueda seguir obrando en el mundo con otras millones de esencias, que están perdidas y lejos del amor, del Amor de la Fuente.

Coloquen entre sus manos esa esencia de luz como si fuera un recién nacido.

Sientan esa esfera de luz entre sus manos y al mismo tiempo, en señal de imploración, reconciliémonos con Dios.

Esta es la esencia que está en ustedes y que busca el camino de retorno al Corazón del Creador.

Vean cómo Dios creó su esencia con inmenso amor, con eterna dulzura, con una inconmensurable compasión.

Esta es la esencia que debe retornar a la Fuente con la señal marcada de la Redención, diciéndole 'sí' al Perdón y a la Misericordia Divina.

Con estos millones de esencias, su Maestro y Señor, Jesucristo, viene trabajando con ellas a través de los tiempos.

Ustedes no solo son materia, también son energía que proviene de la Fuente y que alguna vez desvió sus caminos, para que en este tiempo volvieran a encontrar el camino de la redención y del amor.

Yo vengo a concebir en sus esencias, la Gracia de la renovación, del servicio mutuo, de una extrema caridad y de una infinita consideración por el prójimo.

Con esta esencia que Dios les ha dado, que es frágil y sencilla, que es simple y pura, retornen compañeros, a la escuela del amor, porque el amor los curará, el Amor de Dios los salvará y pronto serán dignos hijos de Dios, merecedores de Su Misericordia infinita, servidores incansables que nunca bajan los brazos, que siempre dicen 'sí' a la Jerarquía Divina.

Sientan entre sus manos su divina esencia, sientan cómo los Ángeles y Arcángeles contemplan sus moradas internas.

Crean que es posible superarlo todo por medio del Amor que hoy Mi Espíritu siembra en sus esencias para darles de nuevo la vida espiritual y la unión eterna con el Creador.

Así como sus esencias se postran ante el Altísimo colocándose a Sus Pies, así hoy quiero, compañeros, que cada parte de sus seres se postre ante Dios como un acto de reconciliación, de perdón y de cura.

Y ahora Padre, que ves lo que Yo vengo a buscar de tiempo en tiempo, lo que Tú has creado a imagen y semejanza de Tu Existencia, Adonai, Tu Hijo implora por estas esencias y por todas las esencias que están lejos de Ti.

Así como estás en el Cielo, Padre, que Tú puedas estar en la Tierra y cuando Yo vuelva, rodeado de Tu Gloria y de Tu Poder, todas las esencias del mundo vivan su último paso hacia el perdón.

Emmanuel, escucha la Voz de Tu Hijo, que una vez estuvo en la Cruz por todas las esencias del mundo, por todos los que cayeron en los abismos.

Escucha la Voz de Tu Hijo,Adonai, Emmanuel y Abba.

Postrándome a Tus Pies, Padre Eterno, ofrezco Mi Cuerpo, Mi Sangre, Mi Alma, Mi Divinidad, por las esencias que hoy deben estar Contigo para servirte y honrarte.

Te ofrezco, Padre, Mi Sagrado Corazón, por los corazones ingratos e injustos.

Te ofrezco Mi Espíritu para que Tú estés presente en todo lo que existe y vive, en todo lo que respira, para que se borre la célula del mal, para que renazca la Luz de Tu Divina Consciencia, Adonai.

Elí, Elí, escucha la Voz de Tu Hijo, que con gran expiación y misericordia disuelve el error, la desunión y el desamor, para que triunfe, Padre, Tu Plan sobre este planeta.

Todos nos postramos ante Ti, amado Creador, porque respiraste y creaste la vida, porque sentiste y surgieron las criaturas, porque pensaste y donaste sin restricciones Tu Universo para que por siglos de los siglos Te alabemos, Te honremos, Te supliquemos y así, estemos en comunión con Tu Espíritu inmaterial.

Derrama Tu Gracia sobre estas esencias.

Derrama Tu Amor sobre estas vidas, a fin de que se cumpla, Adonai, Tu Proyecto, y las almas se rediman y vivan hasta el fin de sus vidas en Tu Paz.

Hoy riego este árbol que se estaba secando y vean cómo el Amor todo lo transforma, todo lo hace rebrotar; todo vuelve a florecer porque no he dejado que muriera su esencia, sino que en el bálsamo de Mi Amor, la he nutrido con Mi Espíritu.

Que se alegren los que estaban muertos.

Que sean felices los que esperaban una Gracia porque no Me cansaré, no Me cansaré hasta alcanzar lo que espero de sus esencias.

Ámense los unos a los otros como Yo los amé hasta el último momento en la Cruz. Y cuando no se amen, cuando no se unan, recuérdenme en la Cruz, todo lo que Yo padecí por ustedes hasta el fin de sus vidas, que así recobrarán fuerza, recobrarán valentía y coraje para poder amar más allá de sí.

Que se cumpla el advenimiento de las nuevas figueiras.

Que rebroten de la tierra las semillas de la hermandad, porque el Todopoderoso ha escuchado a Su Hijo y los ángeles han derramado sus gracias en lo más profundo de sus seres.

Hoy se cumple la Escritura.

Verán al Hijo de Dios venir entre las nubes y el soplo de Su Espíritu vivificará sus consciencias y el mal se disolverá, porque el Amor del Sacrificado Corazón de Jesús triunfará hasta la Nueva Tierra.

Que se disuelvan los nudos de la separación humana.

Que se establezcan los lazos del amor y de la fidelidad, porque el Padre de la Misericordia ha escuchado la Voz del Redentor.

Coloquen sus manos sobre el corazón.

Y que puedan sentir todos los días este misterio, que ya no es más misterio, sino el simple Amor de su Redentor que viene a rehacer todas las cosas.

Porque cuando caí con la Cruz tres veces prometí al Padre que Yo renovaría todas las cosas.

Y bienaventurados serán los que se dejen renovar por Mí sin temer a los cambios, porque lo que Dios les quiere entregar es Su Corazón, para que viva en ustedes en esencia y eternamente.

Celebremos entonces este acto de reconciliación, porque sus pecados fueron purificados y sus faltas fueron perdonadas.

El Sacerdote Mayor ha venido a celebrar la Comunión Reparadora, a fin de que recuerden todos los días cumplir con la promesa de ser parte de Mi Amor y de expresarlo a cada momento.

Escuchemos las trompetas de los ángeles, que suenan para anunciar la Palabra Divina y volver a instituir en este lugar la Santa Eucaristía, el triunfo perpetuo del Amor y de la Vida de su Maestro y Señor Jesucristo.

Y hoy a Mis Pies no tengo solamente a las santas mujeres que ungieron Mi Cuerpo flagelado en el sepulcro, junto a María, Mi Madre y María Magdalena. Sino que también tengo a Mis Pies a los que una vez no Me reconocieron, a los que vivieron milagros y a los que se convirtieron a los pies de la Cruz, cuando Mi Sangre brotó de Mi Costado y Mi Agua penetró las entrañas de la Tierra para renovar el Proyecto del Creador.

Que sus esencias hoy se fundan en Mi Esencia original, en Mi Divinidad, en la Segunda Persona de Dios, el Hijo Primogénito, el Unigénito, el Redentor y que esas esencias que viven y brillan en ustedes, los ayuden a vivir los cambios en el fin de estos tiempos.

Solo el Amor los hará libres y cuando no estén en el Amor y en la Verdad, llámenme. Yo les daré la fuerza para amar así como amé hasta el último momento de la Cruz.

Y como acto de reparación y de cura, para la transustanciación del pan y del vino de sus esencias, hoy pediré una canción que refleja el amor que Yo tuve por ustedes en el Calvario: "Cristo del Calvario".

Que el símbolo de esta canción los ayude a tener la misma fuerza, el mismo coraje y la misma valentía que su Maestro y Señor tuvo hasta el último momento de haber expirado en la Cruz por todos ustedes.

Cuando no consigan humillarse, arrodíllense; cuando no consigan apaciguarse, coloquen su rostro en el suelo; cuando no sean humildes, colóquense en cruz en el suelo, que Yo los ayudaré a transformar lo intransformable, a liberar lo que se resiste y sentirán el Fuego de Mi Amor en sus corazones, así como lo hicieron las santas mujeres hasta el último momento, superando todas las pruebas, todos los obstáculos, para estar cerca del Sacrificado Hijo, del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Y antes de escuchar esa canción que hace humilde a Mi Corazón, porque en verdad es Dios que es en Mí para que Yo pueda ser en ustedes, les recuerdo la escena y el momento culminante de la comunión con los apóstoles y todas las almas presentes hace dos mil años atrás, en Jerusalén, cuando tomé el pan y di gracias a Dios por el Sacrificio diciendo:

Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo, el Cuerpo Esencial de su Señor, que se entregará a ustedes para el perdón de los pecados.

Del mismo modo tomé el Cáliz dando gracias al Creador por el Sacrificio y les dije:

Tomen, tomen en confianza y beban de este Cáliz, el Cáliz de la Nueva Alianza, Sangre que será derramada por ustedes para el perdón de todas las faltas.

Y en ese momento, la Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, descendieron e instituyeron la Eucaristía.

Hoy Te pido Adonai, que no dejes morir Tu Sagrado Árbol, Árbol tan semejante a la zarza ardiente de Moisés, en donde una vez Tú te mostraste, tan pequeño y humilde a Tus criaturas. 

Que el mismo Espíritu y el mismo Fuego que penetró en la consciencia de Moisés, hoy penetre en la consciencia de los que instruyen, de los que guían a Tus rebaños, a fin de que siempre triunfe Tu poderoso e invencible Amor. Amén.

Escucho la canción.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 52.ª Maratón de la Divina Misericordia, en la ciudad de Valparaíso, Chile, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Quisiera que se acuñe, lo más pronto posible, la Medalla del Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús. Quiero que cada alma sobre esta Tierra la tenga consigo y conozca las promesas que una vez Yo hice sobre ese sagrado símbolo de la Redención.

Deseo tenerla presente a los pies de Mi Altar, para la próxima Maratón. Quiero dar ese presente, ese símbolo tan importante de Mi retorno, a cada uno de Mis peregrinos.

Ese será el símbolo, será la señal, por medio de la Medalla, que los ángeles tendrán para poder reconocerlos y llamarlos a Mi encuentro, cuando Yo retorne al mundo.

Por eso, hoy traigo sobre la palma de Mi Mano derecha, la Sagrada Medalla del Cristo Glorificado; para que así, adquieran una mayor devoción a Mi Sagrado Corazón y, como en esta Maratón, que ha sido espléndida para Mí, Yo pueda entregar en otros lugares del mundo, así como hoy en Chile, los tesoros del Cielo, por medio de los objetos sagrados, que ayudarán a las almas a que puedan ser libres espiritualmente y a que se puedan liberar de sus enfermedades, de sus sufrimientos, de todo cautiverio.

Quisiera que recordaran para los próximos días, el mensaje sobre esta Sagrada Medalla, que una vez Yo entregué en Mi amada Aurora.

Es hora de traer hacia la Tierra lo que proviene del Cielo, y que en esencia, por medio de la Sagrada Medalla, se puedan cumplir las promesas que ha emitido Mi Sagrado Corazón.

Quisiera que por medio de la Medalla, todos conocieran Mi Faz de retorno; aunque Mi retorno será más resplandeciente que lo que ha sido pintado en el sagrado cuadro de vuestro Rey. Es importante que las almas conozcan Mi Faz y todas las promesas que Yo he hecho, para cada una de ellas.

Hoy vengo a cerrar esta Peregrinación por la Paz en Chile, trayendo esta Gracia de que todos puedan tener consigo, lo antes posible, el símbolo del Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús, porque de esa forma, compañeros, Mi Padre Me permitirá verter muchas más Gracias, muchas más misericordias, en los corazones que necesitan de libertad espiritual y de cura.

Esta Gracia que hoy traigo entre Mis Manos, por medio de la Sagrada Medalla, aún será un misterio desconocido para el mundo, porque solo he dicho el cinco por ciento del poder de ese símbolo, que cuando sea acuñado y bendecido por Mí mismo, adquirirá. Las almas podrán tener consigo esa Medalla y llevarla a los lugares más necesitados, como los hospitales, los asilos, los institutos de jóvenes, y hasta las cárceles.

Yo quiero, por medio de esta Medalla, que todas las almas que la conozcan alcancen su libertad espiritual y puedan ingresar por el Gran Portal que abriré, a través de ella, hacia la Redención.

Me honra venir hoy a un país tan herido durante el pasado, para entregar este legado celestial; este símbolo sagrado, que guarda en sí el máximo Amor de Mi Corazón, por las almas del mundo.

Por eso, vengo con esta Medalla, para recordarles ese pedido. Es hora de que las almas sientan también físicamente Mi Presencia, para que en el tiempo que vendrá Me puedan reconocer y no confundirse con otros maestros, sino encontrar a su único Rey, Aquel que subió a los Cielos y que descenderá de los Cielos para encontrarlos, en la hora más difícil de la humanidad.

Esta Medalla será la señal de los autoconvocados, de los que aceptarán el compromiso Conmigo en el fin de los tiempos, de los que no darán pasos hacia atrás, sino que caminarán firmes a Mi encuentro, para formar las filas de Mis ejércitos en este planeta y dentro de este Universo.

Por eso son tiempos de grandes definiciones. Y los objetos sagrados, como la Medalla de Mi Glorificado Corazón, les darán la fuerza que necesitan para atravesar las pruebas, para disolver los conflictos, invocando el poder de Mi Glorificado Corazón, que en este tiempo se revela al mundo; Corazón que ingresa en esta Nueva Era para traer la Paz y la Misericordia de Dios.

Y así, adquiriendo esta Sagrada Medalla de Mi Glorificado Corazón, Yo también podré reconocer a sus seres; podré saber que están Conmigo, hasta en este plano material, paso a paso.

Hoy vengo con esta Gracia, compañeros, especialmente para Chile. Para que este país se regocije y sepa que a través de esta Medalla, habrá encontrado su libertad y el perdón de todos sus errores. Porque sepan que, en estos dos días, compañeros, he contado las veces que han abierto sus labios y han pronunciado al Padre Celestial, por Mi dolorosa Pasión. Espero que, saliendo de aquí, recuerden cómo hacerlo y nunca más se olviden, porque lo necesitarán.

Cuando los impulsos espirituales de Nuestros Sagrados Corazones pasan por las naciones del mundo y por los pueblos, las almas deben aprender a sustentar ese Fuego divino, que proviene del Universo de Dios, para que no se disipe cuando nos vayamos de aquí.

Mi Madre sembró en ustedes, aquí en Chile, nuevos cristales de luz y Yo he recogido en estos días sus más sinceras ofrendas. Espero que guarden esta importante Comunión que han tenido Conmigo estos dos días. Que guarden las palabras de Amor que les he pronunciado, por más duras que hayan parecido, porque lo que Mi Corazón ardiente desea, compañeros, es que vivan la Verdad.

Desde el Cielo traigo esta Medalla, hoy no visible para muchos ojos, pero perceptible para muchos corazones.

Hoy, imantaré con Mi Luz y con Mi Amor, todas las Medallas que serán acuñadas en los próximos tiempos, para que cada sol de este planeta, que despertará en su esencia de amor, de devoción y de fe, a Mi Sagrado Corazón, pueda recibir las Gracias que necesita, para caminar en la fe durante estos tiempos de tribulación.

En ella he imantado el poder de tres Arcángeles: Miguel, Gabriel, Metatrón.

Esos fueron los Rayos que penetraron Mi Corazón, que fue traspasado en la Cruz, cuando expiré. Y dije antes de morir: Padre, Padre Mío, Adonai, perdónalos porque no saben lo que hacen y porque no sabrán lo que harán, hasta que Yo retorne al mundo.

Esta es la Gracia que hoy deposito sobre la Medalla que será acuñada: el Poder de Miguel Arcángel, para que las fuerzas del caos sean exorcizadas y disipadas, sean transmutadas y liberadas, y los corazones de este mundo se desvinculen de toda maldad; para que reine el Poder de los Cielos.

Esta Medalla acuñada, también recibirá el Poder del Arcángel Gabriel, para que las almas y los internos de la humanidad puedan reconocer el mensaje de Dios, la Palabra de Vida y la Llama divina de la salvación.

La Medalla que será acuñada también recibirá el Fuego del Arcángel Metatrón, para que todas las energías superfluas sean sublimadas, trascendidas y elevadas; para que los atavismos, las amarras y las cadenas sean disueltas de la consciencia humana y que todo aquel que tenga con fe esta Medalla, reciba esa Gracia.

Estos fueron los Poderes recibidos cuando Mi Corazón fue traspasado por la lanza en la Cruz y fue el legado que el mundo recibió en los planos internos y que ahora en esta Era y en este ciclo, Yo vengo a despertar en sus corazones y almas.

No tendrán una medalla como cualquier otra. No tendrán un amuleto, sino una parte espiritual de Mi Ser, que es inmaterial y divino. Tendrán entre sus manos la esencia del Amor más grande que Yo he vivido, momentos antes de expirar en la Cruz, momentos antes de que Mi Corazón se detuviera y dejara de latir de Amor por el mundo, hasta poder resucitar en Gloria, al tercer día.

En esa Medalla de Mi Sagrado y Glorificado Corazón, tendrán guardada en esencia, la historia de amor que fue grabada por las santas mujeres de Jerusalén, por los apóstoles, por los patriarcas y por la Santa Madre de Dios, que acompañó a Su Hijo hasta el final, en Su más absoluto silencio y en Su más infinita entrega.

Esta será la Medalla de los bienaventurados, de los Nuevos Cristos, de los que no temerán decir “sí” a Mis Profecías y anuncios, que Yo traigo del Cielo, porque ella los ayudará a proteger sus esencias y aproximarlos a Mi Corazón cuando lo necesiten, en cualquier momento de sus vidas.

En esa Sagrada Medalla que será acuñada y que proviene de Mi Sagrado Corazón, estará escrita la historia espiritual de los hechos y experiencias vividas por su Maestro en este mundo. Desde Su nacimiento hasta Su ascensión, la Medalla tendrá la esencia de
Mi historia vivida en este planeta; así como todos los sacrificios de los que fueron mártires, de los que fueron santos y siervos de Dios, hasta los días de hoy.

Ella guardará el amor que cada corazón Me ha confiado, desde el huerto Getsemaní hasta el presente, de todos los misioneros que Me han servido en el mundo por medio del Evangelio y de la Caridad; como el amor que grabé en el corazón de Santa Teresa de Jesús, como de San Juan Pablo II y hasta del propio Papa Francisco.

Vean cuántas misericordias serán acuñadas, para que las almas las lleven sobre sus corazones y nunca más se separen de ellas, porque he tenido que luchar para llegar aquí, a esta nación, por su consideración, su gracia y su respuesta.

El Señor ha concedido al mundo esta Gracia. Que nadie pierda la oportunidad de recibir este legado. Que nadie pierda la oportunidad de aprender a amar, así como Yo se los enseñé, porque lo que más deseo es que sean compasivos hasta el fin de los tiempos; que sean misericordiosos y justos con sus hermanos.

Sé que Mi Obra aún no es comprendida completamente, ni siquiera por aquellos a quienes les hablo. El Misterio del Universo aún estará guardado en el Corazón de Dios. Pero llegará un día, en que las puertas se abrirán y nada más estará oculto. Todos conocerán lo que Dios siempre ha querido que conocieran y la ignorancia global se disipará de las mentes humanas. Muchos se postrarán al suelo cuando sientan temblar el suelo y el Universo, en la llegada del Hijo de Dios y se arrepentirán por no haber escuchado a tiempo.

Los invito a trabajar por aquellos corazones que no los aceptarán, que los negarán, que les darán vuelta la cara. Pero si hicieran todo en Mi Nombre, tendrán fuerza interior para amar, así como Yo amé a cada alma que Me torturó, que Me flageló, hasta a aquel que Me crucificó.

¿Cómo es capaz un ser humano de amar el mal que otro le podría hacer?

¿Cuál es la esencia de ese misterio, de dar la vida por los que no la merecen?

Pero sé que no están listos para eso. Pero algunos lo vivirán, porque Yo se los pediré, cara a cara. Y cuando todo eso haya pasado, cuando hayan sufrido por Mí verdaderamente y sin reclamos, Yo vendré antes de que expiren a buscarlos, para llevarlos al Paraíso y vivir eternamente en adoración a Dios, como viven los ángeles, por los siglos de los siglos.

En Mi Reino no encontrarán sufrimiento para los que ya no estarán aquí, en este mundo, cuando todo termine y encontrarán el resultado del gozo de haber estado Conmigo todos los días, incondicionalmente.

Por eso, todo lo que hagan es pequeño para Mí y en Mi Espíritu tiene un valor incalculable, que solo Dios conoce.

Que en esta Medalla se guarden los Sagrados Dones de Dios, los mismos Dones del Espíritu Santo, que María, vuestra Madre, recibió junto a los apóstoles en el Cenáculo. Son estos Dones los que hoy trae Mi Corazón, a través de esta Medalla, para que los apóstoles del nuevo tiempo puedan despertar a Mi convocatoria y siempre Me digan “sí”.

Por todo lo que he vivido en el Monte Calvario y hasta el momento de Mi Muerte, derramando Sangre y Agua de Mi Costado, hoy traigo del Cielo la síntesis del amor de todos los que Me amaron a través de los tiempos, de todos los que sufrieron por Mí a través de los tiempos, de todos los que testimoniaron Mi Presencia en el mundo, en todas las décadas, sin dejar de decirme “sí”, a cada momento.

Es esto lo que hoy les dona Mi Corazón Misericordioso, porque deseo que ese mismo amor que sus hermanos vivieron, provenga de ustedes y también pueda ser grabado en esa Sagrada Medalla, para los que la necesitarán en el futuro, aunque aún ustedes estén aquí en la Tierra, sirviéndome y anunciando Mi Palabra en la humanidad.

Hoy, vengo a bendecir el agua, que lavará sus cabezas, bajo la efusión del Espíritu Santo y del Santísimo Hijo.

Hoy, vengo a bendecir el aceite, que marcará sus rostros con la presencia de la cura de Mi Corazón, para sus enfermedades corporales y espirituales.

Hoy vengo, en esta última instancia de la misión, a reintegrar en Chile la confianza de Dios, para comenzar de nuevo, bajo una renovada fe, bajo un grandioso amor que Yo encontré aquí escondido, en sus corazones, en estos dos días.

Que esa llama siga rebrotando; que ese fuego interior siga creciendo, a fin de que su Maestro y Señor pueda retornar aquí, encontrando multitudes de seres redimidos por el amor del corazón.

Que esta Gracia se extienda a esta nación, desde el norte de Chile hasta el sur de Punta Arenas, y más allá de él, hasta la Antártida.

Coloco Mis Manos de bendición sobre este pueblo, para que se establezca Mi Paz.

Y ahora pediré a los ángeles custodios que bendigan estos elementos, que serán fuente de Gracias para los que lo han pedido de corazón.

Que este incienso sea bendecido, al igual que el incienso que Me recibió en el templo, cuando era Niño, en los brazos de María, de Mi Madre, y de San José, para ser entregado a Dios, para el cumplimiento de la divina misión que Mi Padre Me encomendó en aquel tiempo.

Que este incienso purifique lo más interno y que eleve a los espíritus que han caído en la faz de la Tierra. Amén.

Y ahora, compañeros, mientras Me elevo al Cielo, recordándoles la importancia de esa Medalla para el mundo entero, los invito a unirse aún más a Mi Corazón, para irradiar al planeta Su Consciencia de Luz, como a su humanidad, que está enferma en espíritu, mente y cuerpo. Y para que estos Sacramentos que hoy vivirán, especialmente en Chile, no solo renueven a su pueblo, sino a todos los que llegarán llamando a la puerta, buscando el camino de reencuentro con el Amor, con el Amor de Dios, así como ustedes lo encontraron en estos días.

Nunca se olviden de esto. Nunca borren de su memoria estos momentos, porque para los tiempos que llegarán, los ayudarán a cruzar los abismos y las pruebas, los desiertos y los grandes vacíos que el mundo enfrentará, para poder confirmarse ante Dios y ser merecedor de una nueva oportunidad, así como ustedes hoy la tienen ante Mi Presencia Santísima, para irradiar a este mundo, a su humanidad, como a los Reinos de la Naturaleza.

Terminaremos este encuentro íntimo entre sus corazones y el Mío, pidiéndole a Dios por Sus Bendiciones y Gracias, a través del cántico “Lluvia de amor”.

Que esto permee al planeta y a sus corazones, como a todas las vidas que necesitan de la redención.

Yo los bendigo desde Mi Sagrado y Glorificado Corazón, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 52.ª Maratón de la Divina Misericordia, en la ciudad de Valparaíso, Chile, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Por fin estoy aquí en Chile, junto a Mis hermanos, para recuperar a Mis rebaños que han quedado perdidos en otros tiempos.

Vengo a unirlos a la esencia de Mi Corazón para que Mi Misericordia, que proviene de la Fuente del Padre, pueda estar aquí con ustedes y con sus seres queridos.

Vengo a dejar para ustedes Mi Propósito de volver a encontrarlos en Mi camino, de seguir Mis huellas, de ser conducidos por Mi Corazón, de ser guiados por Mi Alma, porque Yo Soy su único Maestro.

Yo Soy el que Soy, desde el principio hasta el fin de los días.

Por eso los he llamado. He tocado la puerta de sus corazones para que hoy estuvieran aquí Conmigo, compartiendo esta tarea espiritual que su Maestro y Señor lleva adelante en Chile; desterrando el falso poder, desterrando el dominio y el control de la sociedad; liberando a este pueblo herido de las secuelas del pasado, de las recientes secuelas del pasado.

Vengo a disolver con Mi Luz lo que es intransformable; vengo a transformar con Mi Esencia lo que nadie aún ha tocado en el interno de cada ser. Por eso he querido estar aquí, con ustedes, en este día; aquí, en Chile, para hacerles revivir Mi Presencia, para que recuerden su compromiso Conmigo en esta trayectoria del fin de los tiempos que su humanidad y el planeta están enfrentando.

Vengo aquí a recuperar a los que se alejaron de Dios por diferentes circunstancias, por diferentes sufrimientos o pruebas, por las decepciones que han podido vivir, por la fe que se ha hecho pobre en sus corazones.

Hoy hablo para este país, que debe volver a despertar a lo que una vez era, desde el principio de los pueblos originarios; de los que realmente aman la Vida y la Creación; de los que preservan y cuidan a la Naturaleza y la hacen parte de sí, comulgando con ella, día a día.

Son los valores de los pueblos originarios, compañeros Míos, lo que los liberará de todo lo que hoy viven. Los valores originarios, son lo que está perdiendo la humanidad en estos tiempos, sustituyendo a Dios por las modernidades; colocando su atención en las cosas externas y olvidándose todos los días de mirar para dentro de si y buscar lo que ustedes son en la Creación.

No han venido a este mundo solamente para ser seres humanos, para vivir una vida material, o artificial. Ustedes tienen un espíritu que vale mucho y que desconocen profundamente. Cada vez que se aproximan a Mí lo pueden descubrir y pueden sentir que en verdad, vale la pena vivir en este tiempo, a pesar de lo que suceda.

Por eso deseo, por medio de los pueblos originarios de Chile, los que colmaban con su amor las altas montañas, deseo que el mundo pueda recuperar esos valores de la verdadera espiritualidad de la Creación. Por eso necesito que estén cerca de Mí, para renovar estos tiempos, estos tiempos críticos, en donde la humanidad se sumerge en su propio dolor y se aparta de Dios sin buscarlo, ni llamarlo.

Quisiera escuchar, como hoy, a sus corazones orar y cantar; porque Mi Misericordia hoy no solo llega a ustedes, sino también todo el cono sur, que era lo que Yo esperaba hacer si hubiera estado en Punta de Arenas, para que Mi Luz y Mi Misericordia llegaran a la Antártida.

No solo permanezcan en lo que los rodea diariamente, abracen al planeta con amor y coloquen atención en todo lo que él necesita. Porque el planeta como consciencia, como naturaleza y como creación, está sufriendo, y la humanidad no quiere mirar hacia eso, para no sentirse responsable de lo que ha hecho en los últimos tiempos.

He vertido Mi Sangre sobre este planeta para salvarlos. Por eso de nuevo estoy aquí, para recordarles Mi Sacrificio, porque no ha sido en vano.

Ustedes, como tantas otras almas en el mundo, podrán hacer digno Mi Sacrificio, durante la Pasión y la Cruz. Allí también se encuentran los valores espirituales que necesitan para transformarse en el modelo que Dios espera que puedan ser en este ciclo.

No puedo dejar de decirles la Verdad, compañeros, porque no tendría sentido que Yo estuviera aquí, en este lugar y en este mismo momento para congregarlos en Mi Amor, para unirlos a Mi Corazón, para que comulguen de Dios, que es ofendido.

Cada gota de amor que derraman en la oración y en los cantos, alivia el planeta; cada gota de amor que derraman en la oración y en los cantos, cura el planeta; cada gota de amor que derraman en la oración y en los cantos, cambia los acontecimientos y se evitan muchas cosas en la humanidad.

Quisiera que salieran de aquí, con el Fuego vivo de Mi Corazón en ustedes, asumiendo el compromiso en esta nueva etapa que Yo los invito a vivir, dejando para atrás todo lo que han sido; dejando para atrás todo lo que se han equivocado, porque Yo no vengo a buscar sus defectos porque sé que son seres humanos en evolución.

Vengo a buscar de ustedes corazones sinceros, corazones honestos, corazones que se deciden a vivir Mi Plan, por más que no lo comprendan, ni lo entiendan. Todo lo que Yo siempre les traeré desde el Universo de Mi Padre, no lo comprenderán, porque no está dentro de su escuela.

Amar lo que es desconocido es la primera prueba de Mis discípulos; comprometerse, es el segundo paso; y asumirlo, es la concreción de Mi Plan.

Vengo a buscar a todos los corazones del mundo, por eso hoy estoy aquí, en Chile, para formar un nuevo ejército de Mi Misericordia, apóstoles, servidores incansables que puedan salir un poco más de sí y mirar hacia su alrededor, en donde existe el gran sufrimiento del mundo y de todas las almas, como de los Reinos de la Naturaleza.

Quisiera que pudieran aprender a honrar y a glorificar lo que Dios les ha dado como país, por medio de la naturaleza, de las montañas, del océano, de todo lo que expresa la Creación, de norte a sur de esta nación y que convive, día a día, con este pueblo.

Necesito, compañeros que defiendan Conmigo a la Creación, para que el ser humano no la siga destruyendo para su provecho, para su comodidad, o para su lujo. De los que hacen todas esas cosas, Yo me encargaré.

Recuerden que está escrito el día del Juicio Final, en donde su Maestro y Señor separará la paja del trigo, liberará el planeta del eterno sufrimiento y repoblará este mundo de nuevos Cristos que vivirán la experiencia de Mi Amor de forma verdadera y consciente, y lo que diré ya no será teoría, sino una realidad en los corazones.

Chile necesita dar el paso hacia la reconciliación y el perdón para que pueda recibir las nuevas Gracias del Cielo, así como una vez se intentaron derramar sobre este pueblo, hace algunas décadas.

Vengo a corregir lo que ha quedado torcido en la consciencia de este pueblo, en lo que no ha sido bien enseñado, y lo que ha llevado a no valorar lo que hay dentro de cada ser, lo que hay dentro de su universo interior.

Por eso vengo del Universo para traerles lo nuevo, lo que ustedes ahora necesitan para dar los pasos en dirección a Mi Corazón, que está lleno de Amor y de Gracias por las criaturas; que está sediento de corazones que se puedan comprometer.

Vengo a darles lo mejor que tengo y lo que Mi Padre me ha permitido entregarles, porque eso los hará libres, créanlo, si salen de aquí con sus consciencias abiertas. Están despertando a lo que sus espíritus han esperado hace mucho tiempo, de lo cual ustedes no son muy conscientes, porque no lo saben, eso es comprensible. Están despertando a lo que existe en verdad dentro de ustedes y que tiene un gran valor para Mi Padre Celestial.

A través de ese misterio que se encuentra en cada ser humano, y que debe despertar, Mi Padre conseguirá reconstruir a la Tierra y a su humanidad.

Hoy estoy despertando los tesoros mas internos de este pueblo, para que pueda reconocer Mi llamado y siempre decirme “sí”, porque así estarán diciéndole “sí” a Mi Padre y a Su Voluntad.

Vengo a dejarles aquí, en esta tarde, la primera Gracia, la Gracia de la reconciliación. La reconciliación primero entre ustedes como familia, como sociedad, como país; eso ayudará a que las puertas inciertas se cierren y las almas encuentren el sendero de la luz, sendero que las llevará a la redención y a la paz.

Chile necesita vivir su compromiso con Dios de forma verdadera, viviéndolo con la fe que merece y con la confianza que necesita para este tiempo final.

Hoy los irradio con Mi Eucarístico Corazón, el Sol más brillante que todos los soles de este Universo, para que Mis Códigos de Vida estén en ustedes y lo que aún no se ha transformado, se pueda transfigurar.

Si aceptan el primer paso de la reconciliación, vivirán la redención. Todo este mundo está aquí para ser redimido, todos necesitan perdonar algo para poder liberarse del sufrimiento.

Yo Soy ese sol de la compasión que les trae la Misericordia del Padre, para que sus espíritus se curen y para que sus cuerpos se sanen.

Quisiera llevar sobre Mi Pecho, la estrella de la bandera de su pueblo; pero no para recordar la sangre que fue derramada, sino para transformar el dolor, en amor; el sufrimiento, en cura; la injusticia, en igualdad.

Viviendo el compromiso Conmigo abrirán las puertas para muchas almas, que en su vida cotidiana esperan recibir el mismo llamado que ustedes recibieron en este tiempo.

Bendeciremos este Altar y este espacio, para que sean dignos de recibir Mis Gracias, para que renueven su esperanza y su fe en Mi Corazón y para que en esta tarde, sus pies sean lavados de todo el pasado y nazcan a la nueva vida. Amén.

Padre Nuestro...

Una más...

En esta tarde renuevo Mi Sacrificio; por la sangre que fue derramada en este pueblo, por las heridas que fueron ocasionadas, por los pueblos originarios que desaparecieron, por la injusticia que fue generada, por la falta del amor que se disipó de muchas consciencias, a través del poder y de la manipulación.

Hoy renuevo Mi Sacrificio, ofrecido durante la Última Cena con Mis doce apóstoles. Hoy vuelvo a reintegrar a Chile al misterio de Mi Eucaristía, de Mi Pasión de Mi Muerte y de Mi Resurrección, renovando el Sacramento de la fe y de la reconciliación entre las almas de este país que tanto adoro, por medio de Mi Eucarístico Corazón.

Los invito a vivir de esa forma, compañeros, a través de esta Eucaristía, la adoración a MI Cuerpo Eucarístico, buscando transfigurar, por medio de la adoración, los códigos corruptos de la humanidad para que todo se vuelva rescatable, hasta la más pequeña célula de la consciencia humana.

Imponiendo Mis Manos sobre estos elementos, doy gracias a Dios por este sacrificio, que hace más de dos mil años viví por ustedes y por el mundo, diciéndoles: “Tomen y coman todos de él porque este es Mi Cuerpo, que los librará del pasado, que los llevará a la vida eterna”; diciéndoles: “Tomen y beban de este Cáliz, Cáliz de la nueva alianza que debe vivir su pueblo y todo su país para que se establezca el Reino de Dios.”

Bajo la autoridad divina de nuestro Creador, el Todopoderoso, bendigo estos elementos, bendigo sus consciencias y vidas: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Y ahora podrán lavar sus pies, porque el agua ya fue santificada con Mi Presencia.

Ahora quiero que llamen a sus corazones sinceros; quiero que llamen en lo más profundo de sus seres, al rincón más infinito de sus esencias, en donde existe la Verdad y el Amor de Dios. Así como lo hicieron Mis hijos de Argentina, quiero que llamen al corazón sincero a través de su voz, clamando por el despertar de este planeta y por la reconciliación de la humanidad.

Les agradezco.

Ora por el mundo que está agonizando...(canción "Corazón sincero")

MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO PARA LA 52.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE VALPARAÍSO, CHILE, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Segundo Mensaje

Y así como Yo vengo del corazón de este universo, quisiera que sus almas se elevaran para encontrarme. Eso permitirá, en este tiempo, crear esa Comunión perfecta entre sus almas y Mi Corazón.

Quisiera que abrieran sus oídos más internos para escuchar Mi Mensaje y para hacerlo parte de sus vidas, porque ya no bastará solo saber el conocimiento, será necesario aplicarlo en sus vidas para que Mi Plan se pueda realizar, paso a paso.

Hoy vengo a dar continuidad a lo que he dicho ayer. Vengo a extender este mensaje especial a todos Mis compañeros, porque aún es necesario que crezcan en amor y en verdad, sin dejar atrás lo que deben transformar, todo lo que deben trascender, todo lo que deben aspirar a alcanzar en estos tiempos difíciles, en los que el Plan se vive con muchos riesgos que las almas desconocen, porque, en muchos casos, no están atentas a las señales que envía el universo.

Ahora, Yo los invito a redoblar los esfuerzos, los invito a ser considerados los unos con los otros, como Yo se lo enseñé a los apóstoles en el pasado.

Deben cumplir las reglas básicas de la evolución, porque así sabrán la Ley y no solamente la conocerán. 

Esa es una de las causas por las cuales las almas de este mundo y, sobre todo, aquellas almas que son Mis compañeras, no saben interiorizar los impulsos que Mi Corazón les envía de tiempo en tiempo, intentando elevar a las almas cada vez más hacia la Verdad y hacia el Sagrado Conocimiento.

Cuando no saben interiorizar lo que les decimos, se pierden en algún lugar del camino y pueden quedar confusos, sin saber hacia dónde ir o qué hacer.

Pero existe una llave maestra, para todo esto, que es la confianza. La confianza en todo lo que se presenta. La confianza en todo lo que se propone. La confianza en todo lo que se revela.

Porque, en esencia, todo va más allá de sus posibilidades, de sus conocimientos, de su intelectualidad.

No vengo a construir Mi Reino en mentes concretas porque, de lo contrario, no habría tenido sentido que Yo hubiera venido a este mundo a encarnar para testimoniar, en este plano, la Presencia del Amor de Dios.

Es el Amor el que les revelará Mi Reino. Es el Amor el que los unirá siempre. Es el Amor el que nunca los separará. Porque donde está el Amor Yo estoy presente, lanzando semillas de luz en tierras fértiles, que después Me darán frutos para que, al final, sean Dones que Yo ofreceré en Gloria al Creador.

Por eso busco de los corazones más simples lo que es bueno y verdadero. Me glorifico en los corazones humildes. Me distancio de los corazones resistentes. Me alejo de los que no Me quieren escuchar, porque sé que estos últimos temen al verdadero Amor porque nunca lo han conocido completamente, porque nunca se han animado a dar un paso y a dejarse rasgar por dentro, hasta que el Amor los haga herir profundamente.

Por eso, deposito Mis Llagas internas en los corazones conocedores de Mi Amor.

No puedo dar Mi Legado a mentes abstractas. El mundo y su humanidad perderían completamente el rumbo por su ambición y soberbia. Necesito quebrar lo que aún está rígido y duro.

Por eso, uso Mi gran martillo de Luz y golpeo en lo que está más resistente para que se pueda quebrar algún día y así, todo se rinda a Mis Pies; no por Mí mismo, sino por Mi Padre que es justo y compasivo, que es merecedor de la bondad de sus corazones y almas por todo lo que Él ya les ha dado a pesar de sus miserias, a pesar de sus errores, a pesar de sus caídas.

Vengo a elevar la consciencia de la humanidad hacia otro punto porque, aunque no lo parezca, Yo estoy aquí en constancia y en fe, para seguir adelante.

Por eso, a los que Me siguen en estos tiempos, a los que se dicen Mis compañeros de camino y de vivencia espiritual, los animo a vivir los cambios sin resistencias ni restricciones.

Los invito a no poner límites a sus consciencias y a saber reconocer, con humildad, el Sagrado Conocimiento que viene de Dios por medio de Nuestros Sagrados Corazones, para esta humanidad de superficie.

Así Yo podré traer aún más Mi Cielo, el Cielo de Mi Padre, Su Universo Celestial, y Mis Ángeles estarán acompañando cada paso, cada momento como cada prueba; así como ellos Me acompañaron desde el Huerto Getsemaní hasta la Cruz.

A los sufrimientos que Yo les ofrezco a Mis compañeros de este mundo, algunos les temen porque no los conocen, porque, antes de todo, no se animan a amar la Voluntad que Yo traigo para concretar en sus vidas Mis Proyectos y Mis Designios.

He escogido estar entre estas sagradas montañas de los Andes para recordarle al mundo que aún no ha elevado su consciencia ni su mente. Es hora de salir de lo atávico. Es hora de renunciar a lo superfluo y a lo mezquino.

Debo dejar Mis Llaves de Oro en los corazones simples, en los que pueden guardar dentro de sí Mi Legado, que no proviene de este mundo sino del Universo.

Para que este Plan continúe adelante, para que esta Obra prosiga, deben, compañeros, reposicionar sus lugares, sabiendo que todo lo que han recibido en estos últimos años, no será desperdiciado por la humanidad como lo fue una parte de Mi Pasión, aunque no lo crean.

Con Ojos de Misericordia, vengo a observar al mundo. Con un Corazón compasivo, vengo a socorrer a los que sufren y a los que no pueden darse por entero a Mi Corazón.

Sepan, Mis queridas almas, que aún hay mucho por hacer. Por eso, los invito a renovar la unidad y la fraternidad entre sus consciencias. Los invito a respetar la Ley de la Jerarquía para que el Universo de Dios siempre pueda estar cerca de ustedes y en cada detalle.

Ahora, sean Mis estrellas redimidas, salidas de los abismos del error y del pecado, de la perversión y de la maldad. Honren a su Rey y Señor como Él lo merece, en el Cielo como en la Tierra.

No se separen más. Únanse a través de Mi Corazón para que Yo pueda seguir viniendo a su encuentro; para evitar que Yo no pueda venir más en este tiempo en el que la humanidad necesita de altas vibraciones de amor y de paz.

Despojen de sus corazones y vidas lo que ya está viejo y resistente, lo que no hace a la unidad y al amor entre las criaturas y pueblos, entre las razas y los orígenes.

Entregué Mi Vida en este mundo y por esta humanidad para que supieran cómo hacerlo, y así no caer en tentación.

Vengo en este día, con este segundo mensaje, para abrir aún más sus ojos y, especialmente, para abrir más sus corazones a lo que necesitan escuchar con madurez y calma.

No quisiera ver a los responsables de esta Obra confusos, no quiero encontrarlos más así, sabiendo que cada etapa que vivimos juntos es imprescindible para vuestro Dios, para la realización de Su Voluntad, para la manifestación de Su Obra en los diferentes planos de este universo, hasta llegar a la humanidad.

Si los lazos de amor entre ustedes se rompen, compañeros Míos, ¿quién llevará Mi Plan adelante?

Si ya saben que es verdad que no encuentro un lugar o una morada en donde poder anunciar Mi nueva Palabra, Mi nuevo Mensaje enviado por Dios desde lo más Alto de este universo.

No quisiera perderlos de vista, porque existen almas en el mundo que también Me necesitan, y las debo atender, así como atiendo a sus almas en estos tiempos.

Por medio de esta Maratón, eleven a Dios su más sincera ofrenda para que un Rayo de Mi Corazón misericordioso toque aquel espacio en sus consciencias que aún está oscuro y se resiste a cambiar.

Recuerden que Yo lo puedo todo y que Mi Padre no Me ha puesto límites.

Vengo con Mi Gobierno Celestial para poner en orden todas las cosas, desde lo invisible hasta lo visible, desde lo inmaterial hasta lo material, desde el espíritu hasta la carne. Todo bajo el orden universal.

Que se alegren las almas de Chile por este momento, para que se pueda volver a repetir durante estos tiempos críticos, en los que más compañeros Míos deben despertar al llamado de la redención.

Felices serán los que escuchan y creen sin haber visto.

Bienaventurados serán en el Cielo los que guarden los Tesoros de Mi Corazón y los vivifiquen, de tiempo en tiempo.

Los bendigo en el nombre del Amor y de la Unidad.

Bajo la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 52.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE VALPARAÍSO, CHILE, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Primer Mensaje

Vengo en esta noche por un mundo que Me necesita, por eso traigo ante sus presencias Mi Eucarístico Corazón, el que les dará fuerza en estos tiempos para continuar adelante en esta trayectoria de la vida en la Tierra.

Y no solo vengo por esta vez, sino que también traeré un mensaje en el día de mañana, porque el mundo Me necesita, porque esta nación Me necesita, porque Mis compañeros necesitan que Yo esté a su lado en este momento de transición y de pruebas.

Vengo a dar libertad a los que están en cautiverio espiritual.

Vengo a dar la paz a los que no la tienen.

Por eso he venido en esta noche para traerles Mi Paz, la Paz que hace regocijar al espíritu, a la mente y al alma.

Es esta Paz que proviene de Mi Eucarístico Corazón la que los llevará a vivir los cambios y a no temer vivir las transformaciones que el Universo les envíe en estos tiempos.

En esta noche vengo por la gran célula de este trabajo espiritual, de toda esta Obra.

Vengo para dar testimonio, en nombre de Mi Padre, que es necesario vivir grandes cambios para poder continuar adelante, para poder llevar Mi Estandarte de Paz a todos los rincones de este mundo para que se concrete, en el fin de estos tiempos, Mi Proyecto Redentor.

Por eso, he decidido enviar ciertos Rayos del Universo, para mover sus consciencias de lugar, para destruir sus estructuras, para manifestar en esta hora el cambio de la consciencia que Yo necesito que tengan, compañeros, para que Me puedan acompañar de verdad y sin ilusiones.

He venido en esta noche para traerles Mi Transparencia espiritual, porque solo escucharme una vez en este mensaje para la Maratón no sería suficiente, delante de todo lo que debo decir para ustedes y para el mundo.

Cada uno tome la parte de este mensaje que le corresponde y medite, reflexione y profundice.

Llegó la hora, compañeros, de que puedan percibir, en estos tiempos, las verdaderas necesidades que presenta Mi Padre por medio de Su Divina Voluntad; eso los mantendrá cerca de Mí y no estarán tan apartados de Mi Camino, porque Yo ya no podré, compañeros, ir por otros caminos a buscarlos.

Ya les enseñé, en otros tiempos y en este, a estar en Mi Corazón para que puedan estar en Dios y Dios pueda estar en ustedes en cada momento de la vida, en cada circunstancia, así como en cada prueba.

No vengo a reclamar mayores esfuerzos porque los puedo ver con Mis propios Ojos paternales y misericordiosos.

Vengo a hablar para Mis compañeros que caminan junto a Mí y a Mi lado, que no se detienen, que siguen los pasos del Maestro y del Rey del Universo; porque es necesario, compañeros, en estos tiempos, comprender lo que les pedimos.

No puede haber dudas entre ustedes y el Plan.

No puede haber brechas entre sus consciencias y sus corazones porque aún Mi adversario trabaja en contra de Mi Padre y de Su Voluntad Divina.

Aún Mi adversario comete las atrocidades más grandes del mundo, que aún muchos no quieren ver para no asustarse ni temer, como son las guerras, los conflictos entre las naciones, los exilios, el hambre mundial, los problemas sociales y humanos.

Quiero que Mis compañeros se coloquen a la altura de lo que Yo necesito y ya no piensen si lo que decimos está bien o no está bien.

Amen la Voluntad de Mi Padre en absoluta confianza y no perecerán.

Amen la Voluntad de Mi Padre, así como Yo la amé, desde Mi Encarnación en este mundo hasta lo alto del Monte Calvario, en la Cruz.

Yo no vengo a decirles que harán lo mismo que Yo hice, dos mil años atrás.

Hoy vengo a decirles que harán cosas más grandes que las que Yo hice en otros tiempos, pero no como los seres humanos piensan o creen.

Necesito que encuentren en Mi Eucarístico Corazón, esa llama de humildad que los guiará, que los hará cada día más simples y verdaderos para poder corresponder a este, Mi Proyecto, que no es de este mundo sino del Universo.

Hoy vengo como una Consciencia Solar y autónoma.

Hoy vengo con la Autoridad, el Poder y la Soberanía que Me ha dado Mi Padre para poder engrandecer Su Obra, en este y en otros Universos, para poder recrear esta Creación, sobre todo en este planeta que está en tinieblas y está sufriendo.

No quisiera que Mis soldados perdieran de vista Mis Aspiraciones y Anhelos, Mis Proyectos más ardientes de que las almas puedan vivir altos grados de Amor, así como Yo los viví en otros tiempos y hasta los días de hoy.

Necesito que se animen a superarme en el Amor, así como Yo intenté superar todas las pruebas, por medio de Mi Pasión y de Mi Muerte; y eso fue en la esencia del Amor Misericordioso que proviene de la Fuente Espiritual de Mi Padre y que nutre a todas las esencias.

No quisiera detener esta Obra que hoy comparto con ustedes y con el mundo, porque ya no tengo otro lugar en donde poder obrar sino en los corazones misericordiosos y humildes, en los corazones resignados que no temen decir sí a las causas divinas que provienen del Cielo y del Universo, que no temen decir sí al Sagrado Conocimiento que desciende de la Fuente y que se retransmite de Cielo en Cielo.

Hoy estoy de este lado de los Andes para bendecir a este pueblo herido por todo lo que ha vivido en los últimos tiempos y en las últimas décadas.

Por eso, hoy vengo con este primer mensaje y mañana vendré con el segundo, de una forma extraordinaria y para muchos inexplicable.

No les diré por qué vendré dos veces, necesito que aprendan a percibir el rumbo de los acontecimientos y la necesidad de llevar adelante un Plan que se realiza en las pequeñas cosas.

Vengo desde lo alto de las montañas, vengo desde los Andes, para invitarlos a todos a elevar sus consciencias, a salir de las críticas, de las divisiones, de los juicios, de las indiferencias que lastiman Mi Eucarístico Corazón.

A través de todos lo que adoran Mi Corazón Eucarístico por medio del Santísimo del Altar, ustedes han recibido uno de los más importantes legados en esta Obra de Redención que comienza a realizarse a través de ustedes y de sus almas.

Valoren los tesoros que fueron recibidos y no perderán la paz, no perderán la guía, no estarán desorientados, sino que serán conducidos por Mi Espíritu, que es Inmaterial y Divino.

Y hoy vengo a colocarlos a todos, en esta noche, a los pies de uno de los acontecimientos y hechos que Yo he vivido cuando estuve aquí, en este planeta; vengo a introducirlos por medio de Mi Eucarístico Corazón, en el Huerto Getsemaní para que estén en vigilia junto a su Señor, despiertos, atentos, intuitivos y observadores de todos los acontecimientos que se avecinarán en poco tiempo.

Quiero que ingresen al Huerto Getsemaní y que se coloquen debajo de los olivos para que, en esta noche de oscuridad que enfrenta el planeta, las puertas a la Divina Misericordia se puedan abrir y las almas puedan ser conducidas hacia la paz.

Quiero que se recojan como Juan, cerca de su Maestro, para acompañarlo en esta agonía espiritual que Él enfrenta, observando a un mundo injusto que aún no dice sí, de corazón, a la Misericordia de Dios.

Por eso les traigo hoy Mi Eucarístico Corazón para que a través de él encuentren al Padre, que también espera por consuelos humanos, a pesar de que sean imperfectos o simples.

El Padre también necesita de Sus hijos, como Sus hijos también necesitan del Padre Celestial.

Peregrinen Conmigo hasta lo alto del monte para que, desde lo más alto, ustedes puedan ver en el horizonte, Mi Retorno.

Los invito a vivir esta próxima Maratón buscando renovar la esencia de la vida por medio de Mi Eucarístico Corazón, por medio del amor a toda la Creación.

Que esta Maratón sea en honra y júbilo, en agradecimiento y en gratitud a la Creación que ha hecho su Padre desde el Principio, desde el Origen, desde la nada, en unión a Su Fuente espiritual y santísima.

Yo los recojo en Mi Corazón y de nuevo les doy Mi Paz para llevar adelante esta misión, que recién ha comenzado en todo el mundo.

Para que más naciones reciban Mi Presencia, contaré con la ayuda de Mis compañeros.

Para que más continentes y regiones del mundo reciban Mi auxilio, contaré con Mis compañeros.

Por eso Mi Mensaje, en estos tiempos, debe estar en todas las lenguas posibles para que todos los corazones despierten bajo la misma esencia del Amor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Aparición de Cristo Jesús durante el Sagrado Llamado, en la Ciudad de Mendoza, Provincia de Mendoza, Argentina , al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Hoy Mi Presencia desciende de estas altas montañas trayendo para ustedes la renovación, el principio de la reparación y de la cura.

Desciendo desde el Universo con toda la Majestad de Mi Padre y hago iluminar con Mi Presencia los espacios más oscuros.

Y así vuelve a triunfar el Proyecto de Dios y nadie, nadie quedará para atrás, porque vendré en la noche de luna a buscar a Mis ovejas más perdidas. 

Vendré en la noche de mayor desconsuelo, de mayor desasosiego, en la noche de la perdición.

Vendré en la noche, aun cuando el mundo no mire a Dios. Vendré a llamar a todos y con Mis Pies tocaré este suelo creado por el Altísimo a Su imagen y semejanza.

Reuniré a los que se han autoconvocado y a los que no se convocaron también. No perderé de vista a nadie.

Llamaré por su nombre a los hijos de Dios y reuniré nuevamente a los Adanes y las Evas para recibir en su esencia, el código crístico de Mi expiación.

Haré repoblar la Tierra y cumpliré las promesas una a una. Se escuchará en lo alto de las montañas la Palabra de Dios y los antiguos pueblos del desierto volverán a caminar hacia lo alto del monte y verán venir al Hijo de Dios en Misericordia y resplandor, más brillante que el Sol, más luminoso que todas las estrellas.

Será el Dios vivo que retorna al mundo, para verter en las almas Su Infinita Gracia y por orden del Todopoderoso, por intercesión del Divino y Sagrado Hijo los abismos se cerrarán y ya no se escuchará, nunca más, el llanto de esta Tierra. Las almas llorarán de alegría y no de sufrimiento, porque traeré por medio de Mi Sagrado Corazón, la potentísima Compasión, que hará transformar las cosas más imposibles.

Verán al Hijo de Dios con el Cetro del Padre indicando que en Oriente como en Occidente, en los cuatro puntos de la Tierra se congreguen los Santos Arcángeles del Creador.

Los Libros Sagrados serán abiertos y todos conocerán los nuevos mandamientos 

¡Ay de aquellos que no los hayan cumplido! ¡Ay de aquellos que no se hayan arrepentido de corazón, ni siquiera hayan rezado para implorar por Mi Santo Nombre! Porque Yo Soy Jesús, el Cristo, El que está sentado a la derecha de Dios, Quien gobierna estos universos y otros, para hacer de esta Creación los nuevos seres de amor y de misericordia que repoblarán este planeta.

Y finalmente por el sacrificio de Mi Pasión y de Mi Cruz, la Tierra será feliz. No existirá dolor, enfermedad, culpa o pecado, porque aquel que ha caído a los pies del Creador será vencido y la poderosa Espada de Emmanuel será colocada sobre este planeta. 

Y cuando todo esté en una gran confusión, queridos hijos de Mi Padre, será la señal que la estrella más poderosa de este Universo se aproximará a la Tierra y todos sentirán en su interior la hora definitiva.

Serán llamados los hijos del bien y también aquellos que no han hecho el bien. Nada quedará oculto. ¡Créanlo! Mi promesa se cumplirá. Ya no existirán injusticias, robos, ultrajes, sacrificios humanos. Ya no correrá la sangre, porque Mi Sangre corrió sobre este suelo para salvarlos a cada uno de ustedes.

¡Ay de aquellos que le dan la espalda a Dios y que generan las guerras, los conflictos y la enfermedad que no existe!

Deberán postrarse ante el Creador y en esa hora sus corazones deberán ser misericordiosos más de lo que hoy son, para perdonarlos en Mi Nombre y para que así, triunfe Mi Corazón.

De sus pechos nacerán los nuevos mandalas de luz y la verdadera esencia de las criaturas será manifestada. Ya no existirá ignorancia en la Tierra, desconocimiento o indiferencia, porque aquellos que no han amado a Dios ni a sus hermanos, en verdad les digo compañeros, que ya no estarán aquí, pero el Padre es misericordioso y justo, y tiene un lugar preparado para cada alma.

En esa hora, en lo alto del Monte y ante la presencia del Primogénito, deberán dejar sus espadas y todas sus armas, porque Mi Corazón que es misericordioso y bondadoso, justo y compasivo, detendrá todas las armas nucleares y destructivas de este planeta.

Y a pesar de que el mundo se ahogue en este tiempo en su propia ilusión, les prometo que los Nuevos Cristos nacerán y no serán pocos, porque Yo los llamaré por su nombre como Dios llamó a Moisés, a Abraham y a los antiguos Patriarcas.

El Libro Sagrado, la Biblia, al fin será reescrito. Ustedes en este presente contarán la historia, la nueva historia de Amor para la Nueva Humanidad. 

Y así, los santos arcángeles y sus legiones de todo el Universo, estarán con sus libros sagrados abiertos y en sus hojas en blanco escribirán las nuevas señales que traerá el Redentor para esta humanidad.

Aún habrá cautiverio. Aún la humanidad ha decidido aprender por el sufrimiento, pero Yo los invito, amados Míos, a buscar siempre la vida a través de la Ley.

Que sus corazones sean transparentes para estar junto a Mí. Que puedan surgir sus verdaderos rostros de amor y que ya no existan más las máscaras que esconden al verdadero ser, en su profundo dolor y agonía.

He venido aquí a Argentina, porque la he escogido, como a otras naciones de este Cono Sur, para Mi Retorno. Y ya no serán sólo palabras, sino verán al Hijo de Dios venir como un gran Sol en lo más alto de las montañas.

Todos, absolutamente todos, sentirán Su Presencia y ya no habrá separaciones, nunca más, entre el Cielo y la Tierra, porque los bienaventurados llegarán reflejando a través de sus corazones la experiencia y Mi Proyecto Redentor. 

Y las naciones ya no estarán separadas, porque todos hablarán la lengua del Amor. Así todos se comprenderán, como los Míos en el pasado Me han comprendido.

No dejaré que las estrellas que Yo he escogido para que puedan brillar, se apaguen. Tengan confianza en lo que les digo. Sientan amor en todo lo que les pronuncio, porque a pesar de sus desiertos, de sus sufrimientos, Yo los conozco uno a uno, y llegará el gran día en donde se liberarán. Las amarras se romperán, porque Yo cortaré con Mi Espada lo que causa el dolor en este mundo.

Que sus corazones se alegren, compañeros, en los cuatro puntos de la Tierra, porque se acerca Mi hora. Ahora no la hora de Mi Muerte, sino la hora de Mi Retorno. Pero primero estaré presente, pues es lo que más deseo: estar presente en sus corazones, para que toda la humanidad, todas las razas, todos los pueblos, reconozcan al humilde Salvador.

Que no se pierdan sus esperanzas, que no se acaben sus alegrías, porque todo lo que Mi Padre les entrega en este momento es parte de su purificación. No desistan, no naufraguen, no sientan que se hundirán, porque Yo estoy aquí para estar con el mundo, que se pierde y es infiel. 

Yo estoy aquí por todos, por los justos, por los injustos, por los que creen que estoy aquí y por los que no creen.

Les pido a los que no Me escuchan que no se olviden de Dios, porque Él está lleno de Misericordia y espera entregarla a sus corazones. 

Les pido que recuerden Mi Presencia en la Santa Eucaristía, para que los Sagrarios que habitan en cada alma no se derrumben.

Soporten el Fuego Cósmico de la Redención. La Tierra y su humanidad están atravesando su tiempo más crucial y definitivo.

Gracias a ustedes y a sus pequeños sacrificios, hoy Yo puedo estar aquí en Argentina, porque este pueblo Me pertenece. Este antiguo pueblo que una vez Me encontró, Me pertenece.

Yo espero de esta nación la igualdad, la justicia y sobre todo, la solidaridad, porque aquí hay muchas almas que sufren y que están en tierras lejanas, esperando el bálsamo de Mi Amor para que se alimenten en espíritu y en vida.

No dejen de servirme. Y a pesar de sus errores y de sus caídas constantes, no dejen de buscarme. Yo vengo aquí por su universo interior, por la riqueza más grandiosa que el Padre ha dejado en cada corazón humano.

No dejen que Mi enemigo los confunda y tampoco los engañe, porque si ustedes están en Mí en cada momento, en cada segundo, como en cada respiración, Yo estaré en ustedes, porque Mi Padre está en Mí y así ustedes estarán en Mi Padre. Él lo espera hasta el fin de los días, hasta el fin de los tiempos.

He dejado muchas Gracias en este lugar, sobre todo en lo alto de estas montañas, para que el mundo entero reconozca que aquí, en las montañas de Argentina, como en las montañas de Chile, podrá encontrar en el silencio, en la oración, en la contemplación, esta maravillosa experiencia de Amor que Dios les ha entregado, por medio de Su Creación.

Que se levanten los corazones que se sienten caídos, que se cierren las puertas al mal, que todos los autoconvocados sustenten por Cristo hasta el final el estandarte de la Paz, porque llegará la hora y el momento de que el mundo reconocerá y se sorprenderá al ver al humilde Hijo de Dios llegar al planeta.

Que se cumpla el advenimiento de los Nuevos Cristos. Que despierten las almas que se separaron de Dios, porque el Señor Dios, el Todopoderoso, ha enviado al Verbo Divino para que sea escuchado en este momento en todo el planeta.

Así siéntanse confortados y siéntanse consolados en la eterna plenitud de Mi Corazón, porque los esperaré en algún plano en lo alto de estas montañas, para que toda la humanidad comparta la nueva comunión redentora con su Maestro y Señor, el Cristo.

Elevo a Mi Dios, al Todopoderoso, Emmanuel, Padre y Madre de esta Creación:

Escucha de nuevo la Voz de Tu Amadísimo Hijo, que se entregó por Amor a la Pasión y a la Muerte, para hacer florecer en las almas Tus códigos de Vida.

Emmanuel, desciende Tu Fuente sobre esta parte del mundo. No mires los errores de Tus hijos, sino la presencia de Tus Dones en todas las almas, para que se cumpla, Padre, Tu Plan en esta humanidad. Amén.

Vengo a bendecirlos con el Amor que los transfigura, que los eleva, que los concientiza. Por medio de la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre vengo a darles la absolución, para que mediten y reflexiones en los nuevos pasos que deberán dar sus vidas para con Mi Proyecto.

Que los que han sido injustos con sus hermanos, que se arrepientan. 

Que los que han ofendido con su pensamiento, que hagan penitencia. 

Que los que no se animan a vivir el Amor a través del dolor, que lo vivan, porque Yo les he enseñado a amarse los unos a los otros, para que triunfe en este mundo Mi Sagrado Corazón.

Te pido Padre en esta noche, que bendigas este pueblo, que está a las puertas de una equivocada decisión, pero sé que es justo en Ti, Padre, que todos aprendan algún día a vivir el bien y la igualdad.

Pero llegará la hora que no será necesario más nada entre las almas y los pueblos, porque vendré trayendo, por medio del Cetro de Dios, el Gobierno Celestial y finalmente las Leyes en este planeta serán justas y estarán unidas al Creador.

Que se eleven sus corazones ante Mi Iglesia Celestial. Que los Ángeles que hoy congregan esta ceremonia a los pies de estas sagradas montañas, reciban de sus corazones el más simple y puro ofertorio, para que muchas más vidas sobre la Tierra sean rescatadas, así como las vuestras fueron rescatadas.

Padre Santo, Altísimo Señor de todo lo creado, de todo lo visible y de todo lo invisible, vuelvo a repetir ante Tu Sagrada Presencia en los corazones simples, la gran fórmula de la transustanciación, para que estos elementos se conviertan en redención y en nueva vida en las almas.

Les dije hace un tiempo a Mis apóstoles y a todos ustedes reunidos como almas en el Sagrado Cenáculo y su Redentor, que tomé el pan, di gracias al Padre para que Él lo bendijera y les dije: Tomen y coman todos de Él, porque éste es Mi Cuerpo, es Mi Esencia, es Mi Espíritu, que será entregado por ustedes y por todos los hombres.

Después de comulgar con Mi Cuerpo, que iba a ser entregado, tomé el Cáliz, el Sagrado Cáliz de Redención, lo elevé y di gracias a Dios para que el Padre lo bendijera y les dije mirando a sus ojos: Tomen y beban todos de Él, porque ésta es Mi Sangre, Sangre Preciosa de la Nueva Alianza entre las almas y Dios, que será derramada por los hombres en la Pasión, en la Cruz y en la Muerte de su Maestro, para el perdón de los pecados.

Hagan esto en Mi memoria, para que Yo siempre esté presente en ustedes hasta Mi retorno.

Elevo al Cielo, Padre, este Sagrado Sacrificio para que las almas se fundan en Ti y Tú Padre, que todo lo puedes, que todo lo realizas, que todo lo manifiestas, estés en Tus hijos por la eternidad.

Ahora tráiganme aquí los nuevos corazones para Mis nuevas hijas Auxiliadoras de la Misericordia. Deseo en esta noche dar una Gracia especial a esas almas, que por diferentes caminos, han confiado en su Redentor y en el poder de su amor invencible, que a pesar de todo, ha vivido en ellas en estos tiempos y delante de estos últimos acontecimientos.

Ofrezcan su sufrimiento a Dios, aunque sean desconocidos por ustedes, hijas Mías, para que su Maestro pueda sentirse agradado al ver el ofrecimiento de sus corazones, al ver el esfuerzo de sus almas por estar cerca, bien cerca de su Señor.

Vengo a bendecirlas, hijas Mías, con la Fuente de Mi Espíritu, con la bondad de Mi Alma y con todo el Amor de Mi Corazón, para que sepan que a pesar de lo que suceda, nunca, nunca estarán solas, porque Mi Presencia es Infinita, Mi Espíritu es Omnipresente y Mi Divinidad es omnipotente.

Les vengo a ofrecer la misma Gracia que ofrecí a las antiguas mujeres de Jerusalén, que lloraron la Pasión de su Señor, que estuvieron a los pies de la Cruz contemplando en lo desconocido el gran sacrificio de su Hijo. Que estuvieron junto a María, Mi Madre, viviendo el silencio, la injusticia y el dolor, por un mayor Amor que llegó a este mundo después de Mi muerte.

Vengo así a darles lo que soy, para que ustedes Me den lo que son en este tiempo. Amén.

Bendigo estos dorados corazones, para que representen en este plano material la Presencia de Mi Espíritu en las almas que caminan por la senda de la consagración.

Que vengan aquí ahora Mis hijas. 

Acompañaré esta pequeña ceremonia de su consagración como Auxiliadoras de la Divina Misericordia de Mi Corazón para estos tiempos, en donde es necesario el perdón y la redención en todo el planeta. 

Que el Señor las bendiga en esta nueva tarea.

A través de este aceite hijas Mías, Yo les devuelvo lo que una vez Me entregaron en el Sepulcro: el amor de sus corazones.

Y ahora recibirán la alianza con Mi Corazón.

Ahora recibirán la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre. 

Y ahora Me iré al Cielo, lugar de donde provengo y al centro de este Universo. 

Me voy en regocijo al ver a sus almas en comunión Conmigo, en medio de la Palabra Divina y de esta ceremonia de Amor, que intenta fortalecer sus almas y sus vidas para los tiempos que llegarán.

Quiero escuchar una canción que ha tocado Mi Corazón muchas veces. La canción de Mi hijo Natanael, que trae como mensaje la redención de las almas y la unión de ellas con Mi Corazón. 

Quisiera que esta canción, con su fuerza e ímpetu, llegara a todo el mundo en este momento, como una irradiación de amor, de cura y de liberación para aliviar el sufrimiento, para que reine la Compasión. Amén.

Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Gracias Argentina por haberme recibido.

Recuerden que nunca Me olvido de ustedes. ¡Nunca!

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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