Viernes, 15 de septiembre de 2017

El Sagrado Llamado
Aparición de Cristo Jesús durante el Sagrado Llamado, en el Centro Mariano de Figueira, Minas Gerais, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

No vengo a prometer la victoria aquí en la Tierra a ningún ser humano, sino un sacrificio que es desconocido por la mayoría. Es parte de Mi Obra de Misericordia, la que Yo intento que vivan Mis apóstoles en estos tiempos de transición.

Hoy vengo con Mis cinco principales Llagas encendidas.

Necesito que sientan las Llagas de Mis Manos, las Llagas de Mis Pies y la Llaga de Mi Costado, a fin de que compartan Conmigo lo que estoy viviendo por esta humanidad y por la que vendrá.

Mi Pasión no terminó en la Cruz, ella continúa viva en el eterno silencio de Mi Corazón.

Pero hoy también les muestro Mi Corazón resplandeciente; este Corazón que ha dado la vida por ustedes, que se entregó por ustedes para que estuvieran en comunión con el Padre a través de los tiempos y de los siglos.

Vean Mi Corazón Glorificado, que aún arde de Amor por las almas.

Este Amor consume como un Fuego a Mi Corazón, es un Amor que a veces duele, por estar tan limitado para poder entregarlo a las almas que tienen mucha sed de Dios.

Este es el Fuego Divino que Me permite estar aquí con ustedes y el que a través de los tiempos ha acompañado a esta humanidad, desde el momento en que Yo estuve encarnado aquí, en la Tierra.

No deseo que este Fuego de Amor Me consuma. Aspiro poder derramarlo, entregarlo y compartirlo con las almas que están más vacías de Dios, que no tienen salida, que no encuentran un sentido para la realización del Plan de Dios en este tiempo definitivo.

Con la Luz de Mis cinco Llagas y con Mi Corazón ardiendo de Amor en el Amor infinito de Dios, hoy deseo que coloquen su mano sobre Mi Corazón, para que puedan sentir Mi Presencia, que es eterna y perpetua.

Amado Mío: coloca tu mano sobre Mi Corazón y siente la fuerza de Mi Amor inextinguible, este Amor que repara y que cura a las heridas más profundas de la consciencia, el desasosiego de los espíritus, la tristeza de los inocentes, el dolor por los que claman por una oportunidad.

Coloca tu mano sobre Mi Corazón Glorificado y siente Mi Presencia. Yo estoy aquí y si estoy aquí, nada semejante a Mí puede estarlo, porque Mi Fuerza es indestructible, Mi Poder es invencible.

A Mi Amor nadie lo puede derrotar; porque es un Amor que proviene de Dios, de Su Infinita Fuente, de la emanación más profunda de Su Corazón eterno y sublime.

Siente, a través de Mis Palabras, tocando con tu mano Mi Corazón, este Fuego Divino de Amor y de Gracia, de Cura y de Redención, que hoy derramo sobre ti para renovar tus células, tus sentidos y toda tu consciencia, que es bañada por Mi Espíritu, es colmada por Mi Consciencia, es elevada por Mi Divinidad.

Hoy deseo que todos toquen Mi Glorificado Corazón.

Recuesta ahora tu cabeza sobre Mi Pecho y siente la paz. La paz que conforta, la paz que renueva: Mi Paz, que restaura. Mi Paz, que cicatriza. Mi Paz, que consume cualquier dolor, cualquier angustia.

Ríndete a Mis Brazos; ingresa en lo profundo de Mi Corazón, en donde está Dios a la espera de tu espíritu, junto a Sus ángeles.

Recuesta tu cabeza sobre Mi Pecho y siéntete completamente vacío; lejos del mal, y cerca de la Fuente renovadora de Mi Corazón.

Ríndete a Mis Brazos, para que Yo te pueda cubrir con el Manto Sagrado de Mi Divina Alma, de Mi Sublime Compasión.

Ríndete y ya no te resistas.

Abre tu corazón, dime qué es lo que sientes en tu interior.

Yo conozco tus misterios y los rincones más profundos de tu consciencia. No hay ningún obstáculo para Mí, ni ninguna barrera que Me pueda impedir llegar a ti.

Entrégate al Fuego de Mi Corazón y déjate consumir por la Sagrada Adoración de Mi Corazón Eucarístico.

Bebe del cáliz que hoy te estoy ofreciendo y vive el sacrificio por Mí, por todas las almas, por todos los Reinos, por este planeta que agoniza por la falta de tanto amor.

Consúmete dentro de Mi Fuego y que Mis profundas Llamas de Amor transfiguren tus sentidos, transfiguren tus células y eleven tu alma a través de Mi Corazón, al Sagrado Reino de Dios.

Siente los Rayos de la Cura, para que lo más imposible se pueda curar.

Siente Mis Rayos de reparación, para que lo que está restaurado se pueda volver a transformar en el Divino Proyecto que Yo tengo para ti.

Ríndete a Mis Brazos y déjame obrar.

En Mi Corazón está el refugio para estos tiempos, la fortaleza para las almas, la fuerza y el poder que derrotarán el mal.

Ahora deja que Mis Llagas toquen tu cuerpo y coloque Mis Manos en donde tú más lo necesitas. Siente la Luz de Mis Llagas, siente Mis Manos, las humildes Manos de un Obrador de Dios, que se entregó a ti, por Amor y Redención.

Siente las Manos de tu Rey, las que fueron traspasadas; Manos que soportaron el dolor del mundo, la indiferencia de la humanidad, hasta los tiempos de hoy.

Siente el calor de Mis Manos, que irradian la cura y la restauración para tus células, para cada rincón de tu ser.

Ríndete ante tu Maestro Celestial.

Acepta a tu Señor, acepta a tu Esposo y vive Conmigo la alianza eterna con Mi Corazón.

Ahora observa cómo toda amargura se disipa y el poder de Mis Llagas todo lo transforma, para que algún día, amada alma de Mi Corazón, alcances la Luz y la Ascensión,

Rindete a Mis Brazos. Ríndete ante Mi Presencia. Porque ahora debes ser nada para que Yo sea en ti y tú en Mi Padre, que está sediento del amor de las almas; que está lleno de Misericordia para todos tus defectos, para todas tus heridas, para todo lo que nadie puede curar en este planeta.

Y ahora, siente Mi Abrazo, siente el refugio de Mi Espíritu y sumérgete en el océano de Mi Paz, en donde ya nada más importa, solo estar en Dios y en Su Divina Presencia.

Quédate en Mis Brazos como un pequeño ser y sé tan insignificante como todo lo creado. Sé pequeño entre los más pequeños. Sé el último entre los primeros.

Te invito a ser nada, en el sagrado vacío de Mi infinito Amor.

No busques resultados, sino constantes esfuerzos.

Complace a Mi Corazón por todas las Llagas que el mundo me genera día a día.

Así como te entrego Mi Ser, entrégate en rendición a Mí, para que puedas salir de ti y puedas estar ahora en el sufrimiento de tus semejantes; curando como Yo he curado, amando como he amado, entregándote completamente, como Me entregué en la Cruz por cada uno de ustedes.

Haz de Mis Palabras el Fuego de tu vida, la Llama infinita que todo ilumina en estos tiempos de oscuridad.

Toma Mi Corazón como una nueva alianza y bebe de Mi Sangre Divina, para renovar tu ser, y así, transfigurarte de la noche a la mañana.

Quédate en Mis Brazos tan solo por un momento y ya no pienses en nada.

Estás dentro de Mi Reino, viviendo de Mi Verdad.

Estás en la realidad del Universo y, en este mismo momento, lejos de la ilusión.

Ríndete a Mis Brazos, para que puedas sentir el Fuego de Mi Amor, y así, aprendas, en este tiempo, a amar cada vez más, sin condiciones, sin barreras, sin defensas, sin apariencias.

Ama como Yo he amado a todo el mundo cuando estaba en la Cruz, en la mayor agonía.

Ama más que el dolor y que todo sufrimiento, porque el amor vencerá y algún día serás lo que Yo tanto aspiro, desde el surgimiento de tu consciencia.

No pienses en el pasado, sino en el eterno presente que hoy te ofrendo con Amor, para que puedas comulgar Conmigo en la plenitud de Mi Espíritu y en la Gracia de Mi Consciencia.

Ama por los que no aman.

Ama por los que no saben amar.

Ama por tus enemigos.

Ama delante de tanta indiferencia, y que encuentres en tu prójimo el Amor de Dios, que está vivo, pero herido, en tu semejante.

Ama como los ángeles aman a Dios. Que este Amor pueda arrebatarte, el Amor que hoy te entrego, el Amor que proviene de Mis Llagas y de lo profundo de Mi Corazón.

Ríndete a Mis Brazos y aprenderás a amar como Yo lo espero para este tiempo de crisis.

Que este amor surja de ti como un espíritu verdadero, como una Gracia incondicional que pueda superar tus límites y todas tus imperfecciones.

Ahora que estás rendido a Mis Brazos, rodeado por el Fuego de Mi Amor, por la Divina Luz de Mis Llagas, acepta Mi Llamado: curar a este planeta bajo el Amor de Mi Corazón, para que muchas almas más se salven, para que millones de consciencias despierten a la vida del espíritu.

Está llegando del Universo la fuerza imperiosa de Mi Amor, que quiere traspasar muchos corazones más que hoy agonizan.

Siente los Rayos de Mi Amor y libérate del cautiverio.

Siente los Rayos de Mi Amor y, en el sagrado silencio, entra en comunión Conmigo para entrar en comunión con Dios, a fin de que se establezca la sagrada reparación.

Ahora guarda en tu corazón lo que hoy te he donado de una forma incondicional, porque te estoy ayudando a cargar la cruz de estos tiempos difíciles, Yo Soy el nuevo Cirineo.

Yo vengo a hacer de tu vida una nueva vida, algo que tú desconoces, algo que está lejos de tu control y de tu pequeño poder, vengo a hacer de tu vida lo que Dios espera.

Hoy solo vengo a cumplir Mi Voluntad. Amén.

Lleven las manos hacia al corazón y comulguen Conmigo, en el calor interno que hoy los une, en la Comunión renovadora que hoy nos congrega para que, algún día, nos tornemos libres, libres de la cadenas, libres de las prisiones y de todos los atavismos, tan libres como lo fueron los apóstoles.

Solo les pido que no teman cruzar el desierto porque Yo siempre estaré allí, para extenderles Mi Mano y levantarlos del suelo, dándoles fuerza y coraje, templanza y esperanza para poder caminar hasta el fin de la meta, hasta el Reino de Dios.

Hoy vengo con Mi dulce Fuego de Amor y con la suavidad de Mi Espíritu, con Mi Amor-Sabiduría, para curar al mundo de los núcleos más internos que aún no se pueden transformar, por temer a vivir el gran Amor que Yo tengo por todos, eternamente.

Siente tu corazón vacío de toda secuela; y ahora, contempla en tu corazón cómo se abre la flor de la redención, tan bella como las rosas y todas las flores del Universo.

Este es el toque de tu esencia.

Este es el resurgimiento de tu pureza que se ha entregado a Mis Brazos para poder despuntar como el Sol de Mi Corazón, en este Universo, para siempre.

En los tiempos de oscuridad vendré a dar fuerza a los que Me sigan, a los que Me escuchan abiertos de corazón, a los que Me adoran y a los que aún esperan Mi llegada al mundo, aunque no Me puedan ver.

Yo quiero que se rindan a Mis Brazos los que aún no se han rendido.

Yo vengo a buscar de ustedes lo que es verdadero y justo.

Vengo a traspasar las capas más profundas de la miseria, los muros más rígidos de la consciencia por medio del Rayo Poderoso de Mi Amor, y así los hago resurgir bajo Mi Espíritu, que es el Espíritu de Mi Padre.

Y ahora, en Mis Brazos, sientan el Sacramento de la Reconciliación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Vengo a hacer de sus vidas nuevas cosas.

Vengo a concretar lo que parecería imposible.

Vengo para manifestar en este tiempo la Gracia de Dios, una Gracia que aún no es comprendida ni valorada por la humanidad.

Vengo a entregarles lo que viene de Dios, a través del Corazón Amadísimo de Su Hijo.

Vengo a santificar este aceite con la emanación más profunda de Mi Espíritu,para consagrar a nuevas auxiliadoras de Mi Divina Misericordia, que serán a partir de esta noche, Mis Brazos y Mis Manos, para llevar al mundo, por medio de los Sacramentos y del Ceremonial, la Misericordia de Dios para las almas, para las almas más moribundas.

Hoy contemplaré esta consagración con regocijo, como lo fue en Santiago de Compostela, en donde pude ver en esas almas la verdadera misión de sus esencias, manifestada en la vida material por el simple hecho de adorar y de amar Mi Corazón.

Hoy vengo a entregarles esta Gracia que va más allá de sus almas, de todas sus condiciones, de todas sus imperfecciones.

Hoy vengo a liberarlas para que estén en Mí y Yo en ustedes, en comunión perpetua con las esposas del Señor.

Que el Señor bendiga este elemento, que surgió en los principios de este planeta para santificar a las almas y para quitarles la sed de Dios, con el fin de que se reconcilien con la Santísima Trinidad, presente en el elemento agua, fuente de gracia y de reparación,

Este es el símbolo1 que las unirá a Mí. Aquí está la unión con Mi Sagrado Corazón, fuente de gracia y de cura.

Y así, en momentos de alegría como de tristeza, en momentos de desafíos como de pruebas, así Yo siempre las quiero ver. hijas Mías, fortalecidas por el coraje del espíritu, la templanza del alma, por el fuego de sus corazones unidos al Fuego de Mi Corazón.

Bendigo a todos y al mundo entero, con la señal luminosa de la Redención: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 

1Fray Elías exhibe el pan y el vino.

Miércoles, 6 de septiembre de 2017

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 50ª Maratón de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano de Figueira, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Padre Nuestro... (x2)

Pai Nosso... (x1)

Nunca dejen de mirar al Sol Interior de Mi Corazón, porque así siempre estarán protegidos de todo.

Mi Silencio hoy habla de una realidad planetaria aguda.

Por eso, en el día de ayer tuve que emanarles la mayor Fuente de Mi Amor, para poder hablarles hoy de lo que les iré a hablar.

Estoy con el Libro de la Sabiduría de Dios entre Mis Manos y vengo acompañado por los veinticuatro Ancianos. Reunidos en un solo Consejo, deliberamos los próximos pasos para esta humanidad.

Hoy no es un día común, sino un día de grandes definiciones, por las cuales Yo los invito a seguir orando, aunque aparentemente parezca un misterio.

En este Libro de la Sabiduría de Dios se encuentra el destino de la actual humanidad, un destino que nadie conoce, que aún no fue revelado, ni siquiera en sueños.

Pero hoy les traigo este tesoro de Dios porque es el propio Padre que con Su Santa Mano escribe los acontecimientos de esta actual humanidad que ya ha ingresado, de lleno, en la transición planetaria.

Les pido que abran sus corazones para lo que hoy les estoy trayendo como mensaje.

Les pido que no tengan miedo, sino una consciencia amplia, para poder percibir interiormente los Conocimientos Sagrados de Dios que están escritos en este Sagrado Libro de Su Reino Universal e Infinito; Reino que los ángeles y arcángeles cuidan en perpetua alabanza y honor al Todopoderoso, porque Él escribe y construye, todos los días, el destino de la humanidad.

En este Libro se encuentra lo que muchos quisieran ver, pero también lo que muchos no quisieran ver, porque en el Libro de la Sabiduría de Dios se espeja la Justicia Divina, la que ha comenzado a descender, invisiblemente, todos los planos, hasta llegar a este plano físico y concretarse.

Por eso les pido que concentren sus miradas en el Sol interior de Mi Corazón, porque allí existe el equilibrio, la armonía y la unidad que los hará fuertes para estos tiempos difíciles.

Por eso en estos días, compañeros, los invité a definirse como Mis apóstoles del fin de los tiempos, para que Me pudieran servir en cada rincón de este mundo en donde la realidad planetaria se agudiza y las almas se precipitan en sus propios abismos, sin encontrar ni un gramo de luz.

Los invito a ser conscientes para adquirir una madurez lo suficientemente elevada, que los ayudará a enfrentar estos tiempos y todos los aprendizajes que llegarán para enriquecer sus espíritus con nuevas experiencias de Amor y de Redención.

Es de esa forma que vengo a pedirles, con el Libro de la Sabiduría de Dios entre Mis Manos, algo que nunca vivieron: una entrega absoluta y plena para que aún más Mi Plan se pueda materializar en la superficie.

Los veinticuatro Ancianos del Universo, los grandes portadores del Conocimiento Sagrado de Dios, los Grandes Mentores entre los mentores son los que espejan al Universo, en este tiempo, la Justicia Divina.

No son los promotores del castigo universal, como lo es Mi adversario. Son consciencias justas que han aprendido y vivido, a lo largo de los tiempos, en todos los Cielos, el conocimiento de esta experiencia humana, dentro de este planeta sagrado.

Ellos tienen entre sus manos el Proyecto de Dios, especialmente en sus Corazones Solares.

Ellos saben que es lo que el mundo necesita vivir y cuál es la aspiración del Todopoderoso, pero no pueden interferir ni alterar el libre albedrío de esta humanidad, que es lo que en verdad la condena, de tiempo en tiempo.

Pero si sus ojos están en el Sol Interno de Mi Corazón, aprenderán a salir de la superficialidad y de todo lo que ciega al ser humano en este tiempo, desconectándolo de Dios completamente.

Hoy, ellos vinieron Conmigo, los Sagrados Ancianos del Universo, para poder ver y presenciar lo que sucederá en el mundo, de la noche a la mañana.

Es importante que no cambien Mis Palabras, porque cambia el sentido, la energía y el Principio de lo que Yo quiero decir, para sus mundos internos, no para sus mentes.

Por eso coloquen sus sentimientos en el corazón y revivan en este momento, lo que Yo les traje en el día de ayer; es lo que siempre deseo entregar a Mis compañeros, para que finalmente se disuelva la amargura universal, lo que ha condenado a todas las criaturas en este Universo a los errores de otrora.

Venimos como Consejo Universal a hacerlos conscientes de las nuevas decisiones que ya fueron tomadas y de las cuales ustedes forman parte, así como cada ser de esta superficie.

Hoy les pido que difundan en el mundo, la importancia de vivir en el Don del Temor de Dios, para que las almas tengan tiempo de arrepentirse y de hacer verdadera penitencia, antes de que todo suceda, porque sé que muchos creen que nada sucederá.

No tendría sentido que Yo estuviera aquí después de cincuenta encuentros, preparándolos para ese gran momento, en donde sus almas misioneras estarán activas, operativas y al servicio de la necesidad planetaria.

Prepárense para dejar de hacer todo lo que hacen diariamente. No se incomoden cuando llegue la hora de ser sacados de la normalidad de estos tiempos.

Ya les dije, compañeros, que ustedes son Mis Manos y Mis Pies para que Yo pueda trabajar en este planeta y evitar que millones de almas se pierdan inesperadamente, de una forma inusitada, que nadie hasta ahora conoce.

Por eso es importante que sus valores de espiritualidad estén presentes y latentes. Todos esos valores los necesitarán para poder atravesar el fin de los tiempos con valentía y coraje y así no estar distraídos con todo lo que sucede en el mundo diariamente.

Quiero construir en ustedes consciencias universales, seres que puedan espejar la Sabiduría de Dios en estos tiempos, sin perder ni un momento de sus vidas para poder aprender todo lo necesario, todo lo que Dios necesita que aprendan para el gran momento planetario que vivirá la humanidad.

Hoy expongo Mi Santísimo Cuerpo a todo el planeta porque será el Portal por el cual podrán entrar, para estar a salvo en la Divina Protección y bajo el Amparo de Mi Corazón Eucarístico.

Dichosos serán los que así lo hagan, y si lo hicieran muchos más, mayor equilibrio habrá en este planeta y no será necesario, a pesar de la gran deuda de esta raza, desde su género humano hasta los Reinos de la Naturaleza, que se agiten tanto los Océanos, ni tampoco se mueva tanto la Tierra.

Puedo decirles con todo Mi Corazón que nadie está preparado para el fin de los tiempos, pero será necesario vivirlos.

Ustedes encarnaron en esta era, en estos últimos tiempos, para participar de esta transición, de la cual muchos más deben ser conscientes, para salir de la somnolencia global.

Cuanto más obras de bien se hagan en el mundo, menor será la catástrofe en la humanidad.

Cuanto menos animales se sacrifiquen por el propio hombre de superficie, ya no será necesario, que siga corriendo la sangre en este mundo, sangre inocente.

Cuanto menos minerales y florestas se exploten, menores serán los abortos en el mundo, y las madres no quedarán con la pena de esa crueldad hasta sus próximas vidas.

Cuanto menos se infrinjan los océanos, contaminen los mares y se sacrifiquen las ballenas, menor será el movimiento del eje de la Tierra y el descongelamiento de los polos de una forma acelerada, nunca antes vista por Dios, ni por todo este Universo. No será necesario que el planeta se acerque tanto al sol y la temperatura se eleve a grados desconocidos, nunca antes vividos, en ninguna era de este planeta.

Ahora comprenden, compañeros, lo que el Consejo de los Ancianos está decidiendo como futuro de esta raza, por el triunfo de Mi Sagrado Corazón.

No queden tristes, sino más fortalecidos, porque Yo los necesito aquí fuertes, más decididos, más conscientes, más abiertos, para socorrer a la humanidad y a todo este planeta.

No piensen en lo que sucederá, sino en lo que el mundo aún no hace de forma equilibrada, verdadera y justa.

Y para finalizar este encuentro, los invito a ser portadores de la justicia, para que siempre y en todo, tengan actitudes justas: en todo lo que hacen, en todo lo que piensan, en todo lo que viven, porque por más pequeño que parezca, ayudará al equilibrio del mundo y a la armonía de este planeta y de todos los Reinos Menores.

Ahora quiero dejarles un pedido: que fortalezcan su oración por el Brasil, dos veces por semana, porque este pueblo y esta tierra está siendo muy buscada.

A pesar de todo lo que sucede en esta nación, el triunfo de Mi Sagrado Corazón solamente se podría dar aquí y desde aquí, para todo el planeta.

Les pido que no se involucren con lo que suceda en esta superficie. El propio Universo limpiará lo que está sobrando, y así, podré reforestar la nación con almas valiosas, que cumplirán Mi Proyecto en el fin de estos tiempos.

Colóquense por encima de los acontecimientos y así también Me podrán ayudar y ayudarán a muchas, muchas almas que quedan perdidas en los acontecimientos de esta superficie.

Si oran a Mi santa Madre por el Brasil, el Brasil mantendrá su espíritu original y no será necesario que haya conflictos, como existen en otras naciones.

Recuerden que el Arcángel Metatrón es el encargado de cuidar de su pueblo y ustedes deben unirse a su Fuego Cósmico para que sus corrientes ígneas transmuten las corrientes contrarias que traen disturbios para Mi amado Brasil.

Yo les prometo que esta tierra, ya no será tierra de esclavos, sino de almas triunfadoras que viven en el Amor de Dios y lo irradian a todo el mundo.

Brasil es el Espejo de Mi Corazón y cuando él sufre, Yo sufro en silencio.

Fortalezcan sus valores espirituales y enseñen a las almas simples a orar, porque en los más humildes, como en los más pobres, existe la sustentación de Mi Obra, lo que también Me hace venir aquí, de tiempo en tiempo.

Que el Señor ilumine a los corazones.

Que las almas se sirvan del poderoso caudal de Mi Corazón Eucarístico.

Que todos beban de la Fuente de Vida y que se renueve el Principio de la Redención de esta Tierra.

Amén.

Ahora reverencien a Mi Cuerpo y reciban así la disipación de las tinieblas y la iluminación de la esencia para los tiempos que llegarán.

Incienso.

Nos ponemos de pie.

Canción: "Tú eres el Rey".

Sepan que Me honra venir desde el Cielo para poder verlos en estos tiempos, por medio de este encuentro, en donde Mi Misericordia se expresa a todas las almas, de diferentes formas, en los corazones simples que buscan la Verdad y la Unidad con Dios.

Mi Corazón se colma de alegría cuando los veo tan cerca de Mí en la confianza absoluta de sus espíritus en Mi Proyecto Redentor.

Yo renuevo todas las cosas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Les agradezco por hoy estar en Mi Corazón.

Y hoy quisiera que irradien para el mundo más amor para que las almas sean curadas y retiradas de su cautiverio, para que la consciencia de este planeta, en este tiempo final, tenga en quién apoyarse y en quién confiar, sin temer de que la humanidad vuelva a agredir al planeta, como en los últimos tiempos.

El planeta también sufre como consciencia; por eso él se mueve tan velozmente en este tiempo y cada acontecimiento, es la señal de su sufrimiento, de su agonía, del parto planetario.

Abracen al planeta y colóquenlo en lo profundo de sus corazones, así como el planeta siempre los ha colocado en el Universo de la Creación, en todo lo que existe, en todo lo que vibra y en todo lo que evoluciona.

Vayan en paz y sean Mi Paz en el mundo.

Hoy he calmado Mi Corazón con su presencia, con la presencia de cada peregrino y de cada orante que se ha esforzado en dármelo todo en estos dos días y eso Me hace volver aquí, siempre.

¿Ustedes aceptan que Yo vuelva un tiempo más? Sí.

Fray Elìas:

Él está llorando.

Ahora sí Me debo ir, pero escuchando sus palabras con una canción que inspira a las almas a estar cerca de Mí.:Tu estás aquí

Fray Elìas:

Vamos a colocar nuestras manos en señal de recepción, para recibir de Cristo Su Energía y después llevarla al centro de nuestro corazón, en una comunión interna con Su Consciencia Divina.

Y vamos a agradecerle por medio de esta canción, por todo lo que nos ha dado en estos días.

Martes, 5 de septiembre de 2017

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 50ª Maratón de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano de Figueira, Minas Gerais, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Fray Elías del Sagrado Corazón: 

Repitamos:

Ven, Humildad de Dios 
y fortalece mi vida.
Ven, Humildad de Dios
y hazme nada en Tu Esencia Divina.
Amén.

        Y ahora, a pedido de Cristo, la haremos juntos.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vengo con todos los Rayos de Mi Gloria hacia ustedes, Rayos más brillantes y dorados que todo este altar, que todos los soles que existen en el Universo; más brillantes que todas las estrellas, que toda la vida y que toda la esencia.

Esta es la Humildad de Dios en Mi Corazón, que hace posible lo imposible, que convierte el pecado en amor y que disuelve el error por medio de la Divina Misericordia.

Estos son los Rayos de la Divina Humildad de Dios, que los formarán, que los fortalecerán y que los animarán a seguir, en estos tiempos, el camino del apostolado que hoy les indico, al cual se han ofrecido por medio de sus intenciones en esta simple cesta.

Vengo a traerles el Don de la Humildad de Dios, el que ha permitido toda la existencia; porque en la Humildad de Dios está el amor y en el amor está la Sagrada Unidad, que es la Fuente de expresión de todas las cosas.

Vengo con Mi Corazón resplandeciente en este día, sintiendo el gozo profundo de sus almas por estar abriéndome los caminos para que Yo los pueda recorrer, junto a ustedes, en esta sagrada misión planetaria.

Vengo a entregar el Don de la Divina Humildad de Dios a todas las almas, especialmente a las buscadoras de la Verdad, a aquellas que aún no se sienten plenas en el Señor.

Hoy vengo a pedirles, amados compañeros, que no miren más sus errores; que miren en ustedes las virtudes, las santas virtudes de la transformación interior, no para vanagloriarse ni tampoco para engrandecerse.

El Don de la Divina Humildad de Dios les permitirá realizar Mi Obra y cumplirla en cada etapa, así como lo tiene previsto Mi Sagrado Corazón.

En esta Sagrada Humildad de Dios, en esta Divina Humildad del Padre, se encuentra la renovación de sus vidas.

Porque si viven en la Humildad de Dios mientras estén en esta superficie del planeta y ante estos tiempos caóticos, nada más importará.

Que sus corazones y vidas puedan ser fuentes e instrumentos de esa Divina Humildad.

Hoy, he decidido venir antes del tiempo previsto, porque la Gracia Me lo ha permitido y porque sus corazones aspiraron a encontrarme en su interior, pleno y vivo.

Los invito, compañeros, a buscar, en estos tiempos, la Divina Humildad de Dios.

Recuerden que, en el día de ayer, Yo les dije que depositaría en sus manos Mis Designios; este es el primero y el fundamental, porque en la Divina Humildad de Dios siempre encontrarán la salida ante las dificultades y todas las pruebas que puedan atravesar y vivir en este tiempo.

Los animo a no tener miedo, sino a fortalecer su confianza en Mi Corazón misericordioso.

Estoy viendo en sus vidas, finalmente, las Virtudes de Dios, el espíritu de la realización de Mi Obra en las almas más imperfectas de este planeta y en los espíritus que estuvieron muy lejos de Dios, hace mucho tiempo.

Por eso, les vengo a demostrar que es posible vivir en la Divina Humildad de Dios. Eso siempre los unificará como hermanos y Mi adversario no colocará su mano para intentar destruir Mis Planes en ustedes.

Ya han construido en ustedes, en estos últimos cincuenta encuentros, el Don de la Fortaleza, que los lleva siempre a tener más sabiduría en el momento de tomar decisiones importantes en sus vidas.

Un ejemplo de todo esto son los Adoradores de Mi Santísimo Cuerpo Eucarístico.

Vean cómo Yo no he hecho nada, sino cómo ustedes lo hicieron todo por medio de su constancia, de su perseverancia, de su fe; superando obstáculos, internos y externos; superando barreras, límites y todas las perturbaciones posibles, para poder finalmente unirse a Mí en la Sagrada Fuente de la Eucaristía de Mi Corazón.

Es así, que hoy vengo como Sacerdote Mayor, para celebrar este momento con cada uno de ustedes, por la humanidad, por todos los pueblos y todas las razas, por todas las naciones del mundo; más aún por aquellos que están lejos de Dios, en su profunda oscuridad.

Hoy, quiero que sus corazones sean relicarios, que se conviertan en tabernáculos, para que Yo pueda depositar la Eucaristía de Mi Corazón en la más perfecta unidad con sus esencias.

Vengo así, a tejer, simbólicamente, con hilos de oro, desde Mi Corazón hacia cada uno de sus corazones; trayéndoles los Dones del Espíritu Santo, que se han mostrado verdaderamente en sus almas, en cada grupo de oración y en cada grupo de servicio, que sostiene, perpetuamente, Mi estandarte de la Paz.

Vendrán tempestades, la Tierra temblará, el universo gritará y se escucharán cosas espantosas, pero les pido que, en este encuentro número cincuenta, sus corazones no vacilen, sino que pongan en práctica las virtudes espirituales que han adquirido por medio de la oración, de la comunión y de la Adoración a Mi Sagrado Corazón. Eso los hará invencibles, a pesar de cualquier locura. Eso los hará fuertes, a pesar de cualquier embate.

Aunque Cielo y Tierra pasen, Mis Palabras se perpetuarán en aquellos que han creído en ellas, porque serán victoriosos como es victorioso Su Rey del Universo y cada esencia divina que vibra en este universo sideral.

Vengo a darles fuerza, coraje, valentía, entusiasmo y una inextinguible motivación para los tiempos difíciles que llegarán.

No puedo negarles los tres días de oscuridad. Ustedes deberán ser Mi Luz en el mundo, más brillante que el Sol y que todas las estrellas porque así, serán faroles en el mundo que iluminarán en la noche a todas las esencias caídas y a los ángeles del universo que vendrán en auxilio de la humanidad para retirarla de su abismo y de su derrota.

Enviaré, entonces, al Arcángel Rafael para que Él los cure, todavía en este tiempo que resta.

Enviaré al Arcángel Gabriel para que en sus mundos internos se anuncie la Palabra de Dios y sepan estar, actuar y proceder en donde Yo lo necesite.

Enviaré al Arcángel Miguel para que sus almas se conviertan en una luminosa espada que cortará las tempestades, disolverá los abismos e iluminará los caminos de los que están en tribulación.

Por eso, Mi Madre Santísima se anuncia en este tiempo para dar el mensaje de Mi Retorno.

La última fase que vivirá la humanidad será un servicio mayor y exigente, hasta que todo suceda.

Esa será la hora de que se refugien en Mi Corazón, para que el Señor, el Todopoderoso, los ampare y los guarde de todo mal.

Pero les pediré una última cosa en ese momento, que oren por los que permanecerán en la oscuridad y que partirán de este mundo en tinieblas, porque han buscado ese destino para sus vidas.

Nadie podrá salvarse del Juicio Universal. Será necesario pasar por eso porque de lo contrario no podrá existir una Nueva Humanidad.

Yo los preparo para que sean parte de esa Nueva Humanidad, para que crean que podrán serlo por encima de todas las cosas y, principalmente, para que dejen de sentirse como estrellas caídas porque ahora ya son estrellas redimidas por la Gloria de Mi Corazón.

Acepten entonces, en esta tarde, esta Comunión Conmigo para que podamos prepararnos para ese próximo tiempo con total consciencia y discernimiento.

Hoy vengo a oficiar, a través de los Sacerdotes, estos sagrados Sacramentos que servirán de impulso espiritual para las almas, de cura y de renovación para todos los que los vivan interiormente.

Hoy no quiero hablarles del mal que hace el mundo, por mayor que sea. Hoy quiero quedarme en el regocijo de sus corazones al haber confiado en Mi santa Palabra; por más que no Me vean, por más que no realice grandes fenómenos o milagros ante ustedes, porque el verdadero milagro es la conversión y la redención de sus corazones; así se cumplirá Mi Voluntad.

Celebremos entonces, hijos de Mi Padre, esta coyuntura especial en la que Mi Corazón es el Portal hacia el Cielo para cada uno de ustedes, el Cielo atraviesa Mi Corazón para llegar hasta aquí y unirse a sus almas.

Entremos, entonces, en el júbilo de Mi Reino Celestial, en donde he preparado una morada para cada uno de ustedes, después de esta vida.

¿Aceptan esa Morada de Dios?

¿Aceptan ir Conmigo al Paraíso?

Entonces Mi Obra se cumplirá aún más, contaré con ustedes, paso a paso, en todo lo que necesite para realizar el Proyecto Redentor.

En esta tarde, sientan el gozo de estar Conmigo y, a través de esta unión, disuelvan el mal de la humanidad.

Ustedes son almas al servicio del Padre, vivan en el espíritu de Su Santa Humildad y la Tierra será repoblada de Nuevos Cristos.

Ahora consagraré los elementos y también a los que hoy se consagrarán, después de haber vivido este ejercicio de Adoración, a Mi Corazón Eucarístico y Divino.

Que este ejercicio se cumpla hasta el fin de sus vidas, para que más almas sientan el magnetismo de vivir, como ustedes, la sagrada Adoración, trayendo el Universo de Dios a la Tierra con una simple mirada a Mi Eucarístico Corazón, lleno de bondad, de Misericordia y de un profundo amor que he sentido de ustedes en muchos momentos.

Esto es lo que Me hace retornar aquí, porque ya no sería posible por todo lo que hace el mundo y su humanidad, por todo lo que promueve esta raza de superficie en la Creación y en los Reinos de la Naturaleza.

Finalmente, compañeros, con Mi Mano sobre Mi Corazón, puedo decir que ustedes ya son parte de Mis Manos y de Mis Pies, y Yo Soy en ustedes, en esta Obra de redención planetaria, por medio de los grupos de oración, de los peregrinos y de los miembros que forman parte de Mi Red-Luz universal.

Brillen como soles todo el tiempo.

Brillen como almas y como esencias, y sus dificultades se disolverán.

Brillen como han brillado los Adoradores y sigan haciéndolo para que Me superen en el Amor y en todo lo que Yo he vivido por ustedes durante Mi Sagrada Pasión, porque creo que es posible que Me puedan superar en el Amor.

En el Nombre de Mi Padre, ¡aleluya!

No seguiré emanando más Amor porque podrían ahogarse.

Soy exigente, pero amo todo lo que contemplo, todo lo que busco y a quien llamo para servirme.

Celebremos esta alianza entre el Cielo y la Tierra. Celebremos esta alianza entre Dios y Sus pacificadores a fin de que exista un mayor tiempo de paz en este planeta.

Ahora, para que los ángeles transubstancien los elementos entonaremos el cántico Aleluya, así como lo han entonado con el gozo de sus corazones ante Mi Presencia sacerdotal. Los escucho.

Me siento feliz cuando las almas se consagran y el Plan de Mi Padre se realiza y se manifiesta en las cosas más simples y humildes. Este es el fiel ejemplo de que siempre allí, encontrarán el Reino de Dios.

Todos pueden ser Adoradores de Mi Corazón siguiendo los principios de la Orden que Yo he fundado, en estricta obediencia. Eso testimonia que Yo estoy aquí presente, obrando y trabajando por medio de sus corazones y vidas. Esto es lo que hará siempre que Mi Obra en la humanidad sea eterna.

Les agradezco ante la presencia de los ángeles y de los coros de Dios.

Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Antes de irme de aquí, también quiero que glorifiquen este momento por medio de una simple canción para que, a través de ella, Yo pueda hacer llover mucho más amor en el mundo.

Les agradezco.

Canción: Lluvia de Amor.

Lunes, 4 de septiembre de 2017

Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 50.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Ha llegado el fin de un tiempo y el comienzo de uno nuevo.

Ha llegado el fin de una etapa y el comienzo de un ciclo.

Ha llegado el tiempo de abrazar al planeta, de hacerlo parte de ustedes, en cada respiración, como en cada movimiento. Mientras duermen, mientras despiertan; en todo lo que hagan, deben abrazar al planeta y dentro de él, a toda su humanidad.

Este es el día del fin de una preparación, en donde, a partir de ahora, enviaré a Mis apóstoles de dos en dos, como en los antiguos tiempos. Pero ahora, para dar testimonio de Mi segunda Venida, para servir a los que más necesitan, en una amplitud desconocida; para llevar adelante Mi Plan de redención en la humanidad, en esta última fase del Apocalipsis.

Por eso, abran sus manos y entréguenlas al servicio, porque así Yo podré colocar sobre ellas, los Designios que Mi Padre Me ha entregado, para esta última fase del planeta.

Llamo a sus consciencias preparadas para vivir un servicio mayor y para hacerlo parte de sus vidas, todos los días.

Ha llegado la hora, compañeros, de abandonar la quietud y la inercia. Es hora de cumplir lo que Yo necesito, a través de todo lo que han aprendido para llevarlo como servicio a la humanidad.

Y cuando hablo de humanidad, hablo de los cinco continentes y no solo del Brasil.

¿Quién caminará entre las tempestades del mundo para dar testimonio de Mi Presencia?

¿Quién llevará Mi Corazón Misericordioso hacia los que más lo necesitan?

¿Quién arriesgará su vida por Mí, para que este Proyecto no fracase?

¿Quién dará el todo por el todo, a fin de que se cumpla Mi Proyecto Redentor?

Les di los tesoros más preciados en estos últimos tiempos.

Les di las llaves más preciosas en estos últimos ciclos.

Les di Mi Divinidad, Mi Alma y Mi Corazón en cada encuentro, para que todos estos Dones estén al servicio de los que más claman.

Es necesario, compañeros, dar un paso hacia adelante, porque aún hay mucho por hacer y Mi Tarea y Mi Misión, para con cada uno de ustedes, no la detendré aquí, aunque haya resistencia.

Les pido que no se opongan a Mis Designios, lo que Yo tengo previsto en el mundo es muy grande y los llamé a cada uno de ustedes, para que Me acompañaran, paso a paso. Y han dado muestra de esa realidad, por eso estoy aquí.

No intenten comprender con la mente lo que les estoy pidiendo en este momento. Coloquen Mis Palabras en sus corazones para que ellas se puedan sembrar como nuevas semillas y así brote el espíritu en esta vida material, de la realización de Mi Plan en la superficie.

Vengo en el fin de este día con nuevas estrategias, que Mi adversario desconoce completamente.

Estamos en un tiempo en donde todo estará por definirse, dentro y fuera de ustedes.

Abracen con amor Mis Palabras y beban de ellas como si fuera una fuente, porque será lo único que los nutrirá en estos tiempos de oscuridad, en donde todo está en juego.

Vengo a construir nuevas bases en las que ya existen. De esa forma, vengo a renovar los tiempos y a cada una de sus consciencias ante la verdadera necesidad que existe en este planeta, de un inmenso caudal de amor y de una infinita expresión de Misericordia.

Si eso se llegara a perder en el mundo, ¿qué sucederá?

¿Se activarán más pruebas nucleares?

¿Y qué acontecerá con su humanidad?

¿Qué podrán hacer los Padres Creadores ante la ignorancia del mundo?

Es por eso, que Mi Plan en el fin de los tiempos ha cambiado. Hoy no podré decirles de qué se trata, pero los invito a confiar en él completamente, porque así Yo podré saber, a partir de este momento, en dónde podré depositar Mis Designios, para que se puedan cumplir en un mayor número de almas.

Vengo a traerles, de esa forma, el Divino Deseo de Dios para estos tiempos de oscuridad, en donde sus vidas deben tornarse espíritus de apostolado en la Tierra.

Les entregué la espada de la oración para que aprendieran a batallar.

Les entregué el Estandarte de Mi Paz para que pudieran coronar cada espacio de este planeta bajo la presencia de Mi infinita Divinidad.

Les entregué la armadura de la fe para que aprendieran a superar los tiempos y las pruebas, los miedos, las dudas y las incertidumbres.

Les enseñé a tener un corazón humilde y noble para que aprendieran a ser pacificadores, no solo entre ustedes sino en el mundo entero, con todas las razas, con todos los pueblos y en todas las naciones, llevando el espíritu de Mi Amor y de Mi Misericordia.

Si quieren saber cuál es su misión para este momento, busquen, durante esta Maratón y mediante la oración misericordiosa, que eso se revele en ustedes, a fin de que Yo pueda contar con más instrumentos para realizar Mis Obras en el planeta.

Son una consciencia grupal muy bendecida, amparada, amada y contemplada por Mi Padre.

Por eso, no hay más nada que deban hacer, sino sólo seguirme en total confianza, resignación y entrega a Mi Corazón Glorificado.

En esta Maratón 50.ª vengo a entregarles las llaves de Mi Reino, para que abran las puertas a la salvación por medio de su servicio en todas las naciones del mundo, en todos los pueblos, y en todas las razas, principalmente aquellas que no los conocen.

Así podré enviar Mi Corriente de Fuego Cósmico a través de sus servicios para con la humanidad. Porque si la humanidad no es curada, los Reinos tampoco se podrán curar.

Todo forma parte de una cadena evolutiva y la cura de este planeta, primero debe comenzar en ustedes, para después darse en todo el mundo.

Eleven, entonces, sus intenciones de entrega para que Mi Padre las pueda recibir en Su Reino.

Eleven sus pensamientos y sentimientos para que las energías más sutiles del Universo puedan obrar a través de sus corazones.

En el fin de este día estamos cerrando una historia en los Libros del Reino de Mi Señor, y una nueva historia está siendo escrita, en este momento, a través de sus mundos internos.

Porque Mi gran aspiración es contar con más almas misioneras, que puedan vivir Mi Amor y poder expresarlo en sus vidas, en cada nuevo servicio por la cura de esta humanidad.

Compañeros, es hora de vivir el apostolado en los cuatro puntos de la Tierra, y entre todas las culturas, siendo amparados por el espíritu de Mi infinito Amor.

Ábranse al vacío para poder ser nada y en esa entrega absoluta, Yo podré depositar Mis Intenciones sobre todas Mis Obras en sus pequeños corazones.

Y así se cumplirá Mi Voluntad, que es la Voluntad que Me ha entregado el Padre para comunicarla a cada uno de ustedes.

No tengan miedo de ir a lugares remotos, o estar entre pueblos y razas desconocidas. Todos nacieron del mismo Proyecto. Todos surgieron de la misma Fuente, por medio de la donación de diferentes estanques.

Todos son parte del Amor de Dios, solo que la mayoría de la humanidad se ha olvidado de su filiación con el Padre, por eso está tan perdida, tan ciega y tan equivocada.

Pero he alcanzado a través de sus vidas y corazones algunos méritos. Por eso, es hora de renovar los principios de su espiritualidad; porque la Voluntad del Padre se vive en ciclos, no es estática, como lo podrían ser sus vidas.

La Voluntad del Padre es dinámica, constante e infinita.

Les estoy enseñando, compañeros, a seguir el dinamismo de la Voluntad de Dios, porque así no estarán presos de la inercia, de la ignorancia y de todo lo que les quita la atención de Mi Corazón.

Hoy fui coronado por un Altar de oro y eso no Me hace más grande que ustedes. Me hago tan pequeño, que la mayoría no Me puede ver.

Porque el que tiene el Poder, por encima de todo, es nuestro Padre que está en los Cielos, y a Él le debemos la Gracia y el júbilo por haber permitido que Su Amadísimo Hijo estuviera aquí, durante cincuenta encuentros. Algún día comprenderán la magnitud de este tesoro.

Y, a pesar de que sea, aparentemente, la misma oración y el mismo ejercicio, muchas cosas han cambiado, dentro de ustedes y a su alrededor.

Les pregunto, compañeros, ¿eso es verdad?

¿Se sienten los mismos que antes de cincuenta encuentros?

A veces Me responden como las almas del Limbo, que sólo se entregan a algo que nunca conocen, porque viven la confianza de Mi Amor.

¿Están abiertos a servir al mundo completamente?

¿Quieren ser diferentes a lo que, hasta ahora, son?

¿Están seguros?

En verdad no saben lo que responden.

Entonces, Me han permitido que les golpee a la puerta de sus casas y los llame a vivir lo que nunca antes vivieron, lo que ustedes llaman de “locura santa”.

Siempre deben recordar que contarán con el gozo de Mi Espíritu, a pesar de lo que suceda en el mundo y de todo lo que se precipite sobre él.

¿Aceptan ser servidores humanitarios en más de ciento setenta países?

¿Están dispuestos a ir Conmigo hacia donde Yo los mande?

¿Están dispuestos a ingresar en los conflictos del mundo para poder disolverlos?

Entonces, la Obra se cumplirá con su respuesta.

Recuerden lo que hoy Me respondieron y a lo que hoy se comprometieron.

No vengo a pedirles lo que es imposible, porque conozco la realidad de cada ser y su compromiso en este Plan de Amor.

Y ahora, podré decir que, después de cincuenta encuentros, tendré el permiso de retornar como tanto lo esperaba, como tanto lo ansiaba; de poder partir el pan y dar el vino a Mis amigos, celebrando así, la redención.

Quisiera tener en esta Maratón y sobre este altar, el Santísimo, porque Él servirá de escudo espiritual e interior para que ahora Mis misioneros ingresen en los lugares más difíciles del mundo, para que más almas puedan despertar y curar su dolor por medio del amor.

Quisiera, queridos compañeros, que esta Maratón fuera ofrecida, en cada oración, por los Designios de Dios para este planeta y para toda su humanidad, a fin de que se establezcan, prontamente, los mil años de paz.

No teman si los hombres de la Tierra hacen cosas precipitadas. Recuerden que Mi Protección en ustedes radica por encima de todas esas cosas. Recuerden que Soy el Hijo Solar, y donde está el Hijo Sol, está la Fuente, la Fuente de todas las Gracias.

Santificaremos este espacio bendiciéndolo con los elementos sagrados para que esté preparado, en este especial encuentro, para los impulsos que vendrán del Universo, para cada uno de sus corazones.

Quisiera que, en este altar y dentro de una cesta, colocaran su ofrecimiento y su aspiración de servirme en algún lugar del mundo por medio de una misión humanitaria y Yo les diré a dónde deberán ir. Lo sabrán en poco tiempo.

Mientras sus corazones cantan, el planeta se cura y las almas más inocentes y heridas son sumergidas en la Fuente de Mi Divina Misericordia y lo que es caos, se torna Luz y la Luz establece Mi Paz.

Que así sea.

Los bendigo, así como Mi Padre bendijo a María Santísima y a los Apóstoles, con Su Espíritu Santo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Les agradezco por estar Conmigo incondicionalmente.

Sigan cantando en júbilo, porque el júbilo trae la paz y la Misericordia de Dios en cada rincón de este planeta. Amén.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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