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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Si tú desatas los nudos que tienes en la Tierra, en el Cielo también los nudos serán desatados.
Así, se cumple una Ley, la Ley de la Impermanencia, de aquello que no es fijo ni tampoco estático.
Desatar los nudos de la consciencia significa una liberación en este tiempo, una oportunidad que le estás dando al universo para que se pueda regenerar y recrear.
Cuando tú desatas los nudos en la Tierra, el universo se encarga de desatar los nudos en el Cielo y todo alcanza una liberación que es desconocida, que no se puede medir con el pensamiento ni tampoco con el intelecto.
Es una liberación que surge del corazón que confía en el universo y en las posibilidades que le brindan las Leyes universales y los Rayos materiales.
Cuando se desatan los nudos en el Cielo se abren las puertas hacia otras perspectivas, se abren las puertas hacia otros aprendizajes y escuelas que antes nunca habías alcanzado a poder vivir por diferentes razones y motivos.
En este tiempo es muy necesario desatar los nudos de la consciencia, no solo los que están en la Tierra, sino también los que están en el Cielo, porque permitirás que la consciencia angélica pueda intervenir e interceder por ti. No existe una forma de generar ese movimiento, tampoco existe una actitud o un pensamiento.
Desatar los nudos en la Tierra y en el Cielo es una posibilidad que tú le brindas a tu alma y, en consecuencia, a tu espíritu y a lo que está más allá de él. Así, una historia interminable se comienza a cerrar.
Las puertas del pasado, de los errores, se cierran y la consciencia que desata los nudos aquí, en la Tierra, recibe una Gracia, recibe una oportunidad que no puede ser medida por el movimiento ni por el pensamiento, solo puede ser sentida con el corazón, con la oportunidad de amar y de reconocer a la Misericordia Divina.
Si cada ser humano de este planeta aprendiera a desatar los nudos que posee aquí, en la Tierra, imaginen por un momento cuántas cosas sucederían, cuántas oportunidades se brindarían, qué beneficio recibiría la consciencia del planeta que vive en un constante sufrimiento.
A medida que el fin de los tiempos se aproxima, mayores serán los acontecimientos en el ser humano. No solo podrá reconocer las moradas que Dios le ha dado, para que algún día las convierta en templos sagrados de elevación y de entrega, sino también ese mismo ser humano reconocerá y sabrá todo lo que ha hecho en otros tiempos.
¿Acaso no tiene sentido saber la Verdad?
Eso no significa retroceder ni tampoco quedarse en el pasado. Significa enmendar conscientemente lo que nunca fue enmendado, lo que nunca fue perdonado ni reconciliado en el interior, ni con la existencia ni con el universo.
Hay muchas consciencias que necesitan desatar esos nudos en estos tiempos para poder dar sus pasos, los pasos seguros hacia Mi Corazón y hacia Mi Consciencia, los pasos que Yo espero que den día a día con determinación, libres de la mediocridad, de la negligencia, de lo que es poco, de lo que es pobre; porque Dios, desde sus orígenes, les ha dado todo y aún no lo saben.
Necesitan enmendar lo que ha sucedido para que alcancen la realidad y aprendan, al igual que sus hermanos, a salir de la ilusión del mundo, aprendan a sumergirse en Nuestra Vida Superior.
Si no estuvieran aquí, al lado Mío, no podrían vivir lo que hoy viven o lo que hoy aprenden. Las escuelas que Yo ofrezco son únicas, son irrepetibles, son intransferibles, porque sé lo que cada alma y cada espíritu necesitan para poder evolucionar.
Todo lo que Yo les doy y todo lo que les ha dado Mi Padre, a través de los tiempos y sobre todo desde sus orígenes, desde la Fuente, no puede ser ofrecido con poco. Su donación debe ser amplia, infinita e inconmensurable, así como Yo lo hice por ustedes hasta el último minuto, en el último segundo de Mi expiración.
Y aun en ese momento no me detuve, les demostré por medio de la Resurrección cómo alcanzar el resurgimiento del espíritu, desde las cenizas del pasado, para ser impulsado por el fuego de la Fuente Divina y así poder curar todo, así poder redimir todo, así poder ingresar al Reino de Mi Paz.
Sus estructuras deben ser removidas de lugar. Mis tesoros no pueden ser depositados en universos internos que son vacíos y pobres.
La verdadera pobreza de espíritu se alcanza con la donación del corazón, la donación de la vida, la abnegación. Eso es lo que Yo necesito de ustedes, es lo que necesito de cada corazón humano.
Cada uno sabe lo que debe darme, lo que debe presentarme, lo que debe ofrendarme. No son tiempos de medir lo que uno debe dar o hasta dónde uno puede llegar. Si ustedes dicen vivir en Mi Corazón, ¿acaso no podrían hacer todo?
La alianza Conmigo no debe ser construida bajo principios tibios. La alianza Conmigo debe estar fortalecida en la cristificación y en agradecer permanentemente la oportunidad que se presenta en sus vidas, día a día, la oportunidad que les entrega el universo en cada nuevo paso.
Porque cada uno debe ser una pieza importante de este gran puzle del Plan, las piezas pueden ser sustituidas, las piezas pueden cambiar de lugar según la necesidad y la Voluntad de Mi Padre; pero Mis piezas preciosas no se pueden perder como si nada hubiera pasado.
Tienen ejemplos muy cercanos de piezas que he perdido, porque están en las manos de Mi enemigo. ¿Acaso alguna vez sintieron lo que eso significa para Mí?, y ¿con qué Ojos debo mirar al Padre para que interceda por ellos?
Nadie tiene la capacidad de comprender lo que significa su estadía en este planeta, en esta escuela que Yo he instituido por medio de la Cruz para que vivan la redención.
El propio Dios encarnó entre ustedes y les entregó Su Palabra, les dio Su Testimonio y Su Buena Nueva, les ofreció los milagros, las conversiones y las liberaciones de las almas. Se hizo Cuerpo a través del pan y dio Su Sangre a través del vino.
Él se renueva de forma constante en el oficio sacerdotal, en la oportunidad que tienen Mis apóstoles de revivir Mi Pasión y de amarla, de cada día amarla más, con profundidad y sin superficialidad.
Deben sentir la Pasión de su Maestro y Señor, ofrecida en cada nueva Eucaristía, en cada nueva Comunión, porque si el mundo no se aferra a esto ¿cómo sobrevivirá?, ¿cómo permanecerá en la Paz del Señor ante tantos conflictos y enfermedades?
Ahora, ustedes no solo deben servirse de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, ustedes deben ser parte de Mi Cuerpo Místico. ¿Qué esperan?
Así, entre pocos compañeros en el mundo, Yo fortaleceré Mi Cuerpo Místico que será alimentado por Mi Cuerpo Eucarístico, por Mi Cuerpo de Luz, para que el mundo entero no deje de ver la Luz, a pesar de las tinieblas.
En los mundos internos es en donde se realiza el Plan, es en donde se llevan adelante las grandes operaciones de Su Maestro y Señor con cada una de las almas de la superficie de la Tierra.
Al sacerdocio siempre se lo quiere atacar y destruir, porque el poder del sacerdocio que Yo les ofrezco es inquebrantable y las puertas del infierno le temen a eso.
Por eso, hasta la última gota de Mi Ser fue derramada en la Cruz y más aún, el Agua y la Sangre de Mi Costado dieron vida, cura y renovación a todos.
Aunque Mis Llagas hayan cicatrizado en la Resurrección, Yo necesito que los signos de Mi Pasión estén vivos en los sacerdotes y en los creyentes, en los que profesan la fe, a pesar de los tiempos difíciles.
En los signos de Mis Llagas se encuentra su liberación, en el poder de Mi Sangre se encuentra su redención y la justificación ante el Padre de todos sus errores y pecados cometidos desde Adán y Eva.
Ahora, ustedes deben ser este misterio que se revela, se transforma y se redime, deben ser la expresión de ese amor, deben querer alcanzar las esferas superiores que Yo les ofrezco en este momento planetario, porque aún hay mucho por hacer.
Su descanso estará en el servicio sacerdotal, en la vida que cada uno le pueda dar a Mis Sacramentos. Porque ahora que las almas no pueden recibirlos presencialmente, Mis sacerdotes deben ser ese signo sacramental que sea grabado en los mundos internos, para que las almas que sufren y padecen se fortalezcan.
Aspiren a alcanzar la perfección en el servicio sacerdotal, porque el mundo lo necesita, la humanidad lo necesita y así se preparará Mi Retorno.
Que las almas descubran sus verdaderas virtudes, que vean con ojos de amor lo que Dios les ha entregado y que no se sumerjan solamente en sus impurezas e imperfecciones, porque es allí en donde los quiere Mi enemigo. Si dicen ser inteligentes, ¿por qué están allí?
Que la fuerza de su amor no esté en la mente, sino en el corazón, en el sentimiento profundo de amar como Yo los amo, de servir como Yo los sirvo, de unir como Yo los uno con la Fuente de Mi Padre Eterno.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Compañeros, hoy traigo para ustedes el Santísimo Cuerpo de su Señor y el Sagrado Cáliz del Redentor para que, en este mes de mayo, ofrezcan la Comunión Reparadora todos los días, a fin de que Dios escuche el corazón de Sus hijos y las súplicas de los que oran de verdad, pidiendo por esta humanidad y por este planeta para que, en este tiempo final, las almas se fortalezcan y aprendan a transitar el fin de estos tiempos, tiempos reveladores y definitivos, tiempos en los que la humanidad conocerá la Verdad en este ciclo del Apocalipsis.
Derramo los Rayos de Mi Corazón sobre la Sagrada Eucaristía que hoy llevo en Mi Mano y sobre el Sagrado Cáliz del Redentor, para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sean esa unidad divina, perpetua y eterna, que las almas necesitan en este tiempo final.
Es allí, en esa fuerza divina, en esa unión esencial con el Sacramento del Altar en donde encontrarán la fuerza, el coraje y la valentía para sobrellevar estos tiempos y no en otro lugar.
Por eso, la Luz de Mi Espíritu hoy no solo se derrama sobre el Santísimo Cuerpo de su Señor y el Santo Cáliz, sino también sobre el mundo y, en especial sobre la humanidad, sobre aquellas regiones de la Tierra en donde el conflicto, la pandemia y el terror azota a los corazones inocentes.
En esa unión divina que cada uno de ustedes puede alcanzar, por medio de este ofrecimiento especial durante el mes de mayo, estarán unidos verdaderamente a Mí y, en consecuencia, estarán unidos a la Vida Superior y Cósmica.
De esa forma, a pesar de lo que suceda, la ayuda vendrá del universo por medio de sus corrientes poderosas, por medio de sus energías sublimes, a través de los sagrados rayos materiales e inmateriales que deben colmar a las almas para que puedan concretar, finalmente, la realización de su misión y de su compromiso Conmigo, para que toda la raza humana aprenda a superar estos tiempos y, sobre todo, aprenda a transitarlos.
Es fundamental que, para este ofrecimiento especial durante el mes de mayo, la vida sacerdotal sea la que infunda, con la fuerza y el ímpetu del corazón y del amor, la ayuda que necesitan las almas por medio de los Sacramentos que Yo les he entregado.
Ahora, que para millones de almas es imposible comulgar con la sagrada forma del Cuerpo de Cristo y con la preciosa Sangre, es el tiempo de vivir la Comunión espiritual, tan verdadera como la Comunión habitual que siempre vivían.
Es en esa unión espiritual en donde su compromiso se fortalecerá, y aquellas adversidades, tinieblas e incertidumbres no prevalecerán, porque cada día que trabajen y vivan esa unión Conmigo permitirá que Yo también pueda actuar y obrar a través de ustedes.
Dedico mi Mensaje, especialmente, a todas las almas, a los buenos corazones silenciosos y anónimos que rezan por los sacerdotes, todos los días, porque el espíritu de la oración, el poder de la oración les hará comprender, más allá de las apariencias, la esencia espiritual de los sacerdotes en este tiempo final, en donde la cura, la redención, la reconciliación y la Misericordia para el mundo entero se alcanzarán a través de la vida sacerdotal.
De ese compromiso y de esa unión que cada uno pueda vivir Conmigo, verdaderamente, a través de Mi Corazón espiritual y de la Luz que emana de los Rayos de la Misericordia Divina, es que Yo podré derramar y depositar en los corazones de los sacerdotes los atributos y, sobre todo, los designios que Yo tengo pensados desde el principio para cada uno de ellos.
Mientras la humanidad está preocupada y agitada por no saber cómo continuará el próximo tiempo, Yo los invito cada día a profundizar más en esa unión Conmigo por medio del Sacramento espiritual con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
También estoy considerando en este tiempo las adoraciones que son ofrecidas a la Santa Eucaristía, porque mientras más adoraciones se realicen, más ejercicios se llevan adelante espiritualmente, y las almas también son beneficiadas por medio de ese ejercicio espiritual que permitirá mantener a los corazones en equilibrio, en ese equilibrio fundamental que la humanidad hoy no tiene por todo lo que se preocupa y por la incertidumbre que siente en este tiempo.
Todo lo que le dejé, hace más de dos mil años al mundo entero, son importantes llaves para hoy. Esa es la razón de la vivencia espiritual de los Sacramentos y de la fuerza inmutable y permanente que ellos tienen a través de los tiempos.
De esa forma, por medio de los Sacramentos, de manera espiritual encontrarán la fuerza de la renovación y de la fe, y las almas, a pesar de todo lo que suceda en el mundo, se sentirán seguras porque no se enfermarán; sus almas se regocijarán y celebrarán Conmigo la victoria de Mi Corazón en cada una de ellas.
Necesito que comprendan, en una visión más amplia, lo que esto significa para Mí: que la vivencia del Sacramento espiritual en cada uno de ustedes le podrá demostrar al Padre Eterno que los tesoros que Yo les entregué están en lugares seguros y que esos mismos tesoros que Yo les entregué dan frutos en la redención y en la conversión.
Este es el tiempo en el que por medio de la Comunión espiritual Conmigo, que a través de la Maratón de la Divina Misericordia todos podrán vivir, se fortalecerán y podrán comprender, más allá de todo, la esencia de lo que Yo he realizado a través de los últimos años.
Porque todo lo que he hecho, hasta ahora y desde el principio, solo ha sido una preparación en sus vidas y espíritus para que sus consciencias no tuvieran miedo ni tampoco dudas de poder enfrentar estos tiempos y de llevar a la humanidad constantemente a la elevación de la consciencia, porque por más que tan pocos hagan ese esfuerzo y esa entrega; todo eso siempre beneficiará al resto de la humanidad y aquellos que tal vez no merecerían nada ni siquiera una Gracia, la recibirán.
Es así que el Amor de Mi Corazón se multiplica en todos los corazones que se ofrecen no solo para rezar por el ministerio sacerdotal y la vida sacerdotal, sino también para que la Obra de Mi Misericordia y Redención sea llevada adelante por los compañeros que Yo he convocado para vivir esta vida y este principio espiritual, entre tantos otros.
Quiero que estén atentos y tengan una clara visión de que este es el tiempo y el momento de vivir lo que Yo tanto he esperado a través de los tiempos y de las generaciones.
He obrado y Me he presentado con el mismo fin y propósito, y eso no cambiará hasta que Yo retorne al mundo, en donde su Sacerdote Mayor y Señor de señores llevará adelante la institución y el advenimiento del nuevo tiempo, de la nueva vida, de la nueva humanidad.
Si sus espíritus y almas están fuertes en la Comunión Conmigo en este tiempo crucial, nada les sucederá, al contrario, ayudarán a los que más lo necesitan, a los que son débiles de espíritu, a los que son tibios de corazón, a los que no son pobres en sus vidas, a los que han perdido la fe, a los que no son humildes, a los que no Me aceptan.
Todos sus ofrecimientos se multiplicarán y Yo los aceptaré, porque los devolveré en Gracia y en Misericordia para los que no merecen nada.
Es así que, poco a poco, los invito a vivir la misma escuela de superación, de entrega y de fe que Yo viví por ustedes hasta la Cruz, para que su última espiración, en el último minuto de su vida, también sea un ofrecimiento.
Piensen y mediten en lo que les digo. No les pediré cosas imposibles, sino les pediré lo que verdaderamente Me pueden dar, porque necesito estar en los corazones, necesito ser consolado por las almas, debo tener un espacio y un lugar en el templo de cada corazón para que puedan sufrir Conmigo, en silencio, por la liberación y la trasmutación de la humanidad por no haber correspondido a la Ley y ni siquiera a Mi Padre Eterno.
Deben comprender lo que les estoy diciendo, porque estas ya son Mis últimas Palabras, en este tiempo final. Y no podrán olvidar todo lo que les he dicho, porque necesito estar vivo en los corazones y en las almas que se ofrecen para vivir esa gran entrega por Mi Corazón y Mi Consciencia.
Es así que, a través de ese camino, alcanzarán la Vida Mayor y la Vida Cósmica. Pero primero tienen que rendirse para que Yo pueda triunfar en el mundo a través de ustedes.
Por eso, hoy les traigo el Santísimo Cuerpo y el Sagrado Cáliz, frutos de la entrega y de los méritos de la Pasión de Jesús, para que el mundo no se olvide que, antes de todo esto, existió un Hombre de Nazaret, Hijo de carpintero y de una humilde Madre, que cumplió y llevó adelante una importante tarea por la humanidad, derramando Su Sangre por los pecadores, derramando Su Agua por los que estaban perdidos, liberando a todo el planeta hasta las entrañas más profundas de este mundo.
Que el poder de Mi Sangre los justifique ante Dios. Que el poder de Mi Agua los purifique ante Dios, porque esperaré su gran y definitivo paso, todo lo que sea necesario, hasta que cada uno de ustedes comprenda que si Yo he venido aquí, para encontrarlos, hablarles e instruirlos durante tanto tiempo, hay una razón y un propósito, porque nada es por acaso.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia despierte en ustedes la llama de la cura que necesita la humanidad y, sobre todo, el planeta que agoniza no solo por esta pandemia.
La humanidad tuvo que enfermarse para comprender cómo está el planeta desde hace tanto tiempo y, aun así, cómo todo el planeta y su naturaleza ha respondido y se ha expresado ante la quietud de la humanidad.
Vean, a través de los Reinos de la Naturaleza, el mensaje que les deja el universo, y ya no se resistan más. Anímense a vivir el gran cambio de consciencia para que todo se pueda revertir y curar.
Mientras eso no suceda, el mundo seguirá sufriendo y su Maestro también sufrirá en los corazones que se abran para recibir la Cruz que su Maestro vive en este tiempo actual. Cruz que quiere ser compartida con los perseverantes, con los abnegados, con los que son incondicionales, con los que trabajan, día y noche, en humildad y por la paz, por un único fin y una única meta de que se cumpla la Divina Voluntad.
Por medio del Sacramento de la Comunión y de la Sangre de Cristo, Yo los bendigo para que esta tarea de la Maratón de la Divina Misericordia sea profunda y verdadera, para que no sea un pasar del tiempo, sino una necesidad imperiosa y definitiva de responder a Dios hasta que duela.
Les agradezco por la unión, la perseverancia y la fuerza de determinación en estos tiempos.
Recuerden el ofrecimiento espiritual durante todo este mes de mayo para que, junto a la consagración de sus vidas al Inmaculado Corazón de María, sus amados Mensajeros Celestiales lleven a Dios, una vez más, los frutos de la redención.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
A pocos días de conmemorarse Mis apariciones en Lourdes, Yo los invito a revivir, desde el 11 de febrero, dicha celebración, adornando sus casas y, especialmente, consagrando sus corazones a la Virgencita de Lourdes.
Deseo que el 11 de febrero de este año, los Centros Marianos ofrezcan un Misterio del Rosario por la consagración de las almas del mundo a la Virgen de Lourdes.
En ese día, todos los que visiten las iglesias, los santuarios o los Centros Marianos recibirán una Gracia que los ayudará en los próximos tiempos. Y más aún, si Mis hijos orantes, a partir del 11 de febrero ofrecieran una novena del Santo Rosario trasmitida por el canal de oraciones para todos los hermanos y esta novena fuera ofrecida a la Inmaculada Concepción, Yo podré interceder por las almas que ya están condenadas en la perdición y el caos. Yo misma retiraré a cada una de ellas del fuego del infierno y las llevaré hacia el Reino Celestial.
Si esta novena también fuera ofrecida por todos los sacerdotes del mundo entero, la Virgencita de Lourdes aplacará la angustia que Dios tiene por Sus hijos sacerdotes infieles y Yo misma seré la justificación de cada uno de ellos. Pero también seré el consuelo de los que luchen por el triunfo del ministerio sacerdotal de Cristo.
En esos días, Yo disolveré con el poder de Mis Rayos a las criaturas del mal que desvían y perturban la atención de Mis sacerdotes, y a las almas les daré la ciencia de comprender el sentido espiritual y divino de ese sagrado oficio. Así, ustedes los apoyarán hasta la muerte.
Quiero que a partir del 11 de febrero, todos conmemoren a la Virgen de Lourdes, para que la pureza sea recuperada en los corazones y el mundo perciba que se alejó de la verdad.
En esos días del mes de febrero, a partir del 11, su Madre Celeste estará, de manera especial, recogiendo las intenciones y las oraciones de los que visiten los santuarios, las iglesias y los Centros Marianos. Así, Yo podré ayudar más a la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En donde está la Jerarquía se puede llevar una obra espiritual adelante. En donde no está la Jerarquía esa obra requerirá de un gran esfuerzo para poder realizarse.
En donde está la Jerarquía, existen impulsos cíclicos que se entregan para concretar ciertas metas. En donde no está la Jerarquía esos impulsos no existen, porque esos impulsos, que vienen directamente del Universo, los entrega la misma Jerarquía.
En donde está la Jerarquía se cumplen leyes, reglas y protocolos para que, donde está la Jerarquía, se aprenda a contemplar desde lo más pequeño hasta lo más grande. En donde no está la Jerarquía es difícil establecer un protocolo, una regla o una ley que todos puedan obedecer, porque siempre terminará en algo muy concreto y humano.
En donde está la Jerarquía se pueden expresar los diferentes rayos, no solo los rayos materiales, sino también los rayos inmateriales, y este movimiento de los rayos puede relacionarse internamente con las virtudes y los dones de los servidores que trabajan con la Jerarquía. En donde no está la Jerarquía, la presencia de los rayos no es posible, porque la Ley no está presente y prevalecen los ideales o los gustos de los que participan en un proyecto que no es apoyado por la Jerarquía.
En donde está la Jerarquía existe un gobierno, una organización fundamental y básica, que permite que los proyectos se cumplan conforme a lo establecido por las Leyes Mayores. En donde no está la Jerarquía existe un gobierno generado y construido por sentires propios, proyecciones mentales que no se basan en un beneficio equitativo, sino en la idea fija que tiende a cristalizarse o a someter a una forma concreta o a una agrupación de personas.
En donde está la Jerarquía existe despojamiento, entrega permanente de la voluntad propia, confianza en lo desconocido y amor por el Plan divino y cósmico, todo basado en el esfuerzo continuo. En donde no está la Jerarquía existen ventajas personales, sistemas o modos de regir un proyecto que es conducido por el temperamento, el ego o la visión limitada de la realidad.
La base para estar en la Jerarquía es la fe y es abrirse para ser guiado por la conducción Mayor.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Quiero que a pesar de cualquier circunstancia o situación no dejes de sonreírme, porque nadie más que Yo conoce el poder de las pruebas sobre ti y la importancia que ellas tienen para transformar completamente tu vida.
Por eso, no te dejes caer ni desanimar. Yo Soy la fuerza que todo lo sostiene y todo lo impulsa para llevar adelante los Designios de Dios.
Anímate a sonreírme todo el tiempo, aunque tu corazón no lo sienta. Yo Soy quien puede darte esperanza. En Mí está la libertad de tu prisión y el fin del cautiverio.
Nada de lo que hoy te suceda es por casualidad, todo tiene un motivo. Por eso, en confianza, afírmate en Mí y todo lo conseguirás. Podrás elevar tu consciencia a través del profundo sentimiento de Mi Amor y así verás con otros ojos todo lo maravilloso y verdadero que Yo realizo en la vida de los que Me siguen.
No amargues tu consciencia, siente en ti el resplandor de Mis Rayos acariciando lo más íntimo y secreto de tu alma, haciendo de cada parte de tu ser un espacio interior de consagración para Dios.
Vuela, vuela hacia Mí con las alas del alma y nunca dejes de ver cerca de ti el gran portal, la gran meta casi realizada.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
El propósito primordial de Mi Corazón, al volver a Argentina, será que las almas no pierdan la fe y la confianza en Dios, y que a pesar de que el plano material sea manipulado corruptamente por las manos de los que dirigen la nación, que los corazones orantes solo coloquen su amor y su confianza en el Padre Celestial, porque eso librará a muchas consciencias de quedar presas de posibles acontecimientos sociales y de revoluciones humanas que coloquen en riesgo la espiritualidad y la fe de los hijos de Dios.
Por esa razón, antes de que todo se presente inesperadamente, iré a la Argentina para que, a partir de agosto y durante los próximos seis meses, ofrezcan su país y su población para que vuelvan a ser consagrados a Mi Sagrado Corazón así como fue consagrado el Brasil por medio del empeño y del esfuerzo de los orantes.
Por ese motivo iré a la Argentina para que, a partir de la próxima Maratón de la Divina Misericordia y durante seis meses continuos, ofrezcan con devoción la Coronilla a la Divina Misericordia en español, para que los rayos de la Gracia y del Amor de Dios desciendan sobre Argentina y aplaquen cualquier indicio de revolución e injusticia en las almas protestantes e inocentes.
Acogeré con toda la Fe de Mi Corazón las oraciones de todos los argentinos y de las demás naciones hermanas.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Mi Corazón es como un sol que, irradiando los Rayos de la Misericordia, ilumina la noche de los mundos internos, y también es como un lucero que guía los pasos espirituales de los discípulos.
A este Corazón Misericordioso ustedes pueden ingresar a través de sus consciencias para que en el amor y en la paz estén en comunión Conmigo, todos los días, hasta que Yo retorne en el fin de los tiempos.
Sientan este Corazón como su refugio, su confesionario, su motivo, y encuentren allí el sentido de vivir sobre la superficie de la Tierra para que, en confianza, Me representen como Mis apóstoles de los últimos días.
Entren en Mi Corazón porque él se ofrece como instrumento de reparación y de consuelo, comprendiendo y sintiendo a cada ser, más allá de los errores y del pasado.
Este es el Corazón que se ofrece, día a día, por la salvación espiritual de las almas; un Corazón pobre que espera ser amado y reconocido por todos, hasta que se cumpla el advenimiento de la Nueva Humanidad.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Mientras que en los Cielos un acontecimiento divino se prepara, en la Tierra son pocos los seres que acompañan las dimensiones divinas.
La conmemoración de la Navidad, por encima de todo, se da por el inicio de un nuevo ciclo en toda la vida: los Reinos de la Naturaleza, los elementos, los astros, el tiempo, los rayos cósmicos, el universo, el cosmos. La vida entra en un nuevo ciclo, marcado por un renacimiento espiritual. Es la memoria del momento en el que el Creador trasformó todas las Leyes para hacerse, Él mismo, criatura material y humana.
Dios Padre se convirtió en Padre e Hijo, manifestando el misterio de la semejanza con Su Corazón. A partir de ese acontecimiento, nada más permaneció igual, y las leyes de la vida espiritual y material entraron en un nuevo ciclo.
Después de la Muerte y Resurrección de Cristo, ese cambio de las Leyes fue siguiendo su curso, porque el Creador no se manifestó en la Tierra solo para dar una oportunidad de salvación a los seres humanos; Él vino a despertar un arquetipo de vida, a instituir nuevas Leyes y a enviar al cosmos la señal de su renovación.
De esa forma, entregó a los hombres un camino y un ejemplo para imitar, para seguir, para renovar a lo largo de toda su evolución.
En cada Navidad, cuando la naturaleza y la vida material y espiritual ingresan en un nuevo ciclo, esa oferta de Dios se renueva y despierta, en el interior de los seres que están abiertos de corazón, la unidad crística con el Padre.
Año tras año, a lo largo de los siglos, el enemigo de Dios intenta distraer a las almas y hacer que ellas se pierdan, pero su astucia no llega hasta las Leyes Divinas, y los impulsos del Creador son inmutables en cada nuevo ciclo. El despertar depende de la voluntad, de la atención y de la apertura de cada ser.
En cada ciclo que pasa, esas Leyes se aproximan más a la Tierra y se plasman más en la vida humana, confrontando con su natural vibración divina todo lo que en los seres no corresponde al nuevo ciclo.
Por eso, en este período de renovación cósmica y universal, es importante estar con el corazón unido a Dios y no resistirse a las transformaciones.
Déjense renovar, para que sean potenciales renovadores del Amor de Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mi victoria celestial está dentro de cada uno de ustedes y en ningún otro lugar.
Aquellos que se hayan decidido a entregar su vida a Mí, sepan desde ahora y para siempre, que a Mí pertenecerán y no pertenecerán a ninguna otra presencia, porque Mi Presencia es insondable e infinita.
Quiero hacer de sus vidas corazones humildes y pacíficos, que puedan testimoniar la Presencia del Hijo de Dios en la Tierra para estos tiempos difíciles y críticos.
Por eso he venido nuevamente al mundo con el Rayo de la Transfiguración, porque aún la consciencia humana deberá sublimarse, para que sus cadenas y todas sus prisiones se puedan liberar y el espíritu vuelva a ser libre como lo fue en el principio, como lo fue desde su origen, desde su existencia. Que pueda volver a obrar y a vivir en Dios sin estar dentro de la cadena del sufrimiento y de la agonía.
Lo que Yo les ofrezco en este tiempo, compañeros, es un gran sacrificio y un gran servicio por la humanidad, porque como ustedes saben, la humanidad está desequilibrada no solo desde el punto de vista psíquico, también desde el punto de vista material. Y ese equilibrio que la humanidad perdió, deberá volver a recuperarse a través de instrumentos de Mi Misericordia y de Mi Gracia.
Por eso estos tiempos son difíciles y definitivos, tanto en el júbilo como en la alegría, tanto en la batalla como en el desafío.
Atravesarán muchos puentes y muchos desafíos, pero también atravesarán muchos abismos, dentro y fuera de ustedes y también lo verán en toda la consciencia humana.
No bastará que hoy relate lo que sucede en la humanidad, porque lo están viendo día a día.
El Fuego de Mi convicción debe llegar a ustedes todo el tiempo. Eso permitirá que las Leyes Superiores puedan actuar a la Tierra y ese equilibrio tan esperado se pueda generar y presentar en la humanidad.
Mientras estoy aquí estoy también con los que sufren, con los que agonizan y con los que se desesperan, día a día.
Por medio del canal de la Divina Misericordia que fue abierto es que hoy puedo interceder por cada una de esas almas, tan necesitadas del Amor de Dios, tan necesitadas de la cura y de la redención.
Lo único que hoy les puedo ofrecer, compañeros, es la persistencia que Yo alcancé en la Cruz, persistencia que necesitarán para este tiempo crítico, para este tiempo definitivo, en donde las pruebas serán las escuelas y los aprendizajes para todos. Grandes momentos de definición de su consciencia y de poder dar saltos seguros y firmes en la evolución del amor y de la verdad.
Las pruebas no llegarán para amedrentarlos, sino para fortalecerlos, para que sigan firmes el camino que Yo les ofrezco. Eso los hará más verdaderos y simples, porque es lo que Dios espera de todas sus criaturas, que puedan penetrar el Misterio de Su Amor y la Infinidad de Su Gracia, principios que aún están disponibles para la humanidad y el planeta.
Pero dependerá de la adhesión de Mis compañeros y de Mis seguidores para que esas Fuentes de Dios puedan descender a la Tierra y las cosas no se desestabilicen tan rápidamente como el pasar de las agujas del reloj.
Necesito que el mundo pueda recuperarse y redimirse.
Necesito sobre la superficie de la Tierra espejos de la oración que puedan reflejar hacia todo el planeta todo el amor que Yo les entrego hacia sus esencias y espíritus, porque eso no permitirá que el caos pueda ganar, sino que el amor pueda vencer como siempre ha vencido a través de los tiempos, más allá de los errores, de las fallas y de todas las acciones humanas, que han transgredido una y otra vez el Plan de Dios.
Pero ahora llegó el momento muy importante para el mundo, en donde esa definición interior será clara para todos y eso dependerá de ustedes y de Dios; de Él, no como un Juez, sino como un Padre de Misericordia y de Gracia que tiene sed de Sus hijos, del amor de sus criaturas, de la transparencia de todas las vidas de la Tierra, porque derrotará los principios que ha sembrado el mal en la humanidad y llevan a la perdición y a la desesperación de las almas.
Pero ustedes saben, compañeros, que a través de estos encuentros Yo los preparo para Mi retorno, porque primero debe prepararse su espíritu, para que toda su consciencia esté lista para poder verme y reconocerme.
En el momento más difícil de la humanidad es cuando Yo retornaré y revelaré Mi Faz a todos.
No daré hora, ni fecha. Llegaré en el momento más culminante de la humanidad, cuando todo esté en su gran agonía.
Por eso los necesito firmes, claros y conscientes, para poder reconocer Mis comandos y para que aún las puertas a la Divina Misericordia estén abiertas.
Mientras tanto, persistan a través de Mi Corazón y no vuelvan sus vidas como son las vidas de los demás, las que han perdido el sentido de la misión y del propósito, hasta de la propia experiencia de la vida sobre la Tierra.
Esto va más allá de algo espiritual. Es estar en el camino correcto que el alma vino a cumplir en este planeta para ser merecedora de la Gracia y de la Misericordia de Dios, para poder corresponder al Divino Propósito que la ha traído a la Tierra, más allá de los errores cometidos en otros tiempos.
Hoy no vengo a hablar de las fallas o de los errores, sino de los talentos que aún deben ofrecerme y darme; talentos que esperan despertar dentro de ustedes y sus almas gritan por poner en servicio.
Por eso, compañeros, perciban el fin de los tiempos en una profunda claridad y sabiduría.
Sepan diferenciar las situaciones y las formas. No es para que las omitan, ni tampoco para que las rechacen, porque la transformación es eterna e infinita.
Pero en esa transformación la consciencia se eleva y despierta y encuentra cada vez más el sentido y la razón de haber existido en este Universo y dentro del Universo Espiritual.
Todo tiene su comunicación y su reflejo interno y externo; eso va más allá de la mente o de la intelectualidad.
El sentido del alma debe ser profundo y verdadero. Ella debe poder expresar su tarea en este tiempo final. No puede ser perturbada por sus miserias, por sus dudas o incomprensiones.
Deben permitir que sus almas tengan la oportunidad de servir y de amar y de conseguir expresar el valor que ellas tienen para que puedan cumplir la Voluntad de Dios.
Mientras esa situación en las almas del mundo no se defina, limitadas serán las oportunidades de la intervención universal.
Por eso traigo el bálsamo de Mi Luz para el mundo entero y la cura profunda de Mi Corazón, para que las almas se animen a dar los pasos que necesitan dar, sabiendo que el compromiso definitivo aún es desconocido por todos y que aún están a camino de poder encontrarlo y de verlo.
Anímense a definir sus vidas en la manera simple de la vida, en el amor en el servicio y en la caridad; en la consideración de los otros y del prójimo, como de los Reinos de la Naturaleza.
La escuela que fue enseñada aquí debe permanecer eternamente en la consciencia humana.
Los atributos que fueron sembrados aquí por medio de la instrucción y el camino de la vida grupal deberán ser los pilares para sostener la gran transición planetaria y toda la crisis de la humanidad, sabiendo que, a pesar de los errores, de los sufrimientos o de las guerras, de la ignorancia o de la indiferencia, existe un lugar en el mundo donde se viven los Atributos de Dios de una manera simple pero verdadera, así como los vivieron cada uno de los representantes de los pueblos del desierto junto a Moisés.
Ustedes son el puente, queridos compañeros, para que el Proyecto Sagrado de Dios, reflejado y manifestado en la consciencia humana por medio de la intervención divina y cósmica, pueda tener su continuidad y sobre todo, su porvenir.
Pero depende de la decisión de las almas de estos tiempos, de la consciencia y de la atención ante el llamado que es proclamado desde el Universo Mayor, del interés de cada uno de los corazones del mundo y sobre todo de la unidad que pueda ser gestada entre sus consciencias, a pesar de las diferencias o de las escuelas, más allá de todos los aprendizajes.
Porque donde está el amor, está presente Dios y su Proyecto Divino, está presente Mi Corazón y el Corazón de Mi Madre y el de cada Jerarquía Universal que contempla y observa la humanidad en estos tiempos, y cómo pierde sus códigos y sus experiencias de amor por haberse sumergido en la modernidad actual y en la indiferencia global, raíces de la gran ilusión mundial.
Pero ustedes, compañeros, como cada uno de los que me escucha, no tienen esos velos en la consciencia; han despertado y han sentido el llamado de la Jerarquía.
Espero que puedan aprovechar Mis Palabras, porque Mi ciclo está finalizando con ustedes. Y cuando finalice todo sucederá y no serán solo mensajes o palabras, o cosas invisibles o lejanas a su realidad material.
Deberán volver a buscar la Fuente que aquí se abrió por medio de la instrucción y del conocimiento, para ayudar a sostener a los que no se sostienen, a los que son más ignorantes y necios, para ayudar a curar y a redimir, abriendo sus brazos y corazones para acoger al mundo, a las naciones y a sus pueblos, más allá de sus culturas y de sus creencias.
De nuevo se volverá a repetir el gran desafío de Noé en su Arca Espiritual.
Aquí se congregarán los pueblos si las puertas están abiertas.
Aquí se acogerán los que sufren si el amor está presente.
Aquí estará la Jerarquía si la adhesión y la respuesta fueran sinceras y verdaderas.
Eso permitirá que nuestro Fuego nunca les falte, que nuestra Luz siempre los guíe, que nuestra Consciencia siempre les refleje discernimiento y sabiduría.
Pero llegó el momento, compañeros, de vivir definitivamente el nuevo ciclo para que todo lo que está en el Universo Espiritual pueda descender al Universo Material y así, se lleve adelante el Plan de Rescate en el fin de estos tiempos.
Acepto sus ofertas, escucho sus corazones y acojo sus intenciones en unión a la Jerarquía.
Que se cumpla en ustedes la sagrada misión que han venido a realizar.
Que sus sentidos internos se abran para poder percibir la emergencia de estos tiempos y el llamado inmediato que viene del Cielo, para elevar la consciencia humana de estado y de condición.
Celebremos entonces en esta hora la comunión con el alma de cada ser, y ante la Presencia de Mi Iglesia Celestial, que no solo llega al Corazón del Padre bendiciendo los elementos de este Altar que hoy son ofrecidos y las intenciones más profundas e internas de sus espíritus, en esa donación que sus almas pueden hacer para estos tiempos por muchas, muchas almas más que en este tiempo no lo hacen, ni lo viven. Así también aliviarán Mi Corazón de la gran ceguera humana que estoy viendo en la humanidad y cómo eso sumerge a las almas en la ilusión y en la indiferencia.
Que el amor que ofrecerán hoy sus corazones ante el Rey Universal pueda disolver las corrientes contrarias, y las almas puedan renacer a la vida en el encuentro perfecto con la Esencia Divina.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Nuestro Señor escucharemos el Padrenuestro cantado en latín, para que las Puertas de Su Iglesia Celestial se abran y Su Gracia descienda en todos los corazones.
Nos ponernos de pie para la consagración.
Pater Noster...
Cristo Jesús:
En aquel tiempo Yo les di Mi Cuerpo para que resucitaran.
En aquel tiempo Yo les di Mi Sangre para que pudieran purificarse, consagrarse a Mí, para consagrarse al Plan de Dios.
En esta hora y en este momento se vuelve a revivir el sacrificio del Cordero de Dios, cuando en aquel tiempo tomé el pan dando gracias a Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo lo bendijeron, se lo entregué a Mis Apóstoles diciéndoles, para que le transmitan a la humanidad, que "este es Mi Cuerpo que fue entregado por todos para el perdón de los pecados".
Tomé el Cáliz y elevándolo a Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo lo bendijeron. Lo pasé a Mis Apóstoles diciéndoles: "Tomen y beban todos de Él, este es el Cáliz de Mi Sangre, que a través de los tiempos y de las generaciones derramará la preciosísima Sangre del Cordero de Dios, para que todos reciban Sus Códigos de Luz y se rediman".
Este es el Cuerpo y la Sangre de quien dio la vida por ustedes hasta lo alto del Monte Calvario y sufrió por la humanidad para que ella no perdiera el sentido de su existencia y el camino perfecto de su alma.
Gloria a Dios en las Alturas, paz en la Tierra a todos los seres de buena voluntad.
Y ahora que el Padre recibió la oferta de los elementos en el Altar y la oferta de los corazones, ha llegado el momento de la bendición a través de la infusión divina que el Padre propaga para todas las almas de la Tierra, y a través de la Obra, de la Ciencia del Espíritu Santo.
Que la Paz de Mi Corazón esté en ustedes y esté en todos los seres de la Tierra para que sean portadores de la paz y de la Misericordia de Dios, a fin de que terminen las guerras, el hambre, el sufrimiento y la desesperación de los corazones.
Por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús en este país y en el mundo, Yo los declaro Mis apóstoles y Mis compañeros, y les doy Mi bendición espiritual y paternal.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. (x 3)
En fraternidad y en compasión se darán el saludo de la paz.
¡Les agradezco!
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para poder derramar todos los rayos divinos del Universo Espiritual.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para elevar a las almas hacia la Casa del Padre Celestial.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para que Mis Rayos Divinos toquen a los corazones que necesitan de mucha redención.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para que las esencias de Dios reconozcan su filiación con el Universo.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios, como Madre, para darles a conocer a los corazones el potente Amor del Padre para con todo lo creado.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para despertar el sagrado compromiso de las criaturas con la Creación.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para estar con Mis hijos e impulsarlos al verdadero cambio de consciencia.
Desciendo al mundo envuelta en la Luz de Dios para traer la cura espiritual que muchas almas necesitan.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El agua de la lluvia viene a purificar la Tierra. La tormenta y sus rayos vienen a desmagnetizar el planeta de corrientes no luminosas.
Todos los elementos se preparan para limpiar el Brasil de lo que él ha construido, como pueblo, a través de su libre albedrío.
Los avisos fueron dados, pero pocos, en verdad, escucharon.
Los elementos de la Naturaleza están a punto de dar a luz a sus poderosas corrientes de purificación; eso ayudará a desintoxicar la consciencia humana y también ayudará a aliviar a los demás Reinos de la Naturaleza.
Llegó el tiempo de la corrección. Llegó la hora de poner todo en su correcto equilibrio.
El hombre de superficie poco ha valorado lo que Dios le entregó.
Las transgresiones fueron muchas y ahora el propio planeta, como un gran elemento de fuego y de agua, se purificará a sí mismo para que, algún día, libre de las influencias, pueda volver a florecer, a traer desde el Universo lo que le pertenece a la vida de todos los seres.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos:
Esperen con amor las Palabras que Dios les pronuncia a sus corazones a través de Sus Mensajeros.
Así como Él les habló a los profetas y a los patriarcas que dejaron para el mundo las bases de la vida espiritual, hoy el Creador renueva Sus enseñanzas y trae nuevas Revelaciones para el mundo; porque, desde los patriarcas hasta ahora, el propio Dios se renovó a sí mismo y vivió Revelaciones que provenían del despertar y de la evolución humana.
Aún con sus imperfecciones y limitaciones, los patriarcas y los profetas de otrora reconocían la Presencia de Dios y respetaban el eco de Su Voz que se pronunciaba a los pueblos y que era seguida por ellos.
Hoy la Voz de Dios hace eco en el desierto de la consciencia humana, porque la indiferencia se apoderó de los corazones y pocos son los que saben reconocer la Voz de Dios y seguirla.
Para escuchar a Dios hoy, deben permitir que el Creador despierte dentro de ustedes los compromisos que quedaron dormidos y las experiencias de unión con el Padre que no provienen de esta vida, pero que están guardadas en lo íntimo de sus seres para servirles de auxilio en estos tiempos.
Denle a Dios el permiso de tocar lo profundo de sus corazones, para que, como seres y como humanidad, aparten sus consciencias de la influencia de la indiferencia e ingresen en las Leyes que los conducen hacia la elevación.
Cuando ustedes unen sus espíritus al Padre pueden trascender las leyes y las influencias materiales para pertenecer a las Leyes del Universo y ser auxiliados por los rayos y por las energías espirituales que descienden al mundo para impulsar a los seres hacia el amor y la evolución.
Para eso, es necesario que exista dentro de ustedes la voluntad para dar ese paso y amar a Dios, a Sus Palabras y a Su Plan, renovando el amor y el respeto vivido por los patriarcas, por los profetas y por el Pueblo de Dios; para que así el Padre encuentre nuevos caminos para cumplir Sus promesas y establecer Su Reino en este mundo, cuando llegue el tiempo.
El Reino de Dios será revelado primero en el espíritu, después en la materia. Estén atentos a la Voz de Sus Mensajeros para que en Sus enseñanzas ustedes reciban las nuevas Revelaciones del Creador.
Dentro de ustedes se revelará Su Reino y, después de encontrar el camino para habitar en ese Reino con sus espíritus, construirán los puentes hacia el Universo para que el Reino de Dios se manifieste en la Tierra.
Su Padre y Compañero de siempre,
San José Castísimo
A las puertas de un Ciclo de Definición
Hijo Mío:
Eleva tu corazón hacia tu Padre y Creador que desde el Cielo emite Su Silencio al mundo, observando los pasos internos que Sus criaturas se deciden a dar en estos tiempos.
Contempla el Universo infinito de Dios y por un instante deja que tu pensamiento retorne a su Origen, a la Fuente Creadora de donde provienen todas las cosas.
Contempla con tu corazón el Infinito que no solo se hace visible en una noche estrellada, sino también en lo profundo de tu mundo interior, en donde el Cosmos se hace pequeño y la vida se espeja, porque el propio Dios Se espeja dentro de ti.
Deja hoy que tu consciencia dé un paso más en dirección al Infinito, así como en dirección a la verdad que se guarda dentro de tu propio ser.
Este es un ciclo definitivo para la humanidad, así como para toda la vida y ninguna criatura, ni en el Cielo ni en la Tierra, estará libre de su definición espiritual y evolutiva.
Las propias Leyes y corrientes que provienen del Corazón de Dios, antecediendo a Su Justicia, corregirán los caminos e impulsarán a los seres hacia una decisión definitiva, porque ya llegó el momento de que haya una sola barca y que en ella estén todos los autoconvocados.
La definición del espíritu, de la consciencia, del corazón, es espiritual, pero también se manifiesta en la vida física de cada ser, en sus acciones, en sus decisiones, en sus pensamientos.
Cada ser, hijo Mío, se definirá según aquello que construyó en su interior.
Si construiste un camino de esfuerzo y de constante entrega, aunque sea imperfecta, las Leyes y los Rayos que provienen de Dios te auxiliarán a afirmar tus pies y tu corazón en el camino de tu entrega, para no titubear.
Pero si tu corazón sembró incertidumbres y una y otra vez preferiste rendirte a las tentaciones en lugar de vencerlas, entonces, hijo Mío, la Ley y los Rayos de Dios te colocarán definitivamente en el lugar que elegiste estar por tu libre albedrío, expresado en tus acciones, en tu pensamiento y en tu corazón.
Lo más íntimo de tu corazón saldrá a la luz y estarás transparente, no solo delante de Dios, sino también delante de los hombres, porque el ciclo de la definición precede al ciclo de la revelación y después de que las almas se definan todo les será revelado.
Sé que muchos llorarán tarde por su ignorancia y clamarán por Misericordia solo en el Tiempo de la Justicia, porque el orgullo había cegado sus ojos a la Gracia de Dios.
Pero hoy vengo a tu encuentro para enseñarte a elevar tu corazón a lo Alto y a colocar tu consciencia en el Propósito Divino, para que no te asusten ni las definiciones de tus hermanos ni los clamores de los que tarde se arrepentirán.
Mi Corazón no viene al mundo para juzgar a las almas, sino para advertirles, para entregarles todo aquello que ellas necesitan para superar los obstáculos propios de estos tiempos.
Vengo por los autoconvocados y vengo por cada uno de Mis hijos, por todos los que sabrán escucharme.
Mi Voz no se pronuncia para unos pocos.
Mi Voz hace eco en el mundo para todos, porque ella representa la Gracia de Dios que desciende al mundo para todos Sus hijos.
Por eso, hijo Mío, escucha la Voz de tu Madre Celeste en tu corazón y busca a Dios. Elige la definición que coloca tu espíritu en busca de la salvación.
Mira bien en lo profundo de tu interior y sé sincero contigo mismo.
Deja que tu pensamiento y tu corazón alcancen las esferas celestiales y comprendan que un Plan Mayor se diseña a través de tu vida y de la vida en este mundo.
Vence las superficialidades ante las cuales inclinas tu corazón y pídele al Padre, con clamor, la Gracia del despertar definitivo; porque el despertar es gradual y cada paso que da tu corazón revela un nuevo despertar que es necesario, hasta que retornes con todo lo que eres al Corazón de Dios.
No temas estos tiempos, no temas la soledad, no temas por tus compañeros de camino, no temas a la oscuridad del mundo, sino, hijo Mío, sé una luz dentro de esa oscuridad.
Mantén tu corazón en Dios, mantén en ti el amor a Su Propósito y podrás ser, en el futuro, un auxilio para los que hoy ves que se pierden en este mundo.
Son tiempos de definición, son tiempos de entrega y sé que esto ya lo escuchaste en toda tu caminata espiritual; pero ahora, hijo Mío, verás delante de ti el cumplimiento de las Profecías, que no solo hablaban sobre el fin del viejo hombre, sino también y, sobre todo, sobre la revelación de un nuevo hombre, de una nueva vida, de una Nueva Tierra.
Coloca tu corazón en este Propósito, haz de ti una semilla de lo nuevo, un principio de lo nuevo en este ciclo que termina.
Te dejo Mi bendición y Mi paz.
¡Te agradezco, hijo Mío, por escuchar Mi llamado de paz!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Ora, y en oración lleva el Relicario de Mi Corazón a peregrinar por el mundo, deja que Sus Rayos de compasión y de humildad penetren hasta en el más duro de los corazones, endurecido por su orgullo y por su arrogancia.
Ora, y en oración lleva el Relicario de Mi Corazón a peregrinar por el mundo, deja que sus Rayos de paz y de unidad con Dios permeen a las almas más perdidas y distantes del Creador.
Camina Conmigo, con tu corazón orante, por todos los rincones de este mundo y no te olvides, hijo, que la oración es el puente hacia la unión con Dios, no solo para ti, sino para cada ser de esta Tierra.
Contempla el Relicario de Mi Corazón y, atravesando ese pequeño y humilde Relicario de madera, llega a Mi Corazón espiritual de Siervo, de Compañero, de Padre y de Amigo, para que aprendas de Mí lo que Yo aprendí con Dios y para que así recibas las virtudes que harán de ti un instrumento del Padre Celestial, así como Yo lo fui y Soy.
Contempla el Relicario de Mi Corazón para que aprendas a interceder por las almas y, en silencio, no solo dime aquello que necesitas, sino también pídele a Dios por la intercesión de Mi Corazón por todas las necesidades del mundo, aquellas que son reales y urgentes.
Ora, y con tu oración lleva el Relicario de Mi Corazón a peregrinar por el mundo y así permite que cada uno de tus hermanos reciba aquello que necesita de Dios; reciba Misericordia, Perdón y Gracia; reciba esperanza, fe y alegría; reciba cura, fidelidad y fortaleza para cumplir su compromiso espiritual.
Todo lo que el Creador Me entregó, Yo se lo entrego al mundo por medio del Relicario de Mi Corazón.
Entonces, hijo, recibe lo que te concedo y, en oración, dale de beber a los sedientos de esta Fuente de Gracias.
Tu Padre y Amigo, Compañero de siempre,
San José Castísimo
Primer día de la Novena
Sumergiendo a las almas que viven el pecado mortal dentro de la Fuente de Mi Divina e Insondable Misericordia, las faltas más graves se disuelven como polvo en el viento.
Así, los corazones de los pobres pecadores reciben una inspiración en su interior que les despierta la importancia de vivir en Dios.
De esa forma, las almas aún no convertidas son motivadas, finalmente, por sus ángeles de la guarda para reencontrar el camino hacia Dios y poner en práctica los Mandamientos del Señor.
La Divina e Infinita Misericordia Mía no observa los graves errores, sino los enmienda a través de los méritos alcanzados por su Maestro durante Su dolorosa Pasión.
La Divina Misericordia Mía concede la reparación y, enseguida, atrae la paz hacia aquel corazón que se ha arrepentido de vivir todo el tiempo el odio, la ira o la perturbación.
Los Rayos Divinos de Mi Misericordia penetran en los lugares más profundos de los corazones para darles a conocer el Amor de Dios.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
¡Buena tarea en Polonia!
Aquel que es Mi rival nunca conseguirá separar a Mis rebaños, por más que los agite o los perturbe. La Fe de Mi Corazón vencerá, porque es una Fe verdadera que proviene del Corazón de Mi Padre, se proyecta en Mi Corazón y Yo la proyecto sobre los Míos.
Esa poderosa Fe de Mi Corazón siempre será invencible y esa Fe, Yo los invito a testimoniar en sus vidas, en sus caminos, en su convivencia, en su hermandad.
Es la Fe de Mi Corazón la que triunfará en el mundo, por medio de la llama poderosa de Mi Amor y de todos los que Me aman en el mundo, incondicionalmente.
Yo vengo a transformar su amor en el nombre de Mi Amor Superior, para que puedan vivir algún día el Amor Crístico.
He aquí el Señor de la Divina Misericordia ante ustedes, Aquel que le anunció a Faustina la salvación del mundo, para que contemplase Su Divina Imagen a los Pies de Nuestro Señor.
He aquí los Rayos de la Piedad y la Gracia, que hoy son derramados sobre el mundo para generar expiación en las almas y justificación verdadera ante todos los errores cometidos.
He aquí el Señor de la Divina Misericordia de las Naciones, Aquel que no tiene fronteras, ni divisiones, raza, color o sociedad.
He aquí el Señor de la Vida, que penetra con Su Poder Divino a todas las almas, que proviene de la décima segunda dimensión celestial y desciende a la Tierra, a esta tercera dimensión, para generar el gran despertar.
He aquí el Vencedor de la Muerte, Aquel que resucitó por ustedes, para que ustedes pudieran resucitar en espíritu.
Soy el Señor de la Misericordia y el Señor de la Paz. En donde Yo estoy presente no hay mal que abunde o circunde, porque la victoria de Mi Corazón se realiza en los que se abren para reconocerme en su interior.
He aquí a la Segunda Persona de Dios manifestada ante ustedes, el Hijo Primogénito, el Unigénito, el Redentor, vuestro Salvador.
He aquí Quien sustenta la Espada de la Justicia, para que no sea enterrada en el planeta y los cataclismos devengan.
He aquí el Señor de la Justicia, de la Igualdad, de la cooperación y del entendimiento.
He aquí Aquel que expurga los males del mundo y vence los infiernos con Su Amor, con la Luz poderosa de Su Corazón.
He aquí Aquel que transmuta al mundo, Quien lo transmutó y lo transmutará, Aquel que sublima las leyes y unifica las dimensiones en los corazones que se abren a ese sagrado conocimiento.
He aquí la llama poderosa de Mi Corazón, que se revela a los humildes y se muestra a los simples para concebir en ellos la Gloria de Dios, la Gracia del Padre y la Sabiduría del Espíritu Santo.
He aquí Aquel que rompe las cadenas del mal, que disuelve la inercia humana y despierta la consciencia de los seres humanos hacia la verdadera verdad espiritual que emerge del corazón del Universo para todo este sistema solar.
He aquí Aquel que gobierna después del Padre y está sentado a la derecha del Todopoderoso.
He aquí el humilde Siervo de Dios, que murió, sufrió y padeció por ustedes, para que conocieran la dimensión de Mi Amor Superior.
He aquí Quien abre las puertas del Cielo para que todos puedan entrar a la Casa de Dios. Aunque permanezcan en la Tierra y todavía no estén en el Cielo, pueden ingresar a través de Mi Corazón al Reino de Dios, a Su dimensión sublime.
He aquí el Señor de la Verdad y de la Vida, del Camino y de la Bondad, Quien decide junto a los Arcángeles la continuidad de esta raza y del Universo en el cual ustedes hoy se encuentran.
He aquí el Señor de la Vía Láctea y de todo el Universo local.
He aquí al Señor de las galaxias, Quien contempla con amor hasta la más mínima partícula creada, porque todo es parte de Dios, de Su Corazón, de la bondad de Su Amor y la pureza de Su Espíritu.
He aquí Quien juzgará al ángel caído por medio de la Redención, Quien detendrá los tiempos para que exista un solo tiempo, Quien concederá al mundo los mil años de paz.
He aquí el Cordero resucitado, que liberará a las almas del sufrimiento; que le devolverá al mundo la esperanza a fin de que todos conozcan la felicidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
He aquí el Siervo de la Humildad que renovará la Iglesia cuando retorne a la Tierra por segunda vez y que destituirá a los opresores, para que la buena nueva del Reino de Dios se cumpla en los que han sido fieles e incondicionales a Mi Corazón.
He aquí Quien lleva el Cetro de Dios en Su Mano y la gran Estrella de la Confraternidad que une a todas la criaturas del Universo bajo la misma condición, que es la condición superior del Espíritu de la Fuente de la Creación, desde donde todos provienen, desde donde todos surgieron alguna vez como chispas de esta experiencia universal, que deberá ser recreada por su sacrificio y redención para que triunfen el amor, la verdad y la unidad en los corazones de la Tierra y en todos los que existen en el Universo.
He aquí el Señor de todas las humanidades, Aquel que conoce profundamente el Proyecto de Dios, después de haber encarnado como hombre y como Consciencia Divina en la Tierra.
He aquí el Señor del Amor fraterno, que se donó por ustedes para corregir el Proyecto de Dios, para convertir este Proyecto en una dignidad divina ante los Ojos de nuestro Creador.
He aquí el Señor que los llama a corregir este Proyecto por medio de la transformación de sus vidas, del amor al servicio, de la redención de sus corazones, de su camino de conversión.
He aquí el Amado Pastor que siempre les entregará Sus Dones, Quien les mostrará el camino y les indicará el sendero para fundirse al Creador.
Con todo esto, quiero que conozcan Mis Faces espirituales y el poder de la omnipresencia que el Padre Me ha concedido desde Mi Ascensión, para que Yo pudiera estar presente en todos los lugares y con todas las criaturas, no importando su condición, o su evolución.
Con Mi Misericordia vengo a renovar al mundo y a concederle a las almas las Gracias que necesitan para saber atravesar estos tiempos sin perder el camino hacia Mi Corazón.
Por medio de los Sacramentos vengo a darles la paz y la concepción del bien en sus vidas, para que este bien superior reverbere, no solo en sus vidas, sino también en el mundo, que necesitará despertar a la cooperación y a la fraternidad.
Incienso.
Todo lo que es ofrecido de corazón tiene su premio en el Cielo y más aún, adquiere un poder inmenso cuando es ofrecido con humildad y simplicidad.
Que estos Sacramentos que hoy recibirán renueven sus vidas, a fin de que se establezca en ustedes el Reino de Dios.
Ayer lavaron sus pies, pero hoy lavarán sus cabezas, ungirán sus cuerpos, por el Amor que les concederá el Espíritu Santo.
Cada Sacramento es el símbolo profundo de la reparación de las almas, la oportunidad de disolver el sufrimiento interno y de generar la cura para los espíritus que más lo necesitan.
Hoy la Luz del Espíritu Santo se encenderá en sus consciencias para que sean bendecidos.
Hoy serán ungidos por el Cordero inmolado, para que Su preciosa y divina Sangre santifique sus vidas.
Que como el poder del agua que Me bautizó en el Río Jordán, hoy este poder se imparta y se registre en este elemento que es ofrecido a los Pies de su Creador para que más almas en el mundo testimonien la inmensidad del Universo de Mi Amor por todos los corazones, a fin de que la paz se establezca.
Llegó el momento de revivir el Sacrificio del Cordero.
Todos los que consigan, se arrodillen, para que este sacrificio, que hoy será ofrecido a Dios, pueda seguir siendo fuente de reparación y de misericordia para el mundo.
En cada nuevo sacrificio existe la emanación del Amor de Dios, que puede ser vivenciado y experimentado por los corazones que reciben los Sacramentos.
Sentado a la mesa, junto a Mis apóstoles, tomé el pan, di gracias a Dios por la entrega que iría a vivir por ustedes y en ese profundo sacrificio de amor, Su Espíritu sublime y divino lo bendijo. Y todos los ángeles del Cielo se postraron ante el sacrificio del Cordero y por la Sangre que sería derramada en reparación de los ultrajes, indiferencias y omisiones de todos los hombres de la Tierra, hasta el presente.
De esa forma Yo les dije a Mis apóstoles y hoy les digo a ustedes: coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados.
Que este sacrificio sea reconocido por el mundo entero y a lo largo de los tiempos.
Acabada la primera parte de la Cena, tomé el Cáliz, este sagrado terafín del Universo, que aún sigue reverberando a lo largo de los tiempos y de las generaciones. El Espíritu de Dios lo bendijo y el Santo Padre, el Todopoderoso Señor del Universo colocó Su Cabeza en el suelo, como señal de reparación de toda la humanidad y de todo el planeta. El Rayo de Su Corazón bendijo el sagrado vino, convirtiéndolo en Mi Sangre preciosa.
Y Yo les dije a los apóstoles y hoy les digo a ustedes: tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, que será derramada por ustedes para el perdón de los pecados y la expiación de todas las consciencias.
Hagan esto en memoria mía.
Padre Nuestro...
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
ten piedad de nosotros (x2)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
dadnos la paz.
Este es el Cordero de Dios, que se ha sacrificado por ustedes. Dichosos serán los que se sirvan de él, para que nadie más sea inmolado en este mundo y ningún otro ser derrame su sangre por la injusticia del mundo.
Yo siempre les daré Mi Paz para que aprendan a vivir en Mi Paz, sabiendo que la paz abre las puertas a la cura y a la redención de las almas.
Ante su Maestro y Señor sean testigos de esa Paz que proviene del Cielo y desciende a la Tierra para cicatrizar y disolver profundas heridas, grandes heridas espirituales en la humanidad.
Por medio de los Rayos de la Misericordia que hoy brotan de Mi Corazón, les concedo la paz para que aprendan a colocarse debajo de Mí, para que Mis Rayos de Luz y de Amor sigan siendo derramados en sus vidas y en la vida planetaria.
Que la Paz de Dios esté con ustedes y vayan en paz. Por medio de esta Paz Yo disuelvo sus pecados y sus ofensas, así como disuelvo las ofensas del mundo en esta hora tan importante, del recuerdo y de la memoria del Cordero de Dios y de Su Divino Sacrificio.
Yo los bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Pueden darse el saludo de paz en Mi Nombre.
¡Les agradezco!
Silencio.
Cuando Yo estoy presente todo debe aquietarse, porque así entrará en ti Mi Energía espiritual y nada se estará desperdiciando. Al contrario, el Poder que Me ha dado Mi Padre actuará en los niveles más profundos de tu consciencia, en los núcleos más íntimos de tu ser, en donde debe gestarse una Nueva Humanidad.
Las vibraciones sutiles que Yo les traigo son preciosas. Por eso ellas deben ser consideradas y apreciadas, porque es un bálsamo inextinguible para estos tiempos, una solución espiritual para muchas almas; diría: una gran tabla de salvación para la humanidad.
Por eso, todo lo que reciben es precioso y debe ser grandiosamente valorado, para que todo lo que Yo les traigo tenga sus frutos dentro de ustedes y no tengan necesidad en el tiempo futuro, de buscar una fuerza espiritual y suprema en otro lugar, que no sea en Mi Corazón.
Lo que Yo vengo a dar para el mundo es algo muy grande, delante de todo lo que sucede en la humanidad y en este tiempo. Todo lo que hace su Maestro y Señor por la humanidad, tiene un mérito muy grande ante el Padre Celestial, porque el propio Padre Celestial lo considera y lo aprecia, como lo deberían considerar todos ustedes en cada momento de la vida.
No pierdan la oportunidad de recibir esta instrucción con gratitud, porque todo lo que Yo les doy, les vuelvo a decir, es precioso y no será dado nuevamente al mundo.
Ustedes lo saben más que Yo; ustedes lo sienten más que Yo, porque viven aquí, en este mundo y dentro de esta humanidad, que por muchas razones se ha pervertido, perdiendo el camino del amor, de la unidad y de la fraternidad.
Pero Yo vengo a renovar todos los hechos que han sucedido. Por medio de Mi Divina Misericordia Yo vengo a conceder muchas Gracias, no solo para ustedes, sino también para el mundo entero.
Es así que personalmente su Maestro y Señor está llamando a todas las ovejas del mundo, no importando su nación, su credo o su raza. Yo vengo a llamar a todos por igual. Vengo a repoblar la Tierra por medio de las almas con nuevos códigos de luz.
Vengo a sembrar la Tierra con cosas nuevas, con Principios que provienen del Universo Celestial y de la Fuente Suprema de Mi Padre. Para eso Yo necesito que sus vidas sean receptáculos de luz y sus corazones sean tabernáculos de Mi Espíritu, para que todo pueda morar dentro de ustedes, todo lo que viene de Dios y de Su Fuente.
Por eso he comenzado aquí, en esta peregrinación por Portugal; para que el dogma de su fe sea fortalecido y para que esta fe, que veo en los corazones aquí, sea expandida en el mundo.
Todo lo que Yo les traigo es renovador y sublime. Todo lo que Yo les doy es incondicional. Por eso debe ser considerado por los hombres y mujeres de la Tierra, para que los tesoros del Cielo, que provienen a través de Mi Corazón, puedan residir en más consciencias y sobre todo en las esencias del mundo que necesitan alcanzar en este tiempo la redención.
Quisiera poder revelarles la verdadera realidad de Mi Padre, Su más urgente necesidad para estos tiempos; pero el mundo aún no está preparado para escuchar abiertamente.
Tengan confianza en lo que les digo, porque así serán más merecedores de Mi Divina Misericordia.
Mientras Yo estoy aquí, estoy con toda Europa, expandiendo Mis Rayos de Luz sobre el mundo y especialmente en las naciones que más necesitan recapacitar, despertar de la ilusión terrena y abrir sus ojos ante el horizonte, que muestra el Infinito de Dios, el Proyecto original que debe descender a la Tierra, para este tiempo final.
Mientras los observo también contemplo al mundo y contemplo la necesidad de todas las almas, la razón primordial de cada ser y la urgencia de cada corazón humano. Todas las necesidades Yo las contemplo con amor.
En las necesidades de cada ser también se encuentra Dios y Él está presente en todo. El Padre sabe lo que cada ser necesita para que Su Obra se pueda expresar sobre la superficie de la Tierra.
Por eso estoy aquí con la Gloria de Mi Sagrado Corazón, con la intención de transformar el mundo y la consciencia humana.
He comenzado a peregrinar por este lugar, porque Dios lo ha escogido, no solo por su simplicidad, sino también por la fuerza de la dignidad espiritual que aquí puede despertar aún más en las almas.
Por medio del Sacramento de la Comunión Yo les traigo el Cielo y todo el Universo; les traigo la verdadera vida y la renovación; les traigo la paz y la unión con Mi Espíritu, para que sigan caminando firmes en este camino del fin de los tiempos; para que sigan caminando firmes en este sendero de tribulación que nadie hasta ahora ha conocido profundamente.
Pero Yo, mostrándoles el camino les muestro la salida y el gran encuentro con el Reino de los Cielos, para que sus consciencias se puedan divinizar y sublimar, así como el Padre lo espera.
He venido en esta tarde a preparar, interiormente, todo lo que sucederá después en Europa y todo lo que se podrá redimir, paso a paso, a medida que transcurra esta peregrinación y que se lleve adelante la Voluntad de Dios, así como está previsto.
En esta comunión con el Cielo y la Tierra, sus consciencias reciben Mi Gracia, Mi Paz y Mi Luz, para que puedan ser magnetizados por Mi Espíritu, que solo arde en amor por las almas que se entregan a Mí en confianza y en fe.
En este momento se abren las Puertas de los Cielos y la Iglesia Celestial se aproxima a la intimidad de las almas, para que sean colmadas por el Espíritu de Dios, por su infinita Misericordia.
Por eso ustedes ante Mí se fortalecen, pero también pueden cambiar. Y este cambio tan profundo e íntimo es concedido por los Sacramentos, que hoy vendré a conceder a los que lo han pedido con sinceridad. Y retransmitiré a través de ellos la Gracia de Dios y la expiación necesaria para sus vidas.
Ante la Iglesia Celestial del Padre sean recibidas las ofrendas que justificarán los errores de las almas, para que la reconciliación de Dios se pueda dar en todos los espíritus y en todas las consciencias que más lo necesitan.
Celebremos entonces este momento sacramental, elevando nuestra intención a Dios, con la más sincera súplica de que se cumpla lo que está escrito para Europa.
Incienso.
Recibe, Señor, las ofrendas de Tus hijos, para que Tu Reino Celestial descienda a la Tierra.
Recibe, Señor, las ofrendas de Tus hijos, para que Tu Misericordia descienda a la Tierra.
Padre, a través de Mí, lava a Tus hijos con la Fuente de Tu Gracia. Amén.
Deposita Tus Dones sobre los que tienen que despertar a Tu Consciencia Divina, y así, encontrar la Verdad.
Hace dos mil años, Yo les dejé un tesoro importantísimo que cambió el destino de toda la humanidad y del planeta. Que este Tesoro Divino aún sea reconocido por los hombres y por los tiempos que vendrán, para que las almas siempre recuerden que Me encontraré vivo y resplandesciente en el pan y en el vino transustanciado por las sublimes manos de los Ángeles de Dios.
Rememoremos entonces, compañeros, el Sacrificio del Cordero, por los que fueron sacrificados en las Américas, hace más de quinientos años atrás y por los que se sumergieron en la ignorancia y en la ambición, perdiendo el sentido de la verdadera realidad; y sobre todo, de la expresión de Dios en todas sus formas.
Durante un día jueves, antes de Mi Pasión, tomé el pan, dí gracias a Dios por el Sacrificio que Me estaba ofreciendo; la Santísima Trinidad lo bendijo y lo pasé a Mis apóstoles diciéndoles: Coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo, que es entregado por los hombres, a través de todos los tiempos, para el perdón de los pecados.
Que el Santísimo Cuerpo de Cristo sea venerado en la manifestación de Su Iglesia Celestial en las almas de la Tierra.
Del mismo modo, acabada la cena, tomé el Cáliz y dí gracias a Dios por el sacrificio que Él Me estaba ofreciendo; la Santísima Trinidad lo bendijo y en ese momento lo pasé a Mis apóstoles, diciéndoles:Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por el Divino Cordero para el perdón de los pecados.
Hagan esto en Mi memoria, hasta que Yo regrese al mundo por segunda vez.
Pai Nosso (en portugués)...
Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros. (x2)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
dadnos la paz.
Alabado sea el Padre, porque Su Hijo ha descendido a la Tierra en divinidad, para colmar a las almas y unirlas a Dios.
Y antes de que sucediera la agonía en el Huerto Getsemaní y Mis apóstoles, en verdad conocieran lo que sucedería Conmigo, hasta lo alto del Monte Calvario, Yo les dije a ellos, y en los planos internos también les dije a las santas mujeres: Les entrego Mi Paz y Mi Paz les doy. No miro sus ofensas sino sus virtudes, para que las virtudes de Dios resplandezcan en la superficie de la Tierra, por medio del servicio y del amor de las almas que experimentan la Caridad de Dios.
Mi Paz Yo les dejo y Mi Paz Yo les doy; que Mi Paz en este tiempo se multiplique por medio de los corazones que Me viven en los Sacramentos.
Que Mis Palabras resuenen en los corazones simples y que Mis Palabras de Luz puedan brotar y dar nuevos frutos en los que más lo necesitan, y en los que siguen Mi Camino con total confianza y dignidad.
Yo los bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora se darán el saludo de la paz, para que la paz se establezca en Europa y especialmente, en Medio Oriente.
iLes agradezco!
Hijos Míos:
Del Corazón de Dios emanan Dones y Gracias en este día para la liberación del planeta, y su Madre Celeste viene a decretar Su triunfo en este lugar, a través de la liberación y de la Paz que emanan de Mi Inmaculado Corazón.
Los Sagrados Rayos Inmateriales que provienen del Corazón del Creador hoy tocan la Tierra y sus señales se hacen visibles a través de la Naturaleza. Nada quedará como está, dentro y fuera de los hombres, y su lodo será extirpado y purificado.
Vengo como su Madre Celeste, como su Madre Universal, a preparar el camino para el nuevo despuntar de la Aurora, que en agosto próximo volverá a brillar en los corazones de los hombres y en el horizonte de la Tierra.
Vengo a unir Mi Corazón al corazón de Aurora para darle una señal al mundo, que su liberación no solo está próxima, sino que ya se inicia con Mi Presencia.
El corazón de Aurora vuelve a dar señales para que el pulsar de su vida ilumine nuevamente los abismos de este mundo. Pero para que Aurora retome su lugar, hijos Míos, es necesario que la humanidad sepa conducir los acontecimientos en unión al Corazón de la Jerarquía y que siga, paso a paso, la Voluntad que Dios emana hacia la Tierra.
El silencio de Aurora, poco a poco, le dará lugar a su verbo curador y la expansión de su luz será visible. Pero, mientras ese momento se prepara, acompañen a su Madre Celeste paso a paso, porque todo tiene su hora y su lugar.
La expansión del corazón de Aurora se dará poco a poco, para que su luz cruce los horizontes y llegue a los corazones de los hombres, a los Reinos de la Naturaleza y a lo profundo de la consciencia del planeta, liberando todo tipo de vida de la oscuridad que aún habita en este mundo.
Pero eso debe darse sin herir; su fuego debe arder, pero no herir. Su corazón se expande y toma vida, respetando las Leyes que rigen este mundo, porque así la humanidad eligió aprender.
A los que no comprenden Mis Palabras, porque no conocen la Aurora de la cual Yo les hablo, les digo que solo sientan en sus corazones su Gracia y dejen que ella se expanda, tomando el lugar que le corresponde, porque esta es la Voluntad de Dios.
Hijos Míos, su Madre Celeste, en este día viene para preparar un momento muy importante: la expansión y el retorno de la Aurora del amanecer para iluminar los corazones del mundo.
Oren Conmigo, oren para que las naciones se abran a la Voluntad de Dios; oren para que los Planes del Creador se cumplan en la Tierra; oren para que, en lo profundo de una oración verdadera, su Padre que está en los Cielos encuentre el permiso necesario para auxiliar a este mundo.
Aún hay mucho que debe suceder para que los Planes de Dios se concreten y, con Poder y Paz, su Madre Celeste viene a unir el Cetro de Dios al Cetro que rige la Aurora de Mi Corazón, para así decretar, poco a poco, su retorno y su triunfo.
Hijos amados, hoy también les vengo a entregar una Gracia especial, a través del alma amada que se ofrece todos los días para que Mi Plan se siga cumpliendo. Alma que, como Yo, unió su corazón al corazón de Aurora, para que este mundo siempre tuviera una oportunidad de ser curado.
Sepan, hijos Míos, que con la simple entrega de unos pocos Mi Corazón operará milagros en la Tierra.
Con eso les digo que no desistan de entregar sus vidas a Dios; no desistan de dar los pasos en dirección a la unión con el Corazón del Padre y, a pesar de todo lo que acontezca en el planeta, jamás pierdan la esperanza de que la cura, que proviene del corazón de Aurora, se extienda al mundo y toque toda la vida, trayendo de vuelta a lo sagrado lo que se perdió y se distorsionó por la incomprensión y por la ignorancia humana.
Yo Soy su Madre Celeste, Aquella que les muestra el camino para llegar a Cristo y, en la Tierra, les dejé una madre espiritual terrena, para que señalara al Padre junto con Mi Corazón y que, unida a Mí, obrara incansablemente por el rescate de las almas.
Únanse a esta alma madre que Yo les entregué, porque hoy les digo que, sobre ella, su Padre, que está en los Cielos, colocó Su confianza.
Por eso hoy, no solo oren para que la Aurora vuelva a amanecer; oren también por el despertar de la Unidad en toda esta obra de Amor y que los corazones sepan reconocer los instrumentos que el Padre colocó en sus caminos para que jamás se perdieran.
Todo es parte de una construcción única; escuchen Mi Voz y únanse a Mí, y así, hijos Míos, no se confundirán y podrán hacer triunfar el Corazón de Dios a través de sus vidas.
Yo los bendigo y les pido que Me acompañen, preparando con el corazón el despertar final de la Aurora del amanecer.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre Universal
Con amor concentra tu mirada sobre Mí y contempla la humildad del Amor Misericordioso de Dios, hecha consciencia, alma y divinidad en constante oferta por las almas de la Tierra.
Vislumbra, a través de Mis Ojos, el Paraíso celestial de Dios y cómo los Rayos de Mi Misericordia son la nueva Aurora que despuntará gloriosa y sublime en el fin de estos tiempos.
Intenta por todos los medios encontrarme en tu camino; sentir Mi Presencia incondicional en cada oración como en cada servicio prestado.
Escucha en el silencio de la Adoración el latir de Mi Corazón sincero y siente el poder de Mis Palabras en todo lo que pronuncio, así como en todo lo que decreto.
Quédate adentro del Reino de Mi Corazón y celebra con los ángeles la comunión perfecta con todo lo que es superior y proviene de Dios.
No dejes atrás Mis pasos. Más bien, fija tu mirada en las sagradas huellas del Maestro marcadas en Sus Mensajes como en Sus testimonios de Amor Redentor.
Quédate en la Presencia del Señor y haz resucitar la vida planetaria para que algún día todo sea renovado.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Y ahora que he venido a tu encuentro, recuesta tu cabeza sobre Mi Pecho y siente toda la paz que Yo te puedo brindar en este tiempo, una paz que nadie más te puede dar, ni entregar.
Siente ahora Mi Corazón vivo, que pulsa interiormente cerca de tus oídos. Este es el Corazón que ha padecido por el mundo y por la humanidad.
Es el Corazón que ha derramado Su Sangre por las almas para el perdón de las faltas y que aún lo sigue haciendo por todos sus compañeros y por sus enemigos.
Pero hoy no pienses, amado Mío, qué es lo que estás sufriendo o lo que podrías sufrir. Piensa en Mí, únete a Mi Consciencia y siente Mi abrazo paternal, porque Yo cuido de todas Mis ovejas, una a una, y nunca Me olvido de nadie.
Entrégate a Mí, y ríndete, como tantas veces te lo pido.
No temas por lo que vendrá sino por lo que no está sucediendo en tu vida.
Ahora, refugia tu alma debajo de los Rayos de Mi Corazón y siente el soplo del Espíritu actuando en cada momento, en cada respiración, así como en cada palabra.
Yo puedo restaurar todas las cosas. Yo puedo suplir todas las cosas, porque no soy Yo quien lo hace, es Mi Padre que está en los Cielos, es Él quien obra, quien realiza y quien manifiesta la Voluntad Superior.
Deja para atrás lo que no comprendes, lo que no aceptas o lo que no entiendes.
Confía en este Amor que Yo te estoy donando, porque es un Amor que debe realizarse en ti para que el Plan de Dios se realice en la Tierra.
Recuéstate como Juan, el apóstol, sobre Mi Pecho y siente los dolores y las agonías de tu Señor, en el silencio y en la calma.
Dios no ofrece sufrimiento a las almas, son las almas que buscan el sufrimiento, porque en el Reino de los Cielos, desde donde hoy provengo, no existe el dolor ni la culpa. Alégrate por estar recostando tu cabeza sobre el Pecho de tu Maestro.
Sé que no lo comprenderás todo de una sola vez, pero eso no importa para tu Señor. Lo que importa es que lo vivas plenamente, unido a Mí, en espíritu y en esencia.
No confirmes tus pecados, no afirmes tus errores, eleva tu corazón y colócalo dentro del Mío, para que Yo lo pueda transformar y pulir como las manos del alfarero. Y así estarás en perfecta libertad y en profunda calma y de la noche a la mañana no sabrás qué es lo que te ha sucedido, porque todo se habrá transformado tal cual Yo lo he pensado, según los designios de Dios.
Recibe el Amor de Mi Corazón como un bálsamo y ríndete. Mi Corazón no te hará mal, Mi Corazón no te hará daño. Mi Amor es bien y es pacificación para las almas.
Sírvete de todo lo que Yo te puedo donar y confía, porque todo está marcado, todo tiene su hora y su tiempo.
Así como tú estás hoy sobre Mi Pecho sintiendo el fuego de Mi Corazón y la suavidad de Mi Alma, la acción de Mi Divinidad y de Mi Espíritu, quisiera que muchos más imitaran este ejemplo de unión con el Señor.
Calma tu corazón de toda angustia y acepta lo que te entrego, porque todo tiene un fin mayor y un propósito que aún estarás por descubrir, algún día.
Deja para atrás lo que has padecido, lo que no has entendido, sumérgete en el océano de Mi Luz y todo se disipará, porque quien confía en su Maestro, confía en Dios, Todopoderoso. Y su vida, día a día, paso a paso, con esfuerzo y sacrificio, se volverá libre.
Yo quiero de tu alma un nuevo ser que sea parte de una nueva humanidad, consciente y despierta, responsable y digna con la Creación.
Hay tantos tesoros en el Cielo, querida alma, que tengo para revelar; Mis Manos están llenas de designios y aún no los puedo derramar sobre el mundo porque no encuentro lugar ni refugio en la humanidad entera.
Pero si tú, valiente Mío, hoy das el paso por muchos más, algún día muchos más reconocerán Mi Nombre y Mi Gloria, y la harán digna en sus vidas para que así triunfe el Amor de Dios.
Ahora, abrázame y siente el calor de Mi Espíritu, siente la protección de Mis Brazos y la respiración de Mi Cuerpo como un soplo renovador que a todo santifica y que a todo renueva.
No hay nada que se pueda perder. Todo es transformado según Mi Voluntad.
Conviértete en una de las santas mujeres de Jerusalén, o tan semejante al apóstol Juan, en total entrega y abnegación.
Todo lo que vives, alma Mía, tiene un motivo y un significado para Dios, no hay nada que esté fuera de lugar, todo tiene un sentido y un tiempo para realizarse. Sea en el bien, o lejos de él.
Pero Yo quiero que hoy sientas el latir de Mi Corazón manso, de un Amor inexplicable y redentor, que ansía por las almas buenas y dignas, que cumplan la Voluntad de Dios en este tiempo de difíciles pruebas.
Abrázame fuerte y siente Mi consuelo que es intransferible e inmediato. Deja que Yo te nutra con Mi Paz y con la llama de Mi Fe, que es la que me trae al mundo para buscar a los que he llamado por su nombre para que Me acompañaran en esta era y en este ciclo, en donde el mundo vivirá su mayor desafío de todos los tiempos y de todas las eras. No podré decirles lo contrario.
Almas Mías, es hora de vivir Mi Plan y de no esperar más tiempo.
A veces su Señor y Maestro necesita sentir el calor del amor de Sus hijos para poder seguir adelante. Por más que Yo esté en el Cielo no significa que no sienta como un ser humano, porque como ser humano estuve entre ustedes, para que me pudieran vivir y comprender.
Así estarán abrazando a su Padre Celestial, que también necesita de consuelo, al ver las ofensas y los agravios del mundo.
¡Cuánto el Amor puede hacer en los corazones que se deciden a vivirlo plenamente, el Amor que viene de lo alto y que puede brotar de los corazones haciendo nacer Nuevos Cristos!
Quiero que hoy Me ofrezcan su abrazo porque lo necesito, así como ustedes necesitan de Mí para seguir caminando por este sendero, el más difícil de todos los tiempos, el que ninguna otra humanidad vivió, en ninguna otra época.
Ustedes vinieron aquí, almas Mías, por un propósito y un designio mayor que conocerán algún día.
Pero hoy no necesito que comprendan Mis misterios, sino que sientan la agonía de su Señor y el pedido de consuelo a los corazones valientes.
Ahora, siente cómo Yo te cubro con Mi Manto, aquel manto que fue rasgado por las manos de Mis enemigos durante la Pasión y que cubrió Mi Cuerpo llagado de heridas y de ofensas.
Estas son las Llagas que Yo vivo por el mundo y quiero compartirlas con Mis servidores, con los que se han dispuesto a seguirme incondicionalmente.
Yo quiero ofrecerles Mis sacrificios y Mis dolores, porque quien padece con su Señor, padece con Dios, y el Amor que nunca acaba, todo lo transforma, hasta lo más impenetrable. Que Mis Llagas sean motivo de su santificación, de su persistencia y de su renuncia.
Porque Yo tengo un plan precioso para cada uno de Mis servidores que debe cumplirse en esta hora aguda del planeta, en donde todo se precipita, hora tras hora.
Por eso consagro hijas e hijos, para tener ejércitos sobre la Tierra que estén firmes en Mí, a pesar de lo que suceda.
No tengo nada más para dar, solo el Amor de Mi Corazón, que es el que Me ha traído hasta aquí, a través de los tiempos y de las generaciones.
Amor que testimonia la presencia del Cuerpo y de la Sangre de Cristo para la reparación de las faltas y de todos los cometidos que no están en la Ley de Dios. Les vuelvo a decir, almas Mías, que necesito aún más de sus corazones abiertos para que Yo pueda ingresar con Mi Consciencia en los recintos más profundos de sus almas, en donde el Reino de Dios debe realizarse, para que el mundo y la humanidad aún existan.
Por eso en este miércoles santo de recogimiento y oración, no solo les pido sus oraciones, sino también su abrazo, para que el espíritu consolador pueda estar presente y las almas se animen a decir ‘sí’, cada día más.
Hoy les traigo el momento más sagrado de Mi vida, que fue la antesala de la última Cena. Les vengo a hablar con el mismo amor con el cual Me dirigí a Mi santa Madre y a las mujeres de Jerusalén, así como a Mis apóstoles. Es este Amor irrestricto e infinito el que nunca acaba, porque parte y nace de la Fuente de Dios para Sus criaturas.
Ustedes necesitan, finalmente, ser como Yo y superarme, porque Yo vengo aquí para que hagan cosas más grandes que las que Yo hice algún día. Eso demostrará ante el Universo que es posible una Nueva Humanidad, que estará arrepentida y pedirá perdón por todo lo realizado, que no tendrá vergüenza de confesar sus faltas y estará abierta a recibir la Misericordia de Dios, que es inextinguible y eterna.
Quiero que vivan en el gozo de Mi Amor Celestial y tú, pequeña alma, que estás aprendiendo a amarme, no lo dejes de hacer. Anímate a cruzar los umbrales de la resistencia humana, porque Yo te ayudaré a ser verdaderamente libre de ti para siempre.
No dejes de sentir el Amor que hoy emana Mi Corazón y vivifícalo como si fuera la última vez, porque lo que Yo vengo a dar hoy no podré darlo nuevamente; ya se está cumpliendo el tiempo y la hora definitiva se aproxima.
No quiero coronarte con flores, sino con espinas, para que Me puedas superar en el Amor, sabiendo que el ser humano es un ser impredecible en todo este Universo, así como Yo lo fui, testimoniando Mi Pasión, Muerte y Resurrección.
Yo ofrezco la gloria y el honor para los que se han decidido estar a Mi lado, pero también ofrezco Mi dolor y Mi agonía para los que se han confirmado ante Mí en esta tarde de Gracia eterna.
Y ahora, devuelvo tu alma al centro de tu ser, en donde existe el Templo sagrado del Amor, que siempre debe estar encendido por la luz del Espíritu Santo.
Y Mi Corazón se recoge para ofrecerse nuevamente a otras almas en el mundo, que también Me necesitan.
Benditos sean los que recibieron Mis Palabras con gratitud, porque lo comprenderán todo en el próximo tiempo. Y cuando Yo ya no este aquí entre ustedes, en poco tiempo, conocerán profundamente todo lo que he querido hacer en este lugar y en esta casa, y principalmente, en ustedes.
Porque deberé aparecer en otros lugares del mundo que también Me necesitan, que también tienen sed de Mi Palabra y de Mi Verbo y sobre todo, del Amor de Dios.
Con esa solemnidad que intento construir en sus corazones a través de este encuentro, quiero que hoy se dignifiquen ante Nuestro Padre Celestial, asumiendo este compromiso Conmigo hasta el fin de los días, sabiendo que todo lo que vivirán será una gran escuela para el alma y el espíritu.
Solo necesito que den su amor al mundo, no importando quién sea, no importando su creencia o religión, su pobreza o su riqueza, su enfermedad o su salud.
Quiero que amen como Yo los amo, porque la prueba que llega al mundo será muy dura. Y no todos soportarán ese momento. Por eso, los fortalezco en este tiempo y por medio de Mi servicio incondicional a las almas les doy Mi Cuerpo y Mi Sangre para que puedan sobrevivir, así como su Maestro sobrevivió en cada paso de la Cruz, y de Su Agonía.
No es hora de estar divididos, distanciados, ni indiferentes. Coloquen sus corazones dentro del Mío y todo pasará. Porque lo que Yo deseo del mundo es muy grande y eso podrá suceder cuando retorne por segunda vez. Ofrezcamos entonces, almas Mías, este momento a nuestro Dios Todopoderoso, El que ha permitido nuevamente, en este día, esta Gracia espiritual para un mundo infiel. Pero el Amor siempre superará todas estas cosas. Todo será cumplido como Dios lo ha pensado.
Incienso.
Nos podemos poner de pie para la bendición de estos elementos.
Yo los llamé aquí porque nunca Me olvidé de ustedes y porque todo tiene un tiempo para Dios y para el Universo (*)
Al igual que estos elementos sagrados que están a los pies de su Maestro y Señor, hoy también ofreceré sus consciencias a Dios para que Él pueda cumplir Sus designios en ustedes.
El Señor Todopoderoso, nuestro Padre Eterno que está en los Cielos, bendiga con Su más infinita Luz y Sabiduría.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias por abrazarme de verdad.
Hoy he escogido una canción que testimonia la Obra de la Madre Celestial, de cómo cada alma de esta Tierra, al igual que María Santísima, puede responder al llamado de Dios cuando Él lo realiza.
Hoy escogí voces tan complementarias, una de la otra, para que puedan ofrecer a Mi Corazón esta respuesta de las almas, este ofrecimiento que los corazones han realizado a Mi Espíritu.
(*) Cristo llama dos personas al palco.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más