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Postraos ante Mi Padre, pues Él os está viendo.
Llego en esta noche para dar la libertad al mundo, pues Mi Corazón no mantendrá a nadie más preso, pues nunca he colocado a nadie en cautiverio, sino les dí la libertad de esta vida material, el poder de reconocer Mi Faz, Mis prodigios y Mis dones, que Yo les doné desde el primer momento en la Cruz.
Vivan Mi Pasión en estos tiempos difíciles. No borren de vuestras memorias, todo lo que ha hecho vuestro Redentor, pues la hora indicada se aproxima. Los relojes internos se activan, para sentir la llegada del Maestro y Redentor. Vendrá en Espíritu de Divinidad y Gloria a buscar a las almas caídas, a rescatar a los inocentes de las injusticias del mal, pues nadie se librará de poder purificarse. Es necesario para estos tiempos difíciles.
La humanidad se apartó de Dios y creó su propia condición, hasta en lo más profundo del espíritu. Pero Yo vengo a recordarles la comunión Conmigo, para que vuestros pecados se puedan perdonar.
Sean puros y cristalinos ante Mis Ojos gloriosos, pues Yo vengo a buscar vuestra humildad y simplicidad. No colocaré Mi Reino en almas vanidosas. Yo colocaré Mi Reino en los corazones que se transforman a través de Mi Corazón.
Vengo a entregarles la última llave, la última señal para la humanidad, pues necesito que todos Me escuchen con atención, porque hoy los hago postrar ante Mi Padre, porque Mi Padre los está viendo a través de Mi Corazón Misericordioso y todas las Jerarquías Angélicas que rodean Mi Gloria y Mi Aura, para dar testimonio de la Presencia de Dios.
Por eso vengo a ser consecuente con cada uno de ustedes. Necesito que vuestras estrellas despierten en lo más interno de vuestros corazones, porque será eso que iluminará la oscuridad de los tiempos cuando verdaderamente estén unidos en Mí a la oración.
Y ahora mírenme con ojos de desapego y de entrega, porque Yo vengo a rescatar lo que es irrescatable en este mundo.
Vuestros corazones son merecedores de Mi Gloria, por eso grabo en vuestros rostros Mi Faz, para que sean como Yo hasta el final de los tiempos, donde todo estará cumplido en nombre de Adonai. Y así los levanto del suelo todos los días, porque necesito que caminen a Mi lado en este tiempo de tribulación, en donde las almas se juzgan a sí mismas y pierden el camino de la redención.
Por eso, Yo necesito de ustedes todo el tiempo, porque espero que no se pierdan y no dejen de seguir Mis Pasos de Luz, aquello que Yo estoy marcando por última vez en el mundo.
Reconozcan Mis Huellas. Sientan Mis Pasos y escúchenme dentro de vuestros corazones. Yo Soy vuestra Gloria, Soy vuestra Verdad, Soy la manifestación del Amor vivo de Dios, que muchos no están buscando por perderse en las cosas superficiales.
Por eso, Yo los llamo a la oración, porque esa será vuestra antorcha. Ustedes mismos la deberán encender a través del fuego de vuestro corazón.
Yo ya no podré darles el toque de Mi Luz, la humanidad no se lo merece. Pero si son buscadores de Mi Misericordia siempre estarán en el océano de Mi Corazón, sintiendo Mis consuelos y siendo bañados por Mi Gracia, todos los días hasta el fin de los días.
Con todo esto, Yo les muestro la Verdad, porque muy pocos corazones Me quieren escuchar. No vengo a traer incomodidad a vuestras vidas, sino a recordarles hasta los últimos tiempos, vuestro compromiso con el Creador, con vuestros Ángeles de la Guarda, que serán los testigos delante del Juicio Final, de vuestras vidas y del mundo y de todo lo que han hecho, hasta los últimos momentos de estos tiempos definitivos.
Pero no bastará que me puedan creer, sino que puedan sentir Mis Palabras, que son transmitidas por la Energía Divina de Dios, que todo transmuta y libera en cuanto es pronunciada por la Voz del Hijo de Dios.
Guardarán estos momentos Conmigo en vuestros corazones. Serán los que los fortalecerá delante de todas las cosas que verán. Mas vuestros corazones no deberán sorprenderse. Lo que ha sido escrito para estos tiempos, se ha multiplicado por mil. ¿Saben entonces, compañeros, hacia dónde se encamina la humanidad? Pues Nuestra Voz no dejará de pronunciarse. Sabemos que Nuestra Voz y cada una de Nuestras Palabras, serán Luz para los peregrinos. Seremos fieles a cada uno de ellos, cuando cada uno de ellos sean fieles a Mi Corazón, al Corazón de Mi Madre y de San José y principalmente al Corazón del Padre Eterno, que está muy blasfemado por el mundo.
Yo vengo a hablarles de estas cosas, hijos compañeros, porque el mundo está viviendo estas cosas. La realidad divina no puede descender mientras circule el caos en el mundo. Pero Mi Corazón viene a crear en este lugar, en el corazón de los fieles, las pequeñas Islas de Salvación, donde Mi adversario no podrá entrar, cuando tan solo sean consecuentes Conmigo, en este camino hacia el Infinito.
Quisiera contarles cosas del universo, pero la humanidad no ha querido escuchar por haberse rodeado de cosas materiales que los distanciaron de la Ley de Dios. Yo vengo a demostrarles el equilibrio del universo, del cual nunca deberán salir, para que sean amparados por Ley de Mi Señor.
Mientras escucho vuestros corazones, ustedes se confiesan ante Mi Corazón, porque así todo se reparará a tiempo y nadie perderá la oportunidad de reencontrarse con Mi Corazón Glorioso.
Yo vengo a traerles la oferta definitiva, la oportunidad incalculable de vivir en Mi Paz y en el Reino de Mi Dios, porque a pesar de todo lo que sucederá, no perderán la calma. Estarán en serenidad y serán pacificadores de Mi Corazón Misericordioso.
Y ahora daré la oferta al Universo de Dios por ustedes, ante los Altares de Cielo y de todos los Arcángeles.
Alabemos a Dios en gratitud, reparación y amor; pues Mi único deseo es que algunos carguen con Mi Corona de espinas sobre sus cabezas para compartir el dolor que Me ocasiona el mundo, por tanta ignorancia y desamor. Esta será la causa, compañeros, de ofertar estos Sacramentos en nombre de la redención y de la paz.
Y cuando ustedes no vean la paz en el mundo, en estos tiempos que llegan, busquen la Paz de Mi Corazón, pues solo Me encontraré en los corazones que quieran recibirme y esa será vuestra paz para estos tiempos. Estar en Mi Paz, vivir en Mi Paz y buscar Mi Paz. Eso les permitirá, compañeros, que nada a vuestro alrededor los sorprenda y los atormente. Porque, les vuelvo a decir, que verán cosas inexplicables dentro y fuera de los seres. Eso es el tiempo del Armagedón.
Fray Elías:
Delante de los ángeles de Cristo, a pedido de Nuestro Señor, vamos a entonar el Kodoish melódico, haciendo esta oferta a través del Corazón Sagrado de Cristo.
Los que puedan, se ponen de pie para hacer la oferta, delante del Sacratísimo Corazón de Jesús.
Compañeros, en el Nombre de Nuestro Señor, oraremos a Dios, para que Él interceda por el mundo, a través de Mi Bendito y Sacratísimo Corazón.
Que esta Comunión que hoy realizarán Conmigo, reafirme y confirme vuestros votos con Mi Plan de salvación.
Como en el Monte de las Bienaventuranzas, recordaremos este Misterio que Yo revelé al mundo, a través del Padre Nuestro.
Padre Nuestro (en arameo)
Alabado sea Dios, glorioso Su Reino, Aleluya, Aleluya.
En esa paz Yo los quiero encontrar todos los días, porque muchas almas se servirán de vuestra paz para calmar su desasosiego, delante del fin de los tiempos en el que todo se vuelve tan complejo para los pequeños corazones de la humanidad.
Los espero aquí, en la oración de la Misericordia, pues vendré a verlos aquí los días 5 y 6 de octubre.
Esa es Mi promesa para ustedes. Depositar Mis códigos en vuestros corazones para que siempre puedan resucitar, en estos tiempos críticos.
Vengan a Mí y abrácenme. Yo siempre los espero en la vigilia del Corazón.
Mientras estoy aquí con ustedes, estoy con el mundo, principalmente con las almas que más necesitan y que en esta hora viven su desesperación.
Los observo y los contemplo siempre, hasta el fin de los días, pues los Nuevos Cristos deben despertar, para concretar el Plan de Salvación.
Yo les agradezco.
Recuerden a los que sufren más que ustedes, así verán vuestros dolores muy pequeños delante del sufrimiento universal que vive este planeta y todos sus Reinos creados. Así encontrarán fuerzas para cuando Yo ya no esté aquí, entre ustedes, y seguir ciegamente Mi camino hasta cruzar el portal de Mi Corazón, donde todo estará consumado. Que así sea.
Gracias Adonai, Emmanuel, Abba, por cuánto nos das.
No se entristezcan. Yo siempre seré vuestra fuerza inquebrantable. Y a pesar de que las montañas se muevan y los mares de agiten en estos tiempos presentes, no pierdan la calma. Dios ya tiene marcada vuestra hora, para cada uno de los seres de la Tierra, que no deberán perder el rumbo hacia el Sacratísimo Corazón de Jesús.
Mi último intento es grabar la historia de Mi Faz en vuestros corazones. Y así serán las reliquias, las reliquias espirituales en el Universo de Dios y así serán testigos de esta Obra de Redención. Y aunque sean muy pocos, la experiencia será grande para aquellos que crean sin haber visto.
Mientras les hablo, Yo los calmo, los sereno, para que puedan sentir Mi Propósito de toda esta existencia, de la cual Yo soy parte desde el principio de la Tierra. Por eso, pueden ser bienaventurados cuando siguen Mi camino todos los días, se levanten de vuestras dificultades y solo ansíen encontrar Mi Corazón en cada acto de la vida que debe ser representado por el buen ejemplo de vuestros corazones. Así los códigos que Yo les entrego no se perderán y habrá valido la pena venir aquí para decirles todas estas cosas.
Y ahora Mis Ojos lloran por el mundo, por el mundo infiel, por el mundo injusto. Dios tiene algo especial para todos, solo que todos siempre han querido hacer su propia voluntad y olvidaron la Voluntad de Dios, eso los apartó del amor y de la esencia de todo lo existente.
Yo vengo a recordarles este Propósito, para que siempre puedan ver las cosas más allá de ustedes. No desearía que vuestros corazones se enfríen y que tampoco sean tibios, pues Mi deseo es que vivan en Mi Fuego, el que promueve la paz, la Misericordia y la redención.
Mientras estoy aquí, estoy en regiones del mundo atormentadas, aliviando el grito de las almas que claman por piedad y Misericordia. Mas ustedes compañeros, están en el gozo de Mi Espíritu, mientras las almas se pierden, sin encontrar la Luz de Mi Corazón.
Esto Yo ya lo había visto en la agonía del Huerto Getsemaní. Esta sería la prueba de la humanidad, superarse a través del amor y no a través del poder. Pero Mi adversario conquistó muchos corazones. Por eso, el tiempo de la Justicia se aproxima. Y ustedes los han visto, lo vieron suceder alrededor de esta humanidad.
Los tiempos marcan nuevas señales para aquellos que, en verdad, quieren ver con los ojos del corazón, sin propiedad ni apego. Así estarán más conscientes de lo que Mi Sagrado Corazón ve de este mundo y de todas las cosas que impiden concretar el proyecto de esta raza humana.
Por eso les repito: sientan las Palabras, la vibración de Mi Corazón Misericordioso. Ellas serán las últimas que cambiarán la historia de vuestras vidas.
Deseo que ya sean otros, para que Yo pueda morar en lo profundo de los seres.
Dios desea construir a través de esta Obra de los Mensajeros Divinos, un espíritu fuerte e invencible en las almas que están siendo convocadas en las diferentes naciones, pues los ejércitos deben estar prontos para poder batallar. La guerra en el mundo ya comenzó y esto no es solo una teoría, lo están viendo con vuestros propios ojos.
Pero hay compañeros Míos que dan vuelta el rostro a todas estas cosas para no sentir vergüenza delante de los Ojos de Dios. Imaginen, compañeros, qué siente Mi Corazón delante del Creador, después de todo lo que hice por ustedes y por vuestros hermanos. ¿Habrá valido la historia de Mi Pasión?
Yo digo sí, porque sé que hay corazones que harán resplandecer la Tierra Prometida y cumplirán la parte que le fue pedida a Moisés, cuando todo pase, las aguas se calmen y el sufrimiento desaparezca en la nueva humanidad.
Mediten en lo que les digo y que Mis Palabras no vuelen como el viento, que permanezcan en vuestros corazones como vida, hasta que Yo retorne en Cuerpo, Alma y Divinidad.
Y así Me despido de los valientes y consecuentes y elevo al Reino de Dios todos los ultrajes y sufrimientos, para que sean transformados a través de vuestra oferta de reparación a Mi Corazón Sagrado.
Paz para todos, hermandad para el fin de los tiempos.
Los bendigo nuevamente con Mi Luz y hoy de una forma especial, en la Presencia de la Santísima Trinidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Purifíquense y no teman, pues la hora de su libertad está cerca.
Yo Soy el Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús, la Fuente de Gracia para el mundo, el Manantial de la Verdad para las almas, la Renovación de los espíritus, el Camino de regreso hacia Dios. Vivan en Mi Sagrado y Glorificado Corazón.
Yo Soy el de ayer, el de hoy y el de siempre. Todo comienza en Mí y todo vuelve a Mí, para quien vive en la ley de Mi Corazón.
Yo vengo a liberarlos de este cautiverio. En esta hora, vengo a desatar vuestras amarras, a retirar las cadenas de sus manos para que puedan caminar hacia Mi Corazón Sagrado.
Mi Espíritu es puro y glorioso. Dichoso de aquel que se digne a recibirme, porque Me conocerá y sabrá Quién Soy esencialmente; pues Yo Soy ese Corazón bondadoso y compasivo que murió en la Cruz por ustedes y los hizo renacer a la vida, a la vida del Espíritu, del Sagrado Espíritu de Mi Padre.
Después de tanto tiempo, retorno para volver a encontrarlos, pues deben entregarme sus talentos. En esta hora crucial del mundo, Yo vengo a despertar los talentos que duermen, para que estén a Mi servicio.
Yo vengo a anunciarles esta verdad porque necesito que sean buscadores de esa verdad y que su oración los eleve, para que puedan descubrir nuevas cosas que no habitan en la realidad de este mundo.
Yo los estoy invitando nuevamente al Reino de Dios, esta es Mi invitación directa para todos. Y a pesar de que deben orar por sus pastores, por todos aquellos a los que les confié Mis rebaños, deben orar siempre Conmigo, porque pueden tener la conexión directa con Mi Corazón.
Unidos al Padre Celestial, encontrarán su misión cuando se unan a Mi Corazón Misericordioso y busquen en esta vida la verdad de lo que son, que aún no han descubierto por todo lo que los rodea en el mundo. Deben salir de esa realidad para poder encontrarse Conmigo.
Yo estoy presente en los necesitados y en todos aquellos que necesitan de fuerza para seguir adelante. Yo solo deseo que Me puedan encontrar no solamente en los corazones alegres, sino también en los corazones que sufren en soledad.
Vengo a curar sus heridas espirituales con el bálsamo perfecto de Mi Corazón Misericordioso y, aunque no entiendan lo que esto significa, Yo les permito que beban de Mi Fuente para que sus cuerpos sean lavados y purificados, y así reciban el bálsamo de la renovación, un don perfecto del Espíritu Santo que reconstruirá sus vidas para siempre; siempre y cuando no Me olviden en los caminos que ustedes recorren, porque Yo he golpeado sus puertas, la puerta de sus corazones para poder entrar y comulgar con ustedes.
Por eso hoy, en este día santo, donde la Misericordia permite este encuentro, Yo vengo a recordarles este compromiso Conmigo, de retornar a Mi Corazón, de buscar la morada de Mi Corazón, de encontrar Mi Espíritu Divino y de volver a comulgar con Mi Consciencia que se dona en esta oferta para la salvación del mundo y la liberación del mal, del mal de todo el planeta.
Mientras ustedes Me sigan, las puertas del infierno se cerrarán. Mientras Me nieguen, las puertas del infierno se mantendrán abiertas.
Yo vine a morir por ustedes, fui clavado por ustedes en la Cruz, pues son una única humanidad que viene desde el principio aprendiendo. Pero ya no será necesario que vivan en el sufrimiento, y aunque la mayoría de las almas lo ha escogido, Yo vengo a darles una oportunidad para que puedan rehabilitar sus vidas y ellas se tornen redimidas alrededor de Mi Corazón Sacratísimo, para volver a comulgar en esta cena perfecta con la Gran Conciencia de Dios.
Abran sus ojos, compañeros, aquieten sus mentes y vuelvan a sentir Mi Corazón amado, Corazón que es amante de las almas que se esfuerzan por buscar su propia redención, de las almas que son obedientes a las indicaciones que reciben del Cielo, de las almas que despiertan a la vida espiritual porque nunca antes la han encontrado.
Yo les traigo la consciencia del Universo Celestial a través de Mi Sagrado y Glorificado Corazón.
Por medio de Mi Gracia Sublime, les doy la oportunidad de conocer el Reino de Dios, algo que es inmaterial ante sus ojos, porque es un Reino que vive en el Corazón de Dios, donde todas las almas buenas se congregan para unificar sus aprendizajes, después de esta vida terrenal.
De esta forma, Yo les digo, compañeros, que el Paraíso de Dios existe y no es una ilusión, es una verdad que palpita en el Corazón del Padre Celestial. Yo los invito a retornar a ese Paraíso, antes de Mi Retorno al mundo, porque en la segunda Venida de Cristo, vendré a llevarlos al Paraíso.
Por eso, deben estar preparados, purificados y limpios. Sus sentimientos deben estar puros, sus mentes deben estar quietas para poder escuchar a Dios y no escuchar a Mi adversario; porque quien está en Mi Divina Misericordia, a nada le podrá temer; tendrá la fuerza de Mi Espíritu Crístico para seguir adelante como Mis apóstoles, así como Me siguieron los doce en el pasado, que permitieron, a lo largo de los tiempos, que Mi Palabra de vida se expandiera por el mundo y que, a través de Mi Pasión, por Mi Pasión y todo lo que sucedió en la Pasión, hoy Yo pudiera estar aquí entre ustedes, reuniéndolos en el cenáculo de Mi Corazón.
Que Mis Palabras sean vibraciones en sus vidas, y sus corazones se colmen y se liberen de todo dolor.
Yo Soy su Redentor y Salvador. Yo vengo a resucitar sus vidas, que están muertas. Vengo a extenderles Mi Mano Misericordiosa por última vez, para que las almas se levanten del suelo, abandonen los abismos de la vida material y reencuentren el camino a la vida espiritual a través de la oración del corazón, aquel sagrado instrumento que Mi Madre les enseñó.
En esta tarde de Misericordia, en la que muchas almas en el mundo se congregan para escucharme, Mi Espíritu omnipresente lleva la Paz a los cuatro puntos del planeta, retira los espíritus impuros para que las almas puedan aspirar a la vida espiritual, reencender sus corazones en Dios y reencontrar el camino que han perdido.
Una y otra vez, Yo los llamé. Ahora, Yo los llamo a estar Conmigo plenamente, a que sientan Mi Corazón Consolador, Mi Corazón Glorificado y Vivo, que viene en este ciclo final para darles Su último llamado, en el Apocalipsis que ya comenzó.
Imiten a Juan el apóstol, Mi amado hijo. Imiten a todos los santos, hombres y mujeres, que en Mi vida se congregaron en Mi Corazón Sagrado para seguir este camino de conversión hacia la paz.
A través de sus vidas, Yo despierto los instrumentos de Dios y así, puedo realizar Mis obras, tan importantes en estos tiempos. Si sus corazones se abren a Mi Corazón, en verdad les digo, compañeros, que Me podrán ayudar en esta hora definitiva, para que la mayor parte de la humanidad despierte de este letargo que nunca termina.
Cuando sientan pena, busquen Mi Corazón.
Cuando se sientan atormentados, busquen Mi Corazón.
Cuando no tengan fuerzas, busquen Mi Corazón.
Cuando sientan miedo, busquen Mi Corazón.
Cuando todo parezca perdido, busquen Mi Corazón.
Cuando no tengan esperanza, busquen Mi Corazón.
Cuando pierdan la paz, busquen Mi Corazón.
Yo Soy su Corazón, Soy el que Soy desde el principio.
Confíen en Mi. Reverencien Mi Corazón Sacratísimo, adórenlo.
Confiésense nuevamente en nombre de Dios, para que sus corazones estén limpios para recibirme. Los escucho en el silencio del corazón. Cuando un corazón se confiesa es como una rosa que se abre.
Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Confesados, ahora vivirán los Sacramentos. Es la unión que sus corazones pueden tener con Mi Corazón, es el camino directo hacia Mi Espíritu, en esta hora de redención.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Jesús bendecirá estos elementos para todos nosotros, en unión con Su Espíritu y Su Misericordia.
El aceite de geranio es el aceite de la resurrección.
Los jóvenes son el proyecto para la Nueva Tierra, en ellos debemos colocar la protección y la confianza. Hoy, ellos realizarán la oferta de Mi Comunión para agradar a Mi Corazón y pacificarlo en los tiempos que vendrán.
Que los Centros Marianos se preparen para realizar la misma oferta.
Que sacerdotes y hermanas se coloquen cerca de este altar.
Oración: Padre Nuestro (2 veces en portugués).
En nombre de la juventud del mundo, hacemos la oferta al Corazón de Jesús.
Prepárense para que, a través de esta Comunión, los códigos de Mi Corazón Sacratísimo se irradien a los jóvenes del mundo, que son las bases de la nueva era. Eleven la oferta a Mi Corazón.
Dios Santo,
Dios Fuerte,
Dios Inmortal,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Amén.
(3 veces en portugués)
En los jóvenes, se guarda el espíritu de la pacificación que debe ser remediado en muchos corazones. Por eso, la oferta es tan importante en estos tiempos.
Nuevamente, los bendigo en nombre de la Paz y recuerden que pueden ser parte de Mi Sagrada Familia en unión perfecta con Mi Corazón de Amor.
Les agradezco a los orantes del mundo por estar respondiendo al pedido de Mi Madre Celestial.
El Espíritu Santo los guía, en este momento, por el mejor camino posible, el camino hacia la Paz.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús, Yo confío en Ti.
Mientras Me elevo al Reino de Mi Padre, donde se guarda su verdadera morada, los ángeles del Cielo, en nombre del Señor, acompañarán este momento de unión Conmigo a través de los Sacramentos.
Cantemos a Adonai. Cantemos a Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Kodoish melódico.
Repitamos con Jesús, mientras Él se eleva:
Santo, Santo, Santo es el Señor de las huestes.
Amén.
(4 veces)
En la Cruz, fui clavado por ustedes, y bajé de la Cruz para darles la vida.
Bienaventurados aquellos que creen en Mi Corazón y no le temen a la tribulación, porque vivirán en Mi Amor y reencontrarán el camino que perdieron.
El silencio le habla al mundo sobre la necesidad de un cambio en toda la humanidad. Pero ¿quién corresponderá a este llamado ante del Hijo de Dios?, Aquel que vivió entre ustedes, predicó para ustedes y murió por ustedes para darles la salvación. Sé que muchos recuerdan estos pasajes, pero no los viven.
Yo les enseñé un camino, el camino de regreso al Corazón del Padre Celestial. Muy pocos consiguieron hacerlo, pero ahora Yo vengo por la mayoría de ustedes , porque entre tantas ovejas, alguien podrá alcanzarlo.
Santifiquen sus vidas. Prediquen y vivan la Palabra de Dios. Recuerden los Mandamientos de Moisés y corrijan sus caminos, pues este es Mi último llamado antes del tiempo de la Justicia Divina; y nadie podrá decir que no sabía que el Cielo les habló y los invitó a cambiar profundamente para alcanzar la paz, paz que ya no existe en el mundo, pero que sí puede existir en sus corazones cuando Yo pueda servir en sus vidas, cuando Yo pueda ser ese gran Camino en sus caminos, cuando Yo pueda cargar con ustedes la cruz; la cruz que Dios les envía para madurar y aprender, para corregir los caminos y alcanzar la santidad.
Mientras sufren, ofrezcan el sufrimiento a Dios; pues Dios no es sufrimiento, es Vida. El sufrimiento fue creado por la humanidad y más allá de esta.
Por eso, Yo vine a su encuentro para despertar sus corazones al Camino de la Verdad, el único que deben buscar en estos tiempos, por encima de las mentiras del mundo, mentiras que ocasionan la perversión de la humanidad y que crean la perdición de las almas.
Pero Yo vengo en Espíritu, en Divinidad, para que sientan el Poder de Mi Palabra; pues Me verán, lo prometo, cuando todo se haya purificado. Si no se purifican, no Me verán.
¿Cómo Mi vino nuevo puede entrar en un jarro viejo?, eso no es la Ley, no es el equilibrio del universo; pero Yo vengo aquí para ayudarlos en la transformación. Si se animan, conocerán lo que no han conocido.
Yo les traigo la Paz, la verdadera Paz que reside en el Corazón de Dios y de los inocentes.
Yo no vengo aquí para que Me crean. Vengo a dejar una semilla para el futuro, pues en el fin de los tiempos recordarán este momento; y al final de su vida recordarán este pasaje, Mi Presencia y Mi Energía sacerdotal y espiritual que los congrega en la Fe y en el Amor de Dios.
Sean Mis apóstoles, pues cuento con muy pocos servidores que siguen con fidelidad Mi camino, en obediencia a la Voluntad de Dios.
Yo no vengo a quitarles nada de sus vidas, sino a entregarles aquello que no tienen. ¿Creen que eso es posible?
Yo Soy el Espíritu de la Glorificación de Dios. Soy la Consciencia omnipotente que ascendió a los Cielos y que está junto a Su Padre Eterno para traerles la Verdad, el camino de la renovación y principalmente el de la Fe.
Por eso, vengo en Gloria ante tantas impurezas y caminos corruptos. Mi Misericordia todo lo transforma y penetra en sus corazones para que renazcan a la vida espiritual y se encuentren con Dios, en estos tiempos definitivos.
Hoy, les vengo a entregar una llave invisible. Hoy, vengo a depositar en sus vidas una semilla espiritual, pues el Agricultor esparce en terrenos infértiles las últimas semillas de la evolución. Riéguenlas con el agua de su fe y de todas sus oraciones, así crecerán firmes y sus caminos no se torcerán, porque nacerán a la verdadera vida y encontrarán el verdadero espíritu, aquel que mora en el Corazón de Dios y que no es conocido por el mundo.
Ese Espíritu de la Verdad encarnó en esta humanidad, como el Hijo primogénito de Dios, para traerle la salvación, la redención y la Misericordia al mundo; abriendo las puertas a la liberación del mal. Pero después de tanto tiempo, después de que Yo estuve entre ustedes, vengo a buscar lo que he dejado en cada corazón: la madurez, la fidelidad, la verdad, la esperanza, la fe, el amor, la fraternidad y principalmente la hermandad que es algo que el mundo no vive.
Sean fraternos y para ser fraternos, sean sinceros. No escondan el mal en sus corazones. Disipen toda oscuridad de sus caminos y que el verdadero resplandor sea la oración del corazón. Así, sus familias no se perderán como tantas familias que se pierden en el mundo, en el mundo de la ilusión y de la crueldad que invade los corazones simples.
Yo vengo a traerles el rescate. Yo vengo a revelarles el Plan de Rescate. ¿Quién se sumará a esta Obra de fin de tiempo? Por eso, necesito soldados verdaderos.
No vengo a ver sus imperfecciones, sino a corregir sus vidas para que sigan un camino correcto, un camino seguro hacia el Corazón de Dios.
Por eso, deben realizar un voto en sus vidas, un voto que cada uno pueda vivir Conmigo, con Mi Madre y con Dios. Y si viven ese voto, a pesar de las pruebas y de las experiencias de vida, será la verdadera confirmación de su parte ante el Universo Celestial de que habrá valido la pena que, después de veintiséis encuentros Conmigo, algo haya sucedido en sus vidas. Porque cuando Yo ya no esté aquí, haciéndoles sentir Mi Corazón noble, ustedes ya deberán estar prontos para asumir la tarea planetaria de ayudar a muchos rebaños perdidos.
Es hora de despertar. Salgan de ese sueño. No entren en el sueño de este mundo. Vivan la realidad que existe en el universo. Busquen la Fuente de la Verdad que vive en Mi Corazón misericordioso, y así serán testigos de Mi segunda Venida a la humanidad.
Por eso, Yo preparo a los rebaños, siembro la Tierra para que los corazones puedan despertar a los Dones del Espíritu Santo, que todavía no conocen profundamente; pero esos Dones pueden vivir entre ustedes siempre y cuando purifiquen sus vidas de todas las condiciones que ustedes colocaron, para poder evolucionar en la vida del espíritu y de la verdad.
Yo vengo a traerles cosas simples. Vengo a enseñarles las Leyes de la Creación. Pero sé que la mayoría de la humanidad no quiere mirar hacia eso, y Dios ya no puede esperar a una humanidad ingrata e inmadura. Cada uno de ustedes, compañeros, independientemente del grado de su despertar, deberá cumplir una parte en este tiempo final. Eso está escrito en el Libro de Mi Señor, está escrito por los ángeles del Cielo y así lo verán en el fin de los tiempos.
Crezcan de verdad y sin prejuicios. Crezcan en fe y en amor; y no dejen de rezar a Mi Corazón que hoy es consolado por todos, por aquellos que se esfuerzan en buscar Mi Reino, para vivir así en Mi Corazón.
Hoy les traigo, por primera vez, la súplica de Dios a todo el mundo, antes de que todo se desate, porque nadie lo podrá detener.
Quien construye su templo interno, es sabio. Las paredes temblarán, los suelos se moverán, pero el centro de su corazón no perecerá si hacen lo que les pido en nombre de los ignorantes y de los que deben despertar a la redención de Mi Corazón.
Ahora, compañeros, celebremos, en este sagrado Cenáculo, la institución de Mi Cuerpo y de Mi Sangre para los corazones que deben redimirse y vivir en la Fuente de Mi Misericordia.
Que este acto de consagración sea una renovación para todos. Uno Mi Espíritu sacerdotal a todos los presentes y a todos Mis compañeros que Me acompañan en este momento en cada parte del mundo, buscando sinceramente cumplir el Propósito de Dios.
Cuando todo haya pasado, cuando los Mensajeros Divinos se recojan, verán escritos en los libros la esencia de Nuestro Mensaje y finalmente comprenderán.
Incienso.
Oración: Padre Nuestro (en portugués, tres veces).
Ahora llamen a Mi Padre, compañeros, para que el Espíritu de Su Sabiduría, que es omnipresente, omnipotente y eterno, descienda sobre este mundo y en el corazón de todas las almas que buscan la unión perfecta con el Universo Celestial.
Canción: Adonai, Espíritu Santo.
Bendigo a aquellos que buscan el espíritu de la consagración a Mi Corazón. Así, los bendigo, los perdono y los absuelvo de todo pecado y que, saliendo de este lugar, sus vidas sean otras ante Mis Ojos.
Recordarán este día por siempre, porque está en Mi memoria universal.
Yo les agradezco.
Sonríanle a la vida, sonríanle a Dios. Es el bálsamo perfecto para el alivio del mundo. Es la expresión noble de un corazón puro y de un alma que se regocija en el Señor.
Yo los amo y los quiero eternamente. Que así sea.
Vayan en paz y en Mi Camino.
Ahora, mientras Me elevo al Cielo en Divinidad y Gloria, confiésense silenciosamente ante Mi Corazón, Yo los escucho.
Que, en el nombre del Arcángel Miguel, las puertas de la perversión sean cerradas. Que la Luz reine por siempre en el corazón de los simples y de los humildes, de los que buscan la unión Conmigo en los tiempos que vendrán.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!
Mi Corazón Sacratísimo se acongoja cuando las almas no quieren escuchar a Dios. Pero esto Yo ya lo sabía, sabía que iba a suceder en este siglo y en este tiempo. Me fue revelado durante la Agonía los ciento treinta y tres principales dolores que la humanidad le ocasionaría al Corazón del Creador.
Hoy, les digo, compañeros, que lo que sucede a los ojos de todo el mundo es el dolor más agudo que vive Mi Corazón. Por eso, hoy he venido para mostrarles Mi Agonía espiritual en el Huerto Getsemaní, Agonía que lastima Mi pobre Corazón por los pecados e injusticias del mundo.
Todo lo que hoy sucede es porque la mayoría de las almas, en este tiempo, no reconocieron la oferta de Mi Amor. Esto no es un castigo, es una consecuencia generada por los hombres que se apartan cada vez más de Dios.
Al igual que los inmigrantes en las barcas, Yo estoy en naufragio, pues, como un navegante, Me han perdido en alta mar. No Me han visto en los ojos de los más pequeños ni tampoco en el corazón de las madres que buscan consuelo. Me exiliaron de esta humanidad por ser extranjero.
Sepan que estoy presente en el corazón de los más desprotegidos, pues espero despertarlos algún día para que den testimonio de vida al mundo.
Así, Yo Me presento a ustedes para que comprendan que todo no es lo que parece. La humanidad tapa sus ojos para no ver el resultado de una decadencia sin límites.
¿Quién consolará Mi Corazón que va rebasando la copa de la injusticia?
¿Quién vivirá por Mí, para poder salvarse?
Es hora de crecer interiormente y de no dejar que la propia vida los haga perecer.
Síganme en este trayecto y no sigan en el que lleva al mundo a la inconsciencia y a la falta de fe.
Compañeros, sean Mis testigos, Mis verdaderos testimonios ante la crueldad del mundo.
Abran los brazos y sientan en sus corazones el dolor del Redentor.
He venido a San Carlos porque aquí hay ovejas que deben seguirme y, en este tiempo, deben profesar su verdadera fe, fe que ayudará al mundo y a toda la humanidad.
Que esta nueva Maratón sea dedicada a la reparación de las almas inocentes, pues ahora Yo Me encuentro entre esos corazones, sufriendo el horror del mundo. Sean buenos orantes y ayúdenme a seguir derramando Misericordia para el mundo.
Les dejo la sagrada visión de Mi agonía en el Huerto Getsemaní. ¿Quién beberá del amargo Cáliz Conmigo para salvar a la humanidad?
Bajo el Amor de Dios sean bienaventurados.
¡Gracias, hijos de San Carlos, por estar Conmigo!
Cristo Jesús Glorificado
Me voy en silencio, para que sientan Mi Corazón lastimado.
Yo los bendigo ahora y siempre, en nombre del Amor de Dios.
¡Les agradezco!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, hoy el Maestro llegó de una forma especial aquí, a San Carlos, y quisiéramos compartir con ustedes un breve relato para que puedan entender mejor el Mensaje que Él nos trajo hoy, que es diferente a todos los Mensajes que Él ha dado hasta este momento.
Cuando el Maestro llegó aquí, Él vino revelándonos la escena de la agonía en el Huerto Getsemaní.
No vino como ha venido en otros momentos, con toda Su Presencia para hablarnos directamente, sino que Él estaba encima de una piedra, estaba con Su Mirada hacia el Cielo, hacia el universo y hablaba con Adonai. Él estuvo así por mucho, mucho tiempo, durante todo el tiempo que estuvimos aquí, esperando que Él comenzara a hablar.
Nos preguntábamos qué era lo que Él quería decir con eso. Y, entendimos al final que quería compartir un dolor que Él vive, en este momento, con nosotros; y Él necesitaba que nosotros fuéramos conscientes para poder colaborar.
Y después que Él mostró esa escena por un largo tiempo, Él mostró que llevaba una corona de espinas sobre Su Cabeza; y le preguntamos: ¿pero la Corona de espinas no fue después, durante la Pasión?; y Él decía que esta Corona es la que le coloca hoy la humanidad y que Él sufre muchas agonías causadas por este mundo, así como las sufre Su Madre, María.
Entonces, en ese momento, Él giró Su Rostro hacia nosotros, estaba llorando, con Sangre en Su Rostro y Su Corazón desbordaba de un dolor muy grande, que era desconocido. Él decía que era una agonía espiritual que estaba viviendo, algo que sería inexplicable de entender por parte de la humanidad, pero que Él intentaría en este momento explicarnos, a través de las palabras, lo que Él está sintiendo de la humanidad.
Él en este Mensaje puso algunos ejemplos muy simbólicos, que tenemos que prestar atención para entender a través de esos símbolos el Mensaje que Él nos quiere decir.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más