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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He venido aquí para estar más cerca de los que Yo He escogido. Sus almas Me pertenecen, sus vidas Me pertenecen. Y hoy, quiero abrazarlos con Mi Gloria, así como una vez la humanidad Me abrazó y Me reconoció como el Señor de Israel, durante Mi entrada triunfante en Jerusalén.
Hoy, vengo a devolverles, a muchos de ustedes, lo que una vez hicieron Conmigo a las puertas de Jerusalén. A partir de ese hecho y de ese momento tan especiales, vividos por Mí y por cada una de sus almas, es que Yo vengo a recordarles el sagrado valor de cada una de sus vidas.
Entréguenme aquello que los apremia. Entréguenme aquello que los hace entristecer. Entréguenme todo aquello que les saca la atención de Mi Corazón.
Moviendo Mis vestimentas, expongo ahora Mi Sagrado e Insondable Corazón; Corazón que murió por ustedes y por el mundo y que, en esta hora de Misericordia, viene a bendecirlos a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Es así que, en este primer día de la Sagrada Semana, vengo a purificarlos, así como el pequeño Niño Jesús se purificó en el Templo. No le teman a esto, porque no les dolerá.
La purificación es importante para que se puedan liberar de todas las faltas o de alguna omisión que hayan cometido sin darse cuenta. La purificación, en este primer día de la Sagrada Semana, viene a abrirles la puerta de la elevación de la consciencia.
Por eso, estoy aquí, aceptando su ofrecimiento, el ofrecimiento de cada corazón que ha llegado aquí a Mi encuentro, para nutrirse de la Palabra de Dios y para que a través de Mi Palabra se renueven, se liberen de ustedes mismos y puedan volver a encontrar el camino de la paz, que tal vez hayan podido perder a través de algún acontecimiento de la vida.
Lo más importante ahora, compañeros, es que ingresen en el eterno presente, a través de Mi Corazón que se expone y que se abre como un Templo para cada una de sus intenciones en esta Semana Santa.
Pero, sobre todo, Mi Corazón se abre como un Templo a sus almas y consciencias, para que sepan que Yo sé lo que le sucede a cada uno, profundamente. No solo lo puedo ver en este momento, a través de la Mirada Tierna de Dios, a través del Cariño de Dios, sino también lo puedo ver todo el tiempo, porque los acompaño día a día.
Y no Me canso de hacerlo, porque ustedes son parte de Mi rebaño espiritual. El rebaño que ya prepara el Retorno de Cristo al mundo a través de cada corazón que confía en Mí, de cada corazón que vive en Mí, así como Yo puedo vivir en cada corazón, más allá de las angustias o de las pruebas.
Vengo a hacerlos renacer a través de Mi Espíritu, del Espíritu Consolador de Dios que, en este momento, a través de la Palabra de Cristo desciende a la Tierra y sobre todo desciende a este mundo, tan, pero tan necesitado de amor y de redención.
Así, después de esta purificación espiritual que les otorgo, vengo a abrirles la puerta, en este primer día de la Sagrada Semana, al camino de la consagración que cada uno de ustedes podrá vivir.
Pero no importa cómo sea, lo que Me importa es que sea verdadero, que den un paso cada vez, que no se atropellen a ustedes mismos, que no queden ansiosos por querer consagrarse; porque sus almas, hijos Míos, ya se consagraron y se comprometieron Conmigo, al recibir al Señor triunfante en Jerusalén.
¿Cuántos de ustedes extendieron sus mantos, en la sagrada Tierra Santa, para que Yo pasara?
¿Cuántos de ustedes tocaron Mi túnica, así como la mujer del flujo de sangre, para poder curarse y redimirse?
No es la primera vez que Me escuchan; porque deben recordar cuántas veces escucharon Mis Sagradas Instrucciones, no solo en lo alto del Monte de las Bienaventuranzas, cuando cada uno de ustedes y de sus familias aprendieron a orar el Padre Nuestro, sino también Me escucharon en varios lugares, en Mi amada Israel o más allá de ella.
¿Cuántos formaron parte de las primeras comunidades cristianas?
¿Cuántos sacrificaron sus vidas por Mí, a pesar del martirio vivido en aquellos tiempos?
Y hoy, sus almas están ante Mis Ojos, sus almas están delante de Mi Corazón Misericordioso para que Yo pueda estar en el mundo entero, ciego y perverso por las guerras, injusto e indiferente por las venganzas, severo por la violencia.
Yo vengo a reerguir a las almas que confían en Mí, en la sagrada venida del Reino de Dios, porque hoy ustedes y sus hermanos del mundo forman parte de Mi Cuerpo Místico y Espiritual.
Esta es la Nueva Jerusalén que Yo vendré a buscar a la Tierra, y la Luz de Dios se encenderá en ustedes y en sus hermanos, así como esa Luz se encendió en Pentecostés para consagrar a Mis compañeros al apostolado y al sacerdocio, para que todos en la Tierra conocieran Mi Palabra de Vida.
Por eso, que hoy sus almas, conscientemente, se eleven a Mí; así como recientemente Me han cantado uno de los pasajes bíblicos más especiales para Mí, que es la promesa irrefutable que Yo les hice a los Míos: que todos vengan a Mí y alivien sus corazones, así como el Señor, triunfante en Jerusalén, hoy viene a ustedes.
Eleven sus plegarias en el silencio del corazón. Eleven sus intenciones en el silencio de sus almas y únanse, como hermanos y hermanas en Cristo, bajo la unidad espiritual de Mi Espíritu.
Gracias por estar aquí, Mis amados. Sigan buscando el bien. No hagan el mal, porque mucho mal hay en el mundo; así, no les faltará la paz en estos tiempos difíciles.
He aquí la Paz de Dios, que viene a entregarles la Paz de los Cielos, que viene a confortar a sus corazones, así como el Señor confortó a Sus apóstoles en Su más absoluto y anónimo silencio en cada paso de la Cruz, cuando su Maestro fue abandonado y rechazado por todos. Mas, Yo ya lo sabía, así como ya sabía lo que cada una de sus vidas viviría en este tiempo.
Por eso, vengo aquí a animarlos, a fortalecerlos, para que se levanten de sus caídas, para que sus almas se eleven hacia Mí; ya que, entre ustedes y Yo, no existirá el mal porque Mi Amor es invencible, así como fue invencible en la aparente derrota de la Cruz, porque Yo vengo una vez más a renovar todas las cosas.
Libera tu corazón a través de tus lágrimas, porque el Consolador llegó y todo se renovará, por dentro y por fuera. La esperanza es posible, no pierdas la fe; Yo vengo a darte coraje, el mismo coraje que tuve que tener cuando asumí beber del Cáliz en el Huerto Getsemaní.
No le temas al sacrificio que te pido porque espero que Me puedas superar en el Amor. Recuérdalo, así el universo y la Creación también serán renovados.
Antes de pasar a un momento de consagración, por el que esperé dos años, quiero que Me canten, como una sola voz, así como sus voces cantan y se unen para abrir el Reino de los Cielos, los portales del Reino Celestial.
Yo quiero ungirlos con Mi Espíritu, en este momento. ¿Me lo permiten?
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Por favor, María de los Inocentes, vamos a cantar tu canción, a pedido del Señor.
Abrámonos a este momento con Cristo, para que libere a nuestro ser.
Nos vamos a concentrar en el Sagrado Corazón de Jesús. Ofrezcamos este momento por todas las almas del planeta, por todos los que aún no pueden llegar a Cristo; para que el Espíritu Consolador, así como hoy llega a nosotros, llegue a nuestros hermanos en el mundo entero, confiando en el poder de la Transfiguración de Jesús, que como Rayo Divino hoy se hace presente en nuestra vida, renovando todas las cosas.
Cantemos.
Canción: “Curador de mi alma”.
Hoy, Cristo está abriendo dentro nuestra congregación, la Orden Gracia Misericordia, la rama masculina de los Auxiliadores de la Divina Misericordia.
Ahora, vamos a acompañar, en el silencio de nuestro corazón, esta unión y esta consagración que cada uno de los hermanos vivirá con Cristo, a través del Corazón de Cristo y de la alianza.
Bendice, Señor, a aquellos que se animan a seguirme; y, a través de este humilde y simple símbolo de la alianza de madera, establece entre las almas y Mi Corazón la eterna alianza, para siempre, para que Me representen en la Tierra como pacificadores y por donde vayan sean espejo de Mi Misericordia.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a hacer una oración por la consagración de estos hermanos, para consumar este momento. Oremos el Padre Nuestro en arameo.
Que el Señor los bendiga y los proteja en esta misión y en este servicio a Su Sagrado Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pueden ir en paz.
Hoy, queridos hijos, los llevo a todos hasta el Monte de las Bienaventuranzas, en donde Mi Amado Hijo, entre las multitudes que lo seguían, enseñó la más importante oración de todos los tiempos: El Padre Nuestro en arameo.
Desde ese momento la humanidad tuvo conciencia de que podía tener una filiación perfecta y plena con el Creador y Su Creación y que, a partir de la revelación celestial del Padre Nuestro, ella nunca más estaría inmersa en sí misma o en su realidad, sino que podría mirar a su alrededor y comprender que existen necesidades mayores y verdaderas que deben ser suplidas por medio de la misericordia y del servicio al prójimo.
La segunda enseñanza que Mi Hijo dejó a las multitudes en el Monte de las Bienaventuranzas es que la humanidad es parte de un macrocosmos, que el Universo es dinámico, constante y cambiante, y que las conciencias humanas forman parte de un sistema de evolución capaz de generar el proceso de la redención y de la rehabilitación.
Las Revelaciones celestiales y universales traídas por Él mismo en aquel tiempo, permitieron despertar a la humanidad a su verdadero espíritu y consciencia mayor.
A partir de aquel momento, las Bienaventuranzas mostraron las reglas más básicas para que cualquier ser humano en la superficie de este planeta supiera cómo estar en contacto interno con las Leyes cósmicas y divinas, las que actúan en regiones del Universo Material, Mental y Espiritual.
Las Bienaventuranzas reveladas por Cristo dejaron uno de los legados más importantes para aprender a ingresar en el verdadero y único sistema de evolución, en el cual todo ser humano de este planeta, bajo cualquier condición, podría ser merecedor de tesoros celestiales cumpliendo, viviendo y practicando los Principios ocultos que guardan cada una de ellas.
Esta será una de las formas de poder revertir, en este tiempo, situaciones planetarias y así dar continuidad a la historia universal de esta humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Dios en Su Silencio profundo y eterno, ya se ha decidido.
El mundo deberá comenzar de nuevo, pero esto aún no sucederá hasta que todos los bienaventurados despierten en los cuatro puntos de la Tierra y hasta que sea proclamada la venida del Hijo de Dios por segunda vez.
Ustedes y el mundo decidirán qué paso dar para este nuevo tiempo.
La hora ya pasó; el momento indicado terminó y la Fuente de Mi Misericordia preciosamente estará siendo derramada sobre aquellos que la busquen y en aquellos que la clamen por sus hermanos.
No habrá otra salida, compañeros, que recurrir a Mi Sagrado Corazón herido y lastimado, por los hechos del mundo que se precipitan en la consciencia humana día tras día.
Hoy Me encuentro en el lugar donde prediqué y proclamé la enseñanza del Padre Nuestro, en donde pronuncié las bienaventuranzas para todos ustedes, para todas las almas a través de los tiempos.
Al menos complazcan Mi Corazón viviendo una bienaventuranza; que ella sea verdadera, espiritual y profunda en sus vidas. Que ella se refleje en sus rostros y que manifieste la verdad que muchos necesitan.
Pero el mundo no entiende; está ciego, sordo y cerrado para poder escuchar.
Ustedes tienen las llaves para abrir las últimas puertas por donde Yo podré entrar para salvar a los que restan, en esta travesía sin fin del Armagedón.
Quisiera que hoy colocaran sus cabezas sobre el suelo para suplicarme por aquellos que no suplican, que nada piden y que se vanaglorian todo el tiempo.
Beban de la Fuente de Mi humildad y ábranse para reconocerla, pues será la base de la humildad que los hará libres y caminarán seguros hacia el Reino de Mi Padre.
No pierdan tiempo compañeros, la última barca está pasando y esto deben anunciarlo a la humanidad. Mi última barca de Misericordia está queriendo recibir a los que deben refugiarse en Mi Espíritu y en Mi Divinidad.
Al menos, cumplan con la petición de darme a conocer al mundo verdaderamente por medio de sus ejemplos y acciones de caridad, que alegran Mi Corazón lastimado.
Desde este monte Yo emito nuevamente Mi petición para el mundo, sean bienaventurados y vivan las bienaventuranzas.
Son las Leyes preciosas de la intercesión de Mi Divina Misericordia para los tiempos de hoy, que aún están vigentes para todos.
Construyan en sus corazones el verdadero templo que necesitan para poder recibirme en espíritu durante la hora más crucial, en donde los corazones se desesperarán por no haberme buscado a tiempo.
Ustedes deberán ser aquella luz para el mundo que muchos necesitarán, no una falsa luz, sino una luz verdadera que brille desde el corazón para las almas más carentes.
Así, Yo podré derramar Mis Rayos sobre aquellos que nunca Me han encontrado y realizaré prodigios en los corazones que Me acepten para vivir su redención.
El dolor de Dios es incalculable para el mundo y la humanidad.
El dolor de Dios no puede ser medido porque está dentro de Su Corazón, Corazón que ha creado todas las cosas para este mundo, para todo el Universo.
Se han preguntado ¿qué es lo que siente Dios por este mundo, que ha sido tan bendecido y dichoso por medio de la obra del Padre Eterno?
Ustedes saben compañeros que la humanidad se desvió de la Ley y cada vez más lo hace, sin consciencia, ni sabiduría.
Pero Yo vengo a buscar en los menos preparados, los frutos más preciosos que deben estar en oferta a los pies de Mi Altar ,para que Yo los pueda ofrendar al Padre Celestial como última promesa.
Si sus corazones no cambian, el mundo no cambiará, porque el mundo ya ha escuchado la Voz de los Mensajeros de Dios y pocos la entienden, en humildad.
No vengo a pedir lo imposible para nadie, ustedes ya lo saben y muchas veces se los he dicho.
Vengo a buscar algo que ustedes desconocen.
Vengo a buscar algo que está dentro de ustedes y que pertenece a la Creación, para la manifestación de Su Obra en todo el Cosmos.
Por eso les muestro Mi Sagrado Corazón como el Señor Misericordioso para que sigan Mis Pasos en dirección a la casa del Padre, en donde reinan todos Sus Proyectos para esta humanidad.
¿Quién querrá ser depositario de los verdaderos tesoros del Cielo, si aún los corazones están llenos de otras cosas?
Su vacío interior es imprescindible para los tiempos que vendrán.
Las formas y las experiencias deben estar en la base de Mi Misericordia, para que todo se pueda concretar, así como Yo lo tengo previsto desde el principio.
Yo Soy el Señor de la Misericordia , Soy vuestro Pastor.
Hoy vengo a dar Mi última palabra para el mundo, pues los corazones ya Me escucharon.
Necesito de su pureza e inocencia para realizar Mis Obras, así desterrarán el viejo ser y surgirá el verdadero espíritu que ha venido a este mundo para servirme dentro del Plan de Dios.
No puedo hacer esta oferta para todos, pues los corazones tienen sus grados de amor aún para ofertar al Cielo, pero ustedes que tienen la Gracia de recibirme y de escucharme, ¿qué están esperando?
Yo dije que vendría a buscar los talentos, no de sus destrezas, sino de sus espíritus inmateriales; los talentos de sus moradas, de su verdadera tarea ante el Padre Celestial.
Adonai Me sigue encomendando al mundo, más aún para estos tiempos más difíciles.
Pero los que no consiguen amar a sus hermanos que replanteen sus caminos pues no hay tiempo que perder; el mundo necesita de mucha ayuda y no de conflictos, ya son suficientes y eso también hiere el Corazón de Dios.
No pierdan la fuerza interior de la transformación y abran las puertas para la vida eterna en donde residen las verdaderas cosas que los harán libres para el próximo tiempo.
Hoy estoy sobre el Monte de las Bienaventuranzas, aún esperando que los ciento cuarenta y cuatro mil despierten y lleguen a Mí para ofertarme el fruto que han trabajado.
Maduren sus consciencias a través de la determinación y del sacrificio por los demás, eso los hará conquistar el Cielo y no se perderán en las cosas superficiales.
Sigan Mis pasos con cuidado y atención, no quiero que tropiecen o que caigan al suelo, eso aún sucederá hasta la próxima vida.
Pero Yo vengo a levantarlos de donde siempre se colocan por su propia decisión. Mis tesoros no pueden desperdiciarse, Mis perlas preciosas no pueden perderse entre las manos de los distraídos.
Las joyas que Yo les entrego son únicas, son las mismas que Yo recibí antes de venir y encarnar en la Tierra, son las mismas joyas que recibió Mi Madre y San José, para concretar el Proyecto de la Sagrada Familia.
Las joyas son las virtudes de la santidad, de la consagración y de la vida elevada; eso es lo que ha perdido el mundo completamente en este ciclo, ustedes tampoco pueden perderlas y si eso sucede, ¿qué será de Mi Proyecto?
No quiero dejar de ver al mundo con Mis Ojos de Misericordia, no tienten a Dios, no lo amedrenten, no quiero mirarlos con ojos de justicia.
Por eso vine al mundo y sufrí la agonía en el huerto Getsemaní, en absoluta soledad y abandono.
Por eso fui entregado como un ser divino por treinta y tres monedas.
Ustedes, ¿no Me entregarán?
Ustedes, ¿no querrán cambiarme por nada? Espero que no sea así.
Mi Espíritu los colma, pero también los corrige. Necesito de ustedes una vida y un ejemplo que nunca vivieron en ninguna etapa del mundo.
Por eso vengo en este momento para reunirlos en Mi Cenáculo de Amor y de Compasión.
Fui humillado y castigado por la humanidad, fui flagelado y martirizado por cada uno de ustedes, hoy presentes en el mundo.
Si Yo no Me hubiera ofrecido en confianza, ¿cómo hubieran podido conocer Mi Sagrado Corazón, que es la propia manifestación de Mi Divina Misericordia y de Mi Gloria?
Yo les di a conocer Mi Misericordia en el siglo pasado, pero muchos no la buscaron de verdad. Por eso en este año de la Misericordia les vuelvo a abrir la puerta para que muchos más se congreguen y sean rescatados por la Luz Misericordiosa de Mi Corazón, manso y pacífico.
Ahora les doy a conocer Mi Gloria para que puedan elevarse un poco más, pues la Gloria de Mi Corazón se alcanzó con Mi Muerte en la Cruz, cuando derramé agua y sangre, Rayos de Misericordia para salvar al mundo.
Mi Corazón se Glorificó cuando dejó de latir el corazón humano. Sientan y piensen por un instante en todo lo que vivió Mi Corazón durante la Pasión en tan poco tiempo; y a pesar de los ultrajes, de las indiferencias y de los castigos hechos directamente a Dios a través de Su Hijo amado, la Misericordia de Mi Corazón, la Gloria de Mi Espíritu, no los abandonó.
La Gloria fue lo que permitió Mi Ascensión a través de Mi Misericordia.
Yo tuve que ascender a la casa de Mi Padre porque ya era el tiempo y ustedes no podían acompañarme. Pero ahora, en Gloria, vuelvo de la casa de Mi Padre para recordarles el compromiso con el Proyecto que aún no ha terminado y no se ha cumplido.
No busquen entender Mis Misterios, guárdenlos en el corazón, en donde verdaderamente residen todas las cosas, en donde vive la Verdad de Dios y de Su Origen.
Por eso vengo para todos los que residen en Mis Núcleos de Amor y también para los que Me escuchan con el amor del corazón; para que no desvíen Mis Proyectos, sino para que los cumplan así como están escritos en el Corazón de Mi Padre, pues Yo vengo a ayudarlos para que esto se concrete y el mundo entero no se pierda en el abismo de su oscuridad que ya lo está abrazando.
Necesito de la igualdad de sus corazones, y no de la indiferencia ante las cosas que suceden en el mundo. Podrán sensibilizarse en este momento, pero saliendo de este encuentro, ¿donde resonarán Mis Palabras? ¿Harán preguntas referentes a lo que Yo les digo a todos ustedes? ¿Preguntarán a su interior, cuál será el próximo paso y camino?
Las leyes se demuestran en las Obras de la Luz, que es donde Mi adversario no puede actuar. Y si ustedes están en la Leyes de la Luz, estarán en el camino correcto.
Los vengo a preparar para ayudar a los que más los necesitarán, pues el mundo deberá ser abrigado en el corazón de los Centros Sagrados para el próximo tiempo.
Por eso, con la paciencia infinita de Mi Corazón y la Compasión de Mi Espíritu los espero para que se eleven, para que asciendan, para que suban hasta la cima del Monte de la Bienaventuranzas, en donde todo está escrito.
Postraos ante Mi Padre, pues Él os está viendo.
Llego en esta noche para dar la libertad al mundo, pues Mi Corazón no mantendrá a nadie más preso, pues nunca he colocado a nadie en cautiverio, sino les dí la libertad de esta vida material, el poder de reconocer Mi Faz, Mis prodigios y Mis dones, que Yo les doné desde el primer momento en la Cruz.
Vivan Mi Pasión en estos tiempos difíciles. No borren de vuestras memorias, todo lo que ha hecho vuestro Redentor, pues la hora indicada se aproxima. Los relojes internos se activan, para sentir la llegada del Maestro y Redentor. Vendrá en Espíritu de Divinidad y Gloria a buscar a las almas caídas, a rescatar a los inocentes de las injusticias del mal, pues nadie se librará de poder purificarse. Es necesario para estos tiempos difíciles.
La humanidad se apartó de Dios y creó su propia condición, hasta en lo más profundo del espíritu. Pero Yo vengo a recordarles la comunión Conmigo, para que vuestros pecados se puedan perdonar.
Sean puros y cristalinos ante Mis Ojos gloriosos, pues Yo vengo a buscar vuestra humildad y simplicidad. No colocaré Mi Reino en almas vanidosas. Yo colocaré Mi Reino en los corazones que se transforman a través de Mi Corazón.
Vengo a entregarles la última llave, la última señal para la humanidad, pues necesito que todos Me escuchen con atención, porque hoy los hago postrar ante Mi Padre, porque Mi Padre los está viendo a través de Mi Corazón Misericordioso y todas las Jerarquías Angélicas que rodean Mi Gloria y Mi Aura, para dar testimonio de la Presencia de Dios.
Por eso vengo a ser consecuente con cada uno de ustedes. Necesito que vuestras estrellas despierten en lo más interno de vuestros corazones, porque será eso que iluminará la oscuridad de los tiempos cuando verdaderamente estén unidos en Mí a la oración.
Y ahora mírenme con ojos de desapego y de entrega, porque Yo vengo a rescatar lo que es irrescatable en este mundo.
Vuestros corazones son merecedores de Mi Gloria, por eso grabo en vuestros rostros Mi Faz, para que sean como Yo hasta el final de los tiempos, donde todo estará cumplido en nombre de Adonai. Y así los levanto del suelo todos los días, porque necesito que caminen a Mi lado en este tiempo de tribulación, en donde las almas se juzgan a sí mismas y pierden el camino de la redención.
Por eso, Yo necesito de ustedes todo el tiempo, porque espero que no se pierdan y no dejen de seguir Mis Pasos de Luz, aquello que Yo estoy marcando por última vez en el mundo.
Reconozcan Mis Huellas. Sientan Mis Pasos y escúchenme dentro de vuestros corazones. Yo Soy vuestra Gloria, Soy vuestra Verdad, Soy la manifestación del Amor vivo de Dios, que muchos no están buscando por perderse en las cosas superficiales.
Por eso, Yo los llamo a la oración, porque esa será vuestra antorcha. Ustedes mismos la deberán encender a través del fuego de vuestro corazón.
Yo ya no podré darles el toque de Mi Luz, la humanidad no se lo merece. Pero si son buscadores de Mi Misericordia siempre estarán en el océano de Mi Corazón, sintiendo Mis consuelos y siendo bañados por Mi Gracia, todos los días hasta el fin de los días.
Con todo esto, Yo les muestro la Verdad, porque muy pocos corazones Me quieren escuchar. No vengo a traer incomodidad a vuestras vidas, sino a recordarles hasta los últimos tiempos, vuestro compromiso con el Creador, con vuestros Ángeles de la Guarda, que serán los testigos delante del Juicio Final, de vuestras vidas y del mundo y de todo lo que han hecho, hasta los últimos momentos de estos tiempos definitivos.
Pero no bastará que me puedan creer, sino que puedan sentir Mis Palabras, que son transmitidas por la Energía Divina de Dios, que todo transmuta y libera en cuanto es pronunciada por la Voz del Hijo de Dios.
Guardarán estos momentos Conmigo en vuestros corazones. Serán los que los fortalecerá delante de todas las cosas que verán. Mas vuestros corazones no deberán sorprenderse. Lo que ha sido escrito para estos tiempos, se ha multiplicado por mil. ¿Saben entonces, compañeros, hacia dónde se encamina la humanidad? Pues Nuestra Voz no dejará de pronunciarse. Sabemos que Nuestra Voz y cada una de Nuestras Palabras, serán Luz para los peregrinos. Seremos fieles a cada uno de ellos, cuando cada uno de ellos sean fieles a Mi Corazón, al Corazón de Mi Madre y de San José y principalmente al Corazón del Padre Eterno, que está muy blasfemado por el mundo.
Yo vengo a hablarles de estas cosas, hijos compañeros, porque el mundo está viviendo estas cosas. La realidad divina no puede descender mientras circule el caos en el mundo. Pero Mi Corazón viene a crear en este lugar, en el corazón de los fieles, las pequeñas Islas de Salvación, donde Mi adversario no podrá entrar, cuando tan solo sean consecuentes Conmigo, en este camino hacia el Infinito.
Quisiera contarles cosas del universo, pero la humanidad no ha querido escuchar por haberse rodeado de cosas materiales que los distanciaron de la Ley de Dios. Yo vengo a demostrarles el equilibrio del universo, del cual nunca deberán salir, para que sean amparados por Ley de Mi Señor.
Mientras escucho vuestros corazones, ustedes se confiesan ante Mi Corazón, porque así todo se reparará a tiempo y nadie perderá la oportunidad de reencontrarse con Mi Corazón Glorioso.
Yo vengo a traerles la oferta definitiva, la oportunidad incalculable de vivir en Mi Paz y en el Reino de Mi Dios, porque a pesar de todo lo que sucederá, no perderán la calma. Estarán en serenidad y serán pacificadores de Mi Corazón Misericordioso.
Y ahora daré la oferta al Universo de Dios por ustedes, ante los Altares de Cielo y de todos los Arcángeles.
Alabemos a Dios en gratitud, reparación y amor; pues Mi único deseo es que algunos carguen con Mi Corona de espinas sobre sus cabezas para compartir el dolor que Me ocasiona el mundo, por tanta ignorancia y desamor. Esta será la causa, compañeros, de ofertar estos Sacramentos en nombre de la redención y de la paz.
Y cuando ustedes no vean la paz en el mundo, en estos tiempos que llegan, busquen la Paz de Mi Corazón, pues solo Me encontraré en los corazones que quieran recibirme y esa será vuestra paz para estos tiempos. Estar en Mi Paz, vivir en Mi Paz y buscar Mi Paz. Eso les permitirá, compañeros, que nada a vuestro alrededor los sorprenda y los atormente. Porque, les vuelvo a decir, que verán cosas inexplicables dentro y fuera de los seres. Eso es el tiempo del Armagedón.
Fray Elías:
Delante de los ángeles de Cristo, a pedido de Nuestro Señor, vamos a entonar el Kodoish melódico, haciendo esta oferta a través del Corazón Sagrado de Cristo.
Los que puedan, se ponen de pie para hacer la oferta, delante del Sacratísimo Corazón de Jesús.
Compañeros, en el Nombre de Nuestro Señor, oraremos a Dios, para que Él interceda por el mundo, a través de Mi Bendito y Sacratísimo Corazón.
Que esta Comunión que hoy realizarán Conmigo, reafirme y confirme vuestros votos con Mi Plan de salvación.
Como en el Monte de las Bienaventuranzas, recordaremos este Misterio que Yo revelé al mundo, a través del Padre Nuestro.
Padre Nuestro (en arameo)
Alabado sea Dios, glorioso Su Reino, Aleluya, Aleluya.
En esa paz Yo los quiero encontrar todos los días, porque muchas almas se servirán de vuestra paz para calmar su desasosiego, delante del fin de los tiempos en el que todo se vuelve tan complejo para los pequeños corazones de la humanidad.
Los espero aquí, en la oración de la Misericordia, pues vendré a verlos aquí los días 5 y 6 de octubre.
Esa es Mi promesa para ustedes. Depositar Mis códigos en vuestros corazones para que siempre puedan resucitar, en estos tiempos críticos.
Vengan a Mí y abrácenme. Yo siempre los espero en la vigilia del Corazón.
Mientras estoy aquí con ustedes, estoy con el mundo, principalmente con las almas que más necesitan y que en esta hora viven su desesperación.
Los observo y los contemplo siempre, hasta el fin de los días, pues los Nuevos Cristos deben despertar, para concretar el Plan de Salvación.
Yo les agradezco.
Recuerden a los que sufren más que ustedes, así verán vuestros dolores muy pequeños delante del sufrimiento universal que vive este planeta y todos sus Reinos creados. Así encontrarán fuerzas para cuando Yo ya no esté aquí, entre ustedes, y seguir ciegamente Mi camino hasta cruzar el portal de Mi Corazón, donde todo estará consumado. Que así sea.
Gracias Adonai, Emmanuel, Abba, por cuánto nos das.
No se entristezcan. Yo siempre seré vuestra fuerza inquebrantable. Y a pesar de que las montañas se muevan y los mares de agiten en estos tiempos presentes, no pierdan la calma. Dios ya tiene marcada vuestra hora, para cada uno de los seres de la Tierra, que no deberán perder el rumbo hacia el Sacratísimo Corazón de Jesús.
Mi último intento es grabar la historia de Mi Faz en vuestros corazones. Y así serán las reliquias, las reliquias espirituales en el Universo de Dios y así serán testigos de esta Obra de Redención. Y aunque sean muy pocos, la experiencia será grande para aquellos que crean sin haber visto.
Mientras les hablo, Yo los calmo, los sereno, para que puedan sentir Mi Propósito de toda esta existencia, de la cual Yo soy parte desde el principio de la Tierra. Por eso, pueden ser bienaventurados cuando siguen Mi camino todos los días, se levanten de vuestras dificultades y solo ansíen encontrar Mi Corazón en cada acto de la vida que debe ser representado por el buen ejemplo de vuestros corazones. Así los códigos que Yo les entrego no se perderán y habrá valido la pena venir aquí para decirles todas estas cosas.
Y ahora Mis Ojos lloran por el mundo, por el mundo infiel, por el mundo injusto. Dios tiene algo especial para todos, solo que todos siempre han querido hacer su propia voluntad y olvidaron la Voluntad de Dios, eso los apartó del amor y de la esencia de todo lo existente.
Yo vengo a recordarles este Propósito, para que siempre puedan ver las cosas más allá de ustedes. No desearía que vuestros corazones se enfríen y que tampoco sean tibios, pues Mi deseo es que vivan en Mi Fuego, el que promueve la paz, la Misericordia y la redención.
Mientras estoy aquí, estoy en regiones del mundo atormentadas, aliviando el grito de las almas que claman por piedad y Misericordia. Mas ustedes compañeros, están en el gozo de Mi Espíritu, mientras las almas se pierden, sin encontrar la Luz de Mi Corazón.
Esto Yo ya lo había visto en la agonía del Huerto Getsemaní. Esta sería la prueba de la humanidad, superarse a través del amor y no a través del poder. Pero Mi adversario conquistó muchos corazones. Por eso, el tiempo de la Justicia se aproxima. Y ustedes los han visto, lo vieron suceder alrededor de esta humanidad.
Los tiempos marcan nuevas señales para aquellos que, en verdad, quieren ver con los ojos del corazón, sin propiedad ni apego. Así estarán más conscientes de lo que Mi Sagrado Corazón ve de este mundo y de todas las cosas que impiden concretar el proyecto de esta raza humana.
Por eso les repito: sientan las Palabras, la vibración de Mi Corazón Misericordioso. Ellas serán las últimas que cambiarán la historia de vuestras vidas.
Deseo que ya sean otros, para que Yo pueda morar en lo profundo de los seres.
Dios desea construir a través de esta Obra de los Mensajeros Divinos, un espíritu fuerte e invencible en las almas que están siendo convocadas en las diferentes naciones, pues los ejércitos deben estar prontos para poder batallar. La guerra en el mundo ya comenzó y esto no es solo una teoría, lo están viendo con vuestros propios ojos.
Pero hay compañeros Míos que dan vuelta el rostro a todas estas cosas para no sentir vergüenza delante de los Ojos de Dios. Imaginen, compañeros, qué siente Mi Corazón delante del Creador, después de todo lo que hice por ustedes y por vuestros hermanos. ¿Habrá valido la historia de Mi Pasión?
Yo digo sí, porque sé que hay corazones que harán resplandecer la Tierra Prometida y cumplirán la parte que le fue pedida a Moisés, cuando todo pase, las aguas se calmen y el sufrimiento desaparezca en la nueva humanidad.
Mediten en lo que les digo y que Mis Palabras no vuelen como el viento, que permanezcan en vuestros corazones como vida, hasta que Yo retorne en Cuerpo, Alma y Divinidad.
Y así Me despido de los valientes y consecuentes y elevo al Reino de Dios todos los ultrajes y sufrimientos, para que sean transformados a través de vuestra oferta de reparación a Mi Corazón Sagrado.
Paz para todos, hermandad para el fin de los tiempos.
Los bendigo nuevamente con Mi Luz y hoy de una forma especial, en la Presencia de la Santísima Trinidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!
En esta tarde de Misericordia vengo con el deseo ardiente de volver a encontrarnos, porque aún hay muchas almas en el mundo que no Me quieren ver.
Por eso hoy y en esta semana, los invito a recordar Mi Sacrificio, para que también lo vivan por aquellas almas que niegan a Dios.
Aún existen muchas consciencias sumergidas en el materialismo. Pero aún Mi Misericordia llega al mundo para poder salvarlos.Y en Mi total confianza, seguiré adelante a través de ustedes, para que Mis planes de redención se puedan cumplir.
Desearía que sus corazones estén bien cerca del Mío, pues necesito escuchar el palpitar de sus esencias, porque esta semana no será igual a la anterior, a la que Yo viví con ustedes en el año anterior.
Los tiempos cambiaron mucho, Mis compañeros, y pocos perciben los cambios que han surgido en la humanidad. Por eso hoy les muestro Mi Corazón, el que derrama Sangre y Agua perpetuamente.
Mi Corazón está lleno de Misericordia para todos, pero muy pocos han venido a beber de esta Fuente de Gracias por temor al pecado, al error o a la equivocación. Queridos compañeros, Mi Misericordia no ve esas cosas sino el espíritu de su perseverancia.
En el principio de este encuentro, Yo les envié un mensaje de paz desde las esferas superiores de la consciencia, para que ustedes se pudieran unir a esos principios creadores.
Pero hoy también quiero decirles, Mis compañeros, que vuestro Padre, el arcángel Miguel, acompañándome en presencia y omnipresencia, espera descender sobre este suelo sagrado de Aurora, a través de la manifestación de la sagrada ermita. Ya pasó mucho tiempo del pedido que Yo les hice, Mis amigos. Muchas almas esperan en los mundos invisibles poder pasar por este portal. Y eso será posible a través de su colaboración.
Ustedes sabrán, Mis amigos, que el Cielo tiene muchas necesidades sobre esta humanidad. Y así como los Mensajeros Divinos pedimos muchas cosas, también la humanidad nos pide muchas cosas.
La Gracia es recíproca. Por eso, compañeros Míos, pongamos manos a la obra, pues el arcángel Miguel espera descender y traer Su Gloria a este lugar. Gloria que será irradiada para el mundo, principalmente para aquellos corazones que deben ser exorcizados.
Sigan orando por esta causa santa. El Padre Creador se los agradecerá. Sigan invocando Su Santo Nombre en sus corazones, porque así también estarán llamando por Mi Gracia Universal.
El arcángel Miguel y Yo somos uno solo. Él fue el gran Mensajero de Dios para aquellos tiempos pasados, en donde Él Me ayudó a cargar con la Cruz de esta humanidad.
Pero Él viene ahora en su auxilio, luminoso y alado, para traer Su liberación a la humanidad, lo que las almas esperan hace mucho tiempo.
En esta Sagrada Semana, compañeros, deseo que puedan revivir Mi Pasión, así como lo hicieron en el año anterior. Pero en este tiempo, en esta Sagrada Semana, sus corazones ya deberán estar maduros pues necesito, en este ciclo, recoger todos los talentos que Yo deposité en ustedes, pues la emergencia planetaria es muy grande y las almas piden por auxilio y por liberación y será a través de sus corazones, de sus instrumentos internos, que son las almas alabando a Dios, donde Yo podré realizar Mis obras y llegar a los lugares inhóspitos, en donde ni siquiera existe la luz ni el amor.
Repitan para Mi Corazón glorificado sus súplicas e intenciones internas, pues Mi Corazón está abierto para acoger sus pedidos. Porque durante esta Semana Sagrada, Yo iré trabajando con cada uno de ustedes. Intentaré mostrarles las señales que Yo necesito que vean, para que sus espíritus y consciencias puedan madurar.
Me alegra profundamente volver a encontrarlos, porque esta Semana Sagrada es especial para el mundo, principalmente para aquellos que no reciben nada. Por eso, Yo estoy convocando a todos los servidores, para que se arriesguen a venir hasta aquí y compartir Conmigo la emanación del Amor de Mi Corazón que es necesaria para el mundo y para grandes partes de esta humanidad que ya no aguantan más, que necesitan de Mi Misericordia a través de sus espíritus mediadores.
Yo les traigo la convocatoria final para que sean, ahora y siempre, Mis apóstoles. Vivan Mi mensaje en la práctica y en la vida, vivan Mis enseñanzas por encima de todo, pues ya están preparados, Mis compañeros, así como Yo preparo a muchos espíritus a lo largo y ancho del mundo, que siempre Me sienten en sus corazones y responden a Mis comandos celestiales, sirviendo a las almas más necesitadas y carentes, escuchando a los corazones más pobres y moribundos. Y principalmente llevando la Luz y Mi Amor.
Quédense quietos, pues Mi energía está trabajando en ustedes.
Esta es una de las últimas Gracias que Yo derramo sobre el mundo, antes de Mi Retorno a la Tierra. Por eso, guarden cada código de Luz que Yo deposito en ustedes.
Recuerden las palabras que Yo les dicté al principio de este encuentro.
Vivan Mi Mensaje, vivan Mi Mensaje y sean Mi Mensaje para todos.
Sientan Mi Corazón, que se aproxima a sus espíritus.
Sientan el regocijo de Mi Amor.
Entren en Mi Regazo de Luz, porque allí siempre todo estará bien.
Olviden lo que sucedió. Vivan el eterno presente Conmigo, así recibirán lo que el Cielo quiere derramar a través de Mi Corazón.
Solo los necesito cerca de Mí, para que puedan sentir Mi Esperanza y Mi Aliento.
Yo vengo aquí por todos, principalmente por aquellos que ya no están aquí, los cuales espero, en la paciencia infinita, que algún día retornen a Mis Brazos, a pesar de los caminos que escogieron para sus vidas.
Yo convoco a todas las ovejas a formar parte de este gran rebaño de luz universal, de estos núcleos de luz profundos que vive su consciencia interna, pues es hora de despertar. Su consciencia profunda los está llamando para que realmente vivan lo que han venido a vivir en nombre del Señor. El mundo lo necesita y muchas almas también lo esperan.
El Plan se cumplirá también a través de todos los servidores. Todo está unido a un mismo hilo de luz, desde la Tierra hacia el Universo, más allá de este Universo material.
Convoquen siempre a vuestro Padre Eterno. Él será la fuerza que los moverá, que los transformará y los purificará.
Mi Corazón será su refugio. Por eso, llegó la hora de estar preparados y de no perder el tiempo en las cosas superficiales.
Reafirmen su voto de compromiso Conmigo, pues Yo espero todos los días, dentro del gran silencio universal en el cual Yo vivo, que cada alma de esta Tierra pueda escuchar Mi último llamado, pues estoy cumpliendo la promesa de retornar, primero desde el espíritu, para después manifestarme en Gloria para toda la humanidad.
Pero Yo necesito de testigos fieles, que puedan dar el ejemplo de lo que han vivido y que también Me puedan esperar cuando se aproxime la gran hora hacia la humanidad. Ese será el momento, compañeros, de que todo estará cumplido, así como fue escrito en el principio.
Ustedes son parte de una historia universal que está siendo escrita en los libros del Creador. Ustedes deben ser las plumas en la manos de Dios, para que Él pueda escribir Su Voluntad a través de sus vidas.
Los invito, compañeros, a la consagración de los elementos sagrados, que serán para ustedes el Cuerpo y la Sangre de su amado Redentor.
De la tierra surge el trigo, producto del trabajo de los hombres. De este trigo nace la harina para que surja el pan de vida para la humanidad. A través de este ejemplo, compañeros, los invito a recordar sus orígenes, pues deberán volver al principio de todo. Así como surgieron del Todo pronto volverán al Todo, porque allí se fundirán con la Esencia de Dios.
En aquel tiempo, cuando Yo estuve con ustedes, presente, celebrando Mi última cena, este mismo pan que está frente a Mí, estuvo sobre la mesa, siendo ofrecido al Creador como el Cuerpo glorificado de Cristo, aquél que sería mutilado, martirizado, flagelado y herido para la liberación de los pecados de las almas.
Que este Cuerpo santificado represente para sus memorias y principalmente para sus células, la búsqueda constante de la unión con Mi Espíritu, con Mi Divinidad y con Mi Glorificación.
Reciban en esta hora los Rayos de Mi Luz.
La uva también es producto de la tierra y del trabajo de los hombres. Pero a través de este ejemplo, Yo les doy a beber de la renovación, de la transfiguración, de la transustanciación de las partículas impuras que forman parte de esta consciencia planetaria.
En aquel tiempo, cuando Yo Me encontraba sentado a la mesa con los Míos y con muchos de ustedes, como almas en gloria y en alabanza, Yo les dí de beber a todos del código perfecto de Mi Sangre, donde no existe ninguna impureza, sino la máxima expresión del Amor que fue derramada por Mí durante la flagelación, el calvario y la cruz.
Reciban en esta tarde, los Rayos de Mi infinita Misericordia y recuerden beber de esta Sangre, con reverencia y amor, pues ella siempre los renovará, los transmutará y los liberará, siempre y cuando recuerden que Yo estoy presente en todo los creado.
Recemos como en el Monte de la Bienaventuranzas.
Oración: Padrenuestro en arameo.
Y a través del agua que lavará sus pies, se encuentra el símbolo de la purificación, en donde las heridas, los pecados y los errores son lavados por la castidad que representa el agua misma.
Cuando reciban esa bendición, recuerden que estarán siendo liberados de las amarras. Porque el agua guarda el código de la pureza original, de lo que existió en el principio en el Génesis, lo que santifica a las almas, las purifica y también las renueva, bajo el Espíritu Santo de Dios.
Tráiganme aquí el agua.
Oración:
¡Oh! Sangre de Cristo derramada sobre el mundo
purifica nuestra alma, alivia nuestro corazón
Ten piedad de nosotros, Señor
(se repite tres veces)
Amén
Las mujeres de Betania, prepararon los pozos de luz para que los códigos de Dios fueran derramados y los enfermos pudieran ser curados por el bautismo que Yo impartí después de Juan, Mi amado hermano.
Recuerden los pozos de Betania y de Samaria. Allí, cuando Yo pasé, dejé un principio fundamental para el mundo: la renovación del Sacramento del Bautismo y de la Fe para todas las almas que tenían fe en el Hijo de Dios, a pesar de no conocerlo, ni saber en verdad quién era o de dónde venía. La fe cura a las almas y les trae la esperanza para poder proseguir adelante.
Por eso, en esta tarde de Misericordia, bendigo este sacramento, esta agua casta y pura, para que sirva de cura para las almas y de liberación de los pecados del mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A pedido de Nuestro Señor escucharemos el Padrenuestro en latín.
Para aquellos que puedan, arrodillarse, para recibir la bendición de Nuestro Señor en este primer día.
Canción: Paternoster
Bajo la bendición de las esferas celestiales, recuerden que en este día y por los días que vendrán, los estaré congregando en el Espíritu de Mi Amor, para que sean motivados a seguir adelante. Y a pesar de las consecuencias, vean la Luz de Mi Presencia en el horizonte, la cual siempre estará presente en sus internos.
Envío Mi abrazo de luz a Madre María Shimani y a la Hermana Lucía, pues en esta Sagrada Semana estarán presentes en Mi Corazón.
¡Les agradezco por estar hoy Conmigo!
Creen puentes de luz durante estos días, así Yo podré ayudarlos y entregarles la esencia de Mi Amor.
Vayan en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más