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Yo vengo al mundo a traerles la paz a las naciones, el fin de las guerras en las familias, en los hogares y en los corazones, y en todos los pueblos que sufren el gran castigo del fin de los tiempos.
Yo vengo a instaurar la devoción a Mi Inmaculado Corazón en toda América y, hoy, después de haber estado en Medjugorje celebrando con toda la humanidad Mi aniversario mundial, en esta noche de Gracias, vengo a su encuentro a derramar nuevamente Mi Luz sobre el mundo.
Dios quiere de sus corazones lo mejor y lo bueno; por eso, los invito, queridos hijos, a vivir el camino de la caridad y también el camino de la oración del corazón.
Si viven estas cosas, tan simples pero importantes, sus deudas se disolverán de la cuenta de Dios y sus hogares se abrirán para recibir Mis Gracias especiales, aquellas que Yo deseo instituir en sus corazones y almas.
Como Reina de la Paz, los reúno a todos en Mi Cenáculo Sagrado, porque a través de Mi Corazón Inmaculado, queridos hijos, hoy están celebrando Conmigo la Comunión con Mi Hijo.
Dios Me ha permitido de forma especial, hijos Míos, traer la Sagrada Custodia Universal, el Gran Cuerpo Glorificado de Cristo, la Preciosa Sangre del Señor Jesús Cristo que debe ser contemplado en este tiempo definitivo.
Con alegría, vayan a sus parroquias y adoren al Señor. Él espera, hace tanto tiempo, escucharlos con detenimiento, escuchar sus oraciones y sus problemas. Dios desea, a través de los Sagrados Corazones, que la humanidad se pueda salvar nuevamente y la Señora de la Paz, la Reina Universal, quiere evitar la Ley de Dios sobre el mundo, para que la humanidad pueda emerger nuevamente del Corazón de Dios y ella ingrese en el Corazón del Padre a través de una profunda comunión que ustedes deben vivir, queridos hijos, en este tiempo más que nunca, para que el mal se pueda apartar de sus vidas y se pueda establecer en sus familias la misma unidad divina que vivió la Sagrada Familia de Nazaret.
Como Reina de la Paz, hijos Míos, Yo los invito a ingresar a Mi Universo de Paz. Por eso, no será necesario, hijos amados, que Me puedan ver con sus ojos físicos. Yo deseo que puedan sentirme con sus corazones y permanecer en Mi devoción eterna.
Oro por todos ustedes, día y noche. Desde el Reino Celestial envío a Mis Ángeles Custodios para que puedan protegerlos y acompañarlos; pero, en este tiempo tan especial que vive el mundo, Yo necesito que ustedes den el gran sí al Señor, así sus vidas cambiarán prontamente y sus familias se renovarán por la acción amorosa del Espíritu Santo.
Queridos hijos, al igual que en otros tiempos pasados, en los que Yo Me aparecí a otros videntes en el mundo; hoy, les anuncio, hijos amados, que despierten a este Mi último llamado, que sus ojos se puedan abrir a la Luz que viene del Cielo, que sus corazones puedan escuchar Mi Mensaje especial, el Mensaje que Yo tengo para este tiempo actual.
Vivan los Sacramentos, hijos Míos, y si se han olvidado de alguno de ellos, vuelvan a vivirlos prontamente, así estarán unidos al Padre y al Universo Celestial.
Yo deseo, en sus vidas, un camino de conversión, conversión que abrirá la puerta para vivir la redención, pero en este tiempo solo bastará la oración del corazón.
Yo, como su Maestra de la oración, vengo a enseñarles ese camino tan simple y sincero, el mismo que Yo aprendí cuando estuve con ustedes en el mundo. Aun llevando a Jesús en Mis brazos no dejaba de contemplar la grandeza del Señor. Así, podrán entender, queridos hijos, que en sus quehaceres diarios pueden contemplar al Señor. Dios contempla, con grandeza y amor, cuando Sus hijos se esfuerzan sinceramente.
Que sus corazones sean espejos de oración, que sean luceros para este mundo que está a oscuras. Esto es posible, queridos hijos; si ustedes lo hicieran así, no se reconocerán en poco tiempo, porque en sus rostros brillará la Luz de Mi Hijo y en sus corazones palpitará el Amor de Cristo.
Recen por todos los sacerdotes, por toda la vida religiosa universal. Yo vengo a instituir, en este fin de tiempo, un gran pedido que Me ha hecho Mi Hijo Jesús: unir a través del corazón y de la oración a todos los pueblos que están dispersos en el mundo. Si eso sucediera así, a través de su permiso y su acción amorosa, nuevas Leyes de Misericordia descenderán sobre el mundo y ya no será necesario que sufran más, queridos hijos.
Yo vengo a su encuentro como Mediadora Universal. Deseo desde hace tanto tiempo que puedan vivir en Mi Corazón; pero verdaderamente les digo, queridos hijos, que muchos de ustedes se han olvidado de Mi llamado.
Por eso, a través del Amor Materno que imparto a todos los corazones, Yo vengo a recordarles, queridos hijos, este importante llamado de buscar la paz del corazón. Así, se ayudarán a ustedes mismos y esa Gracia especial que viene desde el Cielo se expandirá por sus familias y amigos.
Ustedes saben, queridos hijos, que muchos de Mis hijos están sufriendo, en este tiempo, problemas espirituales que se agravan en las almas, enfermedades que aparecen en los cuerpos de Mis hijos, que parecen incurables.
Busquen el camino de la oración, así encontrarán el camino de la cura. El Don de la Ciencia del Espíritu Santo les mostrará el camino para vivir su redención y, de esa forma, Mis amados niños, liberarán sus corazones de todos los males que viven.
Hoy, les pido, queridos hijos, que no abran las puertas al mal. El Cielo los convoca para algo especial, el Infinito Dios viene a su encuentro a través de Mi Corazón Inmaculado.
Yo Soy la misma de Nazaret, queridos hijos, la misma que apareció a lo largo de los siglos.
Mediten en este acontecimiento especial que viven hoy. Hagan lectura de los acontecimientos y así, en el silencio del corazón, en la profunda oración del corazón y en la fe permanente, comprenderán todo lo que hoy les digo y entenderán porqué Yo vengo nuevamente al mundo. Es una gran necesidad del Padre, en Su Majestuosa Voluntad, que todos Sus hijos se vuelvan hacia Su Corazón.
Miren con los ojos abiertos el horizonte que está despertando, la luz del amanecer que está emergiendo. Yo Soy el Sol que los alumbra en la oscuridad, Soy su Estrella Guía.
Aférrense a Mis manos, queridos hijos, así Yo podré envolverlos con Mi Manto Sagrado y así, como Yo lo hice en Guadalupe, uniré a todos los pueblos como uno solo, disolveré el mal de los corazones, porque resurgirá la fe verdadera en todos los hijos que han creído en Mi Palabra.
En esta noche de Gracias, no los dejaré de bendecir. Vengo a derramar Mi Gracia Maternal sobre ustedes, a colocar Mis manos sobre sus cabezas, implorándole a Mi Hijo por Su Misericordia; de esta forma, sus familias, queridos hijos, serán premiadas por Mi Luz Maternal y se volverán a unir en el amor.
No se olviden de buscar el amor del corazón, así se librarán de vivir los sentimientos humanos. Dios decía que, a través de su fe, todos sus hermanos, sus familias, sus amigos y conocidos se volverán a unir; y esto será posible cuando vivan una vida de oración permanente, entonces a sus casas llegarán las necesidades de otros hermanos y podrán envolverlos con el poder de la oración para que la cura se pueda establecer en esos corazones.
Sé que muchos esperaban milagros. El verdadero milagro de Dios, queridos hijos, para este siglo XXI, es que Me haya permitido volver a su encuentro, especialmente en esta parte de América, anunciándome como la Reina del Sol, la Mujer que viste los Rayos Dorados del Padre, la Sabiduría del Padre y Su Misericordia para que sean derramada sobre el mundo.
Yo busco, de sus corazones y almas, la sinceridad verdadera. Mis ojos contemplan todas sus necesidades. Yo deseo que, todos Mis hijos, den el paso hacia el Plan de Dios a través del corazón, de la fe y de la oración en una profunda comunión con Cristo; porque si así lo hicieran, recibirán la Gracia que tanto buscan.
Dios tiene muchas cosas buenas para ustedes. Él ya ha golpeado la puerta de sus hogares, pero en este tiempo envía a Su Mensajera Fiel en nombre de Jesús, Cristo el Redentor, para despertar a aquellos que duermen en este mundo por la fuerza que ha tenido la ilusión de esta humanidad y que, a través de las modernidades, hipnotiza a Mis hijos, haciéndoles perder el camino de la fe.
Por eso, hoy les vengo a anunciar que están a tiempo de retornar a la Casa del Señor.
Les agradezco profundamente, queridos hijos, este preparativo que le han hecho a Mi Corazón.
En esta noche sagrada de fe, Yo vengo a entregarles Mi Amor, la fe que sus corazones necesitan y la cura que necesitan sus almas para poder seguir caminando en los caminos del Señor, en los Planes de Dios y en Su magnífica y amorosa Voluntad.
Yo Me anuncio a ustedes como su Madre, no quiero hacerles ningún mal, sino que sientan el resplandor de Mi Corazón Inmaculado.
Queridos hijos, todo esto es verdadero cuando los corazones se abren a la fe. Los necesito como Mis servidores y apóstoles del nuevo tiempo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora está orando por nosotros y por la ciudad de Sorocaba.
Hoy, les digo, queridos hijos, como lo ha dicho Mi hijo, que los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos, los que cerrarán la puerta para los que se han quedado atrás, y todos estaremos juntos en la promesa del Paraíso, del Reino de Dios.
Vengo también, en esta noche, a bendecirlos, y Me uno al corazón de todos Mis hijos, confirmando su fe ante el Altísimo Señor. Esto es lo más importante, queridos hijos, que la llama de su fe nunca se apague. Por eso, hoy les pido, que los hijos que están sentados en la última fila de este salón se aproximen para la bendición en este altar, y todos aquellos que lo sientan lo pueden hacer. Pero llamo de forma especial, a este altar más cercano, a los nuevos Hijos de María, que nuevamente son el ejemplo de la conversión y del Amor de Dios manifestado por el poder de la fe y de la oración.
Cantemos.
Canción: “Nuestra Señora”.
Cuando el alma canta se une a Dios instantáneamente y el Universo Celestial se manifiesta en Su corazón, creando la perfecta unidad entre las criaturas y Dios. En las cosas más simples y humildes se encuentra la verdadera llave que los llevará a la salvación.
Mis muy amados hijos, por la autoridad que Dios Me ha dado y bajo la protección y el amparo del Arcángel Rafael, de todos los ángeles del Cielo que glorifican perpetuamente al Señor, por el poder de Mi Inmaculado Corazón y por la fuerza imperiosa de la Misericordia de Cristo, Yo los bendigo en esta noche celestial, derramando lo más puro de Mi Corazón sobre sus corazones; y espero encontrarlos, prontamente en el Cielo, después de haber vivido sobre esta Tierra la gran experiencia de amor y de perdón.
Únanse, en este tiempo. Mi Corazón Inmaculado los ayudará siempre que Me abran la puerta del corazón, que es el camino directo a Dios, la bendición eterna de Nuestro Padre y del Amor predilecto del Señor por todo lo que Él creó desde el principio.
Yo Soy la Madre del Principio y del Fin, Soy Quien los esperará con alegría y con amor para abrazarlos fuertemente, para que reposen sus cabezas en Mi Corazón y así, que con sus oídos internos puedan sentir el palpitar de Mi Corazón Inmaculado que es el único motivo de su alegría en esta vida.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Recen el Rosario todos los días, la paz se necesita en este mundo y el fin de la guerra espiritual también. Así, la Misericordia del Señor descenderá y en el corazón del universo seremos Uno solo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Gracias hijitos, por responder a Mi llamado!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de nuestra Madre Santísima, para cerrar este encuentro con Su Corazón Inmaculado, vamos a escuchar y vamos a cantar el “Himno de Medjugorje”.
Madre María Shimani de Montserrat:
Y para cerrar, vamos a cantar todos juntos “María de Nazaret”.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más